LOS MANSOS

Las ovejas no tienen medio alguno de defensa, ni tienen alas, ni velocidad en las piernas; se reúnen en un rebaño, pero sus números o sea cuando están juntas no aumentan su fuerza de poder, la única seguridad de ellos está en el poder y cuidado del pastor.

Nosotros somos las ovejas del Señor y estamos a su cuidado, no podemos ser guiados y defendidos por nadie más, sino solamente por Cristo. Vivimos en la fe del hijo de Dios y nunca nos faltará nada; a su lado estaremos seguros y felices.

En Gálatas 2.20, la palabra de Dios dice: "con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a si mismo por mí".

Pablo se siente crucificado; y nosotros también debemos sentirnos crucificados y muertos con Cristo; pero Cristo vive; el hombre viejo, egoísta, auto-suficiente está legalmente muerto, pero el hombre nuevo; la nueva creación vive; porque está muerto al pecado, en la misma forma que está vivo por la gracia.

Debemos tener presente lo que Pablo dice "el cual me amó y se entregó por mí", una entrega que no es por amor, de nada sirve, el verdadero amor siempre sigue la entrega total; eso es Pablo, que estaba completamente entregado a Cristo.