Voces legas, letras de justicia (2008)

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    Bajtn y la historia de la cultura popular: cuarenta aos de debate / Toms A.Mantecn Movelln (ed.). -- Santander: PUbliCan, Ediciones de la Universidadde Cantabria, [2008]

    ISBN 978-84-8102-500-2Bajtin, Mijail-- Crtica e Interpretacin.Cultura Popular-- Edad Moderna.Mantecn Movelln, Toms Antonio, ed. lit.39"15/17"

    Esta edicin es propiedad PUBLICAN - EDICIONES DE LA UNIVERSIDAD DE CANTABRlA, cualquier formade reproduccin, distribucin, traduccin, comunicacin pblica o transformacin solo puedeser realizada con la autorizacin de sus titulares, salvo excepcin prevista por la ley. Dirjase aCEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar oescanear algn fragmento de esta obra.Texto sometido a evaluacin externa

    Consejo Editorial:Presidente: Gonzalo Capelln de Miguel,Area de Ciencias Biomdicas: Jess Gonzlez Macas,Area de Ciencias Experimentales: M: Teresa Barriuso Prez, ,Area de Ciencias Humanas: Fidel Angel Gmez Ochoa,Area de Ingeniera: Luis Villegas Cabredo,Area de Ciencias Sociales: Concepcin Lpez Femndez y Juan Bar Pazos

    Secretaria Editorial: Belmar Gndara Sancho

    Autores PUbliCan - Ediciones de la Universidad de CantabriaAvda. de los Castros, s/n. 39005 SantanderTelf.: 942 201 087 - Fax: 942 201290

    ISBN: 978-84-8102-500-2Depsito Legal: S. 1.928-2008

    Impreso en Espaa. Printed in SpainImprenta KADMOSSalamanca, 2008

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    SUMARIO

    PREFACIO

    CUARENTA AOS DESPUS: BAJTNYLACULTURAPOPULARDEL RENACIMIENTOPeter Burke (Universidad de Cambridge) ................. ......................................................... 13

    PRIMERA PARTEGNERO, CULTURA POPULAR Y VIDA COTIDIANA...................................... 19l. HISTORIA, GNERO y CULTURA POPULAR

    Carmen Sarasa Garca (Universidad Autnoma de Barcelona) ...... ...... ..... ...... ...... .. 21n. LAS MUJERES y LA ORGANIZACIN DE LAVII )A DOM STICA:DE COCINERAS A ESCRITORAS y DE LECTORAS A COCINERAS

    /Mara de los Angeles Prez Samper (Universidad de Barcelona) ............................ 33III. LOS USOS POPULARES DE LA CULTURA ESCRITA

    EN EL ANTIGUO RGIMENJavier Antn Pelayo (Universidad Autnoma de Barcelona) .............. ................... .... 71

    IV PERCEPCIONES DE LA MUERTE EN LA CULTURA POPULARDE LA EDAD MODERNAMximo Garca F ernndez (Universidad de Valladolid) .......................................... 97

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    SEGUNDA PARTEMORIR PARA RENACER, FIESTA y CULTURA POPULAR............................. 129V. EL CARNAVAL, LA RISA Y LA CULTURA FESTIVAEN EL RENACIMIENTOAlessandro Arcangeli (Universidad de Verona)........................................................ 131VI. UNNERSOS FESTIVOS y CULTURA POPULAR

    EN LA CASTILLA MODERNAFrancisco J . Lorenzo Pinar (Universidad de Salamanca)..................................... .... 145VII. FRANCISCO SANTOS y SU MUNDO: FIESTA POPULAR Y

    POLTICA EN EL MADRID BARROCOMara Jos del Ro Barreda (Universidad Autnoma de Madrid) ................ .. ...... .. ... 175

    TERCERA PARTEMORAL, CULTURA POPULAR Y TRIBUNALES ................................................ 205V111. LOS MOCITOS DE GALINDO: SEXUALIDAD CONTRA NATURA,CULTURAS PROSCRITAS Y CONIROL SOCIAL EN LA EDAD MODERNAToms A. Mantecn Movelln (Universidad de Cantabria)....................................... 209IX. EL CONTROL INQUISITORIAL DE LA PALABRA Y, ,LA SUPERSTICION POPULAR A FINES DEL ANTIGUO REGIMEN

    Marina Torres Arce (Universidad de Valladolid) ................ ................. ................. .... 241X. DEMONIOS, VECINOS Y CULTURA POPULAR EN EL SIGLO,XVIII: LAS BRUJAS DE PAMANESLeticiaAgndez San Miguel (Universidad de Cantabria) ................ .. ...................... . 257,XI. ALMACENISTAS DEL DIABLO: LA CONSTRUCCION DE LAIMAGEN DEL PERISTA EN EL SIGLO XVIIIJulia Benito de la Gala (Universidad de Cantabria) ........................ ......................... 283

    CUARTA PARTELENGUAJES POPULARES DE LA VIOLENCIA Y LA JUSTICIA .................... 303XII. MORAL POPULAR Y TRIBUNALES DE JUSTICIA EN LAEDAD MODERNA

    Raquel Iglesias Estepa (Universidad de Santiago de Compostela)................. ............ 305XIII. SUICIDARSE EN EL MADRID DE LOS AUSTRIAS

    MUERTE POR DESESPERACIN?Blanca Llanes Parra (Universidad de Cantabria)..................................................... 333XlV. VOCES LEGAS, LETRAS DE JUSTICIA. LAS CULTURAS JURDICAS

    DE LOS LEGOS EN ELRo DE LA PLATA ENIRE LOS SIGLOS XVI Y XIXDara G. Barriera (Universidad Nacional de Rosario).............................................. 347

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    POSTFACIO

    HAY VIDA PARA LA HISTORIADE LA CULTURA POPULAR FUERADELRABELAIS DE BAJTN?Toms A. Mantecn Movelln (Universidad de Cantabria)............................. ................... 369

    FUENTES MANUSCRITAS......................................................................................... 379

    FUENTES IMPRESAS ................. ......... .................................................. ..................... 381,BIBLIOGRAFIA....................................................................................... ..................... 389

    AUTORES ................... .................................................................................... .............. 411

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    XIVVOCES LEGAS, LETRAS DE JUSTICIA.,LAS CULTURAS JURIDICAS DE LOS LEGOS

    ,EN EL RIO DE LA PLATA

    ENTRE LOS SIGLOS XVI y XIX

    Lenguaje

    DARa G. BARRIERAUniversidad Nacional de Rosario

    3. m. Manera de expresarse. Lenguaje culto, grosero, sencillo, tcnico, forense, vulgar.4. m. Estilo y modo de hablar y escribir de cada persona enparticular.Judicial1. adj. Perteneciente o relativo al juicio, a la administracinde justicia o a la judicatura.Diccionario de la Real Academia Espaola, XXII Edicin

    En La cultura popular en la Edad Media y Renacimiento, Mijail Bajtn hizo algo que, hacialos aos cuarenta del siglo xx, no era muy frecuente: convirti una obra literaria en una fuentehistoriogrfica. Esta fuente, aunque construida en realidad como cualquier otra -los productores de historiografa siempre operan cuando hacen que cualquier huella se vuelva insumopara su tarea- proporcionaba sin embargo una informacin muy particular, especialmentepreciada a causa de su escasez. Bajtn aseguraba que la obra de Frans;ois Rabelais era unaexcelente fuente para estudiar la cultura popular francesa. Basaba esa conviccin en algo queno era evidente de suyo: afirmaba que, en esa obra que l converta en repositorio -y aceptarsu afirmacin requera y requiere todava que el lector haga un acto de confianza- podanencontrarse recogidos los inaccesibles lenguajes de la calle. La operacin no estaba exentade riesgos, y se basaba en una hiptesis que tampoco vena avalada de manera contundente enel momento de su formulacin: ni en el momento histrico, conforme los criterios segn loscuales se escriba la historia a comienzos de los aos cuarenta del siglo xx, ni en el momentoen que la present en el texto.

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    348 BAJTN y LA HIS TORIA DE LA CULTCR.\De cualquier modo, Bajtn no intentaba escribir una obra de historia. Quizsmotivo no le pesaron los corss de los modos historiogrficos normalizados y empl

    otra disciplina pudo hacer algo que desde la historia era quizs menos probable: fab ',--:nales de acceso a lo que l mismo denomin las formas populares de expresin en la c:...,.::;;:de la Europa moderna, instaurando a Franc;ois Rabelais como su informante. Ese te rolas expresiones populares de la cultura, por entonces prcticamente inaccesible desdcumentacin oficial, fue explorado por el fillogo ruso, quien, valindose de la obra d . _lais, mostr, entre otras cosas, los corredores que existan entre las diversas culturas le: i: ::y el "lenguaje de la plaza pblica"l. La operacin metodolgica y las prospecciones ten-. ':;...:::;abiertas por La cultura popular .. pueden ser confrontadas hoya la luz de produccion : _complementaron y discutieron los caminos transitados por el lingista rus03.En este ensayo -nada exhaustivo y fruto de la reflexin sobre investigaciones prol' -de colegas que comparten preocupacin y puntos de vista sobre cmo aprovechar las fu 3' ..judiciales para hacer historia social- pretendo mostrar que los expedientes producido: _

    la administracin de la justicia moderna abrigan verdaderos corredores de lenguajes :::.comunican los universos culturales letrados y legos.

    EL REGISTRO DE LA JUSTICIA y LOS LENGUAJES LEGOS

    Entre esotrico, sugestivo y estimulante, Marc Bloch afirm que, para conocer una sociedamejor ngulo de observacin se consegua estudiando la manera en que los hombres eran juz.:- -","dos en ellas4 . Los investigadores han trabajado en esto, construyendo ese punto de observa l ,'-de diferentes maneras. Uno de ellos, sin duda el ms transitado y el que deja ver los testimonims expuestos ~ p o r lo tanto el que exige menos esfuerzo para observar- consiste en evaluarmodo de juzgar a partir de lo que el derecho escrito dice sobre los procedimientos de la jus": cia. Es decir, considerando solamente lo que el proceso deba ser. Esto es parte de la tareaestudio de los ordenamientos jurdicos de las sociedades, y antes de la era de la codificaci.eso puede observarse perfectamente en las prcticas criminales o libreras de jueces. OlIaSelecciones, ms ricas, toman este punto de vista, pero lo incorporan como un elemento msun complejo en el que incluyen lo judicial practicado, es decir, aquello que suceda en los e--

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    Bajtn, M.: La cultura popular en la Edad Media y Renacimiento, Barcelona, 1974 [1971, fr.], traduccin dtJulio Forcat y Csar Conroy, 430 pp.El trabajo surgi de su Tesis, leda en el Instituto Gorki en el ao 1941. La obra goz de difusin en el mundoacadITco occidental slo despus de la publicacin en ingls, en 1965, de Rabelais and his world. Luego, fuetraducida al francs en 1971 y al espaol en 1974.Al respecto, reITto a los lectores a los comentarios realizados oportunamente por Peter Burke, Jacques Le Goffo CarIo Ginzburg, entre otros. Vase, particularmente, Ginzurg, c.: Il Formagio e i Vermi, Turn, 1976 y sobretodo el primer captulo de Storia notturna, Turn, 1986. De Burke, su obra Popular culture in early modernEurope, N. York, 1978.Blocb, M.: La socitfodale. Laformation des liens de dpendance. Les c/asses et le gouvernement des hom-mes, Pars, 1968 [1939], p. 495.

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    cenarios de la administracin de la justicia visto desde los resultados arrojados por los procesosque dejaron registro escritos. Frente a jueces, escribanos, auxiliares o tinterillos, la gente delcomn -a efectos de lo que aqu interesa, los jurdicamente legos- parecen saber cosas de ununiverso letrado. De su lado, los letrados, y quienes pueden ser ubicados en una zona gris en lacual, sin ser letrados compartan elementos de un universo cultural marcado por el dominio dela escritura y el conocimiento ms o menos orgnico del universo normativo positivo, apelabanen no pocas ocasiones a saberes del comn.

    No es necesario -ni importante- reproducir aqu las discusiones surgidas en torno a lasdadas "culto / popular" o "alta" y "baja" cultura, bien resumidas en otros trabajos muy difundidos6 y el paralelismo entre esa dada y otra de universos "legos" y "letrados" es tambinevidente. Lo que s interesa es sealar que en la documentacin judicial tambin podemosencontrar vas de acceso a las voces/ a las culturas jurdicas de los iletrados, gracias a lasescuchas de los jueces y escribanos.Esto es posible porque en los escritos legados por los administradores de justicia, aparecen lenguajes -lengua y jerga, expresiones de unos, registros de otros, maneras de decircargadas de relacin- que muestran que muchos elementos de la cultura jurdica transitabanentre letrados y legos de diferentes maneras, pero que no todo era escisin: esos universospueden ser presentados como distantes slo a partir de segregar voluntariamente mucho delo que dicen. En los registros de la justicia - de los procedimientos ordinarios, ms formalesy completos, o de los sumarios, resmenes de la justicia oral- estn las voces, las lenguas ylos lenguajes de los legos (los sin letra, sin ciencia)8. Su registro en el papel, es cierto, estmediatizado: pero esta mediacin, realizada por quienes dominan el arte de la escritura, nosiempre es una mediacin letrada.

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    Vase, como un bello ejemplo de trabajo sobre el proceso como objeto, el trabajo de Cerutti, S.: Giustiziasommaria. Pratiche e ideali di giustda in una societa di Ancien Rgime (Torino, XVIll secolo), Miln, 2003.Al respecto, nuevamente Ginzburg, c.: "High and low: the theme of forbidden knowledge in the sixteenth andseventeenth centuries", Past and Present, 73, Nov. 1976, pp. 28-41. bid.: Occhiacci di legno. Nove riflessionisulla distanza, Miln, 1998, 232 pp.En algunas discusiones sostenidas recientemente, se han elegido expresiones con otras connotaciones: porejemplo, Silvia Mallo ha caracterizado a estas fuentes como impresionistas y, sostiene, las mismas le brindanla posibilidad de "indagar en la mentalidad y en el imaginario de la sociedad y de la poblacin de ese entonces .. . [en una bsqueda orientada hacia] los sectores subalternos, de los sectores bajos de la sociedad y de lossectores medios inclusive, porque eran ellos, los sectores olvidados en el caso de otras fuentes." Carlos Mayohabla de las fuentes criminales como materia para estudio de la vida cotidiana y la vida material de los sectoressubalternos (o clases no propietarias). Fradkin habla de la voz de los sectores subalternos, aunque no solamentede stos. Vase las aportaciones de Carlos Mayo, Silvia Mallo, Osvaldo Barreneche y Ral Fradkin en el panelde cierre de las Jornadas: Lafuentejudicial en la construccin de la memoria, DHJ-Suprema Corte de Justiciay Universidad de Mar del Plata, 1999, pp. 583-602.Esto fue sealado en diversas ocasiones. En los aos setenta del siglo xx, Lawrence Stone lo hizo en un textoclsico "El derecho", abogando por crdito como fuente para aquellos testimonios obtenidos bajo presin, paralas declaraciones de colricos demandantes y temerosos testigos. En nuestro pas, Carlos Mayo fue pionero enla materia, acordando a las fuentes judiciales su cualidad de rescatar las prcticas orales desde comienzos de losaos ochenta. Stone, L.: El Pasado y el presente, Mxico, 1986. Mayo, c.: "Fuentes Judiciales", en Lafuentejudicial en la construccin de la memoria, DHJ-Suprema Corte de Justicia y Universidad de Mar del Plata,1999, pp. 583-602.

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    350 BAJTfN y LA HISTORIA DE LA CULTLLEGOS Y LETRADOS

    A qu y, sobre todo, a quines refieren estos trminos? Por qu lego se acerca a" : : ; _y letrado a "culto" y por qu es preferible utilizar este par (lego/letrado) a culto y poreferirse a los sujetos de enunciacin que se encuentran en los corredores de los lengu _justicia? Del latn litteratus, letrado hace referencia al sabio, al docto, al que tiene alg .: .. . ....,de instruccin. Pero tambin a aqul que saba leer, o escribir o las dos cosas. Sin err. - _ya desde el siglo XVII refera, como hoy, a los abogados y a aqullos que manejaba .DeCa Covarrubias letrado el que profesa letras y, agregaba, se han alzado con estelos abogados. Pero tambin lo eran, segn la Real Academia Espaola a comienzos de:aquellos que manejaban las letras que, otrora, fueran las ciencias, y entre las p r i mteologa.Vale decir que a un telogo, lo mismo que a un hombre de ciencias, le iba bienletrad09. y todava ms si rescatamos algunos rumores que el mismo Covarrubias recog': ! : Iel siglo XVII: el autor del Tesoro de la lengua castellana recuper una historia segn lalas meras letras, para formar palabras, se hieren entre s. Pero finalmente, despus de n s ~ por la fbula de Cadmo y los mitos de Mercurio, asegur que "lo ms verosmil y aun ies que Adn dara principio a la invencin de las letras". Aunque declaraba ignorarfueron los caracteres, arriesg que "podran ser aquellos mesmos en que el Seor escri\ i _Ley en las tablas que dio a Moysn y los hebreos huviessen conservado hasta entonces. -slo la lengua pero tambin la escritura"IO. Si las letras aparecen tan vinculadas con la pal _de Dios y la herencia de Moiss, como los letrados con la teologa, amn de con las cien : -va de suyo.y la otra parte del encuentro? los legos? La voz latina laicus proviene del gIiec' ;Aawc;, popular. y en la primera acepcin del actual diccionario de la Real Academia. _'-sentido est 'netamente jugado en funcin del mundo religioso: es lego el que no tiene r enes clericales. Tambin "falto de letras y noticias", en segunda acepcin. En tercera y cuartaacepciones, es lego aquel que "en los conventos de religiosos, el que siendo profeso, noopcin a las sagradas rdenes" y lega, aquella "monja profesa exenta de coro, que sirve acomunidad en los trabajos caseros". Como se ve, no falta -ni en la definicin del diccionario- roce a los legos con el mundo de las letras, pero son, en el mismo, los rsticos, los que notienen acceso a la instancia indisponible de las "sagradas rdenes". No pudo haberlo puestoms ntido Covarrubias en los albores del XVII: lego es ese hombre "que no pertenece al estado eclesistico", y de all su condicin de popular. y ampla, encantadoramente: "muy lego"es un hombre "quando est poco instruydo en materias eclesisticas". O jurdicas, materias.... ... .que conVlVlan mtImamente.El par "lego/letrado" es ms adecuado que el "culto/popular" para referirse a las vocesy a los saberes que aparecen en los corredores de lenguaje judicial porque fOIman parte de un

    .9 Covarrubias, S.: Tesoro de la lengua castellana o espal1ola, edicin de Martn de Riquer, Barcelona, 1998[1611); Diccionario de Autoridades, Real Academia de la Lengua Espaola, Madrid, 1734.10 Covarrubias, S.: Tesoro ... op. cit. '

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    lxico que es, a la vez, especfico de ese registro y porque conserva en su etimologa y en susemntica la herencia grecolatina profana y religiosa.

    JUECES LEGOS

    Quienes registraban judicialmente denuncias, descargos, testimonios o simples informaciones, no siempre eran expertos en derecho. En las ms altas esferas de la administracin dela justicia en la Amrica colonial, la formacin dominante -incluso as era en la enseanzade leyes en la mismsima Salamanca- provena de la teologa, dado que, por ejemplo, de unoidor, se esperaba sobre todo que pudiera tener un recto entendimiento y discernimiento deaquello que era justo y de lo que no lo era11. La teologa tena una fuerte presencia tambinen el derecho y, a todas luces, constitua un saber letrado. Ahora bien, en no pocas ocasiones,el saber de los administradores de justicia y de sus auxiliares, provena de un saber prctico.Saban hacer un proceso. Sobre todo, y en primer lugar, dominaban la tecnologa de la escritura. Sumando otros elementos, pudieron desempearse como tinterillos, alcaldes, juecesy hasta como oidores a causa de diversas razones l2 . Segn las leyes de Castilla y las que sedictaron para "las Indias", los alcaldes, deban saber "leer y eseribir"I3. Sin embargo, no delos lejanos bordes de la Monarqua Hispnica, tmidamente emplazado en el litoral paranaense, se sentaron precedentes de alcaldes que no escriban: un caso extremo, que de lego sepasaba, fue el de Mateo Gil, alcalde en la ciudad de Santa Fe durante 1576, que firmaba conuna cruz potenzada o por terceros l4 . No obstante, por s o con auxilio de otros, ellos escribany registraron estas voces de los sin letra. A veces, con ellas, explcita o veladamente, tambininscribieron sus sensaciones y hasta su punto de vista. No tenemos, claro, toda la voz del quedepona ni toda la escucha del que registraba: lo que queda en el registro judicial es el boofer,el corredor donde se encontraron.

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    Herzog, T.: "Letrado o telogo? Sobre el oficio de la Justicia a principios del siglo xvm", Scholz, J.M. (ed.),Fallstudien zur spanischen 11l1d portugiesische Justiz -15 bis 20, Frankfurt am Main, 1994, pp. 967 a 714.Culter, Ch.: The legal culture ofNorthern New Spain, 1700-1810, Albuquerque, 1995,225 pp., sobre todo 3'.parte; cfr. mi Nueva Historia de Santa Fe, Vol. n, Conquista y colonizacin, Cap. V. Sobre el rol de los tin-terillos y bajos oficiales de la justicia en como transcriptores, como mediadores y hasta organizadores de losjuicios vanse las excelentes pginas de Herzog, T.: La administracin como un fenmeno social: la justiciapenal de la ciudad de Quito (1650-1750), Madrid 1995,352 pp. y el trabajo de Del Valle Jasso, H.: FelipeMadrigal y Antonio Palacios, dos tinterillos morelianos decimonnicos, Mx ico (en prensa).Aguiar y Acua, R./Montemayor y Crdoba de Cuenca, J.E: Sumarios de la Recopilacin General de Leyes delas Indias Occidentales, presentacin de Jos Luis Soberanes Femndez; prlogo de Guillermo E Margadant yestudio introductorio de Ismael Snchez Bella, Edicin Fascimilar de la edicin de 1628, Mxico 1994, IV, V,7: "que sepan leer y escribir", Carlos , en Madrid, 26 de mayo de 1536.Tambin de alcaldes que no eran residenciados y que, adems, hasta ejercieron su oficio durante dos aos seguidos (Antn Romero, alcalde en 1576 y 1577), condiciones todas ellas objetables desde la letra de las leyes.No se registran residencias para los alcaldes santafesinos durante el periodo 1573-1640. Vase Barriera, D.:"La ciudad y las varas: justicia, justicias y jurisdicciones (s. XVI-XVII)", en Revista de Historia del Derecho,XXXI, Buenos Aires, 2003, pp. 69-95.

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    352 BAJTN y LA HISTORIA DE LA CULTURA POPULAREn su investigacin sobre Lorenza, una india que en 1761 fue acusada de hechicera en

    Santiago del Estero, Judith Farberman no solamente se encontr con testigos legos sino tambin con una justicia lega. Los alcaldes ordinarios del cabildo de Santiago del Estero practicaban una justicia que se manejaba -como en muchas sedes de la monarqua- al margen delasesoramiento letrado. Pese a esto, Farberman seala muy atinadamente que esos jueces noeran completamente ignaros: saban manejar el proceso inquisitivo, es decir, saban adminis-trar justicia y lo hacan, rsticamente l5 . Si estos jueces no haban tenido acceso a la lecturade prcticas y de doctrina, stas no estaban completamente ausentes de sus mentes ni de susescritosl6. Un mnimo de entrenamiento se transmita con la circulacin de notarios, oidoresy fiscales, y doctrina se reciba con la instruccin religiosa y la circulacin de las ideas.

    LENGUAJES DE JUSTICIA, LENGUAJES DE LA FEEn los lenguajes de la justicia administrada, algunas de las formas estudiadas por Bajtn, enefecto, cambiaban de sentido respecto de lo que significaban en el marco del lenguaje de laplaza pblica: el juramento judicial-que era a la vez religioso- no poda ser en vano, no eraprotesta de devolver el dao ni huera promesa que jams sera cumplida. No se juraba, anteun juez, por pedazos de algn cuerpo terrestre -"te lo juro por los ojos de mi madre"- ni porcomponentes de un cuerpo sagrado - "te lo juro por la sangre de eristo"-I7. Los sbditos dela Monarqua Catlica saban que la justicia administrada era la justicia del rey y que estapotestad provena de Dios y era el eje del buen gobierno. Este conocimiento, este saber sobre el cuerpo poltico del cual hacan parte, no devena de una cultura poltica, sino que eracultura poltica contenida en la tradicin judeocristiana, lo que puede constatarse en muchosprrafos del Antiguo y del Nuevo Testamento, entre otras fuentes escritas de esa tradicin.No obstante, en la administracin de la justicia siempre fue clave la formulacin de las preguntas, la manera en que el juez construye el proceso a partir de sus averiguaciones, secretas,pblicas, estableciendo sumarias y plenarias, hasta redactar sentencia. La clave es, finalmente, su dominio del lenguaje de la encuesta, de la indagacin.

    Aunque evidente para muchos, no parece intil traer a colacin que en las comunidadescristianas, desde antes del cisma del siglo XVI, la administracin de la justicia de las almasbrind ciertamente servicios, allan terrenos y fabric modelos para el ejercicio de lajusti-cia ordinaria. A partir de la introduccin de la confesin auricular anual obligatoria con el

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    Retenan de la justicia inquisitorial una secuencia de "actos tipificados" que, afirma, se basaba en el conocimiento de los tres momentos procesales (sumaria, plenaria, sentencia) " ... la acumulacin secreta de elementosde prueba contra el reo, la persecucin tenaz de su confesin y el amplio uso de la escritura [ ...10 cual...] norequera una gran pericia tcnica". Farberman, J.: Las sa/amancas de Lorenza. Magia, hechicera y curande-rismo en el Tucumn colonial, Buenos Aires, 2004, p. 84.Cutter, Ch.: The legal culture .. . op. cit., p. 36.Bajtn seal que se juraba en especial por diversos objetos sagrados y que, casi en todos los casos, los jura-mentos del lenguaje familiar eran supervivencias de antiguas frmulas sagradas. La cultura ..op. cit., pp. 169-170.

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    Voces legas, letras de justicia. Las culturas jurdicas de los legos en el Ro de la Plata .. 353Concilio de Letrn IV, en 1215,18una comunidad de fieles convivi con la regulacin de unaprctica sistemtica de la indagacin en el interior de sus almas. Los fieles -pecadores- deban pasar al menos una vez al ao por el confesionario, y esta ritualizacin del perdn propici la difusin masiva de una prctica de la pregunta y, sobre todo, se difundi por escrito-por ejemplo con los manuales de confesores- las claves de un arte de la averiguacin l9 .Desde el derecho cannico, adems, se ha sealado el carcter judicial de la confesin, elcarcter jurdico de los actos externos de la conciencia y el carcter penal de la penitencia.Como se desprende de los manuales de confesores y del derecho cannico, el smil entre laconfesin y un juicio (donde el confesado es reo, acusador y testigo de su conciencia) transitasobre todo por ella manera en que el juez de almas inquira.

    Lo que parece interesante para desarrollar en un futuro, es subrayar que la profusiny la profundidad de esa prctica, produjo una cultura de la pesquisa a la vez que una de laescucha de la inquisicin -como averiguacin, examen e indagacin minuciosa-o Es decirque si la prctica de la inquisicin de las almas abri camino para la inquisicin del juez,esto es importante no solamente cuando se observa el punto de vista del que interroga sino,sobre todo, para ponderar el impacto que tuvo sobre el punto de vista del que escuchaba esainterrogacin, del receptor del cuestionario inquisitorial, de la expansin de la ley (de Dios)y del instrumento del interrogatorio, del hbito que esto produjo entre los receptores.

    ESCUCHAR A LOS QUE ESCUCHAN: EL JUEZ y EL INQUIRIDOQu preguntaban los jueces? Qu contestaban esos hombres y esas mujeres que jurabanante el juez y luego eran inquiridos para decir todo aquello que supieran? Qu escuchabanlos inquiridos y qu escuchaban los jueces en sus respuestas? Cmo podemos construir ahora, a partir de los testimonios judiciales, una escucha de lo que qued en esos corredores entreculturas jurdicas transitadas por letrados y legos? En los registros judiciales, los escribanosasentaron las palabras de los administradores de justicia y de aquellos a quienes se adminis-tra justicia, sus usuarios. Los corredores originados en el dilogo entre cultos y legos, con osin mediadores, se daban a travs de canales que mucho tienen que ver con lo que estudiabaBajtn: los espacios de trnsito cultural entre la gente del comn y las lites educadas. Yen elRo de la Plata, en el litoral paranaense, en Crdoba del Tucumn y en cualquier otro rincnde la Monarqua Hispnica, estos eran la plaza, los caminos y, sobre todo, la iglesia.

    Por todos estos espacios circulaban saberes que no eran ni exclusivamente popularesni exclusivamente cultos. Esto se ve perfectamente en la cultura mercantil: la informacin,

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    Desde entonces qued establecido que, para recibir la comunin de Pascua de Resurreccin era obligatoria laprevia confesin, dado que no poda recibirse la eucarista sin haber purgado el alma de pecados. Le Goff, J.:Las religiones constituidas en Occidente y sus contracorrientes, Madrid, 1981 [Histoire des rligions 2, Enci-clopdie de la Pliade, GaJlimard, Pars 1972], trad. de Manuel Mellofret, 503 pp.Vase Eymeric, N.: El manual de los inquisidores, Buenos Aires, 1972, [1358] y, tambin, los manuaJes deconfesores.

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    354 BAJfIN y LA HISTORIA DE LA CULTUR ."clave para los negocios, provena tanto de lo voceado en plazas de otras ciudades csu aceitado trnsito por los caminos20 Este saber, convertido en capital estratgicoagentes que se movan para realizar el comercio, provena de los saberes prcticos de la .= -del comn: su circulacin era imprescindible pero, adems, puestos por escrito y dep Jf :en situacin de administracin de justicia, estos saberes eran elementos jurdicos, esaberes que provenan de la experiencia y que servan a un juez para tomar una deci i 'razn. Podan convertirse en aquello que les permita adquirir su mejor derecho21saberes jurdicos puestos a jugar en una situacin judicial, donde se dirime la posibi liun resarcimiento, de un castigo, de una restitucin o de una prdida, no parecen ser ni e.sivamente cultos ni exclusivamente populares. Los territorios de la Monarqua Hisp r;:"'::incluso hasta despus de su transformacin en incipientes proyectos de Estados Nacion .eran entretejidos por estos circuitos casi imperceptibles de circulacin de culturas jur 'r.:=.;.que anudaban los territorios, que estrechaban esos mundos oficiales y no oficiales de lohablaba Bajtn.Otra cuestin clave es dnde localizar los repositorios para realizar la escucha. nlas caractersticas de la historiografa jurdica sobre Latinoamrica ha sido, quizs en estrparentesco con lo que sucedi con las historias nacionales sin ms, la de construir imge. -para grandes distritos basadas en caractersticas que retrataban bien a los centros capitali :Charles Cutter, en su estudio sobre la cultura legal del norte novohispano entre 1700 y 1 l _-indic con acierto que, en muchos aspectos , la administracin judicial en Texas y NueMxico tena ms similitudes con el resto de Nueva Espaa -y de la Monarqua- quelas prcticas que se realizaban en las grandes reas metropolitanas, como Mxico o Gualajara: "the centers, not the peripheries, were the exceptions"22. Desde hace algunos aos.incremento de estudios sobre distintas sedes perifricas23 de las monarquas ibricas refuer:'.la afirmacin de Cutter, formulada para el caso portugus, aos antes, por el mismo Anton'Manuel Hespanha24 . La mayor parte de los testimonios que propongo escuchar pertenecenestas sedes secundarias del poder poltico y de la administracin de la justicia.En lo que concierne a la periodizacin, la intencin de atravesar el umbral de 1 lO,se basa en la pretensin de mostrar que, estos lenguajes trasuntan tiempos menos frenticosque los del acontecer poltico. Por otra parte, abordar el modo en que los lenguajes judicial -

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    Gelman, 1.: De mercachifle a gran comerciante. Los caminos del ascenso en el Ro de la Plata co lonial, Hue"1996, 194 pp.; Tarrag, G./Barriera, D .: "Elogio de la incertidumbre. La construccin de la confianza entre lzimprevisin y el desamparo. (Santa Fe, Gobernacin del Ro de la Plata , Siglo XVIII)", Revista Historia, 'julio-diciembre 2003, pp . 183-223, Y"La traicin de Manuel", en Nueva Historia de Santa Fe, Tomo I l I, E

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    atraviesan algunas barreras cronolgicas parece un imperativo para comenzar a llamar laatencin sobre ciertas convicciones de la historia poltica contempornea.

    No soy Judas: saberes sobre la traicinCon el delito de traicin suceda lo mismo que con el valor del juramento. Casi nadie habaledo lo que el derecho deca sobre este particular, pero no era necesario. Y no lo era, porqueinstalar el temor a cometer este delito, ese gran crimen, era innecesario. La traicin, desde an-tiguo, fue crimen execrando, porque la tradicinjudeocristiana instal lo que Mario Sbriccolillam l'ossesione di traddimento, yen las comunidades cristianas, cualquier lego saba que latraicin no consenta el perdn del Juez Supremo ni de sus delegados terrestres25

    La ltima noche de mayo de 1580, una conjura depuso -por unas horas- a las autori-dades de Santa Fe del Ro de la Plata. La arremetida tena por propsito deponer al tenientede gobernador que el adelantado del Paraguay tena en la ciudad (su fundador, Juan de Ga-ray), y conseguir que aqulla quedara bajo la jurisdiccin de la gobernacin del Tucumn,por entonces comandada por Gonzalo de Abreu. Algunos integrantes del motn se volvieronleales a la autoridad que enfrentaban e, invocando la honra del rey, depusieron a sus hastaentonces secuaces de conjura. Los considerados cabecillas de la revuelta, fueron ajusticiadospor los "leales" quienes, entre gritos y alzando banderas, cortaron las cabezas de los compa-eros de ayer bajo un cargo declamado y aclamado en medio de ruido y sangre: traidores.Traidores a la Real Corona: crimen execrando. Las informaciones que cuentan esta historiasurgen del juicio de residencia que se realiz al gobernador del Tucumn poco despus de laconjura. Abreu fue encontrado culpable de instigar la revuelta. La prueba se construy conbase en una docena de cartas que el gobernador hizo mal en no quemar: las que le enviaronsus corresponsales paraguayos, unos mancebos que vivan en Santa Fe, disconformes con elgobierno de Garay. El cargo indicaba que Abreu haba atentado contra las autoridades lealesal rey, y por esto, haba cometido, l tambin, un crimen de lesa majestad.

    Pero el hombre que aqu interesa es otro, menos titulado y menos letrado que el gober-nador residenciado. Se trata de Diego Ruiz, uno de los que llevaba y traa la correspondenciaentre el gobernador y sus aliados santafesinos. A l toc recibir el juicio ms sumario y elcastigo ms ejemplificador: Diego Ruiz fue ajusticiado "al pie del rollo", tras brevsimo jui-cio. Este ajusticiamiento en la picota, en el centro deZ centro de la ciudad, donde estaba msclaro que en ningn sitio que esa ciudad era sede de la justicia y por lo tanto, espacio polticode la Monarqua, fue simblicamente el ms pesado, el ms pedaggico. Nadie lo discuti,puesto que Cristbal de Arvalo animaba a los suyos a ajusticiar a los cabecillas a viva voz:".... vuestras m e r ~ e d e s sigan y haganjustiria de los demas agresores como de personas quean quebrantado la fe a su rey". La conjura haba sido pintada como quebrantamiento de Zafe

    25 Sbriccoli, M.: Crimen laesae majestatis. 11 problema del reato politico al/e soglie della scienza penalisticamoderna, Miln, 1974.

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    356 BAJTN y LA HISTORIA DE LA CULTURA PO?' _al rey (a Dios) y esto supona ajusticiamiento inmediato de los rebeldes26. Al grito de -' \el rey", alzando banderas y cortando las cabezas de "los traidores" estos hombres no a5.."""naban, ajusticiaban. Las muertes de los rebeldes, entonces, son siempre justas: esto lo sa ' los letrados y los legos.

    Ruiz no pudo presentar un escrito, no le dieron tiempo. Sin embargo, en la d e c l a r a c que Arvalo le tomara durante la sumaria en Santa Fe, al pie del rollo, se registr el pedidoRuiz hizo con sus ltimos aires: rog que se le dijera a Abreu que l no lo haba t rAnte la inminencia del juicio final, fue su propio testigo no para la salvacin de la pena =_cuerpo -inminente y de ejecucin tan segura como artera- sino para la de su alma. Desd __punto de vista, Diego Ruiz era ajusticiado injustamente, puesto que haba prestado un ser- -cio a Gonzalo de Abreu, gobernador del Tucumn nombrado por Su Majestad, Felipe TI y.consecuencia, mora en la conviccin de haber intentado, l tambin, un acto de servicio a _Majestad. Y toda la razn le asista, al menos hasta tanto se probara que la conspiracin de '"'-cual haba participado haba sido, efectivamente, un acto de mal gobierno, y por lo tanto, bpara probar un crimen de traicin. La construccin de la prueba, de cualquier modo, podaoral, urgente y escrita a posteriori, como fue el caso.

    Desde el punto de vista de los declarantes por los leales a Garay, est claro que nada poda estar ms alejado de la verdad: el verdadero servicio al rey se haba brindado de su lad _del lado de quienes haban acabado con la vida de los "tiranos"27. Diego Ruiz, buen maneey en definitiva muy enterado de las cosas de su territorio, sabindose muerto en vida, jam.admiti el cargo por traicin. En esto lo sigui su superior, Gonzalo de Abreu, quien en sjuicio de residencia no admiti en ningn momento, interrogado bajo tortura, que su apoyoa los rebeldes paraguayos constituyera un acto de traicin y se mantuvo en la posicin d !servicio28 El lego y el letrado, el mancebo andador de caminos y el ex gobernador antes favorito del virrey Toledo, compartan conviccin y saber hacer ante la vara de la justicia y lainminencia de"un ajusticiamiento que los dejara de cara al ltimo Juez

    Creencias compartidas y lenguajes judiciales:saberes legos, saberes compartidos y pruebas judicialesEn l761, Lorenza, india hechicera ya presentada, fue amenazada por el alcalde indgenade Tuama, pueblo de indios de la gobernacin de Crdoba del Tucumn. Este le dijo que lamandara quemar sin noticiar a "los jueces de la ciudad". Lorenza le retruc y dijo que ellamisma ocurrira a los alcaldes ordinarios de Santiago del Estero. A Lorenza la jugada no lesali bien. Fue tenazmente perseguida y falleci durante el proceso, a causa de la brutalidadde los tormentos aplicados durante el interrogatorio29. Sin embargo, en su reaccin subyace

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    Testimonio de Cristbal de Arvalo, en Biblioteca Nacional (en adelante BNB), Coleccin Gaspar GarcaVias (GGV), Tomo CXXIII, doc. 2125.[dem, varios testimonios.BNB, GGV, CXXII, 2112.Farberman, J.: Las salamancas .. op. cit., pp. 104-105.

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    un saber que jerarquizaba instancias judiciales y que hasta presuma relaciones entre juecesde indios y jueces de espaoles.

    La mayor parte de los testigos que declararon en el juicio por hechicera contra la indiaLorenza analizado por Judith Farberman, eran considerados por sus coetneos "gente de bajaesfera". La rusticidad, no obstante, tambin alcanzaba a los jueces: no eran letrados y -comolos acusadores y los testigos- crean en la eficacia de l arte de la hechicera. El juicio permitever plasmado judicialmente admisibles un conjunto de saberes que, en el marco de la comunidad donde se administraba la justicia, eran indiscutibles y, por lo tanto, razonables30 Dadaslas circunstancias, la posibilidad de que Lorenza hubiera hecho dao a travs de su arte, noera puesta en tela de juici03l . Todo esto estaba en la esfera de las creencias pero tambin del JUICiO.

    El tema de los saberes legos, los compartidos y las pruebas judiciales parece transitaren el terreno que se define como del derecho consuetudinari032 Sin embargo, no me interesaaqu plantear de qu manera estos saberes se constituan en ley desde la praxis, sino comotransitaban los lenguajes judiciales. Es decir, cmo fueron, antes de ser derecho, saberesjudicialmente admisibles -lo cual, en tal caso, los transform en derecho-o Legos y letradoscompartan el saber cundo y para qu fines judiciales utilizarlos, que no es lo mismo quedecir que lo pensaban como ley. La "voz comn", la "pblica voz y fama", aquello por todosconocido, poda ser convertido, segn la estrategia, en prueba judicial en sentido positivo-que demuestra lo indiscutible del asunto- o en base de un argumento, tambin judicial, deaquello que era tachable -es decir, objetable por ser infundado, sin sustento-.LA S VACAS MIGRAN HACIA EL NORTEEn 1627 tuvo lugar ante el teniente de gobernador de Santa Fe un pleito que involucr a losherederos de varios de los fundadores de la ciudad. Hernandarias de Saavedra disput dere-..chos sobre un ganado cimarrn que estaba en la banda este del ro Paran, frente a la ciudadde Santa Fe. Hacia 1590, como otros vecinos, haba cruzado unos animales a unas tierras quesu suegro, el fundador de la ciudad, haba repartido en lonjas de 5 leguas de frente al ro, desur a norte, y con fondo al ro Uruguay. El asunto era demostrar quin o quines tenan derecho y accin de vaquear sobre el ganado cimarrn que pastaba ro arriba y tierra adentro: lastierras haban sido abandonadas a causa de epidemias, y los animales se haban reproducidolibremente durante dcadas y andaban por ah sin marca en el cuero.Hernandarias haba sido cuatro veces gobernador del Paraguay y Ro de la Plata. Sussaberes jurdicos no provenan de Salamanca ni de Charcas, sino del ejercicio, y se haba

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    La idea de rsticos en Hespanha, A.M.: "Sabios y rsticos. La dulce violencia de la razn jurdica", La Graciadel Derecho, Madrid, 1993.Farbellllan Copo cit., p. 93) muestra que fiscales y jueces en el siglo XVIll "no hacen ms que poner por escritola voz de un sentido comn colectivo, expresin de una cultura oral, difusa e h.brida".Cuyos contornos, segn lo plantea E.P. Thompson, entre otros, tienen que ver con aquellas normativas noescritas que, siendo consensuadas por una comunidad en un territorio, y gozando de antigedad, continuidad,certeza y razonabilidad, hacen parte del derecho vigente. Vase Thompson, E.P.: Costumbres en comn, Barcelona, 1995 [1991], trad. de Jordi Beltrn y Eva Rodrguez; revisin de Elena Grau, 604 pp.

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    358 BAJTfN y LA HISTORIA DE LA CULTURA POPUL.\.lanzado en pleitos de calado en Buenos Aires y otras ciudades33. Intentaba probar su mejorderecho sobre esos ganados, que no estaban en su lonja de tierra, sino muy al norte, en tierraabandonadas, pero que pertenecan a los descendientes de los primeros fundadores: entrelos argumentos que present ante el juez ordinario, insisti mucho y con gran fuerza en que"como es cosa por todos conocida", los ganados, en invierno, migraban hacia el norte, paraprotegerse de los temporales 34 En este juicio, fueron claves los testimonios de los puesteroscriollos e indgenas que Rernandarias tena en las tierras: ellos aportaban no solamente eltestimonio de vis u -superior siempre al de odas en la construccin de la prueba- desde muyantiguo,35 sino adems el saber del baquiano, es decir, de aqul que conoce lo que sucede enel terreno por habitarlo, por ser este terreno el espacio de su experiencia.SABER DNDE ASILARSEEn algunos casos, adems, el saber hacer en materia judicial de los ms humildes vasallos.pudo encontrar resquicios incluso ante las categricas reformas borbnicas. Osvaldo Barreneche ha planteado que las novedades impulsadas por stas en materia administrativa fueron rpidamente implementadas en Buenos Aires. Inteligentemente, el autor advierte que lajusticia criminal "pone en contacto las situaciones ideales de la legislacin con individuos yacciones concretas"36. Sin embargo, respecto de lo que se conoce como el derecho de asilo oel "clamar santuario", opina que las chances de los delincuentes de obtener proteccin eclesistica haban terminado sus das37. Aunque muchas personas "continuaron buscando refugio en las iglesias luego de cometer algn delito o sabiendo que seran acusadas de cometerlo[escribe Barreneche] la prctica continuaba en Buenos Aires especialmente en los acusadosde delitos graves como homicidio o violacin, ante el conocimiento popular de poder ganaral menos alguna ventaja de esa situacin"38. Reconoce la existencia de unos saberes jurdicospopulares (de los legos) en lo que concierne al derecho de asilo, pero tambin afirma que losmismos no servan, finalmente, ms que para obtener alguna ventaja ya que la sustraccin"a la jurisdiccin civil no poda ser evitada por los que clamaban santuario". No obstante lascertezas derivadas de este muy buen estudio, los sacerdotes no siempre se comunicaban conlos alcaldes para entregar buenamente a los reos que haban solicitado la proteccin que las

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    Sobre los pleitos que mantuvo Hemandarias contra los "confederados", vase Malina, R.: Hernandaria s. Elhijo de la tierra, Buenos Aires, 1948.Departamento de Estudios Etnogrficos y Coloniales (DEEC) Santa Fe (SF), Expedientes Civiles (E. C.) TomoLIT , legajo lO.Dulong,R: Le tmoin oculaire. Les conditions sociales de l'attestation personnelle, Pars, 1998.Barreneche, O.: Dentro de la Ley, TODO. Lajus ticia criminal de Buenos Aires en la etapa formativa del siste-ma penal moderno de la Argentina, La Plata, 2001, p. 50.En este marco, seala "las Reales Cdulas de 1787 y 1797 establecan los procedimientos administrativos a seguir para revocar el derecho de asilo a quienes los invocaban. [ ..por lo cuaL..] aquellos integrantes de la plebeurbana portea acusados de cometer delito y que se refugiaban en las iglesias de Buenos Aires, no pudieronevitar ser entregados a la justicia ordinaria". Barreneche, O.: Dentro de la Ley .. op. cit., pp. 50-51.Barreneche , O.: Dentro de la Ley .. op. cit., p. 51. El resaltado en cursiva dentro del texto entrecomillado eslTl10.

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    Voces legas, letras de justicia. Las culturas jurdicas de los legos en el Ro de la Plata ... 359leyes borbnicas derogaban. Esto se ve claramente en un juicio por uxoricida analizado porMnica E. Martnez.

    En 1789, Marcelo Mendin asesin a su esposa, Marta Muz, a cuchilladas. Lo hizodelante de una esclava (quien prest testimonio) y de sus hijos. Cometido el crimen, Mendin, que era analfabeto, pidi asilo. Su accin muestra dos particularidades: lo hizo diciendoque "haba herido" a su mujer y lo pidi en la iglesia matriz. El homicida no se present comotal y acudi a la iglesia matriz, uno de los espacios a los cuales haba quedado restringida lacapacidad de otorgar el derecho de asilo. Esto permite pensar en alguna casualidad, pero tambin inferir que exista un saber acerca de las restricciones a las cuales haba sido sometido el"derecho de asilo": restricciones de lugar y de crimen39 La ltima hiptesis puede basarse enun documento citado por el mismo Barreneche, en el cual un homicida, asegura haber ododecir que buscando santuario los que merezcan ser castigados son mirados con ms equidadque los otros -con ms benevolencia, que sera la traduccin de equidad para este caso-.

    Lo significativo, en este episodio, es que ese saber hacer precedido y cargado de sabe-res jurdicos consolid la posibilidad que pareca suprimida por la legislacin borbnica. Sibien se dio curso al proceso tal y como se indicaba en las mencionadas reformas -la justiciaordinaria tom declaraciones e hizo el proceso de uso-, cuando la sumaria lleg a BuenosAires, el presbtero Juan Jos Sals, abogado de los Reales Consejos y provisor vicario general del obispado del Ro de la Plata, interpret que no hubo homicidio premeditado y sostuvoque el delito cometido por Marcelo Mendin no era los exceptuados, por lo cual no hizo lugara la entrega del reo a la justicia ordinaria40 Sin embargo, y ms all de la resolucin, lo queinteresa es cmo el saber hacer del lego encontr un aliado en la interpretacin del vicario,que se bas adems en que el asunto tena que ver con una emocin violenta generada porconductas supuestamente deshomosas de la vctima41 Esto marca otra lnea de saberes re-

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    Clemente XIV, en 1772, restringi a las iglesias matrices -y hasta a dos iglesias por ciudad- los lugares quepodan brindar asilo, a causa de los abusos cometidos hasta entonces (justificndose los fieles-delincuentes dehaberse acogido al mismo quedndose en algn predio que se saba de una iglesia). AGN, Sala IX, 8-10-3,Bandos 319-340. Debo la referencia documental a Mnica Martnez. Escribe esta autora algo que explica lacuestin del conocimiento sobre la otra restriccin (la de los crmenes que quedaban fuera del beneficio de estainmunidad): "Cuando el Breve Pontificio y las Cdulas Reales de 1772 establecen los sitios donde se pudebuscar Asilo [ .. .] se estableci [tambin] qu tipos de delitos gozaban del beneficio de inmunidad y cualesno. Se exceptuaba entre otros el delito de homicidio pensado y deliberado". Martnez, M.E.: "Sangre y Honor.Homicidio en Montevideo a fines del siglo xvm", en X Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia,Rosario, 2005 (versin en soporte magntico).Las declaraciones de los cirujanos eran minuciosas, y dejaban claro que el reo se haba ensaado con la vC-tima; la defensa del homicida mont su estrategia basndose en la degradacin de la vctima - lo cual no fueinfrecuente durante el periodo colonial- , en la acumulacin de atributos deleznables que convertan a la difuntaen una mujer sin honor alguno, prcticamente, en un ser que no mereca vivir. Esta operacin, frecuente en expedientes judiciales del periodo colonial, es sealada como una de las claves de la constitucin de identidadesgrupales y de relaciones de exclusin en los anlisis de Norbert Elias. Elas, N. : Logiques de l'exclusion. En-quete sociologique au coeur des proble,nes d 'une communaut, Pars 1997 [Th e established and the outsiders,1965], trad. de Pierre-Ernrnanuel Dauzat, 278 pp.Martnez transcribe la respuesta del Vicario: "que sin embargo de no resultar comprobados en bastante formalos vicios de liviandad, embriaguez, y robo de que se acusa a la difunta [ .. ] es de sentir el fiscal que el [presente]? no es de aquellos que privan a sus perpetradores del beneficio de Asilo eclesistico o inmunidad local.

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    360 BAITN y LA HISTORIA DE LA CULTURA POK L -corrida tambin por las acciones de Mendin, dado que cuando al asunto se agrega que lhaba reclamado las faltas de su esposa al dbito conyugal, su reclamo se inscriba jurdi -mente a un terreno que la justicia eclesistica no haba cedido ni estaba dispuesta a ceder: e.del vnculo matrimonial.Lo SABEN HASTA LOS MS POBRES!Algunas veces, que los legos tenan conocimientos jurdicos locales era motivo de citaprincipio de argumentacin para muy doctos defensores de derechos: en 1684 el procuradordel colegio de la Compaa de Jess de Santa Fe, Jorge Surez, reclam derecho y accin devaquear contra los herederos de Diego Ramrez42 La chispa que haba encendido la hogueraera el rumor -fidedigno- segn el cual el cabildo de la ciudad se dispona a comprar tierra 'y accin de vaqueo que pertenecan al colegio. La operacin nada tendra de extrao, si nofuera porque la parte vendedora no era, justamente, el mencionado colegio, sino otros vecinos que sostenan ser los propietarios: ellos invocaban su derecho designndose a s mismocomo los herederos de Ramrez y tambin como compradores de esas tierras. En mayo de e eao, Surez tom conocimiento de una argumentacin realizada por Pablo de Aramburu ennombre del cabildo, consignando que los herederos de Diego Ramrez -los vendedores- haban comprado esas acciones y tierras "memorialmente": en romance, esto significaba que noexistan ttulos para probar tal transaccin, pero que se consideraba la tradicin -la pblicavoz y fama- como prueba suficiente de la misma43 . Sostenido desde las entraas mismas delpoder poltico, desde la sede judicial de la ciudad, esto supona todo el peso de la ley. Pero eljesuita no lo entenda de la misma manera. Surez present como prueba el pleito mantenidoentre Diego Rarnrez y Hernandarias de Saavedra, arguyendo que las sentencias local y de segunda instancia constituan pruebas suficientes de la nulidad de la transaccin que el cabildopensaba efectuar con los herederos del capitn Diego Ramrez.

    No obstante esa certeza, Surez habr pensado que con los ttulos no alcanzaba: el jesuita aleg la que el colegio estaba pobre, que slo posea un quinto de las leguas de tierrasocupadas sobre la Otra Banda del Paran, y consideraba injusto se la reclamara contribucinal comn slo a la Compaa ..44 Denunci una conspiracin para despojar al colegio de sus

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    El homicidio cometido por Mendian no fue premeditado, ni menos alevoso, por estar manifiesto el exceso defuror a que lo condujeron y debieron conducirlo naturalmente los torpes y crueles procedimientos de su mugerpocos momentos antes de su muerte. [ .. ] Por lo tanto no haberlugar ala libre consignacin y entrega del reo ...".Marti M E "S H " .(ez, .. angre y onor .. , op. el .DEEC-SF, EC, LIT, 10, f. 375.La explicacin del mismo Surez es magnficamente elocuente: "alegando el otro podatario que su parte hacomprado memorialmente, esto es de memoria o por tradicin fabulosa de algunos emulos de mi sagradareligin donde es de advertir que dice memorialmente porque no precedi manifestacin de ttulos y que hizodicha compra solo por el parecer algun contrario a este colegio que intenta pertubar la paz y quieta posesin desu derecho .." . DEEC-SF, EC, LII, 10, f. 375v." ... hallando dicho cabi ldo en su concilio y dicho podatario en su escrito que solo las veinte leguas de accin deeste colegio anduviesen sujetas al bien comn y no el derecho de los dems accioneros..." DEEC-SF, EC, LII,10, f. 379. Era habitual que el cabildo exigiera contribuciones "voluntarias" a los vecinos, aun cuando el organismo dispona de sus propios derechos sobre acciones de vaquear en calidad de "propios" de la ciudad. Pero,

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    bienes diciendo que detrs de todo esto estaba el alfrez real Francisco Moreyra Caldern,"regidor de canon que pretende abstraerse y eximirse de la satisfaccin del derecho del quin-to a los accioneros que por una tropa de treinta mil vacas que ha recogido y est pasandoa esta parte de la Otra Banda del ro Paran y en prevencin de otras muchas recogidas"45.El vaqueo del ganado -que en realidad era lo que generaba alguna riqueza- era realizadotambin por otros vecinos cercanos al poder municipal, como el ex gobernador Antonio deVera Mxica y el capitn Luis Romero: Surez afirmaba que podan hacerlo en parte porqueeran ricos y ms se enriquecan, en la medida en que no pagan los quintos a sus dueos. Elpunto en cuestin aqu es que Surez sostena que ni siquiera los ms pobres hacan vaqueasy dejaban de pagar el quinto. El jesuita retrata esta omisin como algo que ni los ms rsticosdesconocan, y ese es el centro de su reclamo, basada en la apelacin a un saber que reconocehasta "a las personas ms pobres"46.

    Di quin eres, de dnde vienes y en qu creesAl igual que en el caso de la vecindad, el nombre, la procedencia, la antigedad del vnculocon el lugar y la fe parecen ser los pilares de la identidad de reos, acusadores y testigos.Luego vendra el inquirir sobre qu sabes de este asunto. Haban pasado los vientos revolucionarios por el Ro de la Plata y estos haban levantado polvareda ro arriba y tierra adentrocuando, en 1825, los alcaldes mayores de la villa del Rosario preguntaban a sus testigos:"nombre apellido patria edad y religin". A sta, anot un escribano respuestas como la quesigue: Marciano Ramrez dijo ser natural de la villa de Coronda, de 53 aos y catlico apostlico roman047

    El uso de natural, para designar la naturaleza, el vnculo con el lugar de nacimiento,presenta en los expedientes criminales del partido de los Arroyos dos caractersticas que aparecen en otros archivos regularmente: se utiliza, igual que en la edad moderna, para designar,indistintamente, un pago chico de referencia -"la villa de ...", "la ciudad de .. ."-, unidadesterritoriales mayores -"natural de Entre Ros", eludiendo el trmino "provincia"48, por ejemplo- u horizontes geogrfico-culturales ms amplios, como en el caso de dos exesclavos,que declararon ser "naturales de la costa de Africa"49. Y, lo ms importante, la designacin,tpica del antiguo rgimen, atraviesa no slo el periodo revolucionario sino el de la sancinconstitucional. Los jueces siguen registrando datos sobre "la naturaleza" y utilizan el "nacido

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    en ciertas ocasiones, la ciudad no contaba, por ejemplo, con la gente o los caballos necesarios para realizarla,de modo que se vea obligada, por el bien comn, a solicitarlo (forzosamente) a otros vecinos o instituciones.DEEC-SF, EC, II, escritura del 16 de agosto de 1654, acuerdo con Juan Arias de Saavedra.DEEC-SF, EC, LII, 10, f. 377.DEEC-SF, EC, LII, 10, ff. 378v y 379.Archivo del Museo Histrico Provincial de Rosario, Julio Marc (AMHPRJM) Archivo de Tribunales (AT),Expedientes Penales (EP) Tomo l, leg. 1, Expte. 3, ao 1825.AMHPRJM, AT, EP, T. l, leg. 1, Expte. 53, ao 1855.AMHPRJM, AT, EP, T. l, leg. 1, Expte. 21; la declaracin de Jos Luciano Rodrguez y la de Jos Mara Mo-,reno, morenos que se dicen naturales de las costas de Africa en un pleito por doble matrimonio.

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    362 BAJTfN y LA HISTORIA DE LA CULTURA POPULARen" o "nativo de" muy raramente50. Legos y letrados hablaban un idioma con olor a viejo quepropiciaba una perfecta comunicacin.

    No levantars falso testimonioTestimonio y juramento existen desde antiguo en prcticas de administracin de justicia biendiferentes. Y su relacin con la mentira es directa y evidente. En la justicia ordinaria de laMonarqua Catlica, el juramento era forma en el proceso -un requisito para realizar lasacciones, parte del proceder, del saber hacer del juez como administrador de justicia y deltestigo como artefacto de verdad- e involucraba la fe, porque finalmente, el juez era un representante de Dios. Al jurar, a diferencia de los juramentos de la calle, se profesaba fe y sejuraba ante Dios: y que el temor a Dios estuviera instalado en una comunidad de sbditosque ante todo eran fieles garantizaba al juez, al menos a priori, muchas posibilidades de noencontrarse con una mentira.

    El jurament051 como acto de fe en un proceso de justicia, conducido por un juez que.entre otras cosas, deba obtener que los testigos depusieran la verdad, se basaba entonces enla presuncin -yen la certeza cultural- de que el temor a Dios, el temor a mentir ante Dios, depecar capitalmente nombrndolo en vano, levantando falso testimonio, produca condicionesinmejorables para obtener testimonios verdaderos (luego, claro est, lo que define las decisiones de los jueces no tienen que ver con las verdades sino con las posiciones). Ante Diosse juraba y quebrar el juramento era traicionarlo: de ah, adems, el enorme valor, el enOllllepapel que jugaron confesores, predicadores, es decir, la actividad pastoral en el mundo deAntiguo Rgimen, introduciendo entre los legos este pilar de la construccin de un universo aparentemente religioso que, inevitablemente, impregna el jurdico y hasta el judiciap:.Como bien lo visualiz en su momento Michel Foucault, el orden pblico deseado dependadel buen gobierno, el buen gobierno de la recta administracin de la justicia conforme a un aley que, en ltima instancia, era la ley de Dios, impuesta a la naturaleza y los hombres53 .

    En 1823, dos robos se produjeron en La Orqueta, jurisdiccin del Partido de los Arroyos, un tal Carmelo Palacio, analfabeto, habitante del paraje, fue llamado como testigo de losmismos porque los sospechosos fueron vistos saliendo de su casa. Palacio dijo haber sabidode los robos por el relato de Pedro Surez, uno de los malhechores que , reconoci, hasta

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    Con base en los archivos de justicia para el Pago de los Arroyos, el Partido de los Arroyos, la villa y la ciudadde Rosario y la ciudad de Santa Fe hasta 1860. .Algunos elementos interesantes sobre el juramento y su papel en la justicia entre mercaderes en Cerutti , S.:Giustizia Sommaria .. . op. cit. Tambin su artculo "Nature des choses et qualit des personnes. Le consulat decornmerce de Turin au XVIII' siecle" , Annales. Histoire, Sciences sociales, LVII, 6, novembre-dcembre, 2002.pp. 1491-1520.He planteado algunas vas para comparar esto en la comunicacin "Justicia en voz baja: elementos de la justicia ordinaria en confesionarios de los siglos xv y XV I" , presentado recientemente en V Jornadas de HistoriaModerna y Contempornea, Mar del Plata, septiembre de 2006.Foucault, M.: Seguridad, territorio, poblacin, Curso en el College de France 1977-1978, Buenos Aires, 2006,p. 125.

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    haberle contado que cometi el delito, viva en su misma casa, de donde l mismo lo ech acausa de lo confesado. El alcalde de la Santa Hermandad no encontr materiales en la instruccin para incriminar: Palacio se haba librado del peso del relato, pero no haba visto nada: yafinn haber dicho la verdad, y que no saba ms del robo, "en obsequio del juramento quefecho lleba"54. La frmula, claro, no le pertenece: recorre este expediente y muchos otros.Pero a veces fue ms que una frmula y el juramento fue honrado.

    El18 de marzo de 1833, el juez de paz y comandante interino en el departamento delRosario -Antonio Esquivel- envi al gobernador de la Provincia de Santa Fe, una indagatoria. En la misma, se haba interrogado a Elas Muos, un testigo que deba declarar sobrelo ocurrido con una tal Cecilia Quinteros. Elas admiti conocerla y afirm que la misma"estuvo gravemente enferma de parto". Dijo que estando de visita en las casas de don ManuelFonseca, pudo ver cmo Casilda Cabrera, madre de la enferma, fue a buscar a Don AntonioPereyra, un cirujano que tambin estaba all. Una seora respetable del pago, Doa FranciscaSabala, mandaba pedir que le hiciera el bien de ir a ver a la enferma, que ella iba a pagarle55.,Este y otros testigos, como Antonio Talavera, de treinta aos, o el dueo de casa, ManuelFonseca, declararon ante el juez y despus de jurar contestaron, ante la pregunta "sabe ustedleer y escribir?", "no seor, nada se", respuesta que deja escuchar un todo en el nada. Eltestimonio de Casilda, la madre de Cecilia, es el primero en el expediente que informa esteCecilia ha muerto: "s seor, estuvo gravemente enferma y muerte, de parto". Cuando eljuez de paz le pregunt qu mdico la asisti, ella seal a Don Antonio Pereyra, y a los datosconocidos agreg que ignoraba si Doa Panchita iba a pagarle el trabajo.

    En medio del reclamo de la madre que ha perdido a su hija en el parto, se filtra otro episodio: Don Antonio Pereyra habra dicho a una tal Luca Gomez, delante de Casilda, algunasexpresiones llamativas, que sta transmiti al juez. En el pleito, parece menos un problemala muerte de Cecilia que los honorarios del mdico. La madre incluso agradece al cirujanola asistencia, y algunos remedios arrimados, los primeros das posteriores a cuando le sac"la criatura muerta". El testimonio de Casilda era claro: ella haba ido a buscarlo, pidindoleasistencia en nombre de Doa Panchita, pero nunca haba dicho que iba a pagarle. Antoniofue y Doa Pan chita no pag: esto provoc que el mdico acercara una testigo suya, paraque dijera la verdad. Esta testigo fue Luca Gmez. Luca fue interrogada por el juez sobrelos hechos, y se quebr inmediatamente. Respondi que no saba ni quin haba llamado almdico, ni quin haba-ido a buscarlo, ni nada. Que lo nico que saba era que "el mismo DonAntonio Pereyra me dijo que yo le hava de servir de testigo cmo Doa Panchita Savala leaba mandado vuscar para esta asistencia y le aba ofrecido paga: y yo le dije que no podacondenar mi alma, pues no sava nada de lo que me deca, ni del el trato que ubiesen elloshecho. Esto mismo solicit de m el tan Don Antonio por dos ocasiones y siempre le dije lomismo que digo y dir"56.

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    AMHPRJM, AT, EP, T. I, lego 1, testimonio del 19 de noviembre de 1823.Archivo General de la Provincia de Santa Fe (AGPSF), Gobierno, MinGob-SecGob, T. IV, 14, 1833, Expedientes Varios, ff. 401-408.AGPSF, MinGob-SecGob, T. IV, 14, 1833, Expedientes Varios, f. 406.

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    364 BAJTN y LA HISTORIA DE LA CULTURA PO PeL -Luca, una mujer de ms de cuarenta aos, puso en evidencia al cirujano. Haba sido

    presentada por l como testigo y haba requerido de ella el favor de realizar un testimoniole resultara til. El cirujano no oy lo que Luca le adelant: que ella no mentira, porque llOpoda condenar su alma. La confesin previa a la deposicin del testimonio, la idea de darun falso testimonio ante la justicia, no supona, en 1833, un temor civil, no supuso para Lucala posibilidad de perder su libertad porque, mintiendo, delinqua ante un juez: ella no qui osatisfacer los requerimientos de su protector porque eligi no condenar su alma.

    LA MALEDICENCIA, INJURIA y BLASFEMIADos yerros son como iguales, matar al hombre .

    e infamado .. (Alfonso X El SabioInsultos, juramentos, refranes: manifestaciones del lenguaje oral, escrito y corporal que paraBajtn componan, junto a otros elementos, la cultura popular. Sin embargo, estas formastampoco fueron exclusivas del escenario de la plaza pblica. No eran exclusividad de lagente del comn y de la cultura popular. Como el rumor, esas expresiones fueron transrer-sales, ya que pertenecan (y pertenecen) a una dimensin del lenguaje donde las distanci asociales se diluyen encontrndose. Las mismas experimentan metamorfosis semnticas deacuerdo con el escenario y la situacin donde son proferidas -es decir, conforme sea eltejido de la relacin social en la cual estas expresiones son utilizadas-o En situacin judicial-procedimientos de administracin de justicia ordinaria, sumaria, militar o religiosa- estas

    . variaciones tienen que ver con el saber hacer de los agentes. El insulto o un tratamientoconsiderado insultante poda llegar a convertirse en injuria: crimen que atentaba contra elorden del honor57 La injuria, segn la mirada inteligente de Bajtn, no era otra cosa queel reverso del elogi058 Para poder ofender se necesita conocer la jerarqua que se invierte.

    En 1808, en Asingasta (o Mula Corral, jurisdiccin de Santiago del Estero) un alcaldede la Santa Hermandad notific a Josefa Medina que, en tres das, deba dejar el pueblo: se

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    A guisa de ejemplo, sobre el mundo hispanocolonial, Albornoz Vsquez, M.E.: "La injuria de palabra enSantiago de Chile, 1672-1822", en Nuevo Mundo, Mundos Nuevos, 4, 2004; Yanzi Ferreira, R.: "Los delitoscontra el honor en el derecho penal castellano indiano. La injuria en la jurisprudencia penal cordobesa delas postrimeras del rgimen jurdico colonial (1776-1810)", en XI Congreso del Instituto Internacional deHistoria del Derecho Indiano, Tomo IV, I1HD, Buenos Aires, 1997; en general, puede verse el muy sugestiyolibro de Burke, P.: Hablar y callar. Funciones del lenguaje a travs de la historia, Barcelona, 1996. GonzlezRodrguez, J.: "Lecturas e ideas en Nueva Espaa", Revista Complutense de Historia de Amrica, 23, Madrid.1997.Bajtn caracteriz las formas populares de la expresin como una forma revertida de lo culto, un saber poroposicin. Ver La cultura .. op. cit., cap. 5, pp. 286-287; sobre los desastres naturales en Francia en 15 3_(Pantagruel), p. 305. Sobre la injuria como Jano bifronte "la injuria es el reverso del elogio. [ .. ] El elogiocontiene implcita a la injuria, est preado de injurias e, inversamente, la injuria est preada de elogios", p.375. Tambin Pitt Rivers, J.: Antropologa del honor o poltica de los sexos, Barcelona, 1979 [1977].

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    la desterraba. Se deca que mantena relaciones carnales con el cura59. Pero nada le dijo elalcalde, y Josefa dijo que no se enteraba de por qu la echaban. Por lo tanto, no se iba. Unode los testigos del caso, refiri que Josefa respondi a los justicias "que si estuviese el seorvicario a escomuniones los ubiera fundido", dado que ella saba bien que "ningn juez tenafacultad de entrar en su casa, por estar la enunciada doa Josefa bajo el cerco de la casa delseor cura"60. Los testimonios aseguran que Josefa viva escandalosamente con el cura, yenfatizaban, sobre todo, en que ella "viva sin temor de Dios y sus justicias". Josefa se diopor calumniada e injuriada: se dijo a s mismo una criatura de "origen noble", que, hurfana,"se haba allanado en cercanas del cura". Se quej ante el gobernador intendente de los excesos del alcalde, diciendo que los procedimientos haban manchado su decorosa conductay ensuciado su honor61 . El gobernador juzg que Josefa era una miserable (es decir, unadesvinculada que necesitaba de proteccin)62 y pidi que se le otorgaran los alivios exigidospor la inmunidad. Haba sido deshonrada por los procederes de un alcalde que hasta la habaencerrado en la crcel real.

    Josefa, que era mujer, no estaba haciendo vida maridable y no era letrada, estaba bienasesorada y aparece fuerte63. y la voz que deja el testimonio, aunque se entiende no es la deun lego, va con su nombre, y sealaba bien los alcances jurdicos de la deshonra: "[]Podruna muger sufrir mayor infamia y deshonra, ni perder mas que lo que yo he perdido, con midestierro y pblica prisin, perd mi propia vida, pues perd el honor, porque este en sentirde una docta pluma se equipara a la vida, [ .. ] por una causa fraguada .. [?]". Y lleg a ella,tambin, quizs como paradjica prueba de lo mismo que negaba -un contacto ciertamentecercano con el cura, quien parece haberla asesorado- una cita de las Partidas de Alfonso XEl Sabio, que esgrime como prueba de equivalencia entre infamia y muerte.

    EL JUICIO, AL FIN Y AL CABO, ES EL JUICIO y LA LEY, LA LEYAs como la literatura de Rabelais registraba las voces de la plaza pblica64 , las actas judiciales constituyen, tambin, una formidable bitcora que trama los lenguajes populares y cultos,legos y letrados, laicos y religiosos echados al ruedo en una puesta en escena precisa: laadministracin de la justicia. En sociedades preindustriales, donde escribir era dominar unatecnologa, donde la circulacin de los saberes era sobre todo oral, donde el peso de lo escrito

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    Archivo General de la Nacin, en adelante AGN, Sala IX, Tribunales Criminales, 35-6-4.Martnez, M.: "Pasin camal-Pasin celestial. Destierro y punicin en el Curato de Mula Corral en el ocasocolonial", X Jornadas Interescuelas-Departamentos de Historia, Rosario, 2005 (edicin digital).AGN, Sala IX, Tribunales Criminales, 35-6-4, citado por Mnica Martnez (op. cit.).Sobre los sentidos de la miserabilidad en la poca moderna, vase Cerutti, S.: Giustizia Sommaria .. . op. cit.Mnica Martnez (op. cit.) afirma que su estatus no era malo, dado que hay evidencias de que posea bienes ytena servidumbres, lo mismo que asesores que escriban por ella sus cartas. Atribuye el escndalo a diferenciascon el alcalde, lo cual es quita peso al testimonio de esta mujer arrimada con un cura en una sede muy perifricade la monarqua hispnica ...Sus vehculos, para Bajtn, el carnaval y la plaza. La cultura . . op. cit., p. 135.

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    366 BAJTN y LA HISTORIA DE LA CULTURA POPlC-.se impona en un juego de fuerzas por su condicin de indisponible para una mayora .palabras y las lgicas de los trabajos de los juristas constituyeron fuente de referencia , e. -mentas de consideracin y, desde luego, el testimonio de los enormes esfuerzos por rea liz.:zo!:-un ordenamiento jurdico de la forma de poder poltico: la Monarqua.La escritura de los administradores de justicia, las voces de los jueces, traducen nu clveces las elaboraciones de los juristas, glosadores, compiladores .. . Los abogados, que __Corona intent prohibir en Indias durante los primeros aos de la conquista, durante aosformaron para ser los mediadores65 Los oidores se reclutaban entre los telogos y primaen su eleccin menos el que tuvieran una buena formacin en Leyes (en Salamanca se e._seaba sobre todo teologa) que el que demostraran ser portadores de un catlico criterio .lo just066 Pero el lenguaje de los juristas no agotaba el lenguaje posible de la justicia, no constitutoda la "cultura jurdica" de una sociedad: cuando un oficial levantaba una sumaria, cuandoun juez tomaba testimonio y labraba las actas de un juicio, las voces de la calle, las voces delcomn, emergan con claridad gritando la existencia de culturas jurdicas basadas menos e .la lectura de la letra docta o la reproduccin de los saberes letrados, que en la experiencia.en una experiencia territorial y cotidiana: en la experiencia de vivir en comunidad67 .Josefa, en la Asingasta de 1808, no haba sido oda, segn su criterio, tal y como loestablecan las leyes. Injuriada, deshonrada y disconforme con el juez que pidi para ellalos tratos que correspondan al alivio, hizo escribir: "los jueces para ser buenos juzgadorey demostrar la imparcialidad de sus procedimientos han de preguntar primero para castigar ydeben oyr los descargos de los reos, siendo un requisito tan esencial y preciso como quenace de origen desde el divino tribunal en el que siendo el mismo Dios sabedor de todas lascosas siempre pregunta oye para condenar"68. Fundaba su criterio finalmente de las leyesdel derecho o en aquellas leyes naturales -las queridas por Dios, las aprendidas en la iglesia,con su cura- para todos disponibles?

    El miedo de Luca que, en todava en 1833, en el cutre pago de los Arroyos cerca delParan, en las lejanas provincias del Ro de la Plata, eligi testimoniar sin mentir por "salvarsu alma", hablaba de una cultura jurdica en la cual la coincidencia de las figuras del pecadoy del delito, del buen juez y de la omnipresencia de Dios, y sobre todo, de una cultura enla cual los saberes legos -etimolgicamente populares-69 eran tambin saberes jurdicos ycirculaban como lenguajes judiciales, no hay que forzarla: Luca saba lo que era bueno ante

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    Moya Pons, E: Despus de Coln. Trabajo, sociedad y poltica en la economa del oro, Madrid, 1987, 195 pp.Entre los documentos consultados, uno muy bello, en Biblioteca Nacional, del adelantado luan Ortz de Zratepidiendo no entren al Ro de la Plata ni letrados ni procuradores. BNB, GGV, CIlI, 1553, ao 1570.Herzog, T: "Letrado o telogo .. .", op. cit.Vase Corva, M.A.: "La justicia de paz en la campaa: el rol del juez de paz como sumariante (1854-1880)",Octavo Congreso de Historia de los Pueblos de la Provincia de Buenos Aires, Lujn, 2001. Tambin los trabajos de Garavaglia, l.e. y R Fradkin en Garavaglia, J.C./Schaub, l.E: Lois, justice, coutume. Amrique etEurope latines (16'-19' siecle), Pars, 2005, 313 pp.Citado en Martnez, M.: "Pasin carnaL", op. cit. El resaltado es llO.La referencia es al vocablo griego del cual proviene la voz latina. Diccionario de la RAE, XXII edicin,2003.

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    el juez porque saba lo que era bueno para Dios y ante Dios, y su comportamiento, aparente-mente religioso, devino ante el juez saber hacer como testigo, cultura jurdica y buena praxisjudicial. El revs de la moneda lo trae alguien con apellido ilustre, que nos lleva al origen deestos pagos. En la villa del Ro sario, un tal Valeriana Garay, entonces alcalde mayor, escribien 1830 un Reglamento de Polica, complementando el que Toms Martnez haba redactado en1828. En el mismo, dedicado sobre todo a las actividades que perturbaban el orden pblico,Garay decidi incluir una admonicin expresiva: "no se blasfemar el Santo nombre de Dios,so pena de ser castigado con todo el rigor de la Ley"70.

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    Nez, T.: Orgenes de la ciudad de Rosario e historia de la propiedad raz, Buenos Aires, 1933. Reglamentode Polica de 1830 redactado por Valeriana Garay.