CARTA PASCUAL: VOLVER A GALILEA
La lectura del
evangelio del domingo de
Resurrección nos presenta
la versión más
carismática del misterio
pascual.
Es el mismo Resucitado quien se identifica con las llagas del Traspasado.
Aquel entronizado
sobre la cruz es el que
nos reconcilia
con su Pentecostés.
El pecado ya no es invencible. Con su Espíritu podemos
vencer el miedo, pues somos la humanidad
nueva..
“Id a avisar a mis hermanos que vayan a Galilea”.
Él ya no estará aquí al servicio del anuncio de la Buena Noticia. A nosotros nos corresponde como iglesia unirnos en comunidad de Palabra y de Eucaristía, en la comunión
de Corazón y en el servicio de repartir el Pan.
Ir a nuestra Galilea.
Ir a nuestra patria de salvación...
Galilea es nuestra tierra, nuestra comunidad y nuestro grupo misionero, es nuestra diócesis, es nuestro país, de nacimiento o de misión.
Galilea es la tierra del lago,
en donde nos
desgastan la
tempestad y la fatiga, pero no pueden
vencernos, si la
voz del Traspasado
nos repite:
“Soy yo”.
Galilea es la patria de los que caminan
liberados, tras Aquel
de quien nuestro
Fundador nos
recordó que repetía: “No
temáis, yo he vencido al mundo”.
Nuestra historia tiene la fuerza del creyente, que es la de aquellos que son felices porque creen sin haber visto.
Creen en la obscuridad, son felices porque la duda no ha podido con ellos, ni con la fe ni con su amor.
Nuestra bienaventuranza es
la de mirar al Traspasado,
con las mujeres, María y
Juan.
La fatiga no pudo más que su amor fiel al galileo que les había atraído
hasta aquella colina.
NUESTRA GALILEA NO SÓLO ES TIERRA DE SUDORES, TAMBIÉN PRODUCE PESCADORES. NUESTROS JÓVENES ASPIRANTES, NOVICIOS Y SEMINARISTAS, LOS RECIÉN ORDENADOS EN LAS DIVERSAS DELEGACIONES.
Su Formación los prepara para un estilo
comunitario nuevo, una
mayor carga de espiritualidad inspirada
en las Reglas, una mayor exigencia de un
acompañamiento espiritual personalizado, hasta tal vez una nueva
disponibilidad misionera, una recuperación del
sentido de pertenecer a una nueva generación.
Por esto, estos jóvenes de las últimas generaciones, y todos
los que deseen permanecer jóvenes reciben el anuncio:
Nos encontraremos en la Galilea de la
Formación, de la inicial, de los primeros diez años de profesión
perpetua, de la Formación
Permanente.
Los Hechos de los apóstoles nos recuerdan que el Proyecto de Jesús es una llamada para “todos los
creyentes”. Todos somos selectos según el Espíritu del Traspasado.
Reitero la invitación capitular a hacer una nueva convocatoria de laicos misioneros de los SS. Corazones.
No escamoteemos la riqueza evangélica al Nuevo Pueblo Sacerdotal.
Los Hechos de los apóstoles nos explican porqué no había pobres: porque compartían. No hemos de ser
nosotros quienes digamos que eso es imposible. Para esto, ya están los bancos y los gobernantes que les han
vuelto a engordar.
Si no vivimos del ideal de la primera iglesia, el Evangelio queda vacío. A nosotros nos toca animar y dinamizar la
Procura de Misiones y la Fundación Concordia. En nuestra Galilea de cada día esta tarea anónima nos
descubrirá que el ideal de Jesús es frágilmente viable, pero funciona, y bien.
Con la confianza de que a la distancia
nos encontraremos en la barca del Mar de Galilea y donde el Traspasado nos
alargará la mano y nos mostrará su
corazón, recibid el mejor saludo de
parte de todos los hermanos de
nuestra Comunidad Pascual y misionera
Josep Amengual i Batle, M.SS.CC., Superior General
TEXTO: CARTA DE PASCUA 2009
IMÁGENES TOMADAS DE INTERNET
COMPOSICIÓN: JAUME REYNÉS, MSSCC