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UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA LA MOLINA
Ao de la Diversificacin Productiva y del Fortalecimiento de la
Educacin
La violencia poltica en el plano internacional y nacional: El caso del
terrorismo en el Per
CURSO:
Per En El Contexto Internacional
PROFESORA:
Eto
GRUPO DE PRCTICA:
H
NOMBRE DEL EQUIPO:
LOS MALDITOS DE LA UNALM
INTEGRANTES:
Lujan Avalos, David
Mario Tello, Erick
Maury Soras, Franklin
2015- I
INDICE
1. Introduccin
2. Objetivo
3. Contenido
4 Resultados
5 Conclusiones
6 Bibliografa
1. Introduccin
La violencia consiste en el uso de la fuerza fsica o psicolgica contra una
persona o grupos de ellas, o en atentados contra sus pertenencias. Los motivos por los
que se ejerce la violencia pueden ser muchos: obtener un rdito econmico como en el
caso del ladrn, venganza, dominar la voluntad de otro, expresin de un sentimiento
de ira, desequilibrio mental, etctera. La violencia poltica obedece a un motivo
especfico, y es el de dirigirse contra los opositores ideolgicos, ya sea para que se
abstengan de dirigirse contra el sistema o exterminarlos, o atentar contra la poltica
imperante.
Los medios de los que se valen quienes ejercen la violencia poltica, pueden ser censura
de prensa, secuestros, torturas, asesinatos o atentados. Los civiles que realizan actos
violentos para imponer sus ideas, se denominan terroristas, y deben ser procesados, si
existen sospechas fundadas, para averiguar si sus actos coinciden con un delito, o si es
un uso legtimo del derecho de resistencia a la opresin. Muchas revoluciones
triunfantes, que lograron cambiar el orden poltico establecido, reivindicaron la fuerza
como nico modo de terminar con las tiranas. Cundo se justifica el uso de la violencia
contra la poltica establecida, es muy difcil de precisar, y en general se lo hace cuando
prosperan en sus reclamos. La Revolucin Francesa, a la que le debemos el
reconocimiento de los derechos naturales del hombre, us la violencia extrema para
imponerse.
Los Estados que reprimen las manifestaciones populares sin arreglo a las normas
legales, tambin son terroristas, con mayor responsabilidad, pues usan el aparato
estatal que est facultado para ejercer la violencia en casos extremos, para dirigirlos en
contra de los propios ciudadanos.
La violencia poltica, ejercida desde el poder, es contraria al ideario democrtico, que
respeta las ideologas de sus adversarios y apuesta al dilogo para solucionar conflictos,
y frecuente en gobiernos
2. Objetivos
Conocer la violencia poltica a nivel internacional y nacional.
Analizar el terrorismo en el Per y sus consecuencias.
3. Contenido
3.1. Definiciones
Violencia poltica
La violencia poltica obedece a un motivo especfico, y es el de dirigirse contra los
opositores ideolgicos, ya sea para que se abstengan de dirigirse contra el sistema o
exterminarlos, o atentar contra la poltica imperante.
Terrorismo
Para Jacques Derrida el terrorismo como campo excede toda frontera de legalidad e
ilegalidad; terrorismo como campo de accin incontrolable, porque el mismo sistema
ha emergido sobre la legalidad que se ha permeado autoinmune. Condiciones que
terminan una vez se destruye l mismo por sus propias protecciones. El mecanismo
creado como rgano vivo termina a partir de un suicidio espontneo de su propia
defensa, que acaba por expropiarse de toda agresin externa. El terrorismo, como un
fenmeno de confrontacin y de salida a lo que la ley misma ha creado como sistema
de incomtabilidades, como resultado de una fuerza inmunitaria en contraste con una
debilidad autoinmune evidente, y por eso el terrorismo responde a un contexto
adverso de mecnicas autodestructivas.
3.1.1. Comunismo
Comunismo Sovitico
El trmino "comunismo" hace referencia a las propuestas poltico-econmico-
sociales del movimiento obrero que evolucion desde el socialismo utpico de la
primera mitad del siglo XIX hasta el marxismo (1848 Manifiesto Comunista, 1867 El
Capital) y el bakuninismo o anarcocomunismo. Cuando se utiliza para referirse al
proyecto genrico de emancipacin del proletariado, es indistinguible con el trmino
"socialismo"; mientras que el rasgo diferenciador es muy marcado cuando la
intencin del que los usa es diferenciar polticamente entre los partidos comunistas y
los partidos socialdemcratas, hasta el punto de que cada uno de ellos los utilizan
como descalificativos insultantes para referirse a su opuesto, incluso asocindolos a
otros conceptos: social-fascista, social-traidor, imperialismo comunista, tirana
comunista, etc. Estas ltimas expresiones son tambin usadas desde el
anticomunismo de otras orientaciones polticas, junto a otras expresiones, como el
irnico paraso comunista.2 Desde la terminologa propia del comunismo sovitico
(que desarroll un lenguaje muy estereotipado) era muy usual utilizar como
calificativos despectivos trminos como desviacionista, revisionista o reaccionario.
El trmino "sviet" (del ruso ) designa a las asambleas revolucionarias
compuestas por obreros que se haban apoderado de sus fbricas y los soldados que
haban desertado del ejrcito zarista durante la revolucin.
Posteriormente se eligieron las denominaciones sovitico y comunista como
adjetivos definitorios, respectivamente, del estado Socialista y del partido nico que
se crean a partir de la antigua Rusia zarista (Repblica Socialista Federativa Sovitica
de Rusia y otras repblicas soviticas, 1918, Unin de Repblicas Socialistas
Soviticas, 1922) y el partido bolchevique totalitario(sucesivas re denominaciones en
1918 -Partido Comunista Ruso (bolchevique)-, 1925 -Partido Comunista de los
Bolcheviques de la Unin- y 1952 -Partido Comunista de la Unin Sovitica-).
Comunismo Chino
El Partido Comunista de China (PCCh; chino simplificado: , chino
tradicional: , pinyin: Zhnggu Gngchndng, Wade-Giles: Chung-kuo
Kong-chan-tang, literalmente Partido Comunista de China) es el partido poltico
que gobierna la Repblica Popular China. Con ms de 71 millones de miembros (en
marzo de 2007), es una de las mayores organizaciones polticas del mundo.
Tras su fundacin en 1921, el Partido Comunista de China se convirti en una de las
formaciones polticas ms influyentes de China. En 1949, el ejrcito del partido,
denominado Ejrcito Popular de Liberacin, derrot al Partido Nacionalista Chino o
Kuomintang (KMT) en la Guerra Civil China. El lder del PCCh en aquel momento, Mao
Zedong, proclam la nueva Repblica Popular, bajo la direccin del Partido
Comunista.
La etapa en que Mao ocup el poder del Partido Comunista y de la Repblica Popular
estuvo caracterizada por intensas campaas de reformas econmicas e ideolgicas
como el Gran Salto Adelante o la Revolucin Cultural. Tras la muerte de Mao en
1976, su sucesor Hua Guofeng no lograra mantener el poder, que acabara en manos
de Deng Xiaoping, lder pragmtico que alterara la base ideolgica del Partido
permitiendo una serie de reformas institucionales y econmicas que alentaran la
adopcin de modelos econmicos de desarrollo de tipo capitalista. Estas reformas se
intensificaran con los sucesores de Deng Xiaoping, primero Jiang Zemin, Hu Jintao y
despus Xi Jinping, actual Secretario General del Comit Central del Partido
Comunista de China y Presidente de la Repblica Popular China.
3.2. La violencia poltica en el plano internacional
3.1.1 El medio oriente.
La historia de Palestina en el siglo XX, est marcada por un trgico conflicto
nacional que se disputa entre judos y rabes, quienes defendan diversos
proyectos nacionales. Durante los ltimos cien aos, los judos lograron
establecer un Estado propio mediante particiones, guerras y acuerdos,
mientras que los rabes esperan todava poder lograrlo.
En 1919, la Sociedad de las Naciones otorg a Gran Bretaa un Mandato sobre
Palestina, que luego se ampli en 1921 a la actual Jordania, quien surgi como
Estado independiente. Mientras que otras provincias otomanas fueron
alcanzando poco a poco su independencia, la tan disputada Palestina sigui
bajo control colonial. Los dos proyectos nacionales, el rabe palestino y el
sionista, chocaron cuando la comunidad juda inmigrada, tom envergadura y
ampli sus propiedades siguiendo planes de control territorial. Su proyecto
estatal se hizo claro cuando la comunidad juda en Palestina, fue creando
instituciones autnomas a modo de un protestado judo y desarrollando
prcticas excluyentes y discriminatorias respecto a los rabes. Paulatinamente,
fue creciendo una ola de violencia entre rabes y judos sionistas, lo que llev a
entremezclar la particin del territorio.
En 1947, la Organizacin de las Naciones Unidas (ONU), aprob la particin de
Palestina, para la creacin de dos Estados: uno rabe y otro judo. Los rabes
desconocan la legitimidad de esa resolucin. La comunidad juda declar
unilateralmente la creacin del Estado de Israel, acto que desencaden la
intervencin militar de los Estados rabes vecinos en apoyo a los palestinos.
A raz de esta primera guerra rabe israel, el Estado judo no slo resisti la
intervencin rabe, sino que provoc la salida de gran parte de la poblacin
palestina que quedaba en su territorio y ampli su superficie, ms all de lo
previsto en el plan de particin. Paralelamente, Egipto se apoder de la Franja
de Gaza y el reino de Jordania se hizo con Cisjordania. Cientos de miles de
palestinos, iniciaron una dispora que an hoy, sigue sin resolverse. Durante
las primeras dcadas, Israel se consolid como Estado y promovi la instalacin
masiva de judos. En cambio, a partir de la guerra, los palestinos vieron
frustrado su derecho a disponer de un Estado propio.
En 1964, se cre la Organizacin para la Liberacin de Palestina (OLP). Sus
acciones hostigando a los israelitas y sus posiciones, acusaron un importante
incremento gracias a la consolidacin de los grupos guerrilleros y a la cobertura
proporcionada por el bloque rabe con Egipto al frente. Desde ste, pero
partiendo de Jordania o Siria, los soldados palestinos acosaban
constantemente a los puestos civiles y militares judos, junto a las fronteras.
La creacin juda consisti en acentuar sus precauciones defensivas,
incrementar su potencial blico e incluso proyectar una estrategia de golpe
contra los "santuarios terroristas". La tensin se agudiz durante 1967,
despus de varios incidentes fronterizos y de un combate areo en el que
judos derribaron algunos aviones sirios de fabricacin sovitica. Nuevas
presiones musulmanas, la retirada de las tropas de la ONU y pronunciamientos
favorables de la URSS, animaron a Nasser a tomar una medida provocadora
para los israeles. A fines de mayo, cerr el golfo de Aqaba impidiendo as, el
libre paso al mar de los judos, lo cual suscribi un pacto defensivo con Jordania
al que se uni con Irak.
El gobierno hebreo y la opinin pblica, estaban convencidos de un inminente
ataque rabe utilizando los mismos frentes de la primera guerra palestina. El
avance judo no pudo ser ms afortunado, y el da 5 de junio, estall la
denominada "Guerra de los seis das". Israel anunci importantes victorias, y el
Consejo de Seguridad, pide un cese del fuego, que ambas partes parecieron
resueltas a rechazar. La aviacin de Nasser, fue destruida en sus aerdromos
sin siquiera intentar despegar.
El da 10 de junio, se lleg a un alto el fuego auspiciado por las Naciones
Unidas, gracias a las presiones ruso-americanas. La guerra se daba por
finalizada, con un aplastante xito israel reflejado en la conquista de todo
territorio palestino, la ocupacin del Sina egipcio y la zona jordano-palestina,
adems de la unificacin de la capital histrica, Jerusaln. Pero el xito militar
sigui sin ser acompaado por el reconocimiento poltico, y la situacin interna
se agrav al incluir los territorios ocupados con ms de un milln de palestinos
viviendo en ellos. La ONU, trat de aprovechar el momento para obtener un
reconocimiento judo a cambio de la retirada a las posiciones anteriores.
La Guerra de los seis das fue tambin para Israel, la confirmacin de la
necesidad de armarse y prepararse para una constante tensin blica. El
entorno adverso convirti a Israel en una potencia militar, en un Estado de
permanente alerta y manteniendo un brutal orden policaco en los territorios
ocupados.
UN CONFLICTO DE DCADAS
- 1917- Durante la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaa ocup Palestina
(hoy Israel, Palestina y Jordania), y se comprometi a "facilitar la
inmigracin juda".
- 1922- La Liga de las Naciones entrega el control de Palestina a Gran
Bretaa.
- 1939- Un tercio de la poblacin y el 12% de la tierra eran judos.
- 1947- Tras aos de disputada territorial entre rabes y judios, Gran Bretaa
someti el problema a la ONU, que aprobaba el Plan de Particin: Estado
rabe 45% y Estado judo 55%.
- 1948- Gran Bretaa renunci a Palestina y se proclam al Estado de Israel.
Naciones rabes invadieron Israel y se declar la guerra. Siria participa.
- 1949- Tras el armisticio, Jerusaln se dividi. Los territorios al oeste del
Jordn pasaron a ser de Jordania y la Franja de Gaza pas a Egipto.
- 1958- Se cre la Repblica rabe Unida, una fusin entre Siria y Egipto.
- 1967- El 5 de junio comenz la denominada "Guerra de los seis das". Israel
derrot a Egipto, Jordania, Lbano y Siria. Ocup Gaza, la pennsula del
Sina, Cisjordania y los altos del Goln. La ONU pidi que se retire de all.
- 1973- Egipto y Siria atacan a Israel dando inicio a una guerra que termin
sin triunfo alguno.
PROCLAMACIN DEL ESTADO DE ISRAEL EN 1948
Luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, en la cual tras la actuacin de
Adolf Hittler murieron millones de judos y otros debieron huir, comenz una
organizacin poltica en el territorio.
En noviembre de 1947, Naciones Unidas aprob un informe que recomendaba
la divisin de Palestina en dos Estados independientes (aunque
econmicamente unificados). Ms de la mitad del territorio perteneca a los
judos y el resto a los rabes.
Para la Liga rabe, que intentaba evitar la fundacin de un Estado judo en
Oriente Medio, la divisin fue tomada como un acto de guerra. En febrero de
1948, los conflictos avanzaban. Sin embargo, la milicia israel, obtuvo el control
del territorio concedido por la ONU y tom posiciones en tierras rabes.
El 14 de mayo, fue proclamado el Estado de Israel. David Ben Gurin, se
convirti en el primer ministro del gobierno provisional y en enero de 1949 del
gobierno de facto.
EE UU y la URSS reconocieron a Israel inmediatamente. Al da siguiente, se
retir Gran Bretaa y cinco pases rabes atacaron a la nueva Nacin. La ONU
envi a un mediador que tras una corta negociacin, fue asesinado por
extremistas.
Datos:
- Egipto revel que la violencia poltica en el pas dej 2600 muertos desde el golpe 2013
31.05.2015 El organismo gubernamental egipcio revel en su informe que entre los
fallecidos hay 1.800 civiles, de ellos 1.250 miembros y seguidores de la
Hermandad Musulmana, la organizacin islamista conservadora que sigue
apoyando a Mursi y pidiendo su restitucin en el poder.
Adems, el saldo de vctimas fatales incluye a 700 oficiales y agentes de la
Polica y de las Fuerzas Armadas, segn cit la agencia de noticias EFE.
El informe, que no da ningn detalle sobre los cien muertos restantes, s
especific que de los 1.250 vctimas islamistas, 750 murieron durante los
masivos desalojos policiales del 14 de agosto de 2013 que pusieron fin a los
campamentos populares de los opositores que pedan en las calles la
restitucin del presidente democrticamente electo.
En 2012 y con el apoyo principal de la Hermandad Musulmana, una
organizacin que haba estado durante dcadas sumida en la
clandestinidad, Mursi gan las primeras elecciones democrticas de Egipto,
apenas un ao despus del derrocamiento de Hosni Mubarak.
Un ao despus de la asuncin de Mursi, el Ejrcito, que haba sido leal a
Mubarak, derroc al presidente islamista, apoyado por manifestaciones
multitudinarias que pedan detener la islamizacin del Estado.
Con el respaldo de millones de ciudadanos, el gobierno de facto
inmediatamente impuso un nuevo rgimen autoritario, en el que toda la
oposicin fue reprimida y perseguida judicialmente.
Durante los primeros meses del gobierno de facto mat a ms de mil
opositores islamistas y encerr a otro tanto. Ms tarde complet la
supresin de las voces disidentes en la calle imponiendo una ley que
prohbe cualquier manifestacin y protesta que no haya sido previamente
aprobada por el gobierno.
Esta ley golpe el poco poder de movilizacin que le quedaba a la
Hermandad Musulmana y tambin a los movimientos de izquierda y laicos
que en principio apoyaron el golpe de 2013, pero que finalmente
comenzaron a denunciar a las nuevas autoridades civiles y militares.
En medio de este clima, Abdel Fatah al Sisi, el jefe del Ejrcito que
encabez el golpe de Estado contra Mursi, fue electo presidente en unos
comicios marcados por la escasez de candidatos y una gran apata.
Legitimado en las urnas, Al Sisi calific a la Hermandad Musulmana como
una organizacin terrorista y como la mayor amenaza para la seguridad del
pas.
El informe del Consejo Nacional de Derechos Humanos hizo una mencin
tangencial a la masiva persecucin judicial que sufrieron y sufren miles de
opositores, islamistas y laicos, al pedir a las autoridades del pas que
modifiquen el Cdigo Penal para reducir el nmero de delitos que son
pasibles de ser penados con la muerte.
Cientos de personas, la mayora de ellas opositores islamistas acusados de
"terroristas", ya fueron condenas a pena de muerte en el ltimo ao en
Egipto en masivos juicios, cuestionados por organizaciones de derechos
humanos locales e internacionales.
El propio Mursi fue condenado a muerte de forma provisional a mediados
de este mes por el caso de la fuga de una crcel durante el levantamiento
popular de 2011, que derroc al entonces mandatario Mubarak.
La pena debe ser confirmada el prximo martes, sin embargo,
organizaciones civiles y de derechos humanos locales e internacionales han
denunciado como parcial e injusto al proceso judicial contra el presidente
derrocado.
Otra prueba que presenta el informe sobre la actual poltica sistemtica de
persecucin poltica que impulsa el gobierno del ex general golpista
devenido en presidente civil es que las crceles del pas superan en un
160% su capacidad y las comisaras en un 300%.
- Violencia en Yemen divide poderes de Medio Oriente POR DANIEL ARMIROLA R. | PUBLICADO EL 31 DE MARZO DE 2015
La interminable lucha tras la muerte del profeta de los musulmanes,
Mahoma, entre sunes y chies, tiene hoy uno de sus captulos ms
nefastos. En la nacin ms empobrecida de Medio Oriente, Yemen, la
guerra civil, el odio sectario y la debilidad de las instituciones, as como
varios cambios en la geopoltica, han hecho que la contienda se vuelva
internacional.
Potencias regionales como Arabia Saudita (sun) e Irn (chi) han tomado
como suyos el conflicto yemen y los ms recientes sucesos con la milicia
chita de los hutes cerca de obtener control de todo el territorio, y el hasta
ahora presidente Abed Rabbo Mansur huyendo del pas y dejndolo a su
suerte, han generado fuertes tensiones en Medio Oriente.
Ayer, la recientemente formada coalicin de fuerzas de pases musulmanes
aliados a Arabia Saudita (entre los que se cuenta Marruecos, Egipto,
Jordania, Kuwait, Catar, Turqua y Emiratos rabes Unidos), asegur tener
control de todos los puertos martimos del pas, tras una dura campaa de
bombardeos areos en Yemen que dejan hasta el momento 45 civiles
muertos y ms de 250 heridos.
Por qu Arabia Saudita est respondiendo de tal forma a un conflicto
fuera de fronteras? Tal como explicaron expertos a EL COLOMBIANO, la
llegada al poder en Yemen de la milicia hut significa que vecinos saudes
(tambin Irak), estn dominados por el mayor rival regional del reino
musulmn sunita: Irn.
Se trata de una reaccin del mundo sun contra la expansin de los chitas,
antes que una respuesta concreta a los problemas de Yemen. Arabia
Saudita intenta frenar a Irn, que desde hace varios aos ha expandido su
revolucin en Medio Oriente. Esto se puede evidenciar en pases como
Lbano y Siria, dijo, desde Turqua, Hasan Turk, politlogo, docente y
experto en asuntos de la regin.
Guerra regional?
El peor escenario posible por esta escalada de tensiones un conflicto
sectario con potencias extranjeras apoyando a cada bando profundizara
la ruina econmica del pas, pero generara problemas en una de las zonas
ms utilizadas por la navegacin. En cualquier caso, qu tan probable
podra darse esta coyuntura?
No creo que ocurra a tal escala. Irn no quiere enfrentar directamente a
ms de 10 pases, ahora aliados, pero s habr una ayuda tcita y gradual
para intentar que los hutes resistan la ofensiva saud, agreg Turk.
Por otra parte, sigo siendo escptico de que la fuerza conjunta rabe que
impulsan los sauditas tenga el mismo carcter decisivo de entes como la
Otan. Es muy difcil que naciones que ni siquiera pueden enfrentar
problemas internos aporten las fuerzas necesarias para consolidar
realmente una coalicin como esta intenta ser, argument.
El escenario por tanto permanecer, tal como coincide Enrique Serrano,
docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del
Rosario, con los yemenes chitas rechazando cualquier intervencin
externa, al considerarla un ataque con viejas intenciones coloniales. La
situacin del pas no ser estable en mucho tiempo, por ser tan compleja y
precaria.
Riesgos y agravantes
Esa complejidad se evidencia en distintos asuntos problemticos que
conlleva el conflicto. En primer lugar, para Serrano, uno de los factores que
est causando esta escalada de las tensiones regionales es,
indudablemente, la crisis en el precio del crudo, que est generando
mucha inestabilidad y no ayuda a que la situacin vuelva a la calma.
Y con el escenario como est, los riesgos son diversos: Que el odio sectario
se intensifique en la regin; que se vea impedida la navegacin y por tanto
el comercio en el estrecho Bab al-Mandab, que lleva al Canal de Suez; un
resurgimiento del separatismo sureo en Yemen; y que se fortalezca el
grupo extremista sun Al Qaeda.
- Violencia y terrorismo en el Medio Oriente Sbado 10 de mayo de 2008 por CEPRID
Terrorismo islmico! Es la etiqueta ms comn que cuelgan los voceros
occidentales y que reproduce incansablemente la gran maquinaria de
propaganda que constituyen sus poderosos medios de prensa, tratando de
imprimir una explicacin falseada para la espiral de violencia que ya no
solo sacude al Medio Oriente.
Tambin utilizan apelativos como fundamentalismo, fanatismo y
extremismo, siempre colocndole el apellido de islmico y hay que
reconocerlo, han logrado permear o al menos confundir a sectores de la
opinin pblica con estos conceptos. Ellos, el colonialismo primero y el
neocolonialismo devenido en imperialismo despus, son maestros en la
manipulacin de ideas.
Las guerras y la violencia en el Medio Oriente como en muchas otras partes
del mundo, tienen larga historia, pero para encontrarle una explicacin a
los conflictos actuales, no es necesario retroceder a la poca de las
conquistas de Alejandro Magno, ni a los enfrentamientos entre antiguos
imperios, ni siquiera a las pretensiones colonizantes de las cruzadas,
aunque tal vez estas ltimas constituyeran una especie de adelanto de lo
que ocurrira unos diez siglos despus.
A finales del siglo XIX, el Imperio Otomano, en franca descomposicin, an
dominaba buena parte del Medio Oriente mientras las grandes potencias
colonialistas de Europa trabajaban para despedazarlo y apoderarse de una
regin considerada estratgica por su emplazamiento geogrfico y sus
recursos naturales. Todava el petrleo no se haba convertido en savia
vital para el desarrollo moderno.
La coyuntura para lograrlo surgi cuando Turqua se ali a Alemania en la I
Guerra Mundial, hecho aprovechado por Francia e Inglaterra para
intensificar su penetracin en la regin, buscando el apoyo de fuerzas
rabes bajo la promesa, incumplida despus, de permitirles establecer un
reino rabe independiente. Ambas potencias firmaron de forma secreta en
1916, el Tratado Sykes-Picot, mediante el cual se distribuan la regin
trazando fronteras de acuerdo con sus intereses, en lo que puede
considerarse el inicio de la tragedia que llega hasta nuestros das. La
ocupacin colonial se impuso a sangre y fuego reprimiendo el naciente
movimiento nacionalista e independentista rabe, que incluy el
bombardeo de Damasco por los franceses y la utilizacin por los britnicos
de gases mortales contra los patriotas iraques.
El sionismo, corriente poltica extremista, surgi a finales del siglo XIX
basndose en el concepto de que los fieles de la religin juda en cualquier
parte del mundo, constituan una nacin y un pueblo especial elegido por
Dios, al cual segn se narraba en el Antiguo Testamento, este haba
otorgado el derecho a ocupar la tierra prometida en Palestina.
Argumentando discriminaciones y persecuciones, sus ideas, rechazadas por
muchos judos en un inicio, fueron impulsadas despus por el dinero del
gran capital en el Viejo Continente y encontraron respaldo en los
gobernantes britnicos, que creyndolo til a sus intereses, otorgaron en
1917 mediante un documento conocido como Declaracin Balfour, el
derecho a iniciar la ocupacin de ese territorio para constituir all lo que
llamaron un hogar nacional para el pueblo judo.
Por ese entonces, la casi totalidad de la tierra en Palestina era propiedad
de la poblacin rabe que haba vivido all desde siempre, por lo que
Inglaterra concedi a los sionistas algo que no le perteneca. Ello dio lugar a
la violencia que se iniciara desde los aos 20 y cuya escalada se mantiene
hasta hoy.
Los sionistas consumaron la ocupacin expulsando a los palestinos de
decenas de pueblos y ciudades, mediante una campaa terrorista que
estos han calificado como la nakba (tragedia), la cual culminara con la
constitucin del estado de Israel el 14 de mayo de 1948, hace ahora 60
aos (8 de mayo segn el calendario judo). Se creara tambin otro
problema, el de millones de palestinos refugiados en pases vecinos. Ya por
entonces, los intereses imperialistas estadounidenses atrados por el
petrleo, haban desplazado en lo esencial a los britnicos en el Medio
Oriente y el inicial conflicto palestino se extenda convirtindose en el
conflicto del Medio Oriente, insertndose paulatinamente en el marco de
la confrontacin este-oeste. El enclave sionista devino hasta nuestros das
en base para los planes de dominacin de Washington y para frenar los
movimientos nacionalistas y de liberacin en la importante regin. Paralelo
a este proceso histrico, se produjo una fuerte y creciente penetracin
sionista en los crculos de poder de los Estados Unidos, que confluyendo
con sus corrientes polticas ms conservadoras y reaccionarias,
promovieron varias guerras y llevaron a cabo en los ltimos aos, la
criminal invasin y ocupacin de Iraq; amenazan con atacar a Irn y Siria; y
propugnan la toma del poder en el Lbano por fuerzas que le sean afines.
Son tambin los responsables de que contine el martirio palestino al
rechazar el reconocimiento de los derechos de este pueblo.
Imperialismo y sionismo mancomunados, emplean cualquier mtodo:
crceles secretas, secuestros y torturas; campos de concentracin;
utilizacin de armamentos de todo tipo, as como una permanente
campaa no menos letal, de terrorismo meditico. Y continan gritando:
Terrorismo islmico!
Pero no, qu va... Ni Allah, Dios o Jehov, tienen que ver con esto. La
violencia y el terrorismo fueron sembrados por el colonialismo, y los cultiv
y siguen hacindolo el imperialismo y el sionismo.
Cese la filosofa del despojo y finalizar la filosofa de la guerra, dijo Fidel
en Naciones Unidas hace varias dcadas y sus palabras tienen hoy ms
vigencia que nunca.
Ernesto Gmez Abascal ha sido embajador de Cuba en diferentes pases de
Oriente Medio.
3.1.2 Africa
La prctica de la violencia en poltica: el caso de frica
11/01/2012
En lo que concierne el continente africano, frica bajo la colonizacin y
frica pos-colonial sigue siendo una zona geopoltica en la que las
violencias polticas son todava mltiples y perennes cualquiera que sea la
naturaleza de los regmenes del momento.
Hay pltora de dictaduras despiadadas en frica en las que la violencia
poltica cotidiana como modo de gobernanza es incontestable.
Dicho esto, con el fin de no exponerme a omisiones (involuntarias) o a
desconocimiento (inmotivado) y a fin de cortar por mi parte todo desvaro,
no mencionare el nombre de ningn pas de frica aunque el deseo me
invade con fuerza...
La violencia poltica estuvo presente y fue practicada en frica bajo la
colonizacin antes pues de la accesin de casi todos los pases de frica a la
soberana nacional y est presente por supuesto en diferentes grados, bajo
los regmenes de la pos-colonizacin. No era raro que en los pases de
frica recientemente independientes, las pasiones polticas del pas que
acababa de liberarse del yugo colonial se orientaran hacia la rebelin y la
violencia. Conviene sealar que en esas circunstancias, el sistema de
dominacin partidario alrededor de un lder poltico fuerte, en los aos que
siguieron inmediatamente a la independencia ha sido seguido
generalmente de una fase de crisis polticas sucesivas caracterizadas por
altercados partidarios extremamente violentos.
Las violencias unidas al ejercicio del poder poltico son abundantes en
frica; a ellas se agregan las numerosas e inauditas violencias militares y
policacas, contra los opositores polticos o contra la sociedad civil. Estas
violencias casi ordinarias dejan a individuos a encarcelamientos arbitrarios,
a interrogatorios en los que se practica la tortura as como a ejecuciones
sumarias. No es raro que en ciertos pases de frica, el descubrimiento de
osarios corrobore la sospecha de asesinatos masivos obra de esbirros del
poder o de mercenarios extranjeros (...).
La represin de las manifestaciones callejeras constituye la regla,
cualquiera que sea su motivo y aunque este fuera legitimo. La desaparicin
de personas hunde en el dolor a familias innumerables. Tambin, la
inclinacin a las practicas inmorales llevando a la codicia y captacin de
esposas ajenas (constituyen ofensas a la vida privada) son una prctica
extremamente violenta de humillacin poltica muy apreciada por la lite
de los poderes autocrticos en frica ()
Existen tambin otras formas de violencias polticas, ms larvadas y
discretas: prohibicin de la libertad de expresin, privaciones econmicas,
acoso moral, prohibicin de viajar, el no expedir el titulo de viaje,
propagacin de calumnias, tentativas de disolucin de formaciones
polticas. Estas violencias se ejercen menos directamente, pero se practican
tambin con el fin de limitar el campo de accin de la oposicin poltica.
Todos los pases de frica en los que la prctica de violencias polticas es
corriente, no forman un bloque uniforme. frica se compone de estados de
dimensiones diferentes fruto de una fantasiosa decepciona colonial:
pequeos Estados y grandes Estados. Adems, todos los pases de frica no
han accedido a la independencia en las mismas condiciones y al mismo
tiempo. frica no forma pues un bloque histrico homogneo. Hay un
frica llamada francfona, un frica anglfona, otra llamada hispnica, un
frica lusfona y una magreb. Los diferentes Estados, que componen el
continente africano, han accedido a la independencia siguiendo procesos
diferentes, tanto en el tiempo como en la forma. La parte de las herencias
coloniales es pues diferente de un Estado a otro.
Despus de la Segunda guerra mundial, frica fue sometida a semejanza
del resto del mundo, a las nuevas realidades nacidas del conflicto.
Correlativamente frica vivir las consecuencias de la guerra fra.
El fin del bloque comunista entre 1989 y 1991, desestabiliz muchos
regmenes autoritarios en el continente africano con la celebracin en
muchos pases de conferencias calificadas nacionales y soberanas... una
especie (de derivativo, de desfogue y de arreglo de cuentas, acompaado
de toma de decisiones con carcter ejecutorio) retransmitido en directo
por televisin.
En definitiva, si despus de las conferencias nacionales soberanas, algunos
hombres aqu o all han cambiado a la cabeza de los Estados y una ventana
de libertad se ha entre abierto, las practicas, en s, han cambiado poco!
Por lo dems, hay una circunstancia agravante bajo los regmenes
autocrticos. A la violencia repetitiva como modo de gobierno, se aaden
predaciones econmicas en la cspide del Estado, con una impresin de
privacin absoluta de beneficio de algunos y en detrimento del inters
general; el resultado es anarqua y corrupcin. Estas violencias polticas
regularmente denunciadas por la sociedad civil y los organismos
internacionales con vocacin a la financiacin del desarrollo, caracterizan
perfectamente el sistema poltico de tal o tal otro pas africano ().
Por otra parte, las violencias polticas son tambin la expresin, de la
instrumentalizacin de etnias, mantenidas y exacerbadas con fines
dudosos.
As, la vida poltica en muchos pases de frica, desde 1958 est
determinada por una ubicuidad de la violencia, aunque hoy haya ms o
menos una disminucin. La violencia poltica en frica aparece en
sentido estricto en todos los niveles del ejercicio del poder civil y de la
autoridad militar; en este caso se trata claramente de una cultura poltica.
Las opiniones pblicas africanas sufren de lleno estas violencias polticas.
Las consideraciones econmicas intervienen en este caso de manera
evidente en las actitudes colectivas. En efecto, las situaciones econmicas
individuales, muy difciles para la mayora, condicionan su atona y su
lasitud. Los componentes de la opinin pblica buscan mas sobrevivir que
cuestionar el rgimen y su sistema. En la mayor parte de los casos en los
que la opinin pblica se compromete por una va de polmica, !lo hace
por despecho!
La opinin pblica sin embargo reacciona por pulsiones, asimilables a
rebeliones del hambre, que aparecen como actos polticos. En definitiva las
poblaciones sufren y experimentas la violencia poltica.
Por otra parte, la comunicacin poltica entre la cspide del Estado y el
pueblo, sobre cuestiones econmicas y de sociedad, pasa por la violencia
poltica. (Ver las protestas ligadas con el aumento de coste de tal o tal
producto de primera necesidad y la extrema violencia con que el Estado
responde).
En consecuencia, es inexacto considerar que las opiniones pblicas
africanas son pasivas frente a las violencias polticas ejercidas contra ellas.
La muchedumbre reacciona de la misma manera que sufre la violencia, con
una reaccin colectiva incontrolada que se transforma en destrozos.
En conclusin, es tentador afirmar que en frica la violencia es
omnipresente y est arraigada; lo fue bajo el rgimen de la colonizacin, y
lo es en la era de conmemoracin del cincuentenario de las
independencias, como modo de gobierno cotidiano en un cierto nmero
de pases. Acta como un reflejo poltico, no solamente por parte de los
actores polticos, sino tambin en las opiniones. Esta arraigada en la vida
pblica, como una cultura poltica de lo cotidiano.
El porcentaje de alfabetizacin global de las poblaciones siendo muy
mediano y las carencias en materia de cultura poltica de los lderes
polticos africanos, evidentes, este conjunto contribuye al carcter perenne
de las violencias polticas en frica.
Terrorismo en africa
Para entender qu es exactamente el grupo terrorista Boko Haram que
acta en Nigeria, basta descifrar el significado de su nombre.
Boko Haram significa la educacin occidental es pecado.
El nombre, en la lengua local, el hausa, traduce con exactitud la forma de
pensar del grupo terrorista fundado por Mohammed Yusuf, un radical que
soaba con que en Nigeria se establezca un estado islmico. El objetivo an
se mantiene, pese a que en 2009 la polica le dio de baja. Bsicamente,
entonces, la guerra que est librando Boko Haram es religiosa. Por lo
menos esa es la versin oficial que nos cuentan.
En Nigeria, por cierto, hay dos grandes religiones. Estn de un lado los
musulmanes, y del otro los cristianos. Segn un clculo del Departamento
de Estado de Estados Unidos, la mitad del pas es musulmana, el 40% son
cristianos y el resto son practicantes de religiones indgenas.
Boko Haram pretende sin embargo que se imponga para todos la ley
Sharia, que es el derecho islmico. En otras palabras, es una especie de
cdigo de conducta que abarca desde cultos religiosos, criterios de la moral
y valores, hasta la alimentacin y la manera de vestir.
Sin embargo, el problema es que Boko Haram est malinterpretando el
Corn. Por lo menos es lo que opina Haseeb Samadi, un afgano
entrevistado por El Pas.
Los grupos como Boko Haram que reivindican la lucha armada contra
quienes no practican el Islam estn malinterpretando el Corn. Hay versos
en el Corn en los cuales Dios dice que hay que pelear contra los no
creyentes, pero esos versos fueron revelados a nuestro profeta cuando las
tribus rabes se reunieron para luchar contra las tribus musulmanas, hace
mucho tiempo.
En el corn, por lo dems, tambin dice: Si ellos quieren paz, llvenlos a
un lugar seguro, y otro verso dice: Durante la guerra no lastimen a los
viejos ni a los nios ni quemen los rboles.
As las cosas, dice Samadi, A Boko Haram le estn pagando por matar, por
hacer lo que hace. Quines? No lo s, pero les pagan, y eso lo sabemos
todos los musulmanes que estamos en contra de la guerra.
Enseguida agrega: El Islam es la religin de la paz y la justicia. Yo por
ejemplo hasta tendra miedo de matar a una hormiga, porque qu hago si
Dios me pregunta la razn por la cul mat a ese ser inocente? Y adems
hay un verso en el Corn que dice: Sus hermanos ms cercanos son los
cristianos. Por qu Boko Haram mata cristianos en Nigeria entonces?
Porque la guerra les da dinero. Pareciera que todo encaja.
Tal vez Boko Haram malinterprete otro pasaje del Corn. El caso es que
para el grupo, las mujeres no pueden estudiar. Su nica funcin es
permanecer en casa criando a los hijos y atendiendo a sus esposos. Una
mujer, para Boko Haram, no necesita ir a la escuela, ni siquiera para
aprender a leer o escribir.
Eso podra explicar por qu uno de sus blancos primordiales son,
justamente, jovencitas estudiantes. En abril pasado, por ejemplo, el grupo
terrorista secuestr a 300 nias y adolescentes en Nigeria. 219 an
permanecen en cautiverio.
Como los miembros de Boko Haram permanecen huyendo de los
operativos del gobierno, abandonan a sus esposas. Las nias secuestradas,
se dice, deben reemplazarlas: las someten a tener relaciones sexuales y las
obligan a asear sus escondites.
Aunque existe otra teora: Boko Haram ataca a las mujeres para
conmocionar al mundo, darse a conocer. El horror parece ser su mejor
publicidad.
Esta semana, para citar apenas una de sus barbaries, el actual lder de Boko
Haram, Abubakar Shekau, reivindic la responsabilidad por la masacre
cometida en la localidad de Baga, al noreste de Nigeria, el pasado tres de
enero, y amenaz con ms violencia.
En Baga, frontera con Camern, unos 2.000 civiles fueron asesinados y
3.700 viviendas y negocios quedaron destruidos, segn Amnista
Internacional.
Somos quienes combatimos a la gente en Baga, y los matamos como l
(Al) no los orden en su libro. Este es apenas el inicio de las muertes. Lo
que han visto es apenas la punta del iceberg. Ms muertes se avecinan.
Esto va a marcar el fin de la poltica y la democracia en Nigeria, dijo
Abubakar Shekau, el lder de Boko Haram, en un video que se difundi
hace unos das.
Por cierto: Nigeria se prepara para elecciones el prximo 14 de febrero.
El ataque a Baga desat cierta indignacin de los gobernantes de algunos
pases que estn dispuestos a ayudar al ejrcito nigeriano en la lucha
contra Boko Haram. Camern, por ejemplo, recaptur este mes una base
militar, adems de liberar a numerosos nios y mujeres secuestrados por el
grupo terrorista.
El mircoles, tambin, el secretario general de la Comunidad Econmica de
los Estados de frica Central, Allam-Mi, Ahmad, se reuni con el presidente
de Camern, Paul Biya y dijo que el organismo regional ayudar en la
guerra contra Boko, porque es importante arrasar con esa organizacin
terrorista".
En Nger, cancilleres regionales analizaban cmo establecer una fuerza
multinacional para combatir a los extremistas que, segn Naciones Unidas,
desde 2009 han generado el desplazamiento de un milln de personas que
habitaban el Norte de Nigeria.
De hecho, la Organizacin Internacional para las Migraciones (OIM) advirti
que en caso de Boko Haram contine con la violencia, la estabilidad de
frica est en riesgo.
Estamos preocupados por el impacto de la crisis en la regin y por las
posibles amenazas a la paz y la seguridad de los pases vecinos, como
Camern, en caso de que se extienda la insurgencia de Boko Haram, le
dijo a la prensa internacional el director de operaciones de la OIM,
Mohamed Abdiker.
Algunos reportes periodsticos sobre Boko Haram
Nigeria: una secuencia brutal de atentados islamistas deja ms de 200
muertos
Publicado: 21 ene 2012 21:35 GMT
Una serie de atentados en el norte de Nigeria ha dejado al menos 215
muertos y decenas de heridos. Las sangrientas acciones llevan la marca
brutal del grupo islmico radical Boko Haram, que se responsabiliz de
otros recientes ataques semejantes.
Una serie de atentados en el norte de Nigeria ha dejado al menos 215
muertos y decenas de heridos. Las sangrientas acciones llevan la marca
brutal del grupo islmico radical Boko Haram, que se responsabiliz de
otros recientes ataques semejantes.
Seis explosiones sacudieron la ciudad nigeriana de Kano, segn medios
locales. Se informa que la cifra de vctimas va en aumento debido a la
gravedad de las heridas que presentan algunas de las vctimas que fueron
hospitalizadas tras los ataques.
Entre los fallecidos se encuentran varios agentes de las Fuerzas de
Seguridad, un periodista de la televisin local Channels y al menos uno de
los terroristas.
Los teroristas hicieron estallar un coche bomba ante una comisara de la
Polica Nacional de una zona residencial, y llevaron a cabo varios ataques
con armas ligeras y explosivos contra otras comisaras, as como contra las
oficinas del Servicio Estatal de Seguridad y de Inmigracin.
El grupo fundamentalista islmico Boko Haram, que reclam la autora de
los atentados del pasado 25 de diciembre contra una iglesia catlica de
Madalla (centro), en los que murieron 44 personas, tambin se
responsabiliz de estos ataques mediante una llamada telefnica al diario
local "Daily Trust".
Es la primera vez que Boko Haram lleva a cabo una serie de atentados de
tal magnitud en la nortea Kano, la segunda ciudad ms poblada del pas,
desde que comenz la sangrienta campaa en el norte, de mayora
musulmana, que ha dejado cientos de muertos y ha dejado miles de
heridos.
El comisario estatal de Informacin de Kano, Umar Farouk, anunci la
decisin gubernamental de decretar un toque de queda de 24 horas. Segn
Boko Haram, los ataques son la respuesta a la negativa de las autoridades
federales a liberar a algunos de sus miembros detenidos.
Boko Haram lucha por instaurar la ley islmica (sharia) en el norte de
Nigeria, de mayora musulmana. El grupo fundamentalista, que ha
admitido en varias ocasiones su vinculacin con la red terrorista Al Qaeda,
se responsabiliz tambin del atentado contra la sede de la ONU en Abuya
el 26 de agosto de 2011, que dej 25 muertos.
3.1.3 Amrica latina.
Durante las dcadas de 1960 y 1970 del siglo XX, Amrica Latina vivi, de
manera sistemtica y estratgica, un proceso de militarizacin, el cual utiliz
como acto poltico de expresin, como puesta en escena, la forma del golpe de
Estado. Si bien la literatura poltica acu este trmino para describir la
irrupcin de gobiernos de facto asociados a un tipo especfico de autoritarismo,
en el curso de este proceso el trmino golpe de Estado adquiri la
particularidad de expresar la captura del Estado por instituciones militares a
partir de un acto material y simblico. Material, en la medida en que fueron
golpes que utilizaron infraestructura propia de una situacin de guerra,
movilizando sofisticados recursos para la conquista efectiva de instituciones
organizadas exclusivamente desde el poder civil. Simblico, debido a que
dichas instituciones no slo representaban los puntos ms significativos del
campo poltico (llmese casa de gobierno, ministerios, medios de
comunicacin, universidades), sino que, adems, sobre ellas se despleg un
conjunto de cdigos altamente jerarquizados destinados a inundar el mbito
pblico de un principio de excepcionalidad, hasta entonces, propio de
situaciones catastrficas o de agresin externa.
La toma violenta del Estado, en cuyo seno descansaba el poder poltico mismo,
se convirti, desde la dcada de 1960 en una prctica recurrente de las
instituciones de defensa nacional, constituyndose no slo en actores
fundamentales del proceso de cambio que sufri el continente, sino en
garantes del curso irreversible que este proceso adopt en los aos siguientes.
Se trata de un proceso de cambio que implic diversos planos de la escena
nacional, y que podran ser resumidos en la abolicin de la idea tradicional de
Estado y de la centralidad de las instituciones pblicas que le acompaaban en
el ejercicio de articulacin de la vida poltica en sociedad.
En este contexto de militarizacin, los golpes de Estado constituyen un acto
fundacional de lo que podramos llamar un nuevo escenario estatal a travs del
cual comenzara a expresarse una forma indita de administracin de la vida
poltica y de los asuntos pblicos: una entelequia administrativa excepcional
que, con el tiempo, destruy el horizonte de accin que el Estado nacional
latinoamericano haba histricamente trazado.
En este sentido, el Estado, cuya historia en Amrica Latina es indisociable de
una violencia poltica que atraviesa con sistematicidad el siglo XX, vive a raz de
este proceso de militarizacin una transformacin paradigmtica. No slo se
dar fin a la estructura tradicional de Estado, a partir del cual los proyectos
modernizadores encontraban su realizacin programtica (en el "Estado
nacional desarrollista" o en el "Estado nacional populista", por ejemplo); sino
que, a su vez, toma lugar la "extincin" de la idea misma de Estado, de su
protagonismo ideolgico, digamos: de su condicin de aparato. El Estado
pierde as su centralidad en las decisiones polticas y econmicas, relevando su
lugar a la estructura supranacional del capitalismo mundial.
Esta prdida ocurre de modo consustancial al agotamiento sistemtico (y
sintomtico) de la sociedad civil y de las prcticas pblicas tradicionales,
describiendo con ello un estado de poca que fue denominado en la dcada de
1990 como neoliberalismo. ste no slo debe ser entendido aqu como un
conjunto de axiomas econmicos, concibiendo lo econmico como una esfera
particular de la cuestin nacional. Por el contrario, debe entenderse como un
programa continental de articulacin de la fuerza social, que fue producto de
un proceso histrico de disciplinamiento riguroso de la sociedad civil y sus
relaciones polticas. De este modo, la instalacin regional del neoliberalismo1
describe un acontecimiento poltico ms que econmico, puesto que las
llamadas polticas econmicas puestas en prctica a lo largo de este proceso de
militarizacin -privatizacin, desregulacin, liberalizacin, descentralizacin,
por nombrar algunos lugares comunes- constituyen, en rigor, una economa
poltica que tuvo como principio el desmantelamiento del Estado nacional y su
estructura ideolgica como promotor exclusivo del desarrollo econmico. No
obstante, algunos de estos procesos la descentralizacin o la modernizacin
del Estado pudieron ser vistos con cierto optimismo poltico al inicio de las
transiciones a la democracia, lo cierto es que en trminos efectivos, concretos,
constituyen parte esencial de la despolitizacin del Estado en Amrica Latina.
Ms all de los eufemismos e ideologemas que nutren los discursos polticos
contemporneos en torno a la necesidad de "profundizar" reformas
estructurales del Estado latinoamericano, habra que preguntarse con rigor si
acaso estas reformas no fueron el salvoconducto que requiri el capital
internacional para hacer ms "competitiva" la Regin respecto de los intereses
transnacionales.2
Ahora bien, en este contexto especfico de militarizacin, el golpe al Estado
representa el ltimo acto contra el Estado latinoamericano.3 Digamos que el
Estado no slo es tomado por fuerzas poltico-militares hasta entonces
reincidentes en el ejercicio autoritario del poder, sino que, adems, dichas
fuerzas tienen por objeto destruirlo (el caso chileno es literal) al punto de diluir
el contenido de las relaciones polticas entre Estado y sociedad civil. No se
trata, esta vez, de que los golpes sean expresin de la precariedad estructural
de las instituciones polticas latinoamericanas, es decir, de su "incapacidad de
encauzar y absorber el conflicto poltico al interior de un marco de
estabilidad".4 Por el contrario, se trata de un fenmeno que rompe la
estructura misma a travs de la cual el campo poltico y el Estado regulaban el
conflicto social, administrando el desarrollo econmico en torno a proyectos
polticos nacionales.
Desde esta perspectiva, la ltima gran transformacin del campo poltico
latinoamericano acontece cuando el Estado es despojado militarmente de su
condicin histrico-tradicional de administrador de la vida pblica. Esto es,
cuando los gobiernos militares pongan en funcionamiento una racionalidad
represiva destinada a eliminar parte sustancial del campo poltico con el fin de
despolitizar la esfera pblica hasta entonces vigente. Una vez que el Estado sea
brutalmente despolitizado, perder centralidad como articulador de la vida
pblica, conduciendo un conjunto de reformas estructurales que lo llevarn
hacia su minimizacin absoluta, tal vez su forma ms acabada.
Los golpes militares al Estado que comienzan a registrarse desde 1964, en
Brasil, extendindose por la dcada hasta mediados de la dcada de 1970,
marcan un periodo de grandes transformaciones en la estructura poltica y
econmica de la regin, teniendo como caracterstica central tanto la puesta
en marcha de severas reformas al Estado, como tambin el despliegue de una
poltica represiva sobre amplios sectores de la sociedad civil. Desde el golpe de
Castelo Branco, 1964, o el golpe del general Ongana en Argentina, 1966,
comienza a gestarse un nuevo tipo de violencia poltico-militar que tiene como
objeto intervenir el Estado y reorientar la sociedad civil en torno a un
paradigma de dominacin hasta entonces indito. Se inaugura as "un proyecto
de dominacin continental, de naturaleza hegemnica",5 que reescribe la
relacin histrica entre inestabilidad poltica e intervencin militar, a partir de
la cual, el fenmeno dictatorial encontraba su explicacin ms requerida.6
GOLPES DE ESTADO Y MILITARIZACIN
Este proceso de militarizacin que viven el Estado y la sociedad civil tuvo la
particularidad de ser epocal, describiendo con ello no slo un fenmeno de
coincidencias geogrficas, sino, sobre todo, un estado de poca que encontr
su originalidad en los golpes "cvico militares" que irrumpieron cronolgica y
sintomticamente en la primera mitad de la dcada de 1970 Bolivia, en 1971;
Chile y Uruguay, en 1973; Argentina, en 1976. Tambin habra que tomar en
consideracin el hecho de que las dictaduras de Paraguay (desde 1954) y Brasil
(1964), conducen, en los comienzos de la dcada de 1970, un cambio doctrinal
del perfil represivo que hasta entonces haban exhibido. El "golpe dentro del
golpe", en Brasil, 1968,7 y la promulgacin, en 1969, de la Ley de Seguridad
Nacional por el gobierno de Mdici. El golpe de Estado al golpe de 1968, en el
Per, en 1975. En este contexto represivo no habra que olvidar, ciertamente, a
Mxico, all donde la intervencin policaco-militar del gobierno de Gustavo
Daz Ordaz cobr la vida de un nmero an no precisado de estudiantes
congregados en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en 1968. Ocurrira lo
mismo en 1971, cuando gobernaba Luis Echeverra, inaugurando con ello un
periodo de intervencin radical de la sociedad que tuvo como caracterstica
central el uso del ejrcito y sus tcticas de guerra en contra de su propia
poblacin civil.
Como vemos, se trata de un proceso que difcilmente puede ser analizado de
manera particular, remitindolo a las especificidades nacionales en la que
dichos golpes y procesos militares tuvieron lugar. Argentina, al igual que
Bolivia, posea una historia de golpes de Estado anterior a la dcada de 1970
completamente distinta de la que, a simple vista, uno puede apreciar en las
historias polticas nacionales de Uruguay y Chile. Entonces, lo que habra que
resaltar en este periodo es el momento de su integracin regional, el carcter
expansivo e internacional de su poltica represiva, a partir de la cual se
alinearon las dictaduras militares. Dicha integracin, que posee como punto
articulador la Doctrina de Seguridad Nacional promovida por Estados Unidos
durante la Guerra Fra, alcanz niveles que configuraron lo que Alain Rouqui
denomin "Estados militares", a la hora de describir la regularidad de la
variable marcial en el autoritarismo latinoamericano de estas dcadas.8
As, los golpes abrieron una nueva poca, a partir de la cual hizo entrada una
estrategia de integracin militar de carcter internacional (caracterizada
ejemplarmente en el Cono Sur por la llamada Operacin cndor), que tuvo por
objeto erradicar de la regin no slo el campo poltico y cultural de la izquierda
(el comunismo, el utopismo revolucionario, la conciencia crtica, la atmsfera
intelectual a travs de la cual se nutrieron los partidos polticos de la
revolucin) sino, principalmente, a los sujetos portadores de dicha cultura: su
militancia, el conjunto de hombres, mujeres y nios que se insertaban en el
horizonte de sentido que dicha cultura haba construido.
Desde la dcada de 1960 comienza a desplegarse un tipo nuevo de violencia en
el continente, una violencia que escap de las mltiples representaciones que,
por entonces, la lucha poltica posea. La radicalizacin de las vanguardias
revolucionarias de izquierda, como la creciente movilizacin de amplios
sectores sociales, contrast con el final abrupto que estos proyectos sufrieron
una vez que los golpes desdibujaran el imaginario sobre el cual se proyectaba
la idea misma de revolucin. Por primera vez en la historia poltica de Amrica
Latina, se pone en funcionamiento una mquina global de exterminio, cuya
caracterstica ms significativa fue la coordinacin supranacional, el esfuerzo
de integracin poltico-policial para destruir, torturar y "hacer desaparecer" al
cuerpo mismo de la izquierda latinoamericana, en una guerra unilateral que no
conoci fronteras nacionales ni lmites ideolgicos, y que excedi con creces el
marco de representacin a travs del cual el campo cultural de izquierda
articulaba sus relaciones con la escena poltica de aquellos aos.
LA TEORA DEL ESTADO AUTORITARIO Y EL PROBLEMA DEL FASCISMO
En ciencias sociales, y al interior de un campo particular de la reflexin de
izquierda, este proceso de militarizacin del Estado se denomin
autoritarismo.9 Encuentra su particularidad ms visible en el carcter
fundante, sui generis, de la irrupcin autoritaria en busca del establecimiento,
bajo la lgica de la guerra, de un nuevo orden social de disciplinamiento de la
sociedad civil, descrito a partir de la necesidad histrica de encontrar una
solucin violenta a la estructura de contradiccin entre poltica y desarrollo
econmico, entre democracia y modernizacin. Desplegada por cuerpos
militares altamente burocratizados, esta violencia tuvo por objeto implementar
una lgica particular de guerra contra la sociedad civil y sus estructuras
tradicionales de organizacin, dando lugar a un proceso de reordenamiento
social cuya conduccin dependi casi exclusivamente del Estado. Esta vez, bajo
la nocin de "Estado-autoritario".
Si bien el autoritarismo (visto como un sistema de enunciados en torno a un
fenmeno de poca) concibi al Estado como "el eje aglutinador de la
investigacin social",10 habra que agregar que fue, sin embargo, el primer
esfuerzo por comprender este proceso de militarizacin de modo genrico,
integrndolo al interior de una gran tendencia de cambio a escala continental.
No se trat, esta vez, de proyectos especficos de dominacin cuya naturaleza
se hunda en las particularidades histricas de cada Estado nacional. Por el
contrario, la emergencia del Estado autoritario mostrara un rasgo continuo,
cierta regularidad en resolver, regionalmente, el desequilibrio estructural entre
mercado y Estado, entre poltica y capitalismo. As, la teora del autoritarismo
concibi al "gobierno autoritario" como conductor de un proceso de
burocratizacin estatal, de re-ordenamiento institucional, tendiente a resolver
la creciente contradiccin entre una cultura poltica radicalizada en torno a la
nocin de cambio social, y la estructura econmica internacional del
capitalismo. El autoritarismo resolvi un dilema histrico, pero a travs de una
violencia (material y simblica) que se dejaba leer como la variable "costo"
entre el capital internacional y las expectativas polticas de desarrollo de los
Estados nacionales.
Sin embargo, el debate en torno al autoritarismo encontr su lmite real y
efectivo en la desimbricacin de la accin poltica y el discurso terico que
marcaron la prctica revolucionaria de la dcada de 1970. La revolucin, que
alimentaba y se dejaba alimentar por las ciencias sociales, pierde, en el curso
de esta dcada, abruptamente, su centralidad temtica. No slo los centros de
investigacin fueron cerrados, al igual que las carreras universitarias vinculadas
a la teora social, sino que gran parte de los intelectuales del campo fueron
severamente reprimidos, exiliados y censurados. As, esta ruptura terica que
va de la revolucin, "el tema central del debate poltico en Amrica del Sur" en
la dcada de 1960,11 a la comprensin de la naturaleza autoritaria del nuevo
Estado, depende, ms que de una crisis paradigmtica, de la experiencia de
violencia comn que vivieron los intelectuales de izquierda una vez que tienen
lugar los golpes militares al Estado. "De ah escribe Norbert Lechner un
primer rasgo de la discusin intelectual pos-73: la denuncia del autoritarismo
en nombre de los derechos humanos. Los intelectuales no luchan en defensa
de un proyecto, sino por el derecho a la vida de todos".12
La discusin generada por el autoritarismo significara, en este contexto, el
reposicionamiento del debate poltico en torno a una nueva figura del Estado
pero, principalmente, respecto a una experiencia comn que tiene a la vida
misma como problema. De este modo, en el paso que va de la vida como
problema (la lucha por el derecho a la vida) al autoritarismo como eje terico a
mediados de la dcada de 1970, se juega la recomposicin del campo y,
simultneamente, la reorientacin terica a partir de la cual el Estado ocupar
de nuevo una centralidad reflexiva. El autoritarismo, doctrina que le regalar la
base ideolgica a la democracia neoliberal en las dcadas de 1980 y 1990,13
inaugura con los golpes de Estado un cambio radical de tono al interior de las
ciencias sociales, por medio del cual la ciencia misma de la revolucin dejara
sin palabras al discurso poltico de izquierda, objeto central de la intervencin
militar que vive el continente.
Por ejemplo, al interior del campo de la sociologa latinoamericana opera un
desplazamiento conceptual que tendr una clara consecuencia en el discurso
poltico de izquierda de aquellos aos: la exclusin del fascismo como categora
descriptiva de los procesos de militarizacin en la Regin. En este trnsito
conceptual habra, tambin, que sealar como experiencia decisiva la
"renovacin socialista" que opera en el campo poltico tras la experiencia de
derrota de los proyectos revolucionarios en Amrica Latina, y la desintegracin
de la llamada "rbita socialista" europea a fines de la dcada de 1980.14
Se trata de una renovacin conceptual que transita desde el fascismo, ilustrado
por el clebre texto de Theotonio Dos Santos, Socialismo o Fascismo (1972),15
hacia la teora del autoritarismo y la tesis de los "burocrticos autoritarios" de
Guillermo O'Donnell (1976).16 Las consecuencias de este viraje conceptual, en
el que un trmino que goza de popularidad terica se desfundamenta
radicalmente dando paso a otro, gener, sin embargo, un pequeo debate al
interior de un campo mermado por la represin y la experiencia de la derrota.
Destaca el texto de Atilio Born, "El fascismo como categora histrica: en
torno al problema de las dictaduras en Amrica Latina" (1977)17 y,
ciertamente, Fascismo y Dictadura de Nicos Poulanzas (editado en espaol el
ao 1971).18 En ambos textos, cuya recepcin es clave para la adscripcin a la
teora del autoritarismo, el fascismo ser retratado, si bien como un
acontecimiento histrico actual y recurrente, dotado de un conjunto de
caractersticas que lo situaban como un fenmeno especfico de reaccin
nacionalista del gran capital interno, en que el Estado, a diferencia del Estado
autoritario latinoamericano, posea un claro papel ideolgico de intervencin.
Operara, as, una cierta tecnificacin del discurso acadmico en ciencias
sociales. Al adoptar la figura del autoritarismo como categora que le da
singularidad a las dictaduras del Cono Sur, la Sociologa des-operacionaliza la
funcin poltica que ocupaba el fascismo en el imaginario de izquierda,
estableciendo una separacin radical del discurso terico respecto del lenguaje
revolucionario, lenguaje a partir del cual se nutra la intelectualidad de los aos
60. En efecto, "muy temprano queda claro que no se trata de un fascismo,
nocin relegada al trabajo partidista de agitacin",19 sino de una nueva
composicin del poder estatal cuya naturaleza viene definida como un
proyecto global de transformacin del Estado y sus instituciones. Por lo tanto,
"esos regmenes, a diferencia del fascismo, no se basaban en la movilizacin
popular, no hacan uso de una estructura partidaria y no necesitaban de
expansin internacional".20
As, en esta sofisticacin analtica del discurso de las ciencias sociales, la
poltica de izquierda pierde el sustento terico que haca verosmil la accin en
la lucha revolucionaria, fundamentalmente en contra de un enemigo que
perteneca al imaginario poltico republicano (Salvador Allende llam fascismo
a lo que Fidel Castro llam, y llama, imperialismo). Pero tambin, habra que
agregar, las ciencias sociales pierden su vocacin poltica. Al quedar sin
referente material que vuelva efectivo al discurso terico, la Sociologa, y en
general las ciencias sociales, pierden su relacin con la accin poltica; prdida
descrita ejemplarmente por Beatriz Sarlo en el trnsito que va del intelectual
orgnico a la organicidad del experto, del revolucionario contra el Estado, al
administrador de los intereses del Estado.21 As, paradojalmente, la crtica al
"Estado Autoritario desemboca en la crtica a la concepcin estatista de la
poltica", vigente hasta la irrupcin de los golpes de Estado en la dcada de
1970.22
Las consecuencias sern visibles en el campo de las ciencias sociales:
adquiriendo mayor autonoma respecto de la prctica poltica, "la discusin
intelectual (sobre todo en las izquierdas) logra desarrollar un enfoque ms
universalista (menos instrumental) de la poltica",23 a travs del cual cobrara
forma el discurso de administracin de las expectativas democrticas y
polticas que se instala a mediados de la dcada de 1980 a partir del concepto
de "transicin a la democracia".
Sin embargo, el imaginario poltico de izquierda entre 1960 y 1980, es decir:
aquella generacin que vivi a travs de sus vanguardias (polticas, armadas,
artsticas e intelectuales) una "sobredosis de sentido," al punto de hospedar
"todos los significados de una poca",24 se vio, de golpe, inscrita en una lgica
de aniquilacin que exceda hasta lo irrepresentable el propio "imaginario de
muerte" que la lucha revolucionaria, y su cultura utpica, haban descrito en el
ideario de la emancipacin social. El fascismo, a partir del cual la
intelectualidad latinoamericana hered la forma ms oscura del enemigo
comn, se transfigur en una violencia poltico estatal que no conoci
referente terico, sino en la conduccin efectiva de un proceso radical de
eliminacin del imaginario de izquierda y, esencialmente, del cuerpo social a
travs del cual dicho imaginario se sustentaba. Se trat de la instauracin de un
escenario biopoltico que, visible hasta nuestros das, desplaz al imaginario
partisano de la lucha poltica por el cambio estructural de la sociedad. Dicho
desplazamiento coincidi con el vaciamiento radical, no slo del mbito de las
competencias pblicas -donde cobra significacin la accin poltica de
vanguardia- sino de la comunidad poltica misma: la sustancia vital que haca
materialmente posible la existencia de un campo poltico en disputa.
MILITARIZACIN Y GUERRA FRA
Tal vez el inicio del libro de Jean Franco dedicado a los aos de la Guerra Fra
librada en Amrica Latina, The Decline & Fall of the Lettered City, nos d una
fecha insigne del inicio de este proceso de militarizacin del Estado: la invasin
a Guatemala por bandas militares financiadas por Estados Unidos en 1954.25
En este libro -cuyo logro consiste en reelaborar la reciente historia cultural de
la regin poniendo como dato esencial la Guerra Fra- aparece, tal vez por
primera vez, el intento por integrar la historia de esta militarizacin a una
narrativa que lo vislumbre, ya no de manera regional (como ocurri con la
teora del autoritarismo), sino de manera mundial, al interior de un espacio de
militarizacin a escala planetaria.
La llamada Guerra Fra, cuya caracterstica principal consiste en producir un
espacio de integracin militar hasta entonces sin precedentes, abre el
Continente a una nueva relacin de fuerzas en que el Estado y la sociedad civil
pierden su centralidad en las decisiones polticas locales, dando origen, en el
caso particular de Amrica Latina, a una nueva forma de Estado o de relacin
estatal. As, la invasin a Guatemala marc el inicio de un conjunto de
intervenciones que son cruciales para comprender el trnsito que va del viejo
ideal republicano del Estado nacional latinoamericano al escenario neoliberal
globalizado; trnsito que describe la desagregacin paulatina del aparato
estatal, pero al interior del programa militar desplegado por la Guerra Fra en
el hemisferio.
Se trata de la lgica de la intervencin militar, el despliegue continental de la
forma golpe de Estado, pero esta vez bajo el contexto de la Guerra Fra, es
decir, de la expansin de una forma particular de guerra al interior de un
horizonte de intereses estratgicos supranacionales. Una guerra ideolgica que
se extendi y se libr a un nivel planetario, global si se quiere, pero esta vez, a
diferencia de las guerras mundiales anteriores, Cold War fue la forma de la
guerra como amenaza a la inmolacin nuclear del mundo, a la inminente
extincin de la idea misma de mundo. Esto ltimo resulta crucial, en la medida
que la globalizacin, entendida como el actual panorama de integracin
econmico-poltica que vivira el planeta, slo es posible all donde la propia
nocin de mundo se encuentra bajo amenaza, ante la inminencia del
cataclismo financiero o el ataque nuclear irreversible. Digamos que la Guerra
Fra es, en este contexto agonal de baja intensidad, la propia amenaza de la
guerra, la pre-guerra, lo que Paul Virilio llam pure war: el instante como
emergencia total al acontecimiento guerra, pero ah donde la guerra no es ms
su ejecucin en el campo de batalla [Hot War], frente al despliegue geogrfico
del enemigo, sino su estado de "permanente preparacin".26
De este modo, se configura en Amrica Latina un espacio de militarizacin que
tiene por objeto resolver la posicin estratgica que la regin cumple en el
horizonte de amenaza desplegado por la Guerra Fra en el mundo, pero a la luz
de un proceso endocolonizante27 que tendr como fin logstico depurar la
poblacin civil al punto de asegurar la constitucin de un nuevo modo de
administracin de la guerra y sus efectos econmicos en la sociedad. El Estado
(el Estado de Bienestar, por ejemplo) sufrir as un cambio esencial en Amrica
Latina: ste ya no disciplina al cuerpo social en busca de asegurar la fuerza
productiva que requiere el capitalismo, sino que, de ahora en adelante, elimina
parte sustancial de esa fuerza, desplegando un horizonte de intervencin
donde todo el Estado, en cuanto aparato de produccin, se encuentra dirigido
hacia la consecucin de un mismo fin: destruir parte sustancial del cuerpo
social a travs del cual el viejo patrn de acumulacin nacional se sostena. As,
la administracin del capital nacional pasa a depender directamente de una
mquina global cuya funcin es reinscribir la relacin entre poltica estatal y
produccin regional. El punto crucial aqu es establecer, a la luz de este
contexto, el estrecho vnculo no slo entre Guerra Fra y militarizacin, sino
entre neoliberalismo y guerra.28
Si como apunt Brett Levinson, "el neoliberalismo de las llamadas naciones en
desarrollo [..] es el liberalismo tardo [usa] a otra velocidad",29 dicha velocidad
hace referencia al paso (veloz, en el curso de los ltimos 30 aos) entre
dictadura y democracia, ah donde la segunda queda materialmente
determinada por la primera, en la medida que el terror cumple el primer paso
que el Estado requera para despojarse de la estructura social a la que se
encontraba determinado. En este sentido, la unidad histrica entre dictadura y
capital mundial es esencial para comprender el comportamiento general del
Estado latinoamericano actual, cuyo rasgo ms visible es su invisibilidad
total.30
Si bien el rtulo de fascismo que acu la izquierda para conceptualizar la
violencia poltica de la que era objeto, fue tempranamente deshabilitado por la
emergente teora del autoritarismo, podra, sin embargo, permitirnos
comprender un aspecto general de esta transformacin del Estado. Por un
lado, le es consustancial al autoritarismo, a la fase de burocratizacin de los
regmenes militares, un momento fundacional, una fase "revolucionario-
terrorista".31 Dicha fase, cuya caracterstica fue el terror elevado a su mximo
exponente bajo la forma indeterminada del "enemigo interno", coincidi con la
afasia conceptual en ciencias sociales, con la crisis paradigmtica que signific
el estallido de los discursos emancipadores y revolucionarios de la izquierda. El
fascismo, en este contexto de represin, fue ms bien un recurso poltico
destinado a movilizar un imaginario progresista severamente golpeado por la
experiencia misma del fracaso poltico que significaban las dictaduras. Sin
embargo, la cita poltica que se hizo del fascismo concentra, de modo
retrospectivo, un conjunto de significantes que tendrn expresin en el actual
Estado neoliberal, el "estado invisible", cuya caracterstica ms abyecta es su
continuidad lgica respecto de la fase terrorista con la que abren los golpes de
Estado el hemisferio.
Visto bajo esta ptica, este espacio de militarizacin no slo fue extensivo, en
el sentido de transformarse en una "solucin general" para asegurar los
exiguos procesos de modernizacin que se vivan en Amrica Latina, tal como
lo describi la teora del autoritarismo. Sino que, tambin, fue "intensivo",
puesto que derivaron en sangrientas dictaduras dirigidas a transformar la
estructura poltica y la base social que sostena el desarrollo econmico en el
continente, sobre la base de "colonizar" el cuerpo mismo de la nacin. Los
procesos de democratizacin que comienzan a gestarse a mediados de la
dcada de 1980, y que marcan la conclusin del autoritarismo estatal, son, en
esta lnea, la extensin programtica de estas dictaduras: una vez que parte
esencial del campo poltico regional haya sido brutalmente removido, la
democratizacin operar como un salvoconducto destinado a asegurar el
ingreso irrestricto de la fuerza social a las dinmicas econmicas y polticas del
mercado globalizado.
En trminos de Deleuze y Guattari, en el paso que va del Estado de Bienestar al
nuevo escenario neoliberal le acontece al Estado un "flujo intenso de
destruccin y abolicin pura", que lo vuelve sobre s bajo un acto de
inmolacin, en una suerte de "nihilismo realizado".32 Se trata de una pulsin
suicida que tiene por objeto la guerra total, entendida sta no bajo el axioma
clsico de la guerra subordinada a fines polticos, sino por su anverso, all
donde la guerra no slo pasa a constituir los fines polticos del Estado, sino
tambin a encarnarlo operativamente. El Estado no est en guerra sino que es
la guerra, puesto que lo que sucumbe en este espacio agonal de apropiacin es
su propio principio de legitimidad: la comunidad poltica que internamente lo
sustenta. En este sentido, cuando el Estado se ha apropiado de la guerra, es
decir, cuando la guerra misma tiene por objeto al Estado, "el aparato del
Estado se apropia de [una] mquina de guerra, la subordina a fines 'polticos,'
le da por objeto directo la guerra".33
Habra, entonces, una profunda relacin entre endocolonizacin y el momento
de apropiacin de la mquina de guerra por parte del Estado latinoamericano.
La guerra interna, desatada por ejrcitos nacionales en contra de su propia
poblacin, coincide con esa pulsin suicida que cruza la trayectoria del Estado y
que va invariablemente desde la dictadura a los nuevos regmenes
democrticos, durante los cuales el Estado no slo pierde centralidad terica
sino tambin presencia poltica e ideolgica. La llamada desaparicin del
Estado se vuelve, as, indisociable del terror desplegado militar y
estratgicamente sobre el cuerpo poltico de la nacin: con l se realiza tanto
la consumacin de un nuevo programa de acumulacin del capital
internacional, globalizado, si se quiere, como tambin la reforma de ajuste y
minimizacin que el Estado requera para poner en marcha su ingreso total al
mercado mundial. "El genocidio [escribe Federico Galende] no es un accidente
inherente al reordenamiento de la sociedad, sino la funcin a travs de la cual
la burguesa destraba la 'lgica de acumulacin' de los obstculos impuestos
por el debate poltico de la sociedad".34
Sin embargo, en trminos simblicos, coincide tambin con la idea de que el
"golpe de Estado" acaba con la idea de Estado y, ciertamente, con la nocin
misma de "golpe de Estado", en la medida que ya no queda Estado donde
poder efectuar un golpe.35 Los golpes no slo dieron fin a una estadolatra36
incubada en los proyectos emancipadores del Continente, sino que, adems,
ponen fin a la forma misma de Estado, suprimiendo con ello el fundamento
poltico-social de legitimacin de su poder. El ltimo acto de soberana jurdico
que ostent el Estado latinoamericano fue aquel que tuvo por objeto purgar el
cuerpo mismo de la nacin, en cuya estructura se alojaba el principio de
legitimidad que lo volva soberano. Un acto de inmolacin, de sacrifico
recursivo destinado a destruir, digamos, sus propias "condiciones de
posibilidad". De este modo, la desagregacin actual del Estado slo puede ser
comprendida a cabalidad si se la contrasta con la aparicin de este "flujo
suicida" que lo atraviesa desde el momento irruptivo de los golpes, y que, de
acuerdo con Deleuze y Guattari, comentando precisamente a Virilio, encuentra
su primera expresin histrica con el fascismo:
Cuando Paul Virilio define el fascismo no por la nocin de Estado totalitario
[como lo hara una larga tradicin, entre ellos Hannah Arendt o el propio
Michel Foucault], sino por la de Estado suicida, su anlisis nos parece
profundamente justo: la dominada guerra total [Pure War, dira Virilio] aparece
as no como una empresa de Estado, sino como la empresa de una mquina de
guerra que se apropia del Estado y hace pasar a travs de l un flujo de guerra
absoluta que no tendr otra salida que el suicidio del propio Estado.37
DOCTRINA DE SEGURIDAD NACIONAL, MILITARIZACIN Y BIOPOLTICA
Entonces, habra que trazar un horizonte de reflexin que "lea" la militarizacin
en la dcada de 1970 en Amrica Latina a partir de un conjunto de procesos
implicados internamente. En primer lugar, el viraje doctrinal que se disemina
en la regin bajo la lgica de Seguridad Nacional y su referencia global respecto
del despliegue sistemtico de posicionamientos agonales al interior del marco
de la Guerra Fra.38 La militarizacin del Continente constituye un foco
particular en el desencadenamiento estratgico de Estados Unidos y el
despliegue de su programa ideolgico en el hemisferio sur de Amrica. La
doctrina de Seguridad Nacional, que tiene como momento de fundacin la
aprobacin del memorndum NSC-68 por el Consejo de Seguridad Nacional de
Estados Unidos en 1950, constituye la base terica con que los cuerpos
militares latinoamericanos "comprendieron" su funcin beligerante en el
contexto geopoltico diseado por la guerra. Esto ltimo, respecto del rol que
jugaron el National War Collage y la conocida Escuela de las Amricas en la
formacin de la oficialidad latinoamericana, como tambin la funcin
desempeada por los programas de cooperacin militar con Estados Unidos
que suscribieron casi todos los pases entre 1950 y 1952. En este sentido, la
Doctrina de Seguridad Nacional no slo funcion como el marco conceptual
que dio nombre a la experiencia poltica de izquierda en el contexto de la
Guerra Fra, sino que, a su vez, se constituy para las cpulas militares en "una
teora completa y comprensiva del Estado, as como del funcionamiento de la
sociedad"39 en la trama general de inestabilidad estructural que las naciones
internamente padecan.
En segundo lugar, la guerra contra el comunismo, contenida en el proyecto
ideolgico desplegado por la Doctrina de Seguridad Nacional, fue tambin una
guerra que tuvo como caracterstica esencial la aniquilacin programada de
una cultura especfica del campo poltico, llegando incluso a exceder el propio
horizonte semntico que el concepto "comunismo" trazaba al interior del
espacio de accin poltica hasta entonces en disputa. Nadie, ni nada, estaba a
salvo una vez que el terror impregn a la sociedad de la lgica de la guerra
interna, debido a que fue desarrollada desde y por la estructura misma del
Estado, el cual, histricamente, se haba encargado de construir el principio de
legalidad que rega el ingreso social al espacio pblico. Una guerra que no tuvo
"afuera", en el doble sentido del trmino: ya no era posible, para aquellos que
haban sido signados como elementos de la subversin, ingresar al plano de las
mediaciones polticas puesto que, de hecho y de derecho, estaban ya en el no-
lugar inaugurado por la excepcin; pero tampoco haba "afuera" en el "afuera"
mismo de las fronteras geogrficas en las que se autorizaba el ejercicio
monoplico de la violencia militar. El exilio, que durante decenios marc los
flujos de una intelectualidad integrada bajo el principio de la solidaridad
latinoamericana, se transform, repentinamente, en una trampa mortal,
debido no slo al carcter continental de la militarizacin, sino de la
integracin profunda y extensiva que las dictaduras coordinaron una vez que el
horizonte geopoltico del Hemisferio quedara atrapado en la dinmica
genocida de una "mquina de guerra".
De este modo, se pondrn en funcionamiento en el Continente un sistema
integrado de procesos de refundaciones nacionales, de reordenamientos
disciplinarios de la sociedad civil, por medio de la suspensin programada de la
ley y de sus garantas constitucionales en un espacio amplio de integracin
represiva. En la medida en que el "cuerpo social" constituy el principal objeto
de intervencin militar, se da lugar a lo que Giorgio Agamben caracteriz como
el meollo bio-poltico del Estado moderno: la capacidad de producir, en el
orden de la ley, un espacio jurdico ilocalizable de intervencin social,
destinado a regular el proceso de inscripcin de la vida en la ciudad.40 El
objetivo fue, en el caso de las dictaduras de las dcadas de 1960 y 1970,
erradicar cualquier proyecto poltico que poseyera al Estado como objeto,
ponindolo indefinidamente en excepcin, digamos: en un "estado de sitio"
permanente.
Agamben ha demostrado, con efectividad a nuestro parecer, como el "Estado
de excepcin" que inaugura el fascismo en Europa (el "soporte legal" mismo de
los campo de la muerte) proviene del propio sistema jurdico que protege el
principio de soberana del Estado. As, le es consustancial al Estado moderno
una suerte de vocacin biopoltica, cuya caracterstica ms relevante ser la
formacin y el cuidado del cuerpo de la nacin. En palabras de Agamben: "la
novedad de la biopoltica moderna es, en rigor, que el dato biolgico es, como
tal, inmediatamente poltico y viceversa",41 dando origen a un conjunto de
prcticas estatales en las que el dato natural de la vida comienza a presentarse
como un objetivo poltico indispensable para mantener el principio de
legitimidad del Estado soberano.
As, un rasgo esencial que mostrarn invariablemente las dictaduras del Cono
Sur y los procesos de militarizacin en el continente, ser su obsesin por el
cuerpo, por cierto cuerpo social, y por la estructura de sociabilidad que ese
cuerpo (cultural, pero esencialmente humano) haba adquirido con los aos.
En primer lugar, el cuerpo como problema poltico, como el ltimo plano de
operatividad de los organismos estatales de represin, marca un nuevo
paradigma de intervencin que tiene su correlato histrico en el imaginario
concentracionario de la Europa fascista. Tanto para Agamben como para Virilio,
la caracterstica del Estado mnimo, neoliberal si se quiere, radica precisamente
en este cambio paradigmtico del poder del Estado, cuyo plano de efectividad
no ser ms lo social como entidad abstracta, sino el cuerpo social mismo, en
torno al cual se despliega la fuerza de una inscri