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Page 1: 88 utopía. abril 2014

Efrén Martín, gerente de FV y profesor de Deusto Business School

UUttooppííaa

Nº 88 Abril 2014 http://confidenciasdeungerente.blogspot.com www.fvmartin.net

“En la tierra de Jauja azotan a los hombres si trabajan. Hay un río de miel y junto a él otro de leche. Entre río y río, hay una fuente de mantequillas encadenada de requesones… Hay unos árboles que los troncos son de tocino. Las hojas son hojuelas y el fruto de estos árboles son buñuelos… Las calles están empedradas con yemas de huevos y, entre yema y yema, un pastel con lonchas de tocino… En la tierra de Jauja, hay unos asadores de trescientos pasos de largo, con muchas gallinas, capones, perdices, francolines... Y muchas cajas de confitura, mucho calabazate, muchos mazapanes y muchos confites”.

“La tierra de Jauja”. Lope de Rueda

En su libro “El mito de la motivación”, Reinhard K. Sprenger afirma tajante: “Todo motivar es desmotivar”. Igualmente, Paul

Watzlawick nos advertía que gritarle a alguien “¡anímate!”, logra justo lo contrario.

Casi todos llegamos a un lugar, a un puesto

de trabajo, ilusionados y con enormes ganas de trabajar. Pero muchos directivos desconfían de sus colaboradores y sospechan que están ahorrando esfuerzos; por lo que deciden introducir una multitud de incentivos que, en la práctica, terminan causando trato injusto, fingimiento, desilusión y rencor.

Apuestan por la motivación extrínseca para controlarla mejor; invirtiendo el sabio consejo de Stephen R. Covey: “Las cosas se controlan, las personas se lideran”.

¿Acaso compensa el dinero un trabajo ingrato?, ¿lo hace más agradable? Sin asfixia económica, ¿preferiríamos más nómina por un trabajo menos interesante, o un contenido más estimulante con menos sueldo? Estar en el lugar equivocado tiene mal remedio.

Peter F. Drucker propuso trabajar por resultados. Pero incluso esto puede pervertirse, encendiendo y apagando la atracción por el logro, al recordarnos continuamente “¡que no llegamos!”.

Ofuscados en el desvío, nunca estaremos satisfechos, estemos dónde estemos.

Nuestra motivación reside más en el tiempo

que en el espacio. Se basa -mucho- en ilusionarnos con el futuro. Obtenemos energía de la esperanza, de la fe en un futuro pleno de satisfacciones y bienestar. Por supuesto, también desfonda imaginar un mañana peor.

Avanzamos por caminos hechos de tiempo, que pensamiento y lenguaje transforman en espacio: el pasado queda “atrás” y el futuro es “porvenir”. El calendario es un mapa temporal y las preguntas: “¿De dónde venimos?, ¿a dónde vamos?” no son toponímicas.

Podemos ir más allá de rebasar el palo o esperar la zanahoria, activando la pasión;

implicándonos en proyectos que:

Concedan LIBERTAD en el qué hacer o al menos en cómo, dónde, cuándo y con quién.

Permitan aplicar nuestras COMPETENCIAS, para adquirir maestría y disfrutar de actividades y retos.

Tengan un SENTIDO para nosotros, propósito, un por qué; además de finalidad y servicio, un para qué y para quién.

Nada hay más motivador que hacer el trabajo a nuestra medida, creativa y continuamente.

La vida es un viaje emocionante en el tiempo. No hay lugares donde llegar sino instantes a saborear.

Jauja no existe, pero Utopía… ¡sí!