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Biografía de Santa María Virgen Muchos de los elementos históricos de la vida terrenal de María, algunos plenamente asumidos por la comunidad creyente, lo proporcionan documentos extrabíblicos a los que es imprescindible acudir. Una de las fuentes en las que se han basado generaciones enteras para conocer la vida de María, sobre todo antes de la Anunciación, han sido los evangelios apócrifos, en especial el llamado protoevangelio de Santiago, escrito al parecer entre los siglos II al IV en lengua griega y conocido también como “Libro de Santiago” consta de 25 capítulos en los cuales se narra el nacimiento y vida de María hasta la edad de dieciséis años para contar posteriormente el nacimiento de Jesús y la matanza de los Inocentes. Todo el objetivo del libro de Santiago no es otro que el de exaltar la figura de María y su virginidad. Detalles tan asumidos hoy día como el nombre de los padres de la Virgen, la Presentación de la Virgen al templo, el nacimiento de Jesús en una cueva y apoyado en un pesebre, la vejez y viudez de san José, las ofrendas de los Magos o la vara florecida de José son elementos que proceden de estos libros apócrifos. Hemos de aclarar al lector que el término “apócrifo” no es sinónimo de falso ni de herético sino simplemente que son escritos que la Iglesia no reconoce como verdad revelada, lo cual no excluye que en todo o en parte puedan narrar hechos ciertos. Debemos recordar que es hasta el siglo IV que quedan fijados en veintisiete el número de libros que componen el Nuevo Testamento. Así pues, algunas de las cosas que sabemos de María a través de estos escritos se pueden considerar dentro del campo de las leyendas y tradiciones y otras no. De hecho la Iglesia nunca los ha aceptado como escritos canónicos y se sigue debatiendo en términos teológicos y bíblicos si su uso como fuente de información es fiable. No obstante, lo que sí conocemos son los usos y costumbres de la época y datos evangélicos sobre los cuales vamos a construir, su biografía,

Vida de la virgen maria

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Biografa de Santa Mara Virgen Muchos de los elementos histricos de la vida terrenal de Mara, algunos plenamente asumidos por la comunidad creyente, lo proporcionan documentos extrabblicos a los que es imprescindible acudir. Una de las fuentes en las que se han basado generaciones enteras para conocer la vida de Mara, sobre todo antes de la Anunciacin, han sido los evangelios apcrifos, en especial el llamado protoevangelio de Santiago, escrito al parecer entre los siglos II al IV en lengua griega y conocido tambin como Libro de Santiago consta de 25 captulos en los cuales se narra el nacimiento y vida de Mara hasta la edad de diecisis aos para contar posteriormente el nacimiento de Jess y la matanza de los Inocentes. Todo el objetivo del libro de Santiago no es otro que el de exaltar la figura de Mara y su virginidad. Detalles tan asumidos hoy da como el nombre de los padres de la Virgen, la Presentacin de la Virgen al templo, el nacimiento de Jess en una cueva y apoyado en un pesebre, la vejez y viudez de san Jos, las ofrendas de los Magos o la vara florecida de Jos son elementos que proceden de estos libros apcrifos. Hemos de aclarar al lector que el trmino apcrifo no es sinnimo de falso ni de hertico sino simplemente que son escritos que la Iglesia no reconoce como verdad revelada, lo cual no excluye que en todo o en parte puedan narrar hechos ciertos. Debemos recordar que es hasta el siglo IV que quedan fijados en veintisiete el nmero de libros que componen el Nuevo Testamento. As pues, algunas de las cosas que sabemos de Mara a travs de estos escritos se pueden considerar dentro del campo de las leyendas y tradiciones y otras no. De hecho la Iglesia nunca los ha aceptado como escritos cannicos y se sigue debatiendo en trminos teolgicos y bblicos si su uso como fuente de informacin es fiable. No obstante, lo que s conocemos son los usos y costumbres de la poca y datos evanglicos sobre los cuales vamos a construir, su biografa, especificando los datos reales de los supuestos. Los Evangelios nicamente narran la genealoga de Jos, no la de Mara (Mt 1, 1-17) lo cual es acorde con la tradicin juda en la cual el papel de la mujer en la sociedad era muy secundario. Los padres de Mara se llamaban al parecer Joaqun y Ana y posiblemente vivan en Nazaret. Una tradicin nos habla de que Joaqun naci en una aldea de Galilea llamada Sforis. Los apcrifos coinciden en sealar que Joaqun era hombre de la tribu de Jud, y que tras muchos aos de casado no tena descendencia, lo cual era considerado oprobioso en la poca, por considerarlo como no bendecido por el Seor al no haber dado vstagos a la casa de Israel. Tras retirarse en soledad al desierto y pedirlo insistentemente, un ngel del Seor le anuncia su paternidad y Ana, su esposa, da a luz a una nia a la que llamaran Mariam y que nacera en Jerusaln. Sobre la infancia de Mara nada sabemos, aunque los apcrifos coinciden en que a la edad de tres aos fue presentada y entregada al servicio del Templo, al que sirvi hasta los doce aos lo cual no implica que necesariamente viviera en el Templo ya que tambin pudo vivir con sus padres en Jerusaln o en Nazaret. Entre los parientes de la Virgen, aunque no se citen con precisin, podemos citar a Isabel, que sera su prima y madre de Juan el Bautista y a la que la Virgen visita

viviendo con ella al menos tres meses en la aldea de AinKarin que era el domicilio de Isabel. El evangelista Lucas nos lo narra con cierto detalle (Lc 1, 39-56). El Magnificat, esplndido canto mariano entonado por la Virgen en esta ocasin, constituye un magnfico regalo de la Virgen a las generaciones posteriores. Por otra parte el evangelista Marcos nos habla de otros parientes, hermanos de Jess.Los desposorios con Jos Est cercana la plenitud de los tiempos. La predestinada para ser Madre de Dios an no lo sabe. Ha crecido y se ha hecho mujer. Pero la Trinidad Santa le prepara un matrimonio santo que custodiar su virginidad. El Hijo de Dios hecho hombre, Mesas de Israel y Redentor del mundo, ha de nacer y crecer en el seno de una familia.Es muy probable todos los indicios apuntan en esa direccin que, por aquellas fechas, los padres de la Virgen ya habran fallecido. Mara deba de vivir en casa de algn pariente, que se habra hecho cargo de Ella cuando qued hurfana. Al aproximarse la edad en que las doncellas de Israel solan contraer matrimonio, en torno a los quince aos, el jefe de aquella familia, como representante del padre de Myriam, tuvo que ocuparse de esa cuestin. Y se concert el matrimonio de Mara con Jos, el artesano de Nazaret.Pocas noticias nos dan los Evangelios sobre el esposo de Mara. Sabemos que tambin l perteneca a la casa de David, y que era un varn justo (Mt 1, 19), es decir, un hombre que como afirma la Escritura se complace en la Ley del Seor, y noche y da medita en su Ley (Sal 1, 2). La liturgia le aplica unas palabras inspiradas: el justo florecer como palmera, crecer como cedro del Lbano (Sal 91 [92] 13).El evangelio de San Lucas narra que cuando el Arcngel Gabriel le anuncia, de parte de Dios, la concepcin de un hijo, Mara responde: Cmo se har esto? Porque no conozco varn (Lc 1, 34). Esta respuesta, cuando ya era la prometida de Jos de Nazaret, muestra que Mara tena la firme determinacin de permanecer virgen. No hay motivos humanos que justifiquen esa decisin, ms bien rara en aquella poca. Toda joven israelita, y ms si perteneca a la descendencia de David, abrigaba en su corazn la ilusin de contarse entre los ascendientes del Mesas. La Tradicin de la Iglesia explica esa firme determinacin como fruto de una inspiracin especialsima del Espritu Santo, que estaba preparando a la que iba a ser Madre de Dios. Ese mismo Espritu le hizo encontrar al varn que sera su virginal esposo.

No sabemos cmo se encontraron Mara y Jos. Si la Virgen, como es probable, habitaba ya en Nazaret una pequea aldea de Galilea se conoceran desde tiempo atrs. En cualquier caso

es lgico pensar que antes de celebrarse los desposorios Mara comunic a Jos su propsito de virginidad. Y Jos, preparado por el Espritu Santo, descubrira en esa revelacin una voz del cielo: muy probablemente tambin l se haba sentido impulsado interiormente a dedicarse en alma y cuerpo al Seor. No es posible imaginar la concordia que se estableci entre esos dos corazones despus de los desposorios, ni la paz interior que rebosaba en sus almas.Todo es muy sobrenatural en esta escena de la vida de Mara y, al mismo tiempo, es todo muy humano. Esa misma sencillez tan propia de las cosas divinas explica las narraciones piadosas que pronto se formaron sobre los desposorios de Mara y Jos; un relato lleno de sucesos maravillosos, que el arte y la literatura han inmortalizado. Segn esas fuentes, cuando Mara lleg a la edad de contraer matrimonio, Dios mostr milagrosamente a los sacerdotes del Templo de Jerusaln y a todo el pueblo quin era el elegido como esposo de Mara.El hecho histrico debi de ser mucho ms sencillo. El lugar de los desposorios pudo muy bien ser Nazaret. Cuando la familia de Mara lleg a un acuerdo con Jos, se celebraran los esponsales, que en la Ley mosaica tenan la misma fuerza que el matrimonio. Pasado algn tiempo, el esposo deba conducir a la novia a su propia casa. En ese lapso de tiempo tuvo lugar la Anunciacin.El episodio de los desposorios con Jos reviste gran importancia en la vida de la Virgen. Jos era de la estirpe real de David y, en virtud de su matrimonio con Mara, conferir al hijo de la Virgen Hijo de Dios el ttulo legal de hijo de David, cumpliendo as las profecas. A Jos, noble de sangre y ms noble an de espritu, la Iglesia aplica el elogio que la Sabidura divina haba hecho de Moiss: fue amado de Dios y de los hombres y su memoria es bendecida (Sir 45, 1).Mara slo sabe que el Seor ha querido desposarla con Jos, un varn justo que la quiere y la protege. Jos slo sabe que el Seor desea que sea custodio de Mara. Israel ignora a esta pareja de recin casados. Jos siempre callado. Mara discreta siempre. Pero Dios se complace y los ngeles se admiran.La anunciacin a nuestra seoraEl dilogo ms importante de la historia tuvo lugar en el interior de una pobre casa de Nazaret. Sus protagonistas son el mismo Dios, que se sirve del ministerio de un Arcngel, y una Virgen llamada Mara, de la casa de David, desposada con un artesano de nombre Jos.Muy probablemente Mara se hallaba recogida en oracin, quiz meditando algn pasaje de la Sagrada Escritura referente a la salvacin prometida por el Seor; as la muestra el arte

cristiano, que se ha inspirado en esta escena para componer las mejores representaciones de la Virgen. O quiz estaba ocupada en los trabajos de la casa y, en este caso, tambin se hallaba metida en oracin: todo en Ella era ocasin y motivo para mantener un dilogo constante con Dios. Dios te salve, oh llena de gracia, el Seor es contigo (Lc 1, 28).Al escuchar estas palabras, Mara se turb y consideraba qu poda significar tal saludo (Lc 1, 29). Se llena de confusin, no tanto por la aparicin del ngel, sino por sus palabras. Y, azorada, se pregunta el porqu de tantas alabanzas. Se turba porque, en su humildad, se siente poca cosa. Buena conocedora de la Escritura, se da cuenta inmediatamente de que el mensajero celestial le est transmitiendo un mensaje inaudito. Quin es Ella para merecer esos elogios? Qu ha hecho en su breve existencia? Ciertamente desea servir a Dios con todo su corazn y toda su alma; pero se ve muy lejos de aquellas hazaas que valieron alabanzas a Dbora, a Judit, a Ester, mujeres muy celebradas en la Biblia. Sin embargo, comprende que la embajada divina es para Ella. Ave, gratia plena!En este primer momento, Gabriel se dirige a Mara dndole un nombre la llena de gracia que explica la profunda turbacin de Nuestra Seora. San Lucas utiliza un verbo que, en lengua griega, indica que la Virgen de Nazaret se hallaba completamente transformada, santificada por la gracia de Dios. Como posteriormente definira la Iglesia, esto haba ocurrido en el primer momento de su concepcin, en consideracin de la misin que haba de cumplir: ser Madre de Dios en su naturaleza humana, permaneciendo al mismo tiempo Virgen.El Arcngel advierte el sobresalto de la Seora y, para tranquilizarla, se dirige a Ella llamndola ahora s por su propio nombre y explicndole las razones de ese saludo excepcional.No temas, Mara, porque has hallado gracia delante de Dios: concebirs en tu seno y dars a luz un hijo, y le pondrs por nombre Jess. Ser grande y ser llamado Hijo del Altsimo; el Seor Dios le dar el trono de David, su padre, reinar eternamente sobre la casa de Jacob y su Reino no tendr fin (Lc 1, 30-33).Mara, que conoce bien las profecas mesinicas y las ha meditado muchas veces, comprende que ser la Madre del Mesas. No hay en su respuesta la ms mnima sombra de duda o de incredulidad: s, desde su ms tierna infancia, slo ansiaba el cumplimiento de la Voluntad divina! Pero desea saber cmo se realizar ese prodigio, pues, inspirada por el Espritu Santo, haba decidido entregarse a Dios en virginidad de corazn, de cuerpo y de mente.San Gabriel le comunica entonces el modo divinsimo en el que maternidad y virginidad se conciliarn en su seno.

El Espritu Santo descender sobre ti, y el poder del Altsimo te cubrir con su sombra; por eso, el que nacer Santo ser llamado Hijo de Dios. Y ah tienes a Isabel, tu pariente, que en su ancianidad ha concebido tambin un hijo, y la que llamaban estril est ya en el sexto mes, porque para Dios no hay nada imposible (Lc 1, 35-37):El ngel calla. Un gran silencio se aduea del cielo y de la tierra, mientras Mara medita en su corazn la respuesta que va a dar al mensajero divino. Todo depende de los labios de esta Virgen: la Encarnacin del Hijo de Dios, la salvacin de la humanidad entera.No se demora Mara. Y, al responder a la invitacin del Cielo, lo hace con toda la energa de su voluntad. No se limita a un genrico dar permiso, sino que pronuncia un s fiat! en el que vuelca toda su alma y todo su corazn, plenamente adherida a la Voluntad de Dios: he aqu la esclava del Seor, hgase en m segn tu palabra (Lc 1, 38).Y el Verbo se hizo carne y habit entre nosotros (Jn 1, 14). Al contemplar una vez ms este misterio de la humildad de Dios y la humildad de la criatura, prorrumpimos en una exclamacin de gratitud que quisiera no terminar nunca: Oh Madre, Madre!: con esa palabra tuya "fiat" nos has hecho hermanos de Dios y herederos de su gloria. Bendita seas! (Camino, n. 512).El nacimiento de JessOctavio Csar Augusto ha dispuesto el censo de los habitantes del orbe romano. La orden alcanza a todos: desde el ms rico al ms pobre. En Palestina, ha de hacerse segn las usanzas judas: cada uno en su ciudad de origen. Como Jos era de la casa y familia de David, subi desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David, llamada Beln, en Judea, para empadronarse con Mara, su esposa, que estaba encinta (Lc 2, 4-5).As, con esta sencillez, el evangelista comienza la narracin del acontecimiento que iba a cambiar la historia de la humanidad. El viaje era largo: unos ciento veinte kilmetros. Cuatro das de camino si todo transcurra normalmente en alguna de las caravanas que de Galilea viajaban hacia el sur. Mara no estaba obligada a realizarlo; era deber del cabeza de familia. Pero cmo dejarla sola, si estaba a punto de dar a luz? Y, sobre todo, cmo no acompaar a Jos hasta la ciudad donde segn las Escrituras haba de nacer el Mesas? Jos y Mara debieron descubrir en aquel extrao capricho del lejano emperador la mano del Altsimo, que les guiaba en todos sus pasos.Era Beln una pequea aldea. Pero, con ocasin del empadronamiento, haba adquirido una animacin desusada. Jos se dirigi con Mara al oficial imperial para pagar el tributo e inscribirse con su mujer en el libro de los sbitos del emperador. Luego, comenz a buscar un

lugar donde pasar la noche. La tradicin nos lo presenta llamando infructuosamente de puerta en puerta. Al fin acude al khan o mesn pblico, donde siempre se puede hallar un hueco. No era ms que un patio cerrado por muros. En el centro, una cisterna provea de agua; en torno a ella se acomodaban las bestias de carga y, adosados a la pared, unos cobertizos para los viajeros, cubiertos de un rudimentario techo. Con frecuencia estaban divididos por tabiques formando compartimentos, donde cada grupo de huspedes gozaba de cierta independencia.No era el lugar oportuno para que la Virgen diera a luz. Nos imaginamos el sufrimiento de Jos, al aproximarse la hora del parto, por no hallar un sitio adecuado. No haba para ellos lugar en el aposento (Lc 2, 7), escribe lacnicamente San Lucas. Alguien, quiz el mismo dueo del khan, debi advertirles que, en las afueras, haba cuevas que se utilizaban para albergar al ganado en las noches fras; quiz podran acomodarse en alguna de ellas, mientras pasaba la aglomeracin y se liberaba algn sitio en la ciudad.La divina Providencia se sirvi de estas circunstancias para mostrar la pobreza y humildad con que el Hijo de Dios haba decidido venir a la tierra. Todo un ejemplo para los que le seguiran a travs de los siglos, como explica San Pablo: conocis la gracia de Nuestro Seor Jesucristo, que, siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para que vosotros seis ricos por su pobreza (2 Cor 8, 9). El Rey de Israel, el Deseado de todas las naciones, el Hijo eterno de Dios, viene al mundo en un lugar propio de animales. Y su Madre se ve obligada a ofrecerle, como primera cuna, un angosto pesebre.Pero el Omnipotente no quiere que pase totalmente inadvertido este acontecimiento singular. Haba unos pastores por aquellos contornos, que dorman al raso y vigilaban por turno el rebao durante la noche (Lc 2, 8). Ellos, los ltimos de la tierra, gentes trashumantes con los rebaos que cuidaban por cuenta de otros, sern los primeros en recibir el anuncio de ese gran portento: el nacimiento del Mesas prometido.De improviso, un ngel del Seor se les present, y la gloria del Seor los rode de luz. Y se llenaron de gran temor. El ngel les dijo: "No temis. Mirad que vengo a anunciaros una gran alegra, que lo ser para todo el pueblo..." (Lc 2, 9-10). Y, tras comunicarles la Buena Nueva, les dio un signo por el que podran reconocerle: encontraris a un nio envuelto en paales y reclinado en un pesebre (Lc 2, 12). Inmediatamente, ante sus ojos asombrados, se materializ una muchedumbre de ngeles que alababa a Dios diciendo: gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres en los que l se complace (Lc 2, 14).Se pusieron en camino. Quiz tomaron unos presentes para obsequiar a la madre y al recin nacido. El homenaje fue para Mara y para Jos la prueba de que Dios velaba sobre su Hijo. Tambin ellos se llenaran de gozo ante el jbilo ingenuo de aquellas gentes y ponderaran en su corazn cmo el Seor se complace en los pobres y humildes.

Cuando acab la fiesta, los pastores tornaron al cuidado de sus rebaos, alabando a Dios por todo lo que haban odo y visto (Lc 2, 20). Al cabo de dos mil aos, tambin a nosotros se nos invita a proclamar las maravillas divinas. Un da santo nos ha amanecido; venid, gentes, y adorad al Seor; porque una luz grande ha bajado hoy a la tierra (Misa tercera de Navidad, aclamacin antes del Evangelio).

Junto a la cruz de Jess Han pasado casi tres aos desde el primer milagro de Jess, en Can de Galilea. El Evangelio apenas nos habla de la Virgen Santsima, en ese lapso de tiempo. Quiz, en algunas ocasiones, formara parte del grupo de mujeres que acompaaban al Seor en sus desplazamientos (cfr. Lc 8, 1- 3). Sin embargo, los evangelistas sealan su presencia fsica slo una vez: cuando, en compaa de otros parientes que acuden a ver a Jess, no pudiendo entrar en la casa donde se alojaba a causa del gento, enviaron a llamarlo. La respuesta del Seor fue elocuente: Quin es mi madre y quines son mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dice: stos son mi madre y mis hermanos: quien hace la Voluntad de Dios, se es mi hermano y mi hermana y mi madre (Mc 3, 33-35). Era el mayor elogio de la Virgen, la criatura que mejor que nadie supo cumplir la Voluntad del Padre celestial.El silencio de los Evangelios hace suponer como expone el Papa Juan Pablo II en una de sus catequesis marianas que la Virgen no acompa ordinariamente a Cristo en sus viajes por Palestina: le segua de lejos, aunque unida espiritualmente a l en todo momento, con una cercana mucho mayor que la de los discpulos y de las santas mujeres. De todas formas, Juan muestra que se hallaba en Jerusaln durante la ltima Pascua del Seor. Quiz fue a la Ciudad Santa en otras fiestas semejantes; pero el evangelista slo ahora lo seala expresamente, y lo hace en el contexto del Sacrificio redentor. Estaban junto a la Cruz de Jess su Madre escribe, y la hermana de su Madre, Mara de Cleofs, y Mara Magdalena (Jn 19, 25). Inmediatamente nos trasmite las palabras que el Seor dirige a la Madre y a l mismo, que tambin se encontraba all; unas palabras de profundo significado.Sera muy reductivo entender estas palabras de Cristo, en el momento supremo de la Redencin, como una simple preocupacin, por as decir, familiar: la del hijo que encarga a alguien el cuidado de su madre. Nos hallamos ante uno de los hechos ms importantes para entender el papel de la Virgen en la obra de la salvacin. Ya en Can, Jess haba dejado claro que la misin materna de Mara en Nazaret, durante los aos de la vida oculta, iba a prolongarse en la nueva familia de la Iglesia. Los recientes estudios mariolgicos ponen de relieve y ha sido recogidos por el Magisterio ordinario de la Iglesia que estamos ante una

"escena de revelacin" tpica del cuarto evangelio, el evangelio de los signos por antonomasia. Jess mira a Mara, se dirige a Ella con el apelativo Mujer, como en Can y, sealando al discpulo amado, dice: Mujer, aqu tienes a tu hijo (Jn 19, 26). Luego, mirando a Juan, aade: aqu tienes a tu Madre (Jn 19, 27).Ni a la Virgen ni a Juan los llama por su nombre. Mara es la nueva Eva que, en unin con el nuevo Adn y subordinada a l, est llamada a prestar su mediacin materna en la obra de la redencin. Y el evangelista se encuentra all en calidad de discpulo fiel, como representante de todos los que haba de creer en Jesucristo hasta el fin de los siglos. Las palabras del Seor palabras de Dios y, por tanto, palabras creadoras como las del principio del mundo realizan lo que significan. Desde ese momento, Mara es constituida Madre de todos los que vendran a la Iglesia: Mater Ecclesi, como la llam Pablo VI al finalizar el Concilio Vaticano II. Sus entraas fructificaron en una nueva maternidad: espiritual, pero verdadera; y dolorosa, porque en aquellos momentos se cumpla a la letra la profeca del anciano Simen: una espada te traspasar el alma (Lc 2, 35).Tambin en el corazn del discpulo se abri paso en ese mismo momento la conciencia de una filiacin verdadera, real que le haca hermano de Jess e hijo de su misma Madre. Por eso aade: y desde aquel momento el discpulo la recibi en su casa (Jn 19, 27); es decir, la introdujo en el espacio de su vida interior, le dio acogida como verdadera Madre entre sus bienes ms preciados. Desde ese instante, y hasta el momento de la Dormicin de la Santsima Virgen, Juan no se separ jams de Ella.Slo despus de la entrega del discpulo a la Madre, y de la Madre al discpulo, poda Jess decir que todo est consumado, como refiere expresamente San Juan. Luego, tras manifestar su sed sed de almas, para que se cumpliese la Escritura, Jess clam con gran voz: consummatumest!, todo est cumplido. E inclinando la cabeza, entreg el espritu (Jn 19, 30).Sepultura de CristoJess haba muerto hacia las tres de la tarde: la hora en la que se sacrificaban los corderos en el Templo para la cena pascual ya inminente. El cuarto evangelio subraya ese simbolismo desde los primeros captulos, cuando delante de un grupo de discpulos pone en boca del Bautista, sealando a Jess, estas palabras: ste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1, 29). Mara segua al pie de la Cruz, con Juan y las santas mujeres. No poda apartarse de ese lugar, con la mirada fija en su Hijo. Le quedaban an varios tragos amargos, antes de poder depositar su cuerpo en el sepulcro.Al ponerse el sol, hacia las seis de la tarde, comenzaba ya el sbado, que aquel ao era muy solemne, pues coincida con la Pascua de los hebreos. No era conveniente que, en una festividad tan grande, los cuerpos de los condenados siguieran pendientes de las cruces. Por eso, un grupo de notables se dirigi a Pilato rogndole que les rompieran las piernas y los retirasen (Jn 19, 31). El Procurador romano envi a unos soldados con ese penoso encargo. Podemos imaginar el sobresalto de Mara cuando vio aparecer en el Calvario a ese pelotn armado de mazas y lanzas. San Juan describe la escena: rompieron las piernas al primero y al otro que haba sido crucificado con l. Pero cuando llegaron a Jess, al verle ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abri el costado con la lanza. Y al instante brot sangre y agua (Jn 19, 32- 34).La lanza atraves el corazn de Jess ya muerto e hiri profundamente el alma de Mara, cumpliendo la profeca de Simen: una espada te traspasar el alma (cfr. Lc 2, 35). San Juan, testigo ocular, vio en este episodio la realizacin de otras profecas; especialmente aquella referente al cordero pascual: no le quebrantaris ni un hueso (Jn 19, 36; cfr. Ex 12, 46). Y tambin otro pasaje de la Escritura dice: "Mirarn al que traspasaron" (Jn 19, 37; cfr. Za 12, 10).El tiempo apremiaba. Jos de Arimatea y Nicodemo, hombres temerosos de Dios y miembros del Sanedrn, discpulos ocultos del Seor, se presentaron ante Pilato pidiendo con audacia que les concediera el cuerpo del Seor. Una vez cerciorado de la muerte, Pilato accedi a su peticin. Y all se present Jos acompaado de un equipo de servidores que llevaban consigo escaleras para bajar el cuerpo de la cruz, vendas y un lienzo grande. Nicodemo fue tambin llevando una mixtura de mirra y loes, de unas cien libras (Jn 19, 39): una cantidad enorme de perfumes, digna de la sepultura de un rey. Tomaron el cuerpo de Jess y lo envolvieron en lienzos, con los aromas, como es costumbre dar sepultura entre los judos (Jn 19, 40).La piedad cristiana se ha detenido en este paso evanglico para contemplar con emocin y recogimiento la imagen de Mara con su Hijo muerto en los brazos. Es la celebrrima escena de La Piedad, inmortalizada en el arte por innumerables pintores y escultores. Quiz fue en este momento, mirando el cuerpo martirizado de Cristo, apenas lavado lo indispensable, cuando la Virgen y las mujeres entonaron sus lamentaciones, como era habitual en los antiguos pueblos del medio oriente y como es frecuente an ahora en muchas latitudes. El Evangelio es parco en detalles; pero en antiguos documentos de la tradicin se encuentra detallada esta escena, poniendo en boca de Mara como hace, por ejemplo, San Efrn, en el siglo IV unas lamentaciones en las que la Virgen expresa su dolor, al tiempo que se adhiere totalmente a la Voluntad divina.Por fin colocaron el cuerpo de Jess en una propiedad de Jos situada a pocos pasos del Calvario. Haba un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo en el que todava no haba sido colocado nadie. Como era la Parasceve de los judos, y el sepulcro estaba cerca, pusieron all a Jess (Jn 19, 41-42). Jos de Arimatea hizo rodar una gran piedra a la puerta del sepulcro y se march (Mt 27, 60). Estaba a punto de comenzar el grande y solemne sbado. Al da siguiente, a pesar de la fiesta, una embajada de los prncipes de los sacerdotes y los fariseos pidi a Pilato

que pusiera una custodia de soldados en ese lugar. Pilato se lo concedi. Ellos se fueron a asegurar el sepulcro sellando la piedra y poniendo la guardia (Mt 27, 66).La fe en Jesucristo, el Mesas e Hijo de Dios, pareca haberse apagado sobre la tierra. Pero brillaba con fuerza en el corazn de su Madre, que no haba olvidado la promesa de su Hijo: al tercer da resucitar (Mt 27, 63).Dormicin y asuncin de la virgenLos ltimos aos de Mara sobre la tierra los que transcurrieron desde Pentecosts a la Asuncin, han permanecido envueltos en una neblina tan espesa que casi no es posible entreverlos con la mirada, y mucho menos penetrarlos. La Escritura calla, y la Tradicin nos hace llegar solamente ecos lejanos e inciertos. Su existencia transcurri callada y laboriosa: como fuente escondida que da aroma a las flores y frescura a los frutos. Hortusconclusus, fonssignatus (Ct 4, 12), le llama la liturgia con palabras de la Sagrada Escritura: huerto cerrado, fuente sellada. Y tambin: manantial de aguas vivas, arroyos que bajan del Lbano (Ibid., 15). Como cuando estaba junto a Jess, pas inadvertida, velando por la Iglesia en sus comienzos.Es cosa clara que vivi, sin duda alguna, junto a San Juan, pues haba sido confiada a sus cuidados filiales. Y San Juan, en los aos que siguieron a Pentecosts, mor habitualmente en Jerusaln; all lo hallamos constantemente al lado de San Pedro. En la poca del viaje de San Pablo, en vsperas del Concilio de Jerusaln, hacia el ao 50 (cfr. Hch, 15, 1-34), el discpulo amado figura entre las columnas de la Iglesia (Gal 2, 9). Si Mara estaba an a su lado, debera rondar los 70 aos, como afirman algunas tradiciones: la edad en que la Sagrada Escritura cifra la madurez de la vida humana (cfr. Sal 89, 10).Pero el puesto de Mara estaba en el Cielo, donde su Hijo la esperaba. Y as, un da que permanece desconocido para nosotros, Jess se la llev consigo a la gloria celestial. Al declarar el dogma de la Asuncin de Mara, en 1950, el Papa Po XII no quiso dirimir si la Virgen muri y resucit enseguida, o si march directamente al cielo sin pasar por el trance de la muerte. Hoy da, como en los primeros siglos de la Iglesia, la mayor parte de los telogos piensan que tambin Ella muri, pero al igual que Cristo su muerte no fue un tributo al pecado era la Inmaculada!, sino para asemejarse ms completamente a Jess. Y as, desde el siglo VI, comenz a celebrarse en Oriente la fiesta de la Dormicin de la Virgen: un modo de expresar que se trat de un trnsito ms parecido al sueo que a la muerte. Dej esta tierra como afirman algunos santos en un transporte de amor.Los escritos de los Padres y escritores sagrados, sobre todo a partir de los siglos IV y V, refieren detalles sobre la Dormicin y la Asuncin de la Virgen basados en algunos relatos que se remontan al siglo II. Segn estas tradiciones, cuando Mara estaba a punto de abandonar este

mundo, todos los Apstoles excepto Santiago el Mayor, que haba sufrido martirio, y Toms, que se hallaba en la India se congregaron en Jerusaln para acompaarla en sus ltimos momentos. Y una tarde serena y blanca cerraron sus ojos y depositaron su cuerpo en un sepulcro. A los pocos das, cuando Toms, llegado con retraso, insisti en ver el cuerpo de la Virgen, encontraron la tumba vaca, mientras se escuchaban cantos celestiales.Al margen de los elementos de verdad contenidos en estas narraciones, lo que es absolutamente cierto es que la Virgen Mara, por un privilegio especial de Dios Omnipotente, no experiment la corrupcin: su cuerpo, glorificado por la Santsima Trinidad, fue unido al alma, y Mara fue asunta al cielo, donde reina viva y gloriosa, junto a Jess, para glorificar a Dios e interceder por nosotros. As lo defini el Papa Po XII como dogma de fe.A pesar del silencio de la Escritura, un pasaje del Apocalipsis deja entrever ese final glorioso de Nuestra Seora. Una gran seal apareci en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas (Ap 12, 1). El Magisterio ve en esta escena, no slo una descripcin del triunfo final de la Iglesia, sino tambin una afirmacin de la victoria de Mara (tipo y figura de la Iglesia) sobre la muerte. Parece como si el discpulo que haba cuidado de la Virgen hasta su marcha al cielo, hubiera querido dejar constancia de una manera delicada y silenciosa de este hecho histrico y salvfico que el pueblo cristiano, inspirado por el Espritu Santo, reconoci y vener desde los primeros siglos.Y nosotros, impulsados por la liturgia en la Misa de la vigilia de esta fiesta, aclamamos a Nuestra Seora con estas palabras: gloriosa dicta sunt de te, Maria, quhodieexaltata es super choros angelorum: bienaventurada eres, Mara, porque hoy fuiste elevada sobre los coros de los ngeles y, juntamente con Cristo, has alcanzado el triunfo eterno.Reina y seora del universoLa coronacin de la Virgen como Reina y Seora del universo es la ltima piedra de los privilegios concedidos a Santa Mara. Era sobrenaturalmente lgico que la Madre de Dios, una vez asunta en cuerpo y alma a la gloria del Cielo, fuera ensalzada por la Santsima Trinidad por encima de los coros de los ngeles y de toda la jerarqua de los santos. Ms que T, slo Dios, exclama el pueblo cristiano.Un salmo de especial relieve mesinico canta la gloria del rey y, unida a l, la gloria de la reina. Eres el ms hermoso de los hijos de Adn, en tus labios se ha derramado la gracia, pues Dios te ha bendecido para siempre (...). Tu trono, oh Dios!, es por siempre, sin fin; cetro de rectitud es el cetro de tu reino (Sal 44 [45] 3-7). Enseguida, el salmista se dirige a la reina. Escucha, hija, y mira, presta tu odo, olvida tu pueblo y la casa de tu padre, y el rey se prendar de tu belleza; l es tu seor, inclnate a l (...). Radiante de gloria, la hija del rey enjoyada de brocados de oro es su vestido, con bordados de colores, es conducida ante el rey. Vrgenes, sus damas,

forman su squito (...), son conducidas en medio de alegra y regocijo; entran en el palacio del rey (Ibid., 11- 16).La liturgia aplica este salmo a Cristo y a Mara en la gloria celestial. Esta interpretacin se funda en algunos textos del Evangelio que se refieren explcitamente a la Virgen. En la Anunciacin, san Gabriel le revela que su Hijo reinar eternamente sobre la casa de Jacob y su reino no tendr fin (Lc 1, 33). Va a ser madre de un hijo que, en el mismo instante de su concepcin como hombre, es Rey y Seor de todas las cosas; Ella, que lo dar a luz, participa de su realeza. Lo mismo afirma santa Isabel, que, iluminada por el Espritu Santo, confiesa en voz alta: De dnde a m tanto bien, que venga la Madre de mi Seor a visitarme? (Lc 1, 43). Tambin san Juan evangelista, en una gran visin del Apocalipsis, describe a una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas (Ap 12, 1). Segn la liturgia y la tradicin de la Iglesia, esa mujer es Mara, vencedora con Cristo sobre el dragn infernal y entronizado como Reina del universo.El pueblo cristiano confes siempre esta suprema gloria de Mara, partcipe de la realeza de Cristo. Como l, la tiene por nacimiento (es la madre del Rey) y por derecho de conquista (es su fiel compaera en la redencin). En sus manos ha puesto el Seor los mritos sobreabundantes que gan con su muerte en la Cruz, para que los distribuya segn la Voluntad de Dios.La realeza de Mara es una verdad consoladora para todos los hombres, especialmente cuando nos sentimos merecedores del castigo divino, como justa pena de los pecados.La Iglesia invita a recurrir a Ella, nuestra Madre y nuestra Reina, en todas nuestras necesidades. Ser Madre de Dios y Madre de los hombres es el fundamento slido de la filial confianza en su intercesin poderosa, que nos conforta y nos impulsa a levantarnos de nuestras cadas.ReferenciasBibliografas: www.opusdei.orghttp://www.devocionvirgenmaria.blogspot.com/https://www.ewtn.com/spanish/Saints/Maria_Madre_de_Dios.htmhttp://santavirgen.blogspot.com/

Preguntas sobre la Santsima Virgen Mara

1. QUIN ES LA VIRGEN MARA?La Virgen Mara es la Doncella escogida por Dios para ser Madre de Nuestro Seor Jesucristo y Madre nuestra.

2. QU SIGNIFICA EL NOMBRE DE MARA?El nombre de Mara, que en hebreo es Mriam, significa Doncella, Seora, Princesa.

3. CMO SE LLAMABAN LOS PADRES DE LA VIRGEN MARA?Se llamaban Joaqun y Ana. Eran de la tribu de Jud y, ms concretamente, de la familia de David.

4. QU DIJO EL ARCANGEL GABRIEL A LA VIRGEN?Le dijo: "Dios te salve, llena de gracia, el Seor es contigo, bendita eres entre las mujeres. No temas, Mara has hallado gracia delante de Dios, y concebirs en tu seno y dars a luz un hijo, a quien pondrs por nombre Jess, etc. Leer San Lucas 1,28, 30-33 y 35.

5. ACEPT LA VIRGEN LAS PALABRAS DEL ARCANGEL?Con toda humildad y sumisin, dio su consentimiento para ser Madre de Dios, dicindole al Arcngel: "He aqu la esclava del Seor, hgase en mi segn tu palabra". San. Lucas 1,38.

6.POR QU SAN JOS Y LA VIRGEN FUERON A BELN?Para obedecer el edicto del emperador Cesar Augusto, que ordenaba a todos sus sbditos que fueran a la ciudad de su estirpe para empadronares.

7. QU SUCEDI AL LLEGAR A BELN?No encontraron lugar para hospedarse y se dirigieron a una cueva que serva de pesebre.

8. Y QU SUCEDI EN LA CUEVA?La Virgen estaba en cinta y como se cumplieron los das del parto, dio a luz milagrosamente a Nuestro Seor Jesucristo, lo envolvi en paales y lo recost en el pesebre.

9. LA VIRGEN TUVO OTROS HIJOS?La Virgen no tuvo otros hijos. Jesucristo es su Hijo nico, que fue concebido por obra del Espritu Santo, sin intervencin de varn.

10. QU HACIA LA VIRGEN EN NAZARET?Trabajaba en el hogar de Nazaret, sirviendo con mucho amor a Jess y San Jos.

13. CUAL FUE LA PRIMERA INTERVENCIN DE LA VIRGEN EN LA VIDA PBLICA DE JESS?Durante las Bodas de Can en Galilea, a la que fueron invitados Jess y su Santsima Madre, junto con los Apstoles.

14. ESTUVO PRESENTE LA VIRGEN EN LA PASIN Y MUERTE DE JESUCRISTO?Si, estuvo junto a la Cruz de Jess, llena de dolor, pero serena.

15. QU NOS ENSEA LA VIRGEN ESTANDO AL PIE DE LA CRUZ?Nos ensea a sufrir con paciencia y fortaleza las penas y aflicciones de esta vida, aceptando con amor los designios de la Divina Providencia.

16. CUALES FUERON LAS PALABRAS QUE JESS DIJO A LA VIRGEN Y A SAN JUAN CUANDO ESTABA CLAVADO EN LA CRUZ?Jess, mirando a la Virgen y a San Juan, dijo a su Madre: "MUJER, AHI TIENES A TU HIJO", despus dirigindose al discpulo amado, dijo: "AHI TIENES A TU MADRE" San Juan 19,26-

17. QU SIGNIFICAN ESTAS PALABRAS?Con ellas Jesucristo quiere que su Madre no se quede sola y la encomienda a San Juan. Por su parte, la Virgen ser, a partir de ese momento, la Madre espiritual de San Juan y de todos los cristianos, pues ese apstol nos representa a todos.18. LA VIRGEN MARIA MURIO?La virgen Mara vivi los ltimos aos en Jerusaln hasta un edad de 70 aos, donde llegada a su avanzada edad subi a los cielos en cuerpo y alma, para estar juntos a su hijo Jess.19. POR QUE SE DICE QUE LA VIRGEN MARIA ES REINA Y SEORA DEL UNIVERSO?La virgen Mara siendo la madre de nuestro seor y salvador Jess, es la mujer mas pura que existe y la que da fiel muestra del amor de una madre a su hijo, siendo elegida por dios para esa gran terea.