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ESTADOS UNIDOS Y LOS CULTIVOS ILÍCITOS EN COLOMBIA : LOS TRÁGICOS EQUÍVOCOS DE UNA FUMIGACIÓN FUTIL Por JUAN GABRIEL TOKATLIAN * A modo de introducción ¿Sobre qué base se apoya la política de Estados Unidos a favor de la fumigación de cultivos ilícitos en Colombia? La fumigación con herbicidas responde a una racionalidad sustentada en cinco presupuestos: 1. Se asume un vínculo entre la demanda y la oferta en el que implícitamente se rechaza la noción de que la demanda genera la oferta. Por lo tanto, se piensa necesario situar el acento de la represión en los polos de cultivo, producción, procesamiento, transporte y tráfico de narcóticos más que en los epicentros de consumo y en los espacios de mayor ganancia para la empresa transnacional ilegal de los narcóticos 1 . 2. Se asume que las estrategias punitivas diseñadas y aplicadas por los Estados en los que se da la demanda y en * Profesor de la Universidad de San Andrés, Victoria, Provincia de Buenos Aires, Argentina. 1 La retórica oficial en Estados Unidos a finales de los noventa asumió, un poco bajo influencia europea y en parte por reclamos latinoamericanos, dos tesis: la de la importancia del consumo de drogas en el crecimiento del negocio de los narcóticos y la de la co- responsabilidad internacional para el tratamiento más simétrico de esta lucrativa empresa ilegal. Sin embargo, desde hace tres décadas, invariablemente los presupuestos federales, estatales y locales antidrogas en Estados Unidos se orientan en casi un 70% a combatir la oferta y en aproximadamente un 30% a reducir la demanda. En el contexto más amplio de la cooperación mundial en la superación del fenómeno de las drogas, Washington ha demostrado que ninguna política multilateral es sustituta de su política unilateral frente al tema y que la concertación global se hace sólo bajo sus parámetros represivos. 1

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ESTADOS UNIDOS Y Y LA FUMIGACIN DE CULTIVOS ILCITOS EN COLOMBIA : LA FUNESTA RUTINIZACIN DE UNA ESTRATEGIA DESACERTADA

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ESTADOS UNIDOS Y LOS CULTIVOS ILCITOS EN COLOMBIA: LOS TRGICOS EQUVOCOS DE UNA FUMIGACIN FUTIL

Por JUAN GABRIEL TOKATLIAN*A modo de introduccin

Sobre qu base se apoya la poltica de Estados Unidos a favor de la fumigacin de cultivos ilcitos en Colombia? La fumigacin con herbicidas responde a una racionalidad sustentada en cinco presupuestos:

1. Se asume un vnculo entre la demanda y la oferta en el que implcitamente se rechaza la nocin de que la demanda genera la oferta. Por lo tanto, se piensa necesario situar el acento de la represin en los polos de cultivo, produccin, procesamiento, transporte y trfico de narcticos ms que en los epicentros de consumo y en los espacios de mayor ganancia para la empresa transnacional ilegal de los narcticos.

2. Se asume que las estrategias punitivas diseadas y aplicadas por los Estados en los que se da la demanda y en aquellos donde se produce la oferta, son pertinentes para atacar el fenmeno de las drogas ilcitas a pesar de que ste surge y evoluciona en el mbito no estatal; como expresin mercantil de un negocio ilegal altamente lucrativo en manos de grupos poderosos de la sociedad (mafias, criminalidad organizada, etc.).3. Se asume que un tratamiento fuertemente represivo en los centros de provisin de drogas es ms efectivo en trminos de resultados (metas, logros, etc.) y de recursos (asistencia, presupuesto, etc.). Esto implica que en el balance costo-beneficio para Washington es ms ventajoso concentrar los esfuerzos antinarcticos en los ncleos de oferta. 4. Se asume que para los pases consumidores los efectos de una mayor y mejor erradicacin de cultivos ilcitos, como uno de los pilares esenciales de la lucha antidrogas en los epicentros de oferta, seran de tres tipos: menor disponibilidad de sustancias psicoactivas, mayor precio de las mismas para los que las usan y menos potencial de pureza; todo lo cual reducira el consumo. (Como consecuencia de este triple efecto, se supone, a su vez, que la criminalidad urbana ligada al asunto de las drogas descendera).5. Se asume que para los pases productores los efectos de una mayor y mejor erradicacin de cultivos ilcitos seran varios. Entre otros, se contemplan: la reduccin del precio del cultivo ilcito en las zonas de produccin, la disminucin del poder de los traficantes, la contencin de la violencia generada por el narcotrfico sobre los sectores ms vulnerables de la poblacin ligados a esos cultivos, y el decrecimiento de la degradacin ambiental generada por los plantos ilegales en reas frgiles y valiosas.

Con base en estos supuestos, resulta entonces fundamental hacer un recorrido histrico que describa y explique la poltica de fumigacin que ha impuesto Estados Unidos a Colombia como parte de la narcodiplomacia que ha caracterizado las relaciones entre los dos pases en los ltimos cinco lustros.

La fumigacin inaugural

Sin duda, la fumigacin ha sido uno de los temas ms controvertidos en el proceso de erradicar cultivos ilcitos en Colombia. La toxicidad de los herbicidas utilizados y la importancia que adquiri en la estrategia internacional de Estados Unidos contra las drogas, hicieron de ste un tema esencialmente polmico. Durante el gobierno del Presidente Julio Csar Turbay Ayala (1978-1982), Washington comenz a presionar en forma reiterada para que Bogot utilizara qumicos en la erradicacin de los cultivos de marihuana, particularmente en la Guajira.

Ya en 1978, Colombia se haba convertido en el primer productor y exportador de marihuana a Estados Unidos. De las aproximadamente 10.000 toneladas introducidas a ese pas, entre el 60% el 65% provena de los traficantes colombianos. Para la poca se calculaba que en Colombia haba 25.000 a 30.000 hectreas cultivadas de marihuana.

Durante la administracin del Presidente Jimmy Carter (1976-1980), la interdiccin y la erradicacin eran las dos piezas claves de la poltica internacional antinarcticos de Estados Unidos. El freno al contrabando de drogas tena la dimensin de problema fronterizo: evitar su ingreso a territorio estadounidense y comprometer a los pases productores y a aqullos utilizados como punto de trnsito en la tarea de mejorar los sistemas de control y represin de la salida de narcticos. Desde los setenta, el esfuerzo por erradicar manualmente las plantaciones de marihuana ya no era percibido en Washington como suficiente y positivo. La Casa Blanca y el Congreso comenzaron a coincidir en la necesidad de utilizar herbicidas para terminar con los cultivos tanto de marihuana (en particular en Colombia) como de opio (en particular en Turqua).

En Latinoamrica, la erradicacin con herbicidas se dio en Mxico y en Jamaica. A mediados de los aos setenta, la "Operacin Cndor" en Mxico, busc la destruccin de las plantaciones de marihuana y fue presentada como un xito resonante en la lucha contra las drogas. Los resultados iniciales parecieron muy alentadores: se redujo el rea cultivada, disminuyeron las exportaciones de marihuana a Estados Unidos y se interrumpieron temporalmente los canales de acceso a ese mercado. A finales de la dcada, la proporcin de la oferta de marihuana mexicana a Estados Unidos se haba disminuido al 10% (aunque a mediados de los ochenta volvi a representar el 35%). Un factor que ayud a la cada de las importaciones de marihuana mexicana hacia Estados Unidos fue el rechazo del consumidor estadounidense por la marihuana rociada con paraquat y el ascenso de la produccin marihuanera en Estados Unidos con una variedad ms potente y menos peligrosa.

La "exitosa" experiencia mexicana y la de la "Operacin Bucanero" en Jamaica motivaron a Estados Unidos a persuadir a Colombia para seguir la misma tctica para acabar con la produccin nacional de marihuana. Todo parece indicar que Washington le propuso al gobierno de Turbay la idea de emprender un programa de erradicacin con herbicidas en Colombia, pero ste prefiri lanzar una ofensiva militar contra la produccin y el contrabando de marihuana mediante el despliegue de la "Operacin Fulminante" contra el negocio de los narcticos en la Guajira. Esta decisin eman de la presidencia y tuvo el estrecho apoyo del Ministro de Defensa, General Luis Carlos Camacho Leyva, y la influencia de las autoridades estadounidenses, que esperaban resultados eficaces mediante la participacin militar en la ofensiva contra las drogas. As, a partir de octubre (cuando se anuncia) y noviembre (cuando se comienza) de 1978, y mediante el decreto 2144, aproximadamente 10.000 soldados de la Segunda Brigada son destinados a un gran operativo con el fin de acabar con la produccin y el trfico de marihuana en la costa Atlntica colombiana.

Con esta Operacin no se cuestionaba el nimo de colaboracin con Washington en la lucha antinarcticos ya que se adoptaba un mecanismo an ms contundente que la erradicacin qumica: se comprometa a los militares en el combate contra la marihuana. Se transaba la erradicacin, que no contaba con mucho respaldo de algunos sectores del Estado y de la opinin pblica, por la militarizacin que gozaba, al menos, de cierto consenso en el ejecutivo colombiano. El debate suscitado en el seno de la sociedad estadounidense por el uso del paraquat y la polmica en torno al costo de su utilizacin, contribuyeron a que Washington aceptara, transitoriamente, la tctica escogida por Bogot. Finalmente, hacia 19791980 an estaba en vigencia la Enmienda Percy que prohiba el uso de recursos federales para aplicar en el extranjero herbicidas prohibidos domsticamente.

Sin embargo, ni en el ejecutivo, ni en algunos sectores del legislativo de Estados Unidos se abandon la exigencia de que Colombia asumiera medidas ms drsticas para destruir la marihuana, es decir; para erradicar con defoliantes. En medio de la "Operacin Fulminante", los gestos para comprometer al gobierno colombiano con un plan para erradicar qumicamente la marihuana fueron ms sutiles. El Embajador de Estados Unidos en Bogot, Diego Asencio, reiteraba, en pblico y en privado, que el pas recibira ms asistencia de Estados Unidos en su campaa contra las drogas si optaba por fumigar. El Subcomit de Relaciones Hemisfricas de la Cmara de Representantes en Washington aprob en marzo de 1979 una enmienda para aumentar la ayuda econmica a Colombia para combatir el trfico de drogas. Por su parte, el Procurador General de la Nacin, Guillermo Gonzlez Charry, viaj a Mxico en junio de 1979 con el fin de conocer los resultados de las tareas de erradicacin de cultivos de marihuana con paraquat en ese pas.

Al mismo tiempo, en abril de 1979, visitaban Colombia seis congresistas estadounidenses--tres de ellos del Comit de Abuso y Control de Narcticos. Segn el informe producido por los legisladores, sus conversaciones con el mandatario colombiano acerca de la erradicacin qumica no avanzaron positivamente. El presidente Turbay se mostr renuente a comenzar un programa de fumigacin con herbicidas por la controversia internacional alrededor del paraquat y por las preocupaciones ecolgicas internas. No obstante, a pesar de esta posicin, los miembros del comit insistieron en sus recomendaciones en que deba desarrollarse un "programa efectivo de erradicacin" (lo cual supona claramente el uso de productos qumicos) en territorio colombiano.

De alguna manera Bogot busc una salida tcnica para evitar un problema poltico con Washington. En efecto, luego del viaje del Procurador a Mxico, el gobierno reuni una comisin de cientficos para estudiar y evaluar la utilizacin de fumigacin con herbicidas para atacar la produccin de marihuana. Esta comisin se opuso a la erradicacin con qumicos. De all la decisin pas al Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE) creado por el Decreto 1188 de 1974. Este ente, adscrito al Ministerio de Justicia, contaba con representacin de ese ministerio, adems de los de Salud y Educacin, de la Procuradura General de la Nacin, del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), de la Direccin Nacional de Polica, de la Direccin de Aduanas y del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

La amplia composicin del CNE y su papel relativamente importante en el proceso de adopcin de decisiones en materia de drogas ilcitas, le otorgaban una voz singularmente relevante en ciertos aspectos de la poltica antinarcticos. Siguiendo las conclusiones presentadas por los expertos, el Consejo determin no aplicar el procedimiento de erradicacin de cultivos con herbicidas, aunque se haban efectuado ensayos experimentales con paraquat en la Sierra Nevada de Santa Marta con participacin del ejrcito.

En resumen, el gobierno colombiano se rehusaba a poner en marcha un programa masivo de erradicacin con paraquat, pese a la insistencia de la administracin del presidente Carter. Aunque en 1981 el legislativo estadounidense derog la Enmienda Percy y las presiones del gobierno del Presidente Ronald Reagan (1980-1988) en materia de fumigacin qumica aumentaron, Colombia no cambi su conducta. El ejecutivo colombiano tena muchos elementos a su favor para probar su "mano dura" contra las drogas y demostrar su estrecha colaboracin con Washington en varios aspectos de la lucha antinarcticos: para 1981 ya se haban firmado con Estados Unidos los Tratados de Extradicin (1979) y de Asistencia Legal Mutua (1980).

A su vez, Colombia posea y usaba argumentos cientfico-tcnicos para rechazar la alternativa de la erradicacin. Por el momento se dejaba de lado esta tctica en la estrategia contra las drogas, sin que ello agrietara sensiblemente las relaciones entre Bogot y Washington.

Finalmente, a comienzos de los ochenta, Bogot an posea cierto margen de maniobra en algunos aspectos de la lucha contra las drogas. La imagen externa del pas an no estaba totalmente narcotizada y Colombia era percibida en medio de la Guerra Fra como una aliada firme de Washington por su postura fuertemente anticomunista.

La fumigacin acentuada

Desde el inicio del cuatrienio del Presidente Belisario Betancur Cuartas (1982-1986), el ejecutivo estadounidense volvi a reiterar su tesis sobre la erradicacin con qumicos y comenz a presionar a Colombia para su utilizacin. Simultneamente, en agosto de 1983, una misin de congresistas estadounidenses estuvo en el pas e intent persuadir al mandatario conservador de promover y llevar adelante la fumigacin de la produccin de marihuana; lo cual fue rechazado. El argumento de Betancur no difiri del que en su momento expres Turbay. Sin embargo, el gobierno conservador modific su posicin en 1984. Sin duda, el asesinato del Ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, fue el motivo subyacente para producir tal viraje; viraje que incluy la aplicacin de la extradicin de nacionales a Estados Unidos y una mayor militarizacin de la lucha antidrogas en Colombia.

No obstante las controversias pblicas y disputas interburocrticas, se adopt la decisin de fumigar. Las escasas manifestaciones no gubernamentales contra la erradicacin qumica no pudieron configurar una coalicin socio-poltica gravitante en el pas ni lograr adherentes influyentes en el exterior.

Con los decretos de estado de sitio posteriores al crimen de Lara se consider la pertinencia de que las reuniones y decisiones del Consejo Nacional de Estupefacientes tuvieran un carcter confidencial. Durante los primeros das de mayo de 1984 se discuti la posible aplicacin del paraquat en la fumigacin de cultivos de marihuana, en especial aquellos ubicados en la costa Atlntica. Aunque las discusiones internas de este organismo no trascendieron, fue evidente que el consenso alcanzado fue precario y temporal. El 14 de mayo, el CNE aprob la realizacin de tareas de erradicacin, pero dej en el Consejo de Ministros la decisin acerca de la aplicacin de productos qumicos.

El 22 de mayo, el Consejo de Ministros aprob la erradicacin con herbicidas. Para evitar la polmica que haba generado la eventual utilizacin del paraquat, se opt por el glifosato para iniciar la fumigacin de la produccin de marihuana, es decir; se dio luz verde a esta medida pero se le otorg un carcter supuestamente autnomo a la decisin. Washington, por su parte, rpidamente aprob la eleccin del glifosato, pues ello implicaba que la erradicacin qumica se impona independiente del producto seleccionado para rociar los cultivos ilcitos. En esencia, se adoptaba la sugerencia estadounidense de erradicar, pero se contemplaba una opcin colombiana de fumigacin va otro defoliante; el cual, presuntamente, causaba menos dao.

El 1 de junio el Ministro de Justicia, Enrique Parejo, orden comenzar la fumigacin. Las protestas internas no se hicieron esperar. Pobladores de la regin Atlntica se movilizaron contra la medida y agitaron el tema por los siguientes seis meses. Los medios de comunicacin se convirtieron en eco de quejas y crticas contra la utilizacin del glifosato. El Congreso cit al Ministro de Salud, Jaime Arias Ramrez, para que informara sobre el asunto de la fumigacin con herbicidas. Varios parlamentarios de la costa se opusieron a la continuacin del mecanismo de erradicacin qumica de cultivos. Nada modific, sin embargo, la posicin del gobierno.

Los relativamente bajos costos internos resultaban muy atenuados por el apoyo y la felicitacin que reciba la administracin por parte del ejecutivo y del legislativo estadounidenses. Este tercer componente--fumigacin, ms extradicin y militarizacin--de la nueva ofensiva colombiana contra las drogas motiv un gran respaldo de las autoridades en Washington y gener promesas de mayor asistencia.

A finales de 1984, segn fuentes estadounidenses, se haban erradicado 3.400 hectreas de cultivos de marihuana (segn estadsticas colombianas, el total erradicado llegaba a 3.171 hectreas), y para 1985, la erradicacin alcanzaba 6.000 hectreas (2.375 hectreas segn datos nacionales). La cobertura de fumigacin con herbicidas lleg a 12.000 hectreas (9.700 hectreas segn fuentes estadounidense) para 1986. Estas acciones condujeron a que el rea de marihuana cultivada se redujera y a que las exportaciones a Estados Unidos descendieran. Colombia pareca seguir la "exitosa" experiencia mexicana. Los comentarios elogiosos de las autoridades en Washington se multiplicaron.

En 1985, segn estimaciones del Departamento de Estado en Washington en el pas slo se haban cultivado 8.000 hectreas de marihuana. La oferta de este producto colombiano a Estados Unidos--que haba alcanzado el 80% del total ingresado a ese pas-- disminuy a menos del 25%. Al parecer haba indicadores elocuentes que parecan demostrar una verdadera victoria contra la marihuana mediante el uso del glifosato. No obstante, en 1988, Colombia se haba convertido nuevamente en el principal exportador de marihuana a Estados Unidos, con una produccin cercana a las 8.000 toneladas mtricas.

De hecho, el xito colombiano fue prrico. La fumigacin haba dado resultados parciales alentadores, pero la produccin ya se mova de la costa Atlntica al departamento del Cauca, donde el rendimiento por hectrea aumentaba de 1.1 toneladas mtricas por hectrea a 3.5. Se redujeron las dimensiones de los campos cultivados con marihuana pero no su produccin total, camuflndola con cultivos lcitos. La actitud del productor colombiano no fue muy diferente a la del estadounidense. En efecto, luego de la ineficaz Operacin Delta 9 de 1985 para erradicar la marihuana en Estados Unidos, la produccin se desplaz a pequeas parcelas, parques nacionales, stanos privados y cultivos hidropnicos.

Ahora bien, si la fumigacin qumica de marihuana en Colombia no arrojaba resultados satisfactorios ni permanentes, en la erradicacin de los cultivos de coca con herbicidas las conclusiones no fueron ms alentadoras. A partir de 1984, y con el apoyo estadounidense, el gobierno colombiano busc identificar un qumico efectivo y no daino para terminar con la produccin de coca en el pas. En diciembre de 1985, se decidi aplicar el herbicida garlon4 para destruir aproximadamente 1.000 hectreas de ese cultivo. Sin embargo, hacia comienzos de 1986, se opt por abandonar esta prctica. El garlon4 demostr ser altamente peligroso y perjudicial. Adems, la compaa fabricante del herbicida, la Dow Chemical Corporation, se rehus a proveerlo a Colombia por temer que se demandara su utilizacin.

Se inici as la poltica de fumigacin contra la marihuana y la coca en el pas. Al aceptar la exigencia estadounidense para utilizar esta tctica, el gobierno del presidente Betancur aceptaba el argumento de que el problema de los narcticos estaba localizado en los polos de produccin; lo cual vulneraba la concepcin oficial acerca de la naturaleza multilateral e internacional del asunto de las drogas. Paralelamente, comenz a reducirse gradual, aunque de manera notoria, el margen de maniobra del gobierno colombiano en cuanto a la lucha antinarcticos. La presin de Washington sobre Bogot en el frente de las drogas ilcitas fue cada vez ms ostensible y difcil de responder mediante estrategias autnomas de respuesta al fenmeno del narcotrfico.

La fumigacin persistente

En 1986, el gobierno del Presidente Virgilio Barco Vargas (1986-1990) hered una situacin ms intrincada y preocupante que la de las dos administraciones anteriores en cuanto al asunto de las drogas ilegales. Los ingresos al pas por concepto del negocio de la cocana crecan sin ningn tipo de control, mientras que los narcotraficantes incrementaban sus inversiones rurales y urbanas. Se calculaba que el 80% de la cocana y el 25% de la marihuana consumida en Estados Unidos eran provedos por traficantes colombianos y los indicadores de la demanda estadounidense no mostraban un descenso del consumo de drogas.

Socialmente la penetracin del narcotrfico era creciente; lo cual se evidenciaba tanto en los sitios de produccin y procesamiento, como en los lugares en los que expandieron sus inversiones e influencia. Polticamente, por medio del soborno, la intimidacin, el uso directo de la fuerza y la cooptacin, la presencia y la proyeccin del negocio de las drogas se manifestaban en franco ascenso. Adems, la violencia generada por este fenmeno se multiplic despus de la aplicacin de la extradicin en 1984 y se elev visiblemente a travs de sus organizaciones paramilitares, con centros de operacin en diferentes regiones del pas; pero con particular importancia para la poca en el Magdalena Medio.

Como se indic, en mayo de 1984 el ejecutivo autoriz la fumigacin de la produccin de marihuana en la zona de la costa atlntica colombiana; en especial en la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serrana de Perij. Entre 1984 y 1985, segn datos del gobierno nacional, se haban erradicado 5.446 hectreas utilizando 11.418 galones de glifosato. Al ao siguiente, la labor de erradicacin se increment de modo notable. En 1986, se fumigaron 12.000 hectreas de marihuana. Para el nuevo gobierno liberal era primordial otorgarle mayor intensidad a las acciones antinarcticos iniciadas en la segunda mitad del mandato conservador. Barco, preocupado por las dimensiones impresionantes que ya tena el narcotrfico, crea necesario abordar el fenmeno en todos sus aspectos. Se pens que la erradicacin qumica deba continuar para la marihuana, mientras se impulsaba la erradicacin manual de la coca. Aunque las crticas a estos procedimientos eran constantes, no se haba conformado una coalicin con capacidad de veto para frenar la fumigacin con herbicidas de cultivos ilcitos, en particular, y para evaluar la totalidad de la lucha contra las drogas ilegales, en general.

Segn el CNE la fumigacin masiva de marihuana nunca fue aprobada. Sin embargo, las acciones prcticas parecan demostrar lo contrario, en especial durante 1986. Desde el Inderena (Instituto Nacional de Recursos Nacionales Renovables y del Ambiente), entidad adscrita al Ministerio de Agricultura, se denunci la devastacin de reservas ecolgicas producida por el glifosato en el Parque Nacional Tayrona y reas circundantes. No obstante, en 1987 se fumigaron con ese producto 10.368 hectreas de marihuana.

En 1988, el total del rea fumigada no super las 4.400 hectreas aproximadamente. La erradicacin de hectreas de coca pas de 2.000 en 1985 a 760 en 1986, a 460 en 1987 y a 230 en 1988. Las causas de esta disminucin fueron de diversa ndole. Primero, los resultados de diferentes informes tcnicos, tanto oficiales como no gubernamentales, indicaban los efectos negativos del uso de herbicidas y mostraban que la interrupcin momentnea de la produccin no significaba, a mediano plazo, el fin del cultivo. Por ejemplo, de 8.000 hectreas cultivadas de marihuana en 1985 se pas a 13.000 en 1987. La produccin masiva de marihuana en la costa atlntica se traslad al Cauca con un rendimiento mayor. La produccin de marihuana para ser fumada se vio acompaada de la de aceite de marihuana y de hachs; lo cual representaba en Estados Unidos un negocio ms lucrativo. Asimismo, en el Cauca y el Tolima comenzaron las plantaciones de amapolas para la obtencin de herona.

Segundo, los reclamos de la poblacin en las regiones donde se llevaba a cabo la erradicacin se multiplicaron, no slo por las consecuencias ecolgicas de la aplicacin de herbicidas, sino tambin por la carencia de programas de sustitucin de envergadura que hicieran frente a la prdida del cultivo de productos ilcitos que resultaban ms rentables. Tercero, pareca difcil llegar a acuerdos prcticos al interior del CNE sobre los procedimientos y tcnicas para efectuar programas de fumigacin con los menores costos ambientales posibles. La resistencia de los pobladores locales; las dificultades para emprender acciones de erradicacin en reas de produccin que, a su vez, contaban con presencia de grupos guerrilleros; y la falta de recursos, fueron incidiendo para hacer difcil el logro de decisiones unnimes y concertadas.

Cuarto, en 1988 la estrategia gubernamental para combatir el narcotrfico haba variado levemente. El ejecutivo promova y respaldaba, otra vez, una mayor participacin de las fuerzas armadas en la lucha contra las drogas, pero deseaba evitar algunos de los problemas derivados de su anterior compromiso directo en este frente, por ejemplo: reclamos y crticas de campesinos por las tareas emprendidas por los militares en el nivel regional; riesgos de mayor corrupcin por la realizacin de actividades que colocaban en un mismo escenario a narcotraficantes y soldados; y dificultades para atacar simultneamente todos los puntos de la red del negocio interno de los narcticos. Las reas de concentracin pasaron a ser laboratorios urbanos y centros de procesamiento rurales; campaas de arresto de bandas de sicarios en ciudades como Medelln; labores de inteligencia militar; e intentos de captura a los lderes del narcotrfico. De all que se redujeran en intensidad y alcance las tareas de erradicacin qumica y manual.

Quinto, haba un alto grado de frustracin de las autoridades nacionales respecto a los resultados efectivos de la poltica de fumigacin de marihuana. Estados Unidos segua siendo el mayor consumidor de marihuana colombiana y los traficantes continuaban diseando nuevos mecanismos para sacar su contrabando de narcticos hacia el exterior. El cultivo de marihuana se estabiliz en unas 10.00012.000 hectreas durante 198889 y la exportacin no se detuvo. Hubo logros importantes desde 1986 pero indudablemente el fenmeno persista, al punto de que en 1988 Colombia fue, otra vez, el mayor productor de marihuana (seguido de Mxico y Estados Unidos).

Sexto, en la segunda mitad de la administracin Barco, los aspectos financieros y las cambiantes prioridades de accin en cuanto a la poltica antinarcticos ocuparon los esfuerzos del gobierno. La ayuda estadounidense haba descendido de US$ 11.553.000 en 1987 a US$ 9.767.000 en 1988. Sumado a ello, los propios lmites presupuestales del pas exigan racionalizar el uso que se dara a los pocos recursos existentes. Adems, resultaba importante determinar un orden de prioridades de acuerdo con la dimensin de las tareas posibles y ms urgentes a realizar contra la expansin del narcotrfico. As, el gobierno liberal persisti en la utilizacin de la erradicacin como mecanismo tctico para frenar la produccin y exportacin de drogas. Sin embargo, y a pesar de la insistencia de Washington, Barco modific el uso de este procedimiento. Sin abandonarlo le dio una dimensin distinta: fumig pero menos. Pero como la poltica de erradicacin y fumigacin manual y area no ofreci resultados prcticos, en 1990 su lugar en la estrategia antidrogas colombiana perdi gravitacin. El acento real de la "guerra contra las drogas" se ubic entonces en el campo militar y en la aplicacin de la extradicin.

El gobierno del Presidente Barco asumi unos costos internos gigantescos mediante el uso sostenido de la extradicin de nacionales a Estados Unidos entre agosto de 1989 y agosto de 1990. Probablemente ello explique porqu Washington no presion ms al pas en trminos de una poltica de erradicacin ms vehemente, y porque Bogot tuvo un margen de maniobra un poco mayor para definir algunos aspectos internos de la estrategia antinarcticos. El reconocimiento internacionalen particular en Europadel esfuerzo colombiano contra las drogas le dio ms espacio de maniobra al gobierno para dar ms nfasis a uno u otro instrumento punitivo en el combate contra las sustancias psicoactivas ilcitas; con lo cual pudo amortiguar temporalmente ciertas exigencias de Estados Unidos en esta materia.

La fumigacin reeditada

La administracin del Presidente Csar Gaviria Trujillo (1990-1994) hered pobres resultados de la poltica de erradicacin. Fumigacin experimental durante el gobierno del Presidente Turbay, fumigacin masiva durante el mandato del Presidente Betancur y fumigacin discontinua durante la gestin del Presidente Barco. Todas igualmente ineficaces, torpes y deplorables. El pas haba ensayado el paraquat y el glifosato para detener el avance de los cultivos de marihuana y el garlon-4 para frenar las plantaciones de coca. Mercancas ilcitas diferentes, herbicidas legales distintos, consecuencias prohibicionistas semejantes: la narcocriminalidad organizada colombiana diversificaba eficientemente la produccin y el procesamiento de drogas, mientras los gobiernos la combatan con acciones que no afectaban seriamente ni el negocio ilcito ni el poder creciente de los traficantes nacionales. Aunque estos antecedentes no podan pasar inadvertidos, las experiencias de las administraciones previas no parecieron muy tiles a Gaviria.

En efecto, repiti la tctica de la fumigacin qumica, pero esta vez con respecto a la amapola. Tambin, como en situaciones anteriores, se reincidi en el debate sobre la fumigacin qumica con un tono de fuerte elitismo moral: por un lado, los duros-buenos-inteligentes no contaminados por el narcotrfico y, por el otro, los blandos-malos-estpidos que expresa o inconscientemente le hacan el juego a ste. Probablemente el comentario de un miembro del gabinete del Presidente Gaviria resuma bien este ltimo punto. En medio de la relativamente escasa polmica sobre al erradicacin qumica de la amapola, el 21 de febrero de 1992 el Ministro de Justicia, Fernando Carrillo, seal que haba una especie de manto de complicidad que se est tendiendo con argumentos ambientalistas (contra la fumigacin con herbicidas), hacindole el jugo a los intereses del narcotrfico.

En trminos prcticos, en los ltimos meses de la administracin Barco se haba dejado de fumigar con qumicos ya que desde 1989 el acento de la represin fue colocado en otros terrenos: en especial en la aplicacin de la extradicin por va administrativa. En aquel momento, el asunto de la erradicacin con herbicidas no pareca incidir de modo significativo en las relaciones entre Bogot y Washington. Rutinariamente, los funcionarios encargados de la poltica internacional antinarcticos de Estados Unidos mencionaban el tema y sugeran volver a las fumigaciones, pero no lo hacan ni con fuertes amenazas ni de manera muy perentoria pues los costos que haba asumido Barco eran desproporcionados en comparacin con cualquier otro pas afectado por el lucrativo emporio ilegal de los narcticos.

En realidad, la erradicacin manual de coca continuaba. Ello, sumado a la disminucin de las hectreas dedicadas al cultivo de marihuana haca, por el momento, innecesario situar el procedimiento de la fumigacin en el centro de la narcodiplomacia entre Estados Unidos y Colombia. No obstante, el descubrimiento de que el pas se estaba convirtiendo en un incipiente, aunque importante, punto de plantacin de amapola alter esta situacin.

En efecto, los hallazgos iniciales de cultivo de amapola en el pas se produjeron en 1983 en el Departamento del Tolima. En 1984, se destruyeron pequeos plantos en los Departamentos del Tolima y del Meta. En 1986, continuaron las incautaciones aunque siempre de escasa magnitud. En ese mismo ao, se decomisaron los primeros 2.297 gramos de herona y en 1988, se descubrieron dos laboratorios de base de morfina en Bogot y Barranquilla. En septiembre de 1991, la revista Semana present una extensa nota sobre la irrupcin de la amapola en el pas, sealando que, segn fuentes oficiales, se haban descubierto 2.000 hectreas de lo que denomin la "flor maldita".

A finales de 1991, el DAS indic la existencia de 2.500 hectreas de amapola cultivadas en el pas. Sin una explicacin acabada o una justificacin pormenorizada de su aparentemente sorpresivo desarrollo en el pas, la Polica Antinarcticos seal que durante ese ao

"se present un incremento inusitado de cultivos de amapola a lo largo del macizo colombiano en jurisdiccin de los Departamentos de Huila, Tolima, Cauca, Boyac, Cundinamarca, Caquet, Antioquia, Caldas, Meta, Nario, Risaralda y Santander, principalmente.

As entre 1983 y 1991, el cultivo de amapola se haba extendido a 12 departamentos del pas. El gobierno anunci entonces la erradicacin manual de 1.406 hectreas de amapola, el decomiso de 17 kilos de morfina y 30 kilos de opio y la destruccin de 5 laboratorios de base de morfina en Neiva. Cabe mencionar que a partir de mayo de 1991 se comenz a identificar y decomisar herona colombiana en Estados Unidos.

Por lo tanto, se esperaba que habindose erradicado el 56% (1.406 de las 2.500 indicadas por el DAS) de las hectreas descubiertas en 1991, la cuestin de la amapola no adquiriera proporciones preocupantes; al menos si las cifras de las plantaciones existentes eran acertadas y si la destruccin realizada era de tal magnitud. No obstante, en enero de 1992 el CNE autoriz la fumigacin con glifosato de 2.900 hectreas de amapola (de ser necesario, la autorizacin cubra otras hectreas adicionales que pudieran identificarse).

En marzo de 1992, el entonces director de la Polica Antinarcticos, Brigadier General Rosso Jos Serrano Cadena, indic que la produccin de amapola poda llegar a las 10.000 hectreas. Un mes despus, informes de prensa que se basaban en afirmaciones de funcionarios gubernamentales, daban cuenta de la posible existencia de 20.000 hectreas sembradas de amapola. De acuerdo con un cuidadoso estudio auspiciado por la entonces recientemente establecida Consejera para la Defensa y Seguridad Nacional, los plantos de aproximadamente 20.000 hectreas de amapola estaban ahora distribuidos en 17 departamentos en 113 localidades del pas.

La decisin del CNE en favor del 31 de enero de 1991 en favor de la fumigacin manual y por aspersin area controlada de los cultivos de amapola mediante el uso de glifosato, se entiende si se miran los siguientes aspectos:

En primer lugar, la determinacin no pareci obedecer a una presin inusual de Washington sobre Bogot ni a un condicionamiento ostensible de Estados Unidos sobre Colombia respecto al futuro de la colaboracin bilateral en materia de drogas. La voluntad gubernamental de emprender la fumigacin qumica de los cultivos de amapola no parece haber sido una concesin a Estados Unidos. No obstante existir razones en Bogot para querer evitar reacciones negativas de Washington al rechazo de U.S.$ 2,8 millones de dlares en ayuda oficial estadounidense para crear una unidad antidrogas en el ejrcito, a semejanza de la ya existente en la polica. Adems, Estados Unidos no poda exagerar su demanda en favor de la fumigacin qumica pues no poda demostrar, respecto a la amapola, una actitud consistente. No se poda entender ni justificar un reclamo inusitado de Washington sobre Bogot cuando el pas no era un productor siquiera medianamente significativo de herona y cuando de los 10 pases con mayores plantaciones de este producto ilcito, 5 aplicaban la erradicacin area (Guatemala, India, Mxico, Pakistn y Tailandia), 1 utilizaba slo erradicacin manual (Burma), 1 no usaba ningn procedimiento de erradicacin (Afganistn), en 1 se desconoca si erradicaba o no (Irn) y 2 apenas si lo hacan de manera mnima (Laos y Lbano). Indudablemente, funcionarios de la DEA y de la Embajada de Estados Unidos en Bogot promovieron la fumigacin de la amapola y se sintieron complacidos con la medida oficial de llevarla a cabo. Asimismo, aquellos contribuyeron a legitimar el uso del glifosato mediante la divulgacin de opiniones de cientficos de ese pas y de estudios como el de la firma Labat-Anderson de Arlington, Virginia, realizado para el Departamento de Estado, y en el que se afirmaba la eficacia prctica y la ausencia de toxicidad de ese herbicida en su aplicacin en Guatemala. Sin embargo, la decisin de rociar las plantaciones de amapola con ese qumico no parece haber sido forzada por Washington sobre Bogot.

En segundo lugar, el uso del glifosato parece haber sido una determinacin resuelta del gobierno del Presidente Gaviria por la sorpresa y la preocupacin que despert en crculos oficiales la dimensin lograda por el fenmeno de la amapola/herona en el pas. A partir de 1992, fue escaso el esfuerzo colocado para erradicar la coca y la marihuana. Por ejemplo, en 1992 se destruyeron 944 hectreas de coca y 100 hectreas de marihuana, mientras en 1993 fueron destruidas 846 hectreas de coca y 138 hectreas de marihuana. Lo anterior responda, en parte, a dos nociones que desde la administracin Betancur haban predominado entre los funcionarios y especialistas colombianos en materia de drogas.

Por un lado, que el pas no era un productor importante, ni en trminos de cantidad ni de calidad, de coca, sino que Colombia era el escenario principal del procesamiento de cocana y del trfico de sta hacia los grandes mercados consumidores. Por el otro, que Estados Unidos haba logrado una muy eficaz sustitucin de importaciones mediante el desarrollo de su variedad nacional de marihuana, la sin semilla, y que con ella se abasteca la demanda domstica en Estados Unidos; lo cual generaba una cada en el cultivo colombiano de marihuana.

Si bien estas interpretaciones eran correctas, slo lo eran parcialmente. En la dcada de los noventa, Colombia haba concentrado un conjunto de ventajas comparativas y competitivas en el negocio ilcito de los narcticos que haca del territorio nacional un espacio privilegiado para la produccin y procesamiento de distintas sustancias psicoactivas ilegales. El cultivo de coca persisti y se ampli, tanto en cantidad como en calidad. A su vez, las heladas en Estados Unidos que afectaban ocasionalmente las plantaciones de marihuana y el incremento episdico de la represin en el cultivo de marihuana en Mxico, produjeron, en distintos momentos, el resurgir de los cultivos de marihuana colombiana. La infraestructura establecida le permita a Colombia plantar ms coca y marihuana si exista un mercado atractivo y si ello le resulta rentable a la narcocriminalidad organizada en el pas.

En consecuencia, suponer que el pas careca de una dificultad importante en cuanto al cultivo de diferentes sustancias ilcitas era utpico. Por eso, en febrero de 1994, despus de que, segn estimaciones estadounidenses, las plantaciones de coca llegaron a cubrir 39.700 hectreas, el gobierno autoriz la erradicacin area de coca. A su vez, despus de que en 1991 la superficie cultivada de marihuana se calculaba en 2.000 hectreas, dos aos ms tarde alcanzaba las 5.000 hectreas.

Ante el crecimiento de la produccin de amapola, el gobierno pareci optar por no perder tiempo y aplicar una tctica punitiva en trminos de erradicacin; ensayando, nuevamente, la ya vieja poltica de fumigacin qumica. Como en pocas anteriores, surgieron voces crticas al uso de herbicidas. Pero tambin como en otros momentos histricos, el gobierno las desestim, fustig a los opositores y sigui adelante con su iniciativa de fuerza. No era tiempo de debatir otras opciones ni de innovar.

El negocio ilcito de la herona en los ochenta y noventa pareca seguir un curso similar al de la marihuana en los sesenta y setenta. Para el caso de la marihuana, el tringulo de produccin hemisfrico lo constituan Mxico, Jamaica y Colombia. Se reprima ms en un pas, en particular mediante el uso de herbicidas, y el cultivo se mova al otro, aunque siempre regresaba al sitio inicial de mayor cultivo. Y as sucesivamente. Un tringulo semejante se produjo con la amapola entre Mxico, Guatemala y Colombia. Tambin, en este ejemplo se utiliz la fumigacin qumica para atacar el negocio, con resultados idnticos a los de la marihuana. De hecho, ni se elimin el problema original de los cultivos ilcitos, ni se desmantel la parafernalia que ha permitido que las plantaciones ilegales continen en todas esas naciones.

Como ha sido evidente en el caso colombiano y en otros ejemplos internacionales, atacar aislada y temporalmente un cultivo ilcito es orientar la poltica pblica antidrogas hacia el eslabn menos decisivo de la enorme y compleja red de la empresa ilegal de las drogas, y situarla en el espacio con mayor impacto social negativo sobre el campesinado y la poblacin indgena y con menor incidencia real sobre la narcocriminalidad organizada.

Sin embargo, durante 1993 el boom de la amapola sigui expandindose. Segn un nuevo informe de la Consejera para la Defensa y Seguridad Nacional, el negocio cubra ahora 18 departamentos:

en 174 municipios colombianos que representan el 17 % del total de municipios del pas han sido descubiertos cultivos de amapola. Los municipios productores de amapola se encuentran en los Departamentos de Huila (28), Cundinamarca (19), Boyac (19), Cauca (19), Nario (18), Santander (12), Tolima (11), Valle (9), Meta (7), Antioquia (6), Cesar (5), Norte de Santander (5), Risaralda (4), Caquet (3), Quindio (3), Caldas (3), Bolvar (2) y Putumayo (1).

En 1992, se haban destruido 12.864 hectreas (9.561 con glifosato) de amapola. Durante 1993, se erradicaron 9.821 hectreas pero en 1994 los cultivos de amapola seguan proliferando. Durante 1994, se erradicaron 5.314 hectreas (4.676 hectreas mediante fumigacin area). Sin embargo, de acuerdo a estimaciones de las autoridades estadounidenses, en ese ao las plantaciones de amapola se mantuvieron en aproximadamente 20.000 hectreas; dato que el gobierno colombiano nunca refut.

La administracin Gaviria haba decidido enfrentar el fenmeno de las drogas desde una perspectiva distinta (con nfasis en la poltica de sometimiento) y con una estratagema desagregada del mismo (separando el narcotrfico del narcoterrorismo; para lo cual el presidente sostuvo que si bien el narcoterrorismo es nuestro problema, el narcotrfico es un fenmeno internacional). No obstante, en el caso de la amapola repiti lo hecho por gobiernos anteriores en el campo de la coca y la marihuana. Las victorias fueron tan pobres y efmeras como en ocasiones previas. Un comportamiento gubernamental basado slo en sanciones y carente de incentivos, alimentado por la ilusin de una fumigacin tcnicamente sana, terminaba por contribuir a un deterioro ambiental y un descalabro social mayor en las reas de cultivo.

El gobierno no enfrent suficientemente al narcoterrorismo ni al narcotrfico en el campo material. En la lgica de la apertura econmica de comienzos de los noventa resultaba incongruente imponer ms restricciones y mejores controles al libre movimiento de capital. Como bien lo resumi un informe de 1993 de la Junta Internacional de Fiscalizacin de Estupefacientes de Naciones Unidas con sede en Viena:

"La Junta recomienda que el blanqueo de capitales se considere un acto delictivo en la legislacin colombiana y que los reglamentos bancarios se hagan ms estrictos para permitir la cooperacin multilateral...Colombia tiene una larga historia de violencia y actividades antigubernamentales. De cualquier modo, el trfico de drogas se est infiltrando en la vida comercial legal..."

Desde la sociedad se escucharon expresiones aisladas y circunstanciales en contra de la fumigacin qumica. Nunca se logr conformar una instancia de presin cohesiva, seria y afirmativa frente a esa determinacin gubernamental. A pesar de comentarios individuales y ocasionales que ponan en duda la efectividad a largo plazo de la medida oficial, el ejecutivo no recibi crticas sustantivas ni impedimentos a su accionar por parte del legislativo o del judicial. El gobierno pudo llevar a cabo la poltica de erradicacin con herbicidas pocas restricciones internas. El resultado, sin embargo, no fue muy positivo: el encumbramiento del emporio de la amapola en el pas fue una demostracin adicional de los lmites de la poltica pblica antinarcticos de Colombia y de las dramticas consecuencias del prohibicionismo acrrimo en Estados Unidos.

La fumigacin tenaz

La financiacin del narcotrfico a su campaa presidencial fue el teln de fondo de la gestin antinarcticos de Ernesto Samper (1994-1998). El deseo y la fuerza de supervivencia poltica del presidente lo llevaron a optar por norteamericanizar la lucha contra las drogas en Colombia. Con el correr de los meses la diplomacia coercitiva aplicada por Estados Unidos a Colombia se fue transformando en la diplomacia del chantaje de Washington sobre Bogot.

Samper se convirti as en el mandatario que impuls la mayor criminalizacin del fenmeno de las drogas en los aos recientes, al tiempo que en Colombia se eclips notoriamente la probabilidad de discutir sobre la pertinencia o conveniencia de la legalizacin de las drogas, como l mismo lo haba sugerido a finales de los setenta ante el fracaso de la estrategia represiva contra la marihuana impulsada por el Presidente Turbay y estimulada desde Estados Unidos.

En ese contexto, la administracin Samper emprendi la mayor y ms fuerte erradicacin qumica conocida en las ltimas dos dcadas utilizando el glifosato masivamente; ensayando adems el imazapyr, un herbicida granulado ms potente y proyectando el uso del tebuthiuron, un granulado an ms devastador que los dos mencionados.

Su gobierno se anticip incluso a las exigencias del ejecutivo y del legislativo de Estados Unidos. Muchos meses antes de que circulara, y de que se hablara, del infausto Memorando Frechette que haca exigencias a Colombia para adoptar leyes, medidas y acciones draconianas en materia de lucha antidrogas, el Presidente Samper lanz en febrero de 1995 su plan integral que contena el anuncio de la Operacin Resplandor destinada a terminar en un plazo de dos aos, y de manera definitiva, todos los cultivos ilcitos existentes en el pas.

La firmeza en la poltica de erradicacin sera evidente. Por ejemplo, en 1994 Colombia (los gobiernos de Gaviria y Samper) haba erradicado 4.094 hectreas de coca. En 1995, la administracin Samper erradic 25.402 hectreas y en 1996, el nmero de 9.711. (En los cinco aos que cubra el perodo 1990-1994, el total de hectreas de coca erradicadas fue de 7.154). En 1994, las administraciones de Gaviria y Samper haban erradicado 5.314 hectreas de amapola. En 1995, el gobierno Samper erradic 5.074 y en 1996, 6.044. Durante 1995-96, se utiliz masivamente el glifosato para destruir los cultivos ilcitos.

Sin embargo, la ilusin de acabar definitivamente con las plantaciones ilcitas prob ser, otra vez, errnea. En 1996 el gobierno estadounidense calculaba que las hectreas dedicadas a la siembra de coca en Colombia llegaban a 53.800 (datos independientes en Colombia ubicaban la cifra de coca cultivada cercana a 80.000 hectreas; lo cual significaba superar a Bolivia quien era tradicionalmente el segundo productor sudamericano de coca detrs de Per), que Colombia tena 4.133 hectreas de marihuana (en 1992, las hectreas de marihuana en el pas alcanzaban slo a 1.650 hectreas) y que se producan en Colombia 63 toneladas mtricas de herona.

No obstante, la mayor sorpresa nacional en 1996 provino del hecho de las grandes marchas campesinas en el sur del pas; en especial en el Caquet. En forma tarda, pero no sin perplejidad, Colombia descubri que haba dejado de ser procesador de sustancias psicoactivas y se haba transformado en productor de cultivos ilegales, que el Estado no exista en una porcin estratgica del territorio nacional y que el poder regional lo ejercan los grupos insurgentes (en particular, las FARC) y que la violencia no podra resolver el entramado de problemas sociales, polticos y econmicos de fondo que se haban encubado por dcadas en ese espacio geogrfico de la nacin.

Resumiendo, la fumigacin con herbicidas en 1996 en el sur de Colombia result tan poco eficaz en trminos del desmantelamiento efectivo negocio ilegal de las drogas como la de aos anteriores. La diferencia fue que en 1996 se aceler la presencia del paramilitarismo en el sur del pas.

La ceguera poltica de civiles, policas y militares en el gobierno y la subordinacin del ejecutivo colombiano ante Estados Unidos, permitieron que en 1997 se repitiera la fumigacin indiscriminada con herbicidas (masivamente con el glifosato y de modo experimental con el imazapyr). En 1997, Colombia fumig 41.847 hectreas de coca y 6.962 hectreas de amapola. Manualmente se erradicaron 22 hectreas de coca, 25 hectreas de amapola y 261 hectreas de marihuana.

A comienzos de 1998, la administracin Samper poda mostrar la dureza de su poltica de erradicacin. En efecto, en algo ms de tres aos de gobierno se haban fumigado ms de 100.000 hectreas de cultivos ilcitos. Pero paradjicamente ello mostraba an ms lo equivocado, nocivo e infecundo de la destruccin qumica de plantos ilegales: en 1998, las cosechas de coca, marihuana y amapola se esparcan en casi 110.000 hectreas. En ese mismo ao, los gobiernos de Samper (hasta agosto) y Andrs Pastrana (1998-2002) fumigaron 66.083 hectreas de coca y 2.931 hectreas de amapola, y destruyeron de modo manual 3.126 hectreas de coca, 181 hectreas de amapola y 18 hectreas de marihuana.

A manera de conclusin

Desde mediados de la dcada de los noventa hasta el presente se han batido todos los rcords histricos de fumigacin en Colombia. Sin embargo, segn las estimaciones estadounidenses los datos sobre cultivos ilcitos en Colombia son cada vez ms negativos. Por ejemplo, en 1990 la produccin de herona era insignificante y haba 32.100 hectreas cultivadas de coca y 1.500 hectreas cultivadas de marihuana, mientras en 1996 el pas produca 63 toneladas mtricas de herona, tena 53.800 hectreas cultivadas de coca y posea 4.133 hectreas cultivadas de marihuana. Mientras en 1998, la produccin colombiana de cocana fue de 435 toneladas mtrica, en 1999 la misma alcanz a 520 toneladas mtricas y en 2000 lleg a 580 toneladas mtricas.

Segn la Polica Antinarcticos, el gobierno de Pastrana haba destruido aproximadamente 50.000 hectreas de plantaciones de coca en 1999 (43.246 segn Washington) y de acuerdo al Departamento de Estado el total de hectreas erradicadas por Colombia en 2000 fue de 56.254 (47.000 de coca y 9.254 de amapola). No obstante, segn la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense en 1999 el rea cultivada de coca lleg a 120.000 hectreas, mientras que la misma se ampli a 136.200 en 2000 segn el Departamento de Estado. Esto significa que en slo cuatro aos, entre 1996 y 2000, la superficie de tierra cultivada con coca se duplic: las hectreas totales pasaron de 68.280 a 136.200. Ms fumigacin de cultivos ilcitos no ha sido equivalente a menos rea cultivada de plantaciones ilcitas ni menor fabricacin de drogas ilegales.

A este fracaso hay que agregar el hecho que en el mercado estadounidense la cocana y la herona se tornaron ms baratas y ms puras. En 1981, el precio por gramo de la cocana era US$ 275,12 y la pureza de 47.53%, mientras en 1996 el precio por gramo era US$ 94,52 y la pureza de 68.61%. En 1981, el precio por gramo de herona era US$ 3.3374.40 y la pureza de 6.73%, mientras en 1996 el precio por gramo era US$ 1.126,57 y la pureza de 41.48%. En 1999, el precio por gramo de la cocana fue US$ 44 y la pureza de 70%, mientras el precio por gramo de la herona fue de US$ 318 y la pureza de 25%. Cabe agregar que algo semejante sucede en Europa occidental donde el precio del gramo de cocana lleg a US$ 90 y el del gramo de herona a US$ 98 en 1999.

As entonces, la racionalidad que justificaba una fuerte poltica de erradicacin qumica en los polos de oferta ha probado ser desacertada. En efecto, se supona que la destruccin masiva y forzada de drogas ilcitas en los puntos de produccin y procesamiento iba a generar menor disponibilidad de narcticos en los centros de demanda, una elevacin en los precios de venta al consumidor y una menor pureza de las sustancias psicoactivas. En 2000, se consiguen en Estados Unidos, ms drogas, de mejor calidad y a menor precio.

Adems, en trminos de consumo de drogas ilegales y criminalidad vinculada a los narcticos, la situacin estadounidense no ha mostrada avances substantivos. Por ejemplo, en 1988 el nmero de consumidores ocasionales de herona fue de 167.000 y en 1995 se elev a 322.000, mientras el total de fuertes consumidores de herona pas de 692.000 en 1992 a 810.000 en 1995. La demanda general de herona que lleg a 1.800.000 en 1988, alcanz a 2.400.000 en 1996. A pesar de algunos logros meritorios en la reduccin del consumo de drogas en Estados Unidos, es evidente que el problema de la alta demanda persiste. Conviene recordar que, como seala Bagley:

Some 13 million U.S. drug users spent approximately US$ 67 billion on illicit drugs in 1999, making the U.S. market the most lucrative one in the world for Colombian traffickers.

En forma concomitante, en 1990 el total de arrestos vinculados al fenmeno de las drogas (consumo, venta, distribucin, manufactura, etc.) fue de 1.089.500, mientras que en 1996 trep a 1.128.647. En 1990, el total de prisioneros federales encarcelados por delitos ligados al fenmeno de los narcticos fue de 53.5%, mientras en 1995 se elev a 59.9%.

Finalmente, el costo ambiental para Colombia de la erradicacin qumica no ha sido suficientemente cuantificado. Se ha estimado que por cada hectrea de amapola se destruyen en promedio 2.5 hectreas de bosque (y que) en los cultivos de coca, la relacin es de 1 a 4 y para los de marihuana es de 1 a 1.5. Sin embargo, no se ha evaluado el papel perverso de la fumigacin con herbicidas en ese proceso de destruccin ya que fuerza un movimiento geogrfico de los cultivos ilcitos y, por lo tanto, un mayor desastre ambiental.

A pesar de que organizaciones como Greenpeace y el Worldwide Fund for Nature y la firma Dow Agrosciences (que produce el tebuthiuron), se han opuesto al uso de este herbicida, el gobierno de Estados Unidos ha insistido en su pertinencia tcnica debido a su carcter inofensivo. Ms an, en especial durante la administracin Pastrana Washington ha venido presionando a Bogot para aplicar un peligroso hongo, el fusarium oxysporum, en el proceso de erradicacin forzosa en Colombia.

No obstante, es evidente que ms fumigacin qumica en el pas slo crea condiciones propicias adicionales para nuevos y mayores problemas internos. Probablemente ese tipo de preocupacin llev al entonces candidato presidencial Andrs Pastrana a proponer una estrategia diferente para combatir el fenmeno de los cultivos ilcitos. Al respecto en su propuesta original de paz, el hoy presidente seal:

ntimamente ligado al problema social y a la violencia est el asunto de los narcocultivos. Pienso que stos no se erradicarn ni con fumigaciones ni con actos de fuerza. El narcocultivo, ms que un problema judicial, es un problema social, derivado de la miseria de los miles de campesinos dedicados a esta actividad, arruinados por las equivocadas polticas agrarias de este (el de Ernesto Samper) gobierno. Los pases desarrollados deben ayudarnos a ejecutar una especie de Plan Marshall para Colombia, que nos permita desarrollar grandes inversiones en el campo social, en el sector agropecuario y en la infraestructura regional, para ofrecerles a nuestros campesinos alternativas diferentes a los cultivos ilcitosEllo ser complementado por una reforma agraria integral, que vaya ms all del simple criterio distributivo y ayude a los campesinos con centros de acopio, seguros de cosecha, transporte y valor agregado local, que contribuya a crear una industria alimentaria capaz de competir en los mercados. Resulta tambin indispensable, para afrontar con xito el tema de los narcocultivos y todas sus implicaciones, que pueda llegarse a una solucin del conflicto amado interno.

Sin embargo, al cabo de 30 meses de gobierno, la administracin no asumi el riesgo de replantear el procedimiento de la erradicacin qumica en la lucha nacional contra las drogas. Por el contrario, persisti en la poltica de fumigacin intensiva e inapelable desde agosto de 1998 en adelante. En esa direccin, el ejecutivo dio un salto an ms elocuente que sus antecesores en el combate contra las drogas al aceptar la creacin de un Batalln Antinarcticos dentro de las fuerzas armadas, tal como vena solicitndolo Estados Unidos desde hacia varios aos. En efecto, esta unidad especial de 1.200 hombres, bajo el control del ejrcito colombiano, pero bajo la lupa de Washington, pas a reemplazar a la Polica Antinarcticos en las tareas ms crticas contra los cultivos ilcitos en 1999. En 2001, a travs de la puesta en prctica del denominado Plan Colombiaen su versin de asistencia de seguridad y anti-narcticos de Estados Unidos--se concretarn tres batallones para luchar contra las drogas. En sntesis, nada nuevo en materia de erradicacin sino ms de lo mismo con la esperanza de que una participacin definitiva de las fuerzas armadas en el frente de las drogas conduzca a un viraje trascendental en este campo.

Ahora bien, el peligro que corre Colombia con la aplicacin obsesiva y obsecuente de la fumigacin es enorme. La insistencia en esta tctica inconveniente e improductiva esta llevando al pas ms cerca de una catstrofe humana, ecolgica y poltica que a la superacin efectiva del fenmeno de las drogas. La poltica de erradicacin qumica de cultivos ha tenido mltiples efectos nocivos: ha contribuido a una mayor depredacin del medio ambiente; ha reforzado el contubernio entre el narcotrfico y el paramilitarismo y la dependencia entre el negocio de las drogas y varios frente insurgentes; ha servido para incrementar la corrupcin en distintos niveles; ha generado una innecesaria subvencin gubernamental sin efectos reales sobre las manifestaciones ms violentas del emporio de las drogas; ha producido ms desproteccin y mayor vulnerabilidad entre los sectores ms dbiles de la sociedad (campesinos, indgenas, pobres rurales) y ha estigmatizado an ms negativamente a Colombia a pesar de que no ha existido ningn otro pas en el mundo que haya rociado sus plantaciones ilcitas con ms herbicidas. Sin embargo, nada parece alterar el curso de las fumigaciones: en 2001 posiblemente asistiremos a otro gran esfuerzo intil de erradicacin de cultivos ilegales.

En resumen, no obstante la intensa guerra en su contra, el problema de las drogas contina prosperando; difcil que fuera de otra forma si estamos hablando de un negocio de tanta rentabilidad. En efecto, la pasta de coca deja Per a US$ 400, llega a Colombia, donde se procesa en cocana, con un valor de US$ 1.200, arriba a Miami a US$ 20.000 el kilo, se transporta hasta Chicago donde alcanza un precio al por mayor de US$ 30.000 y se vende all a un precio al por menor de US$ 140.000. Las cifras son ms fabulosas para la herona que tiene una rentabilidad de 4 a 6 veces superior al de la cocana. Ante esta realidad se podr seguir fumigando Colombia de sur a norte, en el Amazonas y en los Andes, con qumicos u hongos, y el resultado previsible ser el mismo: la consolidacin del fenmeno de las drogas; un fenmeno que se ha convertido en el ms grande y tremendo catalizador de una amorfa revueltano una revolucin--de los sectores subalternos, de los tradicionalmente excluidos, de los desposedos.

* Profesor de la Universidad de San Andrs, Victoria, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

La retrica oficial en Estados Unidos a finales de los noventa asumi, un poco bajo influencia europea y en parte por reclamos latinoamericanos, dos tesis: la de la importancia del consumo de drogas en el crecimiento del negocio de los narcticos y la de la co-responsabilidad internacional para el tratamiento ms simtrico de esta lucrativa empresa ilegal. Sin embargo, desde hace tres dcadas, invariablemente los presupuestos federales, estatales y locales antidrogas en Estados Unidos se orientan en casi un 70% a combatir la oferta y en aproximadamente un 30% a reducir la demanda. En el contexto ms amplio de la cooperacin mundial en la superacin del fenmeno de las drogas, Washington ha demostrado que ninguna poltica multilateral es sustituta de su poltica unilateral frente al tema y que la concertacin global se hace slo bajo sus parmetros represivos.

Los problemas ecolgicos y los efectos negativos sobre los derechos humanos derivados de la fumigacin qumica de cultivos ilcitos en Latinoamrica en general se analizan en Rosa del Olmo, Herbicidas y derechos humanos en Amrica Latina, en Rosa del Olmo, Prohibir o domesticar? Polticas de drogas en Amrica Latina, Caracas: Editorial Nueva Sociedad, 1992.

Sobre las relaciones entre Estados Unidos y Colombia en materia de drogas ilcitas durante la administracin del Presidente Turbay vase, Juan Gabriel Tokatlian, La poltica exterior de Colombia hacia Estados Unidos, 1978-1990: El asunto de las drogas y su lugar en las relaciones entre Bogot y Washington, en Carlos G. Arrieta, Luis J. Orjuela, Eduardo Sarmiento y Juan G. Tokatlian, Narcotrfico en Colombia: Dimensiones polticas, econmicas, jurdicas e internacionales, Bogot: Ediciones Uniandes/Tercer Mundo Editores, 1990.

Vanse, U.S. Congress, Select Committee on Narcotics Abuse and Control, Fact Finding Mission to Colombia and Puerto Rico, Washington D.C.: U.S. Government Printing Office, 1979 y Asociacin Nacional de Instituciones Financieras, Marihuana: Legalizacin o represin, Bogot: Biblioteca ANIF, 1979.

Vase, Presidents Commission on Organized Crime, Report to the President and the Attorney General. Americas Habit: Drug Abuse, Drug Trafficking, and Organized Crime, Washington D.C.: U.S. Government Printing Office, 1986, p. 135.

U.S. Congress, Select Committee on Narcotics Abuse and Control, op.cit., p. 10.

Ministerio Pblico, Informe del Procurador General de la Nacin, Guillermo Gonzlez Charry, al Congreso Nacional, Bogot: Procuradura General de la Nacin, 1980, pp. 30-33.

Sobre las relaciones entre Estados Unidos y Colombia en materia de drogas ilcitas durante la administracin del Presidente Betancur vase, Juan Gabriel Tokatlian, op. cit.

Vase, U.S. Congress, Select Committee on Narcotics Abuse and Control, International Narcotics Control Study Mission, Washington D.C.: U.S. Government Printing Office, 1984.

Vase, El Espectador, 28 de Junio de 1984. Carta de autorizacin del Ministro de Justicia, Enrique Parejo Gonzlez, al general Vctor Delgado Mallarino, Director General de la Polica Nacional, para fumigar los cultivos de marihuana con glifosato, Bogot, D.M. No. 1048, Ministerio de Justicia, Despacho del Ministro, junio 1, 1984. Segn informe de la Procuradura General de la Nacin remitido a la Comisin de Acusaciones de la Cmara de Representantes, la fumigacin en 1984 estuvo precedida de conceptos negativos por parte del Inderena, el Ministerio de Salud, el Instituto Nacional de Salud y la Comisin Cientfica (creada por Lara Bonilla en diciembre de 1983). Aparentemente, el 4 de julio de 1984 el Consejo Nacional de Estupefacientes autoriz la fumigacin experimental de dos hectreas. Sin embargo, en julio y septiembre de ese ao, segn folios enviados a la Cmara de Representantes, comenz un procedimiento de fumigacin masiva. Segn constancia del secretario del Consejo de Ministros, el tema de la fumigacin masiva fue absuelto rpidamente en forma negativa, y el Ministro de Justicia, Enrique Parejo, autoriz la fumigacin sin estar facultado para ello (aunque es improbable pensar que el ministro Parejo haya actuado con el desconocimiento del Presidente Betancur).

Vase el pronunciamiento en contra de la fumigacin con herbicidas de la Sociedad Colombiana de Ecologa en El Mundo del 24 de Julio de 1984. Los indgenas Arhuacos, Koguis y Malayos iniciaron un xodo casi masivo hacia Valledupar (Cesar) y otras localidades ante el anuncio sobre la utilizacin del glifosato. El representante legal de las comunidades de la Sierra Nevada de Santa Marta hizo, a su vez, entrega de un "Libro Rojo" contra la fumigacin al Procurador General, Carlos Jimnez Gmez. En ese documento, los indgenas explicaban los efectos nocivos del herbicida. Asimismo, la Asociacin de Agrnomos del Cesar hizo constar su enrgica protesta en particular si la aplicacin del glifosato iba a hacerse mediante fumigacin area. Vase, respecto a todo este proceso, El Espectador, del 6 y 24 de Julio de 1984.

Vase, Anales del Congreso, No. 15, 1 de Julio de 1984.

Vase, U.S. Congress, Select Committee on Narcotics Abuse and Control, Latin America Study Missions Concerning International Narcotics Problems, Washington D.C.: U.S. Government Printing Office, 1986.

Vase, U.S. Department of State, Bureau of International Narcotics Matters, International Narcotics Control Strategy Report, Washington D.C.: U.S. Government Printing Office, 1989.

Vanse, U.S. General Accounting Office, Drug Control: U.S.-Supported Efforts in Colombia and Bolivia, Washington D.C.: U.S. Government Printing Office, 1988 y Clifford D. May, US Secretly Grows Coca to Find Way to Destroy Cocaines Source, The New York Times, 12 de Junio de 1988.

Sobre las relaciones entre Estados Unidos y Colombia en materia de drogas ilcitas durante la administracin del Presidente Barco vase, Juan Gabriel Tokatlian, op. cit.

Vase, Bruce M. Bagley, Colombia and the War on Drugs, en Foreign Affairs, No. 1, Vol. 67, 1988.

Vase, U.S. Department of State, Bureau of International Narcotics Matters, op. cit.

Vanse, El Espectador, 12 de Octubre de 1988; El Espectador, 24 de Octubre de 1988; El Espectador, 25 de Octubre de 1988; y El Espectador, 8 de Noviembre de 1988. Sobre los estudios en cuanto a la erradicacin y sus efectos vanse, Firma Consultora Ecoforest Ltda., "Declaracin de efecto ambiental para la erradicacin de cultivos ilcitos en zonas de jurisdiccin de Corinto", Ministerio de Justicia, Consejo Nacional de Estupefacientes, Septiembre, 1988; Corporacin Autnoma Regional del Cauca, "Diagnstico preliminar y agenda de tratamiento de emergencia para la erradicacin de cultivos ilcitos en zonas de jurisdiccin del municipio de Corinto", Cali, Informe Tcnico No. SRNGGA032, Septiembre 19, 1988; Inderena, "Evaluacin de la declaracin de efecto ambiental para la erradicacin de cultivos ilcitos en zonas de jurisdiccin de Corinto, CaucaFase I", Bogot, Concepto Tcnico 115/88, Ministerio de Agricultura, Septiembre 26, 1988; Ministerio de Justicia, "Erradicacin de cultivos en Corinto, Cauca", Comunicado de prensa, Septiembre 29, 1988 y Ministerio de Justicia. "Fumigacin cultivos de marihuana zona de Corinto, Cauca", Acta No. 8 del 25 de Agosto de 1988 y Acta No. 9 del 15 de Septiembre de 1988.

En una lnea similar de replanteamiento del papel funcional de las fuerzas armadas en el combate contra los narcticos para lograr ms efectividad y menos tensiones entre la poblacin civil local y los militares, se escuchaban pronunciamientos en Estados Unidos. De acuerdo con la ley antinarcticos estadounidense de 1986 y con un Executive Order del Presidente Reagan del 5 de mayo de 1987, se deba convocar una comisin que preparara un informe para el primer mandatario en torno a cmo y con qu instrumentos confrontar el fenmeno de las drogas. Se reunieron 127 individuos del sector pblico y privado, expertos en salud y justicia, congresistas, banqueros, educadores, sindicalistas y deportistas, entre otros. Este grupo, presidido por Lois Haight Herrington, organiz una serie de conferencias que cont con cientos de participantes, evalu distintas iniciativas y finalmente produjo un informe. Una de sus recomendaciones principales en el rea de erradicacin y respecto a la poltica estadounidense frente a los pases productores indicaba lo siguiente: "Concentrar los recursos para erradicacin en la destruccin de centros de refinacin y laboratorios de procesamiento en vez de la destruccin de cultivos ilcitos". Y agregaba: "No apoyar la sustitucin de cultivos o programas de reemplazo de cultivos en el exterior con fondos de Estados Unidos". Vase The White House Conference for a Drug Free America, Washington D.C., U.S. Government Printing Office, 1988, p. 134. En la misma direccin de reasignar el rol de las fuerzas armadas en la lucha antinarcticos se pronunci David Westrate, director asistente para operaciones de la DEA, en una conferencia organizada en mayo de 1989 por el World Peace Foundation. Vase, Gregory F. Traverton, Combating Cocaine in the Supplying Countries: Challenges and Strategies. A Conference Report, Boston: World Peace Foundation, Julio 1989.

Sobre las relaciones entre Estados Unidos y Colombia en materia de drogas ilcitas durante la administracin del Presidente Gaviria vase, Juan Gabriel Tokatlian, Poltica pblica internacional contra las drogas de la administracin Gaviria y las relaciones entre Colombia y Estados Unidos, en Varios Autores, Drogas ilcitas en Colombia: Su impacto econmico, poltico y social, Santaf de Bogot.: Editorial Ariel/PNUD/DNE, 1997.

El Tiempo, 21 de Febrero de 1992.

Los primeros descubrimientos de amapola y la reaccin inicial del gobierno de Colombia ante este nuevo cultivo ilcito se resumen en Virgilio Barco, La lucha contra el narcotrfico, Bogot: Presidencia de la Repblica, 1988 y Virgilio Barco, Informe del Presidente de la Repblica, Virgilio Barco, al Congreso Nacional, Bogot: Presidencia de la Repblica, 1989.

Semana, 10 de Septiembre de 1991.

Vase, Departamento Administrativo de Seguridad, Direccin, Aspectos de inters sobre el cultivo de amapola (Mimeo, Santaf de Bogot, Noviembre de 1991).

Polica Antinarcticos, Polica antinarcticos. Balance actividades 1992, Santaf de Bogot: Polica Nacional de Colombia, 1992, p. 18.

Polica Antinarcticos, Polica antinarcticos. Balance actividades 1991, Santaf de Bogot: Polica Nacional de Colombia, 1991, pp. 18-20.

Vase, Joseph B. Treaster, Colombias Drug Lords Sending Heroin to US, The New York Times, 14 de Enero de 1992.

Por ejemplo, Mxico haba erradicado en 1989 algo ms de un tercio de sus plantos de amapola y en 1990 algo ms del 45% de stos. En efecto, Mxico destruy 3.000 hectreas de las 9.600 hectreas cultivadas de amapola en 1989 y 4.650 de las 10.100 hectreas cultivadas de amapola en 1990. Vase, U.S. Department of State, Bureau of International Narcotics Matters, International Narcotics Control Strategy Report, Washington D.C.: U.S. Government Printing Office, 1991. Comparativamente, entonces, el porcentaje erradicado por Colombia fue muy alto.

Vase Polica Antinarcticos, El glifosato en la erradicacin de cultivos ilcitos, Santaf de Bogot: Polica Nacional de Colombia, 1992.

Esta afirmacin la hizo el General Serrano Cadena en un seminario sobre el glifosato organizado por el Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de los Andes.

Edgar Torres, Amapola: Se disparan cifras, El Tiempo, 19 de abril de 1992.

Vase, Presidencia de la Repblica, Consejera para la Defensa y Seguridad Nacional, La amapola en Colombia, (Mimeo, Santaf de Bogot, 1992).

Vase El Espectador, 28 de Febrero de 1992.

Vase Michael Childress, A System Descrption of the Heroin Trade, en RAND Note, 1994, p. 12.

Vase U.S. Department of State, Estudio conciso del medio ambiente para la erradicacin de la amapola y la marihuana en Guatemala (Mimeo, Washington, D.C., 1987). En Colombia, tambin durante los noventa, se publicaron trabajos de expertos nacionales que indicaban el presunto bajo dao ecolgico de la fumigacin area con glifosato. Al respecto, vase, entre otros, Luis Eduardo Parra Rodrguez, Impacto ambiental de los cultivos ilcitos en Colombia, en Coloquio, Ao 5, No. 3, Marzo 1997.

Vase, Ministerio de Justicia y del Derecho, Hacia un compromiso global frente al problema de la droga, Santaf de Bogot: Imprenta Nacional de Colombia, 1994, p. 14. Los totales de destruccin de amapola fueron: 12.864 hectreas en 1992 y 9.821 en 1993. Siendo un productor ms importante que Colombia en trminos de cantidad y calidad de herona, Mxico erradic en esos mismo aos 11.220 y 13.020 hectreas, respectivamente. Vase, Mexican Government, Drug Control in Mxico, National Program 1989/1994: Progress and Results, Mxico D.F.: Procuradura General de la Repblica, 1994.

U.S. Department of State, Bureau of International Narcotics Matters, International Narcotics Control Strategy Report, Washington D.C.: U.S. Government Printing Office, 1995, p. 24.

Ibid., p. 25.

Presidencia de la Repblica, Consejera para la Defensa y Seguridad Nacional, La amapola en la tradicin colombiana: Produccin para la especulacin, auges regionales y violencia (Mimeo, Santaf de Bogot, 1993, p. 70).

Vase, U.S. Department of State Bureau of International Narcotics Matters, International... (1995), op. cit.

Ibid., p. 24.

Junta Internacional de Fiscalizacin de Estupefacientes, Informe de la Junta Internacional de Fiscalizacin de Estupefacientes correspondiente a 1993, New York: Naciones Unidas, 1993, pp. 47-48.

Sobre las relaciones entre Estados Unidos y Colombia en materia de drogas ilcitas durante la administracin del Presidente Samper vase, Juan Gabriel Tokatlian, En el lmite: La (torpe) norteamericanizacin de la guerra contra las drogas, Santaf de Bogot: CEREC/Editorial Norma, 1997.

La norteamericanizacin de la guerra contra las drogas significa que la estrategia prohibicionista de Estados Unidos en el caso de los polos de produccin, procesamiento y trfico de narcticos es asumida y adaptada totalmente por los centros de oferta de estupefacientes y sustancias psicoactivas. Dicha estrategia consiste en la aceptacin y aplicacin de varias tcticas punitivas para doblegar, hipotticamente, al narcotrfico. En breve, norteamericanizar la guerra contra las drogas conduce a transferir los mayores costos de la misma a los pases productores/procesadores/traficantes que son los que, en realidad, padecen las consecuencias ms desfavorables de la demanda de estupefacientes en los epicentros de consumo como Estados Unidos y los pases ms industrializados. En esa direccin, Colombia durante el gobierno del Presidente Ernesto Samper se convirti en el eptome de la norteamericanizacin de la lucha antinarcticos. Es decir, Estados Unidos ha obtenido, en trminos de conjunto de medidas y polticas punitivas, con su gobierno ms de lo que haba logrado con los cuatro previos mandatos; de quienes extrajo polticas puntuales altamente represivas pero nunca la casi totalidad de sus objetivos. El Presidente Samper ya no pudo sugerir la idea de legalizar los estupefacientes y an si lo hubiese deseado no tuvo espacio ni capacidad para asegurar una lenta incorporacin de los traficantes nacionales a la sociedad colombiana. Su administracin emprendi la mayor y ms fuerte erradicacin qumica conocida en las ltimas dos dcadas utilizando. Adems, la inclusin de las fuerzas armadas en el combate antinarcticos se hizo evidente con la denominada Operacin Conquista en el sur del pas durante 1996; a lo cual se debe sumar el acuerdo martimo con Estados Unidos logrado en 1997 y las seales positivas emitidas desde Bogot para operativos areos ms intensos en tareas de interdiccin de acuerdo a los planes hemisfricos de Estados Unidos en ese frente. A su vez, Colombia acept en 1997 a travs de un memorando bilateral el hecho de que la asistencia militar estadounidense estuviese condicionada al respeto de los derechos humanos de parte de las brigadas encargadas de realizar operativos antinarcticos (La Enmienda Leahy de 1996 establece que la ayuda antidrogas estadounidense no puede ser otorgada a unidad alguna de las fuerzas de seguridad de un pas extranjero, si la Secretara de Estado tiene evidencia digna que indique que tal unidad ha cometido graves violaciones a los derechos humanos). Adicionalmente, la aprobacin de las leyes de extincin de dominio (1996) y aumento de penas (1997) se ubic en la perspectiva de una criminalizacin creciente de los distintos eslabones del negocio ilcito de las drogas. Por ltimo, la extradicin de nacionales, aunque sin retroactividad, se reinstaur. La administracin Samper fue nacionalista en la retrica pero en los hechos acept casi completamente el diagnstico estadounidense sobre las drogas. Aprovechando la debilidad interna y externa del presidente colombiano, el gobierno en Washington logr el American Dream: norteamericanizar en Colombia la guerra contra las drogas.

Sobre la diplomacia del chantaje (blackmail diplomacy) vase, Alexander L. George, Coercive Diplomacy: Definition and Characteristics, en Alexander L. George y William E. Simons (ds.), The Limits of Coercive Diplomacy, Boulder: Westview Press, 1994.

Myles R. R. Frechette fue el Embajador de Estados Unidos en Colombia durante gran parte de la administracin Samper y se caracteriz por su actuacin como un verdadero proconsul en materia de drogas y de otros temas polticos internos y externos.

Ernesto Samper Pizano, Palabras del Seor Presidente de la Repblica, Ernesto Samper, en el acto de presentacin de la poltica contra las drogas (Mimeo, Santaf de Bogot, 6 de Febrero de 1995).

Presidencia de la Repblica, Compromiso Colombia: Por un pas libre de drogas, Santaf de Bogot: Presidencia de la Repblica, 1997, pp. 11-13.

De acuerdo con el ejecutivo, la erradicacin qumica de 1996 desarrollada a travs de la Operacin Conquista--una de las mayores operacines militares en le historia de Colombia segn el gobierno--se enmarcaba en la lucha contra los carteles y las narco-guerrillas. Vase, Presidencia de la Repblica, Colombia: La lucha contra las drogas ilcitas. 1996 Un ao de grandes progresos, Santaf de Bogot: Presidencia de la Repblica, 1997, pp. 11 y 24.

Vase, Varios Autores, Drogas...op. cit.

Vanse, Varios Autores, Conflictos Regionales: Amazonia y Orinoquia, Santaf de Bogot: IEPRI/FESCOL, 1998 y Graciela Uribe, Caquet: Contexto y dinmica de las marchas campesinas, en Coloquio, Ao 5, No. 3, Marzo 1997.

Vase, Ministerio de Relaciones Exteriores, La lucha de Colombia contra las drogas ilcitas: Acciones y resultados en 1998, Santaf de Bogot: Imprenta Nacional de Colombia, 1999.

Office of National Drug Control Policy, The National Drug Control Strategy, 1998, Washington D.C.: U.S. Government Printing Office, 1998.

Lo ocurrido en Colombia no se debe circunscribirse slo a este pas. La poltica mundial de fumigacin ha mostrado ser torpe y errada. Por ejemplo, a pesar de aos de erradicacin forzada y qumica de plantaciones el cultivo mundial de coca pas de 240.000 hectreas en 1987 a 270.000 en 1999 y el de amapola pas de 211.000 en 1988 a 217.000 en 1999. Mientras tanto, durante los noventa, 120 pases comunicaron la existencia de cultivos de cannabis en sus territorios. En 1999, la produccin global de herona lleg a 580 toneladas mtricas, la de cocana alcanz a aproximadamente 1.000 toneladas mtricas y la de marihuana fue cercana a las 30.000 toneladas mtricas. Vase, Oficina de Naciones Unidas para el Control de Drogas y la Prevencin del Crimen (UNODCCP), Global Illicit Drug Trends 2000, New York: ONU, 2000.

U.S. Department of State, Bureau of International Narcotics Matters, International Narcotics Control Strategy Report, Washington D.C.: U.S. Government Printing Office, 2001.

Las cifras colombianas y estadounidenses se pueden consultar en El Tiempo, 14 de Febrero de 2000.

Office of National Drug Control Policy, op.cit.

Vase, Marsha Rosenbaum, Are We Really Winning the War on Drugs, San Francisco Chronicle, 24 de Marzo de 2000.

Ibid.

Bruce M. Bagley, Bruce M. Bagley, Drug Trafficking, Political Violence and U.S. Policy in Colombia in the 1990s (Mimeo, Coral Gables, University of Miami, Febrero 2000).

Office of National Drug Control Policy, op.cit.

Ministerio de Justicia y del Derecho, op. cit., p.14.

Cabe subrayar que Naciones Unidas reconoce cada vez ms el problema derivado de la fumigacin qumica de cultivos ilcitos. En efecto, en un estudio del Programa de Naciones Unidas para el Control de Drogas se seala: Finally, the environmental impact of herbicides used to eradicate illicit drug cultivation is also a cause of concern. United Nations, International Drug Control Programme, Economic and Social Consequences of Drug Abuse and Illicit Trafficking, en UNDCP Technical Series, No. 6, 1997, p. 37.

Andrs Pastrana, Una poltica de paz para el cambio (Mimeo, Santaf de Bogot, 8 de Julio de 1998, pp. 16-17).

En el tema de los cultivos ilcitos exista una coincidencia importante entre la propuesta de campaa de Pastrana y los reclamos del ELN y de las FARC. Vase el documento La paz sobre la mesa compilado por el Comit Internacional de la Cruz Roja, la Comisin de Conciliacin Nacional la revista Cambio 16 (Mimeo, Santaf de Bogot, Mayo 1998).

Vase, Semana, 20 de Septiembre de 1999.

El Plan Colombia de Estados Unidos tiene unos componentes precisos. El paquete total es de US$ 1.319 millones de dlares; el monto especfico para Colombia llega a US$ 860,3 millones de dlares. De esa cuanta, la asistencia militar asciende a US$ 519,2 millones de dlares y la ayuda policial alcanza a US$ 123,1 millones de dlares. En ese sentido, se trata de fortalecer a las fuerzas armadas (tres nuevos batallones para operar en el sur del pas; 16 helicpteros Blackhawk y 30 helicpteros UH-1H Huey; y mejores instrumentos de combate y comunicacin) para que efectivamente asuman una postura ms ofensiva en la guerra y de mejorar la capacidad de la polica en el combate contra las drogas (2 helicpteros Blackhawk y 12 helicpteros UH-1H Huey; entrenamiento para labores de fumigacin; etc.). Otras categoras contempladas son: desarrollo alternativo (US$ 68,5 millones), ayuda a los desplazados (US$ 37,5 millones), derechos humanos (US$ 51 millones), reforma judicial (US$ 13 millones), aplicacin de la ley (US$ 45 millones) y paz (US$ 3 millones). El resto del paquete de US$ 1.319,1 millones de dlareses decir, US$ 458,8 millones de dlaresse desagrega en dos grandes categoras: ayuda a otros pases vecinos de Colombia (US$ 180 millones) y recursos a ser usados directamente por autoridades estadounidenses (US$ 278,8 millones). Respecto a esta ltima categora, US$ 276,8 millones de dlares son para el Departamento de Defensa (mejoramiento de las bases de Ecuador, Aruba y Curacao; programas de inteligencia rutinarios y clasificados; equipamiento de radares, entre otros). Si se descompone el total general del paquete en sus diversas piezas, destinatarios y propsitos se tiene que aproximadamente un 75% se orienta al fortalecimiento blico en la ya longeva e ineficaz guerra contra las drogas; guerra que cada vez ms toma el carcter de lucha anti-narcoguerrillera en la nomenclatura de Washington.