Zambra, Alejandro - Bonsai

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Novela

Citation preview

  • Alejandro Zambra

    Bonsi

    E D I T O R IAL AN AG R AM ABAR C E L O N A

  • Diseo de la coleccin:

    Julio VivasI lustrac i n d e L e slie L e p p e

    A le jan d ro Z am b ra, 2 0 0 6

    E D I T O R I A L A N A G R A M A , S . A ., 2 0 0 6P e d r d e la C r e u, 5 80 8 0 3 4 B ar c e lon a

    I S B N : 8 4 -3 3 9 -7 1 2 9 -8D e p sito L e g al: B . 7 6 8 -2 0 0 6

    P r in te d in S p ain

    L ib e r d p le x , S . L . U ., c tra. B V 2 2 4 9 , k m 7 ,4 - P olg on o T orr e n tfon d o0 8 7 9 1 S an t L lore n d 'H orton s

  • Para Alhel

  • Pasaban los aos, y la nica per-sona q ue no cambiaba era la joven de sulibro.

    YASUNARI KAW ABATA

    El dolor se talla y se detalla.

    GONZALO MILL N

  • I. Bulto

  • Al final ella muere y l se queda solo, aunqueen realidad se h aba quedado solo varios aos an-tes de la muerte de ella, de Emilia. Pongamosque ella se llama o se llamaba Emilia y que l sellama, se llamaba y se sigue llamando Julio. Julioy Emilia. Al final Emilia muere y Julio no mue-re. El resto es literatura:

    La primera noch e que durmieron juntos fuepor accidente. Haba examen de Sintaxis Espa-ola II, una materia que ninguno de los dos dominaba, pero como eran jvenes y en teoraestaban dispuestos a todo, estaban dispuestos,incluso, a estudiar Sintaxis Espaola II en casade las melliz as Vergara. El grupo de estudio re-

    13

  • sult bastante ms numeroso de lo previsto: al-guien puso msica, pues dijo que acostumbrabaestudiar con msica, otro trajo un vodka, ar-gumentando que le era difcil concentrarse sinvodka, y un tercero fue a comprar naranjas, por-que le pareca insufrible el vodka sin jugo de na-ranjas. A las tres de la maana estaban perfecta-mente borrachos, de manera que decidieron irsea dormir. Aunque Julio hubiera preferido pasarla noche con alguna de las hermanas Vergara, seresign con rapidez a compartir la pieza de ser-vicio con Emilia.

    A Julio no le gustaba que Emilia hiciera tan-tas preguntas en clase, y a Emilia le desagradabaque Julio aprobara los cursos a pesar de que casino iba a la universidad, pero aquella noche am-bos descubrieron las afinidades emotivas que conalgo de voluntad cualquier pareja es capaz de des-cubrir. De ms est decir que les fue psimo en elexamen. Una semana despus, para el examen desegunda oportunidad, volvieron a estudiar conlas Vergara y durmieron juntos de nuevo, aunqueesta segunda vez no era necesario que compartie-ran pieza, ya que los padres de las mellizas habanviajado a Buenos Aires.

    14

  • Poco antes de enredarse con Julio, Emiliahaba decidido que en adelante follara, comolos espaoles, ya no hara el amor con nadie, yano tirara o se metera con alguien, ni muchomenos culeara o culiara. ste es un problemachileno, dijo Emilia, entonces, a Julio, con unasoltura que slo le naca en la oscuridad, y envoz muy baja, desde luego: ste es un problemade los chilenos jvenes, somos demasiado jve-nes para hacer el amor, y en Chile si no haces elamor slo puedes culear o culiar, pero a m nome agradara culiar o culear contigo, preferiraque follramos, como en Espaa.

    Por entonces Emilia no conoca Espaa.Aos ms tarde vivira en Madrid, ciudad dondefollara bastante, aunque ya no con Julio, sino,fundamentalmente, con Javier Martnez y conngel Garca Atienza y con Julin Alburquerquey hasta, pero slo una vez, y un poco obligada,con Karolina Kopec, su amiga polaca. Esta no-che, esta segunda noche, en cambio, Julio setransform en el segundo compaero sexual dela vida de Emilia, en el, como con cierta hipo-cresa dicen las madres y las siclogas, segundohombre de Emilia, que a su vez pas a ser la pri-

    15

  • mera relacin seria de Julio. Julio escabulla lasrelaciones serias, se esconda no de las mujeressino de la seriedad, ya que saba que la seriedadera tanto o ms peligrosa que las mujeres. Juliosaba que estaba condenado a la seriedad, e in-tentaba, tercamente, torcer su destino serio, pa-sar el rato en la estoica espera de aquel espanto-so e inevitable da en que la seriedad llegara ainstalarse para siempre en su vida.

    16

  • El primer pololo de Emilia era torpe, perohaba autenticidad en su torpeza. Cometi mu-chos errores y casi siempre supo reconocerlos yenmendarlos, pero hay errores imposibles de en-mendar, y el torpe, el primero, cometi uno odos de esos errores imperdonables. Ni siquieravale la pena mencionarlos.

    Ambos tenan quince aos cuando comenza-ron a salir, pero para cuando Emilia cumpli die-cisis y diecisiete el torpe sigui teniendo quince.Y as: Emilia cumpli dieciocho y diecinueve yveinticuatro, y l quince; veintisiete, veintiocho,y l quince, todava, hasta los treinta de ella, puesEmilia no sigui cumpliendo aos despus de lostreinta, y no porque a partir de entonces decidie-

    17

  • ra empezar a restarse la edad, sino debido a quepocos das despus de cumplir treinta aos Emi-lia muri, y entonces ya no volvi a cumplir aosporque comenz a estar muerta.

    El segundo pololo de Emilia era demasiadoblanco. Con l descubri el andinismo, los paseosen bicicleta, el jogging y el yogur. F ue, en especial,un tiempo de mucho yogur, y esto, para Emilia,result importante, porque vena de un periodode mucho pisco, de largas y enrevesadas noches de pisco con cocacola y de pisco con limn, e in-cluso de pisco solo, seco, sin hielo. Se manosearonmucho pero no llegaron al coito, porque l eramuy blanco y eso a Emilia le produca desconfian-za, a pesar de que ella misma era muy blanca, casicompletamente blanca, de pelo corto y negrsimo,eso s.

    El tercero era, en realidad, un enfermo. Des-de un principio ella supo que la relacin estabacondenada al fracaso, pero aun as duraron unao y medio, y fue su primer compaero sexual,su primer hombre, a los dieciocho de ella, a losveintids de l.

    18

  • Entre el tercero y el cuarto hubo varios amo-res de una noche ms bien estimulados por elaburrimiento.

    El cuarto fue Julio.

    19

  • Atendiendo a una arraigada costumbre fa-miliar, la iniciacin sexual de Julio fue pactada,en diez mil pesos, con Isidora, con la prima Isi-dora, que desde luego no se llamaba Isidora niera prima de Julio. Todos los hombres de la fa-milia haban pasado por Isidora, una mujer anjoven, de milagrosas caderas y cierta propensinal romanticismo, que acceda a atenderlos, aun-que ya no era lo que se dice una puta, una puta-puta: ahora, y esto procuraba siempre dejarlo enclaro, trabajaba como secretaria de un abogado.

    A los quince aos Julio conoci a la primaIsidora, y sigui conocindola durante los aossiguientes, en calidad de regalo especial, cuandoinsista lo suficiente, o cuando la brutalidad de

    20

  • su padre amainaba y, por consiguiente, vena elperiodo conocido como periodo de arrepenti-miento del padre, y enseguida el periodo de cul-pa del padre, cuya ms afortunada consecuenciaera el desprendimiento econmico. De ms estdecir que Julio tendi a enamorarse de Isidora,que la quiso, y que ella, fugazmente enternecidapor el joven lector que se vesta de negro, lo tra-taba mejor que a los otros convidados, lo con-senta, lo educaba, en cierto modo.

    Slo a los veinte aos Julio comenz a fre-cuentar con intenciones sociosexuales a mujeresde su edad, con xito escaso pero suficiente comopara decidirse a dejar a Isidora. A dejarla, desdeluego, del mismo modo que se deja de fumar ode apostar en carreras de caballos. No fue fcil,pero meses antes de aquella segunda noche conEmilia, Julio ya se consideraba a salvo del vicio.

    Aquella segunda noche, entonces, Emilia com-piti con una rival nica, aunque Julio nunca lle-g a compararlas, en parte porque no haba com-paracin posible y tambin debido a que Emiliapas a ser, oficialmente, el nico amor de su vida,e Isidora, apenas, una antigua y agradable fuente

    21

  • de diversin y de sufrimiento. Cuando Julio seenamor de Emilia toda diversin y todo sufri-miento previos a la diversin y al sufrimiento quele deparaba Emilia pasaron a ser simples remedosde la diversin y del sufrimiento verdaderos.

    22

  • La primera mentira que Julio le dijo a Emiliafue que haba ledo a Marcel Proust. No solamentir sobre sus lecturas, pero aquella segun-da noche, cuando ambos saban que comenzabanalgo, y que ese algo, durara lo que durara, iba a serimportante, aquella noche Julio impost la voz yfingi intimidad, y dijo que s, que haba ledo aProust, a los diecisiete aos, un verano, en Q uin-tero. Por entonces ya nadie veraneaba en Q uinte-ro, ni siquiera los padres de Julio, que se habanconocido en la playa de El Durazno, iban a Q uin-tero, un balneario bello pero ahora invadido porel lumpen, donde Julio, a los diecisiete, se consi-gui la casa de sus abuelos para encerrarse a leerEn busca del tiempo perdido. Era mentira, desde

    23

  • luego: haba ido a Quintero aquel verano, y habaledo mucho, pero a Jack Kerouac, a HeinrichB ll, a Vladimir Nabokov, a Truman Capote y aEnrique Lihn, que no a Marcel Proust.

    Esa misma noche Emilia le minti por pri-mera vez a Julio, y la mentira fue, tambin, quehaba ledo a Marcel Proust. En un comienzo selimit a asentir: Yo tambin le a Proust. Peroluego hubo una pausa larga de silencio, que noera un silencio incmodo sino expectante, demanera que Emilia tuvo que completar el relato:Fue el ao pasado, recin, me demor unos cin-co meses, andaba atareada, como sabes, con losramos de la universidad. Pero me propuse leerlos siete tomos y la verdad es que sos fueron losmeses ms importantes de mi vida como lectora.

    Us esa expresin: mi vida como lectora,dijo que aqullos haban sido, sin duda, los me-ses ms importantes de su vida como lectora.

    En la historia de Emilia y Julio, en todo caso,hay ms omisiones que mentiras, y menos omi-siones que verdades, verdades de esas que se lla-man absolutas y que suelen ser incmodas. Conel tiempo, que no fue mucho pero fue bastante,

    24

  • se confidenciaron sus menos pblicos deseos yaspiraciones, sus sentimientos fuera de propor-cin, sus breves y exageradas vidas. Julio le con-fi a Emilia asuntos que slo debera haber co-nocido el siclogo de Julio, y Emilia, a su vez,convirti a Julio en una especie de cmplice re-troactivo de cada una de las decisiones que habatomado a lo largo de su vida. Aquella vez, porejemplo, cuando decidi que odiaba a su madre,a los catorce aos: Julio la escuch atentamente yopin que s, que Emilia, a los catorce aos, ha-ba decidido bien, que no haba otra decisin po-sible, que l habra hecho lo mismo, y, por cier-to, que si entonces, a los catorce, hubieran estadojuntos, de seguro l la habra apoyado.

    La de Emilia y Julio fue una relacin plagadade verdades, de revelaciones ntimas que consti-tuyeron rpidamente una complicidad que ellosquisieron entender como definitiva. sta es, en-tonces, una historia liviana que se pone pesada.sta es la historia de dos estudiantes aficionadosa la verdad, a dispersar frases que parecen verda-deras, a fumar cigarros eternos, y a encerrarse enla violenta complacencia de los que se creen me-

    25

  • jores, ms puros que el resto, que ese grupo in-menso y despreciable que se llama el resto.

    Rpidamente aprendieron a leer lo mismo,a pensar parecido, y a disimular las diferencias.Muy pronto conformaron una vanidosa intimi-dad. Al menos por aquel tiempo, Julio y Emiliaconsiguieron fundirse en una especie de bulto.Fueron, en suma, felices. De eso no cabe duda.

    26

  • II. Tantalia

  • Siguieron, desde entonces, follando, en ca-sas prestadas y en moteles de sbanas que olan apisco sour. Follaron durante un ao y ese aoles pareci breve, aunque fue largusimo, fue unao especialmente largo, despus del cual Emiliase fue a vivir con Anita, su amiga de la infancia.

    Anita no simpatizaba con Julio, pues loconsideraba engredo y depresivo, pero igual-mente tuvo que admitirlo a la hora del desayunoy hasta, una vez, quizs para demostrarse a smisma y a su amiga que en el fondo Julio no ledesagradaba, le prepar huevos a la copa, queera el desayuno favorito de Julio, el huspedpermanente del estrecho y ms bien inhspitodepartamento que compartan Emilia y Anita.

    29

  • Lo que a Anita le molestaba de Julio era que lehaba cambiado a su amiga:

    Me cambiaste a mi amiga. Ella no era as.Y t siempre has sido as?As cmo?As, como eres.

    Emilia intervino, conciliadora y comprensi-va. Qu sentido tiene estar con alguien si no tecambia la vida? Eso dijo, y Julio estaba presentecuando lo dijo: que la vida slo tena sentido siencontrabas a alguien que te la cambiara, quedestruyera tu vida. A Anita le pareci una teoradudosa, pero no la discuti. Saba que cuandoEmilia hablaba en ese tono era absurdo contra-decirla.

    30