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1 "Nadie hará por nosotros lo que no hagamos por nosotros mismos" (Benito Juárez) LAS INDUSTRIAS CULTURALES: MÁS ALLÁ DE LA LÓGICA PURAMENTE ECONÓMICA, EL APORTE SOCIAL Por: GEORGE YÚDICE (*) La diversidad y la multiplicidad de escalas son una condición para cualquier estrategia de desarrollo sustentable en la región iberoamericana. Ello incluye a minorías étnicas, pequeños países, modelos institucionales de servicio público y del tercer sector, y pequeñas y medianas empresas, que suministran fuentes de empleo y de renta para amplios segmentos de la sociedad, amenazados por los procesos de concentración económica transnacional. Las industrias culturales han jugado un papel importante en la historia de la consolidación de la identidad nacional de los países latinoamericanos. Primero la industria de periódicos en el siglo XIX y la del libro en las primeras décadas del siglo XX. Piénsese, por ejemplo, en el aporte de los millones de ejemplares de los Clásicos de la Literatura Universal publicados por José Vasconcelos, director de la Secretaría de Educación Pública mexicana hacia 1920, que a la vez que proporcionaron un incremento repentino en la producción y en el empleo editorial, también contribuyeron a la formación de los nuevos ciudadanos incorporados a la sociedad postrevolucionaria. El auge de la radio y la música popular hacia 1930, el cine en las décadas de 1940 y 1950 y luego la televisión a partir de 1960 también cumplieron el doble beneficio de crear empleo y VUELTA DE TUERCA AMIGOS DE LA DIVERSIDAD CULTURAL ARMENIA, QUINDÍO, COLOMBIA. SEPTIEMBRE 15 - 2010, No. 51

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revista sobre la diversidad cultural, el dialogo intercultural, las industrias culturales

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"Nadie hará por nosotros lo que no hagamos por nosotros mismos" (Benito Juárez)

LAS INDUSTRIAS CULTURALES:

MÁS ALLÁ DE LA LÓGICA PURAMENTE ECONÓMICA, EL APORTE SOCIAL

Por: GEORGE YÚDICE (*)

La diversidad y la multiplicidad de escalas son una condición para cualquier estrategia de desarrollo sustentable en la región iberoamericana. Ello incluye a minorías étnicas, pequeños países, modelos institucionales de servicio público y del tercer sector, y pequeñas y medianas empresas, que suministran fuentes de empleo y de renta para amplios segmentos de la sociedad, amenazados por los procesos de concentración económica transnacional. Las industrias culturales han jugado un papel importante en la historia de la consolidación de la identidad nacional de los países latinoamericanos. Primero la industria de periódicos en el siglo XIX y la del libro en las primeras décadas del siglo XX. Piénsese, por ejemplo, en el aporte de los millones de ejemplares de los Clásicos de la Literatura Universal publicados por José Vasconcelos, director de la Secretaría de Educación Pública mexicana hacia 1920, que a la vez que proporcionaron un incremento repentino en la producción y en el empleo editorial, también contribuyeron a la formación de los nuevos ciudadanos incorporados a la sociedad postrevolucionaria. El auge de la radio y la música popular hacia 1930, el cine en las décadas de 1940 y 1950 y luego la televisión a partir de 1960 también cumplieron el doble beneficio de crear empleo y

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AMIGOS DE LA DIVERSIDAD CULTURAL ARMENIA, QUINDÍO, COLOMBIA. SEPTIEMBRE 15 - 2010, No. 51

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generar el imaginario cultural de la nación. Tango, samba, son y ranchera transpiran ritmos y movimientos asociados indeleblemente a la argentinidad, la brasileñidad, la cubanidad y la mexicanidad. Sabido es que en la última década y media la implantación del modelo económico neoliberal ha erosionado la participación del Estado en el fomento de las industrias culturales. Con la desregulación y privatización de las telecomunicaciones, las estaciones radiales y los canales públicos y la reducción de subsidios a la producción local, se ha visto la concomitante penetración de los conglomerados globales de entretenimiento, que no sólo adquieren los derechos a los repertorios latinoamericanos, sino que estrangulan gran número de productoras y editoriales, en su gran mayoría pequeñas y medianas empresas. Se reduce así no sólo la diversidad de la estructura empresarial, sino que se aminora la capacidad de gestión de lo local, pues las decisiones acerca de qué productos culturales que se deben producir se ajustan a una lógica de la rentabilidad articulada desde las sedes de las transnacionales. Mientras tanto, muchos gestores culturales se interesan por el desarrollo en términos puramente económicos. Citan impresionantes estadísticas sobre millonarios montos y aportes al PIB de estas industrias, notando de paso que su actividad económica supera a las industrias de productos alimenticios y bebidas o la industria de la construcción. Los US$ 10.000 millones generados en actividades culturales en la Argentina en 2001 equivalen al 3% del PIB (Calvi, 2002). Y si se tienen en cuenta a los países más desarrollados, esas

cifras alcanzan entre el 6 y el 8,5% del PIB, aportando más del doble del sector manufacturero (Chartrand, 1998: 110; Yúdice, 2002).

Desde luego, estas cifras no dicen mucho en estos tiempos de crisis económica, pues las industrias culturales son rentables sólo cuando la economía anda bien (Yúdice, 1999). Desde diciembre de 2001 en Argentina, por ejemplo, la producción de libros cayó un 30%; los fonogramas, un 40%; el fondo para la producción audiovisual también descendió un 40%. Mientras tanto, los insumos importados aumentan el 300% y el crédito escasea o cuesta un 40% más (Calvi, 2002). Con todo, los gestores culturales

argentinos reconocen que es más importante que nunca promover las industrias culturales. Si bien el aumento de costos hace que ya casi no se puedan pasar películas o comprar CD extranjeros, esta situación, no obstante, favorece la producción cultural argentina, puesto que la devaluación abarata la mano de obra. Por tanto, se hace más viable convocar al público argentino a las salas de cine para ver a sus cineastas. Más aún, ese desarrollo interno del cine entraña también, como afirmó el Subsecretario de Cultura de la Nación, “posibilidades de exportación [...] con altísimo componente de capital humano y ‘valor agregado’” (Cañete, 2002). De hecho, la exportación o la diseminación en el extranjero son salidas importantes para productos y artistas. Se aprende a achicar los costos a la vez que se “intenta” colocar cada vez más artistas en el exterior” (Calvi, 2002). Cuba, país que ha exportado un gran número de artistas y músicos desde mediados de la década de 1980, ya lleva la delantera en esta estrategia (Yúdice, 1999). Junto a esa posible rentabilidad económica se acompaña lo más importante: “producciones que nos reflejan a la vez que reflejan nuestra idiosincrasia, nuestras tradiciones, nuestros valores artísticos” (Cañete, 2002). Esta capacidad de autorreflejo es tanto más apremiante cuanto que las sociedades se han fragmentado, debido a la migración a las grandes ciudades o a otros países, o debido al consumo segmentado. “La posibilidad de reconstruir

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un imaginario común para las experiencias urbanas debe combinar los arraigos territoriales de barrios o grupos con la participación solidaria en la información y el desarrollo cultural propiciado por medios masivos de comunicación, en la medida que éstos hagan presentes los intereses públicos. La ciudadanía ya no se constituye sólo en relación con movimientos sociales locales, sino también en procesos comunicacionales masivos” (García Canclini, 1995: 106). Podría decirse que cada vez más son las comunicaciones masivas que proporcionan el advenimiento al patrimonio común, ese acervo de tradiciones y creencias desde el cual se puede mantener el diálogo que a su vez reproduce simbólicamente a la comunidad. De ahí que la definición que se propusiera en el encuentro Mondiacult de UNESCO en México tenga que pasar por la mediación de las industrias culturales: “La cultura [...] puede considerarse [...] como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias” (UNESCO, 1982). Es esto justamente lo que está en riesgo con la transnacionalización promovida por los conglomerados de entretenimiento. De ahí la necesidad de políticas culturales ya no sólo nacionales sino también regionales y supranacionales, que faciliten la creación de mercados en los que se intercambien los productos de agentes culturales residentes en diversos países. Pero esta integración cultural no puede limitarse a la lógica económica de comercio que deriva de la globalización liderada por Estados Unidos. Lo que se propone aquí es otro tipo de intercambio: de valores y experiencias, que se comunican mejor en las artes y las industrias culturales que en cualquier otro medio. La organización para la integración es en sí misma un acto creativo y requiere la elaboración de políticas que pongan en diálogo agencias de cooperación internacional, ministerios de cultura, académicos, intelectuales e interlocutores que suelen quedarse fuera de los foros de interlocución: desde los diferentes actores de la sociedad civil —empresarios, creadores y otros actores —hasta diversos agentes gubernamentales, por ejemplo, diplomáticos y gestores de la economía. Pero aún esta estrategia corre el peligro de pasar por alto la diversidad que se da no sólo con relación a los productos en el mercado, sino también tres tipos adicionales de diversidad que remiten a grandes, medianas y pequeñas colectividades, países grandes y operadores, y modelos institucionales (mercado puro; servicio público; tercer sector o empresas sin fines de lucro). La diversidad y la multiplicidad de escalas son una condición para cualquier estrategia de desarrollo sustentable en la región. Ello incluye a minorías étnicas, pequeños países, los modelos institucionales de servicio público y de tercer sector, y las pequeñas y medianas empresas, que suministran fuentes de empleo y de renta para amplios segmentos de la sociedad, amenazados por los procesos de concentración económica transnacional. El diseño de políticas culturales a escala regional debe tener en cuenta las asimetrías entre los grandes países de la región y los más pequeños. No es lo mismo formular políticas culturales para países de las dimensiones de Brasil, México o España, que para países con menores recursos, como Perú o Colombia, o para los más pequeños en términos territoriales y demográficos, como los países de Centroamérica y el Caribe. Por tanto, es importante que en los acuerdos regionales (Mercosur, la Comunidad Andina y en las negociaciones del ALCA) o en foros multilaterales, como la OEI, se establezcan políticas especiales o de discriminación positiva a favor de los países pequeños, con menores condiciones de desarrollo. Por añadidura, habría que establecer políticas internacionales para facilitar la formación de redes regionales entre países pequeños, que no tienen una equivalente infraestructura productiva ni las mismas condiciones de distribución o ni siquiera

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un público interno suficientemente grande para amortizar los costos de la producción o la gestión cultural. Reparemos brevemente en el caso particular del desarrollo de las industrias culturales en los pequeños países, como el caso centroamericano, que no suelen incluirse en consideraciones de este tipo, por lo general orientadas a países como México, Brasil y la Argentina. Además de no disponer de fondos públicos para creadores e industrias culturales, ni la posibilidad de una remuneración que recupere los costos de producción, debido en gran parte a la pequeñez de mercados, los países centroamericanos no tienen la capacidad de competir con la infraestructura y distribución para las industrias culturales transnacionales, incluyendo a las mexicanas (Durán, 2000: 36). “Nuestra TV local es esencialmente subsidiaria de las industrias y enlatados mexicanos y estadounidenses, por cierto, comprados en rebajas de segunda” (Durán, 2001: 5). Ante estos desafíos no hay otra opción que organizarse en red, y en el caso centroamericano los gestores culturales en su mayoría son “los propios agentes culturales de la sociedad civil” (Durán, 2001: 4). Se trata de un dato importante, pues el dinamismo actual del sector cultural proviene de la iniciativa privada, que tiene como objetivo el desarrollo social. La reticulación conduce a respuestas creativas y a una organización de gestión más fluida e informal, que incluye “desde la familia, el amigo que se presta a aparecer como garante de un préstamo a las redes de apoyo y canje entre los creadores del sector profesionalizado o de base comunitaria a menudo tradicionales en las manifestaciones populares”. Además, no se cede “a la pura lógica del consumo y a la pasividad el total de su experiencia y responsabilidad ritual, cultural, lúdica o estética” (Durán, 2001: 4). La necesidad de operar en pequeña escala y la casi imposibilidad de que se coloque la producción cultural centroamericana en circuitos transnacionales como los operados por los conglomerados de entretenimiento, conduce a una mayor búsqueda de alianzas dentro del territorio. De ahí que los artistas más reconocidos de pequeños países compartan espacios y estrategias “con los responsables de organizaciones tradicionales, como los clubes garífunas, las cofradías de danzas devocionales, los patronatos y las asociaciones comunitarias. Se codean en su inversión por el desarrollo y la sostenibilidad de nuestras prácticas culturales la maestra voluntaria, el promotor comunitario, el investigador —universitario o no—, el creador que experimenta, etc.” (Durán, 2001: 4). En otras palabras, la necesidad de sobrevivir en un ambiente tradicionalmente permeado por los restrictivos conceptos de cultura implícitos en el subsidio gubernamental (lo culto para las elites, el patrimonio folclórico para indígenas) o por la penetración de las transnacionales cuya programación carece de referencias locales, ha llevado a los artistas y otros creadores culturales que mantienen diálogo con su contexto a descubrir su diversidad mediante la organización reticular. Las circunstancias particulares del contexto centroamericano no sólo conducen a esta convivencia entre actores muy diversos, sino que entrañan además una estrategia económica. Puesto que no hay otro camino a la viabilización de la actividad cultural, el “autosubsidio” y la solidaridad —que consiste en compartir, trocar y comprometerse— suplen la falta de recursos. Curiosamente, se trata de un emprendedorismo asociativo que aún en países con gran capacidad de consumo cultural, surge en tiempos de crisis. La Argentina pasa actualmente por una situación semejante. Los emprendimientos asociativos de base solidaria, entre los que se destacan las redes y las cooperativas, pueden solucionar algunos de los problemas más agudos de la crisis económica, pues pueden proveer oportunidades de trabajo a agentes culturales que hoy se encuentran subocupados o desocupados, y asimismo nuclear diferentes clases de organizaciones económicas para enfrentar los monopolios y oligopolios conformados al amparo de los mecanismos de concentración de capital y de poder económico desarrollados en la Argentina al amparo del modelo socioeconómico implantado desde fines de la década de 1980. La crisis actual obliga a organizarse eficientemente para poder ofrecer bienes y servicios en las mejores condiciones de calidad, competitividad y productividad. Tanto en el plano nivel nacional como en el transnacional, los gobiernos deberían poner en práctica políticas sociales activas para promover esa clase de emprendimientos asociativos de base solidaria. Esas políticas deberían incluir mecanismos de capacitación,

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financiamiento, suministro de información sobre oportunidades de mercados, etc. Ana María Ochoa muestra que ese tipo de emprendimiento asociativo puede ser muy beneficioso para las pequeñas productoras musicales, cuando, por ejemplo, colocan sus productos en ferias y mercados orientados a comunidades específicas. En Colombia más de 400 festivales de música folclórica sirven de circuito de distribución para el intercambio de música grabada. Este tipo de música, que nunca ha tenido acceso en las casas discográficas, es grabada en estudios independientes y se vende en los conciertos (Ochoa, 2002). En México, el Estado, a través de instituciones como el Instituto Nacional Indigenista, capacitó técnicamente a grupos indígenas en la grabación y preservación de fonogramas e instaló en las radios archivos sonoros que a su vez constituirían un repertorio orientado a la autoproducción. Hoy en día este repertorio sonoro plasma el espacio público y define, más todavía, las artesanías y la identidad indígena. Ochoa plantea que hoy la indigenización pasa por el sonido. También señala que todavía no se establece un sistema efectivo de comercialización de este repertorio y la autoproducción a partir de él porque cada una de las modalidades productivas —etiquetas independientes, autograbadoras, instituciones estatales— tiene su propia noción de cultura productiva y de trabajo. El desafío, desde luego, es crear incentivos para que estas modalidades dialoguen y mejoren los circuitos de producción y distribución, no sólo en el espacio nacional sino también en el internacional. Así se asegura que las tradiciones, gustos y prácticas de hacer y grabar música continúan contribuyendo a las cualidades sonoras de las músicas locales. Si no, se corre el riesgo que los empresarios de la World Music modifiquen esos sonidos locales, que a su vez aportan las marcas de identidad. La integración latinoamericana que pasa por los conglomerados de entretenimiento, se ve reflejada en la acomodación de “otras” músicas a la World Music, cuyo ímpetu viene del deseo “primermundista” de consumir al “otro,” y que tiene su mayor inspiración en músicas africanas y asiáticas. No obstante, destacados intermediarios como David Byrne y Paul Simon han integrado músicas latinoamericanas, como la samba reggae de Olodum o el son del Buena Vista Social Club a este nuevo género, aplanando y forzando ritmos, para que haya mayor receptividad de parte de los públicos norteamericanos y europeos. “Lo que se busca es el crossover y acaso sea posible que la música bailable —dance— sea cada vez más popular en los países europeos y en América del Norte. Pero para que ocurra un verdadero crossover, los productores de dance tendrán que ir en contra de sus primeros impulsos, que son aplanar los ritmos cruzados para acomodarlos al golpe de house o al contracompás de reggae” (Pareles, 1998). Podría decirse que esta es una forma de piratería, especialmente si aplicamos criterios de originalidad o autenticidad, entendiéndola como propiedad que acaba siendo expropiada. Pero aún esta defensa, centrada en el criterio de autenticidad, contra la expropiación de las músicas locales acaba sirviendo a los propósitos de la “contraindustria” de la World Music. Es decir, la industria misma (o sus artistas y productores interesados en transformar gustos mediante la introducción de músicas no occidentales) se vale de las tendencias contestatarias que dotan a ciertas músicas de valor en los ojos de consumidores ávidos de otredad en este mundo globalizado (Ochoa, 1998). Uno de los mejores ejemplos de un grupo musical que trabaja en asociación con redes para valerse de los recursos de capacitación, producción, distribución, promoción e intervención social, es el Grupo Cultural Afro Reggae (GCAR). Creado en 1993 después de una serie de eventos violentos en su barrio, la favela Vigário Geral en Río de Janeiro, que culminaron ese año con la masacre por la policía de 21 residentes, inclusive los ocho miembros de una familia evangélica. La policía quiso vengarse de los narcotraficantes locales que habían matado a dos de sus socios el día anterior. A partir de este evento trágico, nacieron varias iniciativas, entre ellas la transformación de la casa de la masacre en una “Casa de Paz” que serviría de centro cultural para la comunidad y la organización del GCAR a fin de ofrecer a los jóvenes actividades que generen ideas y prácticas de ciudadanía a partir de la cultura y así sacarlos del narcotráfico. GCAR está ahora integrando una red de conexiones con ONG locales e internacionales, organizaciones de derechos humanos, políticos, periodistas, escritores, académicos, y personalidades de la música y de la televisión que actúan como

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padrinos de los jóvenes de la banda. Su coordinador, José Júnior, concibió la música del GCAR como una práctica de sampling, que les serviría a los jóvenes como plataforma para dialogar con su comunidad y el resto de la sociedad. Aun- que fue consciente de ello en un primer momento, con el correr de los años se dio cuenta de que la práctica musical del GCAR opera como un interlenguaje con capacidad de mediar entre los jóvenes de las favelas en riesgo y de personas vinculadas al tercer sector, así como con personalidades mediáticas que han prestado su tiempo para cambiar las circunstancias violentas en el barrio. GCAR ha adoptado la percusión, basándose en parte en el estilo de la banda Olodum (de la región de Bahía), pero al nombrar su música —batidania— incorporaron el concepto de ciudadanía a esta práctica cultural: se trata de un neologismo portmanteau que

junta batida (compás) y batucada (el ritmo de las danzas afrobrasileñas) a la una gama de obras sociales, sobre todo trabajo de concientización respecto al narcotráfico y la violencia, y a los derechos humanos (véase Yúdice, 2000). La experiencia del grupo CGAR es interesante porque ha logrado vincular su agenda de justicia social a un trabajo íntimamente ligado a la industria cultural del disco y de los espectáculos. En 2001 grabaron su primer CD —Nova Cara—. El 30% de las ganancias del CD y de sus

espectáculos financian su labor social, que van expandiendo a varias favelas y villas miseria en Río de Janeiro. Hasta la letra misma reproduce el encuentro de sonidos y estilos que reflejan las articulaciones reticulares arriba mencionadas. Es evidente que CGAR busca el cambio. En “Som de V.G.” (Sonido de Vigário Geral) ese cambio se manifiesta como un intento de sacar a los jóvenes de la criminalidad. “Es a través de la música y de la cultura He aquí un movimiento más que lucha en pro de la paz, de la creencia. Pow, pow, pow Está allá mi recado, el recado de Vigário que es mi mensaje, mensaje de Vigário Geral”. CGAR junta los dos aspectos de la gestión cultural. Por una parte, participa de la industria cultural de la música y del videoclip televisivo; por otra, busca personas que podrían optar por el narcotráfico como forma de vida. Su emprendedorismo cultural tiene por tanto, la capacidad de sacar a los jóvenes de la criminalidad. No hay una única manera de producir música contestataria o repertorios desatendidos por la industria. Y para ello no hace falta estar al margen del mercado. Pueden y deben desarrollarse mercados múltiples, con la participación de las políticas culturales de gobiernos y del sector privado. Este último podría invertir en esta producción alternativa, cuyos públicos sustentarán mercados rentables. Hay muchos músicos que han logrado controlar algún aspecto de la producción, y se espera que haya aún mayor heterogeneidad en la distribución de la música con la incorporación de Internet (si bien este medio tiene una aplicación limitada). Al lograr la rentabilidad y hasta el éxito comercial, es posible y hasta probable que la industria busque absorber estos mercados alternativos, como ha hecho con la gran mayoría de las indies o casas discográficas independientes. Pero ello no significa la destrucción de estas músicas, sino la creciente diversificación de la música producida y distribuida por la industria de la música. Por otra parte, los gobiernos deberían considerar subsidios o incentivos tributarios para el desarrollo o extensión de circuitos de distribución para asociaciones o redes de indies y la autoproducción. Puesto que la creación de distribuidoras para músicas alternativas podría

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ser un desafío insuperable, las distribuidoras que ya incluyen el repertorio indie podrían recibir incentivos estatales o inversiones privadas y de empresas sin fines de lucro. Estos incentivos e inversiones se otorgarían según el número de grabadoras y productoras independientes y comunitarias incluidas en la oferta de repertorios. Las políticas diseñadas de esta manera tendrían la ventaja de estimular la producción de pequeños grupos, como Afro Reggae. Mediante esta agudizada competencia, también se reforzaría la independencia de las llamadas indies. Se necesitan por tanto políticas que aseguren la supervivencia de las pequeñas y medianas empresas y la creación de otras nuevas. Más allá de la necesidad de diversidad en la estructura empresarial, que proporciona empleo para diversos sectores sociales, se reconoce que sobre todo las pequeñas empresas facilitan el acceso de muchos grupos —en especial los culturales, étnicos y regionales— que de otra manera no tienen fácil entrada a los medios de las industrias culturales. La diversidad en el tejido empresarial y su diversificación asegura que estos grupos puedan proyectar su cultura no sólo entre ellos, sino también en otras esferas públicas más amplias. Más allá de la capacidad de grupos como Afro Reggae, que logran asociarse como empresa y como gestores sociales, se necesita repensar y fortalecer el servicio público en todos los ámbitos de la cultura y de la comunicación, especialmente en las nuevas redes digitales, donde actualmente se tiende claramente a retroceder. Las industrias culturales ocupan un papel estratégico en la construcción de un nuevo espacio público democrático por lo que es necesario repensar y fortalecer el acceso público a los productos de las industrias culturales, mediante redes de bibliotecas públicas, puntos de acceso a TV e Internet, etc. Se requieren, además, mecanismos mixtos de incentivos a las pequeñas y medianas empresas en las industrias culturales1. En la actualidad las industrias culturales son un elemento clave para la formulación de políticas culturales, que tengan como objetivo preservar la diversidad, fomentar el desarrollo social y económico y propiciar la creación de un espacio público latinoamericano e iberoamericano. Estos objetivos estratégicos tienen que orientar políticas integradas, que abarquen al conjunto de las industrias culturales de forma coherente. Los estados nacionales continúan teniendo un papel fundamental en la planificación y ejecución de las políticas culturales. Al mismo tiempo surgen mesas de negociación regionales, como el Mercosur, que llevan a los países a asumir posiciones comunes, a fomentar el aumento del comercio regional y estimular la circulación de bienes y servicios. Se abren nuevos espacios de cooperación translocales, con la creación de redes de ciudades y corredores culturales. Las políticas culturales en todos sus niveles deberían llevarse a cabo desde el Estado (federal, regional, provincial, municipal), en estrecha coordinación y amplia participación con el mercado y la sociedad civil. Uno de los mejores ejemplos de esta coordinación son las leyes de incentivo fiscal que facilitan la captación de fondos privados, y cuya administración y evaluación involucra a representantes de los diferentes sectores. El tercer sector, además, puede colaborar con el Estado y el sector privado para asegurar que los productos culturales estén disponibles en zonas de poca viabilidad de mercados. Un ejemplo de esta colaboración sería la creación de bibliotecas, hemerotecas, discotecas y videotecas, que faciliten el acceso a los bienes culturales. Pero sobre todo, es necesario incentivar la creación de redes y emprendimientos asociativos como los que se describieron brevemente más arriba. Por otra parte, debe mantenerse el principio de excepción cultural en la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero este debería desarrollarse en términos de verdadera diversidad cultural. Con la creación de la OMC, en 1994, los servicios audiovisuales fueron incluidos en las mesas de negociación sobre liberalización comercial. En esta oportunidad, se consiguió aprobar el principio de excepción cultural, para la protección de los complejos audiovisuales nacionales así como para la creación de programas de cooperación entre países con diferentes niveles de desarrollo de la industria audiovisual. Este principio de excepción cultural fue aprobado con una vigencia de diez años, plazo en que esta cláusula deberá ser revisada. En caso de que no se renueve la excepción cultural, los servicios audiovisuales se integrarán en el sistema multilateral de comercio, creado a partir de la aplicación de la cláusula de la “nación más favorecida”, que viene impulsando los Estados Unidos. Según esta cláusula, los beneficios

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otorgados a un país deben ser extendidos al conjunto de países que forman parte del sistema de la OMC. Este principio pone en riesgo la implementación de acuerdos de cooperación, que dan condiciones más favorables a los países de menor desarrollo en términos de PIB y de recursos. La aplicación del principio de la “nación más favorecida” aumentará la asimetría de los flujos de comercio, situación inversa a la que se daría con la impulsión de mecanismos orientados a equilibrar los intercambios comerciales. Tal como existe actualmente, la excepción cultural podría interpretarse como proteccionismo para las culturas nacionales. En las nuevas negociaciones este principio debe mantenerse pero abrirse a lo universal, no cerrarse en el plano local ni en el hegemónico. Debe favorecer el intercambio cultural en la diversidad e incluso negociar en condiciones de igualdad y debe reconocerse que el impacto económico puede no ser tan importante como se pensaba. La diversidad cultural va más allá de los proteccionismos nacionales, hoy inútiles y contraproducentes para la defensa de la cultura en un mercado globalizado. Para este propósito, deben elaborarse herramientas que favorezcan el intercambio de bienes y servicios entre los países de la región, con terceros países como los ibéricos y otros de la Unión Europea. Este es un paso importante en la creación de un espacio público regional, un espacio comunicacional compartido. Para concluir, es necesario recordar que las industrias culturales no sólo son instrumento de los conglomerados de entretenimiento que amenazan “aplanar” sonidos, estandarizar imágenes, coreografiar gestos, logotipizar la vida e imponer el inglés. Son también patrimonio histórico y vivo, y recurso que proporciona empleo e ingresos, actividad económica que produce retornos tributarios, pero sobre todo son medios para coordinar los deseos, aspiraciones y preocupaciones ciudadanas, de todo aquello que viene de fuera y queda al margen del espacio público, y así hacerlo asequible para que a partir de allí siga gestándose la creatividad, y transformándose en el combustible más importante de la nueva economía. Hoy en día no pueden crecer, recrearse o democratizarse las sociedades sin sus industrias culturales. (*) Profesor Titular del American Studies Program y del Departamento de Español y Portugués de New York University (NYU). Es director del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe, Director del Privatization of Culture Project, un centro de investigación de políticas culturales, también de NYU, y Director de la Red Interamericana de Estudios Culturales. Es autor, entre otros títulos de On Edge: The Crisis of Contemporary Latin American Culture, con Jean Franco y Juan Flores (University of Minnesota Press, 1992); Política cultural, con Toby Miller (Gedisa, 2004) y El recurso de la cultura: Usos de la cultura en la era global (Gedisa, diciembre de 2002). Bibliografía CALVI, Pablo, “Alpargatas sí..., libros, discos y cine también”, Clarín, Argentina, 5 de mayo de 2002. CAÑETE, Rodrigo, “En contra del default cultural”, Clarín, 8 de mayo de 2002. CHARTRAND, Harry Hillman, “Art & the Public Purpose: The Economics of It All”, Journal of Arts Management, Law & Society 28: (Summer 1998). http://www.art.net/lists/announce/0033.html DURÁN, Sylvie, “Redes culturales e integración regional en Centroamérica: una visión desde el sector autónomo”, Oyamburu, 2000, pp. 29-62. — (eds.), “Redes culturales en Centroamérica”, Ponencia presentada en el II Campus Euroamericano de Cooperación Cultural, Cartagena de Indias, Colombia, diciembre de 2001. OCHOA, Ana María, “El desplazamiento de los espacios de la autenticidad: una mirada desde la música”, Ponencia presentada en Cultura y Globalización: Encuentro Internacional de Estudios Culturales en América Latina, Bogotá, Biblioteca Luis Angel Arango, 18 de setiembre de 1998. — (eds.), “Latin American independents in the world music market”, Ponencia presentada en la conferencia sobre Culture, Development, Economy en New York University, 11 de abril de 2002. OYAMBURU, Jesús, coord. Visiones del sector cultural en Centroamérica. San José, C.R.: Embajada de España; Centro Cultural de España, 2000. PARELES, Jon, “Digital Distribution of Music Is Spreading”, The New York Times, 16 de julio 1998. YÚDICE, George, “La industria de la música en el marco de la integración América Latina-Estados Unidos”, Integración económica e industrias culturales en América Latina, Néstor García Canclini & Carlos Moneta, México 1999, Grijalbo, pp. 115-161. — (eds.), “Redes de gestión social y cultural en tiempos de globalización”, América Latina en tiempos de globalización II: Cultura y transformaciones sociales, Daniel Mato, Ximena Agudo & Illia García (eds.), Caracas, UNESCO-Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), 2000. — (eds.), “Culture, Development, Economy”, Ponencia presentada en la conferencia sobre Culture, Development, Economy en New York University, 11 de abril de 2002. UNESCO. Informe final de la conferencia mundial sobre políticas culturales, México y París, UNESCO, 1982.

(Artículo publicado en el Nº 1 de la revista digital Pensar Iberoamérica)

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A PROMOVER LA DIVERSIDAD CULTURAL EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

La diversidad cultural, a menudo escasa y estereotipada, debe ser promovida en los medios de comunicación, tradicionales y digitales, por cuanto contribuyen al fomento del pluralismo y la libre circulación de ideas, exhortó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). En su informe mundial más reciente, Invertir en la Diversidad Cultural y el diálogo intercultural, el organismo de las Naciones Unidas indicó que grandes sectores de la población, como los grupos marginados y las minorías éticas, están a menudo ausentes de los medios, debido en parte a que no tienen acceso a puestos editoriales, de gestión o de selección de la información. Promover la diversidad interna en las salas de redacción, así como la variedad de orígenes culturales y la presencia de los dos sexos en las estructuras mediáticas, es esencial para garantizar la diversidad de los contenidos que se producen, indica el documento. La UNESCO considera fundamental el uso de las nuevas prácticas mediáticas y los contenidos generados por los nuevos usuarios; Internet tiene potencial para apoyar la democracia comunicacional por medio de una serie de iniciativas culturales innovadoras distintas a las fuentes de información predominantes agrega la publicación. El organismo considera que para contribuir a la diversidad cultural se deben producir contenidos innovadores en los medios, ampliar el acceso a las nuevas tecnologías y medios de comunicación y representar equilibradamente a las distintas comunidades que conviven en un país determinado. La información señala que la escasa diversidad en los medios tiende a promover la creación de estereotipos fabricando lo que se suele denominar una “imagen del otro”; estos estereotipos se pueden eliminar mediante conocimientos básicos sobre información y medios de comunicación que pueden ayudar al público a ser más crítico con los contenidos. El informe de la UNESCO apunta a que la diversidad cultural no debe ser una fuente de conflictos y fricción entre culturas sino una fuente que promueva el diálogo intercultural, que permita renovar los enfoques del desarrollo sostenible, garantizar el ejercicio eficaz de las libertades y los derechos humanos, así como fortalecer la cohesión social y la gobernanza democrática.

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BORGES EN SUS PROPIAS PALABRAS (AGRADECIENDO EL PREMIO CERVANTES)

Majestades, señoras y señores: El destino del escritor es extraño, salvo que todos los destinos lo son; el destino del escrito r es cursar el común de las virtudes humanas, las agonías, las luces; sentir intensamente cada instante de su vida y, como quería Wolser, ser no sólo actor, sino espectador de su vida, también tiene que recordar el pasado, tiene que leer a los clásicos, ya que lo que un hombre puede hacer no es nada, podemos simplemente modificar muy levemente la tradición; el lenguaje es nuestra tradición. El escritor tiene una desventaja: el hecho de tener que operar con palabras, y las palabras, según se sabe, son una materia deleznable. Las palabras, como Horacio no ignoraba, cambian de connotación emocional, de sentido; pero el escritor tiene que resignarse a este manejo, el escritor tiene que sentir, luego soñar, luego dejar que le lleguen las fábulas; conviene que el escritor no intervenga demasiado en su obra, debe ser pasivo, debe ser hospitalario con lo que le llega y debe trabajar esa materia de los sueños, debe escribir y publicar, como decía Alfonso Reyes, para no pasarse la vida corrigiendo los borradores, y así trabaja durante años y se siente solo, vivo en una suerte de sueñosismo; pero si los astros son favorables, uso deliberadamente las metáforas astrológicas, aunque detesto la astrología, llega un momento en el cual descubre que no está solo. En ese momento que le ha llegado, que le llega ahora, descubre que está en el centro de un vasto círculo de amigos, conocidos y desconocidos, de gente que ha leído su obra y que la ha enriquecido, y en ese momento él siente que su vida ha sido justificada. Yo ahora me siento más que justificado, me llega este premio, que lleva el nombre, el máximo nombre de Miguel de Cervantes, y recuerdo la primera vez que leí el Quijote, allá por los años 1908 ó 1907, y creo que sentí, aún entonces, el hecho de que, a pesar del titulo engañoso, el héroe no es don Quijote, el héroe es aquel hidalgo manchego, o señor provinciano que diríamos ahora, que a fuerza de leer la materia de Bretaña, la materia de Francia, la materia de Roma la Grande, quiere ser un paladín, quiere ser un Amadís de Gaula, por ejemplo, o Palmerín o quien fuera, ese hidalgo que se impone esa tarea que algunas veces consigue: ser don Quijote, y que al final comprueba que no lo es; al final vuelve a ser Alonso Quijano, es decir, que hay realmente ese protagonista que suele olvidarse, este Alonso Quijano. Quiero decir también que me siento muy conmovido, tenía preparadas muchas frases que no puedo recordar ahora, pero hay algo que no quiero olvidar, y es esto: me conmueve mucho el hecho de recibir este honor en manos de un Rey, ya que un Rey, como un Poeta, recibe un destino, acepta un destino y cumple un destino y no lo busca, es decir, se trata de algo fatal, hermosamente fatal, no sé cómo decir mi gratitud, solamente puedo decir mi innumerable agradecimiento a todos ustedes... Muchas gracias.

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LA INJUSTICIA GLOBALIZADA POR: JOSÉ SARAMAGO

Comenzaré por contar en brevísimas palabras un hecho notable de la vida rural ocurrido en una aldea de los alrededores de Florencia hace más de cuatrocientos años. Me permito solicitar toda su atención para este importante acontecimiento histórico porque, al contrario de lo habitual, la moraleja que se puede extraer del episodio no tendrá que esperar al final del relato; no tardará nada en saltar a la vista. Estaban los habitantes en sus casas o trabajando los cultivos, entregado cada uno a sus quehaceres y cuidados, cuando de súbito se oyó sonar la campana de la iglesia. En aquellos píos tiempos (hablamos de algo sucedido en el siglo XVI), las campanas tocaban varias

veces a lo largo del día, y por ese lado no debería haber motivo de extrañeza, pero aquella campana tocaba melancólicamente a muerto, y eso sí era sorprendente, puesto que no constaba que alguien de la aldea se encontrase a punto de fenecer. Salieron por lo tanto las mujeres a la calle, se juntaron los niños, dejaron los hombres sus trabajos y menesteres, y en poco tiempo estaban todos congregados en el atrio de la iglesia, a la espera de que les dijesen por quién deberían llorar. La campana siguió sonando unos minutos más, y finalmente calló. Instantes después se abría la puerta y un campesino aparecía en el umbral. Pero, no siendo éste el hombre encargado de tocar habitualmente la campana, se comprende que los vecinos le preguntasen dónde se encontraba el campanero y quién era el muerto. ‘El campanero no está aquí, soy yo quien ha hecho sonar la campana’, fue la respuesta del campesino. ‘Pero, entonces, ¿no ha muerto nadie?’, replicaron los vecinos, y el campesino respondió: ‘Nadie que tuviese nombre y figura de persona; he tocado a muerto por la Justicia, porque la Justicia está muerta’. ¿Qué había sucedido? Sucedió que el rico señor del lugar (algún conde o marqués sin escrúpulos) andaba desde hacía tiempo cambiando de sitio los mojones de las lindes de sus tierras, metiéndolos en la pequeña parcela del campesino, que con cada avance se reducía más. El perjudicado empezó por protestar y reclamar, después imploró compasión, y finalmente resolvió quejarse a las autoridades y acogerse a la protección de la justicia. Todo sin resultado; la expoliación continuó. Entonces, desesperado, decidió anunciar urbi et orbi (una aldea tiene el tamaño exacto del mundo para quien siempre ha vivido en ella) la muerte de la Justicia. Tal vez pensase que su gesto de exaltada indignación lograría conmover y hacer sonar todas las campanas del universo, sin diferencia de razas, credos y costumbres, que todas ellas, sin excepción, lo acompañarían en el toque a difuntos por la muerte de la Justicia, y no callarían hasta que fuese resucitada. Un clamor tal que volara de casa en casa, de ciudad en ciudad, saltando por encima de las fronteras, lanzando puentes sonoros sobre ríos y mares, por fuerza tendría que despertar al mundo adormecido… No sé lo que sucedió después, no sé si el brazo popular acudió a ayudar al campesino a volver a poner los lindes en su sitio, o si los vecinos, una vez declarada difunta la Justicia, volvieron resignados, cabizbajos y con el alma rendida, a la triste vida de todos los días.

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Es bien cierto que la Historia nunca nos lo cuenta todo. Supongo que ésta ha sido la única vez, en cualquier parte del mundo, en que una campana, una inerte campana de bronce, después de tanto tocar por la muerte de seres humanos, lloró la muerte de la Justicia. Nunca más ha vuelto a oírse aquel fúnebre sonido de la aldea de Florencia, mas la Justicia siguió y sigue muriendo todos los días. Ahora mismo, en este instante en que les hablo, lejos o aquí al lado, a la puerta de nuestra casa, alguien la está matando. Cada vez que muere, es como si al final nunca hubiese existido para aquellos que habían confiado en ella, para aquellos que esperaban de ella lo que todos tenemos derecho a esperar de la Justicia: justicia, simplemente justicia. No la que se envuelve en túnicas de teatro y nos confunde con flores de vana retórica judicial, no la que permitió que le vendasen los ojos y maleasen las pesas de la balanza, no la de la espada que siempre corta más hacia un lado que hacia otro, sino una justicia pedestre, una justicia compañera cotidiana de los hombres, una justicia para la cual lo justo sería el sinónimo más exacto y riguroso de lo ético, una justicia que llegase a ser tan indispensable para la felicidad del espíritu como indispensable para la vida es el alimento del cuerpo.

Una justicia ejercida por los tribunales, sin duda, siempre que a ellos los determinase la ley, mas también, y sobre todo, una justicia que fuese emanación espontánea de la propia sociedad en acción, una justicia en la que se manifestase, como ineludible imperativo moral, el respeto por el derecho a ser que asiste a cada ser humano. Pero las campanas, felizmente, no doblaban sólo para llorar a los

que morían. Doblaban también para señalar las horas del día y de la noche, para llamar a la fiesta o a la devoción a los creyentes, y hubo un tiempo, en este caso no tan distante, en el que su toque a rebato era el que convocaba al pueblo para acudir a las catástrofes, a las inundaciones y a los incendios, a los desastres, a cualquier peligro que amenazase a la comunidad. Hoy, el papel social de las campanas se ve limitado al cumplimiento de las obligaciones rituales y el gesto iluminado del campesino de Florencia se vería como la obra desatinada de un loco o, peor aún, como simple caso policial. Otras y distintas son las campanas que hoy defienden y afirman, por fin, la posibilidad de implantar en el mundo aquella justicia compañera de los hombres, aquella justicia que es condición para la felicidad del espíritu y hasta, por sorprendente que pueda parecernos, condición para el propio alimento del cuerpo. Si hubiese esa justicia, ni un solo ser humano más moriría de hambre o de tantas dolencias incurables para unos y no para otros. Si hubiese esa justicia, la existencia no sería, para más de la mitad de la humanidad, la condenación terrible que objetivamente ha sido. Esas campanas nuevas cuya voz se extiende, cada vez más fuerte, por todo el mundo, son los múltiples movimientos de resistencia y acción social que pugnan por el establecimiento de una nueva justicia distributiva y conmutativa que todos los seres humanos puedan llegar a reconocer como intrínsecamente suya; una justicia protegida por la libertad y el derecho, no por ninguna de sus negaciones. He dicho que para esa justicia disponemos ya de un código de aplicación práctica al alcance de cualquier comprensión, y que ese código se encuentra consignado desde hace cincuenta años en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aquellos

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treinta derechos básicos y esenciales de los que hoy sólo se habla vagamente, cuando no se silencian sistemáticamente, más desprestigiados y mancillados hoy en día de lo que estuvieran, hace cuatrocientos años, la propiedad y la libertad del campesino de Florencia. Y también he dicho que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tal y como está redactada, y sin necesidad de alterar siquiera una coma, podría sustituir con creces, en lo que respecta a la rectitud de principios y a la claridad de objetivos, a los programas de todos los partidos políticos del mundo, expresamente a los de la denominada izquierda, anquilosados en fórmulas caducas, ajenos o impotentes para plantar cara a la brutal realidad del mundo actual, que cierran los ojos a las ya evidentes y temibles amenazas que el futuro prepara contra aquella dignidad racional y sensible que imaginábamos que era la aspiración suprema de los seres humanos. Añadiré que las mismas razones que me llevan a referirme en estos términos a los partidos políticos en general, las aplico igualmente a los sindicatos locales y, en consecuencia, al movimiento sindical internacional en su conjunto. De un modo consciente o inconsciente, el dócil y burocratizado sindicalismo que hoy nos queda es, en gran parte, responsable del adormecimiento social resultante del proceso de globalización económica en marcha. No me alegra decirlo, mas no podría callarlo. Y, también, si me autorizan a añadir algo de mi cosecha particular a las fábulas de La Fontaine, diré entonces que, si no intervenimos a tiempo -es decir, ya- el ratón de los derechos humanos acabará por ser devorado implacablemente por el gato de la globalización económica. ¿Y la democracia, ese milenario invento de unos atenienses ingenuos para quienes significaba, en las circunstancias sociales y políticas concretas del momento, y según la expresión consagrada, un Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo? Oigo muchas veces razonar a personas sinceras, y de buena fe comprobada, y a otras que tienen interés por simular esa apariencia de bondad, que, a pesar de ser una evidencia irrefutable la situación de catástrofe en que se encuentra la mayor parte del planeta, será precisamente en el marco de un sistema democrático general como más probabilidades tendremos de llegara la consecución plena o al menos satisfactoria de los derechos humanos. Nada más cierto, con la condición de que el sistema de gobierno y de gestión de la sociedad al que actualmente llamamos democracia fuese efectivamente democrático. Y no lo es. Es verdad que podemos votar, es verdad que podemos, por delegación de la partícula de soberanía que se nos reconoce como ciudadanos con voto y normalmente a través de un partido, escoger nuestros representantes en el Parlamento; es cierto, en fin, que de la relevancia numérica de tales representaciones y de las combinaciones políticas que la necesidad de una mayoría impone, siempre resultará un Gobierno. Todo esto es cierto, pero es igualmente cierto que la posibilidad de acción democrática comienza y acaba ahí. El elector podrá quitar del poder a un Gobierno que no le agrade y poner otro en su lugar, pero su voto no ha tenido, no tiene y nunca tendrá un efecto visible sobre la única fuerza real que gobierna el mundo, y por lo tanto su país y su persona: me refiero, obviamente, al poder económico, en particular a la parte del mismo, siempre en aumento, regida por las empresas multinacionales de acuerdo con estrategias de dominio que nada tienen que ver con aquel bien común al que, por definición, aspira la democracia. Todos sabemos que así y todo, por una especie de automatismo verbal y mental que no nos deja ver la cruda desnudez de los hechos, seguimos hablando de la democracia como si se tratase de algo vivo y actuante, cuando de ella nos queda poco más que un conjunto de formas ritualizadas, los inocuos pasos y los gestos de una especie de misa laica. Y no nos percatamos, como si para eso no bastase con tener ojos, de que nuestros Gobiernos, esos que para bien o para mal elegimos y de los que somos, por lo tanto, los primeros responsables, se van convirtiendo cada vez más en meros comisarios políticos del poder económico, con la misión objetiva de producir las leyes que convengan a ese poder, para después, envueltas en los dulces de la pertinente publicidad oficial y particular, introducirlas

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en el mercado social sin suscitar demasiadas protestas, salvo las de ciertas conocidas minorías eternamente descontentas. ¿Qué hacer? De la literatura a la ecología, de la guerra de las galaxias al efecto invernadero, del tratamiento de los residuos a las congestiones de tráfico, todo se discute en este mundo nuestro. Pero el sistema democrático, como si de un dato definitivamente adquirido se tratase, intocable por naturaleza hasta la consumación de los siglos, ése no se discute. Mas si no estoy equivocado, si no soy incapaz de sumar dos y dos, entonces, entre tantas otras discusiones necesarias o indispensables, urge, antes de que se nos haga demasiado tarde, promover un debate mundial sobre la democracia y las causas de su decadencia, sobre la intervención de los ciudadanos en la vida política y social, sobre las relaciones entre los Estados y el poder económico y financiero mundial, sobre aquello que afirma y aquello que niega la democracia, sobre el derecho a la felicidad y a una existencia digna, sobre las miserias y esperanzas de la humanidad o, hablando con menos retórica, de los simples seres humanos que la componen, uno a uno y todos juntos. No hay peor engaño que el de quien se engaña a sí mismo. Y así estamos viviendo. No tengo más que decir. O sí, apenas una palabra para pedir un instante de silencio. El campesino de Florencia acaba de subir una vez más a la torre de la iglesia, la campana va a sonar. Oigámosla, por favor. (Tomado de ARGENPRESS CULTURAL)

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libre opinión libre

LA VACANTE DE DIOS

Por: FERNANDO SAVATER Supongo que la resonancia que suele darse a las opiniones del sabio Stephen Hawking se debe en parte a la espectacularidad tecnológica con que lucha, tan animosa como eficazmente, contra su terrible minusvalía física. Se ha convertido en una especie de Doctor Strangelove de la física y la cosmología, lo cual fascina a los medios de comunicación hasta el punto de obstaculizarles a veces comprender exactamente el alcance de sus comentarios más populares. Así ha ocurrido ahora, cuando en un avance de su último libro El gran designio advirtió que no hace falta la hipótesis de un Dios creador para explicar el origen del universo. Tal advertencia es, claro, una obviedad. La ciencia, que trata de explicar el funcionamiento de los seres naturales, no necesita ni puede recurrir en ningún caso a un ser sobrenatural para dar cuenta de la realidad. Ni cuando se trata del origen del universo ni cuando habla de la función fanerógama de las plantas. Si hiciera tal apelación dejaría de ser ciencia y se convertiría en teología o nigromancia. Los científicos procuran comprender lo que ocurre en la naturaleza hasta donde pueden y a veces incluso un poco más allá, pero siempre aplicando criterios ligados a la experiencia y la deducción racional. Si de pronto invocasen a Dios no aclararían nada sino que confesarían paladinamente que ya no saben más, porque como bien dijo Spinoza, la voluntad de Dios no es sino el asilo de la ignorancia. En este punto, por cierto, también la gente sencilla que no somos sabios (incluidos los creyentes más fervorosos), compartimos su criterio: prueben a decir a los pasajeros de un avión a punto de despegar que se han sustituido las revisiones técnicas de rigor por rociar los motores con agua bendita y ya verán la que se organiza en las salidas de emergencia. Dios no "explica" nada en el orden de lo material, ni la evolución de los seres vivos, ni el origen del universo, ni la polución de los océanos o el calentamiento global. Por supuesto, tampoco la ciencia puede "explicar" por qué lo que hay existe y si tiene algún "sentido" comprensible para nosotros. Los científicos metidos a teólogos -aunque sean negativos- son tan risibles como los teólogos que intentan hacer ciencia... ficción. Entonces, ¿qué pensar de la polvareda levantada por las afirmaciones de Hawking, magnificadas y distorsionadas por el sensacionalismo? Pues que su libro, de pronta aparición, va a venderse... divinamente.

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NADIE VIO NADA

Por: ALEJO VALLEJO B. Hay hechos en la realidad que no se pueden desconocer y mucho menos ocultar. Los colombianos a diario, a través de las noticias de la televisión, vemos, unos pasmados, otros asombrados, cómo las tierras bajas –miles de miles de hectáreas, casi un cuarto de la superficie del país- a lado y lado de los grandes ríos, en especial el Magdalena, el Cauca, el San Jorge, el Sinú, el Atrato, se encuentran inundadas por efecto de las condiciones del invierno inclemente, y por supuesto, el cambio climático. Junto a las inundaciones que han arrasado con extensos cultivos y ganaderías, están cientos de miles de familias que se han quedado sin nada, en la inopia y la intemperie, porque levantaron sus ranchos de paja y cañabrava, presionadas –talvez- por las difíciles condiciones económicas en las orillas de esos ríos y con la complicidad de las autoridades ambientales que así lo han permitido por secula seculorum. Estas tragedias que están soportando miles y miles de compatriotas, conciudadanos de una república denominada Colombia, conlleva un sinnúmero de calamidades que nos tienen que mover a todos si es que tenemos sentido de pertenencia, identidad y solidaridad. Ciento de miles de niños y niñas se quedaron sin escuelas (cuando debían ser trasladados asegurándoles por encima de toda consideración su continuidad educacional). Las poblaciones se han quedado sin centros de salud y donde estos existen son simples remedos de un servicio más deficiente que eficiente. No hablemos de las viviendas y los servicios públicos que se encuentran colapsados. Las carreteras son simples trochas o caminos de herradura. ¿Que empleo puede encontrar una persona en esas condiciones? Qué desarrollo regional puede generarse en esos escenarios? En algunos momentos de la historia de las naciones, los pobres –y la pobreza- son utilizados como el sector de la población, necesario para justificar y legitimar unas acciones de un estado asistencialista –que finge cumplir muy bien con sus obligaciones-, e incluso mantener unas apariencias de seriedad en el trabajo social que muchas veces se traducen en ilusorias quimeras como la tal llamada bancarización de la miseria en nuestro medio. El gobierno del presidente Juan Manuel Santos, ya pasó del primer mes y se acerca a los primeros cien días de mandato. ¿Qué le hemos visto? Pese a confrontar arresiando la ofensiva guerrillera y la violencia urbana, el jefe del estado se reunió con el hombre más pequeño del mundo –qué barraquera!- y sigue prometiendo una vez más, al mejor estilo de la tradición y la retórica que acompaña a la clase dirigente- que lloverá maná y leche por los cuatro puntos cardinales sellando la anhelada unidad de la Nación. Pero no todo es jardín de rosas ni roscas de pendequeso. Ahora nos caen del cielo, aerolitos, meteorolitos, pedazos de satélites, chatarra espacial y vaya a saber qué otras porquerías a guisa de armas modernas, como para acabar de ornamentar la mascarada que los aparatos del sistema mediático –radio, prensa, televisión, internet- regularizan en nombre del uso dominante de la información y la comunicación social. Claro que así lo estamos viendo. Todo el país reclama a gritos su derecho a saber –a ciencia cierta- qué pasó con las luces coloreadas y los estruendos supersónicos que los santandereanos sintieron y vieron y fotografiaron alarmados por estos días. No falta quien se atreva a decir que los rayos y los ruidos fueron huellas de alguna nave extraterrestre en su afán de invasión silenciosa de esta patria irredenta. Amanecerá y veremos. Efectivamente amaneció y nadie vio nada. Era una emergencia nacional.

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EL NO-FUTURO

El escritor Rodrigo Fresan lo dice al final del primer capítulo de Mantra: “un país sin ciencia ficción es un país sin futuro”. Pero en un mundo donde la tecnología va más rápido que la imaginación, ¿dónde y cómo cabe la fantasía anticipatoria. Es curioso, pero hablar hoy de ciencia-ficción es hablar de pasado, la anticipación murió cuando el hombre aterrizó en la Luna y ésta (a pesar de lo que aleguen los conspiranoicos) estaba vacía y era más bien fome y polvorienta. ¿Valía la pena entonces tratar de interpretar las formas del futuro cuando este se nos venía cada vez más rápido? ¿Cuán anacrónicos parecen hoy los delirios de un Isaac Asimov o de un Arthur C. Clark, que intentaban profetizar lo que venía? Releer “Fundación e Imperio” con esos científicos del año 10.000 y sus avanzadas “calculadoras” parece hoy un chiste de Futurama – de hecho lo son. Curioso, pero anclados el 2010 (el año en que “íbamos a hacer contacto”), las fantasías de los autores clásicos resultan actualmente menos validas que los delirios de un Erich Von Daniken y sus ideas de dioses extraterrestres tan vilipendiadas en su época (los 60 y 70) y hoy rescatadas y prácticamente pontificados por obra y gracia del History Channel, que a estas alturas es el verdadero Sci-Fi Channel, ¿por qué sigue llamándose History? Tal vez no tengamos autos voladores, bases en la Luna ni espacio-puertos para distintas especies, pero con dar una vueltas por Santiago y ver en una micro pegado el cartel de unapunto com queda claro que el mundo en que vivimos es pura ciencia ficción, ¿quién necesita astronaves masivas para abrir puertas al hiperespacio cuando podemos ir a cualquier parte del universo desde nuestro escritorio y con el poder de un clic? Frank Herberth escribía en Dune de los navegantes, esa raza de humanos mutados que tenían el monopolio de los viajes espaciales al poder enlazar el tiempo y el espacio, es decir ir a cualquier punto de la continuidad sin moverse. Mientras escribo este texto, hablo con un amigo en Shanghai y no me muevo. El futuro nos ganó la partida, el día a día es hoy más increíble que el más delirante de las propuestas cyberpunk de un William Gibson o un Neal Stephenson. Y en esta perspectiva, ¿cuál es el papel de la ciencia ficción chilena? Creo tener la respuesta, la he dicho en seminarios y clases, la ci-fi chilena si es que existe tiene que olvidarse del futuro, asumir un no-Futuro y mirar hacia atrás, a nuestra historia, nuestros mitos y a través de estos construir un porvenir fantástico que haga de Chile territorio de nuevas fantasías. Material hay de sobra: sociedades secretas en la Independencia, zombies en la guerra del pacífico, un militar raptado por un OVNi durante el gobierno de Pinochet, gigantes en la Patagonia, ciudades perdidas en los Andes, fantasía paranoica a lo Philip K. Dick o J.G.Ballard, los únicos autores que entendieron que este era el camino. Vivimos en un país de ciencia ficción, dejemos que el futuro se redacte en las redes sociales, nosotros reescribamos el presente desde la mirada de lo imposible, esa es la ficción local/glocal que yo quiero, la que creo nos destacará en el concierto mundial, mal que mal, dicen que el 2012 se acaba el mundo. Nosotros vivimos en el fin del mundo, asumámoslo, construyamos el no futuro, desde el fin del mundo. (Tomado de FayerWayer)

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DEL 10 AL 19 DE SEPTIEMBRE

IV FERIA DEL LIBRO EN MEDELLÍN Con una amplia programación académica, artística, oferta comercial, actividades para público infantil y juvenil, exposiciones y el pabellón de la Alcaldía, Medellín podrá vivir el Plan Municipal de Lectura en todas sus expresiones. En el Jardín Botánico de Medellín, se abrieron las puertas para la invitada especial a la IV Fiesta del Libro y la Cultura, la ciudadanía. La ciudad recibirá para este evento de ciudad a más de 305 escritores, artistas y académicos nacionales e internacionales.

La apuesta que se ejecuta, desde 2007, en la ciudad como parte del Plan Municipal de Lectura: Medellín, una ciudad para leer y escribir de la Alcaldía de Medellín, contará con más de 1.500 actividades donde la ciudadanía, las buenas historias y las experiencias de los intelectuales invitados serán los protagonistas. La comunidad en general podrá disfrutar de manera gratuita de la variada

programación, que tendrá una serie de actividades para todos los gustos y edades, clasificadas en seis áreas de interés: Área Académica: que comprende charlas, conferencias, seminarios, encuentros y presentación de libros con académicos y expertos nacionales e internacionales. Sub 17: espacio en el cual padres de familia y estudiantes podrán fomentar el interés por la lectura a través de múltiples actividades dirigidas principalmente al público infantil y juvenil. El Bibliocirco seguirá siendo una de las grandes atracciones. Pabellón Alcaldía: con una visión del Bicentenario basada en la conectividad y las nuevas tecnologías, se presentarán Medellín Digital, el Archivo Histórico, la Red de Bibliotecas Públicas y su Área Metropolitana, y el Plan Municipal de la Lectura. Programación Artística: los visitantes disfrutarán de la cuentería y cuentería teatralizada; del II Festival internacional de la canción itinerante que trae a los artistas Alejandro Gutiérrez, Oscar Mora, Alejandro Gómez, Alejo García, Daniel Sartori (Argentina), Roberto Camargo, Oscar Huerta (Cuba), Daniel Drexler (Uruguay), Sandra Corizzo (Argentina) y Andrés Correa; al chelista mexicano Carlos Prieto, considerado el mejor del mundo en su arte; conciertos y muestras artísticas de danza, dramaturgia y lectura; además de diferentes obras de teatro. Exposiciones: 14 exposiciones que abordarán temas de la cultura y de la historia nacional, y que además destacarán las efemérides que se conmemoran en la Fiesta durante este año. Oferta Comercial: los presentes en la Fiesta del Libro y la Cultura tendrán en el Orquideorama y el Patio de las Azaleas del Jardín Botánico las principales novedades

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bibliográficas y editoriales del país con 90 entidades y empresas que harán parte de la exhibición. Además de los artistas, escritores e intelectuales ya mencionados, la Fiesta contará con la presencia de ilustres invitados como HomiBhabha, director del Centro de Humanidades Universidad de Harvard; Katia Mandoky, profesora de estética, teoría de la cultura y semiótica en la Universidad Autónoma Metropolitana de México; Luis Valdez, director del Teatro Campesino y padre del Teatro Chicano moderno. En los Foros de Bicentenario se darán cita la mexicana Anna María Fernández Poncella, el argentino Mempo Giardinelli, la chilena Mónica González, entre otros; quienes estarán acompañados por personajes nacionales representativos de la política, la literatura y el periodismo Entretanto, en interdependencias, evento propuesto por el Museo de Antioquia, estarán Andrea Echeverri, Rosemberg Sandoval, Homi Bhabha, Carolina Botero, Artur Serra, Sol Beatriz Calle D´aleman, Juan Esteban Agudelo Peláez, Víctor Manuel Rodríguez, Alejandro Araque Mendoza y Luz Marina Alarcón.

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poesía poesía

POR LA BOCA DE DEDALO

Por: MAURICE CHAUDIÈRE

¡Secuelas! Labro secuelas... ¡Vivo en el corazón de mis desechos!

Por haber respondido a las súplicas de los hombres, comparto su suerte, comparto el error de haberlos amado…

Por mi culpa la Tierra, el Mar, el Cielo… el Universo entero se ensucia y se mutila…

Ahora que los hombres están aquí, que me apresuran a actuar…

¡Hombres intrépidos que ambicionan los Astros!

Me ordenan hoy el conducirlos más lejos, más alto, siempre más alto… hacia ese otro lugar inconcebible dónde se hunden los cielos…

¡Ya nada los anima, sino el placer del vértigo!

Un orden virtual, de espejismo en espejismo, oculta lo real.

Las cápsulas y las sondas se disputan la gloria de sus nuevos trofeos…

Mientras que aquí abajo los robots en bancarrota sobrecargan el mercado gigantesco de las ciudades…

El Espacio ya no tiene límites y la Tierra ya no tiene eje…

Vertical, ahora el horizonte ya no tiene alma…

¡El Amor ya no tiene empleo!

Los Dioses se callan…

Entonces, sin esperar el aval de ningún otro Titán, dejando a los integristas las escorias de sus mitos, apelo al destino sublime que les habita: ¡la exploración del vacío!

A pesar de los hoyos negros y los meteoritos que dispersan los ángeles, voy a construir al fin mi propia sepultura: un laberinto sideral dónde sabré, como los Dioses, ¡callarme para siempre!

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de aquí y de allá CONSTANZA MARTINEZ: GANADORA DEL III PREMIO DE LITERATURA INFANTIL EL BARCO DE VAPOR Por unanimidad, el jurado integrado por la escritora Pilar Lozano (ganadora en 2005 de la versión iberoamericana del Premio Barco de Vapor), la editora Margarita Valencia, la bibliotecóloga y promotora de lectura Carmen Alvarado de Escorcia, el chileno Manuel Peña, filólogo e historiador de literatura infantil y Carlos Sánchez Lozano, editor y promotor de lectura, declararon ganadora la obra “James no está en casa”, firmado con el seudónimo Lazaryhuella, de la escritora Constanza Martínez.

Adicionalmente, el jurado destacó y recomendó la publicación de las obras “Yo te cuido” de Luisa Noguera Arrieta y “Hermano Petirrojo” de Fernando Escobar Borrero. La ganadora, además de recibir un estímulo económico de diez mil dólares, contará con la publicación y distribución de su obra en Colombia y en varios países del continente. Constanza Martínez nació en Bogotá, estudió Literatura en la

Universidad Nacional de Colombia y es cantante de ópera. Actualmente se desempeña como docente del Colegio Hacienda Los Alcaparros. Rescata en la relación con su hijo Gabriel de 14 años, su padre y sus estudiantes, una buena fuente de inspiración para sus obras, aunque confiesa su gran admiración por los escritores Ronald Dahl, autor de Charlie y la fábrica de chocolates, Michael Ende autor de La historia sin fin y Jairo Aníbal Niño, especialmente por sus libros Gatos y La alegría del querer. Actualmente está escribiendo un diccionario para bebés. El Premio de Literatura Infantil El Barco de Vapor se creó en España en 1978, es convocado anualmente por la Fundación SM con el fin de promover la creación de una literatura para niños que fomente el gusto por la lectura y transmita, con calidad literaria, unos valores humanos, sociales, culturales o religiosos que ayuden a construir un mundo digno. Actualmente se realizan versiones en Brasil, Argentina, México, Chile, Puerto Rico y Colombia, donde es realizado desde hace tres años por la Biblioteca Luis Ángel Arango. A este premio pueden optar todos los escritores que lo deseen siempre que las obras que presenten estén escritas en castellano, sean originales, inéditas y no hayan sido premiadas anteriormente en ningún otro concurso. El premio iberoamericano ha sido ganado en dos ocasiones por escritoras colombianas, en 1985 por la quindiana Gloria Cecilia Díaz con la obra El valle de los cocuyos y en 2005 por Pilar Lozano con la obra Siete reporteros y un periódico. La versión colombiana del premio, convocada por la Biblioteca Luis Ángel Arango, ha tenido como ganadores en 2008 a María Inés McCormick con la obra Patricio, Pico y Pluma y en 2009 a Francisco Leal con la obra El mordisco de la medianoche.

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PROYECTO INDUSTRIAS CULTURAL EN CALI El Proyecto Industrias Culturales de Cali, participó en el Primer Encuentro de la Industria del Valle con el Sector Cinematográfico, llevado a cabo el 29 de octubre, dentro del marco del I Festival Internacional de Cine de Cali. Buscando incentivar a los empresarios del departamento a que inviertan en la industria audiovisual, fueron invitados diversos panelistas expertos en el tema del sector cinematográfico, entre ellos: David Melo, dirección cinematográfica del Ministerio de Cultura; Tulio Restrepo, especialista en Gerencia Tributaria y Alta Gerencia, de la Universidad ICESI; y por el Proyecto de Industrias Culturales de Cali, Guillermo Santacruz, coordinador del Componente de Creación de Aceleramiento Empresarial. Así mismo, Guillermo Santacruz, habló de los sectores priorizados para el proyecto como lo son: el lírico escénico, los medios interactivos, la producción musical y la producción audiovisual, indicando la participación de los actores objetivo de este último sector: Escuela de Cine Digital y Artes Audiovisuales de Cali, Extraliminal Producciones, Antorcha Films, Fundación Luces, Cámara y Acción, Vectorial Animation Studios, Tropico Films, Asociación Colectivo de Medios Alternativos del Jóvenes del Distrito de Aguablanca- Colectivo MEJODA, Fosfenos Media LTDA y Fundación Casa Occio. Proyecto Industrias Culturales de Cali, apoya al sector cinematográfico que se construye con mística, esfuerzo, creatividad, dedicación y un baúl repleto de sueños y esperanza. En el marco del proyecto Industrias Culturales de Cali, se realizó la conferencia “Cultura, turismo y diversidad cultural en Iberoamérica: Estrategias de trabajo en red en el ámbito local”, en el auditorio de la Cámara de Comercio de Cali. El evento estuvo a cargo de Jordi Tresserras Juan, Doctor en Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona, Coordinador académico del programa de postgrado en gestión cultural y miembro de la Comisión de Doctorado en Gestión de la Cultura y el Patrimonio de la Universidad de Barcelona. Actualmente, es el coordinador del “Programa de Cultura, Turismo y Desarrollo” impulsado por la Organización de Estado Iberoamericanos, la Agencia Española de Cooperación Internacional, la Universidad de Barcelona e IBERTUR.

NEAL STEPHENSON INTENTA REINVENTAR LA FORMA DE ESCRIBIR CON NOVELA INTERACTIVA

Una vez leí un intento de ‘novela’ por twitter sobre una gallina que mataba a alguien. No sé qué pasó con esa historia, pero lo cierto es que los escritores están mirando las redes sociales y las nuevas formas de comunicación, en busca de una manera de aprovecharlas, y quizás, reinventar la forma en que se escribe.

Neal stephenson, autor de exitosos libros de ciencia ficción como snow crash y el cryptonomicon, está experimentando con una nueva plataforma de novela digital llamada pulp, que incorpora glosarios, imágenes, música y video en un libro que tiene un sistema parecido al código abierto.

La idea es que el libro está escrito por un grupo de autores, y los lectores pueden contribuir con comentarios e ideas a medida que la historia se va desarrollando.

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La compañía de Stephenson, Subutai, publicó esta semana los primeros cinco capítulos de su primer libro, llamado “The Mongoliad“. Se trata de una historia medieval que transcurre en 1241 cuando los mongoles invaden Europa.

La idea de entregar la novela en capítulos es proveer una experiencia más interactiva que el libro de papel o que la que podemos conseguir en un e-reader, invitando a los lectores a influenciar el desarrollo de la historia: puedes pagar US$5,99 para convertirte en un “ciudadano” por seis meses o US$9,99 por un año, y entrar cada semana a recibir un capítulo. Los ciudadanos pueden obtenerbadges o insignias por participación, actividad, por crear glosarios y entradas en la enciclopedia interna, entre otros, lo que hace a todo esto algo parecido a una red social.

Todavía no hay muchas cosas disponibles, pero los lectores que ya están inscritos han solicitado una guía de pronunciación de nombres y un sistema de navegación de la novela que sea más fácil. Además, están escribiendo Haikus en los foros.

Esta podría ser la primera “novela electrónica” y será interesante observar cómo se desarrolla el sistema.

ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE GESTORES Y REDES CULTURALES Redes culturales, movilidad y democracia cultural latinoamericana Cali, Colombia 6, 7 y 8 de octubre de 2010 La Red de Gestores Culturales del Valle del Cauca (Colombia), el Ministerio de Cultura de Colombia, la Secretaría Municipal de Cultura y Turismo de Cali, el Fondo Mixto de Promoción para la Cultura y las Artes del Valle del Cauca y Proyecto de Industrias Culturales de Cali, convocan a Gestores y Redes Culturales de Latino e Hispanoamérica a participar del “Encuentro latinoameicano de Gestores y Redes Culturales”, a realizarse en la ciudad de Santiago de Cali (Colombia), los días 6, 7 y 8 de octubre del presente año, en las instalaciones del Centro Cultural de Cali. > Los objetivos de este Encuentro son: Facilitar el encuentro de gestores culturales de diferentes países para reflexionar sobre el fortalecimiento del trabajo de las redes culturales desde la asociatividad, la movilidad, la cooperación, las políticas culturales; avanzar en la construcción de pensamiento latinoamericano sobre la Gestión Cultural como una profesión interdisciplinar reconocida a nivel regional y, visibilizar experiencias de redes culturales que impactan las nuevas realidades sociales propias del contexto latinoamericano. Las inscripciones están abiertas hasta el 25 de septiembre, para ello deberá diligenciar el formato adjunto y enviarlo al email: [email protected]< mailto:[email protected]>. Cupo limitado. Mayor información: http://redgestoresculturalesvalle.com/org Comunicador: Javier Alonso Nieto. Móvil 311 3536037 Proyecto Industrias Culturales Cali Teléfono: ( 57-2 ) 882 2551 880 5815 ext. 104 http://www.industriasculturalescali.com

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enlaces enlaces QUINTA SINFONÍA DE BEETHOVEN EN SALSA. Arreglos de Sverre Indris Joner http://www.youtube.com/watch?v=3_sSnLmJN78&feature=email

KIM, LA VIETNAMITA http://mail.google.com/mail/?hl=es&shva=1#inbox/12ad4d9fc6b0e7a2 RETRATOS IMAGINARIOS: PABLO PICASSO http://redcultura.com/php/Articulos546.htm VISITAR S.O.S PLANETA VERDE http://sosplanetaverde.ning.com/?xg_source=msg_mes_network

UNESCO: INFORME MUNDIAL: INVERTIR EN LA DIVERSIDAD CULTURAL Y EL DIALOGO INTERCULTURAL http://unesdoc.unesco.org/images/0018/001878/187828s.pdf

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INTRODUCCIÓN A “MOMPOX: MUSA MACONDIANA Y MATRIZ DE LIBERTAD”

Por: Ernesto H Jaramillo Silva

Mompox, como las mujeres hermosas que arriban a la madurez adulta, conserva el encanto y la lozanía de sus años mozos en cuanto a su fisonomía arquitectónica y valores culturales, convertidos en cantos de sirena para personajes consagrados como el laureado nobel Gabriel García Márquez quien, sin haber hollado nunca sus callejuelas coloniales, encuentra en ella un oasis de macondiana inspiración aludiéndola, directa o

indirectamente, en varias de las obras de su vasta producción literaria. También, para peregrinos del común quienes aventuran su visita imantados por la brillantez de sus blasones: Ciudad Valerosa y Benemérita de la Patria; Monumento Colonial; Patrimonio de la Humanidad; Mompox, ¡tierra de Dios! La altiva Sultana del Río Grande de la Magdalena, yace abandonada a orillas del exangüe Brazo de Mompox cual caracol encallado en playa ajena. Marginada de políticas y de la acción bienhechora de los gobiernos centrales. Sumida en la indiferencia ante su suerte de parte de muchos de sus hijos. Expósita. A merced del corrupto comportamiento de arribistas del poder quienes medran en su administración y manejo político. Sin mayores pretensiones, es propósito del autor otear el espléndido glorioso pretérito, difuminado en la inocultable realidad del ocaso del presente, buscando sembrar memoria que permita conjurar, entre todos, el aciago futuro que se cierne sobre la histórica ciudad. En los preámbulos conmemorativos del segundo centenario de la Independencia Nacional, todo pareció encaminado a reformar o desconocer, adrede, los hechos históricos ocurridos durante la década independentista del siglo decimonónico, bajo el supuesto de que la Independencia solo se logró con la Batalla de Boyacá. Como desconociendo que, en el Nuevo Reino de Granada, la revolución política de 1810 no hubiera surgido desde la periferia de las provincias hacia Santa Fe, capital del Virreinato.

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Gestada alrededor de los Cabildos y de la decidida participación de los comerciantes criollos que pugnaban por principios democráticos en materia política, imbuidos por ideales de la revolución francesa. Predicaban el derecho a la igualdad y a la libertad absoluta, granjeándose el apoyo decidido de las masas populares. Negros, mestizos y mulatos mordieron el señuelo. Organizados en batallones de pardos decidirían la causa en momentos críticos. Con el auspicio del Banco de la República eminentes historiadores expusieron doctas conferencias en varias capitales departamentales. Entre otras, acerca de las Juntas de Gobierno proclamadas en 1810 en territorio americano, en general, y en el de la Nueva Granada, en particular. En sus disertaciones, ignoraron olímpicamente los hechos del 6 de agosto de 1810 ocurridos en Mompox. Por su parte, el Gobierno Central inició con pie izquierdo un promocionado homenaje al andrajoso Ejército Patriota que con estoicismo espartano transmontó la difícil ruta desde los ardientes llanos de Apure, por los páramos de Pisba, hasta la fría altiplanicie andina, cosechando laureles de triunfo sobre los realistas comandados por Barreiro, el 7 de agosto de 1819 en la batalla de Boyacá. El contingente montado de150 carabineros, destacado para rehacer la histórica ruta, en los primeros días de camino se enlutó por la muerte de uno de los Intendentes y su cabalgadura, víctimas del ataque aleve de algún comando del grupo sedicioso de las FARC. Si de rememorar la Ruta Libertadora se trataba, debió iniciarse desde Calamar (entonces Barranca del Rey) donde Bolívar, permanecía eclipsado, expatriado de Venezuela tras su fracaso de Puerto Cabello, antes de desplazarse a Mompox -fortín patriota libre- que le brindaría todo el apoyo logístico para emprender campaña triunfante hasta Caracas. Resultan sólidos los merecimientos de Mompox, afortunadamente, reconocidos hoy por serios investigadores contemporáneos. Aguantan embates e ingratitud, manteniéndose incólumes en la Historia. Así sean evocados a regañadientes, coyunturalmente, a raíz de efemérides patrias y con motivo de conmemoraciones connotadas como la del Bicentenario de la Independencia. La ingratitud e indiferencia del Gobierno Central y de Organismos del Estado hacia La Valerosa, sugieren ignorancia o, cuando menos, desconocimiento de los gobernantes del haber sido Mompox, la primera ciudad de la Nueva Granada en pregonar el grito fiero, osado y radical de emancipación absoluta de España y de cualesquiera otra dominación extranjera. Primero en tener resonancia en territorio patrio, rompiendo para siempre las cadenas de la dependencia esclavizadora. Buscamos rendir homenaje a Mompox, Ciudad Valerosa y Benemérita de la Patria, con motivo del bicentenario de tan magna efemérides, inscrita con áureos caracteres en los anales de la Historia Nacional. Un modesto tributo de agradecimiento sincero a Mompox y a los momposinos de bien. Por la generosa hospitalidad y aprecio dispensados al autor durante su larga permanencia en la ciudad. Al guía Manuel del Cristo y a El Zafao, anónimos aliados, imprescindibles en el cometido de sembrar memoria para las nuevas generaciones. Necesaria hoy, cuando la corrupción administrativa y la violencia paramilitar campean en la región de Mompox; y, cuando los hechos históricos se diluyen en la bruma del tiempo como simples mitos de una herencia perdida.

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I ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA PARA EL DESARROLLO DE LA REGIÓN

El “I Encuentro Latinoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo de la Región” que se llevará a cabo del 16 al 18 de septiembre es un espacio que articula el discurso académico y empresarial con la realidad social de la región. Este es el resultado de un trabajo que viene desarrollando, desde el 2006, la línea “Ciencia y Tecnología para la Ciudadanía” del grupo de investigación “Filosofía Moral y Política” del Instituto Pensar de la Pontificia Universidad Javeriana

(http://www.javeriana.edu.co/pensar/EncuentroLatinoamericanoCyT/) Mayores informes: Instituto de Estudios Sociales y Culturales PENSAR (Carrera 7 #39-08. Casa Navarro. Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá D.C., Colombia. Teléfono: 571-3208320, extensión 5509 Fax: 571-3208151 Celular: 57-3114513747

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NOTA: El “CLUB DE AMIGOS DE LA DIVERSIDAD CULTURAL” y “VUELTA DE TUERCA” agradecen a Usted sus comentarios, notas y aportes que serán siempre bienvenidos. Solicitamos reenviar a sus amistades. Esperen gratas noticias. Favor enviar sus colaboraciones al E-mail: [email protected]