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Mis proposiciOMS son esclarecedoras M este modo: que quien me comprentk acaba por reconocer que son sinsemi- dos', siempre que el que comprenda haya salido a través M elüufuera M ellos. (Debe, pues, por ast Mcirlo, tirar la ucakra después M hober subido.) Debe superar estas proposiciones; entonces tiene lajusta visi6n MI mundo. Mario Salas Wittgenstein y la escalera -acerea de la proposición 6.54 del Tractatus- Rev. F"llosofla Univ. Costa Rica, XXXII (78-79),181-188,1994 Summary: In this paper the author attempts to prove that Ludwig Wittgenstein' s Tractatus Logico-Philosophicus is unable to explain the possibilityo/ its own discourse. The author bases his attempt on the analysis o/ the notion o/ non- sense, as it appears in the Tractatus, and on the analysiso/ the role o/ thought as a condition o/ thepossibility o/ meaning. Resumen: El autor intenta probar en este tra- bajo que el Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein es incapaz de explicar la posibilidadde su propio discurso. Parte para ello delanálisis de la noción de sinsentido, tal y como es empleada en el Tractatus, y del análisis del papeldel pensamiento como condición de posibi- lidaddel significado de los signos en el lenguaje. Introducción En el presente trabajo nos propusimos exami- narla célebre proposición 6.54 del Tractatus logi- Wiltgenstein co-philosophicus -aquella que afirma que, aunque esclarecedoras, sus proposiciones son al fin y al cabo sinsemidos' en lo concerniente a su posibilidad desde el punto de vista del Tractatus mismo; es decir, nos propusimos encarar la paradoja de que sea precisamente un conjunto de sinsentidos el que haya de comunicarnos "la justa visión del mundo"; pues ¿cómo podría un sinsentido comunicamos algo sin dejar de serIo? ¿No constituiría acaso la proposición 6.54 una autorrefutacián del Tractatust-une prueba de que su teoría del lenguaje es insostenible o, al menos, incompleta-? Preguntarse esto equivale a preguntarse si el Tractatus puede explicar desde sí mismo su propia posibilidad; si es capaz de dar cuenta de su propio discurso. Pues no basta con reconocer que sus "proposiciones" sean sinsentidos -conclusién por lo demás inevitable a la luz de sus propios supuestos- y que la escalera deba arrojarse des- pués de haber subido; ya que ante esta "proposi- ción" cabe preguntar: si todo lo que el Tractatus nos ha dicho hasta aquí es verdad ¿cómo es posi- ble entonces que exista una escalera?

Wittgenstein y la escalera -acerea de la proposición 6.54 del

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Page 1: Wittgenstein y la escalera -acerea de la proposición 6.54 del

Mis proposiciOMS son esclarecedoras Meste modo: quequien me comprentk acaba por reconocer que son sinsemi-dos', siempre que el que comprenda haya salido a través M

elüufuera M ellos. (Debe, pues, por ast Mcirlo, tirar laucakra después M hober subido.) Debe superar estas

proposiciones; entonces tiene lajusta visi6n MI mundo.

Mario Salas

Wittgenstein y la escalera-acerea de la proposición 6.54 del Tractatus-

Rev. F"llosofla Univ. Costa Rica, XXXII (78-79),181-188,1994

Summary: In this paper the author attempts toprove that Ludwig Wittgenstein' s TractatusLogico-Philosophicus is unable to explain thepossibilityo/ its own discourse. The author baseshis attempt on the analysis o/ the notion o/ non-sense,as it appears in the Tractatus, and on theanalysiso/ the role o/ thought as a condition o/thepossibility o/ meaning.

Resumen: El autor intenta probar en este tra-bajo que el Tractatus logico-philosophicus deLudwig Wittgenstein es incapaz de explicar laposibilidadde su propio discurso. Parte para ellodelanálisis de la noción de sinsentido, tal y comoes empleada en el Tractatus, y del análisis delpapeldel pensamiento como condición de posibi-lidaddel significado de los signos en el lenguaje.

Introducción

En el presente trabajo nos propusimos exami-narla célebre proposición 6.54 del Tractatus logi-

Wiltgenstein

co-philosophicus -aquella que afirma que,aunque esclarecedoras, sus proposiciones son alfin y al cabo sinsemidos' en lo concerniente a suposibilidad desde el punto de vista del Tractatusmismo; es decir, nos propusimos encarar laparadoja de que sea precisamente un conjunto desinsentidos el que haya de comunicarnos "lajusta visión del mundo"; pues ¿cómo podría unsinsentido comunicamos algo sin dejar de serIo?¿No constituiría acaso la proposición 6.54 unaautorrefutacián del Tractatust-une prueba deque su teoría del lenguaje es insostenible o, almenos, incompleta-?

Preguntarse esto equivale a preguntarse si elTractatus puede explicar desde sí mismo supropia posibilidad; si es capaz de dar cuenta de supropio discurso. Pues no basta con reconocer quesus "proposiciones" sean sinsentidos -conclusiénpor lo demás inevitable a la luz de sus propiossupuestos- y que la escalera deba arrojarse des-pués de haber subido; ya que ante esta "proposi-ción" cabe preguntar: si todo lo que el Tractatusnos ha dicho hasta aquí es verdad ¿cómo es posi-ble entonces que exista una escalera?

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Nos proponemos mostrar en el presente trabajoque, desde el Tractatus, no podría explicarsejamás dicha posibilidad; es decir, que el Tractatuses incapaz de dar cuenta de sí mismo. Y el funda-mento de tal imposibilidad residiría en que, si par-timos de sus supuestos, las condiciones necesariasdel sentido -las propiedades formales- no podríanser pensadas; lo que equivale a decir que el pen-samiento no puede relacionarse reflexivamenteconsigo mismo, tomarse a sí mismo por objeto -que no puede haber un "pensamiento del pen-samiento"-. Siendo esto así, no sería posibleentonces explicar cómo llegaríamos alguna vez a"la justa visión del mundo"; pues una visión talpresupondría una comprensión de las propiedadesformales o estructurales del lenguaje; pero todacomprensión supone que, de alguna manera, locomprendido es pensado.

Empezaremos por recordar, en vista a nuestrosobjetivos, cuáles son para el Tractatus los límitesdel sentido, a fin de comprender por qué susproposiciones caen necesariamente en el dominiode lo inefable -un subdominio del sinsentido-;luego examinaremos qué papel juega el tema delpensamiento en la arquitectura del Tractatus, a finde establecer la identidad entre la inefabilidad y laimpensabilidad; es decir, a fin de mostrar que, deacuerdo con sus premisas teóricas, lo que nopuede ser dicho tampoco puede ser, de ningúnmodo, pensado.

1. Los límites del sentido

Existe una distinción capital en el Tractatusentre lo "carente de sentido" (sinnlos) y el "sinsen-tido" (Unsinn). El ámbito de lo "carente de sentido"es coextensivo con el ámbito de las proposicionesde la lógica (las tautologías) y de sus negaciones(las contradicciones): Tautologías y contradic-ciones no dicen nada -ya que no describen ningúnestado de cosas-, pero ambas son posibilidadesextremas, casos límite del simbolismo; cosa que nosucede sin embargo con los sinsemidos. Veamos endetalle en qué consiste la diferencia.

Las tautologías y las contradicciones perte-necen al simbolismo porque pueden construirsemediante los procedimientos legítimos para for-mar proposiciones complejas a partir de las"proposiciones elementales" -recordemos quepara el Tractatus toda proposición es función deverdad de estas últimas'-. No obstante, carecen de

sentido; pues no figuran hecho alguno -y el sentí-do de una proposición es, para el Tractatus, "loque la figura representa'<. Esto tiene que ver conel carácter necesario de las tautologías: es esenciala lo fáctico el ser contingente; el poder darse o nodarse'; pero las tautologías son indiferentes a loshechos del mundo pues son compatibles con todosellos: cualquiera que sea el valor de verdad de lasproposiciones elementales, la verdad de las tau-tologías permanece inalterada. Así, ellas carecende una propiedad fundamental de las proposi-ciones -la bipolaridad-: afirmar un posible estadode cosas es siempre negar otro; la proposicióntraza una línea que separa el ámbito de los estadosde cosas compatibles con ella de los que no loson". Al no poseer carácter bipolar, las tautologíasno comunican ninguna información sobre elmundo. De igual manera, las contradicciones sonincompatibles con todos los hechos: su esencialfalsedad permanece inalterada cualesquiera quesean los valores de verdad de las proposicioneselementales. En consecuencia, no hay hecho quepueda ser figurado por una contradicción -no haysentido que le corresponda-o

Por el contrario, el término sinsentido (unsin-nig) lo reserva Wittgenstein para aquellas expre-siones que no cumplen los requisitos del simbolis-mo, ya sea porque constan de elementos asigni-ficativos o porque, aun constando de elementossignificativos, el modo en como estos están com-binados transgrede las reglas de la sintaxis lógicadel lenguaje. Dentro del dominio de los sinsenti-dos estarían comprendidos, así, tanto galimatíascomo "tururú" -al que no corresponde ningún sig-nificado- como expresiones del tipo "el teoremade Pitágoras es calvo" o "S6crates es idéntico" -que son asignificativas por representar combina-ciones ilegítimas 10 de signos en sí mismos signi-ficativos".

Las proposiciones de la metafísica serían sin-sentidos de este último tipo, aunque quizá mássutiles: en ellas hay una apariencia de sentido queno existe en "el Teorema de Pitágoras es calvo";sin embargo, constarían igualmente de combina-ciones prohibidas por las reglas de la sintaxis lógi-ea". Creemos que, en lo esencial-aunque no argu-mentaremos aquí esta aseveración- tales proposi-ciones podrían considerarse, desde la óptica delTractatus, como intentos de expresar mediante ellenguaje las propiedades formales del mismo ypor lo tanto, de decir algo que sólo puede sermostrado",

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WITI'GENSTEIN y LA ESCALERA 183

La distinción entre el decir y el mostrar es,precisamente, otra distinción central en elTractatus-sin la cual no pueden entenderse, tantosudoctrinaacerca de la imposibilidad del discursometafísico, como su doctrina relativa a lomistico", Tal distinción tiene que ver con laimposibilidadque hay para el lenguaje, según elTractatus, de figurar su propia forma de figu-racion". Una fotografía o una pintura (el lenguajeesconcebidoen el Tractatus como análogo a unapintura)pueden figurar la realidad, pero no supropiaforma de figurarla; esto es, aquello que handetener en común la realidad y la imagen paraqueesta sea imagen de aquella. De igual manera,todaslas llamadas propiedades y relaciones for-males-entre las que está incluida la forma comúnaimageny realidad's-, no podrían ser figuradas enellenguaje;pues son precisamente el supuesto, lacondiciónde posibilidad de la figuración misma.Porpropiedades y relaciones formales entiendeWittgenstein aquellas propiedades y relacionesqueson esenciales a los objetos, los hechos y a lasproposicionesque los representan"; de modo queseríaimpensable que éstos no las poseyeran. Así,porejemplo, que una proposición sea la negaciónde su propia negación, o que conste de partesarticuladasentre sí. o que sea una representacióndel hecho que representa. son cosas que nopuedenexpresarse en el lenguaje"; pues éste yasupone estas propiedades. Que la proposición"SanJosé está al sur de Managua" -por ejemplo-representael hecho de que San José esté al sur deManagua,es algo presupuesto en la comprensiónmismade la proposición y por esto no puede serexpresadomediante otra proposición; el enuncia-doen cuestión muestra él mismo cuál es su senti-do.Así, una "proposición" como" 'San José estáalsurde Managua' significa que San José está alsur de Managua". no diría nada": pues si noentendimos la proposición original tampocoentenderíamossu explicación -que no hace sinorepetirla-,Las propiedades formales se muestranen el lenguaje; pero no pueden ser expresadasmedianteellenguajelll.

Puesbien, las proposiciones fundamentales delTractatus son. precisamente. proposiciones queintentanexpresar propiedades formales: Que elmundoesté determinado por los hechos y por sertodos los hechos (TLP 1.11), es una propiedadformalde estos; como lo es igualmente el "hecho"de que estén constituidos por "hechos atómi-cos"(TLP2); o el que les sea esencial el poder

acaecer o no acaecer (TLP 1.21); o el "hecho" deque el pensamiento sea la figura lógica de loshechos (TLP 3); o el que la proposición sea fun-ción de verdad de la proposición elemental (TLP5) -pues todas son propiedades que, en el marcode la teoría tractariana, sería impensable que susobjetos no las poseyeran. Aún más, el que deter-minado hecho sea un "hecho", o el que un objetosea "objeto'?', serían también propiedades for-males -respeetivamente- de todo hecho u objeto.y a estas proposiciones no les correspondería sen-tido alguno; pues -al igual que en el caso de lastautologías- lo que ellas intentan decimos care-cería de alternativa; ya que su negación no expre-saría ninguna posibilidad (y por lo tanto tampocoellas podrían hacerlo). Sin embargo, a diferenciade las tautologías, ninguna de estas "proposi-ciones necesarias" podría construirse como fun-ción de verdad de las proposiciones elementales-;de modo que no podrían ser formuladas sin vio-lentar las reglas del simbolismo. Por esto tales"proposiciones" han de ser necesariamente seudo-proposiciones; esto es, sinsemidos.

2. El pensamiento

Henos aquí ante una paradoja: las proposi-ciones que nos revelan la estructura común a larealidad y al lenguaje -las proposiciones elucida-torias del Tractatus- son sinsentidos; su mismacomprensión nos muestra que al enunciarlas nohemos dicho nada ...Pero ¿cómo puede explicarseentonces la función elucidatoria de tales seudo-proposiciones?

Para esclarecer la naturaleza del problema -y laposibilidad o imposibilidad de su solución- esnecesario que consideremos primero la naturalezadel pensamiento desde el punto de vista delTractatus; pues, como ya dijimos, toda posiblecomprensión de la estructura o forma común allenguaje y mundo supone que esta sea objeto denuestra conciencia, y por lo tanto, que pueda serobjeto de nuestro pensamiento.

¿Cómo es concebido el pensamiento en elmarco del Tractatus y qué papel juega en suarquitectura? Creemos que su función consiste engarantizar el sentido del lenguaje; en explicarcómo, en última instancia, los signos proposi-cionales -perceptibles por los sentidos- decualquier lenguaje pueden significar algo.

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184 MARIOSALAS

En la proposición 3 del Tractatus nos diceWittgenstein que "la figura lógica de los hechoses el pensamiento". Ahora bien, hasta ese momen-to no se ha mencionado aún la palabra proposi-ción (Satz) en el Tractatus -en los apartados ante-riores se nos ha hablado sólo de la figura lógica yse nos ha dicho (TI..P 2.201) que ella representauna posibilidad de existencia o no existencia delos hechos atómicos (Sachverhalten)-. Creemosque lo que Wittgenstein quiere afirmar aquí es queel tipo de figura que acaba de describimos sellama propiamente pensamiento; pues sólo el pen-samiento es por derecho propio una figura lógica;ya que el signo proposicional, oral o escrito, losería sólo vicariamente; en tanto mantiene unaparticular relación con el pensamiento. ¿En quéconsiste dicha relación? La proposición 3.1 nos loaclara: el signo proposicional no es sino la expre-sión sensible del pensamiento: este puede mani-festarse sensiblemente de diversas formas -me-diante la voz o la escritura en cualquiera de losidiomas existentes, o mediante un sistema deseñales como el alfabeto Morse22-; la expresiónsensible concreta es arbitraria; lo esencial -lo quepermite que todas estas expresiones contingentestengan el mismo sentido- es que todas ellas expre-san el mismo pensamiento. Este es, así, la esenciacomún a todas sus representaciones sensiblesconcretas; pero además, es concebido al parecerpor Wittgenstein como un hecho psiquico particu-lar, junto a sus expresiones concretas",

Wittgenstein explica la relación entre el pen-samiento y su expresión sensible recurriendo a laanalogía de la proyeccián: En la proposición elpensamiento se expresa mediante la correspon-dencia de los objetos del pensamiento con los ele-mentos del signo proposicional (TLP 3.2), Yenesto consistiría la relación proyectiva de este ülti-mo con el mundo. El método de proyección con-siste precisamente en pensar" el sentido de laproposición; es decir, en hacer corresponder a loselementos del signo proposicional aquellos obje-tos que corresponden a los elementos del pen-samiento; que no son sino los objetos simples eindestructibles postulados por el Tractatus comocondición de posibilidad del sentido (TLP2.021}15.

Es entonces evidente que la figura lógica ele-mental -llamémosla pensamiento elementaP'- es elpensamiento del hecho atómico: una figura lógica-un pensamiento- no elemental no sería más queuna especificación de posibilidades de verdad o

falsedad para pensamientos elementales. Un signoproposicional que sea isomorfo a un pensamientoelemental -y cuyos elementos correspondan me-diante una proyección a los respectivos objetos-, oque exprese con exactitud con cuáles posibili-dades de verdad o falsedad de pensamientos ele-mentales es compatible, es una proposición "com-pletamente analizada?".

Llamemos ahora, para los fines de nuestraargumentación, "lenguaje perspicuo?" a aquellenguaje que conste de proposiciones completa-mente analizadas. Evidentemente el pensamiento .tal Ycomo lo concibe el Tractatus- sería el primerejemplo (y el arquetipo) de tal lenguaje; mientrasque los lenguajes naturales no podrían ser consi-derados perspicuos al no estar "completamenteanalizados". En efecto, los términos que aparecenen los lenguajes naturales no denotan objetos sim-pies: nombres propios como "Irazú" o "JoséMaría Figueres", o descripciones definidas como"la computadora en la que escribo este artículo",denotan objetos que constan de partes; Yque sonpor lo tanto susceptibles de un ulterior análisis.Todas estas entidades pueden dejar de existir sinque las proposiciones en que aparecen los ténni-nos correspondientes se vuelvan por eso sinsenti-dos. No obstante, para que dichas proposicionestengan sentido es esencial -desde la perspectivadel Tractatus- la existencia de los simples a partirde los cuales se constituyen tales complejos; yaque las entidades mencionadas no son objetos enel sentido del Tractatus, sino más bien hechos(Tatsache), consistentes en la ocurrencia de cier-tos hechos atómicos y en la no ocurrencia de otros-esto es, consistentes en la existencia e inexisten-cia de ciertas combinaciones de objetos.

Un lenguaje donde aparecen términos quedenotan complejos -en el sentido aquí especifica-do- sería por esto mismo un caso de lenguaje noperspicuo. Existiría sin embargo otra fuente posi-ble de no perspicuidad: aunque cada uno de loselementos de un lenguaje correspondiese a losobjetos tractarianos y no a complejos, sería posi-ble sin embargo que un mismo término designasediversos objetos" -incluso objetos cuyaspropiedades sintácticas'" fuesen muy diferentes-, oaún diferentes complejos. Podría aún darse el casode que una expresión perteneciese sólo a lagramática particular de determinado lenguaje naotural y que expresase además -confusamente- ras-gos lógico sintácticos diferentes". Wittgensteinexamina esta posibilidad (TI..P 3.321-3.324) y, al

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parecer, la identifica con la fuente de las confu-sionesfilosóficas: aquí estaría entonces probable-mentela explicación tractariana de la pOsibilidaddelas proposiciones metafísicas",

Pues bien, el lenguaje ordinario sería no pers-picuopor ambos motivos: tanto porque sus térmi-nos no denotan simples, como por el hecho deque,muchas veces, "designan de modo y maneradiferente"(TLP 3.323). Ahora bien, es claro que -en el contexto del Tractatus- un término sólopodríasignificar en tanto existiera una proyecciónquehaga corresponder el signo perceptible por lossentidoscon un objeto o, si no, con algún estadode cosas posible -en el caso de los objetos com-plejos de nuestra experiencia cotidianav-, En elprimercaso, el objeto ha de ser uno de los objetostractarianos indestructibles", y en el segundo, laexistencia del complejo ha de ser pensable; puesevidentemente -dado que la proyección supone elpensamiento- lo que no puede pensarse no puedeserproyectado. En otras palabras, ha de ser posi-ble la figuración lógica del complejo y, por lotanto,ha de ser posible pensar los hechos atómi-cosen cuya existencia e inexistencia ha de consis-tir en último término dicho complejo. De no serposibleninguna de las dos situaciones, el términoen cuestión carecería de significado" y sería enconsecuencia absolutamente ininteligible, esdecir,no podría tener siquiera la apariencia de unsignificado.

Pues bien: dado que las propiedades formalesno son objetos, ni hechos atómicos(Sachverhalten), ni tampoco hechos (Tatsachen)o meras "posibilidades de hechos>", no seríaposible, ni nombrarIas, ni figurarIas lógicamente-es decir, no sería posible pensarlas-; y por lotanto tampoco sería posible una proyección quedé significado a término alguno que pretendaexpresarlas. En consecuencia, términos como"hecho", "objeto", "proposición", "sentido", ete.,que, según veíamos en el apartado anterior, des-ignaríanpropiedades formales, deberían semos -si nos atenemos al Tractatus- absolutamenteininteligibles.

3. La escalera

Nos hallamos ahora en condiciones de com-prenderel sentido de la "escalera" del Tractatus y,al mismo tiempo, de examinar la cuestión de suposibilidad17 •

185

Que las proposiciones del Tractatus sean sin-sentidos significa, según veíamos en el apartadoprimero, que no dicen nada; y esto porque, deacuerdo con los supuestos del Tractatus, nopueden comunicar nada nuevo -nada que no estépresupuesto en todo decir Y cuya enunciación nosea por lo tanto inútil. Cabría entonces pregun-tarse por qué es necesario un discurso como el delTractatus, si lo que en él se intenta comunicamoses algo supuesto en todo uso del lenguaje -algo, enconsecuencia, que ningún hablante podría ignorar.

Contra esto se podría argüir sin embargo que,aunque las proposiciones de la lógica (las tau-tologías), tampoco dicen nada -pues su contenidoinformativo es también nulo-, no siemprepodemos determinar por simple inspección quealgo sea una tautología. Por ejemplo, cuandotratamos de determinar la validez o invalidez deun razonamiento (pues de otro modo no seríanecesaria la demostración, y los diversos procedi-mientos de prueba formal estarían sobrando). Unademostración equivale, precisamente, a mostrarque, lo que a primera vista parece una proposicióncontingente (el condicional que tiene comoantecedente la conjunción de las premisas y comoconsecuente la conclusión), no lo es en absoluto;ya que la negación de dicha proposición -queantes de la demostración parecía posible- es abso-lutamente imposible, pues envuelve una con-tradicción.

De análoga manera, el discurso del Tractatusintentaría mostramos algo que, aunque supuestoen todo lenguaje -y por lo tanto carente de altema-tiva-, no es sin embargo inmediatamente patente,evidente; ya que las formas del lenguaje ordinariolo disfrazan: las propiedades sintácticas y semánti-cas esenciales del lenguaje. Las proposicioneselucidatorias del Tractatus tendrían, así, la fun-ción de llevamos desde el nivel del lenguaje ordi-nario a esa realidad que lo trasciende y que escondición de posibilidad del sentido -constituiríanla escalera que nos conduce hasta ella-, y que soloasí se volvería evidente para nosotros; dándosenosal mismo tiempo, en esta evidencia, la del con-tenido informativo nulo (es decir, la falta de senti-do) de las proposiciones que nos llevaron hastaella

Pues, así como la demostración de un teoremamatemático no nos brinda un nuevo conocimien-to -una nueva información- que no estuviese yacontenido desde un principio en los axiomas quesirven de base a dicha demostracién, sino que

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186 MAR 10 SALAS

consiste en un reconocimiento de lo que ya estabaahí, en un volver explícito lo implícito, de igualmodo, el discurso del Tractatus pondría en evi-dencia la estructura necesaria de nuestro lenguaje;estructura que ya estaba ahí desde que el lenguajetenía un sentido aunque no fuésemos conscientesde ella y que, tras de las formas aparienciales -fenoménicas- del lenguaje, no es sino la mismaestructura del pensamiento; de aquel verdaderolenguaje que subyace al imperfecto lenguaje ordi-nario permitiéndole a este que, a pesar de susimperfecciones, sus proposiciones estén también"ordenadas de un modo completamente lógico'?',Gracias a las proposiciones del Tractatus serealizaría, así, una especie de anamnesis: elrecuerdo de aquello que siempre estuvo connosotros aunque no nos dábamos cuenta.

Sin embargo, persiste un problema de fondoque el Tractatus no puede soslayar, y que atentacontra la posibilidad misma de tal anamnesis: adiferencia de lo que sucede con las proposicionesmediante las cuales -en la demostración- eluci-damos la verdad necesaria de un teorema;proposiciones que no dirían nada que no estéimplícito en los axiomas, de modo que el condi-cional que tenga como consecuente la conjunciónde estas proposiciones y cuyo antecedente sea laconjunción de los axiomas sería una tautología. ypor lo tanto carecería de sentido, debemos recor-dar que el discurso del Tractatus no constituiría.según él mismo, un caso de carencia de sentido(sinnlos), sino de sinsentido (Unsinn); y la doctri-na de la proyección que analizábamos en elapartado anterior -el fundamento mismo de laexplicación tractariana de cómo el lenguaje ordi-nario adquiere significado- haría imposible la for-mulación misma en el lenguaje de tal sinsentido.Partiendo de los supuestos del Tractatus, lasproposiciones tractarianas ni siquiera podrlan serconstruidas; y no se trataría ya sólo de un proble-ma de carencia de alternativa. de no brindar infor-mación alguna sobre el mundo al no discriminarentre posibilidades, ni tampoco -es importanterecalcarlo- de un problema de violación de reglaslógico-sintácticas, sino de un problema -más fun-damental- de carencia de vocabulario.

En efecto, en tanto que se trata de un lenguaje -y no de un mero conjunto de signos asignifica-tivos- ha de existir en el discurso del Tractatusuna relación significante entre los términos de susproposiciones y aquello que esos términos desig-nan (las propiedades formales de los hechos, los

objetos, los nombres y las proposiciones), pues lotérminos de un lenguaje han de remitir siempreotra cosa distinta de sí mismos; mas, para queesto sea posible, tendría el pensamiento queproyectar sobre ellos tales significados, ya quesolo mediante una proyección -según hemosvisto- los elementos de un lenguaje convencionadquieren significado.

Pues bien ¿qué correspondería a los términode "proposiciones" como: "la proposición muessu sentido", o como "los hechos en el espaciológico son el mundo"? Si nos atenemos a la doc-trina de la proyección, nada; pues hemos vistoque no habría nada en el pensamiento que pudiesecorresponder a tales términos"; y esto significaque no sería posible ninguna proyección que lesasigne a estos ''términos'' algún significado -o,menos, no aquellos significados que Wittgensteinquiso asignarles. Pues bien, siendo esto así, losconjuntos de signos que constituyen las proposi-ciones del Tractatus no podrían remitir a nada"; yno existiría entonces ninguna diferencia entredecir "la proposición muestra su sentido" y pro-nunciar un galimatías como "tururú"; de modoque, si nos atenemos rigurosamente a la doctrinadel Tractatus, todos sus "enunciados" podríanresumirse en una sola "palabra": "Tururü".

La comprensión de las propiedades internas dellenguaje y del mundo supondría. de algún modo,una reflexión o autorreferencia del pensamiento;es decir, supondría que el pensamiento pudieseproyectar -pensar- sus propiedades sintácticas ysemánticas esenciales. Solo así sería posible laescalera del Tractatus; pues de otra forma un sin-sentido es tan sinsentido como cualquier otro y noresulta comprensible cómo podría ser en modoalguno esclarecedor, ya que lo único que se nosmostraría en él sería la ocurrencia de un signomudo; carente de significado.

Notas

l. En este epígrafe hemos seguido casi fielmente latraducción que da Enrique Tierno Galván de la proposi-ción 6.54 del Tractatus (en su versión española delmismo publicada por Alianza Editorial, Madrid, 1984),excepto en un detalle: Tierno Galván traduce "quien mecomprende acaba por reconocer que carecen de sentí-do", donde nosotros escribimos "quien me comprendeacaba por reconocer que son sinsentidos". El originalalemán emplea aquí el adjetivo "unsinnig", y TiernoGalván traduce habitualmente el correspondiente sus-tantivo "Unsinn", por "sinsentido", mientras que

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"carecede sentido" es su traducción habitual de "sino-los".Ahora bien, "sinnlos y "Unsinnig" (o "Unsinn") nosignifican lo mismo en el contexto del Tractatru (cf. elapartado segundo del presente ttabajo); por esta razón -paraevitar confusiones- hemos introducido esta modifi-cación.En nuestro ttabajo "sinsentido" traduce siemprelostérminos "Unsinn" y ''unsinnig'', y "carece de senti-do", el vocablo aIemm "sinnlos".

2. Incluida, por supuesto, la propia proposición 6.54.3. Afirmar que las proposiciones del Tractatru son

sinsentidoses afirmar que no son proposiciones y, por lotanto,afumar que no son verdoderos ni falsas. Pero estaconclusiónha sido, no obstante, deducida a partir de laspropiasproposiciones del Tractatw. La paradoja implfci-la en esto puede muy bien explicitarse así: si las proposi-ciones del TractallU son verdaderas entonces no sonproposiciones, y por lo tanto tampoco son verdaderas.

4. Cf. TI..P 4.461 -las citas del Tractatw se indicanaquí con las letras TLP y el mlmero de la respectivaproposición, y corresponden a la versión espaftola deEnriqueTiemo Galván, Alianza Editorial, Madrid, 1984.

5. Cf. 11..P S.6. TI.P 2.221. Y la figura representa un hecho -un

estado de cosas posible en el espacio lógico (TLP2.202)-.

7. "Cualquier cosa puede acaecer o no acaecer y elrestopermanece igual" (1LP 2.202)-.

8. Wittgenstein emplea esta expresión en losNotebooks, para referirse al hecho de que, si unaproposición tiene sentido, también debe tenerlo sunegación. Cf. Wittgenstein: Diario filosófico (versiónespañola de los Notebooks), Ariel, Barcelona, 1982;p.159.

9. "La forma de una proposición se parece a unalínea recta que divide todos los puntos de un plano enpuntos a la derecha y puntos a la izquierda ... "Wittgenstein, Diario filosófico, ed. cit; p. 174.

lO. Ilegítimas desde el punto de vista de la sintaxislógica, aunque no siempre desde el punto de vista de lagramática española,

11. Wittgenstein examina este óltimo ejemplo en elTractatus:"idéntico" es una palabra que designa unarelación entre dos cosas, pero aquí aparece como desig-nando una propiedad. Al no estar definido su uso comopalabra que designa una propiedad -como adjetivo- setrataen este contuto de un signo que carece de signifi-cado. Por esta razón podría decirse que el sinsentidoconsiste siempre en la carencia de significado de algónsigno (véase TLP 6.S3, en relación con las proposi-cionesmetafJsicas).

12. Al menos esta parece ser la explicación queWittgenstein da de ellas (cf. 1l..P 3.323-24). Veremossin embargo que esta explicación no es posible -almenos para las proposiciones del Tractatus-; pues no setrataría aquí de la combinación ilegítima de signos queenotros contextos son significativos, sino de signos queenningún contexto podrían serio.

13. Creemos -aunque es algo que no estaría exentode discusién-, que el ámbito de lo indecible en elTractatru coincide con el ámbito del discurso que versasobre propiedades formales. Del concepto depropiedades formales y su relación con las proposi-ciones del Tractatus nos ocupamos líneas más abajo.

14. "Lo místico" (cf. TLP 6.44) es, no cómo es elmundo, sino que sea el mundo. En nuestra opinión "lomístico", "lo que está más alto" -incluso "Dios"-, son,en el contexto del Tractaius, términos equivalentes.

1S. "Form der Abbildung". Cf. TLP 2.172.16. En nuestra opinión, todas las propiedades for-

males tendrían que ver con esa forma; son, o biencondiciones de posibilidad o bien propiedades de talforma.

17. Cf. TLP 4.122 s. Wittgenstein las denominatambién "propiedades y relaciones de estructura" y''propiedades Y relaciones internas".

18. En 1l..P 4.122 -donde se introduce el conceptode "propiedades formales" - Wittgenstein habla de ellassólo en relación con los objetos y los hechos .atómicos yno, como hacemos nosotros aquí, en relación con lasproposiciones. Sin embargo, ya en la proposición 4.124se refiere a las "propiedades internas" -sinónimo depropiedad formal según TLP 4.122- de las proposi-ciones (tambi6n en TLP S.231). En ninguna parte sehabla explícitamente de que cosas como, por ejemplo,el que los hechos formen parte del mundo, o el que elmundo conste de hechos atómicos, o el que la proposi-ción represente el hecho que representa seanpropiedades formales -como lo hacemos nosotros aquí-;Wittgenstein pareciera pensar más bien en rasgosestructurales de los hechos y los objetos, y en rasgosestructurales de las proposiciones en tanto que hechos.Nuestra interpretación -más amplia- del concepto depropiedades y relaciones formales se basa, sin embargo,en la definición dada en TLP 4.123: "Una propiedad esinterna cuando es impensable que su objeto no la posea";es decir, cuando se trata de una propiedad necesaria deun objeto o hecho. Ser parte del mundo es, evidentemente-en el contexto del Tractatus- una propiedad así enrelación con los hechos; al igual que el representar elhecho que representa es, en este sentido, una propiedadformal de la proposición qua proposición.

19. Esto se vería en el hecho de que no comunicainformación alguna; esto es, no discrimina entre posi-bilidades, pues su negación no tiene sentido.

20. Cf. TLP 4.121. Además, según el Tractatus, unaproposición solo puede ocurrir en otra como fundamen-to th verdDd de esa otra; es decir, de modo tal que elvalor veritativo de la proposición compuesta dependa -sea función de- el valor veritativo de la proposicióncomponente. Ahora bien, el valor veritativo de unaproposición como la de nuestro ejemplo: " 'San Joséestá al sur de Managua' significa que San José está alsur de Managua" , no dependería obviamente del valorde verdad de "San José está al sur de Managua". De

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MarioSalasApartado posta11559-IOOO

San JOI6. Costa Rica

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este modo. tal proposición excedería -según elTractatus- las posibilidades del simbolismo.

21. Los conceptos "hecho" y "objeto" serían, segúnel Tractatus, conceptos formales -inexpresables me-diante proposiciones. pero que se muestran en el símbo-lo del objeto mismo-. Esto significa que no puede haberuna expresión 'Fx' donde 'P esté por "objeto" o por"hecho"; pues que algo es un objeto o un hecho semuestra en los signos correspondientes: nombre oproposición. Cf. 1LP 4.126.

22. O mediante una fotografía. una pintura ocualquier sistema simbólico: toda figura, además de laparticular forma de figuración que ostente. exhibe tam-bién la forma lógica: toda figura es una figura lógica

23. Cf. La carta de Wittgenstein a RusseIl fechadaen Cassino, 19.8.19; (En Wittgenstein: Diariofilos6fico; ed. citop. 222).

24. Das Denken (el acto de pensar) y no el pen-samiento (Der Gedanke). Cf. 1LP 3.11.

25. "El postulado de la posibilidad de los signossimples" -que expresan los objetos simples- es "el pos-tulado de la determinidad del sentido" (TLP 3.211).Tales objetos. dado su carácter de simples, sólo puedenser nombrados; ninguna proposición puede enunciar suesencia (TLP 3.221).

26. Esta terminología es nuestra El Tractatus hablasólo de proposiciones elementales. Pero siendo laproposición elemental la expresión sensible de un pen-samiento, es a este pensamiento al que llamamos aquíelemental.

27. Cf. TLP 3.201-3.261. Una proposición no ele-mental completamente analizada -y hay sólo un análisiscompleto de cada proposición (TLP 3.25)- deberíamostrar claramente su carácter de función de verdad deproposiciones elementales.

28. La expresión (perspicuous language) es deWilfrid Sellars, aunque quizá el sentido en el que lausamos aquí no coincida exactamente con el que le daeste autor (cf. Sellars, Wilfrid; Naming and Saying. enCopi & Beard, Essays on Wittgenstein's Tractatus.Routlege & Keagan Paul, London, 1966, p.250).

29. En estos casos habría identidad de signo,aunque se trataría de slmbolos diferentes (cf. TLP3.321).

30. Es decir, cuya forma (cf. TLP 2.0141) fuesediferente. Por analogía con la sintaxis del lenguaje sepodría hablar de una "sintaxis del mundo", que seria laimagen en el espejo de aquella

31. Por ejemplo. "es" -como cópula, como equiva-lente a "existe" o como signo de identidad (1LP 3.323).Por otra parte, una palabra como "idéntico" no existiríaen un lenguaje perspicuo: el signo de identidad senainnecesario dada la identidad del signo (1LP 5.53).

32. Sin embargo, las proposiciones del Tractatus nopodrían explicarse a partir de esta posibilidad; pues elproblema en ellas no es la confusión de un rasgo sintác-tico con un término desigoador; por ejemplo, de "es"como cópula (que no existe como símbolo indepen-diente en un lenguaje lógico formalizado) con un verbode otro tipo (que en el simbolismo lógico se expresaríacomo una letra predicativa), sino la ocurrencia de térmi-nos que designan conceptos formales. Por otra parte, nocreemos que todas las proposiciones metaffsicas seanexplicables por este procedimiento.

33. De este modo los nombres de los complejos -losnombres del lenguaje ordinario- son en realidadproposiciones disfrazadas; descripciones de un posibleestado de cosas.

34. Creemos además que, en el marco delTractatus, cada elemento del pensamiento ha de denotarnecesariamente un determinado objeto y s610 ese; laadscripción de determinado significado no puede seraccidental, sino esencial a dicho elemento; pues de otromodo habrfa que suponer una proyección previa -y porlo tanto un pensamiento previo al pensamiento.

35. Otra posibilidad seria que, si el término encuestión -hablamos de términos designadores- no deno-ta un simple ni un complejo, exprese entonces unapropiedad de un complejo, o una relación de este conalguna otra cosa. En este caso ha de poder ser reducidoa la expresión de propiedades o relaciones de los consti-tuyentes del complejo y, en último término, a posibili-dades de existencia e inexistencia de los hechos atómi·cos (d. 1LP 2.0201, 1LP 2.11).

36. Como lo son los objetos a los que el lenguajeordinario se refiere. Distingo aquí entre "hecho" -unestado de cosas existente-y "posibilidad de hecho" -unestado de cosas no existente, pero posible,

37. Se trata de dos cuestiones distintas: una cosa eslo que Wittgenstein quiso decimos con la imagen de laescalera, y otra si tal escalera es posible en consonanciacon el Tractasus.

38. TLP 5.5563.39. El "pensamiento" en el Tractatus no correspon-

dería necesariamente al pensamiento consciente, alfenómeno psicológico del pensamiento -pensamos con-scientemente en nuestros diversos e imperfectos lengua-jes naturales-; pero sí a aquello que es común a todoposible lenguaje, y por lo tanto a todo posible penosamiento consciente: nada que no pudiese ser pensado .en el sentido del Tractatus- podría ser conscimkmenúpensado.

40. Así, no existiría ninguna razón por la cual"hecho" signifique precisamente "hecho" y no "objeto","proposición" o cualquier otra cosa.