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THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez
25 de marzo de 2014
Desde Thomson Reuters he-
mos querido aportar con estas
páginas una visión más de la
vida del expresidente, centrada
en su papel de legislador en
particular y de hombre de De-
recho (en la doble acepción del
término) en general. Queremos
agradecer la colaboración que a
tal fin nos han prestado nume-
rosos profesionales jurídicos de
reconocido prestigio, entre los
que se encuentran represen-
tantes de algunos de los princi-
pales despachos de España
como Garrigues; Cuatrecasas,
Gonçalves Pereira; Pérez-
Llorca; Gómez-Acebo & Pombo;
Écija Abogados o Aguilar &
Astorga.
Prueba de la importancia de
la figura de Adolfo Suárez son
algunos de los reconocimientos
que está recibiendo. Entre
otros, cabe destacar tres. Por
un lado, el Rey le impuso este
lunes a título póstumo el collar
de la Real y Distinguida Orden
España de Carlos III como
muestra de su "real aprecio",
según se recoge en el decreto
publicado en el Boletín Oficial
del Estado (BOE). Dicho galar-
dón, establecido por el Rey
Carlos III en 1771, es la pri-
mera y más alta condecora-
ción civil que se otorga en
España. Su grado más alto, el
Collar, está reservado a los
miembros de la Familia Real
Española, los Jefes de Estado
y de Gobierno y los ciudada-
nos que hayan tenido durante
al menos tres años la Gran
Cruz, el segundo grado de la
condecoración. Por otro, las
Cortes Generales abrieron las
puertas del Congreso para
acoger la capilla ardiente con
los restos mortales del ex
presidente del Gobierno (el
próximo 31 de marzo se cele-
brará el funeral de Estado en
su memoria). Por último, El
Ministerio de Fomento, a pro-
puesta del presidente del Go-
bierno, Mariano Rajoy, ha
aprobado una orden ministe-
rial por la que se modifica la
denominación oficial del aero-
puerto de Madrid-Barajas, que
pasará a denominarse en
adelante aeropuerto Adolfo
Suárez, Madrid-Barajas
Adolfo Suárez entra en
la Historia por Derecho
El expresidente del Gobierno Adolfo Suárez González falleció el
pasado sábado a los 81 años de edad, después de haber vivido
sus últimos años alejado de la vida pública debido a una de-
mencia senil. Será recordado como uno de los grandes artífi-
ces de la Transición española, pero también pasará a la Histo-
ria por ser el primer presidente elegido por los españoles des-
pués de 40 años de dictadura. El mundo del Derecho se ha
sumado al reconocimiento de su figura. Doctor en Derecho,
ejerció en sus años de juventud como abogado, profesión a la
que regresó en 1991 (en un discreto despacho profesional)
tras retirarse del primer plano de la política. Además, su ímpe-
tu reformista, que encuentra su paradigma en la Ley para la
Reforma Política, le confiere también un lugar de honor entre
los principales legisladores españoles de todos los tiempos.
Traslado de los restos del expresidente al Congreso de los Diputados. Fotografía. P. Moncloa
Consejo de Ministros extraordinario celebrado el lunes en las Cortes. Fotografía. P. Moncloa
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THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez
El mundo del Derecho elogia la figura del expresidente
"La eterna presencia del presidente
de la transición"
―Toda la Abogacía nos
sumamos al luto por la
pérdida de un hombre
de Estado, de diálogo y
de consenso, del acuer-
do y de la concordia
entre todos los españo-
les, principales virtudes
de Adolfo Suárez, primer
presidente de la demo-
cracia española y perso-
na que pilotó con diplo-
macia y determinación el
viaje de la dictadura a
un Estado democrático.
El mejor homenaje que
todos podemos hacer a
Adolfo Suárez es que
seamos capaces entre todos de alcanzar pactos para fortalecer el Estado de
Derecho, imprescindible para que la Justicia sea una realidad.
Recuerdo que al año siguiente de acceder a la presidencia del Consejo
General de la Abogacía Española, tuve el honor de hacer entrega al expre-
sidente Suárez de la Gran Cruz al Mérito en el Ejercicio de la Abogacía -
concedida junto a Joaquín Ruiz-Giménez y a Juan Caldés, quien fue tesore-
ro de la Abogacía- en los actos de celebración de la Conferencia Anual de la
Abogacía de 2002. Me vienen a la memoria las palabras de Adolfo Suárez
durante este evento, que tienen plena vigencia en la actualidad: ―Se ha
dicho que quien ignora la historia está condenado a repetirla, pero no olvi-
demos que el conocimiento de los errores pasados no inmuniza contra su
repetición‖.
Considero un gran honor contar con la colaboración de su hijo Adolfo
Suárez Illana como miembro destacado de la Comisión de Relaciones Inter-
nacionales de la Abogacía‖.
El comentario de Carlos Carnicer,
presidente del CGAE
El expresidente recibió en 2002 la Gran Cruz al Mérito de la Abo-
gacía. Fotografía. CGAE
El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha destacado que el expresi-
dente del Gobierno Adolfo Suárez, fallecido este domingo a los 81 años,
fue un defensor del consenso y del diálogo que supo llevar al país a la
democracia constitucional que hoy se disfruta.
El CGPJ ha lamentado profundamente la muerte en la clínica Cemtro de
Madrid de "don Alfonso Suárez, una de las figuras claves de la más recien-
te historia de nuestro país".
El Poder Judicial, concluye el comunicado, ha trasladado sus más since-
ras condolencias a la familia Suárez Illana por la muerte "del hombre que
tripuló con éxito la Transición en España".
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallar-
dón, destacó el domingo el "enorme méri-
to" del expresidente Adolfo Suárez y su
entrega en la construcción del régimen de
"libertades y prosperidades" vigente hoy
en España, al tiempo que ha lamentado
que el reconocimiento a su labor llegara
tarde.
En declaraciones a la Cadena Ser, recogi-
das por Europa Press, Gallardón hizo men-
ción a un viaje que realizó con el expresi-
dente a Estados Unidos en 1988, del cual
recuerda "el dolor que él tenía porque en
aquella época no se había producido de
ninguna de las maneras el reconocimiento
que años después toda la
opinión pública hizo sobre
su obra y que hoy es indu-
dable".
"Si repasamos ahora las
noticias quedaríamos sor-
prendidos de las cosas que
decía el PSOE de Suárez
cuando era presidente y de
las cosas que decíamos
nosotros. Me atrevería a
decir que estaríamos aver-
gonzados de que no éramos
capaces de darnos cuenta
de la enorme trascendencia e importancia
que tenía para España la labor que hizo",
ha apostillado.
Asimismo, destacó de Suárez su labor y
la de su generación durante la Transición.
"La generación siguiente a la mía piensa
que la democracia es algo inevitable. El
enorme mérito de Suárez y de todos los
que hicieron la Transición era que ellos
sabían que existía un riesgo de perder el
régimen de libertades y por eso se entre-
garon con esa generosidad formidable para
consolidarlo", aseguró.
"A lo que hizo esa generación le debe-
mos el régimen de libertades y prosperida-
des que hoy tienen España", ha agregado,
al tiempo que ha puesto en valor que este
lunes los españoles tendrán la oportunidad
de "honrar" a Suárez en el Congreso.
Gallardón destaca el
"enorme mérito" de
Suárez y su entrega
en la construcción
del régimen de liber-
tades actual
CGPJ: un defensor del consenso y del diálogo
que supo llevar al país a la democracia
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THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez
La Ley para la Reforma Política (Ley
1/1977, de 4 de enero, para la Reforma
Política), cuyo texto en lo esencial le fue
entregado a Adolfo Suárez por Torcuato
Fernández Miranda, fue aprobada el 18 de
noviembre de 1976 por las Cortes y poste-
riormente sometida a referéndum, casi un
mes más tarde, el 15 de diciembre. En
aquel referéndum participó un 77 por cien-
to del censo electoral, y obtuvo un resulta-
do a favor de la Ley del 80 por cien de los
votos. No fue hasta el año siguiente, en
preparación de la Constitución, cuando se
publicaría el Real Decreto 2120/1978 de
25 de agosto, por el que se establecen
normas para la celebración de consulta
directa a la nación por medio de referén-
dum.
Su Disposición Transitoria tercera esta-
blece que desde la constitución de las nue-
vas Cortes y hasta que cada Cámara esta-
blezca su propio Reglamento, se regirán
por el de las actuales Cortes en lo que no
esté en contradicción con la presente Ley,
sin perjuicio de la facultad de acordar, de
un modo inmediato, las modificaciones
parciales que resulten necesarias o se
estimen convenientes.
Esta Ley se incluía en las Leyes Funda-
mentales del régimen de Franco,
Adolfo Suárez, "de ley a ley a través de ley"
La muerte de Adolfo Suárez, presidente del Gobierno de España entre 1976 y 1981, nos
ha facilitado a todos echar la vista atrás a los inicios de la democracia española actual,
con multitud de fotos en blanco y negro y estéticas que nos hacen sonreír. Se habla de
Suárez como el estratega político, persona con coraje, artífice de la democracia, inteli-
gente, y desde algunas voces críticas como el hombre que cambiaba rápidamente de cha-
queta o el ramplón estudiante; pero también fue un legislador que supo imponer un eficaz
ritmo legislativo en una España que se fiaba de lo que iban haciendo sus políticos.
Intercambio de información y de sentencias, que serán
tenidas en cuenta en procesos posteriores en otros Estados
(uniéndose al Fuero del Trabajo, la Ley
Constitutiva de las Cortes, el Fuero de los
Españoles, la Ley del Referéndum Nacio-
nal, la Ley de Sucesión en la Jefatura del
Estado, la Ley de Principios del Movimien-
to Nacional, la Ley Orgánica del Estado y
la Ley para la Reforma Política), para
cumplir el objetivo establecido por Fer-
nández Miranda, en aquel momento Pre-
sidente de las Cortes y del Consejo del
Reino de que el régimen de Franco se
desactivase ―de ley a ley a través de ley‖,
sin crear ningún hueco que pudiese per-
judicar el equilibrio social y jurídico.
Posteriormente, los partidos políticos
fueron legalizados a través del Decreto-
ley de 8 de febrero de 1977 sobre el de-
recho de asociación política que, supri-
miendo el control preventivo de la Admi-
nistración que establecía la precedente
Ley 23/1976, de Asociaciones Políticas,
facilitó un aluvión de solicitudes de regis-
tro de formaciones políticas que llegaban
al Registro de Asociaciones Políticas. El
11 de febrero de 1977 el Partido Comu-
nista Español, PCE, presenta la documen-
tación para ser inscrito legalmente como
partido político.
El 23 de marzo de 1977 se publica en el
BOE el Real Decreto-ley 20/1977, de 18
de marzo, sobre Normas Electorales.
El 1 de abril de 1977 se publica el Real
Decreto-ley 23/1977, de 1 de abril, sobre
reestructuración de los órganos depen-
dientes del Consejo Nacional y nuevo régi-
men jurídico de las Asociaciones, funciona-
rios y patrimonio del Movimiento. Este
Real Decreto-ley permitió al Gobierno de
Suárez suprimir los organismos del Movi-
miento que tuvieran atribuidas funciones o
actividades de carácter político garantizan-
do dentro del marco de la Administración
pública el ejercicio de las acciones sociales
desarrolladas por determinados órganos y
asegurando los derechos legalmente ad-
quiridos por los funcionarios.
Los ‘Pactos de la Moncloa’
Los llamados Pactos de la Moncloa ponen
la base para la economía que se debía
desarrollar. Formalmente fueron dos, el
Acuerdo sobre el programa de saneamien-
to y reforma de la economía y el Acuerdo
sobre el programa de actuación jurídica y
política firmados en el Palacio de la Mon-
cloa el 25 de octubre de 1977. El Congreso
de los Diputados primero, y posteriormen-
te el Senado, se comprometieron a desa-
rrollar normativamente lo establecido.
Arquitecto de la de-
mocracia...
… Adolfo Suárez consiguió
cambiar el rumbo de España,
fue el principal arquitecto de
la democracia española y
empujó el carro con todos los
españoles hacia un nuevo
camino. El expresidente esta-
ba muy ligado a la figura del
Rey, ambos superaron la si-
tuación crítica que atravesaba
España y construyeron un
nuevo camino. Suárez siem-
pre será recordado como el
defensor de la democracia,
representante del patriotismo
y el coraje. Su valentía pasará
la historia, especialmente por
su actitud impecable y admi-
rable en el Golpe de Estado
fallido 23-F.
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En lo político se llevó a cabo un acuerdo
que prácticamente eliminaba las restriccio-
nes de la libertad de prensa, descartando
la censura previa y entregando a los jue-
ces estas funciones. También se cambió la
normativa acerca de los secretos oficiales,
permitiendo a la oposición acceder a los
datos necesarios para el cumplimiento de
sus funciones parlamentarias.
Además, se dio paso a los derechos de
asociación política, reunión y libertad de
expresión. En lo económico, que es el as-
pecto que frecuentemente se comenta, se
llevaron a cabo una serie de propuestas
laborales y estrictamente económicas que
fundaron el paso a la economía de demo-
cracia y que las Cortes Generales fueron
aprobando siguiendo el trámite legislativo
que cada una requería.
Comunidades Autónomas y
Constitución
El Gobierno de Adolfo Suárez comienza
1978 estructurando normativamente lo
que serán las Comunidades Autónomas y a
la vez dando forma normativa al sistema
para que pudiese aprobarse una constitu-
ción. Concretamente el 1 de julio de 1978
se publicó en el Boletín Oficial de las Cor-
tes Generales el Dictamen de la Comisión
de Asuntos Constitucionales y Libertades
Públicas sobre el proyecto de Constitución.
El 24 de julio, el Boletín de las Cortes pu-
blica el ―Texto del proyecto de Constitu-
ción aprobado por el Pleno del Congreso
de los Diputados‖.
El referéndum constitucional sobre el
texto aprobado por las Cortes Generales,
que se celebrará el 6 de diciembre de ese
mismo año apoyado en el Real Decreto
2120/1978 de 25 de agosto, por el que se
establecen normas para la celebración de
consulta directa a la nación por medio de
referéndum da paso a la aprobación de la
Constitución Española, da paso a la san-
ción de la Constitución por el Rey el 27 de
diciembre. El referéndum pasó con el
87,87 % a favor de los votos emitidos, y
una abstención del 32,8% del censo.
Entra en vigor el 29 de diciembre con su
publicación. Posteriormente Adolfo Suárez,
anuncia la disolución de las Cortes y la
convocatoria de elecciones generales y
municipales.
La Ley de Partidos Políticos de 4 de di-
ciembre de 1978, por su parte, estableció
que los españoles pueden crear libremente
partidos políticos en el ejercicio de su de-
recho fundamental de asociación. Estos
partidos políticos adquirirán personalidad
jurídica el vigésimo primer día siguiente a
Intercambio de información y de sentencias, que serán
tenidas en cuenta en procesos posteriores en otros Estados
aquel en que los dirigentes o promotores
depositen, en el Registro que a estos
efectos existirá en el Ministerio del Inte-
rior, acta notarial suscrita por los mis-
mos, con expresa constancia de sus da-
tos personales de identificación y en la
que se inserten o incorporen los Estatu-
tos por los que habrá de regirse el parti-
do.
El año nuevo 1979 se inaugura con la
publicación en el BOE de la Ley 62/1978,
de 26 de diciembre, de Protección Juris-
diccional de los Derechos Fundamentales
de la Persona (BOE de 3 de enero).
Las elecciones generales se celebran el
1 de marzo y gana la UCD de Adolfo Suá-
rez sin mayoría absoluta. La Unión de
Centro Democrático (UCD) obtiene 167
escaños, seguida del PSOE con 121 esca-
ños, Partido Comunista de España con 23
escaños, Coalición Democrática con 9
escaños, Convergència i Unió con 8 esca-
ños, Partido Nacionalista Vasco con 7
escaños, Partido Socialista de Andalucía-
Partido Andaluz con 5 escaños, Herri
Batasuna con 3 escaños y Unión Nacio-
nal, Esquerra Republicana de Catalunya,
Euskadiko Ezkerra, Unión del Pueblo Ca-
nario, Partido Aragonés Regionalista y
Unión del Pueblo Navarro con un escaño.
Las municipales se celebran el 3 de
abril, donde quien más concejales obtiene
es la UCD, con 29.614 concejales.
En este año se pisa el acelerador de las
reformas y en el mes de junio el Consejo
de Ministros aprueba un calendario legis-
lativo para el desarrollo de la Constitu-
ción, que tiene 55 proyectos de Ley que
deberán entrada en el Congreso, entre
junio de 1979 y mayo de 1980.
En ese mismo junio, con textos ya pre-
parados antes, el Consejo de Ministros
acuerda remitir a las Cortes el proyecto de
Ley Orgánica de Libertad Religiosa (día 15,
que será aprobada y publicada al año si-
guiente como Ley Orgánica 7/1980, de 5
de julio, de libertad religiosa), el proyecto
de Ley Orgánica del Consejo del Poder
Judicial (día 22, que se publica en BOE ya
aprobada en enero de 1980), y se lleva a
cabo el debate en el Pleno del Congreso
acerca de la incorporación de España a las
Comunidades Europeas (día 27).
Estatuto de los Trabajadores
En octubre de 1979, España ratifica en
Estrasburgo la Convención Europea para la
Protección de los Derechos Humanos y las
Libertades Fundamentales.
Cumpliendo el ritmo de las reformas, el
20 de diciembre de 1979, el Congreso de
los Diputados aprueba el proyecto de Ley
del Estatuto de los Trabajadores. Había
sido aprobado por el Consejo de Ministros
el 1 de junio de 1979 y posteriormente se
presentó en el Congreso de los Diputados
el mismo mes, el día 22 de junio. Los sin-
dicatos UGT y CCOO habían mantenido
algunas reuniones para mantener una
postura unitaria para el proceso negocia-
dor del Proyecto de Ley del Estatuto de los
Trabajadores pero no fue posible.
Sucesivamente, en julio, la UGT y la
patronal CEOE llevaron a cabo una ronda
de encuentros con los grupos parlamenta-
rios para que los acuerdos extraparlamen-
tarios que se alcanzaran fueran defendi-
Adolfo Suárez, "de ley a ley a través de ley"
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dos por los partidos en el hemiciclo, cues-
tión que sí prosperó. Tras su aprobación
en el Congreso de los Diputados, la Ley
8/1980, de 10 de marzo, del Estatuto de
los Trabajadores se publicó en el BOE el
14 de marzo de 1980.
Otras leyes importantes
El año 1980 vio nacer otros textos impor-
tantes, como la Ley Orgánica 2/1980, de
18 de enero, sobre regulación de las dis-
tintas modalidades de referéndum y la Ley
Orgánica 3/1981, de 6 de abril, del Defen-
sor del Pueblo, que aunque salió adelante
en 1981, la proposición al Congreso de los
Diputados fue en 1980.
Ya con el Estado autonómico práctica-
mente estructurado, se publica en el BOE
la Ley Orgánica 8/1980, de 22 de septiem-
bre, de financiación de las Comunidades
Autónomas. Se establece que las Comuni-
dades Autónomas gozarán de autonomía
financiera para el desarrollo y ejecución de
las competencias que, de acuerdo con la
Constitución, les atribuyan las Leyes y sus
respectivos Estatutos, sin perjuicio de lo
establecido en los Tratados o Convenios
suscritos o que se suscriban en el futuro
por España (previendo cómo influenciaría
en la financiación de las Comunidades
Autónomas la entrada en lo que hoy la
Unión Europea.
Poco después se aprueba la Ley
51/1980, de 8 de octubre, Básica de Em-
pleo, que parte de la concepción de que la
política de empleo es el conjunto de deci-
siones que tienen como finalidad esencial
la consecución del equilibrio a corto, medio
y largo plazo, entre la oferta y la demanda
de trabajo, en sus aspectos cuantitativos y
cualitativos, así como la protección de las
situaciones de desempleo. Esta Ley, que
ha estado vigente hasta 2004, que ahora
sustituye la Ley 56/2003, de 16 de diciem-
bre, de Empleo, se caracterizaba por la
existencia de un único servicio público de
empleo, que actuaba formalmente en régi-
men de monopolio, centralizado en torno
al Instituto Nacional de Empleo y con com-
petencia en la totalidad del territorio esta-
tal. La implantación de las políticas activas
era muy moderada, mientras que la pro-
tección por desempleo era concebida ex-
clusivamente como prestación económica
en las situaciones de falta de trabajo.
Los últimos meses de 1980 miran al
Derecho Penal: el 21 de noviembre se
publica la Ley Orgánica 9/1980, de 6 de
noviembre, de reforma del Código de Jus-
ticia Militar y el 2 de diciembre la ya dero-
Adolfo Suárez, "de ley a ley a través de ley"
Intercambio de información y de sentencias, que serán
tenidas en cuenta en procesos posteriores en otros Estados
gada Ley Orgánica 11/1980, de 1 de
diciembre, sobre los supuestos previstos
en el artículo 55. 2 de la Constitución. A
los efectos previstos en el artículo 55.2
de la Constitución, se entenderá que las
personas cuyos derechos fundamentales
pueden ser suspendidos, en los supues-
tos y con el alcance que se determinan
en la Ley, son aquellas que, presunta-
mente integradas o relacionadas bien con
elementos terroristas, bien con bandas
armadas que incidan gravemente en la
seguridad ciudadana, planeen, organicen,
ejecuten, cooperen o inciten de modo
directo, a la realización de las acciones
que se especifican en el siguiente aparta-
do, así como a quienes, una vez proyecta-
das, intentadas o cometidas las mismas,
hicieren su apología pública o encubriesen
a los implicados en ellas.
Ley del divorcio
Con Adolfo Suárez también llegó el Divor-
cio: la Ley 30/1981, de 7 de julio, por la
que se modifica la regulación del matrimo-
nio en el Código Civil y se determina el
procedimiento a seguir en las causas de
nulidad, separación y divorcio entró en
vigor el 9 de agosto y en el mes de sep-
tiembre hubo una multitud de demandas
en los juzgados. Aunque ya gobernaba
Leopoldo Calvo Sotelo a partir del 26 de
febrero de ese año, tras haber presentado
Adolfo Suárez su dimisión al Rey el 29 de
enero, fue su ministro de Justicia, Francis-
co Fernández Ordóñez, quien preparó la
Ley con gran oposición de la Iglesia Católi-
ca.
Fue un legislador que supo
imponer un eficaz ritmo
legislativo en una España que
se fiaba de lo que iban
haciendo sus políticos
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THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez
Fue gobernador civil de Segovia,
director general de TVE en la
última etapa del régimen fran-
quista y ministro del gabinete de
Arias Navarro, pero, sin duda,
pasará a la historia por ser el
primer presidente elegido por los
españoles después de 40 años
de dictadura.
Nacido en 1932 en la localidad
de Cebreros (Ávila), Adolfo Suá-
rez se licenció en Derecho por la
Universidad de Salamanca. Des-
pués de desempeñar diferentes
cargos dentro de las estructuras
del régimen franquista --formó
parte de la Secretaría General
del Movimiento y jefe del Gabi-
nete técnico del Vicesecretario
General-- fue nombrado gober-
nador civil de Segovia en 1968.
Un año después, en 1969, fue
designado director general de
Radio Televisión Española, cargo
en el que permaneció hasta
1973.
En abril de 1975 fue nombrado
vicesecretario general del Movi-
miento y el 11 de diciembre de
1975 entró en el primer Go-
bierno de Arias Navarro, forma-
do tras la muerte de Franco,
como ministro secretario general
del Movimiento.
Sin embargo, el Gobierno del
último presidente de la dictadura
careció de los apoyos suficientes
y no supo acometer el proceso
de reformas que el país necesi-
taba y Arias Navarro presentó su
dimisión. Entonces, el Rey don
Juan Carlos le encargó formar
Gabinete.
Su nombramiento, el 3 de julio
de 1976, cuando era práctica-
mente un desconocido para la
mayoría de los españoles, gene-
ró dudas y muchas críticas. Para
los sectores conservadores, el
elegido era demasiado joven e
inexperto; para la oposición,
demasiado vinculado al anterior
régimen.
Aunque se vio obligado a
dimitir como presidente del
Gobierno acosado por las
críticas, Suárez siempre
será recordado como uno de
los grandes artífices de la
Transición española.
Legalización del PCE y Constitución
Previamente, el 9 de abril de 1977, Sábado Santo, se
produjo uno de los hitos de su carrera política. Legalizó
el Partido Comunista de España, con Santiago Carrillo
al frente. Una decisión que le granjeó las críticas del
Ejército y de los sectores más conservadores.
Tras las elecciones, los dos grandes desafíos de Suárez
se situaban entonces en redactar la Constitución y
enfrentarse al terrorismo de ETA y al peligro golpista.
Las Cortes resultado de las elecciones del 77 aprobaron
la Carta Magna, que el pueblo español refrendó el 6 de
diciembre de 1978.
El 3 de marzo de 1979, Adolfo Suárez ganaba por se-
gunda vez unas elecciones generales y comenzaba así
su tercer y último mandato como presidente del Gobierno, que estaría marcado por las críticas y por el
ascenso de la izquierda, que se hizo con los principales ayuntamientos del país tras los primeros comi-
cios municipales, en el mes de abril de ese año.
En el centro de los problemas políticos que tuvo que afrontar Suárez estuvieron las divergencias y
peleas cainitas en el seno de la UCD, una gran coalición de partidos políticos de muy variado signo, y la
presión del PSOE de Felipe González, que se iba erigiendo en la gran alternativa del Gobierno. La difícil
situación económica y la moción de censura que presentó el PSOE contra el presidente en la primavera
de 1980, que no prosperó, contribuyeron a su desgaste.
Finalmente, el 29 de enero de 1981 Adolfo Suárez presentó su dimisión, casi cinco años después de
ser nombrado presidente del Gobierno por el Rey, con el que, decían, había perdido sintonía. Ese mismo
año, el monarca le concedió el título de Duque de Suárez por su papel en la Transición.
Semanas después, cuando varios guardias civiles armados, bajo el mando del teniente coronel Anto-
nio Tejero pretendieron dar un golpe de Estado militar, mientras el Congreso se disponía a votar el
nombramiento de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno, Suárez fue el único que, junto
al entonces secretario general del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo, permaneció en su
escaño. Su imagen, primero enfrentándose a los golpistas y después sentado impertérrito mientras el
resto de diputados se echaban al suelo, será una de las que acompañen para siempre la memoria del ex
presidente.
Desmantelamiento del régimen
Sin embargo, Adolfo Suárez, con las armas del
diálogo y el consenso, supo reunir a un grupo
de políticos de su generación, desde antiguos
falangistas hasta socialdemócratas, y desman-
telar el régimen franquista.
Sus primeros 11 meses de gobierno estuvie-
ron marcados por la Ley para la Reforma Políti-
ca, que, al ser aprobada en noviembre de
1976, supuso el 'suicidio político' de las Cortes
franquistas. La respuesta posterior de los espa-
ñoles en referéndum popular fue contundente:
el 94,1% dijo sí.
Su decisión de nombrar al teniente Gutiérrez
Mellado vicepresidente del Gobierno fue tam-
bién clave para controlar a las altas esferas
militares y disipar el peligro golpista del Ejérci-
to. No obstante, el proceso de reformas también se veía amenazado por la violencia de los grupos te-
rroristas nacionalistas como ETA o de extrema izquierda como el GRAPO.
El año clave fue 1977, cuando Suárez fue elegido el 15 de junio por los ciudadanos como presidente
del Gobierno en las primeras elecciones generales que celebraba España desde 1936, al frente de la
Unión de Centro Democrático (UCD), que aglutinaba a los aperturistas del franquismo con algunos ele-
mentos democráticos de la antigua oposición democrática.
El hombre que condujo a España a la democracia
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THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez
Tragedias personales
Los últimos años de Adolfo Suárez se vieron marcados por las enfermedades de su mujer, Am-
paro Illana Elórtegui, y su hija mayor, Marian Suárez Illana, que fallecieron de cáncer, así como
por su dolencia personal.
En 2005, su hijo Adolfo hizo público en una entrevista para televisión española que el ex pre-
sidente padecía una demencia senil degenerativa desde hacía dos años, que le había borrado
todos sus recuerdos.
La última imagen pública de Adolfo Suárez quedará grabada también para la historia de Espa-
ña. Es la foto de la visita que el Rey le hizo en julio de 2008 para entregarle el collar de la Insig-
ne Orden del Toisón de Oro. En la instantánea se puede ver de espaldas al ex presidente junto
al monarca, que le pasa el brazo por el hombro, mientras pasean por los jardines del domicilio
familiar de Suárez.
El 10 de febrero de 2009, fue ingresado en una clínica de Madrid para ser tratado de una afec-
ción pulmonar, según informó entonces la familia en un comunicado y en 2010, el ex presidente
del Gobierno fue internado de nuevo debido a un catarro leve. En de 2012 fue hospitalizado por
una bajada de tensión, mientras que en diciembre del mismo año fue ingresado por una infec-
ción respiratoria y para realizarle un chequeo. El último ingreso fue pasado 17 de marzo.
El Suárez expresidente: la soledad del CDS
Tras abandonar el Gobierno, Suárez también dejó la UCD y
fundó el Centro Democrático y Social (CDS), que en las elec-
ciones de 1982, que ganó Felipe González, obtuvo sólo dos
diputados. La UCD sufrió también un batacazo, que le dejó
como cuarta fuerza política, hasta que finalmente desapareció
en 1983.Suárez participó en las elecciones de 1986 y 1989 con
el CDS, en las que revalidó su escaño como diputado por Ma-
drid. Pero, finalmente, tras un mal resultado en las municipa-
les y autonómicas de 1991, dimite como presidente del partido
y anuncia su abandono de la política. Años después, comenzó
a trabajar como asesor de empresas privadas y con asociacio-
nes humanitarias.
En 1996, recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concor-
dia, por su importante contribución a la Transición española.
Su trayectoria política le ha valido otras condecoraciones como
la Gran Cruz del Mérito Civil, la Gran Cruz de Isabel la Católi-
ca, la Gran Cruz de la Orden de la Libertad de Portugal o el
collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro.
El hombre que condujo a España a la democracia
88
THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez
Su formación jurídica estuvo
presente en su quehacer
público y quedó reflejada en
muchas de las decisiones
R esulta difícil decir algo nuevo
sobre la figura de Adolfo Suá-
rez. Es cierto, como se viene
diciendo, que su persona siempre será
recordada como el principal artífice de la
transición española, y es cierto también
que en su recuerdo resaltara su pacien-
cia; su valor y decisión, su honestidad y
su entrega a la conciliación y concordia
de los españoles. El gran mérito del
pueblo español fue el de asumir ese
ánimo que transmitía Adolfo Suarez y
hacerlo suyo. Hoy todos lo reconocen y
la historia así lo contará.
Una de las facetas más desconocidas
de Adolfo Suárez fue su condición de
jurista. Es cierto que a la actividad pro-
fesional del ejercicio del Derecho dedicó
poco tiempo, pero sin duda, su forma-
ción jurídica estuvo presente en su
quehacer público y quedó reflejada en
muchas de las decisiones que en aquella
transición hacia la democracia impulso
con decisión y voluntad de concordia.
Suárez sabía que el Derecho era el
soporte de la libertad y de la democra-
cia. Desde el Derecho asumió la respon-
sabilidad de desmontar las instituciones
del viejo sistema y desde el Derecho
quiso construir un nuevo Estado en el
pacto constitucional. Fue suya la deci-
sión de proclamar como constituyentes
las Cortes que emanaron de las prime-
ras elecciones democráticas, que des-
pués de la dictadura, se celebraron en
1977 y también fue suya la decisión de
disolverlas cuando fue refrendada la
Constitución de 1978 por el pueblo es-
pañol. La Ley de leyes resaltaba así
como la norma superior a la que se de-
bía sujetar el resto del ordenamiento
jurídico.
Cuando en 2003 celebrábamos 25
años de vigencia de la Constitución, en
Editorial Aranzadi pedimos a Adolfo
Suárez que prologará un libro que,
con participación de los siete ponente
constitucionales, íbamos a editar para
conmemorar esa efeméride. Adolfo
Suárez accedió con su conocida ama-
bilidad, pese a que ya empezaban a
manifestarse los primeros síntomas de
su enfermedad. Su respeto a la Ley y
su voluntad de consenso quedan refle-
jados en los párrafos de aquel prólogo
que siguen:
―Era necesario devolver al pueblo
español la soberanía nacional de la
que es el único titular legítimo e ins-
taurar el respeto y la realización de
los derechos humanos. Desde ello los
españoles debíamos transitar ―de la
Ley a la Ley‖ hasta lograr que el pue-
blo español expresara libremente su
voluntad para, desde ella, formar
nuestro primer Parlamento democráti-
co.‖
―De ahí que nuestra Constitución con-
tenga, por primera vez en nuestra His-
toria, una Disposición derogatoria que
afectaba a todas las Leyes Fundamenta-
les del Régimen Anterior, incluyendo la
Ley para la Reforma Política, es decir, el
camino ya recorrido que había posibili-
tado esa derogación. Como presidente
del Gobierno que había dirigido la Refor-
ma, convocado las primeras elecciones
generales libres, impulsado el consenso
que presidió la elaboración y aprobación
de los Pactos de la Moncloa y abierto el
camino para la redacción del texto cons-
titucional, me tocó firmar la remisión de
la Constitución al Boletín Oficial del Es-
tado. Con este mandato de inserción en
el BOE terminaba una ingente tarea y
empezaba otra no menos importante: el
desarrollo y la aplicación de la Carta
Magna‖.
Y por último, la valiente y decidida
intervención cuando el 10 de septiem-
bre de 1976 presentó a los altos man-
dos militares de los tres ejércitos la Ley
para la Reforma Política:
―La Democracia deber ser obra de
todos los ciudadanos y no obsequio,
concesión o imposición, cualquiera que
sea el origen de ésta‖. Era una referen-
cia implícita pero clara en relación con
la Constitución que debía elaborarse por
las nuevas Cortes, surgidas del sufragio
universal‖.
Hoy nos duele su ausencia. Hoy nos
duele su ausencia, pero su ausencia no
es olvido. Suarez pertenece ya a la his-
toria y pervivirá en nuestra memoria.
Sería deseable que su recuerdo sirviera
de acicate para resolver alguno de los
muchos problemas que aquejan a los
españoles. Eso sería el mejor homenaje.
Hoy nos duele su ausencia
Javier Moscoso Del Prado y Muñoz,
presidente del Consejo de Redacción de Thomson Reuters Aranzadi
El gran mérito del pueblo
español fue el de asumir ese
ánimo que transmitía Adolfo
Suárez y hacerlo suyo
99
THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez
C onocí a Adolfo Suárez el día 7 de
julio de 1976. Me llamó para que
fuera a su casa a las cinco de la
tarde, utilizando los servicios de un amigo
común; al día siguiente, 8 de julio, juré
como Ministro de Educación y Ciencia en
aquel su primer Gobierno que, en muy
poco tiempo, aprobó la ley para la reforma
política. Traigo aquí este recuerdo porque
en aquel primer encuentro me expuso
prácticamente todo lo que se proponía
hacer para el cambio político. Hablamos
largo rato. Entonces pude percibir ya su
gran calidad humana y sus virtudes políti-
cas.
Ya entonces advertí su condición de
hombre de Estado y el sentido humano
de las cosas, algo que no se da en la
medida deseada en nuestra actual convi-
vencia política. La idea de Adolfo Suárez
que entonces me formé tuvo su respues-
ta adecuada en el tiempo de mi colabo-
ración con él como Ministro.
Para un estudioso del Derecho como
yo, siempre fue muy grato ver el respeto
del ordenamiento jurídico que siempre
presidió su actuación y el buen sentido
de la relación humana que siempre ador-
nó su conducta, ―¡qué acierto y qué gran
acierto!‖ la decisión del Rey al designarle
La historia no olvidará su nombre
Presidente del Gobierno en aquellos días
de ―¡qué error, qué inmenso error!‖ ensa-
yado por uno de los políticos de reconoci-
da cultura.
La historia no olvidará su nombre. Al
fin, la mayoría de nuestro pueblo comen-
ta con gratitud lo que significó la obra de
Adolfo Suárez. Se nos ha ido una de las
grandes figuras del siglo XX español y
quedará para siempre su corazón de ami-
go, su afecto esencial y su buen hacer. Y
que Dios te premie, Adolfo, todo lo que
has hecho por esta España nuestra a la
que tanto amaste.
Adolfo Suárez, abogado Antonio Garrigues Walker, Presidente de Garrigues
Aurelio Menéndez, Catedrático de Dº Mercantil y Presidente de Honor de Uría Menéndez
D espués de dejar la política en
1991, Adolfo Suárez abrió un
despacho de abogados en Antonio
Maura 4. Nosotros estábamos en el 16 de
la misma calle y esa cercanía me permitió
coincidir con él con alguna regularidad. En
esos encuentros hablamos de temas muy
diversos incluyendo el de los problemas
de una firma de abogados. Me sorprendió
su curiosidad en conocer algunos detalles
y su reacción de sorpresa cuando yo le
explicaba por ejemplo que en las firmas
grandes los hijos de los socios no podían
aspirar a entrar porque se plantearían
cuestiones muy sensibles.
Yo no aspiro, me dijo, a competir con
vosotros ni con nadie, pero soy abogado y
quiero ejercer la profesión. ―Serás –le
respondí- un terrible competidor y crece-
rás como la espuma‖.
Pero él nunca dejó de ser un político.
Era lo único que le interesaba. Lo único
que le merecía la pena. Se le notaba la
tristeza de quedar al margen. La amar-
gura del trato que había recibido. Su
cansancio vital.
Durante su Presidencia (1976/1981) mi
relación y la relación del despacho fue
siempre correcta. Tuvimos frecuente-
mente contactos con él y su equipo sobre
todo en relación con inversiones extran-
jeras que en esa época fue muy impor-
tante como consecuencia entre otros
factores de la inversión de Ford en 1974.
Los pactos de la Moncloa de 1977 tam-
bién fueron muy decisivos en ese sentido
y recuerdo que le envié una carta felici-
tándole por ese éxito espectacular.
Para la abogacía y para el mundo jurí-
dico, Suárez merece un especial recono-
cimiento pura y simplemente porque
recuperó el Estado de Derecho a través
de la Constitución de 1978. Será cosa
buena reconocérselo de forma especial y
buscar la ocasión adecuada para mani-
festar nuestro respeto y nuestra gratitud.
―Cuando me dijo que
aspiraba a ejercer la
profesión, le respondí que
sería un terrible competidor
y que crecería como la
espuma‖
1010
THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez
Suárez es autor de la
vertebración de nuestro actual
sistema jurídico de derechos y
libertades
Adolfo Suárez, arquitecto de la democracia española
A dolfo Suárez, hombre de Estado y
de bien, brilla ya con luz propia en
la historia política y jurídica de
nuestro país como artífice de la Transi-
ción. Pieza angular de la reforma política
que permitió, sin ruptura, el tránsito de
la dictadura a la democracia es autor de la
vertebración de nuestro actual sistema
jurídico de derechos y libertades: el Esta-
do constitucional.
Adolfo Suarez político que conjugó, en
dosis extraordinarias, audacia, responsa-
bilidad, altura de miras y generosidad,
vislumbró la transición política desde el
primer momento con determinación, con
la adopción de decisiones difíciles y va-
lientes como la legalización de todas las
fuerzas políticas, base necesaria para la
construcción de nuestro actual sistema
democrático.
Nuestro actual Estado social y democrá-
tico de Derecho, tal y como lo conocemos,
con la supremacía de la Ley y el someti-
Emilio Cuatrecasas Figueras, Presidente de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira
miento de los Pode-
res Públicos a la
misma, la igualdad
de todos los ciuda-
danos, la tutela
efectiva de los Tri-
bunales de Justicia,
el principio de se-
guridad jurídica y el
régimen de liberta-
des que disfruta-
mos, podemos
considerarlo como un legado del Presi-
dente Suarez consagrado en la Constitu-
ción Española fruto de los principios de
diálogo y consenso de los que hizo gala,
durante toda su vida
En épocas recientes, donde se escu-
chan voces críticas a nuestro sistema
jurídico y, más concretamente, a nuestro
Texto Constitucional, se echa de menos
el talante abierto, respetuoso y abierto
con el que era capaz de poner de acuer-
do a personas de diferente filiación políti-
ca para conseguir el consenso necesario
sobre el que sustentar la convivencia. De
Adolfo Suárez hemos recibido el legado
de la libertad, de la tolerancia, la hones-
tidad y del dialogo, valores que en la
actual coyuntura de crisis económica y
política y a pesar de las muchas dificulta-
des, debemos reivindicar para hacer
realidad el espíritu de consenso que pre-
sidio la transición democrática y que
tantos frutos dio a España.
1111
THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez
Una labor ingente en el campo jurídico
L a labor de Adolfo Suárez en el cam-
po jurídico se puede calificar de
ingente. De entre todas las decisio-
nes importantes que se aprobaron duran-
te su mandato presidencial, creo que son
tres las que se merecen una especial
mención y reconocimiento.
La primera de ellas, que puso la base
para las siguientes, fue la Ley para la
Reforma Política. Aprobada por las Cortes
en noviembre de 1976, solo cinco meses
después de que Adolfo Suárez fuera nom-
brado Presidente, y aprobada por referén-
dum en diciembre de ese mismo año, esta
Ley provocó un primer cambio político y
en el orden normativo absolutamente
fundamental. En esta Ley se recoge, por
ejemplo, la composición de las Cortes en
dos cámaras: el Congreso y el Senado;
que los Diputados del Congreso serán
elegidos por sufragio universal, directo y
secreto de los españoles mayores de edad
o que la potestad de elaborar y aprobar
las leyes reside en las Cortes, ya que la
función del Rey es sancionarlas y promul-
garlas. Esta norma, por sí sola, ya fue una
gran aportación, pero se completó, dos
años más tarde, con la promulgación de la
actual Constitución española.
El mayor logro, el mayor avance legisla-
tivo de Suárez, fue la promulgación de la
Carta Magna. Fue una Constitución que,
además de ser redactada por represen-
tantes de todos los colores del arco parla-
mentario, supuso una revolución en el
orden jurídico español, incluida su aplica-
ción directa por primera vez en nuestra
José Pedro Pérez-Llorca Socio Fundador de Pérez-Llorca; exministro con
Adolfo Suárez y uno los siete padres de la Constitución Española
sión, el Proyecto de Ley del Gobierno y la
Administración Central del Estado, el Pro-
yecto de Ley que regula las distintas moda-
lidades del referéndum y la Ley Orgánica
de la Administración del Estado y la Fun-
ción Pública.
Durante 1980 fueron otros tantos los
proyectos llevados al Congreso como, por
ejemplo, el Proyecto de Ley que regula la
objeción de conciencia al servicio militar y
la prestación social sustitutoria, el Proyecto
de Ley Orgánica de
Reforma del Código
Civil en materia de
matrimonio, que in-
cluía la regulación del
divorcio y se aprobaron
otras como le Ley Bási-
ca de Empleo, la Ley
Orgánica de Financia-
ción de las Comunida-
des Autónomas o la
Ley Orgánica de refor-
ma del Código de Jus-
ticia Militar, entre otras.
Suárez tuvo la capacidad de cambiar el
ordenamiento jurídico de entonces y de
hacerlo, por lo general, con consenso entre
los grupos parlamentarios, porque nunca
dispuso de mayoría. Por ello, es justo vol-
ver a calificar de ingente la obra de Adolfo
Suárez no solo en el cambio político sino en
la transformación del conjunto del ordena-
miento jurídico adaptado a la Constitución
democrática, a la nueva sociedad española
y a los más altos requerimientos de un
Estado de Derecho avanzado.
historia constitucional. Al igual que la Ley
para la Reforma Política, la Constitución
del 78 también fue refrendada por el
conjunto del electorado.
Un año más tarde, al constituirse el
primer gobierno constitucional en el que
desempeñé el cargo de Ministro de la
Presidencia, Suárez me encargó la prepa-
ración del Programa de Desarrollo Legis-
lativo de la Constitución. Tercera impor-
tantísima decisión de Suárez. Este pro-
grama legislativo
fue el primero en
desarrollarse bajo el
amparo de la norma
máxima, para lo
cual se creó una
Secretaría de Esta-
do ad hoc. Así, des-
de abril de 1979,
mes en el que se
llevó al Congreso
este Programa,
hasta final de año,
entraron en la Cámara baja 17 proyectos
de leyes orgánicas. La primera de las
normas llevadas al Congreso fue la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional, a la
que siguieron el Proyecto de Ley del Es-
tatuto de los Trabajadores, la Ley Orgá-
nica de Libertad Religiosa, la Ley Orgáni-
ca del Consejo General del Poder Judicial,
el Proyecto de Ley que regula las Bases
de la Defensa Nacional y la Organización
Militar, el Proyecto de Ley de Seguridad
Ciudadana, la Ley Orgánica del Código
Penal, el Estatuto de la Radio y la Televi-
Hijo de un procurador
De orígenes humildes, Adolfo Suárez era
hijo de un procurador de tribunales de
tendencia republicana y de un ama de
casa; se esforzó para licenciarse por libre
en Derecho
El apunte
La delegación de la Abogacía mostró ayer
su condolencias a Adolfo Suárez Illana,
abogado y miembro de la Comisión
Internacional del Consejo General
Abogacía Española que preside el decano
de Valencia, Mariano Durán
1212
THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez
O bviamente no jugamos en nuestro
campo. Muchos de los contactados
son de la generación de Suárez y
tuvieron un pasado político compartido.
Nosotros lo vemos desde el ámbito profe-
sional y desde generaciones diversas. Des-
de esta perspectiva, por si puede servir
para el escrito final que presentemos haría
las siguientes consideraciones:
Todos los abogados de las generaciones
que alcanzamos la mayoría de edad tras la
aprobación de la Constitución somos per-
fectamente conscientes del régimen ante-
rior, pero seguramente por no haberlo
vivido, no podemos hacernos cargo de las
dificultades que el desmontaje del entra-
mado legal desarrollado por la Dictadura a
lo largo de décadas de ejercicio del poder
parecían representar. Basta leer las heme-
rotecas de la época para darse cuenta que
el sentir general al nombramiento de Suá-
rez como presidente del gobierno en julio
de 1976 fue de perplejidad y escepticis-
mo.
Frente a la posibilidad de hacer tabla
rasa con el viejo régimen, Suárez tripuló
con audacia desde el poder una estrategia
política que facilitó el encuentro de los
sectores menos inmovilistas de la dictadu-
ra con los que reclamaban la ruptura con
aquella tradición. Lo hizo saltando de ley
en ley y demostrando que en definitiva el
ejercicio pacífico del poder se ampara an-
tes que nada en la legitimidad de quien lo
ejerce. Suárez desmontó la dictadura para
ir al encuentro de aquella legitimidad y lo
consiguió. Pocos años antes del nombra-
miento de Suárez, los herederos del régi-
men proclamaban abiertamente la vigencia
y la inamovilidad de los Principios del
Movimiento, los mismos que cayeron en
pocos meses bajo la hábil dirección de
Suárez y a su capacidad para construir
un consenso sólido de españoles, unidos
por la necesidad de modernizar el país y
homologarlo con sus vecinos europeos.
Adolfo Suárez fue posiblemente el
hombre audaz que la situación requería,
una persona capaz de buscar el consen-
so, en un país poco habituado a buscar
grandes unanimidades y al trabajo en
cooperación. La culminación de aquel
proceso de acuerdos fue la Constitución
del 78, de la que solo quedaron exclui-
dos sectores muy minoritarios.
La particularidad de aquel cambio pro-
pició que el marco legal en el que debía
concretarse la norma fundamental se
realizase progresivamente a lo largo de
un período dilatado de tiempo. Este fac-
tor contribuyó sin duda a garantizar la
seguridad jurídica de los agentes sociales
que se habían habituado a desenvolverse
al amparo de la normativa del anterior
régimen, pero también retraso la efecti-
va incorporación del país a una realidad
plenamente democrática. Sectores am-
plios de los poderes del estado y en par-
ticular la magistratura quedaron en ma-
nos sustancialmente de las mismas per-
sonas que habían ejercido esas funciones
con él antiguo régimen.
Adolfo Suárez político hábil, estratega
capaz, hombre de derecho pero también
valiente, no tuvo tiempo de consolidar su
labor como estadista. Entonces como
ahora, el país sufría a contrapié el emba-
te de una crisis internacional con una
estructura económica desfasada. Suárez
tuvo que luchar contra esta grave situa-
ción económica en un ambiente de dete-
rioro de la convivencia y azotado por un
terrorismo sanguinario y miope, empe-
ñado en rearmar a los nostálgicos de la
situación anterior.
Paulatinamente el legado de Suárez se
ha ido consolidando. El proceso de inte-
gración europea, impulsado en su manda-
to y culminado con la adhesión han hecho
el resto. El régimen democrático está
asentado en España, pero la legitimidad
que amparó el régimen resultante de la
Constitución del 78 está puesta en entredi-
cho por la progresiva alienación de la reali-
dad democrática a las reivindicaciones que
desde diversas perspectivas vienen reali-
zando numerosos sectores de nuestra
sociedad. Suárez fue capaz a finales de los
70 de escuchar el clamor popular y de
convertir en ley muchas de las reivindica-
ciones que la sociedad reclamaba. Supo
también abrir una ventana de generosidad
o si se quiere de explotar el temor de los
poderes fácticos de toda índole, para in-
tentar hacer de España una sociedad más
abierta e inclusiva. En estos momentos de
tanta división parece importante recordar
ese legado y el muy importante logro que
Suárez consiguió a través del dialogo, la
búsqueda de acuerdos y la renuncia prag-
mática a la estricta aplicación de las nor-
mas fundamentales del franquismo, como
condición previa para facilitar una nueva
legitimidad democrática. La evolución co-
mo condición indispensable para la estabi-
lidad, el consenso amplio como forma de
conseguir esta evolución, estas son de
nuestra perspectiva las principales aporta-
ciones del legado de Adolfo Suárez a quien
desde estas líneas queremos dedicar un
homenaje de gratitud.
Adolfo Suárez y su legado al Derecho
Hugo Écija Bernal y Gabriel Nadal Vallve,
socios-directores de Écija Abogados
Suárez fue capaz a finales de
los 70 de escuchar el clamor
popular y de convertir en ley
muchas de las reivindicaciones
que la sociedad reclamaba
Hugo Écija. Gabriel Nadal.
1313
THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez
Hombre de Estado, persona ejemplar
Gonzalo Ulloa, presidente de Gómez-Acebo & Pombo
Manuel Martín, socio director de Gómez-Acebo & Pombo
H a hecho falta que nos dejara para
ser testigos de la unanimidad que
despierta su figura. Sabíamos,
desde hace ya bastante, que con el paso del
tiempo la historia sabría poner en el alto
lugar que les corresponde tanto a nuestro
monarca como a Adolfo Suárez. Hoy todos
lloramos la muerte del primer presidente
del Gobierno de la última restauración de-
mocrática, pero más allá de ello, de lo que
nos lamentamos es de la pérdida de las
muchas cualidades que en él veíamos y que
hoy echamos de menos en nuestra socie-
dad. Y eso le engrandece aún más si cabe.
La perspectiva histórica ayuda a que per-
sonas públicas de relieve —Suárez obvia-
mente fue una de ellas— puedan ser anali-
zadas y recordadas desde los prismas más
diversos. Desde el punto de vista profesio-
nal, Adolfo Suárez encarnó todas las virtu-
des del político por antonomasia. Además
de ser un hombre discreto, valiente, educa-
do, comprometido, luchador, estratega y
profundamente empático, supo ser un hom-
bre de Estado que dedicó su vida entera a
la política. Solo los problemas salud, que en
un primer momento afectaron a lo más
querido de su familia y que luego experi-
mentó en carne propia, consiguieron ale-
jarle de la primera línea política.
Como buen castellano, era austero y
poco dado al boato. Su talante era senci-
llo, y los que tuvimos ocasión de conocerle
personalmente sabemos que era una per-
sona tremendamente próxima, además
de ser un excepcional orador y un enorme
comunicador. Nadie le ganaba en la dis-
tancia corta. Su empresa no fue nada
fácil. Prefirió la reforma a la ruptura y en
esa fórmula muchos de nosotros, jóvenes
estudiantes universitarios a mediados de
los setenta, depositamos nuestra esperan-
za para la construcción de los cimientos
de un nuevo estado democrático. Hoy
Suárez aúna ese éxito conjunto de los
españoles.
Gómez-Acebo & Pombo llevaba varios
años desarrollando su labor profesional
cuando Adolfo Suárez asumió la Presiden-
cia del Gobierno con una clara idea de
convertir a España en un Estado de Dere-
cho, homologable al resto de nuestros
socios europeos. Para un despacho de
abogados como el nuestro —con proyec-
ción internacional desde su fundación—
poder incorporarse a la normalidad demo-
crática era esencial.
El Adolfo Suárez abogado tuvo dos clien-
tes principales a los que siempre defendió:
el Estado y el Gobierno. Distinguiendo cla-
ramente la labor en uno y otro. Buscaba el
consenso, como hacen los abogados en
defensa de los intereses de su cliente. De-
fendía el acuerdo antes que la confronta-
ción. Fue un hombre de pactos, como los
buenos abogados. Hoy todos los líderes
políticos sin excepción hacen suya la figura
de Adolfo Suárez. Esto pone de manifiesto
que fue alguien excepcional, capaz, una vez
más, en el último momento, de llevar al
consenso a todos.
Se le va a echar de menos como hombre
de Estado y como persona ejemplar que
fue. Y nos atreveríamos a decir que, según
vaya pasando el tiempo, cada vez más.
Manuel Martín (izda.) y Gonzalo Ulloa.
Nunca quiso un despacho lobbysta
Ernesto Jiménez Astorga, Presidente Aguilar & Astorga Abogados
C onocí a Adolfo Suárez a comienzos
de 1981 cuando alejado temporal-
mente de la política activa, decidió
establecer un despacho, la firma Adolfo Suá-
rez Abogados, en la Calle Antonio Maura nº4
de Madrid. Me llamó para que ayudase en el
proyecto y a partir de ese momento mis
relaciones con Adolfo Suárez de una u otra
manera se han mantenido hasta el día de
hoy. Pues como persona me sedujo y me
hizo suyo. De Adolfo Suárez como abogado
decir que supo rodearse desde el inicio mis-
mo de la actividad del despacho de un exce-
lente y muy competente equipo profesional.
Nombres ilustres que habían realizado una
significativa actividad pública le acompañaron
en el proyecto y todos ellos recuperaron su
lado jurídico y profesional, dedicando tesón y
esfuerzo para la creación del despacho. El
propio Adolfo Suárez era un hombre meticu-
loso y siempre que se aproximaba un cliente
quería conocer, primero, de las característi-
cas empresariales y humanas del cliente,
de manera tal que si siquiera barruntaba
algo inusual o consideraba que acudían al
despacho atraídos por su condición política,
las más de las veces, por no decir siempre,
rechazaba al cliente, con gran disgusto por
nuestra parte que veíamos pasar una exce-
lente oportunidad y, en segundo lugar, una
vez que se aceptaba el cliente, sobre todo
aquellos significativos, quería estar infor-
mado y así lo exigía de sus colaboradores,
lo que nos obligaba a un esfuerzo, ya que
cuando despachabas con él, era crítico,
brillante y meticuloso y pedía y quería co-
nocer de la problemática, de las alternati-
vas y de las decisiones a proponer.
Ni que decir tiene que cuando asistía a
las reuniones, de una u otra manera, era
quien marcaba las pautas. Preocupaba
mucho a Adolfo Suárez que su despacho
pudiere ser encasillado como de relaciones
o ―lobbysta‖.
De ahí que su vocación inicial, que todos
compartíamos, fuese desarrollar un despa-
cho estrictamente jurídico –hay que recordar
que Adolfo muchos años atrás colaboró en el
mundo diario de los Tribunales en un despa-
cho de la Procura- cuando, además, en
aquellas fechas todos entendíamos que era
el momento propicio para la creación de
excelentes firmas jurídicas, de lo que España
es buen ejemplo.
Ah, eso sí, un reproche. Adolfo Suárezo
tenía mucho sentido de los honorarios. Cos-
taba a veces convencerle de que había que
cobrar y suficientemente, tanto por la enjun-
dia como por la cuantía del asunto. No se le
convencía fácilmente y discutíamos. Encau-
zado el proyecto profesional, perdió fuerza
porque decidió seguir en la política activa con
el CDS y siempre, como persona honesta
que era, tuvo claro que tus esfuerzos han de
dedicarse a aquello que te ocupa y a él vol-
vió a ocuparle la política activa.
1414
THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez
Informe sobre la reforma fiscal
Una vida política resumida en sus 10 frases más célebres
1. "Elevar a la categoría política de normal, lo que a nivel de calle es
plenamente normal"
En su primer discurso televiso el 9 de junio de 1976, siendo entonces ministro de Movimiento
del Gobierno de Arias Navarro.
3. "Pertenezco por convicción y talante a una mayoría de ciudadanos que
desea hablar un lenguaje moderado, de concordia y conciliación"
Así se definía Suárez en un discurso en TVE en el año 1976, el día en el que fue elegido
Presidente, el día 6 de julio.
3. "El futuro del pueblo no está escrito, porque solo puede escribirlo el pueblo"
Durante la presentación del Proyecto de Ley de Reforma Política en noviembre de 1976.
4. "Quienes alcanzan el poder con demagogia terminan haciéndole pagar al
país un precio muy caro"
Con esta frase cerró uno de sus últimos discursos durante la campaña electoral de 1977.
5. "Puedo prometer y prometo..."
Es quizá su frase más célebre, que repitió incansablemente durante su discurso previo
a las elecciones que se celebraron en España en 1977.
6. "Un político no puede ser un hombre frío"
En una entrevista en 1980 definía lo que él consideraba ser político.
7. "Brindo por el pueblo español, esperando que tenga unos dirigentes
mejores que los que actualmente posee"
Sorprendió con esta frase durante su mensaje de Navidad de 1980.
8. "Mi marcha es más beneficiosa para España que mi permanencia en la Presidencia"
Discurso en el que anunció su dimisión el 29 de enero de 1981.
9. "La vida siempre te da dos opciones: la cómoda y la difícil. Cuando
dudes, elige siempre la difícil, porque así siempre estarás seguro de
que no ha sido la comodidad la que ha elegido por ti"
Con estas palabras se dirigía Suárez al periodista Luis Herrero durante una entrevista.
10. " Hay algo que ni siquiera Dios pudo negar a los hombres: la libertad"
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