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Jean COMAROFF
John I.OMAROFFViolenciay ley en la poscolonia:
una reflexibn sobre las
complicidades Norte-Sur
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fndice
Primera edicion. 200 9
O atz Editores
Charlone 216
C1427BXF - Buenos Aires
Ferrian Gonzilez, 5 9 Bajo A
2 8 0 0 9 M a dr id
www.katzeditores.com
63 Ceritro de Cultnra Contcinporanea de Barcelona
Montalegre, S
0800 1 Barcelona
www.cccb.org
O eari Comaroff, 2004-2006
(0 John L. Coniaroff, 200 4-2 006
O Traduccicin de "Violencia y ley en la poscolonia": Discoboie
O raduccibn de "Obsesiones criminales despues
de Foucault": Gabrieia Diaz Perez
O ea n E;c John L. Co~naroff, Criminal ohssession s
after Foucault. Postcoloniahty, policing and the metaphysics
of disorder", en Critical Inquiry, vol. 30 , 2004, pp. 8 0 0 - 8 2 4
ISBN Argentina: 978-987-1283 99-6
ISBN Espaiia: 978-84-96859-56-2
Diseiio de colecci6n: tholon kunst
9 Violencia y ley en la poscolonia:
una reflexicjn sobr e las cornplicidades
Norte-Sur
67 Obsesiones criminales desyuks
de Foucault: yoscolonialismo, vigilancia
policial y la metafisica del desorden
Impreso en Espaiia por Rom anyi Valls S.A.
087 86 Capel lades
Depbsi to legal : B9269 -20 09
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Violencia y ley en la poscolonia:
una reflexi6n sobre las complicidades
~ o r t e - ~ u r * '
Durante 10s ultimos anos, las descripciones de
las naciones poscoloniales se han convertido en
una terrorifica epopeya de anarquia y violencia,
anadiendo un t o m brutal a 10s arquetipos
europeos de subdesarrollo, abyeccion y conflic-
tos etnicos. Ninos bandoleros en Africa, senores
de la droga en 10s paises andinos, pirateria
intelectual en China y fraude electronic0 en la
India se suman a un panorama de la politica
y la economia grotescamente desolador: una
pesadilla de gobiernos disolutos, de profanacion
' Esta conferencia tuvo lug ar en el Centro d e Cultura
ContemporPnea de Barcelona (cccn) el 6 de octubre de 2006
dentr o del ciclo "Traducir el mu nd o a yart ir de Africa'' .
I El presente texto es una versi6n corregida y mu y resumida
de l pro logo y l a in t ro duc c ih a nues t ro volumen yubl i cado
Law and Disorder in the Postcolony (University of C hicago
Press, 2006).
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1 0 i J E A N Y J O H N i . ( O M A R O F F I I I V I O L E N ( I A Y L E Y E N L A P O S ( O L 0 N I A
de la ley, del recurso rutin ario a la violencia
com o medio de produc ci6n; una pesadilla,
tam bicn, e n la que la linea qu c separa a1 politico
del delincuente se difumina hasta desaparecer
por completo. En Africa, todo esto se refleja en
trilladas meta foras s obre la maleficencia: "clep-
tocratico" es ahor a un adjetivo aceptado del
Estado. Tanto es asi qu e en 1995, en un informe
oficial francks se aseguraba que comenzaba a ser
dificil distingu ir en tre 10s regirnenes en el poder
y el crimen organizadu. Y que am bos se habian
torna do excesivamente violentos. Atras q ueda-
ron los simpaticos informes de una "polit ica del
est6mag on: un sentido m as siniestro de la "cri-
minalizacion" ha pasado a caracterizar la idtima
kpoca de la lamentable historia del sur global.
Todo ello plantea un problems, una suposi-
cibn y una paradoja, en este preciso orden.
En primer lugar nos ocupare mos del proble-
ma. 2Estan realmente las poscolonias de Africa,
Asia, Europa o America Latina m as sumid asen la violencia desord enad a, 10s tejcma nejes
inciviles y el terror incontrolado que 10s demas
estados-nacion del siglo xxl? 2% estan hundie n-
do a un m as en el caos? iHay alguna caracteristi-
ca qu e permita distinguir las clases de
criminalida d, coacci6n y corrupcion que ha y
c.11 e llas? ~ A C ~ S Ol uso de guiones sobre el que se
11'111 crigido -esto es, la des-articulac ion entr e lo
IN)<-lo colonial- hace referencia a una trans i-
c itill de las qu e niarcan un hito, a un a liminali-
t l ; ~ t l abelesiana? iAcaso las poscolonias estan
viviendo ejemplos de la celebre maxim a
~ I CMarx (1936: 824) segiin la cual la violencia
"css la com adro na d e toda socieda d viejn que
llcva en sus entrafias otr a nueva", nibs a u n , d e
"tod o camb io en la historia y en la politica"?
j 0 bien la suya es Llna contlicirin pe rma nente ,
un despliegue de larga dur;lcivn en el clue 10s
cstados modernos instnurados con la "descolo-
11izaci6n" ;a n o resister1 fi-en te n la privatizaciOn
de casi todo, a1 irecientt. clcsordcn y n la puj;lnte
anarquia? La respuesta instintiva a t od as e s t ~ s
pregun tas, segun 10s especialistas criticos, los
intelectuales pi~ blicos on servadores y los me-
dios de comunicacion popularcs -que cs don de
surge la suposici6n- es clue si. Si, en las poscolo-
n i x rei na u n dcsorden excesivo y particular. Si,se estan hundie ndo aun m as en el caos. Si, esto
parece ser un estado cronico. La prucba es
evidente. No se presta suficiente atenci6n a la
posibilidad de que se trate d e algo mas pro fun-
do, algo inherente a la coyu ntura de violencia,
sobera nia e i-legalidad que existe en todas
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I \ I V l O l t N ( I A Y L E Y E N L A P O S [ O L O N i A
partes ; y tambien de cSmo un lenguaje de la
criminal idad y un a metafisica del desorden
ba n incid ido en la imagination social, tinendo
percepciones de la identidad y la exclusion,
ss i corno 10s medias y los fines de la yolitica.
A1 mismo tiempo, Y aqui cs don de parece
rcsidir la parado$ muchas poscolonias convier-
te n e n fe t iche la l ey sus nk todo s y sus medios.
~ n c l u s ouand o se ridiculizan, caricaturizan,
susp ende n o em bargan, estos mCtodos y meciios
suelen ser fundarnentales para la vida diaria de la
a utoridad y de la ciudadania, para la interaccidn
d e 10s estados y 10s individuos, las leyes, las susti-
ttlciones y las t 0 1 m e poder. Sin cesar se redac-
ta n nuevas constituciones, se hacen llamarnientos
;i los derechos, se reillwntan democracias de
roccdimiento y se prese~ltan cmandns por
ir~justicias. sill T C S ; ~ ~ilnlbii'n, 10s gobiernos, loc
S r i ~ p o s d e 0 1 1 l ~ 0s i c i6 nivcrsa y las coaliciones
dc i~lt t ' rcsc\. C C II I . I . C I~ sistcma juridico para
rcsolvcr sits tlilcrcllcids. ( :onlo verenlos, inclusocl p;rs;~do s ~.c .l ,,~ do1111(>jucces tocados co n
pL~lll'~,l,I :llc~ll~lclo1 t l-dv<b tic1 ~~)l-t~ ll-'ltiOe11guait.
(11. lob ,~ g r ; ~ v i o .' (('(lo~ I l o K Y )I Ilccllo de qut.
! d ; l VCL 11ay j l ' l , :dk*l l < t l , l ( ~ i] , I ( - >> llll,e:~tr,1ll
i l i , , p ~ ~ ~ l \ ~ l ) % ,l s l l i l ) ~ l ~ ( ~ \ ~ i -; ~ i.k i'il ~ ~ O ! I I I ~ ~ C ~I C'17,:
,.ri- f c , - - r x , b; : * I , , i i ~ i . ~ t ~ ~ . ~ ~ ! - ; , t i : ; ~ . ,! II,!.I,I ! : I , , - ) i , 1 ! 1 1 ' . , ~
tl(. su soljerania, a concederla en franquicia
o .I tloldcgarla a su voluntad.
i( :(imo podemos interpretar todo esto? iPor
I I 11 lado, el excesivo caos de las poscolonias, reales
o i n j a g i n a rk , y, por el otro, su fetichismo con
11 Icy? ~ E ssto realmente una paradoja
o simplernente asyectos distintos de un solo
Ik 5m en o? Recientemente, Sandy Robertson
nos ha recordado que durante m ucho tiempo la
corrupci6n ha sido considerada u n subpro ducto
de las rnismas normas que pretenden regular
la relacion de las personas con 10s cargos que
ocupan. En este sentido, iquP pod rianios extraer
dc la tesis de Walter Benjamin (1978)
-reformulada por Derrida (2002) y Agamben
(1998)- s e g h la cud la v iolencia y la ley,
lo letal y lo legal, se compl eme ntan ?
Conlencenlos con una excursitin a1 ayarentc
coraz6n dt. las tinieblils, para exalninar sus
in~plosivosn teriores.
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sobre la criminalizacion del Estado se pasa por
alto algo mas im portante: el surgimiento de un
"gobierno indirec to privado", una caricatura de la
liberalization en la que las normas antiguas de
patrocinio y un fragment0 de redistribucicin
clientelista como la soberania se di hm in an en
formas privatizadas de poder y acumulacion; un
poder arraigado en el control bruto sobre la vida
y la muerte. Esta alteration ha ido acompanada
de un cam bio en la vinculacicin de Africa al orden
global: no sc ha m argina do el continente , sostie-
ne Mbernbe, sino clue se lo ha enrcdado en m a
econornia paralela y paria d e escala international.
Muchos han visto analogias en otras pa rks: en la
i~nt iguaUnicin Soviktica, dondc la corrupcicin
concentrada e n el Estado ha dado pdso a uncl
"h at~ lla ampal ': convirtiendo el delito en "un ,~
industr id importante"; tam bi h en America
Ldtma, donde se dice clue la ,~ndrquid pidemkd
h , ~ co mp d nad o Id "ol a d emo c ra t ~ c ~ " ,niendo las
redes criminales locde5 con las transnacionales )
convirtiendo barrios urb anos pobres en campos
de batalla. El "Brasil democr5tico -a hm a Nancy
Scheper-Hughes (2006)- presenta el perfil de un a
nacion en guerra". A1 parecer, la criminalida d con
violencia se ha convertido en un rasgo endkmico
de la condicicin poscolonial.
La descripcion que hace Mbem be de un
"gobierno indirecto privado" se correspon de
con el pesimismo po pular acerca del malestar
y el caos que plagan las ex colonias. Aqui, A frica
conserva la pole position a1 haber sido eliminada
del mapa de 10s futuros globales po r m edios
de comunicacion escri tos com o The Economist
y por la paliza diaria del rep orta je televisual.
Esto ha suscitado el contraa rgum ento segun
el cual las condiciones en el continente n o son
tan apocalipticas com o se presentan ni tan
excepcionales desde el p un to d e vista planetario,
y en cambio, supone n un "mayor negocio". Y u n
buen negocio. Un info rme reciente del Banco
Mundial mu estra que la inversion extranjera
directa en el sur del Sahara "arrojo 10s mayores
ingresos del mu ndo en 2002''.~ Por supuesto ,
se observa un a "nueva reba tina por Africa"
entre 10s estados-nacicin del norte en busca de
diamantes, petroleo y coltan. Estas busquedas
2 Un resumen de este informe esti disponible en la web del
Global Policy Forum; v hse : "Africa 'Best for Investment"' ,
<www.glob;~lpolicy.org/socecon/develop/africa/zooj/
oqotlfdi.htm>, publicado el I de m ayo de 2005. Esto tram
desconcertantes paralelismos con momentos anteriores
de la cxtraccion colonial, dadas las reticencias de las
corporaciones occidentales a la h o r a d e ve r el c o ~~ t in e n te
c o m o un lugar de deaarl-ollo eco116micoa u th n o m o .
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ncocoloniales cosechan enornm ingresos
en la interseccion d c las economias carentes de
a ineaecursos y dc legislacion, desdibujando 1 1'qu e separa 10s beneficios de la rapina . Tambien
afectan a la pro duccion indigena de riqueza,
reclutando a agentes locales, incluso a senores
de la guerra, para allanar el cam ino a sus empr e-
sas, a m enu do a traves de procedimientos ilega-
les. Hace poco, investigadores de 10s Estados
Unidos y de Nigeria analizaron acusaciones
segun las cuales una serie de empresas interna-
cionales, incluida una filial de Halliburton,
habian pagado sustanciosas cantidades a m o d o
de soborno para asegurarse un cont ra to que les
permitiera construir una planta de gas natural
licuado de cuatro mil m illones de dolares en la
costa del Africa occidental, rica en petrbleo.'
Todo esto entur bia las geografias de violencia
criminal que configuran el mun do poscolonial.
A me nud o el desorden resulta ser una com pleja
colaboracion entre el Norte y el Sur.La liberalizaci6n y la democrac ia, las panaceas
impuestas por Washington par a solventar 10s
3 "Corrupti on Clouds Nigeria's Grow ing Gas Business' : Steve
Inskeep, N P R , edicion rnatinal, 26 de agosto de 2005,
chttp://www.npr.org/te1npldtes/story/story.php?storyld=47
97944>, uhlicado el 31 de agosto de 2005.
I)I-o l~ lernase nuestro ne om undo feliz, apenas
I L I I I logrado reducir ese desorden, sino lo con-
I I- ,~rio .o solo han negado el bo th de la privati-
/ ,~citin , ino que han tend ido a recurrir a una s
lccnicas mas descaradam ente militares para
obr cviv ir o para sacar tajada. Mucho s regime-
1 1 ~ sigentes han cedido su monopolio p or
coaccion a contratistas privados que roban
c. imponen su voluntad. En algunos contextos
.~ l r icanos,siaticos y latinoame ricanos, el ban-
dolerismo se confunde con una guerra de baja
intensidad como form a de acum ular riqueza
y lealtad, produciend o nuevas cartografias
tlc. desorde n: terre nos poscoloniales sobre 10s
clue 10s espacios de p rivilegio se c omu nican
p r ~e di o e estrechos pasillos que se extienden
a travks de zonas de conflicto, incertidumbr e
y un cont ro l gubernam ental minimo. Aqui
el alcance del Estad o es desigual y el paisaje un
palimpsesto d e soberanias contestadas -una
compleja coreografia d e policia y param ilitares,seguridad privada y comuni taria , bandas y
escuadras de vigilantes, salteadores de caminos
y ejkrcitos forajidos-. T am poc o aqui hay ning un
medio de com unicacion serio: 10s rumores son
un medio tan bueno co mo cualquier o t ro para
detectar el peligro oculto bajo la superficie de
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1 8 1 J EAN Y J O H N I C O M A R O F F
las cosas. Pero la violencia caprichosa tambikn
puede sedimentarse y generar modelos de agre-
sion tristemente previsibles. Asi, la violacibn en
la Republics Sudafricana, la matanza de jovenes
sin techo en B rasil, la masacre sectaria en Sri
Lanka, etc., pone n d e manifiesto la existencia
de regimenes brutales. Sin embarg o, las zonas de
liberalization tambiPn son espacios de oportu -
nidad , inventiva y especulaci6n ilim itadas.
Resulta evidente qu e la liberalizaci6n
y la democratization no han e l imin ado las
oligarquias a la antigua usanza. Simp lemen te
han modificado 10s recursos y la ret6rica a su
disposicicin. Es posible que 10s clept 0crat as
ya n o obteng an provech o cie las preoc upac ione s
geoestrategicas de la Guerra Fria. Pero les vienen
bien las ayudas de 10s donan tes y el comercio
global que no cuestion a nada; en especial,
el comercio con los ban dolcro s de las ernpresas
curopeas, como M ark Tha tcher y sus compin-
ches, quienes an aden chanch ullos poscolonialesa la rebatina por 10s botincs tropicales. Las
mismas cualidad es qilc perjudican a las poscolo-
nias en el mun do enlpresarial -cl hecllo de que
sus pasados coloniales les garanti zaban uno s
sectores hurgueses niuy pcqueiio s, bajos niveles
de habilidad forinal y economias basadas
en la extraccion - 10s pre par an bien para
los mercados decadentes fomentados por la
liberalizacicin. Asi, fren te a los subsidies
y los arancelcs clue han aliincntado la industria
agropecuaria , muchos produc tores margin des
hallan u na cota conipetitiva en lo que sc consi-
dera cult ivo dc contr ,~b ando. ,as cmpresas
cfervescentcs y agresivas floreccn, por ejcnlplo,
alli don de crcccn las amapo las y la coca,
o don dc sc extrac cons entr ado ctc hxiclo d c
uranio o dian ~ant es nsangrentados. Y alli
donde sc cniu entra n gus tos rc f inados p o r lo
cx6tico y lo ilegal surgen 11ichos dc mercad o
cspecializnclos en cspecics cn pcligro dc cxtin-
cion y p ersollas y cosas protcgidns: antigiiedades
y cirganos vitalcs, hebCs, tral>ajaclores sexualcs
y novias por cncargo via corr co clectrtinico.
Las econo mias decadcntcs tamhi& cstdn
ampli ando sus sectores cle scrvisios. Aqui ta n -
biCn los habitantes poscoloniales cncu entran
trabajo cu and o 10s cmpleos conven cionalesson pocos. El trabajo m as obvi o en cste hmbito
es el transpo rte de mercancias de contrab ando:
asi, 10s antiguos centros d e almacenaje y distri-
buc ion como Togo, Gambia , Hcnin y Som alia se
han transform ado en "es tados de contrabando".
Pero la revoluci6n digital tambien ha abierto
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nuevas oportun idades en la interseccion entre
lo licito y lo criminal. Mientras mucho s surenos
carecen de 10s medios adecuados para navegar
por las vias rapidas de la economia del conoci-
miento, cada vez son mas los que han encontrado
nichos rentables I-iaciendo dc la marg inaci6n
una virtud. Prueba de ello, por ejcmplo, es el
espectacular aumc nto en In India tle la subcon-
tratacicin d e los servicios de In tccnologia de In
informacicin y el telen~arl< cting ero tambien
se esta extendiendo el negocio de 10s ciberdelitos
y el robo dc dates qut ' se alimtwta de 11 disper-
siGn y la lil~eralizacicin e la inli)rniacicin
privada, y 10s instrumentos virtualcs quc sirven
parawrif;x11. In pwpiedad y haccr circular
I; ! . i ( . l ; - ! . , . , ~. 1b alii la r fabricas qu c h a n surgitfn
, ,!I A,'.i, i i r ~ i t oI 1:ls cm prc sas d c cxplotacicin
!n I ~ ~ , L w , u d ~ d i c a n siuministrar d o c w
mentos cie itlcnticiad fals os y tarjetas de cr6dito
~ s p r t m n e n t c- I o ~ l i ~ d i ~ ~l quicnes perpc t ran
13" !(do c ! l ) l a r ~ e t ~o quc se denomil ia C O I I ~ I . ; I I ?
a t - i ~ r t ol'i.'~\ld(' listico".
PareL.!. SC I- quc el an!iguo 7'erct.r Mund o !X
;~ i : lp ; ;~-;~ t lo! mc!-cado tle la k ~ l > r . i c a ~ i i i ~ iz fc1!$i
iit.,lcion~:~;!i. lodo t i p magin, ll )l t. , si n e ~ c i i ~ i ! '
Ios docu~n~:r-~!i!slc. idc~nt id~ldi ~ l s o s y i i ~ so n e -
:!;I*; t i i , , I ~ ; - \ o I ? ~ . I \ , i:..to n o r ni11gt1!1:1or.pt-('si?.
En una era e n la que 10s beneficios depen den
mas que nunca de la capacidad para controlar
la mig raci6n d e larga distancia de las personas
y las cosas, a m enu do 10s intereses del capital
pasan p or d elante de 10s intereses de las
naciones-Estado, que debe n crear engorrosas
formas de gober nar a distancia regulando
las identidades de plistico y papel d e sus indivi-
duos. Estos simulacros son los quc , l i teralmentc,
contro lan la capacidad p r a cruzar fron~t .ras
y desplazarse de un lugar n otro. Alli don & 13
asp i rac ibn , c inc l~~soa supervi\<encia, epende
de la capacidad para moversc con rapidez,
la capacidad para producir el material necesario
para la movilid,ltl de la ciud,id;~ni:~11 i a i d o
en manos dc estntfos fantasma tielictivos, par
emp!ear 1;) e x p r ~ s i ( i ~ ~c 1 )e l- ri ch ( I Y C ) ~ :3 ) ,
d e aq u cl lo s q u c i m i t a ~ ~cl o~ ia n ,)s i'ol-masde
autoridad hurocrrit ica. l k ahi la innlemsa
industria espccializada e n la fahricaciOn dc
docu ment os dc identidad faisos, certificadosde ma trimonio, pasaportes, t i tulos imivcrsitn-
rim , biografias pcrsonnlcs y arcliivns. Sr tratil
dc una indu stri i~ ue niues tra una asoml,ros;l
sintonia co n la convcnci6n social y i o n
las tiltimas tecnologias d r atntcntificacitii~,rn;i
indu stri a clue crccc tan cleprisa clue, se;:iirt algu -
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22 1 J E A N Y J O H N 1. ( O M A R O F F ' I I V I O L F N ( I A Y L E Y E N L A P O S ( O L 0 N I A
nos recuento s, un tercio del dinero que circula
actualm ente es falso.
iQu 6 conclusicin puede extraerse de todo esto ?
Pues que se ha acabado asociand o las yoscolo-
nias con una modernization falsa, sui gener is,
con la creaciGn cle docurnentos ficticios, objetos
falsos y el robo de la propiedad intelectual.
La mimesis, legitima y de otra indole , s ien ~p re
sc ha yroyectado hacia Euro pa, naturalme nte,
marcan do la jistancia entre la civilizacion y sus
i~nilado res . e ro los t iempos carnbian. En la era
poscolonial, las copias yrocla nlan s u indeyen-
ciencia y circulail por su cuenta. 1,a revoluciOn
electr6nica ha dispersado los medios dc repro-
clucci6n m echnica y de acceso a los productos
~ x ~ ~ e n ~ a d o sn O ccidente. Replicas descaradas
clue se venden a precios muy r educid os revelan
un concepto fundamenta l en la cultura de l
capita lismo euro modern o: qu e sus s ignificantes
pueden ser fijados por orden yrivada o estatal,
que sus edie iones pueden se r l imitadas y suconoc imiento regis trado corno un log ro unico.
1,as marcas, una afirmacion del monoyolio
sobre la circulacidn de determinados tipos de
valor, incitan a la clonacio n; ello sr debe a que
en la copia se rnaterializa p arte de l aesen cia del
"articulo autentico". Co n permi so de Benjamin,
(. I .ItIra de la producci on masiva n o extingue
- , i~~ lp le rne n teu s ingula r idad y s11 valor.
Ah i , anunc ios recientes que llegan desde Malasia
.I I r;1v6s de I nte rnet ofrecen Rolex de "alta cali-
t l . d " ,con logotip o incluid o, a1 40% de l yrec io de
O I 1 - a ~mitac iones n o autor izadas . 0 bien la idea,
I I I U Y com un en la Republica Sudafr icana y e n
Asia, de la "falsificaci6n genuina", la cual, iron i-
c ilmente, subraya su distincio n y su valor
I-cCorzando os del orig inal. Sin lugar a du das,
1;1 ingenuidad con la que se fabrican las falsifica-
c.iones "de calidad" las han convertido en fo rmas
csteticas y en obje tos de comerc io habitua l para
cpienes las crean y las consumen. Los fabrican-
~ c se articulos falsos no preten den hacer creer
que sus produc tos son autknticos ; se ayrovechan
clel aura de una "marca" del prime r m un do
y se apo dera n de los medios necesarios para
a rlcanosrear uua replica. Para 10s adolescentes f 'o asiaticos, las falsificaciones de calidad llenan
un vacio existente entre 10s deseos globalesy la escasez innw diata. Lo q ue interviene en este
cnso no es tanto un desaf io a la autor idad cua n-
to e l descubrirniento de fo rmas innovadoras dr
ncceder, disyersar y reorien tar el flujo del valor.
I,a emyresa que mueve esta clase de falsifica-
ci6n hace yensar en una observ acibn de Rkatrice
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24 1 J E A N Y J O H N L . C O M A R O F F t 5 I V I O L E N C I A Y L E Y E N L A P O S C O L O N I A
Hibou a proposito d e Africa (1999: 105). La
fabricacion de falsificaciones, dice Hibou, no
revela tanto una pr opension a1 delito cuanto
una prueba de las posibilidades creativas de 10s
juegos d e azar, de una cultura del engano pr o-
ductivo. Un arque tipo de esto es el celebre tim o
nigerian o conoc ido com o ''419: qu e a su vez es
un a imitation poscolonial basada en el fraude
norteamericano creado por Francis Drake
duran te la decada de 1930. Co mo to do el mu nd o
sabe, la estratagema comienza con una car ta que
ofrece a 10s "inversores" occiden tales pingiies
beneficios por pe rmitir el uso de sus cuentas
bancarias para la transferencia a1 extranjero de
fondos a 10s que no se puede acceder d e otro
modo, que a m enudo proceden del pat r imonio
de u n v iv idor como Jonas Savimbi o Lauren
Kabila. Mediante la invocacion de famoso s
dictadores, diner o ma1 habido y mov imientos
secretos de capital , el engano explota co n astucia
10s estereotipos europe os de la corru pcionafricana . El "419': que tom a su n om br e de la ley
antifraude nigeriana, ha pasado a designar
cualquier expropiacion fraudulenta (Apter,
1999); se dice que es la tercera via, desp ues
del petroleo y 10s estupefacientes, que aporta
mo neda extranjera a1 pais de origen .
Esta clase de culturas del chanchullo no solo
c , dirigen a1 exterior. Tambien invaden el tejido
social y sacan provecho de una "crisis de valores"
clue se observa so bre tod o en las poscolonias,
CIW an sufrido un reajuste estructural, hiperin-
I l x i o n y espectaculares devaluaciones de la
~no ned a. 1 disolver las relaciones comun men te
,lceptadas entr e 10s significantes y lo que
pretenden significar -como, por ejemplo, entre
los billetes de ban co y el dinero negociable-,
cstas convulsiones desestabilizan 10s indices
aceptados de realidad, y generan espacios incier-
tos de misterio y magia donde 10s estafadores,
las brujas, Satan y 10s profetas pentecostales
ejercen su oficio. Bajo semejantes condiciones,
10s indicios cobran una extra na vida propia
y parecen capaces de generar grandes fortunas.
En este sentido, existe muy poca diferencia
practica entre la moneda real y la falsa.
Tampoco hay ningun limite par a la falsificacion,
que a su vez no deja de enge ndrar mas falsifica-c ion . No cabe duda de qu e ahora e l p ropio
delito es un objeto frec uente de mimesis delicti-
va. Los secuestros falsos d e personas y vehiculos
y 10s falsos robos so n en todas partes una fuente
de beneficios en expansion, hasta tal punt o qu e
en la Republica Su dafricana existe una unidad
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' ' I V I O L E N [ I A Y L E Y E N L A P O S ( O L 0 N I A
especial de la policia dedicad a a ellos. Una vez
que se instala una "econom ia de 10s trucos
sucios", la linea en tre lo falsificado y lo rocambo-
lesco se difum ina cada vez mas. Y asi, el fetiche
y la falsificaci6n acaban confundiendose.
Volviendo a Nigeria, la falsificacion en este
pais ha llegado a saturar el prop io Estado, gene-
rando una politica i lusionista q ue ha erigido
un edificio de "gobierno simulado", censos y
planes de desarrollo falsos, e incluso elecciones
ficticias (cf. Apter, 1999). De hec ho, la bur ocra -
cia falsa ha aflorado corno un tema omnipre sen-
te en la politica poscolonial. Asi, William Reno
(1995,2000) habla del "Estado sornbra" o
"Estado ficticio" de Sierra Leona, donde tiene
lugar una Realpolitik de especulacicin coactiva
tras una fachada de respetabilidad adm inistrati-
va formal. Y Sierra Leona no es el unico caso:
la imagen de la som bra -en la que lo falso se
convierte en lo oficial y la realidad es el saqueo-,
est i empezando a s aturar 10s informes de laeconomia politica africana. Esta hace referencia
a un desdoblamiento, a la existencia de mu ndos
paralelos de gobiern o clandestine,soldados
irregulares y econornias ocultas que resucitan
antiguas imagenes del continente "negro". Sin
embargo , las sombras, como nos recucrda James
1 # . I ) : I I M ) I ~ (2006), no son copias borrosas,
, . I I I O ~~royecciones,magenes de uno misino.
.\ 1 1 1 1 tle cuentas, tal con10 hace ti emp o vienen
.I l I 111.11idohilip Abram s (1988), Ralph
k 1 1 1 I L I I I ~ (1969) y otros expertos, es posible
4 1 1 1 t . <.ILIII encareado Estado europeo tenga tanto
I It . t111imcra om o de realidad.
( : ,~ l wfiadir aqui otra observaiiGn de carscter
,: t .11<,1.,11. La resonancia entre la sombra y la
I.1l\1licaci6nalnbikn refleja parte d e 10s ek cto s
I I t. 1,1 desregulacion neoliheral dcl gobierno,
.II!;o clue resulta evidente en tod o el ~ii un do ero
t111c c acentua aim 111is en el caso de las pusco-
I o ~ ~ i a s :l contrap unto e ntre la subcontratacicin
t I < , I 1:stado y la confiscation de la soberania, que
I I O ,rlkcta en ine nor g rado a1 lilnbito del ma nte-
~ i i ~ n i c n t oel orden y la guer ra. Al dispersarse,
t.1 gobiern o deja de ser u n lne ro coil junto de
i ~ ~ s ~ i t u c i o n e surocraticas para convertirse en
I I 11 organismo que regula la concesion de ke n -
tias y franquicias. Asimismo, esto ofrece nuevasoportunidades , en todos 10s ambitos, para apo -
tlcrarse de 10s activos del Esta do y de su visto
hueno. En la Republics Sudaf ricana, Asia, Africa
y America Latina, estas practicas suelen ser
tlescaradamente explicitas: la policia y los fun-
cionarios de aduanas, sobre tod o e n 10s paises
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!<) I V I O L E N ( I A Y L E Y E N L A P O S ( 0 I O N I A
don de cobra n un sueldo inestable, suelen parti-
cipar en mktodos d e extraccion en 10s que las
insignias de un puesto publico se eniplean para
elevar las tarifas. Son innumerables 10s infornles
de agentes de policia que convierten 10s pun tos
de cont ro l c n cabinas de peaje particulares. En
2002, un e quipo del Th c Ecmnmis t que viajaba
en coche desde Douala, Cam eruu, hasta una
ciudad situada a mcnos de quin icn tos k i l6me-
tros a1 sureste, se encontr6 nada meno s que
con cuarenta y s ie te c o n t r o l c ~ . ~ambien suelen
obtenerse ingresos haciCndosc pasar por un
representante del Estado: visticndo fi~lso s
uni formes o , conm ya hemos mencionado,
usurpando la produccidn de documentos
oficiales de iu alquie r indole.
1,a disposici6n para t*xplotar10s intcrsticios
cntre las realidades frontales y su l )rep t ic ias , x i
I omo para apoderarse de chapas de autoridad,
pd ri a considerarse u n s in toma de la tendencia
(111ce observa en todas partes, bajo el funda-
~ ~ ~ c ~ ~ t a l i s r n oel mercado, a difum inar las l ineas
(111ceparan 10s negocios licitos de 10s ilicitos.
I ..I presi6n por los beneficios ha generado
c o~nplejisima s rticulaciones de producci6n
"lormal" e "informal". En el oscuro mun do
tlc la subcontratac ion, lo informal sc ion fun de
t o 1 1 lo ilicito, ya sen cont rat and o a trabajaclores
i n apeles, pagando so borno s o ejerciendo el
iontrab ando. Esto reafirnia nue stra observaci611
. ~ n ~ c r i o robre las pcl igrosas rc l ;~ io nes n t re
t.1 Norte y el Sur, sobre c61no el respetable cu -
~ncrcio etropolitano obticne @nancias evitan-
tlo 10s ricsgos y n lnriiula rnor'11 del co~nei-\:ic
ilcgal "a! :.klr tle la f r o ~ ~ t c ~ x " .a cnlprcsa poscolo-
id pucdc scr m8s o Inenos turhia y salvaje,
IWI-O res~lltn scncial ~ J I . J cl funcionamiento clel
1)l;ln globa l d c las cos:ls. Esto es lo quc subrayti
1111cstudio rccicnte d c Gal1111) nternational,( ~ u ecvelab:l u n ~ q e r l t i n olumento tle los
c.sfuerzos de 1;ls (01-pornt:ionc,h111tiliin;:cionalt::;
~ ? ; I ~ L I I>tc11~1-: . I I ~ O S O S ~ , o ~ l t r c ~ t < i s-sobre tocic)
en lL>s 5ml1ito- le 1; i c!cf'rni:~y i.1 io~~stru(:\ : ici~i
mediante c1 c-hCl~~tn jcfu~rcion:~riosic la.;
" cco n o n ~i a s ! ~ h s dc tl!:s;xrrolio"; 10s nl ~~ (l io :.
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( 1 I v l I r I I N ( I A Y L E Y E N L A P O S ( O L 0 N I A
de conlunicacibn occidentales llanlan hipocrita-
mente a estos pagos "puestas en marcha in for-
males", "costcs de impo rtaci6n" y otros nomb res
por el estilo. El lndice Gallup d e Pagadores
l ie Sobornos fue encargado po r quince es tados
para rebatir un estudio realiz;ado para
Tr~mpure i l cytrtc~rna~ionul,lue se centrab a
en los sobornados, no en los sobornadores,
y "den~o s traba" l predominio dc 11 corrupcitin
ell los paises "e n vias de desarrollo': (;allup
descubriti clue las fucnles miis inipo rtante s de
pagoscde sobo rno s eran Rusia, China , Fra~lcia,
10s li,stados Unidos, el J a p b n e Italia, seis 111iem-
hros del (3,o~npromcticlo " impulsar la pros-
pcridad" c11Africa mediante el fo~lientolel
comercio y la erradicaii t in d e las rn al ~s r5cti-
Pero 10s sobo rnos invalidan los impulses:
sus beneficins suelen acab ar en el Norte , y ago-
tan a un mlis 10s recursos de la fue nte pobre ,
La sirnbiosis revelada por Gallup e ntre los
tratos m anificstos y 10s encu bicrto s, los sobo r-nadores y los sobornados , implica c adenas
de transaccion qu e dif im inan las responsabil i-
5 " ( h p o r a t e Bribcry (111 thc Rise W-oddwide': Antholly
Stoppard, h t e r Prcs.c Service, 14de m a y d e 2 0 0 2 ,
~11ttp://ww.globalpo1icy.orgln~tionslIaundert~enerali
~oo2/o514rise.htln>, ublicado el 8 de ago st^) dc 2005.
,I .III~.\ borran las lineas de lo legal al franqu ear
I I I I I I< . I - ; ISoiiales, nacionales y kticas. Resulta
1<.11l.\tlorbservar en todo es to un m apa neoco-
I I I I I I . I I clue relaciona 10s beneficios, la probidad
\, 1.1 xcyuridad del Norte co n la pobreza,
1. 1 ,.~clueo el riesgo del Sur. Sin embar go, esa
I:'xq:~~alia o es ta n sencilla. Para empe zar,
1.1 I ~ r ~ i i ~ cntre el Norte y el Sur es sumamen te
~ , ~ ~ ~ l ? ~ - i o n a r i o .n segu ndo lugar, 10s paises co mo
I \ r . ~ i l , a Republics Sudafricana y la India
OII,CCII importantes economias formales cuyo
I ~ ~ ~ ~ c i o n a n ~ i e n t olega hasta el Norte. Y, lo que
I-. 111;ismportante, si bien el neoliberalis~llo
~ B U C Y I C aber intensificado la irnbricaci6n del
1 I Illicn org anizado, la violenc ia y la corruption
1.11 (4 tejido social de las poscolonias, estos
. , ~ , ~ t . ~ l i a se gobierno n o son "andrquicos" e n
I I I I I ~ L ' I I Ientidu sim ple. Por el contr ario, y
I ,1110 n ~ o s t r a r e m o smlis adelante co n mayor
~ l ~ . ~ . ~ l l c ,us politicas y sus cultura s popularcs,
I I I ( luso sus culturas del bandoler ismo, es tan
~ ~ ~ r l ~ ~ - c g n a d a sel espiritu d e la ley, un espiritu
I ( I I C es tan f ruto del moni ento ior no la cr iminn-
l idad de nueva generacit in . O bscrv en~ os , n es te
uvilido, el impacto en Nigeria de las heroicas
I~ ,~za l i ase un bandolero cklcbre, 1 ,~wrcnce
An in i , apo dad o "1,a Ley" (M aren in, 1987: 261 .
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32 1 J E A N Y J O H N 1. ( O M A R O F f
El gobierno se preocupo tanto -acusando
a Anini de suponer una amenaza para el orden
y el Estado-, que el presidente creo nuevas
"agencias de seguridad" para proteger a la gente.
Y todo ello pese a1 hecho de que era mayor el
peligro que representaba la autoridad soberana
del gobierno que el que suponia Anini.
Tanto la angustia como la fascination
provocada p or este Robin Hood senalan
la existencia en las poscolonias de una preocu-
pacion por "la ley" y por el ciudadano como
individuo legal; una preocupacion que crece
en proportion a1 aumento del gobierno indirec-
to privado y de las culturas endemicas de
la ilegalidad. Esta preocupacion ha llegado
a ocupar un lugar destacado en 10s discursos
populares. Cuando el gobierno se dispersa
y 10s monopolios sobre la coaccion se fragmen-
tan, el crimen y la politica proporcion an un rico
repertorio d e modismos y alegorias con 10s
que tratar, de manera imaginativa, la naturalezade la soberania y el orden social: las peliculas
de accion de Nollywood, la enorme industri a
cinematografica de Nigeria, en las que las
fuerzas de la justicia luchan contra fo rajidos,
tanto humanos como sobrenaturales; o el atrac-
tivo gtnero de ganster de Hong Kong, cuyos
.II :~~~~lc nto sarantizan que la violencia puede
I I lli lilrsc con violencia; o el teleteatro
t . 1 1 1,1 I(cpub1ica Sudafricana, en el que unos
t1t.lc.c ~i vc sicticios sorprenden de noche a delin-
t I I ( . I I I ~ ' Seales en libertad, restauralldo un orden
..t N 1.11 clue a la luz del dia resulta fragil
( ( o~~laroffComaroff, 2004). Asimismo,
I t ,\ gol,crnantes comprometidos, que sufren
1. 1 I,~-csi6nue les exige actuar con mano dura,
lv,llc.n en escena dr amas policiales en 10s que
, . t . vc. c6mo "toman medidas" contra delincuen-
I(-, ~niticos, de este modo representan la
Ijc~\il,ilidad e gobernar fren te a un desorden
~.~~cli.mico.1 menos 10s medios de comunica-
1o11 ibran a su publico, una y otra vez, de
" 1 . 1 confusion pr imordial en tre la ley y el
tlc.sorden", una distincion sobrr la que
U. Iunda la propia posibilidad de la sociedad
( Morris, 2006).
Ikro, jexiste realmente esta confusion?
jIpor qu t esa preocupacion por la legalidad haIlcgado a invadir la vida poscolonial y sus repre-
4cmtaciones creadas por 10s medios de comuni-
caci6n? iPodria tratarse simplemente de una
~.c-accionacional a uno s grados de violencia
>in precedentes?Y, lo que e s mi s importante,
jc6mo podria relacionarse este "problema" con
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34 1 J E A N Y J O H N 1. ( O M A R O F F \. , I V l O l t N ( I A Y L E Y E N L A P O S ( O L 0 N I A
el aume nto de un neoliberalismo que, a1 rees-
tructurar las relaciones entre el gobierno,
la produccion, el mercado y la violencia, parece
haber fom entado unas econ omias delictivas
en todas partes? Para tratar este punado d e
preguntas, centremono s ahor a en el fetichismo
de la propia ley.
EL FETICHISMO DE LA LE Y
El Estado-nacion mo dern 0 siempre se ha erigi-
do so bre un andaniiaje de legalidades. Y n o solo
el Estado-nacibn tnoder no. En la Grecia clasica,
segun nos recuerda Arendt (1998: 1c)4-195), las
leyes [eran] co tno las m~~ ra l la suc rodeaban
1,I c~udad".. Para Tho ma s Hobbes (1995: 109))
cuyo espectro se cierne sobre las turl>ule~lta s
superficies de la vida en la yoscolo nia, "Las leyes
son los muros del gobierno". Desde la Caidadel Muro q ue marc 6 el fin de la Gue rra Fria, la
ley se ha fe t ich izado aun ~ n i s ;si, en la nlayoria
de las poscolonias se construyen mur os mas
altos para proteger a 10s ricos del desorden.
"La Ley': y no so lo nos refer imos a1 m at dn
nigeriano, se ha convertido en el rnedio en el
4 111c. ~repr esenta a politics, se tratan conflictos
, . I I ~ K . I - , I I ~ ~ ~iferencias que de o t ro m odo serian
I I I ~ l ~ ~ ~ ~ e n s u r a b l e s ,e garantiza el funciona-
11111 . 11 t odel merca do "libre" y aparente mente
, . I . c . 1 - i ~ ~l orden social.
1.11 cste aspccto, re s~ ~l t ao r p r e n d e n ~ el nume-
I I , clc Illlevas constituciones nacionalcs clue se-- .- --
~ ~ . t l ; ~ c ~ a r o nesdc 1989: ciento cinco, la inayoria
{ . I I I>oscolonias." simismo, resulta asornbrosa la
, cxqlcia m ilcnar ia e n su inpniidnd para atraer
\ o ~ - m a se gobierno ecluitativas y has,das c n
1' 1 incipios 6ticos. Actualmente h~n cio nan or
~oclo l planeta ~uios ui11-entn cucltl-o ribun' l-
I C Y mnstitucionales, Ios ~nlixim os rbi~l-os e la
1c.y y la propicdad c jec~~t iv ;~ .uchos dc cllos
]:oxan de una aut6 ntiin a utor idad: en la lndia, cl
1115ximo ribunal de tierras sc him tan podcroso
.I medi'ldos de 10s noventa clue, a dccir de todos,
c-ra casi el go bier no. corno lo plantea Rrucc
Ackerman (1997: 2 , 5) . '1" fe en h c o i ~ s l i t u c i o -
1 Estc n"mero se hasa cn las cifras dcl World Fact Rook del 14
dc julio de zoos, <hup://www.odci.gov/cia/puhlicdtions/
f a c tb o o k / f i e ld s / z o h j . h t~~~ l> ,odificado por idtima vez el 27
de julio dr zoo5 <https://www.cia.gov/library/publicatio~~s/
the-world-factbook.index/html>.dlo incluye 10s paises
qu e han aprobado constituciones totalmente r luevas (92) o
los q u c han re formado dras t icamente Ids ya existentes (13).
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nes esta arrasando el mundo", sobre todo por-
que su promulgacion m arca una ruptu ra radical
con el pasado, con sus vergiienzas, sus pesadillas
y sus tormentos. Sin embargo, mas qu e la canti-
dad de nuevas constituciones, lo que destaca
es un cam bio de contenido. Este cambio, segun
sostiene David Schneiderman (z ooo ), e debe
a una transformacion global en el "diseno
constitucional" de un Estado capitalists
a un modelo neoliberal -product() este de una
transformacion histcirica en la relacion entre
13s econom ias y las politicas del capitalism 0
de mercado-. Asi pues, mientr as las cons titu-
ciones promulgadas tras la Segunda Guerra
Mundial poninn el acento en la soberania parla-
mentaria . li i discretion ejecutiva y la autorid ad
burocrdtica, las nxis recientes se cen tr~ ln, un-
que irreg ularmcn :e, en la primacia d e 10s dere-
chos civiles y yo111cos y en el iniperio de la ley.
Y sto es asi inclu w cuandu, tal com o ya hernos
dicho , st. viola, atcnta, dilata y sustra e tantosu espiritu como su !em.
Ruena muestra dc ello es el caso de Togo, cuyo
nutoritario y cruel presidente , Eyaden ~a, nu ri o
inesperadamenie e n 2005. El ejPrcita -que, junto
con s!i cluli, habia respaldad o su poder - pus0 t'n
s i ~tgar 't s u hijo Faure, l o que vra incon stitu-
c ional. El presidente del P arlamen to deberia
I~ilberomad o el mando y convoca do a eleccio-
w s dentr o de un plazo de sesenta dias. Aunque
los generales podrian hab er orqu estado ficil-
inente un golpe de Estado, en vez de eso insistie-
1-011 n que la Legislatura enmendara la
constitucion para permitir q ue el hiio fuera
l~residente. ero Faure s61o rein6 durante veinte
dias. Los estados circund antes del Africa occi-
dental exigicron u na ob servancia d e la vieja
constitucion con tanta firmeza que el nuevo
presidente acabo dim itiendo y se convoco a una
votacion national. Faure gano y en mayo de
1005 prest6 juramento. Asi pues, Togo, goberna-
da yor u na exteilsa elnpresa familiar, una
mano dura ~ni l i tar ana idea ext ranamente
refractada del Espiritu de 13 Ley, sigue envuclta
c11 la con~ tituci onal idad .~
La historin de Togo rcsulta rev eladora n o solo
yorquc cxistcn muchns otras iguales, sino
tambi in porquz, en comp am iio l~ on o t ros
escenarios poscoloniales, Africa tienc fam a
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de no es tar coniprometida con el cons t i tuciona-
lismo, aunqu e existan treinta y seis naciones
afr icanas que hayan aproba do nuevas
constitucion es desde 1989 (cf. Mb , 1 L I, 000:
passim; OIoka-Onyango, 2001) .Pero el fetichis-
m o d e la ley es mucho 1n5sque un a fe ilusoria
en cstas constituciones. Una "cultura dc
la legalidad" parece estar impre gnan do la vida
cotidiana, convirtiCndosc en una pnrte y un a
p;lrcela d c In mctafisica dcl desordcn clue acecha
a todas las poscolonias. E n la India rul.al,
po r tom ar stilo 1111eiemplo, a los habitantes
d c los pueblos 1c.s ruesta muc ho pone rsc de
acuerdo acerca del ccidigo penal , y di sc ~~ te n
c o n t i n ~ ~ a m e n t robre 1 legalidad de las accioncs
de los funciona rios ( Gup ta, 1995). El propio
t e r m i no - " c u l t ~ ~ r ae la legalidad"- a pare cc
c n una iniciativa reciente del Estado mexicano,
y cs la piedra angular de su "progratna
de educa ci6n a la ciudadania' ; ' E n unn
linea similar, en Sicilia, la mitica cun a
8 VCase <http:llbibliotecndigital.co~~cvyt,org.~~~x/
t r a n s p a r e n ci a / F o r m a c i o ~~ ~ ~ c i u d a d a n a ~ G t o ~ ~~ ~ ~ o ~ , ~ ~ c i t~ ,
publicado el 1 de agosto de 2005. Tamhi6n se ha cstablecido
una iniciativa similar , dir igida a la dernocrac ia y a 10s
derechos de la ciudadania, para 10s niiios de las rscuelas
brasileiias; viase Veloso (2003).
tlcl bandoler ismo del Norte, se ha inventado u n
i ~ ~ c g olama do "Legalopoli". iS u objetivo p rinci-
I M I ? Fomen tar u na "cultura de la legalidad"..'
I~r i l uso l Vaticano lo pone en practica. En 1998,
/rrldaeum incluia u n ar t iculo t i tu lado "Una
Iwr te conciencia moral para una cultura
dc la legalidad" (Torre, 1998). Decia qu e hem os
cntrado en un a era judicial e n la que la huma ni-
dad se conoce en vir tud d e sus d-e-r-e-c-h-o-s ,
cscritos con todas las letras.
Sea como fuere, s in d uda se ha producido
una explosion en el mundo poscolonial
cie las ~ N Gue velan por la ley. Lus misiones
civilizadas del nuevo siglo, las ON G -situadas
en la interseccihn entr e lo public0 y lo privado-
animan act ivamente a 10s ciudadanos a tratar
sus problenlas utilizando meclios legales.
El resultado final es qu e las personas, incluso
aquellas que infringe11 a ley, se mue stran
aun mas pleiteadoras. En la Kcpublica
Sudafricana, u11 fonta ner o al que hacia po co
habian condenado por conducir ebr io de1nand6
a1 Depar tamento d e Jus t icia por haber lo
encarcelado cua ndo tenia derecho a entrar e n
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40 1 J E A N Y J O H N 1. C O H A R O F F 41 1 V I O L E N C I A Y L E Y E N L A P O S C O L O N I A
un programa de rehabilitacion.'" Y conocidos
ex alumnos de la lucha por la liberacion, miem-
bros d e la Asociacion de Veteranos Umkhon to
we Sizwe, estan litigando en 10s tribunales
For las inversiones de la organizacion. En otros
tiernyos, este conflict0 entre el C N A electo
se habria so lucionado a traves de vias politicas
convencionales, sin utilizar la ley corno arma
de combate. Pero entonces, en el pasado,
Umkhon to we Sizwe no habria sido una
organizacion completanlente neoliberal, sino
mas bien una compania d e inversiones para
sus miembros y una camara de 10s comunes
para ex guerrilleros."
lo Vease, por ejemplo, "Drunk driver sues over beingke pt in
jail instead of rehab': en Fatima Schroeder, Cape 7i'mes,
8 de agost o de 2005, p. 7.
n Vease "MK Veterans' row heads for court", Wiseman
Khuzwayo, fi e Sund ry Independent, 14 de ag osto de 2005,
Informe empresarial, p. I . El articulo ponia de manifiesto
que la M K M V A tiene una compleja vida empresarial:
10s hombres con tra 10s que se in terpone el interdict 0son llamados "directores" de las sociedades de cartera
de Ia MKMVA (que represents a 60.000 m iemb ros y a su s
subord inados ) , y d e s u h a m f in a nc ie ro , la Ma b u th o
Inves tment Com pany (que s irvea 46 .000); la p r imera ,
ademas, posee un holding del 5% en h lediro Clidet 5 17,
un consorcio, con considerables participaciones
en seis grandes corporaciones y otros intereses
empresariales.
El impacto global de las ONG legales es tal
que actualnlente no resulta raro oir el eurolen-
guaje de la jurisprudencia en la selva amazonica
o en la Australia de 10s aborigenes. 0 entre
10s sin techo de Mumbai, Madagascar, Ciudad
del Cabo o Trench Town. Las poscolonias,
a su vez, estan saturadas de inlagenes de si rnis-
mas basadas en la ley, incluso en lugares
en 10s que resulta tan corriente traficar, tanto
fuera corno dentro del marco de la ley. En
Nigeria, el codigo tributario exige a 10s ciudada-
nos que juren q ue tienen hijos y personas mayo-
res a su cargo para poder obtener deducciones
por familia numerosa. Todo el mund o declara
la maxima carga familiar, tanto si la tiene corno
si no.Y sto lo saben tod os 10s burocratas.
Y sin embargo se mantiene esa situacion legal
ficticia; se observa a qui un rastro del"419':
que tambien imita y burla la ley fiscal.
Pero no solo 10s intereses, las identidades, 10s
derechos y las heridas estan saturados de legali-dad. La propia politica se esta desplazando a 10s
tribunales. Los conflictos que antes tenian cabi-
da en 10s parlamentos, niediante protestas
callejeras, campahas mediaticas, huelgas, boicots
y bloqueos, tienden cada vez mas a abrirse
carnino po r la via judicial. Las luchas de clases
8/3/2019 comaroffs violencia poscolonia[1]
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se estan tr ansf orm and o en acciones de clases;
individuos unidos por 10s proble inas economi-
cos, la cultura, la raza, la orientacio n sexual,
la residencia, la fe y 10s habitos d e con sum o
se convierten en personas juridicas debid o
a que sus quejas com une s 10s convierten en
demandantes con identidades comunes .
Ciudadanos , suje tos, gobie rnos y corporac iones
li t igan uno s contra otr os en u n ca lidoscopio
que no pa ra de m uta r , a m e nudo e n l as
interseccio nes d e la ley del agravio, la ley de 10s
derechos hu man os y la ley criminal. Asi,
por e jemplo, en 1986, tras el desastre de B hopal,
e l gobie rno indio, despues de haber aprobad o
una serie de leyes para convertirse en el gua r-
dian ilnico de los intereses legales de sus
c iudadanos , dem and6 a Union Carbide"
-con lo cual solo consigui6 que las victimas
iniciaran su propio proceso en 1999,pa ra
"recuperar el control" de su caso-." Incluso la
12 Pard ohtener LIII i n forme contempor inco mas Jctal lado,
vease "Indian (h ver nnie nt f i les lawsuit against Union
(hrhit lc", Holrslon Cl~ronic-IF,de unio d c 1986, Secri tin I ,
p. 19.
13 V6ase"Uhopal victims file lawsuit against Union Carbide':
en la web L)e~nocrncyNow, 17 de noviemhre dc 1999,
<http://www.democracynow.~~rg/~y~~/~~/~~/hho~-ral~~victims~
file-lawsi~it~against~i~~~ion>,ubl i cado el 8 de u l iode zooj
democracia se ha judicializado: en las elecciones
argentinas d e 2003, se pidi6 a la judicatura
que resolviera "centenares" d e conflictos
e inclu so que fijara la fecha para la votaci6n-.I4
A traves de estas vias, algunos proccsos politicos
bastante co rricntcs sc soinctcn a la dialkctica
dc la Icy y dcl desord en.
I'or su part e, los esta dos se ve n ohligados
a dcfcndcrse contra las acciones publicas
por cosas sin precedcntes y contr a denl andan tes
sin prccedcntcs. I,a lucha legal cntrc (4 gobicrno
sudalricano y las victimas del sida ya cs toda
una Icyencia,pol- supucsto. Sin embargo,
existen miles de caws dc im portan cia cclnipara-
b lc . ( h ino el dcl gobicrno del Hrasil, clue
en el 41%)2000 tuc hallado culpable por
su propio tr ibuna l supremo y condcnado
a p g d r da iios y pcrjuicios po r 11 niuer te y el
sufr imiento de 10s indios pa n ar i Un a f io antes ,
Nicaragua fue obligada a comparecer an lc e l
Tribunal Interamericano por haber violadoel territorio de los indio s ting ni a1 otorgar ilici-
tamente una concesicin maderera a una empresa
14Vkase Kroll Argentine Kisk Monitor, 4 de octubre d e 2003,
p. 7 ,<http://www.krollworldwide.con~/librar)ii/
arm/armpoq~oo) .ydf>.Kroll, Inc. es una empresa
consultors de riesgos.
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44 I J E A N Y J O H N L . ( O M A R O f F 4 5 1 V I O L E N C I A Y L E Y E N L A P O S ( O L 0 N I A
coreana. Las demandas de este tipo suelen
contar con el apoyo de grupos defensores bajo
la "Estrategia Liliput", orquestada por el Foro
Social Mundial, que se dedica a combatir el
neoliberalisrno global. En esta estrategia
"ascendiente" la ley conecta 10s medios politicos
con 10s fines politicos. En ocasiones, se dirige
a1 propio capital. Asi, en 2002, Pluspetrol fue
demandada por la Asociacion lnteretnica
por el Desarrollo de la Selva Peruana; dehio
lilnpiar un derrame de petroleo en el rio
Marancin y cornpensar a las victinlas por 10s
danos causados. A veces la ley actua contra
sedes de poder inesperadas: hace un tiempo,
16.000 graduados en escuelas indias interpusie-
ron dernandas en Canadri contra las iglesias
anglicana, presbiteriana y catolica, a legando
abusos fisicos, sexuales y culturales. Todos estos
casos her on ganados, pero son rnuchos 10s que
se picrden. Asi, por ejemplo, la comunidad
de 10s ogoni perdi6 una dernanda contra Shellpor considerarla complice de Nigeria enel
asesinato de aquellos que se oponian a la
presencia de la multinncionul en la zona .
A menudo la ley se decanta hacia el bando del
capital bandolero. Sobre todo cuando se pone
la mascara del negocio respctable. Algl.inas
corporaciones tambien utilizan 10s tribunales
para crear un medio liberalizado propicio para
sus maniobras; y, en ocasiones, para protegerse
del escrutinio de algunas de sus operaciones
mas siniestras.I5
No s61o se judicializa la politica del presente.
Coino ya henlos dicho, tambiCn el pasado sc
resuelve en 10s tribunales. Gran Bretana, por
ejemplo, debe hacer frente a varias demanda s
por haber llevado a cabo acciones de una atroci-
dad extrema en su imperio africano, por haber
asesinado de manera caprichosa a varios lideres
locales, por haber enaje nado ilegalmente territo-
rio de un pueblo africa no para cedkrselo a otro,
y por otras injusticias e ilegalidades. Con estas
acciones se criminaliza el colonialismo. Llevda
a cornparecer ante un juez, la Historia debe
romper sus silencios, somcterse a las reglas de 11justicia J instancias de aquellos clue la hall pddc-
cido y verse reducida a un equivalente moneta-
rio, pagadero corno moneda oiicial de 10s daiios,el desposeimiento, la pkrdida y el trauma. Lo
que se imyutn al imperialismo, por encimade
todo, es su re~~onsabilidadn la gucrra l q a l : el
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46 1 J E A N Y J O H N 1. C O H A R O F F
uso d e sus propios c6digos penales, sus procedi-
mientos adrninistrativos, sus estados de em cr-
gencia, sus fueros, rnandatos y cirdenes
iuciiciales, para sancion ar a sus individuo s
por lnedio de una violencia descoditicada
y legalizada por su palabra soherana. Tamhien
sc le acusa de aplicar sus propias formas
civilizadas de cleptocr acia.
1.a gue rra lcgal -cl re curso a los instrumentos
legales, a la violencia intlercntt- en la ley, para
conietc r actos clc coaccicin politiia , incluso
d c supresicin (C omarof f, 2001)- tumbien es
notable en las poscolonias. A l tr'ltal-sc de una
clase de sustituiitin politics, rt-sulta mds visihlc
cua ndo aque llos clue "sirven" al Es tado hacen
~ n a n i o h r a segales para actu ar contr a sus
ciud adan os. Fa1 vez resulte mas i nfam e el caso
dc Zi~ nhab ue, ondc e l rCgimen de Mugabe
ha aprohacio sisteniiticarnente leyes para justifi-
car el silencianiiento coactivo de sus crit icos.
La operacion Murambutsvina, "Eliminar labasura", qu e ha expulsado a opone ntes
politicos de areas urbanas bajo la bande ra
de la "demolicion de tugurios", recienternente
ha llevado esta practica hasta lirnites sin
precedentes. Mu r am b [ ~ t s v i n [ ~ ,ic e el gobierno,
es sirnplernente una aplicacion de la ley territo-
rial para arrasar "estructuras ilegales"
peligrosas.lh
La guerra legal puede ser limitada o reducir
a la gente a la "nuda vida"; en Zimb abue , se ha
convertido en una necropolitica con un n 6m ero
creciente de victirnas. Pero si en~ yr ententa
blanquear el poder m ediante un lavado de
legitimacion, a1 ser desplegada para reforzar 10s
pilares del Estado o am pliar 10s vasos capilares
del capital. De ahi la tesis de B enjam in (1978),
segun la cual la ley sc origin a en la violencia
y subsiste mediante 1 3 violencia, y lo legal y lo
le ta l se an iman m utuamente . Naturahnente ,
en 1919, cuan do escribici su critica a la violencia,
Benjamin n o podia im aginar la posibilidad
de que la guerra legal tambikn se convirtiera
en un arma de 10s debilcs, y dar asi la vuelta a la
autori dad Ilevando a 10s tribunales demandas
para obtener recursos, reconocirniento, voz,
integridad y sobcrania.
No obstante, csto aun no responde las pre-gun tas esenciales: ipor quC existe un fetichisrno
de la legalidad? iCuriles son sus repercusiones
16 "Now i t's acr i rne aga i ns t h u m a n i t y : A nl i l l io~ l%i~nl)al )wcans
left ho~nelcss ' :Allister Sparks, ( k p i r rm, ry d e j unio
de ~ 0 0 5 .
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49 1 V I O L E N L I A Y LE Y EN L A P O S L O L O N I A
en el juego de la Ley y el deslo rden en la posco-
lonia? iSon las poscolonias distintas en este
sentido a otros estados-nacion?
La respuesta a la primera pregunta resulta
obvia. El recurso a la ley pareceria s urgir
directame nte de las crecientes yreocupaciones
sobre el desorden. P ero esto no explica la
sustituci6n de lo politico por lo legal o el recur-
so a 10s tribunales para resolver un espectro m as
amplio de agravios. Resunliendo, el fetichismo
obedece a a lgo mas profundo que una mera
preocupacion por la violencia criminal. Esta
relacionado con la propia constitucion
del sistema de gobierno poscolonial. Segun
parece, la nacion moderna esta experimentando
un alejam iento historic0 del ideal de homoge-
neidad cultural: un canlbio de rum bo nervioso,
a me nud o xenofobico, hacia la heterogeneidad.
El surgimiento del neoliberalismo -con
su im pacto sobre 10s fluios de poblacion,
la rnigracion del tra bajo y 10s trabaja dore s, ladispersion de las practicas culturales y las nue-
vas geografias de produccion y acumulacio n-
ha acentua do este proceso, sobre tod o en las
antiguas colonias, que desde el comien zo se
erigieron a partir de la diferencia. Y la diferencia
engendra m as leyes. iPor que? Pues porq ue,
con un a heterodoxia creciente, 10s instrumen tos
legales parecen ofrecer un m edio de con men su-
racion: un repe rtorio de term inos y practicas
estanda rizados q ue, a1 igual que el diner o
en las transacciones economicas, permiten
la negociacion d e valores, creencias, ideales
e intereses a traves de unas lineas divisorias
por lo d e m b in t ransi t ivas. De ahi la huida
planetaria hacia un constituciona lismo que
abarca explicitamente la heterogeneidad
en declaraciones de derechos altamente indivi-
dualistas y universalistas, incluso en 10s casos
en q ue 10s estados prestan cada vez meno s
atencion a estas declaraciones. De alli tambien
el esfuerzo por hacer del discnrso sobre 10s
derechos human os un discurso cada vez
m b global y serio. Y de ah1 la sus titucion
de tanta politica por jurisyrudencia.
Pero hay algo mas en juego. Cabe recordar
que un reconocido coro lario del recurso neoli-
beral ha sido li subcon tratacion po r parte de
algunos estados de las operaciones habi tudes
de los gobiernos, incluidas aquellas que -com o
los servicios sanitarios, el manten imie nto del
orden y la conducta d e guerra- resultan esencia-
les para la gestion de la "nuda vida". Por supues-
to que las burocracia s conservan algunas de su s
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'> I I V I O L E N t I A Y L E Y E N L A P O S ( O L 0 N I A
vieias funciones, yero la mayoria de los gobier-
n os de l s i g h x x ~an reducido su alcance
ac iministrat ivo, confiando cada vez ~ n j sn el
mer cad o -y deleganclo cada vez mayor respon -
sahilidad a los ciudadanos como individuos,
comu nidade s y clnses de agentes sociales
o legales-. Bajo estas cond icion es, sobre todo
alli donde la anienazn tlel ciesorclen parece in-
manente , la ley civil se pcrfiln co rm un a rma
n i i s o Inenos eticaz al servisio d e 10s debiles,
de los fu crtes y de toclos acluellos clue qued an en
i.1 mcdio. 1. 0 cua l , a su vcz, eraserha el recurso
a la gucrra legal. El t r ibuna l se h;~ onvert ido
c n u n lugar uttipiso al qile I;lx c i 6 n h u n ia n a
puede resurr ir como m edio para obtener sus
f i ~ ~ e s .Jna vez mi s, csto se da especialmentc
en las poscolonias, dond e al principio las bur o-
cracias y las burguesias no eran com plejas,
do nde el poder ejecutivo era inalcanzable,
com o sieinpre, clonde la hcterogeneidad debia
negociarsc desde el princiyio. La subcontra ta -ci6n del gohicrn o al sector privado ta1nhi0n
ha conducido a la criminalizacitin dela contra-
pulitica, tratjndola coino una accicin, no contra
el Estado, sino cont ra la propie dad y los dere-
chos de las emyresas , y por tan to c om o obje to
de proceso judicial. Cabe seiialar, a este resprito,
111s;~contec imientos ue rodearon las l lamadas
"guerras por el agua" de Coch abamb a, en
Ilolivia: las protestas generalizadas contra la
privntizacion del sumini stro de agua por ord en
tlcl gobierno, y contra su transferencia a Bechtel,
cllla e lnpresa nortea rnericana -acorn pand a ,
i~~c v i ta b le m e n te ,e aumento s considerahles
( ~ I I u coste a los consunlidores pobres- he ro n
consideradas conlo si se tratara de un delito
c orriente. A1 menos has ta qu e el re&'m e n
dv ir t i o que ya no podia seguir hac i6ndolo.
Teniendo en cuenta todo esto, el fetichisnio
cie la ley parece sobred eterm inaclo . No s olo
1 vida publica se estli volviend o m as legalista,
sino tambien 1as "comunidades" dent ro del
I:,stado-nacion, al regular sus pr opios asunto s
y abordar otros : co munid ades cultura les ,
rcligiosas, enipresariales, residenciales, comuni-
clades de interes, e in cluso co rnun idade s ilegales.
AI parecer, aqu i tod o existe a la solnbra de la ley.
Yprecisamente po r este motivo resulta sorpren -
clente que un a "cultu ra de la legalidad" pueda
sa turar no solo e l orden c ivil s ino tam bi h
sus fondos c r imina les . Otr o e jemplo de e l lo
cs la Republica Sudafricana, don de el crimen
organizado acapara, subcon trata y falsifica
10s medios y 10s fines, tan to del Es tado co mo
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del mercado. Las bandas de 10s Cape Flats
de Ciudad del Cabo reproducen el mundo
enlpresarial y se han convertido en un suplente
del lumpen para 10s excluidos de la economia
nacional (vease Standing, 2005). Para sus clien-
tes contribuyentes, esas bandas asumen las
funcionespositivas del gobierno, incluida
la seguridad. En todo el ambito poscolonial las
corporaciones ilegales de este tipo suelen tener
personal judicial fantasma y convocan tribuna-
les para juzgar a los delincuentes contra las
personas, la propiedad y el orden social sobre
10s que ejercen su soberania. Asimismo, propor-
cionan la vigilancia que el Estado ha dejado
de garantizar o ha subcont ratado en el sector
privado. Algunas tienen constituciones.
Unas pocas incluso estan estructuradas como
franquicias y se dice qu e ofrecen una "ciuda-
dania alternativa" a sus miembros, lo cual
resulta muy significative. Charles Tilly (1985)
demostro muy bien en una ocasion que 10sestados modernos tienen un funcionamiento
muy parecido al del crimen organizado.
Actualmeiite, el crimen organizado funciona
cada vez mas cotno 10s estados.
Iiesulta evidente que la falsification de una
cultura de la legalidad por parte del hampa
criminal alimenta la dialectica de la ley y
del desorden. A1 fin y a1 cabo, una vez que el
gobierno subcontrata sus servicios de mante ni-
iniento del orden y la fuerza de las franquicias,
y una vez que las organizaciones ilegales hacen
sombra a1 Estado proporcionando protecci6n
y repartiendo justicia por su cuenta, el propio
orden social se convierte en una especie de salon
de 10s espejos: visible, opaco y translucido
a la vez.Y, lo que es mis , esta dialectica tiene su
propia geografia. Una geografia de soberanias
discontinuas y solapadas.
Hace un momento hernos dicho que las co-
munidades de todo tipo son cada vez mas lega-
listas a la hora de regular sus asuntos; de hecho,
suele ser durante este proceso cuando se con-
vierten en comunidades, a1 ser el acto de judi-
cializacion un acto de objetivacion. Aqui reside
su voluntad de soberania, que adoptamos para
connotar el ejercicio de control aut6nomo sobre
las vidas, las niuertes y las condic iones de exis-tencia de aquellos que caen de ntro de su ambito
-y la extension sobre ellos de la jurisdiccion
de alguna ley-. "La legislacicin -para citar una
vez mas a Benjamin (1978: 295)- es creacion
de poder y,hasta ese punto, una manifestacion
inmedia ta de violencia." Pero "el poder [ es] la
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en sus prfcticas empresariales, se alimenta del
sector privado -y, cuando el Estado no refuerza
la ley ni proporciona servicios, pone precio
a estos servicios-. A1 mismo t iempo, las "estruc-
turas y 10s valores de la legalidad estan en
marcha"; "incluso 10s politicos n16s corruptos
las defienden de dientes afuera". iLes resulta
familiar?
Si Rusia parece un ejemplo demasiado tla-
grante, observemos a Alemania, que a menudo
presume de ser el arquet ipo de la resyetabilidad
empresarial. Desde hace un tiernpo Alemania
se ha visto sacuciicia por revelaciones del "virus
de la corrupc ion" -no solo en "nichos oficial-
mente protegidos o en el entorno de 10s corre-
dores de bolsa, sino en todas partesn-.Ix Esto
recuerda la endemica corruycion empresarial
de 10s Estados Unidos, donde el caso Enron saco
a la luz el engano economico escondido
en el oscuro corazon del falso capitalismo.
Naturalmente, esto no significa que Rusia seacorno Ruanda o Alemania corno Guatemala.
Pero si senala el hecho de que, en todo el plane ta,
18 La cita procede de un editorial del Die Zeit. Tambien
aparece citado en Jeffrey Fleishman, "Virusof corporate
corruption contam inates Germany': The Sunday
Independent (Johannesburgo). 0 de agosto de 2005, p. 14
y ;I menudo en lugares insolitos -Suecia,
I lolanda, Japon, Inglaterra, Canada- existe una
1'1-cocupacion reciente por el aurnento del
c ~.i~nen ,a violencia y el desorden.Y no se trata
tlc una inquietud infundada. El teorico conser-
v,~ctor ohn Gray (1998) , y muchos otros, han
.~l irm ado ue el problema del neoliberalismo es
1'1 cscalada del desorden global, debida a1 replie-
1 : ~el Estado, a las oportunidades para ejercer
.~c.~ividadeslegates que surgen de ta liberaliza-
( itin, al crecjente me rcado para 10s medios de
1, ) violencia,y a la criminalixaci6n de la raza, la
~~)lx-ezala contrayolitica . Todo ello conduce a1
incremento de la impresicin de caracter populis-
1.1 de que la linea que separa el orden del desor-
t1t.n es muy delgada; una impresion q ue en 10s
I:shdos Unidos se vio reforzada por 10s saqueos
y 10s asesinatos que siguieron a1 huracan Katrina
( . I \ 2005, gran parte de 10s cuales fueron prota-
gonizados por victimas que se vieron privadas
(I c recursosy de asistencia de cualquier tip0 po rIln rkgimen cuyo presidente pidio a 10s pobres
clue "asumieran responsabilidades". Como n o
lcnian dernasiadas alternativas, muchos de ellos
lo hicieron; pero tambien se adjudicaron otras
cmas, por supuesto. Aquellas escenas mediatiza-
tlas dejaron perplejos a 10s norteamericanos,
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cpien es confesaban que lo primer o que les venia
a la men te a1 verlus era.. . ~ f r i c a . os Estados
Unido s se habian topa do de frent e con la reali-
dad d e clue su pais tambien posee un aspccto
caracteristico de las poscolonias: tiene su y ropio
"sur", un mundo segregado de pobres, margina-
dos, criminalizados.
I'cro, jno es posible clue kstc sea un heclio
exrepcional? i'l'iene razOn lohn Gray? ;Hay
mris desorrlcn en tod as part cs? Segiln Uarclay
y 'E'nvares (2003: 21, uy x es tadis t iias proccden
d d Ministerio del Int erior Britdrlico, entre 1997
y 2001 tanto el delito contr a la propiedad
iomo e l deli to c iole~lto um cnta ron considera -
blcmente e n todo e l nund do: el delito contra
la propiedad un 24% c ~ i uropa y un 128(%)
en el Japhn;el delito violento un 220/) ell E ~l rop a
y un 790/0 en el Jap6n . Eli el "total d e 10s delitos
rcgistrados" po r las haciones Unidas el aiio
2oo0,'" 10s diez lidercs e r a n Nueva Zelanda,
Rcpublica Ihrninicana, Finlandia, Inglaterray (;ales, Dinamarca, Chilc, 10s Estados Unidos,
Holanda, Canadci y la Republicrt Sudafricana.
Si Oien estos cilculos deben interpretars e
( OI I escepticisnio, siete cle 10s paises en 10s que
\(. ha produc ido e l mayor num ero de de li tos
I I O son poscolonias. El crimen org anizado
1.1nhi6n e es ta introdu c iendo en e l nor te
tlcl globo, incor pora ndo unas prcicticas
c o~ncrc ia les ada ve z mas sofistic;idas, consoli-
tl,lndo sus formas esprctrales de gohiern o
.I iniagen de la ley y haciendo negocios rentables
co n corporaci ones licitas y con cuadros
politicos.
Naturalmente, 10s paises como 10s Estados
I lnidos y las nac iones de E uropa saben oculta r
sus practicas cuestionables rnejor q ue sus
Ilonlologos poscoloniales. No es ningu n secreto
( ~ u ea primera eleccion de George Bush
sc decidi6 mediante una g uerra legal. O que s u
conduc ta de gobierno posterior en beneficio
cle sus socios mas prox imos ha legalizado
por decreto sobe ran o -y por falsificacion-
precisamente lo qu e en otras par tes se cons idera"corrupto '~De este mod o, la exception se com -
pone de engano y extraccion. Sucede algo
similar en Inglaterra, do nd e 10s gobiernos con-
servadores de Margare t Tha tcher y Jo hn Major
he ro n sacudidos po r un a se r ie de escanda los
cuando se s upo q ue ha b ian ve nd ido a c t ivo
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publico a ricos ciudadanos britanicos por
una bicoca. Com o senala David Hall (1999),
refirikndose a Europa: "10s ultimos anos hemos
visto politicos condenados po r corrupcio n
en Austria, Belgica, Francia, Alemania, Italia,
Espaiia y Reino Unido. En 1999, el conjunto
de la Comision Europea debi6 dimitir debido
a acusaciones de corrupcion. El soborn o es tan
habitual qu e las empresas inglesas contratan
a agentes para recuperar 10s pagos que no pro-
ducen resultados". En este caso tambien resulta
dificil distinguir 10s negocios legales de 10s
ilegales; y tambien se chupan la sangre unos
a o tros, a veces li teralmente. Finalmente, resulta
imposible saber si existe tanto desorden e n
el Norte com o en el Sur. Dejando a un lado lo
demas, a me nud o las estadisticas oficiales
sobre corrupcion ocultan tanto como revelan.
Y en cualquier caso, muchas cuestiones qu e
en las poscolonias se consideran corr upcio n
-como las inmens as "aportaciones" a politicosdesde sectores interesados, o la tlagrante
distribucion de 10s botines de guerr a en tre las
elites politicas- son "legales" en el Nor te, d on de
las cubren con la casta ropa de una cultur a de la
contabilidad.Y, omo hem os visto , a men udo
el Sur carga con la culpa de unas oscuras cola-
1)oraciones. Q ue significa eso? Que much as de
las practicas intrinseca mente asociadas con las
poscolonias n o se limitan a Pstas, sino q ue
rambien se detectan en otras partes, aun que
no con tanta claridad. (3 bien ocultas bajo
1111 lias respetable.
Lo mismo sucede con la otra cara de la dialec-
rica de la ley y el orden, la cu ltura de la legalidad.
lI1 mun do n o poscolo~ iial ambien se muestra
mas pleiteador que antes. La creciente heterodo-
xia de todos 10s estados-nacicin ha anim ado a
clistintos pueblos a reivindicar sus dere chos
apelando a una institucion disenada para tratar
esos derechos: 10s tribunales. Como consecuen-
cia de ello, en todas p artes la judicializacion de la
politica avanza a ritmo a celerad o. En el Norte,
d o n d e la centralizacicin d e la autorid ad en el
Estado tiene una historia m b arga, una sola
soberania verticalmente integrada au n podria
resistir, evitando la scdim entaci6n de un rnosai-
co de sobe ranias, salvo en 10s enclaves criminalesdon de el man tenim iento de la ley y el orden
tiene poco kxito. Sin emba rgo , la presion hacia
una fragmentacicin de la sobera nia -como la q ue
ha conocido Rusia con Cheche nia o Inglaterra
con su "sector celtan- esta c reciend o deprisa, a
instancias de n~ ovim iento seligiosos y etnona-
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cionalistas, el crimen organizado, empresas
multinacionales, ONCS y otras fuerzas que buscan
la independenc ia en un universo liberalizado.
En resumen, las similitudes entre la poscolonia
y el mun do q ue hay a1 otro lado son innegables.
Y cada vez mi s num erosas. El Norte est5 evolu-
cionando hacia Africa. En todas partcs la violen-
cia criminal se ha convertido en un vehiculo
imaginativo, en un jeroglifico, para pensar
en las pcsadillas que amen azan a la nacion.
Y en todas partes el discurso del crime n desvia
la atencion de 10s efectos materiales y socialcs
del neoliberalismo, responsabilizando a 10s
males del ham pa de su lado m as oscuro. Pero
las diferencias tam bien s on palpables. No hay
dud a, por todos 10s inotivos que hemo s expues-
to aq ui, de que la dialectica de la ley y el des or-
den aparece exagerada en las poscolonias,
don de la dispersibn de la autoridad del Estado
es mas grande. Pero el propio hech o de que
la delegacion de la soberania este emp ezan doa ser mas palpable en el Norte, de q ue la dialec-
tics de la ley y el desorden se este manifestand o
cada vez mas en 10s Estados Unidos y en
Europa, sugiere que las poscolonias son versio-
nes hiperampliad as de la historia del orden
mundial contemporaneo , que van un poco
dcla ntad as. A1 fin y al cabo, son 10s supues tos
~ n l r g e n e sos clue a menudo experirnentan
c , ~ ~ n b i o seut6nicos en el orden dz las cosas,
tics LIII modo manifiesto y espantoso. Y cncrgico,
y creative, y arnhiguo. N o cstamos hablando
.~q ili e transicicin, u n a f x e pasaicra en la vida
y cw 10s tiempos de la poscolonia, un mo men t o
~ ~ s p c n d i d ontrc el pasado y el future. Es to
v~ a pasur a 1;1 histo ria. I'or es o la posc olonia
sc h a convcrtido en L I ~erreno tan csencial
p ~ r aa teorizaci6n en las ciencicis sociales.
1n la meditl,~ n qu e so11precu rsorcs clc un
I ' I I ~ L I ~ O global, cle la nucva cra neolilwral cn su
q e c t o f ir ~n c,:;tos sistcmas d c gohicr no
s o n ta1nbiC.n 10s iinihitos doncle deben fij,l~-sc
los limites tlcl c onoc imic nto social.
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