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LopyHarry

,~dvertencia preliminar: El método de esta introductoria definición de conceptos,de la que no puede prescindirse fácilmente no obstante ser de modo inevitableabstracta y lejana. al parecer, de la realidad, ~10pretende novedad en modo algunoAl contrario, sólo desea formular -teniendo la esperanza de haberlo consegui-do-- en forma más conveniente y correcta (quizá por esa con cierta aparienciapedante), 10 que toda sociología empírica entiende de hecho cuando habla de lasmismas cosas. Esto aun allí donde se empleen expresiones al parecer no habitua-les o nuevas. En relación con mi artículo en Logos (IV, 1913, pp. 253 ss.) laterminología ha sido simplificada en lo hacedero, y modificada muchas veces conel propósito de hacer fácil su comprensión en la mayor medida posible. Desdeluego, la exigencia de una vulgarización absoluta no es siempre compatible con lade una máxima precisión conceptual y ésta debe predominar sobre aquélla. .

Sobre el concepto "comprender" (Verstehen) d. la obra de K. Jaspers: Allgeme-ine Psychopathologie, "Psicopatología general" (tambíén algunas observacionesde. Rickert en la segunda edici6n de Grenzen der naturwissen.schaftlichen Be-griffsbildung, "Límites de la formaci6n conceptual de las ciencias naturales", yparticularmente de Simmel en Probleme der Geschichsphilosophie, "Problemasde filosofía de la historia", corresponden a la cuesti6n). Metodol6gicamenteremito aquí, como se ha hecho con frecuencia, al antecedente de F. Gottl en S'!

obra Die Herrschaft des Warts, "El imperio de la palabra", escrita ciertamentcen un estilo difícil y que quizá no lleva hasta su plenitud el pensamiento en ellaencerrado. Y por lo que respecta al contenido, al bello libro de F. Tonnies,Gemeinschaft und Gesellschaft, "Comunídad y sociedad". Por último, a la equi-vocada obra de R. Stammler: Wirtschaft und Recht ("Economía y Derecho".Trad. esp. Reus) y a su crítica contenída en mí artículo del Archiv für Sozialwis·senschaft (XXIV, 1907), que ofrece en gran medida los fundamentos de lo que"a a ser expuesto. De la metodología de Simmel (en la Sociología [trad. esp. Rev.Occ.) y en Filosofía del dinero) difiero en la separaci6n que llevo a cabo, siempreque ha sido factible, entre "sentido" mentado y "sentido" objetivamente válido.los cuales Simmel no solamente no distingue siempre, sino que con frecuencüpermíte de modo deliberado que se deslicen confundidos.

§ 1. Conc~pto de la sociología y del "significado" en la acción social.Debe entenderse por sociología (en el sentido aquí aceptado de esta palabra,empleada con tan diversos significados): una ciencia que pretende entender,interpretándola, la acción social para de esa manera explicada causalmenteen su desarroIlo y efectos. Por "acción" debe entenderse una conducta hu-mana (bien consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permi-tir) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentidosubjetivo. La "acción social", por tanto, es una acción en donde. el sentidomentado por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orien-tándose por ésta en su desarroIlo.

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WEBER, Max Economía y Sociedad Fondo de Cultura Económica Tomo I (1964) México
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'\. ~.···" .•...•c"'· 1. FUNDAMENTOS METODOLÓCICOS

1 P " tido" entendemos el sentido mentado y subjetivo de los ,s.ujetos de1 . '60r .sb~ d) existente de hecho: a) en un caso hist6ricamente dado, ~)a acCI n, len . d det' d dos'como promedio y de un modo apro~ma o, en una ermma a. masa e cas .b' en b) ~--CQIlStruido en un ,tipo Ideal con actores de este ca~cter. En_mod~~ uno se trata de un sentido "obie~vament~ justo" o de .un sen.tIdo "verd~c.rom~tafísicamente fundado. Aquí r~dlca, preCIsa~ent~ la diferencia enn:e la.-,(:lel1-das emplri'Cas de la acción, la sOCIologJay la hlStona, frente a toda. CIenc~adog-mática, jurisprud~cia,,}6gic:, é~ca,. es~~tica, las cuales pretenden mvestIgar ensus objetos el sentido lusto y válIdo. .

2. Los límites entre una acción <;DI! sentido y un m.odo de co~.du.cta slmJ?I~-mente reactivo (como aquí le denommaremos), no umdo a u~ sentido sub¡et1-vamente mentado, son enteramente elás~icos., Una p~rte muy Impo.rtante de losmodos de conducta de i"nterés para la socIOIDgla,espeCIalmente.~a accI6rrcpu~amen.te tradicional, se halla ..en la frontera entre ambos: Una aC~IOn,~on sentido,~

, decir, comprensible, no se da en muchos casos d~ ~rócesos"pslcoflsl~os, y en otross610 existe para- los, especialistas; los procesos mlsticos, no ~omumcables. adccua·damente por.medio de la palab~, no puede~ s~ comprendidos con plenlwd. porlos que no son accesibles a es~ tipo de expe~enCIas.. Pero tamp~o es necesana I~capacidad de producir $0. ID1Smouna aCCI~nsemejante a la aJena para la POSI-bilidad de su comprensión: "no es necesano ser un César p~ra ,comprepder .aCésar". El poder "revivir" en plen? ~lgo ajeno es impo~nte para ~a CVIdenCI:1de la comprensión, p.~ no es condlcl6n. absoluta para la mterp~etaclón del sc:n-tido. A menudo los elemerItos comprenslbles y los no comprenslbles de un pro-ceso están unidos y mezclados entre sí.. .'"., •.

3. .Toda interpretaci6n, como toda cienCia en ~eneral.~~de a la eyldencI~.La evidencia de la comprensión puC!ie ser de caracter ra~c!gnal (y en~onces" b!en.lógica bien matemática) o de carácter endopá~E': afectiva, receptlVo-artística.En el' dominio de la acci6n es racionalmente evIderIte, ante todo, lo q~e de su"conexión de sentido" se comprende intelectualmente de un m.odo diáfano yexhaustivo. Y hay evidencia erIdopática ~e la acci6n cua~do se r~ve plenamentela "conexi6n de sentimientos" que se viVIÓen ella. RaCIonahnente comprensiblcs-es decir, en este caso: captablc;s en su sentido inte~ectualmente ~~ un ~o??inmediato y unívoco- son ante todo, y. en grado máXimo.l~s conexl~nes SignIfi-cativas, recíprocamente rd~das, contemdas, en las proposIciones 16gtcas y mate-máticas. Comprendemos aSIde un modo umvoco 10 que se .d~ a entender cuandoalguien, perIsando o argumentando, hace us? de la. proposlCI6n 2 X 2 = 4, o delos teoremas pitag6ricos o extrae una conclusl6n 16gtca -:de acuerdo con nues~oshábitos mentales- de un modo "correcto". De igilalrrJanera, cuando algUIen.basándose en los datos ofrecidos por "hechos" d~ la experiencia qu~ nos son "co-nocidos" y en fines dados, deduce para su aCCI6n las consecuenCIas claramenteinferibles (según nuestra experi.encia) acerca de l~ clase. de "medi~s" a emplear.Toda interpretaci6n de una ~ccI6~ co~ arreglo a fin~ onentada raCIOnalmente deesa manera posee -para la mtelIgencla de los medIOS empleados- el grado ~-ximo de evidencia. Con no idéntica evidencia, pero sí suficiente para nuestras exi-gencias de explicaci6n, comprendemos también aquellos "~ores" (inclusi.ve.con-fusiones de problemas) erI los que somos capaces de incumr o de cuyo nacmnentopodríamos tener una experiencia propia. Por el contrario, muchos de los "valores"y "fines" de carácter último que parecen orientar la acci6n de un hombre n? lospodemos comprender a menudo, con plena evidencia, sino ~n s610, en CIertas 1

circunstancias, captados intelectualmente; mas tropezando con dificultades cre-cientes para poder "revividos" por medio de la fantasía endopática a medida enque se alejan más radicalmente de nuestras propias valomciones últimas. Tenemosentonces que contentamos, según el caso, con su interpretaci6n exclusivamenteintelectual o"en determinadas circunstancias -si bien esto puede fallar-. conaceptar aquellos . fines avalores sencillamente como datos para tratar luego dehacemos comprens1ble el desarrollo de la acci6n por ellos motivada por la mejorinterpretación intelectual posible o por ufJ revivir sus puntos de orientación lomás cercano posible. A esta clase pertenecen, por ejemplo, muchas acciones vir-tuosas, religiosas y caritativas, para el insensible a ellas; de igual suerte, muchosfanatismos de racionalismo extremado ("derechos del hombre") para quien abo-rrece de ello. Muchos afectos reales (miedo, cólera, ambici6n, envidia, celos, amor,entusiasmo, orgullo, venganza, piedad, devoci6n y apetencias de toda suerte) y lasrcacciones irracionales (desde el punto de vista de la acci6n racional con arregloa fines) derivadas de ellos podemos "revividos" afectivamente de modo tantomás evidente cuanto más susceptibles seamos de esos mismos afectos; y en todocaso, aunque excedan en absoluto por su intensidad a nuestras posibilidades, po-demos comprenderlos endopáticamente en S:I sentido, y calcular intelectualmentesus efectos sobre la dirección y los medios de la acci6n.

, El método científico cQ1lsistente en la construcci6n de tipos investiga y exP0I).t:todas las conexiones de sentido irracional es, afectivamente condicionadas. delcomportamiento q!.Ie influyen en la acci6n, como "desviaciones" de un desarrollode la misma. "construido" cOmo puram~te racional con arreglo a fines. Por ejem-plo, para la. explicación de un "pánico bursátil" será conveniente fijar primerocómo se desarrollaría la acción fuera de todo influjo de afectos irracional es, paraintroducir después, como "perturbaciones", aquellos componentes irracionales. Deigual modo 'procederíamos en la explicación de una acci6n política o militar: ten-dríamos que. fijar, primero, c6mo se hubiera desarrollado esa acci6n de haberseconocido todas las circunstancias y todas las intenciones de los protagonistas y dehaberse orientado la eleCci6n de los medios -a tenor de los datos de la experien-cia considerados por nosotros como existentes- de un modo rigurosamente ra-cional con arreglo a fines. S610 as! sería posible la imputación de las desviacionesa las irracionalidades que las condicionaron. La construcción de una acci6n rigu-rosamente racional con arreglo a fines sirve en estos casos a la sociologia -enméritos de-suevidente inteligibilidad y, en cu,'lnto racional, de su univocidad-como un tipo ('tipo ideal), mediante el cual comprender la acci6n real, influidapor irracionalidades de toda especie (afectos, errores), como una desviación deldesarrollo e$pei:adode la acci6n racional.

De esta:suertfl. pem.s61o_en virtQ.dd<LestoUundamento.s...de conveniencia JJle-todol6gica, puede decirse que el método de la sociología "comprensiva" es ~'racio-n¡¡lista". F;ste procedimiento no debe•. pues, interpretarse como un prejuicioraclon;¡}ista deJa sociología, sino sólo como un recurso metódico; y mucho me-nOS"por tanto,,_cómo si implicara la creencia de un predominio en la vida de 1()

raciona.!. Pues nada nos dice en 10 más mínimo hasta qué punto erI la realidadlas aCCIonesreales están o no determinadas por consideraciones racionales de fi-nes. (.Nopuede negarse la existencia del peligro de interpretaciones racionalistasen lugares inadecuados. Toda la experierIcia confirma, por desgracia, este aserto.)

4. ~o.s procesos y objetos tifenos al~entido entran en el ámbito de las cienciasde la accl6n como ocasi6n, resultado, estímulo u obstáculo de la acci6n humana.Ser ajeno al sentido no significa "inanimado" o "no humano". Todo artdactouna máquin'a,por ejemplo, se comprende e interpreta, en fin de cuentas, por ei

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sentido que a su producci6~ y empleo le pr~ta (o q~isiera prestar) la acc~6nhumana (con finalidades posiblemente muy diversas); sm el recurso a ese sentidopermanece completamente incomprensible. Lo comprensible es, pues, su refe-rencia a la acción humana, ya como "medio", ya como el "fin" imaginado por elactor o actores y que orienta su :¡cci6n. Sólo mediante ~tas categorías tiene lugaruna comprensi6n de semejantes objetos. ~or el c~ntra:lO, permanecen ajenos alsentido todos los procesos o estados -ammados, mammados, humanos y ~tra-humanos- en que no se mienta un sentido, en tanto que no aparezcan éiJ. laacción en la relación de "medio" o de "fin", y s610 sean, para la misma, ocasi6n,estímulo u obstáculo. La formación del Dollart en el año 1277 tiene (¡quizá!)significaci6n "histórica" como provocadora de ciertos asentamientos de conside·rabie alcance hist6rico. El ritmo de la muerte y el ciclo orgánico de la vida: desdeel desvalimiento del niño al desvalimiento del anciano, tienen naturalmentealcance sociol6gico de primera fuerza por los diversos modos en que la acci6nhumana se ha orientado y orienta por esos hechos. Otra clase de categorías estáconstituida por ciertos conocimientos sobre el desarrollo de algunos fen6menosfísicos o psicofísicos (cansancio, hábito, memoria, etc.; y también, por ejemplo,euforias típicas en determinadas formas de mortificaci6n, diferencias típicas delos modos de reacci6n según ritmo, modo, claridad, etc.) que si se apoyan en laexperiencia no implican comprensi6n. La situaci6n es, sin embargo, la misma quela existente en otros hechos opacos a la comprensión: la "actitud comprensiva"los acepta en igual forma que lo hace cualquier actividad práctica, como "datos"con los cuales hay que contar.

Cabe la posibilidad de que la investigaci6n futura encuentre regularidadesno sujetas a comprensi6n para determinadas conductas con sentido, por escasaque haya sido hasta ahora semejante cosa. Diferencias en la herencia biol6gica(de las "razas") por ejemplo -euando y en la medida en que se aportara laprueba estadística de su influjo en los modos de conducta de alcance sociol6gico;especialmente en la acci6n social por lo que respecta a la manera de estar referidaa su sentido- se aceptarían por la soCiología como datos, ni más ni menos quelos hechos fisiol6gicos del tipo de la necesidad de alimentaci6n o de los efectosde la senectud sobre la acci6n humana. Y el reconocimiento de' su significaci6ncausal para nada alteraría la tarea de la sociología (y de las ciencias de la acci6nen general): comprender, interpretándolas, las acciones orientadas por ~n sentido.No haría sino insertar en determinados puntos de sus conexiones de motivos,comprensibles e interpretables, hechos no comprensibles (así: conexiones típicasde la frecuencia de determinadas finalidades de la acci6n o del grado de su racio-nalidad típica con el índice craneano, el color de la piel o cualesquiera otras cuali·dades fisiol6gicas hereditarias), como ya hoy día ocurre en esa materia.

5. Puede entenderse por comprensi6n: 1, la comprensi6n actual del sentidomentado en una acci6n (inclusive: de una manifestaci6n). Comprendemos, porejemplo, de un modo actual el sentido de la proposici6n 2 X 2 = 4, que oímos oleemos (comprensi6n racional, actual, de pensamientos), o un estallido de c61eramanifestado en gestos faciales, interjecciones y movimientos irracionales (com-prensi6n irracional, actual, de afectos), o la conducta de un leñador o de alguienque pone su mano en el pomo de la puerta para cerrada o que dispara sobre unanimal (comprensi6n racional, actual, de acciones) -pero también: 2, la comoprensi6n explicativa. Comprendemos por sus motivos qué sentido puso en elloquien formu16 o escnbi6la proposici6n 2 X 2 = 4, para qué 10 hizo precisamenteen ese momento y en esa conexi6n, cuando lo vemos ocupado en una operaci6nmercantil, en una demostraci6n científica, en un cálculo técnico o 'en otra acci6n

a cuya cone.xi6n total pertenece aquella proposición por el sentido que vemos\'inculado a ella; es decir, esa proposici6n logra una "conexión de sentido" com-prensible para nosotros (comprensi6n racional por motiv\>s). Comprendemos alleñador o al que apunta con un arma, no sólo de un moao actual, sino por su,motivos cuando sabemos que el primero ejecuta esa acción por ganarse un salarioo para ~ubrir sus necesidades o por diversión (racional) o porque "reaccionó detal modo a una excitación" (irracional), o que el que dispara el arma 10 hace poruna orden de ejecutar a alguien o de defensa contra el enemigo (racional) o bienpor venganza (afectiva y, en este sentido, irracional). Comprendemos, por últi-mo, un acto de c61era por sus motivos cuando sabemos que detrás de él hay celos,vanidad enfermiza u honor lesionado (afectivamente condicionado: comprensi6nirracional por motivos). Todas éstas representan conexiones de sentido compren-sibles, la comprensión de las ,cuales tenemos por una explicación del desarrolloreal de la acción. "Explicar" significa, de esta manera, para la ciencia que se ocu-pa del sentido de la acción, algo así como: captación de la conexión de sentidJen que se incluye una acci6n, ya comprendida de modo actual, a tenor de susentido "subjetivamente mentado". (Sobre la significaci6n causal de este "expli-car" d. nQ 6.) En todos estos casos, también en los procesos afectivos, entende-mos por sentido subjetivo del hecho, incluso de la conexi6n de sentido, el sentido"mentado" (apartándonos del uso habitual, que suele hablar únicamente de "men-tar", en la significación aludida, con respecto a las acciones racionales e intencio-nalmente referidas a fines).

ir( 6. Comprensión' equivale en todos estos casos a: captaci6n interpretativa deltI sentido o conexi6n de sentido: a) mentado realmente en la acción particular (en~,SI la consideraci6n hist6rica); b) mentado en promedio y de modo aproximativo

,~. (en la consideraci6n sociol6gica en masa); c) construido científicamente (por el• método tipol6gico) para la elaboración del tipo ideal de un fenómeno frecuente.t Semejantes construcciones típico-ideales se dan, por ejemplo, en los concep-1\ tos y leyes de la teoría econ6mica pura. Exponen c6mo se desarrol1aría una

forma especial de conducta humana, si lo hiciera con todo rigor con arreglo

1, al fin, sin perturbaci6n alguna de errores y afectos, y de estar orientada de un

modo unívoco por un solo fin (el econ6mico). Pero la acci6n real sólo en casos',', Taros (Bolsa), y eso de manera aproximada, transcurre tal como fue construida

en el tipo ideal (respecto a la finalidad de tales construcciones, cf. Archiv. f.Sozialmiss., XIX, pp. 64 ss., e infra, el nQ 8).

Toda interpretación persigue la evidencia. Pero ninguna interpretación de, .•' sentido, por evidente que sea, puede pretender, en méritos de ese carácter de evi-

1dencía, ser también la interpretación causal válida. En sí no es otra cosa que

• una hip6tesis causal particularmente evidente. a) Con frecuencia "motivos" pre-, textados y "represiones" (es decir, motivos no aceptados) encubren, aun para el

mismo actor, la conexi6n real de la trama de su acci6n, de manera que el pro-pio testimonio subjetivo, aun sincero, sólo tiene un valor rela tivo. En este caso

., la tarea que incumbe a la sociología es averiguar e interpretar esa conexión, aun-que no haya sido elevada a conciencia o, lo que ocurre las más de las veces, nolo haya sido con toda la plenitud con que fue mentada en concreto: un caso lí-mite de la interpretación de sentido. b) Manifestaciones externas de la acción

ii tenidas por nosotros como "iguales" o "semejantes" pueden apoyarse en conexie-tr, nes de sentido muy diversas en el actor o actores; y "comprendemos" también

L":un actuar fuertemente diverso, a menudo de sentido cabalmente opuesto, frente

;, -a situaciones que juzgamos "semejantes" entre sí. (Ejemplos en Simmel: Probl.~.. <1~G=h~h"phil.) <! En ,it""ion~d,d" ,,, homb,~ ~"n "metid" ~ '"

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10 CONCEPTOS SOCIOLÓGICOS FUNDAMENTALES

ac~6n a .la pugna. de impulsos contra.~os, todos ellos "comprensibles". Cuál seal~ l~t~.ddd relativa con que se ~anifiestan en la acci6n las distintas referenciasslgniflcatiyas subyacentes en l~ lucha d~ ~otivos", para nosotros igtuzlmentccomprenslbles, es cosa que, segun la expenencla, no se puede apreciar nunca contoda seguridad y en la mayor .parte de los casos ni siquiera de un modo aproxi-mado. S610 el r~ulta?o ef~vo de la lucha de motivos nos ilustra sobre ello.~omo en to~a hlp6tesls es mdlspensabl~ el ~ontrol de la interpretaci6n compren-siva de sentidos por l?s resultados: la direcCJ6n que manifieste la realidad. S6loen los escasos y espeCJalmente ad~dos e:tsos de la ~périmentacié;,\ psicológiCl~uede lograrse un C<?ntr?lde.preCJs~6n relativa. También por medio de la estadís"~ca! y con extraordinanas dlferenCJas en .la aproximaci6n, en los 'casos (tambiénbmltados) de fen6menos en masa susceptibles de cuantificación y correlación. Enlos demás casos, y corno tarea importante de la sociología comparada sólo quedal~ posibilidad de comparar el mayor número posible de hechos de l~ vida hist6-¡'Ica ~ c?tidi~?a q~e, ,~emejantes .entre sí, s610 difi~n en un punto decisivo: elm~tivo ,u ocasl6n, que preasamente por. su Importancia práctica tratamos

~e mv~tigar. '.A D,J;enudos?lo queda, desgraCJadamente, el medio inseguro delexpenmento Ideal , es deCJr, pensar corno no presentes ciertos elementos cons-

titutivos de la cadena causal y "construir" entonces el curso probable que tendríala acci6n para alcanzar así una imputaci6n causal.

. La llamada "ley de Gresham", por ejemplo, es una interpretación racionalevJd~.te ~e la conducta h~mana ~ determinad~ condiciones y desde el supues-to típlco-Ideal de una aCCJónestrictamente raCIOnal con arreglo a fines. Hastaqué punto la conducta real concuerda con la construcci6n es cosa que sólo puedeenseñamos una experiencia .(expresable, en principio, en alguna forma estadística)que compruebe en las relacIOnes económicas la desaparici6n efectiva de la mone-da de más valor; ello. n~s instruye sobre ~a amplia. v~lidez de la ley. En realidad,la m~rch~ del con~mlento es ésta; primero exIStieron las observaciones de lae~enencla y luego vm~ la f6rmula I~terp~etativa. Sin esta interpretación conse-~Ilda por nosotros hubiera quedado msatisfecha nuestra necesidad causal. Perosm la prueba, por otra parte, de que el desarrollo idealmente' construido de losmod~s de conduc.ta encarna, en alguna m.edida ta~bién. en la reali~ad, una leysemeJante, tan evidente en SI corno se qUiera, hubiera Sido una construcci6n sinvalor alguno para el. conocimiento ~e la acci6n. real. En este ejemplo es conclu-yente la ~n~ordanCJa entre adecuaCJ6n de sentido y prueba empírica, y los casosson lo sufiCJ~ntem~te numerosos para tener la prueba corno suficientementesegura. La hlp6tesls d~ Eduard Mayer sobre la significaci6n causal de las bata-llas de Marat6n .• Salarnma y Platea respecto de la peculiaridad del desarrollo del~ cultura he~émca (y, con el!a, d~ la occidental) -hip6tesis inferida por adecua-CJón de sentido y apoyada mgenlOsamente en hechos sintomáticos (actitud delos oráculos y de los profeta~ helénicos J?3ra con los persas)- s610 puede forta-lecerse con la prueba o~ten~da de los elemp!os de la conducta seguida por lospersas en los casos. de Vlctona (Jerusalé~, EgIpto, Asia Menor) y, por tanto, enmuchos aspectos tiene que permanecer mcompleta. La evidencia racional inter-pretativa de la hiP?tesis tic:ne a~uí q.ue servir forzosamente corno apoyo. En otrosmuchos casos de Imputa~ón hlSt6nca, ~l ~arecer de gran evidencia, ni siquieracabe la prueba del caso CJtado.. Por consigUiente la imputaci6n queda definitiva-mente corno una simple hip6tesis. '

7. Llamamos "motivo" a la conexi6n de sentido que para el actor o el obser-vador aparece corno el "fundamento" con sentido de una conducta. Decimosque una conducta que se desarrolla corno un todo coherente es "adecuada por el

FUNDAMENTOS METODOLÓGICOS 11sentido", en la medida en que afirmamos que la relación entre sus elementosconstituye una "conexi6n de sentido" típica (o, corno solemos decir, "correcta")a tenor de los hábitos mentales y afectivos medios. D~imos por el contrario,que una sucesi6n de hechos es "causalmente adecuada" en la medida en que, se-gún reglas de experiencia, exista ~ta probabil~dad: que siem,pre transcurra deigual manera. (Adecuada por su sentido es, por eJemplo, la solucl6n c0rr.ectade unproblema aritmético, de acuerdo con las nonnas habituales del pensamiento y delcálculo. Es causalmente adecuada -en el ámbito del acontecer estadístico- laprobabilidad existente, de acuerdo con reglas comprobadas de la experiencia, deuna solución "correcta" o "falsa" --desde el punto de vista de nuestras normashabituales- y también de un "error de cálculo" típico o de una confusi6n deproblemas también típica.) La explicación causal significa, pues, esta afirmaci6n;que, de acuerdo con una determinada regla de probabilidad -cualquiera que seael modo de calculada y s610 en casos raros e ideales puede ser según datos men-surables-, a un determinado proceso (interno o externo) observado signe otroproceso determinado (o aparece juntamente con él).

Una interpretación causal correcta de una acción concreta significa: que eldesarrollo externo y el motivo han sido conocidos de un modo certero y al mismotiempo comprendidos con sentido en su conexi6n. Una interpretaci6n causalcorrecta de una acción típica (tipo de acci6n comprensible) significa: que elacaecer considerado típico se ofrece con adecuaci6n de sentido (en algún grado) ypuede también ser comprobado corno causalmente adecuado (en algún grado). Sifa~ta la adecuaci6n de sentido nos encontramos meramente ante una probabilidadestadística no susceptible de comprensión (o comprensible en forma incompleta);y esto aunque conozcamos la regularidad en el desarrollo del hecho (tanto exte-rior como psíquico) con el máximo de precisi6n y sea determinable cuantitativa-mente. Por otra parte, aun la más evidente. adecuaci6n de sentido s610 puedeconsiderarse como una proposici6n causal correcta para el conocimiento socioló-gico en la medida en que se pruebe la existencia de una probabilidad (determina-ble de algnna manera) de que la acci6n concreta tomará de hecho, con determi-nable frecuencia o aproximación (por término medio o en el caso "puro"), laforma que fue considerada como adecuada por el sentido. Tan s610 aquellasregularidades estadísticas qqe corresponden al sentido mentado "comprensible"de una acci6n constituyen tipos de acci6n suscepb'bles de comprensi6n (en lasignificaci6n aquí usada); es decir, son: "leyes socio16gicas". Y constituyen tipossociol6gicos del acontecer real tan s610 aquellas construcciones de una "conductacon sentido comprensible" de las que pueda observarse que suceden en la reali-dad con mayor o menor aproximaci6n. Ahora bien, se está muy lejos de poder afir-mar que paralelamente al grado inferible de la adecuación significativa crezca laprobalililidad efectiva de la frecuencia del desarrollo que le corresponde. S6lo porla experiencia externa puede mostrarse que éste es el caso. Hay estadísticas lomismo de hechos ajenos al sentido (mortalidad, fatiga, rendimientos de máqui-nas, cantidad de lluvia) que de hechos con sentido. Estadística sociológica s6loes, empero, la de los últimos (estadística criminal, de profesiones, de precios, decultivos). (Casos que incluyen ambas, estadísticas de cosechas, por ejemplo, sonnaturalmente frecuentes.) .

8. Procesos y regularidades que, por ser incomprensibles en el sentido aquÍempleado, no pueden ser calificados de hechos o de leyes sociol6gicos, no por esoson menos importantes. Ni tan siquiera para la sociología en el sentido por nos-otros adoptado (que implica la limitación a la "sociología comprensivd', sin quepor ello deba ni pueda obligar a nadie). S610 que pertenecen a un lugar distinto

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-y esto metodol6gicamente es inevitable- del de la acci6n comprensible' al delas "condiciones", "ocasiones", "estímulos" y "obstáculos" de la misma .

9. "Acci6n" como orientaci6n significativamente comprensible de 'Ia propiac~n.ducta, s610 existe para nosotros como conducta de una o varias personas in-dIVIduales.

. Para otros fines de conocimiento puede ser útil o necesario concebir al indiovlduo!,por ei.emp,10'.como una ~soci7,ci~n ~e ,:'células", o como un complejo dereaccIOnes. bIOqUlmlcas, o su vld~. pSlqul~a construida por varios elementos(~e .cualqUler .forma que se les califique). S1I1duda alguna se obtienen así cono-Cimientos :,ahosos .(leyes causales). Pero no nos es posible "comprender" elcomportamiento de esos ~1eI?entos que se expresa en leyes. Ni aun en el caso detratarse de elementos pSlqUlCOS;y tanto menos cuanto más exactamente se les?onciba en.;:l sen~do de las cien?ias naturales; jamás es éste el camino para unamterP.retaclOn de~'lVada del s~!ído mentado. Ahora bien, la captaci6n de laconexI6n de sentido de la acclOn es cabalmente el objeto de la sociología (talc?I?o aquí la entendemos; y ta~bién de la historia). Podemos observar (en prin.C~plO,al menos) el. comportamiento, de. las unidades fisiol6gicas, las células porejemplo, o cualesqUiera elementos pSlqUlCOS,tratar de obtener inferencias de esasobservaciones, formular reglas ("leyes") para esos comportamientos y "explicar"cau~almente c~~ su ayuda p:oceso~ particulares, es decir, incluidos bajo esas leyes.La Inte~retaclOn de la aC~16n,S1l1embargo, s610 se interesa en tales hechos yleyes e~ Igual forma y ~e~lda en que 10.hace respe~to a cualesquiera otros hechos(por eJ~~lo: hechos ~ISICOS,.~stI;0I.I6mlcos,geoI6g¡cos, meteorol6gicos, geográfi-cos, . botámcos, . ~0016glc.os,,~slOloglcos, anat6micos, psicopatol6gicos ajenos alsentido; y condiCIOnes clentlfico-naturales de los hechos técnicos).

Para otros fin~s de conocimient? (p. ej., j.uríd~cos) o por finalidades prácticaspuede ser conveniente y hasta senCIllamente InevItable tratar a determinadas for-macion~ s~ales (estad~, cooperativas, compaiiía an6nima, fundaci6n) como sifu~an mdlV';duos (por e¡emplo, como sujetos de derechos y deberes, o de deter-mInadas aCCIOnesde alcance iurídico). Para la interpretaci6n comprensiva de la

'''sociología, .por el contra~io, esas fo~.aciones no son otra cosa que desarrollos yentrelazamlentos de aC?lones especlflca.s de .personas individqales; ya que tans610 éstas ~uedc;n ser SUjeto~de una accl6n onentada por su sentido. A pesar deesto, la socIOloglano puede Ignorar, aun para sus propios fines, aquella¡ estructuras.conceptuales de naturaleza colectiva que son instrumentos de otras maneras deenfrentarse con la realidad. Pues la interpretaci6n de la acci6n tiene respecto aesos co~ceptos colectivos una. doble relaci6n: a) se ve obligada con frecuenciaa traba¡~r con conceptos semeJantes , (q.ue a. C?enudo ll~n los mismos n~mbres)<:on el fin. d.e lograr u~a termmo~og¡a IntehgIble. Lo mismo el lengIlaje Jurídico9ue ~l cotidiano se refieren, por eJemplo, con el término estado tanto al conceptoJurídiCOcomo a aquellas realidades de la acci6n social frente a las cuales la normajurídica eleva su pret~nsi6n de validez. Para la sociología la realidad "estado" nose co~pone necesanamente de sus e.lementos iurídicos; o, más precisamente,no ~enva de ellos. En todo caso no existe para ella una personalidad colectiva enaCCl6n. Cuando habla del "estado", de la "naci6n", de la "sociedad an6nima"de la ."fan~i1i~",de un "cuerpo militar" o de cualquiera otra formaci6n semejant~·se refiere umcamente al desarrollo, en una forma determinada de la acción social~e unos cuantos individuo~, ?i~ sea real o construida como posible; con 10 cualmtroduce en el. concepto jundlco, q?e. emplea en méritos de su precisi6n y usogeneral, un sentido completamente distinto; b) la interpretaci6n de la acci6n debetomar nota del importante hecho de que aquellos conceptos empleados tanto por

..el lenguaje cotid¡dno como por el de los juristas (y tamb'én ?or el de otros profe.sionales), son representaciones de algo que en p~rte exis;~ y en p~rte se presentacomo un deber ser en la mente de hombres concretos tr no sólo de jueces \burócratas, sino del público en general), la acción de los cuales orientan real-mente; y también debe tomar nota de que esas represe:1;aClones, en cuan to tales,poseen una poderosa, a menudo dominante significación causal en el desarrollode la conducta humana concreta. Sobre todo, como representaciones de algo quedebe ser (y también que no debe ser). (Un estado moderno -<:omo complejo deuna específica actuación humana en común- subsiste en parte muy considerablede esta forma: porque determinados hombres orientan su acci6n por la represen.tación de que aquél debe existir o existir de tal o cual forma; es decir, de queposeen validez ordenaciones con ese carácter de estar jurídicamente orientadas.Sobre esto, cf. infra). Y aunque sería posible, no sin cierta pedantería y proli-jidad, que la terminología de la sociología eliminara estos conceptos del lengua-je usual, que se emplean no sólo para la normatividad jurídica, sino para elacaecer real, sustituyéndolos por palabras de nueva creaci6n, quedaría, al me-nos, excluida esta posibilidad para un hecho tan importante como el que trata·mos. c) El método de la llamada sociología "organicista" (tipo clásico: el inge-nioso libro de Schaffle, Bau und Leben des sozialen Korpers, "Estructura y vidadel cuerpo social") pretende explicar partiendo de un "todo" (p. ej., una econo-mía nacional) el actuar conjunto que significa 10 social; por 10 cual, dentro de esetodo se trata al individuo y su acción análogamente a como la fisiología trata dela situación de un "6rgano" en la economía del organismo (desde el punto de vistade su "conservaci6n"). (Cf. la famosa frase de un fisiólogo: "§ X. El bazo. Delbazo, seiiores, no sabemos nada. ¡Es decir, del bazo propiamente y en cuantotaIl" En realidad la persona en cuesti6n sabía del bazo bastantes cosas: situación,volumen, forma, etc. -tan s610 la "funci6n" le era desconocida y a esta incapa-cidad le llamaba ."~ .saber. nada".) No p~e~~ ser diluci~ado aquí hasta quépunto en otras dlsClphnas tiene que ser defimtiva (necesanamente) esta consi-deraci6n tuncional de las "partes" de un "todo"; de todos modos, es cosa conociddque la ciencia bioquímica y biomecánica no quisiera contentarse fundamental-mente con esa consideraci6n. Para una sociología comprensiva tal modo deexpresarse:· 1) Puede servir para fines de orientaci6n provisional y de ilustraciónpráctica (siendo en esta funci6n altamente útil y necesario, aunque tambiénperjudicial en caso ge una exageración de su valor cognoscitivo y de un falso rea-lismo conceptual). 2) En determinadas circunstancias s610 ella puede ayudamosa destacar aquella acci6n social cuya comprensión interpretativa sea importantepara la explicaci6n de una conexi6n dada. Mas en este punto comien;:a precisa-mente la tarea de la sociología (tal como aquí la entendemos). Respecto a las"formas sociales" (en contraste con l()s "organismos"), nos encontramos cabal·mente, más allá de la simple determinaci6n de sus conexiones y "leyes" funciona-les, en situaci6n de cumplir lo que está permanentemente negado a las cienciasnaturales (en el sentido de la formulaci6n de leyes causales de fenómenos y for-maciones y de la explicaci6n mediante ellas de los procesos particulares): lacomprensión de la conducta de los individuos partlcipes; mientras que, por el con-trario, no podemos "comprender" el comportamiento, p. ej., de las células, sinocaptado funcionalmente, determinándolo con ayuda de las leyes a que está some-tido. Este mayor rendimiento de la explicación interpretativa frente a la observa-dora tiene ciertamente como precio el carácter esencialmente más hipotético yfragmentario de los resultados alcanzados por la interpretaci6n. Pero es precisa-mente 10 específico del conocimiento sociol6gico.

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Hasta qué punto puede semos comprensible po.r su sentido la conducta de losanimales y al contrario -ambas cosas en un sentido altamente impreciso y pro-blemático en su extensión- basta qué punto puede darse, por lo tanto, una socio-logia de las relaciones del hombre con los animales (animales domésticos, ani-males de caza) es un problema que no puede desarrollarse ahora (muchos animales"comprenden" órdenes, cólera, amor e i,nt.enci~nes agresivas; reaccionando anteesas actitudes no sólo de un modo mecanlco smo muchas veces de tal maneraque parece consciente del sentido y orientada por la experiencia). En sí la medidade nuestra sensibilidad ante la conducta de los hombres primitivos no es esencial-mente superior. En la fijación de la situaci6n subjetiva del animal los medios Jnuestra disp05ici6n o no existen o son muy insuficientes; como es sabido, losproblemas de la psicologia animal son tan interesantes como espinosos. Existeny son particularmente conocidaS, sociedades animales de la más varia especie:"familias" mon6gamas y poligamas, rebalios, traíllas y "estados" con división defunciones. (El grado de la diferenciaci6n funcional de estas sociedades animalesno marcha en modo alguno paralelo con el grado de la diferenciación evolutivaorganológica y morfológica alcanzado por las especieS en cuesti6n. Así, la diferen-ciaci6n funcional existente en los termes y, por consiguiente, la de sus artefactos,es mucho mayor que entre las hormigas y las abejas.) Es evidente que aqui lainvestigaci6n tiene que contentarse, aceptándola por 10 menos por el momento<:amo definitiva, con la consideraci6n puramente funcional, es decir, con el des-cubrimiento de las funciones decisivas que tienen los tipos particulares de indivi-duos (rey, reinas, obreros. soldados, zánganos, reproductores, reinas sustitutas) enla conserVaci6n de la sociedad animal, o sea en la alimentaci6n, defensa, propa-gación y renovación de esas sociedades. Todo 10 que excedió de esa consideraciónfueron por mucho tiempo puras especulaciónes o investigaciones sobre la respec-tiva medida en que herencia y medio participan en la formación de esas "disposi-ciones" sociales. (As1, particularmente, las controversias entre Weisman y GOtte,en las que el primero fundamentó su "omnipotencia de la fuerza del medio" conmuchas deducciones erlraempiricas.) Sin embarga, el acuerdo es completo entrelos investigadores rigurosos respecto al carácter forzoso, por el momento de laaludida limitaci6n al conocimiento funcional, esperándose no obstante q~e estosea provisional (cf. para el estado actual de las investigaciones sobre los termesla publicaci6n de Escherich, 1909). Ahora bien, seria de desear no selamente elhacerse cargo del "valor para la conservación" de las funciones de cada uno deaquellos tipos diferenciados -cosa relativamente fácil- y el explicar aquelladiferenciación, tanto si no se admite el supuesto de la herencia de las capacidadesadquiridas, como si, al contrario, se le admite (y en este caso, cualquiera que seael modo de interpretar ese supuesto), sino también el poder saber: 1) qué es 10que decide el comienzo de la diferenciación en individuos originariamente neu-trales o indiferenciados, y 2) qué es lo que ocasiona que el individuo diferenciadose conduzca (en el promedio) en la forma que de hecho es útil al interés de con-servaci6n del grupo diferenciado. Siempre que se ha adelantado algo en esta di-recci6n ha sido por la demostraci6n experimental (o sospecha) de la existenciade excitaciones qu1micas o situaciones fisio16gicas (procesos digestivos, castraci6nparasitaria, etc.) en los individuos en cuesti6n. Hasta qué punto subsiste la espe-ranza problemática de mostrar como veros1mil, por medios experimentales, la~tencia de una orientaci6n "p~co16gica" y :'c~n sentido", es cosa que ni losmlSDlos ~ertos p.ueden hoy deCIr. Una d~cnpClón ~?ntrolable de la psique deestos animales SOCIales.sobre la base de.la 'comprenslOn" de sentido, no pareceque se pueda lograr, ni aun como meta Ideal, sino dentro de muy estrechos lími-

teso En todo caso, no puede esperarse de ahi la inteligencia de la acci6n socialhumana, sino .más bien al revés: se trabaja y debe trabajarse allí con analoglashumanas. Quizá podamos esperar que esas analoglas nos sean alguna vez útilesen la resolución del siguiente problema: cómo apreciar en lel estadio primitivo dela diferenciación social humana la relación entre el campo de la diferenciaci6npuramente mecánico-instintiva y lo que es producto de la acción individual consentido y lo que posteriormente ha sido creado de un modo consciente. La socio-logia comprensiva debe tener en cuenta con toda claridad que también para elhombre, en .los estadi~s primitivos, pre?omi?an los primeros componentes y queen los estadIOSpostenores de su evolUCIónsIguen éstos cooperando siempre (y aveces de un modo decisivo). Toda acción tradicional (§ 2) Y anchas zonas de lacarismática (cap. w) en su calidad de núcleos del "contagio" psíquico y porta-dores, por tanto, de "estímulos de desarrollo" sociológicos, están muy pr6ximas, yC? ~daciones insensibles, de aq~e]]os procesos qu~ s610 pueden ser captadosblO16gtcamente r que no son exphca.bles por sus motivos, DI comprensibles, sinomuy fra~entaríamente, por su sentido: Pero todo esto no libera a la sociologíacomprensIVa de la tarea que le es propIa y que s610 ella puede cumplir aunquetenga conciencia de los estrechos limites en que se encuentra encerrada.'

. Los distintos trabajos de Otbmar Spann -con frecuencia ricos de pensa-mIentos aceptables al lado d.e.ClJuivocaciones, sin duda ocasionales, y sobre todode a~mentos apoyados en JUICIOSde valor que no pertenecen a la investigaciónempinca- a~ertan sin duda, al. subraya~ la significación, por nadie negada, delcarácter prevIO de la problemática funCIonal (lo llamado por él método "uni-versalista") para toda sociologla. Ciertamente necesitamos saber primero cuáles la importancia de una acci6n desde el punto de vista funcional para la "conser-va~6n" (y tamb!én ~ntes que ~da para la peculiarida.d cultural) y desenvolvi-mIento en una dUecCJón detenmnada de un tipo de aCCl6nsocial, antes de poderpreguntamos de qué manera se origina aquella acci6n y cuáles son sus motivos.Precisa que sepamos qué servicios presta un "rey", un "funcionario", y un "em-presario", un "rufián", un "mago"; o sea qué acci6n típica (aquello por lo quese le inc:Iuye en una de esas categorías) es importante para el análisis y mereceser conSIderada antes de que podamos comenzar el análisis propiamente dicho("referencia al valor" en el sentido de H. Ricltert). Mas s610 este análisis nosproporciona lo que la comprensión sociológica de la acci6n de los individuos típi-camente diferenciados (y sólo de la acci6n humana) puede y debe ofrecemos. Entodo caso deben eliminarse tanto el enorme equívoco implicado al pensar que unmétodo individ~ta significa una valoraci~n individualista (en cualquier sentí-rW) como la oplDlón de que una construcCl6n coru:eptual de carácter inevitable-mente (en términos relativos) racionalista significa una creencia en el predominiode los motivos racionales o simplemente una valoración positíva del. "racionalis-mo". ~am~i.én una econ~m1a s~~lista. tend.rla que ser comprendida por la acción~ los mdmdu08 -los tipos de funclOnanos" que en ella existan- o sea conIgual car:ícter "individualista" que caracteriza la comprensión de los' fenómenosde cambIO con ayuda del método de la utilidad marginal (o cualquiera otro aná-!ogo en este sentido, de considerado mejor). Porque también en ese caso laIDves?gaci6n emp1rico-socio16gica comienza con esta pregunta: ¿qué motivos de·ternu~on y determinan a los funcionarios y miembros de esa "comunidad" aconducme de tal modo que ella pudo surgir y subsiste? Toda construcción con-ceptua~ funcional (partiendo de un "todo") s610 cumple una tarea previa a la~Uténtica problemática; lo cual no significa que no se considere indiscutible su uti-dad y su carácter indispensable, cuando se lleva a cabo del modo adecuado.

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16 CONCEPTOS SOCIOLÓGICOS FUNDAMENTALES

10. Las "leyes" como se acostumbra a llamar a muchas proposicrones de lasociología compren;iva -p~r ejemplo, la "ley" de ~resham-, son determin~dasprobabilidades típicas, conhrmadas por la observación, de q':1e, dadas. determlI~a-das situaciones de hecho, transcurran en la forma esperada ciertas accIOnes socia-les que son camprensibl~~ por sus motivos típicos y p~r el sentido típico mentadopor los sujetos de la acclOn. Y son claras y co~~renslbles, en. su más alto gra?O,cuando el motivo subyacente en el desarrollo bplco de la acción (o que ha sidopuesto como fundamen~o del tipo ideal construi~o metódica.ment~) es p,uramen~eracional con arreglo a fines y, por tanto, la relación de medio a fin, segun ensenala experiencia, es ?nívo~a (es decir, los medios son "ineludibles"). En es.te casoes admisible la afirmaCión de que cuando se ha actuado de un modo ngurosa-mente racional, así y no de otra manera ha debido de actuarse (porque por razo-nes "técnicas", los participes, en servicio de sus fines --claramente dados-, sólopodían disponer de estos medios y no de otro alguno). Precisamente este casomuestra 10 equivocado que es suponer a una psicología cualquiera como funda-mento último de la sociología comprensiva. Cada quien entiende hoy porpsico-logía cosa distinta. Razones de método justifidm cumplidamente, para una di-rección científico-naturalista, la separación entre 10 "psíquico" y 10 "físico", cosacompletamente extraña, en este s~ti~o, a .las d~sciplinas ,q':1e se ocu~an d~ laacción. Los resultados de una CienCia pSlcológ¡ca que Unlcamente Investigue10 psíquico en el sentido de la metódica de las c~encias naturales y con los me-dios propios de esas ciencias y no ~e preocupe de Interpretar la co.n~ucta h1;1manapor su sentido --con lo Cllal tendnamos ya algo completamente distinto-- intere-san a'la sociología, cualquiera que sea la metodología particular de esa psicología,como pueden interesarle los de cualquiera otra ciencia, y en casos concretos puedenalcanzar a menudo una eminente significación. Pero no existe en este caso unarelación más estrecha que la que guarda con otras ciencias. El error está en esteconcepto de lo "psíquico": todo 10 que no es "físico" es psíquico. Sin embargo,el sentido de un cálculo aritmético, que alguien mienta, no es cosa "psíquica". Lareflexión racional de un hombre sobre si para el logro de determinados interesesestá exigida o no una cierta acción, en mérito de las consec':1encias que de ellase esperen, y la decisión que deriva del ~~ultado de es~ refl~.Xlón,~?n. cosas. c~comprensión en modo alguno nos f~clhtan las conSideraCIOnes pSlcoló~cas.Ahora bien, sobre tales supuestos raCIOnales construye cabalmente la SOCIOlogía(incluida la economía) la mayoría de sus "leyes". Por el contrario, la psicología.comprensiva puede prestar sin duda alguna decisivos servicios a la explicación so-ciológica de ros aspectos irracionales de la acción. Pero esto para nada altera la.situación metodológica fundamental.

11. La sociología construye conceptos-tipo --como con frecuencia se da porsupuesto como evidente por sí mismo-- y se afana por encontrar reglas generales.del acaecer. Esto en contraposición a la historia, que se esfuerza por alcanzarel análisis e imputación causales de la.s personalidades, estructu~as y accionesindividuales consideradas culturalmente Importantes. La construCCIón conceptualde la sociología encuentra su material paradigmátic? muy e;;encialmente, ~ungueno de modo exclusivo, en las realidades de la acción conSideradas también Im-portantes desde el punto de vista de la historia. Construye también sus concep-tos y busca sus leyes con el propósito, ante todo, de si pueden prestar al~únservicio para la imputación causal histórica de los fenó~~os culturalm~te.lm-portantes. Como en toda ciencia generalizadora, es condiCión de la pecuhandadde sus abstracciones el que sus conceptos tengan que ser relativamente vados fr~.te a la realidad concreta de lo histórico. Lo que puede ofrecer como contrapartida

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es la univocidad acrecentada de sus conceptos. Esta acrecentada univocidad sealcanza en virtud de la posibilidad de un óptimo en la adecuación de sentido, talcomo es perseguido por la conceptuación sociológica. :\ su vez, esta adecuaciónpuede alcanzarse en su forma más plena --de lo que hemos tratado sobre todohasta ahora- mediante conceptos y reglas racionales (racionales con arreglo avalores o arreglo afines). Sin embargo, la sociología busca talIlbién aprehendermediante conceptos teóricos y adecuados por su sentido fenómenos irracionales(místicos, proféticos, pneumáticos, afectivos). En todos los casos, racionales comoirracionales, se distancia de la realidad, sirviendo para el conocimiento de éstaen la medida en que, mediante la indicación del grado de aproximación de un fe-nómeno histórico a uno o varios de esos conceptos, quedan tales fenómenosordenados conceptualmente. El mismo fenómeno histórico puede ser ordenadopor uno de sus elementos, por ejemplo, como "feudal", como "patrimonial" porotro, como "burocrático" por alguno más todavía, por otro como "carismático".~ara que .fon estas palabras se exprese algo univoco la sociología debe formar, porsu parte" tipos puros (ideales) de esas estructuras, que muestren en sí la unidadmás consecuente. de una adecuación de sentido 10 más plena posible; siendo poreso mismo tan poco frecuente quizá en la realidad -en la forma pura absoluta-mente ideal del tipo-- como una reacción física calculada sobre el supuesto deun espacio absolutamente vacío. Ahora bien, la casuística sociológica sólo puedeconstruirse a partir de estos tipos puros (ideales). Empero, es de suyo evidenteque la sociología emplea también tipos..promedio, del género de los tipos empírico-estadísticos; una construcción que no requiere aquí mayores aclaraciones meto-dológicas. En caso de duda 'debe entengerse"sin embargo, sienlpre que se hablede casos "típicos", que nos referimos al tipo ideal, el cual puede ser, por su parte,tanto racional como irracional, aunque las más de las veces sea racional (en lateoría económica, siempre) y en todo caso se construya con adecuaciól1__desentido ..

Debe quedar completamente en claro que en el dominio de la sociología sólose pueden construir "promedios" y "tipos-promedio" con alguna univocidad,cuando se trate de diferencias de grado entre acciones cualitativamente semeian-tes por su sentido. Esto es indudable. En la mayor parte de los casos, sin embar-go, la acción de importancia histórica o sociológica está influida por motivoscualitativamente heterogéneos, entre los cuales no puede obtenerse un "prome-dio" propiamente dicho. Aquellas _construcciones.típillci.cl.eales de la acción so-cial, c0!Jlc>l~'p!.ef.eridas por la teoría económica, son "extrañas a la realidad" enel sentido en que --como en ~l caso aludido-- se preguntan sin excepción:1) cómo se .procedería en el ca$Oideal de una pura racionalidad económica conarreglo a fines, con el propósito de poder comprender la acción codeterminadapor obstáculos tradicionales, errores, afectos, propósitos y consideraciones de ca-rá.cler no económico, en la medida en que también estuvo determinada en el casoconcreto por una consideración racional de fines o suele estar10 en el promedio; ytambién 2) con el propósito de facilitar el conocimiento de sus motivos realespor medio de la distancia existente entre la construcción ideal y el desarrolloreal. De un modo completamente análogo tendría que proceder la construccióntípico-ideal de una consecuente actitud acósmica frente a la vida (por ejemplo,frente a la política y a la economía) místicamente condicionada. Cuanto conmás precisión y univocidad se construyan estos tipos ideales y sean más extrañosen este sentido, al mundo, su utilidad será también mayor tanto terminológica,~lasificatoria, como heurísticamente. En realidad, no procede de otra forma laImputación causal concreta que hace la historia de determinados acontecimientos:

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por ejemplo, quien quiera e.xplicarse el desarrollo de la batalla de 1866 tiene queaveriguar (idealmente), lo mismo respecto de Moltke que de Benedek, cómo hu-bieran. p~ocedido cada uno de ellos, ~on. abs~luta racionalidad, en el casa de unconOCimiento cabal tanto de su propia situación como del enemigo, para compa-rado con la que fue su actuación real y explicar luego causalmente la distanciaentre ambas conductas (sea por causa de información falsa, errores de hecho,equivocaciones, temperamento personal o consideraciones no estratégicas). Tam-bién aquí se aplica una (latente) construcción racional típico-idea1.

Los conceptos constructivos de la sociología son típico-ideales no sólo externa,sino también internamente. La acción real sucede en la mayor parte de los casoscon oscura semiconsciencia o plena inconsciencia de su "sentido mentado". Elagente más bien "siente" de un modo indeterminado que "sabe" o tiene claraidea; actúa en la mayor parte de los casos por instinto o costumbre. Sólo ocasio-nalmente -y en una masa de acciones análogas únicamente en algunos indivi-duos- se eleva a conciencia un sentido (sea racional o irracional) de la ac-ción. Una acción con sentido efectivamente tal, es decir, clara y con absolutaconciencia es, en la realidad, un caso límite. Toda' consideración histórica o socio-lógica tiene que tener en cuenta este hecho en sus análisis de la realidad. Peroesto no debe impedir que la sociología construya sus conceptos mediante unaclasificación de los posibles "sentidos mentados" y como si la acción real trans-curriera orientada conscientemente según sentido. Siempre tiene que tener encuenta y esforzarse por precisar el modo y medida de la distancia existente frentea la realidad, cuando se trate del conocimiento de ésta en su concreción. Muchasveces se está metodológicamente ante la elección entre términos oscuros y térmi-nos claros, pero éstos irreales y "típico-ideales". En este caso deben preferirsecientíficamente los últimos. (Cf. sobre todo esto, Atch. f. So%ialwiss., XIX, lococit. [cf. supra, 1, 6].)

1. La acción social (incluyendo tolerancia u omisión) se oqenta por las accio-n.es de:...otros, las cuales pueden ser pasadas, presentes o esperadas como futuras(venganza por previos ataques, réplica a ataques presentes, medid¡.s de defensafrente a ataques futuros). Los "otros" pueden ser individualizados y conocidoso una pluralidad de individuos indeterminados y completamente desconocidos (el"dinero", por ejemplo, significa un bien -de cambio-- que el agente admite en "\el tráfico porque su acción está orientada por la expectativa de que otros muchos,ahora indeterminados y desconocidos, estarán dispuestos a aceptado también,por su parte, en un cambio futuro).

2. No toda clase de acción -incluso de acción extema~ es "social" e.ll elsentidQ..JlqQíadmitido. Por lo pronto no lo es la acción exterior cuando sólo seqpenta por la expectativa de determinadas reacciones de objetos materiales. Lac.Qnducta íntima es acción social sólo cuando está orientada por las acciones deotros. No lo es, por ejemplo, la conducta religiosa cuando no es más que con-templación, oración solitari~, etc. La actividad económica (de un individuo)únicamente lo es en la medida en que tiene en cuenta la actividad de terceros.Desde un punto de vista formal }'.DlUY ~nml: cuando toma en cuenta el respetopor terceros de su propio poder efectivo de disposición sobre bienes económicos.J)esde.l!~a perspectiva material: cuando, por ejemplo, en el "consumo" entra la.consideración de las futuras necesidades de terceros, orientando por ellas de esa

suerte su propio "ahorro". O cuando en la "producción" pone como fundamentode su orientación las necesidades futuras de terceros, etcétera.

3. No toda clase de contacto entre los hombres tiene carácter socia]; sino sólouna acción con sentido propio dirigida a la acción de otJ¡os. Un choque de dosciclistas, por ejemplo, es un simple suceso de igual carácter que un fenómeno na-tural. En cambio, aparecería ya una acción social en el intento de evitar el encuen-tro o bien en la riña o consideraciones amistosas subsiguientes al encontronazo.

'4. La acción social no es idéntica a) ni a .una acción homogénea de muchos,b) ni a la acción de alguien influido por conductas de otros. a) Cuando en lacalle al comienzo de una lluvia, una cantidad de individuos abre al mismo tiemposus paraguas (normalmente), la acción de cada uno no está orientada por laacción de los demás, sino que la acción de todos, de un-.modo homogéneo, estáimpelida por la necesidad de defenderse de la mojadura. b) Es un hecho cono-cido que los individuos se dejan influir fuertemente en su acción por el simplehecho de estar incluidos en una "masa" especialmente limitada (objeto de las in-vestigaciones de la "psicología de las masas", a la manera de los estudios de LeBon); se trata, pues, de una acción condicionada por la masa. Este mismo tipode acción puede darse también en un individuo por influjo de una masa dispersa(por el intermedio de la prensa, por ejemplo), percibido por ese individuo comoproveniente de la acción de muchas personas. Algunas formas de reacción se fa-cilitan, mientras que otras se dificultan, por el simple hecho de que un individuose "sienta" formando parte de una masa. De tal suerte que un determinado acon-tecimiento o una conducta humana pueden provocar determinados estados deánimo -alegría, furor, entusiasmo, desesperación y pasiones de toda índole- queílq ~e dañan en el individuo aislado (o no tan fácilmente); sin que exista, sinembargo (en muchos casos por lo menos), una relación significativa entre la con-ducta del individuo y el hecho de su participación en una situación de masa. Eldesarrollo de una acción semejante, determinada o codeterminada por el simplehecho de una situación de masa, pero sin que exista con respecto a ella una rela-

-.deS,. significativa, no se puede considerar como social con el significado que. -hemos expuesto. Por lo demás, es la distinción, naturalmente, en extremo fluida.Pues no solamente en el caso de los demagogos, por ejemplo, sino también en elpúblico puede existir, en grado diverso, una relación de sentido respecto al hechode la "masa". Tampoco puede considerarse como una "acción social" específicael hecho de la imitaci6n de una conducta ajena (sobre cuya importancia ha lla-mado justamente la atención G. Tarde) cuando es puramente reactiva, y no seda una orientación con sentido de la propia acción por la ajena. El límite, em-pero, es tan fluido que apenas es posible una distinción. El simple hecho, sinembargo, de que alguien acepte para sí una actitud determinada, aprendida enotros y que parece conveniente para sus fines, no es una acción social en nuestrosentido. Pues en este caso no orientó su acción por la acci6n de otros, sino quepor la obserwlci6n se dio cuenta de ciertas probabilidades objetivas, dirigiendo porel1al su conducta. Su acción, por tanto, fue determinada causalmente por la deotros, pero no por el sentido en aquélla contenido. Cuando, al contrario, se imitauna conducta ajena porque está de "moda" o porque vale como "distinguida" en~nto estamental, tradicional, ejemplar o por cualesquiera otros motivos seme-!a~tes, entonces sí tenemos la relación de sentido, bien respecto de la persona~tada, de terceros ~ ~e am~os. Naturalmente, entre ambos tipos se dan tran-slC1ones.Ambos condlclonamlentos, por la masa y por la imitación, son fluidos,representando casos límites de la acción social, como los que encontraremos confrecuencia por ejemplo, en la acción tradicional (§ 2). El fundamento de la flui·

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dez de esos casos, como el de otros ~arios,. estriba en que la orientación por lac~mducta ajena y el se?tido d.e la ~ropla acción .en mo~o alguno se puede precisarsiempre con toda clandad, m es siempre consClente, ni mucho menos conscientecon toda plenitud. Por esta razón no siempre pueden separarse con toda seguri-dad el mero "influjo" y la "orientación con .sentido". Pero sí pueden separarse,en c~mbi?, concc:Ptua~mente; aunqu.e es evidente que la imitación puramentereactiva tiene soclOlóglcamente el mismo alcance que la "acción social" propia-mente dicha. La sociología en modo alguno tiene que ver solamente con la ac-ción social; sin embargo, ésta constituye (para la clase de sociología aquí desarro-llada) el dato central, aquel que para ella, por decirlo así, es constitutivo. Conesto nada se afirma, sin embargo, respecto de la importancia de este dato porcomparación con los demás.

§ 2. La acci6n social, como toda acci6n, puede ser: 1) racional con arre-glo a fines: determinada por expectativas en el comportamiento tanto deobj.etos del ~~ndo .e:'teri~~ c~.mo ~e ~tros hombres, y u.tilizando esas expec-tativas como condlClOnes o mediOS para ellbgro de fmes propios racional-mente sopesados y perseguidos. 2) racional con arreglo a valores: determinadapor la creencia consciente en el valor -ético, estético, religioso o de cual-quiera otra forma como se le interprete- propio y absoluto de una determi-nada conducta, sin r~laci6n alguna con el resultado, o sea puramente en~éritos de ese valor. 3) !!lectiva, especialmente emotiva,_ determinada porafectos. y estados sentimentales actuales, y 4) tradicional: determinada por unacostumbre arraigada. . .

1. La acción estrictamente tradicional -en igual forma que la imitación pu-ramente reactiva (ver SUprcl)- está por completo en la frontera, y más allá, mu-chas.v.eces,...de..lo.que ..puede .llamarse.en.pleno ..una ..accl6n con sentido. Pues :lmenud? no. ~ más que u~a oscu~ reacción a estímulos habituales, que se deslizaen la dlTecClonde una actitud arraigada. La masa de todas las acciones cotidianashabituales, se aproxima a este tipo, el cual se incluye en la sistemática no s61~en cuanto ca~o limite si?o porque la vincula~i6n a lo acostuzllbrado puede man-t~erse cons~lente en diversos grados y sentidos; en cuy.o caso se iproxima estetipo al del numero 2. .ake-bill'" .

2. !.a conducta estrictamente activa está, de igual modo, no s610 en la frO!l-tera, smo más allá muchas veces de lo que es la acci6n consciente con sentido;puede ser una reacci6n sin trabas a un estímulo extraordinario, fuera de lo coti-diano. Implica una sublimaci6n cuando la acci6n emotivamente condicionadaaparece como descarga consciente de un estado sentimental; en este caso se en-cuentra las más de las veces (no siempre) en el camino hacia la "racionalizaciónaxiol6gica" o hacia la acci6n con arreglo a fines o hacia ambas cosas a la vez.

3. La acci6n afectiva y la raciQRalcon arreglo a valores se distinguen entres~'por la elaboración c.onsciente en la segun.!ia de los prop6sitos últimos deJa ·~c.-c~on y por el planeamlento, consecuente a su tenor, de la misma. Por otra parte,tienen de común el que el sentido de la acci6n no se pone en el resultado, en loque está ya fuera de ella, sino en la acci6n misma en su peculiaridad. Actúaafectivamente quien satisface su necesidad actual de venganza, de goce o de en-trega, de beatitud contemplativa o de dar rienda suelta a sus pasiones del mo-mento (sean toscas o sublimes en su género).

Actúa estrictamente de un modo racional con arreglo a valores quien, sin con-

sideración a las consecuencias previsibles, obra en servlclO de sus conVICCIOnessobre lo que el deber, la dignidad, la belleza, la sapiencia religiosa, la piedad o latrascendencia de una "causa", cualquiera que sea su gérlero, parecen ordenarle.Una acción racional con arreglo a valores es siempre (en el sentido de nuestraterminología) .u.n~ acció? según "mandatos" o de acuerdo con "exigencias" queel actor cree dmg¡.dos ~ el (y frente a los cuales el actor se cree obligado). Habla-remos de una raCIOnalidad con.arreglo a valores tan s610 en la medida en que laacción humana se oriente por esas exigencias -lo que no ocurre sino en una frac-ción mayor o menor, y bastante modesta las más de las veces. Como habrá demostrarse luego, alcanza una sig¡lÍficación bastante para destacarla como un tipoparticular, aunque, por lo demás, no se pretenda dar aquí una clasificación a"o-tadora de los tipos de acción. o

~. Actúa racional~en~e c~n arreglo a fines quien oriente su acción por el fin,medIOs y consecuenCIas Implicadas en ella y para lo cual sopese racionalmentelos medios con los fines, los fines con las consecuencias implicadas V los diferen-tes fines posibles entre sí; en todo caso, pues, quien no actúe ni áfectivamen te(~otivamente, e? particu~ar) ni con arregl? a la tradición. Por su parte, la de-CISIón.entre los cj¡stintos fines y consecuencias concurrentes y en conflicto puedescr racional con arreglo a valores; en cuyo caso la acción es racional con arre"lo.á fines sólo en los medios. O bien el actor, sin orientación racional al"una porvalores en forma de "mandatos" o "exigencias", puede aceptar esos fin~ concu-rrentes y .en conflicto en su simple calidad de deseos subjetivos en una escalade urgencIas consecuentemente establecida, orientando por ella su acción de talmanera que, en lo posible, queden satisfechos en el orden de esa escala (p~incipiode la utilidad margi?al). La o.rientac;ión racional con arreglo a valores puede,

. pues, estar en relaCIón muy dIversa con respecto a la racional con arre"lo afines. Desde la perspectiva ~e esta última, la primera es siempre irracional,~cen-t?ándose tal caracter a medida que el valor que la mueve se eleve a la significa-.cl6n de absoluto, porque la reflexión sobre las consecuencias de la acción es tantomenor cuanto mayor sea la atención concedida al valor propio del acto en su ca-Jácter absoluto. Absoluta racionalidad en la acción con arreglo a fines es sin~rnbargo, un caso límite, de carácter esencialmente constructivo. '

5. Muy raras veces la acci6n, especialmente la social, está exclusivamente orien-tada .por uno u otro de estos tipos. Tampoco estas formas de orientación puedenc?nslderarse en modo alguno como una clasificaci6n exhaustiva, sino como purostipos conceptual~, construidos pa.ra fines de la investigación sociol6gica, respectoa los cuales la accIón real se aproXIma más o menos o, lo que es más frecuente decuya mezcla se compone. Sólo los resultados que con ellos se obtengan pu;dendamos la medida de su conveniencia.

. § 3. Por "relaci6n" social debe entenderse una conducta plural -de va-no~ que,. por el sentido que encierra, se presenta como recíprocamenterefend4, onen~ándose por esa reciprocidad. La relaci6n social consiste, pues,plena y exclUSIvamente, en la probabilidad de que se actuará socialmente enuna forma (con sentido) indicable; siendo indiferente por ahora aquelloen que la probabilidad descansa. "

1. Un. mínimo de recíproca bilateralidad en la acción es, por lo tanto, una...ca!"cterlsnca conceptual: El co.ntenido puede ser el más diverso: conflicto, ene-mlSt2d, amor sexual, armstad, pIedad, cambio en el mercado, "cumplimiento, "in-

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_. _, ~",~tencia" econ6mica, er6tica o de_ __ •.."aU -nacfonal, estamental o de clase (en estos últimos casos

Si se-producen "acciones sociales" más allá de la mera situación común, de locual se hablará más tarde). El concepto, pues, nada dice sobre si entre los actoresexiste "solidaridad" o precisamente lo contrario.

2. Siempre se trata de un sentido empírico y mentado por los partícipes -seaen una acción concreta o en un promedio o en el tipo "puro'" construido-- ynunca de un sentido normativamente "justo" o metafísicamente "verdadero". Larelación social consiste sola y exclusivamente -aunque se ('.lte de "formacionessociales" como "estado", "iglesia", "eorporaci6n", "matrimonio", etc.- en laprobabilidad de que una forma determinada de conducta social, de carácter recí-proco por su sentido, haya existido, exista o pueda existir. Cosa que debe tenersesiempre en cuenta para evitar la $lJSiancializaci6n de estos conceptos. Un "estado"deja, pues, de existir sociol6gicamente en cuanto desaparece la probabilidad deque ocurran determinadas acciones sociales con sentido. Esta probabilidad lo mis-mo puede ser muy grande que reducida casi hasta 'el límite. En el mismo sentidoy medida en que subsistió o subsiste de hecho esa probabilidad (según estimaci6n),subsistió o subsiste la relación social en cuesti6n. No cabe unir un sentido másclaro a la afirmación de que un determinado "estado" todavía existe o ha dejadode existir.

3. No decimos en modo alguno que en un caso concréto los partícipes en laacci6n mutuamente referida pongan el mismo sentido en esa acción, o que adop-ten en su intimidad la actitud de la otra parte, es decir, que exista "reciprocidad"en el sentido. Lo que en uno es "amistad", "amor", "piedad", "fidelidad con-tractual", "sentimiento de la comunidad nacional", puede encontrarse en el otrocon actitudes 1::ompletamente diferentes. Entonces unen los partícipes a su con-ducta un sentido diverso: la relaci6n social es así, por ambos lados, objetivamente"unilateral". Empero no deja de estar referida en la medida en que el actor presu-pone una determinada actitud de su contrario frente a él (erróneamente quizá, entodo o en parte) y en esa expectativa orienta su conducta, lo cual basta para quepueda haber consecuencias, como las hay las más de las veces" relativas al desarrü-lIo de la acci6n y a la forma de la relación. Naturalmente, s610 es objetivamentebilateral cuando el sentido de la acci6n se corresponde -según las expectativasmedias de cada uno de los partícipes- en ambos; por ejemplo, la actitud de! hijocon respecto a la actitud del padre tiene lugar aproximadamente como el padre(en e! caso concreto, por término medio o típicamente) espera. Una acción apo-yada en actitudes que signifiquen una correspondencia de sentido plena y sin re-siduos es en la realidad un caso límite. Sin embargo, la ausencia de reciprocidadsólo excluye, en nuestra terminología, la existencia de una relaci6n cuando tengaestas consecuencias: que falte de hecho la referencia mutua de las dos acciones.En la realidad, la regla es, como siempre, que existan toda suerte de situacionesintermedias.

4. Una relación social puede tener un carácter enteramente transitorio o bienimplicar permanencia, es decir, que exista en este caso la probabilidad de larepetición continuada de una conducta con el sentido de que se trate (es decir.la tenida como tal y, en consecuencia, esperada). La existencia de relaciones socia-les consiste tan s6lo en la presencia de esta "chance" -la mayor o menor pro-babilidad de que tenga lugar una acci6n de un sentido determinado y nadamás-, lo que debe tenerse siempre en cuenta para evitar ideas falsas. Que una"amistad" o un "estado" existiera o exista, significa pura y exclusivamente: nos-otros (observadores) juzgamos que existió o existe una probabilidad de que, sobre

uso, COSTUMBRE

la base de una cierta ~ctitud de ~ombres determinados, se actúe de cierta mar.con arrC&loa un sentido determrnable en su térrnino medio, y nada más que ecabe decir (cf. n .. 2. a E). La alternativa inevitable en/la consideraci6n jurídde que un determinado precepto ;~rídíco tenga o no validez {en sentido juri.co).'.de q~e se.dé o no una determinada relación íurídica, no rige en la consióraClOnSOCiológica.

S. El :'conteni?o de sen?do:' de una relaci6n social puede variar; por ejempltuna relación política de solIdandad puede transformarse en una colisión de intereses. En est~ ca.so es un mero problema de conveniencia terminológica o degrad~ de contrnuI(I~d. en la tra~sforrnaci6n decir que se ha creado una "nueva"relaCión o que continua la antenor con un "nuevo sentido". También ese conteni-do puede ser en parte permanente, en parte variable.

6. El sentido que co~stitu!,e d,~ un m?do permanente una relación puede serform.ulado en forma d~ . máXImas cuya Incorporación aproximada o en términomedio pueden l?s partiCIpes esperar de. la otra.u otras partes y a su vez orientarpor ellas (aprOXImadamente o por términO medIO) su propia acción. Lo cual ocu-rre tanto ~ás cuanto may?r sea el carácte~ racional -<:on arreglo a valores o cona~eglo a fme~- de la aCCl6~.. I;:n las relaCIOneseróticas o afectivas en general (depiedad, por eJemplo). la pOSIbIlIdadde una formulación racional de su sentido esmucho menor, por ejemplo, que en una relación contractual de negocios

7. El sen~do. ~e una relación social puede ser pactado por declaración recí-proca. Esto SIgnIfica que los que en ella participan hacen una promesa respectoa. su conducta fu~ra (sea de uno a otro o en otra forma). Cada uno de los artí-Cl.pC;S-en la .medlda en que procede racionalmente-- cuenta normalmente ~ condIStinta segundad) con <;lueel otr~ ori~tará su acción por el sentido de la pro-~esa tal como él lo. entiende. AsI, onentará su acción en parte -con raciona-lIdad con arregl? a fines (con mayor o menor lealtad al sentido de la promesa)-~ ~ dexpectativa y, en parte -con racionalidad con arreglo a valores- en el

e . e. atenerse por su lado a la promesa según el sentido que uso en ellCon lo dlc~o tenemos bastante por ahora. Por lo demás, cf. §§ 9 /13. a.

~' 4. Se pueden observar .en la ac~ón social regularidades de hecho; esdecIr, el desarrollo ~e una aCCIón repetIda por los mismos agentes o extendidaa mu~hos (en ocasIOnes se dan los dos casos a la vez), cuyo sentido mentado: t11~ment~ó homogéneo: !--a sociología se OCupa de estos tipos del desarro-.0gule a ac~ ~' en OpOSICIóna la historia, interesada en las conexiones

SID a~es, m s Importantes para la imputación causal esto es más car adasde ~estino. Por uso debe entenderse la probabilidad d; una regularidad ~ J~n h~ct~, cuan~z ~ ednl~ I?edida que esa probabilidad, dentro de un dr~uJ~

m res, es a a UnIcamente por el ejercicio de hecho El uso debellamarse costumbre cuando el ejercicio de llecho descansa en 'un arrai o d~def(~. Por el contrario, debe decirse que ese uso está dete . d g u-$ztuací6n de . t (" d" rmma o por unad' In er~es con IClonado por el interés") cuando en 1e~d:1~"echueJa exlsien~~~~pírica ~e su probabilidad' descanse Yúnica~e~~glo a ti o e que OS.ID Iv!d~os onenten racionalmente su acción con arre-

nes por expectatIvas SImIlares.

1. En el uso se incluye la moda La d ..existe cuando (al contrario '1 mo a, por contrapOSICIóna la costumbre,

conducta en cuesti6n es el p2~~0e~e~~~:~~~~) a~~iZ:h~s~e ;~6:ic;:;:d:~a d:o~~

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vención, puesto que como ésta (las, m~s de las veces) brota de los intereses deprestigio de un estamento. Nada ~~s dIremos sobre ella en este momento.

2. Por oposición a la convenClon y al derecho, la costumbre aparece comouna norma no garantizada exteriormente y a la que de hecho se atiene el actor"voluntariamente", ya sea "sin reflexión alguna" ~ P?r "como~idad", ya por otro.sfundamentos cualesquiera, y cuyo probable cumplImIento en vutud de tales. moti-vos puede esperar de otros ho~brc:s p~~tenecient~ al ,mis?1? círculo. La costum-bre en este sentido, carece de valIdez; por nadIe está exIgIdo que se la tenga encu;nta. Naturalmente, el tránsito a la convención válida y al derecho es absolu-tamente fluido. Por doquier, 10 que de hecho se viene ha~iendo ~s padre de 10que luego pretende validez. Es costumbre hoy un determmado tipo de desayu-no; pero jamás es obligatorio (except.o para los huéspedes ~e un hote!) y nosiempre fue costumbre. Por el contrano, los modos en el vestir, aunque nacIeroncomo "costumbre", son hoy, en gran medida, no sólo costumbre sino convención.Sobre uso y costumbre pueden todavía leerse con provecho los párrafos a ellosdedicados en el libro de Ihering: Zweck im Recht, "El fin en el derecho", tomo n.Cf. P. Oertrnann, Rechtsordnung und Verkehrssittee, 1914, y. más recienteE. Weigelin, Sitte, Recht und Moral, 1919 (los cuales coinciden conmigo frente aStammler).

3. Numerosas regularidades muy visibles en e! desarrollo de la acción social,especialmente (aunque no sólo) de la acción' económica, en modo alguno des-cansan en una orientación por cualesquiera normas consideradas como válidas opor la costumbre, sino sólo en esto: en que el modo de actuar de los participes,corresponde por naturaleza en su término medio y de la mejor manera posible asus intereses normales subjetivamente apreciados, orientando su acción precisa-mente por esa opinión y conocimientos subjetivos; así, por ejemplo, las regulari-dades de la formación de precios en el mercado. Los intereses en el mercadoorientan su acción ---que es "medio"- por determinados intereses económicospropios, típicos y subjetivos ---que representan el "fin"- y por determinadasexpectativas típicas, que la previsible conducta de los demás permite abrigar -las

. cuales aparecen como "condiciones" de la realización de! "fin" perseguido. Enla medida en que proceden con TTUtyorrigor en su actuación racional con arregloa fines, son más análogas sus reacciones en la situación dada; surgiendo de estaforma homogeneidades, regularidades y continuidades en la actitud y en la acción,muchas veces mucho más estables que las que se dan cuando la conducta estáorientada por determinados deberes y normas tenidos de hecho por "obligatorios"en un círculo de hombres. Este fenómeno: e! que una orientación por la situa-ción de intereses escuetos, tanto propios como ajenos, produzca efectos análogosa los que se piensa obtener coactivamente -muchas veces sin tesultado-- poruna ordenación normativa, atrajo mucho la atención, sobre todo en el dominiode la economía; es más, fue precisamente una de las fuentes del nacimiento de laciencia económica. Sin embargo, tiene validez para todos los dominios de la ac-ción de un modo análogo. Constituye en su carácter consciente e internamentelibre la antítesis de toda suerte de vinculación íntima propia de la sumisión auna mera costumbre arraigada; como, por otra parte, de toda entrega a determi-nadas normas en méritos del valor que se cree encarnan. Un elemento esencialde la racionalización de la conducta es la sustitución de la íntima sumisión a lacostumbre, por decirlo así hecha carne, por la adaptación planeada a una situa-ció? objetiv.a de interese~. Este proceso no agota, ciertamente, el concepto de laraclOnal.lzacl?n de la accló~. Pues l?ued~ su~eder que ocurra, de modo positivo,en la duecclón de la conscIente raclOnahzaC1ónde valores, pero, de modo nega-

tivo, a costa no s610 de la costumbre, sino, además, de la aCClOnafectiva; y,todavía más, que, apareciendo como puramente racional con arreglo a fines, losea a costa de lo que daría un acción racional con arreglo a valores. De estaequivocidad del concepto de racionali:::aciónde la acción nos ocuparemos con ciertafrecuencia.

4. La estabilidad de la (mera) costumbre se apoya esencialmente en el hechode que quien no orienta por ella su conducta obra "impropiamentc": es decir,debe aceptar de antemano incomodidades e inconveniencias, mayores o menores,durante todo el tiempo en el cual la mayoría de los que le rodean cuenten conla subsistencia de la costumbre y dirijan por ella su conducta.

La estabilidad de una situación de intereses descansa, análogamente, en e!hecho de que quien no orienta su conducta por los intereses ajenos -"no cuenta"con ellos- proVoca su resistencia o acarrea consecuencias no queridas ni pre-vistas por él; y, en consecuencia, corre el peligro de perjudicar sus propios interescs.

§ 5. La acción, en especial la social y también singulannente la relaciónsocial, pueden orientarse, por el lado de sus partícipes, en la representaciónde la existencia de un orden legítimo. La probabilidad de que esto ocurra dehecho se llama "validez" del orden en cuestión.

l. "Validez" de un orden significa para nosotros algo más que una regularidaden el desarrollo de la acciól1' social simplemente determinada por la costumbre opor una situación de intereses. Cuando las sociedades dedicadas al transporte demuebles mantienen regularmente determinadas cláusulas relativas al tiempo de lamudanza, estas regularidades están detemlinadas por la situación de intereses.Cuando un buhonero visita a sus clientes de un modo regular en determinadosdías del mes o de la semana, esto se debe a una costumbre arraigada, o a unasituación de intereses (rotación de su zona comercial). Empero, cuando un fun-cionario acude todos los~días a su oficina a la misma hora, tal ocurre no sólo porcausa de una costumbre arraigada, ni sólo por causa de una situaci6n de intereses---que a voluntad pudiera o no aceptar-, sino también (por regla general) por la"validez" de un ,orden. (:~glanll~nto de servicio), como mandato cuya transgresi6nn~ sólo acarrean~,perJUlclos~ smo que (normalm.ente). se rechaza por el "senti-ml~to del deber del propIO funclOnano (efectivo, sm embargo, en muy variamedIda).

2. Al "contenido de sentido" de una relación social le llamamos: a) "orden"cuando la acción se orienta (por término medio o aproximadamente) por "máxi-mas" que pueden ser señaladas. Y sólo hablaremos, b) de una "validez" de esteorden ;uando la. 0~e~ta7i6n de he~ho por aquellas máximas tiene lugar porqueen algu? .grado'slgnlfica~vo (es de~lr, en un grado que pese prácticamente) apa-recen vahdas para la accI6n, es decIr, como obligatorias o como modelos de con-d.ucta. De hech~ la orienta~ión de la acción por un orden tiene lugar en los partí-Clp~ por muy dIversos motivos. Pero la circunstancia de que, al lado de los otrosmoo,:os, por lo menos para una parte de los actores aparezca ese orden como obli-gatono o co~o model~, o sea, como algo que debe ser, acrecienta la probabilidadde 9ue la accIón se onente por él yeso en un grado considerable. Un orden sos-tenIdo sólo por motivos racionales de fin es, en general, mucho más frágil que otroque provenga de una orientación hacia él mantenida únicamente por la fuerza de lacostumbre, por e! arraigo de una conducta; la cual es con mucho la forma másfrecuente de la actitud íntima. Pero todavía es mucho más frágil comparado con

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aquel orden que aparezca con el prestigio de ser obligatorio y modelo, es decir,con el prestigio de la legitimidad. El tránsito de la orientación por un orden, ins-pirada en motivos racionales de fines o simplemente tradicionales a la creencia ensu legitimidad es, naturalmente, en la realidad, completamente fluido.

3. No sólo puede estar orientada la acción en la validez de un orden por "cum-plimiento" de su sentido (como por término me~io se le entiende); también enel caso en que ese sentido sea eludido o transgredldo puede actuar la probabilidadde su subsistente validez (como norma obligatoria) en extensión mayor o menor.Por lo pronto, de un modo puramente racional con arreglo a fines. El ladrónorienta su acción por la validez de la ley penal por cuanto la oculta. Que el ordenes "válido" para un círculo de hombres se manifiesta en el hecho de tener queocultar su transgresión. Pero prescindiendo de este caso límite, muy frecuente-mente se limita la transgresión del orden a contravenciones parciales más o menosnumerosas; o se pretende, con mayor o menor grado de buena fe, presentarlacomo legítima. O existen de hecho unas junto a _otras distintas concepciones delsentido del orden, siendo en ese caso para la soci<>logíatodas igualmente válidasen la extensión en que determinan la conducta real. Para la sociología no presentaninguna dificultad el reconocimiento de que distintos órdenes contradictorios entresí puedan "valer" unos al lado de otros dentro de un mismo círculo de hombres.Es más, d mismo individuo puede orientar su conducta en diversos órdenes con-tradictorios; y no sólo de un modo sucesivo, cosa de todos los días, sino aun enuna misma acción. Quien se bate en duelo orienta su conducta por el códigodel honor, pero, tanto si oculta esta acción como si se presenta ante los tribunales,orienta la misma conducta por el código penal. Cuando la elusión o la transgre-sión del sentido (como por término medio es entendido) de un orden se convierteen regla, entonces la validez de ese orden es muy limitada o ha dejado de subsis-tir en definitiva. Entre la validez y la no validez de un orden no hay para la socio-logía, como existe, en raz6n de sus fines, para la jurisprudencia, una alternativaabsoluta. Existen más bien transiciones fluidas entre ambos casos y pueden valer-como se ha indicado-- uno al lado de otro órdenes contradictorios, en la am-plitud en que alcance la probabilidad efectiva de una orientaci6nreal de la con-ducta por dIos. •

Los conocedores recordarán el papel importante que el concepto de orden des-empeña en el pr610go del antes citado libro de R. Stammler, escrito"por supuesto-como todos los suyos- con brillantez, pero profundamente equivocado y con-fundiendo los problemas de un modo funesto. (CE. la crítica contenida en micitado artículo, escrito, por cierto, en forma lamentablemente dura, en el disgustoque me produjo la confusión aludida.) No solamente no distingue Stammler entrela validez normativa y la empírica, sino que desconoce además que la acción socialno se orienta únicamente por los "órdenes"; sobre todo, convierte de modo 16gica-mente erróneo el "orden" en una "forma" de la acción social y le asigna un papelcon respecto al "contenido" semejante al que tiene en la teoría del conocimiento(prescindiendo, además, de otros errores). Quien ante todo actúa económicamen-te, por ejemplo, de hecho orienta su acción (cap. Il) por la representación de laescasez de determinados medios de que puede disponerse para la satisfacciÓll delas necesidades en relación con la representaci6n del conjunto de esas necesidadesy de las acciones previsibles presentes y futuras de terceros que tienen en cuenta opiensan en los mismos medios; pero, además, se orienta en la elecci6n de sus me·didas econ6micas por aquellas ordenaciones que, como leyes o convenciones, sabevigentes, es decir, de las que conoce dañan lugar a una reacci6n de terceros encaso de transgresi6n. Esta senci1la situaci6n empírica ha sido confundida por

Stammler en la forma más desdichada; afirmando, en particular, que es concep-tualmente imposible una relación causal entre el orden y la acción concreta. Ciertoque entre la validez normativa, dogmático-jurídica de tm orden y el hecho con-creto no hay; en efecto, ninguna relación causal; tan sólo caben estas cuestiones:¿está captado jurídicamente el hecho en cuestión por el orden vigente (rectamenteinterpretado )?, ¿debe valer (normativamente) para él? Yen caso afirmativo, ¿quées lo que se quiere decir al declarar que para él debe valer normativa mente? Em-pero, entre la probabilidad de que una conducta se oriente por la representaciól1de la validez de un orden, entendido por término medio de una cierta manera, vla acci6n económica, existe evidentemente (en su caso) una relación causal, en elsentido plenamente corriente de esta palabra. Para la sociología "la" validez deun orden "está" únicamente en aquella probabilidad de orientarse por esta repre-sentación.

§ 6. La legitimidad de un orden puede estar garantizada:1. De manera puramente íntima; y en este caso:

1) puramente afectiva: por entrega sentimental;2) racional con arreglo a valores: por la creencia en su validez abso-

luta, en cuanto expresión de valores supremos generadores d~debe~ (morales, estéticos o de cualquier otra suerte);

3) religiosa: por la creencia de que de su observancia depende laexistencia de un bien de salvación.

n. También (o solamente) por la expectativa de determinadas conse-cuencias externas; o sea, por una situación de intereses; pero por ex-pectativas de un determinado género. _

Un oMen debe llamarse:a) ConYmCÍÓn: cuando su valid~ está garantizada externamente por la

probabilidad de que, dentro de un determinado círculo d~ hombres,una conducta discordante habrá de tropezar con una (relativa) repo-bacWn general y prácticamente sensible.

b) Derecho: ~ndo ~ garan~do. ex~emamente por la probabilidadde la coacClón (física o psiqwca) ejercida por un cuadro de individuosinstituidos con la misión de obligar a la observancia de ese orden o decastigar su transgresión.

Sobre convención, cf. además de Ihering, op. cit., y Weigelin, op. cit., F.Tonnics, Die Sitte (1909J.

1.. Convenci6n debe llamarse a la "costumbre" que, dentro de un círculo de-hombres, s~ considera como válida y 9~e está garantizada por la reprobación de IJconducta dIScordante. En contraposIción al derecho (en el sentido en que usa-mos esta ,pa,Iabra) falta el cuadro de personas especialmente dedicado a imponers';1 cumphmlento. Cuando Stammler pretende distinguir el derecho de la conven-.clón por el carácter enteramente "libre" de la sumisión en esta última deja de-estar de acu~do ~on el uso corriente del lenguaje y ni siquiera es exacto ~ el casod~ sus propios eJemplos. La observancia de la "convenci6n" (en el sentido co-mente ,de.la palabra) -por eje~plo: del saludo en uso, del vestido convenientc,de los !Imites de forma y contenido en d trato humano- se exige muy seriamente'

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al individuo como obligación o modelo y en modo alguno --como en la simple"costumbre" de preparar de cierta manera un plato culinario-- se le deja a sulibre elección. Una falta contra la convención (costumbre estamental) se sancionacon frecuencia con mucha más fuerza que la que pudiera alcanzar cualquier for-ma de coacción juridica, por medio de las consecuencias eficaces y sensibles delboicot declarado por los demás miembros del propio estamento. Lo que faltaúnicamente es el cuerpo de personas especialmente destinado a mantener su cum-plimiento (juez, fiscales, funcionarios administrativos, etc.). Sin embargo, latransición es fluida. El caso límite de la garantía convencional de un orden, ya entránsito hacia la garantía jurídica, se encuentra en la aplicación del boycot formal-mente orgcmizado y proclamado (en su amenaza). Esto, en nuestra terminología,sería ya un medio de coacción jurídica. No nos interesa aquí el que la convenciónpueda estar protegida por otros medios además del de la simple reprobación (em-pleo por ejemplo, de derecho doméstico en caso de una conducta lesiva de laconvención). Lo decisivo es que aun en esos casos· es el individuo el que emple-alos medios represivos (a menudo drásticos) y en méritos precisamente de la repro-bación convencional, pero no un cuerpo de personas encargado de esa función.

2. Para nosotros lo decisivo en el concepto del "derecho" (que para otros finespuede delimitarse de manera completamente diferente) es la existencia de uncuadro coactivo. tste, naturalmente, en modo alguno tiene que ser análogo al quehoy en día nos es habitual. Especialmente, no es ni mucho menos necesaria h·existencia de una instancia "judicial". El clan mismo puede representar ese cuadrocoactivo (en los casos de venganza de la sangre y de luchas internas), cuando ri-gen de hecho, para las formas de sus reacciones, ordenaciones de cualquier índole.Cierto que este caso está en el punto límite de lo que' todavía puede calificarsede "compulsión jurídica". Como es sabido, al "derecho internacional" se le hailisputado renovadamente su calidad de "derecho", por carecer de un poder coac-tivo supraestatal. Desde luego, según la terminología aquí aceptada (como conve-niente) no puede en realidad designarse como derecho a un orden que sólo esté.••garantizado por la expectativa de la reprobación y de las represalias de los lesiona·dos -es decir, convencionalmente y por la situación de intereses.- y que carezcade un cuadro de personas especialmente destinado a imponer su cumplimiento.Para la terminología jurídica puede muy bien ocurrir lo contrario. ~os medioscoactivos no hacen al caso. Aun la "admonición fraternal" --corriente en muchas'sectas como el medio más suave de coacción frente a los pecadores- se incluyeen ellos siempre que esté ordenada por una norma y se ejecute por un cuadro depersonas dispuesto con ese fin. De igual manera, la reprensión del censor, porejemplo, como medio de garantizar el cumplimiento de normas "mo,rales" de con-.ducta. Asimismo la coacción psíquica como auténtico medio disciplinario de laIglesia. Existe, naturalmente, "derecho" lo mismo cuando está garantizado políti-camente que cuando lo está en forma hierocrática; y asimismo cuando esa garantía.se encuentra en los estatutos de una asociación, en la autoridad del patriarca o en'uniones o comunidades de compañeros. De igual manera encajan en el concepto:aquí admitido y valen como "derecho" las reglas de un "Komment". '" El casodel § 888, p. 2 del RZPO -Ley de Procedimientos Civiles- (derecho inejecuta.-bles) cae de lleno evidentemente en nuestro concepto. Las "leyes imperfectas"y las "obligaciones naturales" son formas del lenguaje jurídico que manifiestan,·de modo indirecto, límites y condiciones en la aplicación de la coacción jurídica.Una norma del trato humano estatuida con fuerza obligatoria es por eso derecho

(§§ 157,2-+2 BGB.) Cf. sobre el concepto de las "buenas costumbres" (merecc-doras de aprobación y en cuanto tales sancionadas por el derecho), Max Rümehnen Schwiib. Heimatgabe für Th. Hiiring., 1918.

3. No todo orden válido tiene necesariamente un ca~ácter abstracto y general.El "precepto jurídico" válido y la "decisión jurídica" de un caso concreto noestuvieron en modo alguno tan separados entre sí como hoyes el caso norma1.Un orden puede aparecer también como orden únicamente de una situación con-creta. El detalle de todo esto pertenece a la sociología jurídica. Cuando no sediga otra cosa nos atendremos, por razones de conveniencia, a las concepcionesmodernas sobre las relaciones entre precepto jurídico y decisión jurídica.

4. Órdenes garantizados de un modo "externo" pueden l"tarlo además "inter-namente". La sociología no tiene problema alguno respecto a las relacIOnes entrederechos, convención y "ética". La norma moral se impone a la conducta hu-mana por una determinada creenci~ en ~'alores, pretendiendo aquella con~uctael predicado de "moralmente buena , de Igual ~~nera que pretend~ el predicadode lo "bello" la que se mide por patrones estetícos. En este sentido, represen-taciones normativas de carácter ético pueden influir muy profundamente la con-ducta y carecer, sin embargo, d~. toda garantía extern~. ~sto últilJ.!o ocurrecon frecuencia cuando su transgreslOn roza en escasa medida mtereses aJenos. Porotra parte, están garantizadas a menudo en forma religiosa. '! tamb!én pue.deaencontrarse garantizadas de manera co~~encional (en el senh?o. ac¡Ul admitido)-mediante reprobación de su transgreslOn y boycot- y aun }UndICamente, me-diante determinadas reacciones de tipo penal o policiaco, o por ciertas consecuen-cias civiles. Toda moral con "validez" efectiva -en el sentido de la sociología-suele estar garantizada ampliamente en forma convencional, o sea por la probabi-lidad de una reprobación de la transgresión. Por otra parte, no todos los órdenesgarantizados convencional o jurídicamente pretend~n (o por lo men?s:, ~o nece-sariamente) el carácter de normas morales; en conJunto, las normas )undlcas -amenudo puramente racionales con a:reglo a fines- lJ.!?cho men~s que las conven-cionales. Respecto a si una determmada representaclOn normativa, dentro de uncírculo de hombres, pertenece o no al dominio "moral" (en tal caso "simple"convención o "puro" derecho), es cosa que la sociología sólo puede decidir conarreglo a aquel concepto de lo "moral" que haya valido o valga en el círculo d::hombres en cuestión. Por eso no caben afirmaciones de carácter más generalsobre este problema.

§ 7. Los que actúan socialmente pueden atribuir validez legítima a unorden determinado.

a) en méritos de la tradición: validez de lo que siempre existió;b) en virtud de una creencia ctfectiva (emotiva especialmente): validez

de lo nuevo revelado o de lo ejemplar;e) en virtud de una creencia racional con arreglo a valores: vigencia de

lo que se tiene como absolutamente valioso;d) en méritos de lo estatuido positivamente, en cuya legalidad se cree.

Esta legalidad puede valer como legítimaa) en virtud de un pacto de los interesados,~) en virtud del "otorgamiento" -Oktroyierullg- por una autori-

dad considerada como legítima y del sometimiento correspon-diente.

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Todo detalle sobre estas cuestiones (a reserva de definir con mayor precisiónalgunos conceptos en 10 que sigue) pertenec~ a la. sociología del poder y a la so-ciología jurídica. Aquí sólo caben estas consideracIOnes:

1. La validez de un orden en méritos del carácter sagrado de la tradición esla forma más universal y primitiva. El temor a determinados perjuicios mágicosfortaleció la traba psíquica para toda variación en las formas habituales e invete-radas de la conducta; y los varios intereses, que suelen estar vinculados al mante-nimiento de la sumisión al orden vigente, cooperan en la dirección de su conser·vación. Sobre esto, véase cap. III.

2. Primitivamente, creaciones conscientes de un orden nuevo fueron debidasa oráculos proféticos o, por lo menos, se presentaron como revelaciones consagra-das proféticamente y tenidas, por tanto, como santas: esto ocurre hasta con losestatutos de los aisymnetas helénicos. El sometimiento dependió entonces de lacreencia en la legitimidad de los profetas. En las épocas dominadas por un rigu-roso tradicionalismo, la formación de órdenes "nuevos", es decir, que se consi-deran como tales, sólo era posible, de no ocurrir pod¡¡ revelación aludida, mediantela consideración de que en realidad habían sido válidos desde siempre pero nobien conocidos, o que habiendo estado oscurecidos por algún tiempo venían aser redescubiertos en ese momento.

3. El tipo más puro de una validez racional con arreglo a valores está repre-sentado por el derecho natural. Cualquiera que haya sido su limitación frente asus pretensiones ideales, no puede negarse, sin embargo, el influjo efectivo y noinsigr¡ificante de sus preceptos lógicamente deducidos sobre la conducta; preceptosque hay que separar tanto de los revelados como de los estatuidos o de los deri-vados del derecho tradicional.

4. La forma de legitimidad hoy más corriente es la creencia en la legalidad:la obediencia a preceptos jurídicos positivos estatuidos según el procedimientousual y farmalmente correctos. La contraposición entre ordenaciones pactadas y"otorgadas" es sólo relativa. Pues cuando una ordenación pactada no descansaen un acuerdo por unanimidad -como con frecuencia se requería en la Antigüe.dad para que existiera legitimidad auténtica-, sino más bien en la sumisión dehecho, dentro de un círculo de hombres, de personas cuya voluntad es emperodiscordante de la de la mayoría -caso muy frecuente-, tenemos en realidaduna ordenación otorgada -impuesta- respecto de esas minorías. Peir lo demás,es también frecuente el caso de minorías poderosas, sin escrúpulos, y sabiendo adónde van, que imponen un orden, que vale luego como legítimo para los queal comienzo se opusieron a él. Cuando las votaciones están legalmente recono-cidas como medio para la creación o variación de un orden, es muy frecuente quela voluntad minoritaria alcance la mayoría formal y que la mayoría-·se le allane; elcarácter mayoritario es sólo una apariencia. La creencia en la legalidad de las orde-naciones pactadas llega a tiempos bastante remotos y se encuentra con frecuenciaentre los pueblos primitivos; casi siempre, sin embargo, completada por la auto-ridad de los oráculos.

5. La disposición a avenirse con las ordenaciones "otorgadas", sea por unapersona o por varias, supone siempre que predominan ideas de legitimidad y -enla medida en que no sean decisivos el simple temor o motivos de cálculo egoísta-la creencia en la autoridad legítima, en uno u otro sentido de quien impone eseorden; de lo que se trataIá luego en particular (§§ 13·16 Y cap. m).

6. En todo caso,. siempre que no se trate de disposiciones completamentenuevas, es regla general que la adhesión a un orden esté determinada, además de

por situaciones de intereses de toda especie, por una mezcla ?e vinculación a latradición y de ideas de legitimidad. En muchos casos el SUjeto cuya cond~ctamuestra esa adhesión no es, naturalmente, consciente en modo alg~no ~e S.Isetrata de una costumbre, de una convención o de un dereocho. La soclOlogla tieneentonces que descubrir la clase típica de la validez en cuestión.

§ 8. Debe entenderse que una relación social es de lucha cuando la a~ciónse orienta por el propósito de imponer la propia voluntad contra la re~lsten-cia de la otra u otras partes. Se denominan "pacificas" aquellos medIOs delucha en donde no hay una violencia física efect!v.a..,La lucha "pacifica", ~Iá-mase "competencia" cuando se trata de la adqulslclOn formalmente I?aclflcade un poder de dispo~ción propio sobre pro~abilidades desead~s también porotros. Hay competencia regulada en la medida en que esté Orientada, en s~sfines y medios, por un orden determinado. A la luc~a (latente). por la eXIs-tencia que, sin intenciones dirigidas contra otros, tiene lugar, sm e~~argo,tanto entre individuos corno entre tipos de los mismos, por las probabilidadesexistentes de vida y de supervivencia, la denom.il!aremos "s~lección": la. ~uales "selección social" cuando se trata de probabilidades de Vida de los viVIen-tes, o "selección biológica" cuando se trata de las probabilidades de super-vivencia del tipo hereditario ...

1. Entre las formas de lucha existen las más diversas transiciones sin soluciónde continuidad: desde aquella sangrienta, dirigida a la aniquilación de la vida delcontrario y desligada de toda regla, hasta el combate entre caballeros "conveu-cionalmente" regulado (la invitación del heraldo antes de.la batalla de Fontenoy:Messieurs les Ang14is, tirez les preTniers) y la pugna deportiva con sus reg~as;des.dela competencia no sometida a regla alguna, por ejemplo, la competencia eróticapor los favores de una dama" pasando por la competencia económica regulada porel mercado, hasta llegar a la ~pe~cia estrictamente ordenad~ como la ~~cao 1;l "lucha electoral". La delimitaCión conceptual de la lucha Violenta se Justificapor la peculiaridad de sus medios normales y p~r las consecuencias s?Ciológicasparticulares que, por esa razón, acarrea su presenCIa (ver cap. II y postenormente).

2. Toda lucha y competencia típicas y en masa llevan a la larga, no obstantelas posibles intervenciones de la fortuna y del azar, a una "selección" de los queposeen en mayor medida las condiciones personales requeridas por término mediopara triunfar en la lucha. Cuáles sean esas cualidades -si la fuerza física o laastucia sin escrúpulos, si la intensidad en el rendimiento espiritual o meros pul.mones y técnica demagógica, si la devoción por los jefes o el halago de las masas,si la originalidad creadora o la facilidad de adaptación social, si cualidades extra-ordinarias o cualidades mediocres- es cosa que sólo pueden decidir las condicio-nes de la competencia y de la lucha; entre las cuales, aparte de todas las posiblescualidades tanto individuales como de masa, hay que contar aquellos 6rdenes porlos que la conducta, ya sea tradicional, ya sea racional -con arreglo a fines o Conarreglo a valores- se orienta en la lucha. Cada uno de eIlos influye en las proba-bilidades de la selección social. No toda selección social es una "lucha" en elsentido aquí admitido. Selecci6n social significa, por lo pronto, tan sólo, quedeterminados tipos de conducta y, eventualmente, de cualidades personales, tienenmás probabilidades de entrar en una determinada re14ci6n social (como "amante","marido", "diputado", "funcionario", "contratista de obras", "director general",

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"empresario", etc.). Con lo cual na~a ~e dice sobre ~i esas probabilidades ~~cialesse adquirieron por medi.o de luc!ta, ni SI con. ellas m~oran o no las probabilIdadesde supervivencia biológrca del tipo en cuesti6n.

S6lo hablaremos de "lucha" cuando se dé una auténtica "competencia". Se-gún enseña la e,xperiencia la lucha es ineludible de hecho en el sentido de "selec-ci6n" y 10 es en principio en el sentido de "selección biológica". La selección es"eterna", porque no hay manera de imaginar medio alguno para descartarla demodo total. Un orden pacifista de rigurosa observancia sólo puede eliminar ciertosmedios y determinados objetos y direcciones de lucha. Lo cual significa que otrosmedios de lucha llevan al triunfo en la competencia (abierta) o --en el caso enque se imagine a ésta eliminada (10 que sólo sería posible de modo teórico yutópico)- en la selecci6n (latente) de las probabilidades de vida y de supervi-vencia; y que tales medios habrán de favorecer a los que de ellos dispongan, bienpor herencia, bien por educación. Los límites de una eliminación de la lucha seencuentran, empíricamente, en la selección social y por principio en la biológica.

3. Hay que separar, naturalmente, de la lucha de los individuos por las proba-bilidades de vida y supervivencia, la lucha y se~ecci6n de las relaciones sociales.Ahora bien, estos conceptos sólo pueden usarse en un sentido metafórico. Pueslas "relaciones" sólo existen como acciones humanas de determinado sentido. Portanto, una lucha o selecci6n entre ellas significa que una determinada clase deacción ha sido desplazada en el curso del tiempo por otra, sea del mismo o de otroshombres. Lo cual es posible de diversas maneras. La acci6n humana puede a)dirigirse conscientemente a estorbar una relación social concretamente deternli-nada, p determinada en su generalidad específica (es decir, a estorbar el desarrollode la acción correspondiente a su contenido de sentido); o a impedir su naci-miento o subsistencia (un "estado" por medio de la guerra o la revoluci6n; una"conjura", por una represión sangrienta; el "concubinato", por medio de medidaspoliciacas; "negocios usurarios" retirándoles la protección jurídica y sancionán·dolos penalmente); o a favorecer conscientemente la subsistencia de una categoríade relaciones a costa de las demás: lo mismo los individuos aislados que asociadospueden proponerse tal fin. O tamb2én puede ocurrir b) que el desarrollo de laacci6n social y sus condiciones determinantes de toda índole tengan como conse·cuencia accesoria, no querida, el hecho de que determinadas 'relaciones (es decir,la acci6n por ellas supuesta) disminuyan progresivamente sus probabJ1idades depersistencia o de nueva formaci6n. Todas las condiciones naturales y culturales,cualquiera que sea su clase, dan lugar en algún modo, en caso de variaci6n, a esedesplazamiento en las probabilidades de las más diversas relaciones sociales. Entales casos cada quien puede hablar de una selección de las relaciones sociales-por ejemplo de los estados- en la que triunfa la "más fuerte" (en el sentidode la "más adaptable"). Pero, debe insistirse en que esa llamada "selección"nada tiene que ver con la selecci6n de los tipos humanos ni en el sentido socialni en el biológico; y que, en cada caso concreto, debe uno preguntarse por la causaque ha producido ese desplazamiento de las probabilidades respecto a una u otraforma de acción social, o ha destruido una relaci6n social, o ha asegurado su persis-tencia frente a las demás; no debiendo olvidarse, tampoco, que esas causas sontan múltiples que resulta imposible abarcarlas con una f6rmula única. Tambiénexiste en estos casos el peligro de insertar "valoracion~" incontroladas en la inves-tigaci6n empírica /i, sobre todo, de deslizar la apología de un resultado, que amenudo está individualmente condicionado en el caso particular y es, por 10 tanto,puramente "casual". Los ejemplos abundan en estos últimos años. Debe, pues,recordarse que la eliminaci6n de una relaci6n social (concreta o cualitativamente

especificada) se debe con frecuencia a causas de carácter muy concreto, lo quenada nos dice en contra de la "viabilidad" general de la relación en cuestión.

I§ 9. Llamamos comunidad a una relación social cuando y en la medid.a

e~ que la actitud en la acción social-en el caso particular, por término me-dio o en el tipo puro- se inspira en el sentimiento subjetivo (afectivo o tra-dicional) de los partícipes de constituir un todo.

Llamamos sociedad a una relación social cuando y en la medida en qu~la actitud en la acción social se inspira en una compensación de intereses pormotivos racionales (de fines o de valores) o también en una unión de inte-reses con igual motivación. La sociedad, de un modo típico, puede especial-mente descansar (pero no únicamente) en un acuerdo o pacto racional, pordeclaración recíproca. Entonces la acción, cuando es racional, está orientadaa) racionalmente con arreglo a valores: en méritos de la creencia en la propiavinculación; b) racionalmente con arreglo a fines: por la expectativa de lalealtad de la otra parte.

1. Esta terminología recuerda la distinción establecida por F. Tonnies en suobra fundamental: Gemeinschaft und GeseUschaft * ("Comunidad y Sociedad").Sin embargo, de acuerdo con sus propios fines, Tonnies dio a esta distinción,desde ul1 principio, un contenido específico, que no tiene utilidad para nuestrosprop6sitos. Los tipos más puros de "sociedad" son: a) el cambio estrictamenteracional con arreglo a fines y libremente pactado en el mercado: un compromisoreal entre interesados contrapuestos que, sin embargo, se complementan; b) launión libremente pactada y puramente dirigida por determinados fines (Zweck-verein), es decir, un acuerdo sobre una acci6n permanente orientada en sus pro-pósitos y medios por la persecución de los intereses objetivos (económicos uotros) de los miembros partícipes en ese acuerdo; c) la unión racionalmente mo-tivada de los que comulgan en una misma creencia (Gesinnungsverein): la sectaracional, en la medida en que prescinde del fomento de intereses emotivos y afec-tivo~, y s6lo quiere estar al servicio de la "tarea" objetiva (10 que ciertamente, ensu tipo puro, ocurre sólo en casos muy especiales).

2. La comunidad puede apoyarse sobre toda suerte de fundamentos, afectivos,emotivos y tradicionales: una cofradía pn~mática, una relación erótica, una re-laci6n de piedad, una comunidad "nacional", una tropa unida por sentimientosde camaradería. La comunidad familiar es la que expresa con mayor adecuaciónel tipo de que se trata. Sin embargo, la inmensa mayoría de las relaciones socialesparticipan en parte de la "comunidad" y en parte de la "sociedad". Toda rela-ci6n social, aun aquella más estrictamente originada en la persecución racionalde algún fin (la clientela, por ejemplo) puede dar lug:J'l"a valores afecti\'os quetrasciendan de los simples fines queridos. Toda "sociedad" que exceda los tér-minos de una mera unión para un propósito determinado y que, no estando li·mitada de antemano a ciertas tareas, sea de larga duración y dé lugar a relacionessociales entre las mismas personas -como las "sociedades" creadas dentro de unmismo cuadro militar, en una misma clase de la escuela, en una misma oficina, enun mismo taller- tiende, en mayor o menor grado, a fomentar los afectos alu-

• Hay que advertir que Max Weber emplea los t~nninos Vergesel/schaftung y Vergemeinschaf-tango que a la letra senan socializaci6n y comunizaci6n, O proceso de asociación y proceso dc co.munión, pero que generalmente nosotros traduciremos por comunidad y sociedad por exigencias delidioma y sin perjudicar la idea. [E.l

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didos. Por el contrario, una relación que por su sentido normal es una comuni-dad, puede estar orientada por todos o parte de sus partícipes CO?arreglo a, ciertosfines racionalmente sopesados. Hasta qué punto un grupo famIliar, por ejemplo,es sentido como "comunidad" o bien utilizado como "sociedad", es algo que sepresenta con grados muy diversos. El concepto de "comunidad" aquí adoptadoes deliberadamente muy amplio, por lo cual abarca situaciones de hecho muyheterogéneas. ., . .

3. La comunidad es normalmente por su sentido la contraposIcIón radIcal dela "lucha". Esto no debe, sin embargo, engañamos sobre el hecho completamentenormal de que aun en las comunidades más íntimas haya presiones violentas detoda suerte con respecto de las personas más maleables o transigentes; y tampocosobre que la "selección" de los tipos y las diferencias en las probabilidades devida y supervivencia creadas por ella ocurra?, lo. mism~, en la "comunida~" ~u~en otra parte cualquiera. Por otro lado, las SOCIedades son con frecuencIa UnI-

camente meros compromisos entre intereses en ,pugna, los cuales sólo descartan(o pretenden hacerla) una parte de los objetivos \o medios de la .lucha, per~ ~e-jando en pie la contraposición de in.tereses mism!l y la comP~tenc1d por las dIstin-tas probabilidades. Lucha y comUnidad son conceptos relativos; la lucha se con-forma de modo muy diverso, según los medios (violentos o "pacíficos") y losmayores o menores miramientos en su aplicaci~n. Y :por otra parte, el orden dela acción social cualquiera que sea su clase, deJa en pIe, como sabemos, la selec-ci6n de hecho 'en la competencia de los distintos tipos humanos por sus proba-bilidades de vida.

4. No toda participación común ~ determin~das cualidades~ ~e l,a situaci6no de la conducta, implica una comUnidad. Por eJemplo, la partiClpaCl6n en unadeterminada herencia biol6gica -los llamados caracteres "raciales"- no implicaen sí una comunidad de los que posean tales características. Por limitaci6n delcommercium y connubium frente al mundo circundante pueden desembocar -poraislamiento frente a ese contorno-- en una situaci6n homogénea. Empero, aun-que reaccionen en esta situaci6n de un modo análogo, esto no es todavía "comu-nidad", ni tampoco la produce el simple "sentimiento" de la situaci6n común ysus consecuencias. Comunidad s610 existe propiamente cuanSo sobre la base deese sentimiento la acci6n está recíprocamente referida -no basta~ndo la acci6nde todos y cada uno de ellos frente a la misma circunstancia- y en la medida enque esta referencia traduce el sentimiento de formar un todo. Entre los judíos,por ejemplo, este caso es poco abundante -fuera de los círculos sionistas y de laacci6n de algunas sociedades para el fomento de los intereses judíos- y muchasveces ellos mismos lo rechazan. La misma comunidad de lenguaje, originada enuna tradici6n homogénea por parte de la familia y la vecindaa, facilita en altogrado la comprensi6n recíproca, o sea, la formaci6n de rela,ciones sociales. Peroen sí no implica "comunidad" en estricto sel?tido, sino tan s610 l~ facilitaci6? delintercambio social dentro del grupo en cuesti6n; o sea, la formacl6n de relaCIonesde "sociedad". Ante todo, entre las personas individuales y no en su cualidad departícipes en el mismo idioma, sino como soportes de intereses de toda especie; laorientaci6n por las normas del lenguaje común constituye primariamente s610 unmedio para un mutuo entendimiento, pero no "contenido de sentido" de las rela-ciones sociales. / Tan s610 la aparici6n de contrastes conscientes con respecto aterceros puede 'crear para los partícipes en un mismo idioma una situaci6n homo-génea, un sentimiento de comunidad y formas de socializaci6n -sociedad- elfundamento consciente de la existencia de los cuales es la comunidad lingüística.La participaci6n en un "mercado" (concepto en el cap. II) se conforma de otra

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manera. Crea formas de sociedad entre los contratantes particulares y una rela·ci6n social (de competencia sobre todo) entre todos los concurrentes al mercado,pues orientan su conducta por referencia recíproca a la d~ los demás. Pero fuerade esto sólo surgen formas de sociedad cuando algunos partícipes se ponen deacuerdo con el fin de aumentar sus probabilidades de éxito en la lucha de precios,o cuando todos se conciertan a fin de regular y asegurar el cambio. (El mercado, yla economía de cambio fundada en él, es el tipo más importante de una influenciarecíproca de la acción por la pura y simple situaci6n de intereses, cosa caracterís-tica de la moderna economía.)

§ 10. Una relación social (lo mismo si es de "comunidad" como de "so-ciedad") se lIama "abierta" al exterior cuando y en la medida en que la par-ticipación en la acción social recíproca que, según su sentido, la constituye,no se encuentra negada por los ordenamientos que rigen esa relación a nadieque lo pretenda y esté en situación real de poder tomar parte en ella. Porel contrario, lIámase "cerrada" al exterior cuando y en la medida en que aque-lla participación resulte excluida, limitada o sometida a condiciones por elsentido de la acción o por los ordenamientos que la rigen. El carácter abiertoo cerrado puede estar condicionado tradicional, afectiva o bien racionalmentecon arreglo a valores o fines. El cierre de tipo racional se basa especialmenteen la siguiente situación de hecho: una relación social puede proporcionara sus partícipes determinadas probabilidades de satisfacer ciertos interesei,tanto interiores como exteriores, sea por el fin o por el resultado, sea a tra-vés de una acción solidaria o por virtud de una compensación de intereses.Cuando los partícipes en esa relación esperan que su propagaci6n les ha de'aportar una mejora de sus propias probabilidades en cantidad, calidad segu-ridad O valor, les interesa su carácter abierto; pero cuando, al contrario, es-peran obtener esas ventajas de su monopolización, les interesa su caráctercerrado al exterior.

Una relación social "cerrada" puede garantizar a sus partícipes el disfru-te de las probabilidades monopolizadas: a) libremente, b) en forma racionadaO regulada en cuanto al modo y la medida, o e) mediante su apropiación per-manente por individuos o grupos y plena o relativamente inalienable (cerradaen su interior). Las probabilidades apropiadas se llaman "derechos". Segúnel orden que rija la relación social la apropiación puede corresponder 1) at?<,os los miembros de determinadas comunidades y sociedades -así poreJemplo, en una comunidad doméstica-, o 2) a individuos, y en este casoa) de un. modo puramente personal, o b) de manera que, en caso de muerte,se apropIen esas probabilidades uno o varios individuos, unidos al que hastaese momento .fue el titular por una relación social o por nacimiento (paren-tesco ~' o deslgna~os por él (apropiación hereditaria). Por úl timo, puedeocumr 3) que el titular esté facultado para ceder a otros más o menos libre-mente sus derechos mediante pacto; siendo los cesionarios a) determinadoso b) discrecionales (apropiación enajenable). Los partícipes en una relació~SOCIal~errada se consideran como iguales o compañeros y en el caso de unare~l~clón de esa pa.rticipación que les asegure la apropiación de ciertas pro-babIlldades. se conSIderan como compañeros jurídicamente protegidos. Sellama propIedad al conjunto de probabilidades hereditariamente apropiadas

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por un individuo o una comunidad o sociedad; siendo propiedad libre en elcaso en que ésta sea enajenable.

La "penosa" definición de estos hechos, aparentemente inútil, es un ejemplode que precisamente lo "evidente por sí mismo" es aquello (por intuitivamentevivido) que menos suele ser "pensado".

1. a) Cerradas en virtud de la tradición suelen ser aquellas comunidades laparticipación en las cuales se funda en relaciones familiares.

b) Cerradas por razones afectivas suelen ser las relaciones personales fun-dadas en sentimientos (eróticos o -con frecuencia- de piedad).

c) Cerradas (relativamente) en virtud de una actividad racional con arre-glo a valores suelen ser las comunidades de fe de carácter estricto.

d) Cerradas en virtud de una actividad racional con arreglo a fines suelenser típicamente las "asociaciones" económicas de carácter monopolistao plutocrático.

He aquí algunos ejemplos tomados al azar.El carácter abierto o cerrado de una reunión coloquial depende de su "COJl-

tenido de sentido" (conversación en contraposición a un coloquio íntimo o auna charla de negocios). La relación de mercado suele ser frecuentemente abierta.Podemos observar en muchas "sociedades" y "comunidades" una oscilación enlos caracteres de cerrado o abierto. Por ejemplo, tanto en los gremios como en la~ciudades democráticas de la Antigüedad y del Medioevo, sus miembros muchasveces estaban interesados en que se les diera (por un cierto tiempo) el mayor cre-cimiento posible como medio de garantizar así, por una mayor fuerza, sus proba-bilidades vitales; y otras, en cambio, pugnaban por su limitación en interés delvalor de su monopolio. Tampoco es raro encontrai: este fenómeno en ciertas co-munidades religiosas y sectas oscilantes entre la propagación y el hermetismo, en

" interés del mantenimiento de una conducta ética elevada o por causas materia.les. Ampliaciones del mercado, en interés de un aumento de las transacciones, ylimitaciones monopolistas del mismo, se encuentran también tIe un modo seme.jante unas alIado de las otras. La propagación de un idioma es hoy consecuencianormal de los intereses de editores y escritores, frente al carácter secreto y esta,mentalmente cerrado de un lenguaje, no raro en otros tiempos.

, 2. El grado y los medios de r~lación y cie:re hacia fuera pueden ser m:uydIVersOS,de tal manera que el tránSito de lo abierto a lo regulado y cernido esfluido: pruebas de admisión y noviciados; adquisición del título, condicionada-mente enajenable, de miembro; baUotage para cada admisión; pertenencia o ad.misión por nacimiento (herencia) o en virtud de participación libre en ciertos.servicios; o -en caso de apropiación y cierre de carácter interno- mediante laadquisición ?~un derecho ap~0l'iad?; encontránd?se las más diversas gradaciones.en las condiCIOnes de la participación. "RegulaCión" y "hermetismo" frente al~terior son, pues, conceptos relativos. Las transiciones que cabe imaginar sonmnu~erables: desde un club ele,gante, pasando por una representación teatralaseqUible a todo comprador del billete de entrada, hasta una reunión política in-oteresada en ganar/adeptos; o desde un culto público al que todos pueden concurrirhasta los servicios religiosos de una secta o los misterios de una sociedad secreta~

3: El hermetismo de carácter interno -entre los partícipes miSmos y en la:relacl~n de unos para con otros- puede también tomar las más diversas formas.Por eJemplo, un gremio, una casta cerrada o quizá incluso una bolsa, pueden

permitir a sus miembros competir libremente entre sí por las probabilidades mo-nopolizadas o pu~en, al contrario, limitar rigurosamente con respecto a cadamie~bro la, apropiación. de detemli~adas probabilidades (clientes u objetos mer-c:mtil~), bien de por vld.a o (espeCialmente en la India) Icon carácter hereditarioy enaJ.enable; una, comumdad de ~a marca ,Uvfarkgen,ossenschaft) puede otorgar asus,mlembr?~ el libre ap.rovechaITollentoo bien garantizar y otorgar tan sólo a cadaumdad familiar un contmgente ngurosamente limitado' una asociación de colonosde carácter cerrado hacia fuera puede conceder el libre aprovechamiento de latierra o bien otorgar.y garantizar ,tan sólo, con carácter de apropiación perma·nente, un lote de~~mado de.l~s tierras de labor, huerta y pastos (Hufenanteile);t~o ello co~ multiples. tra~slclones y ~r,ados int,ermedios. Históricamente, porc)e;uplo, el cierre en el mt,en?: con relaclOn a las 'expectativas" de feudos, bene.flclOs y cargos y su aproplaclOn por los usufructuarios podía tomar formas muvdiven:as; e, igualmente, tanto la expectativa com~ la ocupación de los puestos detrabajO -para 1,0cual el desarrollo de los conseJos obreros podría ser el primerpaso- pueden Ir en aumento desde el closed shop hasta un derecho a determi.nados puestos (grado previo: prohibición del despido sin aprobación de los re-presentantes obreros). ,Todos los detalles ~o~~ponden al análisis del problem~concreto. El gr.a?o mas elev~do de aproplaclOn pe~an~nte existe en aquelloscasos de p~ob~~llidades garantizadas de tal modo al mdlVlduo (o a determinadosgrupos de mdlVlduos, tales co~~ ,comunidades domés~icas, c1anes y familias), que1) en caso ~e mue~te su trasmlslon a otras ma~os esta regulada y garantizada porlas o~d~nacI~nes Vigentes; o en que 2) el titular de las probabilidades puedet~asmlti~las !Ibremente a. terceros, que se convierten así en partícipes de la rela·clón SOCial;esta, en semeJante caso de una plena apropiación en su interior resultaal mismo tiempo una relación social (relativamente) abierta hacia fuera (~n cuan-to que la adquisición del carácter de miembro no depende del asenso de losdemás).

4. 110~ivosconducentes al cierre de las relaciones sociales pueden ser: a) elmantemmlen~~ de ull;a alta calidad y por tanto (eventualmente) del prestigio yde l~ proba~lhdades mherentes, de h(:>Dory (event~almente) de ganancia. Ejem-plos. co~umdades de ascetas! de monjes (en la India, muy particularmente, mon-Jes men~lc~ntes), congr~acl~nes de .sec:tas (ipuri.tanos!), sociedades de guerre-ros, as?claclones de fun~I~~anos, asocl~Clones de ~1Udadanoscon carácter político(por qemplo, en la Antigue?ad) ,y umones gremiales. b) Escasez de las probabi-ll~ades ~~n respecto a ~a satisfaCCión (consumo) de las necesidades (espacio vitalttlímentiClo): monop.o~lode consu~o (ar~ue~po: comunidad de la marca). c) E~-casez e? las prob~blhdades .lucrativas (amblto del lucro): monopolio lucrativo(arquetipo: las umones gremiales o las antiguas comunidades de pescadores) Ldsmás de las veces se combinan el motivo a con el b o el c, .

§ D. Una, r~lación social puede tener para sus partícipes, de acuerdo consu ?rden tradiCIOnal o estatuido, las consecuencias siguientes: a) el que todaacción de cada uno ~e los partícipes se impute a todos los demás (solidari-dad); b) el q~ela acción de un partícipe determinado se impute a los demás(repres~taclOn). O sea que tanto las probabilidades como las consecuencia~,para bien o para m~l, recaigan s?bre todos. El poder representativo (plenospoder~s) puede, segun el orden vIgente, 1) estar apropiado en todos sus gradosy cualidades (ple7!0S poderes por derecho propio); 1) 2) ser atribuido al po-seedor de deterrnmadas características, ya temporal, ya permanentemente; o

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3) ser otorgado por determinados actos de los partícipes o de terceros, ya tem-poral, ya permanentemente (plenos pode:es otorgados). Respecto de lascondiciones por las cuales las relaciones soclal~ aparecen como relaciones desolidaridad o como relaciones de representación, sólo puede decirse en tér-minos generales que es en ello decisivo el grado en que su conducta tengacomo fin, bien a) una lucha violenta, bien b) un cambio pacífico; fuera deesto se trata siempre de circunstancias particulares que sólo se pueden fijaren el análisis del caso concreto. Donde menos, naturalmente, suelen pre-sentarse estas consecuencias es en aquellas relaciones que por medios pacíficospersiguen bienes puramente ideales. Con el grado de hermetismo haciafuera marcha paralelo, aunque no siempre, el fenómeno de la solidaridado de la representación.

1. La "imputación" puede significar práctica,mente: a) solidaridad activa ypasiva: de la acción de uno de los participes son tpdos tan responsables como élmismo; por su acción, por otra parte, están legitimados todos tanto como él parael disfrute de las probabilidades aseguradas por esa acción. La responsabilidadpuede existir respecto a espíritus y dioses, es decir, estar orientada religiosamente.O bien respecto a otros hombres; y en este caso, convencionalmente en formaactiva y pasiva, respecto a los miembros de la relación social, (venganza de sangrecontra los miembros de un clan y obligación, a su vez, de éstos respecto a otros;represalias contra conciudadanos y connacionales) o jurídicamente (penas contraparientes, contra miembros de la comunidad doméstica o de la comunidad veci-nal; responsabilidad personal por deudas de los miembros de una comunidad do-méstica o de una sociedad mercantil, de unos para con otros y en favor mutuo).La solidaridad frente a los dioses ha tenido históricamente consecuencias muvimportantes (para las comunidades de los israelitas y cristianos primitivos y di:los viejos puritanos). b) la imputación puede sl$nificar también (en su gradomínimo) que, para los participes en una relación social cerrada valga legalmentecomo suya propia según sus ordenamientos tradicionales o estatuidos, toda dispo-sición sobre probabilidades de cualquier especie (especialmente eConómicas) to-mada por un representante ("validez" de las disposiciones de la presidencia deuna "unión" o del representante de una "asociación" económica o poHtica sobrebienes materiales, que según los ordenamientos que la rigen deben servir a los"fines de la asociación" en cuestión).

2. La situación de "solidaridad" existe típicamente, a) en las comunidadesfamiliares y de vida, reguladas por la tradición (tipo: casa y clan), b) en lasrelaciones cerradas que mantienen por su propia fuerza el monopolio de determi-nadas probabilidades (tipo: asociaciones poHticas, especialmente en la Antigüedad;pero en su sentido más amplio, especialmente en caso de guerra, existentes todavíaen la actualidad), c) en asociaciones lucrativas cuando la empresa se lleva perso-nalmente por los participes (tipo: la sociedad mercantil abierta), d) en determi-nadas circunstancias, en las sociedades de trabajadores (tipo: artela). La situaciónde "representación" existe tipicamente en las "asociaciones" estatuidas y en las"uniones" formadas para el logro de algún fin, especialmente cuando se ha cons-tituido y se admin,istra un patrimonio adscrito a un fin (sobre esto se tratará lue-go, en la sociología del derecho).

3. Existe una "atribución" del poder representativo seg(m determinadas ca-racterísticas, por ejemplo, se atribuye siguiendo una escala de edades o una basesemejante.

, 4. Las particularidades de estos hechos no pueden formularse de una manerageneral, sino dentro de análisis sociológicos particulares. El fenómeno más anti-guo y más general es el de la represalia, como venganza Itanto como prenda.

§ 12. Por asociación (Verband) debe entenderse una relación social conuna regulación limitadora hacia fuera cuando el mantenimiento de su ordenestá garantizado por la conducta de determinados hombres destinada en es-pecial a ese propósito: un dirigente y, eventualmente, un cuadro administra·tivo que, llegado el caso, tienen también de modo normal el poder represen-tativo. El ejercicio de la dirección o la participación en la acción del cuadroadministrativo -"los poderes de gobierno"- pueden ser: a) apropiados, {)b) estar atribuidos por el orden vigente en la asociación, de modo permanen-te, por algún tiempo- o para un caso -eonq-eto, a personas determinadas, apersonas que reúnan ciertas características o a personas que se eligen en unaforma determinada. La acción de la asociación consiste en: a) la conductalegítima del cuadro administrativo mismo que, en méritos de los poderes degobierno o de representación, se dirige a la realización del orden de la misma;b) la conducta de los partícipes en la asociación en cuanto dirigida por lasorden~nzas de ese cuadro administrativo.

l. Es indiferente para el concepto aceptado el que se trate de "sociedades" ode "comunidades". Basta la presencia de un dirigente -{;3beza de familia, di-rectiva de la unión, gerente mercantil, príncipe, presidente del estado, jefe deiglesia- cuya conducta se dirija a la realización del orden de la asociación. Y estoporque el carácter especifico de esa acción, no meramente orientada por el ordenvigente en la asociación, sino dirigida a su imposición coactiva, añade sociológi.camente al hecho de la "relación social" cerrada una nueva característica im-portante. Pues no todas las comunidades o sociedades cerradas son una "aso-ciación"; por ejemplo, no lo son una relación erótica o una comunidad de clansin jefe.

2. La "existencia" de una asociaci6n depende por completo de la "presencia"de un dirigente y eventualmente de un cuadro administrativo. O sea, dicho deun modo más exacto: de la existencia de la probabilidad de que pueda tener lugaruna acción de personas dadas, cuyo sentido esté en el prop6sito de implantarel orden de la asociación. Es decir, que existan determinadas personas "puestas"para actuar, en caso dado, en ese sentido. Es, por lo pronto, conceptualmentemdiferente aquello en que descanse esa posición, bien sea por devoción tradicio-nal, afectiva o racional con arreglo a valores (deberes feudales, de cargo o deservicio), o por cálculo de intereses racionalmente sopesados (interés por suel-dos, etc.). Desde un punto de vista sociol6gico y según nuestra terminología, laasociaci6n no consiste en otra cosa que en la probabilidad del desarrollo de unaacci6n orientada de la forma expuesta. Si falta la probabilidad de esta acci6n deun cuadro dado de personas (o de una persona individual dada), existe segúnnuestra terminología una "relaci6n saciar', pero no una "asociación". Por elcontrario, todo el tiempo que aquella probabilidad subsista, subsiste desde la pers-pecti~ sociológica la asociación, a pesar del cambio de las personas que orientan~u aC~I~npor. el orden de que se trate. (El tipo de nuestra definición se proponemclUlr mmedlatamente este hecho.) .. 3. a) Además de la acción del cuadro administrativo mismo o bajo su direc-

Ción, puede también desarrollarse típicamente una acci6n de los demás partícipes

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específicamente orientada por el orden de la asociaci6n y cuyo sentido radica enla garantía de la realizaci6n de ese orden (tributos y servicios litúrgicos de todaespecie, servicio militar, jurados, etc.). b) El orden vigente puede también con-tener normas por las cuales debe orientarse en otras cosas la conducta de losmiembros de la asociaci6n (por ejemplo, en el estado toda acci6n de economíaprivada -es decir, no dirigida por la imposici6n coactiva del orden vigente-debe regularse por el derecho civil). En los casos de la letra a la acci6n debellamarse "acci6n para la asociaci6n"; en los de la letra b, "acci6n regulada por laasociación". S610 puede llamarse propiamente "acci6n de la asociaci6n" la ddcuadro administrativo mismo y, además, toda otra que, siendo para la asociación,esté dirigida y plenamente planeada por el cuadro administrativo; así, por ejem-plo, para todos los miembros de un estado la guerra que éste "hace"; para los deuna asociaci6n, una contribuci6n acordada por la presidencia, o el "contrato"celebrado por el dirigente cuya "validez" se impone a los miembros y se les impu-ta (§ 11); además, toda la actitud "judicial" y "administrativa" (ver tam-bién § 11). .

Una asociación puede ser: a) autónoma o heterónoma; b) autocéfala oheterocéfa1a. Autonomía significa, al contrario de heteronomía, que el ordende la asociación no esté otorgado -impuesto- por alguien fuera de la mismay exterior a ella, sino por sus propios miembros y en virtud de la cualidad detales (cualquiera que sea la forma en que esto tenga lugar). Autocefalia sig-nifica que el dirigente de la asociación esté nombrado según el orden de laasociación y no, como en caso de heterocefalia, por alguien externo a ella(cualquiera que sea la forma del nombramiento).

Hay heterocefalia, por ejemplo, en el nombramiento de los gobernadores delas provincias canadienses (por el gobierno central del Canadá). Una asociaciónheterocéfala puede ser aut6noma, y una autocéfala, heterónoma. También pue-de darse el caso que una asociaci6n, en ambos aspectos, sea en parte una cosay en parte otra. Los estados miembros del Imperio alemán, n<1obstante su auto-cefalia, eran heter6nomos en el ámbito de la competencia del Reich y aut6nomosdentro de su propia competencia (cuestiones escolares, eclesiásticas; etc.). Alsa-cia-Lorena, dentro de Alemania, era aut6noma dentro de ciertos límites y, sin em-bargo, heterocéfala (el Kaiser nombraba al Statthalter). Todos estos hechos puedentambién presentarse en forma parcial. Una asociaci6n plenamente heter6noma yheterocéfala (un "regimiento" dentro de una asociaci6n militar) se caracteriza,por regla general, como "parte" de una asociación más amplia. S~este caso existeo no, es algo que depende del mayor o menor grado de independencia real en laorientaci6n de la acci6n en el caso concreto de que se trate, y es, termino16gica-mente, un problema de pura conveniencia la calificaci6n que se le dé.

§ 13. Los órdenes estatuidos en una "sociedad" pueden nacer: a) por pactolibre, o b) por otorgamiento -imposición- y sometimiento. Un poder gu-bernamental dentro de una asociación puede pretender el poder legítimopara la imposici~m de órdenes nuevos. La constitución de una asociaciónconsiste en la probabilidad efectiva de que se produzca el sometimiento alpoder "otorgante" del gobierno existente, según medida, modo y condicio-nes. A estas condiciones pertenecen especialmente, según el orden vigente,

:aparte de otras de carácter muy diverso, el asenso de determinados grupos ofracciones de los miembros de la asociación.

Las ordenaciones de una asociación pueden imBonerse con nlidez nosólo para sus miembros, sino aun para aquellas personas que no lo son, siem-pre que se den determinadas circunstancias de hecho. Esas circunstancias dehecho pueden consistir especialmente en una relación territorial (presencia,nacimiento, ejecución de determinadas acciones dentro de un determinadoterritorio): o sea, "validez territorial". Una asociación cuyas ordenaciones ten-gan fundamentalmente validez territorial, debe llamarse asociación terri-torial, siendo indiferente que también internamente tenga ese carácter, esdecir, que sus normas sólo tengan validez territorial incluso para sus miem-bros (lo que es posible y sucede, al menos en extensión limitada).

1. "Otorgada" en este sentido es toda ordénación que no derive de un pactopersonal y libre de todos los miembros. También, por tanto, la "decisión mayo-ritaria", a la que la minoría se somete. La legitimidad de esa decisión mayorita"riaha sido por eso desconocida o problemática por largo tiempo (todavía en los esta-mentos durante la Edad Media, y en la época moderna en la Obschtschina rusa).(Ver infra lo que se dice en la sociología del poder y en la sociología jurídica.)

2. Con frecuencia los mismos pactos formalmente "libres" son de hecho "otor-gados", como es cosa generalmente sabida (así, en la Obschtschina). En este caso10 importante para la sociología es la situación real.

3. El concepto de "constituci6n" que aquí se usa es también el empleado porLassalle. En modo alguno se identifica con el concepto de constitución "escrita"o, en general, con el de constituci6n en sentido jurídico. El problema socioló"icoes únicamente éste: cuándo, para qué materias y dentro de qué límites y -;en-tualmente- bajo qué especiales condiciones (por ejemplo, consentimiento dedioses o sacerdotes o aprobación de cuerpos electorales) se someten al diri"ente101miembros de la asociaci6n y puede aquél contar con el cuadro administ~tivoy. con la acci6n de la asociaci6n, para el caso de que disponga algo y. más espe-aalmente, J?arael caso en que trate de imponer SlJ$ ordenamientos.

4. El tipo fundamental de las ordenaciones "otorgadas" válidamente para un~~ori~, está representado p~r ~as DO~~S penales y por muchos otros "precepto>Jur~dl~os det,ltro de una asoclacl6n .poli.tica (cf. el concepto de "co.rporación terri-tonal de Glerke-Preuss) cuya aplicaCión depende de la presenCIa, nacimientolugar del hecho, lugar de su cumplimiento, etc., dentro del territorio de la asocia:ci6n en cuesti6n.

§ 14. Por orden administrativo debe entenderse el que regula la "acciónde la asociación". Orden regulador es el que ordena otras acciones socialesg~rantizando, mediante esa regulación, a los agentes las probabilidades ofre:cldas por ella. En la medida en que una asociación sólo se oriente por órdenesde 1~ primera clase, podrá decirse que es una asociación de carácter adminis-tratiVO, y cuando la orientación esté dirigida por órdenes de la última clasese dirá que es una asociación de carácter regulador.

1. Es de suyo e\"Ídente que la mayoría. de las asociaciones son tanto lo unocomo lo otro; una asociaci6n únicamente reguladora sería un "estado de derecho"pU,ro, ?e un "absoluto laissez-fa~re", s6lo teóri~amente imaginable (pues supon-dna, S1l1 duda, el abandono del sistema monetano a la economía privada).

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2. Sobre el concepto de "acción de la asociación" ver § 12 nQ 3. En el con-cepto de "orden administrativo" se incl~y~ to~as las normas que pretenden valer~,anto para la co?d?ct~, del cuadro admmls~tlvo como para la de sus miembrosfren~e a la asocIacIón , o como se suele deCIr, para todos aquellos fines cuya pro-

secUCIón y logro tratan de asegurar las ordenaciones de la asociación medianteuna acción pútneada, y positivamente prescrita por ellas, del cuadro administrativoy sus miembros. En una organización económica de absoluto carácter comunistatoda acción social sería aproximadamente de esa clase; en un estado de derechoen su forma pura y absoluta sólo serían, al contrario, de esa clase las acciones delos jueces, policías, jurados, soldados y las actividades legislativas y electorales.En general -aunque no siempre en particular- el Hmite de los órdenes adminis-trativos y reguladores coincide con la separación, dentro de una asociación poHticaentre derecho "público" y "privado". (Más al detalle será estudiado esto en 1;sociología del derecho.)

§ 15. Por empresa (Betrieb) debe entenderse una acción que persiguefines de una determinada clase de un modo Continuo. y por asociación deempresa (Betriebverband) una sociedad con un cuadro administrativo con.tinuamente activo en la prosecución de determinados fines.

Por unión (Verein) debe entenderse una asociación de empresa cuyas arde.naciones estatuidas sólo pretenden validez para los que son sus miembros porlibre decisión.

Por instituto (Anstalt) debe entenderse una asociación cuyas ordenacionesestatuidas han sido "otorgadas" y rigen de hecho (relativamente) con respectoa toda acción que con determinadas características dadas tenga lugar en elámbito de su poder.

1. Bajo el concepto de empresa se incluye naturalmente la realización de acti-vidadesl'0Hticas e hierúrgicas, asuntos de una unión, etc., siempre que se dé lacaracterística de la continuidad en la prosecucíón de sus fines. .

2. Unión e instituto son ambas asociaciones con ordenamientos estatuidosracionalmente (con arreglo a plan), o dicho de una manera más exacta: en la me-dida en que una asociación tenga ordenaciones racionalmente estatuidas tendráque lla~ar~e unión o instituto. Un "!nstitu~o" ~, a.nte todo, el estado, junto consus asocIacIones heterocéfalas, y tambIén la IglesIa, sIempre que sus ordenamientosesté~ racionalmente estatuidos. Las ordeD:acionesde un "ins~tuto" tienen la pre.tensIón de valer para todo aquel en qUIen se den determmadas característicasexternas (nacimiento, estancia, utilización de determinados servicios), con inde-pendencia de si -como en la unión- entró o no por decisión personal en laasociación, o si colaboró o no en la elaboración de las ordenaciones. Son por esoen su pleno sentido específico ordenaciones otorgadas. El instituto puede ser espe.cialm ente una asociación territorial.

3. La oposición entre unión e instituto es relativa. Las ordenaciones de unaunión pueden afectar a terceros e imponérseles el reconocimiento de la validezde estas ordenaciones tanto por usurpación o propia fuerza de la unión, comopor ~rdenaciones legalmente estatuidas (por ejemplo, derecho de las sociedadesanómmas).

4. Apenas es necesario subrayar que "instituto" y "unión" no contienen en síla totalidad de toda~ las posibles asociaciones que pueden pensarse. Son sólo opo-siciones "polares" (en el dominio religioso, por ejemplo: iglesia y secta).

16. Poder significa la probabilidad de imp~ner l~ propia v?luntad,den~ro de una relación social, aun contra toda resIstencIa y cualqUIera quesea el fundamento de esa probabilidad. J . .

Por dominación debe entenderse la probabilidad de encontrar ob~dI.en~Iamandato de determinado contenido entre personas dadas; por dlSClplma

~e~~ entenderse la probabilidad de encontrar obediencia ~ara un m~ndatopor parte de un conjunto d~ personas que, en virtud de actItudes arraIgadas,sea pronta, simple y automabca.

1 El to de pockr es sociológicamente amorfo. Todas las cualidades. : bl~o~~~n hombre y toda suerte de constelaciones posibles pueden colocar::na~g~:u en la posición de imponer su voluntad en una situación dad~. ~.l con-cepro de dominación tiene, por eso, que ser :nás preciso y sólo puede SIgnIficar larobabilidad de que un mandato sea obedecIdo. •• ., ."

P 2. El concepto de disciplina encierra el de una obedIenCIa habItual porparte de las masas sin resistencia ni crítica.

L s'tuación de dominación está unida a la presencia actual de al~uienanJando eficazmente a otro, pero no está unida incondic~on~lmente nI a la

~stencia de un cuadro administrativo ni a la de una aSOCIaCIón;por el con-trario, sí lo está ciertamente -por lo menos e~ ~~dos los ca~os ?',ormales-a una de ambas. Una asociación se llama asoClaClon ~e d?,mmacl01! cuandosus miembros están sometidos a relaciones de dommaclOn en VIrtud delorden vigente.

1 El patriarca domina sin cuadro administrativo. El cabecilla beduino quelevan'ta contribuciones de las personas, caravanas y bienes que aciertan a pasar porsu rocoso poblado, domina gracias a su séquito gu<:rrero, el cual, dado el caso, fun·ciona como cuadro administrativo capaz de oblIgar .a ~odas aquellas personas,cambiantes e indeterminadas y sin formar entre sí.asoc.laClónalgu~a, tan pront? ydurante el tiempo en que se encuentran en una sItuacIón determmada .. (Teónca-mente cabe imaginar una dominación semejante de una sola persona sm cuadroadministrativo. ) .. d"ó 1

2. Una asociación es siempre en algún grado asoczaCIónde ommaCl n po: asimple existencia de su cuadro administrativo. Sólo que el concept~ es rela~v?La asociación de dominación, en cuanto tal, es normal.mente asOCIaCIónadmml5-trativa. La peculiaridad de esta asociación está determmada por la fo~~ en 9uese administra, por el carácter del círculo de personas que ejercen l~ ad~lmstraclón,por los objetos administrados y por el alcance que tenga la dommaclón. Las dosprimeras características d~den en gran medida de cuáles sean los fundamentosde legitimidad de la dommaclón (sobre esto, ver cap. m).

§ 17. Una asociación de domin~ción. debe lIa~arse aSOCIaCIonp~líticacuando y en la medida en que su exIStencIa y la valIdez d~ sus ordenaclOnes,dentro de un ámbito geográfico determinado, estén garaz:tizados de un modocontinuo por la amenaza y aplicación de la fuerza físIca por parte de sucuadro administrativo. ,. . .

Por estado debe entenderse un instituto polttico de actIVIdad contmuada,cuando y en la medida en que su cuadro administrativo mantenga con éxito

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la 'pretensi6n al monopolio legítimo de la coacci6n física para el manteni·miento del orden vigente. Dícese de una acci6n que está políticamente orien·tada cuando y en la medida en que tiende a influir en la direcci6n de unaasociaci6n política; en especial a la apropiaci6n o expropiaci6n, a la nueva{}istribuci6n o atribuci6n de los poderes gubernamentales.

Por asociación hierocrática debe entenderse una asociaci6n de dominaci6n,<:uando y en la medida en que aplica para la garantía de su orden la coacci6npsíquica, concediendo y rehusando bienes de salvaci6n (coacci6n hierocrá-tica). Debe entenderse por iglesia un instituto hierocrático de actividadcontinuada, cuando y en la medida en que su cuadro administrativo mantienela pretensi6n al monopolio legítimo de la coacci6n hierocrática.

1. Es de suyo evidente que en las asociaciones políticas no es la coacción físicael único medio administrativo, ni tampoco el normal. Sus dirigentes utilizan todoslos medios p05ibles para la r~lización. de sus fines. Pero su amenaza y eventualempleo es cIertamente su medIO específico y, en todas partes la ultima ratio cuandolos demás medios fracasan. No sQlohan sido las asociacion~s políticas las que hanempleado como medio legítimo la coacción física, sino, asimismo, el clan, la casa,la hermandad y, en la Edad Media, en ciertas circunstancias, todos los autoriza·dos a llevar armas. Allctdo de la circunstancia de que la coacción física se aplique(por lo menos como ultima ratio) para el mantenimiento y garantía de sus "orde-naciones", caracteriza también a la asociaci6n política el hecho de que la domina-ci6n d~ su cuadro admi?is~ativo y d~ sus ordenamientos mantengan su pretensi6nde vahdez para un temtono determmado, y que esta pretensi6n esté garantizadapor ~a ~~erza. Siempre que esta característica se reconOZCaen cualquier clase deaSOClaClOny que hagan uso de la fuerza -<:omunidades de aldea, comunidadesdomésticas o asociaciones gremiales u obreras ("consejos")- deben ser conside-radas como asociaciones políticas. '

2. No es posible definir una asociaci6n política -incluso el "estado"- seña·lando los fines de la. "acci6n de la asociaci6n". Desde el cuid¡do de los abasteci-mient05 h~sta la prote~ci6n del arte, n? ~a existid~ ~ingún fin que ocasionalmenteno haya Sido perseguido por las aSOCIaCIonespohticas; y no ha ha~ido nin"unocomprendido entre la protecci6n de la seguridad personal y la declaraci6n judicialdel derecho que todas esas asociaciones hayan perseguido. S6lo se puede definir,por eso, el carácter político de una asociaci6n por el medio -elevado en determi-nadas circunstancias al fin en sí- que sin serIe exclusivo es ciertamente específicoy para su esencia. indispensable: l.a coacci6n física. Esto no corr~ponde por com-pleto al uso comente del lenguaJe; por eso no puede ser utilizado sin una mayor~recisi?n. "Se habla de l~ "política de divisas" de un banco naciona~ de la "políticafmanclera de la gerencIa de un grupo de empresas, de la "política escolar" de unayuntamiento y se alude siempre con ello a la conducción y tratamiento planeadod.el asunto en cuesti6n. En forma más característica se separan el aspecto polí-tico de un asunto o los funcionarios "políticos", los diarios "políticos", la revolu-ci6n "política", la uni6n "política", el partido "político", las consecuencias "polí-ticas", de los otros aspectos y características -econ6micos, culturales, religiosos-de las personas, cosas y procesos en cuesti6n, y se alude con ello a todo lo que tieneque ver con las rel~ones de dominaci6n dentro de la asociaci6n política (dele~ta~o), y, cuyo mantenimient~, desplazamiento o transformaci6n pueden produ-Cir, Im,pedlr o fomentar, opoméndolo a aquellas personas, cosas o procesos quenada tienen que ver en esto. En este uso corriente del lenguaje se busca, pues, lo

•.••.SOCIACIÓN POLÍTICA Y HlEROCRÁTICA

común en el medio: la dominaci6n; y especialmente la forma como ésta .~e eíerceepor los poderes de gobierno, con exclusión de los fmes a ~ue la dOm1l1~ClOnSlT\ 'Por lo cual puede afirmarse que la definición aquí ace1?tada no es mas que una

recisi6n de lo contenido.tn el uso corriente del lenguaje, en cu~nto ,q,ue en éstere acentúa enérgicamente lo que de hecho ~s cspe~ífico: la CO~~CIÓ~fi~lca (ac\~~lo eventual), Cierto también que ellengua¡e comente llama asoClaci~~es POi'cas" no sólo a aquellas soporte de la coacci6n considerada como le~ltll"?a, SI~Otambién, por ejemplo, a partidos y clubs, con pretensi6n de influ,lr .(sm VIOlenCia,se ún propias declaraciones) en la acción política de la asocla~lOn, Empero,d!be separarse esta clase de acción social como "l'olíticam~nte onentada", de, laauténtica acción política de la asociación (en el sentido, esta ulbma, del § ,12n9 )) i

3. Es conveniente definir el concepto de estado en correspondenCia con emoderno tipo del mismo -ya que en su pleno desarrollo, es enteramente mo~er~no- pero con abstracción de sus fines concretos y vanables, tal como. aCJ,Ul.Jahor~ los vivimos. Caracteriza hoy formalmente al estado el ser un orden ,lundlco

administrativo -<:uyos preceptos pueden variarse- .p~r el. que se onenta "la~ctividad -"acción de la asociaci6n"- del cuadro admlmstrativo, (a su vez reou··lada or preceptos estatuidos) y el cual pretende val!dez no solo fre,nt~ a losm'em~ros de la asociación --que pertenecen a ella esenclalI?en.te por nacimiento-.si~o también respecto de toda acci~n ejecutada ~n ~l ,~emtono a qu~ se exhen~e1 d ' ' , (o sea en cuanto "mstrtuto terntonal ). Es, ademas, caractens-a ommaClon, . " 1 d t t I Itico' el que hoy s610 exista coacci6n "legíbma en tanto q~e e or ~n es, a el }per~ita o prescriba (por ejemplo, este orden deja al.padre I:0der dlsclplmano ;un resto de lo que fue en su tiempo potestad ~ropla del se:r~r de la casa, quedis onía de la vida de hijos y esclavos). Es~e ca~~cter monopoltco del poder ,;sta-tal Pes una característica tan esencial de la srtuaclOn actual como lo es su caracterde instituto racional y de empresa continuada. ,., ,

4. Para el concepto de asociación hierocrática no es caractenStrca deCiSiva laclase de los bienes de salvaci6n ofrecidos -:-1e est,~ mundo o del ot~o, externoso internos-, sino el hecho de que su admlmstr~clOn pueda constItUlr el funda-mento de su dominación espiritual sobre un conJUllto de h.ombr~s, Para el con-ce to de iglesia, por el contrario -y de ac?erdo cor: el lenguaJe ~ornente (adecuadoenPeste caso)_, es característico su cara~te~ de msbtuto racI,onal y de empresa(relativamente) continuada, como se ex~eno~lzaen sus ?r,denaclOnes, en su ~uadroadministrativo y en su pretendida dommacl6n monopollca. !' s~ teT!dencz,a,nor-mal de instituto eclesiástico corres,pond~ s~ domin~ci6n terntonal hlerocra tIca ysu articulación territorial (parroqUlal); SI bIen: segun el caso c?ncreto, tiene quecontestarse de modo diverso la cuesti6n de cuales sean los medl?s que dan, fue~aa esa su pretensión monopólica. Pe,ro en real!dad, el monopolIo de ~01n~naclO~lterritorial no ha sido nunca tan esenCialpara la Igl~sla como. para la asoclac~on poh-tica y hoy desde luego en modo alguno. El caracter de instituto, espeCialmentela c~ndición de que se ¡'nazca" dentro de una iglesia, la separa de.l~ "secta", cuyacaracterística es ser .unión, que s610 acoge .pers?nalmente ~ !os relIgIOsamente cah--ficados. (Los detalles pertenecen a la soclOlogla de la relIgl6n,)

Miguel
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