Weffort.+Populismo

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  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    1/17

    BRASIL:

    HOY

    por

    CELSO TURTADO

    .

    HELrO

    JAGUARIBE

    .

    FRANCISCO C.

    WEFFORT

    .

    FERNANDO

    H.

    CARDOSO

    FLORESTAN FERNAN-

    DTS ANTONIO

    CALLADO

    .

    J.

    LEITE

    LOPES

    OTTO MARIA

    CARPEAUX

    JEAN-CLAUDE

    BERNADET

    lroducción de

    ROSA

    CUSMINSKY DE CENDRERO

    CARI,OS AI,BERTO

    T]ASTIANES CELIA

    BALDATTI

    N,

    PTI-AR

    .

    FERNANDO

    tna cnncÍa

    u,rRÍn

    DoI-oRES ¡e

    ta

    plñe

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    2/17

    III,

    I'OI'ULISMO

    EN

    LA POLÍTICA

    BRASILEÑA

    FRANCISCO C.

    WEFFORT

    [,] populismo

    es

    producto

    de

    la larga

    etapa

    de

    lr¿r¡rslr¡rmaciones

    por que

    pasa

    la sociedad brasi-

    lcña

    desde 1930. Como estilo

    de

    gobierno,

    siempre

    scnsible a

    las

    presiones populares,

    o

    como

    política

    clc rnasas,

    que

    buscaba conclucirlas

    manipulando

    sus

    aspiraciones,

    el

    populismo

    sólo

    puede

    ser com-

    de

    crisis

    de

    la

    oligarquía

    y

    del

    liberalismo,

    siem-

    pt'c

    muy

    afines en

    la

    historia

    brasileña,

    y

    del

    pro-

    ccso

    cle democratización del Estado

    que,

    a su

    vez,

    tiene

    que

    apoyarse en

    algún

    tlee3e.auloritarismo,

    sca

    el

    autoriialisrno

    insiitucioñll

    de-fá-:d¡óládxra-

    de

    Vargas

    (1937-45),

    sea

    el

    autoritarismo

    paterna'

    lista

    o

    carisrnático de los lícleres de

    masas

    de

    la

    democracia

    de

    la

    posguerra

    (

    1945-64).

    Fue

    tambiól

    una de las manifestaciones

    de

    las d*-¡Ucledgs

    po'

    líticas

    de

    los cmDos

    dorninantes

    urbánol?üáñdo

    v----__-:--_.-_-11,"_.

    rntentaron

    sustrturr

    a

    la ohgarqula

    en

    las lullcrones

    de

    dominio

    político

    de un

    país

    tradicionalmente

    agrario

    y

    dependiente,

    en

    una etapa

    en

    que

    pare-

    cían

    existir

    posibilidades

    para

    un

    desarrollo capi

    talista nacional. Además,

    fue sobre

    todo

    la expre-

    sión

    más completa

    de la

    i¡rupciqn

    dc

    las clases

    ¡ro¡>ulares

    etr el

    lrroceso

    del hesñfrdUo:a-6n-6-é"in-

    l'r

    ír

    t.iaTál"solEceñi"slG

    ta n"ceít

    dád,

    s

    enti da

    por

    algunos de los nuevos

    grupos

    dominantes,

    de

    incorporación de las

    masas

    al

    juego político.

    Plc¡r.lucto

    de

    un

    período

    de

    crisis

    y

    solidario

    en

    srr

    propia

    forrnación con las

    peculiaridades

    del

    mis-

    rrrcr, crl

    populismo

    fue

    un fenómg¡ro

    político

    que

    asrrrrrió

    iliuc.ra.

    facetas, frecffitraáic-

    tolias. Dc

    cstc

    modo,

    es a

    veces difícil

    para quien

    Irayu viviclo, clc un modo

    u otro,

    los

    problemas

    po-

    ts4l

    EL POPULISMO

    55

    líticos

    de esta etapa

    histórica, hacer

    una

    referencia

    de conjunto ai

    movimiento

    populista

    que englobe

    toda su

    diversidad.

    Desde

    1945 hasta

    1964,

    son

    va-

    rios

    los 1í9e

    clgjt'eso qgrEia=FgBryaTlff

    res

    presi-

    dcntes

    y

    algtños

    fobernaclores

    dc

    estado)

    que bus-

    can conquistar

    la adhesión

    popular en

    los centros

    más urbanizaclos

    del

    país.

    Cada

    uno

    de ellos

    tiene

    un'

    est

    ilo", su.

    p.oiÍt

    ica

    Jersond

    ca-s-i,-gic$J¡re

    poco

    e{p]lgi{g

    y

    su

    iilc'ología

    nlqnos

    qrplÍcita

    atin

    y

    mu-

    cñá5 vcccs

    coñTlsa.

    Sus

    diferenciálen

    aftiuros

    ca'

    sos

    sus

    contradicciones,

    son

    de

    tal orden

    que

    es

    difícil advertir

    en

    ellos alguna

    significación

    funda-

    menlal

    comirn,

    más

    aliá del

    interés

    que

    todos

    tienen

    en

    la conquista

    clei

    voto

    popttla-r

    y

    en

    la manipula'

    ción

    cle

    las aspiraciones

    populares.

    En deterrnina-

    dos rnomentos,

    estamos

    inclusive

    tentados

    a

    perma-

    nccer en esta

    percepción

    fragmentaria

    y

    a

    concebir

    el

    populismo

    más

    como

    un fenómeno

    de

    nattr-raleza

    personal

    que

    cle calidad

    social

    y política. Expliqué'

    monos :

    los bruscos carnbios

    de

    olientación

    poiíiica

    de

    lídcres

    como Vargas

    o

    cclrlo

    Jinio

    Quadros,

    por

    ejenrplo,

    poclrían dar

    la

    imprcsión

    de

    que

    el

    popu-

    lisno

    fuera nircla

    más

    una

    especie

    de

    "o1>or:tunismo

    cselrcial"

    de algunos

    líderes,

    ttn¿r

    desmedida

    ambi

    ción

    cle

    podr:r

    asociada

    a

    Llna

    c¿rsi

    ilimitada

    capa-

    cidad

    cle

    nranipulación

    de

    rnasas.

    Esia r¡r¡ción

    -que

    nos

    pal'ece

    traducir

    1o

    esencial

    clel

    punto

    de

    vist¿l

    r.le algunos

    iiberales

    de

    clase

    meciia,

    perplejos

    ante

    los

    rumbos

    asumidos

    por

    el

    proceso

    político

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    3/17

    56 FRANcrsco

    c.

    wEFFoRT

    sr-r

    grado

    dc verdad.

    Muchos hombres de izquierda

    -dicho

    de

    paso que

    también

    son

    hombres

    de

    clase

    llrcclia-

    ticnen una visión

    semejante. Con

    todo,

    nos

    p¿rrccc

    que,

    aunque la

    manj¡¡rlac:iEr

    haya

    sido

    rura .lc

    las

    tónicas aét

    popüii3ffo-Añ

    demasiado

    surrrario

    y

    abstracto

    caracterizar

    sólo

    como

    mani-

    ¡rulación

    un

    estilo de liderazgo

    político

    -y,

    en cier-

    Io scntido,

    un

    tj@-

    que de

    ctralquier

    modo

    se

    confunde en mu-dll6s

    aspectos

    con

    la historia del oaís

    en

    los

    últimos

    decenios.

    El

    ¡ropulismo

    fue,

    sin^

    duda, manipulación

    de

    masas,

    pero

    la

    manipulación

    nunca fue absoluta.

    Si lo

    hu-

    biese

    sido,

    estaríamos obligados a aceptar

    la

    visión

    liberal

    de las

    élites

    que,

    en

    írltima instancia,

    ve

    en

    cl

    populismo

    una especie

    cle aberración

    de la

    his-

    toria

    alimentada

    por

    la emocionabilidad de

    las

    ma-

    sas

    y

    por

    la

    falta

    de

    plincipios

    de los

    líderes.

    En

    la

    realiclad,

    el

    populismo

    es

    algo más

    com-

    plicado que

    la

    mera

    manipulación

    y

    su compleji-

    dad política

    no

    hace más

    que resaltar

    la

    comple-

    .iidad

    de las condiciones históricas en

    que se

    forma.

    I-.11

    populismo

    fue

    un

    modo

    determinado

    y

    concreto

    cle

    manipulación

    de

    las

    clases

    populares,

    pero

    fue

    también

    un modo de exoresión de sus

    insatisfac-

    .

    ciones.

    Fue, al mismo tiémp-ó, uña Iorma

    de estruc-

    tüÍáóión

    del

    poder para

    los

    grupos

    dominantes

    y

    la

    principal

    forma

    de

    expresión

    política de la

    irrup-

    ción

    popular

    en

    el

    proceso

    de

    desarrollo

    industrial

    y

    urbano. Fue

    uno de los mecanismos

    a

    través de

    los

    cuales

    los

    grupos

    dominantes ejercían

    su

    domi-

    nio,

    pero

    fue

    también

    una

    de

    las maneras

    a través

    dc

    las cuales

    este dominio se encontraba

    poten-

    cialmente

    amenazado. Este estilo de

    sobierno

    v

    de

    c

    ffir:hrnieiíid-ffi

    it i c o

    e

    s

    e s e

    qc

    i

    q ¡.né

    n t e a m blu

    o

    y, pór

    cicrro,

    debe

    mucho

    a

    6--iilug=iué¿ááléño-

    n¿rl

    clc

    csos

    políticos

    divididos

    entre

    el amor

    al

    ¡rucblo

    y

    el

    amor a

    las funciones

    de

    gobierno.

    Pero

    cl

    populismo

    tiene raíces sociales

    más

    profundas

    f

    .u.

    lu

    lccupt:ración de su uAi4ad

    como

    fu-Lomeno

    -so-

    I

    ('rirl

    v

    p()lrlrco

    cs

    un

    problema propuesto

    a

    qulen

    I cstrrli-c'-*líJ

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

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    58

    sectores

    industriales

    para

    sustituir

    a

    la

    oligarquÍa

    cn

    las lunci

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    5/17

    61

    0

    FRANCISCO C. WEFFORT

    cn cl

    scnticlo

    cie la

    efectivización

    de los

    principios

    libcralcs consagrados

    en la

    Constitución

    de 1891,

    pero

    defraudaclos

    de modo

    sistemático

    por

    las oli-

    garc¡uías

    cn

    el

    poder.

    Desde

    este

    punto

    de vista, la

    levelcirtu-al@

    g:tgue$gie

    EL

    POPULISMO

    La desconfianza en relación

    con los

    "políticos"

    fue

    siempre una

    de las

    características del tenen-

    tisnto

    -designación

    comúnmente

    aplicada

    a los

    movimientos dirigidos por

    jóvenes

    militares

    que

    se constituyeron

    en los líderes más

    representativos

    de las clases

    medias.6 No obstante, durante

    su largo

    período

    de relativo

    aislamiento

    político,

    los tenen

    tes

    no

    se

    mostraron

    capaces

    o

    interesados

    en-Edns-

    Irurr

    alranzas elec¡.lvas

    con las

    masas

    DoDulares

    ürffinas; ruraiei

    y

    a;;áccionef téñAiáñÉ6facia

    un radicalismo

    romántico

    que

    hacia

    una

    política

    -a

    --.."vts-

    rcvolucToríaril-eficaz,.

    Su estilo de

    acción

    se

    hace

    manifiesto en

    el

    heroico

    y

    trágico

    episodio

    de

    1922,

    cuando

    poco

    más de una

    decena

    de

    jóvenes

    rnilita-

    res

    se

    enfrenta a las

    fuerzas

    del régimen en una

    Iucha

    absolutamente

    desigual

    dentro de la capital

    del

    país.

    Está

    también

    presente,

    en

    toda su

    gran-

    deza,

    en

    la

    marcha de

    la Columna

    Prestes,

    que

    después

    de

    recorrer en

    lucha más de

    20

    000

    kilóme-

    tros

    por

    todo el

    interior

    de

    Brasil, fue

    obligada,

    finalmente,

    a

    recurrir

    al

    exilio. Es

    la

    rebeldía

    que

    no encontró aírn

    posibilidades para

    un

    camino

    po-

    lítico

    autónomo.

    En

    la

    revolución

    de 1930. los

    líderes más

    imoor-

    tantes

    del t en

    en t

    i

    s

    nt

    o, ffilcxcep.'cion

    aET,uii*Cait o s

    eiAG

    que

    er; el

    jefe

    del móvimiento

    y

    que

    in-

    gresa

    al Partido

    Comunista,

    se asocian

    algunos

    clc

    sus

    antiguos

    encmigos

    para

    prómovCr

    -Tá

    caícla del

    G

    Dice

    Werneck Sodré

    que

    los "movimientos

    más

    serios,

    que

    encontraban larga

    resonancia

    en la

    opinión

    y

    amplio

    apoyo en

    Ia

    prensa,

    eran de orden

    militar: se sucedían los

    Ievantamientos de

    jóvenes

    oficiales, inconformes con

    el es-

    tado de

    cosas

    reinante.

    No

    había,

    en

    ese momento, otra

    válvula

    y

    de

    ahí el

    predominio

    de los militares en esos

    pronunciamientos".

    Agrega

    a

    continuación

    que

    el

    tenentis-

    mo "sólo en

    su etapa

    final

    se

    compone de fuerzas

    partida-

    rias tradicionales, escindidas

    del

    grueso

    de aquellas

    que

    figuraban

    en

    el

    plano

    político".

    Werneck

    Sodré,

    Nelson,

    História

    da

    Burguesia

    Brasileira,

    Ed. Civilizaeáo

    Brasileira,

    Río de

    Janeiro,

    1964,

    p.281

    . Sobre el tenentismo

    ver

    ram.

    bién Santa

    Rosa,

    Virgínio,

    O

    sentido

    do

    tenentismo, Schmidt

    Editor,

    Río cle

    Janeiro,

    1932

    (?),

    y

    la trilogía

    de

    Helio

    Silva

    sobre 0 Ciclo Vargas,

    Ed.

    Civilizagáo Brasileira,

    Río

    de

    Janeiro,

    1965/66.

    E I9t9n_{é_.t*ciáGline¿iñquFs.óiiEnTábáña

    ióiscgu-il' garanTíás-pára

    -el

    sufiagio, hasta enton-

    ccs

    manipulado fraudulentamente,

    y

    a moralizar

    las

    costumbres políticas.

    Con todo, las

    clases medias

    no

    demostraban poseer

    aquella

    "vocación

    para

    el

    poder"

    que

    les

    habría

    permitido

    transformar

    el

    mo-

    vimiento

    de

    1930

    en el

    pllnto

    de

    partida

    de un

    nuevo

    régimen

    coherente

    con

    sLls

    aspiraciones libe-

    ral-democráticas.

    El

    inconformismo

    de las

    clases medias viene

    de

    v---:ru-4

    lejos

    y

    sé manifdTé-AtAivé¡sás-máñé¡as,

    desde

    las

    campañas

    de

    opinión

    que

    aprovechan las op9{l+fri

    dades

    electorales hasta

    las

    insurrecciones

    militares

    de--fA'ñJWl'

    rs26

    que

    f

    ueroíiiñiliá

    "lii -á"p

    r"-

    siones

    más

    radicales

    y

    conquistaron simpatías

    ge-

    nerales

    en

    la

    opinión

    pública

    urbana.

    No

    obstante,

    lo

    que

    parece

    cierto es

    que

    la

    protesta

    de

    las

    clases

    rnedias

    jamás

    tuvo

    condiciones de

    real

    eficacia

    fue-

    ra

    de

    algún

    tipo de alianza con algún

    grupo

    situado

    clentro

    de

    la

    propia

    oligarquía. Obligados

    por

    una

    situación

    de dependencia

    social,

    en

    una estructura

    donde

    la

    gran

    propiedad

    es

    el

    patrón

    económico

    no

    co

    reron

    que expresase

    un

    pun-

    to de

    vista

    original

    contra el sistema vigente.

    Sus

    rcivi ndicaciones

    bási

    cas.,

    "5:@,

    sc formulaban

    dentro de Iós

    principios

    liberales

    ya

    consagrados

    en la

    Constitución

    de 1891

    y

    consti-

    1uían

    parte

    de los horizontes

    ideológicos de Ia

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    6/17

    62

    FRANcrsco

    c. wEFFoRT

    poder

    oligárquico.

    Señalaron los

    primeros

    años

    de

    gobierno

    revolucionario

    con su

    posición

    de lucha

    contra

    las

    instituciones

    oligárquicas

    remanentes,

    pcro

    llo cncontraron

    condiciones

    para

    llegar al

    con-

    trol clcl

    poder.

    .

    r-a

    clivi

    sa

    ;"hop-gjg_{gyg$&X_?i ql3e_que

    .:l

    -fucDls-lq-.bgA":-de-u

    n

    o- cfc

    l o s

    j

    e f e

    s oli

    ga

    lc

    a

    s

    rfuc

    participaba

    en

    la Alianza Liberal es

    muy repre-

    scnl-¿rtiv¿r

    de

    la

    actitud

    de

    este

    movimiento en

    rela-

    c:ión

    con las

    masas

    populares.

    El movimiento

    re-

    v

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    7/17

    64

    FRANcrsco

    c.

    wEFFoRT

    ción

    de

    las

    masas

    populares

    que

    será

    después

    una

    de

    las

    tónicas

    de su

    gobierno,

    que

    "si

    nuestro

    protec-

    "itnir-,,

    (

    se refiere-al

    protecclonismo

    por

    parte d-el

    Estaclo)

    favorece

    a

    loi

    industriales

    en

    favor

    de

    la

    riquczí

    particular

    se

    impone-también

    el

    deber

    de

    oyrr,lar

    ál

    proletario

    con

    medidas

    que

    e

    aseguren

    cómocliclaclós

    relativas

    v

    estabilidad

    que

    lo

    amparen

    tanto

    en

    la

    enfermedacl

    como en

    la

    vejez";

    "lo

    poco

    que

    tenemos

    en

    materia

    de

    legislación

    social

    no

    es

    aplicado

    o

    sólo

    es aplicado

    mínima

    parte

    y

    de

    nió¿"

    esporádico".1l

    Para

    las masas

    populares

    la

    lM;'ff

    T:"ill?.1",J:'ffi

    ;x"l?;,

    r.ri

    ¿".".t

    os

    de

    participación

    en

    los

    asuntos

    del

    Estado,

    y

    será

    también

    uno

    de

    los

    elernentos

    centra-

    l"t

    putu""tttender

    el tipo

    de-alianza

    que

    pasarán.a

    esta'biecer

    con

    los

    grúpos

    dominantes

    por medio

    de

    los

    líderes

    PoPulistas.

    De

    este

    modó,

    ya

    en

    el

    proceso

    de. apertura

    de

    l¿¡

    crisis

    de

    la

    oligarquía,

    seria

    necesario

    -prestar

    aten-

    ción

    al

    hecho

    áe

    que

    lu

    u,$gt1¡til]at

    masas

    e-n

    iiü¿*rqsr¿¡+eJ-""@

    dor

    cle

    una pasrvroatlEó6al?e

    [tompoliamiento'

    f

    m"-.e?"'dñtrái-auilnf

    éFaetá-áCttónperdesrán

    presentes,

    para

    cualquiera

    de

    las

    dos facciones

    en

    ionflicto,

    ioriro

    p¡gsión

    pcrmanente

    sobre

    el statu

    ;;;ii;¿';

    "iffi;Ñn¿fa¡;¡Té-3é

    -

    -extiéñdéñ

    f

    tr¡

    f'et-e¡-d;ftiás

    las

    primeras

    décadas

    del

    siglo,

    aunque

    no"ttuyutt

    conduciáo

    a

    claras

    p,ro-yecciones

    de

    trans-

    io.*J"iott*t

    políticas,

    parecen

    habe-r

    sido

    suficientes

    Dat'a

    Drcsentarsc

    a

    las

    minorías

    dc¡minantes

    como

    ,rn

    ptbbl"-a

    real

    y, hasta

    cierto

    punto,

    como

    una

    arlaenaza.

    IIS'TADO

    Y CLASES

    POPULARES

    La

    cxclusión de

    las

    clases

    populares

    en

    el

    proceso

    .,oliti.o

    fue

    una

    de las

    características

    notorias

    del

    i.f,-,irn"n

    clcrribaclo

    en

    1930.

    La

    participación

    popular

    11

    Vargas,

    Gelr'rlio,

    A

    nó¡ta

    Potítica

    do

    Brasil'

    Jc¡sé

    Olvmpio

    Ilrlitorr,

    hío

    clc Janciro,

    1938,

    p'

    27'

    EL

    PoPUlrslvro

    65

    en

    el

    proceso

    electoral

    habría

    sido

    miniina'

    si

    es

    á""

    "fJ.tiuumente

    exislió

    en

    algrrna

    medicla'

    pues

    no

    liegó

    de

    ningún

    modo

    a

    caracterizal'

    los

    procesos

    ii.tEmocrático"s"

    vigentes

    en

    la

    épo9a'1-':

    En* eg-glec'

    :,

    '31$'"1fi:":l

    i;s;ü;ffi

    s

    -a

    .cerca,

    d:l

    3¿#:,v-:?hav

    motivos

    para creer

    qLle

    cI

    r¡rvcl

    cic

    far-ticioación

    haya

    sido

    il;;.;-;;

    "l'¡rci

    íoclo

    anterior'

    En

    'las

    clecciones

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    8/17

    66

    ITRANcISC0

    c.

    wEFFoRT

    dominantes.

    Con la excepción

    de algunas situaciones

    especiales, en

    particular

    en los

    últimos años

    del

    go-

    bierno cle Goulart, sería

    difícil

    decir

    que

    las masas

    populzrres,

    o alguno

    de

    sus

    sectores,

    hayan

    conse-

    guido participar

    en el

    proceso político

    con un míni-

    rno de autonomía.

    De ts6Td-ñ6¿io,

    cuando se

    habla

    de

    la irrupcién

    política

    de las masas

    en el

    período

    posterior

    a

    1930,

    es

    preciso

    tener

    siempre

    presente

    que

    esta

    iffgp'

    ción

    le

    encontró condigionada

    desde su

    inicio.

    Esto,

    srrñanargd;ño-

    6mra'

    I

    aTá

    e n t en de r la s

    c

    o

    n di

    ci

    o

    n

    e

    s

    históricas en

    que

    se

    gesta

    el

    populismo.

    La

    promo'

    ción

    de la

    participación

    popular

    no

    se hará nunca

    por

    los

    grupos

    dominantes

    considerados

    en bloque,

    los

    cuales,

    muy

    por

    el

    contrario,

    siempre

    vieron con

    ,

    malos ojos el ascenso

    político

    popular.

    La

    promo-

    ción de las m@

    nuevas

    con-

    digi=onel.of

    pec$camF-telpolGgs,gf@{eq¡:t¡

    __,

    \\_.ar'_\_'a,_\.._¿é

    ¿effi"ti¿d.ffi"ti¿d.

    -

    -\\--_r'-\-=-=-\.'''---¿é

    *+/"_--

    Ef'nuevo gobierno, formaclo

    en base

    a

    una

    aliairye 

    una

    aliagza

    tágilq

    -gil_t-ri-grupg9.d9*SligC

    -

    gledia

    sin

    ,horizontes

    ;;Hfñi-ñññ- l;-F"

    "

    ;

    iái

    t

    qrs

    :-rtieárquico

    s

    crue

    ocunaban en el "antisuo

    résimen"

    una-Dosición

    polrtrcos propros

    que

    ocupabaq

    en

    u

    "

    o.

    u

    p

    ubAq-e -"- -:g¡¡¡ig.Lo-f

    qg

    i m

    dn5una-posicjón

    sedirñdáña,-deberá

    pasar

    poi

    un

    largo

    período

    de

    irrds-fátrilidad

    que

    se

    prolonga

    hasta

    1937,

    cuando

    se establece

    la

    dictadura.

    Son varias

    las

    crisis resul'

    tantes

    de las

    luchas

    entre

    los tenentes

    y los

    jefes

    oligarcas,

    lu.chas en

    que ya

    ahora se

    oponen

    no sólo

    los

    enemigos de

    ayer

    sino también

    los

    amigos.

    Las

    rnayores

    dificultades surgen

    en

    el sur,

    principalmen-

    te en el estado

    de

    Sáo Paulo

    -el

    estado

    de agri-

    cultura de exportación

    más

    desarrollada

    y

    apoyo

    fundamental

    del antiguo

    sistema

    de

    poder-

    que

    en

    1932

    se-levanta

    en una

    insurrección

    contra

    el

    lmévo}{imei

    rón

    iódo,

    próblemas

    no

    surgen

    sólo de las oposiciones

    con

    la oligarquía

    dislocada

    dc las funcioncs de dominio.

    Sectores

    de clase

    media

    raclical sc

    agrupan,

    bajo

    el liderazgo

    de Prestes,

    en

    fir,

    PoPULrsMo

    67

    la

    Alianza

    NacionalLjbgltg-dQla,

    y

    los

    sectores

    dc

    ¿

    c

    rc\cR-a

    eltconliáiol

    éiñresiáq-e¡-el'lnleg¡alismq'

    movimiento

    de

    estilo

    fáscista

    que

    busca

    conquistar

    la

    simpatia

    de Vargas.

    La

    estabilidad

    del

    nuevo

    ré-

    gimen

    sólo

    será

    alcanzada

    con

    la

    derrota

    de

    estos

    iios movimientos.

    La

    insurrección

    de

    la eNl

    en

    1935

    ttará a

    Vargas la

    posibilidad

    de fortalecerse

    p-ersonal'

    mente

    .omó

    Sefe

    del

    gobierno,

    amparado

    en

    las fuer-

    zas interesadas

    en combatir

    la

    "amenaza

    comunis-

    ta".

    Establecida en

    1937

    la dictadura, al

    año siguiente

    Vargas liquida

    el

    movimiento

    "integralista"

    que,.ya

    desilusionádo

    de

    obtener

    participación

    en el

    gobier-

    no,

    realiza

    la

    tentativa

    de un

    Putsch.

    Conviene

    llamar

    la

    atención

    sobre

    un

    dato

    de

    base

    económica

    que nos

    parece

    fundamental

    en

    el

    qro-

    ceso

    de

    estrtrcturacién

    del

    régimen

    que

    surgirá

    des'

    pués

    de

    la fase

    de

    inestabilidad.

    La

    derrota

    política

    de

    las oligarquías

    en

    1930

    no

    afectó

    de

    manera

    deci-

    siva el

    contról

    que

    ellas

    mantenían

    sobre

    los

    secto'

    res básicc¡s

    de

    Ía

    economía.

    Para

    particularizar

    el

    mismo argumento

    :

    I

    as

    -4qgg.t-?g-q

    p

    f

    ¡i

    d

    e3.

    sl,*l-?

    -

    gli

    sarquía

    ¿é Sao

    Paulo

    én--189--y

    -cn

    - 9-3-2

    pudieron

    ;;ññot¿;-lás-

    ráI¿é"ideT-regimerr

    politico

    del cual

    ella era

    el principal

    apoyo, mas

    no

    pudieron

    negar

    el

    hecho

    de

    que

    la exportación

    de

    café

    fuera

    y con-

    tinuara

    siend

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    9/17

    68

    FRANCISCO

    C.

    WEFFTORT

    ¡Év-+>

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    10/17

    70

    FRANcrs@ c. wEFFoRT

    tivas

    que

    despiertan menor resistencia

    o

    mayor apo-

    yo

    popular.

    Esta tendencia

    no

    es,

    sin

    embargo,

    mera-

    mente

    teórica

    y

    se hizo

    efectiva

    en

    una

    medida

    socialmentc

    significativa

    con Vargas

    y

    con casi to-

    dos los

    dcmás

    jefes

    de

    Estado

    desde

    1930 hasta

    1964.18

    Aparece

    así

    en la historia brasileña

    el

    fantasma

    popular que

    será manipulado

    por

    Vargas

    durante

    casi dos

    decenios.

    A

    través

    de los mecanismos

    de

    manipualción,

    que

    lás funciones

    de

    gobierno

    le

    posi-

    bilitan

    en las condiciones

    de

    una crisis interna

    entre

    los

    grupos

    dominantes,

    Vargas encontrará

    la ma-

    nera

    de

    responder

    a

    todo

    tipo de

    presiones

    sin

    subordinarse, de mancra exclusiva

    y

    duradera, a

    los

    intereses inmediatos de

    ninguna de ellas.

    De

    este

    modo, el

    nuevo régimen

    ya

    no es

    oligárquico,

    no

    obstante

    que

    las oligarquías no

    hayan sido

    funda-

    mentalrnente afectadas

    en slls funciones

    de hege-

    monía

    social

    y política

    a

    los niveles

    local

    y

    regional

    y

    se

    encuentren,

    de algún

    rnodo, representadas

    en

    el Estado. Se trata sin duda de un

    Estado

    burgués'

    pero

    no

    nos

    parece

    adecuado

    hablar de

    ul-¡a demo-

    cracia

    burguesa

    tal

    como es concebida

    en

    la

    tradi-

    ción europea. Si fuese

    necesario designar de

    algún

    modo esta forma

    particular

    de

    estructura

    política,

    diríamos

    que

    se

    trata de un EsJ¡¡lg¡ig¡$qp_¡gmiso

    16

    El

    ejer¡plo

    más notable

    de esta

    tendencia

    es sin duda

    el cle

    la

    propia

    carrera

    política

    cle

    Vargas. Jefe

    de

    una oli-

    garquía

    regional

    hasta 1930,

    Vargas

    gobierna

    hasta 1945

    según

    un esquema

    de

    fuerzas

    en eI

    qtie

    los

    grupos

    oligárquicos

    aparecen

    como aliados

    pero

    no co,mo factores

    determinantes

    dc

    la orient¿rción

    gubernamental.

    En

    esta

    ctapa construyó su

    prcstigio personal

    junto

    a las

    rnasas

    urbanas.

    En su segundo

    gobiernc-r

    (1950-54)

    intenta

    realizar

    una

    política

    de

    desarrollo

    capitalista na.cional

    perc¡

    cs derrotaclo

    frcnte a

    las

    presiones

    cxternas e inlernas.

    Rehusando a

    renunciar a

    sus funciones,

    sc

    suicicl¿r

    v

    slr

    testamento

    es uno de

    ios docurnentos

    más

    n

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    11/17

    72

    rrRANcrsco

    c.

    wEFFoRT

    interacción de

    factores

    ligados al

    propio

    comporta-

    miento

    popular.

    Sería ingenuo suponer

    que,

    sola-

    Irlente

    para

    atencier

    a

    las

    necesidacles de

    su

    juego

    interno,

    el Estado hubiese

    "inventado" una nueva

    fuerza social.

    Una iroción como ésta no

    tiene

    ningún

    apoyo histórico,

    no

    obstante puede

    parecer

    real

    cuanclo

    el

    análisis de

    la

    irrupción

    popuiar

    se

    realiza

    sólo

    clcsde

    el

    punto

    de vista

    de los

    grupos

    dor¡rinan-

    tes

    y

    de su

    crisis interna.

    Por lo tanto, convienc

    rctom¿rr,

    v

    ahora

    de manera

    más

    precisa,

    la

    idea

    ya

    mcncior¡acla

    de

    una

    pasividad

    de l¿is

    clases

    popularcs

    en el

    régimen

    populista.

    Si,

    basados

    en

    la tradición curopca cle la iucha

    de clases,

    entendemos como

    participación política

    activa

    sola-

    mente aquella

    que

    implica una conciencia

    común

    de los

    intereses de clase

    y

    Llna capacidad de autorre-

    presentación polític:r,

    cabría concluir

    que

    todas las

    clases sociales brasiieñas

    fueron

    políiicamente pa'

    sivas r:n

    los decenios

    posteriores

    a la

    revolución

    de

    1930.

    Fue exactamente

    la incapacidad

    de auto.

    rrepresentación

    de

    los

    gi'Llpos riorninantes

    y

    su

    división

    interna lo

    que posibilitó

    la instalación

    de un

    régimen político

    centra-dn en el

    poder

    per-

    sonal clel

    presidente.

    Es

    dudoso

    clue sc

    pr-reda,

    sin mayor examen, apli-

    car ¿r

    las

    relaciones

    entrr: las

    ciases en Brasil

    *como

    cn

    cualquier

    otro

    ¡raís

    depenclieirte

    y periférico

    de

    América

    l-atina-

    los esquernas inteq¡retativos

    pro-

    cedentes de la tradición europea clel siglo xrx.

    Con''

    respecto

    a

    Brasii, difícilmente se

    podría

    analizar

    la

    participación

    política

    de

    las clases sociales

    sin

    lencr

    en clrenta la

    gran

    lrete

    r

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    12/17

    74

    FRANCISCO

    C.

    WEFFORT

    IiI, POPULISIVÍO

    75

    l

    unción

    pública

    -un

    presidente,

    un

    gobernador,

    un

    diputado,

    etc.-,

    esto es,

    alguien

    que,

    por

    su

    posición

    cn

    el

    sistema institucional

    del

    poder,

    tiene la

    posi-

    bilidad de

    "donar",

    sea una ley

    favorable

    a

    las

    ma-

    s¿ls,

    sea

    un aumento

    de salario o, de igual

    modo,

    una

    esperanza

    de días

    mejores.

    Pero,

    por

    otro

    lado, establecida

    la

    legislación

    del

    trabajo

    tomo derecho,

    ciando

    un

    asala-riado

    reivin-

    díca

    el cumplimiento de

    determinado

    requisito

    le-

    gal,

    aquella

    lelación

    originaria de

    "donación"

    (y

    por

    lo

    tanto

    de

    depenclencia) desaparece.

    Lo que

    ahora

    pasa

    a

    contar

    es

    el ciudadano

    que

    reivindica

    el

    cum-

    plimiento

    de la ley,

    que

    reivindica

    "sus

    derechos"

    de

    hombre

    libre

    en la

    relación

    de trabaio.

    Podemos

    entonces

    advertir

    que,

    en la relación'política, la

    "donacirjn"

    (y

    la

    dependencia

    que

    ella implica) es

    apenas

    uno

    de

    los lados

    del

    problema.

    De

    hecho,

    desde

    el

    punto

    de vista

    político,

    lo

    que

    esta

    relación

    paternalista

    entre líder

    y

    masas

    contiene

    de esencial

    es,

    a

    pesar

    de la

    típica asimetría de todo

    pater-

    nalismo,

    el

    reconocimiento de

    la

    ciudadanía

    de

    las

    masas,

    el reconocimiento

    de su izualdacl fundamen-

    tal dentro

    del

    sistema

    insiitucionil.

    La mejor

    prueba

    de

    esta

    igualdad

    es esta rel4ción

    de identidad

    que

    las

    masaJesjablecenle¡n

    gl

    @l

    que

    se encuentra en las funciones

    de Estado.

    De este modo, la

    manipulación

    populista

    es una

    relación

    ambigua,

    tanto

    desde

    el

    punto

    de vista

    fólítico

    como

    desde

    ei

    punto

    de

    vista social.

    Desde

    el

    punto

    de

    vista

    político

    es,

    por

    un Iado, una re-

    lació.n,de

    Widuos,

    entrc el líder

    que

    "dona"

    y

    1os

    indivicluob

    Q^ue

    componen

    Ia

    gran

    >-*-i._:..-

    masa de-asálariados y, por

    otro, es una

    relaqión

    nismo

    regulador

    de las

    relaciones

    entre

    ciudadanos,

    entre empleadores

    y

    asalariaclos,

    y, por

    otro, como

    un mecanismo regulador

    de las relaciones

    entre las-

    clases sociales. En el

    populismo,

    lo característico-

    de estas relaciones está en

    que

    las relaciones

    entre

    los

    individuos de distintas

    clases

    sociales

    tienen

    líderes

    y

    hasta qué

    punto

    sirvieron pasivamente

    de

    "masa

    de

    maniobra" pata

    los

    grupos

    dominantes.

    En

    este

    sentido,

    nos

    parece

    relevante discutir

    qué

    significación puede

    ser atribuida

    a

    las

    iniciativas

    del Estado

    referentes a

    la legislación

    laboral. Vargas,

    apoyado

    en

    el control de

    las funciones

    políticas,

    "dona"

    a las

    masas

    urbanas

    una

    legislación laboral

    que

    comienza

    a formularse

    desde

    los

    primeros

    años

    del

    gobierno

    provisional

    y que

    se

    consolida

    en

    1943.

    La limitación

    de la

    lesislación a

    los

    sectores urbanos

    nó'debe

    pasar

    inadvJrtiaa.

    Son los

    scctores

    que

    po-

    seen

    mayor

    capacidad

    de

    presión

    sobre

    el

    Estado

    y

    aquellos que,

    desde

    antes

    de 1930,

    poseían

    alguna

    tradición

    de lucha;

    son

    también

    los sectores

    dis-

    ponibles

    para

    la manipulación política,

    pues

    a

    pesar

    de

    que

    las reglas

    del

    juego

    electoral

    estuviesen

    suspendidas

    desde

    1937, fueron

    una

    de las

    primeras

    conquistas

    de

    la revolución

    de

    1930

    v

    continuaron

    teniendo

    una

    existencia

    virtual.

    Por

    otro

    lado, la

    limitación

    de la

    legislación

    laboral

    a las

    ciudades

    atiende

    a

    las

    masas

    urbanas

    sin interferir

    con

    los

    intereses

    de los

    grandes

    propietários

    cle la

    tierra.

    El

    contenido

    social de la manipulación

    ejercida

    sobre

    Ia legislación

    laboral va

    más

    allá del mero

    iuego

    personal

    del

    jefe

    de Estaclo,

    pero

    no

    obstante

    éste se presenta

    a las masas como

    un

    "donador"

    y

    un

    "protector".

    Evidentemente,

    fue sobré

    actos de

    esta

    naturaleza

    que

    Vargas

    construyó

    su

    prestigio

    como

    líder

    populista

    y

    obtuvo la necesaria

    confianza

    para

    hao-lar

    en

    nombre

    de las masas populares,

    in.

    clusive

    sobre

    aquellos temas

    -tales

    como la

    política

    económica-

    respecto

    de

    los

    cuales

    ellas habían

    permanecido

    alejadas

    hasta

    entonces.

    Establecida

    la

    legislación

    laboral,

    su reglamentación pasa

    a

    constituir

    una

    función

    permanente

    del Estado. Así.

    sc lransfiere

    hacia

    el

    Eslado,

    cn

    cierta

    medida,

    el

    prestigio

    que

    las

    masas

    habían

    conferido

    a

    Vargas.

    Esta

    transferencia

    de

    prestigio

    contiene uno de los

    clcnrentos importantes

    de la relación

    política popu-

    lista

    en

    general,

    tanto en el

    período

    dictatorial

    como

    en

    la

    etapa democrática:

    el líder

    será siempre

    al-

    guien que

    ya

    se encuentra

    en el control

    de alguna

    entre el

    Estado como

    instit

    ét

    puñto

    de vista

    social,

    ral

    aparece,

    por un

    lado, como

    meca-

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    13/17

    76

    FRANCrsco c. wEFFoRT

    mayor

    importancia que las relaciones

    entre

    estas

    mismas

    clases concebidas

    como coniuntos social

    y

    p

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    14/17

    78

    FRANcrsco

    c. wEFFoRT

    corno Brasil

    el

    proceso

    de

    masificación

    ha resultado

    muy

    diferente.

    Por

    un

    lado,

    significa ascenso

    a

    las

    posibilidades

    de

    participación

    política, participación

    que

    relresenta

    mucho,

    no

    obstante la

    manipula-

    ción

    populista,

    simplemente

    porque

    su condición

    anterior

    era de

    no

    participación.

    Por otro lado,

    si

    el

    pasaje

    del

    campo

    a

    la

    ciudad significa

    ascenso

    en términos

    dg consumo,

    este

    ascenso

    debe ser

    apre-

    ciado

    eii'frrnción

    de lab

    condiciones

    anteriorei

    cle

    vida. La participación

    de las masas

    urbanas

    en

    el

    consumo

    es,

    sin duda,

    mayor,

    particularmente

    en

    las

    grandes

    ciudades, mas

    esto

    no debe hacer

    suponer

    ninguna

    situación

    de abundancia.

    Tenemos

    aquí

    esbozados

    tres de

    los elementos

    básicos para

    entender

    el sentido

    del cornportamien--

    to

    político

    popular

    durante

    el régimen

    populista:

    la-

    presión

    para

    tener

    acceso a los

    empleos

    urbanos

    que

    ejercen

    las

    masas de

    migrantes,

    la

    presión

    en

    el

    sentido de

    ampliación

    de las

    posibilidades

    de

    con-

    sumo

    (realizada

    por

    las

    nuevas

    masas urbanas

    y

    también por

    las antiguas)

    y

    la

    presión

    que

    se orien.

    ta

    en

    el sentido

    de la

    participación

    política

    dentro

    de

    los

    cuadros

    institucionales.

    Se

    trata,

    siempre,

    de

    formas

    individuales

    de

    presión,

    las cuales se presen.

    taban

    a

    los

    populistas

    cotrlo

    un

    problema

    a resolver.

    Aquí

    nos

    enfrentamos con otro

    límite fundamental

    de la manipulación, que

    no

    habría

    sido

    posible

    si los

    intereses

    reales

    de las

    clases

    populares

    no

    hubiesen

    sido

    atendidos

    en

    alguna

    rnedida.

    Sin

    esto

    no habría

    persistido

    el

    apoyo

    que

    prestaban

    dichas

    clases

    a

    líderes

    originarios

    de

    otras clases

    sociales.

    En efec-

    to,

    la manipulación

    de las masas

    entró

    en crisis,

    esto

    es,

    abrió

    la

    puerta

    a una verdadera

    movilización

    política

    popular,

    exactamente

    cuando la

    economía

    urbano-industrial

    comenzaba

    a agotar

    su capacidad

    de

    absorción

    de

    nuevos

    migrantes y

    cuando

    se

    res-

    tringían

    los

    márgenes

    de

    la

    redistribución

    económi-

    ca.

    Es

    en esta fase que

    1a

    temática

    de

    las

    reformas

    de estructura

    comienza

    a hacerse popular.

    La

    noción

    de manipulación

    tanto

    como la

    de

    pasi-

    vidacl

    popular

    tienen

    que

    ser

    relativizadas,

    concre-

    tadas históricamente, para que

    podamos

    entender

    IIL

    POPULISMO

    79

    la

    significación

    real

    del

    populismo.

    La

    imagen, si

    no el

    concepto,

    más

    adecuada

    para

    entender las

    rela-

    criones

    populistas

    entre las

    masas

    urbanas

    y

    algunos

    grupos

    representados

    en

    el Estado es la de una

    ulianza

    (tdcita)

    entre

    sectores

    de

    diferentes

    ctases

    sociales.

    Alianza

    en la cual

    evidentemente

    la

    hege-

    monía se

    encuentra

    siempre

    con los

    intereses vincu-

    lados

    a las

    clases

    clominantes,

    pero

    imposible

    de

    realizarse

    sin

    la

    atención

    de

    algunas

    aspiraciones

    r

    básicas

    de

    las

    clases

    populares,

    entre las

    cuales

    r

    cabría

    mencionar

    la

    reivindicación

    del empleo, de

    ,'mayores

    posibilidades

    de consumo

    y

    del

    derecho

    tde

    participación

    en

    los

    asuntos

    del Estado.

    '

    Aspiraciones

    mínimas,

    por

    cierto, mas

    decisivas

    en la

    política

    de

    masas

    en un

    país

    como

    Brasil.

    '

    EL ESTADO

    EN

    CRISIS

    La

    presencia popular

    es,

    sin duda,

    el nuevo

    hecho

    político

    de la etapa

    democrática

    que

    se

    inicia

    en

    1945.

    La

    persistencia

    del mismo

    esquema

    de

    poder

    vigente

    durante

    la

    dictadura

    y

    el

    descubrimiento

    político-electoral

    de

    la

    presencia

    cle

    las

    masas

    po-

    pulares

    significó

    la

    frustración

    definitiva de los

    representantes

    liberales de

    la

    clase

    media

    que,

    desde

    antes de

    1930,

    soñaban con

    el

    establecimiento

    de

    una democracia

    pluralista

    de

    estilo clásico.

    La

    ioven

    democracia brasileña

    tendrá

    como

    apoyo

    el rnismo

    compromiso

    social vigente

    antes de

    1945.

    El funda-

    mento de

    su legitimidad son

    las

    rnasas

    urbanas y

    sus

    jefes

    los

    líderes

    populistas.

    La

    amarga

    perple-

    jidad

    de

    algunos

    grupos

    de

    clase

    media

    (en

    general

    agrupados

    en

    la

    unN

    -Uniáo

    Democrática

    Nacio.

    nal)

    es

    muy expresiva.

    En

    1950,

    una

    revista liberal

    describe

    en los siguientes

    términos el acto

    electoral

    en

    que

    Vargas

    es elegido

    presidente:

    "El

    día

    3 de

    octubre, en Río de

    Janeiro, medio

    millón de

    misera-

    bles,

    analfabetos, mendigos

    hailbrientos

    y

    andra-

    josos,

    espíritus

    reprimidos

    y

    justamente

    resentidos,

    inviduos

    convertidos

    por

    el

    abandono en hombres

    necios, malos

    y

    vengativos,

    descendieron

    de

    los mo.

    rros

    embaucaclos

    por

    el

    canto

    de la dernagogia

    voci.

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    15/17

    80

    mANcrsco

    c.

    wEFFoRT

    ferado

    desde ventanas

    y

    automóviles,

    para

    votar a

    la

    única esperanza

    que

    les restaba: a aquel

    que

    se

    proclamaba

    padre

    de los

    pobres,

    el mesías-charla-

    tán..."20

    Por

    prirnera

    vez

    en

    la

    historia

    brasileña las

    masas

    urbanas

    aparecen

    libreinente en

    el

    escenario

    polí"

    tico. Por

    cierto,

    libertad

    relativa

    y

    sólo

    posible

    den-

    tro

    de los

    límites

    de una estnrctura de poder

    cuya

    composición

    de fuerzas

    permanece,

    en sus aspectos

    fundarnentales,

    igual

    que

    en el

    período

    anterior.

    De

    todos

    modos,

    terminada la dictadura

    terrnina

    también

    el monopolio

    ejercido

    por

    Vargas

    sobre

    Ia

    manipulación

    de la opinión

    popular,

    no obstante

    que

    continrlLe

    siendo, hasta

    su

    muerte en

    1.954, el

    gran

    jefe

    del

    populismo

    al

    cual todos

    los

    demás líderes

    estuvieron de

    algun modo vincul¿rdos,

    con la

    única

    excepción

    de Jánio

    Quadros.

    En los

    primeros

    años

    de vida

    democrática

    reapalece la

    figura de

    Prestes,

    ya

    ahora líder

    del Particlo

    Comunista

    y

    con

    todo el

    prestigio

    que

    le confiere

    su

    pasado

    de

    tenentista

    revoluc-i.onario.

    Pero

    el

    pc,

    que

    llegó

    a

    ser

    en esos

    años

    uno

    de

    los

    grandes particlos

    nacionales, fue

    declarado

    ilegal

    ya

    en

    1947,

    con

    evidente

    pérdida

    de influencia

    sobre las ma.sas.2l

    La

    persistencia

    del

    mismo

    esquema

    de

    poder

    se

    expresa,

    por

    ejemplo, en el hccho de

    que

    el

    sistema

    de

    partidos

    -los

    cuales además

    tienen muy

    poca

    autonomía

    en relación

    al Ejecutivo- se basaba en

    dos agrupaciones

    creadas

    por

    el

    propio

    Vargas

    ai

    término

    del rógimen clictatorial,

    agrupaciones

    que

    no

    serían más

    que

    Ia

    traducción

    del

    compromiso

    social

    en

    que

    se

    apoyaba la

    dictadura,

    en términos

    del

    nuevo lenguaje

    poiítico. El

    psn

    (Fartido

    Social

    2o

    Revista

    Anhenúi,

    núm.

    1,

    vol.

    r,

    dic.

    de 1950.

    21

    En

    sus dos

    años

    de

    vida

    legal

    el

    Partido Comunista

    aparecía

    como

    la

    única

    fueua

    política

    capaz

    de disputar

    Ia

    influencia

    populista sobre

    las

    rnasas

    populares, particular-

    mente

    en las

    elecciones

    para

    funciones legislativas. No obs-

    tante,

    su capacidad de liderazgo

    parecería

    no haber sido la

    misma

    en

    las elecciones

    e.iecutivas

    federales

    en las

    que

    parti-

    cipó

    en

    1945. El

    candidato

    comunista ol¡tuvo sólo el

    9.7

    %

    de los votos en tanto

    que

    el candidato apoyado

    por

    Vargas

    alcanz(¡ el 55.4

    por

    ciento.

    Iif,

    POPULISMO

    Dcmocrático)

    debería dar

    expresión

    a

    los sectores

    conservadores

    vinculados

    con

    la actividad agtaria

    y,

    cn

    efecto, consigue

    mantener

    por

    muchos años

    un

    control "de la clientela"

    cle

    varias

    áreas

    mrales del

    ¡raís;

    el

    prB

    (Partido

    Trabalhista

    Brasileiro) fue

    mu-

    cho

    menos efectivo

    en relación

    a stls

    propias

    finali-

    dades

    cie

    movilizaciírn

    popular,

    habiendo

    funcio¡rado

    sobre

    todo

    como máquina personal de su fundador.

    El

    tercer

    gran particio

    -la

    UDN

    (Unjáo

    Dernocrática

    Nacional)-

    se

    formará

    durante la

    campaña

    para

    el

    derrocamiento de la clictadura,

    apoyándose

    princi-

    palmente,

    aunque

    no exclusivamente,

    en

    grllpos

    urbanos de clase media.

    Este

    úitimo

    partido

    man-

    tuvo durante casi todo

    el

    período

    democrático

    un¿t

    línea

    política

    de oposición al sistema

    psD-prB

    y

    al

    po-

    pulisnro

    en

    general

    (si

    bien

    en Ia fase

    final

    partici

    paría

    de la

    campafla

    de

    Quadros

    a

    la

    presidencia)

    y

    se

    caracterizaría, rápidamente,

    como

    un

    partido

    de derecha.

    No

    obstante las similitudes

    con el

    período ante-

    rior, ésta

    es la

    etapa

    en

    qlte

    se

    hace rnás

    ciaro

    el

    enfrentamiento

    de las

    fuerzas sociales

    dentro

    dei

    gran

    corxpromiso

    que

    sir\¡e

    de

    stlstento

    al

    Estado

    y

    es también la etapa en

    que

    ese

    comprorniso

    en'

    tra en

    crisis.

    I-os

    golpes

    de

    Estado

    se

    presentan

    desde

    los

    primeros

    años

    de clemocraci¡r

    como

    un

    recurso

    al

    cual la

    derecha arnenaza

    recurrir

    para

    reparar su

    pérdida

    de

    importancir.r

    electoral

    y

    para

    neutralizar

    los

    mecanismos

    institucionales

    que

    a-bren

    paso

    a

    la presión popular.

    La

    oposición

    de la

    derecha a la asunción de Varga.s

    en

    1950,

    1a

    crisis

    de 1954

    que

    terrnina con

    su

    suiciCio,

    las

    clificultades

    opuestas

    a

    la

    asunción de

    Kubitschek

    en i955,

    la

    re-

    nuncia

    de

    Quadros

    en

    1961,,la

    oposición

    cívico-mili-

    tar

    a

    la

    asunción

    de

    Goulart crorno

    sucesor

    de

    Qua-

    dros, son

    algunos

    de

    los episodios

    característicos

    de

    una

    inestabilidad

    que

    parecía

    indicar

    el agotamiento

    rlel

    cuadro poiítico

    surgiclo

    en

    1930.

    En

    los últimos años

    de este

    período

    democrático,

    en

    particular

    después

    de la rc'nuncia

    de Jánio

    Qua'

    dros,

    se hace cada

    vez

    más

    intensa

    la

    presión

    p

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    16/17

    82

    FRANCrsco

    c. wEFFoRT

    importantes

    cambios

    ocumidos a partir

    de 1930

    (en

    particular

    en

    la década

    de 1950),

    las

    características

    generales

    de las

    estructuras

    sociales

    v

    económicas

    permanecían

    fundamentalmente

    igualeé.

    por

    un

    lado,

    el

    proceso

    de

    industrialización,

    aurlque

    se había

    intensificado

    desde

    1950,

    no puede

    superar

    las

    limi

    t_aciones

    impuestas por

    un

    sector

    exportador

    de

    pro-

    ductos

    primarios

    y

    tendió

    a

    debilitárse.2s

    por

    ótrolado,

    el

    desarrollo

    industrial

    pasó

    a

    depender cada

    vez

    rnás

    de

    capitales

    extranjeros,

    sin

    que

    se

    formara

    qn

    grypo

    em_presarial

    capaz de

    formular

    una

    polí-

    tica

    independiente

    de

    estos intereses.2s

    Resulta

    aún más

    importante

    el

    surgimiento

    de

    for-

    mas

    de

    acción

    popular

    que

    van,

    en algunos

    casos,

    mucho

    más

    allá de

    los esquemas

    tradicionales.

    Las

    frecuentes

    huelgas

    de

    trabaiadores, la

    creciente

    im-

    portancia

    de

    los

    grupos

    nacionalistas,

    la moviliza-

    ción

    de

    la opinión pública

    en

    torno

    a

    la

    temática

    de

    las

    reforrnas

    de

    estructura

    (en

    particular

    la

    refor-

    ma

    agraria),

    la

    extensión

    de los

    derechos

    sociales

    a

    los

    trabajadores

    del

    campo,

    la

    movilización

    de los

    campesinos

    para

    la orga.nización

    sindical

    o

    para

    las

    "ligas

    campesinas" de Francisco

    Juliáo,

    son-algunos

    de

    los

    hechos que

    anuncian

    la

    emergencia

    ¿é

    un

    ntovimiento

    popular

    cle

    un

    nuevo

    estilo.

    Este,

    aun-

    que

    tuviera

    su nacimiento

    dentro

    de

    los

    cuadros

    institucionales

    y

    rnantuviera

    relaciones

    de

    clepen-

    dencia

    con

    la

    política populista

    de

    Goulart,

    intródu-

    cía

    problemas

    cuyas

    soluciones

    implicaban

    cambios

    básicos

    en la

    composición

    de

    fuerzas

    sociales

    en

    que

    se

    apoyaba

    el

    régimen.

    En

    realidad,

    el desboráa-

    miento

    de

    los

    límites

    urbanos

    de

    la

    maninulación

    de

    masas,

    con el

    comienzo

    de

    la

    movilizaciin

    de las

    masas

    rurales,

    significó

    que

    empezaba

    a dislocarse

    uno

    de

    los

    elementos

    básicos

    de

    Ia

    estructura

    d.e

    poder

    -la

    gran

    propieclad-,

    lo

    que

    iamás

    osara

    hacer

    el

    populisrno

    en

    ninguno

    sui

    momentosanteriores.

    Es

    necesario

    tener

    en cuenta

    que,

    aun

    en

    esa

    fase

    22

    Furtaclo,

    Celso,

    op.

    cít.,

    2r

    pafie,

    cap.

    vnr,

    3.

    23

    Cardoso,

    F.

    H.,

    op.

    ci¿.,

    pp.

    84-85.

    Iif, T,OPULISA{O

    83

    f inal

    del

    período democrático,

    el

    cuadro

    político

    gcneral

    continuó

    siendo

    el

    del

    populismo.

    Desde

    cl

    punto

    de vista

    de

    una

    política

    de

    desarrollo in-

    rluitrial nacional,

    como

    desde el

    punto

    de vista

    del

    l)roceso

    de

    democratización

    social

    y política, las

    re-

    lirrmas

    de estructura

    se

    presentaban

    como

    esencia-

    lcs.

    Con

    todo, ninguno

    de

    los

    grupos dominantes

    se

    rnostraba

    capaz

    de ofrecer

    los

    soportes

    indispensa-

    bles

    a

    una

    política

    de reformas,

    aun

    cuando

    es

    posi'

    ble admitii

    que

    alguno

    de ellos

    pudiese

    obtener

    provecho

    de fal

    politica.

    Todos

    se

    volvían

    hacia

    el

    Éstado

    y,

    más de

    una

    vez,

    las masas

    populares

    se

    perfilaron

    como

    la

    gran

    fuerza

    social

    capaz

    9"

    plo-

    porcionar

    bases

    a

    esa

    política

    y

    al

    propio

    Estado.

    La nueva

    situación

    introducía,

    entre

    tanto,

    proble-

    mas

    difíciles.

    Mientras

    en

    los decenios

    anteriores

    Ia

    acción

    de

    los

    gobernantes no

    fue

    nunca

    más

    allá

    cle optar,

    a

    través

    del

    juego

    de

    los intereses

    domi'

    nantés,

    por

    la línea

    de menor

    resistencia

    popular,

    en la

    nueva situación

    cabía

    al

    Estado

    la responsa-

    bilidad,

    de superar

    los intereses

    en

    juego.

    En tanto

    que

    en el

    peiíodo

    anterior

    el

    proceso

    político creó,

    á

    través

    dél

    populismo combinado

    con

    la

    relativa

    impotencia

    de

    los

    grupos dominantes,

    la imagen

    de

    un Estado

    soberano,

    ahora

    se imponía

    al

    Estado

    probar

    la

    realidacl

    de su soberanía

    frente

    a

    esos

    grupos d-ominantes.

    -

    Si se

    tiene

    en

    cuenta

    la naturaleza

    de

    la

    partici-

    pación

    política

    popular

    que

    existía

    en

    el

    país,

    se

    ádvierten

    las

    graves limitaciones

    que se

    presentaban

    a

    la

    política

    cle reformas

    que

    constituía

    una de

    las

    orientaciones

    básicas

    del

    gobierno

    de

    Goulart.

    En

    efecto,

    la

    importancia

    política de

    las masas

    había

    clependido

    siempre

    de

    la

    existencia

    de

    una

    transac'

    ció-n entre

    los

    grupos

    dominantes,

    y esta transacción

    se

    encontraba-ahora

    en

    crisis'

    Si las

    masas

    sirvie'

    ron

    como

    fuente

    de

    legitimidad

    para

    el

    Estado,

    esto

    sólo

    fue

    posible

    mientras

    estuvieron contenidas

    den'

    tro de

    un esquema

    cle

    alialrza

    policlasista, lo cual

    las

    privaba

    de

    autonomía.

    Dé esta

    forma,

    al

    pretender

    entrar

    por el camino

    de

    las

    reformas

    de éstmctura,

    Goulart

    provocó

    la

  • 8/18/2019 Weffort.+Populismo

    17/17

    64

    rrRANcrsco

    c. wF.FFoRT

    crisis

    "del

    rfgimen populista',.

    A

    pesar

    de

    que

    é1,

    como

    jefe

    de

    Estado,

    condicionaba,

    por

    acóión

    u

    omisión,-

    el

    conjunto

    del

    movimiento

    popular

    que

    comenzaba

    a

    formarse,

    leios

    estaba

    de

    iener

    el

    cón-

    trol

    del proceso

    político.

    Crecía

    en importancia

    una

    movilización

    popular

    que,

    aunque

    dependiese

    mu-

    chas

    veces

    de

    la

    iniciativa

    clel

    Estacto,

    lendía

    a

    su-

    pcrar

    los

    Iímitcs

    institrrcionales

    vicentes.

    ,

    AsÍ,.eI gran

    conpromiso

    social

    que

    se

    apoyaba

    el

    régimen

    se vio

    condenado

    por

    toáas

    hs iuérzas

    gue

    l-o

    componían.

    Condenado

    por

    Ia

    derecha y por

    las

    clases

    r-tredias

    que

    se

    aterrorizaban

    ante

    d

    pre-

    sron poputar

    crcciente;

    por

    los

    grandes

    propieta-

    rios

    asustados

    con

    el debáte

    sobre-la

    reforma

    agra-

    fa,

    y

    con

    la

    moviiización

    cle

    las

    masas

    rurales;

    "por

    la.burguesía

    industrial

    temerosa

    también

    de lá

    pre-

    sión popular

    y

    ya

    vinculada,

    a través

    cle

    alsunos

    de

    sus

    sectores

    más

    irnportantes,

    a los

    interesei

    extran_

    jeros.

    Y,

    a

    pesar

    de

    las

    intenciones

    cle

    alsunos

    de

    sus

    líderes,

    se

    encontraba

    igualmente

    cdndenaclo

    por

    la

    fragilidad

    del

    populismo

    que

    se

    mostraba

    incapaz

    no

    sólo de mantener

    el equilibrio

    de

    toclas

    esas

    fuerzas

    sino

    también

    de

    el'ércer

    un

    control

    efectivo

    sobre

    el

    proceso

    de

    ascenso

    de las

    masas.

    I

    I

    IiGUMONÍA

    BURGUESA E

    INDEPENDENCIA

    li('ONóMICA

    : RAÍCES ESTRUCTURALES

    I)Ii

    I,A CRISIS

    POLfTICA BRASILEÑA

    FT]RNANDO I{.

    CARDOSO

    ljntre

    los

    múltiples

    caminos

    políticos que

    en

    los

    riltimos

    decenios

    se

    presentaron

    a los

    países que

    se

    rlio

    en

    llamar

    -y

    en ciertos

    casos

    no sin

    ironía*

    "cn

    vías

    de

    desarrollo",

    el

    que podría

    ser calificado

    cn forma

    asaz

    superficial

    de

    modelo latinoamericano

    implicó

    en un

    juego

    de

    relaciones

    de oposición,

    con-

    llictos y

    acomodaciones

    a

    un

    número determinado

    cle

    agentes

    sociales: las

    masas urbanas,

    el

    Estado,

    Ios

    sectores

    exportadores

    mercantiles

    (agrarios

    y

    rnineros),

    las clases

    medias urbanas, los

    sectores fi-

    nancieros

    y

    los

    grupos

    industriales.

    La

    particulari-

    dacl

    de

    este

    juego,

    considerada

    América

    Latina

    en

    su

    conjunto,

    se

    percibió

    corrientemente en términos

    cle

    Ia

    existencia

    de

    una

    polarización

    dicotómica

    en-

    tre

    los

    sectores

    exportadores inercantiles por

    una

    parte

    y

    las

    masas urbanas

    y

    los

    grupos

    industriaii-

    zantes

    por

    otra, correspondiéndole

    así al

    Estado,

    a

    las clases

    medias

    e

    incluso a los

    sectores

    financieros

    una

    posición

    intermedia. Se consideraba

    que

    esa

    posición

    intermedia

    era

    importante

    en

    la

    transición

    clel

    predominio

    de cada uno

    de los dos

    polos,

    si

    bien

    hasta cierto

    punto

    sería refleja

    puesto que

    su

    sentido

    se iría

    redefiniendo

    a

    medida qlle se collso-

    lidara

    la

    hegemonía

    política

    de

    cada uno de los

    componentes

    más

    importantes

    de los

    polos

    como

    agentes históricos. En lenguaje

    sociológico vulgar

    se

    llamaba

    sector tradicional de

    la

    sociedad

    a

    los

    gmpos

    exportadores

    mercantiles dada

    su

    base

    agrícola-minera

    considerada latifundista

    o

    de

    encla-

    ve,

    y

    srl

    actividad exporiadora-importadora

    orien-

    tada

    por

    los centros hegernónicos

    mundiales

    que

    coloreaban

    dicho

    sector

    con

    tintes colonialistas

    o

    t85l