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ARDI: Un método de co-construcción para el modelado participativo
en Gestión de Recursos Naturales
RESUMEN. Los resultados de una serie de pruebas del método de ARDI
(actores, recursos, dinámica e Interacciones) en los casos complejos o
situaciones conflictivas que se presentan. ARDI es parte de un enfoque de
modelo de compañía que hace posible atraer a un amplio espectro de
partes interesadas en el diseño y desarrollo de planes de manejo de la
tierra y el agua. Se basa en talleres participativos que se proponen en
colaboración imaginar un futuro sistema abierto, la gestión dinámica,
capaz de adaptación y de anticipación, mediante la recopilación de las
distintas partes interesadas en una asociación para examinar la
conservación de los recursos naturales y fomentar un desarrollo sostenible.
Su originalidad radica en la co-construcción de un "modelo conceptual"
del funcionamiento del territorio, de acuerdo con una pregunta general, el
desarrollo negociado. El enfoque se basa en la articulación colectiva de los
elementos clave de un contexto o territorio de las partes interesadas, tales
como gerentes, representantes, técnicos socio-profesionales,
organizaciones no gubernamentales, expertos y científicos, y los
responsables políticos locales. Esta participación de las representaciones
se realiza por medio de una serie de talleres colectivos en los que los
actores, recursos, la dinámica e interacciones que constituyen el perfil del
territorio se han identificado y aclarado. Este trabajo de co-construcción se
lleva a cabo dentro de un marco metodológico preciso que se presentan en
un formato paso a paso. El método se basa en la experiencia concreta de
gleened las pruebas realizadas por los autores en los últimos cinco años.
Por último, los requisitos de habilidades específicas, así como las trampas
para evitar la aplicación del método se discuten.
Palabras clave: la co-construcción; modelo mental colectivo, modelo
conceptual, facilitación, gestión de recursos naturales, modelos de
participación
INTRODUCCIÓN
La aplicación de modelos de simulación en la toma de decisiones
colaborativa para la gestión de los recursos naturales es una característica
de manejo adaptativo (Holling 1978, Walters 1986). Pero el uso de estos
modelos para estimular la participación de los interesados en el desarrollo
de escenarios de manejo es mucho más raro (Costanza y Ruth 1998,
Bousquet et al. 2002, y Ozesmi Ozesmi de 2004, Bosch et al. 2007). El
cambio progresivo de la planificación de la gestión basada en un enfoque
autoritario o racionalista hacia la incorporación de herramientas para la
mediación sobre la base de los enfoques democráticos (Van den Belt
2004) llama a la aparición de nuevas herramientas que se centran en la co-
construcción del significado y el intercambio de información y la
comprensión con respecto a un contexto particular que se va a gestionar.
Las cuestiones ambientales son técnicamente complejos y profundamente
arraigada en las mentes, los corazones y las prácticas de la sociedad.
Como tal, su solución requiere la colaboración de las autoridades públicas,
empresas privadas, y los expertos científicos, grupos de usuarios, grupos
de interés social, organizaciones no gubernamentales, y representantes de
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las partes interesadas en el dominio particular ecológica (Bouwen y
Taillieu 2004).
Los métodos y enfoques que faciliten el desarrollo de las perspectivas de
los problemas comunes han mejorado su eficacia al mezclar diferentes
tipos de conocimientos y competencias diferentes.
Lo hacen mediante la participación de múltiples actores o partes
interesadas en la construcción colectiva de un proceso de aprendizaje
social. El resultado del proceso en los modelos mentales compartidos o
colectivos de los temas o problemáticas.
Publicaciones recientes demuestran que estos procesos participativos
producen mejores resultados que los clásicos procesos de arriba abajo
(Lynam y cols. De 2007, Reed 2008, 1INRA-Unidad de Ecodesarrollo,
VOINOV 2AWARD y Brown 2008, VOINOV y Bousquet 2010),
particularmente en términos de aprendizaje experimental sobre el tema,
acerca de las soluciones a los problemas técnicos, sobre otras partes
interesadas, o sobre el aprendizaje organizacional y comunicacional (Dare
et al. 2010). El papel de estos procesos de participación en el cambio
social apenas ha sido evaluada, pero estudios recientes en modelos de
compañía (Etienne 2010) proporciona evidencia de los cambios
interesantes en la representación social de los problemas ambientales
(Mathevet et al. 2011) o en la organización social para hacer frente a los
problemas ambientales (Gurung et al. 2006).
Tras una serie de pruebas llevadas a cabo en los métodos de uso múltiple y
de múltiples partes interesadas contextos (áreas naturales con el uso
múltiple, reservas de biosfera, parques nacionales o regionales) o en
situaciones de conflicto (los sitios del patrimonio urbano-forestales
interfaces), un enfoque de modelado compañero era desarrollado y
aplicado, que hizo posible la participación de los interesados en el diseño
de planes de manejo de tierras y aguas (Etienne 2006). Este enfoque se
basa en talleres participativos que se establecieron para imaginar un
enfoque abierto, la gestión dinámica, capaz de adaptación y de
anticipación, mediante la recopilación de las distintas partes interesadas en
conjunto para promover el desarrollo sostenible y la conservación de los
recursos compartidos. Su originalidad reside en la co-construcción de una
visión compartida "modelo conceptual" de las relaciones y el
funcionamiento de los diferentes aspectos de un contexto o territorio en
particular. Esto se lleva a cabo normalmente en relación con una cuestión
de desarrollo específico y negociada.
El enfoque se centra en animar a los participantes para describir, explicar
y predecir los efectos, forma, función, y el estado de un sistema dado
(Rouse y Morris 1986), con el fin de obtener conocimiento causal definida
por Jones et al. (2011). Se basa en la articulación colectiva de los
elementos clave de un territorio y el contexto de los interesados afectados,
tales como gerentes, representantes, técnicos socio-profesionales, las
organizaciones no gubernamentales, expertos y científicos, y los
responsables políticos locales. Proporciona el marco para el
desencadenamiento de aprendizaje individual que conduce a la aparición
de aprendizaje colectivo (Röling 2002).
Este intercambio de los resultados de las representaciones en la aparición
progresiva de un colectivo "mental modelo "debido a los cambios en los
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esquemas de la persona que se producen principalmente a través de
procesos no conscientes, en respuesta al aprendizaje experiencial en la
exposición repetida a las nuevas ideas y relaciones (Beratan 2007). Este
proceso de diálogo se logra a través de una serie de talleres colectivos en
los que los actores, recursos, la dinámica y las interacciones (ARDI) están
identificadas y aclaradas por los propios participantes. El trabajo de co-
construcción se lleva a cabo dentro de un marco metodológico preciso que
se presentan e ilustran por medio de ejemplos concretos de las pruebas que
llevamos a cabo en los últimos cinco años.
PREGUNTA CLAVE y sus principales socios
El éxito de modelado participativo depende de tres opciones principales
que se realizan al comienzo del proceso. Estas elecciones tienen que ser
discutidas entre los socios obligatorios y los facilitadores del enfoque
durante una o más reuniones preparatorias.
La primera opción consiste en definir claramente el territorio de la
pregunta y la identificación y formulación de la cuestión que debe
abordarse.
La toma de decisiones ambientales pueden abarcar los conflictos sobre la
gestión de recursos o de agendas ocultas sociológicas o ecológicas e
intereses.
Por lo tanto, la formulación de una pregunta clara y precisa que se
entiende fácilmente por un amplio conjunto de partes interesadas es una
entrada importante en el proceso de ARDI. Cuando la demanda de este
tipo de intervención se deriva directamente de los actores locales, el
facilitador debe mantener relaciones con él, identificar las principales
partes interesadas y los participantes, y en colaboración define la cuestión
central o tema a tratar. Si la demanda procede de un interrogatorio o la
investigación científica, el facilitador tiene que formular la pregunta
central u objetivo de una manera que convenza a las principales partes
interesadas a colaborar (Dare et al. 2009).
La elección de segunda clave consiste en identificar una o varias
facilitador (s). Su aptitud y la legitimidad para liderar el proceso de
diseño-validación-uso de las herramientas de ARDI tiene que ser
comprobada.
En tercer lugar, es necesario prestar especial atención a la composición del
grupo de trabajo: la elección de los socios y lugar de encuentro, la
periodicidad de los talleres, y el método de invitación son parte importante
para el éxito del método.
Esto se debe principalmente a la representatividad de los participantes y
por lo tanto la riqueza y relevancia del modelo conceptual depende de la
composición del grupo.
El método de ARDI ha sido probado en una variedad de condiciones, las
preguntas clave, y los contextos. Una diversidad de los territorios se trata,
con una alzada, donde contradictorias derechos de acceso de recursos
llevó a una situación conflictiva, una cuenca hidrográfica en la que se
cuestiona el cumplimiento de la ley de aguas, un conjunto de municipios
que fueron afectados con el riesgo de incendios forestales misma, y una de
ancho delta del río, donde muchas actividades humanas se solapan. Las
condiciones que llevaron a la utilización de un proceso de modelado
participativo incluyó a resolver o evitar los posibles conflictos de uso del
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suelo (Rouan et al.2010), imaginando un esquema de gestión más
sostenible de una región (Simon y Etienne 2010, Souchére et al. 2010)), y
evaluar el impacto de un reglamento sobre el agua (Biggs et al. 2008) o
gestión de la biodiversidad (Anselme et al. 2010).
El éxito de este enfoque de la gestión de los recursos naturales radica en la
relativa independencia de un agente científico externo que esté
familiarizado con y es experto en el manejo de los aspectos
metodológicos.
Sin embargo, hay una clara ventaja para la contratación de un investigador
como facilitador que es experto tanto en las ciencias ecológicas y las
ciencias sociales y que tenga experiencia básica en la facilitación de los
debates entre investigadores y gestores. Sin embargo, un experto en
comunicación también puede fácilmente desempeñar este papel. Esa es la
razón por la cual se aplicó el método principalmente por investigadores
franceses que trabajaban en el campo de la modelización del (Colectivo
comMod 2006), pero varios agentes de las reservas naturales regionales
fueron capacitados para su aplicación en Francia, y los mediadores están
siendo entrenados en el occidentales de África reservas de la biosfera.
Por último, varios criterios deben ser considerados al seleccionar a los
participantes para el ejercicio. Si bien la elección es flexible (se puede
invitar a un nuevo participante en el curso del ejercicio), los beneficios del
proceso de tener acceso a un "grupo núcleo" inicial que estará presente
durante todo el proceso de co-construcción.
Aparte de la reflexión obligatoria sobre la representatividad y la
legitimidad de los participantes, lo que comúnmente se discuten en
cualquier enfoque participativo (Steyaert y Lisoir 2005), la composición
del grupo central puede dar prioridad a diferentes factores. Los vínculos
entre las partes interesadas en la gestión de recursos que se producen en
los diferentes niveles espaciales e institucionales pueden mejorar algunas
interacciones entre escalas que pueden potenciar a los grupos locales de
nivel de usuario en la creación de capital social y político (Adger et al.
2005). Asegurarse de que los interesados menos poderosos están
involucrados como un medio para promover una solución equitativa del
proceso de participación también puede ser un criterio determinante
(Barnaud et al. 2008).
Hay cuatro tipos de situaciones fueron encontradas durante el proceso de
pruebas:
1. Se dio prioridad a una representación científica del sistema. Los
participantes fueron principalmente los investigadores de temas
relacionados con el tema, y tal vez que se había basado la experiencia del
campo o fuera de situaciones muy similares.
2. Se dio prioridad a la comprensión global del sistema. Los participantes
fueron seleccionados
los servicios de extensión, cuya experiencia local legitima su posición de
hablar en nombre de los actores que con frecuencia entran en contacto
con. Es importante asegurarse de que todas las actividades que se
relacionan con el problema definido están cubiertos pero que la sobre-
representación de cualquier actividad que se evita una (por ejemplo,
invitando tres silvicultores porque hay tres empresas forestales que
trabajan en el territorio).
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3. Se dio prioridad a la participación de los actores locales que tienen una
visión de conjunto del sistema. Los participantes fueron seleccionados de
entre los representantes de las partes interesadas locales que fueron
elegidos por su legitimidad (por ejemplo, han sido elegidos
democráticamente o fue un líder de una organización profesional) y por la
relevancia de su actividad a la pregunta inicial.
4. Se dio prioridad a la participación de los actores locales mientras se
busca abarcar la diversidad del sistema. Se hizo hincapié en la selección
de los actores locales cuyas prácticas reales eran relevantes para una
pregunta en particular en lugar de seleccionar a los líderes formales de los
grupos de partes interesadas.
La posición y la situación de los investigadores en el proceso fue variable,
y el significado de esto todavía se está debatiendo entre la comunidad de
modelado de compañía. La regla general es que los investigadores con el
conocimiento del contexto y los procesos principales (sociales,
tecnológicos, económicos, ecológicos y políticos) deben participar.
Algunos aportan experiencia a la etapa inicial, mientras otros se dedican a
un taller específico (por ejemplo, la discusión sobre la dinámica del
sistema o en el diseño del diagrama de las interacciones) si los
participantes sienten que hay una necesidad de conocimientos sobre un
tema en particular. Esta diferenciación es relativamente fácil en el campo
de las ciencias ecológicas.
Se trata de un problema en el campo de las ciencias sociales, donde el
investigador puede desempeñar el papel del "experto" que tiene una visión
global de las relaciones sociales o en los flujos económicos, sino que con
frecuencia se enfrentan a distintos puntos de vista planteados por los
interesados que pueden tener una mayor legitimidad para hablar acerca de
los problemas sociales o económicos (Charles et al. 2008).
Otros factores tales como la elección del lugar y la duración y frecuencia
de las reuniones depende de muchos temas que son externos al propio
ejercicio. Sin embargo, algunos principios deben ser negociados y
respetados si el método ha de ser aplicado con éxito. Por ejemplo, es
deseable que la ubicación de las reuniones es fácilmente accesible a los
participantes, y es en terreno neutral. Si no es así, esto debe ser reconocido
para que no sean un problema manifiesta o larvada dentro de los
procedimientos. Cada reunión debe ser planeada para durar al menos dos
horas, y los participantes deben permanecer concentrados en el ejercicio
de colaboración. A fin de permitir a los participantes a llevar un registro
preciso de las decisiones tomadas y hacer un seguimiento fácilmente el
paso a paso el funcionamiento de el método de ARDI, lo ideal es llevar a
cabo todos los talleres durante un período no superior a un mes. Las
reuniones podrán celebrarse en uno de los formatos siguientes: (a) en un
taller de dos años y medio de duración, (b) durante un día y medio por
semana, o (c) durante tres días distintos. Idealmente, la elección debe ser
negociado con los participantes.
EL MÉTODO DE ARDI
ARDI es un acrónimo de las cuatro palabras en francés, "Acteurs",
"Recursos", "Dynamiques", y "interacciones", que identifican a los cuatro
pasos del método que utiliza para obtener los modelos mentales de los
actores del sistema que trabajan o viven pulg Por lo tanto, permite la
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aparición progresiva de una representación compartida de los
componentes y la dinámica del sistema por las partes interesadas que
describen, los recursos, los procesos, y las interacciones entre ellos. Los
pasos implicados en la realización de un proceso ARDI se describen en
detalle a continuación.
Co-construcción de una representación común
El primer paso del enfoque de modelado de compañía siguiendo el método
de ARDI se centra en la identificación de forma colectiva, los principales
actores que se ocupan de la cuestión clave, de sus entidades de gestión, los
recursos utilizados y los procesos principales que están impulsando los
cambios que afectan a estos recursos.
El grupo que participa en la co-construcción del modelo de claridad debe
formular una pregunta clave, la formulación de las cuales está adaptada a
la cuestión en juego.
En el estudio de caso de Sudáfrica, la cuestión que se abordó fue
formulada de la siguiente manera: ¿Qué piensa usted acerca del uso del
agua y gestión de recursos en la cuenca del cocodrilo? ¿Qué está
impulsando el cambio en el caudal del río Cocodrilo? Para el ejercicio de
ARDI, la cuestión se dividió por primera vez en las tres preguntas
siguientes:
1. ¿Cuáles son los principales actores que interactúan con el río y su
caudal?
2. ¿Cuáles son los principales recursos de la cuenca en relación con el
flujo de agua?
3. ¿Cuáles son los principales procesos que impulsan los cambios en la
Cuenca del cocodrilo que afectan el caudal de los ríos?
Dependiendo de la magnitud y la complejidad del territorio afectado y en
el nivel de detalle requerido, la respuesta colectiva a cada una de estas tres
preguntas puede tomar entre 1 y 3 horas. Es importante que el orden de las
preguntas sean respetados y que el facilitador tenga cuidado de que cada
participante tiene la oportunidad de expresar su opinión. En las sesiones
nos facilitó, el simple procedimiento se adoptó el siguiente: (1) un dibujo
fue hecho en una pizarra interactiva que era visible y comprensible por
todos los participantes, 2) para cada elemento de ARDI, cada participante
tuvo la oportunidad de para responder, y (3) un solo concepto se
propondrá a la vez. Este procedimiento formal se utiliza para obtener
sistemáticamente una representación del sistema y para evitar prematura
digresión y discusión.
Para facilitar el intercambio de modelos y representaciones mentales, las
respuestas a las preguntas que se formulan en forma de listas de palabras
con un mínimo de codificación, lo que hace posible clasificar fácilmente a
la información y representarla en un diagrama. El taller está dirigido por el
general dos personas: un moderador y un observador / grabadora.
Un papel clave del facilitador es para garantizar la claridad y el acuerdo
general acerca de los términos o conceptos utilizados, como por ejemplo
cuando una respuesta es demasiado genérica (por ejemplo, administrador),
o usa un término que puede llevar a confusión (por ejemplo, la ceniza
puede ser un material vegetal, una planta leñosa, o el residuo de un
incendio). El papel del observador / grabador es no perder de vista el
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intercambio entre los miembros del grupo o entre uno de los participantes
y el facilitador. Entre las interacciones clave para el seguimiento, tres son
particularmente importantes:
1. Al observar las actitudes de los participantes entre sí (que es de apoyo,
cuya idea, que está argumentando en contra de cuya idea), algunos
vínculos sociales pueden ser revelados.
2. Anotar y analizar la naturaleza de los argumentos desarrollados para
apoyar o contradecir una propuesta permite al analista para identificar el
dominio de la justificación (Boltansky y Thévenot 1991) o el camino a los
participantes el marco de las cuestiones (Bouwen y Taillieu 2004) al
evaluar cualquier tema presentado
3. Hacer un seguimiento de las razones aducidas para el cambio de un
concepto previamente aceptada o término es una buena manera de dar
seguimiento a las dinámicas de grupo.
El primer aspecto facilita la identificación de las redes sociales, el segundo
facilita una mejor comprensión de cada uno de los modelos mentales, y el
tercero, facilita el seguimiento de la trayectoria seguida para llegar a un
acuerdo.
Por ejemplo, en el proceso de Río Cocodrilo, después de cada ejercicio
ARDI, el facilitador y el observador discutieron sus observaciones y
determinó, para cada punto de la discusión y la argumentación necesaria,
que la justificación de dominio (Boltansky y Thévenot 1991) hizo un
llamamiento a los participantes, con el fin de para hacer valer su elección.
Durante el paso para identificar los procesos clave que impulsan los
cambios que afectan el flujo del río en la cuenca del Cocodrilo, 12
procesos fueron mencionados por los 10 entrevistados.
Entre ellas, las leyes de biodiversidad, cambio climático, el desarrollo
forestal, la lixiviación de nutrientes, el flujo de corriente, la reasignación
de derechos de agua, y la modificación química se identificaron dos veces,
la sequía, la carga de sedimentos, el desarrollo del turismo, y el mercado
de los cultivos se identificaron tres veces, y aumento de la población se
identificó siete veces. El análisis de las formas en que estas afirmaciones
se justifican los dominios identificados ciencia, mercado / economía, y
jurídica, siendo la más frecuente (Fig. 1).
Identificación de actores claves ("A")
La primera etapa del proceso de ARDI culmina en la "actores" diagrama,
que se compone de la lista de interesados y las entidades de gestión
correspondientes y los vínculos entre ellos (Fig. 2). El ejercicio procede en
tres etapas. Inicialmente, los participantes simplemente una lista de los
interesados que a su juicio, se asocia con la pregunta. Mientras nuevas
sugerencias para que los interesados se proponen, el facilitador continúa
con el siguiente participante o comienza una nueva ronda del suelo. Cada
actor debe ser una propuesta directa a los interesados (personas que usan o
cuyas prácticas tienen un impacto directo en los principales recursos del
territorio), o una parte interesada indirecta (personas cuyas acciones
animará a los interesados directos a cambiar sus prácticas). En general, los
actores indirectos se refieren a personas que o bien llevan una política
pública, hacer respetar un reglamento, o que proporcionen apoyo
financiero. Aunque es probable que sea fuera del territorio, es el camino
para dar cuenta de las decisiones tomadas en las escalas más elevadas que
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las escalas definidas por los límites espaciales del estudio de caso. El
facilitador se suma cada entrada a la pizarra interactiva mediante el uso de
una nueva etiqueta y colores para distinguir la categoría a la que pertenece
(por ejemplo, el caso de negro para los directos, azul para los indirectos).
El facilitador puede sugerir subclases para aumentar la precisión con la
que ciertos tipos de actores se definen (por ejemplo, los agricultores
pueden subdividirse en caña de azúcar y los productores de cítricos) o
impugnar la asignación a una categoría si no hay consenso en la sala.
Un ejemplo típico de este tipo de intervención es la calificación otorgada a
la entidad "rebaño". Algunos participantes lo posicionará como un
recurso, mientras que otros lo consideran como un actor. Cuando el
impacto del pastoreo en la dinámica de los pastizales es un proceso
importante, el facilitador puede preguntar si los participantes creen que la
manada es autónomo (que decide dónde, cuándo y cuánto va a pastar), o si
depende principalmente de las decisiones del pastor / agricultor. En el
primer caso, el rebaño se mantendrá como una parte interesada, en el
segundo caso, se mostrará como un recurso administrado por el pastor.
A continuación, el facilitador pide a los participantes para especificar los
vínculos que existen entre los grupos de interés identificados y para
aclarar esta relación de una manera sencilla. Progresivamente, las flechas
se agregan de acuerdo a las sugerencias formuladas por los participantes.
El facilitador da forma progresiva el diagrama por acercar a las partes
interesadas que tienen muchas relaciones de distancia y en movimiento a
los que no tienen
Fig. 1. Frecuencia de los dominios de justificación utilizados por los
participantes del taller para justificar su selección de los procesos clave
que impulsan los cambios en la Cuenca del cocodrilo. cualquier. Cuando
los participantes consideran que las principales interacciones entre los
actores han sido representados, el facilitador puede identificar o cuestionar
las incongruencias y lagunas (por ejemplo, no hay relación entre los
municipios y los desarrolladores) o señalan las partes interesadas que no
tienen ninguna relación con los demás. En este último caso, el facilitador
lanza una deliberación sobre la importancia de retener a este actor en el
diagrama, mientras que el observador mantiene un registro de la decisión
tomada por el grupo y la justificación de la decisión (el propietario es un
ejemplo típico de un actor que no tiene una relación con nadie, pero que a
menudo se conserva en el diagrama porque él / ella puede bloquear el
desarrollo de las actividades de la otra parte interesada).
Por último, siempre respetando el principio de la negociación, los
participantes deben identificar y clarificar las entidades de gestión
utilizados por cada parte interesada directa. Estos pueden ser entidades
espacialmente explícitos (parcela de bosque, de captación de agua, presas),
o no (peces, dinero en efectivo).
El diagrama debe reflejar claramente los cambios realizados durante los
siguientes pasos en el proceso de ARDI.
Letras rojas se usan convencionalmente para temas añadidos, cursiva se
utiliza para los términos propuestos por el facilitador.
Las palabras que han sido tachadas representan los temas que fueron
eliminados al elaborar diagramas en curso.
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La Figura 2 muestra que cuando "la abstracción de agua" fue mencionado
durante la etapa de interacción del proceso de ARDI, "Comunidad Rural"
fue reconocido por no ser un actor importante, ya que la cantidad extraída
se considera insignificante. El concepto de comunidad de interesados en
las zonas rurales por lo tanto eliminada. La clase agricultor de regadío se
dividió en dos categorías con el fin de apartar a los agricultores
comerciales, que fueron identificados como el agua que consumen mucho
menos que los agricultores de riego. Los forestales también se dividieron
en dos categorías según el grado de cumplimiento de la Ley de Aguas. Sin
embargo, esta decisión fue reconsiderada, al final del proceso de ARDI.
Las autoridades nacionales y provinciales fueron agregados debido a que
uno se ve como el brazo de la otra. Por último, dos nuevos actores
aparecieron en los debates sobre las interacciones en torno a la acción
"para contaminar": los desarrolladores y los residentes urbanos. De este
modo, los actores se agregan y quitan de la representación de una manera
discursiva, el punto principal es que la categoría y su significado se aclaró
como un proceso social, dinámico.
Identificar los principales recursos ("R")
La segunda etapa consiste en una lista de los recursos pertinentes del
territorio de acuerdo con las partes interesadas clave previamente
identificados, la palabra
Fig. 2. ARDI fase 1 en el Río Cocodrilo: "¿Cuáles son los principales
actores que parecen ser capaces de, o tienen que desempeñar un papel
decisivo en la gestión del caudal de los ríos" Las palabras o conceptos
escritos en rojo se han añadido durante las etapas posteriores del ARDI.
Las palabras o conceptos que figuran en cursiva han sido propuestos por el
facilitador para salir de un callejón sin salida. Un cuadro de cruzar
significa que la idea fue finalmente rechazada.
"Recursos" que se aplique exclusivamente a los bienes o productos
utilizados por cualquiera de las partes interesadas (Fig. 3).
Durante la construcción colaborativa de la lista, los principales tipos de
recursos a menudo se agrupan en cinco categorías principales
(infraestructura, agua, minerales, plantas y animales). Para cada uno de los
recursos mencionados, el altavoz se les pide que justifiquen su elección y
se le anima para especificar qué indicador parece ser la más relevante para
la toma de decisiones de gestión sobre ese recurso. Este indicador puede
ser cuantitativa o cualitativa, y si hay debate o desacuerdo, varios
indicadores se puede aplicar a un determinado recurso. Los participantes
están invitados a explicar cuáles son las características de los recursos
están siendo considerados antes de tomar una decisión sobre ese recurso.
Debido a que algunos recursos son de carácter temporal, uno puede tener
que especificar el período de existencia (la temporada, el año favorable)
y / o la duración de la existencia (vida útil de un edificio, tiempo para el
llenado de una represa). Los recursos que funcionan como variables
exógenas, pero cuyas características son esenciales en el funcionamiento
del sistema también se pueden mencionar (por ejemplo, las precipitaciones
en zonas áridas o secas).
Este conjunto de indicadores se utilizarán después, durante la
implementación del modelo y las medidas de desarrollo de escenarios,
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para visualizar y comparar los puntos de vista de los interesados (Etienne
et al., 2003).
Se hicieron varios cambios al esquema de recursos durante el proceso de
modelado: cuando el proceso de "lixiviación de nutrientes", fue adoptado
en la etapa 3, los animales criados cerca del río, como la trucha,
cocodrilos, avestruces o, se han añadido. Sin embargo, las partes
interesadas tuvieron problemas para encontrar una palabra genérica.
Finalmente, después de un tiempo, la sugerencia del facilitador de
"animales de cría" fue aceptada.
Identificar los procesos clave ("D de la dinámica")
La tercera etapa del proceso consiste ARDI de enumerar los principales
procesos que conducen a cambios en el territorio en relación a la pregunta
(Fig. 4). Estos procesos pueden hacer frente a las dinámicas ecológicas
(por ejemplo, la vegetación o las transiciones de flujo de agua), la
dinámica económica (por ejemplo, las fuerzas del mercado, el monto de
los subsidios), o la dinámica social (por ejemplo, la cohesión social, la
transferencia de conocimientos). Si la lista es grande, el facilitador pide a
los participantes que clasificaran las 10 principales procesos mediante la
asignación de "10" a la más importante y "1" a lo menos. Luego el
facilitador resume las puntuaciones otorgadas por cada participante y
selecciona a los cinco procesos que obtienen la puntuación más alta. Para
estos procesos, se hacen diagramas para reflejar las perspectivas de los
participantes en lo que las fuerzas están impulsando cambios con respecto
al cual los recursos.
Fig. 3. ARDI fase 2 en el Río Cocodrilo: "¿Cuáles son los principales
recursos de la cuenca y la información clave necesaria para apoyar su
gestión" Las palabras o conceptos escritos en rojo se han añadido durante
las etapas posteriores del ARDI. Números de clasificar los elementos de
más (5) a la menos importante (1).
Cuando se trata de la dinámica ecológica, los participantes pueden ponerse
de acuerdo sobre los estados sucesivos tomados por la vegetación y
especificar los factores que hacen que la transición de un estado a otro,
incluyendo el tiempo necesario para pasar de un estado a otro. El diagrama
se puede diseñar ya sea in situ o como respuesta a una propuesta diseñada
por un experto. En las dos opciones, el diagrama debe distinguir
claramente entre las dinámicas relacionadas con las acciones humanas
(efecto de las técnicas aplicadas en la actualidad) y las dinámicas naturales
(como consecuencia de algunos tipos de usos de ser abandonado). Un
diagrama similar se puede aplicar a la dinámica del agua.
Al final de esta etapa, es conveniente revisar y modificar los esquemas y
para identificar posibles lagunas.
Hay tres tipos de espacios se pueden identificar: (1) una actividad o un
recurso fue identificado, pero ninguno de los participantes poseía un
conocimiento suficiente sobre él. Posteriormente, el grupo está de acuerdo
en hacer un llamamiento a un experto y designa a una persona para
identificar y movilizar el experto, (2) un actor importante fue olvidado en
el momento de la fase preparatoria, y el grupo estaba preocupado por esta
ausencia. Posteriormente, el grupo está de acuerdo en invitar a la persona a
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la siguiente fase, y (3) un actor, un recurso o un proceso dinámico que han
sido objeto de un desacuerdo total entre dos o más participantes.
Posteriormente, el grupo está de acuerdo en la elección de un experto y el
tipo de información solicitada a ese experto a fin de resolver este punto
muerto.
Algunos comentarios fueron recibidos y se realizaron cambios en el
diagrama de proceso durante los siguientes pasos. Al provocar el impacto
de la forestación en el caudal de los ríos, el SFRA sigla fue elegido porque
se corresponde con los términos de la ley: "flujo de la corriente de
reducción de actividad". Cuando se habla de la importancia de los
humedales, dos nuevos procesos se levantó y se han añadido: "La
reducción de flujo" y "Purificación de Agua". El grupo también podría no
ponerse de acuerdo sobre un proceso que vinculaba a las aguas
superficiales a la flora y la fauna. Después de mucha discusión, la
propuesta del facilitador de "Life Support", fue aceptada.
Las interacciones que suscitan ("I")
La última fase del método consiste en la síntesis de ARDI respuestas a las
tres preguntas anteriores, haciendo hincapié en la interacción entre los
usuarios y los recursos (Fig. 5). Es un proceso fundamental en el ejercicio,
ya que conduce a la modelo conceptual que representa todas las
interacciones relacionadas con la pregunta clave. Es aconsejable dedicar
más tiempo a esta fase, ya que generalmente toma un día y medio de un
simple diagrama (3-4 actores directos, los recursos 3-4), y un día para ver
un diagrama más complejo (5-8 actores directos, recursos 5-10).
Posteriormente, el grupo debe responder a la siguiente pregunta central:
¿Cómo cada uno de los interesados utilizar los recursos y modificar los
procesos?
El facilitador iniciará esta fase mediante la distribución y el resumen de
los esquemas desarrollados durante el proceso de ARDI, haciendo un
esfuerzo especial para aclarar si las personas nuevas se integraron en el
grupo. Cuando los diagramas son relativamente simples, el facilitador
invita directamente a los participantes a construir colectivamente un
diagrama de interacción. Para ello, el facilitador ponga el recurso principal
en el centro del diagrama y propone a la posición de los interesados
directos relacionados con este recurso. Cada
Fig. 4. ARDI fase 3 en el Río Cocodrilo: "¿Cuáles son los principales
procesos que impulsan los cambios en la Cuenca del cocodrilo que afectan
el caudal de los ríos?" Las palabras o conceptos escritos en rojo se han
añadido durante las etapas posteriores del ARDI. Las palabras escritas en
cursiva han sido propuestos por el facilitador para salir de un callejón sin
salida. participante, a su vez, opta por añadir una interacción entre un actor
y un recurso o entre las partes interesadas y los interesados otro. El
participante puede añadir un enlace en el diagrama colectivo o pedir que
agregue uno de los actores de la lista, que aún no ha sido incluido en el
diagrama de colectivo. Cada nueva interacción propuesto debe incluir un
verbo que especifica el tipo de acción que genera el enlace. El proponente
deberá justificar su elección e indicar, si lo saben, el tipo de información
utilizada por los actores para tomar la decisión correspondiente (por
ejemplo, puedo reducir mi consumo de agua de riego debido a que el nivel
de agua en mi presa es inferior a 3 m, y yo buscará un acuerdo con la
12
Asociación de Usuarios de Agua debido a que más del 30% de los
habitantes se quejan de la falta de agua potable). Finalmente, cuando todas
las flechas se dibujan, a los participantes ubicar en el diagrama de los
procesos clave identificados durante la "D" etapa del proceso de ARDI
anotando sus siglas, además de la flecha para representar una interacción
que se cree que afecta fuertemente el recurso o las partes interesadas.
Cuando los diagramas de llegar a ser demasiado compleja, es preferible
proceder al dividir el ejercicio en varias porciones manejables. Dos
opciones son posibles. Si varios objetivos clave se identificaron
claramente a estar en juego durante el proceso de co-construcción, el
facilitador propone crear un diagrama de interacciones de cada uno de
estos niveles y conduce el procedimiento descrito en el párrafo anterior
tantas veces como sea necesario para completar el diagrama.
En este caso, el facilitador debe tener cuidado de que los recursos y los
grupos de interés expresados por los participantes siguen relacionan bien
con el juego elegido, y en caso de duda, para aclarar la relación
considerada. Si los objetivos principales no están claramente identificados,
el facilitador propone agrupar los recursos en categorías, a continuación,
constituye grupos de trabajo en los tres o cuatro categorías que parecen ser
más importantes para los participantes. En este caso, es necesario añadir
una fase de combinar y comparar los tres o cuatro diagramas construidos.
El papel del facilitador en la "interacción" paso es particularmente
importante y delicada, ya que él / ella es responsable de la construcción de
un diagrama de fácil acceso y reconocible a la vez que facilitar la
interacción y los insumos (teniendo cuidado de no confundir las
representaciones y las flechas cruzadas " ", etc.) El facilitador tiene que
prestar atención a la claridad de las aportaciones de los participantes (y
evitar la polarización y ponerlos en posiciones incómodas), y necesita
volver a examinar periódicamente las entradas que no están integrados en
el esquema (es decir, las cajas sin flechas) sin forzar demasiado a los
participantes mucho. El facilitador al mismo tiempo busca lograr tres
objetivos: (1) preparar gradualmente un esquema común que es
comprensible para todos, (2) para identificar las interacciones claras e
indiscutibles, y (3) para dejar la posibilidad para hacer frente a los lapsos
de la memoria. Además, el papel del facilitador es pedir a cada
participante para la reformulación de sus aportaciones a fin de evitar los
verbos poco informativas (por ejemplo, el forestal maneja la tierra, el
agricultor
ig. 5. ARDI fase 4 en Río Cocodrilo: "¿Cómo es cada uno de las partes
interesadas utilizar los recursos y modificar los procesos de" cajas blancas
indican las partes interesadas, las cajas verdes indican los recursos, en
negrita indican los procesos de códigos de letras y texto en color azul
indica las acciones. Las palabras o conceptos escritos en rojo se han
añadido durante las etapas posteriores del ARDI.
las explotaciones del campo, el gerente administra el presupuesto), o para
conservar únicamente las interacciones que tienen sentido de acuerdo a la
pregunta (por ejemplo, en un ejercicio de prevención de incendios y la
urbanización, la interacción entre los agricultores de cereales y su campo
de cultivo se limitaba a arar la rastrojos después de la cosecha, ya que era
el único que afecta a la sensibilidad de la tierra al fuego).
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Este paso es la interacción en general, los más ricos y más interesante del
proceso de co-modelado. Para capturar esto, es esencial mantener un
registro del proceso de construcción de los cuatro diagramas. No hay un
valor específico en saber por qué y cómo un actor en particular, de los
recursos, o la interacción se ha mencionado, retuvo, eliminado o
transformado. Es posible utilizar muchos medios para alcanzar este
objetivo: la grabación de audio (muy completo, pero consume mucho
tiempo a analizar), el uso de una secretaria que se dedica a esta tarea (muy
eficaz, ya que rápidamente puede dar cuenta de la secuencia seguida y
cómo las decisiones estaban justificadas, pero requiere de una persona
adicional), o el uso de una tabla interactiva o una cámara digital para
tomar una serie de fotografías de los esquemas, ya que se están
construyendo (muy demostrativo pero requiere un equipo en particular o
una persona que se dedica parcialmente a la del ejercicio).
Tomando las perspectivas más
La realización de estas cuatro etapas conduce al establecimiento de un
modelo conceptual. Este modelo es una salida crítica del proceso de ARDI
porque es una representación gráfica de cómo los interesados perciben que
el sistema funcione. Esto tiene implicaciones fundamentales para las
siguientes etapas: diseño e implementación de un plan de gestión del
territorio basada en el entendimiento de colaboración establecido
capturado en los diagramas. Dos opciones surgen para el grupo de trabajo
que tomará las medidas que duró el a la siguiente fase: (1) elaborar una
propuesta para un plan de gestión (por ejemplo, el plan concertado de
investigación, carta de desarrollo sostenible), basado en el esquema
conceptual, o (2 ) desarrollar un modelo de simulación por ordenador que
ayudará en la toma de decisiones y el diálogo. En el primer caso, el
pensamiento se centra en el territorio y sus prioridades de desarrollo, la
educación y la investigación.
En el segundo caso, el pensamiento se centrará en la implementación de
un modelo de computadora o un juego de rol para ayudar a las partes
interesadas se transportan hacia el futuro e imaginar y colectivamente
imaginar adaptación de co-manejo escenarios. En ambos casos, el método
de ARDI es valioso y útil, ya que trabaja con una concepción colectiva
establecida en el territorio y proporciona una herramienta concreta para la
aplicación de los conceptos de manejo adaptativo.
El método de ARDI también se puede aplicar con el objetivo específico de
investigación de la comparación de los modelos mentales individuales y
colectivos, o vigilar los cambios en los modelos mentales en un proceso de
colaboración. En este caso, el enfoque se puede dividir en dos pasos:
primero, una serie de entrevistas individuales donde se suscitó el modelo
mental de cada actor de la forma del sistema, la función, el estado y la
dinámica, a continuación, un ejercicio colectivo de co-construcción de lo
que podría se llama una representación compartida del sistema (Mathevet
et al. 2011). Este enfoque particular, se necesitan más los arreglos
logísticos y los acuerdos con los participantes, y es útil como una
herramienta para la reflexión conjunta sobre la aparición de co-manejo de
un recurso en particular.
En algunos aspectos, el método tiene similitudes con los métodos de
estructuración de problemas, tales como el uso de un modelo como un
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objeto de transición, el énfasis puesto en el proceso del grupo, y la
importancia de las habilidades de facilitación (Eden y Ackerman 2006). A
medida que se concentra en la etapa preliminar de la cuestión de la
conceptualización de modelado y la visualización de un modelo mental
compartido, sino que también se puede comparar con o completada por
otros métodos desarrollados para el pensamiento sistémico y aplicado a la
gestión de los recursos naturales, tales como diagramas hexagonales
(Hodgson 1992), el grupo de modelo de construcción (Richardson y
Andersen 1995), diagramas de influencia (Cain et al. 1999), el modelado
de circuitos causales (Sterman, 2001), o de valores y diagramas de flujo
(Takahashi 2008).
La contribución del método de ARDI descentralizados planteamientos
democráticos para la gestión de los recursos naturales debe ser evaluada
críticamente a la luz de la obra que aquí se presenta (véase D. Du Toit,
Biggs H. y S. Pollard, manuscrito no publicado). Tres aspectos sensibles,
identificados como temas críticos en las críticas recientes de los métodos
para mejorar la participación de los interesados en la gestión ambiental
(Lynam y cols. De 2007, Reed 2008, VOINOV y Brown 2008), es preciso
destacar.
En primer lugar, la facilitación altamente calificada es necesaria para
garantizar el respeto mutuo, la convivencia y la seguridad psicológica con
el fin de llegar a un empoderamiento de todos los participantes. Las
habilidades específicas son necesarias para anticipar reacciones
inesperadas debido a la peculiaridad del proceso, a tener en cuenta todos
los tipos de conocimiento como legítimo, y ser sensible y receptivo a las
relaciones de poder entre las personas involucradas en los talleres de
colaboración.
En segundo lugar, prestar especial atención a la legitimidad del proceso y
la representatividad de las personas involucradas. Por lo tanto, el método
debe ser adaptado a un determinado contexto, la toma de decisiones, y
debe tener debidamente en cuenta los objetivos, la naturaleza y el estado
de los participantes y el nivel adecuado de compromiso.
En tercer lugar, los objetivos del proceso participativo debe estar
claramente definido y acordado en el inicio del proceso, y regularmente
registrados y revisados durante la búsqueda. Esta meta es probable que sea
con frecuencia cuestionada por la complejidad y la incertidumbre
presentada por el nuevo modelo mental.
En concreto, la aplicación del método de ARDI ha demostrado fortalezas
en la comprensión de las perspectivas de las partes interesadas y los
valores, y proporcionar una manera eficaz de llegar a una representación
compartida de un sistema complejo. Se apoya la participación de los
interesados en un proceso que pone énfasis en la equidad de
empoderamiento, la confianza y el aprendizaje (Reed 2008). Permite una
integración de los laicos, técnicos y de conocimiento científico haciendo
hincapié en la elección de los términos claros y sencillos, y facilitar el
acceso a las diferentes formas de pensar y representar una situación. El
método se encarga de que los profesionales no se preocupan cuando los
resultados son contradictorios o inesperados, sorpresas y ayuda iniciales
individuales que se transforman en inesperados descubrimientos
colectivos (Lynam et al. 2007).
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Las respuestas a este artículo se puede leer en línea en:
http://www.ecologyandsociety.org/vol16/iss1/art44/responses/
Agradecimientos:
Los autores desean agradecer al Instituto Francés de la Biodiversidad y el
programa MAB-UNESCO para el apoyo financiero prestado a los estudios
de casos francés y occidental de África, y el Parques Nacionales de
Sudáfrica y la Comisión de Investigación del Agua para el estudio de caso
de Sudáfrica. También queremos agradecer a los participantes en los
muchos talleres que se organizaron en Francia y en África Occidental y
del Sur para desarrollar y validar esta metodología.
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ARDI: A Co-construction Method for Participatory Modeling in Natural Resources ManagementMichel Etienne 1, Derick R. Du Toit 2, and Sharon Pollard 2ABSTRACT. The outcomes of a series of tests of the ARDI (Actors, Resources, Dynamics, and Interactions) method in complex cases or conflict-ridden situations is presented. ARDI is part of a companion modeling approach that makes it possible to engage a broad spectrum of stakeholders in the design and development of land and water management plans. It is based on participatory workshops that set out to collaboratively imagine a future open, dynamic management system, capable of adaptation and anticipation, by gathering the various stakeholders in a partnership to examine conservation of the natural resources and promoting a sustainable development. Its originality lies in the co-construction of a “conceptual model” of the functioning of the territory, according to an overarching, negotiated development question. The approach is based on the collective articulation of the key elements of a context or territory by stakeholders such as managers, representatives, socio-professional technicians, nongovernmental organizations, experts, and scientists, and local policy makers. This sharing of representations is done by means of a series of collective workshops during which Actors, Resources, Dynamics, and Interactions constituting the profile of the territory are identified and clarified. This work of co-construction is conducted within a precise methodological framework that we present in a step-by-step format. The method is grounded in concrete experience gleened from tests conducted by the authors over the past five years. Finally, the requirements for specific skills as well as pitfalls to avoid when applying the method are discussed.Key Words: co-construction; collective mental model; conceptual model; facilitation; natural resources management; participatory modelingINTRODUCTIONThe application of simulation models in collaborative decision making for the management of natural resources is a characteristic of adaptive management (Holling 1978, Walters 1986). But the use of these models to
stimulate the participation of stakeholders in the development of management scenarios is much rarer (Costanza and Ruth 1998, Bousquet et al. 2002, Ozesmi and Ozesmi 2004, Bosch et al. 2007). The progressive shift from management planning based on an authoritative or rationalist approach towards the incorporation of tools for mediation based on democratic approaches (Van den Belt 2004) calls for the emergence of new tools that focus on co-construction of meaning and the sharing of information and understanding regarding a particular context that is to be managed.Environmental issues are often technically complex and deeply embedded in the minds, hearts, and practices of society. As such, their resolution requires the collaboration of public authorities, private business, and scientific experts, groups of users, social interest groups, non-governmental organizations, and representatives of stakeholders in the particular ecological domain (Bouwen and Taillieu 2004).Methods and approaches that facilitate the development of shared problem perspectives have improved their effectiveness by melding different kinds of knowledge and different competencies.They do this by involving multiple actors or stakeholders in collectively constructing a social learning process. These processes result in shared or collective mental models of the issues or problem.Recent papers demonstrate that these participatory processes produce better outcomes than classical top-down processes (Lynam et al. 2007, Reed 2008, 1INRA-Ecodevelopment Unit, 2AWARD Voinov and Brown 2008, Voinov and Bousquet 2010), particularly in terms of experiential learning about the issue, about solutions to technical problems, about other stakeholders, or about communicational and organizational learning (Daré et al. 2010). The role of these participatory processes in social change has barely been evaluated, but recent work on companion modeling (Etienne 2010) provides evidence of interesting changes in social representation of environmental issues (Mathevet et al. 2011) or in social organization to face environmental problems (Gurung et al. 2006).Following a series of tests of methods conducted in multiple use and multi-stakeholder contexts (natural areas with multiple use, biosphere reserves, regional or national parks) or in conflict situations (heritage sites, urban-forest interfaces), a companion modeling approach was developed and applied, which made it possible to involve stakeholders in the design of land and water management plans (Etienne 2006). This approach is
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based on participatory workshops that were set up to envision an open, dynamic management approach, capable of adaptation and anticipation, by gathering the various stakeholders together to promote sustainable development and conserve shared resources. Its originality lies in the co-construction of a shared “conceptual model” of the relationships and functioning of the different aspects of a particular context or territory. This is usually conducted in relation to a specific and negotiated development question.The approach focuses on encouraging participants to describe, explain, and predict the purpose, form, function, and state of a given system (Rouse and Morris 1986), so as to elicit causal knowledge as defined by Jones et al. (2011). It is based on the collective articulation of the key elements of a territory and context by affected stakeholders such as managers, representatives, socio-professional technicians, non-governmental organizations, experts and scientists, and local policy makers. It frames the elicitation of individual learning that then leads to the emergence of collective learning (Röling 2002).This sharing of representations results in the progressive emergence of a collective “mentalmodel” due to changes in the individual’s schemas that occur primarily through nonconscious processes in response to experiential learning during repeated exposure to novel ideas and relationships (Beratan 2007). This dialogical process is achieved through a series of collective workshops during which Actors, Resources, Dynamics, and Interactions (ARDI) are identified and clarified by the participants themselves. The work of coconstruction is conducted within a precise methodological framework which we present and illustrate by means of concrete examples from the tests we conducted over the past five years.KEY QUESTION AND KEY PARTNERSThe success of participatory modeling depends on three key choices that are made at the start of the process. These choices have to be discussed among the mandatory partners and the facilitators of the approach during one or more preparatory meetings.The first choice involves clearly defining the territory under question and identifying and formulating the question to be addressed.Environmental decision making may encompass conflicts over resource management or hidden sociological or ecological agendas and interests.
Thus, formulating a precise and clear question that is easily understood by a wide set of stakeholders is a crucial entry into the ARDI process. When the demand for such an intervention arises directly from local stakeholders, the facilitator should engage with it, identify key stakeholders and participants, and collaboratively define the central question or issue to be addressed. If the demand comes from a scientific interrogation or research, the facilitator has to formulate the central question or objective in a way that will convince key stakeholders to collaborate (Daré et al. 2009).The second key choice involves identifying one or several facilitator(s). Their aptitude and legitimacy to lead the process of design-validation-use of ARDI tools has to be ascertained.Thirdly, it is necessary to pay special attention to the composition of the working group: the choice of partners and meeting place, the periodicity of the workshops, and the method of invitation are all important contributors to the success of the method.This is mainly because the representativeness of the participants and thus the richness and relevance of the conceptual model depend on the composition of the group.The ARDI method has been tested under a variety of conditions, key questions, and contexts. A diversity of territories were involved, including a mountain pasture where contradictory resource access rights led to a conflictive situation; a water catchment where compliance with the water law was questioned; a set of municipalities that were concerned with the same forest fire risk; and a wide river delta where many human activities were overlapping. The conditions that led to the use of a participatory modeling process included solving or avoiding potential land use conflicts (Rouan et al.2010), imagining a more sustainable management scheme for a region (Simon and Etienne 2010, Souchere et al. 2010)), and assessing the impact of a regulation on water (Biggs et al. 2008) or biodiversity management (Anselme et al. 2010).The success of this approach to natural resources management lies in the relative independence of an external scientific agent who is familiar with and is skilled in handling the methodological aspects.However, there is a distinct advantage to engaging a researcher as facilitator who is skilled in both the ecological sciences and social sciences and who has basic experience in facilitating debates between
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researchers and managers. But a communication expert can also easily play this role. That is the reason why the method was applied mainly by French researchers who were working in the field of companion modeling (Collectif Commod 2006), but several agents of regional natural reserves were trained to apply it in France, and mediators are currently being trained in western African biosphere reserves.Finally, several criteria should be considered when choosing participants for the exercise. While the choice is flexible (it is possible to invite a new participant in the course of the exercise), the process gains from having access to an initial “core group” that will be present throughout the process of coconstruction.Apart from the compulsory reflection on the representativeness and legitimacy of the participants, which is commonly discussed in any participatory approach (Steyaert and Lisoir 2005), the composition of the core group can give priority to different factors. Linkages between stakeholders in resource management that occur at different spatial and institutional levels may enhance some cross-scale interactions that can empower local level user groups in creating social and political capital (Adger et al. 2005). Ensuring that less powerful stakeholders are involved as a means of promoting an equitable outcome of the participatory process may also be a determining criterion (Barnaud et al. 2008).Four types of situations were encountered during the testing process:1. Priority was given to a scientific representation of the system. The participants were mainly researchers of topics related to the issue, and perhaps who had grounded experience of the field or were from very similar situations.2. Priority was given to a global understanding of the system. The participants were chosenfrom extension services whose local experience legitimized their position to speak on behalf of the stakeholders that they frequently come in contact with. It is important to ensure that all activities that relate to the defined issue are covered but that over-representing any one activity is avoided (for example, inviting three foresters because there are three forest companies working in the territory).3. Priority was given to the involvement of local stakeholders who have an overall view of the system. The participants were selected from local stakeholder representatives who were chosen for their legitimacy (for example, they were elected democratically or were a leader of a
professional organization) and for the relevance of their activity to the initial question.4. Priority was given to the involvement of local stakeholders while seeking to cover the diversity of the system. Emphasis was placed on selecting local stakeholders whose actual practices were relevant to a particular question rather than selecting formal leaders of groups of stakeholders.The position and status of researchers in the process was variable, and the significance of this is still being debated among the companion modeling community. The general rule is that researchers with knowledge of the context and major processes (social, technological, economic, ecological, and political) should be engaged. Some bring expertise to the initial stage; while others will be engaged at a specific workshop (for example, the discussion on system dynamics or the design of the interactions diagram) if the participants feel there is a need for expertise on a particular topic. This differentiation is relatively easy in the field of ecological sciences.It is problematic in the field of social sciences where the researcher may play the role of the “expert” who has a global view of the social relationships or economic flows but who will frequently be confronted with diverging points of view raised by the stakeholders who may have greater legitimacy to speak about social or economic issues (Charles et al. 2008).Additional factors such as the choice of the venue and the duration and frequency of the meetings depend on many issues that are external to the exercise itself. But some principles should be negotiated and respected if the method is to be successfully applied. For example, it is desirable that the location of meetings is easily accessible to participants, and is on neutral ground. If not, this should be acknowledged lest it become an overt or hidden issue within the proceedings. Each meeting should be planned to last at least two hours, and the participants must remain focused on the collaborative exercise. In order to permit participants to keep a precise record of the decisions made and to follow up easily the step-by-step running of the ARDI method, the ideal is to conduct all the workshops over a period not exceeding one month. The meetings may be held in one of the following formats: (a) in a two-and-a-half-day workshop, (b) during one half-day per week, or (c) over three separate days. Ideally, the choice should be negotiated with the participants.THE ARDI METHOD
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ARDI is an acronym of the four French words, "Acteurs", "Ressources", "Dynamiques", and "Interactions", that identify the four steps the method uses to elicit stakeholder mental models of the system they are working or living in. Thus, it allows the progressive emergence of a shared representation of the components and dynamics of the system by describing stakeholders, the resources, the processes, and the interactions between them. The steps involved in conducting an ARDI process are described in detail below.Co-constructing a common representationThe first step of the companion modeling approach following the ARDI method focuses on collectively identifying the principal stakeholders who are concerned with the key question, their management entities, the resources used, and the main processes that are driving changes that affect these resources.The group that takes part in the co-construction of the model must clearly address a key question, the formulation of which is adapted to the issue at stake.In the South African case study, the issue that was tackled was formulated as follows: What do you think about water resources use and management in the Crocodile Catchment? What is driving change in the flow of the Crocodile River? For the ARDI exercise, the issue was first split into the following three questions:1. What are the main stakeholders that interact with the river and its flow?2. What are the main resources of the catchment in relation to water flow?3. What are the main processes that drive changes in the Crocodile Catchment that affect the river flow?Depending on the extent and complexity of the territory concerned and on the level of detail required, the collective response to each of these three questions can take between 1 and 3 hours. It is important that the order of questions be respected and the facilitator take care that each participant has the opportunity to voice an opinion. In the sessions we facilitated, the following simple procedure was adopted: (1) a drawing was made on an interactive white board that was visible to and understandable by all the participants, (2) for each element of ARDI, each participant had the opportunity to respond, and (3) only one concept was be proposed at a time. This formal procedure is used to systematically elicit a representation of the system and to avoid premature digression and discussion.
To facilitate the sharing of mental models and representations, the answers to the questions are formulated as lists of words with a minimum of coding, which makes it possible to easily classify the information and represent it on a diagram. The workshop is generally led by two people: a facilitator and an observer/recorder.A key role of the facilitator is to ensure clarity and general agreement about the terms or concepts used, such as when a response is either too generic (e.g., manager), or uses a term that can lead to confusion (e.g., ash can be a plant material, a woody plant, or the residue from a fire). The role of the observer/recorder is to keep track of the exchange between members of the group or between one participant and the facilitator. Among the key interactions to monitor, three are particularly important:1. By observing the attitudes of the participants to each other (who is supporting whose idea, who is arguing against whose idea), some social links can be revealed.2. Writing down and analyzing the nature of arguments developed to support or to contradict a proposal permits the analyst to identify the domain of justification (Boltansky and Thévenot 1991) or the way participants frame the issues (Bouwen and Taillieu 2004) when they evaluate any submitted item.3. Keeping track of the reasons advanced for changing a previously accepted concept or term is a good way to follow up the group dynamics.The first aspect facilitates identification of social networks, the second facilitates better understanding of individual mental models, and the third facilitates keeping track of the path followed to reach an agreement.For instance, in the Crocodile River process, after each ARDI exercise, the facilitator and the observer discussed their observations and identified, for each point that required discussion and argumentation, which justification domain (Boltansky and Thévenot 1991) the participants appealed to, in order to assert their choice. During the step used to identify the key processes that drive changes that affect the river flow in the Crocodile Catchment, 12 processes were mentioned by the 10 interviewees.Among these, biodiversity laws, climate change, forestry development, nutrient leaching, stream flow, water rights reallocation, and chemical modification were identified twice; drought, sediment load, tourism development, and crop market were identified three times; and population increase was identified seven times. The analysis of the ways these
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assertions were justified identified science, market/economics, and legal domains as being the most frequent (Fig. 1).Identifying key actors (“A”)The first stage of the ARDI process culminates in the “actors” diagram, which is composed of the list of stakeholders and the corresponding management entities and the links between them (Fig. 2). The exercise proceeds in three stages. Initially, the participants simply list the stakeholders who they consider to be associated with the question. As long as new suggestions for stakeholders are proposed, the facilitator goes on with the next participant or begins a new round from the floor. Each actor proposed must be a direct stakeholder (people who use or whose practices have a direct impact on key resources of the territory), or an indirect stakeholder (people whose actions will encourage the direct stakeholders to change their practices). Generally, the indirect actors refer to people who either bear a public policy, enforce a regulation, or provide financial support. Even if they are likely to be outside of the territory, it is the way to account for decisions made at higher scales than the scales defined by the case study spatial limits. The facilitator adds each input to the interactive board by using a new label and colors to distinguish the category to which it belongs (for example, black case for the direct ones, blue for the indirect ones).The facilitator may suggest subclasses to increase the precision with which certain types of actors are defined (e.g., farmers may be subdivided into sugar cane and citrus farmers) or challenge the assignment to a category if there is not consensus in the room.A typical example of this type of intervention is the status given to the entity "herd". Certain participants will position it as a resource; others will regard it as an actor. When the grazing impact on grassland dynamics is a significant process, the facilitator may ask whether participants think that the herd is autonomous (it decides where, when, and how much it will graze), or if it depends mainly on the decisions of the shepherd/farmer. In the first case, the herd will be retained as a stakeholder; in the second case, it will be listed as a resource managed by the shepherd.Next, the facilitator asks the participants to specify the links that exist between the identified stakeholders and to clarify this relationship in a simple way. Progressively, arrows are added according to suggestions made by the participants.
The facilitator progressively shapes the diagram by bringing closer the stakeholders who have many relations and moving those away that do not have Fig. 1. Frequency of justification domains used by workshop participants to justify their selection of key processes that drive changes in the Crocodile Catchment. any. When the participants consider that the main interactions between actors have been represented, the facilitator can identify or question incongruities and gaps (e.g., no link between the municipalities and the developers) or point out stakeholders who have no relation with any others. In the latter case, the facilitator launches a deliberation on the relevance of retaining this actor in the diagram, while the observer keeps record of the decision made by the group and the justification for the decision (the landowner is a typical example of a stakeholder who does not have a link with anybody but who is often retained in the diagram because he/she can easily block the development of the activities of another stakeholder).Lastly, always adhering to the principle of the negotiation, the participants must identify and clarify the management entities used by each direct stakeholder. Those can be spatially explicit entities (forest plot, water catchment, dam), or not (fish, cash).The diagram must clearly reflect the changes made during the subsequent steps in the ARDI process.Red letters are conventionally used for topics added; italics are used for terms proposed by the facilitator. Words that are crossed out represent topics that were eliminated when elaborating ongoing diagrams.Figure 2 shows that when “Water Abstraction” was mentioned during the Interaction step of the ARDI process, “Rural Community” was acknowledged as not being an important stakeholder since the amount abstracted was considered to be insignificant. The rural community stakeholder concept was therefore eliminated. The irrigation farmer class was split into two categories in order to set apart commercial farmers, who were identified as consuming much less water than irrigation farmers. Foresters were also split into two categories according to the level of compliance with the Water Act. However, this decision was reconsidered at the end of the ARDI process. National and provincial authorities were aggregated because one was seen as being the arm of the other. Finally, two new stakeholders appeared during debates on interactions around the
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action “to pollute”: developers and urban residents. In such a way, actors are added and removed from the representation in a discursive manner, the main point being that the category and its meaning are clarified as a social, dynamic process.Identifying key resources (“R”)The second stage consists of listing the relevant resources of the territory according to the key stakeholders previously identified, the wordFig. 2. ARDI stage 1 at Crocodile River: “What are the main stakeholders that seem to be able to or need to play a decisive role in managing the river flow?” Words or concepts written in red were added during the later steps of the ARDI. Words or concepts written in italics were proposed by the facilitator to get out of a deadlock. A crossed box means that the idea was finally rejected.“resource” applying exclusively to goods or products used by any of the stakeholders (Fig. 3).During the collaborative construction of the list, the principal types of resources are often grouped within five main categories (infrastructure, water, minerals, plants, and animals). For each resource mentioned, the speaker is asked to justify his or her choice and is encouraged to specify which indicator seems to be the most relevant to making management decisions regarding that resource. This indicator can be quantitative or qualitative, and if there is debate or disagreement, several indicators may be applied to a particular resource. Participants are encouraged to explain which characteristics of the resource are being considered before making a decision about that resource. Because certain resources are temporary, one may have to specify the period of existence (season, favorable year) and/or length of existence (lifespan of a building, time for filling of a dam). The resources functioning as exogenous variables but whose characteristics are critical in operating the system can also be mentioned (e.g., the rainfall in arid or dry zones).This set of indicators will be used afterwards, during the model implementation and the development scenarios steps, to visualize and compare the stakeholders’ points of view (Etienne et al. 2003).Several changes were made to the Resource diagram during the modeling process: when the process “Nutrient Leaching” was adopted at stage 3, the animals farmed near the river, such as trout, crocodiles, or ostriches, were added. But the stakeholders had problems finding a generic word.
Finally, after a while, the facilitator’s suggestion of “Farmed Animals” was accepted.Identifying key processes (“D for dynamics”)The third stage of the ARDI process consists of listing the main processes that drive changes in the territory in relation to the question (Fig. 4). These processes can deal with ecological dynamics (e.g., vegetation transitions or water flow), economic dynamics (e.g., market forces, amount of subsidies), or social dynamics (e.g., social cohesion, knowledge transfer). If the list is large, the facilitator asks the participants to rank the 10 main processes by assigning “10” to the most important one and “1” to the least. Then the facilitator sums up the scores given by each participant and selects the five processes that get the highest score. For these processes, diagrams are drawn to reflect participant perspectives on what forces are driving changes with respect to which resources.Fig. 3. ARDI stage 2 at Crocodile River: “What are the main resources of the catchment and the key information needed to support their management?” Words or concepts written in red were added during the later steps of the ARDI. Numbers rank the items from the most (5) to the least important (1).When dealing with ecological dynamics, participants may agree on the successive states taken by the vegetation and specify the factors that cause the transition from one state to another, including the time required to move from one state to the next. The diagram can be designed either in situ or as a response to a proposal designed by an expert. In the two options, the diagram must clearly distinguish between the dynamics related to human actions (effect of the techniques currently implemented) and natural dynamics (consequence of some types of uses being abandoned). A similar diagram can be applied to the dynamics of water.At the end of this stage, it is advisable to review and revise the diagrams and to identify possible gaps. Three types of gaps may be identified: (1) an activity or a resource was identified but no participant possessed enough knowledge about it. The group then agrees to call upon an expert and nominates a person to identify and mobilize the expert; (2) an important actor was forgotten at the time of the preparatory phase, and the group was concerned by this absence. The group then agrees to invite the person to the next phase; and (3) an actor, a resource, or a dynamic process were the subject of a total disagreement between two or more participants.
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The group then agrees on the choice of an expert and the type of information required from that expert in order to solve this deadlock.Some comments were received and changes were made to the Process diagram during the following steps. When eliciting the impact of afforestation on the river flow, the acronym SFRA was chosen because it corresponds to the terms of the law: “stream flow reduction activity”. When discussing the importance of wetlands, two new processes arose and were added: “Flow Reduction” and “Water Purification”. The group could also not agree on a process that linked surface water to flora and fauna. After much discussion, the facilitator’s suggestion of “Life Support“ was accepted.Eliciting interactions (“I”)The last stage of the ARDI method consists of synthesizing answers to the three preceding questions by stressing the interaction between users and resources (Fig. 5). It is a pivotal process in the exercise since it leads to the conceptual model that represents all interactions related to the key question. It is advisable to devote more time to this phase since it generally takes one half-day for a simple diagram (3–4 direct actors, 3–4 resources), and one day for a more complex diagram (5–8 direct actors, 5–10 resources). The group must then answer the following central question: How does each stakeholder use the resources and modify the processes?The facilitator will begin this stage by distributing and summarizing the diagrams developed during the ARDI process, making a particular effort of clarifying if new people were integrated into the group. When the diagrams are relatively simple, the facilitator directly invites the participants to collectively construct an interaction diagram. For that, the facilitator puts the main resource in the middle of the diagram and proposes to position the direct stakeholders related to this resource. EachFig. 4. ARDI stage 3 at Crocodile River: “What are the main processes that drive changes in the Crocodile Catchment that affect the river flow?” Words or concepts written in red were added during the later steps of the ARDI. Words written in italics were proposed by the facilitator to get out of a deadlock. participant, in turn, chooses to add an interaction between a stakeholder and a resource or between a stakeholder and another stakeholder. The participant can either add a link on the collective diagram or ask to add one of the stakeholders of the list, who has not yet been included on the collective diagram. Each new interaction suggested must include a verb that specifies the type of action that generates the link. The
proposer must justify their choice and indicate, if they know, the type of information used by the actors to make the corresponding decision (e.g., I reduce my use of irrigation water because the water level in my dam is less than 3 m; I will look for an agreement with the Water User Association because more than 30% of the inhabitants complain about the lack of drinking water). Finally, when all the arrows are drawn, the participants locate on the diagram the key processes identified during the “D” stage of the ARDI process by writing down their acronym besides the arrow to represent an interaction that is believed to strongly affect the resource or stakeholder. When the diagrams become too complex, it is preferable to proceed by dividing up the exercise into several manageable portions. Two options are possible. If several key goals were clearly identified to be at stake during the co-construction process, the facilitator proposes to create a diagram of interactions for each of these stakes and leads the procedure described in the preceding paragraph as many times as is necessary to complete the diagram.In this case, the facilitator must take care that the resources and the stakeholders mentioned by the participants continue to relate well to the chosen stake, and in case of doubt, to clarify the considered link. If key goals are not clearly identified, the facilitator proposes to group the resources into categories, and then constitutes working groups on the three or four categories that appear to be most important to the participants. In this case, it is necessary to add a phase of combining and comparing the three or four built diagrams.The role of the facilitator during the “Interaction” step is particularly important and delicate since he/ she is responsible for constructing an easily accessible and recognizable diagram at the same time as facilitating interactions and inputs (taking care to avoid confusing representations and “crossed arrows”, etc). The facilitator needs to pay attention to the clarity of inputs from participants (while avoiding polarization and putting them in uncomfortable positions), and needs to regularly revisit inputs that are not integrated into the diagram (i.e., boxes without arrows) without forcing the participants too much. The facilitator simultaneously seeks to achieve three objectives: (1) to gradually prepare a common diagram that is comprehensible to all, (2) to identify clear and indisputable interactions, and (3) to leave the possibility for addressing lapses of memory. Additionally, the facilitator’s role is to ask each participant to reformulate
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their input so as to avoid uninformative verbs (e.g., the forester manages the land, the farmerFig. 5. ARDI stage 4 at Crocodile River: “How does each stakeholder use the resources and modify the processes?“ White boxes indicate stakeholders, green boxes indicate resources, boldfaced letter codes indicate processes, and blue text indicates actions. Words or concepts written in red were added during the later steps of the ARDI.farms the field, the manager manages the budget) or to retain only the interactions that make sense according to the question (e.g., in an exercise on fire prevention and urbanization, the interaction between the cereal farmer and his crop field was restricted to ploughing the stubble after harvest because it was the only one that impacts land sensitivity to fire).This interaction step is generally the richest and most interesting of the co-modeling process. To capture this, it is essential to keep a record of the process of constructing the four diagrams. There is specific value in knowing why and how a particular actor, resource, or interaction was mentioned, retained, eliminated, or transformed. It is possible to use many means to reach this goal: audio recording (very comprehensive but very time consuming to analyze), the use of a secretary who is dedicated to this task (very effective because they can quickly give an account of the sequence followed and how decisions were justified, but it requires an additional person), or the use of an interactive table or a digital camera to take a series of pictures of the diagrams as they are being constructed (very demonstrative but it requires either particular equipment or a person partially dedicated to the exercise).Taking the perspectives furtherThe completion of these four stages leads to the establishment of a conceptual model. This model is a critical output of the ARDI process because it is a graphical representation of how the stakeholders perceive the system to function. This has fundamental implications for the next stages: designing and implementing a management plan for the territory based on the collaboratively established understanding captured in the diagrams. Two options arise for the working group that will take the ARDI steps to the next stage: (1) work out a proposal for a management plan (e.g., concerted research plan, charter of sustainable development) based on the conceptual diagram, or (2) develop a computer simulation model that will assist in decision making and dialogue. In the first case,
the thinking will be focused on the territory and its priorities of development, education, and research.In the second case, the thinking will focus on the implementation of a computer model or a role-playing game to help stakeholders transport themselves into the future and imagine and collectively envision adaptive co-management scenarios. In both cases, the ARDI method is valuable and useful because it works with a collectively established conceptualization of the territory and provides a concrete tool for applying the concepts of adaptive management.The ARDI method can also be applied with the specific research goal of comparing individual and collective mental models, or monitoring changes in mental models during a collaborative process. In this case, the approach can be split into two steps: first, a set of individual interviews where each stakeholder’s mental model of the system’s form, function, state, and dynamics is elicited; then a collective exercise of co-construction of what could be called a shared representation of the system (Mathevet et al. 2011). This particular approach requires additional logistical arrangements and agreements with participants, and is useful as a tool for collaborative reflection on the emergence of comanagement of a particular resource.In some aspects, the method has similarities with problem structuring methods, such as the use of a model as a transitional object, the emphasis put on the group process, and the importance of facilitation skills (Eden and Ackermann 2006). As it is concentrated on the preliminary issue conceptualization stage of modeling and on the visualization of a shared mental model, it can also be compared with or completed by other methods developed for systems thinking and applied to natural resources management, such as hexagon diagrams (Hodgson 1992), group model building (Richardson and Andersen 1995), influence diagrams (Cain et al. 1999), causal loop modeling (Sterman 2001), or stock and flow diagrams (Takahashi 2008). The contribution of the ARDI method to decentralized democratic approaches to natural resources management should be critically assessed in the light of the work presented here (see D. Du Toit, H. Biggs, and S. Pollard unpublished manuscript). Three sensitive aspects, identified as critical issues in recent reviews of methods to enhance stakeholders’ participation in environmental management (Lynam et al. 2007, Reed 2008, Voinov and Brown 2008), need to be highlighted.
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First, highly skilled facilitation is required to ensure mutual respect, conviviality, and psychological safety in order to get to a common empowerment of the participants. Specific skills are required to anticipate unexpected reactions due to the peculiarity of the process, to consider all types of knowledge as legitimate, and to be sensitive and responsive to the power relationships among the people involved in the collaborative workshops.Second, special attention has to be paid to the legitimacy of the process and representativeness of the people involved. Thus, the method should be tailored to a particular decision-making context, and should take due consideration of the objectives, nature, and status of participants and appropriate level of engagement.Third, the objectives of the participatory process must be clearly defined and agreed upon at the beginning of the process, and regularly recorded and revisited while proceeding. This goal is likely to be frequently challenged by the complexity and uncertainty presented by the emerging mental model.Specifically, the application of the ARDI method has demonstrated strengths in understanding stakeholders’ perspectives and values, and providing an effective way to get to a shared representation of a complex system. It supports stakeholders’ participation in a process that emphasizes empowerment, equity, trust, and learning (Reed 2008). It allows an integration of lay, technical, and scientific knowledge by stressing the choice of clear and simple terms, and providing access to different ways of thinking about and representing a situation. The method takes care that practitioners not be concerned when results are contradictory or unexpected, and helps initial individual surprises to be transformed into unexpected collective discoveries (Lynam et al. 2007).Responses to this article can be read online at:http://www.ecologyandsociety.org/vol16/iss1/art44/responses/Acknowledgments:The authors wish to thank the French Institute for Biodiversity and the UNESCO-MAB program for the financial support provided to French and Western African case studies, and the South African National Parks and Water Research Commission for the South African case study. We also want to acknowledge the participants in the many workshops that were organized in France and in Western and South Africa to develop and validate this methodology.
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