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orrnoo *• viLAoar S casi siempre el dolor, y n o la embriaguez de la victo- ria, lo que une a los hom- bres. Existe, por fortuna, una ín- tima solidaridad que se desarro- lla — y nace, quizás — e n las ho- ras difíciles. Desaparecen enton- ces los recelos absurdos, los mo- nólogos autosuficientes, la soledad estéril. Surge en el dolor la pro- testa, y en la protesta el senti- miento de fraternidad. El reciente mitin en la Sala Wagram ha sido prueba de ello. Ante los últimos crímenes de Franco, varios intelectuales de vanguardia nos resistimos, por lo vago del término, a escribir «de izquierda» han sentido la nece- sidad de gritar NO al régimen que legaliza el asesinato. Y l o h a n gritado en tonos diferentes, sin pretender buscar coincidencias to- tales que no existen — n i o b - jetivos lejanos o absolutos. Un solo vínculo, suficiente por lo am- plio, ha creado la unanimidad: el vinculo d e u n NO a la muerte ofi- cializada, u n N O a l a barbarie, un NO al totalitarismo. Es difícil aplicar a los hombres que expresaron su protesta en Ja Sala Wagram uu denominativo común. El único justo, ciertamen- te, es el de HOMBRES. Ningún partido puede enorgullecerse de contarlos en sus filas, ninguna secta puede reivindicarlos para si. En problemas de sociología, arte y filosofía mal podría ignorar- se — s o n mayores sus divergen- cias que sus semejanzas: el cato- licismo en Béguin, el «absurdo de la existencia» en Camus, el socia- lismo en Silone, la «angustia de la libertad» en Sartre, la concep- ción anárquica de Bretón... Míni- mas son las coincidencias entre ellos cuando se les compara como artistas o como filósofos: la razón pura ajena a aquéllas «razones dei corazón» de que hablaba Pas- cal — n o d a paso a la solidari- dad. Pero solidaridad hubo y eso es lo que cuenta. Tal es la ense- ñanza del acto celebrado en Wa- gram, donde cayeron torres de marfil y cesaron polémicas acadé- micas: ante la indignación, ante la cólera, ante la herida p o r l a que se desangra en España la con- ciencia libre, se anularon las di- vergencias. V hubo simplemente hombres para quienes nada de lo humano es ajeno, hombres uni- dos p o r u n dolor y u n a protes- ta que superaban todo antagonis- mo meramente intelectual. Eos procesos de Sevilla y Bar- celona nuevos actos d e u n lar- go drama — h a alcanzado así la fuerza de un símbolo. Símbolo concretizado en esa vibrante Sala Wagram del viernes 22, en la que varias figuras de prestigio inter- nacional—espontáneamente, cons- cientemente— afirmaron su fe en una España heroica y torturada. Unión en el dolor, en la negativa a tolerar la afrenta totalitaria. Pueda el mitin de Wagram ha- cer llegar su eco a través del es- pacio, creando aquí y allá un cli- ma de solidaridad entre los hom- bres que ansian la justicia jus- ticia que agoniza h o y e n tantas latitudes. Y pueda el mundo com- prender, al mismo tiempo, que su libertad como en 1936 se jue- ga en España, en cada hombre amenazado por el pelotón de fu- silamiento. RUTA. ROUTE, hebdomadair< de la (Ji.Z.&.jC. en <J¡ranee Ano VIII Precio 15 francos 337 «Jueves 13 de Marzo de 1952 < 3>Í€ecci8n paca la PaizeApcndencia .- Administración Redacción M. Boticario - 4, rué Belfort, Toulouse - R Mejias Peña l'ata qitaA (únicamente). gáfala ( Benaig.eá C.C. Postal N- 1328-79 Toulouse (Hte-Gne) PRECIO DE LAS SUSCRIPCIONES: 3 meses: 195 frs. 6 meses: 390 frs. 1 año: 780 frs. (ZaLutnniaá újiciaLeá FRANCO VUELVE a imitar la propaganda nazi A NTE la cantidad de protestas y comentarios adversos que la pren- sa internacional ha registrado, con motivo de las condenas a muerte dictadas por los tribunales militares le Sevilla y Barcelona contra militantes de la Confederación Nacional del Trabajo, la dictadura acentúa sus esfuerzos pa- ra sembrar la confusión en tomo a los escandalosos procesos. -Se intenta presentar a nuestros com- pañeros como vulgares bandidos, en el OS^Sdi o PRC«^RESC)S P ARECE ser que los ingleses tienen ya su bomba atómica. Una bom- ba atómica que aseguran más per- fecta que las ya conocidas. Es decir: más potente, y en consecuencia más des- tructiva. Están, pues, en pleno progreso los gobernantes de la rubia Albión. Y deben sentirse orgullosos de su nueva conquista. El viejo león británico, que alguien pretendió caduco y desdentado, debe aprestarse ahora a rugir pavoro- samente para que el mundo aprecie sus nuevos y potentes colmillos. El leudo del presidente Traman >a DO será el solo a imperar sobre las de- mocracias que padecemos. Ahora Cran No hay justificación a la desvergüenza C ADA vez que los jerarcas de España van a llevar a cabo una medida que aumente sus ingresos en de (rímenlo del pueblo, sacan a relucir caprichosas estadísticas con las que tratan de justificar lo injustifi- cable para los que conocemos la médula del problema. 8e trata ahora de la cosecha acei- tera, que, si hemos de creer sus pro- pias cifras, será este año la tercera del siglo — o del medio siglo que llevamos. Y vayamos a las cifras. La cosecha del año actual se cal- cula en 640 millones de kilos de acei- te. La primera fué en 1928, con 666 millones, y la segunda en 1930, con 660. El consumo anual de los españoles, «con el freno del racionamiento», y contando a litro por mes y habitan- cifras que ellos d a n —, sube, también con cifras suyas, a 375 mi- rones. Ahora bien — y continuamos ren sus cifras — la producción de los últimos s?is años ha llegado con creces a esa medida. Los americanos viven con retraso ¡A Secretariado americano del Aire ha decidido prescindir de Los servicios del ex médico alemán Walter Schreiber, que había sido empleado hace seis me- - las fuerzas aéreas del país. Schreiber fué jefe del Servicio de Sa- lud del estado mayor de la Luftwaffe durante la guerra, siendo jerárquicamente responsable de los médicos nazis que uaban experiencias en los campos de roncentrúciún. Menos mal que los americanos pare- cen haberlo comprendido, aunque un poco tarde. De no ser así, podría pen- sarse que, de vivir Hitler, Truman le otorgaría graciosamente algún ministe- rio... Se impone un alto para aclarar la enorme cantidad de falsificaciones y m ntiras intencionadas que tratan de hacernos tragar y vamos a basarnos en la lógica más simple. En los años anteriores al franquismo, España, con una producción como la actual, C. G. ATLAS no solamente bastaba a su consumo, sino que exportaba grandes cantida- des. ¿Por qué regla de tres, en los 13 años de franquismo, los españoles — pese a lo que el gobierno diga no han tenido ni un litro mensual (racionado), ya que al mercado negro icontraba todo lo que se desease pagándolo hasta 40 pesetas litro en el año 45? ¡Ah, razón de la sinrazón, dónde nos llevas! Pero tres razones simples nos lo explican: Primera: Se encontró Franco, al terminar la guerra civil, con una cantidad de ex-combatientes a los que había prometido un porvenir asegurado; y, no sabiendo dónde co- locarlos, creó, además de otros orga- nismos enchufistas, el Comisariado de Abastecimientos. Segunda: No teniendo con qué pa- gar a Italia y Alemania la ayuda prestada, tuvo necesidad de exportar — como pago de servicios — a esos países, grandes cantidades de produc- tos, entre los que se encontraba el aceite. Tercera: El control estricto del consumo minimo de productos ali- menticios de primera necesidad, ase- guraba a los allegados y altas je- rarquías del Ejército y Falange exce- costa del hambre de los españoles. He ahí las tres razones fundamen- t a la pág. 3) Bretaña podrá elevar el tono de su voz, y d'sputarle a Estados Unidos, si la ocasión se presenta, ese privilegio que el Estado norteamericano afianzó mer- ced a la aplicación dada al descubri- miento que hoy, a su vez, subraya In- glaterra. Y es que la bomba atómica ejerce, cutre los Estados, la misma in- fluencia que el dinero ejerce en los in- dividuos. El pobre es un miserable, en guan (fiintado toda la extensión de la palabra, para el rico. Y el rico es un ser a menudo odiado, pero temido y respetado, por el pobre. La cuenta en banca equivale a todas las facilidades. Y el bolsillo va- cío es prueba, para no pocas gentes, de encanallamiento. Un Estado con bom- bas atómicas es peor que el hombre rico de nuestro ejemplo. Y sin ellas, es peor que el hombre pobre. La diferen- cia estriba en que. en lo que a los Es- tados se refiere, la excepción no existe. Las democracias desarmadas odian amigo lector, ,i esa conclusión nos lleva el panorama internacional—pero temen y respetan, a las democracias poderosas. Y poderosas son aquéllas, hoy en plural, que pos en el supremo argumento: la bomba atómica. Pero, ¿qué tienen que ver la bomba atómica y la democracia?, me pregun- ta un amigo que contempla los trazos de mi pluma por encima de mi espalda. Tienen de común, le contesto, lo que pueda tener un Estado y su fuerza de- fensiva o agresiva. Y siendo así, ¿por qué no elevar a la categoria de símbolo de la democracia a la bomba atómica? ¿O es que acaso no viven esos Estados confiando en la eficacia del terrible ar- tefacto? Enemigos del totalitarismo existen, lc- lizmentc, en todas las partes del mun- do; y en particular allí donde el tota- litarismo tiene clavadas sus garrís, l'e- ro nadie puede creer, nadie tiene dere- cho a creer que todos los adversarios de la U.R.S.S. lo son también del to- talitarismo. Siéndolo de la primera no lo son del segundo ni los Truman, ni (Pasa a la página 3.) LOS INGLESES HACEN UN AUTO DE FE CON SUS CARTAS DE IDENTIDAD Harry Crookshank, ministro británi- co, ha anunciado en los Comunes la abolición de la carta de identidad, que desde hace doce años y medio los in- gleses se veían obligados a poseer. Hace varias semanas, en estas co- lumnas, comentamos ya la posibilidad de tal medida, confesando que la mis- ma nos hacía envidiar, a veces la felici- dad de los flemáticos británicos. Verse libres de la carta de identidad, he ahí un secreto anhelo de todos los que vi- vimos maldiciendo esa plaga burocrá- tica, p El Estado inglés, por su parte, tam- bién se beneficia: en medio millón de libras, nada menos. ¿No sería hora de que todos los Estados se sintieran atraí- dos por esa economía? deseo de ocultar—o minimizar, cuando menos—la represión que se lleva a ca- bo contra todos los hombres que no están de acuerdo con el nefasto régi- men franquista. Es indudable, hoy, que Franco no pudo nunca imaginar la am- plitud que las protestas internacionales han tenido, y de ahí que se empeñe ahora en desvirtuar aquello que el mun- do entero ha comprendido demasiado bien. Lo cierto es que los argumento; rie la propaganda falangista no tienen ni siquiera el mérito de la originalidad. Idéntica dialéctica emplearon todos los sistemas dictatoriales que Europa ha conocido en los últimos años: por obra y gracia del proselitismo, se intentao.i convertir a los resistentes en bandoleros sin escrúpulos, para justificar así e 1 sal- vajismo de liquidar sistemáticamente to- do germen de oposición. Vanos son los esfuerzos de la propa- ganda franquista, así como vana ha si- do su pretensión de inventar un «Pa- raíso de Europa»* para conquistar admi- radores. Si el mundo sabe la realidad oculta tras la cortina de hierro, iaD¿ también los sufrimientos que vive el pueblo ibérico allende la cortina de sangre. Ni la más sabia publicidad lo- graría convencer al espectador, al iue llegan diariamente los rumores de no lucha que agita la península; lucha cruenta, entablada desde hace muchos años, en la que los hombres mueren pero no se doblegan. La Confederación Nacional Jel Tra- bajo, vanguardia de Ja libertad, prosi- gue su camino de rebeld : a infatigable, Ni los fusiles de Franco, ni sus calum- nias, ni su cinismo, ahogarán •>, voz. Llegará la hora de la justicia, la hora en que el propio dictador cono/ca la cosecha terrible de los crímenes sem- brados. Otra protesta contra las condenas a muerte En la ciudad de Roanne (Loire), ha tenido lugar el sábado 1." del corriente un gran mitin de protes- ta contra los crímenes franquis- tas. Distintas personalidades fran- cesas han intervenido en el acto — organizado por la Liga de los Derechos del Hombre —, denun- ciando las monstruosidades jurídi- cas de Sevilla y Barcelona. Continúa asi la ola de vehemen- tes protestas contra el falangismo, destinada a echar luz sobre la verdadera situación en que se ha- lla sometido el pueblo español des- de hace trece años. Todo el ma- quiavelismo de la propaganda franquista no logrará sembrar la confusión en el ánimo de los hom- bres que aman la libertad. Una vez más, repitamos el deber que se impone en esta hora: dar amplitud a la protesta, conseguir que la opinión mundial comprenda el drama ibérico y actúe en con- secuencia.* Y a nuestros compañeros conde, nados a muerte, vaya el mensaje sintetizado tan bellamente por An- dré Bretón, mensaje que todos los jóvenes de la F.I.J.L. hacemos nuestro: ..EX NOMBRE DE LOS HOMBRES LIBRES. ¡GRACIAS!» j EL ESTADO- PATRON El mes que vi"ne tendrá lugar una jira turística, a cargo de Martín Artajo, por diversos países árabes. En nombre de RUTA, buen viaje el excelentísimo señor ministro. Y tir.a sugerencia: ¿por qué no se hace maho- metano, para evitar que le puedan romper algún día la fe de bautismo? CRITERIOS N O seremos tan categóricos como ciertos soñadores racionalistas del siglo pasado que pretendieron demos irar. decálogos científicos en mano, que en un futuro inmediato todos los pasos y andanzas del hombre seguirán los caminos geométricos trazados de antemano por el raciocinio; cam'nos de tránsito y tráfico bordeados de experiencias históricas y jalonados de axiomas filosóficos, única forma de evitar los periódicos extravíos. De estas premisas, un tanto precipi- lógica con todo el convo) que arrastra, tadas, a la creencia del advenimiento mecánico inclusive. No menos catastro- de una era de paz, progreso y justicia, PlAcido BRAVO no había más que un paso, pronto dado r D r rlOClOO DRAVU por la inflamada imaginación de estas fieos suelen ser los brutales frenazos de discípulos de la Enciclopedia. Sin em- la razón para contener las desbordantes bargo, su error deductivo nos es grato, pasiones que, por ser tales, no son me- En fin de cuentas, como alguien dijo, nos nobles y dignas de tenerse en críen- la fe en la cordura del hombre quizás ta que lo es la razón fría o especulativa. sea la única digna de mantenerse con- El grano de locura que toda obra ge- tra viento y marea. Es más, estamos nial contiene, ¿no es, en resumidas cuen- convencidos de que el rumbo de la vida tas, la razón puesta al rojo vivo por la solamente esta brújula es capaz de pasión? ¿Y no debemos precisamente a marcarlo para llegar a buen puerto. esta aleación la conquista y descubri- Ahora bien: de ahí a profetizar dicho- (Paga fl }(¡ p&^na 3) sos siglos bajo la égida de esta diosa hay un trecho que no podemos salvar sin correr el riesgo de caernos en el va- i cío de la hipótesis. Ello seria tanto co- I mo dotar a esta facultad de un inmen- so poder; hacerla capaz de contrarres- : tar pasiones, confundir intereses, evitar i locuras, etc. Y esto no lo permiten los hechos históricos, ni lo garantizan los I conocimientos científicos. Más aún. ¿Qué sabemos del recinco en donde se elaboran las ideas? Decir que es el cerebro, situarlas en el inte- rior de esta viscera, es decir algo tan vago como si se nos indicara el pajar donde se halla la diminuta aguja en cu-t ya búsqueda hemos pasado años por miles. Falta encontrar la mecánica de esta elaboración, el origen de esta subs- Diálogo entre dos profesionales de tancia químico-psicológica; descubrir,, , a fa *'& a integral: —¿Sabes? He pensado que el ser calvo tiene una ventaja formidable: ^hay mucho menos cabello para pei- nar... Una pausa reflexiva. Y luego el otro, sentenciosamente: —Sí, es cierto. Pero, en cambio, hay una enorme superficie de cara para lavar... EL COLMO DE LA DISTRACCIÓN T ODOS hemos tenido ocasión de leer la formidable diatriba contra el Estado, de Alfredo Calderón, que alguna de nuestras publicaciones ha reproducido recientemente. Si su autor viviera en nuestros dios, podría añadir una actividad más a las muchas que atribuye al «más frío de los monstruos»: la de patrón. En efecto, <una de las ca- racterísticas del Estado moderno, es la de invadir de forma cada día más ava- salladora, muchas de las funciones so- ciales que hasta ahora dependían de la iniciativa privada. El Estado liberalde liberalismo muy relativo, como ya sabemosva desapareciendo, reempla- zado por el Estado totalitario, singular- mente absorbente en todos los dominios. Esta tendencia absorbente tenía que manifestarse también en el terreno eco- nómico. Los marxistas de todas las es- cuelas atribuyen al Estado una función directora en la organización económica de la sociedad. El Estado soviético, dueño de vidas y haciendas, es la en- carnación llevada al extremo del Es- tado-providencia que tendría en sus manos iodos los resortes de la. vida social y procuraría por el bienestar de todos los miembros de la sociedad. Ya estamos presenciando qué frutos hada- do esa teoría en el terreno práctico. En los Estados capitalistas, la doc- trina económica liberal«laissez faire, laissez passer»—está cada día más en desuso. El intervencionismo estatal en la vida económica, se acentúa. Las que- jas de los que ven con malos ojos esa intervención, son estériles. Nada detie- ne el curso de los acontecimientos. En Francia mismo, cada crisis guberna- mental reaviva las querellas entre diri- gistas y antidirigistas, pero siempre son los primeros quienes ganan la partida. La nacionalización de alguna de las llamadas industrias bánsicas es una de las facetas de la intromisión del Estado en el campo de la economía. Ella ha sido considerada como una panacea por los partidarios del monopolio económi- co estatal. Las nacionalizaciones reali- zadas por los laboristas en Inglaterra han sido presentadas como una revolu- ción de incalculables consecuencias. Los teorizantes del socialismo reformista han creído encontrar en Londres la Meca del socialismo, como una reacción con- tra los desenfrenos bolcheviques. La experiencia inglesa ha sido presentada como un ejemplo a imitar. La fiebre nacionalizadora se contagió a otros paí- ses del continente. Los resultados, ca- be decirlo, no son muy alentadores. Si malas son las empresas privadas, peor resulta el Estado cuando se mete a fa- bricante o a vendedor. Es indudable que las nacionalizacio- nes, al acabar con los antagonismos co- merciales particulares, permiten una or- ganización más racional de las indus- trias afectadas. El Estado tiene en sus manos mayores recursos que pueden tener las compañías o individuos. En las industrias de carácter nacional, los intereses opuestos de las empresas ex- plotadoras han sido y son una remora para el pleno desarrollo económico. La nacionalización se presta mejor a la elaboración de planes de conjunto y a un mayor aprovechamiento de las posi- bilidades económicas. Los que todo lo reducen a cifras y no ven más que el rendimiento, pueden ensalzar las exce- lencias del Estado-patrón. Nosotros no les seguiremos por esa pendiente resbaladiza. En toda activi- dad, aparte el beneficio material, hay que tener en cuenta su aspecto huma- no. No sólo se deben apreciar las ven- tajas económicas, sino también apreciar en qué medida el aumento de riqueza beneficia a toda la colectividad. Las nacionalizaciones distan mucho de dar satisfacción en este aspecto. Los países que han nacionalizado al- gunas industrias conservan la vieja es- C. PARRA tructura capitalista. De ahí que las na- cionalizaciones resulten un producto híbrido y no puedan alterar profunda- iirnte los cimientos de la sociedad bur- guesa. Entonces, ¿qué? Porque el Estado es •un mal patrono y por odio hacia él ¿debemos defender al capitalismo, priva- do? Nada de eso. No seremos nosotros ios que nos compadezcamos de los «po- bres» burgueses y accionistas. Sobre to- do, cuando reciben del Estado ventajo- sas indemnizaciones si se nacionaliza una industria. En definitiva, podemos considerar las nacionalizaciones como una fase más del desarrollo capitalista. La clase tra- bajadora tiene que sacar deducciones tácticas de un fenómeno no previsto por muchos teóricos socialistas. Por lo me- nos, en la forma que hoy se presenta. El Estado-patrón defiende su propie- dad con más saña que no importa qué capitalista. Si entra en sus cálculos con- ceder unas migajas a los obreros que explota, las concederá. Si no está dis- puesto a hacer ninguna concesión, será empresa sobrehumana arrancarle una pequeña mejora. Sobre todo, si se le ataca parcialmente. Tenemos innume- rables ejemplos de ello. He aquí una lección que los militan- tes y sindicatos obreros deben meditar. además la trayectoria de ésta a través del sinuoso dédalo nervioso, por cuyo conducto visual, auditivo, táctil, etcéte- ra, observamos, captamos y apreciamos. Y esto, pese a los esfuerzos de Caja!, aún no está a nuestro alcance. Cuántas veces la razón más firme no ha sido desbordada por el motor sen- timental, locomotora cuyas trepidacio- nes hacen que el mecánico pierda el con- trol y salga de la estrecha vía de la IIIIDS IIIIBUí EL COLMO DE LA CORTESÍA l'n literato inglés, famoso en los círculos londinenses por su exquisita cortesía, ha incluido en su testamen- to una cláusula en la que hace cons- tar su deseo de que, al morir, se gra- be esta leyenda en su tumba: «Lo lamento profundamente, pero no puedo levantarme...» EL COLMO DE LA HARAGANERÍA La escena en una alooba, por 1» noche. Personajes, él y ella. El — eterna esclavitud mascullina—acaba de levantarse, semidormido, para dar el biberón al heredero: un heredero que, como todos sus congéneres, se compla- ce en dormir de día y chillar de no- che. Ella (con recelo típicamente feme- nino): <(¿Le has dado el biberón?» El (con mal humor típicamente mas- culino): ((Si, mujer, sí...» Pero ella, no del todo convencida, decide levantarse a su vez para ins- peccionar el campo de operaciones. Así lo hace; y, al acercarse a la cu- na, un grito aterrador: —¡Marcelino! ¡El pequeño no está! Lo único que hay en la cuna es el biberón... El marido, entre sueños, responde con voz cavernosa: —¡Ah, no es nada! Me debo haber confundido; si el biberón está en la cuna, bien arropado, el pequeño debe estar en la fregadera de la cocina. SOBRE LA RULETA HÚNGARA Las cooperativas del Estado, en Hun- gría, están conociendo las delicias de la purga depurativa. El «Szabad Ne» de Budapest revela el hecho con la ma- yor delicadeza y pudor, jurando por Marx y Popoff que la democracia po- pular exige esas enérgicas correcciones. Cooperativa deriva de «copar», según los húngaros. Ycopa la banca, natural- mente, el dueño del casino... UNAS DECLARACIONES DE BERTRAND RUSSEL En una carta dirigida a la Redac- ción del Manchester Guardian», y que fué publicado en una reciente edición del periódico, Bertrand Russel, el pen- sador distinguido con el premio Nobel de hace dos años, expresa la opinión de «que la ausencia de espíritu libi'rnl en Espados Unidos ha llegado a cobrar proporciones peligrosas, no solamente para el futuro del mundo, sino para el propio presente de América». Comentando las persecuciones de las que son victimas no solamente los co- munistas y simpatizantes, sino uquéllos que son «sospechosos de ser sospecho- sos», Russel señala los abusos que en- trañan esas medidas. Sin comparar el caso al de Alemania hitlerista o al de la Rusia soviética, estima que «lo más inquietante es la ignorancia del gran piíblico americano». «Los profesores de ciencias políticas agrega en «/ cartason considerados como subversivos por el solo hecho d¿ haber estudiado la doctrina comunista. Únicamente los que no han leído a Marx son considerados como competen- tes para combatir el marxismo...» Estas manifestaciones del filósofo . in- glés, sumadas a las recientes del nove- lista Graham Greene que comentamos hace dos semanas, son indicios de la disconformidad que, por parte de dis- tintos intelectuales de tendencia liberal, se va notando contra la psicosis anti- comunista de los americanos.

(ZaLutnniaá újiciaLeá Otra protesta j las condenas PATRON · 2009. 2. 9. · l a embriague de lza victo ria, lo que une a los hom bres. Existe po,r fortuna , un ína tima solidarida

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Page 1: (ZaLutnniaá újiciaLeá Otra protesta j las condenas PATRON · 2009. 2. 9. · l a embriague de lza victo ria, lo que une a los hom bres. Existe po,r fortuna , un ína tima solidarida

orrnoo

*• viLAoar

S c a s i s i e m p r e el d o l o r , y n o l a e m b r i a g u e z d e la v i c t o ­r i a , lo q u e u n e a los h o m ­

bres . E x i s t e , p o r f o r t u n a , u n a í n ­t i m a s o l i d a r i d a d q u e se d e s a r r o ­l la — y n a c e , q u i z á s — e n l a s h o ­r a s d i f í c i l e s . D e s a p a r e c e n e n t o n ­ces los rece los a b s u r d o s , los m o ­n ó l o g o s a u t o s u f i c i e n t e s , l a s o l e d a d e s t é r i l . S u r g e e n el d o l o r l a p r o ­t e s t a , y e n l a p r o t e s t a el s e n t i ­m i e n t o d e f r a t e r n i d a d .

El r e c i e n t e m i t i n e n l a S a l a W a g r a m h a s ido p r u e b a d e ello. A n t e los ú l t i m o s c r í m e n e s d e F r a n c o , v a r i o s i n t e l e c t u a l e s d e v a n g u a r d i a — n o s r e s i s t i m o s , p o r lo v a g o d e l t é r m i n o , a e sc r ib i r «de i z q u i e r d a » — h a n s e n t i d o l a n e c e ­s idad d e g r i t a r N O a l r é g i m e n q u e lega l iza el a s e s i n a t o . Y lo h a n g r i t a d o e n t o n o s d i f e r e n t e s , s i n p r e t e n d e r b u s c a r c o i n c i d e n c i a s t o ­t a l e s — q u e n o e x i s t e n — n i o b ­je t ivos l e j a n o s o a b s o l u t o s . U n solo v í n c u l o , su f i c i en te p o r lo a m ­plio, h a c r e a d o l a u n a n i m i d a d : el v incu lo d e u n N O a l a m u e r t e ofi­c i a l i z a d a , u n N O a la b a r b a r i e , u n N O a l t o t a l i t a r i s m o .

E s dif íci l a p l i c a r a los h o m b r e s q u e e x p r e s a r o n s u p r o t e s t a e n Ja S a l a W a g r a m u u d e n o m i n a t i v o c o m ú n . El ú n i c o j u s t o , c i e r t a m e n ­te, es el d e H O M B R E S . N i n g ú n p a r t i d o p u e d e e n o r g u l l e c e r s e d e c o n t a r l o s e n s u s filas, n i n g u n a sec t a p u e d e r e i v i n d i c a r l o s p a r a si. En p r o b l e m a s d e soc io log ía , a r t e y filosofía — m a l p o d r í a i g n o r a r ­se — s o n m a y o r e s s u s d i v e r g e n ­c i a s q u e s u s s e m e j a n z a s : el c a t o ­l i c i s m o e n B é g u i n , el « a b s u r d o d e la e x i s t e n c i a » en C a m u s , el soc ia ­l i s m o e n S i l o n e , l a « a n g u s t i a d e la l i b e r t a d » e n S a r t r e , l a c o n c e p ­ción a n á r q u i c a d e B r e t ó n . . . M í n i ­m a s s o n l a s c o i n c i d e n c i a s e n t r e ellos c u a n d o se les c o m p a r a c o m o a r t i s t a s o c o m o filósofos: la r a z ó n p u r a — a j e n a a a q u é l l a s « r a z o n e s dei c o r a z ó n » d e q u e h a b l a b a P a s ­cal — n o d a p a s o a la s o l i d a r i ­d a d .

P e r o s o l i d a r i d a d h u b o — y eso es lo q u e c u e n t a . T a l es l a e n s e ­ñ a n z a de l a c t o c e l e b r a d o e n Wa­g r a m , d o n d e c a y e r o n t o r r e s d e mar f i l y c e s a r o n p o l é m i c a s a c a d é ­m i c a s : a n t e la i n d i g n a c i ó n , a n t e la có l e r a , a n t e l a h e r i d a p o r l a q u e se d e s a n g r a e n E s p a ñ a l a con ­c i enc i a l i b r e , se a n u l a r o n l a s d i ­

v e r g e n c i a s . V h u b o s i m p l e m e n t e h o m b r e s p a r a q u i e n e s n a d a d e lo h u m a n o es a j e n o , h o m b r e s u n i ­d o s p o r u n d o l o r y u n a p r o t e s ­t a q u e s u p e r a b a n t o d o a n t a g o n i s ­m o m e r a m e n t e i n t e l e c t u a l .

Eos p r o c e s o s d e Sev i l l a y B a r ­ce lona — n u e v o s a c t o s d e u n l a r ­go d r a m a — h a a l c a n z a d o a s í l a fuerza d e u n s í m b o l o . S í m b o l o c o n c r e t i z a d o en esa v i b r a n t e S a l a W a g r a m de l v i e r n e s 22, e n la q u e v a r i a s f i g u r a s d e p r e s t i g i o i n t e r ­n a c i o n a l — e s p o n t á n e a m e n t e , c o n s ­c i e n t e m e n t e — a f i r m a r o n su fe e n u n a E s p a ñ a h e r o i c a y t o r t u r a d a . U n i ó n e n el d o l o r , en l a n e g a t i v a a t o l e r a r la a f r e n t a t o t a l i t a r i a .

P u e d a e l m i t i n d e W a g r a m h a ­cer l l e g a r s u eco a t r a v é s de l es­p a c i o , c r e a n d o a q u í y a l l á u n cl i ­m a d e s o l i d a r i d a d e n t r e los h o m -b r e s q u e a n s i a n la j u s t i c i a — j u s ­t i c i a q u e a g o n i z a h o y e n t a n t a s l a t i t u d e s . Y p u e d a el m u n d o c o m ­p r e n d e r , a l m i s m o t i e m p o , q u e su l i b e r t a d — c o m o e n 1936 — se j u e ­ga e n E s p a ñ a , e n c a d a h o m b r e a m e n a z a d o p o r el p e l o t ó n d e fu­s i l a m i e n t o .

R U T A .

ROUTE, h e b d o m a d a i r < de la (Ji.Z.&.jC. en <J¡ranee

Ano VII I Precio 1 5 francos N° 3 3 7 «Jueves 13 de Marzo de 1952

<3>Í€ecci8n paca la PaizeApcndencia .-

A d m i n i s t r a c i ó n R e d a c c i ó n M. Boticar io - 4 , r u é Belfort, Toulouse - R Mejias Peña

l'ata qitaA (únicamente). gáfala (Benaig.eá C . C . P o s t a l N- 1 3 2 8 - 7 9 T o u l o u s e (Hte-Gne)

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3 meses: 195 frs. 6 meses: 390 frs. 1 año: 780 frs.

(ZaLutnniaá újiciaLeá

FRANCO VUELVE a imitar

la propaganda nazi ANTE la cantidad de protestas y

comentarios adversos que la pren­sa internacional ha registrado,

con motivo de las condenas a muerte dictadas por los tribunales militares le Sevilla y Barcelona contra militantes de la Confederación Nacional del Trabajo, la dictadura acentúa sus esfuerzos pa­ra sembrar la confusión en tomo a los escandalosos procesos.

-Se intenta presentar a nuestros com­pañeros como vulgares bandidos, en el

OS^Sdi

o PRC«^RESC)S

PARECE ser que los ingleses tienen ya su bomba atómica. Una bom­ba atómica que aseguran más per­

fecta que las ya conocidas. Es decir: más potente, y en consecuencia más des­tructiva. Están, pues, en pleno progreso los gobernantes de la rubia Albión. Y deben sentirse orgullosos de su nueva conquista. El viejo león británico, que alguien pretendió caduco y desdentado, debe aprestarse ahora a rugir pavoro­samente para que el mundo aprecie sus nuevos y potentes colmillos.

El leudo del presidente Traman >a DO será el solo a imperar sobre las de­mocracias que padecemos. Ahora Cran

No hay justificación a la desvergüenza

C ADA vez que los jerarcas de España van a llevar a cabo una medida que aumente sus ingresos en de (rímenlo del pueblo, sacan a relucir caprichosas estadísticas con las que t r a t a n de justificar lo injustifi­

cable para los que conocemos la médula del problema.

8e t r a t a ahora de la cosecha acei­tera, que, si hemos de creer sus pro­pias cifras, será este año la tercera del siglo — o del medio siglo que llevamos. Y vayamos a las cifras.

La cosecha del año actual se cal­cula en 640 millones de kilos de acei­te. La primera fué en 1928, con 666 millones, y la segunda en 1930, con 660.

El consumo anual de los españoles, «con el freno del racionamiento», y contando a litro por mes y habi tan-

cifras que ellos dan —, sube, también con cifras suyas, a 375 mi­rones . Ahora bien — y continuamos ren sus cifras — la producción de los últimos s?is años ha llegado con creces a esa medida.

Los americanos viven con retraso ¡A Secretariado americano del Aire ha

decidido prescindir de Los servicios del ex médico alemán Walter Schreiber, que había sido empleado hace seis me-

- las fuerzas aéreas del país. Schreiber fué jefe del Servicio de Sa­

lud del estado mayor de la Luftwaffe durante la guerra, siendo jerárquicamente responsable de los médicos nazis que

uaban experiencias en los campos de roncentrúciún.

Menos mal que los americanos pare­cen haberlo comprendido, aunque un poco tarde. De no ser así, podría pen­sarse que, de vivir Hitler, Truman le otorgaría graciosamente algún ministe­rio...

Se impone un alto para aclarar la enorme cant idad de falsificaciones y m nt i ras intencionadas que t r a t a n de hacernos t ragar y vamos a basarnos en la lógica más simple. En los años anter iores a l franquismo, España, con una producción como la actual ,

C. G. ATLAS no solamente bastaba a su consumo, sino que exportaba grandes cantida­des. ¿Por qué regla de tres, en los 13 años de franquismo, los españoles — pese a lo que el gobierno diga — no han tenido ni un litro mensual (racionado), ya que al mercado negro

icontraba todo lo que se desease pagándolo hasta 40 pesetas l i tro en el año 45? ¡Ah, razón de la sinrazón, dónde nos llevas! Pero tres razones simples nos lo explican:

Primera: Se encontró Franco, al terminar la guerra civil, con una cantidad de ex-combatientes a los que había prometido un porvenir asegurado; y, no sabiendo dónde co­locarlos, creó, además de otros orga­nismos enchufistas, el Comisariado de Abastecimientos.

Segunda: No teniendo con qué pa­gar a Ital ia y Alemania la ayuda prestada, tuvo necesidad de expor tar — como pago de servicios — a esos países, grandes cant idades de produc­tos, en t re los que se encontraba el aceite.

Tercera: El control estricto del consumo minimo de productos ali­menticios de primera necesidad, ase­guraba a los allegados y al tas je­rarquías del Ejército y Falange exce-costa del hambre de los españoles.

He ahí las tres razones fundamen­

t a • la pág. 3)

Bretaña podrá elevar el tono de su voz, y d'sputarle a Estados Unidos, si la ocasión se presenta, ese privilegio que el Estado norteamericano afianzó mer­ced a la aplicación dada al descubri­miento que hoy, a su vez, subraya In­glaterra. Y es que la bomba atómica ejerce, cutre los Estados, la misma in­fluencia que el dinero ejerce en los in­dividuos. El pobre es un miserable, en

guan (fiintado toda la extensión de la palabra, para el rico. Y el rico es un ser a menudo odiado, pero temido y respetado, por el pobre. La cuenta en banca equivale a todas las facilidades. Y el bolsillo va­cío es prueba, para no pocas gentes, de encanallamiento. Un Estado con bom­bas atómicas es peor que el hombre rico de nuestro ejemplo. Y sin ellas, es peor que el hombre pobre. La diferen­cia estriba en que. en lo que a los Es­tados se refiere, la excepción no existe.

Las democracias desarmadas odian amigo lector, ,i esa conclusión nos

lleva el panorama internacional—pero temen y respetan, a las democracias poderosas. Y poderosas son aquéllas, hoy en plural, que pos en el supremo argumento: la bomba atómica.

Pero, ¿qué tienen que ver la bomba atómica y la democracia?, me pregun­ta un amigo que contempla los trazos de mi pluma por encima de mi espalda. Tienen de común, le contesto, lo que pueda tener un Estado y su fuerza de­fensiva o agresiva. Y siendo así, ¿por qué no elevar a la categoria de símbolo de la democracia a la bomba atómica? ¿O es que acaso no viven esos Estados confiando en la eficacia del terrible ar­tefacto?

Enemigos del totalitarismo existen, lc-lizmentc, en todas las partes del mun­do; y en particular allí donde el tota­litarismo tiene clavadas sus garrís, l'e-ro nadie puede creer, nadie tiene dere­cho a creer que todos los adversarios de la U.R.S.S. lo son también del to­talitarismo. Siéndolo de la primera no lo son del segundo ni los Truman, ni

(Pasa a la página 3.)

LOS INGLESES HACEN UN AUTO

DE FE CON SUS CARTAS DE

IDENTIDAD

Harry Crookshank, ministro británi­co, ha anunciado en los Comunes la abolición de la carta de identidad, que desde hace doce años y medio los in­gleses se veían obligados a poseer.

Hace varias semanas, en estas co­lumnas, comentamos ya la posibilidad de tal medida, confesando que la mis­ma nos hacía envidiar, a veces la felici­dad de los flemáticos británicos. Verse libres de la carta de identidad, he ahí un secreto anhelo de todos los que vi­vimos maldiciendo esa plaga burocrá­tica, p

El Estado inglés, por su parte, tam­bién se beneficia: en medio millón de libras, nada menos. ¿No sería hora de que todos los Estados se sintieran atraí­dos por esa economía?

deseo de ocultar—o minimizar, cuando menos—la represión que se lleva a ca­bo contra todos los hombres que no están de acuerdo con el nefasto régi­men franquista. Es indudable, hoy, que Franco no pudo nunca imaginar la am­plitud que las protestas internacionales han tenido, y de ahí que se empeñe ahora en desvirtuar aquello que el mun­do entero ha comprendido demasiado bien.

Lo cierto es que los argumento; rie la propaganda falangista no tienen ni siquiera el mérito de la originalidad. Idéntica dialéctica emplearon todos los sistemas dictatoriales que Europa ha conocido en los últimos años: por obra y gracia del proselitismo, se intentao.i convertir a los resistentes en bandoleros sin escrúpulos, para justificar así e1 sal­vajismo de liquidar sistemáticamente to­do germen de oposición.

Vanos son los esfuerzos de la propa­ganda franquista, así como vana ha si­do su pretensión de inventar un «Pa­raíso de Europa»* para conquistar admi­radores. Si el mundo sabe la realidad oculta tras la cortina de hierro, iaD¿ también los sufrimientos que vive el pueblo ibérico allende la cortina de sangre. Ni la más sabia publicidad lo­graría convencer al espectador, al iue llegan diariamente los rumores de n o lucha que agita la península; lucha cruenta, entablada desde hace muchos años, en la que los hombres mueren pero no se doblegan.

La Confederación Nacional Jel Tra­bajo, vanguardia de Ja libertad, prosi­gue su camino de rebeld :a infatigable, Ni los fusiles de Franco, ni sus calum­nias, ni su cinismo, ahogarán •>, voz. Llegará la hora de la justicia, la hora en que el propio dictador cono/ca la cosecha terrible de los crímenes sem­brados.

Otra protesta contra

las condenas a muerte En la ciudad de Roanne (Loire),

ha tenido lugar el sábado 1." del corriente un gran mitin de protes­ta cont ra los crímenes franquis­tas . Dist intas personalidades fran­cesas han intervenido en el acto — organizado por la Liga de los Derechos del Hombre —, denun­ciando las monstruosidades jurídi­cas de Sevilla y Barcelona.

Cont inúa asi la ola de vehemen­tes protestas cont ra el falangismo, dest inada a echar luz sobre la verdadera si tuación en que se ha­lla sometido el pueblo español des­de hace trece años. Todo el ma­quiavelismo de la propaganda franquista no logrará sembrar la confusión en el ánimo de los hom­bres que a m a n la libertad.

Una vez más, repitamos el deber que se impone en esta hora: dar ampli tud a la protesta, conseguir que la opinión mundial comprenda el d rama ibérico y actúe en con­secuencia.*

Y a nuestros compañeros conde, nados a muerte, vaya el mensaje sintetizado t an bellamente por An-dré Bretón, mensaje que todos los jóvenes de la F. I . J .L . hacemos nuestro: ..EX NOMBRE DE LOS HOMBRES LIBRES. ¡GRACIAS!»

j EL ESTADO-PATRON

El mes que vi"ne tendrá lugar una

jira turística, a cargo de Martín Artajo,

por diversos países árabes.

En nombre de RUTA, buen viaje

el excelentísimo señor ministro. Y tir.a

sugerencia: ¿por qué no se hace maho­

metano, para evitar que le puedan

romper algún día la fe de bautismo?

C R I T E R I O S

N O seremos tan categóricos como ciertos soñadores racionalistas del siglo pasado que pretendieron demos irar. decálogos científicos en mano, que en un futuro inmediato todos los pasos y andanzas del hombre seguirán

los caminos geométricos trazados de antemano por el raciocinio; cam'nos de tránsito y tráfico bordeados de experiencias históricas y jalonados de axiomas filosóficos, única forma de evitar los periódicos extravíos.

De estas premisas, un tanto precipi- lógica con todo el convo) que arrastra, tadas, a la creencia del advenimiento mecánico inclusive. No menos catastro-de una era de paz, progreso y justicia, P l A c i d o B R A V O no había más que un paso, pronto dado r D r r l O C l O O D R A V U por la inflamada imaginación de estas fieos suelen ser los brutales frenazos de discípulos de la Enciclopedia. Sin em- la razón para contener las desbordantes bargo, su error deductivo nos es grato, pasiones que, por ser tales, no son me-En fin de cuentas, como alguien dijo, nos nobles y dignas de tenerse en críen­la fe en la cordura del hombre quizás ta que lo es la razón fría o especulativa. sea la única digna de mantenerse con- El grano de locura que toda obra ge-tra viento y marea. Es más, estamos nial contiene, ¿no es, en resumidas cuen-convencidos de que el rumbo de la vida tas, la razón puesta al rojo vivo por la solamente esta brújula es capaz de pasión? ¿Y no debemos precisamente a marcarlo para llegar a buen puerto. esta aleación la conquista y descubri-

Ahora bien: de ahí a profetizar dicho- (Paga fl }(¡ p&^na 3)

sos siglos bajo la égida de esta diosa hay un trecho que no podemos salvar sin correr el riesgo de caernos en el va-

i cío de la hipótesis. Ello seria tanto co-I mo dotar a esta facultad de un inmen­

so poder; hacerla capaz de contrarres-: tar pasiones, confundir intereses, evitar i locuras, etc. Y esto no lo permiten los

hechos históricos, ni lo garantizan los I conocimientos científicos.

Más aún. ¿Qué sabemos del recinco en donde se elaboran las ideas? Decir que es el cerebro, situarlas en el inte­rior de esta viscera, es decir algo tan vago como si se nos indicara el pajar donde se halla la diminuta aguja en cu-t ya búsqueda hemos pasado años por miles. Falta encontrar la mecánica de esta elaboración, el origen de esta subs- Diálogo entre dos profesionales de tancia químico-psicológica; descubri r , , , a f a*'& a integral:

—¿Sabes? He pensado que el ser calvo tiene una ventaja formidable:

^hay mucho menos cabello para pei­nar.. .

Una pausa reflexiva. Y luego el otro, sentenciosamente:

—Sí, es cierto. Pero, en cambio, hay una enorme superficie de ca ra para lavar.. . EL COLMO DE LA DISTRACCIÓN

T ODOS hemos tenido ocasión de leer la formidable diatriba contra el Estado, de Alfredo Calderón, que

alguna de nuestras publicaciones ha reproducido recientemente. Si su autor viviera en nuestros dios, podría añadir una actividad más a las muchas que atribuye al «más frío de los monstruos»: la de patrón. En efecto, <una de las ca­racterísticas del Estado moderno, es la de invadir de forma cada día más ava­salladora, muchas de las funciones so­ciales que hasta ahora dependían de la iniciativa privada. El Estado liberal— de liberalismo muy relativo, como ya sabemos—va desapareciendo, reempla­zado por el Estado totalitario, singular­mente absorbente en todos los dominios.

Esta tendencia absorbente tenía que manifestarse también en el terreno eco­nómico. Los marxistas de todas las es­cuelas atribuyen al Estado una función directora en la organización económica de la sociedad. El Estado soviético, dueño de vidas y haciendas, es la en-carnación llevada al extremo del Es­tado-providencia que tendría en sus manos iodos los resortes de la. vida social y procuraría por el bienestar de todos los miembros de la sociedad. Ya estamos presenciando qué frutos hada­do esa teoría en el terreno práctico.

En los Estados capitalistas, la doc­trina económica liberal—«laissez faire, laissez passer»—está cada día más en desuso. El intervencionismo estatal en la vida económica, se acentúa. Las que­jas de los que ven con malos ojos esa intervención, son estériles. Nada detie­ne el curso de los acontecimientos. En Francia mismo, cada crisis guberna­mental reaviva las querellas entre diri-gistas y antidirigistas, pero siempre son los primeros quienes ganan la partida.

La nacionalización de alguna de las llamadas industrias bánsicas es una de las facetas de la intromisión del Estado en el campo de la economía. Ella ha sido considerada como una panacea por los partidarios del monopolio económi­co estatal. Las nacionalizaciones reali­zadas por los laboristas en Inglaterra han sido presentadas como una revolu­ción de incalculables consecuencias. Los teorizantes del socialismo reformista han creído encontrar en Londres la Meca del socialismo, como una reacción con­tra los desenfrenos bolcheviques. La experiencia inglesa ha sido presentada como un ejemplo a imitar. La fiebre nacionalizadora se contagió a otros paí­ses del continente. Los resultados, ca­be decirlo, no son muy alentadores. Si malas son las empresas privadas, peor resulta el Estado cuando se mete a fa­bricante o a vendedor.

Es indudable que las nacionalizacio­nes, al acabar con los antagonismos co­merciales particulares, permiten una or­ganización más racional de las indus­trias afectadas. El Estado tiene en sus manos mayores recursos que pueden tener las compañías o individuos. En las industrias de carácter nacional, los intereses opuestos de las empresas ex­plotadoras han sido y son una remora para el pleno desarrollo económico. La nacionalización se presta mejor a la elaboración de planes de conjunto y a un mayor aprovechamiento de las posi­bilidades económicas. Los que todo lo reducen a cifras y no ven más que el

rendimiento, pueden ensalzar las exce­lencias del Estado-patrón.

Nosotros no les seguiremos por esa pendiente resbaladiza. En toda activi­dad, aparte el beneficio material, hay que tener en cuenta su aspecto huma­no. No sólo se deben apreciar las ven­tajas económicas, sino también apreciar en qué medida el aumento de riqueza beneficia a toda la colectividad. Las nacionalizaciones distan mucho de dar satisfacción en este aspecto.

Los países que han nacionalizado al­gunas industrias conservan la vieja es-

C. PARRA tructura capitalista. De ahí que las na­cionalizaciones resulten un producto híbrido y no puedan alterar profunda-iirnte los cimientos de la sociedad bur­guesa.

Entonces, ¿qué? Porque el Estado es •un mal patrono y por odio hacia él ¿debemos defender al capitalismo, priva­do? Nada de eso. No seremos nosotros ios que nos compadezcamos de los «po­bres» burgueses y accionistas. Sobre to­do, cuando reciben del Estado ventajo­sas indemnizaciones si se nacionaliza una industria.

En definitiva, podemos considerar las nacionalizaciones como una fase más del desarrollo capitalista. La clase tra­bajadora tiene que sacar deducciones tácticas de un fenómeno no previsto por muchos teóricos socialistas. Por lo me­nos, en la forma que hoy se presenta.

El Estado-patrón defiende su propie­dad con más saña que no importa qué capitalista. Si entra en sus cálculos con­ceder unas migajas a los obreros que explota, las concederá. Si no está dis­puesto a hacer ninguna concesión, será empresa sobrehumana arrancarle una pequeña mejora. Sobre todo, si se le ataca parcialmente. Tenemos innume­rables ejemplos de ello.

He aquí una lección que los militan­tes y sindicatos obreros deben meditar.

además la trayectoria de ésta a través del sinuoso dédalo nervioso, por cuyo conducto visual, auditivo, táctil, etcéte­ra, observamos, captamos y apreciamos. Y esto, pese a los esfuerzos de Caja!, aún no está a nuestro alcance.

Cuántas veces la razón más firme no ha sido desbordada por el motor sen­timental, locomotora cuyas trepidacio­nes hacen que el mecánico pierda el con­trol y salga de la estrecha vía de la

IIIIDS IIIIBUí EL COLMO DE LA CORTESÍA

l'n l i terato inglés, famoso en los círculos londinenses por su exquisita cortesía, ha incluido en su testamen­to una cláusula en la que hace cons­tar su deseo de que, al morir, se gra­be esta leyenda en su tumba:

«Lo lamento profundamente, pero no puedo levantarme.. .»

EL COLMO DE LA HARAGANERÍA

La escena en una alooba, por 1»

noche. Personajes, él y ella. El — eterna esclavitud mascullina—acaba de levantarse, semidormido, pa ra dar el biberón al heredero: un heredero que, como todos sus congéneres, se compla­ce en dormir de día y chillar de no­che.

Ella (con recelo t ípicamente feme­nino): <(¿Le has dado el biberón?»

El (con mal humor t ípicamente mas­culino): ((Si, mujer, sí...»

Pero ella, no del todo convencida, decide levantarse a su vez para ins­peccionar el campo de operaciones. Así lo hace; y, al acercarse a la cu­na, un grito a ter rador :

—¡Marcelino! ¡El pequeño no está! Lo único que hay en la cuna es el biberón...

El marido, entre sueños, responde con voz cavernosa:

—¡Ah, no es nada! Me debo haber confundido; si el biberón está en la cuna, bien arropado, el pequeño debe es tar en la fregadera de la cocina.

SOBRE LA RULETA HÚNGARA

Las cooperativas del Estado, en Hun­gría, están conociendo las delicias de la purga depurativa. El «Szabad Ne» de Budapest revela el hecho con la ma­yor delicadeza y pudor, jurando por Marx y Popoff que la democracia po­pular exige esas enérgicas correcciones.

Cooperativa deriva de «copar», según los húngaros. Y copa la banca, natural­mente, el dueño del casino...

UNAS DECLARACIONES DE BERTRAND RUSSEL

En una carta dirigida a la Redac­ción del Manchester Guardian», y que fué publicado en una reciente edición del periódico, Bertrand Russel, el pen­sador distinguido con el premio Nobel de hace dos años, expresa la opinión de «que la ausencia de espíritu libi'rnl en Espados Unidos ha llegado a cobrar proporciones peligrosas, no solamente para el futuro del mundo, sino para el propio presente de América».

Comentando las persecuciones de las que son victimas no solamente los co­munistas y simpatizantes, sino uquéllos que son «sospechosos de ser sospecho­sos», Russel señala los abusos que en­trañan esas medidas. Sin comparar el caso al de Alemania hitlerista o al de la Rusia soviética, estima que «lo más inquietante es la ignorancia del gran piíblico americano».

«Los profesores de ciencias políticas —agrega en «/ carta—son considerados como subversivos por el solo hecho d¿ haber estudiado la doctrina comunista. Únicamente los que no han leído a Marx son considerados como competen­tes para combatir el marxismo...»

Estas manifestaciones del filósofo . in­glés, sumadas a las recientes del nove­lista Graham Greene que comentamos hace dos semanas, son indicios de la disconformidad que, por parte de dis­tintos intelectuales de tendencia liberal, se va notando contra la psicosis anti­comunista de los americanos.

Page 2: (ZaLutnniaá újiciaLeá Otra protesta j las condenas PATRON · 2009. 2. 9. · l a embriague de lza victo ria, lo que une a los hom bres. Existe po,r fortuna , un ína tima solidarida

RUTA P á g . 2

^ $*Ptej?t LA IMPORTANCIA DE VIVIR

EL ARTE DE ENVEJECER J ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ W ^ ^ V ^ i ^ A ^ / V W V W V W ^ ^ W N * *

L OS jóvenes son más desvalidos y suelen cuidarse menos que los viejos, pero en cambio pueden pasar, mejor que los viejos, sin comodidades materiales. Un niño advierte escasamente las dificultades materiales, con el resultado

de que a menudo un niño pobre es tan feliz o más feliz que otro rico. Tal vez ande descalzo, pero esto es una comodidad, más que un inconveniente, para él, en tanto que andar descalzos es a menudo una dureza intolerable para los viejos. Quizá tenga el joven sus pesares momentáneos, pero ¡cuan fácilmen­te los olvida! No tiene idea del dinero, ni padece el complejo del millonario, como padecería un viejo. A lo sumo, colecciona estampas de chocolate para comprar una pistola de juguete, mientras una anciana colecciona títulos del Es­tado. Entre la diversión de una y otra clase de afán coleccionista, no hay com­paración. La razón es que el niño no está intimidado todavía por la vida, como lo están los mayores. Sus costumbres personales no están formadas, y no es esclavo de una marca particular de café: toma el que le dan. Por lo tanto, aun­que parezca extraño, los viejos dependen de los demás mucho más que los jó-'venes, porque sus temores son más definidos y sus deseos más delimitados.

Debe presumirse que si el hombre tuviera que vivir la vida como un poe­ma, podría mirar al ocaso como el período más feliz, y en lugar de tratar de postergar la tan temida ancianidad debería esperarla con agrado y prepararse para vivir en ella el período mejor y más feliz de su existencia. En Oriente y Occidente, la actitud hacia la edad toma puntos de vista exactamente opuestos. Esto se advierte con mayor claridad cuando se pregunta a otra persona qué edad tiene, o se dice la propia. En China, lo primero que pregunta una per­sona a otra cuando hace una visita oficial, después de inquirir su nombre y apellido, es: «¿Cuál es su gloriosa edad?» Si la persona responde, como dis­culpándose, que tiene veintitrés o veinticinco años, el interlocutor le conforta ge­neralmente diciendo que todavía le queda un porvenir glorioso, y que algún día será viejo. Pero si la persona responde que tiene treinta y cinco o cuarenta años, el interlocutor exclama inmediatamente con hondo respeto: «¡Buena suer­te!»; el entusiasmo crece en la proporción en que este caballero pueda anun­ciar una edad mayor y mayor, y si tiene ya más de cincuenta años, el interlocu­tor baja en seguida la voz, con humildad y respeto. Por esa razón los ancia­nos, si pueden, deben ir a vivir a China, donde hasta un mendigo, si tiene barba blanca, es tratado con extraordinaria bondad.

El resultado es que los jóvenes tratan de hacerse pasar por más viejos, imi­tando el porte y la dignidad y los puntos de vista de los ancianos; y he cono­cido casos de jóvenes escritores chinos, graduados en las Universidades a los veintiuno o veinticinco años, que escribían en las revistas artículos para acon­sejar «qué deben y qué no deben leer los jóvenes», refiriéndose a los tropiezos de la juventud con paternal condescendencia.

Pese a mi vinculación con la vida occidental y la actitud occidental con res­pecto a la edad, siguen asombrándome continuamente ciertas expresiones para las cuales no estoy preparado. He admitido que personas de edad madura, me-

LIN YUTANG ñores de cincuenta años, quieran dar la impresión, muy comprensible, de que son todavía jóvenes y vigorosas, pero no estoy del todo preparado para encon­trarme con una anciana de cabello canoso que desvía maliciosamente t í tema de la conversación hacia el tiempo cuando la conversación gira en forma natu­ral hacia su edad.

Todo esto es una insensatez. No alcanzo a ver su significado. Comprendo que las mujeres solteras, jóvenes o maduras, se nieguen a decir su edad, por­que en su caso es perfectamente natural la preferencia por la juventud. Tam­bién las jóvenes chinas se asustan un poco cuando llegan a los veintidós años y no se han casado ni comprometido. Tienen el temor de quedar fuera, lo que llaman los alemanes un Torschlusspanik, el temor de quedar en el parque una vez cerradas las puertas, de noche. Por eso se ha dicho que el año más largo en la vida de la mujer es el vigésimonono: sigue teniendo veintinueve años du­rante cuatro o cinco. Pero, fuera de esto, el temor de que los demás conozcan nuestra edad es insensato. ¿Cómo nos pueden considerar sabios si no nos con­sideran viejos?

Parece un infortunio lingüístico que los viejos sanos y robustos de Occiden­te digan a los demás que son «jóvenes» todavía, o que se les diga que son «jóvenes» cuando lo que se quiere decir en realidad es que son sanos. Gozar buena salud en la ancianidad, o ser viejo y sano, es la mayor suerte humana, pero decir «sano y joven» es sólo restarle brillo e imputar imperfección a lo que es en realidad perfecto. Después de todo, no hay nada más hermoso en este mundo que un anciano lleno de salud y sabiduría, con sonrosadas mejillas, cabellos de plata y barba blanca.

En general, veo que faltan ancianos de barbas blancas en el cuadro de la vida occidental. Sé que existen, pero se han unido quizás en una conspiración para ocultarse de mí. Ouizás sea la máquina de afeitar la que ha logrado esto, un procedimiento tan deplorable e ignorante y estúpido como la deforestación de las montañas chinas por agricultores ignorantes, que han dejado las colinas tan calvas y feas como los mentones de los v'ejos occidentales. Queda aun por descubrir en los Estados Unidos, por ejemplo, una mina de belleza y sabiduría, que es placentera a la vista y conmovedora para el alma, cuando el norteameri­cano haya abierto los ojos e inicie un programa general de reforestación. ¡Ya no existen los grandes antianos en los Estados Unidos! Ya no exist el T o Sam con su barba, porque ha comprado una navaja y se ha afeitado, para hacerse igual que un joven frivolo y Ionio, con el mentón saliente y una dura chispa en los ojos detrás de las gafas de car y.

No dudo de que el hecho de que los ancianos de Occidente insistan en ser tan atareados y activos, puede ser atribuido directamente al individualismo lle­vado a un extremo de tontería. Se debe a su orgullo, a su amor por la inde­pendencia y a su vergüenza de depender de los hijos. Pero entre los muchos derechos humanos que se han establecido en la Constitución de los Estados Unidos, por ejemplo, se ha olvidado extrañamente el derecho a ser alimentado por los hijos, pues es un derecho y una obligación derivadas de servicios hechos. Los chinos no tienen quizás sentido de la independencia individual, porque todo el concepto de la vida se basa en la ayuda mutua dentro del hogar: por ende, no significa vergüenza alguna la circunstancia de ser servido por los hijos en el ocaso de la vida. Más bien, se considera buena suerte tener hijos que cuiden de uno. Nada más que para eso se vive en China.

Nadie puede dejar de envejecer; sólo puede hacerse la trampa de no ad­mitir que se envejece. Y como de nada vale luchar contra la naturaleza, bien podríamos envejecer graciosamente. La sinfonía de la vida debe terminar con un gran final de paz y serenidad y comodidad material y contento espiritual, y no con el estampido de un tambor que se rompe o un címbalo que se quiebra.

Qf/líáeciaé y. pequeheceá de La ycandeza Rumana

RCUSSEOU: el hombre y el filósofo Q

UIEN lea «Las Confesiones», de Rousseau, el libro más honda­mente humano, más descarnado,

más preñado de verismo, que haya sa­lido de la pluma de un escritor, no po­drá por menos de exclamar al finalizar su lectura: «Cierto, Rousseau es un hombre y como tal se ha descrito. Sin recurrir a afeites ni a pomadas, se nos ha mostrado al desnudo: bueno, gene­roso, sublime a ratos; a trechos des­preciable; humano las más de las ve­ces, y sincero, con una sinceridad ra­yana en la crudeza, siempre.»

Rousseau-hombre y Rousseau-filósofo han sido disecados y estudiados bajo todas sus costuras. Poco queda por aña­dir en torno a la figura del solitario del Ermitage. Su vida azarosa, sus re­laciones tormentosas, su sensibilidad enfermiza, exacerbada por los ataques de la opinión pública y por las infide­lidades de que fué objeto por parte de varios de sus amigos, y entre ellos Grimm, d'Alembert y sobre todo Dide-rot, que hicieron que diera en la más extraña locura, el delirio de persecu­ción con que quedó sumido su pobre entendimiento en un pozo de tinieblas,

sin que le fuera posible traspasar su horrible oscuridad», nos devuelve la imagen de un hombre que profesa por encima de sus flaquezas, un amor in­tenso a todo lo «sublime, lo verdadero, lo bello, lo justo»...

En el presente artículo nos ceñiremos al estudio de una de las contradiccio­

nes que afearon la conducta del hom­bre y desvirtuaron la obra del filóso­fo. Nos referimos concretamente al he­cho de que Rousseau, el autor del «Emilio», obra pedagógica que rompió los moldes de todo un sistema an'igco de enseñanza, enviara sus cinco hijos, uno tras otro, a la Asistencia Pública. El hecho en sí es deleznable, pero se merece un análisis detenido por ser varias las causas que concurrieron a que desbarrase Rousseau en la torma en que lo hizo.

Las ideas, de no envolverlas en ar-ne, de no vivificarlas, no pasan de ser hermosos desvarios. Rousseau, que es­cribió en su «Emilio» frases tan con-

<P*t P Í O C I D cluyentes como ésta: «Un padre cuando engendra y nutre a sus hijos, sólo cum­ple con ello la tercera parte de sus obligaciones... Aquel que no puede cumplir con los deberes paternos no tiene derecho a convertirse en padre...» «Predigo a todo aquel que tenga en­trañas y abandona tan santos deberes, que derramará durante largo tiempo lá­grimas amargas...», (Emilio. Libro I) nos da un ejemplo vivo de la eterna contradicción entre el comportamiento del hombre y las declamaciones del filósofo.

Resulta curioso inclinarse sobre cada uno de los argumentos que Rousseau expone al filo de sus «Confesiones»,

«DEUX SOUS DE VIOLETTES» Film francés. Escenario de

Mme Jean Anhouil. Realizado y adaptado por Jean Anhouil. In­terpretado por Dany Rohin.

DEBERÍA limitarme a decir que una

novela por entregas fotografiada no es cine. Lo he dicho y lo he

repetido ya unas cuantas veces desde que me hice cargo de esta sección. Lo repito hoy, pero sólo de paso.

Antes de pasar a lo más desagrada­ble, debo detenerme un momento a considerar la excelente actuación de esta muchacha que es una actriz de ex­quisita sensibilidad y a la que no se le dan papeles de un auténtico conte­nido dramático. A la que se limita con pequeños bocadillos como si se la echa* ran de encima. Es una lástima. Y so­bre todo una injusticia.

—o—

¿Por qué será que la gente—aunque sea gente de letras—tiene tan poca vi­sión, tan reducido horizonte que no es capaz de percibir una realidad más ín­timamente humana que la que se re­fleja en los hechos de cada día y en el lenguaje de la calle, que es lo que hay de más impersonal? Diré más: ¿có­mo es posible que estos seres se des­precien tanto a sí mismos que no sepan ni crear en imaginación un mundo más limpio y que, en lugar de rebatirnos la roña constantemente, de acostumbrar­nos a cohabitar con lo soez y lo mez­quino, a reducirlo to<jo a un nivel in­

frahumano, sean capaces de crear en el hombre—en todo hombre—un deseo angustiado de salirse de sí mismo; de ir hacia lo más pulcro, en que los vie­jos conceptos sobados y denigrados poi un uso inadecuado y humillante vuel­van a valerse a sí mismos, si son vá­lidos, o desaparezcan si no lo son?

Los hombres de Dostoiewski, los de Gorki, los de Chejov, los de Steinbeck no se solazan en el lodo, no se placen en él y si se arrastran no es por me­diocridad sino por la fe en un más allá de pureza y de integridad.

Nada de eso en este film—ni en la novela—. Todo está a la altura del con­vencionalismo que se teme y que se respeta. Todo gira alrededor de un eje miserable y precario. Además, hay un placer morboso, no en la fealdad trá­gica, ni en la inmoralidad desquiciante. sino en la amoralidad pobre de la me­diocridad y de la falta total de sensi­bilidad y de fuerza pasional.

Un film amoral y desmoralizador.

sobre todo en los años que precedieron a la publicación del «Emilio» en 1762, fecha en que atenazado por el renior dimiento, dio relación de su falta en la introducción de esta obra, y ver que difieren notablemente, aunque lejos de convencernos nos hacen afirmar con su autor «que cuesta poco prescribir lo imposible, cuando uno mismo se dis-p: risa de poner en práctica ese impo­sible».

Pero volvamos quince años atrás. En 1747 Rousseau vive una existencia fri­vola, mundana; el misántropo en yer­ba, el futuro denunciador de la co­rrupción que preside en las esferas de la alta sociedad, vive en el «entoura-ge des grands», los cuales se lo dis­putan, aplauden sus desplantes y mor­dacidades y se lo pasan de mano en mano como un bicho exótico y raro.

Liado por aquel entonces con una criada de fonda, Teresa Levasseur, unión equívoca que dio al traste con la serenidad de su vida, comía Juan Jacobo en casa de Madame la Selle, en comandita con gentes «de todos los estados», de moralidad bastante dudo­sa a juzgar por las máximas que nuestro bisoño aprendiz de filósofo vio practi­cadas en ella.

«Maridos engañados, mujeres seduci­das, partos clanuestinos, eran allí los temas de conversación más en uso . Y remata la descripción de toda esta truhanería diciendo: «Aquel que mejor poblaba la Asistencia Pública era siem­pre el más festejado». Precisamente, Teresa, que vivía en Chenonceaux con su madre, empezaba a engordar en proporciones alarmantes. A Rousseau le pareció de perlas aquella solución; de­cidió adoptarla «sin escrúpulos», vien­do en ella el «único medio de salvar el honor», y tras haber vencido la resis­tencia de Teresa y de su madre, la hizo dar a luz a manos de una partera de dudosa reputación, «pero prudente y segura», la Gouin, que depositó el bulto en la Asistencia Pública.

Lo triste del caso es que puesto de nuevo en este trance al año siguiente, al haber quedado Teresa por segunda vez en estado interesante, fué de nuevo a parar a la Asistencia el fruto de un amor tan inconsciente como indigno.

En sus «Confesiones», Rousseau con­viene de lo endeble de los argumentos que él pudiera producir para excusar su comportamiento y previene al lector de «las vicisitudes que esta conducta fatal ha producido en su forma de pen­sar y en su porvenir».

En el abandono de sus dos primeros hijos siguió, pues, el ejemplo de esos

(Pasa a la página 3.)

REALISMO Y ULTRAREALISMO (Conclusión)

CONVIENE aclarar, para evitar

confusiones, que nuestro concep­to personal sobre el impresionis­

mo no se refiere a la técnica de la Pin­tura, que tiene como base los carac­terísticas de la materia que vibra niás o menos intensamente según su coni-posición, i/ produce distinto', efecQps según sea la luz que la baña, que esto es lo que se entiende generalmente por impresionismo. En cambio nosotros, nos referimos a la preocupación del artista, antes de iniciar su obra, de causar una determinada impresión, originando asi un estado de ánimo forzudo para do­minar sus impulsos primarios y pintar intelectualmente. Por eso damos nues­tra preferencia a la pintura objetiva, en qu: el artista tiene la libertad de \rabajar envegándose completamente a su obra de una manera natural y sin la afectación de un deseo preconce­bido.

Estas son las dos clases de Pintura que consideramos clásicas y de las que turnios a remarcar las cualidades más salientes. En la objetiva, el pintor es un excelente dibujante, posee una gran maestría en dar a los objetos las pro­porciones adecuadas, "un sentido muy claro de la perspectiva y un colorido que se aproxima tanto como posible al del original. La obra es genuinamente realista. El pintor VE.

Los impresionistas están guiados por el deseo de liacer negocio u otro del mismo jaez. Les interesa halagar los ojos del posible comprador; en general no tienen la seguridad en el dibujo que los anteriores, pasan los detalles sin prestar atención más que al conjunto que quitrín pintar, al cual sacrifican todas las reglas pictóricas, y los colo­res ton elegfdos en relación con los otros de la obra. El artista INTER­PRETA.

Y existe otra clase de pintura en la (uirl el pintor ni ve, ni interpreta. El pintor IMAGINA. Es la pintura abs­tracta 0 de ideas; la que llamamos ul-trarrealista.

Si se le pregunta a un zopo de los

que la practican qué fundamentos tie­ne, probablemente contestará (¡-ue la pintura clásica que acabamos de tra­tar no puede satisfacer las ansias del verdadero artista por cuanto represen­ta los objetos en una sola dimensión, t níendo como tienen tres. Esta infe­rioridad de condiciones en que se en­contraba el artista dio como resultado, para dar una completa imagen del ob­jeto, el representarlo en el lienzo desde dos puntos de vista diferentes. Es asi que el perfil izquierdo del rostro de una mujer no nos da uan sensación completa por ocultarnos el lado dere­cho y los pintores «abstractos' resolvie­ron el problema poniendo el ojo dere­cho encima de la oreja izquierda. Esto abrió el camino y desató la fantasía dando origen a la escuela ultrarrcalista.

Dadles a una cohorte de albardanes ultrarrealistas una naturaleza muerta

Ha muerto ta l ladamente , en su No­ruega nata l , Knut Hansum. Ha vuel­to a morir, mejor dicho: porque su voz había callado ya hace varios años, al entregar su talento y su fe al hitlerismo. '

Destino absurdo el de un hombre que, después de haber conocido la libertad del vagabundo, se empeñó en borrar su pasado y en forjar moldes donde el vagabundo no tuviera ca­bida.

* En «Hambre», libro que dio la vuel­

ta al mando — romo su autor lo

había hecho antes de escribirlo —, plasmó un cuadro trágico de la lu­cha por la vida. ¥ luego, traicio­nándose, negó al hombre el derecho de luchar por un destino digno.

* La decadencia de Hansum comen­

zó quizás con el éxito. Mientras es­tuvo solo, supo conquistarse a si mis­mo; pero al reconocerse su valor de ar t i s ta , la conquista ín t ima quedó mulada. Y perdió en hombría lo que ganó en gloria.

El Premio Nobel de Literatura le dio fama, y la fama le hizo sentirse tal vez distinto al vagabundo de an­tes. Nació una estrella y murió el héroe de «Hambre»: pudo el aplauso Id que no había podido lograr la po­breza.

* * Cuando las fuerzas de Hitler ocupa­

ron Noruega, Knut Hansum asintió. Cuando Quisling subió al poder, Han­sum asintió. Y cuando los hombres morían, y ruando se tor turaba , y

cuando se sollozaba de impotencia, Hansum asentía e intervenía en los congresos de escritores nacionall-so-(¡alistas. Mientras Quisling fusilaba rehenes, Hansum hablaba de Nuevo Orden.

*

Terminada la guerra, perdió los ho­nores, y los aplausos, y el respeto, y la gloria. Se apaga la estrella, pero demasiado tarde para que el vaga­bundo pudiera resucitar: nada quedó, ni la protesta.

* De ahi que su muerte , en estas se­

manas , sea una noticia ya conocida. Hansum había muerto con el héroe de «Hambre», entre aplausos del pú-Uliro v autógrafos a granel .

YO.

lournal imprime sur les presses de la ' SOC1ETE GENÉRALE D'IMPRESSION

(Coopérative Ouvriere' de Production) Atrliers 61. rué des Amidonnlers Siégé social : 2fi, rué Bufton, Toulouse

Téléphone : CApitole H9-73

Sobre el«(irie amateur»

P ARA el hombre normal, la vista es el principal nexo de relación con los hombres. Ciertamente, la vida

es movimiento y a él nos lleva nues­tro íntimo impulso.

Por esto el público de Cine pierde las fronteras del mundo real, porque de una manera inconsciente el atractiv.i de la acción consigue, más que ningún otro medio de expresión, hacerle solidario de las angustias, las alegrías o las (anta-sías que le ofrece la realización cine­matográfica.

•—o— » Se hace «Cine amateur», sobre todo

por dos razones: primero, paia retener un poco de nuestro presente, segundo para compartirlo con los imigo.s.

D s p u é s de los primeros ensayos, nin­gún cineasta puede resistir a la tenta­ción de intentar superarse en el orden técnico y en el artísteio. Así, lentamen­te, adquiere una nueva conciencia— de orden visual—que le lleva a dar a su acción más importante—la vida—un ritmo y una forma lo más estética po­sible. El cultivo de un arte no hace ciertamente un Chateaubriand de un Fouché; pero agudiza la sensibilidad del hombre que no se opone a su na-'tural tendencia a lo bello y a lo elevado por bajos Cálculos ni especulaciones de poca monta. \

Hacer «Cine amateur» es adquirir un nuevo sentido.

/ . T.

twi».v««v^*vr»,iw».'.^iwm Lv^r ^»p * J * •» wm*?^

POESÍA MODERNA

©UJIER© DCRMIR por Jorge GUILLEN.

Más fuerte, más claro, más puro, seré quien fui. Venga la dulce invasión del olvido. Quiero dormir .

¡Si me olvidase de mi, si fuese un árbol t ranquilo, r a m a s que t ienden silencio, t ronco benigno !

La g ran oscuridad ya materna l , poco a poco profunda, cobije este cuerpo que al a lma — una pausa — renuncia.

Salga ya del mundo infinito. de sus accidentes, y al final del reposo estrellado seré el que amanece.

Abandonándome a la cómplice barca, llegaré por mis ondas y nieblas al alba.

No quiero soñar con fantasmas inútiles, no quiero caverna. Que el g ran espacio sin luna me aisle y me defienda.

¡Anulación, oh paraíso murmurado , dormir , dormir y sólo ser y muy despacio!

Oscuréceme y bórrame, san to sueño, mien t r a s me guarda y vela bajo su potestad el f irmamento.

Con sus gravitaciones más umbrías , re téngame la t ierra , húndase mi ser en mi ser: duerma, duerma. ,

(Jorge Guillen es uno de los más altos valores de la poesía castellana contemporánea. El verso es para él una forma de expresión que linda con la música.: alada, frágil, prístina. «Quiero dormir» es un ejemplo de ese lenguaje en el que la M palabra equivale a una nota dei pentagrama. ^ ^ ^ ^

para (¡ue la reproduzcan. Por ejemplo, una perdiz y un conejo encima de un tapete. Dejadlos en su trabajo y vol­ved cuando hayan acabado. Este, que no tiene mucha imaginación para pin­tar, habrá representado una vela con una humareda para indicar que se ex­tingue la vida y un fondo negro para indicar la muerte, todo ello sobre unas pinceladas rojas que indicarán loa he­ridas que ocasionaron la muerte; pero

'el otro, más imaginativo, ha pintado una pierna de mujer, una corona y un avión. Naturalmente no entendéis na­da y si le preguntáis, os responderá que es muy fácil: «la pierna representa la ¡rerdiz por su gracia alada, además es comestible; donde se sirve de comer es Í n los restaurantes: en ellos casi .siem­pre hay un bar y en los bares acos­tumbra a haber hermosas mujeres en altos taburetes mostrando las líneas de sus piernas». Otra explicación semejan­te dará por lo que respecta a la coro­na y el avión. Pudievdo cada uno re­presentar el modelo a su manera, es dable pensar que existirán tantas re­presentaciones diferentes como indivi­duos intenten pintar el mismo modelo.

Recientemente le oímos decir a un gran periodista que esa ilación de ideas de que tan orgullosos se sienten y que según ellos los cataloga de artistas, no es más que la consecuencia de la ne-cesidad en que se han encontrado los nuevos ricos de querer asombrar a pro­pios y extraños con obras de precio y originales, cuando los propietarios del verdadero arte no han querido despren­derse o cuando los mejores ejemplares se encuentran en manos de museos y corporaciones.

Dadas las dificultades que supone el querer clasificar en grupos determina­dos algo tan complejo como es el arte pictórico, creernos que los lectores in­tuirán la diferencia entre esas carac­terísticas de la Pintura moderna que pudiéramos denominar «pintura de lo­cos» y los cuadros de temperamentos artísticos verdaderamente inquietos.

No tenemos inconveniente en el uso de la palabra «surrealiste», pero cuan­do se escribe en lengua castellana no consideramos apropiada la palabreja «surrealista». Sí lo que quiere expre­sarse con ella es un claro sentido de la realidad, nos parece de bastante fuer­za «realista» simplemente. Si se trata de -una realidad cruda, absoluta, que no nos ahorre ningún detalle por ho­rroroso o denigrante que sea, opinamos que «super-realista» da satisfacción a la idea: «pintura super-realista», «cine­ma super-realista», etc. Sí lo que in­tentamos es expresar ideas que estén por encima de la realidad, es decir que pertenezcan ya al orden subjetivo o abstracto, no vemos ]>or qué no lia de traducirse el «sur» francés por el «so­bre» español, haciendo «sdbrerrealista . palabra que ya fué usada por Unamuno en el primer cuarto del siglo, o toda­vía mejor «ultrarrealista», que es por la cual nos decidimos y que indica\más fuertemente y es de más fácil compren­sión para los lectores de habla espa­ñola, esa situación de «más allá» de la realidad que es la que casi siempre quiere expresarse.

Page 3: (ZaLutnniaá újiciaLeá Otra protesta j las condenas PATRON · 2009. 2. 9. · l a embriague de lza victo ria, lo que une a los hom bres. Existe po,r fortuna , un ína tima solidarida

RUTA

Cartelera Teatral Festivales pro-«RUTA»

EN NIMES Y ALES Sábado 15 de marzo a las 9 de

la noche, y domingo 16, a las 3 de la ta rde , en NIMES y ALES, respectivamente:

Representación de la comedia en 4 actos, de Quintero y Guillen:

M O R E N A C L A R A

a cargo del celebrado grupo tea­tral (¡Iberia» de Toulouse.

Noche del domingo, en Nimes:

F E S T I V A L D E V A R I E D A D E S con selecto programa de concier­to, canto y baile a cargo de Am-parito Navarro y Aurorita, baila­rinas de estilos españoles; Pablito y Maruja, pareja de bailes moder­nos y fantasistas; Esmeralda Mo­reno, cancionista; Serra, concer­tista de gui tara ; Cirac, cantador de jotas acompañado por Tenas a la gui tar ra ; canciones, por el pro­pio Tenas , y otros números en perspectiva. Animador: Montiel.

Segunda representación «TERRA LLIURE», el sábado 15 de marzo, a las 9 de la noche, con denso programa.

1.° La comedia en un acto es­crita en ca ta lán: SIRENA, de Ape­les Mestres.

2." FIESTA LÍRICA oastellano-catalana-francesa. En escena: BA­LLETS y CORO ¡(Terra Lliure» y solistas Pauleta Torres, María Sans, Jo rdana , Escudero, Hernán­dez y VÁLETE, gran ' tenor -de jpera .

3." Coro de pescadores, a r ia pa­ra tenor y terceto tenor-barítono-soprano, con coro de fondo; barca­rola, tango, seguidilla? y brindis de la ópera española ((MARINA».

50 compañeros y compañeras en escena.

Ent rada por invitación rigurosa, que se hal lará en Comité Nacional S.I.A., 4, rué Belfort; y C. N. T.

Cours-I)illon.

SALA «ESPOIR-

TOULOUSE G R A N R E C I T A L

D E M Ú S I C A , C A N T O Y P O E S Í A

Tara el dominingo 23 de marzo a Lis 3 y media de la t a rde .

Mme (¡alceran. pianista; Anto­nio Arias, r aps tda ; Aurorita, bai­les regionales; R. Serra, guita­rr is ta; C ibes t a iy , violinista; Fé­lix Colas, joteto y cancionista. Animador: Montiel.

Entrada por invitación.

En Marsella GRANDIOSO FESTIVAL

DE TEATRO, VARIETÉS

V BAILE

Con carácter benéñco y organi­zado por S.I.A. con el concurso del Cuadro Escénico ((Acracia» de la C.N.T.F.I.J.L. de Marsella. Se ce­lebrará el sábado día 15 de mar­zo, en el FOYER MASSALIA, 60, rué Grignan, a las nueve en pun­to de la noche.

PROGRAMA

1." Representación del saínete cómico en un acto t i tulado

LA M U E L A D E L J U I C I O

2." G r a n desfile de ar t i s tas franceses y españoles, que inter­p re ta rán su variado repertorio de canciones y bailes modernos.

3.° De medianoche has ta el al­ba, baile amenizado por una re­nombrada orquestina.

Invitación cordial a toda la co­lonia antifascista de Marsella y sus alrededores.

Pa ra invitaciones dirigirse a S.I.A., 12, rué Pavillon, segundo piso y a la ant igua Bolsa del Trabajo, rué de l 'Académie.

MISERIAS Y PEQUENECES da la Qzaitdaza Ijutnaiia

(Viene de la página 2) hombres cuya sociedad frecuentaba en aquella escuela de libertinaje de la Selle, y ello «gallardamente», es decir, con desenfado.

De esta forma llegamos al año 1750, fecha de capital importancia en el des­arrollo futuro de su vida. Hasta enton­ces, Juan Jacobo, que posera unos só­lidos conocimientos musicales, había cosechado en la época mundana de su existencia dos triunfos significativos: uno de ellos merced a una ópera suya, •<Las musas galantes», y el otro con una

mo. El mismo nos lo aclara en un pa­saje de sus «Confesiones»: «No hay du­da de que fué. el temor de un porve­nir para mis hijos mil veces peor y ca­si inevitable por cualquier otro con­ducto, el que acabó de decidirme... Sin

rrer Juan Jacobo la misma suerte que a los dos precedentes.

Causa tanta más extrañeza su con­ducta, que en esta ocasión, Rousseau, convertido ya en autor, y autor coio-nado, se dedicaba a «filosofar sobre los derechos del hombre». Al descubrirnos recursos para cuidar yo mismo de mis que su conducta se debe a una reso- hijos tendría que haberlos dejado en lución madurada, que a él le pareció manos de su madre que los hubiera «buena, sensata y legítima», su cinismo malcriado, y de su familia, que Iribiera se arropa en argumentos hasta cierto hecho de ellos unos monstruos. Sólo de punto lógicos, pero huérfanos de todo pensarlo me dan aún temblores.» calor de humanidad y de todo sentí- Así, pues, el genio que en él iba miento. Salta a la vista que las razones apuntando, llamado como estaba a eje-

de Rameau, a la cual aportó algunas Que nos expone son una consecuencia cutar obras acordes a su nueva condi-modificaciones por encargo del duque directa del nuevo porvenir que ante él ción de pensador, su precaria situación de Richelieu. Nada hacía presagiar que » iba abriendo. económica y la triste catadura moral

aquel mismo año su vida tomaría unos En realidad, Rousseau, que se sentía de los individuos que componían su derroteros que le llevarían a la cum- destinado a empresas de mayor vuelo familia, he aquí las causas que impul-bre de la gloria, y lo convertirían de Que las emprendidas hasta la fecha, saron al filósofo de Genéve a obrar en rechazo en el más desdichado de ios sabía que difícilmente podría concil ar la forma en que lo hizo, con el abso-

el prosaísmo y los bajos quehaceres de luto convencimiento de haber realizado la vida en familia, con esa comezón que le iba entrando por otear horizon­tes en los que su genio podría tomar una completa expansión.

Respecto a la familia Levasseur, bue­no es dejar sentado que Teresa resultó con el correr de los años una harpía de

MCJSICA

mortales. Por aquel entonces la Academia de

Dijon abrió un concurso y Rousseau concurrió a él, ganando el primer pre­mio con su «Discurso sobre las Cien­cias y el Arte», el cual, al punto de ser publicado, le granjeó la admira­ción de sus contemporáneos.

Poco tiempo después le nace a Te- siete suelas, indigna de todo punto del resa un tercer hijo, al cual le hace co- tierno cariño que Rousseau le profesa

CRITERIOS (Viene de la página 1)

miento de las realidades y verdades de mayor alcance y densidad?

Todo lo expuesto no debe llevarnos, sin embargo, a perder la fe en la ra­zón. Muy al contrario, no faltan prue­bas que proclaman su supremacía, y ello debe inducirnos a propiciar su má-ximo desarrollo, pues todas las crisis tienen un origen común: la ausencia de la razón crítica. Pero esto nos autoriza a designar los límites apropiados a la razón, como también a negar todas las razones que se nos trate de imponer co­mo artículos de fe; que exijan creencia sumisa, obediencia ciega, acatamiento forzado. Y adjuntamos el calificativo al substantivo porque hay creencias centrí­fugas que, si bien nos someten, son la base de nuestras razones vitales, de la misma forma que hay mandatos cenlr'-petos a los que obedecemos conscien­temente como insoslayables deberes por­que nos permiten reivindicar a la vez nuestros derechos; acatamos no pocos acuerdos que, aun minimizando nues­tra libertad personal, refuerzan- las li­bertades colectivas en cuyo seno encon­tramos seguridad y el ambiente propicio para desarrollarnos completamente

Precisamente en el menosprecio y ol-\ ido de esta supremacía de la razón con todos sus atributos—facultad crítica, inquietudes, curiosidades y ' predisposi­ción al sacrificio, siempre latentes en el hombre en mayor o menor grado—está el origen y la llave de múltiples dramas psicológicos que jalonan la vida de los regímenes policíacos, basados en el es­tricto ukase, sostenidos por el terror, y en los que el miedo hace indiscutible lo que el Magíster Dixit. Dramas que se rubrican con tiros en la nuca o en la sien, y se pretenden atenuar con tea­trales autocríticas. En realidad, es en

estos hechos erí los que radica la ga­rantía de un futuro de libertad, en la que es impsoible no tener fe.

Los resbalones o defecciones de tal o cual jefe, subalterno o simple subdito— y ejemplos no faltarían para atalayar­los—son el balbuceo de unas concien­cias caídas en el pozo herético. Sus co­rreligionarios podrán llamar a todo esto traiciones, reniegos o debilidades; para nosotros es la virilidad de la razón que, erguida contra el absurdo dogmático al constatar el error, propicia el total des­moronamiento de su ciega fe.

En estos momentos de duda cabe si­tuar sus vacilaciones, que les delatan fatalmente a los inquisidores del dog­ma; porque cuesta trabajo fingir el celo por una causa que ya no se siente, y observar las ordenanzas que no se com­prenden o se comprenden demasiado bien. PLACIDO BRAVO.

MIRANDO a España

(Viene de la página 1) tales que todo lo explican. Y volva­mos al hilo.

Apoyándose en la ley dsl :<v3cerio» — eso, según explican, quiere decir que un año de buena cosecha es S3-lentes beneficios de mercado negro a guido por varios de ma la — dicen, que no porque esta cosecha sea bue­na vayan a creer los españoles que tendrán el aceite necesario: se alma­cenarán los excedentes y se continua­rá igual que antes , «con el freno del racionamiento».

Fí designio siniestro ta l vez co­miencen los lectores a vislumbrarlo ahora: Hitler y Mussolini ya no exis­ten, pero el aceite es buena divisa siempre. El Estado se h a r á el dueño de la cosecha al precio que le dé la gana; h a r á exportaciones tal vez a cambio de coches de lujo p a r a los privilegiados, cont inuará dando un mínimo de racionamiento, y por vías que de sobra conocemos l anzará el resto al mercado negro, haciendo asi regocio redondo ¡No está mal pen­sado!

Pero aquí estamos nosotros, los que hemos visto y vivido las raíces del mal y de toda esa podredumbre, y con nosotros no valen supercherías por muy hábiles que nos las quieran tejer. Y desde aquí, donde disfruta-mes de una l ibertad de expresión que en España estranguló el fascismo, continuaremos denunciando a la faz del mundo el crimen colectivo del franquismo, y luchando con todas nuestras posibilidades por una Espa­ña donde reine la justicia y la li­bertad.

C. G. ATLAS.

un acto de «ciudadano y de padre», dejando encargada la sociedad, a cam­bio de sus obras, o mejor dicho una institución de profesionales de la cari­dad, de la educación de sus hijos.

Nosotros pensamos que hubiera sido mil veces preferible que la humanidad no se enriqueciera con obras como el «Contrato social» y el «Emilio», a cam-

ra. Cuantos le frecuentaron y tuvieron bio de que Rousseau hubiese criado y ocasión de penetrar en su intimidad, dado educación a sus hijos, coinciden en que en todo momento en- A título de curiosidad citaremos el tretuvo en su ánimo ese morbo fatal curioso empeño que tuvo uno de los de la desconfianza que hacía de él un amigos de Rousseau en rehabilitar su eterno perseguido, alejando por medio memoria. De común acuerdo con la de mil perfidias y rastrerías a cuantos viuda de éste, los beneficios de la ven-intentaban acercársele para mejor do- t a de una parte de la música de su minarlo e imponerle su ley. El resto ° P e r a «El adivino del pueblo», fueron ;lé la familia no desmerecía de ella, entregados a la Asistencia Pública co-Indudablemente éste fué uno de los m o donativo a título postumo, factores que más influyeron en su áni- PIÓ CID.

ASPECTOS PSICOLÓGICOS

1.' D e t e n g á m o n o s , p a r a e m p e ­z a r , e n ese i l u s t r e n o v e l ó n p o r e n t r e g a s l l a m a d o B i b l i a . Allí se n o s c u e n t a q u e , a l m e n o s e n u n a o p o r t u n i d a d , l a m ú s i c a se

a n o t ó u n m i l a g r o e n su h a b e r : fué c u a n d o l a s t r o m p e t a s d e J o s u é c o n s i g u i e r o n que. . .

L á z a r o se l e v a n t a r a d e su t u m ­b a .

J u d a s r e c i b i e r a los t r e i n t a d ine ­r o s .

L a s m u r a l l a s d e J e r i c ó se d e r r i ­b a r a n .

Los c i egos r e c o b r a r a n la v i s t a . Los filisteos b a i l a r a n l a r u m b a .

2." T e r m i n a d a l a i n c u r s i ó n bí ­b l i ca , y e n p a z con los a p ó s t o ­les , p a s e m o s d e u n s a l t o a l a a n t i g u a G r e c i a . ¿ Q u é i n s t r u ­m e n t o se a t r i b u í a a l D i o s P a n ?

El a r p a . L a c i t a r a . E l c l a v i c o r d i o . L a flauta. El s a x o f ó n .

3 . c D e j e m o s d e f i n i t i v a m e n t e l a a n t i g ü e d a d , m e t i é n d o n o s d e r o n d ó n e n e l s i g lo X I X y e n la v i d a d e S c h u m a n n — «el m á s r o m á n t i c o d e los m ú s i c o s r o ­m á n t i c o s » , c o m o se le h a Ha­

l a P a s t o r a l

5 ."Rossini fué el a u t o r d e v a r i a s ó p e r a s , a l g u n a s d e e l l as c o n o c i ­d a s u n i v e r s a tan e n fe. ¿ C u á l d e e s t o s t í t u l o s c o r r e s p o n d e a u n a o b r a s u y a ?

M a n o n L e s c a u t . G u i l l e r m o Te l l . L a T o s c a . M a r í a C a n d e l a r i a . R i g o l e t t o .

6." Y s i g a m o s c o n l a s ó p e r a s , y a q u e e n e l l a s e s t a m o s . P e r o e s t a vez, q u e d é m o n o s e n n u e s t r a é p o c a . N o h a c e m u c h o t i e m p o , se e s t r e n ó en P a r í s u n a o b r a que , s e g ú n m u c h o s c r í t i c o s , r e ­n u e v a t o t a l m e n t e el t e a t r o l í ­r i co . E s a o b r a es...

«El r e y D a v i d » , d e H o n e g g e r . « A g a m e n ó n » , d e D a r i u s M i l h a u d . «El p á j a r o azu l» , d e S t r a b i s k y . «La c u m p a r s i t a » , d e M. R o d r í ­

g u e z . «El C ó n s u l » , d e M e n o t t i .

7.o E n t r e los n o m b r e s q u e a c o n ­t i n u a c i ó n c i t a m o s , f i g u r a el d e u n f a m o s o d i r e c t o r d e o r q u e s t a c o n t e m p o r á n e o . ' ¿Cuá l d e e l los e s?

L u i s R u b i n s t e i n . m a d o —. ¿ C u a l fué l a t r a g e d i a I g n a c i o P a d e r e w s k i .

(Viene de la página l) los Churchill. Ni otros, que no son los mencionados. El totalitarismo ruso, des­preciable como el que más, cuenta en­tro sus mortales enemigos con los ami­gos de Franco, y con cuantos odian a Franco por las mismas razones que al bolchevismo. Estos últimos son enemi­gos del totalitarismo. Los primeros no; a lo sumo son adversarios del Estado ruso; y, en tal caso, forzado nos es con­siderar su incompatibilidad como sim­ple competencia entre mercaderes de pueblos.

La democracia es una tragí-comedia que se estrella contra sus propios con­trasentidos. Tiene bombas atómicas pe­ro no tiene razón de existir, como no la tiene el fascismo rojo, negro ,i azul.

V todos esos sistemas tienen un mismo origen, el Estado, que m realidad no tiene otro color que aquél que las cir-(. un.' tancias le imponen, a guisa de dis­fraz, en el eterno carnaval ''( la socie­dad de nuestros días.

Los hechos son tan elocuentes y de tal fuerza de expresión, que 'as pala­bras se estrellan contra ellos. Y los he­chos son los que a cada instante \ ie -nen a confirmar la razón que orienta y acompaña a los seres que, compren­diendo que los sistemas de gobierno son simples graduaciones del torniquete con que se oprime a los hombres, buscan la solución a los problemas de la huma­nidad frente al Estado y a sus defen­sores.

JUAN PINTADO.

(Viene de la página 4)

La S.A.T. está integrada por hom­bres de varias generaciones; de ellas, la primera era joven cuando aconteció la primera guerra mundial, _ y la segunda joven también cuando estalló la otra. Los fundadores de la S.A.T. y los pri­meros miles de adeptos, se inspiraron en el ideal revolucionario, que corrió a través del mundo al final de la primera catástrofe guerrera; él figuró en el bau­tismo de la fundación de la S.A.T. y la acompañó en sus primeros pasos de niño. Como extracción de él, demostra­mos la necesidad y la razón vital de la asociación.

La segunda generación (ingresaron al final de la segunda guerra mundial, en 1945-46-47... muchos de ellos jóvenes aún) encontraron presta la casa de la S.A.T., donde se respiraba aquel fresco ideal y un movimiento funcionando con dinamismo sobre una base de más de veinte años de experiencia. Esta gene­ración, trajo a nuestros rangos su ardor juvenil, dispuesta a suplir l«s que se fue­ron, aquellos que se cansaron o murie­ron.

Hasta germina ya una tercera gene­ración entre nosotros, inconscientes anacionalistas, algunos de los cuales (¡ay! demasiado pocos aún) balbucea­ron el esperanto desde sus primeros años de vida. Indudablemente, nos per­tenecen como promesa del futuro. Ellos se enfrentarán con los mismos proble­mas que nosotros. Pero poseerán ya la primera predisposición para tener éxi­to en su actuación social: ya hablan en esperanto... Una primera dificultad básica no los alcanza. Es de esperar que entre ellos se encontrarán numero­sos, aquellos que, en su desarrollo ha­cia la plenitud de la calidad de hom­bre, no caen a causa de obstáculos in­ternos y externos bloqueando el camino hacia la libre sociedad humana...

Entonces, no es menester, pues, que temamos por nuestra obra: la nueva se­milla reunirá a su alrededor un grupo

más grande de hombres de vanguardia, que éste que presenta hoy la colectivi­dad de la S.A.T.

N. BARTELMES. (Traducción del esperanto: «ludas».)

(1) Alude el autor a una separación masiva de comunistas (N. del T.)

q u e e n s o m b r e c i ó los ú l t i m o s a ñ o s d e su v i d a ?

La p e n u r i a e c o n ó m i c a . L a l o c u r a . L a m u e r t e d e s u s n i ¡os. Los a t a q u e s d e l a c r í t i c a . L a p a r á l i s i s .

4.° Si u n d í a , a m i g o l e c t o r , se c o m e n t a n d e l a n t e d e t i l a s o b r a s d e B e e t h o v e n , t e n e n c u e n t a q u e s u S e x t a S i n f o n í a se c o n o ­ce t a m b i é n c o n el n o m b r e de. . .

L a H e r o i c a . L a P a t é t i c a . L a A p o l t r o n a d a . L a I n a c a b a d a .

Libros de hoy y siempre Upton Sinclair.—«El ancho camino».

Con esta novela Sinclair prosigue la ruta iniciada en «El fin del mun­do» a través de los amplios y confusos escenarios del mundo contempo­ráneo. Como en sus anteriores novelas, la trama se desarrolla preferente­mente en el continente europeo,' donde culminan las aventuras políticas de los dictadores de la década vencida.

Vn volumen de la editorial «Claridad», 960 francos.

Frs

J. Gómez Nerea: «Freud y los actos nmniáticos». «Freud y el chiste equívoco». «Frtud y el misterio del sueño . «Freud y la perversión de las ma­

sas». «Freud y la manera de curar». «Freud y las degeneraciones». «Freud y los orígenes del sexo... «Freud y la histeria femenina, .

Arcadio Averchenko: «Cuentos». M. Artzibacher.: «El límite». M. Artzibachev: «Millones». Leónidas Barletta: «Pájaros ne. gros». John Ersktne: «La hija de Ceni­

cienta». Erckman y Chatrian: «La canti­

nera». Enrique Heine: «Los dioses en el • destierro» Stefun Zweig: «La-tragedia de una

vida». Florencia Barclay: «Siguiendo la

estrella».

Julio Verne: «20.000 leguas de via­je submarino».

Carlos Dickens: «El grillo del ho­gar».

Hcnri Barbusse: «Stalin». Henri Bordeaux: «El lago negro». Mauricio Maeterlínck: «El tesoro

de los humildes». Mauricio Maeterlínck: «Los sende­ros de la montaña».

175 Paul Bourget: «La dama que ha 175 perdido su pintor».

Paul Bourget: «Corazón pensativo no sabe donde va».

Honorato de Balzac: «El cura de Tours».

Alfonsina Storni: «Mundo de siete pozos».

Gabriela Mistral: «Desolación». 175 Fray Luis de I^eón: «Guía de pe­

cadores». \ngel Ganivet: «Epistolario»

Quevedo: «Canciones y sátiras pi­carescas».

175 175 175

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200 175

¡75 200

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J a s c h a He i f e t z . , ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ _ A l b e r t Wolf. O l i v e r H a r d y .

8.° Y p a r a t e r m i n a r , p e g u e m o s u n b r i n c o s o b r e l a c o r t i n a d e h i e r r o . P e r o n o h a y a t e m o r e s , p o r q u e l a R u s i a q u e n o s a c o j a s e r á l a de l s ig lo p a s a d o , y e n l a e x c l u s i v a p e r s o n a d e G l i n k a . E s t e n o m b r e , f a m o s o e n la h i s ­t o r i a m u s i c a l r u s a , c o r r e s p o n ­de a...

E l c r e a d o r d e la ó p e r a n a c i o n a l r u s a .

El p r i m e r a u t o r d e u n a s i n f o n í a r u s a .

El a u t o r d e l a n t i g u o h i m n o za ­r i s t a .

El d i r e c t o r d e la o r q u e s t a s i n fó ­n i c a r u s a .

El i n v e n t o r d e l p i a n o m a r x i s t a -s t a l i n i s t a .

R E S P U E S T A S C O R R E C T A S

"Bsnj I E U -oioBu B-iado B I a p i o p s a a o [ a „s

• J I P M í - iaqiv . ¿ • t n o u a w 9p ' « i n s u o o 13» '9

' n a j , o u u a n i n o ..'S TBJOjSBtJ « T „>

'Bjnooi Bq ,,-g •B-mBU Bq ,;z u o J B q u j a p

SBUBjnuí S B T „ T as o o u a p a p

Giros y pedidos a nombre d-; A. CODINA, Servicio de L ib ré i s FJJL

4. rué de Belfort. Toulouse (H. G.)

Tómbola pro-cultura J U V E N I L

Como hemos comunicado en números anteriores y con el fin de poner en antecedentes a todos nuestros afiliados y amigos, detallamos a continuación el apreciado valor de los cinco lotes que serán sorteados el día 1." de Mayo de 1952.

PRIMER PREMIO «La enciclopedia anarquista» (encua­

demación de lujo). «El hombre y la tierra» (encuader-

nación de lujo), E. Reclus. «La Revolución Francesa», P. Kro-

potkin. Las obras completas de R. Barret. «El colectivismo agrario en España»,

1. Costa. «En la borrasca», R. Rocker. «La Revolución desconocida», Voline. Valor total del lote: 25.500 francos.

SELECCIONADO en el Concurso juvenil

DE CUENTOS por MIGUEL MORE

"EL DE Ull VAGABUNDO 99

T ARDE de tormenta. Un silencio agobiante, una in­quietud sorda planeaba sobre el estrecho valle, engastado entre altas colinas de flancos frondosos

y abruptos. La Naturaleza parecía soterrada en la es­pera de algún formidable cataclismo; ni un ruido, ni un canto de pájaro. Las hojas habían cesado de con­fiarse, en su murmullo, sus mil secretos. Inquieto, los azares de mi trabajo me llevaban conducido sobre una carretera, y la tormenta era inminente. En medio de este ambiente electrificado, de miedo latente, yo mar­chaba con mis nervios a flor de piel. Los relámpagos iluminaban el cielo y la tierra, creando siluetas fan­tásticas, extravagantes, que parecían surgir de una le­yenda pagana.

De repente, el trueno vino a sumar su- voz de bajo en la sinfonía muda de la Naturaleza, desatándose la tormenta. Algunas tímidas gotas en principio, después en lluvia torrencial, uniendo cielo y tierra en una mis­ma masa uniforme. Desesperadamente empecé a buscar un refugio, cuando, de pronto, a la luz fugaz de un relámpago, adosada a Ifc colína, vi una choza de ésas

que los cantoneros construyen para cobijarse. Apresuré el paso y pronto logré entrar en la oscura cabana. Que­riendo percibirme de la disposición interior de mi re­fugio, por pura curiosidad, encendí una cerilla; su va­cilante luz alumbró el fondo de la choza. Al instante me detuve sorprendido: a mis plantas y al lado de un extinguido fuego vi un cuerpo humano, tendido so­bre el suelo, cubierto de pies a cabeza con una vieja manta. Su cabeza reposaba sobre un macuto a guisa de almohada. Al parecer dormía. Lo llamé repetidas veces, y no respondía. Cogido de una súbita inquietud, me incliné y descubrí su cara; era un hombre. Una palidez cadavérica cubría su rostro, en el que dos ojos negros, fijos y abiertos, habían dejado de mirar. Estaba muerto.

Aparentaba tener cincuenta años. Una frente despe­jada, una nariz recta y fina, una boca sensual, bien di­bujada, donde quedaba fija una sonrisa de una extre­ma dulzura, un mentón redondo, daban a esta cara una expresión de voluntad y de infinita bondad. Por sus rasgos debía de ser un hombre enérgico y bueno. Lo contemplé largo tiempo. Queriendo saber quién era, miré en sus bolsillos y en ellos encontré una vieja car­tera. Al abrirla, una hoja de papel, cuidadosamente doblada, cayó al suelo. Maquinalmente, la recogí y la

desplegué. Estaba cubierta en sus dos caras de yna es­critura fina, que denotaba en su autor cierto grado de cultura; ya iba a dejar la hoja en la cartera, cuando algunas palabras, encabezando el texto, atrajeron mis miradas. Me puse a leerla y entonces me olvidé todo: la choza, la tormenta desencadenada, todo... Sólo veía la personalidad extraña de este hombre. He aquí lo que decían sus líneas:

«Este es mi testamento: No es por miedo del tra­bajo que haya escogido esta vida, al contrario. Mis conceptos personales del vivir y del trabajo, no han podido doblegarse al conformismo general de la hu­manidad. Yo me sentía dañado en mi libertad, herido en mi sensibilidad de ser humano. Soy como los ani­males de la selva que mueren en cautividad. Pues don­de se esté, en la ciudad como en el campo, una red inextricable de prejuicios, de leyes, de molestias, enca­denan al hombre. Es el esclavo de esta sociedad in­humana por excelencia que es la sociedad actual. Don­de el dinero prima sobre el derecho, donde la libertad no es más que una pantalla tras de la cual se consu­men crímenes abyectos. Todo el mundo tiene la boca llena de esta palabra: Libertad... Se mata, se devora, se encadena, se explota, se oprime un pueblo desdi­chado, que, si protesta, se ve responder altivamente:

«¡Pero estás libre!... ¿Oyes? ¡Libre!...» Sí, libres de trabajar y de morir de hambre; de pedir y de servir de burla; de quejarse y de hacerse maltratar; de pro­testar y de ir a la cárcel; de rebelarse y de hacerse fu­silar. Libertad... ¡Dejadme reír!

Es por eso que, solo, por todos los caminos del mun­do, bajo todos los cielos, he arrastrado mis penas, mis esperanzas, mis alegrías. Sembrando aquí y allá algunoo granos de buen sentido, apoyando algunos gérmenes de rebeldía. Trabajando siempre... Es por eso que hago mi testamento.

Yo lego a los niños la alegría de vivir sin pesares, los bellos recreos, las praderas, los senderos, los frescos riachuelos. Les doy el aire puro, el sol, el mar, las playas de arena dorada. Les lego estos juguetes mag-n'ficos de los cuales han sido tan a menudo privados. Les lego también la instrucción, la libertad de concien­cia y la inconsciencia dichosa de la infancia.

Lego a los vagabundos un techo para abrigarse, un, hogar, una mesa donde aplacar su hambre, una cama para reposar. Doy a los desdichados, a los miserables,

1 amor de sus semejantes. Lego a los hombres toda la tierra. Al campesino, los

prados, los campos que hace producir, el oro de los trigales, los arados y los caballos. Que el obrero dis­

ponga del taller o de la fábrica donde es explotado. Doy al zapatero el tenducho dond? trabaja, al carpin­tero el taller donde construye tan bonitos muebles .. para otro. Les lego» a ellos y a todos los que nutren a otros hombres con el fruto de su trabajo, todos los bie­nes de la tierra de los que han sido tan injustamente despojados. Que tomen todo eso. Que se levanten todos para reclamar lo que les es debido. Que arrojen a esta horda de chacales sedientos de la sangre de los que explotan.

Que se repartan esos bienes y los hagan producir, todos juntos, para todos. A ellos también lego la ins­trucción y la educación. Una educación racional que les permitirá comprender a su prójimo como tendrán la seguridad de ser comprendidos por él.

A las mujeres lego el amor, los hijos sanos, la ale-gr'a de verles crecer, la certidumbre de que no serán inmolados a una causa que no es nunca la suya.

En fin, les lego mi amor, mis consejos, fruto de mi experiencia. Que ellos se amen, se respeten, se com­prendan. Que no cuenten más que sobre sí mismos para su lucha. Que no escuchen las bellas palabras de los políticos farsantes, que les apartan siempre del ver­dadero camino.»

He aquí te lectura del testamento de este hombre bueno, que. yacía a mis pies. Yo doblé cuidadosamente la hojita, abandoné la choza, reflexionando en los lu­minosos pensamientos que había escrito este hombre sabio que, sólo y en medio de la perversión de la vida, había sabido encontrar su camino...

Page 4: (ZaLutnniaá újiciaLeá Otra protesta j las condenas PATRON · 2009. 2. 9. · l a embriague de lza victo ria, lo que une a los hom bres. Existe po,r fortuna , un ína tima solidarida

&CQcin& da

&£miiea de JBmtdteá

E11IDERKMCI E NTRE las epidemias que dejan huellas en la órbita de los movimien­

tos políticos y de las naciones, figuran sin duda alguna las intrigas para ocupar el primer puesto entre los demás: la enfermedad más

conocida y más funesta para todos. Desgracia enorme es la del hombre que necesita ser lider para ser conocido, pero mayor pena es necesitar del jefe para conducirse ante no importa qué. Epidemia ésta, repito, que viene inu­tilizando y amargando los mejores propósitos y cuantas aspiraciones nacen y mueren, solamente en el pensamiento de los dirigidos.

Políticamente todo está permitido, y no se explicaría un partido cuyo desenvolvimiento y orientación fuera el sentir genuino de sus afiliados. De ahí que no son pocas las. críticas que colectivamente reciben, cuando por entero cábele la responsabilidad al jefe, al líder o al «caudillo» de un mo­vimiento político. Y si de algunas censuras no escapan sus seguidores, es precisamente por SÍTIO sin enmienda alguna, tras "una evidente experiencia de años de sumisión y confianza ciega en una persona, que como humano y con peculiaridades distintas, no sólo logra equivocarse inconscientemente, sino que es propicio al engreimiento y a escoger falsos caminos para él y sus seguidores.

De por sí, pertenecer a un partido político es una fase, en la vida personal, que puede ser juzgada de muchas maneras. Cuando el poder es­tatal sirve de única finalidad a estas personas, se comprende fácilmente que en un régimen de clases amparado por esa tendencia política, sus adic­tos han de pasar a formar parte del bando privilegiado. Ño puede demos­trarse lo contrario, salvo excepciones que, por mayor ambición personal, cayeron en desgracia.

No hacen falta nombres para argumentar este problema interno en los movimientos políticos. Se cae en desgracia de sus correligionarios, y quien, o quienes por un tiempo fueron presuntas figuras de no importa qué sec­tor político, son pisoteados como gusanos con insultos y acusaciones de traición. El objetivo del fracasado era figurar más, ser líder, dirigir a los demás; y como sus intrigas no fueron colmadas con el éxito, la caída es la consecuencia de la ambición de mando. De esa escisión interna nace otra fuerza política, en cuyo primer lugar, como jefe, figura el ambicioso personaje.

En el aspecto internacional, el propio Estado no escapa a esa función de lucha intestina en la órbita de las naciones. Ilusionarse con la jefa­tura de un movimiento, o soñar con llegar a dominar al mundo, son es­peranzas que se complementan en el individuo como político y en el polí­tico como estadista. La única diferencia existente en la discordia por el logro del objetivo, es que en el partido son los adherentes los que malo-

por GERMEN— gran sus fuerzas, y en la nación son los pueblos quienes se desenvuelven en asfixia. ¿Qué otra cosa puede alegarse ante los peligros de una lucha entre diversos países? Los que vivieron aliados para combatir a quien se presentaba con virus de dominio, terminaron al vencer por caer en el mis­mo defecto. Aquéllos dicen que éstos son los malos pastores, y éstos ale­gan que son aquéllos. El litigio, culminando en lo peor, no terminará en eso. La jefatura es golosina humana que atrae y, entre los vencedores, no faltarían de nuevo las intrigas para alcanzarla.

o o o Sabíamos que la intervención tan impresionante y destacada de Bevan

en el parlamento inglés, con ocasión del presupuesto nacional presentado por los conservadores, levantaría grandes sospechas, sobre todo entre los políticos gobernantes.

No es menos cierto que se viene generalizando por estos lares Ja creen­cia de que no ha de tardar el ex ministro de Sanidad en ser jefe parla­mentario del Partido Laborista; se previo ello tan pronto se conocieron los resultados para la Ejecutiva nacional del partido, en donde los bevanistas cos-eharon los cuatro primeros puestos.

Los conservadores, que son mejores políticos que gobernantes, han tra­tado de incendiar la casa del vecino. El ardor y el entusiasmo político de Bevan sobrepasó con mucho la intervención de Attlée, actual líder de la oposición. Algo de ello he referido en mi comentario hace unas semanas. Unos días más tarde la prensa conservadora aludía a la posible transferen-ci'. de la dirección laborista, alusión oficiosa que, posiblemente, ha aumen­tado las pasiones internas de los aludidos, hasta el extremo de recomendar el propio Bevan una rectificación pública por parte del «Sunday Express», que fué el semanario provocador.

En su edición del día 5 de febrero, el «Daily Herald» informaba a la opinión pública de los procedimientos que usa el Partido Laborista paia la elección de líder. Bajo la firma del editor aparecieron, entre otras, las siguientes líneas:

«El líder del Partido Laborista es elegido por los diputados del partido. Contrariamente al líder de los t misen adores, no puede el de los laboris­tas estar en el puesto permanentemente... No puede por influencia o al­curnia de linaje serse líder. Ni tampoco puede lograrse esta dirección por intriga; verdaderamente, ningún método coma éste para tener el partido, seguramente, en contra... Esto lo saben los «tories». De cualquier forma, ellos están empleando una propaganda fantástica para hacer creer que en breve, el Partido Laborista cambiará d" líder usando los medios de la intriga. Mr. Betún es el intrigante, alegan...

¿Qué esperan los «tories>- obtener por esta escandalosa provocación? Una cosa: el propósito de distraer la atención del público ¡n torno al engaño de su propio partido después de las promesas electorales, lo cual es notorio al transcurrir de los días...

Y así ambula la cuestión sobre el futuro dirigir de la oposición par­lamentaria.

o C

Contrariamente a las noticias llegadas a Londres sobre la posibilidad de una reanudación de conversaciones entre Persia e Inglaterra acerca de las refinerías, ese mismo día, 5 de febrero, el periódico «Newcastle Jour­nal» revelaba que los técnicos comunistas están en camino de Abadán. Según el corresponsal riel mencionado rotativo, ha sido firmado un contrato entre Persia y Alemania comunista del Este, Hussein Meliandec, represen­tante personal del primer ministro Mossadegh, ha llegado a Moscú para conseguir la aprobación del contrato, valorado en 10.000.000 de libras, por parte de Rusia. Ello facilitará el control de Abadán por los comunistas. Bajo dicha dirección, la U.R.S.S. obtendrá el combustible durante los cinco años venideros.

Dice el periódico que en las conversaciones entre los representantes persas y Boleskorow, jefe del Departamento Soviético de Aceites Minera­les en el Este de Alemania, se llegó al acuerdo que, con miras a mantener en secreto el destino de los 1.500 técnicos alemanes, estos viajarían a través de Rusia con el pretexto de que iban a la Unión Soviética a estudiar «mé­todos de producción racionalizada». Se especifica en el contrato que dichos técnicos ocuparían los lugares que tenían los técnicos y oficiales británi­cos en la Compañía Anglo-Iraniana y serán considerados como empleados permanentes del Gobierno persa. Los comunistas serán los dirigentes—se­gún dicho comunicado—de las refinerías del Abadán.

SUMARIO: No hubo match ecuatoriano.-Plan quinquenal para abejas.-Crlmenes en Grecia.- El papa tiene trece años.-Satanás viaja por Améi ica.-Descartes se descamisa.

I u n r é g i m e n c o n c i e n t i ñ e a s dos i s e s t a f o r m a , h a s t a u n a d i c t a d u r a MERICA del Sur e s un de d i scursos y fus i l amientos . — ¡si lo sabrá S ta l in ! — puede in­c o n t i n e n t e que posee , al U n g r a n n ú m e r o de personal»- vocar el c o m b a t e por l a l ibertad, m e n o s d e s d e el p u n t o de d a d e s f r a n c e s a s h a pro te s tado Y la l ibertad, m i e n t r a s t a n t o ,

v i s ta europeo, a l g u n a s c o s t u m b r e s c o n t r a el veredic to del tr ibunal conoce las de l i c ias de l r é g i m e n pe-t ip icas e inconfundib le s . C i t e m o s m i l i t a r . Sar tre , Supervie l l e , P r é - ni tenciar io . . .

VI

Y a Íbamos a o lv idarnos de Pe­rón, pero s u b s a n a m o s a t i e m p o t a n l a m e n t a b l e error. C u a n d o u n g o b e r n a n t e se conv ier t e e n filóso­fo, ser ía v e r d a d e r a m e n t e un cri­m e n pasar en s i l enc io la trans for ­m a c i ó n . ¿Nos lo perdonar ía acá o la fu tura h i s t o r i a d e l a filosofía?

N o se t r a t a de u n a broma de m a l gus to , n i d e u n m a l e n t e n d i d o , y m e n o s a u n de u n a burda confu-

ú n i c a m e n t e , p a r a no e x t e n d e r n o s vert , Dufy, C h a m s o n , Coc teau demas iado , u n a s pocas: el m a t e , B é g u i n , N a d e a u , Mat i s se , etc. , h a n la rumba , los d u e l o s a cuch i l l o y p a t e n t i z a d o su i n d i g n a c i ó n por los go lpes de Estado . ese a t e n t a d o c o n t r a la h u n i a n i -

M á s que cos tumbre , e s t a últ i - dad . ¿ L o g r a r á n s u s voces l l e g a r m a prác t i ca m e r e c e el n o m b r e de h a s t a u n país que h a o lv idado el industr ia . I n d u s t r i a c o n t i n e n t a l derecho a l a protes ta?

* d e m a r c a reg i s t rada , l ega l i zada , E n e l m u n d o se s igue a s e s i n a n -of ic ia l izada y desarro l lada: al fin do. M a t a r era a n t e s — h a c e m u -y a l cabo, s i m p l e f o r m a — c o m o c h o — un g e s t o d e fiera acorra-t a n t a s o t r a s — de i m p l a n t a r el lada: a h o r a , e s s i m p l e m e n t e la trabajo a d e s t a j o en el poder eje- m e c á n i c a de un Min i s ter io de Jus-cut ivo . t ic ia. ¿ L l e g a r á a ser, qu izás , u n a

El ú l t i m o ep i sod io d e e s t a se- d iver s ión públ ica c o m o los fuegos s « o n d e ««ater ías . He aquí la not i -rie h a s ido el d e Ecuador . El de artif ic io? c i a : e n e l Per iódico «Democrac ia , , « m a t c h » programadlo era e l de , v 7 « » de los ó r g a n o s peron i s tas G a l o P l a z a - a c t u a l p r e s i d e n t e - , I V d e m a s fuer te t i r a j e - h a d e a p a -versus Ve lasco Ibarra- pero el ^ d , a 2 del corr i en te a ñ o d e recer u n a crón ica regu lar firmada umanager» de éste , G u e v a r a Mo- S™** Y desgrac ia 1952, el P a p a con el p s e u d ó n i m o d e «Descartes» , r eno fué d e t e n i d o unos d í a s an- h a c u m p l i d o trece a ñ o s . S u preco- Y el D e s c a r t e s d e m a r r a s , s é p a s e t e s d e la exh ib i c ión d e p o r t i v a c i d a d n o d e J a d e s e r a sombrosa , ya por a d e l a n t a d o , será el m e t a f i s i -Consecuenc ias , que el e s p e c t á c u l o "»« » su edad o tros n i ñ o s se ena - co y m e t a c i n i c o J u a n D o m i n g o n o t u v o lugar , vo lv i endo u n o y ""H-an d e su m a e s t r a o se l i m i t a n Perón . o tro c o n t r i n c a n t e a sus respect i - a robar fruta e n el jardín del ve- N a d a , que la filosofía cobra vue-

vos r i n c o n e s s in h a b e r podido ciño; el P a p a , e n c a m b i o , e s u n 1

c a m b i a r n i un golpe. ch iqui l lo m o d o s o y educado. no e s tá m u y en boga, su autor h a

El p r o n u n c i a m i e n t o , por e s t a H a c e trece a ñ o s , en efec to , que de e s tar lo por v o l u n t a d a r g e n t i n a , vez" n o l l egó a pronunc iarse Pero Eugen io Pace l l i fué d e s i g n a d o de- D e s c a r t e s n o h a m u e r t o , y prueba se r u m o r e a que h a y o t r o « m a t c h » l egado s indical de Dios e n la t ie - de el lo es la resurrecc ión perio-e n perspec t iva t a m b i é n por el t i - rra. Trece a ñ o s , pues , d e s d e el d í a d í s t i c a que se l l evará a cabo e n el tu lo d e c a m p e ó n nac iona l . Si as i Que P ío X I I v io la luz, f ecundado , n u e v o c o n t i n e n t e , fuera, n u e s t r a rúbrica d e p o r t i v a concebido y e n g e n d r a d o por el E l c a r t e s i a n i s m o a d a p t a d o a la n o d e j a r á d e reg i s trar el a c o n t e - cónc lave . Si n u e v e m e s e s son na - m o d a l i d a d p a m p e r a , t a l vez c o n c imiento . cesarios para h a c e r un h o m b r e — m ú s i c a d e t a n g o e insp i rac ión de

asi , a l m e n o s , lo a f i rman pers i s - E v a Duarte . . . E n fin, c o s a s m á s ra­i l t e n t e m e n t e los círculos f e m e n i - ras se h a n visto; y y a p o d e m o s ir

a c o s t u m b r á n d o n o s a e s c u c h a r la El d i r i g i s m o sov i é t i co es pode-

1 • . . . , v«-»«»i . n ° s —, so lo u n d í a bas to a los roso y o m n i p o t e n t e . La h i s tor ia , ' lanzar a l m u n d o de R u s i a e n los ú l t i m o s t r e i n t a c a r a f n a l e s p a r a l anzar al m u n o o n u e v a v e r s l o n d e D e s c a r t e s , refor-a ñ o s se e n c a r g a de d e m o s t r a r - s u v a s t a g o . m a d a p ^ decre to peronis ta , noslo; Len in pr imero , S t a l i n des - E ' n i ñ i t o , s e g ú n s e nos i n f o r m a ¿ N u e v a vers ión? ¡Si, h o m b r e , sí! pues h a n logrado dir ig ir y plani - de f u e n t e fidedigna, c o n t i n ú a ñor- El «P ienso , l u e g o ex is to» es afir-ficar los d o m i n i o s m á s d i spares m a l m e n t e su crec imiento . T o d o m a c i ó n a n a c r ó n i c a . Perón h a des ­de l a act iv idad h u m a n a : d i r i g i s m o p e r m i t e esperar , e n c o n s e c u e n c i a , cubier to s u e q u i v a l e n t e y b u e n o es en l a m o d a e n las ar tes e n la Que n o h a b r á cris is d e desarro l lo , conocerlo: «Me d e s c a m i s o , luego e c o n o m í a , en los f u s i l a m i e n t o s , en ni desca lc i f i cac ión , ni a n e m i a pa- existo.. .» el a m o r , e n la s m a t e m á t i c a s , en Pal; la precoc idad d e Eugen io h a las a lcobas n u p c i a l e s y en las abe- de l l evar lo m u y lejos, todo lo l e jos j ^ a q u e puede a sp irar u n n iño-pro-

.1Y n o , n o e s t a m o s locos . La digio e n el V a t i c a n o , d e m e n c i a , en todo caso , será d e ¡Fel iz c u m p l e a ñ o s , pequeño Pa­las abejas; pero n o nues tra , y l o cel l i ! N u e s t r o F O T O M O N T A J E ha-j u r a m o s por el S a n t o S í n o d o . Por ce votos para que, lo m á s p r o n t o sí pers i s te la duda , a probarlo va- posible , p ises los umbra le s d e la mos . hombría. . .

L a a g e n c i a T a s s — c i u d a d a n a

ASPECTOS PSICOLÓGICOS del movimiento esperantista 5. f). T.

Lógico nos parece publ icar e n e s t a p á g i n a , a través d e la cual i n t e n t a m o s p r e s e n t a r u n p a n o r a m a d e c a r á c t e r i n t e r n a c i o n a l , e l trabajo de N. B a r t e l m e s — d i r e c t o r de «Sennac iu lo» —, en el que se abordan d i f erente s a s p e c t o s d e la o r g a n i z a c i ó n l ibertar ia S.A.T.

LA REDACCIÓN.

SE ve, en el desenvolvimiento del y también de las circunstancias políticas niño, que está dotado de una in- y sociales en las diversas partes del finidad de gérmenes biológicos, la mundo. Un grado mínimo de instrue-

completa maduración de los cuales ha ción, es condición indispensable para ría de él un genio. Los niños, intuiti- poder plantar nuestro ideal, vamente, tienen conciencia d? este im- Aspiramos a la sociedad socialista; y pulso de germinación que los anima y queremos añadir para precisar, dos ep -empuja, tendente a la completa utiíi- tetos: «libre» y «anacional». pues sin zación de todas las posibilidades y fuer- esta precisión, los malentendidos bulli-zas latentes en su estructura. rían, como ya bullieron en los comien-

Desgraciadamente. este incipiente es- zos del historia] de la S.A.T. (lo que tímulo no conserva en general el ritmo finalmente condujo al doloroso cisma y de sus comienzos, y muchos obstáculos recomienzo en muy modesta escala) (1). e impedimentos en la subsiguiente evo- Para evitar que se repitan estos acon-lución—principalmente en los años de tecimientos, digamos claramente, que adolescencia—conducen a la pérdida de nuestro concepto sobre el socialismo, no los buenos comienzos, de superaciones admite la idea de la subyugación, cuar-espirituales, de genialidades en estado tel, uniformidad espiritual o gregaris-embrionario. mo. Lo conceptuamos de libre, esto

Sigue así, el niño, la ley natural que significa: dejando al individuo la posi-se puede resumir en lo siguiente: abun- bilidad de desenvolverse lo máximo po­dantes gérmenes con valores latentes sible conforme con sus dotes, capacidad producen la fuerza creadora, causa de y medios. nuestro origen, pero la mayoría de ellos Un socialdemócrata prusiano, que fué no se desarrollan hasta la madurez, se ministro después del colapso del impe-marchitan y se pierden durante el era- rio de Guillermo II, imaginó el camino cimiento físico en el cuadro de ¡a es- hacia el régimen ideal, sobre la imagen pecie. de un colectivismo cuartelesco: lógica-

Tal como podemos observar en la mente, este empeño lo condujo al cam-botánica y en la zoología este hecho, po del nacionalsocialismo (hitleriano) el que sólo unos pocos Individuos alean- ideal del cual era la disciplina incon-zan la culminación de su especie (apar dicional, la obediencia c :ega. te de bellos ejemplares de flor o ari- Como es natural, aceptando un puri-mal) mientras otros se estaneeti en la to vigente, más libre, que une con el mediocridad, si no pereciero'i ya en socialismo la idea de alcance del más sus primeros balbuceos; así igualmente, alto grado de dignidad humana, no entre los hombres, sólo unos pocos se condenamos la concepción de partidos distinguen, a causa de que el camino obreros que se rigen por un reglamen-estaba expedito para el íntegro desen- to. También la S.A.T. como organiza-volvimiento de sus posibilidades hitelec- ción, necesita un reglamento, al que tuales. cada miembro debe conformarse. No

Esta constatación se nos impone, si obstante, tal reglamento debe ser con­pasamos al análisis de nuestras pro- cebido tan amplia, tan magnánimamen-pias fuerzas. La equilibrada posición del te, que cada miembro individualmente movimiento de la S.A.T. depende de considerado no se sienta molesto para más de una condición previa. Depende decir un pensamiento propio e íntimo. principalmente del factor «selección», aunque éste estuviera en conflicto, pa-Primer eslabón: encontrar elementos in- recido o real, con la opinión de la ma-telectualmente desenvueltos como para yoria. aceptar el estudio del esperanto. Según- Conceptuamos el socialismo, de aña­do eslabón: encontrar elementos que cional, porque vemos en el nacionalis-tengan bastante comprensión de la so- mo, el más grande enemigo actual de ciedad, para que puedan aceptar el es- la fraternidad humana. Anacional, por-tatuto de la S.A.T. Por consiguiente, que socialismo y nacionalismos desar­la evolución de nuestro movimiento de- monizan como fuego y agua: porque pende del nivel intelectual genetal de el socialismo sólo puede vencer en la los hombres, en una región cualquiera escala mundial. (Pasa a la página 3.)

oficial m o s c o v i t a — h a a n u n c i a d o que, d u r a n t e u n c o n g r e s o agríco­la, el profesor Serg io J d a n o v de­c laró q u e los sabios sov ié t i cos h a -

En Es tados U n i d o s se e s t á po­n i e n d o d e m o d a el c o m u n i s m o . Parece que S a t a n á s h a resuc i tado ,

b ian logrado descubrir un m é t o d o ° ° n t o d o s los h o n o r e s d e práct ica , y o c u p a el pr imer p l a n o en l a car­te lera a m e r i c a n a .

p a r a que l a s abe jas f ecunden , c o n el polen , las flores y p l a n t a s que se deseen . La i n f o r m a c i ó n n o d a m á s prec i s iones , pero puede des­contarse d e a n t e m a n o que en un futuro p r ó x i m o h a d e cons t i tu i r ­se o f i c ia lmente el «Comisar iado para los prob lemas abej is t ícos» .

I I I S in neces idad de saber metaf í ­

sica, n o s a t r e v e m o s a asegurar que el c r i m e n n o es un absoluto- Con­d ic ionado por las c i r c u n s t a n c i a s , por el t i e m p o , por la geogra f ía y por los c r i m i n a l e s — sobre todo por los c r i m i n a l e s —, el verbo m a ­tar es el m á s re la t ivo y el m e n o s abso luto de los abso lutos .

D e j e m o s la m e t a f í s i c a — s o pe­na d e confundir m a g n e s i a y ve­locidad —, y c a m b i é m o s l a por un paseo a Grec ia . Después de u n proceso qeu ha durado d o s s e m a ­n a s , u n tr ibuna l m i l i t a r d e Ate­n a s h a d i c t a d o ocho c o n d e n a s a m u e r t e por a c u s a c i o n e s d e espio­naje , a m é n d e c u a t r o p e n a s a c a d e n a perpetua . Todo e s t o des -

¿ U n e s c á n d a l o financiero e n Wal l -S tree t? M a n i o b r a de Moscú. ¿Crisis e n H o l l y w o o d ? S a b o t a j e c o m u n i s t a . ¿Se resfria T r a m a n ? Vlicrobio m a r x i s t a . ¿ T e r r e m o t o en H a w a i ? C o m p l o t de S t a l i n . ¿Paro forzoso? T á c t i c a de l K r e m l i n . ¿Gripe en Detro i t? Inf i l t rac ión so­viét ica .

S a t a n á s lo e x p l i c a todo, just i ­fica todo , a u s c u l t a todo. E] perso­naje es c ó m o d o , t a n c ó m o d o que d a m o t i v o para que la Corte Su-

PANORÁMICA DE ACTUALIDAD

CHINA L A hora mundial de hoy gira alre­

dedor de Pekín. De la incógnita china dependerá la evolución de

la crisis que, en el momento actual, lle-

En efecto, con la intervención arma­da en Corea y con el fantasma de For-mosa, los chinos se sienten amenaza­dos y decretan—es una reacción carac­terística del miedo—que todo el que

p r e m a a m e r i c a n a conf irme l a l e gal idad d e una ley d ic tada e n 1949, , hMeflmd e c o n ó m i c o e x c ,U S !

por la cual se ret ira a lo s c o m u ­n i s t a s el d e r e c h o a la e n s e ñ a n z a . El m a g i s t e r i o , pues , será s o m e t i ­d o a u n a cr iba d e fervor d e m o ­crát ico; y aquél que no d é sufi­c i e n t e s pruebas d e «rect i tud cí­vica», será e x p u l s a d o d e la ense ­ñ a n z a .

D e sobra s a b e m o s que ((Comunis­mo», para los a m e r i c a n o s , d e s i g n a todo lo q u e es té e n c o n t r a d e la

pues que el g e n e r a l P l a s t i r a s h a t ó n i c a g u b e r n a m e n t a l . Y, c o n e sa repe t ido m i l veces — ¡oh, e locuen- excusa , e l m a g i s t e r i o n a c i o n a l h a cia p a r a c o n s u m o exter ior! - que d e conver t i r se — las pa labras s o n s u gob ierno pondría fin al terror del juez D o u g l a s , m i e m b r o de la s i s t e m á t i c o . Corte S u p r e m a , que votó en con-

Asi c o m o F r a n c o h a descubier- t ra - e n u n a o r g a n i z a c i ó n de es­to la m á g i c a p a l a b r a «bandidis - p ionaje . mo» , P l a s t i r a s h a i n v e n t a d o por El T ío S a m se s i e n t e e n c a n t a d o su p a r t e u n a n u e v a a c e p c i ó n de c o n su S a t a n á s d e n u e v o c u ñ o , «espionaje» . Cues t ión d e l iquidar ¡Es t a n c ó m o d o t e n e r s i empre u n a opos ic iones m o l e s t a s , y a s e g u r a r e x c u s a a m a n o ! Porque, e n

de que incluso el soldado—que en la China tradicional estaba considerado como el más bajo escalón de la cías, social—se comporta con decoro. Asi.

va a todos los países a una decisión no sólo no hay el acostumbrado pilla-definitíva, en el aspecto político-econó- ge, sino que el ejército cultiva en tie- no es decidido partidario del régimen mico. Todas las naciones del globo pa- rras expropiadas a los grandes ten,:- es un enemigo en potencia. Enemigo recen empeñadas, en efecto, en adhe- tenientes, sus propias vituallas, y. cuan- que es susceptible de ponerse a las ór-rir incondicíonalmente a uno de los do su cosecha es «unc i en t e , «e con- denes del gobierno nacionalista si dos bloques: occidental u oriental. forma con los restos de la población como anuncia el Departamento de Es-

Por su posición estratégica, tanto ce- civil—cuando los hay—y los paga con tado de Norteamérica—se lleva a cabo mo por sus riquezas y capacidad cié tante y sonante). La reforma agraria absorción, debía China constituir un no se efectúa como en Rusia, por la polo de atracción para los países co- ocupación de las tierras por el Estado, merciales. Así ha sido en efecto, y co- sino por la cesión en propiedad de Un mo resultado de ello se ha creado una parcelamiento proporcional del terreno atmósfera de distensión entre aquellos a los agricultores, de acuerdo con sus países que consideran las relaciones con necesidades reales en el nomento de puede privarse, pues su industria es SÓ-China fundamentales para sus propios la distribución. Quedando en pie la po- lo embrionaria—: la U.R.S.S. Esta no intereses, y los EE. UU„ que sienten sibilidad de reestructurar la propiedad vacila un instante. No .sólo coge la oca-la necesidad de reducirlo todo a un de acuerdo con variaciones ulteriores sión al vuelo sino que intercepta—con

de la necesidad de los nuevos p Alrededor de China, pues, como de- dores,

cía al principio de este estudio, gira En la industria, no se procede a la toda la atención de los financieros y de socialización poi la violencia, sino que los diplomáticos. Consiguiente a esta s e fomenta el espíritu cooperativista. preocupación, ha nacido una de ma dejando sin embargo—con todos los sólo puede asomarse a un balcón: Mos-yor trascendencia humana: la de saber, peligros de injusticia y de lentitud que <'»• en esta época de zozobra, de inquietud e l ] 0 entraña—un margen de tipo capí e inconformidad, qué es lo que de talista tradicional, realmente renovador—si es que lo hay E n g] a s p e c f o c u i t u r a l > s e i n c r e m e n ¡ a

un desembarco en las provincias del centro por el ejército de Tchang-Kai-Tshec. Y empieza el terror. Segunda consecuencia: al verse cortada del mun­do occidental, China sólo puede con­tar con un aliado—aliado del que no

su maquiavélico apoyo oficial—toda po­sibilidad de acercamiento entre los oc­cidentales y China. Así China, excluida de los mercados militares occidentales y de las conferencias internacionales,

—encierra la nueva China. Porque de la respuesta a esta pregunta depende la actitud a tomar frente a li s acón tec imientos.

En completa oposición con los di­rigentes del viejo régimen, los nuevos administradores del país hacen prueba de una tal probidad y de una tal auto­disciplina, que s e llevan tras de si la simpatía de buena parte de la pobla­ción, más que escamada ya de todos los regímenes anteriores. (Se da el caso

EL MILITARISMO EN LA u. R.s. s. MIENTRAS MOSCÚ HABLA DE PAZ. . . HORA que la Unión Soviética re- 23 de febrero el aniversario de la crea- juventud sobre todo—el amor por el la Victoria».

artículos peridísticos, loas a la valentía del soldado soviético.

El 9 de septiembre, «Día del tan-

Naturalmente, el ejército aue>'- ExaUacián del papel decisivo que

el estudio y se dan adelantos de todos los órdenes a quienes tratan de mejo­rar la propia cultura y la de los demás.

Esta voluntad de resolver la revolu­ción por un camino pacífico, pone cier­tamente en peligro algunas de las pre­misas fundamentales del marxismo. Los comunistas—los militantes del partido— van un poco a la deriva entre sus con­vicciones y el deseo de no derramar sangre.

Hay, en el seno del partido comunis —; ta chino, dos tendencias marcadas: la

de origen rural y la de origen urbano. Es a esta última que ha incumbido hasta la hora presente el llevar las rien­das del poder; pero esta facción no se

dobla su propaganda en favor de ción del Ejército Rojo en 1918. En es- ejército. «Entre nosotros—escribe «Prav- tiene en tal festejo el primer papel; y desempeñaron los vehículos blindados en la última guerra, dirigidos por el r~k la paz, no está de más echar un ta ocasión, el ministro de la Guerra, da»—se respeta y se venera la imagen hasta la salva de cañones, fijada para

vistazo sobre la realidad interior del los mariscales y otros altos funciona- del soldado, rindiéndosele repetidos ho- el primero de mayo en veinte, alcanza _ r f ^ _ . , . ,>,. JL país. Es significativo, ciertamente, que ríos han exaltado en sus discursos las menajes». ese día el número de treinta, mientras se invoca el pacifismo, el des- cualidades combativas del soldado so- El 1.° de mayo es en la Unión Sovic- En julio, «Día de la Aviación». De arme y el mutuo entendimiento inter- viético «y la superioridad de la táctica tica una fiesta patriótica, nacionalista, la aviación militar, liabría que añadir, nacional, la U.R.S.S., en el plan nació- militar inspirada por Stalin, el más ge- con exhibición de fuerzas militares. El Y con ese motivo, nuevo despliegue de nal. acentúe la propaganda militarista nial estratega de todos los tiempos». Himno wvietic o ha reemplazado a la fuerzas, homenajes al militarismo, exal-y aumente sus esfuerzos para crear en Pero no es solamente una vez por Internacional, y es solamente en Occi- loción de orgullo nacional, el pueblo algo asi como una devoción año—como sucede en casi todos los dente que los comunistas entonan en En el mismo mes de julio, el 29, «Día cional, invoca la paz continuamente y reMgiosa por las fuerzas armadas. países—que la U-S.Fí.S. se' dedica a esas esa fecha el consabido «Proletarios de de la Marina .militar». Revistas navales señala los peligros del militarismo. La

Las fiestas militares, por ejemplo, manifestaciones de orgullo patriótico, todos los países, unios». En Rusia, to- en todos los puertos, salvas de artille- contradicción es significativa, como de-son ceremonias ya tradicionales en el Hay fiestas militares a lo largo de todo da incitación al internacionalismo ha ría, discursos oficiales, etc., etc. ciamos más arriba, y pone en evidencia régimen soviético. Este año, como to- el año, fiestas de importancia nacional desaparecido. En septiembre, «Fiesta de la Victoria todo el absurdo de un proselitismo hi-dos los anteriores, se ha celebrado el por las que se trata de inculcar- -a la El 9 d» mayo es tu «Aniversario d* sobre Japón». Homenajes de práctica, pócrita y cínico. S. H.

Por fin, el 18 de noviembre, «Día de la Artillería». Las mismas demostracio­nes, caracterizadas siempre por el fana­tismo militarista más exacerbado.

He aquí, pues, la obra de un régi­men que, en su propaganda interna-

Ahora bien. Apenas esbozados los primeros intentos de armisticio, la cam­paña en pro de la moderación reco-mienza. Al ser en parte conjurado el peligro, ¿quiere China volver, dentro de lo posible—pues no se pasa en balde por la prueba de la sangre—a su re­volución lenta?... A esta incógnita se unen otras, entre las que no es la me­nor la imposibilidad de acuerdo en Co­rea. ¿Es acaso obra de Moscú y de sus agentes chinos, contra la voluntad de los i lementos independ'entes del go­bierno chino? ¿Es obra de los ameri­canos, que quieren a toda costa un feu • do chino para su industria de bienes de consumición? ¿Es una necesidad del gobierno Mao, que aprovecha la co­yuntura para provocar una época de anomalía que. con el mínimo de des­baste político, establezca de una mane-

diferencia sólo en sus distintas formas ra definitiva al partido en toda la Chi-de interpretar la fidelidad marxista > na. en cuyo caso su propaganda en la revolución comunista, sino que, ade- favor de la moderación no es más qu. más, constituye una tendencia de sepa- pura demagogia? ración entre la Rusia soviética y Chi- El porvenir inmediato nos lo dirá. na, mientras que la otra pugna por la Aunque, como siempre, demasiado tar-total sumisión a Moscú. de. Hasta el punto de que un día la

En estas condiciones todo el mundo historia quizá juzgue que una cree poder negociar en China; pero es ri.ncia de gran envergadura y de tras-entonces cuando se presenta el desastro-, cendencia universal, ha sido ahogada so interludio coreano, y la complica- más por ignorancia que por deseo de ción entre los EE. UU. y China. hacerlo.

Este hecho tiene importancia no sólo M. N. en el orden internacional, sino también Y A W W W W W W W A A . - JVW —y de ahí la agudización de la crisis— • / ^ 7 > J en el orden interno. Lee y propaga « \KUlCl -V