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7/28/2019 Yoani a La Carta
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Yoani a la carta
Carlos Melndez
Yoani Snchez no es el smbolo de la oposicin a la dictadura de los Castro; es, si
acaso, su caricatura. Tan ftil como una cancin de Silvio Rodrguez en un barbarranquino para sentirse embargado de nostalgia revolucionaria, resulta creer que
se magulla al totalitarismo cubano con trinos de disidentes del mundo unos por el
Internet.
La popularidad de personajes como Snchez conduce a una interpretacin
tergiversada y frvola de la lucha real de la disidencia cubana. La culpa no es de ella,
quien, por ejemplo, aprovecha el pnico y la ignorancia de los anti-castristas all-
inclusive limeos que la apapachan. Las crticas que suscita son producto de la
imagen estereotipada que reproduce: el usufructo de una causa justa, la
superficialidad 2.0 ante una utopa desgastada. As, ella resulta lo que los Castro
necesitan como oposicin: la propaganda negativa ms benigna de todas.
Cuba, con Ral Castro, se ha afianzado como post-totalitarismo. Las reformas
econmicas actan con la timidez de un aprendiz de comunismo asitico (chino,
vietnamita). Las migratorias vienen con letra chiquita, esas que los despistados no
leen. Sin embargo, a nivel poltico, el reformismo parece relativamente viable. La
designacin de Miguel Daz-Canel (nacido despus de 1959) como primer vice
presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, es una seal clave de que la
disputa por la sucesin es inminente.
Este contexto favorece --como ocurre en transiciones-- pensar el modelo
institucional de una repblica democrtica; incluyendo un diseo constitucional queincorpore genuinamente las garantas de una democracia poltica liberal.
(Pluralismo poltico, separacin de poderes, elecciones directas, libres y
competitivas y respeto a los derechos civiles). A la vez, que mantenga los principios
que inspir en sus inicios el cambio social: la auto-organizacin y participacin
ciudadana, y la garanta de universalidad en el acceso a servicios sociales.
Es posible una tercera va entre la continuidad de un rgimen comunista y una
oposicin simplista, capaz de perjudicar a una nacin entera en aras de destituir a
los Castro? Es factible una social democracia en Cuba que mantenga el ideal del
cambio social (que marc las mentes y los corazones de varias generaciones) sin
sacrificar las libertades individuales?
Las semi-oposiciones resultan ms relevantes para las transiciones que las agudas
y recalcitrantes oposiciones formales. Son los intelectuales, acadmicos y
profesionales, con un pie en el rgimen y el otro en la crtica, los llamados a
convencer a los reformistas y madurar el cambio poltico. En Cuba, las posibilidades
de una transicin desde abajo y desde afuera son mnimas. En el primer caso, la
disidencia sufre el control perverso del rgimen y no existen recursos para
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evolucionar hacia un partido alterno. La segunda opcin podra derivar en una
confrontacin con altos niveles de violencia.
Los pedidos a la carta satisfacen gustos especficos, en el caso cubano polarizantes,
ensimismados en discutir quin tiene la razn y no cmo se construye un dilogo
para una democracia real en la isla.
Publicado en El Comercio, Lima, 9 de abril del 2013.