21
XDO. PRIMEIRA INSTANCIA N. 7 A CORUÑA SENTENCIA: 00132/2017 JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA Nº 7 CORUÑA SENTENCIA En Coruña, a treinta y uno de julio de 2017. Luis Carlos Mariana Niño, Juez sustituto del juzgado de primera instancia Número Siete de los de Coruña, ha visto los presentes autos de juicio ordinario Número 476/2016, promovidos por ASUFIN (ASOCIACIÓN DE USUARIOS FINANCIEROS), que actúa en nombre y defensa de los intereses de sus asociados y , representada por la procuradora Dña. Begoña Alejandra Millán Iribarren y bajo la dirección del letrado D. Agenor Gómez Álvarez, contra la entidad financiera BANKINTER S.A., representada por la procuradora Dña. Soledad Sánchez Silva y asistida por el letrado D. José María Rego Álvarez de Mon, en los que ha recaído la presente resolución con base en los siguientes, ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO.- Por la procuradora Dña. Begoña Alejandra Millán Iribarren, en la representación indicada y mediante escrito que por turno de reparto correspondió a este Juzgado, se presentó demanda de juicio ordinario en la que, en síntesis, solicitaba la nulidad parcial del préstamo hipotecario suscrito entre las partes en lo relativo a las cláusulas multidivisas, con condena a la demandada a recalcular el cuadro de amortización excluyendo dichas cláusulas. De forma subsidia se solicitó que se declare la nulidad por abusivas de las cláusulas que se exponen en el suplico. Con imposición de costas a la demandada. SEGUNDO.- Admitida a trámite la demanda por Decreto de fecha 13-04-2016, la demandada procedió a contestar a la demanda solicitando su desestimación íntegra de la demanda, con imposición de costas a la actora. Descargado en www.asufin.com

XDO. PRIMEIRA INSTANCIA N. 7 A CORUÑA - ASUFIN · 2019-05-16 · XDO. PRIMEIRA INSTANCIA N. 7 A CORUÑA SENTENCIA: 00132/2017 JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA Nº 7 CORUÑA SENTENCIA

  • Upload
    others

  • View
    1

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

XDO. PRIMEIRA INSTANCIA N. 7

A CORUÑA

SENTENCIA: 00132/2017

JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA Nº 7

CORUÑA

SENTENCIA

En Coruña, a treinta y uno de julio de 2017.

Luis Carlos Mariana Niño, Juez sustituto del juzgado de

primera instancia Número Siete de los de Coruña, ha visto los

presentes autos de juicio ordinario Número 476/2016,

promovidos por ASUFIN (ASOCIACIÓN DE USUARIOS FINANCIEROS),

que actúa en nombre y defensa de los intereses de sus

asociados y

, representada por la procuradora Dña. Begoña

Alejandra Millán Iribarren y bajo la dirección del letrado D.

Agenor Gómez Álvarez, contra la entidad financiera BANKINTER

S.A., representada por la procuradora Dña. Soledad Sánchez

Silva y asistida por el letrado D. José María Rego Álvarez de

Mon, en los que ha recaído la presente resolución con base en

los siguientes,

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO.- Por la procuradora Dña. Begoña Alejandra Millán

Iribarren, en la representación indicada y mediante escrito

que por turno de reparto correspondió a este Juzgado, se

presentó demanda de juicio ordinario en la que, en síntesis,

solicitaba la nulidad parcial del préstamo hipotecario

suscrito entre las partes en lo relativo a las cláusulas

multidivisas, con condena a la demandada a recalcular el

cuadro de amortización excluyendo dichas cláusulas. De forma

subsidia se solicitó que se declare la nulidad por abusivas de

las cláusulas que se exponen en el suplico. Con imposición de

costas a la demandada.

SEGUNDO.- Admitida a trámite la demanda por Decreto de

fecha 13-04-2016, la demandada procedió a contestar a la

demanda solicitando su desestimación íntegra de la demanda,

con imposición de costas a la actora.

Descargado en www.asufin.com

TERCERO.- Celebrada la audiencia previa, en la misma las

partes propusieron las pruebas de que intentaban valerse y que

se declaró pertinente con las concreciones que figuran en la

correspondiente grabación.

CUARTO.- En el acto del juicio oral se practicaron las

pruebas admitidas y, tras el oportuno informe por las partes,

se declararon los autos conclusos para sentencia

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO.- La parte actora pretende, en síntesis y como

pretensión principal, que se declare la nulidad parcial de la

escritura de préstamo hipotecario de fecha 31-07-2008 en los

contenidos relativos al pacto multidivisa, con los efectos

relativos oportunos. Fundamenta dicha pretensión en la

existencia de un error del consentimiento provocado por la

falta o deficiente información facilitada por la demandada,

que sostiene incumplió sus obligaciones legales en dicha

materia.

La parte demandada se opone a dichas pretensiones,

alegando la caducidad de la acción, y, en resumen, que no se

ha producido ningún error en el consentimiento prestado por

los actores, al haber facilitado dicha demandada toda la

información pertinente sobre el producto concertado.

SEGUNDO.- Frente a la pretensión de la parte demandante de

que se aprecie la anulabilidad del contrato por vicios del

consentimiento, la demandada alega la caducidad de la acción,

al entender que ha transcurrido sobradamente el plazo de

cuatro años que señala el art. 1.301 del Código Civil, en la

medida en que con anterioridad a esos cuatro años los

demandantes habían pagado 44 cuotas mensuales de amortización,

realizado una amortización anticipada y suscrito un

cuestionario de preferencias de inversión.

En contra de los razonamientos y argumentos que realiza

dicha parte demandada, la AP de A Coruña (entre otra en las

sentencia de fecha 10-10-2014) ha señalado, en relación con

unos productos financieros, que:

“QUINTO.-.- La caducidad.- En penúltimo lugar se reitera

la caducidad de la acción de anulabilidad, con

infracción del artículo 1301 del Código Civil EDL

1889/1.

El motivo no puede ser estimado:

Descargado en www.asufin.com

Suele incurrirse en el error, a la hora de computar el

plazo de cuatro años del artículo 1301 del Código Civil,

de asimilarlo a la prescripción, y por lo tanto querer

contar el plazo desde que pudieron ejercitarse las

acciones, en este caso, desde que se firmaron las

órdenes de compra. Se omite que el precepto

específicamente menciona que en los supuestos de error

en el consentimiento el plazo se cuenta desde "la

consumación", concepto técnico jurídico que no equivale

a otorgamiento o perfección. La consumación del contrato

tiene lugar cuando están completamente cumplidas las

prestaciones de ambas partes ( Ts. 11 de junio de 2003

(Roj: STS 4039/2003, recurso 3166/1997) y 27 de marzo de

1989 (Roj: STS 9025/1989)) (La referencia Roj es la

numeración en la base de datos del Centro de

Documentación Judicial, que puede ser consultada en la

página web del Consejo General del Poder Judicial). Y la

prestación de la entidad bancaria titular de las

obligaciones o participaciones no es el mero

cumplimiento de la orden de compra de valores, sino

hacer frente a esas obligaciones o participaciones.

Prestaciones que siguen realizándose, mediante el abono

de los correspondientes intereses. Por lo que mientras

no se haya devuelto el importe del dinero en su día

invertido el contrato no se consumó en su totalidad”.

El mismo criterio es seguido en otras sentencias de la AP

de A Coruña de fechas 28-02-2014, 3-10-2014, 10-10-2014 y 13-

11-2014. Criterio que se ve confirmado por la reciente

sentencia del STS Sala 1ª de 12 enero 2015, nº 769/2014, rec.

2290/2012 que señala en su fundamento de derecho quinto:

“3.- Además de lo expuesto, no es correcta la tesis de

las sentencias de instancia en lo relativo al día

inicial del plazo del ejercicio de la acción.

De acuerdo con lo dispuesto en el art. 1301 del Código

Civil, « (l)a acción de nulidad sólo durará cuatro años.

Este tiempo empezará a correr: (...) En los (casos) de

error, o dolo, o falsedad de la causa, desde la

consumación del contrato (...) ».

Como primera cuestión, el día inicial del cómputo del

plazo de ejercicio de la acción no es el de la

perfección del contrato, como sostiene la sentencia del

Juzgado de Primera Instancia (y no corrige adecuadamente

la de la Audiencia) al afirmar que « la consumación del

contrato vendrá determinada por el concurso de las

voluntades de ambos contratantes ».

No puede confundirse la consumación del contrato a que

hace mención el art. 1301 del Código Civil, con la

perfección del mismo. Así lo declara la sentencia de

esta Sala núm. 569/2003, de 11 de junio, que mantiene la

Descargado en www.asufin.com

doctrina de sentencias anteriores, conforme a las cuales

la consumación del contrato tiene lugar cuando se

produce « la realización de todas las obligaciones » (

sentencias de la Sala 1ª del Tribunal Supremo de 24 de

junio de 1897, 20 de febrero de 1928 y 11 de julio de

1984), « cuando están completamente cumplidas las

prestaciones de ambas partes » ( sentencia de la Sala 1ª

del Tribunal Supremo de 27 de marzo de 1989) o cuando «

se hayan consumado en la integridad de los vínculos

obligacionales que generó » ( sentencia de la Sala 1ª

del Tribunal Supremo de 5 de mayo de 1983).

Y respecto de los contratos de tracto sucesivo, declara

la citada sentencia núm. 569/2003:

« Así en supuestos concretos de contratos de tracto

sucesivo se ha manifestado la jurisprudencia de esta

Sala; la sentencia de 24 de junio de 1897 afirmó que "el

término para impugnar el consentimiento prestado por

error en liquidaciones parciales de un préstamo no

empieza a correr hasta que aquél ha sido satisfecho por

completo", y la sentencia de 20 de febrero de 1928 dijo

que "la acción para pedir la nulidad por dolo de un

contrato de sociedad no comienza a contarse hasta la

consumación del contrato, o sea hasta que transcurra el

plazo durante el cual se concertó" ».

4.- El diccionario de la Real Academia de la Lengua

establece como una de las acepciones del término

"consumar" la de « ejecutar o dar cumplimiento a un

contrato o a otro acto jurídico ». La noción de

"consumación del contrato" que se utiliza en el precepto

en cuestión ha de interpretarse buscando un equilibrio

entre la seguridad jurídica que aconseja que la

situación de eficacia claudicante que supone el vicio

del consentimiento determinante de la nulidad no se

prolongue indefinidamente, y la protección del

contratante afectado por el vicio del consentimiento. No

basta la perfección del contrato, es precisa la

consumación para que se inicie el plazo de ejercicio de

la acción.

Se exige con ello una situación en la que se haya

alcanzado la definitiva configuración de la situación

jurídica resultante del contrato, situación en la que

cobran pleno sentido los efectos restitutorios de la

declaración de nulidad. Y además, al haberse alcanzado

esta definitiva configuración, se posibilita que el

contratante legitimado, mostrando una diligencia

razonable, pueda haber tenido conocimiento del vicio del

consentimiento, lo que no ocurriría con la mera

perfección del contrato que se produce por la

concurrencia del consentimiento de ambos contratantes.

5.- Al interpretar hoy el art. 1301 del Código Civil EDL

1889/1 en relación a las acciones que persiguen la

anulación de un contrato bancario o de inversión por

concurrencia de vicio del consentimiento, no puede

Descargado en www.asufin.com

obviarse el criterio interpretativo relativo a « la

realidad social del tiempo en que (las normas) han de

ser aplicadas atendiendo fundamentalmente al espíritu y

finalidad de aquéllas », tal como establece el art. 3

del Código Civil.

La redacción original del artículo 1301 del Código

Civil, que data del año 1881, solo fue modificada en

1975 para suprimir la referencia a los « contratos

hechos por mujer casada, sin licencia o autorización

competente », quedando inalterado el resto del precepto,

y, en concreto, la consumación del contrato como momento

inicial del plazo de ejercicio de la acción.

La diferencia de complejidad entre las relaciones

contractuales en las que a finales del siglo XIX podía

producirse con más facilidad el error en el

consentimiento, y los contratos bancarios, financieros y

de inversión actuales, es considerable. Por ello, en

casos como el que es objeto del recurso no puede

interpretarse la "consumación del contrato" como si de

un negocio jurídico simple se tratara. En la fecha en

que el art. 1301 del Código Civil fue redactado, la

escasa complejidad que, por lo general, caracterizaba

los contratos permitía que el contratante aquejado del

vicio del consentimiento, con un mínimo de diligencia,

pudiera conocer el error padecido en un momento más

temprano del desarrollo de la relación contractual. Pero

en el espíritu y la finalidad de la norma se encontraba

el cumplimiento del tradicional requisito de la "actio

nata", conforme al cual el cómputo del plazo de

ejercicio de la acción, salvo expresa disposición que

establezca lo contrario, no puede empezar a computarse

al menos hasta que se tiene o puede tenerse cabal y

completo conocimiento de la causa que justifica el

ejercicio de la acción. Tal principio se halla recogido

actualmente en los principios de Derecho europeo de los

contratos (art. 4:113).

En definitiva, no puede privarse de la acción a quien no

ha podido ejercitarla por causa que no le es imputable,

como es el desconocimiento de los elementos

determinantes de la existencia del error en el

consentimiento.

Por ello, en relaciones contractuales complejas como son

con frecuencia las derivadas de contratos bancarios,

financieros o de inversión, la consumación del contrato,

a efectos de determinar el momento inicial del plazo de

ejercicio de la acción de anulación del contrato por

error o dolo, no puede quedar fijada antes de que el

cliente haya podido tener conocimiento de la existencia

de dicho error o dolo. El día inicial del plazo de

ejercicio de la acción será, por tanto, el de suspensión

de las liquidaciones de beneficios o de devengo de

intereses, el de aplicación de medidas de gestión de

instrumentos híbridos acordadas por el FROB, o, en

Descargado en www.asufin.com

general, otro evento similar que permita la comprensión

real de las características y riesgos del producto

complejo adquirido por medio de un consentimiento

viciado por el error”.

Por tanto, debe tomarse en consideración, en primer lugar,

la fecha en la que finaliza el plazo durante el cual se

concertó el contrato y, en segundo lugar, la fecha en que el

cliente haya podido tener conocimiento de la existencia de

dicho error o dolo. En este caso, como se puede observar tanto

en los extractos de amortización aportados por la demandada

(folios 170 y siguientes, de difícil lectura) como en el

detalle de la consulta de tipos de cambio aplicado (folios 102

y siguientes), las cuotas de amortización que los demandados

fueron pagando no sufrieron un incremento realmente

significativo hasta el año 2015. Sin que, por otra parte,

dicha documental permita apreciar de forma sencilla y clara

las consecuencias que la cláusula multidivisas tenía sobre el

capital pendiente de reembolsar.

Por otra parte, el cuestionario de preferencias de

inversión no deja de ser eso, un cuestionario de preferencias

de inversión, que bien puede interpretarse, dada su redacción,

como los productos sobre el tipo de productos sobre los que el

cliente quiere ser informado por el banco. Puede destacarse,

en este sentido, que ambos demandantes marcaron todos los

productos que figuran por el revés de tales documentos (folios

338 y 339) sin que ello signifique que eran conocedores de las

consecuencias que una cláusula multidivisas tenía en el

préstamo hipotecario suscrito unos años antes.

En cuanto a la amortización anticipada de parte del

capital, fue realizada en fecha muy próxima a la suscripción

del préstamo hipotecario, por lo que el tipo de cambio en

ambos momentos era muy parecido sin que, por tanto, fuera

posible comprender la trascendencia que la variación de dicho

tipo podía tener sobre la totalidad del préstamo.

Debe señalarse también que, en consonancia con la

jurisprudencia ya reseñada, la SAP A Coruña, sec. 3ª, de fecha

29-9-2016, nº 319/2016, rec. 247/2016 indica que “con criterio

reiterado de esta Audiencia Provincial, el " dies a quo " no

comienza desde la suscripción del contrato, ni con la primera

liquidación negativa, sino desde la consumación, lo que, como

ya precisa la STS de 11 de junio de 2003, ha de entenderse en

el sentido de que la acción podrá ejercitarse hasta que no

transcurra el plazo de cuatro años desde la consumación del

contrato que establece el art. 1301 del CC, y que la

consumación se produce, cuando estén totalmente cumplidas las

obligaciones derivadas del mismo, esto es, implica el

cumplimiento completo de las prestaciones por ambas partes,

por lo que, teniendo en cuenta que el vencimiento de los

contratos es de fecha 1 de junio de 2016 y que una o varias

liquidaciones negativas no bastan para comprender la

Descargado en www.asufin.com

complejidad del producto contratado, habiéndose planteado la

demanda el 7 de enero de 2015, la caducidad de la acción no se

habría producido, pues, como ya tiene señalado esta sección

3ª, en sentencia de 7 de marzo de 2016 " En cualquier caso la

acción de anulabilidad prevista en el art. 1.301 del C.C. en

los casos de error, para el cómputo del plazo prevé "la

consumación" y no la "perfección" del contrato, términos

jurídicos doctrinal y jurisprudencialmente diferentes. Ya la

sentencia del T.S. de 11.6.2003 en los supuestos de contratos

de tracto sucesivo se hablaba de consumación, no perfección,

en el sentido que deben realizarse todas las obligaciones que

comprende el mismo. De hecho el propio T.S. en la sentencia de

12.I.2015, menciona otras anteriores, de que el día inicial es

cuando se hayan consumado en su integridad todos los vínculos

obligacionales que generó”. En el mismo sentido cabe citar la

SAP A Coruña, sec. 4ª, de fecha 22-11-2016, nº 395/2016, rec.

532/2016. Cabe añadir que la doctrina del Tribunal Supremo

cuando antepone el conocimiento del error al momento de la

consumación del contrato lo hace en interés o beneficio de

quién ha sufrido el error. En el presente caso, en el momento

de ser presentada la demanda, la consumación del contrato aún

no se había producido.

No puede entenderse, por tanto, que se haya producido la

caducidad alegada

TERCERO.- Para determinar si ha existido o no el vicio de

consentimiento alegado es preciso realizar unas

consideraciones tanto sobre la naturaleza de las

participaciones subordinadas, como sobre el deber de

información de la demandada en relación con su

comercialización.

Sobre las características de los préstamos hipotecarios

multidivisas, es bien conocida la STS 30 junio 2015, núm.

323/2015 que señala:

«Lo que se ha venido en llamar coloquialmente "hipoteca

multidivisa" es un préstamo con garantía hipotecaria, a

interés variable, en el que la moneda en la que se

referencia la entrega del capital y las cuotas

periódicas de amortización es una divisa, entre varias

posibles, a elección del prestatario, y en el que el

índice de referencia sobre el que se aplica el

diferencial para determinar el tipo de interés aplicable

en cada periodo suele ser distinto del Euribor, en

concreto suele ser el Libor (London Interbank Offerd

Rate, esto es, tasa de interés interbancaria del mercado

de Londres)».

«El atractivo de este tipo de instrumento financiero

radica en utilizar como referencia una divisa de un país

en el que los tipos de interés son más bajos que los de

los países que tienen como moneda el euro, unido a la

posibilidad de cambiar de moneda si la tomada como

referencia altera su relación con el euro en perjuicio

Descargado en www.asufin.com

del prestatario. Las divisas en las que con más

frecuencia se han concertado estos instrumentos

financieros son el yen japonés y el franco suizo. Como

se ha dicho, con frecuencia se preveía la posibilidad de

cambiar de una a otra divisa, e incluso al euro, como

ocurría en el préstamo objeto de este recurso».

«Los riesgos de este instrumento financiero exceden a

los propios de los préstamos hipotecarios a interés

variable solicitados en euros. Al riesgo de variación

del tipo de interés se añade el riesgo de fluctuación de

la moneda». (...)

«El empleo de una divisa como el yen o el franco suizo

no es solo una referencia para fijar el importe en euros

de cada cuota de amortización, de modo que si esa divisa

se deprecia, el importe en euros será menor, y si se

aprecia, será mayor. El tipo de cambio de la divisa

elegida se aplica, además de para el importe en euros de

las cuotas periódicas, para fijar el importe en euros

del capital pendiente de amortización, de modo que la

fluctuación de la divisa supone un recálculo constante

del capital prestado. Ello determina que pese a haber

ido abonando las cuotas de amortización periódica,

comprensivas de amortización del capital prestado y de

pago de los intereses devengados desde la anterior

amortización, puede ocurrir que pasados varios años, si

la divisa se ha apreciado frente al euro, el prestatario

no solo tenga que pagar cuotas de mayor importe en euros

sino que además adeude al prestamista un capital en

euros mayor que el que le fue entregado al concertar el

préstamo».

CUARTO.- En cuento al deber de información, se ha

discutido por las partes si al contrato objeto del litigio le

es de aplicación la normativa MiFID. Con de la entrada en

vigor (el 21-12-2007) de la reforma operada por la Ley

47/2007, de 19 de diciembre, se incorpora al Derecho español

de la Directiva MiFID, que obliga a las entidades financieras

a clasificar a sus clientes como minoristas o profesionales

(art. 78 bis LMV). Y si se encuadran en la primera categoría,

a asegurarse de la idoneidad y conveniencia de los productos

ofrecidos y a suministrarles información completa y

suficiente, y con la antelación necesaria, sobre los riesgos

que conllevan ( art. 79 bis LMV). Asimismo, el Real Decreto

217/2008, de 15 de febrero, sobre el régimen jurídico de las

empresas de servicios de inversión y de las demás entidades

que prestan servicios de inversión, (en vigor desde el 17-2-

2008), establece en sus arts. 72 a 74 que las entidades que

presten servicios de inversión deben: (i) Evaluar la idoneidad

y conveniencia para el cliente del producto ofrecido, en

función de sus conocimientos y experiencia necesarios para

comprender los riesgos inherentes al mismo; (ii) La

información relativa a los conocimientos y experiencia del

cliente incluirá los datos sobre: a) Los tipos de instrumentos

financieros, transacciones y servicios con los que esté

Descargado en www.asufin.com

familiarizado el cliente; b) La naturaleza, el volumen y la

frecuencia de las transacciones del cliente sobre instrumentos

financieros y el período durante el que se hayan realizado; c)

El nivel de estudios, la profesión actual y, en su caso, las

profesiones anteriores del cliente que resulten relevantes;

(iii) En ningún caso, las entidades incitarán a sus clientes

para que no les faciliten la información legalmente exigible.

Sin desconocer que no es una cuestión pacífica, a tenor de

la aparente discrepancia entre la Sentencia del Pleno de la

Sala Primera del Tribunal Supremo de 30 de junio de 2015 y la

Sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de 3 de

diciembre de 2015, este juzgador considera que si es de

aplicación, al caso que nos ocupa, la citada normativa de la

LMV. Como señala la AP Madrid, sec. 25ª, S 7-6-2017, nº

203/2017, rec. 973/2016, es preciso distinguir entre:

“1.- En primer lugar, el denominado PRÉSTAMO EN DIVISA O

MONEDA EXTRANJERA, que es aquel en el que el Banco

prestamista y el cliente prestatario convienen un

préstamo en divisa o moneda extranjera; de tal modo, que

el Banco -previa compra de la divisa- entrega al cliente

el capital prestado en la divisa o moneda extranjera

estipulada, y el cliente se obliga, por su parte, a

devolverlo, con sus correspondientes intereses, en la

misma divisa o moneda extranjera estipulada -previa

compra, por su parte, lógicamente, de la correspondiente

divisa-; es decir, el préstamo se desenvuelve y se

liquida en la divisa convenida. Este tipo de contrato,

que es el que fue objeto de examen y análisis por la

Sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea

de 3 de diciembre de 2015, no supone nada más que un

mero contrato de financiación, que no constituye un

servicio o actividad de inversión -por lo que no le

resulta de aplicación la Ley de Mercado de Valores-, ya

que no tiene por objeto la venta de un activo financiero

a un precio determinado en el momento de la celebración

del contrato -el importe del préstamo se determina sobre

la base del tipo de compra de la divisa aplicable en el

momento del desembolso de los fondos- y la operación de

futuro de venta de divisas -al determinarse los importes

de las mensualidades sobre la base del tipo de venta de

la divisa aplicable en el momento del cálculo de cada

mensualidad- tiene por objeto exclusivo la ejecución de

las obligaciones esenciales del contrato de préstamo, es

decir, el pago del capital y los vencimientos, no siendo

por ello un instrumento financiero distinto del

contrato, sino únicamente una modalidad indisociable de

su ejecución.

2.- En segundo lugar, el denominado PRÉSTAMO

REFERENCIADO EN DIVISA O MONEDA EXTRANJERA, que es aquél

en el que el Banco prestamista entrega el capital

prestado referenciado a una moneda distinta al euro -

divisa de referencia- y el prestatario se obliga a

Descargado en www.asufin.com

devolver dicho capital, con sus correspondientes

intereses, en euros; de modo que las cuotas de

amortización periódicas que ha de abonar el prestatario

se corresponden con el contravalor que, en cada momento,

tenga la divisa de referencia.

Cuando la divisa de referencia es la elegida por el

prestatario, entre varias posibles, es cuando,

coloquialmente, se habla de PRÉSTAMO MULTIDIVISA.

Es tipo de contrato, que es el que fue objeto de examen

y análisis por la Sentencia del Pleno de la Sala Primera

del Tribunal Supremo de 30 de junio de 2015, constituye,

indudablemente, un instrumento financiero derivado, por

cuanto que la cuantificación de la obligación de una de

las partes del contrato (el pago de las cuotas de

amortización del préstamo y el cálculo del capital

pendiente de amortizar) depende de la cuantía que

alcance otro valor distinto, denominado activo

subyacente, que en este caso es una divisa extranjera;

y, como instrumento financiero derivado relacionado con

divisas está incluido en el ámbito de la Ley del Mercado

de Valores, de acuerdo con lo previsto en su artículo

2.2 de dicha ley, y tiene la consideración de

instrumento financiero complejo en virtud de lo

dispuesto en el artículo 79.bis.8 de la Ley del Mercado

de Valores”.

En este caso, como se puede leer en la exposición del

contrato, los demandados “solicitan un préstamo de 270.000

euros, disponible por su contravalor en cualquiera de las

divisas convertibles en España” y tal y como consta en la

cláusula financiera primera “BANKINTER S.A. concede a la parte

prestataria o el prestatario en concepto de préstamo

multidivisa la cantidad de doscientos setenta mil (270.000)

EUROS, por su contravalor en las divisas convertibles en

España. Aun cuando a continuación se indique que los

prestatarios han recibido 444.664,62 francos suizos y que la

amortización se llevará a cabo en la divisa inicialmente

pactada en 240 cuotas de 2.528,89 francos suizos la cláusula

financiera tercera matiza que la liquidación practicada se

adeudará utilizando el cambio deudor en la cuenta o cuentas

aludidas en la cláusula financiera primera abiertas en

BANKINTER.

Este tema ha sido también tratado por en la muy reciente

SAP Valladolid, sec. 3ª, de fecha 04-05-2017, nº 174/2017,

rec. 14/2017 cuando señala:

“CUARTO. Con respecto a la normativa aplicable a estos

contratos estima el banco recurrente que no es de

aplicación la conocida como Directiva MIFID (MARKETS IN

Financial Instrumentas Directive) pero de nuevo hemos de

remitirnos a la Sentencia del Tribunal Supremo de 30 de

junio de 2015 que entendió aplicable a estos productos

la normativa MIFID argumentando lo siguiente: "La Sala

Descargado en www.asufin.com

considera que la" hipoteca multidivisa "es, en tanto

que préstamo, un instrumento financiero. Es, además, un

instrumento financiero derivado por cuanto que la

cuantificación de la obligación de una de las partes del

contrato (el pago de las cuotas de amortización del

préstamo y el cálculo del capital pendiente de

amortizar) depende de la cuantía que alcance otro valor

distinto, denominado activo subyacente, que en este caso

es una divisa extranjera. En tanto que instrumento

financiero derivado relacionado con divisas, está

incluido en el ámbito de la Ley del Mercado de Valores

de acuerdo con lo previsto en el art. 2.2 de dicha ley.

Y es un instrumento financiero complejo en virtud de lo

dispuesto en el art. 79 bis 8 de la ley del mercado de

Valores, en relación al art. 2.2 de dicha ley". Por

consiguiente, y así se recoge en la indicada resolución,

"la consecuencia de lo expresado es que la entidad

prestamista está obligada a cumplir los deberes de

información que le impone la citada Ley del Mercado de

Valores", si bien respecto de la escritura de 17 de

diciembre de 2007, tal aplicación quedará referida a la

legislación anterior a la reforma operada por ley

47/2007 de 19 de diciembre, en tanto que en la póliza de

12 de mayo de 2009 ya será plenamente aplicable la

normativa reformada..".

Cierto es que La STJUE de 3 de diciembre de 2015

sostiene que los préstamos multidivisas no son un

instrumento financiero en tanto que las operaciones de

cambio efectuadas por una entidad de crédito en virtud

de cláusulas de un contrato de préstamo denominado en

divisas no constituyen un servicio o una actividad de

inversión y concluye que las entidades financieras no

están sometidas a las obligaciones en materia de la

evaluación de la adecuación o del carácter apropiado del

servicio que pretende prestar previstas en el

artículo19 del Directiva MIFID . Tampoco serán de

aplicación las obligaciones de información que prevé la

LMV para productos de inversión comercializados por las

entidades bancarias en España. Ahora bien, esta aparente

contradicción entre la sentencia de TJUE y el TS, ha de

resolverse a favor del segundo pues el hecho de que el

TJUE, como máximo intérprete de la Directiva, haya dicho

que en ella no se incluyen las hipotecas multidivisas,

esto es, en ese ámbito mínimo de la Directiva, no

resulta incompatible con el hecho de que el TS,

competente para interpretar la legislación española, si

incluye la hipoteca multidivisa como un producto

derivado, complejo en el ámbito de la LMV. Una Directiva

comunitaria y la ley estatal que la transpone son

instrumentos diferentes. La Ley estatal tiene que

respetar el contenido mínimo de la Directiva, pero puede

tener un ámbito de aplicación más amplio permitiendo la

Descargado en www.asufin.com

inclusión de otros instrumentos financieros que la

Directiva no incluye”.

En el mismo sentido cabe citar la SAP Zamora, sec. 1ª, de

fecha 3-1-2017, nº 1/2017, rec. 263/2016, que indica:

“El recurso de apelación alega la inaplicabilidad de la

normativa MDIF al préstamo multidivisa de que tratamos,

en atención a lo que se recoge en la Sentencia del TJUE

de 3 de diciembre de 2015, que concluía que el artículo

4, apartado 1, punto 2, de la Directiva 2004/39/CE del

Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de abril de

2004, relativa a los mercados de instrumentos

financieros, por la que se modifican las Directivas

85/611/CEE y 93/6/CEE del Consejo y la Directiva

2000/12/CE del Parlamento Europeo y del Consejo y se

deroga la Directiva 93/22/CEE del Consejo, debe

interpretarse en el sentido de que, sin perjuicio de la

comprobación que debe efectuar el órgano jurisdiccional

remitente, no constituyen un servicio o una actividad de

inversión a efectos de esta disposición determinadas

operaciones de cambio, efectuadas por una entidad de

crédito en virtud de cláusulas de un contrato de

préstamo denominado en divisas como el controvertido en

el litigio principal, que consisten en determinar el

importe del préstamo sobre la base del tipo de compra de

la divisa aplicable en el momento del desembolso de los

fondos y en determinar los importes de las mensualidades

sobre la base del tipo de venta de esta divisa aplicable

en el momento del cálculo de cada mensualidades.

Frente a esta interpretación del TJUE, el Tribunal

Supremo, en aparente contradicción, ha señalado que la

hipoteca multidivisa como un producto derivado, complejo

debe incluirse en el ámbito de la Ley del Mercado de

Valores y decimos que en "aparente contradicción" porque

una Directiva comunitaria y la ley estatal que la

transpone son instrumentos diferentes, de tal manera que

la Ley estatal tiene que respetar el contenido mínimo de

la Directiva, pero puede tener un ámbito de aplicación

más amplio permitiendo la inclusión de otros

instrumentos financieros que la Directiva no incluye.

Además debe ponerse de manifiesto que la propia

Sentencia del TJUE hace referencia a la obligación de

los Jueces nacionales de comprobar, en cada caso

concreto, si en una hipoteca multidivisas hay un

servicio de inversión y eso es precisamente lo que lleva

a cabo el Tribunal Supremo que concluye en el sentido

señalado anteriormente”.

La demandada, que en todo momento ha negado que dicha

normativa sea de aplicación, no acreditado que cumpliera con

las obligaciones que le imponía la normativa citada, sin que

Descargado en www.asufin.com

haya aportado ni el test de conveniencia ni el test de

idoneidad de los demandantes.

QUINTO.- En todo caso, con independencia de que sea o no

de aplicación la normativa MiFID, la demandada tenía unos

deberes de información impuestos por otras normas. Como señala

la STS Sala 1 Pleno de 20-01-2014, nº 840/2013, rec. 879/2012,

ordinariamente existe una desproporción entre la entidad que

comercializa servicios financieros y su cliente, salvo que se

trate de un inversor profesional. La complejidad de los

productos financieros propicia una asimetría informativa en su

contratación, lo que ha provocado la necesidad de proteger al

inversor minorista no experimentado en su relación con el

proveedor de servicios financieros. Como se ha puesto de

manifiesto en la doctrina, esta necesidad de protección se

acentúa porque las entidades financieras al comercializar

estos productos, debido a su complejidad y a la reseñada

asimetría informativa, no se limitan a su distribución sino

que prestan al cliente un servicio que va más allá de la mera

y aséptica información sobre los instrumentos financieros, en

la medida en que ayudan al cliente a interpretar esta

información y a tomar la decisión de contratar un determinado

producto.

En el supuesto examinado, teniendo en cuenta que el

contrato fue suscrito en fecha 31-07-2008 resulta aplicable el

Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el

que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General para la

Defensa de los Consumidores y Usuarios (en vigor desde el 1-

12-2007), que en su art. 50 establece que antes de contratar,

el empresario deberá poder a disposición del consumidor y

usuario de forma clara, comprensible y adaptada a las

circunstancias la información relevante, veraz y suficiente

sobre las características esenciales del contrato, mientras

que el art. 80 dispone que en los contratos con los

consumidores y usuarios que utilicen cláusulas no negociada

individualmente, éstas deberán cumplir los siguientes

requisitos de concreción, claridad y sencillez en la

redacción, buena fe y justo equilibrio entre los derechos y

obligaciones de las partes, lo que en todo caso excluye la

utilización de cláusulas abusivas. Mientras que la Orden de 5

de mayo de 1994, sobre transparencia de condiciones de los

préstamos hipotecarios, que complementa la de 12 de diciembre

de 1989, cuya finalidad primordial es garantizar la adecuada

información y protección de quienes conciertan préstamos

hipotecarios, exige a las entidades de crédito la entrega

obligatoria de un folleto informativo inicial en el que se

especifiquen con claridad, de forma lo más estandarizada

posible, las condiciones financieras de los préstamos. Así

como efectuar una oferta vinculante de préstamo al potencial

prestatario o, en su caso, a notificarle la denegación del

préstamo

Descargado en www.asufin.com

Tampoco se ha acreditado por la parte demandada que se

entregara a los actores ni el folleto informativo, ni la

oferta vinculante.

SEXTO.- Como se indicaba con anterioridad, tanto la

naturaleza del producto contratado como los deberes de

información de la entidad financiera, tiene influencia en la

existencia del error de consentimiento que los actores

propugnan.

La STS de 12-01-2015, nº 769/2014, rec. 2290/2012, con

cita de la sentencia del pleno de la misma sala primera sala

num. 840/2013, de 20 de enero de 2014, recoge y resume la

jurisprudencia dictada en torno al error vicio. Señalan dichas

sentencias, con cita de otras anteriores, que hay error vicio

cuando la voluntad del contratante se forma a partir de una

creencia inexacta, cuando la representación mental que sirve

de presupuesto para la realización del contrato es equivocada

o errónea.

El respeto a la palabra dada ("pacta sunt servanda")

impone la concurrencia de ciertos requisitos para que el error

invalide el contrato y quien lo sufrió pueda quedar

desvinculado. La seguridad jurídica, asentada en el respeto a

lo pactado, impone en esta materia unos criterios

razonablemente rigurosos, recogidos en la regulación contenida

en el Código Civil y en la jurisprudencia dictada en esta

materia.

Es necesario que la representación equivocada merezca esa

consideración, lo que exige que la equivocación se muestre,

para quien afirma haber errado, como suficientemente segura y

no como una mera posibilidad dependiente de la concurrencia de

inciertas circunstancias.

El art. 1266 del Código Civil dispone que, para invalidar

el consentimiento, el error ha de recaer (además de sobre la

persona, en determinados casos) sobre la sustancia de la cosa

que constituye el objeto del contrato o sobre aquellas

condiciones de la cosa que principalmente hubieren dado motivo

a celebrarlo, esto es, sobre el objeto o materia propia del

contrato (art. 1261.2 del Código Civil). La jurisprudencia ha

exigido que el error sea esencial, en el sentido de

proyectarse, precisamente, sobre aquellas presuposiciones,

respecto de la sustancia, cualidades o condiciones del objeto

o materia del contrato, que hubieran sido la causa principal

de su celebración, en el sentido de causa concreta o de

motivos incorporados a la causa (sentencia núm. 215/2013, de 8

abril).

El error invalidante del contrato ha de ser, además de

esencial, excusable, esto es, no imputable a quien lo sufre.

El Código Civil no menciona expresamente este requisito, pero

se deduce de los principios de autorresponsabilidad y buena

fe. La jurisprudencia niega protección a quien, con el empleo

de la diligencia que era exigible en las circunstancias

Descargado en www.asufin.com

concurrentes, habría conocido lo que ignoraba al contratar. En

tal caso, ante la alegación de error, protege a la otra parte

contratante, confiada en la apariencia que genera toda

declaración negocial seriamente emitida.

La diligencia exigible ha de apreciarse valorando las

circunstancias de toda índole que concurran en el caso. En

principio, cada parte debe informarse de las circunstancias y

condiciones que son esenciales o relevantes para ella en los

casos en que tal información le es fácilmente accesible, y si

no lo hace, ha de cargar con las consecuencias de su omisión.

Pero la diligencia se aprecia además teniendo en cuenta las

condiciones de las personas, no sólo las de quien ha padecido

el error, sino también las del otro contratante, de modo que

es exigible una mayor diligencia cuando se trata de un

profesional o de un experto, y, por el contrario, es menor

cuando se trata de persona inexperta que entra en

negociaciones con un experto, siendo preciso para apreciar la

diligencia exigible valorar si la otra parte coadyuvó con su

conducta, aunque no haya incurrido en dolo o culpa.

En definitiva, el carácter excusable supone que el error

no sea imputable a quien lo sufre, y que no sea susceptible de

ser superado mediante el empleo de una diligencia media, según

la condición de las personas y las exigencias de la buena fe.

Una vez que se ha ejercitado la acción de nulidad basada

en la existencia de un error vicio de consentimiento, el

debate gira en torno a la demostración de que el cliente

bancario recibió toda la información que le era necesaria para

conformar un juicio cabal y completo de la operación a

realizar, y esta obligación de informar recae sobre la entidad

financiera por ser la que la conoce y debe transmitir tales

conocimientos a la otra parte contratante de acuerdo con

principio general de buena fe y lealtad negocial y el deber

especifico que le venía impuesto por la legislación sectorial

a fin de tutelar las intereses de sus clientes y garantizar

que estos tengan perfecto conocimiento de las características

y riesgos que tenga el producto que se les ofrece por la

entidad .

SEPTIMO.- En el caso que ahora nos ocupa no hay prueba

determinante y concluyente de que la entidad bancaria haya

proporcionado información a los actores sobre los riesgos

inherentes a las oscilaciones del tipo de interés y cotización

de la divisa que permitiera a dichos actores realizarse ese

juicio cabal y completo, al que se aludía en el párrafo

anterior, sobre la operación a realizar.

Ninguno de los testigos ha llegado a afirmar que a los

demandantes se les facilitara ni la oferta vinculante ni el

folleto informativo, extremo que tampoco se ha acreditado con

la documentación aportada a los autos.

Descargado en www.asufin.com

Dos de los testigos, , nada han

podido concretar sobre la información facilitada a los

contratantes sobre la hipoteca multidivisa. Mientras que

ha afirmado que ella no conocía las previsiones sobre la

futura cotización del franco suizo, sin llegar a afirmar con

toda rotundidad que se facilitara a los actores previsiones o

simulaciones.

Tanto las declaraciones de doña como las

argumentaciones contenidas en la demanda llevan a pensar que

la entidad bancaria dio por sentado que, dadas las inversiones

que con anterioridad habían realizado los actores, se trataba

de unos clientes conocedores del producto y que asumían el

riesgo del mismo. Sin realizar ninguna actuación que llevara a

acreditar dichas circunstancias.

En primer lugar hay que considerar que la actividad

profesional de los actores esta relacionada con el mundo del

derecho, no con el de los productos bancarios o las

inversiones. También debe tomarse en consideración que el que

hubieran suscrito un buen número de productos de inversión no

determina que fueran conocedores del producto que ahora

contrataban. Como ha declarado don los actores no

contaban con ninguna cuenta en divisas, sino que todas las

operaciones las realizaban en euros, por lo que no cabe

afirmar que tuvieran conocimientos sobre los tipos de cambio.

Por otra parte, no puede concluirse que un cliente esté

dispuesto a asumir el mismo nivel de riesgo cuando se trata de

invertir sus ahorros que cuando se trata de realizar una

operación de préstamo, más aún cuando se desconoce, por no

haber sido aportado por la parte demandada que es la que

realiza la alegación, el montante total de las inversiones.

Más aún cuando algunos de los productos de inversión son en

renta fija o en bonos o acciones bancarias, que en aquel

momento parecían seguros. Que unos clientes acepten que una

parte (desconocemos si grande o pequeña) de su cartera de

productos de inversión tengan un cierto riesgo ni les

convierte en inversores expertos, ni supone que acepten un

alto riesgo en todas sus inversiones, ni tampoco que asuman un

riesgo elevado cuando suscriben un préstamo hipotecario.

Como ya se ha indicado con anterioridad, los cuestionarios

de preferencias de inversión no dejan de ser eso, unos

cuestionario de preferencias de inversión, que bien pueden

interpretarse, dada su redacción, como los productos sobre el

tipo de productos sobre los que el cliente quiere ser

informado por el banco. Además todos los cuestionarios

aportados son posteriores en varios años a la suscripción de

la hipoteca multidivisas.

En cuanto a la solicitud de préstamo multidivisas, resulta

a todas luces insuficiente para considerar cumplidas las

obligaciones de información de la demandada, pues no son

relevantes tales menciones preestablecidas por la entidad

Descargado en www.asufin.com

bancaria, que consisten en declaraciones no de voluntad sino

de conocimiento que se revelan como fórmulas preestablecidas

por el profesional. La Sentencia del Tribunal de Justicia de

la Unión Europea de 18 de diciembre de 2014, dictada en el

asunto C-449/13, en relación a la Directiva de Crédito al

Consumo, pero con argumentos cuya razón jurídica los hace

aplicable a estos supuestos, rechaza que una cláusula tipo de

esa clase pueda significar el reconocimiento por el consumidor

del pleno y debido cumplimiento de las obligaciones

precontractuales a cargo del prestamista. La STS de 12 de

enero de 2015 pone de relieve la escasa relevancia de las

menciones estereotipadas y predispuestas por quien debe dar la

información. En definitiva, no es más que una cláusula modelo

estereotipada, no adaptada a las circunstancias concretas de

cada cliente y operación que, conforme a las reflexiones

apuntadas, no es suficiente ni tiene la virtualidad de

evidenciar o demostrar que el actor era plenamente consciente

y conocedor del alcance y de los riesgos de la operación ante

la sesgada e incompleta información recibida.

En cuanto a la intervención del Notario autorizante, que

hizo constar que ha leído la escritura a los intervinientes, y

les ha explicado su contenido, ello no implica que la entidad

financiera ofreciera a los clientes información completa,

adecuada y comprensible a fin de poder conocer, antes de la

firma de la escritura pública, los concretos riesgos derivados

del funcionamiento de dicha elección de la modalidad

multidivisa. Como dice la STS de 8 de septiembre de 2014, la

simple intervención notarial no garantiza la comprensibilidad

real ni el control y cumplimiento de ese deber especial y

esencial de facilitar la información, clara, completa,

adecuada en cuanto al funcionamiento concreto del mecanismo de

conversión de la divisa y muy especialmente la relación entre

dicho mecanismo y el detallado por otras cláusulas relativas a

la entrega del préstamo. Siguiendo los criterios de la STS de

9 de mayo de 2013, tal y como está redactada la escritura, su

lectura no garantiza en absoluto que el prestatario pueda

conocer la carga económica que realmente supone para él el

contrato celebrado, ni la carga jurídica del mismo.

No se ha acreditado, por tanto, por la entidad demandada

haber dado información previa al contrato infringiéndose el

artículo 60 y 80 del Real Decreto legislativo 1/2007 de 16 de

noviembre por el que se aprueba el TR de la Ley General para

la Defensa de los Consumidores y usuarios, ni la Orden del

Ministerio de Hacienda de 5 de mayo de 1994.

OCTAVO.- De lo anterior cabe concluir, en primer lugar,

que la entidad bancaria no realizó ninguna acción tendente a

asegurar que los demandantes tenían el perfil adecuado para

este tipo de productos.

Descargado en www.asufin.com

En segundo lugar, no se ha acreditado que la información

facilitada por la entidad financiera fuera la adecuada al

producto de alto riesgo que se contrataba.

En contra de las alegaciones de la parte demandada, el

producto es mucho más complejo de lo que parece y esa

complejidad no resulta evidente con la mera lectura del

contrato suscrito. La STS 30 junio 2015, núm. 323/2015 antes

transcrita puso de manifiesto la complejidad de este tipo de

hipotecas en la medida en que el tipo de cambio influye tanto

en las cuotas de amortización como en el capital pendiente.

Esa complejidad, en este caso concreto, comienza porque en el

contrato se indica que se concede en concepto de préstamo

multidivisa la cantidad de 270.000 euros, por su contravalor

en las divisas convertibles en España, que unido a que los

prestatarios realizan todas las amortizaciones en euros, puede

generar confusión en cuanto a la cantidad total por la que han

suscrito el préstamo, aunque más adelante se indique que el

préstamo esta formalizado en divisas. También es complicada la

cláusula que se refiere a los intereses y tipo aplicable, que

señala como tipo de referencia el LIBOR, sobre le que cliente

minorista español dispone de menos información que sobre el

EURIBOR, y que incida que la liquidación de intereses se

realizará utilizando el cambio vendedor del banco. Tampoco

resulta suficientemente claro que, en el caso de cambiar de

divisa, se producirá una consolidación de la cantidad que

resta por amortizar. A lo que hay que unir que en las cuotas

de amortización el tipo de interés se determinan mes a mes,

que junto a las variaciones del tipo de cambio, hacen muy

difícil al cliente conocer la evolución del préstamo. Por todo

ello, es prácticamente imposible que los prestatarios pudieran

conocer que, ha pesar de abonar las cuotas de amortización

periódica, comprensivas de amortización del capital prestado y

de pago de los intereses devengados desde la anterior

amortización, podían verse en la situación de que pasados

varios años, si la divisa se ha apreciado frente al euro, no

tuvieran que pagar cuotas de mayor importe en euros sino que

además adeudaran al prestamista un capital en euros mayor que

el que le fue entregado al concertar el préstamo.

En estas circunstancias este juzgador ha llegado al

convencimiento de que si a los contratantes se les hubiese

informado adecuadamente no hubieran suscrito la cláusula

multidivisas.

Si a la falta de conocimientos suficientes por parte de

los contratantes, de la naturaleza de la cláusula

multidivisas, se une el incumplimiento de una información

reforzada, dada la complejidad del producto, a cargo de la

entidad bancaria demandada, al omitir las características

relevantes del producto -fundamentalmente la posibilidad de ya

señalada de adeudar en euros una cantidad mayor a la recibida,

pese a haber realizado las amortizaciones periódicas- es obvio

que aquellos no pudieran formar adecuadamente su voluntad

contractual, al carecer de elementos imprescindibles para

Descargado en www.asufin.com

poder conocer el alcance del negocio jurídico que les era

ofrecido, sin que tal defecto les sea reprochable dada la

complejidad del producto.

El error es excusable en la medida en que los contratantes

no son profesionales expertos, mas aún, como se ha indicado,

dada la complejidad del producto que nos ocupa (SSTS de 4-01-

1982, 14 y 18-02- 1994,y 1-07-1995 entre otras), que ha

producido una gran asimetría en el conocimiento de los hechos

por una y otra parte (SSTS 18-2-1994, 28-9-1996, y 6-02-

1998).

Que en el contrato suscrito se indicara que se trataba de

una hipoteca multidivisas no determina que el error sea

excusable. Como ya han indicado los tribunales en casos

similares, la información escrita puede ser más o menos

comprendida dependiendo de la experiencia y conocimientos

previos. No puede plantearse una realidad social en la que

todo el mundo tiene cultura universitaria. La mayor parte de

los titulados universitarios, con la lectura del contrato que

nos ocupa, no comprenderán qué el concreto alcance de una

cláusula multidivisas. La mera suscripción de modelos

normalizados, como es el caso, realizados por la entidad

bancaria, no implica ni mucho menos el cumplimiento de la

obligación de información al cliente de los riesgos asociados

a la operación.

La aplicación al caso de la citada normativa y doctrina,

determina la consideración de falta de información suficiente

de forma previa y al tiempo de la contratación del producto

por parte de la entidad bancaria respecto de los clientes, la

falta de conocimiento efectivo de sus riesgos y la inidoneidad

de los mismo al perfil del consumidor, determinando en

definitiva con todo ello el vicio de nulidad contractual.

NOVENO.- La alegación que realiza la parte demandada sobre

la ratificación del contrato y la doctrina de los actos

propios por los pagos y amortización realizados por los

actores debe ser desestimada. Esas actuaciones no reúnen los

requisitos que la jurisprudencia pone para poder ser tenido

como acto propio vinculante, es decir expresivo del

consentimiento, pues los mismos han de realizarse con el firme

propósito de crear, modificar o extinguir algún derecho,

definiendo unilateralmente la situación y posición jurídica

del autor de los actos, que necesariamente deber ser

concluyentes e indubitados, respondiendo a una conducta

convincente para definir inalterablemente la situación

jurídica de que sí los emite. Por otra parte, que los actores

hayan sido cumplidores y hayan intentado rebajar del importe

de las cuotas a satisfacer por el préstamo, en modo alguno

supone ni la confirmación del contrato, ni la realización de

actos inequívocos que permitan aplicar la doctrina de los

actos propios antes citada.

DÉCIMO.- Procede, por tanto, concluir la nulidad parcial

del préstamo hipotecario de autos en lo que se refiere a la

Descargado en www.asufin.com

cláusula multidivisas. Nulidad parcial que conlleva que, aún

sin la parte afectada, el contrato pueda subsistir siempre que

los contenidos afectados sean divisibles o separables del

resto y haya base para afirmar que aún sigan concurriendo los

elementos esenciales para funcionar sin necesidad de una nueva

voluntad. Concurriendo tales condiciones, el negocio puede por

tanto subsistir, como se deduce de la doctrina plasmada en las

sentencias del Tribunal Supremo de 9 de mayo de 2013 que

entendió que la nulidad de las cláusulas suelo en el caso

analizadas no había de comportar la de los contratos en los

que se insertaban, por no imposibilitar "su subsistencia", y

el TJUE de 30 de abril de 2014 -en relación, precisamente, a

un préstamo hipotecario multidivisa- (en el mismo sentido,

SSTS de 12 de noviembre de 1987, 9 de mayo de 2013 y 12 de

enero de 2015).

Sin duda la aquí debatida cláusula multidivisa se refiere

al objeto principal del contrato. Más no formando parte

inescindible de su objeto y causa, no cabe concluir sin

embargo que nos encontremos ante una condición esencial toda

vez que con los precisos ajustes (como préstamo en euros y

referenciado al Euribor), el negocio puede subsistir. No hay

motivo, por tanto, para eludir la aplicación del principio de

conservación del negocio jurídico, una de cuyas

manifestaciones es la nulidad parcial.

En consecuencia se tendrá por no puesta la cláusula

multidivisa y el efecto de dicha nulidad parcial será la

subsistencia del negocio y la consideración de que la cantidad

adeudada sea el saldo resultante de la hipoteca si bien

referenciada en Euros, operando por ello como un préstamo en

Euros, referenciado al Euribor.

Esta postura es la seguida por la SAP Guadalajara, sec.

1ª, de fecha 21-12-2016, nº 230/2016, rec. 332/2016; la SAP

Zamora, sec. 1ª, de fecha 3-1-2017, nº 1/2017, rec. 263/2016;

la SAP Huelva, sec. 2ª, de fecha 21-12-2016, nº 602/2016, rec.

108/2016; la SAP Valladolid, sec. 3ª, de fecha 04-05-2017, nº

174/2017, rec. 14/20017; la SAP Burgos, sec. 2ª, de fecha 5-4-

2017, nº 139/2017, rec. 12/2017; y la SAP Salamanca, sec. 1ª,

de fecha 24-5-2017, nº 276/2017, rec. 789/2016, entre otras.

UNDÉCIMO.- Las costas procesales causadas deben ser

impuesta a la parte demandada, al haber sido estimada

íntegramente la demanda (artículo 394.1 de la Ley de

enjuiciamiento civil).

Vistos los artículos citados y demás de general y

pertinente aplicación,

FALLO

Descargado en www.asufin.com

Que debo estimar y estimo íntegramente la petición

principal de la demanda formulada por ASUFIN (ASOCIACIÓN DE

USUARIOS FINANCIEROS), que actúa en nombre y defensa de los

intereses de sus asociados

, representada por la

procuradora Dña. Begoña Alejandra Millán Iribarren, contra la

entidad financiera BANKINTER S.A., representada por la

procuradora Dña. Soledad Sánchez Silva, y en consecuencia,

debo declarar y declaro la nulidad parcial del préstamo

hipotecario suscrito por

con BANKINTER S.A. en fecha 31

de julio de 2008, en los contenidos relativos a las cláusulas

multidivisa y, en consecuencia, condeno a la demandada a

recalcular y rehacer, excluyendo las cláusulas multidivisas,

el cuadro de amortización del préstamo hipotecario a interés

variable de los prestatarios, objeto de la demanda, que regirá

en lo sucesivo, contabilizando el capital que efectivamente

debió ser amortizado considerando la cantidad adeudada por los

demandantes es el saldo vivo de la hipoteca referenciado en

euros, resultante de disminuir al importe prestado (270.000

euros) la cantidad amortizada hasta la fecha, también en

euros, en concepto de principal e intereses, entendiendo que

el préstamo lo fue por 270.000 euros y que las amortizaciones

deben realizarse también en euros, debiendo recalcularse los

intereses que debieron haber sido abonados tomando como tipo

de interés la misma referencia fijada en la escritura para el

euro (EURIBOR).

Con imposición de costas a la parte demandada.

Contra esta sentencia cabe recurso de apelación para ante

la Audiencia Provincial de A Coruña que deberá interponerse

ante este Juzgado dentro de los veinte días contados desde el

día siguiente a su notificación, de acuerdo con lo establecido

en los artículos 458 y ss. de la Ley de Enjuiciamiento Civil

1/2000, de 7 de enero.

Así por esta mi sentencia, definitivamente juzgando en

primera instancia lo pronuncio, mando y firmo.

Publicación: La anterior sentencia fue leída en audiencia

pública por el Sr. Juez sustituto que la suscribe en el mismo

día de su fecha; doy fe.-

Descargado en www.asufin.com