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La
n tur lez p stor l
de
l
norl a
c nnic
ebastiano
a K ~ i o
Un Premio Nobel espaol de literatura, el asctico poeta Juan
Ra-
mn Jimnez, escribi con filosfica parsimonia una frase que
se
dira
haber inspirado la eleccin del tema central de este Congreso Internacio
nal de Derecho Cannico, as como el modo de llevarlo al feliz trmino
que, con la gracia de Dios, estamos solemnizando: No corras, ve despa
cio, que adonde tienes que r es a ti mismo . Despus de tres aos de
cuidadosa preparacin estudio, con una rigurosa ejemplar metodologa
cientfica, en el sosegado marco acadmico de esta Universidad modelo,
centenares de ilustres canonistas de todo el mundo habis reflexionado
con calma profundidad sobre las caractersticas de la norma cannica,
es
decir, sobre el fundamento mismo de la ciencia eclesistica que culti
vis.
No habis querido dispersar vuestro empeo cientfico corriendo de
aqu para all frente a las polmicas superficiales de quienes
-demostran
do una insuficiente comprensin de esta compleja realidad divina
humana que
es
la Iglesia
2
-
ven todava con recelo la actividad legislativa
de la Iglesia, por decirlo con palabras del Santo Padre Pablo VI, como
si fuese opuesta a la libertad de los hijos de Dios o freno para el desarro
llo histrico del organismo eclesistico 3. El estudio que habis hecho,
co-
mo
una feliz continuacin de otras tareas cientficas sobre el mismo tema
realizadas en esta misma Universidad
4
,
os ha llevado por un cauce eminen-
1.
].
R. ]IMNEZ
Su sitio fiel
2n a
estacin total
(Madrid 1928).
2. Cfr. Const. Lumen Gentium n. 8.
3. PABLO
VI
Alocucin del 17
de
agosto de 1966, L'Osservatore Romano, 18-
VII-1965, p.
1.
4. III SIMPOSIO INTERNACIONAL DEL INSTITUTO
MARTN
E AZPILCUETA sobre el
tema
Pastoral Derecho
y
Organizacin
[Actas en
lus
Canonicum, XIII (1973), n. 26].
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SEB STI NO B GGIO
temente positivo
al
corazn del Derecho de la Iglesia. Y los frutos de esta
reflexin constructiva y serena constituirn
estoy seguro
la mejor apo-
loga que podrais haber hecho de la prestancia jurdica y la eminente
dimensin pastoral de la norma cannica.
Habis consagrado a la norma cannica
un
trabajo imponente, del
que he podido darme cuenta
por
la lectura
aunque
haya tenido que ser
l igera de las ponencias y comunicaciones y sin haber tenido la posibili-
dad de participar en los magistrales debates de estos das, y la habis es-
tudiado desde ngulos y puntos de vista entre s diversos y, a la vez, com-
plementarios: su historia, sus fuentes pretritas y actuales, su objeto mate-
rial y formal, sus criterios de autenticidad, sus relaciones y caractersticas
diferenciales con otros ordenamientos jurdicos. Ms an, superando la
actitud de
un
cierto dogmatismo cannico que renunciaba a la ayuda
de
la teologa para explicar la
ratio essendi
de la norma cannicas, vosotros
habis afrontado con decisin y competencia esa cuestin fundamental, que
me parece de capital importancia tambin para disipar de una vez los in-
justificados recelos antijurdicos a los que acabo de aludir. As habis rea-
lizado vuestro estudio no slo
en
sede de teora general del Derecho ese
mtodo bastara si el Derecho Cannico fuera
pero
no
e s
un
puro de-
recho humano), sino que habis trabajado tambin con aguda sensibilidad
teolgica, plenamente conscientes de que
es
el
ius divinum
el fundamento
esencial del Derecho Cannico y siendo inteligentes ejecutores de
un
man-
dato del Concilio Vaticano
II
que bien conocis y que, como quiera que
se le interprete, no puede dejar de introduciros
en
la esfera de la teologa
y
de
la pastoral:
In iure canonico exponendo respiciatur ad Mysterium
Ecclesiae) secundum Constitutionem dogmaticam De Ecclesid .
Porque slo
Cfr. tambin
J.
HERVADA-P.
LOMBARDA
El Derecho del Pueblo de Dios especialmente el
vol.
I: Introduccin.
a
Constitucin de la Iglesia); y numerosas monografas de la
colec
cin cannica sobre la naturaleza del ordenamiento jurdico de la Iglesia y el desarrollo de
sus normas a la luz de la eclesiologa del Concilio Vaticano II Estructura de la Organizacin
eclesistica, derechos fundamentales de los fieles, derecho constitucional y proyecto de ley
fundamental de la Iglesia, personalidad jurdica del laico, teologa sacramental y derecho
cannico, etc.).
5. Cfr. la famosa monografa de SANTI
ROMANO
L Ordinamento giuridico
Pisa 1918)
y en general, a cuantos siguiendo un planteamiento semejante han tratado de explicar la
juridicidad del Derecho Cannico y el fundamento de sus normas siguiendo nicamente
el paradigma del ordenamiento jurdico civil.
6.
Decr.
Optatam totius,
n. 16; cfr. tambin: S. Congregacin para la Educacin Ca
tlica, Litterae circulares de Doctrina Iuris Canonici Candidatis ad Sacerdotium tradenda
2.IV.1975), Seminarium,
15
1975), pp.
74.3-748.
En la exposicin del Derecho cannico ... , atindase
al
Misterio de la Iglesia, segn
la Constitucin dogmtica
De Ecclesia.
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LA NATURALEZA PASTORAL DE LA NORMA CAN6NICA
5
de esta manera la norma cannica puede comprenderse como
10
que esen
cialmente es: la norma jurdica de una sociedad que es, s, visible y huma
na, pero al mismo tiempo sobrenatural, fruto de un designio divino en
carnado en la historia de la humanidad; por tanto, la norma l o ha recor
dado expresamente el mismo Vicario de Crist0
7
- de un derecho sagrado,
insertado en la accin salvfica por medio de la cual la Iglesia contina
la obra de la Redencin.
y ste es el punto en el que viene a hacer acto de presencia en este
consistorio de catedrticos y sabios el humilde, aunque cualificado, operador
pastoral que os habla para proponeros algunas consideraciones nacidas mu
cho ms del ejercicio de una no comn responsabilidad que de la severa
bsqueda y de la pausada reflexin propia de los cientficos.
Si hay en la Iglesia un organismo al que conviene el apellido de pas
toral, ste es sin duda la Congregacin para los Obispos de la que se da
la circunstancia de ser yo el Prefecto. Y sin embargo si os fijais en la lista
de sus Consultores que figura en el Anuario Pontificio, al lado de algunos
Prelados que
10
son
x
officio,
los dems pertenecen todos
al
gremio de
los canonistas, por supuesto de los buenos canonistas. Ms an: no ha
mucho me toc interesarme para cubrir una vacante de importancia en el
Dicasterio y tuve la suerte de dar con un candidato que llenaba todos sus
requisitos y que era adems un buen telogo, pero que tena ya un encargo
en la Curia; se me objet entonces que qu falta le haca un telogo a la
Sagrada Congregacin para los Obispos.
Para los presentes sera del todo superfluo ilustrar cmo
en
el ejer
cicio de las atribuciones del sagrado Dicasterio encargado de promover,
in capitibus, la buena marcha de las Iglesias particulares y por tanto de la
Iglesia universal que en cada una de ellas inest t operatur S, sus respon
sables se encuentran a menudo en el deber de afrontar a nivel decisional
y prctico las tensiones conflictuales de un binomio Pastoral-Derecho que
en realidad no debera dar lugar a ningn tipo de conflicto, ya que sus
trminos convergen en la dimensin teolgica de la Iglesia. Quiz nunca
como hoy haya sido objeto este binomio de tanta atencin por parte de los
cultivadores del Derecho Cannico o de la Teologa Pastoral; pero os ase-
guro que mucho menos 10 es por parte de quienes la voluntad de Dios
llam a tareas de gobierno en servicio de la comunidad eclesistica.
Vosotros me enseis que si el nacimiento del Derecho Cannico
7 P BLO VI, Discurso a los participantes en un Curso de renovacin canonstica
13.xrr.1972): A A .
S
62
1972),
p. 23.
8. Decr.
Christus Dominus, n.
11;
cfr.
Const.
Lumen Gentium, n.
23.
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SEBASTIANO BAGGIO
como ciencia propiamente dicha se remonta al siglo XII) con la publica-
cin en 1141 del Decreto de Graciano, la Teologa Pastoral no nace en
cambio hasta el siglo XVIII) cuando el Abad benedictino Stephan Rautens-
trauch la introdujo como disciplina autnoma en el nuevo plan de estudios
eclesisticos aprobado el 3 de octubre de 1774 para los territorios del im-
perio austrac0
9
Sin embargo, quin duda de que las antinomias Pastoral-
Derecho, o mejor dicho, la necesidad de armonizar razonablemente la nor-
ma jurdica y el espritu pastoral, constituyen una realidad evidente en el
gobierno y la accin de la comunidad eclesial ya desde los primeros
tiempos de la Iglesia? Hoy, sin embargo, estas tensiones se hacen sentir
particularmente por varios motivos y circunstancias, sobre los que s i
me lo
permits-
deseara hacer unas breves consideraciones.
De una parte, la equivocidad terminolgica de la palabra pastoral
conduce frecuentemente a lamentables confusiones, tanto en el terreno
especulativo y cientfico como en el terreno inmediato y prctico de la accin.
En el primer caso se sita la comprensible dificultad que an encuentra la
Teologa Pastoral, relativamente moderna como ciencia, para definir con
claridad su objeto y finalidad, su mtodo cientfico, el exacto contenido
conceptual de sus trminos y los lmites precisos de su competencia. Por
eso, junto al esfuerzo serio de probados autores, estamos asistiendo en
estos ltimos aos al fenmeno lamentable de una copiossima literatura
demaggica de divulgacin eclesial, que a muchos de vosotros justamente
os preocupa. No sin razn uno de vosotros ha escrito con referencia a esta
literatura pastoralista superficial que: en sus manos, el trmino pastoral
se ha convertido en un recurso dialctico y retrico ilimitadamente plsti-
co. Fruto de tal abuso ha sido la ambigedad del trmino que, por califi-
carlo todo, en realidad no significa con frecuencia nada. Es se el resultado
natural del uso tctico del lenguaje 10.
y o me permitira completar la triste consideracin del profesor Vila-
drich con la alusin a aquellos representantes de esta clase de literatura
de quienes se podra decir lo que el gracioso y amargo Padre Jos Fran-
cisco de Isla escribiera de Fray Gerundio de Campazas, de cmo se des-
pidi de los estudios y se meti a predicador y lleg a ser famoso. Estos
se
meten a profetas del pastoralismo y por desgracia a veces llegan a ser
famosos.
9.
Sobre la historia de la teologa pastoral, vase: R. FUGLISTER, Die Pastoraltbeologie
als Universitiitsdisciplin (Basilea 1951); W. OFFELE as Verstiindnis der Seelsorge in
deT
Pastoral theologischen Literatur der Gegenwart
Mainz
1966).
10. P. J. VILADRICH, Derecho y Pastoral lus Canonicum, XIII (1973),
n.
26, p. 175.
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LA
NATURALEZA PASTORAL
DE LA
NORMA CANNICA
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.No es de extraar que, en correspondencia con este fenmeno a ni-
vel especulativo, se note tambin en la prctica (yo puedo aseguraros que
10
siento de modo particular, porque incide muy directamente en mis res-
ponsabilidades de gobierno) un fenmeno paralelo, igualmente aberrante y
demaggico. Me refiero a la conducta de quienes -adulterando el con-
tenido de un trmino de tan profundas races bblicas y exigencias de
justicia- pretenden servirse de la palabra pastoral para justificar el
arbitrio, la anarqua, el laxismo, el empirismo, la desenvoltura, la super-
ficialidad, la improvisacin e incluso la crasa ignorancia y el menosprecio
del derecho en el gobierno de las almas. Esta presunta pastoral termina
en realidad siendo una coartada o un disfraz de acciones que hieren n o
importa bajo qu signo o tendencia se pongan- el orden pacfico y justo
del Pueblo de Dios
y
por
10
tanto, la misma entraa de la comunin ecle-
sistica.
Pero, por otra parte, es evidente que estos fenmenos de patologa
eclesial, de carcter excepcional, no pueden llevar a ningn canonista a ver
en la Pastoral una rival del Derecho, o incluso un peligro para su super-
vivencia. Una actitud as creara, a fuerza de estimular la mutua descon-
fianza, una situacin de incompatibilidad o de ruptura entre mentalidad
jurdica y espritu pastoral, entre Pastoral y Derecho. Eso sera no slo
un
lamentable error cientfico, sino tambin
un
error eclesiolgico de con-
secuencias prcticas muy negativas. Porque
10
pastoral y
10
jurdico no son
dos realidades autnomas a
se
stantes, dos realidades completamente inde-
pendientes y aun contrapuestas, sino que son - tanto en el aspecto especu-
lativo como en el prctico- dos facetas complementarias de una nica rea-
lidad: la Iglesia, el Pueblo de Dios que peregrina en la historia de los
hombres hacia su meta escatolgica, como una comunidad espiritual, ca-
rismtica y proftica
y
a la vez e inseparablemente, como una comunidad
visible, orgnica, jerrquica, social y ordenada 11.
El Concilio Vaticano II en el que la Iglesia ha reflexionado tan pro-
fundamente sobre s misma y sobre sus relaciones con el mundo que ha de
evangelizar, ha ofrecido un magnfico ejemplo de esa armona a que acabo
de aludir. Me parece oportuno subrayar este hecho. La finalidad y el tenor
de los documentos conciliares han sido de carcter prevalentemente pas-
toral, en el sentido que con tan elevadas palabras, sealara eLmismo Sumo
Pontfice en su ltima Sesin Pblica:
Ecclesia
quodammodose
professa
11.
P BLO
VI, Discurso con motivo del Cincuentenario de
l
promulgaci6ndel C6digo
de Derecho Can6nico;
Insegnamenti di aolo
VI vol. V
p.952.
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SEBASTIANO BAGGIO
est humani generis ancilla, et quidem eo tempore, quo ipsius magisterium
ipsiusque pastorale regimen, ob sollemnes Concilii Oecumenici celebra
tiones, clariore lumine validioreque robore praedita se praestiterunt: immo
ministeri exercendi propositum reapse preacipuum obtinuit locum,m.
Este mismo carcter aparece tambin en muchos de los textos del
Magisterio pontificio que aplican el Concilio; formal y declaradamente en
los numerosos Directorios de Instrucciones emanadas de la Santa Sede
13
y
muy particularmente en el
Directorium
de
munere pastorali Episcopo
rum
de nuestra misma Congregacin, que ha sido amplia y acertadamente
comentado, entre otros, por el profesor Lamberto de Echeverra, de la
Universidad de Salamanca
14
Pero
al
mismo tiempo, la celebracin del
Con-
cilio y la riqueza de su doctrina eclesiolgica han significado lo dir con
las palabras de Pablo Vps_ el comienzo de un grande y nuevo perodo
legislativo de la Iglesia (Alocucin del 17 de agosto de 1966).
Me atrevera a afirmar que esta nueva y grande etapa de creatividad
y desarrollo del Derecho Cannico, tiene como fundamento y firme garanta
vuestra renovada certeza de que
--como
el Santo Padre record tambin
en dos memorables discursos- el
Derecho Cannico es, por su naturaleza,
pastoral, expresin e instrumento del oficio apostlico
(munus apostoli-
12.
PABLO
VI, Alocucin en la ltima Sesin Plenaria del Concilio (7.x1l.1965),
D.
c.
I1I, p. 123.
La Iglesia
se
ha declarado casi la servidora de la humanidad, y ello en el momento
en que tanto su magisterio eclesistico como su gobierno pastoral han adquirido, en funcin
de la solemnidad del Concilio, mayor esplendor y mayor vigor; la idea del servicio ha
ocupado un lugar cntrico en el Concilio.
13. Cfr. entre otros documentos: Instrucciones Inter oecumenici (26.IX.64) y Tres
abhinc annos
(4.V.1967) sobre las normas de renovacin litrgica; Directorio ecumnico
d Totam Ecclesiam
(4.v.1967 y 16.IV.1969); Directorio (30.IV.1969) e Instruccin (22.
VIII.1968), De pastorali migratorum rural Instrucciones Renovationis causa y Venite seor-
sum (respectivamente del 6.I.1969 y 15.VIII.1969) y Exhortacin apostlica Evangelica Tes
tificatio
(29.V.1971), sobre la formacin y la vida religiosa; Directorio general de catequesis
(U.IV.1971); Instruccin Pastoral
Communio et Progressio
(23.V.1971), sobre los medios
de comunicacin social; Directorio
De Pastorali ministerio Episcoporum
(22.11.1973); Ex
hortacin Apostlica Evangelii nuntiandi (S.xIl.1975), sobre la evangelizacin del mundo
moderno, etc.
Aunque por su naturaleza
es
claro que no
se
trata de documentos legislativos
como
lo son, en cambio, otros actos de la Santa Sede: Constituciones jurdicas,
Litterae Aposto
licae Motu proprio datae Decretos con la aprobacin especfica del Romano Pontfice, etc.),
sin embargo la mayor parte de estos documentos de carcter pastoral han ofrecido tambin
tiles elementos de reflexin y estudio a nivel de las fuentes de la nueva legislacin
can-
nica en preparacin.
14.
1.
DE ECHEVERRA El directorio para
el
ministerio pastoral de los Obispos, en
Revista espaola ' de Derecho cannico,
29
(1974), pp. 385-419.
15. PABLO
VI, Alocucin del 17.VIII.1966, cit.
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LA NATURALEZA PASTORAL DE LA
NORMA
CANNICA
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cum y elemento constitutivo de la Iglesia del Verbo Encarnado . y aun
cuando os es sobradamente conocido el otro discurso del Sumo Pontfice
destinado precisamente
al
segundo de vuestros Congresos Internacionales,
sobre la ntima smosis entre teologa y derecho cannico, no puedo re
sistir al deseo de transcribir algunas de sus palabras que me parecen venir
tan bien al caso: Despus del Concilio, el Derecho Cannico no puede
dejar de estar en relacin cada vez ms estrecha con la Teologa y con las
otras ciencias sagradas, porque tambin l es una ciencia sagrada y no, cier
tamente, aquella 'arte prctica' que algunos queran, y cuyo objetivo con
sistira slo en revestir con frmulas jurdicas aquellas conclusiones teol
gicas y pastorales atinentes al mismo. Con el Concilio Vaticano J se cerr
definitivamente aquel tiempo en que ciertos canonistas se negaban a con
siderar el aspecto teolgico de las disciplinas estudiadas o de las leyes que
ellos aplicaban. Hoyes imposible realizar estudios de Derecho Cannico
sin una seria formacin teolgica. Lo que la Iglesia ha pedido a sus mi
nistros puede tambin exigirse a los seglares que estudian, ensean o son
llamados a aplicar su derecho en la administracin de la justicia o en la
organizacin de la comunidad eclesial
16
Pero: qu significado tienen los calificativos de pastoral y teol
gico aplicados al Derecho? No dar lugar el primero de ellos a malenten
didos y equvocos, teniendo en cuenta las imprecisiones terminolgicas a
que antes hemos aludido?
Es evidente que la expresin naturaleza pastoral no puede significar
de ninguna manera ---eso sera una interpretacin superficial y
errnea-
que la norma cannica haya de ser concebida y formulada en un estilo
exhortativo y no preceptivo, vago y carente de precisin o bien
como
algunos postulan segn un lenguaje teolgico y bblico que sera absolu
tamente inadecuado para asegurar las exigencias de la metodologa y de la
ciencia jurdica, como son la certeza, la obligatoriedad y la estabilidad nor
mativas, sin las cuales el Derecho no existe. La misma Pontificia Comisin
para la revisin del Cdigo de Derecho Cannico ha aclarado ya este punto
en sus Principios Directivos aprobados en el Primer Snodo de
Obispos17
Se puede comprender esta actitud en las Iglesias que no comparten
totalmente la eclesiologa y en ltimo trmino la misma cristologa catli-
16
P BLO
VI, Discurso al Tribunal de la agrada Rota Romana del 8.11.1973: A.A.S.,
66 (1973), p. 85; Discurso
al J
Congreso Internacional de Derecho Cannico del 17.IX.1973,
A.A.S.
65
(1973), pp. 493-497.
17
Cfr.
Principia quae Codicis Iuris Canonici recognitionem dirigant
Communica
tiones, 1 (1969),
pp.
78-79.
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B GGIO
ca; y en la prctica ste
es
uno de los escollos con los que frecuentemente
tropiezan los encuentros ecumnicos, por ejemplo sobre matrimonios mix
tos. Es lgico que cueste hacerles entender a estos hermanos que las leyes
de la Iglesia nacen del carcter obligatorio de la fe, de la concepcin de
la Iglesia como sociedad orgnica y visible, de la funcin de los pastores
como maestros y guas del Pueblo de Dios y de la misma visin de la
Encarnacin.
Decir que el Derecho Cannico es, por su naturaleza, pastoral no
puede tampoco reducirse (aunque
ya
esto sea una notable consecuencia y
manifestacin tcnica de su propia y peculiar naturaleza) a los tradicionales
principios de la
aequitas
y de la
epikeia.
Estas y otras frmulas tcnicas
por vosotros bien conocidas expresan en la norma cannica a diferencia
de otros ordenamientos jurdicos la presencia amable, delicada y constan
te de la
caritas pastoralis
del Legislador y del Juez eclesisticos. La auto
ridad
se
coloca podramos
decir
de la parte de los destinatarios de
la ley, mediante la comprensin, la mansedumbre, la prudente condes
cendencia, la paciente y benvola ponderacin de las diversas circunstancias
objetivas y subjetivas, en una palabra, en actitud de servicio.
Pero la naturaleza pastoral del Derecho Cannico significa algo ms
hondo que todo eso, algo que quiz pocos pastoralistas han sabido
com-
prender suficientemente. Significa que la finalidad pastoral de la Iglesia
ad
animarum
s lutem
se
inserta por voluntad divina en la misma
ratio essendi
de la norma cannica, hasta tal punto que, como ha adverti
do el Papa, quien no tuviese esta visin del Derecho Cannico carecera
de verdadero
sensus Ecclesiae
Es esta realidad formulada hoy con un
vigor especial y con perspectivas nuevas y apasionantes a la luz de la ecle
siologa del Vaticano II la que permitir superar la anterior visin insu
ficiente del Derecho Cannico concebido como simple estudio exegtico
del conjunto de normas emanadas de la autoridad eclesistica
19
Fijaos que he dicho antes finalidad pastoral de la Iglesia , porque
desara hacer una ltima consideracin sobre el significado que, a mi jui
cio, tiene el trmino pastoral aplicado a la naturaleza de la norma
ca-
nnica. Ese trmino significa, ciertamente y en primer lugar, que el De-
18.
PABLO VI,
Alocucin del 17.vIII.1966, cit.
19.
Tal ha sido la actitud de bastantes canonistas, que conceban el Derecho Cannico
como simple conjunto de leyes emanadas de la potestas iurisdictionis de la Jerarqua:
cir., por ejemplo
F. SCHMALZGRUEBER
, fus Ecclesiasticum universum (Romae 1843), lib. 1,
p. 102;
G.
MICHIELS
Normae generales juris canonici
1, ed. altera (Parisiis-Tornaci-Romae
1969), p. 11.
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LA NATURALEZA PASTORAL DE
LA NORMA
CANNICA
57
recho
es
en el Pueblo de Dios, en la comunidad jerrquica que
es
la Igle-
sia, instrumento del
munus apostolicum encomendado por Cristo a los sa
grados Pastores. De paso cabe recordar que un lugar privilegiado, an
parcialmente inexplorado y de grandes perspectivas para el futuro, en don-
de se desarrolla una actividad pastoral en una confrontacin constante y
dinmica con el Derecho Cannico, son las conferencias episcopales.
Pero no se agota ah el significado del trmino pastoral referido al
Derecho: porque eso supondra restringir la normativa cannica a su as
pecto pura y exclusivamente hierarcolgico , como si la ratio essendi del
Derecho en la Iglesia residiese solamente en el hecho de que en ella existe
una sacra potestas, cuyo legtimo ejercicio ha de ser garantizado y adecua-
damente regulado. Eso es verdad, pero no es todo: porque la Eclesiologa
ensea tambin que, junto a la dimensin jerrquica -fundada en el Sa
cramento del Orden- existe en la Iglesia una dimensin comunitaria con
fundamento igualmente sacramental, el Bautismo. Y esa realidad comuni-
taria entraa una comunidad de misin
20
, de la que todos los fieles parti-
cipan activamente
21
,
segn una variedad ordenada de carismas y vocaciones
especficas.
La naturaleza pastoral del Derecho significa, por tanto, que la norma
cannica deber establecer y tutelar convenientemente no slo los derechos
y deberes de los sagrados Pastores, detentadores del sacerdocio jerr-
quico, sino tambin los derechos y deberes de los dems fieles, detentadores
del sacerdocio comn
22
Estos, en efecto, colaboran con la Jerarqua -cada
uno dentro de su propio estado y condicin jurdica- en el cumplimiento
de la nica finalidad de la Iglesia, porque,
est in Ecclesia diversitas minis-
terii, sed un tas missionis 23. La misma Constitucin De Ecclesia del Conci-
lio Vaticano r ha recordado a este propsito: saben los sagrados Pas-
tores que no han sido instituidos por Cristo para que asuman solamente
ellos toda la misin salvfica de la Iglesia en el mundo, sino que es precla-
ro deber suyo de tal manera conducir a los fieles y reconocer sus servicios
20. Const. Lumen gentium, n.
32.
21. Decr. Apostolicam actuasitatem, n.
3:
Omnibus igitur christifidelibus onus prae-
clarum imponitur adlaborandi ut divinum salutis nuntium ab universis hominibus ubique
terrarum cognoscatur et accipiatur.
22.
Cfr. A.
EL
PORTILLO
Fieles y laicos en
la
Iglesia. ases de sus respectivos
esta-
tutos jurdicos (Pamplona 1969); P.
J.
VILADRICH Teora de los derechos fundamentales del
fiel (Pamplona 1970). Es sabido, adems, que esta necesidad
de
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SEB STI NO
B GGIO
y carismas que puedan todos, cada uno a su modo, cooperar unnimemen
te en la tarea comn 24.
He
dejado deliberadamente para este momento de mi conversacin
el saludo que me cumple, me honra y me alegra presentar al ilustre Gran
Canciller de la Universidad que nos hospeda, pues por poco que est uno
familiarizado con el derecho cannico no puede pensar en el estatuto jur
dico de fieles y laicos en la Iglesia sin referirse al original estudio sobre
la materia de don Alvaro
ciel
Portillo.
Asimismo parceme ser ste el sitio ms adecuado para conmemorar
a la gran santa espaola, Teresa de Avila, Doctora de la Iglesia, cuya fiesta
litrgica celebramos hoy y en cuya personalidad -como lo dijera Pa
blo
V I
se aprecian los rasgos de su patria: la reciedumbre de espritu,
la profundidad de sentimientos, la sinceridad de alma, el amor a la Igle
sia . Se habr violado el precepto apostlico:
mulieres in ecclesiis
ta-
ceant (I
Cor 14, 34)? se preguntaba el Papa al proclamar solemnemente
la primera colacin del doctorado de la Iglesia a una
mujer-o
Podemos
responder con claridad: no. Realmente no
se
trata de un ttulo que
com-
porte funciones jerrquicas de magisterio, pero a la vez debemos sealar
que este hecho no supone en algn modo un menosprecio de la sublime
misin de la mujer en el seno del pueblo de Dios. Por el contrario ella,
al
ser incorporada a la Iglesia por el bautismo, participa en ese sacerdocio
comn de los fieles que la obliga a 'confesar delante de los hombres la fe
que recibi de Dios mediante la Iglesia
'25.
Slo en una completa visin eclesiolgica puede, por lo tanto, com-
prenderse bien que el calificativo de pastoral (referido a la totalidad de
la misin y accin salvfica del Pueblo de Dios) no enerva, ni restringe,
ni debilita en modo alguno la juridicidad del Derecho Cannico. Al con
trario, abre a esta ciencia unas perspectivas de enriquecimiento y de desa
rrollo como
m e
atrevera a decir- jams tuvo en la historia de la Igle
sia. Por otro lado se comprender tambin que no hay en la vida de la
comunidad eclesial situaciones ajurdicas ni cotos para el ejercicio incon
trolado del espontanesmo, sino que toda accin pastoral ha de ser, por tan
to, una accin ordenada y justa.
Al describir en
su
introduccin el misterio de la Iglesia y su realidad
existencial, el Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos
propone a la luz del Concilio Vaticano I1, en trminos tal vez ms suges-
24.
Consto Lumen Gentium
n. 30.
25.
P BLO
VI,
Homila en
la
roclamacin
de Santa Teresa de Avila Doctora de la
Iglesia 27
de septiembre de
1970
(Insegnamenti di Paolo VI,
VIII,
pp.
955-956).
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L NATURALEZA PASTORAL DE LA NORMA CANNICA
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tivos que tcnicamente rigurosos, la clsica distincin entre los conceptos
de comunidad y sociedad.
Sera simplista y apresurado sealar como campo propio de la pasto-
ral la comunidad concebida como forma concreta de la exigencia fundamen-
tal primaria del hombre para la consecucin solidaria de su fin esencial,
tanto en lo natural como en lo sobrenatural; y como campo del derecho la
sociedad, cuya finalidad sera la de alcanzar en forma ordenada los mlti-
ples medios que requiere la existencia peregrina en su orden colectivo.
Se
me ocurre sin embargo, que valdra la pena profundizar y precisar desde
el punto de vista teolgico y cannico la relacin mutua entre estos dos
conceptos complementarios de comunidad y sociedad, relacin que ocupa
el pensamiento de los muchos que estudian el devenir humano desde el
ngulo de varias disciplinas y con diferentes preocupaciones. Pienso que
se nos iluminara la naturaleza y el alcance de la norma cannica y que
hallaramos tambin elementos para la sntesis que ha preocupado a este
Congreso y que me cabe el privilegio de subrayar, pro modulo meo) entre
Derecho y Pastoral. Vertida del orden especulativo
al
operativo, la riqueza
de esta relacin podra sin duda contribuir a aplacar no pocas de las tensio-
nes que han puesto de relieve las ponencias, la comunicaciones y los deba-
tes del Congreso.
Parceme que para remate de las modestas consideraciones que, aten-
diendo la amable invitacin del Comit Organizador del Congreso, he de-
dicado a la norma cannica como tutela del justo orden social de la Iglesia,
nada mejor
se
me
podra ocurrir que citar el pensamiento de un esclare-
cido jurista que fue a la
vez grande y fervoroso pastor de almas y con quien
tuve la dicha de mantener una antigua y fiel amistad, el Fundador y primer
Gran Canciller de esta Universidad de Navarra, Monseor ]osemara Es-
criv de Balaguer, Fundador del Opus Dei, de santa memoria. El dijo
as en cierta ocasin: La Ley, en la vida de la Iglesia, es algo muy santo.
No es una forma vaca, ni un arma para tener en un puo las conciencias,
sino una razonable y sobrenatural ordenacin, segn justicia. No es un
simple instrumento para mandar, sino una luz para el servicio de la Iglesia
entera, para iluminar a todos la senda del cumplimiento del gran manda-
miento del Amor. Pobre Iglesia, si quedara a merced de hombres que im-
pusieran cada uno su ley, hacindose ellos ley. No sera
acies ordinata)
sino
lugar de confusin
26.
Quod Deus avertat
26.
l
Diritto Canonico nelta vita delta Chiesa Studi Cattolici 2 (1968), p. 350.
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