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y. · 2010-06-09 · 'y. (j h) 3 2 . facultad latinoamericana de ciencias sociales flacso - sede hexico doctorado en investigacion especialuacion en ciencia politica neopopmismo

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FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES FLACSO - SEDE hEXICO DOCTORADO EN INVESTIGACION ESPECIALUACION EN CIENCIA POLITICA

NEOPOPmISMO Y D E M EN BOLmM Compadres y padrinos en la política (1988-1999)

Postulante: Fernando Mayorga Ugarte

Tutor: Dr, Jean Francois Prud'homme

Seminario: Cultura, politica y sociedad

Coordi~.;ddora: Dra. Nora Rabotnikof

México, D.F., agosto de1 20190

organizativas en proceso de adaptación permanente a sus tensiones internas >: a las

influencias del entorno institucional, independientemente de un "tipo ideal'' deducido

de ciertos valores democráticos preestablecidos en un ideario político o en la

le_9islación vicente. Es conocida la postura que desdeña el análisis a partir de estos

supuestos, puesto que impide observar el funcionamiento "realmente existente" de

una realidad matizada por la lucha por el poder.

1. MODELO PARA ARMAR PARTIDOS MODELO

Como señala Panebianco, un partido "es una estructura en movimiento que

evoluciona, que se modifica a lo largo del tiempo y que reacciona a los cambios

exteriores, al cambio en los 'ambientes' en los que opera y en los que se halla

inserto"(l990: 107). Así, "los factores que explican su fisonomía y funcionamiento,

son su historia organizativa (pasado) y las relaciones que en cada momento

establece con Lin entorno sujeto a continuos cambios" (: 108). El análisis se efectúa a

través de los conceptos de "modelo originario" e "institucionalización",

considerando diversas variables.

En cuanto al modelo originario, se consideran tres aspectos:

a) Las características del nacimiento del partido y la manera en que se "desarrolla la

construcción de la organización": por penetración territorial o difusión territorial, o

una modalidad mixtas2 (: 1 10).

b) La participación o no de una institución externa corno patrocinadora de la

fundación del partido. Hecho que está relacionado con la "fuente de legitimación de

los Iíderes"(:112), porque la existencia de un patrocinio externo provoca lealtades

indirectas y distorsiona la disputa por la conducción del partido.

--

8' LOS otros partidos reletantes son el MXR, funhdo en 19-1 l. el M1R en 1971 y U N en 1 9 3 . 82 "Estamos ante un caso de penttnción temtorial cuando un 'centro' controla. estimula y dirige el desarrollo de la 'periferia'. es decir: la constitución de las agrupcio~ies locales e intermedias del partido. Hablaremos de difusión territorial cuando el desarrollo se produce por generación espntanea: cuando son las élites locales las que, en un priinsr momento. coilstituyen las agrupaciones locales del partido p sólo a continuación estas se iriiegan en una oi.garuzación nacional" (: 110).

c) La existencia o no de una figura carismática en la conformación del panido. Si

bien en la gestacioii de un partido siempre existen ingredientes carismáticos, a veces

se dan casos en los que un líder "aparece como el creador e intérprete indiscutible de

un conjunto de símbolos políticos que Ilezan a ser inseparables de su personao'

(: 1 1 3).s3

En cuanto a la institucionalización de una organización, este proceso implica el

tránsito de mero instrumento (para la realización de ciertas metas preliminares) a su

conformación como institución, es decir, cuando ha adquirido fines propios y ha

asimilado las metas originales de los hindadores del partido. Su despliegiie implica

dos procesos: "el desarrollo de intereses en el mantenimiento de la organizacion . . . y

la difusión de 1ecrltcr~ie.s organizativas" (:116, mrsivas del autor), en el primer caso,

mediante la distribución de incentivos selectivos entre los iriiembros de la

organización (materiales y de stcrtzw, como prestigio, acceso a cargos públicos y

puestos de mando) y, en el segundo caso, a través de incentivcs colectivos

(fundamentalmente identidad, pero también cervicios asistenciales y acti\.idades de

patronazgo) que se difunden entre los militantes y se expanden hacia 10s afiliados y

las bases electorales. Esto implica distinguir los tipos de personas que participan de

un sistema de incentivos organizativos: militantes, simpatizantes y electores"? que se

encuentran en posiciones distintas de cercanía y lejanía respecto al núcleo de poder

de un partido. En el caso de los militantes se distinguen entre "creyentes" y

"anibistas" de acuerdo al interés que predomina -incentivos colectivos/lealtades o

incentivos selectivos/intereses, respectivamente- en el despliesue de sus acciones.

Por otra parte, la institucionalización organizativa de un partido político se mide

sobre la base de dos criterios: "el grado de autonomía respecto al ambiente,

83 En la medida que los casos de carisma "puro" o "primordial" son excepcionales, los pamdos de este cuño son organizaciones que no tienen impacto en el sistema político y desaparecen antes de institucionalizarse. Paiiebianco las designa cornoj'l~~sh-porries. S4 Siguiendo a Duverger, Panebianco los agrupa en militantes: afiliados y electores. sin embargo. Cotarelo, también basado en el autor francés, distingue entre militantes (o aíiliados). simplitizantes J.

electores. Esta clasificaci6n resulta más pertinente porque pernlite distinguir a quienes participan del juego interno en la orgmizíicion es decir. u los afiliados. que estári sujetos a ciems dererniimcioncs jurídicas -derechos y deberes- que rigen su accionar en el paludo ( 1985:235).

alcanzado por la organización (y) el g a d o de sistemztización, de interdzpendencia

entre las distintas partes de la organización"(Panebianco 1990: 1 1 S).

Existe autonomía de acuerdo a la capacidad de la organización para conrrolar

'-directamente los procesos de intercambio con el ambiente" o depzndencia cuando

los "recursos indispensables para su funcionamiento son controlados desde el

exterior, por otras organizaciones" (. 119). Por su lado. el grado de sistematización

tiene que 1 er con la "coherencia estnictural interna de la organización", es decir, el

margen de autonomía de sus unidades internas en el control de los recursos de

funcionainiento, siendo proporcional a la capacidad de "control centralizado de los

recursos organizativos y de los intercambios con el entorno"(:121) quc aparecen

como zonas de incertidumbre, esto es, coino amenazas y desafíos a la estabilidad de

una organización.

Precisamente, el control de estas zonas de incertidumbre resulta crucial puesto que se

refieren a aquellos "ámbitos que son inlprevisibles para la organización" (:S;) y qUe,

en la medida que exigen su mane-¡o, ponen en jueco una serie de "fa.ctores cuyo

coritrol permite a ciertos actores desequilibrar a su favor ;os juegos de poder" al

interior de una or_oanización. Panebianco establece seis factores organizativos: la

competencia, la vinculación con el entorno, la comunicación, las reglas formales, la

financiación y el reclutamiento8', que constituyen recursos de poder,

tendencialmente acumulativos, que están en disputa. En torno al control de su

distribución se articula una coalición dominante compuesta, precisamente, por los

actores que controlan las zonas de incertidumbre de mayor importancia para el

despliegue de la organización. En esa medida, una coalición dominante se convierte

en el "centro de distribución de los incentivos organizativos del paitido"(:91). SU

'' La coinpetencia tiene que Yer con la capacidad personal reconocida por los demás miembros que corisideran "indispensable" el papel de un actor. El control de las relaciones con el entorno se refiere a la capacidad pzra manejar las redes internas y, paralelameiite, la relación entre la organización y el entorno. El control de la comunicación implica el manejo de la infornución. El uso de las reglas ioririales permite definir e interpretar las noririas de manen discrecional. El control de la financiacion se refiere al inariejo de las fuentes para el fiLincion~mniento de la orgariizaciór?. El manejo del recluta~riiento perniite estableccr quien accede a los d.ir-ersos niveles de la esinctura del partido. Estos recursos son acunzulativos j' el cor:trol cie algunos perniite controlar los restantes (:U-88).

fisonomía o configuración está definida por su ~ r a d o de cohesión interria (dispersión

o concentración del control sobre las zonas de incertidumbre), su crado de

estabilidad (fortaleza o precariedad de los compromisos intraelitarios u horizontales)

y el mapa de poder resultante (relaciones entre las distintas áreas organizativas:

3rupos parlamentarios, dirigentes nacionales, dirigentes locales; y relaciones de

predominio, cooperación o subordinación con otras or3anizaciones) (:89-91). Por

otra parte, las características del entorno influyen de manera decisiva en el formato y

en la marcha de la organización, puesto que tienen que ver con las formas de

vinculación con los múltiples ámbitos en los que interviene un partido combinando

estratesias de adaptación y de dominio sobre el ambiente externo. El entorno de un

partido, para Panebianco, está cor-ipuesto por "constricciones institucionales" y

"escenarios". Las primeras se refieren a las reglas bajo las cuales actúa un partido y

que pueden influir de modo indirecto -como acontece con la legislación eiectoral- o

de modo directo -si es que existen disposiciones especificas sobre los partidos. Los

escenarios, a su vez, son los ambientes en los cuales un partido desarrolla sus

relaciones con otras organizaciones: el escenario electoral y el escenario

parlamentario son los más importantes puesto que inciden en los rasgos del mapa de

poder organizativo.

1.1. Carisma: ¿un factor de pertiirbación?

Ahora bien, este modelo es pertinente para el estudio de organizaciones que

funcionan bajo parámetros convencionales y cuya institucionalización es un

resultado cuasi-natural de su desarrollo y adecuación al contexto. La presencia de

una variable carismática, que es la que nos interesa, problematiza sus alcances

explicativos. Como señala Panebianco, la existencia de liderazgo carismático es un

elemento que juega un papel distinto al impacto que tiene el tipo de desarrollo

or_ganizativo o la presencia/ausencia de una oreanización externa en la fundación del

partido. En primer lugar, el desarrollo de un partido asentado en un carisma personal

puede producirse por penetración o por difusión territorial, siendo el caso más común

una modalidad federativa: "una pluralidad de grupos sociales surgidos

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población urbano-margiilal a través de sus medios cie comunicación. La

movilización de esa audiencia provocada por la clausura del sistema RTP adopta la

forma de un movimiento de protesta que enarbola la defensa de un derecho a la libre

expresión asumido como propio por los sectores populares de la ciudad de La Paz.

Así, un hecho que afecta a una empresa y a su labor eri el ámbito comunicacional se

constituye en el detonante de una serie de acciones que concluirán con la creación de

un partido político como "instrumento político", complementario al "ii~strumento

comunicacional" que había forjado un liderazgo y una base social susceptible de ser

movilizada. Es decir, el momento originario de Condepa está teñido de acciones

colectivas de protesta por un acontecimiento mediático aparentemente extra-político

que se produce en una época caracterizada por el pau la t in~ desplazamiento de la

acción social por la mediación mediática en el escenario político-electoral. Se trara

de un hecho paradójico: la movilización de la audiencia de un medio de

comunicación concluye propiciando la creación de un partido político.

El sistema RTP fue una instancia externa de patrocinio para la creación dei partido

en tres sentidos: primero, porque en torno a su defensa se organizó un núcleo de

activistas de la sociedad civil (dirigentes de juntas vecinales, de organizaciones

gremiales y voluntarios personales) que orsanizaron las movilizaciones y

conformaron uno de los grupos fundadores del partido"";egundo, porque su

infraestructura fue el sustento de la movilización social de protesta y posteriormente

el vehículo privilegiado de proselitismo; y tercero, porque en su seno se forjó el

entorno familiarllaboral de Carlos Palenque que será uno de los núcleos sobre el cual

se organizará el partido. E s decir, se produjo un desplazamiento del núcleo

empresarial-familiar-laboral al ámbito de la organización política, donde se reitera la

jerarquía de la empresa y las relaciones que sus miembros establecieron con el

público. Los personajes de la Triblrrln Libre del Pzleblo se transformaron en

"símbolos" del partido y los medios de comunicación en el canal de vinculo del líder

86 Ante la primera clausura se organizó de manera espontánea un grupo de personas que se encargó de organizar las movilizaciones y la huelga de lumbre. Este -mpo dio nacinuento al Comiré de Defens~ de RiP en una reunión en que participaron "dirigentes vecinales, gremiales, es-mineros, amas de casa. canlpesinos. clubes deportivos y la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder" (Archondo 1991: 18@), y hasta un representante de la Central Obrera Boliviana.

de los cargos del primer Comité Ejecutivo &acionalss. Asimismo, en la jefatura

departamental de La Paz -la única, por lo pronto- se nombró a una persona zjena al

Comité de Defensa y, luego, la sustituyó con un profesor universitario, ex-militante

del Partido Comunista. La presencia del GRO reviste importancia puesto que sus

miembros fueron los autores de la Declnrnciól~ de Pril~cipios de Condepa y de sus

filas surgieron importantes figuras en la historia organizativa del partido. La

adopción del nombre y de la sigla, propuesta por este grupo, es una evocación del

nacionalismo militar de los años 40' que se organizó bajo una modalidad de losia

con el nombre de Rnzóll de Pntrin (Radepa).

Se produjo un desplazamiento de los protagonistas de la lucha por la reapertura de

RTP y de los promotores de la proclamación de Carlos Palenque por parte de

políticos profesionales que, además, se hacen cargo de la elaboración doctrinal de la

flamante organización política y de la edición del semanario El Pcztriotcz, vocero del

partido89. Es decir, se produce una superposición y un desplazamiento. L'na

superposición organizativa entre medios y partido, aunque con roles diferenciados, y

un desplazamiento de los representantes defi~cto del "público" de RTP del mapa de

poder orsanizativo. El resultado es la conformación de dos entornos que se

encuentran en un pu~ito de intersección ocupado por el líderg0. El círculo o entorno

laboral que, a través de los medios, cumplía la función de mantener el vínculo con

los simpatizantes y electores fieles; y el círculo o entorno partidista que, a través de

la organización, cumplía la labor de vinculación con el sistema político y de

reclutamiento y movilización de una reducida militancia".

S8 Solamente un miembro del Conrité de Defensa de RTP ocupó una cartera de importancia. denotando el desplazamiento de los dirigentes de arraigo social por políticos profesionales (Archoncio 1991) 89 Este semanario era propiedad de Carlos Palenque y, aparte de los intelectuales y periodistas del GRO. un personero de RTP. Adolfo Paco. forniaba parte cie su consejo directivo. Tuvo uiia difusión impresionante en los primeros meses de existencia del partido y resultaba un instrumento idóneo para los afanes "iiurninistas" de este grupo puesto que les permitió acceder a una multitud semianaliabeta. 90 Un análisis de las redes personales en el Capítulo 4. '' Condepa obtuvo un pronedio de 200.C00 votos. sin embargo. su militancia activa'osciló entre 3.000 y 6.000 personas, de acuerdo a cálculos de dirigentes (Entrevistas a Ricardo Paz y Eduardo Paz).

Obviamente, el funcionamiento de estas esferas es conlplejo y solamente quien

dispone de información completa -el lider- puede llevar adelante su conducción

combinada, puesto que los dirisentes intermedios del partido no tienen presencia en

los espacios de RTP y los personeros de la empresa no asumen cargos formales en

~ o n d e ~ a ~ ' . E s decir, la organización partidista no desplazó a RTP que si, ouió siendo

utilizada como mecanismo de vinculación directa entre el lider y sus seguidores. Se

trata de una superposición de canales de mediación que actúan de manera

convergente con una sola finalidad: reafirmar el liderazgo de Carlos Palenque y

proyectarlo a la competencia electoral. Es obvio que, en este momento fundacional,

los recursos organizativos más importantes del partido son los medios de

comunicación y la disponibilidad de la gente y ambos están bajo el control de Carlos

Palenque quien, además, tiene la potestad de nombrar a los dirigentes. Obviamente,

esto es resultado de la influencia que tiene la dimensión carismática de Carlos

Palenque como un factor dominante e indiscutible en la conformación del partido.

En torno a su persona - y lo que representa para su audiencia- se gesta la

niovilización que lo convierte en el referente del partido naciente, que es una suerte 4

de prolongación o aditamento de sus recursos -personales y empresariales- para

actuar en otro escenario: el electoral. La intensidad de esa movilización es fmto de

una relacióii carismática construida en el transcurso de dos décadas y en el mundo de

la vida cotidiana, donde se fueron forjando unos fuertes lazos emocionales entre el

conductor de La Tribuna Libre del Pueblo y los beneficiarios de sus acciones de

solidaridad. E s decir, la relación carismática es previa a la incursión política y eso

explica la fortaleza de la identificación posterior entre el candidato-jefe y sus

seguidores y su indiscutible autoridad en el partido.

Otro elemento que tiene que ver con el modelo originario es aquel relaiivo al

desarrollo organizativo del partido. En la medida que la movilización social tiene un

carácter local, predomina una modalidad de penetración territorial en la construcción

de la organización porque su crecimiento se desplaza de un núcleo central hacia otros

95 Un ejemplo ilustrativo es la función de Adolfo Paco. el conductor de Sbbados Populares que. sin ser dirigente del partido, era el \.erdadero jefe de campaña en las sucesivas elecciones. puesto que de e1 dependía el manejo proselitista de los medios de comunicación (Entrevista a Ricardo Paz).

espacios. En esta fase, su despliegue se limitó al departamento de La Paz y, en los

años posteriores, su impulso fue lento y con efectos muy leves o fallidos9', al punto

de no modificar el estigma de "partido regionai" por su incapacidad de romper las

barreras "geográficas" que lo condenaron a tener cierta consistencia oroanizativa en

La Paz y débil implantación en otros lugares. Como vimos, el porcentaje de sus

seguidores afiliados al partido era mínimo en su bastión electoral y, en otros lugares,

esa debilidad era más evidente. Una explicación de este hecho estriba en que la

mediación básica con los simpatizantes se realizaba a través de RTP y, en esa

medida, la hnción movilizadora del partido era secundaria. Este rasgo de debilidad

institucional se reproduce en la vinculación de Condepa con grcpos sociales

organizados: juntas de vecinos, organizaciones gremiales, sindicatos. asociaciones

falklóricas, etc., que se articulan a través de un vínculo directo de sus dirigentes -que

obtienen a cambio del voto de sus afiliados acceso a cargos electivos- con el jefe del

partido, prescindiendo de la organización política y sin incorporarlos a su dinámica

interna. Se forjó una red de organizaciones sociales que se articularon

indirectamente a través de intermediarios (brokers) que no se incorporaron al partido - como dirigentes ni sus afiliados como militantes. Un rasgo peculiar de la nlilitancia y

electorado condepista era la mayoritaria presencia femenina en las labores de

proselitismo y movilizacióng4, compuesta en su seneralidad por cholas paceñas que

se convirtieron en un sello distintivo de Condepa.

Por ello, no resulta casual que en sus aprestos organizativos se planteara el debate

entre la forma "partido" y la forma "movimiento7', al punto de adoptar este último

término como un rasgo característico, aunque esta postura h e , mas bien, asumida

para justificar la escasa densidad organizativa del partido, diferenciarse de sus rivales

93 La estrategia electoral de 1993 planteó la articulación de líderes locales, "constelación de caudillos regionales", sin embargo, esta acción no tenia efectos organizativos en las filas de Condepa, va que se limitaban al funcionamiento temporal de una coalición electoral. 94 En uno de los pocos trabajos sobre comportamiento electoral que distingue la participación femenina y masculina, Hoffman establece qiie esa relación, en la votación condepista fue de 61% inujeres a 39% liombres. nuenuas el resto de los partidos tenían una relación inversa aunque inás equilibrada (1989:81). Los datos se refieren a las elecciones generales de 1989 y a las ciudades de La Paz y El Alto. Estas cifras de movilización electoral se reproducían en las bases del partido. donde la mujer asumía un papel protagónico: "las inujeres mian a sus ~naridos al partido'' (Entre\.isra a Eduardo Paz).

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y de las ciudades, cooperativistas, artesanos, empresarios, estudiantes, amas de casa:

jóvenes, la Iglesia, Fuerzas .Armadas y representantes de los partidos politicos

legalmente reconocidos"(Condepa 1993.50). Esta postura ambigua respecto a la

democracia "formal" se reforzaba con la evocación populista de las movilizaciones

callejeras que se diluyeron una vez obtenida la finalidad que las provocó -la

reapertura de RTP- y que, a su vez, provocó otra meta inicialmente no prevista: la

disputa por el poder político mediante la lucha electoral, que propició la paulatina

adaptación de Condepa al ordenamiento institucional d e la democracia

representativa96.

2.2. Institucio~ialización informal: la levedad de las normas

Como consecuencia de su desarrollo organizativo, Condepa ingresa a una fase de

débil instituciofialización formal matizada, sin embargo, por el papel decisivo de

reglas informales o pautas culturales en la definición de las relaciones intra-

partidistas. Un dato aparentemente aleatorio resulta sugerente para mostrar esta

tensión permanente: "compatriota" fue la denominación oficialmente adoptada para

el intercambio de saludos entre miembros del partido, sin embargo, nunca llegó a

desplazar a la de "compadre", que remitía al vínculo con el líder. Para evaluar esta

convivencia analizamos su estructura interna para establecer los rasgos

institucionales del partido, independientemente de que no constituyen las pautas que

guían su funcionamiento real. Sin embargo, es posible percibir en su "letra" las

prerrogativas otorgadas al jefe, en una suerte de institucionalización informal de su

"espíritu": la autoridad incuestionaoie áel iíder que concentra los recursos

organizativos y, por ende, controla las zonas de incertidumbre del partido.

Este partido presenta una estructura orgánica flexible que varía desde su fundación

en 1988 hasta la realización de su primer congreso, realizado en septiembre de 1996.

En este lapso, las formas que asiime el partido respondieron a las decisiones del jefe

Después de las elecciones generales de 1989, Palenque afirmó que se realizarían "cabildos" para definir su política de alianzas, sin embaigo, no pasó de ser una mera advertencia y su jefe terminó propiciando una cena entre los futuros aliados de la co:iliciÓn gubernamental par2 acordar el apoyo parlamentario de su partido.

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En estas circunstancias, se realizó el primer Congreso Nacional en septiembre de

1996 y salieron a relucir nuevamente las tensiones entre reglas formales e

informales. Se aprobó un nuevo estatuto estableciendo una composición del Consejo

Nacional Patriótico con más de 100 secretarias funcionales (i), cargos que keron

sometidos a una consulta entre dirigentes nacionales y departamentales antes de ser

aprobados por la plenaria que, finalmente y luego de impugnaciones de varios

delegados, solo eligió a 45 miembros, dejando en manos de ios representantes

departamentales la designación diferida de los cargos vacantes. Ante las protestas de

varios delegados que exisieron "democracia", Carlos Palenque advirtió que en el

partido "no hay consultas, sino instrwciones" y que "los condepistas tieneg que ser

como soldados (porque) Condepa es casi como una organización militar donde hay

un comandante (el jefe) y un estado mayor (las secretarias nacionales), donde

ninguna de ellas es más que las otras" (LR, 29-9-96). Es decir, el intento de

institucionalización dio paso al fortalecimiento del poder del jefe que, luego de ver

cuestionado su liderazgo e impugnados los procedimientos de elección de los

dirigentes nacionales optó por essrimir su autoridad personal para reducir la

incertidumbre organizativa manifiesta en un evento donde no tenían cabida los

"traidores".

Si bien no se terminó de elegir a los miembros restantes del Consejo Nacional

Patriótico, esa lista incompleta se registró ante la Corte Nacional Electoral,

conjuntamente los nuevos estatutos. En esa ocasión, como en las anteriores, la

Jefatura Nacional no estuvo en discusión ni se efectuó acto alguno de legitimación

de su mandato de facto, simplemente se ratificó algo obvio y Carlos Palenque fue

proclamado como candidato presidencial. Un detalle sugerente es la presencia de

Remedios Loza en el Consejo Nacional Patriótico con el sugestivo cargo de

"símbolo" y ocupando el segundo lugar en la estr~ctura jerárquica de dicha insrancia,

pese a que dicha función no estaba consignada en el estatuto. Otra muestra de

informalidad organizativa fue el procedimiento de expulsión del Secretario Ejecutivo

en 1996, solicitado por una fracción del Consejo Nacional Patriótico y asumido por

el jefe, sin acudir al Tribunal de Honor, instancia formal para ventilar casos de

inconducta. Además, no se asumió una determinación similar respecto a 3iónica

Medina con el argumento de que no se podia expulsar a un "símbolo". Estas aristas

conflictivas denotaban la inestabilidad en las reglas de funcionaniienro de Condepa y

se hicieron aún más patentes a raíz de la muerte del lider y de los desafios de la

sucesión en la conducción del partido.

En términos generales, resulta evidente que en Condepa prevaleció una elevada dosis

de informalidad en el funcionamiento organizativo, propiciando condiciones

favorables para un uso discrecional dei poder por parte del líder, quien controlaba la

asignación de recursos selectivos (candidaturas, cargos directivos, etc.) y

monopolizaba el uso de los medios de vinculación (RTP) con el electorado fiel y los

militantes, irremplazables en el manejo de incentivos colectivos. No resulta casual

que en la medida que Mónica Medina tuvo acceso al manejo de incentivos selectivos

y ocupaba los mismos círculos concéntricos cercanos al lider, pudo desarrollar uii

liderazgo propio que terminó enfrentado con el del jefe del partido. Ki tampoco

resulta casual que Remedios Loza, que también tenia presencia en los ámbitos

controlados por el líder y participaba en la asignación de incentivos coiecrivos.

asumió el seglindo cargo en jerarquía y, posteriormente, la jefatura. Pero este iiltimo

hecho fue producto de un hecho imprevisto: la centralidad del liderazgo quedó vacía

con la muerte de Carlos Palenque, seis meses después de la realización del primer

congreso de Condepa, es decir, luego de un fallido intento de institucionalizar el

f~incionamiento del partido.

2.3. Sucesión con conflictos: divídete y perderás

La sucesión en la jefatura nacional de Condepa adquirió contornos dramáticos. Miles

de personas salieron a las calles en el transcurso de la noche, bajo la lluvia, a

comprobar la veracidad de la noticia del fallecimiento de Carlos Palenque en los

alrededores de la clínica y de su vivienda. Esa multitud fue creciendo con el

transcurso de las horas y abarrotó las inmediaciones de la alcaldía, donde se velaba el

cadáver. Mientras Mónica Medina fue internada por shock nervioso y señalada como

"culpable", quedando marginada de los acontecimientos, la cúpula dirigente de

Condepa se reunió, a medianoche, en pleno velorio1o3. Alrededor de treinta y cinco

personas, de las cuales solamente veinte eran mierilbros del Consejo Kacional

Patriótico, debatieron en torno a la fisura de sucesión -de carácter personal o

colegiado-, puesto que el estatuto solamente contemplaba la elección de la jefatura

nacional mediante un congreso. Finalmelite, la "comadre" Remedios, que no

participó de la reunión porque se encontraba al lado del féretro como una suerte de

"viuda simbólica", fue elegida en ese cargo y un dirigente le tomó el juramento como

jefa naciolial de Condepa ante el cadáver de Palenque a las 4 de !a mañana del 9 de

marzo de 1997.

La decisión asumida por esa curiosa cúpula dirigente en la que se mezclaban moros y

cristianos, es decir, militantes y personas ajenas al partido fue formalizada,

posteriormente, ante un notario de fe pública mediante un acta que fue suscrita por

personas que no eran miembros del Consejo Nacional Patriótico, a pesar de que en

pleno velorio se había anunciado la reestructuración del Consejo Nacional Patriotico

integrado por dirigentes nacionales y departamentales10", entre íos que se inc!uyó a la

hija mayor de Palenque. Verónica no era militante del partido pero había participado

en el primer congreso como "acompañante" de su padre.

Más adelante, debido a las impugnaciones a esa modalidad de elección, el partido

tuvo que organizar, en marzo de 1996, u11 congreso extraordinario para nombrar

formalmente a Remedios Loza como jefa n a ~ i o n a l ' ~ ' . En esa oportunidad fue creado

un cargo que no estaba contemplado en los estatutos -Subjefatura Nacional- y que es

asumido por Verónica Palenque. Así se conforma un liderazgo femenino de doble

rostro compuesto por una figura allegada al líder por su labor en RTP y una figura

familiar: en el primer caso, se trataba de una mujer que ocupaba el segundo lugar en

103 Con base en entre\.ista a Eduardo Paz y fuentes liemerográficas. 'O4 Existe una aparente contradicción entre las declaraciones del dirigente entrevistado y la información periodística, pero es, más bien, espresi\a de la incertidumbre organizatiya que padeció Condepa. 105 También se define el binomio presidencial y es designado por la cúpula, como candidato a la vicepresidencia. Gonzalo Ruiz. miembro fundador, dirigente del Consejo Nacional Patriótico y diputado. Su presencia explicaba la necesidad de demostrar la unidad del partido como expresion de la existencia de una coalición dominante articulada en tomo a Reinedios Loza.

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género era directa (de chola a chola), en un partido con ur,a presencia femenina u

preponderante en el activismo y en el apoyo electoral, aunque sin correspondencia en

los cargos dirigentes. Si Carlos Palenque provocó simpatía extrema, Remedios Loza

produjo enpatía. Sin embargo, una relación carisrnática heredada no podía

sostenerse sin el control de las zonas de incertidumbre de la organización, hecho que

dificilmente pudo llevarse a cabo por el carácter bicéfalo en la conducción del

partido. Las diferencias se ahondaron en 1997 con la incorporación -y luego, en

1998, defección- de Condepa en la coalición gubernamental, debido a la disputa por

el acceso y manejo de cargos públicos.

La existencia de dos personas al mando de la organización no pudo perpetuarse,

pese a las declaraciones de Veró~ica Palenque que aseguraba que Remedios Loza era

"como su madre". El idilio entre ambas mujeres se había forjado previamente,

cuando la hija del líder pasó a ocupar el lugar de Mónica Ivledina en La Tribuna

Libre del PzleSlo y se fortaleció después del deceso de Palenque. Sin embargo, el

deterioro en la cúpula bicéfala de Condepa empezó cuando la propiedad de RTP pasó

a manos de Mónica Medina y La Tribzma Libre del Pueblo emigró, temporalmente, a

otro medio de comunicación, puesto que se debilitaba uno de los pilares de la

vinculación del partido con sus seguidores. Pese al tercer lugar obtenido en las

elecciones de 1997, la legitimidad de la autoridad de Remedios Loza empezó a ser

cuestionada por dirigentes que se habían alejado del partido después de los comicios,

entre los que figuraba el candidato a la vicepresidencia, con el argumento de que se

había conformado una "rosca"lo7 en la que figuraban personajes que no eran

mieinbros del Consejo Nacional Patriótico, como el caso de un diputado que actuaba

como "representante personal" de la jefa, debido a un supuesto noviazgo con

Remedios Loza, madre soltera108. Este grupo, denominado "rebelde", terminó siendo

1 o: Término coloquial utilizado para dar cuenta de conciliábulo o complot de un reducido grupo de persoiias que buscan beneficio propio. Su uso es común para descalificar a eventuales ahersarios. Frente a los "rosqueroi' están los '-rebeldes": que apoyan a Verónica Palenque. '('% Es decir, los conflictos en la organización tu~.ieron esa faceta de coinbi~iación de problemas conyugales y lazos fainiliares que no se disiparon con la muerte de Paleiique. Si él nombró a si! esposa' a su suegro, a su suegra y a su hermano en cargos de dirección, su sucesora no soi.amente estaba a c o l n p a ~ d a de la hiJa del desaparecido sino que incluyó a su propio hennano en las listas de diputados y a su supuesta pareja. (Ver Capítulo 1).

.o.\ycz~2lo lapod ap edw [a e3g!pour as 'apua lod '.i SosmDal so1 ap 104~03 [e olDadsal &nd el lod pepq!qelsa e[ aAn1yp as '031ioqed Fuo!Dex o(asuo3 [a ua Á epmtieq e1 ua 'elniejaC e1 ua emix.~j e1 lod uoysaqo3 el el!l!qap as ,,,

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su acceso a la jefatura y sufriría un serio revés externo ante su fracaso como

candidata a alcaldesa en la ciudad de El Alto, otrora bastión incuestionable de

Condepa. La profunda crisis interna y la derrota electoral llevaron a Remedios Loza

a señalar que: "Palenque nunca pensó Condepa sin él. Tampoco pensó que se iba a

morir ... El compadre esta muerto, está bien su memoria pero tiene que haber un

resurgimiento de la nueva Condepa. Este siglo termino con la Condepa del (19)88.

Ahora tiene que haber otra, fortalecida, que esté a la altura del pueblo boliviano" (P,

1 O, 16- 12-99).

Es decir, la imposibilidad de resolver el trauma de la sucesión y progorcionar

estabilidad organizativa para cosechar los réditos electorales de 1997, sacaron a

relucir la necesidad de nitinizar el carisma del líder desrtparecido, confinarlo en el

pasado -"donde habita el olvidc", diría Joaquín Sabina-, conio condición de

sobrevivencia y proyección del partido. El líder pasó a ser un hecho pretérito y su

carisma una pesada carga para su partido, dividido en fracciones, acusado de malos

manejos de fondos estatales y con la peor votación er? su historia

3. UCS: T A E A S DE E.1lPRESA

3.1. BIodelo originario: el conflicto como hábito

En octubre de 1988, en la ciudad de Cochabamba, Max Fernández fue invitado a u11

acto público para ser proclamado jefe y candidato presidencial de un nuevo partido

político. Esta acción fue promovida por dirigentes del gremio nacional de

transportistas, y contó con la presencia adicional de ex-dirigentes campesinos que

habían apoyado a las dictaduras militares. Por ello, en ocasión de su proclamación

fue declarado "sucesor civil del Gral. Barrientos Ortuño", un militar que gobernó con

mano dura entre 1964 y 1 967112.

112 Las malogías con este personaje que derrocó al ultimo gobierno de la "revolución nacionxiil" y forjó un pacto militar-campesino de corte anticomunista son múltiples. Barrientos había nacido en Cochabanlba y su farna se asentó en la realización de obras coiiio parte de la accióii chica pronlo\~ida por las FFAA y en el manejo del quechua en sil \lnculación con los sindicatos campesinos. Por ello. fue bautizado corno "El general del pueblo", cuando falleció trágicainente a raíz de un accidente aéreo. Las coincidencias, por lo visto, fueroa mayores a las previstas.

Estas organizaciones, empero, no actuaron como patrocinadores externos sino como

catalizadores de la decisión de la incursión de Max Fernández en la arena política

que sufriría una serie de vicisitudes, siznando los derroteros azarosos de su flamante

partido. A los pocos meses de su fundación, con el nombre de Unidad Cívica

Nacional, se rompió el acuerdo con la Coilfederncióiz fincioiznl de Choferes de

Bolii-in y uno de sus dirigentes se arrogó la tutoría sobre la inscripción del partido

acusando de "usurpación de nombre, sigla, logotipo triangular y principios

doctrinales" a su jefe y candidato presidencial (LT, 2-2-59) quien, finalmente, fue

"expulsado". Empero, la exclusión definitiva provino de una instancia formal la

Coite Nacional lector al"^, que negó el reconocimiento de personeria iyridica al

naciente partido aduciendo la existencia de irregülaridades en la presentación del

resistro de militantes. Así, a escasos cuatro meses de las elecciones, Mas Fernández

apareció sin pai-tido que dirigir y sin sigla que representar. Ante esa situación,

estableció un acuerdo siii geileris con un partido tradicional -FSB"" medianie ei

cual este partido "prestaba" su sigla y el empresario asumía la jefatura. Con este

"acuerdo político que tendrá la vigencia de 53 meses y 5 días", Max Fernández se

aprestó a intervenir como candidato presidencial de FSB. Sin embargo, ese pacto-

contrato tuvo una vida efímera y se disolvió como producto de desacuerdos en la

confección de listas parlamentarias y el empresario cervecero tuvo que postergar por

segunda vez sus aspiraciones presidenciales.

Esta situación signó el momento originario del partido dando inicio a ün período de

incertidumbre organizativa, puesto que adoptó diversas denominaciones y modificó

varias veces la composición su cúpula dirigente denotando las dificultades para

adecuarse al entorno institucional.

"' En ese entonces, la corte electoral estaba controlada por los tres partidos que habían obtenido las mayores votaciones en 1985: hiruR ADN y MR, y su decisión fue amsada de manipulación y respondida con "movilizaciones" y "actos de desqgavio" a Mas Femández en varias capitales del departamento pero sin efecto alguno en la determinación asumida. 11.1 Partido fundado en los años 30, de ideología consemadora y de impronta católica, se convirtió en la oposición a los gobiernos del IM~R entre 1952 y 1964. Luego de apoyar la dictadura de Bárizer en los 70', se dividió y su presencia electoral en la etapa democrática fue irrelevante.

Una vez excluido, Max Fernández desplegó una azarosa estrategia caracterizada por

un escaso apego a la normatividad electoral: en el transcurso de pocas semanas

instruyó a sus seguiciores a aplicar "voto en blancox, "voto pifiacio", "voto castigo", "

o sugirió la emisión de una '-nueva convocatoria" a elecciones o la posibilidad del

uso de una "papeleta propia" (y en caso de obtener mayoría, exigir nuevas

elecciones) que fue advertida con sanciones por la corte electoral. Luego, reromó la

idea del "voto pifiadov, sosteniendo la tesis de que si éste resulta mayoritario,

exigiría la presidencia de la república, para culminar con la consigna del -'voto

casti=oV, sin aclarar si esto implicaba votar en blanco, pifiado o en favor de otro

panido. Los desaciertos continuaron después del evento electoral, porque planteó la

anulación de las elecciones y formuló un llamado a las FFAA para que interviniera

"con mano dura" y convocara a "nuevas elecciones", ante la incertidumbre

provocada por la inexistencia de un ganador con mayoría absoluta. Esta actitud

provocó la amenaza de enjuiciamiento contra Max Fernández por "incitar a la

sedición y a la subversión", por parte del presidente de la Cámara de Diputados.

(Mayorga Fernando1 991 : 75-76).

Finalmente, y con miras a las elecciones municipales de diciembre de 1999. Max

Fernández refundó su organización política en abril de ese año, con el apelativo de

Unidad Cívica Boliviana Solidaridad, pero su registro ante la corte electoral fue

impugnado por la Universidad Católica Boliviana por uso indebido de sigla,

adoptando el nombre definitivo de Unidad Cívica Solidaridad (UCS) y estableciendo

como fecha oficial de fundación el 15 de agosto de 1989, día de la fiesta de la Virgen

de ~ r ~ u ~ i ñ a " ~ . En escasos diez meses, C C S t ~ i v o tres fundaciones y su jefe dos

infi-uctuosos intentos cie candidatura, denotando el aire de incertidumbre que rodeó el

momento originario del partido.

I l 5 Casualmente, esta es la fecha de fmdación de FSB y los colores oficiales de UCS -celeste y blanco- eran los característicos de ese partido. al,mos de ciiyos dirigentes se incorporaron a las filas de UCS después del fallido pacto de febrero de 1989 y pasaron a formar parte del entorno dirigente de M ~ Y Fernández con algiuia influencia en In elaboración doctrinal '. siendo recoriocidos conio los escasos dirigentes que elaboraban la precaria ideología del partido.

Con todo, esa incertidumbre se disipaba ante el único referente constante de esta

historia -Max Ferriández- de cuyos recursos -materiales y personales- dependía la

naciente organización. Estos recursos del líder -dinero y prestigio- eran resultado de

su posición empresarial a la cabeza de la CBN que, debido a las ganancias

obtenidas, le perinitia actuar como un "mecenas" que definía el curso de los

acontecimientos internos. La empresa cervecera fue el factor clave de patrocinio para

la conformación del partido, puesto que las ganancias que proveía y su

infraestructura material fueron recursos indispensables para la realización de los

primeros escarceos organizativos, as1 como, para las labores proseliristas' ".

Aparte de controlar los recursos financieros, el líder definía la designación de los

dirigentes del partido con base en una actitud de recelo y desconfianza -provocada

por las "traiciones" acontecidas en la etapa inicial-, que se tradujo en la inexistencia

de un núcleo o entorno dirigente permanente. Por ello, en la refundación del partido

se consignaba la presencia de personal de la CBN en la estructura jerárquica del

partido, como un mecanismo de control de la organización. Es decir, el patrocinio de

la empresa, mediante recursos financieros indirectos, se hace más evidente con la

circunstancial incorporación de cuadros administrativos -gerentes- y accionistas de

la empresa cervecera en el nivel de dirección del partido, así como, en las listas de

candidatos a parlamentarios y a concejales!". Como organización partidista. UCS

era un partido dependiente de los recursos del líder que provenían de la empresa

cuya administración le permitía, además, disponer en cierta medida de su personal.

Esta modalidad de funcionamiento estaba, además, sustentada en una 7;isión que

superponía los criterios organizativos, puesto que UCS "trata de ser manejada con

116 Para la realización de actos del partido, los responsables debían coordinar sus actos con el Departamento de Eventos de la CBN, para apoyo con infraestructura y movilidades, asimismo, el dinero para gastos de funcionamiento era solicitado a la secretaria de la presidencia de la empresa y al mensajero, hombre de confianza de Mas Fernández, responsable de entregar los cheques, adquiriendo mayor poder que un dirigente (Entrevista a Victor H. Garcia) 117 Esisten asos demostrativos: un importante accionista fue candidato a senador, el vicepresidente del directorio fue alto dirigente y a principios del 2000, asumió el cargo de Secretario Ejecutivo y un gerente de la CBN? miembro de la dirección nacional de UCS, fue candidato a concejal suplente y luego alcalde de Cocliabamba en 1989.

sentido empresarial, serio y responsable ... es regida por un principio empresarial y

cívico (sic), y quiere constituirse en un ejemplo de organización partidaria en el país"

(Max Fernández, D, 18-7-89). Esta no era una metáfora sino una certeza que en más

de una oportunidad fue crudamente recordada por el jefe que consideraba que el

partido era de su propiedad, como su empresa: "hasta los ceniceros yo los he

comprado con mi dinero", declaró en alguna oportunidad, dejando en claro que los

recursos de poder tenían un solo origen y su destino respondía a una sola voz.

Esta superposición organizativa provocó que las relaciones laborales se convirtieran,

circunstancialmente, en relaciones políticas y, en sentido contrario, las,,relaciones

políticas fuerzn consideradas vínculos con t r a~ tua l e s~ '~ , reproduciéndose el manejo

vertical en ambas instancias sometidas a la autoridad del jefetdueño, cuya

legitimidad no presentaba sino tenues contornos adicionales de carácter sinibólico.

La figura del líder ocupaba el centro de la organización y su funcionamiento

respondía 2 su accionar, empero, su legitimidad no se limitaba a la concentración de

los recursos organizativos del partido. Existía un componente carismático que

provenía de la realización de actos de asistencialismo mediante la entrega de

do~aciones y obras a sectores sociales marginados que establecían iazos de

reciprocidad con los beneficiarios y con los propios militantes que se favorecían,

mzterial y simbólicamente, de la imagen filantrópica de su jefe. Enipero, se trataba

de una débil vinculación limitada a la satisfaccibn de necesidades y denandas sin

correspondencia en términos de identificación con el líder. Este obtenía una imagen

pública positiva pero no generaba una lealtad personalizada. En otras palabras, en la

relación carismática existía un predcminio del utilitarismc respecto a la

identificación emocional que, sin embargo, era suficiente para provocar adhesiones

por millares en los actos de "desagravio" o en las proclamaciones, siempre rociadas

de abundante cerveza y transmitidas en directo por canales televisivos.

Concentraciones que se producían en menor escala cuando el líder entregaba obras

'18 Por ello se estableció la firma de papeles en blanco por parte de los candidatos a diversos cargos como garantía de cuinp!uniento de un contrato virtual que. en caso de deserción o traición era llenado con tenor de renuncia voluntaria. A la verticalidad de las decisiones se sumaba un método coinpulsivo que pretendía reducir la incertidumbre en el comportamiento de los ~nilitmtes.

en los barrios o en los poblados y en los que rara vez establecía una vinculación

directa entre el hecho asistencialista y el acto proselitista119. En suma, el modelo

origi~iario se caracterizó por la presencia dominante del líder y de su empresa.

Por su parte, el desarrollo organizativo del partido se produjo mediante una

combinación de penetración y difusión territorial, aunque con evidente debilidad en

anibos sentidosE0, puesto que si bien el partido adquirió rápidamente implantación

en todos los departamentos, mediante la incorporación masiva de ex-militantes de

otros partidos, tuvo escasa capacidad para asesurar que los militantes y dirigentes se

mantuvieran de manera constante en sus cargos. Es decir, las decisiones imprevistas

del jefe tenían un efecto disolvente en los esfuerzos organizativos. Algo similar

aconteció respecto a los grupos socia!es, particularmente gremiales y transportistas,

que se vinculaban al partido a través de la mediación del jefe.

A pesar que alcanzó una presencia territorial medianamente equilibrada en las

distintas regiones carecía de la estabilidad imprescindible para incrementar su

capacidad organizativa aunque, en compensación, disponía de la infraestructura

empresarial y del aparato publicitario de la CBN.

Por ello, el dilema entre partido o movimiento no es un problema incorporado al

debate interno acerca de las modalidades de organización, inexistente, ademas,

debido a la visión administrativo-empresarial que animaba a su jefe. De manera

lacónica, en su Declaración de Prii~c@ios se define que UCS fue creada "como

partido político al servicio de las grandes mayorías nacionales" y "constitiive un

movimiento social moderno (sic) que propugna la democracia pluralista y

'19 Según un dirigente. Ma.. Fernández proliibió expresamente que las obras donadas sean utilizadas en las campañas electorales, porque respondían a sus convicciones religiosas y no a su chiculo politico (Entrevista a Víctor H. García), sin embargo, desde la fundación del partido un lema de campaila recurrente era: "Max Obras", como expresión clara de la imposibilidad de separar la faceta filanuópica del empresario con la interpelación electoral del candidato. "O Después de fundarse en Cochabamba, la sede del partido fue trasladada a La Paz, sede también de las oficinas centrales de la CBN. Se confonnaron direcciones regionales en todos los depananientos con una distribución proporcional de militantes que, en conjunto. bordeaban la cifra de 10.000 con predominio de es-militantes de otros partidos. Este dato. muy evidente en el momento Iiindacional. se con\.irtió en un estigma de LCS co~isiderado como un partido de "tránsfugas".

participativa" (198912). Es decir, más parece la reiteración de un2 costuinbre local -

que privilegia la acción a la norma- que una definición de orden organizativo, puesto

que la noción de "movimiento" no aparece en el Estatuto Or,oánico.

Finalmente, respecto a la relación de UCS con las reglas del jue,oo democrático se

observa un lento pero progresivo proceso de aprendizaje y adaptación. A1 respecto,

las posturas de Wlax Fernández, en la fase inicial de la historia de su partido. pecan

de escasa convicción en las reglas del juego electoral, pero son resultado de los

avatares que signaron su fallida intervención como candidato. Posteriormente su

apego al régimen democrático se hará explícito en los principios doctringrios del

partido planteando, como uno de sus "postulados fbndamentales", que "la

democracia es iridiscutiblemente el mejor sistema político de sobierno, \.a que

expresa con mayor fidelidad la voluntad popular"(UCS 1992:3). Asimismo, con

relación al "Orden Institucional y Político", se menciona lo siguiente: "La

consolidación, defensa y conservación del sistema de gobierno deinocráiico,

pluralista y participativo que garantice la estabilidad política y permita el crecimiento

económico del país" (:4). Sin embargo, estos valores democráticos no eran

considerados en el funcionamiento del partido, donde las propies reglas formales

otorgaban una autoridad indiscutible al jefe, asentada en otros criterios de

legitimidad.

3.2. Institucionalización informal: el espíritu (empresarial) y las leyes (ntl-lzoc)

La estructura formal de la organización establece diversos niveles de conducción

cuyas atribuciones, sin embargo, se encuentran bajo el control del líder. Se@n los

estatutos ratificados en el tercer congreso extraordinario, realizado en 1994, ei

partido adoptó la siguiente estnictura orgáriica:

Convención Nacional

Jefatura Nacional 12'

"' Mas Femández (1 959- 1999, Jolinny Femández (1996-7 )

Subjefatura Nacional (o Coordinación General 12')

Secretaría Ejecutiva N a ~ i o n a l " ~

Comité Político Nacional

Comité Ejecutivo Nacional

Consejo Consultivo Nacional

Tribunal Disciplinario Nacional

Fiscal Disciplinario

Comités Territoriales

El Jefe Nacional es la máxima autoridad y su mandato emana de la Capvención

Nacional por un período de cuatro años con derecho a reelección (Art.30 del Estatuto

Orgánico, UCS 1994). Entre sus atribuciones está la designación de los miembros

del Comité Político Nacional, Comité Ejecutivo Nacional, Consejo Consultivo

Nacional y de asesores, coordinadores, Fiscal Nacional, jefes y comités políticos

departamentales. También tiene la potestad de "aprobar las listas de candidatos a

senadores, diputados, concejales municipales y otras autoridades electivas a

propuesta del Comité Político Nacional", y "designar a los representantes del partido

ante los organismos electorales, poder ejecutivo y otros de carácter nacional,

departamental e internacional". Asimismo, tiene facultades para "reemplazar a los

dirigentes nacionales, departamentales y otros cuando el caso así lo requiera (sic)"

(Art. 21, incisos f, h, i, m). En otro apartado se establece que los miembros del

partido cjue ejerzan cargos públicos "serán convocados por el Jefe Nacional o el

Comité Político Nacional (presidido por el Jefe) para que presten informes ... y que

"La resistencia o excusa se considerará desobediencia partidaria" (Art.88). En cuanto

a la existencia de aspectos no contemplados en dicha normativa, se establece que

"será(n) absueltos por el Jefe Nacio~ial" (Art.97). El remate a esta concentración de

'" Este fue el cargo que asumió, desde 1991, el liijo mayor de Ma.i Fernández. 123 Enue 1988 y 1993, diversas personas ocuparon este cargo. Después, Moisés Jarmusz (1 993- 1997) fue designado por Mas Femández y renunció para ejercer un ministerio: Juan C. Cliahín (1997) fue designado por una Convención Nacional y renunció p x a habilitarse conio candidato vicepresidencial. bíoisés Jarmusz (1997-2000) fue designado y sustituido por Johnny Fernández. y Enrique Pacheco (2000- ), fue designado por J o l m p Femández. Este último es vicepresidente de la CBN, ernpresaio liotelero y dueiio dc un equipo de fiitbol. Jannusz es siiipresaio j Clialiin oficia de abogado.

atribuciones de autoridad en manos del Jefe Nacional es la incorporación de una

"Disposición Especial", acompañada de la "ritualización" de su onornástico:

"La Jefatura Nacional será ejercida con plenas facultades por el Jefe del Partido, en tanto se reúna la Convención Nacional. Estas facultades permiten el iiombramicnto no previsto de autoridades para el mejor desarrollo político-partidaiio ... El 24 de diciembre de cada año será el Día de la Reafirmación y Lealtad Partidaria. conmemorando el ailiversario natal del Fundador del Partido" (UCS 1 994:2, negritas FM)

E s evidente que este estatuto, aparte de formalizar la concentración del poder en

manos del líder, le otorgó un amplio margen de discrecionalidad a sus decisiones,

merced a una "disposición especial" a la que se someten varias otras reglas. D e esta

manera, la incertidumbre organizativa es constante para los miembros del partido, ya

que su estabilidad funcionaria depende de las decisiones del líder, quien puede

modificar la composición de la coalición dominante a través de la distribución de

incentivos selectivos (como el acceso a car;os o a los recursos financieros que se

manejan por ocupar dichas posiciones) o simplemente por circunstancias

aleatoria~' '~. En esa medida, la estabilidad organizativa depende de los vinculos

personales -que se traducen eii "lealtad" de un lado y "confianza" del otro- que los

miembros de las distintas unidades mantienen con el líderlZ5.

A pesar del control de los recursos organizativos, el liderazgo de Max Fernández fue

puesto en cuestión en diversas oportunidades a raíz de las decisiones arbitrarias de la

jefatura nacional o cuando algunos miembros del partido accedían a espacios que les

otorgaban un mayor margen de acción y una menor dependencia de la voluntad del

jefe. Un hecho que sacó a relucir esta situación h e el conflicto suscitado en 1994 por

el accionar relativamente autónomo de algunos parlamentarios. Por entonces, UCS

había suscrito un acuerdo con el h4NA y manejaba dos ministerios y varios cargos en

la administración gubernamental a cambio del apoyo congresal de 20 parlamentarios.

"' '.Don h?la-í era muy enamoradizo. Y de acuerdo a su estado de ánimo, una persona que le caía bien podía llegar alto en el partido. Y eso ocurría con mucha frecuencia" (Entrevista a Víctor H. Garcia) ' 2 5 En la vida cotidiana del partido se acudía al ténnino de "congeladora" para dar cuenta del .'lugar" o "estado" de los dirigentes que han perdido la confianza del Líder. Se trataba de una posición intermedia entre la lealtad -premiada con el ascenso- y la traición -sancionada con la exp~lsión-~ue provocaba una inaudita incertidumbre en la conducta de los drrigentes estigmahdos por el silencio del líder (Entrevista a Victor H. García).

Un in~pcrsse entre Max Fernández y el presidente de la república originó la ruptura de

ese pacto, pero esa medida no fue acatada por una fracción parlamentaria que,

desautorizando al jefe del partido, renovó el acuerdo mediante un documenro

público que excluía a Max Fernandez. La respuesta fue la expulsión de los

desleales es" y de aquellos militantes que no habían sesuido las instrucciones de

renunciar a sus puestos er? el aparato gubernamental. En la medida que algunos

diputados eran además dirigentes departamentales, fueron separados de esas

funciones generándose una tensión generalizada en el partido que se tradujo en una

división entre "leales" y desleales", renuncias en apoyo de los expulsados,

movilizaciones de solidaridad con el jefe y difusas denlandas de democratizzción

interna. Los parlamentarios cesados reclamaron el procedimiento de expulsión,

aduciendo que no habían sido procesados ni sentenciados por la instancia partidista

competente -el Tribunal de Honor- y demandaron la intervención de la Corte

Nacional Electoral para que obligue al cumplimiento de los estatutos del partido,

mientras denunciaban haber sido amenazados de muerte por Max Fernández. Así, en

calidad de "disidentes", esos parlamentarios convocaron el apoyo de una fracción del

Comité Político Nacional y asumieron de manera colegiada la conducción del partido

y decretaron "amnistía" en las filas del particio, asimismo, conformaron una

dirección nacional t r a n ~ i t o r i a ' ~ ~ , anunciaron que disputarían la sigla de UCS y que un

tribunal disciplinario analizaría la "expulsión" de WIax Fernández por 'cinconducta

partidaria". Las respuestas del jefe del partido -purga, depuración, expulsión- fueron

acompañadas de acusaciones de "transfugio" y "cobardía" a los disidentes que, al

cuestionar su autoridad, ponían en entredicho el tipo de funcionamiento del partido

mientras él consideraba que se trataba de un asunto personal: "hemos expulsado a

varios malagradecidos que sin poner un sólo centavo se aprovechan del partido.

Cuando les hemos dado pan, nos mordieron la mano. Ese es el resultado de esta

maldita política que practicamos en Bolivia"(H, 15-1 0-94).

' 2 6 La jefatura provisional fue asumida por el ex-candidato a la vicepresidencia de la república - aunque no era militante del partido- y la subjefaturd por un senador.

Con el apoyo de los parlamentarios "leales" y la movilización del aparato partidario,

Max Fernández derivó este conflicto a un cauce institucional mediante la realización

de una convención extraordinaria que aprobó gna nueva composición del Comité

Político Nacional y ratificó la expulsión de los "desleales". Estas resoluciones fueron

aceptadas por la Corte Nacional Electoral y los disidentes quedaron oficialmente

marginados de las filas de UCS y desautorizados para disputar la sigla del partido127.

Así concluyó un conflicto que sacó a relucir la inconsistencia institucional del

partido y las consecuencias no previstas del control absoluto de los recursos

organizativos por parte del jefe.

Los matices que asumió ese conflicto se explican por el tipo de conducción del jefe

quien no concibió otra mariera de juzgar el comportamiento de los militantes sino a

través del filtro subjetivo: lealtad o deslealtad, que derivó en incapacidad de resolver

los conflictos por otra vía que no sea la lisa y llana expulsión, denotando el desdén

por los mecanismos institucionales internos. Mecanismos institucionales que, como

vimos, estaban subordinados a la lócica informal que guiaba el funcionamiento del

partido y que, por tanto, no eran instrumentos útiles para procesar los conflictos.

Ante una eventualidad inédita, el jefe recurrió a una instancia oficiai -convención

nacional- para legitimar sus decisiones, pero debido a que el conflicto interno fue

derivado a la Corte Nacional Electoral, instancia de donde provino la solución. La

intervención de la corte electoral sacó a relucir la influencia del entorno institucional

que actuó. indirectamente, como contrapeso al verticalismo del jefe. Este fue el

conflicto interno más serio en esta fase, puesto que las constantes demandas de

democratización en los ocho años de jefatura de Max Fernández no tuvieron efecto

alguno ni se convirtieron en riesgo de división.

Otra explicación de este conflicto y su forma de resolución, así como, de las fallidas

tentativas de democratización es la inexistencia de un entorno permanente al lado de

Max Fernández. El líder no organiza una red estable de dirigentes debido a la

"' Vanamente intentaron crear un nuevo partido con la sugestiva sigla de SED. respuesta irónica al producto que la mitiga (cemeza) y que era el sírnbolo de su es-jefe.

incertidumbre orsanizativa provocada por el carácter imprevisto de sus decisiones

que ora nombra nuevos dirigentes ora los destituye sin otro cálculo que la intuición y

la emoción. Este tipo de conducción, obviamente, impide que se forje un _orupo

regular encargado de procesar las demandas internas y manejar lz información para

la toma de decisiones. Los escasos personeros cercanos al líder tendrán una vida

efimera en el partido'28 e, incluso, su hijo no gozaría de trato especial a pesar de

acceder a cargos dirigentes. El estisma de la traición reforzaba la desconfianza de un

líder solidario que actuaba como un jefe solitario.

3.3. Sucesión sin conflicto: la unión hizo la herencia

A fines de noviembre de 1995, con la muerte de hlax Fernández, la jefatura nacional

de UCS quedó vacante. Supuestamente a su hijo Johnny le correspondía asumir

interinamente el mando del partido en calidad de coordinador nacior ia~"~ pero

aparecieron señales de impugnación a su autoridad, al extremo que el Secretario

Ejecutivo Nacional y el propio Johnny Fernández desmintieron versiones

periodísticas que auguraban que la bancada parlamentaria y los militantes de UCS

iban a dejar "en la soledad" al hijo de Max Fernández (LR, 5-1-96). Esto ocurría

pese a que, en calidad de hijo mayor de los herederos, era el indicado para ocupar el

cargo de presidente del directorio de la CBN, instancia clave en el funcionamiento

del partido'30. Sin embargo, el encumbramiento de Johnny Fernández en la jefatura

nacional no fue simple consecuencia de su nueva posición empresarial ni resultado

natural de su presencia en el segundo carso dirisente. En la medida que los estatutos

no contempiaban mecanisnios de sucesión y establecían que la Convención Nacionai

era la instancia con atribuciones para elegir al jefe nacional se formó un "triunvirato

12s De las personas Alegadas a Mas Fernándeq solamente Moisés Jarnlusz, Secretario Ejecutii.~ Nacional. tuvo una presencia prolongada en ese cargo y h e uria pieza clave en la sucesión hereditaria. "%Sta atribución estatutarianiente. correspondía al Subjefe Nacional quien era la persona encargada de "asumir interinamente las funciones de la Jefatura Nacionol en los casos en que el Jefe del Partido se encuentre fuera del país o por delegación expresa de ésten(Art 23). Joluuiy Fernández tenía el cargo de Coordinador Nacional desde 1991 pero nLma h e mencionado como Subjefe. Al parecer. se trató del uso de dos términos para un misnio cargo. puesto que el de Coordinador Nacional era un cargo no establecido en los estatutos. 130 La prensa consideraba este heclio como algo natural al señalar que Jo lmy Fernández asumiría "por consenso familiar el liderazgo de las empresas econónlicas y políticas e~nprendidas por su padren(LR, 30-1 1-95).

de transición", entre el jefe de la bancada parlamentaria, el secretario ejecutivo y el

hijo heredero, que estuvo en vigencia hasta la realización de una convención

extraordinaria, en febrero de 1996, en la cual se eligió a Johnny Fernández como jefe

nacional de UCS.

Un hecho político externo fue cmcial para que la sucesión en la conducción del

partido adquiera ribetes de legitimidad. A los pocos días del fallecimiento de su

padre, Johnny Fernández obtuvo una importante victoria electoral siendo elegido

alcalde de la ciudad de Santa Cruz; el acceso a ese cargo público mediante

elecciones permitió desechar la incertidumbre respecto a su capacidad política y a su

circunstancial liderazgo: "Yo sé lo que es ser rico y tener poder, pero no por eso me

voy a olvidar de los pobres porque mi padre nunca se olvidó de ustedes y los ayudó

sin esperar nada a cambio", declaró la noche de su victoria, al tiempo de señalar que

"Este triunfo se lo debo a mi padre" (D, 4-12-95), como una señal de que era ei

sucesor natural de su l i d e r a ~ g o ' ~ ~ . Su elección como jefe nacional se efectuó por

aclamación, es decir, sin proceso electoral interno. Su presencia en ese cargo,

obviamente, fue entendida por sus correligionarios como una obvia prolongación del

liderazgo de su padre. En esa oportunidad, declaró: "Desde hoy, algo va a pasar en

este país porque hemos decidido perpetuar la obra de nuestro gran fundador" (D, 4-

2-96). Las cosas sucedieron, sin embargo, en el seno del partido, porque a pesar que

el control de los recursos concentrados por su padre pasó a sus manos, salieron a

relucir conflictos por demandas de democratización interna con una fuerza

inexistente en el pasado.

Antes de evaluar esa nueva situación, es preciso detallar algunas facetas distintivas

del liderazgo de Johnny Fernández. En primer lugar, concentra los recursos de poder

que le permiten continuar la línea de conducción vertical del partido y el vínculo

asistencialista con la población, aunque sus determinaciones cada vez más están

'" Otras señales eran menos evidentes: "La propuesta de ir a dar una 'vuelta de la \lctona' por la plaza 24 de septiembre fue aceptada por Johnny, pero contrareplicó diciendo que primero irian a visitar la tumba de don Mas. Después. al dirigirse a la céntrica plaza- al-mien obsenx5 que la luna estaba rodeada de aureola. Al,wos ligaron al Iieclio que diclio fcnóineno se dio tarnbién el día dc las esequias de los restos de don Mas y pretendían darle significaciones premonitorias" (D, 4- 12-96).

sometidas a instancias institucionales y la orientación de las obras tiene un sello más

evidentemente proselitista y no esta influenciado por prejuicios reli;iosos. como

acontecía como su padre132. En segundo ]usar, tiene una mayor capacidad oratoria y

habilidad comunicacional, reforzada por las exigencias de su labor edil, que es

resultado de una "especializaciónE forjada de manera racional, puesto que se rodea

de asesores y algunos expertos extranjeros que modelan sus habilidades personales e

intervienen en el diseno estratégico de su campaña133. O sea, si su padre actuaba

sobre la base de su experiencia empírica y su instinto empresarial, él asume una

conducta asentada en criterios más metódicos y con una visión "moderna" que

distinguía las fronteras entre el partido y la empresa13'. Esto no era un óbice para que

la conducción de la organización siga encarándose bajo parámetros verticalistas,

actitud matizada por el hecho de que Johnny Fernández no tenia la edad mínima

requerida para ser candidato presidencial en 1997. Este factor fue decisivo para las

decisiones asumidas en la conducción del partido.

Después de su elección como jefe procedió a modificar la composición de los cargos

directivos, sustituyendo al Secretario Ejecutivo Nacional, quien había ejercido ese

cargo durante los últimos cuatro años y era potencial candidato a la presidencia, por

una persona que no tenía una trayectoria visible en las filas del partido y que,

posteriormente, fue nominado como candidato a la vic,epresidencia para conformar

binomio con una persona ajena al partido. El candidato presidencial de UCS en los

comicios de 1997 fue Ivo Kuljis, un empresario que ya había participado como

candidato a la vicepresidencia en 1993 por Condepa y que dirigía un diminuto

partido de exigua incidencia en la política nacional. E s decir, la conformación del

13' '.A diferencia de sil padre. que esta en el corazón de la gente. Johnny está en la cabeza '. en los ojos". Sus donaciones son parte de uno estrategia politica y inenos de un aíin filantrópico: "un niillón de cuadernos se l m distnbuido con la foto de J o l m y por todo el pais" (Entrevista a un dirigente nacional). .A-dern'ic, la disposición de recursos es menor. puesto que del 455: de acciones que concentraba Mis Fernández, su hijo pasó a regentar la quinta parte. 133 Un psicólogo inesicano se encargó de darle cursos de oratoria y liderazgo y para su segunda contienda electoral, en 1999, contrató !os senricios de un equipo norteamericano que trabajó en la cainpaíia de Clinton. 134 Por ejeinplo, a diferencia de su padre que utilizaba los espacios publicitarios de la CBS para el proselitisrno electoral. Johnny Fernández inició una estrategia de adquisición de ~nedios de comunicación paracoriform?~ un aparato propagandístico desligado de la empresa.

binomio respondió a un cálculo destinado a evitar el fortalecimiento de dirigentes

con larga trayectoria en el seno del partido, reforzado con el autonombramiento de

Johnny Fernández como "jefe nacional de campaña". Así, los actos proselitistas de

UCS se desarrollaron con la presencia simbólica del jefe desaparecido y con la

presencia física del jefe en ejercicio, encargado de proc.lamar a sus candidatos en las

concentraciones, dejando traslucir en quién residía el poder. El procedimiento

utilizado fue sugestivo: una reunión de dirigentes otorgó a Johnny Fernández

"amplios poderes" para elegir candidato presidencial y su decisión fue formalizada

en una convención nacional.

Paralelamente al c lbilitamiento de sus eventuales rivales en el manejo del partido,

Johnny Fernández fue conformando un entorno "regional" y familiar Regional,

porque en la medida que era y es Alcalde de Santa Cruz reside en esa ciudad y no en

la sede central del partido -y de la CBN. Además, es oriundo de Santa C a z y su

carrera política se desarrolló, básicamente, en esa zona. Esta situación provocó un

resultado obvio: la mayoría de sus cercanos colaboradores son cambas13j y esta

situación provocó tensión en las filas del partido, sobre todo entre los dirigentes de

en La Paz que se sintieron relegados. Familiar, porque su hermano menor -Roberto-

fue adquiriendo peso en el seno del partido, pese a no ocupar un cargo directivo

formal hasta que fue elegido diputado uninominal en 1997 y pasó a formar parte del

Comité Ejecutivo Nacioiial, como miembro nato. Así, se conformó un binomio

fraternal136 que empezó a actuar conio una pinza en el seno del partido y en el

escenario electoral. Ambos enfrentaron la más seria impugnación a la ausencia de

mecanismos democráticos en el funcionamiento del partido cuando un dirigente

regional, secundado por un importante sector del partido -los gremiales-, realizó una

huelga de hambre que exigió la intervención directa del jefe nacional en la solución

135 Así se denomilla a los habitantes de Santa Cruz y es usado en oposición a los collas. liabitantes de los valies y el altiplano. Con esa identidad rcgional cuestionaron el centralismo estatal y promovieron la descentralización administrativa. 136 No solo por razones familiares, Roberto es accionista y supervisor nacional de la CBN.

del conflicto. Este problema concliiyó con la suscripción de un convenio que

estableció que el partido ingresaría a un proceso de democratización de acuerdo a los

criterios establecidos en la Ley de Partidos Políticos de pronta promulgación.

Esto aconteció en mayo de 1999 y tenia como antecedente el debate interno en torno

a la modificación de los estatutos a partir del criterio de que "el dedo del jefe está

siendo relesado para dar lugar a los votos de los militantes" (secretario ejecutivo.

LR, 28-10-98). La incorporación de voto directo para elegir dirigentes zonales,

provinciales, departamentales y nacionales se combinaba con la prerrogativa del jefe

ilacional para nombrar a la mitad de los miembros del Comité Político Naclional. .;U

no asumirse estas demandas se originó el conflicto mencionado que, posteriormente,

volvió a manifestarse cuando Johnny Fernández destituyó a varios dirigentes por los

magros resultados obtenidos en las elecciones de 1999 y sus decisiones fueron

cuestionadas por considerarse anacrcnicas: "desde hace diez años sólo el jefe

nacional tenia la potestad absoluta de designar 'a dedo' desde el secretario ejecutivo

hasta el último dirigente departamental ... pero ahora estamos entrando a un proceso

de democratización interna" (ex-secretario ejecutivo, LR, 23-1-2000). Sin ernbarso,

las críticas fueron rechazadas por Johnny Femández aduciendo que los beneficiarios

de las designaciones a dedo no cuestionaron ese método sino recién cuando

perdieron sus cargos. Es decir, se mantiene el tipo de conducción de antaño pero la

autoridad del jefe ya no es incuestionable ante las fracciones que demandan

democratizar el funcionamiento del partido, aunque en este hecho influye el entorno

institucional, sometido a un proceso de reforma dirigido a "modernizar" la

competencia política.

4. ENTORYO INSTITUCIONAL: YO hIE ADAPTO, TÚ TAMPOCO

El proceso de reforma institucional de la democracia boliviana respondió a las

demandas puestas en escena por la transición que, a su vez, exigieron -y exisen-

ajustes progresivos en pos de la consolidación del sistema democrático. Sin embargo,

aparte de responder a una l ó ~ i c a interna, los cambios estuvieron impulsados por la

pérdida de credibilidad ciudadana en los partidos políticos y; también, por el impacto

que causó la presencia de UCS y Condepa en el escenario electoral. La relación

entre estos partidos y un entorno institucional en mutación constante fue una relación

de mutua adaptación. Por un lado, la orientación de varias leyes fue definida como

respuesta a la presencia de UCS y Condepa, considerados por sus rivales como la

exacerbación de los rasgos patrimonialistas, clientelares, autoritarios e informales en

su funcionamiento, aunque estas percepciones estaban preñadas de prejuicios!'7; por

otro lado, ambos partidos fueron adecuándose a las reglas formales en el transcurso

de los doce años de su existencia, a la par que el resto de las organizaciones políticas,

Sin intención de evaluar el alcance general de las leyes y reformas p~rtinentes,

abordamos su secuencia cronológica y su impacto en la labor partidista,

privilegiando aquel!os aspectos que incidieron en la dimensión organizativa y en el

funcionamiento de UCS y Condepa.

Los aspectos deficitarios de la democracia estaban relacionados con la i~ccnsistencia

de las reglas electorales y con el desordenado funcionamiento de los panidos

políticos. El primer problema era resultado de la existencia de fraude electoral y el

segundo tenia que ver más con el "transfugio" de militantes y dirigentes que con la

inexistencia de democracia interna. Esta situación adquirió contornos yaves en 1989

y la respuesta fue la adopción de dos acuerdos cupulares para encarar varias

reformas, entre las que se plantearon: la conformación de cortes electorales

independientes del gobierno y de los partidos y la elaboración de una ley de partidos

políticos. Y si bien la reforma electoral entró en vigencia en los comicios de 1993, la

normatividad sobre la dinámica interna de los partidos políticos recién h e

promulgada a fines de 1999. Obviamente, existía un cuerpo no r~~a t ivo previo pero

era genérico y ambiguo. Así, la Ley Electoral de 1991 establecía que los partidos

debían regirse por "sus esratutos internos" y por algunas disposiciones generales

13' En realidad. todos los partidos pecaban de estos males, empero, su valoración era distinta cuando se trataba del partido del Gral. Bánzer (ADN), del Dr. Víctor Paz Estenssoro y Lic. Sánchez Ue Lozada (MTITR) o del Lic. Jaime Paz Zarnora personajes de la élite política al 13ando de organizaciones dirigidas por cuadros profesionales y miembros de la clase rnedia. Sin duda la presencia del "cholaje" en las filas de UCS y Condepa y el perfil de sus líderes era el arguniento decisivo para descalificarlos conlo partidos "rnodernos'~. aunque este prejuicio era reconociao solamente en los comllos políticos.

contempladas en dicha ley. tales como, libertad de afi!iación. igualdad de derechos y

deberes de sus miembros, derecho a Iri fiscalización de los afiliados En cuanto a la

dimensión organizativa (Zegada 1996), se limitaba a plantear la obli_oatoriedad del

registro de estatutos que definan la estruc1ura orgánica y los procedimientos de

elección de dirigentes, así como, de "encuadrar todos sus actos a la declaración de

principios, programas de acción política y estatutos que norman su cor?stitución"

(Art 110). Sin embargo, a pesar de su levedad, estas normas adquirieron otra calidad

con la existencia de una corte electoral independiente e imparcial que empezó a

constituirse en árbitro de los conflictos internos irresueltos en el seno de los partidos

y en garante para el cumplimiento de sus propias disposiciones in te r~as . Los

niilitantes y dirigentes empezaron a invocar la "institucionalidad partidaria" y la

intervención de la corte electoral para plantear sus demandas o sus denuncias

respecto a la ausencia de canales democráticos.

Otras disposiciones que tuvieron incidencia en la dimensión organizativa de los

partidos fueron aquellas relativas a la competencia electoral: la Ley de Participación

Popular, en vigencia desde 1994, amplió la cantidad de escenarios electorales

mediante la municipalización y exigió una mayor presencia territorial de !os partidos

y un sometimiento parcial a las dinámicas locales que indujo al establecimiento de

estrategias destinadas a reclutar a -o aliarse con- personalidades ajenas a los

partidos. Este hecho se agudizó parcialmente con la incorporación de diputados

uninominales para los comicios de 1997 que, además, fue establecida con el

propósito explícito de debilitar el poder de los jefes de los partidos, cuyas decisiones

eran más arbitrarias con el sistema de lista completa de candidato^'^^.

Ese mismo año se aprobó el financiamiento estatal para las campañas electorales y

por primera vez se asignaron partidas presupuestarias para los gastos proselitistas de

los partidos, de acuerdo a la votación obtenida en las anteriores elecciones generales,

con la finalidad de equilibrar relativamente el acceso a los recursos y evitar la

138 Un sistenn electorzi mixto, corno el boliviano, diversifica las instancias que intenienen en la definición de carididaturas porque los diputados uninorninales son seleccionados por las unidades organizativas locales , en cambio, los diputados plurinoninales son definidos por el jefe del partido.

intromisión de dinero ilícito en las campañas. Este beneficio estaba acompañado de

la obligación de presentación de los estedos financieros a la Corte Sacional Electoral

que permitió conocer los gastos y los recursos de origen privado recaudados para las

labores proselitistas. E s decir, el financiamiento implicaba el control de su

administración y la fiscalización de su utilización por parte de una instancia externa a

los partidos. En cambio, con relación al "transfugio7' -tema latente pero esquivo- se

estableció !a conformación de una comisión de ética en la Cámara de Diputados para

procesar las denuncias, circunscribiendo su tratamiento en una instancia controlada

por los propios partidos.

Otro aspecto importante está referido a !a inclusión de la "ley de cuotas" para

propiciar una mayor participación de mujeres en los cargos electivos. En 1997 se

estableció la incorporación obligatoria de un tercio de mujeres en las listas de

candidatos a diputados plurinominales y una "efectiva" participación en las

candidaturas a diputados uninomina!es; en 1999 esta nonna se amplió a las

concejalías, con mayor rigor, y en las instancias dirigentes de los partido> Esta

última disposición está contemplada en la Ley de Partidos Políticos promuilada a

fines de 1999, es decir, nueve años después que apareció como demanda. Esta ley,

obviamente, está dirigida a institucionalizar el funcionamiento de los partidos

políticos con base en criterios democráticos y sus efectos podrán ser evaluados

recién a fines del 2000, puesto que los partidos políticos tienen un plazo para

adecuarse a sus disposiciones. El debate y la posterior aprobación de la Ley de

Partidos Políticos puede considerarse como una respuesta al hncionamienio

deficitario general de los partidos, pero, particularmeilte, a estos dos nuevos partidos

que se caracterizaban por el secante verticalismo de sus !íderes y el predominio de

reglas informales en su funcionamiento. Pese a que los rasgos riegativos asignados a

Condepa y UCS eran pautas de conducta de las distintas organizaciones partidistas,

el patrimonialismo, el caudillismo y la debilidad institucional aparecían como

cualidades específicas de estos partidos. En esa medida, esta dimensión de la reforma

institucional fue motivada por la necesidad de encuadrar a estos partidos a normas de

funcionamiento democrático aunque su implantación provocó efectos similares en el

resto de los partidos.

¿Cuál es !a relación entre estas reformas y los partidos que analizamos? En primer

lugar, la mayoría de estas reformas entraron en vigencia cuando estos partidos habian

sufrido la pérdida de sus líderes fundadores. Esto originó que las disputas internas y

las exigencias de democratización adquieran una resonancia que no tenían en el

pasado y permitió que una institución ajena -como la corte electoral- interviniera

para dirimir los conflictos. Ante la ausencia de reglas claras o su inobservancia, los

militantes impugnadores o los dirigentes impugnados acudieron a instancias. exqemas

para resolver sus querellas. Así ocurrió en 1996, con la formalización de la elección

de Johnny Fernández como jefe nacional, aunque un antecedente fiie el conflicto

suscitado entre la bancada parlamentaria y hfax Fernández que derivó en una disputa

por la sigla que, pese a resolverse favorablemente para el jefe del partido, estableció

ciertos límites al manejo arbitrario de su organización. En el caso de Ccndepa, a

pesar que las resoluciones de la Corte Nacional Electoral favorecieron a Remedios

Loza, cuya jefatura fue impugnada por Verónica Palenque, cada vez más la \.alidez

de sus decisiones se sujetó al reconocimiento de esa instancia ajena al partido. Este

hecho se vio agravado por las denuncias originadas por un supuesto mal manejo de

los fondos estatales otorgados para la campaña electoral de 1997 y el litigio respecto

a la validez de la lista de candidatos presentada por Remedios Loza que origin6,

también, la intervención de la corte electoral. Es decir, en la medida que la autoridad

de la jefatura nacional estaba en cuestión, la participación de una instancia externa al

partido fue más decisiva en la resolución de los conflictos internos. Estos hechos no

adquirieron la misma gravedad en el caso de UCS, puesto que la certidumbre en la

sucesión de la dirección del partido fue un factor de estabilidad organizativa y de

resguardo a la injerencia del entorno institucional extra-partidario.

Desde otra perspectiva, la orientación de varias reformas estuvo influenciada por la

práctica o el discurso de UCS y, particularmente, de Condepa. Las demandas de

equidad de género o de discriminación posiriva respecto a la participación de las

mujeres tuvo un impulso particular por la experiencia de Condepa que propicio la

presencia de una "mujer de pollcra" como diputada y de una mujer joven en la

alcaldía más importante del país. X i;~biir de no esgrimir reivindicaciones de $enero

de manera explícita, el desempeño de Condepa otorgó mayor verosimilitud a las

demandas de género que eran propiciadas por sectores de la sociedad civil. Caso

parecido aconteció con las reivindicaciones étnico-culturales incorporadas en la Ley

de Participación Popular, a pesar que esta reforma fue cuestionada por Condepa. En

cambio, UCS no propició directa ni indirectamente estas reformas, inclusive su

adaptación fue lenta, puesto que fue uno de los partidos que planteó la prórroga del

plazo de inscripción de candidatos, en 1999, por sus dificultades para incorporar en

su lista de candidatos al tercio de mujeres requeridos en la "ley de cuotas",

aduciendo que los prejuicios machistas, sobre todo en las zonas rura!es, impedían la

participación de las mujeres. Además, a diferencia de Condepa. nunca existió

presencia femenina en su plana mayor de dirigentes ni figuras destacadas en su

bancada parlamentaria ni en sus candidaturas municipales.

Con reiación a las diputaciones uninominales y su impacto en las decisiones

partidistas, en ambos casos optaron por postular a militantes con una finalidad de

fortalecimiento organizativo y como reacción, en Condepa más claramente que en

UCS, a los peligros de un mayor debilitamiento de la autoridad de la jefatura

nacional. Precisamente, un conflicto suscitado en las filas de Condepa fue

demostrativo del marsen de manipulación dirisencial: como diputado uninoininal fue

postulado Adolfo Paco, pero antes de la realización de los comicios fue despedido de

RTP por un entredicho con Verónica Palenque y en las elecciones se instruyb a la

militancia a aplicar un voto cruzado, esto es, a favor de la candidatura presidencial

pero en contra de Adolfo Paco. El resultado fue su derrota y su exclusión definitiva

de las filas del partido.

Finalmente, la Ley de Partidos Políticos tuvo una incidencia específica en las filas de

UCS, puesto que sirvió como referente para dirimir el conflicto más grave que

enfrentó la jefatura de Johnny Fernández. La aceptación de una adecuación futura del

funcioriamiento del partido a esa norma como un medio de responder a demandas de

democratización interna, a pesar de su manejo retórico por parte del jefe, sacó a

relucir el papel de un sistema norn,?':::.~ externo en las disputas internas, de manera

similar al rol que jugó la Corte Nacional Electoral con relación a Condepa.

En suma, a medida que se hicieron evidentes los cambios institucionales en el ámbito

electoral y parlamentario, el funcionamiento de los partidos políticos fue

adecuándose al nuevo entramado normativo y, en el caso de Condepa y CCS. la

influencia del entorno institucional -Corte Nacional Electoral y Ley de Partidos

Políticos- fue adquiriendo mayor importancia, hasta Ilesarse a constituir en un

referente para la resolución de los conflictos internos suscitados por la debilidad de

la coalición dominante -en el caso de Condepa- o por la impugnación a la

conducción vertical -con relación a UCS.

Estos partidos tienen una historia similar y transitan por fases análogas: fundación en

torno a líderes carismáticos, desarrollo organizativo caracterizado por la tensión

entre reglas formales e informales. desaparición de !os líderes fundadores, sucesión

en la jefatura nacional y desafíos de institucionalización formal. Sin embargo, a

pesar de sus evidentes coincidencias cronológicas y las analogías en la relación Iíder-

empresa-partido, presentan facetas distintivas en su funcionaniento organizativo.

Si bien UCS y Condepa pueden ser considerados "partidos carisn~áticos" por los

rasgos generales de sus nlomentos fundacionales coetáneos, su desarrollo

organizativo permite señalar que son or_oanizaciones políticss en proceso de

transición de un centralismo carisniático a un funcionamiento institucional. La

desaparición de sus jefes fundadores fue un hecho fortuito que les cocdujo a encarar

la rutinizació~~ del carisma perdido y a enfrentar la necesidad de una adopción

progesiva de reglas formales que otorguen certidumbre a un funcionamiento

organizativo acostumbrado a la autoridad indiscutible de sus líderes.

Durante este proceso general de doce años de duración se produjeron modificaciones

en la dimensión organizativa de ambos partidos cuya evaluación permite esrablecer

similitudes y diferencias.

Los partidos políticos que surgen en tomo a líderazgos carismaticos son

organizaciones que dificilmente pueden ser caracterizadas a partir de sus fines

programáticos -"prejuicio teleológico"- y tampoco pueden ser analizados como mera

expresión de determinados intereses sociales que buscan su representación en la

arena política -"prejuicio sociológico" (Panebianco 1990:28-3 1). Como vimos,

factores subjetivos son importantes para explicar el surgimiento de UCS y Condepa,

puesto que el carisma de sus fundadores se constituyó en el sustento de la formación

de ambas organizaciones políticas, El peso de las cua!idades personales de lMax

Fernández y Carlos Palenque está íntimamente vinculado a cálculos de orden

empresarial y al papel que, en esta historia, juegan los medios de comunicacibn y la

empresa cervecera como factores heterónomos en la gestación del prestigio extra-

político de ambos líderes y en el nacimiento de sus partidos. El modelo ci-iginario de

ambos partidos presenta facetas similares en dos aspectos: la presencia Se un factor

externo que oficia como mecanismo de patrocinio en la fundación del panicio y la

incidencia directa de una relación carismática en la constitución y organización de su

base social. E s decir, a diferencia de lo que señala Panebianco para el tipo de partido

carismático, en UCS y Condepa se produjo una coexistencia entre una instancia de

patrocinio externo y un liderazgo carismático, y esta superposición se tradujo en la

exacerbación de los rassos patrimonialistas en el origen y desarrollo organizativo.

El papel de los medios de comunicación y de la cervecería tuvo un impacto disímil

en las modalidades que asumió la incursión política de ambos personajes. Uno fue ,,. "impulsado" por una multitud anónima en las calles para organizar un instrumento

político, mediante la distribución combinada de incentivos colectivos y selectivos:

identidad a la masa migrante y ayuda social a los oyentes. Otro fue "invitado" por

organizaciones sindicales a fundar un partido merced al prestigio adquirido como

hombre de éxito en los negocios y como filántropo por la donación de obras,

combinando un trasfondo comercial y religioso. Por ello, su fuente de legitimidad es

distinta y el grado de adhesión de sus seguidores es disímil: en el caso de Condepa,

la intensa relación carismática matizada por lazos identitarios provoca el predominio

de militantes "creyentes" en sus filas, mientras que en UCS, la débil personalizacicn

en el vínculo entre el líder y sus seguidores y la ausencia de referentes identitarios

provoca el predominio de militantes "arribistas" en el seno del partido.

Otro aspecto referido al modelo orisinario tiene que ver con el desarrollo

organizativo. En ambos casos predomina una modalidad de penetración territorial

porque la construcción de la organización se desplaza de un núcleo lerritorial,

aunque presentan dinámicas y resu!tados diferentes. La capacidad de crecimiento

orgánico de Condepa se circunscribió al departamento de La Paz, en cambio, UCS

desplegó un esfuerzo organizativo equilibrado en las distintas regiones del país,

combinado con acciones de difusión territorial. Casualmente, su capacidad de

diseminación geográfica correspondía a los radios de acción de las empresas que

actuaron como pztrocinadores en la creación y desarrollo organizativo de ambos

partidos. Por otra parte, su vinculación con grupos sociales organizados, sobre todo

de carácter sindical, se produce de manera diversa por el tipo de vinculación que

establecen los intermediarios con el líder. En ambos casos, varias organizaciones son

"controladas" por Condepa y UCS y, por esa vía, se convierten en una suerte de

bastiones políticos: juntas de vecinos, organizaciones gremiales y sindicales, etc.,

empero este "control" es desplesado mediante br0ker.s que negocian el apoyo de sus

clientelas o afiliados a cambio de carsos electivos negociados directamente con el

jefe del partido'39, aunque la relación es n-iás personalizada con Palenque y menos

directa con Max Fernández, aparte que -como vimos- en el caso de Condepa existían

ingredientes simbólicos que no se manifestaban en UCS.

139 Un caso especial es el accioiiar de un dirigente nacional de los gremiales que, luego de pactar con varios partidos en el pasado, estableció acuerdos de esta índole con Condepa, prirnero. y UCS, después. accediendo a dii.ersos cargos electi1.0~. En 1991. estus partidos se disputaror! e! control de las organizaciones i.ecinaies de El Alto dr La Paz. llegando a erifrentaiiuenios i iolen~os que conc1iipe:on con el repliegue de UCS dc aquella plazi fuerte de Condepa.

Finalmente, la creación de UCS y Condepa está directamente vinculada a la

participación electoral pese a que sus afinidades con la democracia representativa

eran puestas en cuestión por sus rivales. N o formularon metas ni ejecutaron acciones

de subversión de los procedimientos democráticos, su adaptación al orden

institlicional fue paulatina pero de ritmo distinto, puesto que las vicisitudes que UCS

vivió -expresadas en sus tres intentos de fundación- provocaron una relación

conflictiva con el sistema político que se disipo con el transcurso del tiempo En

ambos casos, la forma orsanizativa es el partido, aunque con mayor inconsistencia

en Condepa que hizo apelación a una figura "movimientista" que acompañó sus

escarceos crganizativos. La meta de los líderes es la presidencia de la república y la

arer?a de acción partidista es la competencia electoral, en esa medida, son expresión

anti-stntlis-qlio por los grupos e identidades sociales que organizan e incorporan al

juego político y no por esgrimir postulados de transformación revolucionaria. Su

finalidad es ocupar el aparato estatal -también porque sus líderes tienen intereses

estratégicos de orden empresarial- y no cuestionar el sistema político, a pesar de la

ambiguedad en sus actitudes -UCS- y en sus declaraciones principistas -Condepa-

respecto a la democracia representativa.

En cuanto a su funcionamiento, estzs organizaciofies se basan, en términos generales,

en el predominio de la lealtad al líder, subordinando las reglas formales -que

supuestamente debían guiar la conducta de sus miembros- a pautas informales

sustentadas en vínciilos personales (familiares y10 laborales) que provienen de! rasgo

patrimonialista provocado por el papel que juegan las empresas de Carlos Palenque y

Max Fernández. El cariz que asumen estas relaciones personalizadas tiene

consecuencias diferentes: en Condepa, estos lazos directos -sobre todo familiares y

de compadrazgo- son la base de la conformación de un entorno estable que tendrá

mucha importancia en el desarrollo organizativo del partido y, también, en la

gestación de la crisis que puso en riesgo la unidad del partido en la medida que la

ruptura conyugal y política con 12 esposa se transformó en la emergencia de una

fracción que puso en entredicho la auroridad del jefe. En cambio, en CCS, la

inexistencia de u11 grupo dirigente permanente en torno a Max Fernández debido al

predominio de una visión empresarial que concebía las relaciones políticas como

vínculos contractuales que convertían a los militantes en seudo-empleados, asudizó

la conducción vertical y arbitraria así como reforzó la estabilidad organizativa,

puesto que no existían posibilidades de la aparición de facciones con intereses

propios y el juego interno se redujo a una disputa por cercanía o lejanía respecto al

jefe.

El carácter personalizado de las relaciones intra-partido permite la existencia de un

elevado grado de arbitrariedad en la toma de decisiones, puesto que las conductas se

distinguen entre "lealtad" y "traición", conductas que se refieren al jefe y, por

extensión, al partido. En esa medida, las 1-eglas formales establecidas en el estatuto

orgánico carecen de obligatoriedad para el líder y son invocadas cuando c-linciden

con sus decisiones. El grado de institucionalización formal, empero, varía en cada

caso y afecta a la incidencia de usos y costumbres. En UCS, el establecimiento de

una estructura formal se produce de manera paralela a la refundación del partido,

aunque en sus estatutos se otorga al jefe la capacidad de tomar decisiones

incorisultamente y sin apego a los plazos -de vigencia en los carsos- que las normas

establecen, así como, la prerrogativa de designar directamente a todos los mienibros

de las instancias orgánicas de importancia. Se trata, pues, de la forrnalización del

carácter centralizado y vertical de la conducción del partido que no se modificará con

la sucesión hereditaria en la jefatura nacional. En Condepa, por su parte, las pautas

formales son secundarias y las instancias orzánicas de dirección son modificadas de

manera aleatoria, de acuerdo al criterio del jefe o en función de necesidades

electorales; solamente después de varios años de existencia se intenta adecuar la

organización a sus estatlitos de una manera parcial y relativa. Antes y después de ese

i n t e ~ t o , la autoridad del líder es indiscutible y su presencia en el cargo máximo de

conducción partidista no es motivo de debate. Sin embargo, su desaparición sacó a

relucir los problemas derivados de un ejercicio del poder sin apego a pautas formales

puesto que su sucesora sufrirá las consecuencias de esa debilidad organizativa. Así,

el estatuto -y su aplicación- se convertirá en un espacio de resolución para los

grupos que se disputaron el conrrol del partido.

Es decir, existe una superposición entre reglas formales y reglas informales que son

utilizadas de acuerdo a la conveniencia del actor concentra los recursos financieros,

los mecanismos de vinculación con los simpatizantes, el prestigio transformado en

carisma, la elaboración/aplicación de reglas y las relaciones con el er?tomo. La

concentración de estos recursos de poder permiten al lider definir la composición de

la coalición dominante en el seno del partido, contenido que se perfila a partir de la

cercanía o confianza respecto al jefe y no del resultado de una "carrera" basada en la

demostración de otros atributos distintos a la fidelidad al lider. En ambos casos, su

composición está sujeta a los intereses del jefe. En Condepa, las razones están

referidas a la necesidad de limitar el ascenso y el prestigio de aquellos dirigentes que

tienden a adoptar una imasen propia y mayor margen de acción como efecto de su

acceso a espacios de poder y fuentes de legitimidad no monopolizados por el lider.

El hecho más evidente está referido al conflicto con Mónica Medina que, si bien no

provocó una división del partido, es demostrativo de los juegos de poder interno y de

su impacto en la composición de la coalición dominante, reestructurada por el jefc

para restituir su dominio. En cambio, en el caso de UCS, los juegos de poder entre

fracciones son prácticamente inexistentes, porque no llegar? a estabilizarse como

~ r u p o s con intereses propios. En la medida que se producen carnbios imprevistos de

los cuerpos colegiados o, por lo menos, en su composición jerárquica, difícilmente se

uan sus logra consolidar una coalición dominante como red de actores que desplie,

estrategias para asumir o disputar puestos de importancia en el partido.

Como puede verse, la imbricación entre reglas formales e infcrinales no opera bajo

el signo de la contradicción sino, más bien, de la complementariedad, con un

predominio evidente de las pautas informales en los primeros años de existencia de

ambos partidos. En esa medida, la informalidad normativa jugO un papel crucial en la

consolidación organizativa y en el mantenimiento de la estabilidad del

funcionamiento partidista. Esla importancia salió a relucir en las coyunturas criticas

de sucesión de los líderes desaparecidos.

INTERCAMBIO POLITICO, IDENTIDADES Y DEMANDAS

En el aiiterior capitulo se abordó el estudio de UCS y Condepa privilegiando su

dinámica orsanizativa como un pi-oceso de institucionalización formal, motivado por

las exigencias de su adaptación progresiva a los procedimientos de la democracia

representativa. Esto sin perder de vista la tensión entre pautas forma!es e informales

que, en estos casos, es más expresiva que en los partidos convencionales. Sin

embargo, ese análisis requiere un abordaje complementario que ahonde en ei papel

de la cultura en e1 funcionamiento partidista, esto es, de aquellas reslas informales -

particularn~ente, el clientelismo como intercambio politico- que son decisivas para

dar cuenta de su reproduccióri organizativa y de su vinculo con los segmentos

sociales que representan. En ese papel incluimos la ideología -que se atisba en los

discursos paitidistas condensados en sus propuestas programáticas-, desde la

perspectiva de las identidades políticas y las demandas sociales que ponen en juego a

partir de factores culturales más que como efecto de sus enunciados ideológicos. Los

programas son elaboraciones doctrinárias que les permiten situarse en el conri~zlrlrnl

ideologia-pragmatisnio (Sartori 1992: 105) o, ntortí ideológico: izquierda-derecha,

esto es, en un espacio unidimensional de interdiscursikidad polilica, en cambio, las

identidades y demandas que construyen o expresan se sitúan en un contexto cultiiral

más complejo -multidimensional- que establece iüs f i i i ~ j o i i ~ ~ v las posibilidades de

eficacia de las ideologías entendidas como "sistemas de ideas dirigidas a la acción"

(Sartori 1999: 117).

Esto supone establecer una relación entre ideologías y creencias, donde la "ideolo_«ia

denota únicamente la parte política del sistema de creencias (definido a su vez)

como el sistema de orientación simbólica que se encuentra en cada individuo (:118,

cursivas del autor). Esta función de "oiientación simbólica" está anclada, a nuestro

juicio, en la cultura definida, en términos ;enerales, como 'juego de herramientas"

(Swidler 1996197) Si las ideologias se refieren a la parte política del sistema de

creencias y las creencias no son opiniones ni ideas puesto que " son creidas. son

ideas tenidas por ciertas, que se dan por descontadas, y por lo tanto ampliamente

exoneradas de inspección y revisión" (Sartori 1999 11 8-1 19). en esa medida. las

creencias son el soporte de la ideología y de su eficacia para hacer intelisible la

rezlidad -reduciéndola a unos cuantos principios exp!icativos- y para guiar la acci6n

individualiJ0. Y ambas pautas de "orientación simbólica" -ideologías y creencias-

que "o~ientan la navegación . en el mar de la política" ( 11 8) están contenidas en la

nocion de cultura. En Geertz (1973) se encuentra una postura aná1o;a en su concepto

de -'matriz narrativa" que combina un "mapa cognitivo" -ideología- que permite que

un individuo se oriente en un mundo confuso y un ";uión dramático" -creencias-

que permite ia expresión de sus impulsos altruistas, agresivos y auiodestructivos.

Así, "las expresiones culturales deben ser consideradas no como sisnificados

subjetivos 'experimentados' azarosaniente por los actores sociales, sino cono . .

elementos insertos en sistemas de signos, sinibolos y prácticas iin,ouísticas

~rl;anizzdas por sus propias regias y estructuras internas. Los actores sociales

irripiicados en el habla y la acción son, por consiguiente, intérpretes de cultura que

están al tiempo constreñidos y capacitados por estos códigos de signos y por sus

relaciones internas" (Somers 199611997.61) Como señala Swidler, a partir de

criticar la noción de cultura como constelación de valores que guían la acción y del

supuesto de que la accijn colectiva es resultado de las elecciones -los gustos- de ios

actores individuales, "todas las culturas reales contienen diversos (y a veces

contradictorios) símbolos, rituales, historias y guías para la acción. . (En suma) una

cultura no es un sistema unificado que empuja la acción en una dirección consistente.

Al contrario se parece mis a un -juego de herrainientas' o repertorio del que ¡os

actores seleccionan distintas piezas para construir las líneas de acción". acción que

está integrada en estrategias que "incorporan, y por lo tanto dependen de, los hábitos,

'" .4nálogan:ente. cegin Ortega y Gasset (1970): ideas tenemos. pero en las creencias estamos. o como diría René Za\.aleta (1953). tenemos juicios. pero nuestros prejuicios nos 'consriri-.eri coino sdjetos Así las creencias se situarían en aquello que Bourdieu (1997) define como "habitus".

los estados de ánimo, los sentimientos y las visiones del mundo" <: 137-1 38): es

decir, de elementos que están moldeados por la cultura141. O sea, Ia cultura es un

espacio de interdiscursividad, de encuentro de diversas formas de codificación de la

realidad social e implica que las creencias -e ideologías- se sitúan en un espacio

conflictivo y son susceptibles de articulación o desarticulación; su "valor" o

"sentido" -y el valor o sentido de sus eleinentos- depende de su articulación en un

discurso concreto.

E ~ I una veta análoga, las identidades sociales (y políticas) son resultado del contexto

cultural en el cual los individuos interactúan y "depende(n) de los cbdigos de

intersubjetividad válidos" (Villena 1997:2). En es2 medida, las identidades tienen un

carácter contingente y ambisuo, "son formas de identificación, necesariamente

precarias e inestables" (Mouffe 1338:122), puesto que dependen de sus relaciones

con otras identidades eri el reno de un discurso. Las identidades pueden estar

alticuladas o no a un discurso concreto y, cuando se produce, esa articulación es

sien?re parcial y provisional, así como, parcial y provisional es el significado que

adquiere una identidad: "la articulacion de elementos (identidades) ... solamente

resulta en una fijación parcial de significado. Esto no es porque los e!ementos

carezcan de significzdo, por el co~trar io , es porque son tan ricos y sobrecodificados

que una fijación última es imposible. La incompletud de las prácticas aniculatorias

genera un excedente de significado, disponible para nuevas articulaciones. El

excedente que flota libremente, constituye lo que ha sido denoiniílado cnnlpo dc

discursividíld ( 'rofing 1998:12, cursivas del autor). A 12 interdisci~rsividad como

espacio de encuentro de discursos partidistas que pugnan por articular las identidades

sociales para representarlas en el escenario político, se suma el campo de

1.11 La noción de cultura como "juego de nerramientas" también permite considerar las preferencias políticas desde una perspectiva no instruinentalista es decir. no coino una simple búsqueda de rnaximización de beneficios. A diferencia de los econoinistas que plantean que las preferencias son esógenas y esthn basadas en el uiterés de rnaslinización de la función de utilidad. "la teoría de la cultura, en contraste, se basa en la preinisa segun la cual las preferencias son eiidógerias ... de foriru que einergen desde Ia interacción sociall defendiendo u oponiendo difererires modos de \.ida. Cuando los individuos toinan decisiones importantes. esas eleccicnes son siinuItáneninerite elecciones de cultura -valores compartidos que legitirm diferentes patrories de conducta de ias practicas sociales" (Wildavsky 1996D7: 168).

discursividad que define el carácter parcial y provisional de esas articulaciones. Así,

las identidades no están preconstiti!idas ni adoptan un carácter definitivo1". Cultura,

creencias, ideologías e identidades son parte de un juego de arriculacioi:zs y

desarticulaciones sin sujeto ni sentido preestablecido en el devenir social.

Este razonamiento permite analizar de manera más amplia las relaciones del

intercambio político al interior de una orsanización y sus interacciones con otros

actores políticos, Con estos criterios, abordamos el análisis de UCS y Condzpa con

relación a: (1) las nlodalidades que asume el intercambio politico como una

combinaciGn de clientelismo y reciprocidad que saca a relucir la irnportailcia de lo

cultural-simbólico, (2) las redes personales que se conforman y modi5can para su

funcionamiento interno; así como, (3) los elementos ideológicos explícitos e

impl íc i t~s en sus planteamientos procrarnáticos y (4) las identidades políticas y

demandas sociales que incorporan en el campo de discursividad.

El clientelismo político puede ser analizado en una doble perspectiva. por un lado.

como re!aciones de intercambio al interior de los grupos políticos y, por Gtro, como

mecanismo de mediación entre sistema político y sociedad En este caso.

privilegiamos el anilisis del canje que se produce en las relacicfies entre lider-

partido-seguidores con la finalidad de evaluar las combinaciones entre clientelism~ y

reciprocidad en el funcionamiento de UCS y Condepa, así como, con el objetivo de

describir las redes clientelares que se tejen en torno a sus líderes como otra facera de

sii funcionamiento interno.

1.1. El intercambio político

El intercambio político, según Lemarchand y Legg (1972), caracteriza de manera

' " La nocijn de articulación se rcfiere a ''cualquier practica que establezca relaciones entre elen?entos de rnmen que sus ideiitidades sean modificadas corno resultado cie la práctica artici?latoria" (Laclau y rvlouffe, citados en Torfing 1998:4 1).

genérica a los sistemas políticos, independientemente de. su grado de desarrollo - económico e institucional. Ya ser! bajo la modalidad de patronazio, "maquinaria"

política o clientelismo, lo que está en juego es un tipo de relación que caracteriza todos

los contactos entre los individuos bajo "el esquema de dar y devolver el equivalente"

(Simmel). Se trata, pues, de un rasgo societario básico que requiere un breve preámbulo

antes de situarlo en el ámbito político.

El intercambio es inherente al proceso de asociación y se asienta en las relaciones de

desiyualdad que caracterizan a la realidad social (Blau 1964). Independientemente de la

disparidad en tomo al acceso de recursos materiales y no materiales existe uria

disyunción más genérica que explica esta heterogeneidad: la distinción -didasdálica-

mtre "la sociedad" como orden y "lo social" como proceso (.&diti 1987), que involucra

una tensión entre la racionalización de las relaciones sociales que tienden a su

rsproducción por efecto de una trama institucional que establece jerarquias y ordena !a

distribución -desigual y legítima- de recursos-, y la produccibn de nuevas prácticas y

hábitos en los intersticios y en las fronteras normativas e institucionales. Precisanlente.

en estf: ámbito más dinámico y menos recurrente se genera el intercambio social, como

un mecanismo de compensación y equilibrio "simbólico" de la desisualdad estructural,

o bien, de legitimación y celebración de las diferencias sociales, cuando se afinca en

uria trama institucio~al (el Estado). A eso se refiere Simmel cuando señala que "la

cohesión y el equilibrio social no existen sin la reciprocidad de dar y devolver un

servicio" (en Lemarchand y Lezg 1972:149). Aunque en el intercambio también se

manifiesta el conflicto inherente a la desigualdad social que, por efecto de la

transacción, se resueive circunsrancialniente o se postersa temporalmerite por temor a ia

inseguridad generalizada. Parafraseando un ciicho clásico, diríamos que si la política es

la continuación de la guerra por otros medios, el intercambio es la prolonsación del

conflicto por otras vías.

El intercambio es, pues, constitutivo a la trama social porque establece pautzs de

conducta recurrente y de carácter relativamente obligatorio. Sin embargo, se trata de

"obligatoriedades no especificadas, es decir, (que) dependen de la confianza" (Blau

!964:93) más que de constreñimientos externos. Implica, por lo tanto, iin gado de

internalización o convenciiniento que remite a la dinimica cohesion~dora del orden

social.

Por otra parte, el intercambio se realiza bajo determinadas condicior.es que prefigura^?

su funcionamiento, siendo las más importantes: a) el carácter de la relación entre las

personas que intervienen en el intercambio, que se traduce en una suerte de

desequilibrio motivado por la deuda o el favor iniciales; b) los costos de las

recompensas surgidos de la permuta, siendo los más importantes aquellos que provocan

respeto o complicidad porque entran en jueso relaciones de poder; y c) el contexto

cultural, puesto que toda transacción implica un contraste entre stcrtlrs de los

intervinientes (39- 105).

En suma, el intercambio es un acto inherente a toda relación social porque expresa

la desigualdad social y la reproduce bajo parámetros rituales que transmutan las

diferencias individuales (en cuanto al acceso de recursos t a ~ ~ i b l e s e iritan~ibles) en

relaciones de poder. Empero, se trata de una microfisica del poder, diría Foucault,

que adquiere otra connotación cuando opera en un ámbito que excede las

interacciones individuales: el espacio politico.

1.2. Clien telismo: intereses y afectos

El clientelismo es la figura más utilizada para dar cuenta de las peculiaridades del

intercambio político. .4sí, se define el clientelismo politico como "una relacicn más o

menos personalizada, afectiva y recíproca entre actores o set de actores que manejan

recursos desiguales y que implica beneficios reeipi-ucus 1-esii;tarites de dicha

tra~sacción, y que tiene ramificaciones políticas más allá de la esfera inmediata de la

relación cliente-patrón" (Lemarchand y Legs 1972: 15 1- 152). Además, esta relacicn

difiere de ser una mera amistad instrumental debido al carácter de las lealtades

personales que involucra, puesto que está investida de una cierta cuota de afectividad.

h8fás aú? "Reducir la dinámica del clientelismo a las acciones de individuos racionales

y pragmáticos puede hacemos perder de vista los significados corilpartidos ... que

ernersen y sosrienen a estas acciones. Las lealtades, identidades gupales e

identificaciones, esto es, la dimensión simbólica o cultual del clientelismo. no es

sxsceptible de ser entendida sólo en términos estratégicos ni abordada simplemente

como una explicación nd-hoc o como un resabio 'emocional'"(Xuyero 1997.36)

En una relación de intercambio político, pues. se combinan factores ta!es como: .Ytatz~.r,

poder, influencia, por un lado, y obligaciones, servicios, lealtad, por otro. Se trata de lo

que Wolf define co~ilo una "zmistad asimétrica" (en Lemarchand y Lesg 1973: 150).

Empero, el clientelismo politico no se agota en una relación entre actores individuales

sino que opera en grupos informales, así como en estructuras formales e instituciones,

como los panidos políticos y la bur~cracia"~. El intercambio politico irnplica conflicto

y, por lo tanto, compete1;cia. Esta, la competencia, se produce a travis de _onipos

políticos, como mecanismos de expresión de las élites dominantes y emergentes o de

determinados intereses colectivos. En general, los p p o s políticos son definidos a partir

de una visión instmrnentalista que hace hincapié en las re!aciones clientelares, es decir,

como producto de vínculos personales motivados exclusivamente por el interés o

beneficio material. Sin embargo, a esta idea utilitarista es necesario sumar la presencia

de lazos de amistad y la existencia de valores y experiencias sociales compartidas

(Hernández 1997)

Es decir, el clientelismo no puede ser caracterizado solamente a partir de relaciones de

carácter utilitario sino que su lectura exige iricorporar una noción de reciprocidaci como

aquella carga significativa y de obligatoriedad emocionaVmoral que conlleva una

transacción: "el hecho de que haya bienes, servicios y favores que se dan a camb~o le la

lealtad y el apoyo, tlo garc¿t?nza que /CJ lec~llari y ei ai~oyo \let~gatr por esos b~etles,

servicios yf-?lores ... lo que se intercambia, c imo se !o intercamhia y 1-% rnzot7es por

10s que ese iillercm:bio itl!eracll\~o adquiere ui7a forma pnrticirlcrr, coi~stituyen

presuntas diferentes -aun cuando sean complementarias" (Ape ro 1997: 3 5. cursivas

del autor).

1-13 E~iste una diferencia inlportn_nie entre estructuras fornlales e informales puesto que se prcduce una i,;Jordcion ciistinra d i ¡as jemrqiiias: en el pninei caso. las relaciones asiinitncas son iinp~orililes. r:icioiiales y burocrihas E11 el segxido caso. la relación entre cliente y patrón esta re\.estida de lazos e!nocionales y se il~aniñesta como reciprocidad asiinitrica.

De esta manera, el c,lientelismo puede explicar cualquier situación en la que líder y

seguidores buscan beneficios con base en un interés mutuo. pero su vinculación se

traduce en la gestación de lealtad y solidaridad entre ese persone,je y sus partidarios

que le reconocen virtudes. Al intercambio utilitarista se incorpora la reciprocidad

como imperativo personal de retribuir una ayuda recibida. Se trataria de una norma

moral internalizada por los individuos, pero asentada en una tradición cultural o un

sistema de creencias compartido. En una perspectiva análoga, Gouldner señala que

no siempre hay cálculo de interés sino, también, un intercambio cie ayuda basado en

principios morales (en Hernández 1397:70). Si solamente existe interés la relación es

frágil e inestable y puede desaparecer cuando se alcanza el objetivo, , y si eso

acoritcce es posible cambiar de patrón. Es decir, el esquema de "dar-y-devolver"

establece pactos emxionales que trascienden -y en algunos casos definen- el alcance

del intercambio de recursos. Se puecie sefialar que en una transacción de recursos

tangibles está implícito un intercambio simbólico, puesto que la propia actitud -el

ge~ to , como se dice- establece obligaciones de retribución'".

1.3. Grupos políticos, incentivos y redes

La consideración de esta faceta emocional no elimina la importancia de los incentivos

t.n la dinámica de los ,mpos políticos (Olson 1965). A diferencia de los lazos de

amisrad y confianza que parecen teñir la transaccibn de una suerle de atmósfera

err~ocional, la existencia de incentivos como mecanismos que impulsan la a c c i ~ n

política es manifestación de una racionalidad instrumental. En la medida que el

intercambio político aparece como una "negociación desequilibrada en ¡a que un actor

gana más que el otro", se produce "un juego de poder vertical" en e! cual "los líderes

intercambian incentivos por participación a los seguidores" (Panebianco 1/90:65j. Es

decir, la participación se debe a "una oferta más o menos manifiesta o mis o menos

oculra de incentivos, es decir, de beneficios o de promesas de filiuros beneficios, por

parte de los líderes" (:39). Estos beneficios o promesas pueden srr repartidos de manera

14.1 Como diría bfauss, "el acto de dar y la forma del acto de dar (son) e!einentos inseparables. La 'forma' no es un plus que se agrega al acto concrero de resolver u11 problen~a, siiio qut lo co?ulitii~e como tal" (Auyero 1997.2 17).

182

ceneral :t todos los miembros y asumen la figura de iricentivos colec:.vos (solidaridad2

identiddd e ideo1o;ía) o pueden ser distribuidos de manera discriminada y desigual

asumiendo la forma de incentivos selectivos (statzis, poder y recursos materiales). Asi

se explica "el comportamiento de las élites que compiten entre si por el control de los

cargos, así como de los clientes que intercarnbian votos contra beneficios materiales

(:41). En ese caso, cuando los códigos de perteriencia grupa1 no son compartidos por

sus miembros, los lazos enlocionales son meros revestimientos de estrategias racionales

de carácter utilitarista que guían los actos individuales. De acuerdo al predominio de

uria u otra faceta -clientelismo o reciprocidad- es posible caracterizar los lazos entre

l í d e r - p p o político y líder-electores.

Las relaciones al interior de los crupos o partidos políticos adoptan la modalidad de

redes personales y las relaciones con el electorado implican la presencia de brokers o

mediadores que establecen a su vez redes sociales. Ambas están articuladas en tomo

a líderes. Se adopta el uso descriptivo de las redes para explicar la interacción de un

siieto con varios individuos, donde entran en jueso tantos roles personales como

gi-upos de amistad o instrumentales ai-ticulados en torno a cada rol del líder

(Hernández 1997). Ahora bien, en la medida que se produce el predominio del

interés en los actos asociativos de carácter político, el clientelismo aparecería como

el contenido de las redes políticas, por lo que ios grupos políticos serian resulrado de

una voluntad de liderazgo en despl iepe mediante tina capacidad de satisfacción ( o

promesa de satisfacción) de intereses. Sin embargo, la conformación y reproduccibn

de una red requiere a1,ounos ingredientes axiológicos compartidos que provocan que

ese conjunto de reiaciories se encuentre más cerca de la complicidad que de la

sumisión irreflexiva y eso involucra la existencia de reciprocidad.

B e esta manera, la artjculación de una red o grupo político a partir de un componente

de lealtad o amistad no elimina el principio de interés, sino que lo desdobla. Por una

parte, existe el interés conipartido por los miembros del grupo bajo la modalidad de

un proyecto común que se acrega a las motivaciones individuales, con la

peculiaridad de que la relación dura hasta la conclusión del compromiso y en ella se

manifiesta un predominio de la reciprocidad en la relacicin de intercambio. Por otra

parte, existe el interés -de algunos o todos los mieinbros- que le sirve al !ídcr para

establecer compro~nisos de diferente duración y, en la medida que se trata de una

relación temporal, el intercambio presenta un predominio del utilitarismo. En cuma,

en las redes conformadas al influjo del intercambio político se combinan

reciprocidad e interés -como dos caras de una moneda- que permiten establecer

distintos niveles de relación de acuerdo a la estrategia o al estilo personal del lider.

Tentativamente se puede señalar que a mayor distancia y menor frecuencia de

contacto con el líder, predomina el sesgo clientelar, y a menor distancia y mayor

frecuencia de cor~tacto entre líder y seguidores, ias relaciones de reciprocidad tienen

más peso que el mero intercambio utilitarista.

2. LiCS Y CONDEPA: CIdIEYTELZS310 Y RECIPROCIDAD

Estos partidos se sustentan en líderes cuyo víilc~ilo con el electorado está mediado

por un prestigio social -extrapolítico-, o ~ t e n i d o en el ámbito de ia interacción

cotidiana mediante una labor asistencialista desplegada a través de instrumentos

privzdos. La identificación de los seguidores con los líderes está acompañada por un

vínculo afectivo que acompaña el intercambio social inaugurado por las donaciones

o las obres efectuadas por Carlos Palenque y Max Fernández. El beneficio recibido

se transforma en una deuda que es respondida con el apoyo electoral. Las figuras de

"compadre" y "padrino" son parte de un juego de transacciones que involucra

diversos bienes materiales y siinbólicos que instauran una relación de reciprocidad

asimétrica (obra; por votos). La relación personal se ha trafisformado en relación

po!ítica que aparece como ex~ensión de una intersubjetividad -la relacicr,

casisinática- previamen~e construida.

En ambos casos, las pautas de intercambio social, bajo la figura de compadrazgo o

padrinazgo, remiten u relaciones asimétricas entre un "patrón'' que hace un favor - marerial o no- y una "clientela" que queda en deuda moral. El detalle significativo

radica en que estes transacciones no fueron realizadas como ec!abones de una

estratezia política, sino que formaban parte del accionar de sus empreszs en e!

mundo de la vida cotidiana y, con posterioridad, sirvieron de susterito electoral

cuando ambos personajes ingresaron al juego político. El interés del intercambio era

más bien de carácter instrumental-comercial, motivado por las estratesias y los

iritereses de los medios de comunicación y de la cervecería, o bien, de corácter

religioso-cultural -como una expresión de bondad católica de! devoto de la virsen de

Urqupiña o de los valores comunitarios de la cultura andina incorporados como

estilo comunicaci~nal por el ex-folklorista-; en ambos casos, la acción personal se

tradujo en "obras" de ayuda destinada a beneficiarios individuales o colectivos La

relación cliente!ar se produce en una esfera ajena a la política y no involucra al

Estado, y en esa medida es un intercambio social que se manifiesta en la cesión de un

bien o de un recurso que es retribuido con lealtad y reconocimiento de prestigio.

Este intercambio está revestido de connotaciones por el perfil sociológico de los

beneficiarios y por las características del contexto socio-econófilico Los

beneficiarios, eil su mayoría, son personas que ocupan las franjas de pobreza y

ext rena pobreza y soportan la exclusióri de la estructura económica y del sistema

político, así como, son víctimas de discriminacion racial. Los recursos materiales a

los que acceden responden a necesidades casi elementales que no pueden ser

satisfechas por la c a r e ~ c i a de empleo estable o por la inern~idad del aparato estatal.

Las desisualdades socio-económicas que originan este c u a d r ~ de necesidades

adoptan una situación más grave debido a la crisis hiperinilacionaria de principios de

los SO' y la aplicación posterior de la Nueva Política Económicz, cuyo costo social se

trodujo en la cesantía de miles de traba-jadores mineros y fabriles, la contracción del

aparato productivo y la reducción de las -de por si escasas- políticas estata!es

destinadas a otorgar servicios básicos a la población. Correlativar~iente al

desmantelamiento del Estado surgido en 1952, se produce el debilitamiento de la

estadolatría que caracterizaba las relaciones corporativas entre los sectores

sindicalizados y el aparato estatal, basada en la ilusión de quz el Estado era el

responsable del desarrollo y del bienestar común en ~ o d a s sus facetas. Así, material e

ideoló,oicamente, el Estado sufre un proceso de "achicamiento" que deja a los

sectores sociales más depauperados en una situación de indefensión que, a su vez,

provoca una mayor receptividad a !os actos de asistencialismo privado.

Paradójicamente, las condiciones estmcturales propicias para el desarrollo a e

relaciones clientelares se tornan más favorables cuando la sociedad transita al

résimen democrático y ello permite explicar el porqué de la invitación a klax

Fernández para incursionar en la arena política o porqué la clausura de RTP coilcluye

en la creación de Condepa. La "modernizaciijn" política debe soportar el peso de la

"tradición" clientelar, aunque revestida de nuevas fermas. Así, aquel intercambio

social se transforma en intercambio político puesto que a la lógica de la transacción

en la esfera cotidiana (obras por prestigio) se incorporan -.con relación a Ics

beneficiarios- los votos como devolución a los favores recibidos y, por pace de los

Íideres-partidos, se establecen proyectos de h t u r o y posibilidades de participación.

En suma, el carácter del ir!tercambio se modifica cuando se traslada al escenario

electoral.

S los condiciones estructurales propician que el intercambio asistencialista se

perpetúe y extienda, las formas de su realización adquieren una mayor connotación

cilando estos líderes iilgresari al juego elec~oral, acrecentando sus rasgos afectivos y

simbólicos. Este dato es importante para relativizar e! aserto dirigido a sobreialorar

el cálculo estratégico que acompaña el intercambio político y para distineuir los

matices que adopta la relación clientelar en Condepa y UCS. En el primer caso,

Dan un existen ingredientes identitarios -idioma, vestimenta, gestos y ritos- que otor=

fuerte sesgo simbólico y afectivo a la relación entre Carlos Palenque y sus oyentes-

votantes y que enriquecen la motivación basada en la utilidad (la consecución del

bien solicitado o la esperanza de su niultiplicación). Adeinás, el contesto ci~itural

proporciona otra connotación al interczrnbio puesto que éste aparece como la

reedición de la reciprocidad que caracteriza las relaciones comunitarias andinas, cie

raigambre rural, que se reproducen en Una red clientelar urbana. Por eso, los factores

culturales que acompañan el intercambio politico en Condepa lo sitúan más cerca de

la reciprocidad que del clientelismo. En cambio, en UCS predomina la relación

utilitarista entre líder y beneficiarios-votantes puesto que la despersonalización del

intercambio político mitiga su impacto simbó!ico y afectivo y, en esa medida. esta

inás cerca del clientelismo que de la reciprocidad. No perdemos de vista que se trata

de una relación desisual entre "patrbn" y "clientela", en esa medida, la reciprocidad

es asimétrica como el clientelismo, sin embargo, es posible distinguir!os para poner

de relieve algunos matices presentes en la lógica del intercambio en uno y otro caso.

Es evidente que reciprocidad y clientelismo están entrelazados si partimos del

supuesto de que uno involucra identificación común y otro utilidades compartidas,

pero alsuno de ellos prevalece en la interacción de acuerdo a la densidad de los

factores culturales puestos en juego. Esto también es resultado del iipo de mediación:

en un caso, 13. entrega de bienes está acompañada de un acto comunicativo que

implica la puesta en escena de ingredientes cuiturales (su realización es,,diaria, se

iiabla en aymara, se entrega el bien y se agradece en un acto público -mediático-. los

beneficiarios no son anónimos y portan señales de identidad étnica), en el ctro, ei

intercambio está mediado por una lógica de mnrketitlg y su efecto siinb0lico es más

tenue (los beneficiarios son coiectivos y, en esa medida, anónimos, su realización es

episódica, la presencia del donante es fugaz y sólo queda como recuerdo el bien

recibido o la placa conmemorativa).

Desde otra perspectivz, el referente identitario es mucho más evidente en Condepa,

debido a la concentracibn urbano-marginal de su electorado y a las pautas de la

interncción social de los inmigrantes aymaras y la cohabitaciódenfrentamiento de

dos lósicas culttirales en la ciudad de La Paz: una occidental y otra aymara. Aunque

los beneficiarios son individuzles, constituyen una colectividad por el sesgo cultural

del beneficio ("dar voz a los sin voz") y, por eso, el electorado condepista es una

masa susceptible de ser movilizada. En cambio, la base electoral de L C S está

dispersa ter~itorialmente y no pone en juego elementos culturales de identificación,

en este sentido, es más utilitarista, pese a que los beneficios -las obras- son de

carácter colectivo más que individual. Ahora bien, estas diferencias solamente ponen

de manifiesto diversos grados de intensidad en la relación carismática, puesto que el

gesto alírzris?a es común, es valorado de manera similar y, en ambos casos, establece

un acto de con~plicidad.

Esto permite explicar el "voto póstumo" - in 1?1~n7orjni1 de 3lax Fernández en 1995 y

de Carlos Palenque en 1997- como una devolución de los favores recibidos y sin que

exisra la promesa o posibilidad de que continúe la cadena de intercambio. El tono

trágico de su desaparición personaliza, momentáneamente, la relación entre hlax

Fernández y sus sesuidores que no sustituyen un patrón por otro, sino que retribuyen

sus deudas afectivas con el apoyo electoral a su partido y a su hijo-heredero, en gran

medida, debido a la cercanía temporal -una semana- enlre un evento -el deceso- y

otro -la elecció~i-. De manera distinta, la fortaleza de los rasgos identitarios en

Condepa permite que los tres meses transcurridos entre el deceso de Pzlenque y los

comicios no hagan mella en el apoyo electoral al partido y más bien se incremenre,

merced a una fidelidad más arraisada En ambos casos, !a desaparicibn del lider

hndador debi!ita el intercambio originario y, 2 la larsa, se traduce en la menzua del

peso del vinculo afectivo que acompañaba las reiaciones políticas,

3. REDES PERSONALES EN UCS Y COKDEPA

Si las re lac io~~es con el electorado estaban matizadas por la presencia de

componentes simbólicos y afectivos que acompañaban los intereses estraréeicos, las

relaciones internas en las organizaciones partidistas se ordenaron eil tomo a la

distribución de incentivos a través de las redes personales de los líderes. Los

i~cen t ivos selectivos son de distinta índole. En el caso de Condepa, el gmpo político

organizado alrededor de Carlos Palenque accede a cargos de representación

parlamentaria y de administración municipal pero su inclusión exi;e un fi~erre grado

de idznrificación -iriceLlL p+i %.- ,, vu!,,;; - . 7n ,,- con !a "familia" condepista que dirige el

líder. En ULS, en cambio, los incentivos colectivos son débiles y, más bien, existen

OiJnos incentivos selectivos adicionales -aparte de los cargos públicos- puesto que al,

empleados y socios de la C B N forman parte de la burocracia dirigente y, en esa

medida, su presencia en las redes está matizada por vínc~llos laborales con Max

Fernández.

El control de la distribución de incentivos selectivos en un marco de escasa

institucionalización organizativa permite a los líderes ejercer su poder básicamente a

partir de redes personales más que en sujeción a normas que regulen el acceso a

cargos directivos o electivos. En Condepa, las redes son de índole familiar/laboral,

politica y sindical, cuyos miembros ejercen los principales cargos dirisentes y

electivos. En UCS, los vínculos son de carácter laboraiícomercial y,

secundariamente, de índole política, denotando un carácter precario y circunstancial.

Por ello, la lealtad y la confianza no eran moneda corriente en las relaciones de Max

Fernández con los dirigentes de su partido, a quienes en vez de purgar. literalmente,

los "despedia"; a diferencia de Carlos Palenque quien recurrentemente hacia

referencia a la "familia condepista", de la cual eran expulsados los "traidores" que

ponían en riesgo la unidad del partido.

3.1. La familia condepista

La "familia condepista" se refería a la fortaleza de los lazos identitarios del

"ccmpadrazgo. Pero no era solamente una metáfora, puesto que los lazos familiares

son fundamentales en su historia organizativa. El funcionamiento del partido estaba

basado en una serie de redes articuladas por Carlos Palenque, el núcleo de

in~ersec.ción del conjunto de redes, donde se intercambiaban sus roles de "marido-

padre", "patrón", "jefe" y "compadre".

Las redes personales son: familiar/laboral (RTP), políticas (bancada parlamentaria y

Consejo Nacional Patriótico) y sindical (brokers de organizaciones gremiales y

vecinales):

Red funtiliur/loborr!I: RTP 1Ionica .\Izdina Remsdios Loza

Adolfo Paco

Red políriciz: Cotlsejo ~Vacionul Pírrriúrico Ricardo Paz Ballib-ián. Gonzalo Ruiz Paz

hlónica hledina, h d r é s Soliz k d a Eduardo Paz Rada. Jorge ~,ledina"'

Centro Carlos Palenque

Red política: bancada parlam.onrtiria Red sindical: brokers Andrés Soliz Rada, Goiizalo Ruiz Paz Dirigei!.tes de organizaciones gren~iales, Jorge bledina, Ricardo Paz Ballivián sindicales i~ecinales. Eduardo Paz Rada, Remedios Loza

Esta disposicijn "espacial" de los actores permite explicar algunas pautas de

funcionamiento del partido y del liderazgo de Carlos Palenque. En primer lugar, el

líder es el actor en torno al cual se organizan las distinras redes que no están

conectadas entre sí sino a través de Palerique (el ego); dos redes -las politicas-

forman parte de la or,oanizacibn partidista, la red familiar/laDoral, aunque contiene en

su seno a miembros del partido, está conformada por su esposa y el persona! de

confianza de si! empresa, y la red sindical, más difusa y orgánicamente ajena al

partido: esta constituida por mediadores o brokers que tienen una relación directa

.:o11 el líder. A través de estas dos últimas redes se produce el iínculo con e!

cíectorado de Condepa y las anteriores son utilizadas para el relacionamiento con el

sistema político.

El líder es el único actor que tiene la mirada completa de ese juego de interacciones,

aunque exister, algunos miembros que ocupan más de una red: es el caso de la esposa

de Palenque (en RTP y el Consejo Nacional Patriótico) y Remedios Loza

(organizaciones sindicaies, RTP y bancadz parlamentaria). Precisansilte, su aiianza

circunstancial con Ricardo Paz (secretario ejecutivo y diputado) en !a hora de la

crisis interna le permite a ~Wóilica Medi~ia acceder a la red parlamentaria y a través

de su presencia en la Alcaldía -y el mznejo de incentivos selectivos- también ingresa

parcialmente a la red sindical. La incuisión de Mónica Medina en ei conjunro de

145 - La profusión de apellidos similares puede dar una señal equívoca. Paz Roda y Solíz Rada son liermmos de madre, Paz Bd1ivi.h. Ruiz Faz y Paz Ra& no tienen parentesco, aunque estos dos 1il:imos y Solíz Rada eran niie~:!bros del gzupo Octubre, en el que participaban parientes de Pai: Eaílivián cuya esposa y hennana em conccj2.l y diputada. Jorge híedina era el suegro de Palenque, pero renunció ai partido en solidandad cor, su liija. También 1s suegra ocupó un c2~go en el partido.

redes permite entender la disputa de liderazgo y, también, su derrota y aislamiento

posterior, puesto que no tenia capacidad para desplazar del núcleo al líderlmarido.

Asimismo, la presencia de Remedios Loza en varias redes, pero subordinada a su

"patrónljefe", permite comprender su eleccibn como sustituta en la jefatura.

;Cómo se modificó la composición de las redes -y su propia existencia- con la

muerte de Carlos Palenque?

Red farniliarAabora1:RTP Red Política: Consejo ivacionul Pafriótico Verónicci Palenque Verónica Palenque, Gonzalo Ruiz Paz

Hugo Palenque .Andrés Soliz Rada, Eduardo Paz Rada Adolfo paco'% Facundo ~ u r t a d o ! "

Centro Remedios Loza

Red políticu: baiícada parlamentaria Red sii7dical: brokers Verónica Palenque. Eduardo Paz Rada Dirigentes de organizaciones sindicales Andrés Soliz Rada. Gonznlo Ruiz Paz gremiales - i.ecina1c.s

Claudio Loza, Facundo Hurtado'"

L a inestabilidad en las relaciones y la persistencia de vínculos familiares son los

rasgos que caracterizan la composición y el funcionamiento de las redes personales

heredadas del líder fundador. Remedios Loza ocupa el centro del conjunto pero

comparte tres redes con Verónica Palenque que se sitúa, temporalmente, en RTP, la

bancada parlamentaria y el Consejo Nacional Patriótico. La presencia de dos cabezas

en tres redes con prerrogativas similares (Verónica Palenque asume transitoriamente

la dirección de RTP, es subjefa y diputada, tiene la "sangre" del caudillo) propiciará

la disputa por el control en la distribución de incentivos selectivos. La posterior

"pérdida" de RTP, la división en la bancada parlamentaria y en el Consejo Kacional

:'6 Adolfo Paco fue despedido de RTP y no accedió a la diputación. fue borrado de la lista de candidatos plurinominales y fue derrotado -por boicot de su es-partido- coino diputado minominal. Hugo Palenque es el hermano de Carlos. Esta red se desarticuló por efecto del traspaso de los bienes de RTF' a Mónica Me-. 147 Aldo Michei sustiwó a Ricardo Paz en la secretaria ejecutiva y luego fue expulsado. GonzaIo Ruiz, candidato vicepresidencial y diputado, se separó del partido. Verónica Palenque sigue siendo nominalmente miembro del Consejo Naciorial Patriótico. 'le El núcleo de la bancada en 1997. presenta nuevos rostros: la luja de Carlos Palenque, el hermano de Remedios Loza y Facundo Hurtado, supuesta pareja de la jefa.

~ a t r i ó t i c o ~ ~ ~ destruyó la coherencia de las cuatro redes conectadas por Remedios

Loza, puesto que la red sindical tenia en RTP un sostén de innegable importancia que

no pudo recomponerse pese a la iniciativa de utilizar otro medio de comunicación y

las dos redes políticas dejaron de funcionar como tales. La desarticulación de las

redes y su desconexión provocará que la disputa en torno al uso del dinero

proveniente del financiamiento estatal, desde 1997, se constituya en el centro de un

conflicto entre las dos jefas y sus subgrupos que terminó debilitando _oravemente al

partido. La costumbre del manejo patrimonialista de la organización por parte de su

lider extinto dio paso a una lucha entre facciones que se disputaron la distribución y

el manejo de incentivos selectivos.

La conformación de las redes muestra una combinación entre reglas formales e

informales, puesto que el acceso a las redes políticas estaba relativamente normado

pero siempre sujeto a las decisiones del jefe. Las otras redes se articulan de manera

distinta: en RTP el vínculo es conyugal con hlónica Medina y laboral con los

empleados -Remedios Loza y Adolfo Paco-, aunque son "compadres" y "comadres";

y en el caso de los brokers sindicales la relacibn no tiene otras normas que la lealtad

(en el líder) y la confianza (del líder). Cuando Remedios Loza sustituye a Carlos

Palenque se produce el predominio inicial de un incentivo colectivo (la unidad del

partido) que dará paso a la pugna de intereses personales puesto que se reducen los

incentivos selectivos y su distribución no está bajo el dominio monopólico de la

jefatura.

En esa medida, las zonas de incertidumbre exceden el ámbito partidista y su control

se irá diluyendo debido a la desaparición del lider y a la posterior ruptura del

binomio sustituto. A la par que se debilitan las redes sindical y familiarllaboral y

prevalecen las redes políticas, las reglas formales adquieren mayor predominio y su

interpretación es motivo de disputa y la resolución de los conflictos se desplaza a una

institución externa como la Corte Nacional Electoral. Asimismo, en un primer

IJ9 Aridrés Solíz v Eduardo Paz se mantienen como aliados de Remedios Loza. Gonzalo Ruiz t. Jorge Medina se alejaron del partido. Es decir. del núcleo Findador del partido. solamente quedm tres personas con trayectoria constante: Andrés Soliz Eduardo Paz y Remedios Loza.

momento, los miembros de las diversas redes pueden ser caracterizados, en mayor o

menor medida, como "creyentes", posteriormente, la subordinación de los intereses

de los "arribistas" a la fidelidad al líder se irá erosionando con la desaparición de

Carlos Palenque. La reciprocidad de antaño' dar i lugar al clientelismo y,

paulatinamente, las redes sufrirán su debilitamiento y desarticulación.

3.2. La empresa Fernández

El manejo empresarial de hlax Fernindez y su modo solitario en la conciucción

partidista, basado en la desconfianza y la improvisación, no le permiten establecer

redes estables; su composición es variable y su funcionamiento es intermitente. El

líder articula dos redes políticas (bancada parlamentaria y comité político) y una red

empresarial (CBN) y sus roles se limitan a "patrón" y "jefe", que resultan sinónimos:

Red empresarial: CBlV Red polílica: bancada parlamentaria Johnny Femhdez, Adolfo Gonzáles Jaime Ponce, Angel Baldivieso Mario Galindo. Gustavo bledinacelli Héctor Cartacena. Micliel Meier

Jorge Pacheco Guillermo Rosso, Hugo Baptisra

Centro Mas Fernáildcz

Red política: Comité Político Nacional Johnny Fernández, Moisis Jannusz

Víctor Hugo Garcia, Angzl Baldivieso Mario Galindo, Adolfo Gonzáles

En la medida que la composición del comité político nacional se modificaba con

cierta frecuencia por disposiciones del jefe y debido a que se produjo ~ n a kactiira

entre "leales" y "desleales" en la bancada parlamentaria, estas redes fueron precarias.

El único miembro sobreviviente desde la fundación del partido es Angel Baldivieso,

con presencia constante en las redes políticas. Aunque no suscribió el acta de

fundación, Mario Galindo fue una persona de mucha influencia por sus lazos de

amistad con Max Fernández y participó parcialmente en las redes política (además,

fue representante personal del jefe y candidato a alcalde en Cochabarnba) y

empresarial (fue gerente regional de una distribuidora de la CBN) hasta 1996.

Igualmente, Moisés Jarmusz, que provino de las filas de otro panido, ocupó desde

1993 la secretaría ejecutiva, constituyéndose en una fisura con presencia pern-ianente

en una red política.

Esta inestabilidad en las redes personales del líder se puede entender como resultado

del predominio de intereses selectivos entre los militantes ("arribistas") y el férreo

control de su distribución en la cúspide de la organización. En la medida que no se

satisfacen las expectativas de ambos, se rompen con relativa facilidad unos lazos que

no están reforzados por el respeto o la admiración al líderljO. Cuando se produce la

sustitución hereditaria, el l ide raz~o de Johnny Fernández se asentará en otras redes,

aunque manteniendo -y acrecentando- la imbricación entre personeros de 1.9 CBN y

dirigentes del partido. A las redei políticas y empresarial, se sumará una red

regional:

Red empresarial: CBiV Red poiitica: bancada parlanrenturiu Jorge Pacheco, Roberto Femández Carlos Quiroga, Angel Baldivieso

Gustavo Medinaceiii Roberto Femández, Rubén poma'" Cel~tro

Johnny Femández

Red política: Comité ~olítico"' Red regional: Santa Cruz Moisés Jarmusz (Jorge Pacheco) Roberto Femández, Carlos Subirana

Carlos Quiroga, Angel Hugo Baldivieso comunicador cordobés: con-ipañzros de Mario Galindo jr., Roberto Femández comparsa y amigos carnbas Rubén Poma, comunicador cordobés

Johnny Fernández es el ego que comunica estas redes inconexas, aunque su hermano

menor comparte parcialmente esa función. Precisamente, el cambio sustantivo es la

presencia de Roberto Fernández en las distintas redes que ocupa ei jefe, dando orisen

a una subred familiar basada en la confianza y en el manejo conjunto de la empresa y

el partido, sin que eso implique que las decisiones no estén concentradas en Johnny

Fernández. Su hermano es miembro nato del Comité Político Nacional por

150 Un jefe regional. en una entrevista realizada hace años, me comentó lo siguiente: '-h/la~ es muy lúcido, solamente Iiay que tener Iiabilidad para descifrar sus ideas que no son planteadas con claridad". Este dirigente. pedagogo y profesor universiíano. sena destituido al poco tiempo. ! 51 Rubén Poma dejó la senaturía para ejercer como ministro. Roberto Fernández asumió uria concejalía y abandonó la vicepresidencia de la c,?mara de diputados. 152 Este grupo no corresponde ai Conuté Político Sacionai, pero es el más cercano al jefe. Así funcionó, por lo menos, en una reunión fonnal que sostuve con la "plana mayor" del partido.

pertenecer a la bancada parlamentaria y realiza una tarea informal de control

orgariizativo y recepción de demandas de la militancia como una deiegacion de

autoridad De los miembros de las redes personales de Max Fernández, solamente

h s e l Baldivieso se mantiene en sus roles originales y Mario Galindo ha sido

reemplazado por su hijo en una de las redes políticas En la medida que los

Fernández radican en Santa Cmz se conformó una red regional en la que participan

algunos dirigentes del partido y personas directamente ligadas al jefe por vincuios

laborales (comunicador cordobés) o afectivos (compañeros de comparsa

carnavalera). Este dato no es desdeñable habida cuenta del conflicto implícito entre

identidades regionales (cambas de Santa Cruz donde reside la jefatura 11s. ..collas de

La Paz, sede del partido) que parece escindir el partido entre _grupos que tienen

vínculos diferenciados con el jefe. Un detalle llamativo es la sustitución del

secretario ejecutivo, hombre de confianza de Max Fernandez, por el vicepresidente

de la CBN e importante accionista, Jorge Pacheco, después de la crisis empresarial

provocada por la venta de acciones a la transnacional Quilmes y debido a los

resultados electorales municipales en La Paz, donde Moisés Jarmusz obtuvo una

ínfima votación. Precisamente, esta sustitución por un socio de la empresa -sin que

medie la realización de un congreso ordinario- muestra la imbricación entre normas

formales y reglas informales y la adecuación de la red política a la red empresarial.

Por otra parte, la imbricación entre 12 CBN y UCS tiene un efecto decisivo en la

composición y función de las redes personales puesto que implica la superposición

de los intereses empresariales del líder y las necesidades de control del partido.

Mientras que en Condepa las redes estaban articuladas por el líder con base en un

reconocimiento del carisma y su funcionamiento implicaba la existencia de un

componente afectivo que, en el caso de Remedios Loza, se irá diluyendo para dar

paso a la confrontación, en UCS la pauta dominante parece ser la administración

racio~ial del partido a la usanza de la empresa cervecera y con el consecuente

predominio del cálculo estratégico en los actores intervinientes.

4. PROPUESTAS PROGR~TVIATICAS

Aunque algunos autores consideran que la ideología resulta irrele~ante para

caracterizar un partido político, bajo el supuesto de que los fines que persi, uuen no

están expresados por ella (Panebianco 1990 3 I), es evidente que una lectura de las

proposiciones programáticas permite indagar acerca de los rasgos particujares de un

partido y de las diferencias que establece con sus contendientes en la arena política

En el caso de UCS y Condepa, la ideología es un dato secundario para explicar su

desempeño electoral e igualmente no es determinante para la definición de sus

negociaciones en el escenario parlamentario. Obviamente, existen matices en cada

caso, resultantes de su configuración como organizaciones políticas, sobre todo por

la presencia -Condepa- o ausencia -UCS- de un núcleo intelectual encargado de la

elaboración discursiva que determina el grado de complejidad de los principios

doctrinarios y propuestas programáricas.

En términos generales, Condepa es un partido que combina una fuerte carga

sinbólica de raigambre étnica con un estatismo típico del nacionalismo. matizado

por proposiciones de corte corporativista que se sintetizan en su programa central: el

"modelo endóseno de desarrollo". Este perfil ideológico, empero, no ordena la

práctica politica de Condepa que pacta con los partidos "neoliberales" y ofrece obras

de corte desarrollista cuando ejerce el poder municipal. Por su parte, UCS carece de

propuesta programática y de identidad politica. El mensaje de solidaridad que

acompaña la prácticü asistencialista del líder es el principio y el fin de sus probables

connotaciones ideológicas y por ello, su accionar puede definirse como una "política

del silencio" (hechos y no palabras), puesto que el sentido de su discurso es provisto

por la imagen pública de su extinto fundador y no por sus desordenados enunciados;

puede modificarse el nombre del partido y sustituirse los colores y las consignas,

empero, no cambia nada mientras pernlanece la figura de Max Fernández, evocada

posteriormente por su heredero.

4.1. El modelo endógeno

La propuesta programática de Condepa si,oue un recorrido que se inicia en su

Declnrncióiz dr Prillcipios de 1989, adquiere cuerpo con la elaboración y difusión

del Libro del Modelo ~ i z d ó ~ e n o ' ~ ~ en 1993 y tiene su más reciente formulación en el

documento Cien Resprestas n la Crisis, presentado en 1997"'.

De manera paulatina transcurre de vagas proposiciones principistas a propuestas

específicas. Así, el documento fundacional esta teñido de un aire hegeliano:

Condepa es el "nuevo despertar de la sabiduría colectiva y del almz de la nación", la

que es definida como una "realidad histórica irreversible, actuante y pensante ...

porque la nación es un plebiscito permanente". En esa veta, "cultiv~ la mística de la

tierra" y se opone "a toda forma de colonialismc y neocolonialismo, inclu>fendo el

cultural y el ideológico". Su anticolonialismo se expresa en una "posición definitiva,

irrevisable e irreconciliablemente antioligárquica en lo interno y, en lo externo, (en)

una posición de independencia, de dignidad y de soberanía" y se traduce,

coyunturalmente, en una propuesta de sustitución del "modelo colonial, antinacional,

dependiente y oligárquico de la Nueva Política Económica" por un "Proyecto

Nacional, extraído de la realidad y al servicio de las grandes mayoricts" a tra\.és de la

"consolidación de un "Estado nacional modernc, dinámico, fuerte, participativo y

con justicia social" y dirigido a "los sectores más empobrecidos y poster;ados. .

porque ellos son los principales depositarios de la conciencia colectiva y la dicnidad

suprema de la nación y constituyen la eterna reserva morai de la patria" (Condepa

198911 1-13).

153 Editado en dos tomos, es un intento de sistematización del núcleo ideológico-programático concentrado en la noción de modelo endógeno v en su presentación se propone como un aporte "a la cons~rucción ... de un pensamiento propio para Bolivia y América Latina" con "el común anhelo de ingresar al tercer rnilenio por el venturoso camino de la unidad de América Latina. soñado por Sirnón Bo1h.a- nuestro Libertado?'. 15; Con el slogan "Remedios para Bolivia"_ en alusión a su candidata, este testo fue difhdido en 13

camp~ña presidencial de 1997. sin embargo. en el acto de preseniación. elia señaló que no había lenido "la oportunidad de leerlo t~davia" (H, 29-5-97).

Estas vagas apreciaciones adoptarán una forma más elaborada en El Libro del

ibiodelo Gldógerio que se ordena en tres tesis: cultural ("El Contenidc Etico de la

República de Prodiictores"), institucional ("Reforma Institucional del Estado") y

económica ("La Readecuación Productiva del Estado"). Curiosamente, en la tesis

cultural se desarrolla el "modelo endógeno" cuyo objetivo "inicial" reside en

"transformar a Bolivia en un país de productores, autosuficiente, en forma prioritaria,

en alimentación, vestido y vivienda" (Condepa 1993:43) en oposición a las "políticas

neoliberales ... que se caracterizan por despreciar el valor del ser humano, de su

salud, alimentación, educación y empleo" (:44).

Aquellos planteamientos se definieron de manera más sucinta y articulada en C'ie?~

Resptrestcts r! 10 Crisis aunque, al postular sus "bases principistas", la noción de

"modelo endógeno" ya no fue uti!izada como el compendio de su progranla, a pesar

de que se retoman los tres elementos que lo sustentaban: revolucióil prod~ictiva,

revolución moral y democracia participativa. La "revolución productiva" riene ccrno

~bjet ivo alcanzar un "armónico desarrollo nacional, explotando racionalnlenie los

recursos naturales ... e inpulsando la inversión y la creacibn de riqueza que consigan

edificar una sociedad con equidad y justicia" (Condepa 199750). Con esa finalidad,

plantea "el fortaleciniento y control, en la mayor proporción posible, del mercado

interno, como paso ineludible para la conquista de mercados internacionales". La

"revolución moral" es una "respuesta imprescindible a ia estwctura de corrupción y

(al) tráfico de influencias", planteando la aprobación de una Ley de Investigacijn de

Fortunas ''contra la imp:!nidadn (:31). La "democracia participativa" plantea una

"efectiva participacibn de todos los bolivianos y bolivianas en 1a.s uecisiones del

país" mediante una "transición pacífica de la democracia representativa a una

efectiva denlocracia participativa, lo que contribuirá al fortalecimiento de las

organizaciones de base, de barrio y de empresa, de manera que las decisiones

comunitarias orienten el destino de. la. Patria" (:3 1-32). A "mediano plazo" propofien

el remplazo del "actual parlamento obsoleto y verborrágico (sic) por una Asamblea

de Productores integrada, en proporción a su participación en el Psoaucto Interno

Bruto, por todos los sectcres que apoi-tan a la economía nacional" (:49).

19s

Estas tareas serían parte del proceso de coilstrucción de la nación y la consolidación

del Estado Nacional e iinplica el reconocimiento de Ia inulticulturalidnd como

"sinónimo de respeto a lo diverso" y de la existencia de tres "raíces" de la nación:

"indissna, la mestiza y criolla", para "refundar la república" en pos de la "armonía y

convivencia social" riendo, para ese propósito, "imprescindible reconocer los

derechos de los pueblos originarios" (:33).

Esas propuestas adquieren matices específicos en el espacio de interdiscursividad

política, puesto que sus alcances se redefinen en el contraste o semejanza con otros

planteainieritos electorales. En la coyuntura electoral de 1989, el rekrentr del

"rnodelo endógerio", aquel que le otorga su sentido contestatario, es e! "modelo

neoliberal" desplegado desde 1985 y enarbolado por el MNR, co~isiderzdo el

instrumento de los "intereses cclonialistas y oligárquicos":

"La nueva política econbmica es totzlrnente antipopular y por eso vamos 2 modificarla con el modelo endógeno (que) tiene que remplazar al modelo esógeno q~i: sl \mTR ha implemeiltado con el (D.S.) 21060" (Ehl? 27-4-89). "Este modzlo cocsiste en un incremenro de la producción agropecuaria e industrial, con lo que se conseg~iiri que las importaciones disminuyan en f o m ~ a sustancial y los pocos rec~!!-rcs que pueda conseguir el país sean invertidos en nuestras fronteras. En otras paiabris se trata de naciorlalizar el mercado interno de Bolivia y que haya una real y efectivrr protección a la prod~icción nacio~ial, además de brindar importmtes incenrivos a ias esportaciones" (Wt 26-2-89) Pero "nada ... se podrá llevar a la prácticz si, en fi~rma previ. no se espulsa ciel poder a la oligarq~iia, agente del capital financiero y de intereses ar,ti~lacionales" (0, 14-89).

La oposición entre "modelo neoliberal" y "modelo endógeno" se traduce en el

an;a,oonismo entre Condepa y MNR. En términos generales, esa oposiciór! reitera ia

clásica dicotornía entre nación y antinación, que caracterizó el discurso del

nacionalismo revolucionario, elaborado en los 40' y hegemónico hasta mediados de

los 80'. Si en el pasado, la contradicciór: entre nación y antina.ciÓn se manifestaba en

la pugila entre "pueblo" y "oligarquía minero-feudal", en la actualidad se traduce en

la confrontación entre "el movimiento patriótico"155 y "id nueva oligarq~iia'.

(Condepa 1989: 13)

155 En su Deciarociot~ de Priticiplos, este incluye a "todas las fuerzas vitales idemificacias con los suprelnos intereses de la P a t r . ~ con la sola exclusión de la extrema izquierda ideologiin ... y de Ia extrema derecha internacio~al y dependiente del capitalismo internacional" (Condepa 1989: 1 1 j.

Algunos matices serán introducidos en la coyuntura electoral de 1993. En esa

oportunidad, el discurso de Condepa se sitúa en dos planos de interdiscursi\idad.

respecto a sus rivales que acsptan la Nueva Política Económica como una realidad

incuestionable y respecto a sus aliados de la coalición conformada para las

elecciones y entre los que sobresale un empresario como candidato vicepresidencial.

El carácter antagónico del "modelo endógeno" es relativizado con una propuesta de

conciliación con el "modelo neoliberal" a través de la aceptación de una "economía

social de mercado". Por ello, el Movimiento Pat:iotico que promueve como

coalición electoral adquiere un carácter general156 y menos excluyente, aunque

Condepa siga definiéndose como la única alternativa al "modelo neoliberal" que. a

pesar del peligro que representa para la nación, no impide considerar que "el capital

extranjero puede y debe jugar papel importante ... pero sin dejar de lado la

conducción rectora del Estado y la participación de los trabajadores" (Condepa

1993:44) como parte una "economía mixta" que implica la "concurrencia.

concertación y complementación de capitales nacionales, extranjeros, cooperativos y

autogestionarios ... bajo la orientación de !a economia riacional por parte de! Estado"

(: 130). Es decir, Condepa modifica algunos postulados centrales de su programa con

el afán de obtener mayor capacidad de convocatoria pero, también, como una

muestra del efecto de los otros discursos en su propia concepción. Así, plantearán

que "El endogenismo es complementario a la economia de mercado" (H, 14-2-93) o

que "estamos plenamente identificados con el modeio endógeno, y en contra de un

neoliberalismo puro. Creemos en la economía social de mercado" (Candidato

vicepresidencial, LR, 26-2-93).

En 1997, con Remedios Lo7a como candidata, si bien Condepa reloma su postura

antineoliberal y ya no postilla la "economía social de mercado", sustituyen el término

"modelo endógeno" por la idea de "modelo productivo". Su candidato

vicepresidencia1 señalaría que "el término endógeno es muy ifitelectua!, no es

- 155 Ta! vez en demasía: ''cubrirá todo el dilatado espacio de la Paiíii: los intereses de obreros, c~mpesinos, capas medias, empresaiios nacionales y FFAA ... Las regiones y dzpartamentos, la Iglesia, la cultim y la educaciór~ estarán uriidcs en la c o n s ~ u c c i o ~ ~ nacional" (199?:2 1 j.

didáctico (y) prefiero hablar de revolución productiva" (L3-7. 9-3-97) En Clrtr

Respllestas a la Crlsis, ei "modelo endógeno" no es siquiera mencionado y se

plantea un "modelo productivo" asentado en los "principios" de "se!ectividad,

austeridad, eficiencia, equidad y concertación" que incluyen proyectos econóinicos

respaldados por el Estado, reorientación del sistema educativc, programación

empresarial, reactivación del aparato productivo y democratización de beneficios y

sacrificios (Condepa 1997:94-95) Aunque su impupnación al "modelo neoliberal" se

manifiesta en el cuestionamiento a la capitalización de las empresas públicas

"considera que el capital extranjero debe jugar un papel preponderante eri el

desarrollo de la economía boliviana" mediante "un consenso enrre .Estado,

trabajadores y empresarios"(:107-m). Ya en 1996, en ouasijn de su primer

congreso, Carlos Palenque había omitido en su d i s c ~ r s o inaugural el liso de la noción

de modelo endógeno y se refirió a ur,a "economía productiva", basad2 en un -'Estado

"fiderte, sólido y responsable ... que recupere la dirección estratégica de !a economía y

las frinciones socialrs de educación y salud" (Condepa 1997: 33).

La elaboración doctrinaria no es uria consecuencia de las demandas impliciras157 en

el movimiento social que sigue a Carlos Palenque sino una impostación, puesto que

es producto de una historia inte!ectual que tiene antecedentes previos al surgirnierito

del partido. En Condepa se adoptd como "ideología oficial" un conjunto de ideas

introducidas por un grupo político que se inccrpora a 12 hcra de la furidacijn. Se trata

del Grzq~o Octubre, conformado por políticos profesionales, periodistas e

intelectuales de dilatada trayectoria y que reivindican una serie de postulados que

provienen de una matriz nacionalista que combina la "defensa de los recursos

~~aturales" con la "unidad la!inoamericana", supone un Estado fuerte como condición

de soberanía frente al "colonialismo" capitalista y otorga un rol preponderante a las

FFAA. Asimismo, conciben el proceso histórico como el autodesenvoivimiento de

una "energía nacional" que se manifestó en la historia a través de diversos agentes

como los guerrilleros de la independencia, algunos gobernantes proteccionistas y

! 5- Xiuique el énfíisis en la autosuficiencia alimentaria. de vestido y i;i~ienda puede entenderse como iina ampliación del asistencialismo de RTP hacia la adrniiiistnción estatal.

4.2. Un programa secreto

plebeyos, la insurrección de 1953 y los ,nobiernos militares nacionalistas de O ~ a n d o

y Torres. De ahí el uso de slognris conlo "Primero la Patria" en 10s documentos

públicos o la denominación de "compatriotas" a los militantes. Este nacionalismo de

cuño anacrónico, sin embargo, se combinó con el reconocimiento de la diversidad

étnica y la asimilación de simbología andina en los ritos electorales, la recuperacion

de lo "telúrico" para incluir las visiones andinas acerca de la relación hombre-

naturaleza, el uso del vocablo "compadre", la combinación de héroes indígenas como

Tupaj Katari y Bartolina Sisa con Simóii Bolívar o un intento de teorización del

mestizaje conlo fuerza creadora, ya no como síntesis de la nación sino como otra

categoria sociologica que convive con criollos e indígenas. Este grupo, segur! Silvia

Rivera, es expresión de la élite criolla que asume posturas de vangiiardia porque

históricamente "ha monopolizacio las tareas de gobernar, la producción discursiva

formal y la visión de totalidad" (1991: 18). En esa medida, este grupo le proporciona

a Condepa una ideología que se convierte en un discurso funcional para el

i~tercambio con los otros partidos y para su ubicación eii el escenario politico y no

así para la interpelación/constitución del movimienío social que apoya a Carlos

Palenque, y que puede prescindir de un discurso que resulta en cierta irtedida extraño

y ajeno, puesto que las identidades sociales que constituye Condepa no son producto

ni expresión de esa elaboración doctrinaria. Por ello, a la hora de establecer sus

diferencias con otros actores políticos evoca esa matriz disctirsiva: "Condepa no está

ni en la extrema derecha ni en la extrema izquierda, ya que ambas sor, destmctivas

para iin sistema nacional. Somos un partido nacionalista revolucionario y popular"

(ED, 27-4-89), sin embarbo, su in~pronta específica y su impacto en el sistema

poli~ico no se sustenta en ese perfil ideológico sino en las identidades sociales que

pone en juego.

La propuesta programática UCS es difusa, contradictoiia y no desempeña un papel

importante en el surgimiento ni en la consolidación del partido, aunque este "vacío"

funciona como un operador idóneo pzra e! pragmatismo que caracteriza su accionar

en el sisterna de partidos.

Esa precariedad se hizo manifiesta desde su origen, cuando Max Fernández esbozó

criterios inconsistentes sobre la "modificación sustancial" de la Nueva Política

Económica. Su "nueva propuesta" estaba basada, más que en criterios técnicos, en

percepciones normativas acerca de la administración estatal: "existen los medios y lo

que falta es saber utilizarlos y saber aplicar la parte administrativa moralizando el

manejo del aparato productivo" (LT, 13-10-88). La reactivación del aparato

productivo estaba sustentada en "el interés social y de las empresas estatales" y

tendría como modelo a la CBN: "personalmente me ocuparé de ese trabajo como del

nzarketir~g para llevar a Bolivia hacia adelante. como ocurrió en los nueve neses que

estoy al frente de la CBN, que obtuvo una utilidad de dos millones de dólares" (0,

17-12-88). Paralelamente a la reactivación económica se plantea la noción de

'justicia social" -tneta central de su Dec/mción de Principios de 1989- y; de la

misma manera que en el primer caso, donde la empresa sirve como clave explicativa,

en torno a la 'Justicia social" no existe otro criterio que la evocación o multiplicación

de los actos asistencialistas que funcionan como "ejemplos" de nitiira capacidad

eubernamental. Es decir, el plan de gobierno es la experiencia, la sensibilidad y la u

inttiición del iider. Así, la formulación programitica de UCS se sitúa en un plano

sec~ndario y la ausencia de propuestas específicas es justificada con la argucia de

que su plan de gobierno es "secreto y estratégico". Este criterio será reiterado en

1993 para justificar la preseiltación tardía de su oferta electorzl, cuyo carácter

genirico se explica porque "son esquemas a utilizarse en función de gobierfio, de lo

contrario otros partidos nos copiarán el plan" (LR, 4-4-93).

Las anécdotas no son triviales. Un leve recuento de los planteamientos esbozados en

el Progrnma de Gobierno de 1989, en la Declaración de Principios de 1591 y en el

P/arz SoIihridnd de 1993 permite percibir !a escasa importancia que tiene el

referente programático para la identidad partidista.

Así, en 1989, su "prograina" de gobierno no manifiesta criterio alsuno respecto a la

Nueva Política Económica y formula planteamientos nacionalistas genéricos que

p. esentan al Estado como agente económico preponderante:

"Propugar -en minería y mztalurcia- una política de atracción dc capitales zs?ranjeros y tecnología, mediante el sirtema rocietario con el Estado en concesionzs qiie no signifiquzn peligro para la soberanía nacional. Propugnamos el fortalecimiento de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos mediante créditos. tanto dzl Estado como estemos. Fortalecimiento de las empresas estatales (aérea y ferrocamlsra). Fomento directo a la iniciativa privada y pública para la creación de nuevas fuzntes de trab2jo "(bCS 1959:4-10).

Aunque se plantea la presencia de inversiones extranjeras y el fomento de la

iniciativa privada, el pilar de su propuesta económica hace hincapié en el

fortalecimiento de las empresas monopólicas del Estado. En 1993, se incluyó un

matiz en su "propussta económica" mediante la adopción de una "ecunomia socia!

de mercado" como "el ambiente más adecuado para el libre ejercicio de la iniciativa

individual y la de los crupos humanos". Así, la "economía social de mercado" pasa a

constituirse en "uno de los aspectos básicos de nuestros principios e ideología'' y "no

es incompatible con el desarrollo de los valores humanos, incluyendo básicamente la

solidaridad, coino pilar sustantivo del accionar de UCS" (bCS 199214). Esto no

impide que sigan postulando la "conformación de un Estado vigoroso y rnoderno" y

a pesar de reconocer que se ha reducido la participación estatal en ia economía,

plantean su oposición a la privatización de las empresas públicas. En 1997, las

propuestas, con Ivo Iculjis como candidato, adoptarán un sesgo mas técnico y se

sustentarán en cuatro pilares: generación de empleos, potenciamiento de la

agricultura y las ciudades intermedias, conversión de Bolivia como centro integrador

de Sudamérica y fortalecimiento de la educación que serán viables gracias a su

"criterio empresarial'' (ED, 2-4-97).

La propia autoidentificasión peca de ambigüedad o tiene escasa in~ponancia. Antes

de 1989, cuando Max Femández pretendía despejar las incógnitas acerca del perfil

de su partido, las definiciones eran tales como: "Soy un hombre de derecha, pero con

sensibilidad social (H, 8-8-88) " la línea del partido (es) de centro, con tendencia a

trabajar en beneficio de las nayorias nacionales" (0, 9-8-88), En 1989, en su

Declaracio~i de PrR~cipios, se define como un "partido político al servicio de las

grarides mayorías r~acioiiales, sustentando la jirsricia social como hndamento de su

doctrina al servicio del plreblo" (UCS 19893, cursivas nuestras). En la versión

reformulada de 1992, actualmente en vigencia, el partido es caracterizado como "la

nueva estructura politica que surge como una jirerzc~ cívica y parriórica con un

profundo contenidofilosóf;co, h~rn~a~iisrico y cristiario, cuyo primer propósito es la

defensa intrarrsiger~te y el cirn~plin~ierito estricto de los deberes clire otorgo lcr

Coristitilciórr Política del Estado a todos y cada uno de los bolivianos, en un inarco

de respeto y solidcrridid' (UCS 1992:2, cursivas nuestras). A tiempo de ratificar que

está "al servicio de lrrs grar~des mayorit~s iiacior?ales" señala que se "constituye en

un movimiento social moderno que propucna la democracia plzrrnlistn y

participativa, en la que todos los sectores sociales encuentren un horizonte pleno de

oportunidades para trabajar por el mejoraniierito de Ia cc~lidcrd tk i:itlir del ~11rrh10

boliviano y el desarrollo iriteg.al de lo nación" (:2). Es decir, los propósitos, los

destinatarios y los fines son modificados o suplantados sin que afecte a la identidad

del partido, ya que su accionar responde a otras motivaciones. La vaguedad de!

destinatario, "las grandes mayorías nacionales", es otro ejemplo de su precariedad

ideológica porque no convoca a sujeto alguno que actúe como por-íacior de su

interpelación. Asimismo, la "justicia social" da paso al "respeto y solidaridad" o al

"mejoramiento de la calidad de vida" y "al desarrollo integral de la nación". O la

"democracia pluralista y participativa" está reducida a la "defensa intransigente de

los derechos constitucionales" o se incluye al "cristianismo7' y al "hiln~anismo" entre

sus valores constitutivos, denotando la zusencia de principios articulatorios que

permitan la conformación de un discurso concreto.

Así, el programa de UCS es la carga de connotaciones que esgrime la imagen del

líder en un contexto que proporciona un significado político peculiar a su éxito

empresarial y a su origen social. Con todo, esta precariedad proyarnática se

constituye en un sello característico que le permite legitimar su accionar pragmático.

Es un caso extremo en que los fines no sólo no están definidos por la ideología, sino

qi?e parecen seguir ia clásica definición de Downs: maximizar sus votos para acceder

al gobierno, aunque su presencia en el sobierno no está niotivada por la finalidad de

ejecutar políticas sino por intereses extrapoliticos!'" En esa medida, sisuiendo z

Sartori, su accionar se sitúa en un pragmatisnio ("no-ideología") que se caracteriza

por "elementos flexibles (con) baja intensidad emotiva y una estructura cognitiva

abierta" (1999:126) El "prosrama secreto" se sustituye con la elocuencia de las

obras y su verosimilitud está ref~rzada con un hilo argumental. la critica a la política

tradicional. Bajo el supuesto de que "no se necesita se; político pura comprender los

problemas del país" (P, 24-4-59), el discurso de hlax Fernández apela al

cuestionamiento del rol de los partidos y politicos tradicionales para lec' !timar ' su

práctica asistencialista. Esta crítica se sustenta en un enjuiciamieriio de la política en

general, ya que es asociada a la manipulación. a la demagogia y al usufíucto dei

poder por parte de "políticos profesionales" que son la antípoda del trabajo, la

honradez y el servicio a la comunidad "los políticos sólo se aprovechar1 de! pueblo"

(0, 39-1-89) Se denuncia y se condena. "la traición de políticos profesionales que

buscan sus propios beneficios" (P, 8-5-89) o que los "políticos qiie hoy dicen estar a

lado del pueblo, lo único que pretenden en utilizarlo como escalera para I!egar al

poder y luego olvidarse de las grandes mayorías nacionales" (D, 21-5-89), en ur.a

suerte de desplazamiento de Una comradicción que opera en la sociedad (obras 1%

promesas) a otra que se sitiia en la política (UCS 17s. partidos tradiciona!~~)

En general, se contrapone la va!idez del asistencialismo a una concepción negativa

de la actividad política: "Alto al hambre, a!to a la demagocia, al desemp!eo, a las

falsas promesas, adelante con obras y no palabras" (D, 24-12-89). Así, la práctica

política es vinculada a la deinagogia: "desde hace muchos años hemos venido

recibiendo sólo promesas de viejos políticos que nunca cumplieron" (D, 13-10-581,

políticos que son caracterizados como una "camarilla que se turna en el poder

(desde) hace cincuenta años" (D, 24-4-89), haciendo hincapié en el hecho de que "al

! 5 s Se puede serialar que la libertad de acción en el conrinzrurn izquierda-derecha es posible porque los militantes no tienen un 'poder de veto' respecto a los cambios en la ubicación politicq porque no hay una oriectación ideológica que sirva de referente. y porque el lhico actor que tieiie "poder de \.eto. es el líder (Panebianco 1990:33, nota 15).

país se lo están jugando como un pa.sanakzc"g entre los partidos políticos antiguos"

(LiH, 1-5-89), como una impu,anación al carácter elitista del acceso y ejercicio del

poder estatal.

Ahora bien, esta carencia de proyecto societal o formulación programática se traduce

en incertidumbre estratégica que no es otra cosa que la ausencia de un horizonte

ideológico capaz de otorgar sentido a las acciones susceptibles de desarrollarse en el

futuro. Y paradójicamente, esta aparente debilidad en vez de constituir un obstáculo

para el desenvolvimiento político de UCS se convierte en la panacea para el

desai-rollo de una flexibilidad táctica que le permite adecuarse a cualquier escenario

de ne;ociaciones (Mayorga Fernando 1991). La capacidad de acción de UCS no está

basada er. la ocupación de un "centro" político o ideológico que permita la

ampliación de su radio de interpelación, a la usanza de los catch-all-partles, sino en

la percepción y ocupación de múltiples espacios sociales debido, precisamente, a la

ciusencia de un referente ideológico.

Este cariz es resuliado del azar, puesto que en la historia or,oanizativa de UCS no

existe un núcleo dirigente ni intelectual que elabore un discurso ad--hocl"'. La

inexistencia de un grupo emisor de ideolo_oía y la carencia de sirnbología en la

relación carismática explica la precariedad ideoiógica y programática de UCS, que le

permite encarar sin posiciones doctrinarias su relación con los restantes partidos y

establecer un vínculo débil con una base electoral que asume posturas pragmáticas,

a f nes al accionar del partido.

5. LDENTlDADES POLITICAS Y DEMANDAS SOCIALES

159 Algo similar a la inesicana. Un juego que consiste en el aporte mensual de los jugadores y e1 uso de la bolsa común por parte de iino de los miembros mediante un sorteo que -ha establecido la secuencia de los ganadores. Los partidos coino rosca jugarianpasnnaku para unifnicfxir el poder. 1M) Al,mos dingentes señalar011 a ciertos es-dirigentes de FSB como "ideologos del partido". aunque se trata de un partido que nunca se caracterizo por esa tarea. En 1993 se mencionaba que algunos intelectuales y profesionales operaban como asesores de hila Femández pero niinca salió a la liu. publica esa tarea. por los prejuicios que circulaban respecto a cuna 1inculaciSn política con ese empresaio.

Al margen de los rasgos personales de los líderes carismáticos y del ethos colectivo

que movilizan, estos partidos ponen en juego una serie de elementos culturales que

modifican las identidades políticas y amplían el universo de demandas. Esta

mutación está vinculada al proceso de transformaciones politicas (vgr. proceso de

ciudadanización) y económicas ( v g . desestructuración de la clase obrera), aunque el

impacto del neopopulismo en el campo de discursividad política incide -con

intensidad e influencia variables- en las formas que adoptan las identidades y las

demandas sociales.

Para entender a cabalidad este impacto es necesario esbozar, de manera ~oncisa, el

tipo de identidades prevalecientes en el sistema político. A partir de los 40', las

idenridades políticas, ordenadas en el contin~[~rn? ideológico izquierda -derecha,

tenían una referencia discursiva central: el nacionalismo revolucionario, expresado

en la contradicción nación-antinaciónl6'. El carácter hegemónico del nacionalismo

revolucionario y su capacidad de actuar como un operador ideológico que englobaba

los diversos discursos políticos (de izquierda -socialista- y derecha -capitalista-) se

traducía en la invocación del sujeto interclasista "pueblo", como expresión de la

nación condensada, desde 1952, en el Estado. Los avatares políticos e ideo!ógicos de

ese período estaban signados por ese discurso he;emónico convezida en ideologia

estatal y en torno a él se ordenaron las prácticas discursivas: la "izquierda socialista"

invocaba el nacionalismo como antiimperialismo y la "derecha reaccio~laria" ccri~o

anticomunismo. Así, las prkticas discursivas oscilaron, desde la postguerra del

Chaco hasta la crisis del Estado del 52, entre las categorías de clase y nación que

aparecían como los referentes para la conformación de las identidades políticas.

Las identidades políticas convocadas por el nacionalismo revol~cionario estaban

subordinadas a la categoría de "pueb!~" como sujeto interclasista (alianza de obreros,

campesinos y clases medias) que expresaba a la "nación" enfrentada a la oligarquía

minero-terrateniente. Después de la revolución de 1952, el pueblo y, por ende, la

16' Al rspecto. Fernando h~íayorga (1985). para la conformacián del discurso del nacioralisino revolucionario antes de 1952, Luis H. Antezana (1983). para su despiiegue hegeiiibriico hasra fines de los 70'.

nación, son representados por el Estado y el carácter "nacional" de las c!ases sociales

está definido por su vinculo con el Estado y una actitud contestataria --como en el

caso de los mineros- implica su exclusión de la nación. Por otra parte, la categoría de

nación tiende a homogeneizar la diversidad étnico-cultural bajo el concepto de

mestizaje, entendido como una fusión biológica y cultural que expresa la

"bolivianidad", una entidad superior que se asienta en las "culturas nativas" pero las

supera y las redime. La nación es un conglomerado de clases sociales que tienen una

identidad cultural común a la que se subordinan las identidades parciales: étnicas,

regionales, de clase, de género. El uso de la categoría "campesino" expresa ese juego

de disolución de la piuralidad de identidades étnico-culturales en ur! sujejo clasista,

puesto que los elementos de diferenciación eran suprirnidos por la posición de clase.

En suma, en el discurso del nacionalismo revolucionario las identidades pclíticas

eran clasistas pero estaban subsumidas en una identidad genérica -la nación- que

definía su inclusión o exclusión de la interpelación estata!.

Asimismo, las identidades políticas de izquierda se conformaron a pai~ii- de

concepciones ideológicas que privilegiaban la lectura clasista de la sociedad,

impulsadas por la importancia del proletariado minero en la econor~iía estatal y la

f~r ta leza de la red sindical articuiada en torno a la clase obrera. .A partir de estas

concepciones marxistas se produjo la emergencia de los nuevos p a ~ i d o s de iziuieída

en los años 70': el 1Movimiento de Izquierda Revolucionaria y el Parido Socialista,

que conjuntamente el PIR y el POR'^' se disputaron el control d las or;anizaciones

sindicales para promover la revolución socialista cor. base en un " s~ j e to

revolucionario" de íiidole clasista. La centralidad del pro!etariado minero zbsorbía

las identidades políticas y los parámetros para caracterizar a los actores sociales

estabar, reducidos a consideraciones clasistas : la "clase obrera" o la "alianza obrero-

can-ipesina" eran los sujetos invocados por la izquierda partidista y sindical. Así, las

-

162 El Partido Cbrero Revolucionario. de filiacijn trorskista, y el Partido de fzquicrda Revo!ucionaria, estaliiusta. fuero11 los partidos que le disputar011 al bfiX la \panguardia de la reboluciin de !952.

identidades políticas se establecian en referencia a u11 espacio unidimensional que

recorria de la izquierda (socialista) a la derecha (capitalista). La revolución socialista

era entendida como la superación o profundización del nacionalismo revolucionario

y los actores de su realización iio tenían otro referente que su carácter clasista. En

suma, la "clase obrera'' o la "alianza obrero-campesinav remplazaban al "pueblo" y

expresaban a la "nación" en oposiciór: al "imperialisn~o norteamericano" y la

"burguesía entreguista".

. . Este orden discursivo empezó a resquebrajarse con la crisis del Estado del 52 al

influjo de la t ra~~sic ión democrática y el desniantelamiento de la economía estatistz.

La importancia del sindicalismo minero fue debi!itándose y la consolidzción

democrática sacó a relucir otras identidades (como las étnlcas y de sénero) que no

estaban referidas a posiciones clasistas sino a reivindicaciones de ciudadaflia.

Un hito importante del desmantelamiento del discurso político en ciave clasista y

nacionalista fue la emergencia del k n t a l i s n ! ~ ' ~ ~ , un movimiento intelectual y

sindical de raigambre aymara, que cuestionj el predominio de las visiorier clasistas y

nacionalistas en el discurso político y en la concepción del proceso histórico a partir

de postular la noción de "colonialisrno interno" para explicar, descle xna perspectiva

étnico-cultural, lo estrueura de poder estztal y las diferencias sociales. La idzntidad

étnica era diferenciada de la identidad clasista, aunque se 12.s combinaba en una

propuesta de revolucióri, asimismo, se cuestionaba la idea de nacibn hornogécea con

la reivindicación de las "naciories orisinarias" (aymaras, quechuas, tupi-guaracíes,

etc.). Esta operación incluyó la reescritura de la historia, la auto~iornia orsanizativa

de los sindicatos campesinos y la incorporacibn de reivindicaciones idsntitarias eri el

universo discursivo de la izquierda, en particular, y en el espacio de

iiiterdiscursividad política en general.

163 La denominación proviene del líder a>,mara Tupaj Kaiari que comandó una re~uella indígena que en 1781 sitió la ciudad de L.a Paz. Contemporinea~nente. se uti!ia la eicpresién "ce-co" ajmara para referirse a las protestas campesinas-indilis que asumer: la ~uodaiidad de bloqueos caniineros (Hurtado 1989).

Surgido como fuerza sindical en los 70' y expresado en partidos politicos

indicienistas L. en el período democrático, el kcrtarismo constituyó la expresión más

nítida de ia crisis del discurso clasista y nacionalista. Sin embargo, su in-ipacto %e

variable: como tendencia ideológica modificó el discurso de la izquierda partidista y

sindical e incorporó la dimensión étnica en el campo de discursividad pero como

pafiido tuvo escaso éxito en el escenario e~ectoral '~' .

Con la aparición de Condepa, las reivindicaciones identitarias esbozadas por el

kcrfarismo adquieren otra dimensión, puesto que las bases movilizadas por este

partido eran portadoras de esa identidad reclamada (eran ayniaras), y<, aunqce

Condepa adoptó un discurso nacionalista, la identidad étnica era un elemento

ideológico común a los inmigrantes y los marginados ~irbanos que ingresaban al

j~ iego político sin despojarse de sus rasgos culturales Las identidades políticas no se

definieron solamente a partir de los postulados ideológicos o doctrinarios sino

también por factores culturales: rasgos faciales, idioma, vestimenta -en el caso de las

mujeres- apelaiivos que sirven para definir categorías sociales -(indios, cholas). Se

produjo una compleja superposición discursiva en el mundo de la vida cotidia!:a

esos factores culturales son objeto de discriminación y en el escenario politico

adquieren un valor positivo. aunque existen matices en el uso de los términos indio

y cholo, puesto qiie esta última identidad tiene un estigma negativo en ariibas esferas:

privada y p~blica'6' . Sin embargo, el cholaje será inchido en la intei-pelación

condepista, no solamente como invocacicn de un sujeto sino como elemento cie

autoidentificación de esa masa movilizada electoralmente y el alegato contra la

discriminación asumirá otro carácter: "Bolivia es un país está de iridios y cholos,

indios y que los mismos no están en el gobierno ni en el parlamento. Ya es tiempo

que terminemos con esta discriminación social que subsiste en Bo!iviam (H, 3-1-59).

I M Al respecto, el deseiripeño electoral de los panidos kataristas: PdiTKA, FULS.4~ MRTK, klRTKL (Ver Cuadros 2,3,4 y 5) . '" En a1,pm.s encuestas sobre "identidad", a la pregunta "¿Se considera mestizo?", las respuestas afirmativas bordear. el 75%, aunque esas persona no rzsponderían de igual i ~ - i ~ e r a si la pregmta se refiriera a que si se corisidera cholo. Auilqce es la rnisma persona el pri~rier usa es "biológico" y el segundo "social ", en esa iiledida, esta teiiido de prejuicios ( P W 1997).

Condepa "es una cruzada por defender la dignidad de todos los bolivianos ante la

agresión y discriminación por el color de la piel y la forma de vestir"(0, 35-4-89).

Ahora bien, no se trataba de uria iriterpelación sin efecto ni solamente era una

estrategia discursiva para captar votos: la presencia de Remedios Loza sintetiza ese

proceso de subversión o rearticulación de valores (prejuicios) cultur~les. Su b io~ra f i a

es expresiva de esa identidad social que se incorporaba de manera inédita a la

política: artesana bordadora de polleras, madre soltera y -un rasso e.xcepcioria1-

bisagra entre Carlos Pa!enque y los "compadres" y "comadres", es decir. una

broker: "Ella mejor que nadie puede llevar a la mujer de pollera y a IGS cho!os el

mensaje de salvación de Condepa y puede hablar perfectameiite en español, aymara

y quechua" (EL), 27-2-89). Se trata, pues, de una identidad cultural que irrurnpe en

el escenario político, independientemente de los postulados ideolbgicos del partido

que se inueven en una tensión entre el nacionalismo de viejo cuco y el

multiculturalisno. Existe un efecto complementario en la presencia d , Remedios

Loza en la política, su condición de género. En una chola opera una doble exclusión:

es indígena y mujer. Las reivindicaciones de género, escrimidas por intelectiiales

feministas y el "movimiento de mujeres", adquieren una resonancia distinta que es

alimentada por otro hecho po!itico que involucía, otra vez, a Condepa: la presencia

de bióníca Medina como la primera alcaldesa de La Paz, con el aditamento de que se

trataba de una persona joven, otro criterio de discriminación en una reaiidad política

básicamente niasculina, criolla y adulta. La presencia de Mónica Medina provocó -

por efecto de la competencia electoral- una mayor participación femenina en las

candidatura^'^^ y, posteriormente, a raiz de la crisis interna en su partido y su ruptura

conyugal y política con Carlos Palenque propició un debate acerca de la

participación de la mujer en la política y la crítica feminista a las posturas machistas

156 En las elecciones niunicipales de 1995, en La Paz, el MIR y MhX postularoii a mujerzs cclrno cmdidatas a la Alcaldía.

en torno a ese conflicto privado-público que se resumían en el criterio conseivador

que la esposa debía alinearse detrás de su marido y no poner en entredicho la unidad

familiar por razones políticas,

Las reivindicaciones de género eran consideradas de manera convencional

periférica, y las demandas étnicas estaban incluidas en una idea de "unidad en ia

diversidad" que remitía al mestizaje (como meltiilgyot) y no a la autodeterminación.

La emisión de estos elementos proviene del katarismo y del movimiento de mujeres

pero adquieren otra connotación con el impacto político-electoral de Condepa. Este

partido no elabora una ideolocia con estos elementos pero los c.ataliza..y los vue!ve

realizables: el reconocimiento constit~cional del carácter pluricultural y multiétnico

de la sociedad (aprobado en 1994), el sesgo intercultural y bilingüe de ia. reforma

educativa (en 1394), el reconocimiento jurídico de las organizaciones indígenas

autóctonas y de sus autoridades tradicionales (en 1991), la ley de cuotas para la

participación femenina en las listas de candidatos (en 1997) si bien son propuestas

larsameme debatidas -y que no tuvieron en Condepa un centro de emisión ni

formaban parte central de su prograna- adquieren mayor importancia debido al

impacto electoral de ese partido. En otros términos, !as demandas étnicas tienen una

larga historia que se remonta a la década de los años ?'O7, cuando se organiza un

movimiento indigenista que se cristalizará en la conformación del L-cztarismo como la

principal fuerza sindical campesina en el período de transición democrática, y

adquirirán una resonancia mayor a principios de los 90', cuando se movilizan lcs

_ompos itilicos de la amazonía y los llanos bajo la consigna del Estada rnultiérnico y

pluricultural, sin embargo, estos planteamientos serán incorporados en la agenda de

la reforma estatal a raíz de los iesl:ltados obtenidos por Cundepa en La ~ a z ' ~ ' . Algo

similar acontece con las reivindicaciones de género, propugnadas por el

"movimiento de mujeres", que adquieren una mayor importancia cuando las figuras

femeninas de Condepa asumen una diputación o una alcaldía. Así, identidades

167 También otros foctores inciden en este lieclio, como la '.ceiebrdciÓn" de los 500 aiíos del descubrimiento de IZmCrica que inotivarori la gestación de una fallida Asamblea ae X~:acic>riilidades, en 1992. o la suscripciori -por parte del Estacio boliviario- dei i r a ~ d o de respeto o ia di\,ersidad étnica de la O r p m a c i ó n Internacional del Trabajo.

sociales que sufrían discriminación en la vida cotidiana y que estabzn excluidas de

los discursos partidistas se transforman en identidades políticas portadoras de

demandas que pasan a ser incorporadas en las estrategias electorales y en la agenda

de reforma estatal.

A eso hay que sumar la introducción de elementos simbólicos (potlcho, ll~rch'zl,

chicote con tres puntas, kocr, pz~tzltzls, bastón de mando, música autóctona) que

modifican la parafernalia electoral, sobre todo en La Paz, que se traduce en !a

adopción generalizada de ritos, objetos y tradiciones de la cultura andina que dejan

de ser expresiones de la "nación clandestina", antes marginada de los discursos y

ritos partidistas tradicionales.

En el caso de UCS, las cosas no tienen esa carga connotativa y su explicitación

discursiva es prácticarneilte inexistente. La explicación está referida a la ausencia de

componentes étnico-culturales y a un soporte simbólico adicional. Si a Carlos

Palenque lo vestían de indígena, envuelto en brumas de incienso y sus

proclamaciones eran acompañadas con alusiones mesiánicas del imaginario aymara,

Max Ferná~ldez aparecía siempre vestido con la misma indumentaria: temo de colo:

oscuro, que no significaba otra cosa que su perfil empresarial. Y aunque usaba el

idioma quechua en alguna de sus intervenciones, la identidad érnica no cump!ia una

finción de reconocimiento ni fue incorporada en una estrategia disrursiva que, a lo

sumo, definia como destinatario del accionar partidista a un sujeto difuso: "las

g r a ~ d e s mayorías nacionales", es decir, aquellos sevgmentos sociales que eran objeto

de ia labor asistericialista. Ni e! "pueblo" del nacionalismo, ni !as -'clases

revolucionarias" del marxismo y mucho menos "las naciones originarias" del

indigenisrno eran elementos de referencia de sus propuestas programáticas.

Con todo, se produjo un hecho particular en Santa Cruz que resulta llamativo por las

connotaciones que encierra, aunque es u11 caso aislado y no expresa iiria tendencia de

comportamiento partidista. UCS pone en juego elementos identitarios, a pesar de que

no forman parte de su estrategia discursiva, con la presencia de un hraker sindical en

calidad de concejal y que llecó a fungir como alcalde interino de Santa Cniz por

escasos dias. Este dirigente sindical -Jesús cahuana1"- es un inmigrante aymara de

la zona altiplánica que representa al cremio de los comerciantes, una importante

h e r z a electoral en esa ciudad. Este sector, junio con los transportistas, son la base

social más constante de UCS y su peso es decisivo para definir el curso de las

votaciones. Pese a ser colla y cholo, fue elesido concejal en una sociedad, corno la

c,ruceña, en la que se combinan y refuerzan los prejuicios rocistas con otra

discriminación proveniente de una fi~erte identidad regional basada en la antinoinia

"cclla-camba". El tema de la identidad regional no es un asunto de poca importancia

en una sociedad organizada corporativamente y con fuerte control social p3,r parte de

las organizaciones cívicas que exigen la ascendencia camba a sus tifiliados y con

monopolio de ía política por parte de una élite organizada en logias.

Debido a esas condiciones culturales y políticas, la presencia de Jesús Cahuana tiene

una connotación aná.loga a la de Remedios Loza, pero con la diferencia de que en

UCS las reivindicaciones identitarias no forman parte de su discurso. Mas aún;

mientras este dirigente gremial era postulado para su reelecciór! como concejal , un

alto dirigerite ucesista cruceño, que oficiaba como ministro de justicia, dcclaró

respecte! a un pleito judicial que "un par de collas no iba a imponerse a medio millón

de cambas", denotando esa disyunción entre e! discurso y la prfictica de este partido

que impulsaba -indirectamente- !a integración socio-cultural

Si en t éminos iderititarios la produccióil discursiva de LTCS es débil, algo sirriilsr

acontece con relación a 12s demandas que incorpora en la discursividad politica El

iinico tema que es impulsado por este partido es la vaga consigna de "solidaridad",

como expresión de la "justicia social" que -junto con "honestidadw- forman parte de

su ideario y adornan su escudo. Sin embargo, estas demandas no tienen un

tratamiento específico en su precaria elaboración progamática y su verosimilitud es

resulttido de! asistencialismo propugnado por sus líderes. Su discurso son las obras

163 Nacido en Oruro y emigrado a Sarta Cruz a los 19 años. se dedico a! co~nercio ! Funde la federa~ión del ramo. que dirige desde iiace 17 aíjos. En 1995 finno ~n acuerdo con Fcmariíiez para que un dxigente gremal ocupe el segiuido lugar en las listas de candidatos municipales.

("Hechos y no palabras") y estas adquirieron otra connotación debidc al crecimiento

electoral de UCS, allá por 1991, y sus rivales incorporaron en sus estrategias

discursivas temas como redistribución y equidad que pasaron a fcrmar parte de la

"cuestión socia!" irresuelta -y agravada- por el modelo económico.

Sin embargo. en la medida que se da un zccionar coetáneo -aunque nunca conjunto-

de Condepa y UCS, su impacto general puede ser valorado como manifestación de

un estilo neopopulista que modificó las identidades políticas. Ya mencionamos la

incorporacióri de nuevas identidades que desplazaron a las identidades c!asistas

prevalecientes, empero, se pueden esbozar algunas consideraciones acexca de 1.1

desarticulación del discurso nacionalista, como desacrecación de sus elementos más

que como aitici.ilación de un nuevo sujeto. El discurso del neopopillismo parece

transcurrir entre "pueblo y populacho" y este aspecto permite establecer nítidas

diferencias con el nacionalismo de viejo cuño. Si e! populismo nacionalista se refería

al "Pueblo" -con mayúscula- como identidad política integral susceptible de ser

portadora de la energía revolucionaria de la nacicn en busca de su ai:todeterminación

estatal, este neopopulismo invoca al pueblo -sin rnayiiscula- coino "niultiplicidad

fragmentaria de cuerpos necesitados y excluidos ... -corte de los milagros o cainpo-

de los miserables, los oprimidos, los vencidos" (Agamben 1995: SO), es decir, corno

"populacho". Así, lo popular aparece vaciado del contenido revolucionario ztribuido

por el discurso nacionalista (y clasista) y se transmurz en un termino sin otro

referente que no sea la (dez)esperanza mundana de los "miserables, los oprimidos,

los vencidos" de la sociedad.

Para concluir, es necesario establece: un nexo entre las modalidades del intercambio

político y las identidades y demandas sociales p~es t a s er, juego por UCS y Condepa.

El intercambio político es prefigurado por las labores de asistencialismo que

desplegaron hfax Fernández y Carlos Palenque, en esa medida, el lazo personal está

preñado de una faceta emocional que relcitiviza e! calculo iiiilitaristü que caracteriza

la relación clientelar. Este es, sin duda, un aspecto distintivo del neopopulismo en

Bolivia, puesto que excede la lógica clienrelista que permea los procesos electorales

en zeneral. Las labores de asistencialismo de los líderes carismáticos precedsn al

intercambio político y lo hndan , en esa medida, éste adopta un rasso peculiar que se

complementa con el prestigio personal transmutacio en carisma político. Ahora bien,

lo que se pone en juego no se limita a la transacción entre obras por prestigio y,

lueso, a la permuta entre favores por votos.

Cuando la lógica del asistencialismo privado se traslada a la escena politica entran en

juego otros elementos -discursiv~s- aparte del intercambio entre ayuda social y

apoyo electoral. Estos elementos complementarios son, precisamente, las identidades

y las demandas sociales que constituyen el contenido del intercambio político. No re

trata, por ende, solamente del gesto altruista que añade un ses;o s~ibjctivo

(agadecimiento como actitud y prestigio como resiiltado) sino de un c o n j ~ n t o de

significantes que remiten a revindicaciones de participación y redistribución. Las

necesidades mínimas satisfechas por las "obras" y la "ayuda social" se iransforman

en demandas de equidad incorporadas al campo de discursividad 11 la representacion

be identidades pron~ovida por UCS y Condepa se convierte en una ampliación de la

participación política.

Por lo tantc, cuando señalamos que estos partidos ampliaron el radio de interpe!ación

de la democracia representativa no limitamos e! hecho a la incorporazicn de sectores

rnarsinados al juego electoral, sino que consideramos que las identidades y

demandas que ponen en juego UCS y Condepa amplían el campo de discursividad.

Por esa vía, la politica procesa nuevos ingredientes y se transforma zl iiiflujo del

neopopulismo y de las imágenes que evoca e instala en el espacio electoral. Ahí

radica la importancia del neopcpulismo a pesar de sus escasos diez años de

existencia: ni tan joven ni tan viejo; diría Joaquín Sabino, pero decisivo.

CAPITULO S DESEMPERO EN EL ESCENARIO ELECTORAL Y PARLL4MENTARI0

En un sistema político conipetitivo, los "anibientes relevantes" que ejercen una

irifluencia decisiva en el desempefio de los partidos son el escenario electoral y el

escenario parlanientario. Como señala Panebianco, "los escenarios representan las

distintas mesas de juego en las que el partido participa y de las que extrae, en una

cuantía proporcional al resultado de los distintos juegos: los recursos necesarios para

su fi~ncionamiento" (1990:394) y también para las modalidades que asume su

articulación al sistema político y para el tipo de relaciones con otros integrantes del

sistema de partidos.

En el escenario electoral se produce la competencia por el control de los votos Los

grados de estabilidad y complejidad que presenta este ambiente inciden en el

desempeño y la capacidad de adaptación de íos partidos, de acuerdo a SLJ coiiesion y

grado de institucionalización interna. En el caso que analizamos, el escenario - electora! es de tipo "turbulento", esto es, se manifiesta por "la fluidez. de la situación

electoral y por grandes cambios en la correlación de herzas entre los partidos"

(.396). Este tipo de ambiente relativamente inestabie -característico de los sistemas

multipartidistas- incide en el grado de complejidad del escenario electoral que se 169 3 - ~i?iiiiiFesiz en la existencia de partidos que se disputan los "~ei-ritorios de caza'' UG

sus rivales. Así, las relaciones entre los pai-iidos aparecen como relaciones de

oposición y de competencia: "hay oposición pero no conipetencia, cuando los

'territorios de caza' de los partidos no se superponen", en cambio, hay competencia

cuando "otros partidos ... actúan zobre el mismo 'territorio de caza' de (un) partido

169 Este se define como "la resenfa sobre la que la organización (portidista) establece sus deredws y en relación cori la cual se defice la identidad organizativa tanto 'elterna' (a los ojos de los que rio forman parte de la organización) como 'interna' (ante los miembros de la organización). y se establecen las relaciones de contlicto (lucha por los misnios recursos) y de cooperacibn (in!ercmibios de recursos diferentes) con las dcmis organizacioces" (:47). Se trata, pues, de un "territorio eíectoral" sobre el cual iui partido despliega actividades de co~itrol y dominio frente a las otras orgariizaciones.

(con) pretensiones hacia (sus) recursos electorales fundamentales" ( 398). En la

medida que existen partidos "competidores", el grado de complejidad del escenario

electoral es mayor y la disputa se resuelve de acuerdo a la fuerza de atraccion que

cada partido tiene sobre su "territorio de caza" y del número de competidores

intervienientes.

Por su parte, el escenario parlamentario es el espacio donde se produce el proceso de

intercambio entre los partidos en función del establecimiento de aliánzas que deciden

el acceso al gobierno o la definición de políticas, Es obvio que existe una relación de

interdependencia entre el escenario electoral y el escenario parlamentario puesto que

"el número de escaños que cada partido controla depende de! ~ ú m e r o de votos que

obtiene (y) A su vez el fiúmero de escaños incide en las relaciones entre los partidos"

(:406). Este último aspecto se traduce en el "potencial de coalición" o de "chantaje"

que adquieren los partidos con presencia parlamentaria relevante y su capacidad

sucedánea para influir en las tácticas de los demás partidos (Sartori 1992: 153-1 56 y

351).

Las alianzas resultantes dependen de inúltiples factores. En referencia al teina qlie

nos ocupa, nos interesa privilegiar la relacion entre partidos opositores y

competidores y su incidencia en las formulaciones ticticas: "Ante la presencia de

uno o varios competidores, los líderes del partido tefiderán la mayoría de las veces ...

a desarroilar actitudes fuertemente hostiles hacia los competidores, a veces muclio

más hostiles y agresivas que hacia los opositores 'c;ficiales7" (Panebianco 1990:41 l),

puesto que un partido competidor pone en riesgo la estabilidad y la identidad

organizativa -en la medida que pretende incursionar en e¡ "coto de caza3' del partido

amenazado- y este pe l igo predispone la adopción de deterininada politica de

alianzas.

En la drmocracia boliviana, ambos escenarios presentan peculiai-idades prove~ientes

de !a norma constitucionai. El sistema electoral presenta las siguientes

características: la cámara de senadores está compuesta por 27 senadores. 3 por cclda

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establece la presencia obligatoria de un tercio de mujeres -como mínimo- en las listas

de candidatos. También resalta, a partir de 1993, la modific;zción de la composición

de las cortes electorales que, mediante su despartidización- han otorgado certidunbre

y legitimidad a los procesos electorales.

En cuanto al escenario parlamentario, un elemento decisivo es la eleccion del

presidente y vicepresidente mediante un sistema híbrido caracterizado como s is~ema

de gobierno "presidencialista parlamentarizado". El Art. 90 constitucicnal establece

el acceso directo a la presidencia mediante victoria por mayoría absoluta en las

urnas, empero, en caso de inexistencia de esta figura, los tres candida:os.más votados

ingresan a una secunda vuelta congresal en la que se e!ige a presidenre y

vicepresidente por mayoría absoluta. Desde 1997, reforma constituciorial mediante,

se redujo a dos el número de bifiornios que ingresan a la segunda vuelta congresal y

se estableció la indivisibilidad del binomio. Esta modalidad tiene consecuencias de

peso en las caracteristicas que asume el escenario pariamentario, conver+'d L I O en un

ámbito de concertación y convergencia partidista, puesto que las normas inducen a la

a d ~ p c i ó n de pactos o alianzas entre diversas fuerzas parlamentarias como

procedimiento de elección del titular del ejecutivo y para el apoyo legislativo a la

gestióil gubernamental.

,4 partir de estos criterios abordamos el análisis (1 j del desempeño electoral de UCS

y Condepa, (2) los recursos que ponen en juego en sus campzñas, (3) las

necociaciones emprendidas en el establecimiento de alianzas en el escenario

parlamentario y (4) la competencia entre ambos partido, con la finalidad de evaluar

su impacto en el sistema político y en el comportamientc de sus rivales.

1. ESCENAXIO ELECTORAL: EFECTOS Y DEFECTOS

L a incursión de UCS y Condepa tuvo evidente impacto en un escenario electoral

ocupado por tres partidos tradicionales ADN y h/LIR) que, desde 1985, tienen

presencia nacional y definen la disputa por la titularidad del poder. Sin embargo, en

las tres elecciones presidenciales del periodo analizado no lograrori ingresar en ese

juego reservado a los tres partidos mencionados y su incidencia resultó más decisiva

en el ámbito local-municipal y en los rassos que adoptó la discursividad política y

las tácticas electorales de sus rivales. Ni Condepa ni UCS tuvieron liosibilidades de

ingresar a disputar la presidencia en las negociaciones postelectorales: en 1989,

Carlos Palenque obtuvo el cuarto lugar y quedó marginado por la disposición

constitucional que establecía la secunda ronda congresal entre los tres más votados, y

si en 1993 alcanzó el tercer puesto, la aniplia diferencia obtenida por el vencedor

eliminó cualquier consideración acerca de esa posibilidad. En 1997, Remcdios Loza

reiteró el tercer lugar, empero la reforma constitucional habia reducido la p u y a por

la presidencia a los dos candidatos mas votados y nc intervino en ese proceso. En el

caso de UCS, no tuvo ningún dilema porque en sus dos interv.enciones electorales,

sus candidatos 110 ingresaron ai círculo de los posibles elegidos: Max Fernácdsz salió

cuafio en la contienda de 1993 e Ivo Kul-iis ocupó el quinto lugzr en 1997. Sin

enhargo, debido a su fuerza parlamentaria, ambos partidos intervinieron en los

acuerdos políticos para elegir al presidente de turno, aunque de maiiera disímil, así

con-~o, disímil fiie su participación en las coaliciones ~ubernamsntales resultantes de

esas negociaciones.

En los comicios municipales, a pesar de que en ninguna de las seis elecciones

realizadas en este periodo se produjo una victoria nacional por pafie de Condepa o

UCS; estos pareidos lograron sus resultados más importantes, llegando a ocspar el

seguiido lugar en 1993 y 1995, respectivarnente. Desde 1987, lo; comicios

municipales se realizaron de manera separada d; las e!ecciones nacioiiales y si bien

en todos los casos vencieron los partidos tradicionales, ya sea en la oposición (ADN

er! 1987 y MlW en 1999) o en ejercicio gubernamental (la alianzn ADN-kfIR en

1989 y 1991 y e! r\.N en 1993 y 1995) (Ver Cuadro 32), la presencia de UCS y

Conclepa niodificó notableniente el mapa electoral, introduciendo una serie de

elementos que influyeron en la conducta de los partidos tradicio~~ales.

Los triunfos electorales de Condepa en el departamento de La Paz (el distrito

electoral de mayor población) en 1939, 1991, 1993 y 1905 y dos gestiones

municipales, de 1991 a 1995, en la sede de gobierno convirtieron a este partido en un

referente ine!udible del juego político, aunque su votación nacional estaba

concentrada de manera inaudita en esa zona171. Asimismo, UCS obtuvo, desde 1989,

victorias electorales en distil~tos departamentos pero de manera discontinua, así

como, se hizo cargo del manejo de varias alcaldías de capitales de dep- artamento

(entre las que sobresale Cochabamba, la tercera en importancia, entre 1989 y 1992):

Empero, no logró establecer un arraigo electoral y, ?aulatiriamente, por las

circunstancias de su historia or~anizativa fue concentrando sus empeños e!ectorales

en la zona oriental hasta convertirse en una de las principales fuerzas en el

departamento de Santa Cruz, dirigiendo la alcaldía de !a ciudad capital entre 1995-

1999 y por el periodo 2000-2005. La importancia de Santa Cruz tier,e un doble

rostro: es el distrito electoral con mayor índice de c:ecimientol", debido al flujo

migratorio continuo de diversas zonas por las oportunidades labora!es que ofrece, y

se hd transformado en la zona más pujante de la economía por la actividad

a_oroexportadora y las inversiones petroleras y gasíferas, conformando un puio de

desarrollo vi~iculado al mercado brasileño. Este hecho le otorga ur, valor estratégico

adicional a la presencia de UCS en ese espacio electoral.

Durante diez años, Condepa tuvo una presencia hecemónica en el departamento más

importante y cuando había logrado extender su apoyo electoral a otros departamentos

de la regi6n occidental sufrió una derrota electoral en 1999 que estuvo a plinto de

borrerla del napa político. En esa década, UCS tuvo una presencia diseminada pero

variable en los distintos departamentos sin establecer arraigo en una zona en

"! En 1989, de 173.459 votos, 158.742 correspondían a La Paz (92%), en 1997, de 373.528, le correspondieron 289.175 (77%), ese desplazamiento muestra irna tendencia, aunque sea leve, de crecimiento de su implantación temtorial. ''' Estos son los cambios en los votos emitidos en los tres distritos más importantes: La Paz ............ 606.207 (19S5), 75 1.520 (1999) Santa Cruz ...... 299.542 (1985)? 552.803 (1999) Cochabamba ... 267.655 (1985), 362.33 1 (1999: Total nacional (1985): 1.728.365, estos tres departamentos equivalen 1 68%. Toial nacional (1997): 2'321.1 17, estos tres departamentos ecpivalen al 72%.

particular sino a mediados de este periodo, cuando vence en Salita Ciuz en 1995 y

termina concentrando en ese distrito, en 1099, más de un tercio de su votación total.

Es necesario mencionar que paralelamente a la caída de Condepa y a la relativa

"regionalización" de UCS se produce la emersencia de líderes y partidos locales que

vencen en varias capitales de departamento y en cierta medida sustituyen a Condepa

y UCS. Así aconteció en las ciudades de Potosí, La Paz y Cochabainba. En el primer

caso, con una votación superior al 60%, el candidato de un partido sir1 presencia en

otras regiones fue reelecto como alcalde después de una gestión a la que accedió por

descarte. En La Paz, un flamante partido postuló a un diputado uninorninal que fue

ungido cono alcalde con el apoyo de un partido irrelevante en otras regiones. Y en

Cochabamba, un partido de reciente formación en torno a un ex-candidato que iba a

la reelección por tercera vez consecutiva, obtuvo mayorín absoluta. S' 1 a eso se sunia

la victoria en Sucre de un partido sin representación pai~amentaiia'~' y la reeleccióri

de Johnny Fernández en Santa Cruz, resulta que en cir~co (entre ellas las tres más

imponantes) de las nueve capitales de departamento los partidos tradicionales fueron

derrotados. Era la ratificación de una situación que se habia manifes~ado en 1995 en

eszs ciiico ~apitales"~. Si en todas las elecciones municipales entre 1959 y 1999

alguno de los tres partidos tradicionales -lMNR, ADN o MIR- había vencido -en

solitzrio o en coalición- en el cómputo general, el control de varizs importantes

alcaldías fue as!irnido por partidos de nuevo cuño. El carácter no concurrente de las

eiecciones presidenciales y municipales"' influyQ, sin duda, en este

comportamiento. Además, a partir de 1995, la municipalización promovida por la

Ley de Participación Pcpular reforzó esta situación, puesio que en el ámbito

ri?unicipal se 111anifiesta más nítidamente la precariedad iíistituciorial y la crisis de

1-3 Vanguardia 9 de Abnl fiie la sigla utilizada por el es-alcalde intenlx su reelección y, pese a vencer eri las urnas. fue desplazado por el candidato de un partido con escasa representación congresal. 1'4 UCS en Santa Cruz y Potosí. ME)L en Sucre y Cochabamba. Condcpt: en La Paz. ' - S Las elecciones presidenciales se realizaron en el primer semestre y cada cuaro aios, las municipales. en el últirilo mes del año 14 c3& dos alos Con la reforma constitiicion~l. 105 periodos de gestión fueron ampliados a cinco ai'ios. pero se realizan de inanera imercaiac!a favoreciendo el mantenirnierito de la dinzimica electoral que ponemos de relie\e.

representatividad de los partidos políticos, creando coridiciones para el surgirnie:lto

de liderazgos perscnalistas que actúan con rasgos análogos al neopopulismo.

Así, el impacto electoral del neopopulismo fue relativo en el escenario nacional y

más determinante en el ámbito municipal. Ahora bien, jen qué medida intluyó en la

estrategia de los partidos tradicionales? La primera reacción de los partidos

tradicionales fue de incredulidad y desdén, bajo la suposición que GCS y Cmdepa

no superarían su primer desafio electoral. Los resultados en los comicios municipa!es

de 1989 -tercer y cuarto lugar para Condepa y UCS, respectivamente- cofivirtieron

esa postura en preocupación: "la clase politica tradicional ... le ha quitado (ala gente)

la esperanza que ésta ofrecía al pueblo cor! estabilidad, crecimiento y empleos ... Al

perder estas perspectivas, el pueblo está buscando soluciones para sus terribles

problemas mediante el populismo. Creo que realmente estamos en I-in rnomerlto de

crisis y yo preveo que las elecciones del 93 serán entre el hmR y las fuerzas

populistas de Max Fernández y Carlos Palenque" (EM, 4-12-89). Con el escrutinio

de 1991 -UCS en el tercer lugar y Condepa en el cuarto- !a preocupación dio paso al

estupor: "Está visto que en este país para ganar las elecciones no se necesita ter~er

solamente 'cabeza' sino también 'corazón"' (entrevista televisiva en ATB, 4-13-41).

El emiscr de ambos comentarios era Gonzalo Sánchez de Lozada, candidato del

MNR y sucesor de Paz Estenssoro en cuyo gobierno ofició como acérrimo defensor

de ia Nueva Política Econóniica, que había vencido en las urnas en 1989 aunque 110

accedió a 13 primera magistratura. Su talante tecnócrata y su racionalismo ilustrado -

era un C'hiccrgo-boy pero de la facultad de filosofia en cuyo fiontis dicen que dice:

"Nada es ciertov- dieron paso a una lectura desapasionada de aqiiellos resultados

electorales r;~unicipales convertidos en nubarrones para sus aspiraciones

presidenciales.

El resultado fue la conversión programática del MNR expresada en su programa de

gobierno, El Plan de Todos, que se asentó en tres pilares: educacijn interc~ltural y

bilingüe, participación popular en los espacios locales y capitalizaci6n ¿e las

empresas estatales monopólicas enganchada a la propiedad de la mitad del paquete

accionario de los bolivianos niayores de edad. Las tres pilares eran respuestas

evidentes a problemas planteados por los partidos neopopu!istas y sus bases

electora!es, puesto que tenían un sesgo iriiico-cultural, redistriburivo y participativo.

Además, en franca reacción a Condepa y su predominio en La Paz invitó a un

dirigente aymara, de tradición sindical campesina y vinculado a la izquierda, como

acompañante de fórmula. Semejante cambio en su visión y estratesia era inlpensable

sino como respuesta a ur, fenómeno incierto que se había convertido en un par de

años en un real peligro. Pero no solamente el MN-R si;frió esa metamorfosis; en

menor esca!a los otros partidos tradicionales adoptaron una actitud reactiva: la

coalición electoral entre ADN y MIR postuló como acompañante del ey-dictzdor

Bánzer a un ex-guerrillero y ministro de trabajo para proporcionarle un "rostro social

y progresista" a su candidatura. Con una estrategia dirigida a disputar las bases

electorales del neopopulismo, el LfNR venció en L a Paz y logró una clara victoria en

los cómputos generales, sin embarso, este hecho no impidió que, posteriormente, en

las elecciones municipales de 1993 Condepa obtuviera el segundo ingar y UCS

ocupara una posición similar en 1995.

Esta influencia se difundirá en otros ámbitos más ortodovos de la táctica e!ectoral

cuando sus rivales acuden a propiciar o a retornar actitudes cliefitelistas que. en el

caso de los partidos tradicionales, carecían de la verosimilitud que gozaban Max

Fernández y Carlos Palenque, puesto que el asistencialisn~o estrenado por estos

líderes se había materializado anres de su iilcursión en la política y, por !o tanto, su

uso electoral aparecía dotado legitimidad. Algo similar ocurrió er, el uso de cbdigos

culturales de raigambre indígena que resultaban una impostura en las formas de

acción proselitista de los partidos tradicionales que se resían por 2autas "modernas"

o por su adscripción a tendencias ideológicas. El sunmzzlm de estas imposturas

inevitables como método de disputa electoral se produjo en la ciudad de La Paz

donde todos los candidatos rivales de Condepa empezaron a utilizar mixtura, kon,

atzendos indígenas, radioemisoras y cznales en remedo directo de RTP, hasta e!

extremo que u? profesor de Harvard de apellido McEean, tres veces alcalde y sin una

sola victoria en las urnas, declaró en 1399 que en su infancia había sido amamantado

por su sirvienta chola y que eso !e condujo a educar a sus hijos pzra que traten a los 176 indios como si fueran seres humanos . O que un dirigente del ?dIR antaño de

izquierda, se haga dueño de una pequeFa red de rriedios de comunicación para

emular a Carlos Palenque y ofrezca un bono de diez dólares a !as madres que tengan

hijos en la escuela, en una campaña que concluyó con su victoria en El Alto. AIFIOS

antes, en 1995, el iMNR y el hIiR postularon a mujeres como candidatas a la alcaldía

en respuesta a la presencia de Mónica bledina como alcaldesa cofidepista que

apostaba a su reelección.

La influencia no se limit6 a los partidos tradicionales. En Cochabamba, uil ex-

capitán, luego de abandonur el partido del general Bánzer y ser aliado circunsrancial

de Condepa en 1993, forjó un liderazgo local que concluyó en la creación de un

pzrtido a su medida, cuyas siglas incorporan las letras de su nombre: Nueva Fuerza

Republicana @TR) es el partido y Manfred Reyes Villa su jefe, vencedor en tres

elecciones consecutivas con mayoria absoluta a partir de un carisma aderezado con

eficiencia administrativa. El1 Potosí, un militante de izquierda que oficiaba de albañil

antes de ser concejal y luego a!ca!de, obt ivo la victoria más ho!sada en 1999 con

más del 60% de los votos: el peso especifico de su personalidad h e suficiente para

escoger sigla -Partido Socialista-, después que el resto de las p;irLidcis declinó en

postularlo como candidato de una amplia coalicióil. A su nialiera estos scn, también,

unos líderes "minimalistas", a la usariza de Max Fernández y Ccir!os Pa!enque, pero

acotados a su teiniño. Perfil análogo presenta el vencedor de los coinicios de 1999 en

La Paz, cuyo partido reproduce el adjetivo que i.isó en su anterior campaña como

dipulado uninominal: Juan "Sin Miedo" se transformó en Movimiento Sin ~ i e d o " ' ,

en o1ra muestra de la personalización de la representación política que caracteriza a

LCS y Condepa. En estos casos, el aparato municipal sustituyó funcionalmente la

1-15 Esie candidato, en 1991, desplegó su camp,& bajo el le-m: "Todos los colores", r x n a j e de aprrtura a la inclusión de la áiversidid étnica para enfrentarse al canáidzto de Condepa. , -- " ' Juan De! Granado adquirió f a ~ ~ conio abogado que propició la condena cxcclaria al dictador Gzrcía Meza: militante de izquierda y político profesional file diputado dei MBL y verició por mirito personal en una circunscnpciirn en 1ü c i ~ d a d de La Paz. Aiejado de su pariido, propicio la fonllación de un movimiento local p m pastiihrse coino candidato a alcalde.

labor que cumplían RTP y CEN: realización de obras como sostén del intercarnhio

político y de la credibilidad del liderazeo local.

Asimismo, en 1997, el tenor predorninante de las campanas presidenciales h e la

miniinización de las propuestas de gobierno, que aparecían con el sello de UCS y

Condepa. La oferta generalizada se basaba en el hecho de que habían concluido las

"grandes reformas" y las propuestas de antaño dieron a Faso a "soluciones de

verdad" (MNR) o "vertebración caminera" (MIR) que si bien respondían a lcs

latidos de la sociedad no expresaban sino una actitud casi de reflejo a las

circunstancias de una recesión económica que volvía a poner en el escaparate de las

necesidades sociales aquellas "pequeñas cosas" que la niayoría de !a población

alguna vez había recibido de manos de los líderes neopopulisths. P L ~ e110. un aspecto

central de la campaña de ese año fiie el debate en torno al mantenimiento del

"bonosol", un bono de 250 dólares otorgado a 10s ancianos y ancianas con el dinero

de las ~itilidades previstas de la capitalización de las ernpresas públicas. Ena medida

asistencialista de corte estatal que se mezclaba con la privatizació~i ponía el

descubierto la tensión entre la profundización de la Nueva Política Econótnica y la

adopción de medidas redistributivas.

Esto era resultado del desempezo electoral de UCS y Condepa que, en diez años,

habían terminado por minar la cultura política y los hábitos electorales con

relaciones tradicionales -como el compadrazgo y el padrinazgo- que aparte de

evocar el clientelisrno, mostraban la importancia de la existensia de otro tipo de

nexcs entre las preferencias electorales y la definición del voto. Con este panorama

oeneral, abordamos el análisis del recorrido electoral de Condepa y UCS.

1. l. CONDEBA: el cerco altiplánico

Entre 1989 y 1999, Condepa participó en tres elecciones piesidcnciales y cinco

municipales, obteniendo un proinedio de 13.9% y 13.5 % respectivamente, aunque

en este último caso hay que considerar su caída en 1949, cuando obtuvo apenas el

4% de votación. En ambo; escenarios, su desempeño electoral muestra una nítida

tendencia a la concentración de sus votos en una región, lo qUe conduce a

caracterizarlo como una fuerza regional.

1.1.2. Elecciones presidenciales: 1989,1993 y 1997

En 1989, la respuesta a la creación de Condepa, por parte de los restantes partidos,

estcvo matizada por el desdén y la incredulidad ante un "partido folklórico"

condenado a fracasar y a desaparecer después de su primer escíutinio. Esas

apreciaciones se afincaban en los datos que arrojaban las encuestas y en las.aparente

imposibilidad de que, a escasos meses de su fundación, tuviera capacidad para

obtener una votación significativa. Los resu!tados arrojaron por la borda esas

apreciaciones y sacaron a relucir la consistencia del vínculo czrismático entre Carlos

Palenque y su audiencia, convertida en base electoral. Con un discurso de tinte

nacionalista -"queremos reactivar el modelo endóge~io contra ei modelc neoliberal "

(LT,26-3-89)- y con reivindicaciones étnico-culturales -"Bolivia es un pais de cholos

e indios y los mismos no están en el gobierno ni en el parlamento ... ya es tiempo que

terminemos con esta discriminación social" (UH, 1-4-89); participó en los ccmicios

con un ex-canciller como candidato ~ i c e ~ r e s i d e n c i a l ' ~ ~ . En mayo de 1989, fonte a

!os resultados obtenidos, este partido sería caracterizado como "e! fenbneno

Condepa", "realidad política perturbadora", "sorpresa electorzl" y su jefe se

convertiría en "Un recién llegado que sorprendió a todos". La sorpresa era evidente

por !os datos que arrojaba el recuento de votos: C o ~ d e p a obtuvo el cuarto lugar eil e!

escrutinio nacional (Ver Cuadro 5 ) , empero, su votación estaba concentrada

regional~ne~te, puesto que de 173.459 votos, alrededor de 160.000 correspondían al

departamento de La Paz, es decir, más del 90% del apoyo a Cai.!os Palenque provino

del electorado afincado en el espacio de su convocatoria mediática. A sus sendas

victorias en las ciudades de El Alto (con 11.7%) y La Paz (con 28.1%) se sumaba el

s e p n d o lugar obtenido en las provirlcias de ese departanlento (con un 17%),

1 -a Jorge Escobari Cusicmqui fue no de los personajes qce apareció en la fundación cie Condepz y, a m o Secretario Nacional de Asuntos Internacionales, formó parte del primer comité ejecutivo.

convirtiendo a este flamante partido en la principal fuerza política de la zona

electoral más importante (Ver Cuadros 18 y 19). Este departamento concentraba

alrededor de un tercio del electorado nacional y, al margen de su obvia incidencia en

los cómputos nacionales, tiene una importancia complementaria: su capital es la sede

de gobierno.

Con la aparición de Condepa, la ciudad de La Paz ingresó a una fase de intensa

polarización del electorado debido al predominio del clivaje étnico puesto en escena

por Condepa: en las laderas, donde están asentados los barrios pobres, su votación

promedió el 50%, mientras que en los barrios del sur, habitados por clases medias y

altas, obtuvo votaciones menores al 10% (Romero 1998:237). Ese componente de

diferenciación étnico-cultural tenía correspondencia con los sectores sociales que

habían sufrido las consecuencias recesivas de la Nueva Po!itica Económica

desplegada desde 1985 y que eran los asiduos oyentes de los programas de RTP. Así,

el discurso condepista del "modelo endógeno" como crítica al neoliberalismo se

articuló al "compadrazgo" y a la "ayuda social" desplegada por Carlos Palenque a

través de sus medios, gestando una lealtad electoral que duró casi diez años.

Con estos resultados, Condepa obtuvo los dos senadores de La Paz y nueve

diputados (Ver Cuadro 15) y con esa fiierza parlamentaria intervino en la definición

de la titularidad del poder ejecutivo.

En 1993 se produce la sesunda y última participación de Carlos Palenque como

candidato presidencial. En esa oportunidad, Condepa asciende al tercer l ~ ~ a r ' ~ ~ ( ~ e r

Cuadro 8), incrementando levemente su porcentaje nacional de 1989 y denotando

algunos desplazamientos interesantes, puesto que fue derrotada en el departamento

de La Paz por el MNR. Como contrapartida, la presencia de Condepa creció - escasamente- en otras regiones. Estos resu!tados se explican, con relación a la

derrota en La Paz, por la estrategia electoral de su principal adversario -MKR- que

'-' Dos (MIR y AüN) de los tres partidos tradicionales participaron como coalición (Acuerdo Patriótico), lo que permite suponer que Condepa era, entonces, la se,wda fuerza partidista y, sin duda, el principal partido de oposición al "mode!o neoliberal".

presentó como candidato a ia vicepresidencia a un dirigente poiítico aymara y esbozó

una propuesta programática que enfatizaba en el "contenido social" del modelo

económico. Es decir, era una respuesta a las reivindicaciones esgrimidas por

Condepa que, en sentido contrario, no tuvo éxito en la conformación de un binomio

que pretendió romper ei cerco geográfico y social que io limitaba a una votación

concentrada en los sectores populares del departamento de La Paz.

Mientras el MNR y sus candidatos disputaron el "coto de caza" de Condepa, este

partido no pudo ampliar su interpelación electoral para crecer en desmedro de sus

rivales en otros distritos. Esto a pesar de que invitó como acompañante de fórmula a

un empresario de Santa Cruz, el segundo distrito electoral en importancia, con la

consisna de "unir el occidente y el oriente" y dar una señal de heterodoxia respecto a

sus posturas contrarias al neo l ibe ra l i sm~~~~. La presencia de Ivo Kuljis como

candidato vicepresidencia1 fue parte de un esfuerzo de conformación de una

coalición electoral que pretendió su:nar votos de otras regiones. En esta coalición

participaron el Movimiento de Unidad y Progreso de Ivo Kuljis y un partido de

reciente creación, Comunidad, Cambio e Integración, que controlaba la alcaldía de

Cochabamba, la tercera plaza electoral en importancia. A este empeño se sumó una

acción fallida que pretendió eliminar a UCS de la contienda electoral, partido que

constituía un peligro especial puesto que intentaba socavar, infructuosamente, su

hegemonía en La Paz y El Alto.

A pesar que los resultados en el departamento de La Paz fueron considerados como

una catástrofe (a pesar de perder en la ciudad de La Paz con escasa diferencia y

vencer en El Alto), las cifras conseguidas en otros lugares evidenciaron una leve

diversificación de la geografía electoral de Condepa. La Paz siguió concentrando la

votación condepista aunque aumentó en otros distritos, principalmente Oruro, Potosí

1 SO Este empresario es accionista de un canal de TV, una uni1,ersidad privada y un banco; propietario de fabricas de papel, cuero y empresas agro-exportadoras. Presidió la Cárnara de Industria y Coinercio de Santa Cruz y h e vicepresidente de la Confederación de Empresarios Privados. Asimismo, promovió una campaña de integración económica con los mercados chileno y brasileño. es decir, estaba muy lejos del "endogenismo" que promovía Condspa y matizó sus críticas al neoliberalismo con la manida fórmula de "economía social de mercado".

y Santa Cruz, sin ocupar posiciones importailtes (Ver Cuadro 20). En este último

caso, el aporte de Ivo Kuljis fue mínimo puesto que la mayor cantidad de votos

obtenidos por Condepa provenía de las zonas habitadas por inmigrantes aymaras. Si

a eso sumamos la magra votación obtenida en Cochabamba (alrededor del 3%), se

percibe que la estrategia de alianzas con otras fuerzas locales resultó un fracaso en el

objetivo de romper las barreras que condenaban a Condepa como fuerza regional. El

incremento en la zona altiplánica (Oruro y Potosí) fue producto, más que del

crecimiento orgánico del partido, de la ampliación del radio de las emisiones de RTP

y de los efectos negativos de la política económica. Sin embargo, estos resultados le

permitieron ampliar su bancada parlamentaria de 11 a 15 representantes (Ver Cuadro

16) aunque, a diferencia de 1989, quedó excluida de las negociaciones para la

confornlación del gobierno.

En 1997, con la candidatura de Remedios Loza, Condepa enfrentó la prueba de la

ausencia de su líder, fallecido tres meses antes. Sorprendentemente, obtuvo la mayor

votación de su historia, reeditando el tercer lusar de 1993 pero con un mayor

porcentaje y volviendo a triunfar, como en 1989, en el departamento de La Paz.

En el departamento de La Paz obtuvo el primer lugar con 3S%, con más de 100.000

votos de diferencia sobre su inmediato seguidor, supremacia en la mayoría de las

provincias y claras victorias en las ciudades de La Paz (30.8%) y El Alto (52.7%).

Además, venció en varias provincias de Oruro y Potosí, departamentos en los que

obtuvo el segundo y el quinto jugar, respectivamente (Ver Cuadro 21) y, por primera

vez, representación parlamentaria. Sin embargo, su votación no creció en otras

zonas, ratificándose su "cerco andino", esta vez reforzado por la composición

militante del binomio presidencial y la lista de candidatos. Esta estrategia fue una

respuesta a la crisis provocada por la muerte de su líder y terminó por reafirmar su

anclaje en el altiplano. Pese a que su demostración empírica es dificil, se puede

mencionar que un importante factor explicativo es el "voto póstumo" por Carlos

Palenque, es decir, la reproducción de un voto expresivo bajo la forma de

"agradecimiento", habida cuenta de los fuertes lazos que caracterizó la relación entre

el "compadre" y sus sesuidores. Obviamente, su figura fue evocada por Remedios

~ o z a ' ~ quien, además, sostuvo que "el voto de pollera a pollera nos llevó al tercer

puesto", haciendo énfasis en los factores identitarios que representa como chola y

como mujer. A ello se sumó, el debilitamiento del IvNR -su principal rival en 1993-

que recibió un "voto castigo" por su paso por el gobierno, cayendo estrepitosamente

en La Paz y la dispersión general del electorado que distribuyó sus preferencias en

cinco fuerzas políticas,

Convertida en la única fuerza opositora relevante con posturas criticas a las reformas

estructurales, Condepa obtuvo una bancada parlamentaria de 22 representantes (Ver

Cuadro 17), aunque su discurso constestario no fue un impedimento para ingresar a

formar parte, por primera vez, de una coalición gubernamental.

1.1.2. Elecciones municipales: 1989-1999

El carácter regional de la implantación electoral de Condepa impidió su acceso al

manejo de otras alcaldías aparte de las ubicadas en el depanamento de La Paz, sin

embargo, este partido se convirtió en un referente ineludible en la sede de eobierno y

de El Alto que, en el primer caso, se manifestó en una polarización entre el voto

condepista y el voto anti-condepista y, en el segundo, en una virtual hegemonía que

desfalleció en 1999.

En 1989, Condepa repitió, en el nivel nacional, el tercer lugar obtenido en las

elecciones generales de ese año (Ver Cuadro 6) con un significativo incremento del

6% que, aparte de consolidar su presencia en el escenario político, demostraba sus

perspectivas de crecimiento en una jornada que, además, traía la novedad de la

irrupción electoral de UCS. Excepto en La Paz, no sobrepasó el 5% de votación en

los otros departamentos, concentrando el 90% del escrutinio en las ciudades de La

Paz y El Alto (Ver Cuadro 22 y 26). En la primera, fue postulado por primera y Única

I g 1 También por la presencia de Verónica Palenque e, inclusive, de un periodista, Johnny Plata, que adquirió súbita y efímera fama cuando fuz considerado la "reencarnación" del "compadre Palenque" por remedar su voz y estilo de conducción.

vez, el jefe de Condepa que pese a alcanzar el primer luoar (Ver Cuadro 23) no

accedió a la alcaldia por un pacto entre sus adversarios. En El Alto obtuvo un

categórico triunfo con mayoría absoluta y ninguno de sus contendientes superó el

10Yó. (Ver Cuadro 27). En 1991, alcanzó el cuarto lugar nacional (Ver Cuadro 7)

pero reiteró su victoria en el departamento de La Paz con escaso margen respecto a

UCS, debido a la votación provincial. Aunque ratificó su supremacía en las ciudades

de El Alto y de La Paz, consiguió pingües resultados en otros distritos (Ver Cuadro

25). En la sede de gobierno, Condepa postuló a un profesor universitario, Julio

Mantilla, quien venció en las urnas con diez puntos menos que en 1989, pero accedió

a la alcaldia, merced al respeto a la "primera mayoría". Se trató de la primeta gesrión

municipal condepista en la ciudad de La Paz que despejó las dudas y los temores

acerca de la capacidad administrativa de sus cuadros. Es más, la presencia de un

profesional como alcalde le permitió a Condepa mitigar el estigma que lo condenaba

a ser despreciado por los sectores medios.

Sin embargo, en 1993, Julio Mantilla fue a la reelección pero como candidato por el

MNR, después de ser expulsado de condepalg2. Frente a este desafio, Carlos

Palenque optó por postular a su esposa, Mónica Medina, quien obtuvo el segundo

lugar en las urnas (Ver Cuadro 23) pero accedió a la alcaldía merced al apoyo de los

partidos de oposición al gobernante MNR. Así, se inició la segunda gestión

condepista con la presencia inédita de una mujer al mando de la institución edil con

un discurso de concertación y una imagen dirigida a interpelar a los sectores medios.

Estos cambios darían sus fmtos en 1995, cuando hlónica Medina se presentó a la

reelección y consiguió la mayor votación de Condepa en su historia municipal (Ver

Cuadro 23). Sin embargo, los restantes partidos le cerraron el paso y fue desplazada

de la alcaldía. Paradójicamente, en 1993 a pesar de su derrota en la ciudad de La Paz,

Condepa obtuvo, en términos nacionales, la mayor votación de su historia llegando a

ocupar el segundo lugar con casi 20% (Ver Cuadro 9) y, en 1995, cuando vence con

182 En realidad se trató de una pugna interna entre cuadros dirigentes por la candidatura- aunque también motivada por el liderazgo que Mantilla había forjado en las filas del partido -era el promotor de las posturas étnico-culturales- y en el ejercicio del cargo de alcalde. Según Archondo (1994): Palenque promovía líderes pero cuando éstos atentaban contra su hegemonía prccedía a defenestrarlos.

holgura en la sede de gobierno, su promedio nacional desciende a un 15% y se sitúa

en el tercer lugar (Ver Cuadro 10). En ambas oportunidades, mantuvo su predominio

en la ciudad de El Alto (Ver Cuadro 27).

En 1999, sin la presencia de Carlos Palenque -fallecido- ni Mónica lMedina -

marginada- y con una crisis interna a cuestas, Condepa sufre un drástico derrumbe,

obteniendo menos del 5% en el cómputo general y descendiendo al octavo puesto

(Ver Cuadro 12). En el departamento de La Paz fue desplazada al cuarto lugar, detrás

de los tres partidos tradicionales, y en la ciudad de El Alto, pese a la candidarura de

Remedios Loza, obtiene el segundo lugar y abandona, después de diez .años, su

último bastión municipal (Ver Cuadros 27 y 28). Asimismo, en la ciudad de La Paz,

con un dirigente de segunda fila como candidato, obtuvo una magra votación al

punto de no alcanzar una sola concejalia. La victoria correspondió a un partido de

nuevo cuño, Movimiento Sin Miedo, que utilizó elementos simbólicos

~ o n d e ~ i s t a s ~ ~ ~ , así como, en El Alto, el vencedor -un diputado uninominal del MIR-

había desplegado una campaña previa mediante medios de comunicación de su

propiedad y labores y ofertas de corte asistencialista. El estilo de Carlos Palenque

había hecho escuela, mientras su partido quedaba mortalmente herido.

Después de diez años de presencia dominante en el escenario electoral paceño,

Condepa enfrentaba un futuro lleno de incertidumbre. En dos años y medio, los que

transcurren del "voto póstumo" a Carlos Palenque a la derrota de Remedios Loza,

Condepa perdió alrededor de 300.000 votos. De un promedio general de 15% en las

siete previas contiendas electorales cayó estrepitosamente al 4% y quedó marginada

del poder municipal, mientras su bancada empezó a actuar de manera dividida en el

escenario parlamentario.

lS3 SU candidato fue señalado por Mónica Medina como "sucesor" de Carlos Palenque en una de sus visitas a La Tribrrna Libre del Pueblo, programa al que acudieron la maxoría de los candidatos en el afán de conquistar el incierto voto condepista. En el cierre de campaña, este político de raigambre marxista y que h?bía transitado por filas de otros partidos -coino el ME¿- se dirigió a la multitud con los sugerentes vccablos de "compadres" y "comadres".

1.2. GCS: de la dispersióri a la regionalizacióri

Entre 1989 y 1999, UCS intervino en dos elecciones presidenciales y cinco

municipales obteniendo un promedio similar cercano al 15% en ambos escenarios,

aunque resalta su drástica disminución en los comicios municipales de 1993, cuando

descendió al 8%. En este periodo se transformó de partido con presencia nacional en

una fuerza con tendencia a su "regionalización".

1. 2.1. Elecciories presidenciales: 1993 y 1997

Después de su intento fallido en 1989, y con importantes resultados en los comicios

municipales precedentes, UCS participó en las elecciones generales de 1993 con

Max Fernández como candidato. En esa oportunidad obtuvo el cuarto lugar con 13.1

%, con una diferencia menor a 10.000 votos respecto a Condepa. (Ver Cuadro 8). La

distribución territorial de sus votos evidenció una presencia diseminada y

relativamente similar en términos porcentuales en varios departamentos excepto en

La Paz y Chuquisaca, donde su votación fue exigua. Sin victorias a cuestas, obtuvo

el tercer lugar en cinco departamentos y el segundo en dos (Ver Cuadro 20). Al

disponer de una votación geográficamente dispersa obtuvo una mayor representación

parlamentaria que Condepa pese a que tenían similar porcentaje de votos1s4 (Ver

Cuadro 16) y participó en la conformación de la coalición que eligió como presidente

a Sánchez de Lozada del MNR.

Las expectativas de esta primera incursión tuvieron un sabor amargo para Max

Fernández y fue la constatación de sus dificultades de superar su "aislamiento social"

provocado por la escasa convocatoria hacia los sectores medios y altos de la sociedad

debido a su precariedad programática y su perfil personal. Su votación se concentró

en el occidente y centro del país, y sobre todo en ciudades intermedias y poblados

l g 3 Debido a la sub y sobrerepresentación, puesto que los diputados eran elegidos mediante el sistema plurinominal por lista conipleta en distritos que tenían una cantidad de diputados que no era proporcional a la población habilitada. Obblamente. un partido como Condepa. afincado en un departamento, salía pe judicado.

rurales beneficiados con las obras de asistencialisrno que no tuvieron el mismo

impacto en las capitales de departamento, sobre todo en las tres más importantes,

donde obtuvo votaciones menores a su promedio nacional (8.S% en La Paz y 12% en

Santa Cruz y Cochabamba) (Romero 1998:255). En cambio, en las regiones

depauperadas tuvo un mejor desempeño (Potosí, 19% y Oruro 16.7%, segundo luear)

ratificando el apoyo de aquellos espacios y grupos sociales caracterizados por la

pobreza. En contrapartida, a diferencia de UCS que carecía de argumentos para

seducir a los sectores medios, sus rivales adoptaron su estilo proselitista y tiñeron de

contenido social sus propuestas electorales y le disputaron su "territorio de caza",

como ocurrió con el MNR. Además, en la estrategia electoral de UCS se dispuso la

incorporación de un candidato vicepresidencial, oriundo de Santa Cruz, que no le

redituó aportes significativos.

Similar estrategia se adoptó en 1997 con la invitación a Ivo Kuljis como candidato

presidencial. Este candidato había participado, cuatro años antes, como acompañante

de fórmula de Carlos Palenque sin provocar un apoyo sustantivo en su lugar de

origen. Sin embargo, esta vez existía mayor afinidad entre su perfil empresarial y

regional y los rasgos del nuevo jefe de UCS. Dotado de un discurso tecnocrático, sin

críticas a las reformas estructurales y con un perfil proclive a interpelar a los sectores

medios, Kuljis logró una amalgama entre su "modernidad" empresarial y la

"tradición" de aquella faceta filantíópica sembrada por Max Fernández. Así, obtuvo

el quinto lugar con 16.1% a escasa distancia de los cuatro primeros (Ver Cuadro 11)

y con mayor porcentaje que aquel obtenido por el líder fundador aunque a costa de

un desplazamiento en su mapa electoral que se concentró en la zona oriental del país,

principalmente en Santa Cruz. En ese distrito cosechó más de un tercio de su

votación y obtuvo su única victoria, puesto que en otras regiones su desempeño fue

débil, alcanzando el tercer lugar en dos departamentos, el cuarto en cuatro y el quinto

en dos departamentos: La Paz, dominada por Condepa, y Oruro, antaño su plaza

fuerte (Ver Cuadro 21).

Con estos resultados incrementó levemente su presencia en el parlamento a 22

representantes (Ver Cuadro 17) y pasó a formar parte de la nueva coalición

oficialista, constituyéndose en el único partido que se mantiene en función

~ubernamental en dos períodos presidenciales continuos, a pesar de la alternancia - que caracteriza a la competencia política.

Es importante evaluar de manera específica el comportamiento electoral en el

departamento de Santa Cruz, puesto que tiende a convertirse, desde 1995, en su

espacio electoral más significativo. En esa oportunidad, la estrategia de UCS logró

unir las dos puntas de un ovillo que para Max Fernández resultaba un enredo: el

apoyo de los sectores populares mediante el lazo -débil, pero efectivo- de las obras

de asistencia social y una apertura a los sectores medios y empresariales merced a la

ima;en y discurso de su candidato. Esa ampliación de la interpelación electoral a

otros grupos sociales dio como resultado, paradójicamente, una concentración de

votos en la región amazónica, particularmente en Santa Cruz: el candidato

presidencial era oriundo de ese lugar, así como Johnny Fernández, quien oficiaba de

alcalde, a lo que se sumó la participación de Roberto Fernandez como diputado

uninominal. Es decir, en esa zona se produjo una concentración de recursos -

personales y organizativos- a diferencia de la débil interpelacijn hacia la región

altiplánica, puesto que la figura vicepresidencia1 destinada a captar votos en La Paz

era una personalidad de escasa resonancia pública. De esta manera, UCS transitó

hacia una "regionalización" de su apoyo electoral, tendencia que también se

manifestó en el escenario electoral municipal.

1.2.2. Elecciones municipales: 1989-1999

La primera participación electoral de UCS se llevó a cabo en los comicios

municipales de 1989, sesenta días después de su refundación. Sorpresivamente

obtuvo el cuarto lugar nacional (Ver Cuadro 6), con una presencia interesante en

Dar en siete de los nueve departamentos pero sin ninguna victoria: segundo lu,

Cochabamba, Oruro y Pando y tercer lugar en Santa Cruz, Potosí, Pando y Reni (Ver

Cuadro 22). Con una votación equilibrada en capitales de departamento y en

provincias y merced a un pacto post-electoral con el iM'SR se hizo cargo un tercio de

la mitad de las alcaldías del país, entre las que sobresalían las capitales de Oruro y

Cochabamba.

Las sorpresas no fueron como la espuma de la cerveza, es decir, efimeras. En 1991,

el partido de Max Fernindez consiguió el tercer lugar en el escrutinio seneral,

incrementando en un tercio su votación y desplazando a Condepa (Ver Cuadro 7).

Este crecimiento se debió en buena medida a la incorporación de candidatos de perfil

profesional en las capitales de departamento, una estratesia exitosa que na. repetiria

en el futuro debido a los conflictos suscitados entre el jefe de UCS y sus

circunstancia!es candidatos que, antes que termine la gestión municipal, se alejaron

del partido. En esta oportunidad, UCS venció en el departamento de Oruro y obtuvo

el segundo lugar en Chuquisaca, Cochabamba, Potosí y Pando, y la tercera posición

en los restantes (La Paz, Santa Cruz, Tarija y Beni), denotando una presencia

relativamente equilibrada en todas las regiones y logrando incursionar en los "cotos

de caza" de Condepa (Ver Cuadro 25). Al ratificar su pacto con el MNR, pasó a

administrar las alcaldías de tres capitales de departamento, entre ellas, por segunda

vez consecutiva, Cochabamba y Oruro.

En 1993, sin embargo, sufrió una merma considerable y descendió al quinto lugar en

el cómputo general (Ver Cuadro 9), perdiendo en el camino más de 200.000 votos

respecto a la elección municipal anterior y obteniendo solamente un segundo lugar

en Potosí. En Oruro, h e desplazada del tercer lugar por Condepa, ocupó esa posición

en seis departamentos y el cuarto en los dos restantes (Ver Cuadro 29). En 1993, una

semana después del fallecimiento de Max Fernández y de la incidencia del "voto

póstumo" por klax Fernández, UCS obtuvo un resonante segundo lugar general con

17.4% (Ver Cuadro 10). En esa oportunidad, obtuvo la victoria en dos

departamentos, Oruro y Santa Cruz, que irán perfilándose como sus temtorios

privilegiados, y el segundo puesto en Cochabamba y Potosí. En cuanto a los distritos

de mayor importancia, obtuvo el triunfo en dos capitales de departamento, Potosí y

Santa Cruz, el s e ~ n d o lugar en otras d ~ s ciudades y en La Paz no superó el 5% de

votos (Ver Cuadro 23). Sin duda, el dato más importante fue la victoria de Johnny

Fernández en Santa Cruz, ciudad donde obtuvo 46.8% (Ver Cuadro 2 1). Esta victoria

no solamente resultó importante para encarar los riesgos suscitados por la

desaparición de su líder sino que sirvió como trampolín para la carrera política de su

nuevo jefe.

En 1999, UCS obtuvo el cuarto lugar nacional con una votación disminuida ai 1 1.8%

(Ver Cuadro 12) y sin victorias en ningún departamento, concentrando mas de la

mitad de sus votos en Santa Cruz. En general, su desempeño fue paupérrimo,

exceptuando la segunda posición en Santa Cruz y Oruro, con inéditos sextos lugares

en un par de departamentos. En La Paz, pese a la debacle de Condepa, se situó en el

cuarto lugar, denotando su debilidad para intentar incursionar otra vez en una plaza

aparentemente susceptible de disputa (Ver Cuadro 28). Con todo, en algunas

capitales de departamento se dieron resultados siugnificativos: Johnny Fernández

volvió a triunfar en Santa Cruz, con un porcentaje inferior a 1995 (Ver Cuadro 30), y

en Oruro alcanzó el segundo lugar, ratificando la tendencia esbozada cuatro años

antes.

Así, después de diez años, UCS aparece como una suerte de partido "regionalizado"

en el distrito de Santa Cruz y con relativa presencia en Oruro. Como señala Romero,

UCS es "el único partido que conoce cambios significativos de su distribucibn

electoral en plazos tan breves" (1998:258), aunque, como vimos, su funcionamiento

e historia organizativa fueron factores decisivos para este comportami,~nto.

2. PRACTICA ELECTORAL: ROSTROS Y RASTROS

2.1. Un tercio del electorado: un promedio expresivo

A la lectura de las trayectorias electorales de UCS y Condepa por separado, es

preciso sumar un balance de su votación conjunta para definir su impacto como

tendencia electoral y política, al margen de los cambios provocados en las estrategias

y tácticas de sus rivales en determinados escenarios electorales de vital importancia,

como La Paz y Santa Cruz. Su existencia como tendencia, obviamente, es

cuestionable porqiie está dividida en dos organizaciones políticas que se enfrentan

como competidores, sin embargo, es preciso encarar su aná!isis de manera

combinada para evaluar su impacto en el sistema de partidos.

Entre 1989 y 1999, el neopopulismo como corriente cautivó a casi un tercio del

electorado, tanto en las elecciones municipales como presidenciales. Hasta 1997 a

través de dos partidos políticos y en 1999 mediante una diversificación de

expresiones partidistas. En estos diez años, con altibajos alternados la votación

sumada de estos partidos se mueve entre el 26.69% (elecciones nacionales de 1993)

y el 33.95% (comicios municipales de 1991), y en 1999, aunque su votación

conjunta apenas rebasa el l j % , otros partidos locales afines a su estilo incrementan

esa cifra al promedio histórico cercano al tercio del electorado na~ional '~ '(ver

Cuadro 12). Es dificil comprobar empíricamente este aserto y demostrar que los

votos de UCS y Condepa transitaron a esos partidos, pero es una hipótesis plausible

por las características análogas de estos líderes de nuevo cuño -y de sus partidos- con

el estilo de UCS y Condepa. ¿Cuáles son los rasgos de ese esti!o en el escenario

electoral?

2.2. Proselitismo indirecto y perrnariente: las palabras y las obras

A diferencia de los partidos tradicionales y los habitúes de la clase política

convencional, UCS y Condepa sacan a relucir un proselitismo permanente e

indirecto: permanente porque no está sujeto al calendario electoral e indirecto porque

no se demuestra como interpelación política sino de manera elíptica. O sea, su

dinámica no es paralela al tenlpo de la política y su ejecución tiene antecedentes que

lo exculpan de su uso meramente clientelista: es un acto previo a la configuración de

la organización partidista y no es una oferta circunstancial ni está motivada

solamente por el cálculo racional: es origen y no efecto de la tactica electoral.

'" MSM (5.83%). hrFR (8.3%). PS (2.79). sunlan conjuntamente UCS y Condepa alrededor del 33% del total nacional (Ver Cuadro 12). PJFR desplazó a UCS del espacio cochabarnbino, MSM sustituye en cierta medida a Condepa en la ciudad de La Paz y el Partido Socialista a UCS en Potosí.

Las obras y donaciones de Max Fernández, y de su hijo en menor proporción, son

actos de realización continua y diseminada en el territorio, ajenos al ritmo de las

disputas electorales. Este rasgo está presente con mayor énfasis en el uso de los

medios de comunicación por parte de Carlos Palenque -y en nenor proporción de

Remedios Loza- que hizo de Ln Tribzrnn Llbre del Pueblo un escaparate de

proselitismo cotidiano y, a la vez, concentrado en un radio de emisión que permite

que su electorado fiel reciba las señales y las invocaciones de manera constante y

reiterativa. La mayoría de sus rivales optaron por remedar estas modalidades de

acción, sin embargo, su verosimilitud era menor puesto que aparecían como. acciones

explicitamente destinadas a cosechar votos, mientras que Max Fernández y Carlos

Palenque no precisaban incorporar un mensaje político a sus actos asistencialistas

para provocar la adhesión de sus electores potenciales. Además, su interpelación

elusiva se reforzaba con una crítica a la política tradicional definida como

demagógica: el lema de UCS, "hechos y no palabras", combina perfectamente ambas

dimensiones y las amalgama con una invectiva a los políticos rivales. E s evidente

que, a medida que las organizaciones políticas se institucionalizan y se reiteran los

eventos electorales, estos rasgos se van diluyendo y pierden su eficacia original.

2.3. El voto fiel y el voto instrurnentallS6

El tipo de intercambio político incide en el perfil del votante de estos partidos que

comparten un electorado con características similares: hombres y mujeres excluidos

políticamente, segregados socialmente, marginados económicamente y

discriminados culturalmente. Sin embargo, su adhesión es distinta. En Condepa

predomina el voto expresivo o fiel porque existe una fuerte carga simbólica en la

identificación con el líder -o la jefa- y los elementos culturales que expresa o

representa, identificación reforzada por la acción comunicativa que establece una

suerte de pertenencia y destino común: los comportamientos individuales se reiteran

I s 6 Parisi y Pasquino señalan tres tipos de voto: fiel, de opinión y de intercambio (clientela) (en Panebianco 1990:69). Para relativizar el voto de intercambio como relación clientelar, Ver Capitulc 4.

cuando el líder desaparece y el "voto p6stumc" aparece como una rememoración de

la identidad resquebrajada que, además, es evocada por una figura femenina ante un

eleciorado compuesto por una mayoría de mujeres. Por eso la fidelidad se diluye

cuando las condiciones de producción discursiva se modifican y el partido no puede

llenar de manera adecuada el vacío simbólico dejado por Carlos Palenque ni puede

s e ~ i r usando los medios de comunicación para reproducir la identidad colectiva que

sostiene esa fidelidad.

En UCS, en cambio, predomina el voto instrumental, puesto que los lazos de

reciprocidad son más débiles y no están reforzados por aditamentos simbólicos. La

modalidad del acto asistencialista establece una distancia que permite el cálculo del

apoyo electoral y su uso pragmitico. Esto explica la volatilidad del voto por este

partido que efectúa una constante misración en busca de adeptos perdidos

circunstancialmente. Si el "voto póstumo" funciona, ello se debe a la cercanía

temporal entre la tragedia y el desafio electoral del vástago de la víctima. Y cuando

el candidato presidencial es alguien con un perfil distinto al del líder, se producen las

mutaciones más evidentes en su geosrafia electoral. Obviamente, en ambos casos, el

voto de opinión es muy débil porque los referentes programáticos son secundarios.

2.4. Geografia electoral: el sesgo regional

E! perfil del votante permite explicar también los alcances y las peculiaridades de la

presencia territorial de UCS y Condepa. En 1989, UCS se incorpora al mapa

electoral con relativo equilibrio aunque con debilidad innecable en los espacios

controlados por Condepa. Esta característica se reproduce a lo larso de seis años y

cuatro eventos electorales, hasta que obtiene su primera victoria en Santa Cruz -en

1995- y arma un binomio presidencial en 1997 con un sesgo nítidamente destinado a

reforzar ese espacio conquistado y a desdeñar sus embates en La Paz, donde en 1991

y 1993 había intentado infmctuosamente sentar sus reales a costa de Condepa. En

1999 reitera este plan con la presencia del jefe del panido como candidato a la

reelección como alcalde de Santa Cruz. De esta manera, UCS empieza como partido

con proyección nacional y coilcluye, por lo pronto, como partido relativamente

regionalizado.

En cambio, Condepa nace como partido regional y cuando empieza a denotar un

crecimiento electoral lento pero sostenido en otros distritos del occidente, como

Oruro y Potosi, sufre un desastre electoral en 1999 que pone en peligro su existencia.

Pierde en sus plazas fuertes y prácticamente es borrado de aquellas zonas en las que

le había costado casi una década asentar algún dominio. En 1993 había apostado a

una coalición electoral conformada por varios partidos locales con la intención de

crecer en Cochabamba y a Santa Cruz pero sus resultados fueron magras y, para

1995, se mitigaron sus afanes de romper un cerco que la condenaba a las alturas del

altiplano.

Otra dificultad para que estos partidos se consoliden como partidos nacionales tiene

que ver con otro aspecto, referido al perfil de sus electores, que se tradujo en una

suerte de "aislamiento social", esto es, la dificultad de interpelar con éxito a sectores

sociales distintos a su electorado típico. Las razones son varias: el perfil de sus

líderes, la ausencia o inexperiencia de cuadros profesionales, la percepción

generalizada acerca de su incapacidad técnica, pero sobre todo, la identidad de las

bases sociales que convocaban. Percatados de esta limitación que los condenaba a

reiterar sus porcentajes de votación, estos partidos elaboraron y ejecutaron

estrategias para superarla a un costo muy elevado, en el caso de Condepa, o de

manera fortuita, en el caso de UCS. Con Mónica Medina se abrieron las puertas y se

tendieron los puentes hacia los sectores medios de una ciudad polarizada entre

"modernos" y "populistas", pero el costo de la victoria en 1995 y del liderazgo

resultante de ese intento -el propio de la esposa de Palenclue- provocó,

indirectamente, la mayor crisis in te rn~ del partido. En 1997, la muerte de Palenque

fue respondida con una cerrazón de las filas 'del partido y una inevitable

autoreferencia -Remedios Loza- que terminó por eliminar cualquier posibilidad de

enfrentar nuevamente el desafio de seducir a otro electorado distinto al que votaba

fielmente por el "compadre" o sus elegidos. Los intentos pretéritos de 1993,

mediante una apertura organizativa hacia otros partidos y la inclusión de un

empresario cruceño para ingresar al oriente y cautivar a los sectores medios fueron

un fracaso que sirvió como antecedente para encarar las elecciones de 1997 sin

invitar a ningún extraño. UCS, por su parte, transitó una mta incierta puesto que los

intentos de mostrar un rostro "moderno" -con los candidatos ediles en 1991- no se

repitieron en el futuro. Un hecho imprevisto, la sucesión en la jefatura, permitió

acceder de manera casual a un perfil apropiado para interpelar a sectores sociales

distintos a los de su electorado convencional y esa posibilidad se reforzó con la

candidatura presidencial de 1997, empero, a costa de una concentración regional de

su votación que terminó debilitando su presencia nacional. Con todo, sobce la base

de un voto mayoritariamente instrumental y la imagen renovada de su líder, UCS

tiene mayores perspectivas de romper ese "cerco social" que su competidor

condenado a un voto fiel en proceso de discregación.

El sistema electoral establece ciertas pautas conducer~tes al establecimiento de una

lógica de pactos para resolver el acceso a la titularidad del poder central y municipal.

Desde 1985, por la experiencia catastrófica del gobierno precedente, los pactos no se

limitaron a la elección del presidente y vicepresidente, sino al establecimiento de una

mayoría parlamentaria constante que garantice la estabilidad del poder ejecutivo, a

costa de su subordinación a los dictámenes del presidente. A partir de 1987, este

procedimiento se incorporó en la conformación de los gobiernos municipales.

Ello explica la facilidad u obligatoriedad para encarar pactos y acuerdos entre

partidos que no comparten otro objetivo común que el acceso al poder, dejando de

lado sus consideraciones programáticas, los enconos de la previa campaña, las

filiaciones ideológicas y cualquier actitud de consecuencia con las preferencias de su

electorado. Con mayor razón si, progresivamente, se produjo una convergencia

centrípeta en el sistema de partidos en torno a un modelo estatal compartido -con

matices, obviamente- como horizonte común por todos los actores políticos,

incluidos UCS y Condepa. Por razones didasdálicas, distinguimos el comportamiento

de estos partidos en el escenario nacional-parlamentario y en el local-municipal, para

precisar sus peculiaridades.

3.1. Negociaciones por la presidencia: por sus votos los conoceréis

En 1989, Condepa obtuvo el 11% en el escrutinio y una bancada parlamentaria del

7%. (Ver Cuadro 15). Esos parlamentarios, "once votos de oro" según su jefe, no

resultaban decisivos para la elección presidencial, puesto que dos de los tres partidos

en disputa (m ADN y MTR) alcanzaban la cifra necesaria. Sin emb'argo, su

victoria en el departamento de Ida Paz lo convirtió en un referente ineludible a la par

que se sentía con derecho a exigir cuotas de poder en el aparato estatal como

reconocimiento a su predominio electoral. La estrategia condepista se dirigió a

negociar el control de la corporación regional de desarrollo, una entidad

descentralizada. Las razones eran obvias, no tanto sus arsumentos: "corresponde la

administración de Cordepaz porque Condepa ocupó el primer lugar en el

departamento ... con gran margen sobre los otros partidos (y) tiene derecho a

administrar las instituciones departamentales" (0, 4-7-89), supuesto derecho

aderezado con amenazas de "movilizar al pueblo" para exigir su cumplimiento. A

partir de esgrimir una posición contraria al "modelo neoliberal", su táctica se asent6

en la negativa radical a negociar con el candidato vencedor -del MNR- acusándolo

como el "mayor representante de la oligarquía". Aunque durante varias semanas el

jefe de Condepa anunció la decisión de realizar "cabildos abiertos" para consultar a ,

sus bases sobre la determinación a sesuir, el apoyo de su bancada parlamentari~ se

definió en una cena que sostuvo con los candidatos de ADN y MLR: "A nosotros no

nos preocupa que sea presidente el licenciado Paz Zarnora o el general Bánzer. Nos

interesa salvar el proceso democrático ... a fin de buscar el cambio de la política del

MNR" (UH, 23-7-89).

Finalmente, Condepa sumó sus votos a la alianza conformada por ADN y MIR para

elegir a Jaime Paz Zamora como presidente, sin integrar la coalición gubernamental

y haciéndose cargo de la cuota de poder exigida. Su estrategia combinó una postura

ideológica (an t i -hnX) y un cálculo racional (Cordepaz), aiinque sus argunlentos

para declarar su "independencia del gobierno" fueron genéricos: "Apoyaremos e

impulsaremos positivamente todas las medidas ... que se orienten a la construcción

del Estado nacional, la independencia económica, la soberanía política y la justicia

social (para) evitar por todos los medios, el avance y la consolidación oligárquicos"

(Pr, 28-8-89). D e esta manera, en su primera incursión electoral Condepa ingresa a la

dinámica de los acuerdos partidistas pero sin formar parte de la coalición

subernamental y situándose en una postura antagónica al LMNR. Postura que sufriría,

circunstancialmente, una variación sustantiva en la coyuntura postelectora! de 1993.

En esa oportunidad, Carlos Palenque obtiene el tercer lugar con 13.59% y Condepa

una bancada parlamentaria cercana al 9% (Ver Cuadro 1G); a pesar de que

constitucionalmente podía aspirar a disputar la presidencia, la clara victoria del MNR

y la pésima votación de sus posibles aliados -aquellos circunstanciales de 1989,

ADN y m- eliminaron de tajo esa posibilidad. Pese a plantear una demanda de

anulación de las elecciones, Condepa se sumó a una fuerte tendencia de opinión

pública que pidió el respeto de la "primera mayoría" y, a diferencia de 1989, varió su

postura fiente al candidato del MNR -el mismo de 1989- declarando que respaldaría

a ese partido "sólo para la elección de Sánchez de Lozada". L o cierto es que su

flexibilidad llegó a mayores, como plantear que "cuando compatibilicemos (sic)

nuestros programas de gobierno, cuando veamos el Plan de Todos y el Pvlodelo

Endógeno, y analicemos coincidencias vamos a entrar en un diálogo que podría dar

resultados interesantes ... Será de vital de importancia que ambos programas logren

encontrar coincidencias en puntos fundamentales, para que Condepa decida realizar

algún tipo de negociación con el MNR" (Carlos Palenque, H, 12-6-93). ¿Cuál fue la

razón que llevó a este partido a modificar su posición de crítica radical al MNR? Sin

duda, la necesidad de ingresar al gobierno para disponer de mayores posibilidades de

enfrentar su principal obsesión en mejores condiciones: ampliar su presencia

electoral en otros distritos, dar una señal de apertura a los sectores medios y

fortalecer su presencia en la Alcaldía de La pazlS7. Pero, además y sobre todo, el

peligro que representaba la presencia de UCS como cuarta fuerza electoral y tercera

fuerza parlamentaria, constituida en el principal obstáculo para los afanes de

fortalecimiento condepista y un peligro a las futuras aspiraciones de Carlos

Palenque.

En la coyuntura previa, este partido intentó sin éxito anular la participación de Max

Fernández, quien en respuesta entabló un juicio a Palenque dando inicio a una espiral

conflictiva que los convirtió en enemigos a muerte. Y si la posma era explicable

frente a UCS, no dejó de ser sorprendente la descalificación de ADN y MTR,.. partidos

que habían apoyado a Mónica Medina en la alcaldía paceña: "El MnrR no puede

gobernar con la UCS, que está moralmente descalificada por la conducta de su jefe y

tampoco entra el Acuerdo Patriótico (ADN y m), desgastado y desprestigiado por

un mal gobierno salpicado de corrupción" (Carlos Palenque, Pr, 14-6-93).

Asi, comparando la estrategia negociadora de Condepa en 1989 y 1993 se percibe un

virtual trastocamiento en sus posturas y en sus razones motivado, en gran medida,

por la existencia de un competidor de perfil análogo. Precisamente, el ingreso del

partido de Max Fernández en la pugna por apoyar al MNR se convirtió en el factor

decisivo de las decisiones asumidas por Carlos Palenque que, esgrimiendo la

consigna: "Si UCS entra sale Condepa", terminó en el bando de la oposición al

iiuevo gobierno conformado por una coalición que tuvo como socios principales al

M N R y UCS.

El acercamiento entre UCS y IvíNR tenía antecedentes. En 1989 y 1991 habían

suscrito un acuerdo que les permitió controlar la mayoría de las alcaldías del país y

pese a que en la campaña electoral de 1993 sus candidatos tuvieron agrios

enfrentamientos no fueron óbice para retomar aquella experiencia. Era evidente que

uno de los partidos neopopulistas iba a formar parte de la coalición gubernamental y

'" Obviamente, tanbien se trataba de incentivos selectivos para sus dingentes, pUesto que el apoyo estaba condicionado al manejo de dos ininislenos y otros cargos gubernamentales.

puesto que el tenia una clara ventaja por su victoria relativamente abultada, la

definición estaba en sus manos. Y en buena medida se definió por el tipo de

exigencias que planteó cada uno de los interesados. LMientras Condepa hacía

malabarisrnos para encontrar coincidencias programáticas y exicía cuotas de poder,

UCS terminó aceptando el manejo de apenas un ministerio y una corporación de

desarrollo. Es posible que el acuerdo respondía a un interés particular de Max

Fernández con relación a las deudas tributarias de su empresa que, en ese período

gubernamental, no fueron ventiladas con el mismo énfasis que en el pasado. A eso,

obviamente, se adjuntó la necesidad de derrotar a su rival de siempre, Carlos

Paleiique, y la facilidad de movimiento que le otorgaba su carencia de.,posturas

ideológicas y propuestas progamáticas. Así, UCS, en su primera incursión

parlamentaria, terminó formando parte del gobierno, inaugurando un accionar

peculiar que se tradujo en una postura que combinaba apoyo y crítica simultánea al

gobierno del que formaba parte, porque en reiteradas oportunidades Max Fernández

se opuso a medidas adoptadas por Gonzalo Sánchez de Lozada y un par de veces

rompió unilateralmente el acuerdo para retornar con voz autocritica y alguna victoria

a cuestas18s. Es importante señalar que la coalición gubernamental involucró a cuatro

partidos (MPK MRTKL, MBL y UCS), sin embargo, nunca operó con base en una

instancia colectiva de coordinación y más bien se asentó en relaciones unilaterales

del presidente de la república con cada uno de los jefes partidistas.

Esta fue la primera vez que UCS y Condepa se enfrentaron en un escenario distinto a

la arena electoral, las calles de El Alto y los estrados judiciales. La segunda vez h e

en 1997, pero como los líderes enemistados no estaban ya presentes, la sansre no

llegó al río y ambos partidos pasaron a formar parte de la coalición gubernamental

presidida por el jefe de ADN. Remedios Loza no tuvo dubitaciones para nombrar al

ex-dictador Bánzer como "compadre Hugo" y Johnny Femández se olvidó de la

188 Al inicio de la gestión se opuso a la reducción de la burocracia estati31 y cuestionó la presencia de dos empresarios como "supenninistros", amenazando con alejarse de la coalición. Y así sucesivamente. El presidente era el encargado de persuadir a Max Fernández para que retorne al redil y en más de una oportunidad adoptó actitudes para congraciarse con él, como cuando lo incluyó en una comitiva oficial con el cargo de "embajador", pocos días después de la elección municipal de 1993 que resultó un fiasco para UCS.

pistola que ese general a l ~ u n a vez esgrimió contra su padre189. En cierta medida,

Condepa retomó su postura de 1989, cuando sumó sus votos al N í I R y ADN, con la

diferencia de que en esta oportunidad se incorporó al gobierno para acceder al

manejo de dos ministerios. Es evidente que otros motivos, aparte de la necesidad de

la militancia para acceder a cargos públicos toda vez que la alcaldía paceña había

pasado a otras manos, llevaron a tomar esta decisión. La disputa por el control de

RTP -batalla perdida pocos meses después- y el fortalecimiento de la unidad

partidista eran razones importantes para integrar una coalición que incorporaba en su

seno a su enemigo de siempre: UCS. Sin embargo, la crisis interna en la conducción

del partido y ciertas acciones de sus dirigentes y militantes orillaron a su expulsión

de la alianza o f i ~ i a l i s t a ' ~ ~ . Otra vez, Condepa pasó a ocupar el bando opositor pero

con una bancada escindida y en una soledad manifiesta, puesto que la principal

fuerza parlamentaria opositora era el MNR, partido con el que sus diferencias nunca

fueron superadas.

En cambio, UCS se convirtió en el primer y único partido con presencia en dos

gestiones gubernamentales continuas, formando parte de bloques políticos

enfrentados. Si en 1993 se alió al MNR para formar un gobierno que fue enfrentado

por ADN y MIR, en 1997, lo hizo con estos partidos mientras en la trinchera

opositora se situó el MNR. Otra vez, los ministerios que pasó a dirigir no eliminaron

la sospecha de que las deudas fiscales de la CBN aparecieran como una razón

suficiente, pero invisible, de su conducta. Con todo, la defección de Condepa y de

otros socios menores redujo la amplia mayoría parlamentaria de la coalición

eubernamental y acrecentó la importancia del apoyo de UCS que, como erz el pasado, u

osciló entre el respaldo y la crítica a la gestión gubernamental aunque sin poner en

entredicho su presencia en la coalición.

l Y 9 En realidad, las relaciones entre Mau Fernández y Hugo Banzer se restablecieron en la campaña de 1993. al extremo de que circularon rumores de una pacto -"el pacto de la cenleza": apoyo a cambio de iinpuestos- despues que aparecieron juntos en una comparsa de carnaval en Santa Cruz. 190 Toma de oficinas gubernanientales -or parte de militantes exigiendo su control, ataques a las iristalaciones de RTP conducidos por la jefa y subjefa, conductas parlamentarias condenadas por la opinión pública y pleitos con sus aliados.

Así, al inicio de su ciclo de existencia, Condepa se adapta a las reglas formales e

informales del juego político, apoyando la conformación del gobierno y adoptando

una postura ambigua debido al prurito contestatario que caracterizó su nacimiento.

Al final del ciclo, se incorpora a la gestión gubernamental despojándose di. sus

aprestos contestatarios, porque en el camino administró el "modelo neoliberal"

cuando se hizo cargo de la comuna paceña. Los conflictos internos y la dificultad de

controlar sus relaciones con el entorno alejaron al partido de Remedios Loza del

gobierno y retornó a su inercia opositora, aunque esta vez el "endogenismo" ya no se

refería a un proyecto de "construcción del Estado nacional" sino a la imagen de su

solitaria jefa y a sus bases electorales reducidas a la mínima expresión. ,,

Debido a la hecemonía del neoliberalismo democrático en el sistema de partidos y a

la imposibilidad de su constitución como partido nacional, Condepa se vio obligada a

adoptar una posición pragmática que contrastaba con el fundamentalismo de su

discurso. En su caso, la ideología tuvo un peso específico a la hora de definir su

ubicación y sus movimientos en el escenario político; su programa explícitamente

antineoliberal le llevó a adoptar una postura antagónica respecto al MNR, cuando

todos 10s partidos convergían en esa posición, hecho que limitó su margen de acción

en el juego de alianzas y selló su derrota en las negociaciones de 1993. A eso se

suma su predominio electoral en la sede de gobierno, puesto que era un partido

demasiado fuerte para que sus rivales prescindan de él pero también para acogerlo

como aliado gubernamental (por eso el acuerdo m-ADN acepta su apoyo

congresal pero no le invita a incorporarse al gobierno en 1989) y sólo cuando pierde

esa hecemcnía puede ser desdeñado en las negociaciones (por eso el k m vencedor

en La Paz, opta por la UCS).

De igual manera, UCS se incorpora a las reglas del juego inmediatamente después

de su incursión electoral y en las dos oportunidades en las que participa en la

contienda presidencial ingresa a formar parte del gobierno de turno. En el primer

caso, su apoyo parlamentario fue crucial y, en el segundo, pese a ser prescindible, la

estrategia de ~ á n z e r ' ~ ' y su característica ubicuidad propiciaron su permanencia en

el gobierno. Esta ubicuidad puede entenderse como una simple actitud pragmática

definida por objetivos empresariales y partidistas: los problemas tributarios y los

beneficios indirectos del ejercicio de poder en términos de fortalecinliento

organizativo y distribución de incentivos selectivos. Esto explica porqué UCS forma

parte de la coalición gubernamental en los dos períodos consecutivos en los que

dispone de influencia parlamentaria pese a actuar de una manera peculiar puesto que,

en ambas gestiones, sobre todo en la primera -cuando el jefe era blax Fernández-

adopta una posición dual: es opositor y oficialista de manera simultánea. Este

accionar poco ortodoxo se explica por las características de su modelo griginario

signado por su relación conflictiva con el sistema político, su precariedad

programática y su inasible posición ideológica.

Así, el accionar de UCS está basado en una combinación entre incertidumbre

estratégica y flexibilidad táctica, esto es, en una indefinición programática que le

permite un enorme grado de acción autónoma (Mayorga Fernando 1991). A

diferencia de los restantes partidos, la carencia de una identidad ideológica le permite

moverse como pez en el agua en el juego de alianzas postelectorales presidenciales y

municipales. Es preciso tener en cuenta que, desde su primera incursión electoral,

UCS desplegó una peculiar táctica de alianzas que, a diferencia de lo acontecido con

otros partidos, no fue objeto de estigmatización sino que fue entendida como la

manifestación de un estilo. La misma postura tenía costos enormes para la imagen de

los otros partidos que aparecían como revisionistas de sus principios y cuyo

pragmatismo era considerado como una traición o, al menos, oportunismo. En UCS,

en cambio, esa flexibilidad táctica no es juzgada como transfugio -rótulo que deben

cargar los restantes partidos- porque no reniega de un programa o de una identidad

ideológica y, adernás, le permite actuar sin problemas, y con réditos electorales,

como oficialista y opositor al unísono.

191 La coalición que eligió a Bánzer dispcnia de IMS del 73% de la fuerza parlamentaria. Este tanaño fue requerido para dotarle de una !egitimi&d inaudita a un presidente con pasado dictatorial. También era una convergencia de fuerzas contrarias al MNR, a la que se sumó UCS, su ex-aliado.

Desde otra perspectiva, se puede señalar que Condepa actúa en un espacio

unidimensional, percibido como un contin~c~trn que recorre de lo nacional (su

"modelo endógeno") a lo antinacional (el "modelo neoliberal"), situándose en el polo

izquierdo y ubicando al M N R en el otro extremo, en cambio, UCS opera en un

espacio multidimensional que carece de referentes ideológicos que ordenen su

accionar, hecho que le permite, indistintamente, apoyar a cualquiera de los partidos.

La única alianza que no se produce en este penodo es, precisamente, entre ambos

partidos -su presencia simultánea en la coalición de 1997 no puede considerarse tal-

porque se disputan un electorado similar y entre ellos prevalece el impulso

competidor sobre el de oposición.

Estos matices se reiteran en el escenario municipal con la novedad del despliegue, en

1996, de un intento informal, efimero y fallido -"movimiento generacionaln-, wyas

peculiaridades son analizadas más adelante.

3.2. Negociaciones municipales: por sus obras los reconoceréis

i 1 . ,

En diciembre de 1989, en una votación polarizada, Carlos Palenque triunfó en La

Paz con mayoría relativa pero no obtuvo el apoyo de ningún partido para acceder a la

Alcaldía. Su rival, candidato del oficialisn-io (ADN-MIR), recibió el apoyo del lMNR

y de UCS y desbarató las aspiraciones del "compadre". Las afinidades y las rencillas

pasaron a segundo plano a la hora de cerrar el paso a un partido que había

consolidado su electorado local e incrementado su votación nacional.

La consolidación de Condepa se manifestó en 1991, cuando venció por segunda vez

pese a que su líder no fue candidato. Julio Mantilla obtuvo la primera mayoría

relativa y fue elegido alcalde merced al apoyo de su inmediato seguidor que anunció

el respeto a la "primera mayoría". Así, por primera vez, Condepa se hace cargo de la

administración del municipio paceño. La iinportancia de este hecho es evidente,

p ~ e s t o que su acceso a la alculdia no está mediado por negociaciones sino por

decisión de uno de sus rivales que, en alianza con otros partidos, podía evitar esa

situación. Sin duda, un factor personal permite explicar, también esa situación,

puesto que la ausencia de Carlos Palenque facilitó, sin duda, esa decisión, porque el

profesor universitario Mantilla resultaba una personalidad menos resistida que el jefe

de Condepa.

En 1993, Condepa apuesta a su permanencia en la Alcaldía pero con fvlónica Medina

como candidata. La presencia de la esposa del líder fue una respuesta desesperada a

la candidatura de Julio Mantilla quien buscaba su reelección pero con la bandera del

IWX. Si bien los resultados le otorgaron la victoria al MNR con una mínima

diferencia, los partidos opositores al gobierno cerraron filas en tomo a, Mónita

Medina y, con el apoyo de ADN y fvíIR, Condepa encaró su segunda sestiói~

consecutiva. En esa oportunidad, a pesar de sufrir su primera derrota en las urnas,

desplecó una táctica de apertura que le permitió cosechar aliados. La ausencia de

Carlos Palenque favoreció las negociaciones, aunque en el cálculo de sus socios

circunstanciales tenía más peso la necesidad de evitar que el partido en funciones de

gobierno (MNR) controle la alcaldía más importante del país.

Por su parte, la táctica de alianzas de UCS, en 1989, se tradujo en un pacto original

con el MbR que le permitió conquistar el poder municipal en casi la mitad de las

capitales de departamento. Este pacto, empero, no fue cumplido a fardo cerrado por

UCS ya que en La Paz apoyó al candidato de ADN y en Cochabamba conformó un

"bloque cívico" con otros partidos, en contra del candidato de ADN.

Es sugerente el tenor del convenio suscrito entre Max Fernández y Gonzalo Sánchez

de Lozada porque da cuenta de la levedad de las percepciones sobre su perfil

para el jefe de UCS no se trataba de una "alianza partidaria" sino de "un

convenio para llevar adelante los intereses de cada región" como aplicación de una

"política moderna", mientras que para el jefe del MNR no era un "acuerdo electoral"

"' UCS se atribuía las características -"inoderno"- que los demás le negzban por su filiación "popuiista" y el MNR invocaba al nacionalismo revolucionario -"tradiciónn- para encontrar un sustento ideoiógico de identificación con un partido que aparentemente contradecía los postulados rnodernizadores propugnados por Gonzalo Sánchez de Lozada.

sino un "compromiso de trabajar mancomunadamente" por los intereses regionales,

destacando que UCS era "una fuerza política afín, que está en la gran corriente de la

revolución nacional y del nacionalismo" (Pr, 22-1 2-89). En 199 1, esta alianza táctica

se repitió pero con problemas de ejecución debido a conflictos internos en el partido.

En 1993, debido a los magros resultados en las urnas, UCS no intervino de manera

decisiva en las negociaciones postelectorales, en cambio, en 1995 se produjeron

algunas sorpresas. La mas importante aconteció en Santa Cruz: la mayoría relativa

conseguida por Johnny Fernández frente al candidato del iMNR condujo al

establecimiento de un pacto con el concejal del MIR que inclinaría la balanza en

favor de UCS. A pesar de los antecedentes de apoyo mutuo y pese al pacto

gubernamental con el Johnny Fernández optó por apoyarse en un partido de la

oposición al gobierno del cual formaba parte. En cambio, en 1999, cuando UCS

reitera su mayoría relativa frente al bíNR, su jefe es reelecto como alcalde con el

apoyo de ADN, esta vez su aliado de la coalición gubernamental.

Es preciso considerar los acontecimientos en la ciudad de Cochabamba, porque

permiten explicar algunos acontecimientos que se analizan más adelante. En 1989,

un candidato de UCS fue elegido como alcalde con el apoyo de varios partidos. Esta

situación se repitió en 1991, sin embargo, a fines de 1992 se produjo una ruptura en

esa coalición y varias fracturas internas en sus miembros que originaron una grave

crisis que concluyó con la elección de un alcalde interino: Manfred Reyes Villa, que

iniciaría una carrera exitosa traducida en su reelección en tres oportunidades -en

1993, 1995 y 1999- con mayoría abs~luta '~' . Es decir, en un espacio donde Condepa

no tenía ninguna incidencia, UCS terminó marginada y sus bases se convirtieron en

sostin electoral de un nuevo liderazgo. Así, a fines de 1995, las tres ciudades más

importantes del país mostraban el siguiente panorama: UCS había vencido en Santa

Cruz, Condepa en la ciudad de La Paz y en Cochabamba, un líder local ajeno a los

Ig3 Manfred Reyes Villa accedió a !:: cconcejalía como dirigente de ADN, de! que se separó para crear un pequeño partido que se alió con Condepa y apoyó a Carlos Palenque en 1993. Este idilio y aquel partido duraron nada y en 1993 se presentó como candidato de una fuerza de izquierda siendo ganador con esa sigla, MBL, también en 1995. Posteriormente fundó Nueva Fuerza Republicana, que conformó una coalición electoral can su ex-partido ADN en 1997.

partidos tradicionales. Manfred Reyes Villa y Johnriy Fernández eran alcaldes, pero

Mónica Medina había sido relegada pese a su victoria. Este último hecho provocó la

gestación de un "movimiento generacional" que, por unos días, se convirtió en el

único intento de convergencia de líderes y fuerzas con talante neopopulista.

3.3. Un "movimiento generacional"

Durante los primeros años de su existencia, UCS y Condepa -como partidos

"competidoresn- no desplegaron ninguna acción convergente, más aún, una creciente

hostilidad sisnó su relación en los escenarios electoral y parlamentario, p,ugna que

también se manifestó en el plano personal a través de los litigios sostenidos entre sus

líderes fundadores. Sin embargo, las cosas cambiaron con la sucesión en la jefatura

de UCS y la pugna desatada en Condepa entre Carlos Palenque y Mónica Medina,

hechos que dieron origen a un acontecimiento que permite consignar otro tipo de

impacto del neopopulismo en el escenario político.

Entre agosto y septiembre de 1996 germinó la idea de conformar un "movimiento

~eneracional" en torno a la alianza de varios líderes locales. La idea fue promovida

por algunos dirigentes de Condepa al mando de Mónica Medina y se plegaron los 194 alcaldes de Santa Cruz y Cochabamba, además de otros alcaldes y ex-alcaldes . En

su origen, se trató de un intento informal de sondear la conformación de una posible

fórmula presidencial con miras a las elecciones de 1997 y terminó adoptando el

tenor de una demanda de "renovación generacional" en las élites partidistas. Los

hechos y las percepciones de sus actores nunca se manifestaron de manera nítida

porque involucraban estrategias partidistas, conflictos intra-organizacionales,

disputas de liderazgo y cálculos personales; sin embargo, no es preciso dilucidar este

fenómeno en todas sus aristas sino en aquellos aspectos que permitan evaluar el

impacto del neopopulismo en el sistenia político.

194 Junto a Manfred Reyes Villa. johnny Fernández y Mónica Medina aparecieron los nombres de Germán Gutierrez (alcalde de Sucre) y Lorgio Ribera (de Trinidad) y otras personalidades locales. Aparecieron de manera conjunta en un par de efemérides departamentales y tuvieron una decisiva reunión en Santa C m , el 21 de septiembre de 1996, que no ambo z acuerdo alguno y este "movimiento" se diluyó.

El "movimiento generacional" salió a luz pública a raíz de los conflictos internos

desatados en Condepa -y que tuvieron una de sus razones en este hecholg5- y el

comportamiento autoritario de Carlos Palenque para resolver la crisis organizacional

en su partido. La expulsión de Mónica Medina y sus seguidores dio pie para que una

difusa propuesta196 se convirtiera en factor de catalización de una tendencia de

cuestionamiento al caudillismo de los líderes tradicionales y al deficitario

funcionamiento interno de los partidos políticos, temas que ocuparon la agenda del

debate público durante varias semanas.

A pesar de autodenominarse como "movimiento generacional" porque enarbolaban

una crítica a los políticos tradicionales, la legitimidad de su interpelación tenia otra

razón: el dato relevante era la presencia de nuevos liderazgos forjados en el ámbito

municipal merced al prestigio resultante de su ejercicio del cargo edil. Precisamente,

en este punto se produce el encuentro entre el "movimiento generacional" y el estilo

neopopulista, porque no es difícil establecer similitudes entre la labor edil y la

práctica asistencialista de UCS y Condepa: en la realidad municipal se produce una

vinculación directa entre los alcaldes (personalidades locales) y su medio social

(sección de provincia) a través de un tipo de gestión (municipal) en el que despliegan

una labor (más técnica que política) que se traduce en obras tangibles que, a su vez,

otorgan un elevado grado de verosimilitud a su accionar. La población cree en estos

líderes porque cumplen lo que prometen, aunque su labor sea una obvia función del

tipo de institución que dirigen.

I g S Según una entrevista realizada al es- secretario ejecutivo, Ricardo P a 5 espulsado por "traición". Carlos Palenque estuvo enterado de las gestiones realizaron con Mónica Medina, sin embargo, a la llora de esgrirnir argumeiitos para su marginamiento. la cúpula condepista los acusó de "complot" contra el jefe. Supuestainente, los "generacionales" plantearon el binomio Reyes Villa- Paz para 1997. como parte de una estrategia dirigida a postular a Mónica Medina en el 2002 (Pr. 13-9-96). '% La "tesis político-ideológica'' del grupo de Mónica Medina planteaba la combinación de dos factores: "emergencia regional e in:i,;grncia generacional" como los pilares de la construcción de un "nuevo Estado Nacional" que satisfaga las necesidades de los desposeídos. En tomo a lo generacional, se señalaba que esta " k e a de conflicto ... se manifiesta en la creciente desconfianza ciudadana en los partidos 'tradicionales', vinculado's reiteradamente a escándalos de corrupción o incapacidad para atender las demandas sociales" y que una f a m a de solución de los problemas del país era la "insurgencia generacional ante el caduco sistema político" m, 11-9-96).

Así, el escenario municipal se convirtió en un espacio proclive al surgimiento de

nuevos liderazgos afines al neopopulismo -en los aspectos mencionados- o de

figuras de renovación en las filas de UCS y Condepa -como Johnny Fernández y

iMónica Medina. A partir de esa legitimidad, este "movimiento generaciona12 puso 7 , 197 en escena el debate sobre la vigencia de los "viejos caudillos y la necesidad de su

renovación y aunque se especuló con la candidatura presidencial de Manfred Reyes

Villa -puesto que Johnny Fernández y Mónica Medina estaban inhabilitados por

minoría de edad- no fructificó en acuerdo alguno y se diluyó tan rápidamente como

había ocupado las primeras planas de los periódicos. El desenlace fue previsible:

~Mónica Medina intentó formar su propio partido después de su expulsión de, las filas

de Condepa y se mantuvo al margen del proceso electoral de 1997, Johnny

Fernández se refugió en su alcaldía e invitó a un empresario como candidato

presidencial de UCS y Manfred Reyes Villa optó por establecer un pacto entre su

partido y ADN para apoyar a uno de los caudillos criticados.

Lo sugerente de esta coyuntura radicó en la posibilidad de una alianza entre líderes

de cuño neopopulista cuya cristalización hubiera modificado el escenario político.

Los intereses personales y los errores de cálculo prevalecieron sobre esta iniciativa:

la ilusión de democratización interna de Condepa para disputar su control y

enderezarlo en esta perspectiva se estrelló contra el poder de Carlos Palenque; la

inhabilitación del jefe de UCS como candidato presidencial apaciguó el interés de

este partido porque lo eliminaba de un juego que beneficiaría otro líder local; este

líder, Reyes Villa, el único habilitado para postular, no desplegó ninguna estrategia

propia y subordinó sus decisiones a las acciones de sus circunstanciales compañeros

de ruta. Este efímero "movimiento", sin embargo, tuvo la virtud de poner en el

centro del debate la necesidad de la aprobación de la Ley de Partidos Políticos,

1 97 Los partidos tradicionales tienen jefes que dominaron la política en las últimas décadas: Bánzer de ADN (dictador de 1971-1979, jefe desde su fundación en 1979, candidato presidencial en 1980. 1985. 1989, 1993 y 1997), Paz Zarnora !lzI MIR (jefe desde su fundación en 1971, candidato vicepresidencial en 1979 y 1980, candidato presidencial en 1985, 1989 y 1997, presidente en 1989- 1993), Sánchez de Lozada del MNR Cjefe desde 1989, candidaro presidencial en 1989 y 1993, presidente en 1993-1997). No se produjo ninguna renovación generdcional, al extremo que para los comicios del 2002, Paz Zamora y Sánchez de Lozada son finnes candidatos y el presidente saliente será Bánzer.

promulgada tres años después, e incidió relativamente en la estrategia de los partidos

políticos en los comicios de 199719'. Así concluyo la Única experiencia de

convergencia de expresiones partidistas de la corriente neopopulista, sin

materializarse en una fórmula electoral ni en una alianza parlamentaria.

4. ENCUENTROS Y DESENCUENTROS

Una característica peculiar del neopopulismo boliviano, respecto a otros casos? es su

esistencia dividida en dos partidos políticos, porque aparece como una comente

debilitada y con escasas posibilidades de crecimiento electoral. Con mayor cazón, si

ambos partidos actúan sobre un electorado de similares características sociológicas

que es, en algunos casos, motivo de disputa. En esa medida, son partidos

"competidores" a pesar que sus "territorios de caza" no se superponen: Condepa es

un partido circunscrito al altiplano, zona en la que UCS es muy precaria, en cambio,

el temtorio electoral de UCS es variable, pero a la larga, termina concentrado en el

oriente, la zona de menor presencia condepista. Solamente en un momento del

período analizado, UCS intenta disputar el "coto de caza" de Condepa cuando logra

acceder al concejo municipal de la ciudad de El Alto en 1991 e intenta disputar el

control de las organizaciones vecinales y gremiales, sin embargo, fracasará en esa lid

después de violentos enfrentamientos entre seguidores de uno y otro bando y la

deserción de sus representantes en el municipio. De 1993 en adelante, la presencia

electoral de UCS será irrelevante en esa zona, la única que fue motivo de pugna

directa.

Si el escenario electoral presenta ese caso peculiar, en el escenario parlamentario la

"competencia" se traducirá en abierta hostilidad: en 1993, frente a las negociaciones

que incluían a ambos partidos en la posibilidad de aliarse con el MNR, la respuesta

condepista fue contundente: "O ellos o nosotros", quedando (auto)marginada de la

1 98 El acompañante de fórmula de Bánzer fue un joven ex-ministro en una coalición que aglutinó varios lideres locales del "movimiento genemcionai". El candidato vicepresidencia1 del MNR fue otro líder local: un ex-alcalde, rival de Johnny Fernández en Santa C m . El candidato vicepresidencia1 del MTR fue un joven empresario de escasa trayectoria en el partido.

mesa de negociaciones. Esta postura era resultado también de una estrategia previa

que se manifestó en el intento -fallido- de inhabilitación de la candidatura de Max

Fernández mediante una solicitud de anulación de la personería jurídica de UCS.

Aparte de las denuncias de supuestos vínculos de Max Fernández con el narcotráfico

que fueron respondidas con demandas de enjuiciamiento por calumnia y

d i f a m a ~ i ó n ' ~ ~ .

Con la desaparición de los líderes fundadores y los cambios en la geografía electoral

de UCS amainaron las razones de la "competencia" entre estos partidos y, en calidad

de socios menores, pasaron a formar parte de la coa!ición gubernamental de 1997.

No tenían potencial de chantaje y su potencial de coalición era intercambiable, por

eso, Condepa fue excluida del gobierno por una decisión unilateral del presidente de

la república. En cambio, en 1993, la sustitución de Condepa por UCS en las

negociaciones y la participación del partido de Max Fernández en la coalición

gubernamental le permitió utilizar su potencial de chantaje pero en el seno del propio

gobierno, mientras Condepa se recluyó en la oposición.

Por otra parte, ambos partidos sufrieron la arremetida de sus rivales para disputarles

SUS "territorios de caza", mientras que ellos tenían marcada debilidad para conseguir

resultados similares por el "encierro social" que padecían y a pesar de sus esherzos

de diversificar su imagen ante el electorado. Precisamente, un hecho curioso está

motivado por esa necesidad de ampliar sus radios de interpelación para disputar

bases electorales de los partidos rivales. Se trata de la presencia alternada de Ivo

Kuljis como candidato vicepresidencia1 por Condepa en 1993 y como candidato

presidencial por UCS en 1997. En el primer caso, fracasa en su intento de sumar

votos a las necesidades condepistas de poner un pie en la región oriental y, en el

segundo, logra una mayor votación que el líder fundador. Rompe con Condepa sin

'" Se puede rastrear uno de los orígenes de esta enemistad: en 1991. Max Fernández declaró que había regalado diez mil dólares a Carlos Palenque para encarar su pelea por la reapertura de RTP. Al señalar que Palenque era un "desagradecido", desató la enemistad del jefe condepista y fue el inicio de una espiral de acusaciones mutuas que agudizó las diferencias entre sus partidos. Se supo que pocos meses antes de la muerte del empresario cervecero se habían reconciliado, pero era tarde para la modificación de las estrategias de sus partidos.

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