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FE CARISMÁTICA
PENTECOSTÉS
INTRODUCCIÓN
Mira la imagen. Ahí están los discípulos proclamando la Palabra de
Dios. Ya no tienen miedo a nadie. El Espíritu Santo ha entrado en ellos y
en ellas. No les mueve su energía humana como respuesta a su cobardía
durante la muerte, pasión y muerte de Jesús. No. Ahí los ves. Le mueve el
Espíritu Santo. Han dejado “dominarse” enteramente por él. Míralos: se
les ve llenos de amor, ternura, misericordia, perdón y compasivos.
Si te das cuenta, no están solos. Forman una comunidad. Desde ahora en
adelante se convertirán en referentes de personas para los que tienen fe
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e incluso para los paganos. “Mirad cómo se aman”.
POSEÍDOS POR EL ESPÍRITU SANTO:
- Ahí los contemplas: han acogido al Espíritu. Y a causa de esta
acogida se dan cuenta de que toda su vida gira en torno a la acogida,
alabanza, cánticos y bendición.
- Y no lo hacen desde fuera, sino desde dentro. Y de lo que llevan en
el interior, les viene la fortaleza de que hacen gala.
- Esta aceptación del GRAN DIRECTOR ESPIRITUAL los hace
valientes, audaces y no recuerdan ya para nada el miedo pasado
con motivo de lo ocurrido a su amado Maestro.
- ¡Ojo!: No buscan figurar en el mando, ni en la dirección de las
comunidades que se van formando. No, sería contrario a la fuerza del
Espíritu que llevan en sus venas que hierven por proclamar la
Palabra.
- Se les ve unidos a nivel interno y externo. Conozco a alguna
comunidad carismática bien estructurada en cuanto al exterior, pero
con menos audacia apostólica que la que les pide el Espíritu Santo.
- Una comunidad con la fe carismática se mantiene unida pase lo que
pase. No se reúnen para discutir cosas inútiles, sino sólo lo que
repercuta en bien de sus vidas que, movidas por el Espíritu, se
convierten en instrumentos de paz, cohesión y en sencillos/ as
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personas en manos del Espíritu. Por eso, su autoridad no la reciben
para “ningunear” a nadie o para sobresalir, sino para ayudar, animar y
alentar a la comunidad en la vivencia de la Palabra de Dios y en el
lanzamiento a la vida apostólica.
- Crecer: una comunidad de fe carismática que no crece en dinamismo
espiritual, puede caer en el peligro de convertir las reuniones en
“rituales”, vacías de vida.
- La comunidad de fe carismática es un grupo de gente viva, capaz de
mover a todos cuantos les rodean. Y esto es tan natural porque
dimana de su espíritu evangelizador.
- Me encanta. Sí, es verdad. Me quedo extasiado ante comunidades
carismáticas que viven el alma de la comunidad de tal forma que
todos y todas se sienten contentos y felices porque pueden decir
como el apóstol Pablo:” No es la comunidad quien vive, es el Espíritu
quien vive en ella”.
- ESTA ES LA CUESTIÓN: Si quiere huir de la comodidad o del
estancamiento en seguir ritos programados, no les queda más
remedio que dejar al Espíritu Santo el puesto de auténtico inspirador
y dinamizador de todo apostolado.
- Deseo con toda mi alma que estas comunidades de FE
CARISMÁTICA sean continuamente Pentecostés para ellas mismas
y para este mundo que tanto necesita de su modelo y ejemplaridad
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de vivir en comunidad movida por el Espíritu Santo.
Con afecto, Felipe Santos, SDB
Personalmente, no tengo religión, pues el cristianismo es una
persona, Jesucristo. No creo en la religión cristiana, sino en Dios
que ha venido a vivir nuestra vida humana, en la persona de
Jesucristo y nos ha revelado que él es Dios.
La fe es un Dios de Dios que me permite afirmar que Dios nos
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ama a todos. Por eso, él, el todopoderoso, se ha hecho servidor
de todos.
" Si alguno quiere ser el primero, que sea el servidor de todos, el
último de todos " (Marc 9,35) Jesús no ha venido a fundar una
religión más, sino a liberar a los hombres y mujeres de toda
religión.
¿QUÉ ES UNA RELIGIÓN?
Es el esfuerzo del hombre por unir un poder que le sobrepasa
como el sol, la luna, todos los astros, el agua, el trueno, el
fuego... Además el hombre se ha creado divinidades, llamados
dioses o diosas. Mediante cantos, danzas, ofrendas, sacrificios
incluso humanos, espera recibir favores de sus dioses, que son
obra de sus manos, de su pensamiento.
EL CRISTIANISMO, es lo inverso: es el mismo Dios que viene a
vivir en medio de los hombres para enseñarles que Dios es sólo
AMOR, TERNURA, MISERICORDIA, PERDÓN, COMPASIÓN.
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(Ver la parábola del niño perdido y encontrado: Luc 15,11 al final)
He ahí por qué, Dios en Jesús y por Jesús da un mandamiento
nuevo:
" Amaos los unos a los otros como yo os he amado"
IL nos dice que no hay prueba mayor de amor que la de “" Dar la
vida por sus amigos " (Jn 15,13) Por eso, nos enseña el único
signo por el cual todos los hombres reconoceremos por sus
discípulos: si aman.
" Todos os reconocerán por mis discípulos, si tenéis amor los
unos con los otros" (Jn 13,35).
Todo cristiano debe saber que este amor con el que Dios Padre
e Hijo nos aman es su amor mutuo: el espíritu Santo. Ahora bien,
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la fe cristiana no es el resultado de investigaciones filosóficas, ni
teológicas, sino don del Espíritu Santo. Por eso, muchos grandes
testigos de Jesucristo han sido gente sin cultura, ni instrucción,
comenzando por los apóstoles, los discípulos. (Hechos de los
Apóstoles 4, 13)
La verdadera fe cristiana es CARISMÁTICA. A través de los
siglos de la historia de la Iglesia, algunos sabios han intentado
explicar que la fe era fruto de la razón. En efecto, explicar que el
fruto de la creación, es según la razón, fruto de un Dios Creador
de todo, parece resolver todos los problemas o cuestiones, que
se plantean a los humanos. Ahora bien, Jesús no ha venido a la
tierra para explicar el funcionamiento del universo, sino para
revelar a las mujeres, a los hombres, a los jóvenes, a los
adolescentes, como a los niños, que Dios es un ABBA: mi papa
querido, que se ocupa por amor de sus hijos. Pero Dios quiere
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que la grandeza de las personas, sea la libertad. Viene a hablar
a los hombres, a las mujeres, a los jóvenes y los niños para
decirles: :
" Sólo hay lugar en el Reino de los cielos pequeños y los que se
les parecen. " (Mateo 19,14 ; Marcos 10,13 ; y 13,16 ; Luc 18,15-
17).
¡ATENCIÓN! Pare realizar eso en su vida cuando se tienen
30,50, 80, años, hay que estar poseído por el Espíritu Santo, por
tanto por el Amor mismo de Papá el Buen Dios y de su Hijo
Jesucristo. Dejamos entonces que el Espíritu Santo actúe en
nosotros mediante sus dones y sus carismas y nos
sorprenderemos al constatar que el Espíritu Santo va a
manifestar su Presencia en nosotros por un lenguaje nuevo:
hablarlo en lenguas o cantarlo en lenguas nuevas, por la
interpretación de estas palabras que nadie comprende, lo que
exige un profeta en la asamblea, por el anuncio de curaciones
interiores: conversiones, curaciones físicas, milagro, por el
discernimiento.
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Una asamblea convertida en acogida por el Espíritu Santo, goza
alabando y bendiciendo al Señor. Así la paz y la alegría, frutos
del Espíritu Santo, resplandecen en todos los rostros.
La fe carismática, que dio a los apóstoles la audacia de proclamar la Buena Nueva
a todas la naciones, a tiempo y a destiempo, agrade o no agrade, debe hoy,
todavía, animar a todos los miembros del Cuerpo de Cristo. Esto no se hace sin
combate interior, pues todos estamos tentados en quedarnos tranquilos en nuestro
rincón. El miedo del “qué dirán” paraliza inmensas multitudes de bautizados.
Rechazamos vivir el Evangelio de esta manera y, al contrario, debemos ser
testigos en donde vivamos, trabajemos y descansemos.
Tenemos miedo de ser lo que somos: Templo del Dios Vivo,
tabernáculo de Jesús Resucitado, en el que Dios Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo actúan. Ahora bien, allí en donde trabaja Dios,
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el Espíritu Santo actúa: eso se ve, se entiende. Si todos los
cristianos vivieran bajo la acción del Espíritu Santo, nuestro
mundo se transformaría. La paz se realizaría en las familias, los
pueblos, las ciudades y entre las clases sociales.
En efecto, no es posible ser fiel al Espíritu Santo y ser
instrumento de división. Ser fiel al Espíritu Santo no es sólo creer
en la Palabra de Dios, sino que es vivir en donde estemos y con
las personas que nos rodean.
Por desgracia, las religiones siempre han sido ocasiones de
divisiones, de guerra, masacres incluso en las religiones
paganas. La religión cristiana ha sido también fuente de división,
de odio, violencia, menosprecio y guerra fraticida. Todo eso, sin
duda, por la ignorancia de la Buena Nueva que es el Evangelio.
¿Cómo podemos llamarnos cristianos y hacernos la guerra? La
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historia nos recuerda que muchos señores, príncipes, reyes,
emperadores cristianos se han hecho la guerra durante siglos
llamados de ”cristiandad". Ahora bien, toda guerra es contraria a
la enseñanza de Jesús que nos dice:
" Si tu hermano tiene algo contra ti, ve antes a reconciliarte con
él (Mt 5,24).
" Todo lo que hagáis a uno de mis pequeños, me lo hacéis a mí "
(Ver juicio final en Mateo 25,31...).
" Todo lo que queréis que los demás hagan por ti, hazlo tú por
ellos" (Mateo 7,12).
Por desgracia, aunque seamos cristianos, contamos con
nuestras debilidades, nuestros caracteres, nuestras violencias,
nuestro orgullo… Sólo el Espíritu Santo puede transformarnos
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restituyendo nuestro lugar. El nos dará la fuerzas, la humildad y
la sencillez para realizar en nuestras vidas, su mandamiento de
amor fraterno y perdón. Ahora bien, la Iglesia católica y toda la
Iglesia al reclamar la voluntad de Jesús, no han sabido realizar
eso en su vida: signo de su infidelidad a la Palabra misma de
Jesús del que proclaman los textos y no los viven. Es la prueba
que ninguno, en esta tierra, puede decir : " Yo soy la Verdad, por
tanto infalible. " Las Iglesias tienen la tendencia a querer
imponerse: prueba de su infidelidad al Evangelio:
Jesús no se impone.
" Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes y dáselo a los
pobres, después ven y sígueme" (Mateo 19,21).
Por eso Jesús nos dice:
" Si permanecéis en mi Palabra, sois realmente mis discípulos y
conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres " (Jn 8,31-32)
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Los apóstoles sólo se libraron de su miedo y de las tradiciones
judías el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo los
impregnó de su Fuego de Amor. (Ver Hechos de los Apóstoles 2
y 4,31).En adelante, vencerán el miedo y nada les impedirá
proclamar la Palabra de Dios con una fidelidad total al Espíritu y
eso a pesar de las amenazas, las palizas y la muerte. Están "
cristificados” y el Espíritu Santo actúa en ellos como Jesús.
Están animados por UNA FE CARISMÁTICA.
Hoy todo cristiano tiene la misma misión: " Proclamar y vivir la
Palabra de Dios, guste o no guste " (Gálatas 1,10 ; 1Timoteo 2,4)
y permitir al Espíritu Santo que actúe en él/ a. Así toda
proclamación de la Palabra de Dios, estará acompañada de
signos prometidos por Jesús en Marcos (16,17 al final).
"En cuanto a ellos, se fueron a predicar en todo lugar, y el Señor
actuaba con ellos confirmando la Palabra mediante signos que
los acompañaban." (Marc 16,20).
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Así lo maravilloso debe acompañar toda verdadera predicación
de la Palabra de Dios, agrade o no agrade a algunos
racionalistas. Todo cristiano verdadero, animado por el Poder del
Espíritu Santo, está llamado a vivir la Palabra de Dios en su
totalidad. Entonces los dones y carismas del Espíritu se
desarrollan en él o en ella. Conocerá la alegría de vivir la Palabra
de Dios y ver las obras del Espíritu que se realizan en él o ella.
Los dones y carismas del Espíritu del Espíritu Santo no le darán
miedo. (De Fray Angelico. Pentecostés)
Al contrario, habrá en él o en ella la fuente de paz, alegría,
apertura a los demás y a la escucha.¿ Verá las obras del Espíritu
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Santo cumplidas en él y en ella? Será un verdadero
evangelizador por su vida interior, su actos, sus palabras. Y
exultará de alegría bajo la unción del Espíritu y dará gloria y
alabanza a Dios, Padre e Hijo, por las maravillas llevadas a cabo
por el Espíritu Santo. Llegará a ser otro Cristo. Podrá decir como
san Pablo:
" No soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí " (Gálatass
2,20).
"mi vida, es Cristo " (Filipenses 1,21).
ORACIÓN DE JUAN PABLO II:
"El Espíritu es el único que puede ayudar a las personas y a las comunidades a
liberarse de los viejos
y
nuevos determinismos, guiándolos con la ley del espíritu que da la vida en Cristo
Jesús".