¿SEGURIDAD ALIMENTARIA O SEGURIDAD ENERGÉTICA EN EL
DEPARTAMENTO DEL META?
Fuente: http://www.semana.com/especiales/energia-del-futuro/102260-3.aspx
FABIAN WBEYMAR REY HERNÁNDEZ Profesional Investigador
María Yolanda Flores
Coordinadora eje Socioeconómico.
Eje Desarrollo Socioeconómico Sostenible Observatorio del territorio
a teoría económica sostiene que el
funcionamiento de cualquier sistema
productivo lleva inmerso, o requiere, de la
interacción de tres factores específicos; capital,
trabajo y tierra, que en diferentes
combinaciones permiten la elaboración de
productos intermedios o de consumo final al
interior de un territorio. Por esto, todas las
economías del mundo dependen de la oferta
de las variables mencionadas para poder
conseguir los objetivos de crecimiento y
desarrollo socioeconómico planteados por
aquellas.
El problema es que las naciones no disponen
de la oferta de factores necesaria para
mantener un proceso de producción
LN
o.2
3/2
01
1
CRISTÓBAL LUGO LÓPEZ
Coordinador Científico
MARTHA CECILIA POVEDA ACERO
Directora Administrativa
ANGÉLICA MARTÍNEZ GARZÓN
Asistente Administrativa
PROFESORES INVESTIGADORES
Alcira Carrillo Guevara
Elsa Edilma Páez Castro
Jorge Edison García Álvarez
José Gabriel Rosas Cortes
Joyny Raquel Torres Gutiérrez
Juan Carlos Leal Céspedes
Luz Mery Barrera Rojas
Luz Myriam Tobón Borrero
Martha Lucía Vargas Bacci
María Yolanda Flórez Jiménez
Obed García Durán
PROFESIONALES INVESTIGADORES
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César Alfonso Huertas Chaparro
Fabián Wbeymar Rey Hernández
Gerson Heineman Gutiérrez Hernández
Johanna Patricia Rodríguez Téllez
Jorge Hernando Guevara Silva
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PASANTES INVESTIGADORES
Manuel Fernando Prieto Mesa
Estudiantes principiantes en Investigación
SISTEMAS
Ing. Roger Calderón Moreno
Edwin Alexander Rojas Ramírez
COMUNICACIONES
Paola Montoya Posada
La presente publicación ha sido elaborada con la asistencia de la
Unión Europea. El contenido de la misma es responsabilidad
exclusiva del Observatorio del Territorio y en ningún caso debe
considerarse que refleja los puntos de vista de la Unión Europea.
diversificado y deben acudir al comercio
internacional para intercambiar los productos
intensivos en el factor de producción que les
es escaso por aquellos que son intensivos en
el factor que tienen abundante, es decir, que
en términos prácticos, se intercambian factores
de producción. Los planteamientos argüidos
representan la piedra angular del actual
sistema de comercio internacional, sostenido
en los planteamientos del modelo de
proporciones factoriales propuesto por
Heckscher-Ohlin, los cuales demuestran que
un país abundante en un factor de producción
debe especializarse en la elaboración de los
bienes intensivos en ese factor e importar del
extranjero los bienes intensivos en el factor de
producción que es escaso (Krugman &
Obstfeld, 2002).
En síntesis, las características asimétricas en
los pueblos del mundo permiten diferentes
dotaciones de factores que determinan el
sesgo de cada país hacia un sector de la
producción específico, así, los abundantes en
capital se centran en la industria pesada y de
alto nivel tecnológico; los que cuentan con
abundancia de trabajo, se ciñen a la
producción de manufacturas; y los abundantes
en tierra se especializan en el sector agrícola.
El primer grupo de países está encabezado
por Estados Unidos y Japón, en el segundo se
destacan China y las naciones del sudeste
asiático. Por último, en el conjunto de países
abundantes en tierra se encuentran algunos
países latinoamericanos, entre ellos Colombia,
que todavía tienen un área sembrada por
debajo del total apto para la producción del
sector primario.
Las consideraciones realizadas hasta el
momento deben analizarse en el marco de la
importancia que adquieren las naciones
abundantes en el factor tierra para garantizar
la capacidad de abastecimiento en temas tan
álgidos como la seguridad alimentaria o la
energética. Esta preocupación se basa en un
argumento fundamental; la tierra es el único
factor de producción limitado, que no puede
ser fabricado en ninguna parte, es decir, las
diferentes economías mundiales sólo pueden
incrementar sus productos hasta que se sature
la capacidad del planeta para ofrecer más
insumos. En este sentido, los países con
capacidad para ampliar la frontera agrícola se
esgrimen como los ejes básicos sobre los
cuales descansa la futura provisión de
alimentos a la creciente población mundial, y
sobre quienes se centran las expectativas de
abastecimiento energético, tanto petrolero
como de agrocombustibles.
La dotación factorial de Colombia lo ubica
como una de las regiones estratégicas para
alcanzar los objetivos anteriormente
nombrados, por lo cual, empresarios de todas
partes del mundo están invirtiendo en las
regiones más apartadas del país, como los
departamentos de Vichada, Guaviare y Meta,
propendiendo por la formación de cultivos de
Caucho, Palma africana, Maíz y Soya,
principalmente. Por esto, en el presente
documento se realiza una revisión analítica a
la utilización de la tierra en el departamento del
Meta. El objetivo que se persigue es
determinar la utilización de la tierra en el
periodo 2001-2008, para establecer la
evolución de los cultivos y el tipo de
producción preponderante.
En términos generales, el documento se
encuentra centrado en la forma que se utiliza
la tierra para el departamento del Meta,
tendiente a determinar el fin específico que
persiguen las inversiones realizadas por
empresas multinacionales y por grandes
empresarios nacionales en la compra de
tierras y la formación de procesos productivos,
esto es, si la apuesta es garantizar la
seguridad alimentaria, representada en cultivos
transitorios, o por el contrario, se está
desplazando la producción del sector primario
hacia el cultivo de agrocombustibles que
satisfagan la creciente demanda energética.
1. DESARROLLO RURAL EN EL DEPARTAMENTO DEL META
El departamento del Meta tiene una extensión
territorial de 8.563.500 hectáreas (Ha). De
estas, según cálculos de la Encuesta Nacional
Agropecuaria (ENA), durante el año 2008,
existía un suelo disponible para producción
agrícola de 5.358.523 Ha, es decir, el 62,6%
del territorio departamental. Las restantes 3,2
millones de Ha estaban representadas en
bosques colonizados y no colonizados,
cuerpos de agua y áreas de superficie urbana,
las cuales, se engloban en la categoría de
suelos no agropecuarios, que no son tenidos
en cuenta por la ENA (Ministerio de Agricultura
y Desarrollo Rural, 2008).
Así mismo, los suelos cultivables durante el
año mencionado, se distribuyeron así; cerca de
4.7 millones de ha fueron utilizadas en
actividades pecuarias, equivalentes al 87,4%
de la frontera agrícola, y 289.745 ha en la
agricultura, que representaron el 5,4% del
espacio muestral de la encuesta, este valor se
encuentra por debajo de la media nacional,
que alcanza el 7%. Por último, las restantes
386.762 ha, estaban sembradas en bosques,
con 319.738 ha, y en otros usos, con 67.024
ha.
El anterior resultado demuestra la
preponderancia que tiene el sector pecuario
en el uso de la tierra, especialmente por la
utilización del método de ganadería extensiva
en el departamento. Si bien es cierto que la
ampliación del inventario bovino propende por
satisfacer las necesidades alimentarias de la
población, también lo es que la actual forma de
producción sobreutiliza la cantidad de tierra
necesaria para su funcionamiento y sustrae
terrenos necesarios para la producción
agrícola. Además, es una actividad poco
significativa para la generación de empleo.
Como contraparte, el suelo destinado para el
sector agrícola es poco representativo dentro
de la frontera agrícola del Meta, lo cual es
preocupante porque sobre el descansan las
posibilidades de garantizar la seguridad
alimentaria para los habitantes de la región.
Con un factor adicional, la tierra utilizada por el
sector es disputada entre cultivos que
realmente aportan a la provisión alimentaria,
como el arroz o el plátano, y algunos que le
apuntan a satisfacer necesidades de seguridad
energética, como la palma aceitera.
Para comprobar la disputa por la tierra entre
las formas de producción agropecuaria, es
necesario considerar la evolución de cada una
en el tiempo.
1.1. SECTOR GANADERO
Fuente:http://www.agronet.com.mx/cgi/articles.cgi?Action=Vie
w&Article=10&Type=G
La importancia del sector ganadero en la
utilización del suelo se basa en que es una de
las apuestas por la seguridad alimentaria, en la
medida que un aumento de las cabezas de
ganado garantiza la provisión de carne a la
población local. Por lo tanto, en esta parte se
quiere mostrar la evolución del inventario
bovino, en razón a que es la especie que tiene
los subproductos de mayor consumo, y la
variación en sus existencias es particularmente
representativa para el sostenimiento de la
oferta necesaria de cárnicos en el
departamento del Meta.
En contraparte, el efecto negativo del sector
ganadero en Colombia y el Meta es la
implementación del modo de producción
extensivo que hace ineficiente el uso del suelo
y utiliza terrenos aptos para la producción
agrícola, limitando las posibilidades de
desarrollo en cultivos transitorios y perennes.
A partir de los argumentos anteriores, en la
figura 1 se muestran las cifras del ganado
bovino en el departamento del Meta. Según
ésta, entre el periodo 2001 y 2005, se presentó
una reducción de 641.827 cabezas de ganado,
al pasar de 2,2 millones de cabezas en el
primer año a cerca de 1,56 millones en el
último. Posteriormente, entre 2006 y 2008 se
mejoró la tendencia y el número de cabezas se
incrementó hasta cerca de 2,57 millones en el
año 2008, una cifra superior a la del inicio del
periodo estudiado. Concretamente, entre 2001
y 2008, el inventario bovino creció un 17%.
En síntesis, el departamento del Meta ha
mantenido una participación relativamente
constante en el sector ganadero nacional, que
oscila entre 8% y 9%, lo cual demuestra su
importancia como región proveedora de éstos
productos, no sólo a nivel departamental, sino
a nivel nacional. Empero, el problema es la
forma de producción, que como ya se ha
mencionado, se caracteriza por ser de tipo
extensivo e impide la ampliación de la frontera
agrícola en el departamento.
Además, la producción ganadera se encuentra
asociada a propietarios latifundistas y a
compras de tierras por parte de
narcotraficantes como un instrumento de
poder.
Por esto, la solución más idónea debe ser la
implementación de una ganadería de tipo semi
intensivo que reduzca las hectáreas
necesarias para sostener el inventario bovino,
en condiciones de eficiencia y productividad
que no limiten el autosostenimiento del
departamento, y permitan una mayor
producción agrícola.
Figura 1: Inventario bovino del departamento del Meta (2001-2008) Fuente: Observatorio del territorio con base en datos de la
Encuesta Nacional Agropecuaria. Los transitorios también
comprenden suelos de barbecho y en descanso.
1.2. AGRICULTURA
El sector agrícola del departamento se
caracteriza por la tendencia asimétrica entre
los cultivos transitorios y permanentes, durante
el periodo estudiado. En la figura 2 se puede
apreciar que para el año 2001, los primeros
eran superiores a los segundos, pero a partir
del año 2005 y hasta el 2006, se presentó una
disminución en el área sembrada en cultivos
transitorios de 162.643 ha, al pasar de 281.991
ha en 2004 a 119.348 ha en el 2006. Al
terminar el periodo, se presentó un leve
incremento, y las hectáreas sembradas
llegaron hasta 121.108, es decir, que entre
2001 y 2008, los cultivos transitorios redujeron
el área sembrada en 80.410 ha, equivalentes a
una pérdida del 40%.
Figura 2: Cultivos transitorios y permanentes en el departamento del Meta (2001-2008). Fuente: Observatorio del territorio con base en dato de la
Encuesta Nacional Agropecuaria
De otra parte, los cultivos permanentes
presentaron un comportamiento relativamente
estable entre 2001 y 2006, oscilantes entre
109.282 y 92.356 ha, pero durante los dos
últimos años del periodo, este tipo de cultivos
se incrementó hasta 160.278 ha, equivalentes
a una variación relativa de 46,7% con respecto
al resultado del primer año.
Las tendencias disimiles ocasionaron una
reconfiguración en el uso de la tierra agrícola,
donde la mayoría paso a ser representada por
cultivos permanentes en detrimento de los
transitorios. Pero este resultado no demuestra
por sí sólo la disputa por el territorio entre la
producción alimentaria y la energética1. Para
hacerla visible, es necesario realizar una
comparación entre el crecimiento de los
productos energéticos y el de los alimentarios.
Esto se logra realizando una aproximación a
los primeros bajo la figura de cultivos de palma
y caña de azúcar, mientras las restantes
hectáreas sembradas en producción agrícola
1 Teniendo en cuenta que los cultivos representativos de la
producción energética son los permanentes y los de la
alimentaria comprenden ambos cultivos.
se emula como bienes necesarios para
satisfacer los requerimientos de seguridad
alimentaria.
1.2.1. Producción de Cultivos para seguridad energética.
Como se mencionó previamente, en este
documento se plantea que los cultivos de
palma de aceite y caña de azúcar son los más
representativos de la apuesta por la oferta
energética en el departamento del Meta (en
adelante, cultivos energéticos), en razón a que
a partir de éstos se producen biodiesel, para el
caso de la palma, y etanol, para el de la caña.
Además, porque ambos se engloban en la
categoría de los llamados agrocombustibles,
que son insumos necesarios para satisfacer la
reciente necesidad de ofrecer energías más
limpias2.
Bajo este argumento, la evolución de los
cultivos energéticos entre 2001 y 2008 permite
realizar una aproximación a la utilización de la
tierra en el departamento. Al respecto, la figura
3 muestra que la caña panelera, línea verde,
tuvo un crecimiento entre los años 2001 y 2004
del 35,2%, al pasar de 830 ha en el primer año
a 1.122 ha en el último. Posteriormente, la
tendencia se revirtió, y para el año 2006, la
siembra de caña sólo llego a las 1.096 ha, esto
es, una reducción de 2,3%. Finalmente, en los
años 2007 y 2008 se presentó un mayor
dinamismo en la producción del cultivo, lo cual
se sustenta en que el periodo terminó con la
siembra de 2.219 ha.
Al realizar una consideración de todo el
periodo, se puede apreciar que entre 2001 y
2008 el área sembrada en caña panelera
presentó un aumento de 1.389 ha, equivalente
a 267,3%.
2 Esto se da porque la combinación de etanol y biodiesel con
gasolina reducen las emisiones de gases efecto invernadero
ocasionados por la utilización de combustibles fósiles,
especialmente de Dióxido de Carbono (CO2).
De este primer resultado se puede extraer que
existe un sesgo de las nuevas inversiones en
el sector agrícola regional hacia la producción
de etanol, tendiente a satisfacer la demanda
nacional e internacional.
De otra parte, el comportamiento del área
sembrada en palma de aceite es más
representativo para la producción de cultivos
energéticos, si se tiene presente que durante
el periodo analizado, aquella mostró un
desmesurado incremento, especialmente
después del año 2002, tal y como se puede
apreciar en la figura 3. Según ésta, el único
año en que decrecieron las hectáreas
sembradas fue durante el 2002, cuando
alcanzó las 41.350 ha, mientras que en el año
anterior fue de 48.077 has.
Figura 3: Cultivos para producción de energía en el departamento del Meta (2001-2008). Fuente: Observatorio del Territorio con base en datos de la
Encuesta Nacional Agropecuaria.
Para los años restantes, se presentó un
crecimiento constante en el cultivo palma, al
punto que en el año 2008 llegó hasta 78.724
ha, equivalentes a una variación de 190% con
respecto al valor del 2002.
En términos generales, la siembra de los dos
cultivos analizados demuestra que una mayor
cantidad de la tierra agrícola en el
departamento del Meta está siendo utilizada
para satisfacer las necesidades energéticas
del actual contexto. Sin embargo, los datos
aún no permiten argumentar que exista un
desplazamiento del uso de la tierra en
detrimento de los bienes alimentarios. Para
contrastar esta hipótesis, es necesario revisar
la participación de los cultivos energéticos en
el área agrícola del departamento y la
evolución de algunos productos alimentarios
durante el periodo estudiado.
1.2.2. Participación de los cultivos energéticos y alimentarios en el área agrícola del departamento.
La tierra utilizada para el sector agrícola en el
departamento del Meta ha sido variante entre
los años 2001 y 2008. Inició con cerca de
310.799 ha en 2001, se redujo hasta 244.966
ha en 2002, tuvo un repunte hasta 381.798 ha
en 2004, y termino el periodo con 289.745 ha.
En total, durante el periodo analizado, la tierra
utilizada en agricultura se disminuyó en cerca
de 6,7%.
Estos suelos son los que se disputan la
producción alimentaria y la energética, por lo
tanto, en la figura 4 se muestra la participación
de los cultivos energéticos en el total de
producción agrícola durante el periodo 2001-
2008.
De acuerdo con la figura referida, el área
sembrada en palma de aceite y caña panelera,
englobados bajo la categoría de productos
energéticos, ha incrementado su importancia
con respecto al suelo utilizado en el sector
agrícola. Inició el periodo con una participación
de 15,7%, presentó una disminución hasta
13,7% en el año 2003, y en los años siguientes
tuvo un crecimiento constante hasta que en el
año 2008 obtuvo una representación del
27,9%.
Figura 4: Participación del área sembrada en productos energéticos sobre el total del área sembrada en producción agrícola. Fuente: Observatorio del Territorio con base en datos de la
Encuesta Nacional Agropecuaria.
Teniendo en cuenta que el área agrícola del
departamento ha sido relativamente estable
entre 2001 y 2008, es posible afirmar que los
productos energéticos están desplazando la
producción de algunos cultivos alimentarios.
Esto demuestra que las inversiones del sector
primario se encuentran encaminadas a
satisfacer las necesidades de seguridad
energética, con efectos nocivos sobre las
garantías de seguridad alimentaria del Meta.
Aunque el resultado es preocupante no
sorprende, porque la llegada de nuevos
inversionistas a la región ha estado marcada
por el sesgo hacia la siembra de cultivos
permanentes.
Sin embargo, no todos los productos
alimentarios se han visto afectados por la
producción de palma y caña. Tomando una
muestra de algunos productos se puede
apreciar un leve incremento en éstos.
Concretamente, el área sembrada en arroz,
sorgo, soya, frijol, plátano, maíz y yuca, pasó
de 147.635 ha en el año 2001 a 153.152 ha en
el 2008, esto es, un incremento del 7,58%.
Pero esto no es ocasionado por un
comportamiento estable en todos los
productos. Por una parte, los que se
incrementaron fueron soya, maíz y plátano,
mientras que los otros se redujeron, tal y como
se puede apreciar en la figura 5.
Figura 5: Muestra del Área sembrada en los cultivos alimentarios (2001-2008). Fuente: Observatorio del territorio con base en datos de la
Encuesta Nacional Agropecuaria.
Todos los argumentos esgrimidos hasta el
momento, y las cifras presentadas, permiten
concluir que existe un crecimiento disímil entre
los productos alimentarios y los energéticos,
en la medida que si bien es cierto que los
primeros aumentaron el área sembrada, de
acuerdo a la muestra utilizada, también lo es
que el resultado consolidado se debe a la
disminución en las hectáreas de algunos
cultivos, compensados con el incremento de
otros, mientras que los dos productos
utilizados para medir los cultivos utilizados
para energía, palma y caña, presentaron un
acelerado crecimiento durante el periodo
estudiado.
Por estas asimetrías, la categoría de productos
energéticos ha venido incrementando la
participación en el total del área agrícola del
departamento del Meta, como se demostró
previamente, sugiriendo que los productores
del sector primario regionales, nacionales e
internacionales, están apostando por proveer
las necesidades de seguridad energética que
requiere el país y el mundo, con lo cual
descuidan la necesidad que tiene la nación de
productos alimentarios y distorsionan la
capacidad del departamento para convertirse
en un territorio donde se encuentren las
posibilidades garantizar la seguridad
alimentaria del Meta.
Además, esta situación se agudiza con la
postura de los gobernantes locales y
nacionales que parecen desconocer los
efectos sobre los productos alimentarios, o
simplemente les es indiferente. Esta afirmación
se basa en que las políticas públicas
implementadas desde las diferentes instancias
de gobierno se encuentran sesgadas hacia el
fortalecimiento de los agrocombustibles.
Sobre el tema, los defensores de la actual
política argumentan que no están afectando la
seguridad alimentaria porque sus producciones
se encuentran en tierras ociosas hasta el
momento de su intervención, pero esto no deja
de ser más que una falacia. Por un lado, si
sustituyen producción tradicional, y por el otro
utilizan espacios de la frontera agrícola que en
el futuro requerirán las generaciones venideras
para satisfacer su demanda alimentaria. Sin
contar con la depredación de que están siendo
objeto los bosques nacionales.
En síntesis, las cifras analizadas durante el
periodo 2001-2008, permiten determinar que la
tierra en el departamento del Meta está siendo
utilizada para satisfacer las necesidades de
seguridad energética, y aún satisfacen parte
de la seguridad alimentaria. Empero, las
tendencias disímiles sugieren un conflicto por
el uso de la tierra en la región, que se irá
haciendo más álgido en la medida que se vaya
copando la frontera agrícola y entren en
disputa los intereses de los grandes
inversionistas de agrocombustibles con la
provisión alimentaria de la nuevas
generaciones.
BIBLIOGRAFÍA Krugman, P. R., & Obstfeld, M. (2002). Economia
Internacional: teoría y política del comercio
internacional. Addison Wesley.
Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. (2008).
Agronet. Recuperado el 29 de Julio de 2011, de
www.agronet.gov.vo:
http://www.agronet.gov.co/agronetweb/Boletines/tabi
d/75/Default.aspx
El Observatorio del Territorio de la Universidad de los Llanos es un
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desarrollar procesos sistemáticos de observación, investigación y
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