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UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA LA MOLINA Año de la Diversificación Productiva y del Fortalecimiento de la Educación “La violencia política en el plano internacional y nacional: El caso del terrorismo en el Perú” CURSO: Perú En El Contexto Internacional PROFESORA: Eto GRUPO DE PRÁCTICA: H NOMBRE DEL EQUIPO: “LOS MALDITOS DE LA UNALM” INTEGRANTES: Lujan Avalos, David Mariño Tello, Erick Maury Soras, Franklin 2015- I

Violencia Politica en El Perú

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  • UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA LA MOLINA

    Ao de la Diversificacin Productiva y del Fortalecimiento de la

    Educacin

    La violencia poltica en el plano internacional y nacional: El caso del

    terrorismo en el Per

    CURSO:

    Per En El Contexto Internacional

    PROFESORA:

    Eto

    GRUPO DE PRCTICA:

    H

    NOMBRE DEL EQUIPO:

    LOS MALDITOS DE LA UNALM

    INTEGRANTES:

    Lujan Avalos, David

    Mario Tello, Erick

    Maury Soras, Franklin

    2015- I

  • INDICE

    1. Introduccin

    2. Objetivo

    3. Contenido

    4 Resultados

    5 Conclusiones

    6 Bibliografa

  • 1. Introduccin

    La violencia consiste en el uso de la fuerza fsica o psicolgica contra una

    persona o grupos de ellas, o en atentados contra sus pertenencias. Los motivos por los

    que se ejerce la violencia pueden ser muchos: obtener un rdito econmico como en el

    caso del ladrn, venganza, dominar la voluntad de otro, expresin de un sentimiento

    de ira, desequilibrio mental, etctera. La violencia poltica obedece a un motivo

    especfico, y es el de dirigirse contra los opositores ideolgicos, ya sea para que se

    abstengan de dirigirse contra el sistema o exterminarlos, o atentar contra la poltica

    imperante.

    Los medios de los que se valen quienes ejercen la violencia poltica, pueden ser censura

    de prensa, secuestros, torturas, asesinatos o atentados. Los civiles que realizan actos

    violentos para imponer sus ideas, se denominan terroristas, y deben ser procesados, si

    existen sospechas fundadas, para averiguar si sus actos coinciden con un delito, o si es

    un uso legtimo del derecho de resistencia a la opresin. Muchas revoluciones

    triunfantes, que lograron cambiar el orden poltico establecido, reivindicaron la fuerza

    como nico modo de terminar con las tiranas. Cundo se justifica el uso de la violencia

    contra la poltica establecida, es muy difcil de precisar, y en general se lo hace cuando

    prosperan en sus reclamos. La Revolucin Francesa, a la que le debemos el

    reconocimiento de los derechos naturales del hombre, us la violencia extrema para

    imponerse.

    Los Estados que reprimen las manifestaciones populares sin arreglo a las normas

    legales, tambin son terroristas, con mayor responsabilidad, pues usan el aparato

    estatal que est facultado para ejercer la violencia en casos extremos, para dirigirlos en

    contra de los propios ciudadanos.

    La violencia poltica, ejercida desde el poder, es contraria al ideario democrtico, que

    respeta las ideologas de sus adversarios y apuesta al dilogo para solucionar conflictos,

    y frecuente en gobiernos

    2. Objetivos

    Conocer la violencia poltica a nivel internacional y nacional.

    Analizar el terrorismo en el Per y sus consecuencias.

    3. Contenido

    3.1. Definiciones

    Violencia poltica

  • La violencia poltica obedece a un motivo especfico, y es el de dirigirse contra los

    opositores ideolgicos, ya sea para que se abstengan de dirigirse contra el sistema o

    exterminarlos, o atentar contra la poltica imperante.

    Terrorismo

    Para Jacques Derrida el terrorismo como campo excede toda frontera de legalidad e

    ilegalidad; terrorismo como campo de accin incontrolable, porque el mismo sistema

    ha emergido sobre la legalidad que se ha permeado autoinmune. Condiciones que

    terminan una vez se destruye l mismo por sus propias protecciones. El mecanismo

    creado como rgano vivo termina a partir de un suicidio espontneo de su propia

    defensa, que acaba por expropiarse de toda agresin externa. El terrorismo, como un

    fenmeno de confrontacin y de salida a lo que la ley misma ha creado como sistema

    de incomtabilidades, como resultado de una fuerza inmunitaria en contraste con una

    debilidad autoinmune evidente, y por eso el terrorismo responde a un contexto

    adverso de mecnicas autodestructivas.

    3.1.1. Comunismo

    Comunismo Sovitico

    El trmino "comunismo" hace referencia a las propuestas poltico-econmico-

    sociales del movimiento obrero que evolucion desde el socialismo utpico de la

    primera mitad del siglo XIX hasta el marxismo (1848 Manifiesto Comunista, 1867 El

    Capital) y el bakuninismo o anarcocomunismo. Cuando se utiliza para referirse al

    proyecto genrico de emancipacin del proletariado, es indistinguible con el trmino

    "socialismo"; mientras que el rasgo diferenciador es muy marcado cuando la

    intencin del que los usa es diferenciar polticamente entre los partidos comunistas y

    los partidos socialdemcratas, hasta el punto de que cada uno de ellos los utilizan

    como descalificativos insultantes para referirse a su opuesto, incluso asocindolos a

    otros conceptos: social-fascista, social-traidor, imperialismo comunista, tirana

    comunista, etc. Estas ltimas expresiones son tambin usadas desde el

    anticomunismo de otras orientaciones polticas, junto a otras expresiones, como el

    irnico paraso comunista.2 Desde la terminologa propia del comunismo sovitico

    (que desarroll un lenguaje muy estereotipado) era muy usual utilizar como

    calificativos despectivos trminos como desviacionista, revisionista o reaccionario.

    El trmino "sviet" (del ruso ) designa a las asambleas revolucionarias

    compuestas por obreros que se haban apoderado de sus fbricas y los soldados que

    haban desertado del ejrcito zarista durante la revolucin.

    Posteriormente se eligieron las denominaciones sovitico y comunista como

    adjetivos definitorios, respectivamente, del estado Socialista y del partido nico que

  • se crean a partir de la antigua Rusia zarista (Repblica Socialista Federativa Sovitica

    de Rusia y otras repblicas soviticas, 1918, Unin de Repblicas Socialistas

    Soviticas, 1922) y el partido bolchevique totalitario(sucesivas re denominaciones en

    1918 -Partido Comunista Ruso (bolchevique)-, 1925 -Partido Comunista de los

    Bolcheviques de la Unin- y 1952 -Partido Comunista de la Unin Sovitica-).

    Comunismo Chino

    El Partido Comunista de China (PCCh; chino simplificado: , chino

    tradicional: , pinyin: Zhnggu Gngchndng, Wade-Giles: Chung-kuo

    Kong-chan-tang, literalmente Partido Comunista de China) es el partido poltico

    que gobierna la Repblica Popular China. Con ms de 71 millones de miembros (en

    marzo de 2007), es una de las mayores organizaciones polticas del mundo.

    Tras su fundacin en 1921, el Partido Comunista de China se convirti en una de las

    formaciones polticas ms influyentes de China. En 1949, el ejrcito del partido,

    denominado Ejrcito Popular de Liberacin, derrot al Partido Nacionalista Chino o

    Kuomintang (KMT) en la Guerra Civil China. El lder del PCCh en aquel momento, Mao

    Zedong, proclam la nueva Repblica Popular, bajo la direccin del Partido

    Comunista.

    La etapa en que Mao ocup el poder del Partido Comunista y de la Repblica Popular

    estuvo caracterizada por intensas campaas de reformas econmicas e ideolgicas

    como el Gran Salto Adelante o la Revolucin Cultural. Tras la muerte de Mao en

    1976, su sucesor Hua Guofeng no lograra mantener el poder, que acabara en manos

    de Deng Xiaoping, lder pragmtico que alterara la base ideolgica del Partido

    permitiendo una serie de reformas institucionales y econmicas que alentaran la

    adopcin de modelos econmicos de desarrollo de tipo capitalista. Estas reformas se

    intensificaran con los sucesores de Deng Xiaoping, primero Jiang Zemin, Hu Jintao y

    despus Xi Jinping, actual Secretario General del Comit Central del Partido

    Comunista de China y Presidente de la Repblica Popular China.

    3.2. La violencia poltica en el plano internacional

    3.1.1 El medio oriente.

    La historia de Palestina en el siglo XX, est marcada por un trgico conflicto

    nacional que se disputa entre judos y rabes, quienes defendan diversos

    proyectos nacionales. Durante los ltimos cien aos, los judos lograron

  • establecer un Estado propio mediante particiones, guerras y acuerdos,

    mientras que los rabes esperan todava poder lograrlo.

    En 1919, la Sociedad de las Naciones otorg a Gran Bretaa un Mandato sobre

    Palestina, que luego se ampli en 1921 a la actual Jordania, quien surgi como

    Estado independiente. Mientras que otras provincias otomanas fueron

    alcanzando poco a poco su independencia, la tan disputada Palestina sigui

    bajo control colonial. Los dos proyectos nacionales, el rabe palestino y el

    sionista, chocaron cuando la comunidad juda inmigrada, tom envergadura y

    ampli sus propiedades siguiendo planes de control territorial. Su proyecto

    estatal se hizo claro cuando la comunidad juda en Palestina, fue creando

    instituciones autnomas a modo de un protestado judo y desarrollando

    prcticas excluyentes y discriminatorias respecto a los rabes. Paulatinamente,

    fue creciendo una ola de violencia entre rabes y judos sionistas, lo que llev a

    entremezclar la particin del territorio.

    En 1947, la Organizacin de las Naciones Unidas (ONU), aprob la particin de

    Palestina, para la creacin de dos Estados: uno rabe y otro judo. Los rabes

    desconocan la legitimidad de esa resolucin. La comunidad juda declar

    unilateralmente la creacin del Estado de Israel, acto que desencaden la

    intervencin militar de los Estados rabes vecinos en apoyo a los palestinos.

    A raz de esta primera guerra rabe israel, el Estado judo no slo resisti la

    intervencin rabe, sino que provoc la salida de gran parte de la poblacin

    palestina que quedaba en su territorio y ampli su superficie, ms all de lo

    previsto en el plan de particin. Paralelamente, Egipto se apoder de la Franja

    de Gaza y el reino de Jordania se hizo con Cisjordania. Cientos de miles de

    palestinos, iniciaron una dispora que an hoy, sigue sin resolverse. Durante

    las primeras dcadas, Israel se consolid como Estado y promovi la instalacin

    masiva de judos. En cambio, a partir de la guerra, los palestinos vieron

    frustrado su derecho a disponer de un Estado propio.

    En 1964, se cre la Organizacin para la Liberacin de Palestina (OLP). Sus

    acciones hostigando a los israelitas y sus posiciones, acusaron un importante

    incremento gracias a la consolidacin de los grupos guerrilleros y a la cobertura

    proporcionada por el bloque rabe con Egipto al frente. Desde ste, pero

    partiendo de Jordania o Siria, los soldados palestinos acosaban

    constantemente a los puestos civiles y militares judos, junto a las fronteras.

    La creacin juda consisti en acentuar sus precauciones defensivas,

    incrementar su potencial blico e incluso proyectar una estrategia de golpe

    contra los "santuarios terroristas". La tensin se agudiz durante 1967,

  • despus de varios incidentes fronterizos y de un combate areo en el que

    judos derribaron algunos aviones sirios de fabricacin sovitica. Nuevas

    presiones musulmanas, la retirada de las tropas de la ONU y pronunciamientos

    favorables de la URSS, animaron a Nasser a tomar una medida provocadora

    para los israeles. A fines de mayo, cerr el golfo de Aqaba impidiendo as, el

    libre paso al mar de los judos, lo cual suscribi un pacto defensivo con Jordania

    al que se uni con Irak.

    El gobierno hebreo y la opinin pblica, estaban convencidos de un inminente

    ataque rabe utilizando los mismos frentes de la primera guerra palestina. El

    avance judo no pudo ser ms afortunado, y el da 5 de junio, estall la

    denominada "Guerra de los seis das". Israel anunci importantes victorias, y el

    Consejo de Seguridad, pide un cese del fuego, que ambas partes parecieron

    resueltas a rechazar. La aviacin de Nasser, fue destruida en sus aerdromos

    sin siquiera intentar despegar.

    El da 10 de junio, se lleg a un alto el fuego auspiciado por las Naciones

    Unidas, gracias a las presiones ruso-americanas. La guerra se daba por

    finalizada, con un aplastante xito israel reflejado en la conquista de todo

    territorio palestino, la ocupacin del Sina egipcio y la zona jordano-palestina,

    adems de la unificacin de la capital histrica, Jerusaln. Pero el xito militar

    sigui sin ser acompaado por el reconocimiento poltico, y la situacin interna

    se agrav al incluir los territorios ocupados con ms de un milln de palestinos

    viviendo en ellos. La ONU, trat de aprovechar el momento para obtener un

    reconocimiento judo a cambio de la retirada a las posiciones anteriores.

    La Guerra de los seis das fue tambin para Israel, la confirmacin de la

    necesidad de armarse y prepararse para una constante tensin blica. El

    entorno adverso convirti a Israel en una potencia militar, en un Estado de

    permanente alerta y manteniendo un brutal orden policaco en los territorios

    ocupados.

    UN CONFLICTO DE DCADAS

    - 1917- Durante la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaa ocup Palestina

    (hoy Israel, Palestina y Jordania), y se comprometi a "facilitar la

    inmigracin juda".

    - 1922- La Liga de las Naciones entrega el control de Palestina a Gran

    Bretaa.

    - 1939- Un tercio de la poblacin y el 12% de la tierra eran judos.

  • - 1947- Tras aos de disputada territorial entre rabes y judios, Gran Bretaa

    someti el problema a la ONU, que aprobaba el Plan de Particin: Estado

    rabe 45% y Estado judo 55%.

    - 1948- Gran Bretaa renunci a Palestina y se proclam al Estado de Israel.

    Naciones rabes invadieron Israel y se declar la guerra. Siria participa.

    - 1949- Tras el armisticio, Jerusaln se dividi. Los territorios al oeste del

    Jordn pasaron a ser de Jordania y la Franja de Gaza pas a Egipto.

    - 1958- Se cre la Repblica rabe Unida, una fusin entre Siria y Egipto.

    - 1967- El 5 de junio comenz la denominada "Guerra de los seis das". Israel

    derrot a Egipto, Jordania, Lbano y Siria. Ocup Gaza, la pennsula del

    Sina, Cisjordania y los altos del Goln. La ONU pidi que se retire de all.

    - 1973- Egipto y Siria atacan a Israel dando inicio a una guerra que termin

    sin triunfo alguno.

    PROCLAMACIN DEL ESTADO DE ISRAEL EN 1948

    Luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, en la cual tras la actuacin de

    Adolf Hittler murieron millones de judos y otros debieron huir, comenz una

    organizacin poltica en el territorio.

    En noviembre de 1947, Naciones Unidas aprob un informe que recomendaba

    la divisin de Palestina en dos Estados independientes (aunque

    econmicamente unificados). Ms de la mitad del territorio perteneca a los

    judos y el resto a los rabes.

    Para la Liga rabe, que intentaba evitar la fundacin de un Estado judo en

    Oriente Medio, la divisin fue tomada como un acto de guerra. En febrero de

    1948, los conflictos avanzaban. Sin embargo, la milicia israel, obtuvo el control

    del territorio concedido por la ONU y tom posiciones en tierras rabes.

    El 14 de mayo, fue proclamado el Estado de Israel. David Ben Gurin, se

    convirti en el primer ministro del gobierno provisional y en enero de 1949 del

    gobierno de facto.

    EE UU y la URSS reconocieron a Israel inmediatamente. Al da siguiente, se

    retir Gran Bretaa y cinco pases rabes atacaron a la nueva Nacin. La ONU

    envi a un mediador que tras una corta negociacin, fue asesinado por

    extremistas.

    Datos:

    - Egipto revel que la violencia poltica en el pas dej 2600 muertos desde el golpe 2013

  • 31.05.2015 El organismo gubernamental egipcio revel en su informe que entre los

    fallecidos hay 1.800 civiles, de ellos 1.250 miembros y seguidores de la

    Hermandad Musulmana, la organizacin islamista conservadora que sigue

    apoyando a Mursi y pidiendo su restitucin en el poder.

    Adems, el saldo de vctimas fatales incluye a 700 oficiales y agentes de la

    Polica y de las Fuerzas Armadas, segn cit la agencia de noticias EFE.

    El informe, que no da ningn detalle sobre los cien muertos restantes, s

    especific que de los 1.250 vctimas islamistas, 750 murieron durante los

    masivos desalojos policiales del 14 de agosto de 2013 que pusieron fin a los

    campamentos populares de los opositores que pedan en las calles la

    restitucin del presidente democrticamente electo.

    En 2012 y con el apoyo principal de la Hermandad Musulmana, una

    organizacin que haba estado durante dcadas sumida en la

    clandestinidad, Mursi gan las primeras elecciones democrticas de Egipto,

    apenas un ao despus del derrocamiento de Hosni Mubarak.

    Un ao despus de la asuncin de Mursi, el Ejrcito, que haba sido leal a

    Mubarak, derroc al presidente islamista, apoyado por manifestaciones

    multitudinarias que pedan detener la islamizacin del Estado.

    Con el respaldo de millones de ciudadanos, el gobierno de facto

    inmediatamente impuso un nuevo rgimen autoritario, en el que toda la

    oposicin fue reprimida y perseguida judicialmente.

    Durante los primeros meses del gobierno de facto mat a ms de mil

    opositores islamistas y encerr a otro tanto. Ms tarde complet la

    supresin de las voces disidentes en la calle imponiendo una ley que

    prohbe cualquier manifestacin y protesta que no haya sido previamente

    aprobada por el gobierno.

    Esta ley golpe el poco poder de movilizacin que le quedaba a la

    Hermandad Musulmana y tambin a los movimientos de izquierda y laicos

    que en principio apoyaron el golpe de 2013, pero que finalmente

    comenzaron a denunciar a las nuevas autoridades civiles y militares.

  • En medio de este clima, Abdel Fatah al Sisi, el jefe del Ejrcito que

    encabez el golpe de Estado contra Mursi, fue electo presidente en unos

    comicios marcados por la escasez de candidatos y una gran apata.

    Legitimado en las urnas, Al Sisi calific a la Hermandad Musulmana como

    una organizacin terrorista y como la mayor amenaza para la seguridad del

    pas.

    El informe del Consejo Nacional de Derechos Humanos hizo una mencin

    tangencial a la masiva persecucin judicial que sufrieron y sufren miles de

    opositores, islamistas y laicos, al pedir a las autoridades del pas que

    modifiquen el Cdigo Penal para reducir el nmero de delitos que son

    pasibles de ser penados con la muerte.

    Cientos de personas, la mayora de ellas opositores islamistas acusados de

    "terroristas", ya fueron condenas a pena de muerte en el ltimo ao en

    Egipto en masivos juicios, cuestionados por organizaciones de derechos

    humanos locales e internacionales.

    El propio Mursi fue condenado a muerte de forma provisional a mediados

    de este mes por el caso de la fuga de una crcel durante el levantamiento

    popular de 2011, que derroc al entonces mandatario Mubarak.

    La pena debe ser confirmada el prximo martes, sin embargo,

    organizaciones civiles y de derechos humanos locales e internacionales han

    denunciado como parcial e injusto al proceso judicial contra el presidente

    derrocado.

    Otra prueba que presenta el informe sobre la actual poltica sistemtica de

    persecucin poltica que impulsa el gobierno del ex general golpista

    devenido en presidente civil es que las crceles del pas superan en un

    160% su capacidad y las comisaras en un 300%.

    - Violencia en Yemen divide poderes de Medio Oriente POR DANIEL ARMIROLA R. | PUBLICADO EL 31 DE MARZO DE 2015

    La interminable lucha tras la muerte del profeta de los musulmanes,

    Mahoma, entre sunes y chies, tiene hoy uno de sus captulos ms

    nefastos. En la nacin ms empobrecida de Medio Oriente, Yemen, la

    guerra civil, el odio sectario y la debilidad de las instituciones, as como

    varios cambios en la geopoltica, han hecho que la contienda se vuelva

    internacional.

  • Potencias regionales como Arabia Saudita (sun) e Irn (chi) han tomado

    como suyos el conflicto yemen y los ms recientes sucesos con la milicia

    chita de los hutes cerca de obtener control de todo el territorio, y el hasta

    ahora presidente Abed Rabbo Mansur huyendo del pas y dejndolo a su

    suerte, han generado fuertes tensiones en Medio Oriente.

    Ayer, la recientemente formada coalicin de fuerzas de pases musulmanes

    aliados a Arabia Saudita (entre los que se cuenta Marruecos, Egipto,

    Jordania, Kuwait, Catar, Turqua y Emiratos rabes Unidos), asegur tener

    control de todos los puertos martimos del pas, tras una dura campaa de

    bombardeos areos en Yemen que dejan hasta el momento 45 civiles

    muertos y ms de 250 heridos.

    Por qu Arabia Saudita est respondiendo de tal forma a un conflicto

    fuera de fronteras? Tal como explicaron expertos a EL COLOMBIANO, la

    llegada al poder en Yemen de la milicia hut significa que vecinos saudes

    (tambin Irak), estn dominados por el mayor rival regional del reino

    musulmn sunita: Irn.

    Se trata de una reaccin del mundo sun contra la expansin de los chitas,

    antes que una respuesta concreta a los problemas de Yemen. Arabia

    Saudita intenta frenar a Irn, que desde hace varios aos ha expandido su

    revolucin en Medio Oriente. Esto se puede evidenciar en pases como

    Lbano y Siria, dijo, desde Turqua, Hasan Turk, politlogo, docente y

    experto en asuntos de la regin.

    Guerra regional?

    El peor escenario posible por esta escalada de tensiones un conflicto

    sectario con potencias extranjeras apoyando a cada bando profundizara

    la ruina econmica del pas, pero generara problemas en una de las zonas

    ms utilizadas por la navegacin. En cualquier caso, qu tan probable

    podra darse esta coyuntura?

    No creo que ocurra a tal escala. Irn no quiere enfrentar directamente a

    ms de 10 pases, ahora aliados, pero s habr una ayuda tcita y gradual

    para intentar que los hutes resistan la ofensiva saud, agreg Turk.

    Por otra parte, sigo siendo escptico de que la fuerza conjunta rabe que

    impulsan los sauditas tenga el mismo carcter decisivo de entes como la

    Otan. Es muy difcil que naciones que ni siquiera pueden enfrentar

    problemas internos aporten las fuerzas necesarias para consolidar

    realmente una coalicin como esta intenta ser, argument.

    El escenario por tanto permanecer, tal como coincide Enrique Serrano,

    docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del

    Rosario, con los yemenes chitas rechazando cualquier intervencin

    externa, al considerarla un ataque con viejas intenciones coloniales. La

    situacin del pas no ser estable en mucho tiempo, por ser tan compleja y

    precaria.

  • Riesgos y agravantes

    Esa complejidad se evidencia en distintos asuntos problemticos que

    conlleva el conflicto. En primer lugar, para Serrano, uno de los factores que

    est causando esta escalada de las tensiones regionales es,

    indudablemente, la crisis en el precio del crudo, que est generando

    mucha inestabilidad y no ayuda a que la situacin vuelva a la calma.

    Y con el escenario como est, los riesgos son diversos: Que el odio sectario

    se intensifique en la regin; que se vea impedida la navegacin y por tanto

    el comercio en el estrecho Bab al-Mandab, que lleva al Canal de Suez; un

    resurgimiento del separatismo sureo en Yemen; y que se fortalezca el

    grupo extremista sun Al Qaeda.

    - Violencia y terrorismo en el Medio Oriente Sbado 10 de mayo de 2008 por CEPRID

    Terrorismo islmico! Es la etiqueta ms comn que cuelgan los voceros

    occidentales y que reproduce incansablemente la gran maquinaria de

    propaganda que constituyen sus poderosos medios de prensa, tratando de

    imprimir una explicacin falseada para la espiral de violencia que ya no

    solo sacude al Medio Oriente.

    Tambin utilizan apelativos como fundamentalismo, fanatismo y

    extremismo, siempre colocndole el apellido de islmico y hay que

    reconocerlo, han logrado permear o al menos confundir a sectores de la

    opinin pblica con estos conceptos. Ellos, el colonialismo primero y el

    neocolonialismo devenido en imperialismo despus, son maestros en la

    manipulacin de ideas.

    Las guerras y la violencia en el Medio Oriente como en muchas otras partes

    del mundo, tienen larga historia, pero para encontrarle una explicacin a

    los conflictos actuales, no es necesario retroceder a la poca de las

    conquistas de Alejandro Magno, ni a los enfrentamientos entre antiguos

    imperios, ni siquiera a las pretensiones colonizantes de las cruzadas,

    aunque tal vez estas ltimas constituyeran una especie de adelanto de lo

    que ocurrira unos diez siglos despus.

    A finales del siglo XIX, el Imperio Otomano, en franca descomposicin, an

    dominaba buena parte del Medio Oriente mientras las grandes potencias

    colonialistas de Europa trabajaban para despedazarlo y apoderarse de una

    regin considerada estratgica por su emplazamiento geogrfico y sus

  • recursos naturales. Todava el petrleo no se haba convertido en savia

    vital para el desarrollo moderno.

    La coyuntura para lograrlo surgi cuando Turqua se ali a Alemania en la I

    Guerra Mundial, hecho aprovechado por Francia e Inglaterra para

    intensificar su penetracin en la regin, buscando el apoyo de fuerzas

    rabes bajo la promesa, incumplida despus, de permitirles establecer un

    reino rabe independiente. Ambas potencias firmaron de forma secreta en

    1916, el Tratado Sykes-Picot, mediante el cual se distribuan la regin

    trazando fronteras de acuerdo con sus intereses, en lo que puede

    considerarse el inicio de la tragedia que llega hasta nuestros das. La

    ocupacin colonial se impuso a sangre y fuego reprimiendo el naciente

    movimiento nacionalista e independentista rabe, que incluy el

    bombardeo de Damasco por los franceses y la utilizacin por los britnicos

    de gases mortales contra los patriotas iraques.

    El sionismo, corriente poltica extremista, surgi a finales del siglo XIX

    basndose en el concepto de que los fieles de la religin juda en cualquier

    parte del mundo, constituan una nacin y un pueblo especial elegido por

    Dios, al cual segn se narraba en el Antiguo Testamento, este haba

    otorgado el derecho a ocupar la tierra prometida en Palestina.

    Argumentando discriminaciones y persecuciones, sus ideas, rechazadas por

    muchos judos en un inicio, fueron impulsadas despus por el dinero del

    gran capital en el Viejo Continente y encontraron respaldo en los

    gobernantes britnicos, que creyndolo til a sus intereses, otorgaron en

    1917 mediante un documento conocido como Declaracin Balfour, el

    derecho a iniciar la ocupacin de ese territorio para constituir all lo que

    llamaron un hogar nacional para el pueblo judo.

    Por ese entonces, la casi totalidad de la tierra en Palestina era propiedad

    de la poblacin rabe que haba vivido all desde siempre, por lo que

    Inglaterra concedi a los sionistas algo que no le perteneca. Ello dio lugar a

    la violencia que se iniciara desde los aos 20 y cuya escalada se mantiene

    hasta hoy.

    Los sionistas consumaron la ocupacin expulsando a los palestinos de

    decenas de pueblos y ciudades, mediante una campaa terrorista que

    estos han calificado como la nakba (tragedia), la cual culminara con la

    constitucin del estado de Israel el 14 de mayo de 1948, hace ahora 60

    aos (8 de mayo segn el calendario judo). Se creara tambin otro

    problema, el de millones de palestinos refugiados en pases vecinos. Ya por

    entonces, los intereses imperialistas estadounidenses atrados por el

    petrleo, haban desplazado en lo esencial a los britnicos en el Medio

  • Oriente y el inicial conflicto palestino se extenda convirtindose en el

    conflicto del Medio Oriente, insertndose paulatinamente en el marco de

    la confrontacin este-oeste. El enclave sionista devino hasta nuestros das

    en base para los planes de dominacin de Washington y para frenar los

    movimientos nacionalistas y de liberacin en la importante regin. Paralelo

    a este proceso histrico, se produjo una fuerte y creciente penetracin

    sionista en los crculos de poder de los Estados Unidos, que confluyendo

    con sus corrientes polticas ms conservadoras y reaccionarias,

    promovieron varias guerras y llevaron a cabo en los ltimos aos, la

    criminal invasin y ocupacin de Iraq; amenazan con atacar a Irn y Siria; y

    propugnan la toma del poder en el Lbano por fuerzas que le sean afines.

    Son tambin los responsables de que contine el martirio palestino al

    rechazar el reconocimiento de los derechos de este pueblo.

    Imperialismo y sionismo mancomunados, emplean cualquier mtodo:

    crceles secretas, secuestros y torturas; campos de concentracin;

    utilizacin de armamentos de todo tipo, as como una permanente

    campaa no menos letal, de terrorismo meditico. Y continan gritando:

    Terrorismo islmico!

    Pero no, qu va... Ni Allah, Dios o Jehov, tienen que ver con esto. La

    violencia y el terrorismo fueron sembrados por el colonialismo, y los cultiv

    y siguen hacindolo el imperialismo y el sionismo.

    Cese la filosofa del despojo y finalizar la filosofa de la guerra, dijo Fidel

    en Naciones Unidas hace varias dcadas y sus palabras tienen hoy ms

    vigencia que nunca.

    Ernesto Gmez Abascal ha sido embajador de Cuba en diferentes pases de

    Oriente Medio.

    3.1.2 Africa

    La prctica de la violencia en poltica: el caso de frica

    11/01/2012

    En lo que concierne el continente africano, frica bajo la colonizacin y

    frica pos-colonial sigue siendo una zona geopoltica en la que las

    violencias polticas son todava mltiples y perennes cualquiera que sea la

    naturaleza de los regmenes del momento.

  • Hay pltora de dictaduras despiadadas en frica en las que la violencia

    poltica cotidiana como modo de gobernanza es incontestable.

    Dicho esto, con el fin de no exponerme a omisiones (involuntarias) o a

    desconocimiento (inmotivado) y a fin de cortar por mi parte todo desvaro,

    no mencionare el nombre de ningn pas de frica aunque el deseo me

    invade con fuerza...

    La violencia poltica estuvo presente y fue practicada en frica bajo la

    colonizacin antes pues de la accesin de casi todos los pases de frica a la

    soberana nacional y est presente por supuesto en diferentes grados, bajo

    los regmenes de la pos-colonizacin. No era raro que en los pases de

    frica recientemente independientes, las pasiones polticas del pas que

    acababa de liberarse del yugo colonial se orientaran hacia la rebelin y la

    violencia. Conviene sealar que en esas circunstancias, el sistema de

    dominacin partidario alrededor de un lder poltico fuerte, en los aos que

    siguieron inmediatamente a la independencia ha sido seguido

    generalmente de una fase de crisis polticas sucesivas caracterizadas por

    altercados partidarios extremamente violentos.

    Las violencias unidas al ejercicio del poder poltico son abundantes en

    frica; a ellas se agregan las numerosas e inauditas violencias militares y

    policacas, contra los opositores polticos o contra la sociedad civil. Estas

    violencias casi ordinarias dejan a individuos a encarcelamientos arbitrarios,

    a interrogatorios en los que se practica la tortura as como a ejecuciones

    sumarias. No es raro que en ciertos pases de frica, el descubrimiento de

    osarios corrobore la sospecha de asesinatos masivos obra de esbirros del

    poder o de mercenarios extranjeros (...).

    La represin de las manifestaciones callejeras constituye la regla,

    cualquiera que sea su motivo y aunque este fuera legitimo. La desaparicin

    de personas hunde en el dolor a familias innumerables. Tambin, la

    inclinacin a las practicas inmorales llevando a la codicia y captacin de

    esposas ajenas (constituyen ofensas a la vida privada) son una prctica

    extremamente violenta de humillacin poltica muy apreciada por la lite

    de los poderes autocrticos en frica ()

    Existen tambin otras formas de violencias polticas, ms larvadas y

    discretas: prohibicin de la libertad de expresin, privaciones econmicas,

    acoso moral, prohibicin de viajar, el no expedir el titulo de viaje,

    propagacin de calumnias, tentativas de disolucin de formaciones

  • polticas. Estas violencias se ejercen menos directamente, pero se practican

    tambin con el fin de limitar el campo de accin de la oposicin poltica.

    Todos los pases de frica en los que la prctica de violencias polticas es

    corriente, no forman un bloque uniforme. frica se compone de estados de

    dimensiones diferentes fruto de una fantasiosa decepciona colonial:

    pequeos Estados y grandes Estados. Adems, todos los pases de frica no

    han accedido a la independencia en las mismas condiciones y al mismo

    tiempo. frica no forma pues un bloque histrico homogneo. Hay un

    frica llamada francfona, un frica anglfona, otra llamada hispnica, un

    frica lusfona y una magreb. Los diferentes Estados, que componen el

    continente africano, han accedido a la independencia siguiendo procesos

    diferentes, tanto en el tiempo como en la forma. La parte de las herencias

    coloniales es pues diferente de un Estado a otro.

    Despus de la Segunda guerra mundial, frica fue sometida a semejanza

    del resto del mundo, a las nuevas realidades nacidas del conflicto.

    Correlativamente frica vivir las consecuencias de la guerra fra.

    El fin del bloque comunista entre 1989 y 1991, desestabiliz muchos

    regmenes autoritarios en el continente africano con la celebracin en

    muchos pases de conferencias calificadas nacionales y soberanas... una

    especie (de derivativo, de desfogue y de arreglo de cuentas, acompaado

    de toma de decisiones con carcter ejecutorio) retransmitido en directo

    por televisin.

    En definitiva, si despus de las conferencias nacionales soberanas, algunos

    hombres aqu o all han cambiado a la cabeza de los Estados y una ventana

    de libertad se ha entre abierto, las practicas, en s, han cambiado poco!

    Por lo dems, hay una circunstancia agravante bajo los regmenes

    autocrticos. A la violencia repetitiva como modo de gobierno, se aaden

    predaciones econmicas en la cspide del Estado, con una impresin de

    privacin absoluta de beneficio de algunos y en detrimento del inters

    general; el resultado es anarqua y corrupcin. Estas violencias polticas

    regularmente denunciadas por la sociedad civil y los organismos

    internacionales con vocacin a la financiacin del desarrollo, caracterizan

    perfectamente el sistema poltico de tal o tal otro pas africano ().

  • Por otra parte, las violencias polticas son tambin la expresin, de la

    instrumentalizacin de etnias, mantenidas y exacerbadas con fines

    dudosos.

    As, la vida poltica en muchos pases de frica, desde 1958 est

    determinada por una ubicuidad de la violencia, aunque hoy haya ms o

    menos una disminucin. La violencia poltica en frica aparece en

    sentido estricto en todos los niveles del ejercicio del poder civil y de la

    autoridad militar; en este caso se trata claramente de una cultura poltica.

    Las opiniones pblicas africanas sufren de lleno estas violencias polticas.

    Las consideraciones econmicas intervienen en este caso de manera

    evidente en las actitudes colectivas. En efecto, las situaciones econmicas

    individuales, muy difciles para la mayora, condicionan su atona y su

    lasitud. Los componentes de la opinin pblica buscan mas sobrevivir que

    cuestionar el rgimen y su sistema. En la mayor parte de los casos en los

    que la opinin pblica se compromete por una va de polmica, !lo hace

    por despecho!

    La opinin pblica sin embargo reacciona por pulsiones, asimilables a

    rebeliones del hambre, que aparecen como actos polticos. En definitiva las

    poblaciones sufren y experimentas la violencia poltica.

    Por otra parte, la comunicacin poltica entre la cspide del Estado y el

    pueblo, sobre cuestiones econmicas y de sociedad, pasa por la violencia

    poltica. (Ver las protestas ligadas con el aumento de coste de tal o tal

    producto de primera necesidad y la extrema violencia con que el Estado

    responde).

    En consecuencia, es inexacto considerar que las opiniones pblicas

    africanas son pasivas frente a las violencias polticas ejercidas contra ellas.

    La muchedumbre reacciona de la misma manera que sufre la violencia, con

    una reaccin colectiva incontrolada que se transforma en destrozos.

    En conclusin, es tentador afirmar que en frica la violencia es

    omnipresente y est arraigada; lo fue bajo el rgimen de la colonizacin, y

    lo es en la era de conmemoracin del cincuentenario de las

    independencias, como modo de gobierno cotidiano en un cierto nmero

    de pases. Acta como un reflejo poltico, no solamente por parte de los

    actores polticos, sino tambin en las opiniones. Esta arraigada en la vida

    pblica, como una cultura poltica de lo cotidiano.

  • El porcentaje de alfabetizacin global de las poblaciones siendo muy

    mediano y las carencias en materia de cultura poltica de los lderes

    polticos africanos, evidentes, este conjunto contribuye al carcter perenne

    de las violencias polticas en frica.

    Terrorismo en africa

    Para entender qu es exactamente el grupo terrorista Boko Haram que

    acta en Nigeria, basta descifrar el significado de su nombre.

    Boko Haram significa la educacin occidental es pecado.

    El nombre, en la lengua local, el hausa, traduce con exactitud la forma de

    pensar del grupo terrorista fundado por Mohammed Yusuf, un radical que

    soaba con que en Nigeria se establezca un estado islmico. El objetivo an

    se mantiene, pese a que en 2009 la polica le dio de baja. Bsicamente,

    entonces, la guerra que est librando Boko Haram es religiosa. Por lo

    menos esa es la versin oficial que nos cuentan.

    En Nigeria, por cierto, hay dos grandes religiones. Estn de un lado los

    musulmanes, y del otro los cristianos. Segn un clculo del Departamento

    de Estado de Estados Unidos, la mitad del pas es musulmana, el 40% son

    cristianos y el resto son practicantes de religiones indgenas.

    Boko Haram pretende sin embargo que se imponga para todos la ley

    Sharia, que es el derecho islmico. En otras palabras, es una especie de

    cdigo de conducta que abarca desde cultos religiosos, criterios de la moral

    y valores, hasta la alimentacin y la manera de vestir.

    Sin embargo, el problema es que Boko Haram est malinterpretando el

    Corn. Por lo menos es lo que opina Haseeb Samadi, un afgano

    entrevistado por El Pas.

    Los grupos como Boko Haram que reivindican la lucha armada contra

    quienes no practican el Islam estn malinterpretando el Corn. Hay versos

    en el Corn en los cuales Dios dice que hay que pelear contra los no

    creyentes, pero esos versos fueron revelados a nuestro profeta cuando las

    tribus rabes se reunieron para luchar contra las tribus musulmanas, hace

    mucho tiempo.

  • En el corn, por lo dems, tambin dice: Si ellos quieren paz, llvenlos a

    un lugar seguro, y otro verso dice: Durante la guerra no lastimen a los

    viejos ni a los nios ni quemen los rboles.

    As las cosas, dice Samadi, A Boko Haram le estn pagando por matar, por

    hacer lo que hace. Quines? No lo s, pero les pagan, y eso lo sabemos

    todos los musulmanes que estamos en contra de la guerra.

    Enseguida agrega: El Islam es la religin de la paz y la justicia. Yo por

    ejemplo hasta tendra miedo de matar a una hormiga, porque qu hago si

    Dios me pregunta la razn por la cul mat a ese ser inocente? Y adems

    hay un verso en el Corn que dice: Sus hermanos ms cercanos son los

    cristianos. Por qu Boko Haram mata cristianos en Nigeria entonces?

    Porque la guerra les da dinero. Pareciera que todo encaja.

    Tal vez Boko Haram malinterprete otro pasaje del Corn. El caso es que

    para el grupo, las mujeres no pueden estudiar. Su nica funcin es

    permanecer en casa criando a los hijos y atendiendo a sus esposos. Una

    mujer, para Boko Haram, no necesita ir a la escuela, ni siquiera para

    aprender a leer o escribir.

    Eso podra explicar por qu uno de sus blancos primordiales son,

    justamente, jovencitas estudiantes. En abril pasado, por ejemplo, el grupo

    terrorista secuestr a 300 nias y adolescentes en Nigeria. 219 an

    permanecen en cautiverio.

    Como los miembros de Boko Haram permanecen huyendo de los

    operativos del gobierno, abandonan a sus esposas. Las nias secuestradas,

    se dice, deben reemplazarlas: las someten a tener relaciones sexuales y las

    obligan a asear sus escondites.

    Aunque existe otra teora: Boko Haram ataca a las mujeres para

    conmocionar al mundo, darse a conocer. El horror parece ser su mejor

    publicidad.

    Esta semana, para citar apenas una de sus barbaries, el actual lder de Boko

    Haram, Abubakar Shekau, reivindic la responsabilidad por la masacre

    cometida en la localidad de Baga, al noreste de Nigeria, el pasado tres de

    enero, y amenaz con ms violencia.

  • En Baga, frontera con Camern, unos 2.000 civiles fueron asesinados y

    3.700 viviendas y negocios quedaron destruidos, segn Amnista

    Internacional.

    Somos quienes combatimos a la gente en Baga, y los matamos como l

    (Al) no los orden en su libro. Este es apenas el inicio de las muertes. Lo

    que han visto es apenas la punta del iceberg. Ms muertes se avecinan.

    Esto va a marcar el fin de la poltica y la democracia en Nigeria, dijo

    Abubakar Shekau, el lder de Boko Haram, en un video que se difundi

    hace unos das.

    Por cierto: Nigeria se prepara para elecciones el prximo 14 de febrero.

    El ataque a Baga desat cierta indignacin de los gobernantes de algunos

    pases que estn dispuestos a ayudar al ejrcito nigeriano en la lucha

    contra Boko Haram. Camern, por ejemplo, recaptur este mes una base

    militar, adems de liberar a numerosos nios y mujeres secuestrados por el

    grupo terrorista.

    El mircoles, tambin, el secretario general de la Comunidad Econmica de

    los Estados de frica Central, Allam-Mi, Ahmad, se reuni con el presidente

    de Camern, Paul Biya y dijo que el organismo regional ayudar en la

    guerra contra Boko, porque es importante arrasar con esa organizacin

    terrorista".

    En Nger, cancilleres regionales analizaban cmo establecer una fuerza

    multinacional para combatir a los extremistas que, segn Naciones Unidas,

    desde 2009 han generado el desplazamiento de un milln de personas que

    habitaban el Norte de Nigeria.

    De hecho, la Organizacin Internacional para las Migraciones (OIM) advirti

    que en caso de Boko Haram contine con la violencia, la estabilidad de

    frica est en riesgo.

    Estamos preocupados por el impacto de la crisis en la regin y por las

    posibles amenazas a la paz y la seguridad de los pases vecinos, como

    Camern, en caso de que se extienda la insurgencia de Boko Haram, le

    dijo a la prensa internacional el director de operaciones de la OIM,

    Mohamed Abdiker.

    Algunos reportes periodsticos sobre Boko Haram

  • Nigeria: una secuencia brutal de atentados islamistas deja ms de 200

    muertos

    Publicado: 21 ene 2012 21:35 GMT

    Una serie de atentados en el norte de Nigeria ha dejado al menos 215

    muertos y decenas de heridos. Las sangrientas acciones llevan la marca

    brutal del grupo islmico radical Boko Haram, que se responsabiliz de

    otros recientes ataques semejantes.

    Una serie de atentados en el norte de Nigeria ha dejado al menos 215

    muertos y decenas de heridos. Las sangrientas acciones llevan la marca

    brutal del grupo islmico radical Boko Haram, que se responsabiliz de

    otros recientes ataques semejantes.

    Seis explosiones sacudieron la ciudad nigeriana de Kano, segn medios

    locales. Se informa que la cifra de vctimas va en aumento debido a la

    gravedad de las heridas que presentan algunas de las vctimas que fueron

    hospitalizadas tras los ataques.

    Entre los fallecidos se encuentran varios agentes de las Fuerzas de

    Seguridad, un periodista de la televisin local Channels y al menos uno de

    los terroristas.

    Los teroristas hicieron estallar un coche bomba ante una comisara de la

    Polica Nacional de una zona residencial, y llevaron a cabo varios ataques

    con armas ligeras y explosivos contra otras comisaras, as como contra las

    oficinas del Servicio Estatal de Seguridad y de Inmigracin.

    El grupo fundamentalista islmico Boko Haram, que reclam la autora de

    los atentados del pasado 25 de diciembre contra una iglesia catlica de

    Madalla (centro), en los que murieron 44 personas, tambin se

    responsabiliz de estos ataques mediante una llamada telefnica al diario

    local "Daily Trust".

    Es la primera vez que Boko Haram lleva a cabo una serie de atentados de

    tal magnitud en la nortea Kano, la segunda ciudad ms poblada del pas,

    desde que comenz la sangrienta campaa en el norte, de mayora

    musulmana, que ha dejado cientos de muertos y ha dejado miles de

    heridos.

    El comisario estatal de Informacin de Kano, Umar Farouk, anunci la

    decisin gubernamental de decretar un toque de queda de 24 horas. Segn

    Boko Haram, los ataques son la respuesta a la negativa de las autoridades

    federales a liberar a algunos de sus miembros detenidos.

  • Boko Haram lucha por instaurar la ley islmica (sharia) en el norte de

    Nigeria, de mayora musulmana. El grupo fundamentalista, que ha

    admitido en varias ocasiones su vinculacin con la red terrorista Al Qaeda,

    se responsabiliz tambin del atentado contra la sede de la ONU en Abuya

    el 26 de agosto de 2011, que dej 25 muertos.

    3.1.3 Amrica latina.

    Durante las dcadas de 1960 y 1970 del siglo XX, Amrica Latina vivi, de

    manera sistemtica y estratgica, un proceso de militarizacin, el cual utiliz

    como acto poltico de expresin, como puesta en escena, la forma del golpe de

    Estado. Si bien la literatura poltica acu este trmino para describir la

    irrupcin de gobiernos de facto asociados a un tipo especfico de autoritarismo,

    en el curso de este proceso el trmino golpe de Estado adquiri la

    particularidad de expresar la captura del Estado por instituciones militares a

    partir de un acto material y simblico. Material, en la medida en que fueron

    golpes que utilizaron infraestructura propia de una situacin de guerra,

    movilizando sofisticados recursos para la conquista efectiva de instituciones

    organizadas exclusivamente desde el poder civil. Simblico, debido a que

    dichas instituciones no slo representaban los puntos ms significativos del

    campo poltico (llmese casa de gobierno, ministerios, medios de

    comunicacin, universidades), sino que, adems, sobre ellas se despleg un

    conjunto de cdigos altamente jerarquizados destinados a inundar el mbito

    pblico de un principio de excepcionalidad, hasta entonces, propio de

    situaciones catastrficas o de agresin externa.

    La toma violenta del Estado, en cuyo seno descansaba el poder poltico mismo,

    se convirti, desde la dcada de 1960 en una prctica recurrente de las

    instituciones de defensa nacional, constituyndose no slo en actores

    fundamentales del proceso de cambio que sufri el continente, sino en

    garantes del curso irreversible que este proceso adopt en los aos siguientes.

    Se trata de un proceso de cambio que implic diversos planos de la escena

    nacional, y que podran ser resumidos en la abolicin de la idea tradicional de

    Estado y de la centralidad de las instituciones pblicas que le acompaaban en

    el ejercicio de articulacin de la vida poltica en sociedad.

    En este contexto de militarizacin, los golpes de Estado constituyen un acto

    fundacional de lo que podramos llamar un nuevo escenario estatal a travs del

    cual comenzara a expresarse una forma indita de administracin de la vida

    poltica y de los asuntos pblicos: una entelequia administrativa excepcional

  • que, con el tiempo, destruy el horizonte de accin que el Estado nacional

    latinoamericano haba histricamente trazado.

    En este sentido, el Estado, cuya historia en Amrica Latina es indisociable de

    una violencia poltica que atraviesa con sistematicidad el siglo XX, vive a raz de

    este proceso de militarizacin una transformacin paradigmtica. No slo se

    dar fin a la estructura tradicional de Estado, a partir del cual los proyectos

    modernizadores encontraban su realizacin programtica (en el "Estado

    nacional desarrollista" o en el "Estado nacional populista", por ejemplo); sino

    que, a su vez, toma lugar la "extincin" de la idea misma de Estado, de su

    protagonismo ideolgico, digamos: de su condicin de aparato. El Estado

    pierde as su centralidad en las decisiones polticas y econmicas, relevando su

    lugar a la estructura supranacional del capitalismo mundial.

    Esta prdida ocurre de modo consustancial al agotamiento sistemtico (y

    sintomtico) de la sociedad civil y de las prcticas pblicas tradicionales,

    describiendo con ello un estado de poca que fue denominado en la dcada de

    1990 como neoliberalismo. ste no slo debe ser entendido aqu como un

    conjunto de axiomas econmicos, concibiendo lo econmico como una esfera

    particular de la cuestin nacional. Por el contrario, debe entenderse como un

    programa continental de articulacin de la fuerza social, que fue producto de

    un proceso histrico de disciplinamiento riguroso de la sociedad civil y sus

    relaciones polticas. De este modo, la instalacin regional del neoliberalismo1

    describe un acontecimiento poltico ms que econmico, puesto que las

    llamadas polticas econmicas puestas en prctica a lo largo de este proceso de

    militarizacin -privatizacin, desregulacin, liberalizacin, descentralizacin,

    por nombrar algunos lugares comunes- constituyen, en rigor, una economa

    poltica que tuvo como principio el desmantelamiento del Estado nacional y su

    estructura ideolgica como promotor exclusivo del desarrollo econmico. No

    obstante, algunos de estos procesos la descentralizacin o la modernizacin

    del Estado pudieron ser vistos con cierto optimismo poltico al inicio de las

    transiciones a la democracia, lo cierto es que en trminos efectivos, concretos,

    constituyen parte esencial de la despolitizacin del Estado en Amrica Latina.

    Ms all de los eufemismos e ideologemas que nutren los discursos polticos

    contemporneos en torno a la necesidad de "profundizar" reformas

    estructurales del Estado latinoamericano, habra que preguntarse con rigor si

    acaso estas reformas no fueron el salvoconducto que requiri el capital

    internacional para hacer ms "competitiva" la Regin respecto de los intereses

    transnacionales.2

    Ahora bien, en este contexto especfico de militarizacin, el golpe al Estado

    representa el ltimo acto contra el Estado latinoamericano.3 Digamos que el

  • Estado no slo es tomado por fuerzas poltico-militares hasta entonces

    reincidentes en el ejercicio autoritario del poder, sino que, adems, dichas

    fuerzas tienen por objeto destruirlo (el caso chileno es literal) al punto de diluir

    el contenido de las relaciones polticas entre Estado y sociedad civil. No se

    trata, esta vez, de que los golpes sean expresin de la precariedad estructural

    de las instituciones polticas latinoamericanas, es decir, de su "incapacidad de

    encauzar y absorber el conflicto poltico al interior de un marco de

    estabilidad".4 Por el contrario, se trata de un fenmeno que rompe la

    estructura misma a travs de la cual el campo poltico y el Estado regulaban el

    conflicto social, administrando el desarrollo econmico en torno a proyectos

    polticos nacionales.

    Desde esta perspectiva, la ltima gran transformacin del campo poltico

    latinoamericano acontece cuando el Estado es despojado militarmente de su

    condicin histrico-tradicional de administrador de la vida pblica. Esto es,

    cuando los gobiernos militares pongan en funcionamiento una racionalidad

    represiva destinada a eliminar parte sustancial del campo poltico con el fin de

    despolitizar la esfera pblica hasta entonces vigente. Una vez que el Estado sea

    brutalmente despolitizado, perder centralidad como articulador de la vida

    pblica, conduciendo un conjunto de reformas estructurales que lo llevarn

    hacia su minimizacin absoluta, tal vez su forma ms acabada.

    Los golpes militares al Estado que comienzan a registrarse desde 1964, en

    Brasil, extendindose por la dcada hasta mediados de la dcada de 1970,

    marcan un periodo de grandes transformaciones en la estructura poltica y

    econmica de la regin, teniendo como caracterstica central tanto la puesta

    en marcha de severas reformas al Estado, como tambin el despliegue de una

    poltica represiva sobre amplios sectores de la sociedad civil. Desde el golpe de

    Castelo Branco, 1964, o el golpe del general Ongana en Argentina, 1966,

    comienza a gestarse un nuevo tipo de violencia poltico-militar que tiene como

    objeto intervenir el Estado y reorientar la sociedad civil en torno a un

    paradigma de dominacin hasta entonces indito. Se inaugura as "un proyecto

    de dominacin continental, de naturaleza hegemnica",5 que reescribe la

    relacin histrica entre inestabilidad poltica e intervencin militar, a partir de

    la cual, el fenmeno dictatorial encontraba su explicacin ms requerida.6

    GOLPES DE ESTADO Y MILITARIZACIN

    Este proceso de militarizacin que viven el Estado y la sociedad civil tuvo la

    particularidad de ser epocal, describiendo con ello no slo un fenmeno de

  • coincidencias geogrficas, sino, sobre todo, un estado de poca que encontr

    su originalidad en los golpes "cvico militares" que irrumpieron cronolgica y

    sintomticamente en la primera mitad de la dcada de 1970 Bolivia, en 1971;

    Chile y Uruguay, en 1973; Argentina, en 1976. Tambin habra que tomar en

    consideracin el hecho de que las dictaduras de Paraguay (desde 1954) y Brasil

    (1964), conducen, en los comienzos de la dcada de 1970, un cambio doctrinal

    del perfil represivo que hasta entonces haban exhibido. El "golpe dentro del

    golpe", en Brasil, 1968,7 y la promulgacin, en 1969, de la Ley de Seguridad

    Nacional por el gobierno de Mdici. El golpe de Estado al golpe de 1968, en el

    Per, en 1975. En este contexto represivo no habra que olvidar, ciertamente, a

    Mxico, all donde la intervencin policaco-militar del gobierno de Gustavo

    Daz Ordaz cobr la vida de un nmero an no precisado de estudiantes

    congregados en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en 1968. Ocurrira lo

    mismo en 1971, cuando gobernaba Luis Echeverra, inaugurando con ello un

    periodo de intervencin radical de la sociedad que tuvo como caracterstica

    central el uso del ejrcito y sus tcticas de guerra en contra de su propia

    poblacin civil.

    Como vemos, se trata de un proceso que difcilmente puede ser analizado de

    manera particular, remitindolo a las especificidades nacionales en la que

    dichos golpes y procesos militares tuvieron lugar. Argentina, al igual que

    Bolivia, posea una historia de golpes de Estado anterior a la dcada de 1970

    completamente distinta de la que, a simple vista, uno puede apreciar en las

    historias polticas nacionales de Uruguay y Chile. Entonces, lo que habra que

    resaltar en este periodo es el momento de su integracin regional, el carcter

    expansivo e internacional de su poltica represiva, a partir de la cual se

    alinearon las dictaduras militares. Dicha integracin, que posee como punto

    articulador la Doctrina de Seguridad Nacional promovida por Estados Unidos

    durante la Guerra Fra, alcanz niveles que configuraron lo que Alain Rouqui

    denomin "Estados militares", a la hora de describir la regularidad de la

    variable marcial en el autoritarismo latinoamericano de estas dcadas.8

    As, los golpes abrieron una nueva poca, a partir de la cual hizo entrada una

    estrategia de integracin militar de carcter internacional (caracterizada

    ejemplarmente en el Cono Sur por la llamada Operacin cndor), que tuvo por

    objeto erradicar de la regin no slo el campo poltico y cultural de la izquierda

    (el comunismo, el utopismo revolucionario, la conciencia crtica, la atmsfera

    intelectual a travs de la cual se nutrieron los partidos polticos de la

    revolucin) sino, principalmente, a los sujetos portadores de dicha cultura: su

    militancia, el conjunto de hombres, mujeres y nios que se insertaban en el

    horizonte de sentido que dicha cultura haba construido.

  • Desde la dcada de 1960 comienza a desplegarse un tipo nuevo de violencia en

    el continente, una violencia que escap de las mltiples representaciones que,

    por entonces, la lucha poltica posea. La radicalizacin de las vanguardias

    revolucionarias de izquierda, como la creciente movilizacin de amplios

    sectores sociales, contrast con el final abrupto que estos proyectos sufrieron

    una vez que los golpes desdibujaran el imaginario sobre el cual se proyectaba

    la idea misma de revolucin. Por primera vez en la historia poltica de Amrica

    Latina, se pone en funcionamiento una mquina global de exterminio, cuya

    caracterstica ms significativa fue la coordinacin supranacional, el esfuerzo

    de integracin poltico-policial para destruir, torturar y "hacer desaparecer" al

    cuerpo mismo de la izquierda latinoamericana, en una guerra unilateral que no

    conoci fronteras nacionales ni lmites ideolgicos, y que excedi con creces el

    marco de representacin a travs del cual el campo cultural de izquierda

    articulaba sus relaciones con la escena poltica de aquellos aos.

    LA TEORA DEL ESTADO AUTORITARIO Y EL PROBLEMA DEL FASCISMO

    En ciencias sociales, y al interior de un campo particular de la reflexin de

    izquierda, este proceso de militarizacin del Estado se denomin

    autoritarismo.9 Encuentra su particularidad ms visible en el carcter

    fundante, sui generis, de la irrupcin autoritaria en busca del establecimiento,

    bajo la lgica de la guerra, de un nuevo orden social de disciplinamiento de la

    sociedad civil, descrito a partir de la necesidad histrica de encontrar una

    solucin violenta a la estructura de contradiccin entre poltica y desarrollo

    econmico, entre democracia y modernizacin. Desplegada por cuerpos

    militares altamente burocratizados, esta violencia tuvo por objeto implementar

    una lgica particular de guerra contra la sociedad civil y sus estructuras

    tradicionales de organizacin, dando lugar a un proceso de reordenamiento

    social cuya conduccin dependi casi exclusivamente del Estado. Esta vez, bajo

    la nocin de "Estado-autoritario".

    Si bien el autoritarismo (visto como un sistema de enunciados en torno a un

    fenmeno de poca) concibi al Estado como "el eje aglutinador de la

    investigacin social",10 habra que agregar que fue, sin embargo, el primer

    esfuerzo por comprender este proceso de militarizacin de modo genrico,

    integrndolo al interior de una gran tendencia de cambio a escala continental.

    No se trat, esta vez, de proyectos especficos de dominacin cuya naturaleza

    se hunda en las particularidades histricas de cada Estado nacional. Por el

    contrario, la emergencia del Estado autoritario mostrara un rasgo continuo,

    cierta regularidad en resolver, regionalmente, el desequilibrio estructural entre

  • mercado y Estado, entre poltica y capitalismo. As, la teora del autoritarismo

    concibi al "gobierno autoritario" como conductor de un proceso de

    burocratizacin estatal, de re-ordenamiento institucional, tendiente a resolver

    la creciente contradiccin entre una cultura poltica radicalizada en torno a la

    nocin de cambio social, y la estructura econmica internacional del

    capitalismo. El autoritarismo resolvi un dilema histrico, pero a travs de una

    violencia (material y simblica) que se dejaba leer como la variable "costo"

    entre el capital internacional y las expectativas polticas de desarrollo de los

    Estados nacionales.

    Sin embargo, el debate en torno al autoritarismo encontr su lmite real y

    efectivo en la desimbricacin de la accin poltica y el discurso terico que

    marcaron la prctica revolucionaria de la dcada de 1970. La revolucin, que

    alimentaba y se dejaba alimentar por las ciencias sociales, pierde, en el curso

    de esta dcada, abruptamente, su centralidad temtica. No slo los centros de

    investigacin fueron cerrados, al igual que las carreras universitarias vinculadas

    a la teora social, sino que gran parte de los intelectuales del campo fueron

    severamente reprimidos, exiliados y censurados. As, esta ruptura terica que

    va de la revolucin, "el tema central del debate poltico en Amrica del Sur" en

    la dcada de 1960,11 a la comprensin de la naturaleza autoritaria del nuevo

    Estado, depende, ms que de una crisis paradigmtica, de la experiencia de

    violencia comn que vivieron los intelectuales de izquierda una vez que tienen

    lugar los golpes militares al Estado. "De ah escribe Norbert Lechner un

    primer rasgo de la discusin intelectual pos-73: la denuncia del autoritarismo

    en nombre de los derechos humanos. Los intelectuales no luchan en defensa

    de un proyecto, sino por el derecho a la vida de todos".12

    La discusin generada por el autoritarismo significara, en este contexto, el

    reposicionamiento del debate poltico en torno a una nueva figura del Estado

    pero, principalmente, respecto a una experiencia comn que tiene a la vida

    misma como problema. De este modo, en el paso que va de la vida como

    problema (la lucha por el derecho a la vida) al autoritarismo como eje terico a

    mediados de la dcada de 1970, se juega la recomposicin del campo y,

    simultneamente, la reorientacin terica a partir de la cual el Estado ocupar

    de nuevo una centralidad reflexiva. El autoritarismo, doctrina que le regalar la

    base ideolgica a la democracia neoliberal en las dcadas de 1980 y 1990,13

    inaugura con los golpes de Estado un cambio radical de tono al interior de las

    ciencias sociales, por medio del cual la ciencia misma de la revolucin dejara

    sin palabras al discurso poltico de izquierda, objeto central de la intervencin

    militar que vive el continente.

  • Por ejemplo, al interior del campo de la sociologa latinoamericana opera un

    desplazamiento conceptual que tendr una clara consecuencia en el discurso

    poltico de izquierda de aquellos aos: la exclusin del fascismo como categora

    descriptiva de los procesos de militarizacin en la Regin. En este trnsito

    conceptual habra, tambin, que sealar como experiencia decisiva la

    "renovacin socialista" que opera en el campo poltico tras la experiencia de

    derrota de los proyectos revolucionarios en Amrica Latina, y la desintegracin

    de la llamada "rbita socialista" europea a fines de la dcada de 1980.14

    Se trata de una renovacin conceptual que transita desde el fascismo, ilustrado

    por el clebre texto de Theotonio Dos Santos, Socialismo o Fascismo (1972),15

    hacia la teora del autoritarismo y la tesis de los "burocrticos autoritarios" de

    Guillermo O'Donnell (1976).16 Las consecuencias de este viraje conceptual, en

    el que un trmino que goza de popularidad terica se desfundamenta

    radicalmente dando paso a otro, gener, sin embargo, un pequeo debate al

    interior de un campo mermado por la represin y la experiencia de la derrota.

    Destaca el texto de Atilio Born, "El fascismo como categora histrica: en

    torno al problema de las dictaduras en Amrica Latina" (1977)17 y,

    ciertamente, Fascismo y Dictadura de Nicos Poulanzas (editado en espaol el

    ao 1971).18 En ambos textos, cuya recepcin es clave para la adscripcin a la

    teora del autoritarismo, el fascismo ser retratado, si bien como un

    acontecimiento histrico actual y recurrente, dotado de un conjunto de

    caractersticas que lo situaban como un fenmeno especfico de reaccin

    nacionalista del gran capital interno, en que el Estado, a diferencia del Estado

    autoritario latinoamericano, posea un claro papel ideolgico de intervencin.

    Operara, as, una cierta tecnificacin del discurso acadmico en ciencias

    sociales. Al adoptar la figura del autoritarismo como categora que le da

    singularidad a las dictaduras del Cono Sur, la Sociologa des-operacionaliza la

    funcin poltica que ocupaba el fascismo en el imaginario de izquierda,

    estableciendo una separacin radical del discurso terico respecto del lenguaje

    revolucionario, lenguaje a partir del cual se nutra la intelectualidad de los aos

    60. En efecto, "muy temprano queda claro que no se trata de un fascismo,

    nocin relegada al trabajo partidista de agitacin",19 sino de una nueva

    composicin del poder estatal cuya naturaleza viene definida como un

    proyecto global de transformacin del Estado y sus instituciones. Por lo tanto,

    "esos regmenes, a diferencia del fascismo, no se basaban en la movilizacin

    popular, no hacan uso de una estructura partidaria y no necesitaban de

    expansin internacional".20

    As, en esta sofisticacin analtica del discurso de las ciencias sociales, la

    poltica de izquierda pierde el sustento terico que haca verosmil la accin en

  • la lucha revolucionaria, fundamentalmente en contra de un enemigo que

    perteneca al imaginario poltico republicano (Salvador Allende llam fascismo

    a lo que Fidel Castro llam, y llama, imperialismo). Pero tambin, habra que

    agregar, las ciencias sociales pierden su vocacin poltica. Al quedar sin

    referente material que vuelva efectivo al discurso terico, la Sociologa, y en

    general las ciencias sociales, pierden su relacin con la accin poltica; prdida

    descrita ejemplarmente por Beatriz Sarlo en el trnsito que va del intelectual

    orgnico a la organicidad del experto, del revolucionario contra el Estado, al

    administrador de los intereses del Estado.21 As, paradojalmente, la crtica al

    "Estado Autoritario desemboca en la crtica a la concepcin estatista de la

    poltica", vigente hasta la irrupcin de los golpes de Estado en la dcada de

    1970.22

    Las consecuencias sern visibles en el campo de las ciencias sociales:

    adquiriendo mayor autonoma respecto de la prctica poltica, "la discusin

    intelectual (sobre todo en las izquierdas) logra desarrollar un enfoque ms

    universalista (menos instrumental) de la poltica",23 a travs del cual cobrara

    forma el discurso de administracin de las expectativas democrticas y

    polticas que se instala a mediados de la dcada de 1980 a partir del concepto

    de "transicin a la democracia".

    Sin embargo, el imaginario poltico de izquierda entre 1960 y 1980, es decir:

    aquella generacin que vivi a travs de sus vanguardias (polticas, armadas,

    artsticas e intelectuales) una "sobredosis de sentido," al punto de hospedar

    "todos los significados de una poca",24 se vio, de golpe, inscrita en una lgica

    de aniquilacin que exceda hasta lo irrepresentable el propio "imaginario de

    muerte" que la lucha revolucionaria, y su cultura utpica, haban descrito en el

    ideario de la emancipacin social. El fascismo, a partir del cual la

    intelectualidad latinoamericana hered la forma ms oscura del enemigo

    comn, se transfigur en una violencia poltico estatal que no conoci

    referente terico, sino en la conduccin efectiva de un proceso radical de

    eliminacin del imaginario de izquierda y, esencialmente, del cuerpo social a

    travs del cual dicho imaginario se sustentaba. Se trat de la instauracin de un

    escenario biopoltico que, visible hasta nuestros das, desplaz al imaginario

    partisano de la lucha poltica por el cambio estructural de la sociedad. Dicho

    desplazamiento coincidi con el vaciamiento radical, no slo del mbito de las

    competencias pblicas -donde cobra significacin la accin poltica de

    vanguardia- sino de la comunidad poltica misma: la sustancia vital que haca

    materialmente posible la existencia de un campo poltico en disputa.

  • MILITARIZACIN Y GUERRA FRA

    Tal vez el inicio del libro de Jean Franco dedicado a los aos de la Guerra Fra

    librada en Amrica Latina, The Decline & Fall of the Lettered City, nos d una

    fecha insigne del inicio de este proceso de militarizacin del Estado: la invasin

    a Guatemala por bandas militares financiadas por Estados Unidos en 1954.25

    En este libro -cuyo logro consiste en reelaborar la reciente historia cultural de

    la regin poniendo como dato esencial la Guerra Fra- aparece, tal vez por

    primera vez, el intento por integrar la historia de esta militarizacin a una

    narrativa que lo vislumbre, ya no de manera regional (como ocurri con la

    teora del autoritarismo), sino de manera mundial, al interior de un espacio de

    militarizacin a escala planetaria.

    La llamada Guerra Fra, cuya caracterstica principal consiste en producir un

    espacio de integracin militar hasta entonces sin precedentes, abre el

    Continente a una nueva relacin de fuerzas en que el Estado y la sociedad civil

    pierden su centralidad en las decisiones polticas locales, dando origen, en el

    caso particular de Amrica Latina, a una nueva forma de Estado o de relacin

    estatal. As, la invasin a Guatemala marc el inicio de un conjunto de

    intervenciones que son cruciales para comprender el trnsito que va del viejo

    ideal republicano del Estado nacional latinoamericano al escenario neoliberal

    globalizado; trnsito que describe la desagregacin paulatina del aparato

    estatal, pero al interior del programa militar desplegado por la Guerra Fra en

    el hemisferio.

    Se trata de la lgica de la intervencin militar, el despliegue continental de la

    forma golpe de Estado, pero esta vez bajo el contexto de la Guerra Fra, es

    decir, de la expansin de una forma particular de guerra al interior de un

    horizonte de intereses estratgicos supranacionales. Una guerra ideolgica que

    se extendi y se libr a un nivel planetario, global si se quiere, pero esta vez, a

    diferencia de las guerras mundiales anteriores, Cold War fue la forma de la

    guerra como amenaza a la inmolacin nuclear del mundo, a la inminente

    extincin de la idea misma de mundo. Esto ltimo resulta crucial, en la medida

    que la globalizacin, entendida como el actual panorama de integracin

    econmico-poltica que vivira el planeta, slo es posible all donde la propia

    nocin de mundo se encuentra bajo amenaza, ante la inminencia del

    cataclismo financiero o el ataque nuclear irreversible. Digamos que la Guerra

    Fra es, en este contexto agonal de baja intensidad, la propia amenaza de la

    guerra, la pre-guerra, lo que Paul Virilio llam pure war: el instante como

    emergencia total al acontecimiento guerra, pero ah donde la guerra no es ms

    su ejecucin en el campo de batalla [Hot War], frente al despliegue geogrfico

    del enemigo, sino su estado de "permanente preparacin".26

  • De este modo, se configura en Amrica Latina un espacio de militarizacin que

    tiene por objeto resolver la posicin estratgica que la regin cumple en el

    horizonte de amenaza desplegado por la Guerra Fra en el mundo, pero a la luz

    de un proceso endocolonizante27 que tendr como fin logstico depurar la

    poblacin civil al punto de asegurar la constitucin de un nuevo modo de

    administracin de la guerra y sus efectos econmicos en la sociedad. El Estado

    (el Estado de Bienestar, por ejemplo) sufrir as un cambio esencial en Amrica

    Latina: ste ya no disciplina al cuerpo social en busca de asegurar la fuerza

    productiva que requiere el capitalismo, sino que, de ahora en adelante, elimina

    parte sustancial de esa fuerza, desplegando un horizonte de intervencin

    donde todo el Estado, en cuanto aparato de produccin, se encuentra dirigido

    hacia la consecucin de un mismo fin: destruir parte sustancial del cuerpo

    social a travs del cual el viejo patrn de acumulacin nacional se sostena. As,

    la administracin del capital nacional pasa a depender directamente de una

    mquina global cuya funcin es reinscribir la relacin entre poltica estatal y

    produccin regional. El punto crucial aqu es establecer, a la luz de este

    contexto, el estrecho vnculo no slo entre Guerra Fra y militarizacin, sino

    entre neoliberalismo y guerra.28

    Si como apunt Brett Levinson, "el neoliberalismo de las llamadas naciones en

    desarrollo [..] es el liberalismo tardo [usa] a otra velocidad",29 dicha velocidad

    hace referencia al paso (veloz, en el curso de los ltimos 30 aos) entre

    dictadura y democracia, ah donde la segunda queda materialmente

    determinada por la primera, en la medida que el terror cumple el primer paso

    que el Estado requera para despojarse de la estructura social a la que se

    encontraba determinado. En este sentido, la unidad histrica entre dictadura y

    capital mundial es esencial para comprender el comportamiento general del

    Estado latinoamericano actual, cuyo rasgo ms visible es su invisibilidad

    total.30

    Si bien el rtulo de fascismo que acu la izquierda para conceptualizar la

    violencia poltica de la que era objeto, fue tempranamente deshabilitado por la

    emergente teora del autoritarismo, podra, sin embargo, permitirnos

    comprender un aspecto general de esta transformacin del Estado. Por un

    lado, le es consustancial al autoritarismo, a la fase de burocratizacin de los

    regmenes militares, un momento fundacional, una fase "revolucionario-

    terrorista".31 Dicha fase, cuya caracterstica fue el terror elevado a su mximo

    exponente bajo la forma indeterminada del "enemigo interno", coincidi con la

    afasia conceptual en ciencias sociales, con la crisis paradigmtica que signific

    el estallido de los discursos emancipadores y revolucionarios de la izquierda. El

    fascismo, en este contexto de represin, fue ms bien un recurso poltico

  • destinado a movilizar un imaginario progresista severamente golpeado por la

    experiencia misma del fracaso poltico que significaban las dictaduras. Sin

    embargo, la cita poltica que se hizo del fascismo concentra, de modo

    retrospectivo, un conjunto de significantes que tendrn expresin en el actual

    Estado neoliberal, el "estado invisible", cuya caracterstica ms abyecta es su

    continuidad lgica respecto de la fase terrorista con la que abren los golpes de

    Estado el hemisferio.

    Visto bajo esta ptica, este espacio de militarizacin no slo fue extensivo, en

    el sentido de transformarse en una "solucin general" para asegurar los

    exiguos procesos de modernizacin que se vivan en Amrica Latina, tal como

    lo describi la teora del autoritarismo. Sino que, tambin, fue "intensivo",

    puesto que derivaron en sangrientas dictaduras dirigidas a transformar la

    estructura poltica y la base social que sostena el desarrollo econmico en el

    continente, sobre la base de "colonizar" el cuerpo mismo de la nacin. Los

    procesos de democratizacin que comienzan a gestarse a mediados de la

    dcada de 1980, y que marcan la conclusin del autoritarismo estatal, son, en

    esta lnea, la extensin programtica de estas dictaduras: una vez que parte

    esencial del campo poltico regional haya sido brutalmente removido, la

    democratizacin operar como un salvoconducto destinado a asegurar el

    ingreso irrestricto de la fuerza social a las dinmicas econmicas y polticas del

    mercado globalizado.

    En trminos de Deleuze y Guattari, en el paso que va del Estado de Bienestar al

    nuevo escenario neoliberal le acontece al Estado un "flujo intenso de

    destruccin y abolicin pura", que lo vuelve sobre s bajo un acto de

    inmolacin, en una suerte de "nihilismo realizado".32 Se trata de una pulsin

    suicida que tiene por objeto la guerra total, entendida sta no bajo el axioma

    clsico de la guerra subordinada a fines polticos, sino por su anverso, all

    donde la guerra no slo pasa a constituir los fines polticos del Estado, sino

    tambin a encarnarlo operativamente. El Estado no est en guerra sino que es

    la guerra, puesto que lo que sucumbe en este espacio agonal de apropiacin es

    su propio principio de legitimidad: la comunidad poltica que internamente lo

    sustenta. En este sentido, cuando el Estado se ha apropiado de la guerra, es

    decir, cuando la guerra misma tiene por objeto al Estado, "el aparato del

    Estado se apropia de [una] mquina de guerra, la subordina a fines 'polticos,'

    le da por objeto directo la guerra".33

    Habra, entonces, una profunda relacin entre endocolonizacin y el momento

    de apropiacin de la mquina de guerra por parte del Estado latinoamericano.

    La guerra interna, desatada por ejrcitos nacionales en contra de su propia

    poblacin, coincide con esa pulsin suicida que cruza la trayectoria del Estado y

  • que va invariablemente desde la dictadura a los nuevos regmenes

    democrticos, durante los cuales el Estado no slo pierde centralidad terica

    sino tambin presencia poltica e ideolgica. La llamada desaparicin del

    Estado se vuelve, as, indisociable del terror desplegado militar y

    estratgicamente sobre el cuerpo poltico de la nacin: con l se realiza tanto

    la consumacin de un nuevo programa de acumulacin del capital

    internacional, globalizado, si se quiere, como tambin la reforma de ajuste y

    minimizacin que el Estado requera para poner en marcha su ingreso total al

    mercado mundial. "El genocidio [escribe Federico Galende] no es un accidente

    inherente al reordenamiento de la sociedad, sino la funcin a travs de la cual

    la burguesa destraba la 'lgica de acumulacin' de los obstculos impuestos

    por el debate poltico de la sociedad".34

    Sin embargo, en trminos simblicos, coincide tambin con la idea de que el

    "golpe de Estado" acaba con la idea de Estado y, ciertamente, con la nocin

    misma de "golpe de Estado", en la medida que ya no queda Estado donde

    poder efectuar un golpe.35 Los golpes no slo dieron fin a una estadolatra36

    incubada en los proyectos emancipadores del Continente, sino que, adems,

    ponen fin a la forma misma de Estado, suprimiendo con ello el fundamento

    poltico-social de legitimacin de su poder. El ltimo acto de soberana jurdico

    que ostent el Estado latinoamericano fue aquel que tuvo por objeto purgar el

    cuerpo mismo de la nacin, en cuya estructura se alojaba el principio de

    legitimidad que lo volva soberano. Un acto de inmolacin, de sacrifico

    recursivo destinado a destruir, digamos, sus propias "condiciones de

    posibilidad". De este modo, la desagregacin actual del Estado slo puede ser

    comprendida a cabalidad si se la contrasta con la aparicin de este "flujo

    suicida" que lo atraviesa desde el momento irruptivo de los golpes, y que, de

    acuerdo con Deleuze y Guattari, comentando precisamente a Virilio, encuentra

    su primera expresin histrica con el fascismo:

    Cuando Paul Virilio define el fascismo no por la nocin de Estado totalitario

    [como lo hara una larga tradicin, entre ellos Hannah Arendt o el propio

    Michel Foucault], sino por la de Estado suicida, su anlisis nos parece

    profundamente justo: la dominada guerra total [Pure War, dira Virilio] aparece

    as no como una empresa de Estado, sino como la empresa de una mquina de

    guerra que se apropia del Estado y hace pasar a travs de l un flujo de guerra

    absoluta que no tendr otra salida que el suicidio del propio Estado.37

    DOCTRINA DE SEGURIDAD NACIONAL, MILITARIZACIN Y BIOPOLTICA

  • Entonces, habra que trazar un horizonte de reflexin que "lea" la militarizacin

    en la dcada de 1970 en Amrica Latina a partir de un conjunto de procesos

    implicados internamente. En primer lugar, el viraje doctrinal que se disemina

    en la regin bajo la lgica de Seguridad Nacional y su referencia global respecto

    del despliegue sistemtico de posicionamientos agonales al interior del marco

    de la Guerra Fra.38 La militarizacin del Continente constituye un foco

    particular en el desencadenamiento estratgico de Estados Unidos y el

    despliegue de su programa ideolgico en el hemisferio sur de Amrica. La

    doctrina de Seguridad Nacional, que tiene como momento de fundacin la

    aprobacin del memorndum NSC-68 por el Consejo de Seguridad Nacional de

    Estados Unidos en 1950, constituye la base terica con que los cuerpos

    militares latinoamericanos "comprendieron" su funcin beligerante en el

    contexto geopoltico diseado por la guerra. Esto ltimo, respecto del rol que

    jugaron el National War Collage y la conocida Escuela de las Amricas en la

    formacin de la oficialidad latinoamericana, como tambin la funcin

    desempeada por los programas de cooperacin militar con Estados Unidos

    que suscribieron casi todos los pases entre 1950 y 1952. En este sentido, la

    Doctrina de Seguridad Nacional no slo funcion como el marco conceptual

    que dio nombre a la experiencia poltica de izquierda en el contexto de la

    Guerra Fra, sino que, a su vez, se constituy para las cpulas militares en "una

    teora completa y comprensiva del Estado, as como del funcionamiento de la

    sociedad"39 en la trama general de inestabilidad estructural que las naciones

    internamente padecan.

    En segundo lugar, la guerra contra el comunismo, contenida en el proyecto

    ideolgico desplegado por la Doctrina de Seguridad Nacional, fue tambin una

    guerra que tuvo como caracterstica esencial la aniquilacin programada de

    una cultura especfica del campo poltico, llegando incluso a exceder el propio

    horizonte semntico que el concepto "comunismo" trazaba al interior del

    espacio de accin poltica hasta entonces en disputa. Nadie, ni nada, estaba a

    salvo una vez que el terror impregn a la sociedad de la lgica de la guerra

    interna, debido a que fue desarrollada desde y por la estructura misma del

    Estado, el cual, histricamente, se haba encargado de construir el principio de

    legalidad que rega el ingreso social al espacio pblico. Una guerra que no tuvo

    "afuera", en el doble sentido del trmino: ya no era posible, para aquellos que

    haban sido signados como elementos de la subversin, ingresar al plano de las

    mediaciones polticas puesto que, de hecho y de derecho, estaban ya en el no-

    lugar inaugurado por la excepcin; pero tampoco haba "afuera" en el "afuera"

    mismo de las fronteras geogrficas en las que se autorizaba el ejercicio

    monoplico de la violencia militar. El exilio, que durante decenios marc los

    flujos de una intelectualidad integrada bajo el principio de la solidaridad

    latinoamericana, se transform, repentinamente, en una trampa mortal,

  • debido no slo al carcter continental de la militarizacin, sino de la

    integracin profunda y extensiva que las dictaduras coordinaron una vez que el

    horizonte geopoltico del Hemisferio quedara atrapado en la dinmica

    genocida de una "mquina de guerra".

    De este modo, se pondrn en funcionamiento en el Continente un sistema

    integrado de procesos de refundaciones nacionales, de reordenamientos

    disciplinarios de la sociedad civil, por medio de la suspensin programada de la

    ley y de sus garantas constitucionales en un espacio amplio de integracin

    represiva. En la medida en que el "cuerpo social" constituy el principal objeto

    de intervencin militar, se da lugar a lo que Giorgio Agamben caracteriz como

    el meollo bio-poltico del Estado moderno: la capacidad de producir, en el

    orden de la ley, un espacio jurdico ilocalizable de intervencin social,

    destinado a regular el proceso de inscripcin de la vida en la ciudad.40 El

    objetivo fue, en el caso de las dictaduras de las dcadas de 1960 y 1970,

    erradicar cualquier proyecto poltico que poseyera al Estado como objeto,

    ponindolo indefinidamente en excepcin, digamos: en un "estado de sitio"

    permanente.

    Agamben ha demostrado, con efectividad a nuestro parecer, como el "Estado

    de excepcin" que inaugura el fascismo en Europa (el "soporte legal" mismo de

    los campo de la muerte) proviene del propio sistema jurdico que protege el

    principio de soberana del Estado. As, le es consustancial al Estado moderno

    una suerte de vocacin biopoltica, cuya caracterstica ms relevante ser la

    formacin y el cuidado del cuerpo de la nacin. En palabras de Agamben: "la

    novedad de la biopoltica moderna es, en rigor, que el dato biolgico es, como

    tal, inmediatamente poltico y viceversa",41 dando origen a un conjunto de

    prcticas estatales en las que el dato natural de la vida comienza a presentarse

    como un objetivo poltico indispensable para mantener el principio de

    legitimidad del Estado soberano.

    As, un rasgo esencial que mostrarn invariablemente las dictaduras del Cono

    Sur y los procesos de militarizacin en el continente, ser su obsesin por el

    cuerpo, por cierto cuerpo social, y por la estructura de sociabilidad que ese

    cuerpo (cultural, pero esencialmente humano) haba adquirido con los aos.

    En primer lugar, el cuerpo como problema poltico, como el ltimo plano de

    operatividad de los organismos estatales de represin, marca un nuevo

    paradigma de intervencin que tiene su correlato histrico en el imaginario

    concentracionario de la Europa fascista. Tanto para Agamben como para Virilio,

    la caracterstica del Estado mnimo, neoliberal si se quiere, radica precisamente

    en este cambio paradigmtico del poder del Estado, cuyo plano de efectividad

  • no ser ms lo social como entidad abstracta, sino el cuerpo social mismo, en

    torno al cual se despliega la fuerza de una inscri