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Luz Bundó ríos
¡Gracias, amigos!
Bloque 1. La época de los padrinos
Los abuelos
Los abuelos son como niños
A los cuáles hay que mimar.
Ambos son bastante listos
Y dignos de admirar.
Aún conservan la energía
Para cantar y bailar,
y absorben como esponjas
lo que les quieren explicar.
Saben arropar a alguien
Cuando le oyen llorar.
También conservan memoria
Para sus chistes contar.
Hay algunos que recitan
Con mucha facilidad
Y otros tienen un potencial
Para sus poesías crear.
Estos seres nos miman,
Nos consienten, nos malcrían.
No importa mucho lo que les pida
Ni como se lo pida.
Su solidaridad es buena
Y digna de valorar.
Y por las demás personas
Se saben preocupar.
Amor de padrinos
A todos aquellos que me han ayudado desde que entré en la ONCE, que son bastantes
¿alguien sabe lo que es tener un padrino?
¿Os lo habéis preguntado alguna vez?
Aquí os daré yo unas definiciones
De lo que realmente se ha de hacer.
El padrino es quién te ayuda en el trabajo
Y el que está contigo cuando te va mal.
Es con quien puedes contar de vez en cuando
Para as alláde lo laboral.
El padrino, en ocasiones, te defiende
Cuando ves que nadie confía en ti.
Tú también debes corresponderle un poco
Y si hablan, defenderlo a él también.
El padrino es el amigo de un pez gordo,
Y en eso también te puedes apoyar.
Encontrarás gente algo más importante
Que si él quiere, te presentará.
En otras cosas también puede ayudarte
Para que tu sueño se haga realidad.
Te traerá cosas que nunca has esperado
Y tú, muy agradecido estarás.
Elimina a los padrinos de bautizo,
Que algunas veces est´n y otras no.
Piensa en lo que es ser un buen padrino,
Y todo en tu vida te mejorará.
Mi ruta
Recordando momentos mágicos con Paco Pedrero
Por mi ruta te llevéyo hace unos meses,Cuando en mí había algo de armonía.Cuando estoy triste pienso, a veces,Cuando se repetirá de nuevo día.
Ese día empezó en la ONCE,Comiendo junto con nuestro amigo.Vosotros dos estábais de estrenoY yo, muerta de envidia, dios mío!
Luego íbamos andando por el túnelque daba a la calle germanías.Luego subimos al autobúsY el conductor ya me conocía.
La conversación fue un poco rara,Criticando a Bárcenas y a otros,Y al fin llegamos a nuestra parada,Y el barrio estaba muy silencioso.
Llegamos al club de jubilados,Donde el músico estaba esperando.Tocó mis canciones favoritas,Y tú y yo, al ritmo con nuestras manos.
Al salir de aquel sitio agradableContinuamos por el bar Jardín,Los dueños estaban encantadospero no hice casi nada allí.
Luego fuimos al bar Imperial,Donde un señor me trajo recuerdos.Pude olvidarlos de sopetónPorque estabas tú y estaba el dueño.
En la misma acera estaba el Llépol,Donde conociste a más personas.Algunas que tú ya recordabas
Y pudiste conocer a otras.
Y ya en el rincón de los Lirios,Se acaba la ruta ya por fin.Y yo dije golpeando la mesa:¡basta! ¡Hemos llegado hasta aquí!
Y cuando ibas a coger el taxi,Por última vez viste mi quiosco.Ese quiosco que tanto queríaY me hace perder papeles, casi.
Todo esto iba destinado a ti,Pero lo quitaron, ¡mala suerte!Que dios ponga un freno a los culpablesPero sin que recurra a la muerte.
Solo me queda una parte
En primer lugar, a Paco Pedrero, y en segundo, a mis tíos
Solo me queda una parte De este barco tan bonito.A mis pies la tengo, atada,Y con ella sobrevivo.
Solo voy con mis dos brazosMoviéndome por el marY ya las bestias marinasSe acercan a mí a rabiar.
Ya me muerden poco a pocoEmpezando por la pierna.Por suerte no han tropezadoCon la parte que me queda.
Pero sé que seguirán,Más arriba o más abajo,
Y no sé si pasaráAlguien que pueda evitarlo.
Cuatro piezas tengo yo,Todavía más valiosas,Siempre me las he guardado por si pasa cualquier cosa.
Pero no voy a montarMi nuevo barco con ellas,no sea que un capitánme las quite y no las vea
ahora yo no sé qué hacer,si seguir o irme del mar.Si me salvan, que me salven,Todo eso se ha de pensar.
¿creéis que montando otro barcoTodo esto va acabar?Mejor que esté con mi trozoQue prefiero no soltar..
Ahora tendrás un ribal
Por ti ya he luchado bastante,
Más de lo que te puedas imaginar.
Prefieres creer a los demás
Mucho antes que a mí, y eso está mal.
Dos veces me la has hecho,
Me pides que te olvide enseguida,
Y yo por no hacer esto,
Estoy bastante destruida.
Si crees que he pecado en algo,
Te pediré disculpas más adelante,
Intentaré luchar y luchar
Para ver si consigo olvidarte.
Ahora paso por la transición,
Un nuevo rival viene hacia mí,
Le pido ayuda para olvidartey él me dice que sí.
Me sabe mal por nuestros buenos momentos,
Por las cosas que han sucedido,
Es tan grande el dolor que siento,
Pero la cabeza no la he perdido.
Me gustaría llevarme bien contigo,
facilítame las cosas, por favor,
que un padrenuestro contigo rezaría,
si me llegas a pedir perdón.
Hoy hace cuatro meses ya,
que me hiciste lo mismo que hoy,
pero hay más gente que merece la pena,
y aunque estés tú, de tu ambiente no me voy.
Eso sí, dame un poco de esperanza,
Por si nos reconciliamos de nuevo,
Tiende tu mano hacia arriba, como haces,
Que al menos eso me sirve de consuelo.
Ahora tendrás un ribal,
Y tal vez así me olvide de ti,
Porque te dicen que no abras esa mano,
Que me dice que hay esperanza para mí.
Es una pena que no te dejen hacerlo,
Pero también tú debes defenderte,
Defiende a quien limpió tu imagen,
A quien te protegió y en la paz te hizo creer.
Bloque 2. La época de Quiroga
Mi entrada en el orfeón Fermín Gurbindo de Madrid
Era un miércoles 29 de octubre,Y yo llegaba a casa después de estuciar.Con el canal infantil puesto comíaY por la tarde tranquilamente lo oía.El tiempo corría, se hacía la horaDe irme a la ONCE por primera vez.Fui en autobús, hasta Cibeles,Y con la ayuda de una chica, por fin llegué.Avisaron al director del orfeónDe que yo ya había llegado allí.Me enseñó a ir de la entrada a su clase,Y pasé mi prueba de entonación
Me cogió mis datos para localizarmeY me enseñó también alguna canción.Allí hice mis dos primeros amigos, y con uno de ellos regresé en el metro,De Chueca fuimos hasta Núñez de Balboa,Y allí cogy hasta Estrella había que coger otro metro,Ya que cerca de allí vivía.Eso sí, no sabía ir a casa,Pero una pareja joven me acompañó.Y ese día ya no parecía la misma,Es decir, que yo era un globo de ilusión.Al día siguiente ya brillaba de emoción,Y cuando llegué ya estaban aallí los dosY desde aquel día todo fue positivo,Pero eran pocos los días de negatividad.
El pisito de la ilusión
A mis mejores amigos Arelis Ortiz y Antonio Quiroga
Por una vez mis ángeles
Se acoplan a un pequeño piso.
A mí me nace la ilusión
De luchar con mucho tesón.
El diablo está tranquilo
Y de momento no pasa nada.
Ahora todo cambiar
Y nada va a ser igual.
Paseaba por mi barrio,
Iba al centro comercial,
A mi parada de autobús
Y a un diminuto bar.
En mi casa estaba puesto
Un canal de dibujos animados,
Y la novela de las ocho,
De tres hermanas y tres hermanos.
En mi ambiente de estudio
Voy navegando con viento a favor.
Estoy bien con mis compañeros,
Y donde voy tengo grandes encuentros.
Y ya no digamos en el coro,
Que fue donde os encontré.
Os hice míos en un día,
¡bendito sea el momento aquel!
¿qué será de mí sin vosotros,
Que ya me estábais esperando?
No os olvidaré, amigos,
Nuestra amistad irá aumentando.
El rival
Me has dejado un gran vacío
que ha durado hasta ahora.
Todo el rato pensaba en ti
Porque me sentía sola.
A todas horas escuchaba
Aquellas bonitas canciones
Que a ti me recordaban,
¡Ay, por Dios, Qué mal de amores!
Eras el único que decía
Que tenía un gran potencial,
Me gustaba tocarte la mano
Y tu cara acabada de afeitar.
Me he sentido abandonada,
En medio de tanta desgracia.
Me he alejado de mi casa
Dándole a Dios las gracias.
Al principio quise volver
A cogerte por las riendas,
Con mucha ilusión lo hice
Esperando tu respuesta.
Han pasado cuatro días,
Apareció tu rival.
Poco a poco he ido cediendo,
Y ahora ya no soy igual.
Tu rival ha ido llenando
Ese majestuoso vacío.
Muchas veces te recuerdo,
Pero ya casi te olvido.
Si te viera por Valencia
No sé sí sabría quién eres.
Tal vez tú me lo dirías,
Y yo, sin reconocerte.
No sé si caería de nuevo
En esa trampa de antes.
Si me haces caer tú,
Ya no sería importante.
No lo sé, amigo mío,
Ahora estoy en otra honda.
Ya no sé si ser tu amigo
O pasar a otra cosa.
Las músicas que me marcaban
Ahora le marcan a él,
Y han venido otras nuevas
Que dicen que vas a perder.
Alguna vez he escuchado
otras de años anteriores.
No sé si son tan intensas
Como en aquel entonces.
El primer concierto con el Orfeón Fermín Gurbindo
Era un sábado, día 8 de noviembre,Y la noche anterior estuve enferma,La muerte inesperada de un ser queridoMe hizo comer más de la cuenta.Eso pasó la noche anterior,Pero por la mañana estaba ya buena,Fue un susto que al final desenvocóEn un momento de vómitos y diarrea.Afectada por esto y por otras cosas,Me fui al concierto con los del coro.Había tenido una llamada inesperadaque me puso más triste de lo que estaba.Mis dos mejores amigos ya estaban allí,
Y por ellos fui muy bien recibida,La persona que había muerto el día anteriorPor ellos era bastante conocida.En el autobús que nos llevaba a Aranjuez,Que era el destino del concierto,Mi mejor amigo me calentaba las manosy nos íbamos riendo durante el trayecto.En el concierto, como yo no actuaba,Me senté con la mujer de un compañero,Que por el vestido y la voz parecía militar,pero no puede serlo, ya que es ciego.El concierto en sí estuvo muy bien,Nos aplaudieron por lo bien que lo hicimos.Y sin tomar algo, como de costumbre hacemos,En el mismo autobús nos volvimos.Todos mis amigos dieron el pésame,Porque cada dos años se encontrabanCon el director del orfeón de Valencia,Un coro igual que el de Madrid,Los milagros de las canciones religiosas
Como cada año, los del coro ensayanPara hacer la misa de Santa Lucía,Y la verdad es que estos cantosSon como los de cualquier misa.Pero en mi caso es totalmente diferente, me traen buenos recuerdos,no sé si es por como suena,o porque esconden sentimientos.Después de haberlas escuchado,Muchas cosas me han pasado,
Una noche después del ensayoConocí a la que me invitó a su casa,Que de ropa me había llenado.Por ellas, también, me hiceBastante famosa en pocos días,El Ave Verum, el Kyrie, el Sanctus,El Canticorum Jubilo, entre otras,Que no importa como suenen, si en órgano o a capella,Y por nada las cambiaría.
Y todo el mundo lo adoraba.
En busca de un piano
Era un lunes 8 de diciembre,Día de fiesta y de aburrimiento.En algún sitio tenía que ensayarPorque en cuatro días tenía un concierto.
Sin saldo en el móvil y sin llaves,El autobús 30 fui a coger.
Me bajé en Saez de Baranda,Y el metro allí vino después.
Y ya en Núñez de Balboa,Donde supuestamente tenía que ir,No podían recibirme,Y me tuve que partir.
Me bajé en el metro de Estrella,Que ese día ya me lo conocí.Tomé el autobús de vuelta,Descontenta, como salí.
Quise ir a ver a una amiga,Pero no sabía la dirección,Por el camino encontré a alguienQue fue mi gran salvación.
Lo digo porque esa señora tenía en su casa un piano,Pero no pude ensayar,Y a ver si puedo este año.
Cuando llegué a aquel piso,Mi amiga no estaba en él,Y fui a casa de otra amiga,A contar todo el vaivén.
Lo bueno de todo estoEs que conocí dos cosas:Eran el metro de estrellaY el de Núñez de Balboa,Y un piano, que me esperaPara tocar una polca.
El día de las recompensas
Un jueves día 11 de diciembre,Me fui antes de clase, sin dar explicación.Cogí en el autobús hasta Cibeles,Y esperé en el Ayuntamientode Madrid,Lugar en el que nunca había estado.Esperé diez minutos de cortesía,Y mi amiga no pasó por allí,Y una pareja de turistas italianosMe llevaron andando hasta su domicilio,Pero no sabía el piso donde vivía.Después de llamar a casi todos los timbres,La vecina de al lado me indicó el timbre que era,Y mi amiga al cabo de un rato vino,Me hizo pasar y sentarme en el sillón,Y me puso encima una manta de calor.Comí pan con un queso muy bueno,Y salchichas con huevo frito y patatas,Y ambas nos pusimos a mirar ropaEn aqueellas habitaciones destartaladas.De allí salieron varios vestidos,Una gorra y un abrigo que estrené,Y como siempre me fui a la calle Prim,Y por el camino unas gafas me compré.
El director de mi coro estaba solo,Y yo llevé a mi amiga hasta él.Ella no pasó bien la prueba de canto,Ya que no entendía muy bien aunque sabía,Pero se quedó a escuchar el ensayo.No había oído nunca el Padre Nuestro cantado,Pero aquella fue la primera vez que lo escuché,Cantado por un buen amigo mío,Más las canciones de misa que cantábamos,Que me llevaron hasta donde mi amigaUna semana antes de este día.A mis dos mejores amigos del coroEnseñé mi gorra nueva más mi abrigo,Y luego me fui contenta a casaHabiendo sido bien recompensadaY para mi concierto ya estaba preparada.
El día del pequeño concierto
Era un viernes 12 de diciembre,
Víspera de Santa Lucía, por cierto,
Era un día muy importante
Para tres artistas, y yo estaba entre ellos.
Ese día no me iba el móvil,
Pero tuvo fácil solución.
Y ya desde aquella noche
Se me puso a cien el corazón.
Al mediodía comí tranquila,
Me duché, me arreglé y me vestí
Con un vestido nuevo y una torerita,
Así que de estreno me tocaba ir.
Llegué al destino, como siempre, en autobús,
Y busqué a quien me coordinaba,
No estaba en su despacho habitual,
Pero en el salón de actos sí que estaba.
Me dijo que iba muy guapa,
Y me ayudó a subir al escenario.
Tenía que probar si era adecuado
El sonido de aquel enorme piano.
La gente vino casi a última hora,
Y el primer artista con su guitarra,
Empezó a tocar sus tres canciones,
con esos lindos mensajes que asomaban.
A continuación volví a subir al piano,
Tocando cinco canciones valencianas,
Que gustaron mucho a todos los presentes
Y me aplaudieron halagándome a mansalva.
Luego cantó otro hombre guineano,
Mostrándonos canciones de su país.
Y cuando acabó llegó el furor
De los jóvenes que estábamos allí.
Allí superamos diferente pruebas,
Y al final ganó el equipo de las chicas,
Y después de haber pasado ese buen rato,
Nos dirigimos a la cafetería.
La hermana de uno de mis compañeros,
Me buscó una calle por Internet,
La calle donde al día siguiente,
Me di cuenta de que me equivoqué.
Y volviendo a casa, en el autobús,
Conocí a un vendedor de cupones,
Y compartimos bastantes experiencias
Y hablamos de sentimientos y emociones.
La mejor fiesta de Santa Lucía
Me levanté un 13 de diciembre,
Nerviosa y sin saber qué ponerme,
Miré con calma en mi mochila
Y encontré alguna cosa bonita.
No sabía qué hora era hasta que me lo dijeron,
Y cuando se acercaba la hora esperada, cogí el autobús.
En Puente de Vallecas cogí el metro hasta Antón Martín,
Pero ese día precisamente no había que estar allí.
Al llegar done me tocaba, pensaba que se reirían de mí,
Y no lo hiciero, pero me dijeron algo que no me gustó.
Era mi mejor amigo, que en el órgano estaba,
Y yo llorando de envidia, pensando que no valía nada
Para tocar el piano, como él siempre hacía.
Después de aquella misa, me fui a comer con los del coro,
Recuperé mi presencia de espíritu alegre y regocijado.
Es el único día del año donde como exquisiteces,
Aunque en este año no me puedo quejar de nada,
Que en muchos sitios de buena comida he estado.
Por la tarde me fui a un sitio
Que me traía recuerdos del pasado.
Era mi antiguo colegio
Donde la Secundaria había estudiado.
Allí tres canciones canté,
Muy conocidas por cierto,
Y conocí a mucha gente
Que me dio buenas vibraciones
Y me llenó de ilusiones.
Me fui a casa muy contenta,
Por las cosas que me prometieron,
Aunque todavía no se cumplan,
Yo no pierdo la esperanza
De cumplirlas algún día.
La despedida antes de Navidad
Aquel dieciocho de diciembre llegué a casa,
Con alguna que otra obligación.
La cumplí después de mucho tiempo,
Y ya pude pasar libremente a mi devoción.
Cogí el autobús hasta Saez de Baranda,
Hasta Núñez de balboa cogí el metro, muy contenta,
Independientemente de los recuerdos que me traía,
Y cuando llegué a Chueca, me encontré una sorpresa.
Descubrí que otro señor, ciego total como yo,
Usaba la misma técnica para aprender un sitio nuevo.
Es decir, que en lugar de cogernos del brazo,
dos personas videntes nos iban describiendo
pero nosotros, las íbamos siguiendo.
Al llegar a nuestro destino, con tres amigos me encontré,
Con todos había tenido muy buenas experiencias,
Y uno de ellos, al cual le llamo maestro,
Lo sigo viendo hoy en día con algo para que aprenda.
Más tarde coincidí con mis amigos del coro,
Que teníamos ensayo y había que cantar villancicos,
Me dio pena despedirme de ellos hasta después de Navidad,
Pero doy gracias a Dios que estuvieron conmigo
En el momento de más tristeza que una servidora ha podido tener.
El día de mi cumpleaños
Era un sábado, 10 de enero,
23 años cumplía yo.
Dormí un mo ntón la noche de antes,
Porque llegué tarde a casa el día anterior.
Había tenido mucha suerte
Porque entre los víveres que me dieron en la Iglesia
Habí una botella de cocacola,
Y para desayunar, leche y galletas.
Pensando en quién iba a venir,
Porque una amiga mía no podía asistir,
Una amiga vino con su madre,
Y fue una gran alegría para mí.
Comí arroz con tortas de atún,
Que ya lo había comido otras veces,
Y es un manjar típico de Perú,
Y estaba bueno como otras exquisiteces.
La dueña de la casa, la hija y yo,
Por la tarde preparamos la mesa,
Para que cuando mis amigas vinieran
Se encontraran con una gran sorpresa.
Cuando por fin se presentaron,
Trajeron más cosas todavía.
La dueña me trajo una tarta,
Que comimos todas en paz y armonía,
De ella comió hasta su madre
Y sirvió de desayuno para el siguiente día.
Mis amigas ya se fueron, su madre vino,
Cenamos a pesar de haber merendado,
Y hasta la madrugada pusieron música mexicana,
Y algunas ya las había escuchado.
El efecto dominó
Era un miércoles 14 de enero,Y un virus afectó a toda mi clase.Cada día había alguien que no iba,Menos yo, que pude estar en cama el domingo,Y al día siguiente pude asistir a clase.El Internet no me funcionaba,En la hora del descanso estaba sola,En mi mesa del ordenador me dejé el móvil,pero luego lo pude recuperar.Quise recargar mi abono transporte,Y lo hice en el metro de Artilleros,Allí la máquina se tragó 40 euros,Dejándome con 5 euros en la mano,Y con un ataque de nervios.Gracias al favor que me hicieron,De comprarme dos sencillos para gran Vía,Me fui a ver a aquella amiga mía,La que me asesoró personalmenteY gracias a ella conseguí ir bien vestida.Estaba muy enfadada conmigo,Y yo no sabía muy bien por qué era,y rsultó que tenía una deuda con ella,y yo no se la podía pagar ese día,y las dos nos fuimos a comer fuera.Comimos en un local de jubilados,El cocido madrileño que sobraba,Y costó muy barato ese menú,Y me fui a ensayar con el coro,Contando a mis amigos lo que pasaba.
Un fin de semana de recuerdos
Aquel sábado 17 de enero,
Teníamos concierto de Navidad,
Y yo estaba esperando
Que me vinieran a visitar.
Hasta saez de Baranda me fui,
Y el bono mensual recargué,
Hice trasbordo en Núñez de Balboa,
Y en Chueca fue donde acabé.
En la cafetería de la ONCE
A unos cuántos afiliados conocí,
Y me tomé una cerveza y una tapa
Con dos colegas que estaban allí.
Nos fuimos a hacer un ensayo previo,
E inmediatamente nos tocó cambiarnos,
Y como era mi primer concierto,
Llevaba un uniforme que me tocó estrenarlo.
Cantamos todos nuestros villancicos,
Y a la salida recibí una noticia,
De que mi ex pareja estaba allí,
Y yo no me esperaba tal visita.
Conocimos a un madrileño
Que luego se hizo amigo mío,
Que nos llevó a un restaurante cercano,
Ya que por la noche hacía mucho frío.
Fuimos a dormir a un hotel
Cerca del estadio del Real Madrid,
Un sitio que ya conocía
Y que al día siguiente fui.
Mi ex pareja me regaló
Una colonia y un jersey,
que los pude estrenar aquel invierno
y aún duran como las duracel.
La visita al estadio fue amena,
Muchas fotos salieron de allí,
Fotos que tarde o temprano
Saldrían a relucir.
Fuimos a comer a un restaurante,
Comí pasta por segunda vez,
Cogimos un taxi, nos despedimos,
Y por fin a mi casa llegué.
La gran estrellada
Era un miércoles, 28 de enero,Y ya desde primera hora había descontrol.Yo iba con el móvil desprogramado,Pero haciendo mi rutina, con orden y rigor.Al salir, pregunté la hora a una persona,Y eran las diez menos cuarto de la mañana,
Cogí el autobús que me llevaba al colegio,Toda nerviosa y desesperada.¿Qué excusa invento? –pensé yo,Para no hablar de la desprogramación de móvil.Al final dije que fui a río rosas,A coger dinero que se me había quedadoEn la máquina del metro de Artilleros.El resto del día me fue todo bien,No me peleé prácticamente con nadie,Pero, ¡amigos, qué mal acabó el día,Ahora oiréis lo que sucedió por la tarde!Mi mejor amigo del coro regresó,Después de un resfriado de tres semanas,Yo le saludé y quise pedirle perdón,pero él no me lo quiso aceptar.Tres compañeras me asistieron durante mi crisis de ansiedad,Y una de ellas me dijo Que con él iba a negociar.Una vecina de mi barrio,En el autobús me vio llorando,Me acompañó a mi casaPor miedo a que me pasara algo.Con la canción de “Verano en Venecia”,Me limpié de toda incertidumbre.
Unos días después él vinoA hablarme como de costumbre.
Mi primer día de voluntariado
Era un sábado, 31 de enero,
Y yo estaba sin saber qué hacer,
Y la dueña de mi casa
Supo encontrarme un deber.
Por segunda vez fui a una iglesia,
Muy distinta a la que solía ir.
Allí me sentí más acogida
Que a la primera Iglesia donde fui.
Hicimos una clase bíblica,
Y como en todas, muchas cosas aprendí,
Y luego, el pastor me pidió que le ayudara,
Y enseguida le dije que sí.
Estaba metiendo galletas en bolsas,
Y así me hice voluntaria,
Y una gran merienda como recompensa
Con pastas rellenas de cosas varias.
Después de una hora de misa,
Recogimos la bolsa con alegría,
con la noticia de que era gratis
por haber colaborado ese día.
La mano abierta
Era un miércoles, 4 de febrero,
Y a mi nueva iglesia ten-ia que asisitir.
Por ir con mi dueña la vez anterior,
No sabía cómo ir y me perdí.
Me acompañaron dos mujeres,
Que tenían que entrar a trabajar.
Llamé a mi dueña por teléfono,
Y ella me indicó como llegar.
Al entrar, me ofrecieron un roscón,
Cosa que no era ya normal,
Pero como no había comido nada,
Con rapidez me dispuse a tragar.
Lo que no sabía era que los miércoles,
Solíamos hacer carahoque voluntario.
Allí cantamos lo que queríamos
Y yo elegí una canción de rosario.
Después de coger a bolsa,
Me fui a la ONCE con el furgón de la Iglesia.
Si todo al final salió tan bien,
Es porque había una mano abierta.
Y no fallaron mis presentimientos,
Porque esa mano estaba allí presente.
Después de una buena reconciliación,
Pude acabar mi día con suerte.
El concierto en Pueblonuevo
A una iglesia católica fui con los del coro,
Que estaba situada en Pueblonuevo.
Fue una invitación especial
Organizada por dos compañeros.
Antes de dicho concierto,
Fui a comer con un amigo,
Buscando restaurantes por el centro,
Acabamos en uno de montaditos.
La comida estaba buena allí
Y también tomamos nuestra bebida,
Y al acabar fuimos a tomar
Un chocolate caliente en Gran Vía.
Mi amigo tenía la costumbre
De dar monedas a los indigentes,
Siempre llevaba alguna encima
Y se le paraba mucha gente.
En Gran Vía cogimos el metro
Que hasta Pueblo Nuevo nos llevó,
Y allí esperaba a los del coro
Para ir todos en procesión.
Ensayamos para probar el sonido,
Nos cambiamos para poder actuar,
Y al final todo salió redondo
Y todos contentos nos pudimos marchar.
Cuando al fin llegué a casa,
Unos macarrones me esperaban
Y un inquilino me invitó
A un bocadillo de gambas.
La compra inesperada
Al día siguiente del concierto,
Decidí ir al culto dominical,
Que se hacía en la primera Iglesia
Donde los pies me hicierton pisar.
Estando allí me vinieron recuerdos
De aquellos días en los que fui,
Aquellos hermanos que me conocían
y aquel ángel que estaba junto a mí.
La instrumentación que se usaba,
Piano, bajo, voz y batería,
Para alabar a nuestro Dios,
Todo era mbiente de cercanía.
Después de comer me fui,
Cogí el metro
Y hasta mi casa me fui,
Y al salir del autobús
Un hombre llegó a mí.
Yo me senté en un banco,
A vender joyas por un euro,
Y aquel hombre me llevó
A un bar que estaba a unos metros.
Allí me tomé una cerveza
Y unas patatas para acompañar,
Y al salir cogimos su coche
Para ir al Al Campo a comprar.
Hice una compra grande,
Y todo fue pagado por él,
Y al salir otra cerveza con papas
Y así empezó mi amistad con él.
Después me llevó a casa,
No le dejé subir al piso.
La hija de la dueña me vio
Y subió la compra conmigo.
La salida de senderismo
El último día de febrero
Fui con los de la ONCE a senderismo.
Iba con mi picnic a cuestas
Que me preparó la dueña de mi piso.
Llegué puntual, con el autobús,
Y conocí a gente que no había visto nunca.
El autobús llegó puntual
y emprendimos el viaje a rascafría,
pero a mtad de camino
almorzmos en una cafetería.
Cuando llegamos a nuestro destino,
Me pusieron con un voluntario.
Era un hombre mayor bastante majy por el camino íbamos hablando.
Su mujer también cantba en un coro,
Y cantaba canciones que yo conocía,
Y él y yo las cantábamos
Por aquella senda de Rascafría.
Al cabo de unas horas me senté a comer
Con unos viejos amigos que me encontré.
Nos pusimos a hablar de nuestros menesteres
y volvimos a la carga otra vez.
Jugábamos un poco con la nieve,
Nieve que aún quedaba en las montañas,
Con pláticas, risas y canciones
La ruta no se hizo tan cansada.
Al final volvimos al utobús
Para volver a la ONCE y luego a casa,
Pero nos encontramos la sorpresa de que aquella zona estaba cortada.
Cogí el autobús 20, que estaba lleno,
Y volví a casa para ya ponerme a cenar.
Volví con rozaduras en los pies
Por unas vambas acabadas de estrenar.
El trasero se me quedó más bien cuadrado
Por sentarme en una piedra al comer,
Y la dueña me puso agua oxigenada
Y una crema en el trasero y en los pies.
La actuación de coraluna
Era un sábado, 7 de marzo,
Y el día anterior recibí un aviso,
De que había una actuación en la ONCE
Y quedé pava verla con amigos.
Ese día comí con una vecina,
y me emperifollé antes de salir de casa,
para entrevistar a Coraluna,
que es una cantantante también afiliada.
Llegué a la ONCE y allí estaban
Los amigos con los que había quedado,
Y mis mejores amigos del coro,
Que por esa calle iban andando.
Yo hice que todos se conocieran,
Y nos sentamos unos detrás de otros,
Y yo me sentí más a gusto
Sentándome con los del coro.
ME fascinó la voz de Coraluna,
Pero estaba nerviosa por acercarme a ella,
Y agarrando la mano de cada uno
Pude tranquilizarme de alguna manera.
De los apretones que con mis manos les daba
Ellos no llegaron a quejarse,
No sé si les dejé alguna marca,
Y estuvieron conmigo sin separarse.
La familia de Coraluna me vio
Y todos juntos nos hicimos una foto,
Esperando a que Coraluna terminara
De saludar a unos y a otros.
Al fin pude acercarme a ella,
Y le pude decir de ddónde venía,
Su madre me dio un pañuelo de sea
Y me fui a casa con mucha alegría.
Una iglesia pentecostal
Era un domingo, 15 de marzo,
Y en vez del culto me fui a un concierto,
De mis amigos del coro de Madrid
Y otros artistas que también eran ciegos.
Fui al rastro de Plaza Castilla
A comprar dos vestidos de princesa,
Y uno de ellos me lo puse en un aseo
Para ir al concierto bien bella.
Pero por lo visto el concierto
No era de quién yo me esperaba.
Era de una orquesta de Madrid
Y obras de música clásica tocaban.
Al salir, fui a casa de mi vecina,
A comer para luego ir a su Iglesia,
Una hermandad pentecostal de rumanos,
Donde todo eran personas bastante buenas.
Cantaban canciones en rumano,
Y alguna canción en español para mí,
Y para entender lo que el pastor decía,
Una hermana me tuvo que traducir.
Al salir, el pastor fue detallista,
Y una cantidad de dinaro me dio,
Y fue un día que a pesar de ser desastre
Con algo bueno acabó.
Sigo viendo tu mano abierta
Sigo viendo tu mano abierta
Aunque no me hables por el momento,
No sé bien el por qué de tu enfado,
Pero yo debo seguir viviendo.
Sigo viendo tu mano abierta
en pequeños detalles de la vida,
hablando con el de al lado en el autobús,
y consiguiendo en el metro una propina.
Tu mano no es difícil de ver,
Está presente en todo momento,
Cuando estoy tomando un café
O cuando vendo mis joyas en el metro.
Sigo viendo tu mano abierta
Cuando hay problemas sin solución,
y la llave mágica llega
que lo arregla con tesón.
Esa mano abierta que veo
Es la tuya, y yo lo sé.
Mientras vivas y pueda verte,
Siempre en ella confiaré.
Cuando voy a un sitio nuevo,
Y hasta en mi rutina diaria,
Veo tu mano abierta,
Que siempre me acompaña.
Tenerla siempre a mi lado
Siempre me ha dado esperanza,
Una posibilidad de arreglar
Aquello que tanto te enfadaba.
¿Y ahora te parece tonto?
Todavía recuerdo tus antiguas reacciones,
Yo intentaba evadirme de ellas,
con alguna de mis canciones.
Fue curioso que con una canción,
De tantas veces que la escuché,
Eso nos hizo hacer las paces,
Y una incertidumbre que me quité.
El dúo humorístico
Era un sábado, 11 de abril,
Y en la ONCE actuaban los Silné.
Pero fue un dia de aventuras
Donde me reí más de una vez.
Cuando llegué a Saez de Baranda
Me encontré un vigilante conocido,
Y cuando me llevó a la escalera mecánica
Perdí totalmente el equilibrio.
En Núñez de Balboa me encontré
Un hombre que silbaba una canción,
Y esa canción era de las que yo tenía,
Y me reí porque me llamó la atención.
Al llegar a la Iglesia me encargué
De sos niñas, sobrinas de un hermano,
Con ellas jugué hasta la hora de comer,
y vinieron también los voluntarios.
Como simpre, cantando y haciendo bolsas
Mientras me animaba por cosas tan pequeñas,
Y después de todo el fenón
Tuvimos estudio bíblico y merienda.
Yo me tuve que ir temprano
Porque había concierto después,
Rápidamente dejé las cosas en casa,
Y con el autobús, a tiempo llegué.
Los Silné usaban mucho el amor,
Y todo el mundo se reía con ellos,
Cantándole a la vida diaria
y así en la ONCE los conocieron.
Al salir, me tomé algo en el bar,
Y conocí a vaios afiliados más,
Y me fui a casa con uno de ellos
Que vivía en Moratalaz.
El concierto en Villamanrique del Tajo
Fui a comer e casa de mi vecina,
Donde siempre como cosas rumanas,
Espaguetis con queso había de comida,
Y de postre un par de manzanas.
Fui a hacer la compra semanal,
Y dejé todo distribuido en casa.
Cogí el autobús hacia la ONCE
Y allí empezaba el fregado que me esperaba.
Allí me encontré a todos los del coro,
Y nos distribuimos en el autocar.
Me senté con mi mejor amigo
Y me contaba su vida y mucho más.
Allí ensayamos para probar la acústica,
Nos cambiamos y empezó la actuación,
Y muchos aplausos se oyeron,
Señal que a todo el público gustó.
Fuimos a un bar, de picoteo,
Un aperitivo para ya volver cenados.
En la mesa donde estaba yo sentada
Tuve la suerte de concer a tres paisanos.
Volvimos al punto de origen,
Y tuve que coger el nocturno para ir a casa,
Pero había valido la pena el día,
Y ya me fui directa ala cama.
La misa en Colmenar de Oreja
Mi padre vino a Madrid,
Y yo estaba atemorizada,
Porque si conocía a mi mejor amigo,
Lo juzgaría sin saber de él nada.
Por pensar así, eso sucedió,
En un bar cerca de la ONCE de Madrid,
Estaba tomando algo,
Y cuando entré, lo vimos allí.
Para colmo se equivocaron de autobús,
Y tuvimos que esperar un buen rato.
Yo con un ataque de ansiedad,
Con ganas de poder eliminarlo.
Una vez me subí al autobús,
esperé unos minutos por prudencia,
y me acerqué a mi mejor amigo,
para poder contarle la escena.
Llegamos a Colmenar de Oreja,
Donde tuvimos que hacer una misa.
Aquellas canciones que me traen recuerdos
Y portadoras de inesperadas alegrías.
Al acabar la misa fuimos a comer,
Y como ya estaba tranquila pude tragar.
Saboreé la comida, que estaba buena,
Y ya llegó la hora de plegar.
Y para agrandar este culebrón,
El autobús de vuelta estaba averiado.
Hasta que llegó el autobús de rescate,
Tuvimos que esperarnos otro rato.
Al fin fuimos rescatados y contentos,
Nos subimos y pudimos regresar.
Y después de llegar a la ONCE,
Otra línea de autobús fui a tomar.
Bloque 3. La época de Marco
¡Bienvenido, Marco!
Todavía recuerdo aquel día
En que apareciste por mi casa.
Me dijeron que eras invidente
Y me engañaste con tus mañas.
Hablando mucho nos dimos cuenta
De las cosas que había en común,
De nuestras semejanzas y diferencias,
Y de lo atento que eras tú.
Me ayudaste a salir de un pozo,
Donde Dios no existía para mí,
Donde la fe estaba en los humanos
Y que sin ellos no había nada para mí.
Eres un gran maestro espiritual,
Difundiré siempre que Marco existe,
Que no es un montaje como otros,
Y que de dulzura y bondad vistes.
Nunca te olvidaré, amigo,
Eres buen padre y educador,
De ti aprendí muchas cosas
Y nos veremos en alguna ocasión.
¡Gracias por rescatarme!
Era un domingo 31 de mayo,
y en el salón del rino, mi nuevo Marco me esperaba.
Llevaba dos días tomando cerveza y ligando,
Pero ese día empezaría nueva etapa.
Mi amigo Marco me presentó a sus amigos,
Hasta la hora de empezar la reunión.
Al ser solamente un documental
Había silencio y concentración.
Unas pausas había en dicho audiovisual,
Las alabanzas de Jehová pude oír.
Unas canciones que me empezaron a gustar,
Y mis lágrimas que luchaban por salir.
A la salida vino la mujer de Marco,
Para llevarnos a su casa a comer,
Jugué con el tétrix de su hijo,
Y de esta manera me pude entretener.
Nos sentamos en la mesa y empezamos
A hablar de amigos comunes que nos unían,
Y así yo tuve mucho más tiempo
Para saborear aquella rica comida.
Al terminar me puse a tocar el piano,
Mientras Marco silbaba lo que cantaba.
Con la coordinación que íbamos llevando,
Yo misma iba viendo como progresaba.
Nos sentamos a ver la tele en el salón,
Y llegó mi hora de volver a casa.
Y desde ese día pude entender
Que de mi lucha había sido rescatada.
Precioso para mí
Era un sábado, 13 de junio,
Y yo iba a mi iglesia a comer.
Me trataron mal dos personas, y pese a todo,
Mi camino tenía que recorrer.
Llegué a Saez de Baranda,
Y hasta Núñez de Balboa fui a parar.
Y mi colega del coro, que allí vivía antes,
En la línea 5 me lo llegué a encontrar.
Ese día nos reconciliamos por fin,
Aunque Marco ya estaba en mi corazón,
Pero de mi lucha pude salir
Y vi que Marco me dio una buena lección.
Llegué por fin a la iglesia,
Y a mis amigos conté la situación.
Entonces hice que aquella comida
Fuera mi particular celebración.
Despueés de ayudar con las bolsas,
del estudio bíblico y de merendar,
fuimos a nuestra hora de misa,
y la primera canción me empezó a gustar.
¡Porque tú, eres precioso para mí,
Precioso y bendito señor!
Y yo la cantaba todo el rato,
Y mejor que se me pegaran canciones de Dios.
Aunque pese a todo, no iba a olvidar
Las canciones de los testigos de Jehová,
Que son las que me unen a Marco
Y las cosa malas he podido eliminar.
Me fui a casa contenta y feliz,
Me puse en mi habitación a cenar,
Y mientras comía tranqulamente,
La novela “Mar de amor” pude terminar.
Y no debo olvidarme de Marco,
Que llevábamos días sin poder hablar.
No me cogía el teléfono
Pero ese día con él pude dar.
La primera despedida
Era un jueves, 25 de junio,
Último día con el orfeón de Madrid,
Ya finalizábamos el curso
Y yo ya me tenía que despedir.
Estábamos retocando una canción
Que hablaba sobre un velero solitario,
Una canción que pese a todo me gustaba,
Porque pronto iba a caer en ese estado.
Recuerdo a mi amigo Paco ruano,
Que por su voz era el agente booth,
Que nos trajo unos bombones muy ricos,
Y brindamos por nuestra salud.
al salir del ascensor escuché
una voz familiar que así decía:
“Dale un abrazo a tu amiga, que ya se va”,
Y el abrazo recibido me sorprendía.
¿quién iba a dicir que ese gesto tierno
Me lo iba adar quién menos me esperaba?
El que se negaba a salir de la lucha,
Y el que hace unos días me perdonaba.
El día en la Iglesia
Mis compañeros de curso
Una comida iban a realizar,
Yo no podía pagármela
Y no me quisieron ayudar.
Pensé que no pasaba nada,
Que otras cosas tenía que hacer,
Y fuia una Iglesia conocida
Donde todos me caían bien.
Era una Iglesia evangélica,
Y no iba por allí en tres meses,
A parte de recoger mis víveres,
Iba a despedirme de la gente.
Lo que más abundaba eran
Los colombianos y ecuatorianos,
Dominicanos, bolivianos, peruanos,
Y algún extranjero de más
Que no se sabía de dónde era.
Aunque llegue tarde, llegué a tiempo a la misa,
Pedí que me rezaran
Por la época que se avecina.
Después me dieron mis víveres,
Y la abuela de mi patrona,
Mq iba a acompañar a casa,
Pero se convirtió en una peleona.
A una que intengó ayudarnos,
Le llamaba “la negra” con desprecio,
Y mirad que odio el racismo
Y la falta de sentimientos.
Dos mormones en el metro
Nos ayudaron con el carro
Y la palabra de su religión
Nos iban predicando.
Llegamos por fin a mi casa,
Ya es mi segunda despedida,
De nadie me he olvidado,
Y pobre de quién lo contrario diga.
Varias despedidas en un día
Estaba muy tranquila en mi piso de Madrid,
cuando de repente, llaman al portal.
Eran dos amigos testigos de Jehová
Y aunque no me esperaban, me dieron la última lección
Antes de yo abandonar mi vecindad.
Como cada miércoles y cómo cada sábado,
Me fui a la Iglesia donde colaboro.
De camino vi a la mujer de Marco,
Y con él debería haber hablado,
Para la despedida de mi última reunión.
En la Iglesia, el pastor oró por mí,
Pude hacer mi última labor con las bolsas,
Fui a mi último estudio de la Biblia,
Y al metro me fui corriendo
Aunque casi me dejo mi bastón.
Por otro lado, tenía un concierto,
Donde mis amigos jóvenes ciegos iban a ir,
Y un amigo me iba abanicando
Mientras escuchaba los solos de acordeón,
De trompeta, de saxo, voz y piano.
Fuimos a la cafetería de la ONCE
Donde me tomé la última cena,
Y allí me despedí de mis amigos,
No olvidando que mi profesor de ética
Se encontró conmigo después de tantos años.
Y ya en el autobús me encontré
A un padre que tenía tres niños,
Y cuando me preguntó dónde iba,
No me había enterado hasta ese día
De que eran mis vecinos.
Elegía del peligro de marco
Me ha llegado una mala noticia,
Y yo estoy temiendo por ti,
Vas a correr un peligro
Y no sé si de él podrás huir.
Yo sufrí un ataque de ansia,
No sé como vas a reaccionar,
Si te sentirás manipulado
O si no te lo creerás.
Llegó el momento esperado,
Frente al peligro estamos los dos,
Ya llegó el diablo al acecho,
Ya me he subestimado yo.
Preferiría que fueras otro Marco,
El mismo Marco, pero viendo bien,
Preferiría que estuvieras en Bélgica,
O tal vez, que estés en el Edén.
Quiero borrarte la memoria,
Hacer que olvides ese recuerdo,
Y si trae consecuencias o no,
Lo veremos con el tiempo.
Pero, marco, el daño ya está hecho,
Y yo no lo voy a olvidar,
Sabían qué herramienta usar
Para hacerme subestimar.
¿Por qué no lloré?
Me estaba ya despidiendo
De los testigos de Jehova,
Y de mis compañeros del colegio,
Debería de ponerme a llorar.
La verdad es que me esperaba
Una época de soledad,
Pero también de esperanza
Por si me los vuelvo a encontrar.
¿Por qué solamente lloro
Por una mala contestación,
Cuando me tocan a un ser querido,
O cuando me dan un bofetón?
No lloro en las despedidas,
No sé por qué no lo hago,
Por qué pierdo los sentimientos,
¡qué pocos me han quedado!
Tal vez es la esperanza,
Que me ayuda a olvidar,
Pero, ¿Qué sucede con los años
Y no los veo en una eternidad?
Creo en el destino,
Que me los vuelva a cruzar,
A todos los que quiero,
Y los volveré a abrazar.
La capacidad de protección
Andaba pensando en ti estos días,
Y de pronto sonó el “Please reléase me”,
Que era tu canción, marco,
Y me dio alegría que me llamases.
Me pediste la dirección de mi casa
Para que vinieran los testigos de Jehová,
Hablamos de vuestros planes de verano,
Y de muchas cosas más.
Pero lo que más me sorprendió, amigo belga,
Es que a pesar de que me subestimaron,
No te dejaste vencer por quién lo hizo,
Y por eso debes ser alabado.
Me diste a entender que tenías
Una gran capacidad de protección,
Esa capacidad que te premite
Permanecer en la misma posición,
Y aunque te dijeran que no valgo,
Tú creías que valía un montón,
Y hablando de cómoandaba tu hijo,
Siguió la conversación,
Y te mandé recuerdos para él, para tu mujer,
Para los amigos de la congregación,
Y me dijiste que no convirtiera
El hecho de subestimarme en obsesión,
porque esos pensamientos tontos,
un veneno destructor son.
Los sueños son alarmas
Hace un año, aquella noche te soñé
Mientras dormía en una habitación de hospital,
Soñaba que probábamos juntos
Un plato que no había probado jamás.
Comíamos espagueti verde con albahaca,
Sonó el timbre de mi piso de Madrid,
Y vino una compañera mía de Sevilla
Con papas a la guancaína para repartir.
Me preguntaba cómo las aprendió a hacer,
Si era sevillana y no peruana,
Pero todos disfrutábamos mucho
aunque bebimos agua porque el plato picaba.
Al día siguiente había quedado,
Pero no pude acudir a aquella cita,
Me llegó un Sms al móvil
Y pensaba que era mi amiga.
Vi que eras tú, amigo belga,
Preguntándome como iban las cosas,
Y yo sin saldo para contestarte,
Esperando cuando lo podría hacer,
Y esperando para ver si me perdonas.
El sueño original
Te encontré por segunda vez en sueños,
Habías venido a mi casa.
Habían venido a visitarnos,
Pero a ti no te molestaba.
Nos pusimos a hablar,
Sentados en la cama matrimonial,
Era un día de verano
Y pusimos el aire para ventilar.
Pero me llevé una sorpresa
Cuando te ibas a marchar,
Noté la desnudez de tu cuerpo,
Te quitaste la ropa sin avisar.
Tú eres muy bueno, amigo belga,
Y por eso no me voy a enfadar,
Pero la próxima vez que lo hagas,
Acuérdate de preguntar.
Un día que da siempre suerte
21 de julio de 2011,
De un colega estaba enamorada,
Pero como tenía novia,
No podía decírselo a la cara.
En 2012, ese mismo día,
Fui a casa de mi segundo ex.
Salí contenta de una aventura
Que me había dado mucho placer.
Al año siguiente, por la misma fecha,
Con mi tercer ex fui a la piscina.
También vino su hijo,
Mi hermana y una amiga.
Y ya en 2014 fue diferente,
Cuidando de una amiga estaba,
Quería dar a su hijo en adopción,
Pero eso no me gustaba.
Yo traté de convencerla
Para que se lo quedara,
Ella se negó, muy testaruda
Y al final no pude hacer nada.
Una celebración especial
Aquel día 31 de julio,
Dos meses después del gran día,
Comí en tu honor, amigo belga,
Porque no sé si te encontraré todavía.
Aunque estaban mi padre y una amiga,
Fue una cena muy especial,
Fuimos a comer una gran pizza
Con patatas y algo de pan.
Yo sé que sobró bastante,
Y me lo hubiera comido todo,
Pero no era la ocasión,
Y otra vez sí que lo haré con mucho gozo.
La paella auténtica
Era un domingo 9 de agosto,
Y fui a comer a una caseta.
Se estaba muy bien en ese ambiente,
Y allí conocí a gente nueva.
Al principio hubo un aperitivo,
Con bebida, frutos secos y patatas,
Fue así como pasé el tiempo de espera
Mientras los adultos cocinaban.
Había paella para comer,
El auténtico plato de Valencia,
Muy rico y sabroso, aunque seco,
Pero hecho con fuego de leña.
Estaba bueno aquel plato,
Con su conejo, su pollo y su arroz,
Y luego hubo café y tarta,
Porque había una celebración.
Era el cumpleaños de una de las invitadas,
Y bebí cocacola, cerveza y fanta,
Y me lo había pasado tan bien
Que me fui contenta a mi casa.
El plan de formación
Del 18 al 23 de agosto,
A Moraira nos fuimos a cantar,
No fuimos a ningún concierto,
Pero había muchas cosas que ensayar.
El primer día llegamos al albergue,
Dimos una vuelta y fuimos a comer,
Y después de una pequeña siesta,
Había dos canciones nuevas por hacer.
Por la noche hablé con mi amigo el belga,
Para ver si nos podíamos encontrar,
Estaba indeciso en aquel momento,
Pero dijo que lo iba a confirmar.
El segundo día fue muy duro,
Ensayábamos sin apenas parar,
Y lo más origi nal que aconteció
Fue la experiencia de “Ponte en mi lugar”.
El día siguiente hubo baño,
Playa para unos, piscina para otros,
Y a seguir ensayando como burros,
Porque en octubre nos pillaba el toro.
El cuarto día fue muy bien,
Porque a parte de ensayar hicimos técnica vocal,
Y después de tantas horas de curro,
Una clase de zumba y a cenar.
El quinto día a parte del trabajo,
Dos risoterapeutas nos hicieron jugar,
Y después de la cena, unos cuántos,
Nos pusimos a tocar, cantar y bailar.
El último día ensayamos,
Tuvimos una asamblea para decir adiós,
Comimos la típica paella valenciana,
Y hasta septiembre si así lo quiere dios.
El primer día de curso del coro
Es día 5 de septiembre
Y ya empezamos a cantar de nuevo.
Alguna persona nueva asistirá,
Y también habrá rencuentros.
Nos pusimos a recordar en ese ensayo
Lo que hicimos en el plan de formación,
Como aquellos días no vinimos todos,
Nos tocó hilar fino en cada canción.
También nos trajeron dos pasteles,
Porque había un cumpleaños que celebrar,
Y después de aquel rato agradable,
Había que volver a currar.
Pero lo mejor de todo es el reencuentro,
Tanto con los nuevos como con los que no vinieron,
Mucho preguntar sobre cómo ha ido el verano,
Y muchos saludos, abrazos y besos.
El curso del Centro de la Esperanza
Al centro de la Esperanza estaba yendo
Desde diciembre del año pasado.
Allí hice muchos amigos,
Y esperaba verlos también este año.
Aquel día hablábamos de celebraciones,
Y hubo mucha gente nueva que asistió.
Después de una hora de debate,
Una merienda se montó.
Así son los días de reuniones,
Se hacen dos sábados al mes,
Siempre las da un monitor,
Y tienen temas para dar y vender.
Una reunión que fue una despedida
Con los famosos amigos de la paella,
Fuimos a un bar a tomar algo.
Fue la única reunión con ellos
En la que pude reírme de algo.
Hasta Marítimo me fui en el metro,
Y luego cogí el tranvía,
Y cuando llegué al bar allí estaban,
y empezó a circular la alegría.
Tomando simplemente un café,
Y hablando de sexo sin groserías,
Nos lo pasamos en grande,
sin saber que era el último día.
Uno de ellos me llevó en coche
Y me dejó en el portal de mi finca.
Y ya no volví a saber nada más de ellos,
Todo era una triste despedida.
A los pocos días me enteré
De que el grupo de whattsapp que nos unía,
Había quedado destruido,
Y no sé si los recuperaré algún día.
El día de la comida
Una amiga mía vino a casa,
Y muchas cosas hicimos para aprovechar la mañana.
Yo le di mi primera clase de piano,
Y arreglamos la bicicleta de mi hermana.
Fuimos a comprar el pan,
Y algo de postre que faltaba.
Hicimos macarrones a la boloñesa,
pero con tomate y carne picada.
Mientras estábamos comiendo tan tranquilos,
Se oía a mi amiga reírse con mi hermana.
Hablaban de cosas algo soeces,
Y yo también llegué a soltar la carcajada.
Luego mi hermana salió a la calle,
Para probar si la bicicleta iba bien,
Y mientras mi padre echaba la siesta,
Mi amiga se despidió y se fue.
La segunda clase de piano con mi amiga
Mi amiga vivía en Safranar,
Y a su piso ya había ido varias veces,
Pero siempre había ido acompañada,
Y ella me dijo “Te voy a buscar si quieres”.
Dimos una clase de piano mixta
Aprendiendo la escala y tres acordes.
Aunque fue corta, sus brazos ya le dolían,
Y de ser así, acabamos pronto entonces.
Merendamos bocadillo de membrillo
Y un café con leche y miel.
Luego nos sentamos a hablar,
De que ella trataba a todos bien.
Decía que desconfiaba de los latinos,
Porque le habían traído problemas.
Yo le dije que la mayoría son buenos,
Aunque alguno hay que peque de mala pécora.
Me decía que debía independizarme,
que me han creado una enorme dependencia,
que ella misma procuraría encargarse
de que yo supiera hacer más tareas.
Me presentó a una de sus hermanas,
Por teléfono, porque ella vive en Colombia,
Y yo le dije que estaba en casa de mi tía,
Y que de las dos sería su sobrina.
Y ya con todo esto volví a casa,
Contenta de de haber pasado un buen rato.
Hoy en día perdura esta amistad
Y espero que perdure por más años.
Cuidando un niño pequeño
Dos días después de la anterior visita,
A mi padre le telefoneó una amiga.
Nos decía si podíamos tener a su hijo
Porque ella al hospital se iba.
Vinieron ella y su hijo menor de dos años,
Que lloraba porque su madre se iba.
Yo me fui a comprar pasta y alguna cosa,
Para hacer una cena ligerita.
Al niño le gustaron los espaguetis,
Nos sorprendió que se lo comiera todo.
Si eso lo llegamos a saber desde un principio,
Le pondríamos un plato y otro.
Nos fuimos al salón a ver la tele,
Ponían una pel´´icula de Star Treck,
Y el niño me miraba cuando me reía
Y mi hermana lo empezaba a mecer.
Por la noche le tocaba dormir con alguien,
Y decidió dormir con mi hermana,
Preparamos la cama para ellos,
Y al día siguiente, un fregado me esperaba.
Por fin una noticia que esperaba
Me levanté al día siguiente por la mañana,
Preparé mi desayuno y me vestí.
Era sábado y tenía que ir al coro,
Y resolver cosas antes de salir.
Mandé un whattsapp a la mujer del belga,
Que desde agosto no sabía nada de ellos.
Cogí el bonometro y pelas sueltas,
Y caminé unos diez minutos hasta el metro.
Dos veces repasamos el concierto
Del disco que íbamos a estrenar,
una solos y por nuestra cuenta
y otra con el pianista que iba a actuar.
En el segundo ensayo sonó dos veces mi móvil,
Pero yo no podía atender a nadie.
Entonces decidí concentrarme
Y ya miraría las llamadas más tarde.
Una llamada fue de la mujer del belga,
La otra había sido de mi padre,
Y menos mal que pronto llegué a casa
Y no me hizo falta disculparme.
Pero cuando miré los whattsapps pendientes,
Escuché un audio de la mujer del belga,
Quién se compadeció de mis pecados
Y también de que pasaba una mala época.
Eso me devolvió un poco la alegría,
Por lo menos durante tres días,
Y ya no sé cuando volvería a saber de ella,
Pero sé que llegará pronto ese día.
El mensaje del Centro de la Esperanza
En una de esas reuniones de Entre Amigos,
Con los compañeros de mi miniclase,
Cuando el moderador me mandó hablar,
Decí darles a todos un mensaje.
Dije que ya no les hablaría más
De mi vida y de mis cosas personales,
Porque la gente se dedica a juzgar,
Y dirían que son cosas de subnormales.
Mi padre me dijo que me tranquilizara,
Que allí no me iba a pasar nada,
Que era el mejor sitio para hablar de mis cosas,
Y que allí no tenía por qué ser juzgada.
Yo le respondí que los invidentes
Tardamos mucho tiempo en madurar,
Y que si yo contaba alguna de mis cosas,
A la gente le podría chocar.
Seguí diciendo que algunos me comentaban
Que mi hablar es bastante elevado,
Que no me gusta decir vulgaridades
Y que poseo un vocabulario muy raro.
Pero estoy orgullosa de mí misma,
No quiero decir tacos cuando me enfado,
Prefiero decirlos cuando estoy alegre
O cuando me sienta sorprendida por algo.
Los tacos son como aviones,
Que dicho objeto con doble fin se puede usar.
Hay quién lo usa para llevar a pasajeros,
O con un fin terrorista o militar.
El estreno del último disco del coro
Ya llegó el día esperado por fin,
Y hacia el Palau de la Música iba nerviosa,
Aunque llegué un poco tarde al ensayo,
No empezaron porque esperabana a la Rosa.
Esa tal Rosa era yo,
Cantando una canción de Rosa León,
Y detrás de mí, el resto de solistas,
Cada uno interpretando su rol.
Un David Bisbal, un Rafael,
Una Sole Jiménez, un Rafa Sánchez,
Una Pilar Jurado, un Víctor Manuel,
Un Cigala, entre otros participantes.
La sala estaba completamente llena,
De Valencia y alrededores vinieron,
Y por supuesto, de nuestra casa, la ONCE,
Y familiares y amigos también asistieron.
Un espectáculo que era digno de ver,
Con imágenes y audiodescripción,
Con gestos y bailes premeditados,
Y antes de cada tema una presentación.
Eso sí, antes de empezar la función,
Mientras nos cambiábamos, pudimos dispersarnos,
Hablamos un buen rato entre nosotros
Y así pudimos evitar agobiarnos.
Un gran día de encuentros
Era un sábado por la mañana,
Día de coro, como tantos otros.
Nos anunciaron que el ensayo de ese día
Sería muy especial para todos.
Nos informaron de que iban a venir
Personas que se dejaron el coro
Por trabajo, estudios, cría de niños…
Por estos motivos o por cualquier otro.
Venían para ensayar unas canciones
Que teníamos que cantar en unos días
Para homenajear a nuestro director,
que des del cielo todo lo escucharía.
A algunos no los conocía de nada,
Y otros llevaban tiempo sin venir.
Empecé a asociar nombres con épocas,
Para averiguar la última vez que los vi.
Todos estábamos muy compenetrados,
Ayudándonos unos a otros cuando tocaba,
Muchos saludos, mucha emoción,
Pero intercambiando muy pocas palabras.
El día del homenaje a Julio
Iba yo en el coche de una amiga,
Que también iba al coro conmigo,
Por el camino íbamos hablando
Y luego aparcamos donde pudimos.
Llegamos al Palau, donde ensayamos,
Y tuvimos más tiempo libre y menos nervios.
Con eso de que actuaban otros coros,
Y nosotros éramos los terceros.
El resto de grupos cantaron más canciones,
Y yo conocía la mayoría de ellas,
Y empecé a revivir épocas distintas,
Y con algunos discursos, me echaba la siesta.
En el momento de salir a cantar,
ya nos sentimos bastante aliviados.
Como eran pocas las canciones que entraban,
Poer eso pudimos ir más relajados.
Lo más emocionante fue el final,
Los cantos comunes sonaban para acabar,
Y al salir de aquella sala tan enorme,
Un montón de gente a la que saludar.
No sé qué estoy haciendo
Llevo muchas mañanas en casa
Buscando ofertas de empleo,
Y siempre piden perfeccionismo
En todos los anuncios que veo.
A parte de eso, tengo amistad,
Con mi amiga Noelia, de Madrid,
Que trabaja como administrativa
Y hasta sola sabe vivir.
No dejo de pensar en Marco,
Otro que tiene su propia empresa,
Y mi amigo Oriol que este año
está terminando su carrera.
Veo que a los administrativos
Les piden estudios de contabilidad,
De Contaplus, Nominaplus y Facturaplus,
Y no sé cuántas cosas más.
Y yo no dejo de pensar
Que esto lo saben Noelia y Marco,
Y otros ciegos que actualmente
Están ocupando altos cargos.
Pero, ¿Qué estoy haciendo aquí,
Envidiando a todo el mundo sin parar?
Creo que a partir del próximo año
Todo esto tendrá que cambiar.
Me dedicaré a repasar idiomas,
A ver series en francés,
A conocer gente nueva
Y a no pasar tanto estrés.
Pero tal vez todo esto lo haga
Porque no los conozco bien,
Porque no hablo mucho con ellos
Y hay muchas cosas que no sé.
El encuentro de corales
Los de la coral Allegro,
los del orfeón de la Cañada
y tres corales infantiles
nos fuimos de fin de semana.
Nos juntábamos en Godelleta
Para preparar la Navidad.
Para los que no nos conocíamos
Fue una gran oportunidad.
Fuimos en el autobús
hablando de nuestros menesteres,
se pasó el tiempo rápido
y por fin llegamos al albergue.
Distribuimos el equipaje,
Cada uno en su habitación,
Y al acabar realizamos
Un juego de presentación.
Hicimos un primer ensayo
Para saber qué canciones iban.
Una chica nueva que vino se sentó
y mientras cantaba, ella me seguía.
Fuimos a comer después,
Y la comida estaba muy buena,
Y cuando terminamos, nos subimos
Al cuarto para echar una siesta.
Volvimos a ensayar, con energía,
Y salieron más canciones nuevas.
Después nos untamos todos
Y nos hicieron pasar unas pruebas.
Era un taller de risoterapia,
Con globos, música y contacto,
Y eso nos dio más fuerzas
Para acudir al siguiente ensayo.
A la hora de irse a cenar,
Yo me senté con los que no conocía,
Así hice nuevas amistades
Y muy alegre me sentía.
Por la noche nos runimos
Para sacar a relucir nuestros talentos,
Y yo toqué una canción al piano,
Que todos cantaron y luego aplaudieron.
Cuando acabamos de presentar nuestras funciones,
Nos pusimos a ver diapositivas,
En todas ellas estaba Julio,
Dirigiendo en épocas distintas.
Al día siguiente desayunamos
Y después nos fuimos a calentar.
Además de los ejercicios vocales,
Hicimos un baile original.
Seguimos ensayando villancicos
Hasta que llegó la hora de comer,
Además también tocaba ensayar
Para un concierto que teníamos que hacer.
Allí unos chicos menores me apreciaban
Y empezaron a entablar conversación,
Tuvimos un ensayo todos juntos,
Y se acabó el plan de formación.
El concierto en honor a la mujer
Era un sábado por la mañana,
Pero no ensayábamos, como era habitual.
En la misma delegación había un acto
y nosotros cantamos para clausurar.
Se trataba de una conferencia
Sobre la violencia contra la mujer,
Pero nosotros no pudimos asisitir
Porque teníamos que preparar las cosas bien.
Solamente cantamos tres canciones
Que gustaron a todos los asistentes,
Amenizadas con unas presentaciones
Donde el teatro animaba a la gente.
Después de la actuación nos cambiamos,
Porque nos esperaba un aperitivo.
Había croquetas, pizza y muchas cosas
Y gente que yo no había conocido.
Conociendo a Oriol
Oriol, mi amigo de la infancia,
Me escribía en Facebook de vez en cuando.
La mayoría de veces le ignoraba,
Y a veces hablábamos un buen rato.
Después de varios años así,
Hubo ago que aprendí,
Y es que Oriol quería amistad
Y no buscaba nada más.
Hablamos de su Erasmus en Alemania,
De su día a día en general,
De su residencia universitaria
Y de la vida en su hogar.
Empezamos a discutir
Sobre las cosas que sabía hacer.
Como siempre, yo me comparaba
Y él me decía que eso no estaba bien.
Así yo valoré su amistad,
Y espero que dure por siemre.
Nadie sabe lo que tiene
Hasta que al final lo pierde.
Pero, ahora, yo me pregunto
Si valía la pena conocerlo antes,
Pero pienso que no era buena época
Porque sufrí muchas calamidades.
Las personas vienen cuando vienen,
Y eso bien lo sabe Dios,
Y en mi vida he visto a alguien
Tan comprensivo como Oriol.
La grabación para Rafael de Lorenzo
Fuimos a grabar para alguien
Llamado Rafael de Lorenzo García.
Esta persona no era un cantante,
Pero a la ONCE sí que pertenecía.
Era una canción al estilo rythm and blues,
Que se titulaba “Un nuevo día”.
Nosotros teníamos que hacer solo coros
Y el solista ya dejó la melodía.
Por la mañana ensayamos todos juntos,
Un sábado corriente, como tantos otros,
Pero luego nos quedamos a comer
Aquellos que teníamos el gran zapatostio.
Un bocata me comí, y nada más,
Eso sí, cerveza para beber,
Y mientras comíamos, no parábamos de hablar,
Hasta la hora de nuestro quehacer.
Al llegar al estudio de grabación,
Nos partimos en dos grupos de trabajo,
Y después de haber grabado todos,
Se hizo la toma que mejor había quedado.
Hoy en día conservo esa grabación,
Y todavía la sigo escuchando,
Recordando que estaba unida con Oriol,
Que nuestra amistad ya había empezado.
Otro Marco que se suma a la lista
Ya van cuatro Marcos que conozco,
Y este último por Facebook entró.
Era andaluz, de la provincia de Cádiz,
Algo que des del primer día nos unió.
Era un hombre de 45 años,
Muy amable y muy agradecido,
Que comentaba que estaba casado,
Pero en realidad me había medio mentido.
Estaba con una chica de la Iglesia,
Que como é y como yo, creía en Dios,
Pero no sabía si se iba a casar,
Porque entre ellos había desunión.
Me decía que le gustaba mi voz,
Que le parecía dulce y cariñosa,
Y me pedía que le enviara una foto,
Y yo tenía miedo de hacer tal cosa.
No le gustaba para nada estar solo,
Y quería conocerme y sentirme,
Pero yo no tenía ni dinero
Ni el permiso para poder irme.
De él conservo todos sus audios,
Donde me comentaba sus experiencias,
Que tenía una hija de 17 años
Y que de vez en cuando se veía con ella.
Me contaba cosas de su ex pareja,
Una mujera que no era mucho de fiar,
Porque se aprovechaba de él como quería,
Y además, no tuvo ninguna lealtad.
Ahora lo veo felizmente casado,
Pero se ha perdido esa amistad,
No sé si algún día podré encontrarlo,
Y si me dará oportunidad para hablar.
A por mi ticket de Santa Lucía
Era el último día para apuntarse
A la fiesta de Santa Lucía,
Hice una llamada urgente,
Y a la ONCE de Valencia me iba.
Hablé con varias personas
Para recoger mi ticket sin pagar,
Pero no constaba en la ONCE
Que fuera estudiante sin actividad.
El jefe que lo gestionaba,
Se había ido de viaje ese día,
No apareció en toda la mañana
Y me quedé a dos velas y sin salida.
Esa mañana vi a mi orientadora,
También a mi trabajadora social,
Y a una amiga de Facebook antigua,
A la que convencí para ir al bar.
Allí nos sentamos a hablar,
Mientras tomaba empanada de atún,
Y hablando nos dimos cuenta
De los amigos que teníamos en común.
A ella le fallaba una mano
Pero tenía ganas de luchar,
aunque una mano solo usaba,
ella no se podía quejar.
El concierto que no fue de Navidad
Era un viernes 18 de diciembre,
Día del concierto de Navidad,
Pero no íbamos a cantar villancicos,
Cuando hay disco, no los queremos cantar.
Entonces probamos los micrófonos,
Con los solistas, saxo, batería y piano,
Para demostrar en nuestra casa, la ONCE,
Que todo va a salir bien bordado.
Algunos solistas cambiaron,
Y algún otro actor también había,
Todo porque tuvimos ausencias,
Y había que buscar otra salida.
Volvimos a cantar esas canciones,
Y la acústica en la ONCE era mejor.
Con nuestra comunicación particular
Animábamos al público receptor.
La ONCE es una caja de sorpresas,
Donde te encuentras a gente inesperada.
Yo Me encontré a varios amigos de la casa
Y a dos amigas del centro de la Esperanza.
El día de Nochebuena
El día de Nochebuena decidí
Felicitar las fiestas a muchas personas,
Como tenía las llamadas gratis,
Aquello fue una cosa tentadora.
Respiré aire de todas partes,
De mi mejor amiga del orfeón de Madrid,
De otra amiga que se reunía con nosotros,
Y del último Marco que se unió a mí.
También de la que ayudé en Godelleta,
De otra compañera del mismo orfeón,
Y no me dio tiempo a felicitar a más gente
Porque me iba de celebración.
Cenando con la que ahora es mi tía,
Pasé una noche agradable,
Cantando con ella canciones de Malú,
De Rafael, de Marisol, de Bustamante…
No podían faltar los langostinos,
El plato fuerte de carne de todos los años,
Los turrones, los polvorones y el brindis,
Y la música de la tele sonando.
Al día siguiente, tras una dormilera,
Nos levantamos tarde a desayunar,
Estuvimos hablando y riendo,
Y mi nueva tía se puso a cocinar.
Hizo un cocido que hace siempre en Navidad,
Con verdura y con pelota catalana,
Con una ensaladilla rusa para picar,
Y toda la comida muy rica estaba.
Hacía tiempo que no había Navidad
Con alguien que no fuera de la familia,
Y espero que al años siguiente,
Perdure esa unión con mi tía.
El día de fin de año
Pasamos la Nochevieja en nuestra casa,
Y eso me dio mucha alegría.
Otra vez tenía las llamadas gratis
Y podría felicitar a más amigas.
Por una vez en tantos meses encerrada,
Pude respirar el aire madrileño,
De los pastores que había en mi Iglesia,
De aquella hermana que me acompañó al metro.
Con dos del grupo de jóvenes también hablé,
Con una compañera valenciana de mi antiguo orfeón,
con la testigo de Jehová que me enseñaba,
con la vecina que vendía el cupón.
Con mi amigo Marco el gallego,
Con el nuevo Marco también,
con el que viaja entre Madrid y Logroño,
con la que me enseñó a escanear también.
Lo que más me sorprendió de todo esto,
Fue que hablé con la mujer del belga.
Me contó que su hijo estaba malo,
Y que el belga trabajaba en otra empresa.
Fue la única oportunidad que tuve
Para respirar el aire andaluz,
Porque me dejaron hablar con mi madre,
Para que no le diera un gran patatús.
Eso me hizo estar bastante alegre,
Y mantenerme despierta de madrugada.
Como cada año, no me voy a acostar
Hasta las cuatro de la mañana.
Parece mentira que las personas
Se acuerden de mí pasados unos meses,
Me da la impresión que son más atentas,
Que los que viven conmigo, a veces.
Bloque 4. Reflexiones de mi madre
Las horas de sol
Es una curiosidad
Lo que ocurre en verano,
Las horas de sol de más
Dan muy buen resultado.
Pasa como en Navidad,
Que abunda la alegría,
La paz, la generosidad,
El amor y la armonía.
Crecen las hojas y las flores,
Con ellas va la ilusión,
Dispuesta a traernos nuevas
Que llenarán de emoción.
La ilusión es algo que vale
Mucho más que cualquier cosa,
Y en una época de penas
Nos mantiene como rosas.
La ilusión nace con el sol,
Vienen de la misma sangre,
Para limpiar este mundo
De lo que es desagradable.
En Navidad, con el frío,
La ilusión, envejecida,
Muere diciéndonos adiós,
Pero más tarde resucita.
Cuando el día ya se alarga,
Llega la resurrección
De ese ser tan poderoso
Que se llama Ilusión.
de él nace su única hija,
que es la Ley de la Atracción.
Mientras Ilusión se aleja,
Ella le hace su favor.
El destino
Dios nos conoce bien,
Mejor de lo que pensamos,
Recuerda sin saltarse nada
Todo nuestro pasado.
Cuando vienen tiempos malos,
Nos los marca de nuevo,
Cuando vienen esas fechas
Donde ocurrieron los hechos.
Eso sobre todo pasa
Cuando algo nos marca mucho,
El destino lo devuelve
Sin importar el apuro.
Por eso, amigo, no atraigas
Lo que te dejó marcado,
Porque el día que vuelve
Puedes quedar castigado.
Es muy probable que sientas
Que te cae el mundo encima.
Intenta no estar molesto,
Porque es peor todavía.
Piensa siempre en positivo,
Que algo nuevo llegará.
Entendemos que algo cuesta,
No pasa nada por probar.
¿Por qué Dios nos hace esto?
¿qué le hemos hecho nosotros?
El caso es que el destino
Responderá de otro modo.
Él no debe hacernos esto,
Nos debería proteger,
Pero nosotros sabemos
Que en realidad él no es.
Es el Diablo que gobierna,
El rey de las maldades
Y de la guerra sempiterna.