16
501 VOCACIÓN Y MISIÓN DE LA FAMILIA EN LA IGLESIA Y EN LA SOCIEDAD Ana Berástegui Pedro-Viejo* * Investigadora en el Instituto Universitario de la Familia. Universidad Pontificia Co- millas. <[email protected]>. Sal Terrae | 103 (2015) 501-516 Fecha de recepción: abril 2015 Fecha de aceptación y versión final: mayo 2015 Resumen La vocación y misión de la familia es el amor, un amor que se realiza hacia den- tro y hacia fuera, desde la diversidad de modos, personas y contextos vitales en que se configura, y que se desarrolla en algunos ejes de tensión y dinamismo: don y tarea, permanencia y cambio, creación y crianza, refugio y plataforma, iden- tificación y diferenciación, y entrega y reciprocidad. En el presente artículo se de- sarrollan estos ejes en diálogo entre las Ciencias Humanas y los textos del Síno- do de la Familia, para finalmente situar a la familia como principal agente y foco de la Pastoral Familiar. PALABRAS CLAVE: Sínodo, apego, sistemas, tareas. Vocation and mission of the family in the Church and in society Abstract The vocation and mission of the Family is love, a love that is produced both on the inside and out from the diversity of ways, people and life contexts shaping it and which is developed in some points of tension and dynamism: gift and task, permanence and change, creation and upbringing, shelter and platform, iden-

Vocación y misión de la familia en la Iglesia y en la sociedad - Ana Berástegui Pedro-Viejo

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Vocación y misión de la familia en la Iglesia y en la sociedad - Ana Berástegui Pedro-Viejo.

Citation preview

  • 501

    VOCACIN Y MISIN DE LA FAMILIAEN LA IGLESIA Y EN LA SOCIEDAD

    Ana Berstegui Pedro-Viejo*

    * Investigadora en el Instituto Universitario de la Familia. Universidad Pontificia Co-millas. .

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    Fecha de recepcin: abril 2015Fecha de aceptacin y versin final: mayo 2015

    Resumen

    La vocacin y misin de la familia es el amor, un amor que se realiza hacia den-tro y hacia fuera, desde la diversidad de modos, personas y contextos vitales enque se configura, y que se desarrolla en algunos ejes de tensin y dinamismo: dony tarea, permanencia y cambio, creacin y crianza, refugio y plataforma, iden-tificacin y diferenciacin, y entrega y reciprocidad. En el presente artculo se de-sarrollan estos ejes en dilogo entre las Ciencias Humanas y los textos del Sno-do de la Familia, para finalmente situar a la familia como principal agente yfoco de la Pastoral Familiar.

    PALABRAS CLAVE: Snodo, apego, sistemas, tareas.

    Vocation and mission of the familyin the Church and in society

    Abstract

    The vocation and mission of the Family is love, a love that is produced both onthe inside and out from the diversity of ways, people and life contexts shaping itand which is developed in some points of tension and dynamism: gift and task,permanence and change, creation and upbringing, shelter and platform, iden-

  • 1. A. BERSTEGUI, El nuevo universo de formas familiares: Revista Crtica 984(Marzo-Abril 2013) 14-17.

    2. SNODO DE LOS OBISPOS, Los desafos pastorales de la familia en el contexto de laevangelizacin. Relatio Synodi, Ciudad del Vaticano 2014, n. 3 (en adelante, RS).

    ana berstegui pedro-viejo

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    tification and differentiation and dedication and reciprocity. This article devel-ops these points in a discussion between the Human Sciences and the texts of theSynod on the Family to ultimately position the family as the main agent andfocus of Family Pastoral Care.

    KEYWORDS: Synod, attachment, systems, tasks

    La familia es un espacio privilegiado en el que descubrir que uno es ama-do, en el que aprender a amar, en el que profundizar en ese amor y des-de el que irradiarlo hacia fuera de la familia. El amor: esta es la vocaciny la misin de la familia, misin que es siempre la misma y siempre di-versa, que es una llamada inscrita en lo ms profundo del hombre y dela mujer desde el principio de los tiempos, pero tambin una misin quese encarna en la diversidad de modos, de personas, de contextos y de mo-mentos vitales.

    El Snodo de los Obispos Los desafos pastorales de la familia en el con-texto de la evangelizacin, conocido popularmente como Snodo de laFamilia, pretende responder a los desafos del anuncio del Evangelio dela Familia en los actuales tiempos de crisis cultural, social y espiritual.Rescatar y profundizar en la vocacin y misin de la familia no consisteen promover una vuelta rgida a los valores tradicionales, sino en darnosla oportunidad, como Iglesia, de acompaar un redescubrimiento yuna recreacin de los valores familiares en nuestros das1, escuchandotanto los signos de Dios como los signos de la historia de los hombres (RS, 3)2,siendo capaces de desentraar este Evangelio de la familia, la belleza dela vocacin al amor y su anuncio en nuestros das.

    La familia cristiana no se diferencia del resto ni en las funciones bio-psico-sociales que cumple, ni en sus contornos, ni en el contexto que las

    502

  • 3. CONCILIO VATICANO II. Gaudium et spes. Sobre la Iglesia en el mundo actual, Ciu-dad del Vaticano 1965, n. 49 (en adelante, GS).

    4. J. PALACIOS y M. J. RODRIGO, Familia y Desarrollo Humano, Alianza Editorial, Ma-drid 1998, p. 33

    vocacin y misin de la familia en la iglesia y en la sociedad

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    rodea sino, posiblemente, en la conciencia de la extraordinaria misin ala que es llamada: participar en la obra creadora de Dios, revelando a ca-da miembro, por medio del amor, su dignidad y su carcter nico comohijo de Dios y heredero de su Reino. As, la familia es cristiana cuando,consciente de esta misin, pone su confianza en el Seor y recibe su fun-damento en la irrevocable fidelidad de Dios (GS, 49)3 a travs de sus di-versos cambios, tareas y tensiones.

    Una de las grandes ventajas que nos ofrece la familia actual en Occidentees que ya no se estructura prioritariamente en funcin de criterios de ne-cesidad, ni social ni material, sino por vnculos subjetivos4 que desean servnculos de amor. Esta caracterstica, que fragiliza enormemente la reali-dad familiar, tambin la fortalece desde esa perspectiva esperanzada quepropone el Concilio Vaticano II de poner el amor en el centro (GS, 48).

    En el presente artculo intentamos presentar esta vocacin de la familiaal amor que se desarrolla en tensin y dinamismo constante: entre el dony la tarea, entre la permanencia y el cambio, entre la creacin y la crian-za, entre ser refugio y plataforma, entre la identificacin y la diferen-ciacin, entre la entrega y la reciprocidad. Para ello tomaremos presta-dos algunos de los desarrollos de las Ciencias Sociales, como la teoradel apego, la teora de los sistemas familiares o la teora de la resilienciafamiliar, en dilogo con los textos de la iglesia y, muy especialmente, lostextos preparatorios del Snodo.

    Finalmente, dedicaremos un apartado a destacar la importancia de esteamor para la transmisin de la fe, convirtiendo a la familia en el principalagente de pastoral familiar y tambin en el principal foco de su atencin.

    503

  • 5. C. PEA. El Snodo extraordinario de la familia: impresiones y retos: Razn y Fe1.394 (2014), 567-582.

    6. J. GARCA ROCA, Tercer sector e insercin social: Alternativas. Cuadernos De Tra-bajo Social, 1999.

    7. A. BERSTEGUI, La familia en la formacin de la persona, o la importancia delvnculo de apego temprano en el desarrollo humano: Revista de Estudios Eclesis-ticos 345 (2013), 287-304.

    ana berstegui pedro-viejo

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    La familia, necesidad y tarea

    Parece que hay un deseo creciente de vivir en una familia y de ser reco-nocido como tal. El deseo de familia se revela como signo de los tiempos aacoger como don pastoral: el valor de un vnculo estable y duradero, que dserenidad para el crecimiento humano y espiritual (RS, 45). Esta vitalidady centralidad de la institucin familiar ha sido destacada como una delas aportaciones ms relevantes del Snodo5. Ms todava que un deseo,una necesidad presente en toda persona, especialmente a lo largo del de-sarrollo y en los periodos de mayor fragilidad, pero que nos acompaa alo largo de toda la vida.

    La importancia de la familia para la persona se extiende de la cuna a latumba, presentndose como imprescindible en el sostn, la salud, el bie-nestar, la calidad de vida y la felicidad de todos sus miembros, a lo largode la vida. En el Instituto Universitario de la Familia hemos podido in-vestigar cmo en contextos de vulnerabilidad social se destacan la prdi-da de vnculos familiares o la toxicidad de estos como uno de los caminosdefinitivos hacia la prdida de bienestar fsico y emocional y la exclusinsocial6. La investigacin sobre proteccin de menores supone as un ob-servatorio privilegiado para entender la importancia de la familia en laformacin de la persona, ya que mirar a la familia desde los ojos del ni-o que crece en ella nos ayuda a entender sus fortalezas, sus debilidades, susretos y sus recursos. Sin embargo, mirar a la familia desde los ojos del nioque carece de ella nos hace entender la urgencia vital de su proteccin7. LasEscrituras nos recuerdan constantemente al hurfano (sin padres), a laviuda (sin pareja), al extranjero (sin races) como personas especialmen-te necesitadas o desprotegidas; y en nuestros das el ejemplo paradigm-

    504

  • 8. J. PALACIOS y M. J. RODRIGO, op. cit.

    vocacin y misin de la familia en la iglesia y en la sociedad

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    tico de exclusin social extrema es la persona sin hogar, que, en la ma-yora de los casos, se desenvuelve como persona sin familia.

    Cuando desentraamos las necesidades que cubre la familia tambin nosacercamos, hasta cierto punto, a las tareas que tiene que cumplir, ya que,para que cada miembro vea cubiertas sus necesidades de cuidado, de es-tima, de seguridad o de conexin social, cada miembro debe asumirtambin la tarea de cooperar, en la medida de sus posibilidades, para elbienestar del otro. Las tareas de la familia suelen asignarse en la literatu-ra a los padres, pero es importante rescatar la responsabilidades que to-dos los miembros: cnyuges, padres e hijos, abuelos y hermanos, varo-nes y mujeres, pequeos y mayores, tienen en el sostn de la familia.

    La dimensin de la tarea tambin nos remite al hecho de que la familia,siendo un lugar de descanso y cobertura de necesidades, tambin es unarealidad en permanente construccin, que exige el esfuerzo y la acomo-dacin dinmica de todos a lo largo de la vida.

    La familia: permanencia y cambio

    La familia es la principal fuente de estabilidad de las personas. Inclusolas definiciones menos institucionales y psicologicistas de la familia tie-nen en cuenta esta vocacin de permanencia, definindola como unaunin de personas que comparten un proyecto vital de existencia en comnque se quiere duradero, en el que se generan fuertes sentimientos de perte-nencia a dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y seestablecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia8.

    Las familias no son estructuras estticas, sino que atraviesan una secuen-cia predecible de cambios, precipitados por las necesidades biolgicas,sociales y psicolgicas de sus miembros a lo largo del ciclo vital (desde laformacin de la pareja o la transicin a la parentalidad, pasando por lastareas de la adolescencia y la crisis de la mediana edad, para terminar conla jubilacin o el envejecimiento de la pareja). Sin embargo, de un tiem-

    505

  • 9. L. FLAQUER, El destino de la familia, Ariel, Barcelona 1998, p. 158.10. C. VILLALBA, El concepto de resiliencia individual y familiar. Aplicaciones en la

    intervencin social: Psychosocial Intervention 12/3 (2003) 283-299.11. F. WALSH. Resiliencia Familiar. Estrategias para su fortalecimiento, Amorrortu, Ma-

    drid 2004; ID., Traumatic loss and major disasters: strengthening family and com-munity resilience: Family Process 46/2 (2007) 207-227.

    ana berstegui pedro-viejo

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    po a esta parte cada vez son menos las familias y las personas que transitande manera ordenada y rectilnea por las fases del ciclo de la vida9, con loque las familias no asumen un plan ordenado y secuenciado de tareas, si-no que tienen que reorganizarse para armonizar y hacer frente a la di-versidad de necesidades de sus miembros y del contexto, poniendo aprueba su estabilidad.

    Adems, los cambios que afectan a la estabilidad familiar no son solo losevolutivos, sino que la familia tiene que afrontar muchas crisis no espera-das: problemas econmicos, de salud, dependencia, migracin y separa-ciones entre sus miembros. Todas las familias atraviesan situaciones de di-ficultad, algunas de ellas traumticas; pero no todas son capaces de saliradelante, y solo algunas llegan a salir fortalecidas de tales situaciones. Hoyllamamos resiliencia familiar a esta capacidad de hacer frente con mseficacia a las crisis, cambiando lo suficiente para adaptarse, pero no tantocomo para desintegrarse, y que puede incluir cierto grado de crecimiento10.Los mecanismos que se han descrito como favorecedores de esta resilien-cia estn relacionados con los patrones de organizacin familiar, las estra-tegias de solucin de problemas y la comunicacin en el interior de esta;pero tambin con los sistemas de creencias de la familia, entre los que en-contramos el significado que se le da en la familia a las experiencias difci-les, la capacidad de mantener la esperanza y el sentido de trascendencia11.

    La familia creadora y criadora

    El Instrumentum Laboris, en su Captulo I sobre el designio de Dios acer-ca del matrimonio y la familia, recoge que el hombre y la mujer son co-laboradores de Dios, acogiendo y transmitiendo la vida [], cooperando as

    506

  • 12. SNODO DE LOS OBISPOS, Los desafos pastorales de la familia en el contexto de laevangelizacin. Instrumentum laboris, Ciudad del Vaticano 2014, n. 3 (en adelante,IL).

    13. J. V. BOO, El papa: para ser buen catlico no hay que tener hijos como conejos:ABC, 20 de enero de 2015.

    14. JUAN PABLO II, Christifideles laici, Ciudad del Vaticano 1998, n. 40 (en adelante,CL).

    vocacin y misin de la familia en la iglesia y en la sociedad

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    de una manera nica en la obra del Creador (IL, 1)12. En este sentido, laprincipal encomienda vocacional de la familia es ser co-creadores conDios de vida y de una vida profunda y verdaderamente humana, trans-mitiendo el amor que se recibe desinteresadamente.

    Es innegable la tarea de la familia en la co-creacin de la vida, en lapuesta en marcha de su funcin reproductora; pero su participacin enla creacin se articula, de una manera muy especial, en la custodia y cre-cimiento de la vida, de una vida humana, humanizada y humanizadora,a partir del eje de la transmisin del amor en la crianza. Esta es la ten-sin en la que situara las recientes palabras del papa Francisco a los me-dios de comunicacin sobre el hecho de que ser cristiano no significatener hijos como conejos, que tanto revuelo han causado13. La familiacristiana no est llamada solo a crear, sino muy especialmente a criar,porque es en esta crianza en la que se completa, en toda su extensin,el surgimiento de la persona, a cuyo nacimiento biolgico le sigue unnacimiento psicolgico y social.

    Juan Pablo II consideraba la familia el lugar primario de la humaniza-cin de la persona y la sociedad (CL, 40)14. Tambin en los documentosdel snodo se subraya la importancia de la familia para un desarrollo in-tegral, al afirmar que la familia resulta fundamental para la maduracinde los procesos afectivos y cognitivos que son decisivos para la estructuracinde la persona (IL, 43), de tal manera que los fundamentos humanos quese adquieren en familia permiten acceder a otros niveles de socializacin y es-tructuracin (IL, 43).

    En este sentido, el Snodo se alinea con los fundamentos de la teora delapego, que desde los aos 50 defiende la vinculacin afectiva con unadulto afectuoso y estable como una necesidad bsica y primaria para los

    507

  • 15. S. SIEGEL, Toward an interpersonal neurobiology of the developing mind: attach-ment, relationships, mindsight and neural integration: Infant Mental Health Jour-nal 22 (2001) 67-94.

    16. M. J. ORTIZ, P. APODACA, I. ETXEBARRA, M. J. FUENTES y F. LPEZ, Predicto-res morales de la internalizacin moral en la infancia: Psicothema 20/4 (2008)712-717.

    ana berstegui pedro-viejo

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    nios, imprescindible y vital para su desarrollo y supervivencia y que seentreteje a partir de las rutinas cotidianas de alimentacin, cuidado, co-municacin, juego o socializacin, habitualmente en el seno de la fami-lia o de quienes ejercen como tal.

    Hoy, las modernas tcnicas de exploracin neurolgica nos ensean c-mo las primeras relaciones afectivas marcan el desarrollo de algunas delas estructuras cerebrales y neuroendocrinas ms importantes para el de-sarrollo de la empata, la regulacin del estrs o el control ejecutivo delpropio comportamiento15. Es en el seno de esta relacin donde aprendena explorar y entender el mundo fsico, relacional y emocional, a comu-nicarse y a regular su relacin con ellos. Tambin, a travs de la relacincon estas figuras de referencia, los nios construyen una primera imagende s mismos y del valor que tienen.

    Adems, la naturaleza de estas relaciones de seguridad, afecto y empataes la base sobre la que se construye el proceso de socializacin y el pro-ceso de internalizacin moral16. Es en la familia, prioritariamente, don-de los nios aprenden a esperar, a tolerar la frustracin, a respetar lasnormas y los lmites en un contexto dado. El papel de la relacin con loshermanos o con otros nios, cerca de los padres, les ayuda a entrenar larelacin con sus iguales y los comportamientos aceptables en estas rela-ciones. Finalmente, la familia va a elegir en qu otros contextos educati-vos se va a poder mover el nio y modular, al menos durante los prime-ros aos, el resto de influencias que va a recibir.

    As, el papel de la familia, especialmente de vnculo que une a los nioscon sus padres como figuras de apego, es difcilmente sustituible en estepunto y debe ser protegido por las leyes y arropado por la sociedad y laIglesia. De alguna manera, la familia es el entorno ptimo para que los

    508

  • 17. A. BERSTEGUI, La familia en la formacin de la persona, o la importancia delvnculo de apego temprano en el desarrollo humano: Revista de Estudios Eclesis-ticos 345 (2013) 287-304.

    vocacin y misin de la familia en la iglesia y en la sociedad

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    nios construyan sus primeros vnculos de seguridad y afecto; y el lugardonde los nios construyen estos vnculos de seguridad y afecto deberaser considerado y protegido con estatus de familia17. Muchos padres nohan sido educados sobre la naturaleza crtica de las experiencias de crian-za, apego y seguridad, especialmente las que se producen en los tres pri-meros aos de vida de los nios, y la Iglesia debera ser un lugar dondese reavive esta conciencia.

    La familia, refugio y plataforma

    La teora del apego tambin sostiene cmo las figuras de referencia afec-tivas en la infancia tienen una funcin doble: actuar como un puerto quele consuele frente a las situaciones de malestar y regule sus estados emo-cionales y servir de base segura para la exploracin del mundo exteriorpor parte del nio. El nio que se siente seguro en compaa de sus pa-dres, que se sabe amado, comprendido y valorado, que encuentra con-suelo en las situaciones de necesidad, es un nio mejor preparado parala vida, sabr entender mejor sus emociones y las emociones de los de-ms y estar ms capacitado para participar activa y gozosamente delmundo exterior a la familia. As mismo, el nio al que se permite y apo-ya para salir, explorar, conocer a otros... ser un nio que tendr unaimagen ms valiosa de s mismo y de los dems y vivir su hogar comoun lugar al que volver y en el que compartir y comprender las emocio-nes de la vida, y no como una crcel o un lastre del que desembarazarse.El buen engranaje entre estas dos funciones es una garanta de vivir re-laciones sanas en el futuro.

    Pero, adems, esta doble funcin se extiende desde la primera infanciahasta las principales relaciones significativas a lo largo de la vida, de mo-do que la familia sirve a todos sus miembros (padres, pareja, adolescen-tes, abuelos) como refugio y tambin como plataforma. Las palabras del

    509

  • 18. BENEDICTO XVI, Caritas in veritate, Ciudad del Vaticano 2009, n. 44.19. S. ADROHER, A. BERSTEGUI y J. BEDA, Abrid las puertas: Sal Terrae (julio-agos-

    to 2011), 607-620.

    ana berstegui pedro-viejo

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    papa Francisco en la oracin previa al inicio del snodo lo expresan muybellamente: Es la hora en la que se regresa a casa de buen grado para en-contrarse en la misma mesa, en el espesor de los afectos, del bien realizado yrecibido, de los encuentros que enardecen el corazn y lo hacen crecer, buenvino que anticipa en los das del hombre la fiesta sin ocaso (RS, 1).

    Por un lado, las familias tienen por vocacin, casi por definicin, ser re-fugio y suelo estable en los desarrollos vitales de sus miembros. Cuandola familia fracasa en este objetivo de ser un refugio, tambin incapacita asus miembros para participar del mundo. Refugiar y proteger no es ce-rrar las puertas. Una familia excesivamente subjetivizada, volcada exclu-sivamente en su interior, que recela y se protege en exceso del afuera, esuna familia que asfixia e impide el crecimiento y la alegra. La protec-cin, por tanto, no solo se consigue evitando o disminuyendo las expe-riencias negativas o su posibilidad de aparicin, sino, en muchas ocasio-nes, acompaando y clarificando esta experiencia.

    Por otro lado, aunque ha sido sealado repetidamente que el matrimo-nio y la familia constituyen el primer campo para el compromiso social de losfieles laicos (CL, 40), ello no excluye, sino que fundamenta, la impor-tante misin de la familia en la participacin social y en la construccinde una nueva sociedad. En este sentido, el Snodo rescata cmo, desdesus labores de co-creacin y crianza, la responsabilidad de la familia seextiende a custodiar la creacin y hacer crecer la familia humana (IL, 1).

    La Encclica Caritas in veritate (CV, 44)18 pone de relieve la importanciadel amor como principio de vida en la sociedad, y la familia como lugaren el que se aprende la experiencia del bien comn, pues sin familia elhombre no puede salir de su individualismo, ya que solo en ella se apren-de la fuerza del amor para sostener la vida (IL, 33), de manera que laapertura al mundo y al prjimo est como enraizada y sostenida por lavivencia de entrega cotidiana a los ms prximos19.

    510

  • 20. FRANCISCO, Exhortacin apostlica Evangelii gaudium, Ciudad del Vaticano, 2013,n. 66.

    vocacin y misin de la familia en la iglesia y en la sociedad

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    Los documentos preparatorios del snodo reconocen que es preciso esti-mular esta funcin de la familia como plataforma para la participacinen la sociedad, destacando algunos retos o desafos insoslayables, comola relacin entre la familia y el mundo del trabajo, entre la familia y laeducacin, entre la familia y la salud; la capacidad de unir entre ellas alas generaciones y la promocin de leyes justas (IL, 34).

    La familia, lugar de identificacin y diferenciacin

    El Snodo presenta la familia como el lugar donde se aprende a conviviren la diferencia y a pertenecer a otros (EG, 66; IL,33)20, destacando ladoble funcin de la familia como lugar de transmisin, pertenencia eidentificacin, pero tambin como lugar de diferenciacin, diversidad ydesarrollo de la individualidad. En varios documentos del snodo se res-cata el valor de la diferencia entre el padre y la madre, desde el punto devista de la complementariedad de roles e identidades (IL, 39). Sin em-bargo, las diferencias en la familia no se reducen a las diferencias de g-nero, sino que se extienden a otras relaciones, como las relaciones inter-generacionales (IL, 40) y otras fuentes de diversidad.

    Por ejemplo, en las relaciones padres-hijos, la doble funcin de identifi-cacin y diferenciacin se ejemplifica bien entendiendo que la familiaotorga un apellido (un grupo de pertenencia, una sociedad, una tradi-cin familiar, unas races) y tambin un nombre propio (un espacio dediferenciacin e individualidad).

    Con respecto al eje de la identificacin y la pertenencia, es muy eviden-te cmo la familia transmite a sus hijos, a travs de esta educacin afec-tiva y el proceso de socializacin, una tradicin cultural, poltica, reli-giosa, una determinada manera de entender el mundo, una cosmovisiny unos valores asociados a la misma. Cada familia transmite a sus hijosun sistema de valores organizados, referentes a los objetivos vitales espe-

    511

  • 21. A. BERSTEGUI, Lejos del rbol: Mensajero 1.464 (Marzo 2015) 16-17.

    ana berstegui pedro-viejo

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    rables (trascendencia o beneficio personal; conservacin o cambio), a losintereses prioritarios a los que atender (individuales o colectivos) o a lasmotivaciones bsicas con las que evaluar las distintas elecciones vitales(tradicin, estimulacin, seguridad).

    As, en los documentos sinodales la familia aparece como el lugar en elque se transmiten y se pueden aprender valores como la fraternidad, lalealtad, el amor por la verdad y el trabajo, el respeto y la solidaridad entrelas generaciones, as como el arte de la comunicacin y la alegra (IL,32).

    Sin embargo, el aleccionamiento moral, el discurso transmitido de for-ma explcita acerca de los valores, no siempre es adoptado y, menos an,internalizado por los hijos, si no es acompaado por el ejemplo y por lafiabilidad de las figuras de identificacin y ofrecido como un regalo, noimpuesto a las siguientes generaciones.

    En muchos textos nos encontraremos la idea de querer al hijo como tras-cendencia del yo, como una nueva oportunidad para el yo, como unaprolongacin del yo. En estos casos, los procesos de transmisin verticalson especialmente cuidados por la familia. Sin embargo, ser padres, serbuenos padres y, especialmente, ser padres cristianos, tiene que ver muyespecialmente con querer al que es distinto de uno, al que se diferenciay se distancia de uno; por lo tanto, no debe ser entendido tanto comoun ejercicio de desarrollo personal y autorrealizacin sino como un sal-to de entrega y donacin a un otro verdaderamente otro21.

    La paternidad y la maternidad, as entendidas, exigen una vigilanciaconstante de nuestra aceptacin de la diferencia y de la diversidad. Cadahijo es diferente y puede pensar y vivir de forma muy distinta de la ma.As, unos padres pueden renunciar a lo esperable o a lo propio, ponersea la escucha del hijo y tratar de entender su mundo desde su perspecti-va: sus sueos, sus ideales, sus intereses, sus dificultades.

    En este sentido, los documentos preparatorios del snodo subrayan queel conocimiento del misterio y la vocacin de la persona humana estn

    512

  • 22. E. GRACIA y G. MUSITU, Psicologa social de la familia, Paids, Barcelona 2000.

    vocacin y misin de la familia en la iglesia y en la sociedad

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    vinculados al reconocimiento y la acogida en el seno de la familia de los di-ferentes dones y capacidades de cada uno (IL, 38) rescatando la impor-tancia de la aceptacin de las diferencias. En ltimo trmino, la acepta-cin y el respeto constituyen siempre un acto de confianza y de amor.

    La familia, espacio de entrega y reciprocidad

    En la familia contemplamos y experimentamos el ciclo infinito de la vi-da, no solo a travs de la prolongacin que los hijos son de nosotros mis-mos, sino, adems, de la experiencia del amor generoso e incondicionala los dems. Uno de los requisitos del verdadero amor es esta incondi-cionalidad, este carcter de entrega desinteresada al otro.

    Esta generosidad o carcter entregado del amor familiar ha sido puestoen cuestin por diversas teoras sociolgicas que han intentado explicarla familia en trminos de intercambio o de conflicto, reinterpretando loque unos hacen por otros en la vida familiar como un constante baile deequilibrios en la negociacin de los intereses individuales (hoy por ti,maana por m), las luchas de poder y los clculos coste/beneficio22. As,una madre no estara cuidando a sus hijos sino asegurndose el cuidadoen la vejez; un cnyuge que lleva el peso econmico de la familia estaracomprando una atencin domstica equivalente a su ingreso; o un hi-jo que pone la mesa en casa estara evitando un castigo o ganndose lapaga del fin de semana.

    Cierto es que la generosidad y la entrega en amor no es algo que vengadado y est conseguido en todo momento, pero no debera ser concebi-do como un clculo de intereses o de fuerzas. La entrega es algo en pro-ceso, que se aprende, que es tambin un horizonte, un reflejo del amorde Dios.

    Sin embargo, que el amor familiar necesite ser generoso para ser plenono obsta para que el amor familiar deba ser recproco, para as alcanzar

    513

  • ana berstegui pedro-viejo

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    a todos. No se trata de que unos amen entregadamente y otros sean ama-dos incondicionalmente, sino que en la familia el amor se recibe y se daen este baile de entrega y reciprocidad que es convertirse en padres e hi-jos, en esposos, en hermanos. Solo siendo amado recibe uno la fuerza pa-ra entregarse a otro; pero solo entendiendo la profundidad de este salirdel propio querer e inters se puede entender la profundidad del amorque se nos entrega, tambin gratuitamente. Ya la Gaudium et spes enten-da que el verdadero amor implica la entrega mutua, integrando la dobledimensin de entrega y reciprocidad (GS, 49).

    La familia es, por tanto el lugar privilegiado donde se aprende a construirrelaciones significativas que ayuden al desarrollo de la persona hasta llegar ala capacidad de entregarse y de recibir ese amor (IL, 38), por lo que ha si-do considerada por los trabajos previos al Snodo como escuela de amor,escuela de comunin, escuela de relaciones (IL, 38).

    La familia, agente y foco de atencin pastoral

    La progresiva (o ya definitiva) secularizacin de la sociedad espaola nosha conducido a una situacin en la que el ambiente social imperante, losmedios de comunicacin social y los agentes bsicos de socializacin se-cundaria no educan la fe. Ser cristiano no es un modo de pertenecer a lasociedad, sino que empieza a ser, para los ms jvenes, una apuesta mi-noritaria y hasta contracultural que convive en igualdad de condicionescon otras muchas posibilidades. Si las familias no sientan las bases de lafe en Jess y de la pertenencia eclesial en su seno, difcilmente podr ha-cerlo otro. Todo el resto del trabajo pastoral va a ser progresivamente se-cundario o complementario con respecto a lo que se viva y se transmitaen la familia.

    Cuando intentamos comprender la iniciacin a la experiencia de Dios enlos nios, una de las primeras cuestiones que sealara la psicologa evo-lutiva es que los nios deben sentirse amados para poder amar, y nos in-vita a pensar en un itinerario que invierte los trminos del mandamien-to del amor. Para amar a Dios y amar al prjimo como a uno mismo, elnio debe aprender a ser amado y, as, amarse a s mismo, amar al pr-

    514

  • 23. A. BERSTEGUI, Iniciacin a la experiencia de Dios en nios: Padres y Maestros348 (2012), 5-8.

    24. A. BERSTEGUI, R. MOTA y F. VIDAL, Infancia y Religiosidad en Espaa: A quincatequizamos?: Actualidad Catequtica 221-222 (2009) 81-99.

    25. A. NICOLS SJ. Carta del P. Adolfo Nicols, SJ a las familias ignacianas en Espaareunidas en el encuentro En Todo. Madrid, 21 de Junio de 2012.

    26. A. BERSTEGUI, De la experiencia de crecimiento humano al encuentro con elmisterio en. (C. Soto [Ed.]), He visto al que me ve, Verbo Divino, Estella, 2006,pp. 17-44.

    vocacin y misin de la familia en la iglesia y en la sociedad

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    jimo y, desde estas experiencias, abrirse a la relacin con Dios23. Por esoes la familia la fuente de la que brota la conciencia de ser hijos de Dios, lla-mados por vocacin al amor (IL, 43).

    Por otro lado, la psicologa de la religin nos muestra la dificultad deabrirse a la experiencia religiosa cuando la experiencia de familia no hasido una familia en la que se aprenda a confiar y a amar, por un lado, ycuando en la familia no se ha hecho explicita la transmisin de la fe.

    La encuesta de infancia en Espaa 2008 revelaba cmo, segn la opininde la mayora de los nios, las familias todava transmiten la fe en Jess asus hijos tal como ellas la entienden, y les ensean a rezar, aunque les acer-can o les empujan a vivir esta fe en el seno de la Iglesia en mucha menormedida. La participacin eclesial generalmente se recibe de los abuelos,con los que se vive una relacin frecuente, clida y confiada. La principalcorrea de transmisin de la expresin eclesial de la fe es el vnculo entregeneraciones24.

    Por otra parte es muy importante que el aprendizaje de los contenidosreligiosos parta de la propia experiencia del nio, por lo que ser de es-pecial importancia la capacidad de evocar experiencias de confianza, deamor y de fe, pero tambin de provocar estas experiencias, de traerlas alaprendizaje, es decir, de hacer de nuestras familias el lugar donde nace unconocimiento interno real y no solo terico de Cristo25. De nuevo, la teoradel apego proporciona un esquema muy poderoso para comprender mu-chos aspectos de la creencia religiosa y, muy particularmente, de la rela-cin con Dios26.

    515

  • As, una de las primeras cosas a cuidar en la pastoral infantil es la rela-cin del nio con sus padres y la implicacin de su entorno ms prxi-mo de cuidado en el despertar religioso.

    Cuidar en estos momentos desde el contexto familiar tiene cuatro tareasprincipales:

    1. Cuidar el amor que va a recibir el nio, en primer lugar porquees digno de ese amor y porque su construccin como persona lonecesita.

    2. Cuidar las primeras experiencias de confianza y, por tanto, de fe,de su vida, porque en ellas va a sustentar su experiencia religiosa.

    3. Reconocer, valorar y remarcar el papel de la familia como prime-ra transmisora de la fe. Esto implica colocar a la familia en el cen-tro de la vida pastoral y sacramental, no solo como usuaria, si-no como agente principal de la pastoral.

    4. Convertirse eclesialmente en un espacio comunitario de referen-cia y cuidado en unos momentos de gran vulnerabilidad y rique-za en la vida del nio y de la familia, de modo que esta tambinpueda encontrar en su experiencia un apoyo en uno de los mo-mentos ms importantes de la vida.

    Para terminar, es importante destacar que toda la experiencia pastoral,incluida la pastoral familiar, es una oferta de amor y, como tal, deberaser vivida en un clima de intercambio personal clido, atento y empti-co. Es necesario plantear una visin positiva de la familia como verda-dero germen de una sociedad solidaria y fraterna y valorar en los forospblicos el trabajo y la fuerza vocacional que conlleva mantener estruc-tural y afectivamente una familia.Encontrar una voz esperanzadora y reforzante para las familias que lu-chan y tratan de superar sus contradicciones hoy en da, un mensajeconsciente de la verdad y belleza de la familia y, al mismo tiempo, acti-vo y valientemente misericordioso con las familias heridas y frgiles(RS, 23) debe ser un objetivo prioritario en nuestra Iglesia, y esperamossea uno de los frutos visibles y permanentes de este Snodo de la familia,siempre consciente de que nuestra tarea es cooperar en la siembra, y quelo dems es obra de Dios (RS, 31).

    ana berstegui pedro-viejo

    Sal Terrae | 103 (2015) 501-516

    516