Conflicto socio espacial y despojo en
la ciudad global neoliberal
Latinoamericana: El caso de la
localidad de Usme, Bogotá Colombia.
Julián Acosta Barreto
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales
Departamento de Ciencia Política
Bogotá D.C., Colombia
2017
Conflicto socio espacial y despojo en
la ciudad global neoliberal
Latinoamericana: El caso de la
localidad de Usme, Bogotá Colombia.
Julián Acosta Barreto
Tesis o trabajo de investigación presentada(o) como requisito parcial para optar al
título de:
Magister en Estudios Políticos Latinoamericanos
Director (a):
Edwin Cruz Rodríguez
Línea de Investigación:
Análisis Político
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales
Departamento de Ciencia Política
Bogotá D.C., Colombia
2017
A mi familia por todo el amor, la confianza y los
buenos deseos que han transmitido
cariñosamente en cada camino que he
recorrido hasta hoy.
Agradecimientos
Este trabajo de tesis fue posible gracias al apoyo incondicional de mi familia. Igualmente
no hubiera sido posible finalizar este trabajo sin el impulso constante y bien intencionado
de Evelin. Así mismo, extiendo mi gratitud con las comunidades organizadas de la ruralidad
de la localidad de Usme, particularmente a los líderes campesinos de la vereda Los Soches,
que me abrieron desinteresadamente las puertas para conocer en detalle la experiencia de
su lucha.
Finalmente quiero reconocer al director de esta Tesis Edwin Cruz Rodríguez, quien siempre
estuvo disponible para dar un consejo o una orientación. Su acompañamiento en este
proceso ha sido vital para entender, analizar y escribir el trabajo investigativo.
Resumen
El presente documento analiza el conflicto socio espacial desarrollado en la localidad de
Usme de la ciudad de Bogotá D.C., con ocasión de la expansión urbana sobre zona rural
propuesta en la mega obra urbanística “Operación Estratégica Nuevo Usme – Eje de
integración Llanos”. Este conflicto socio espacial se explica en el marco de un proceso de
reorganización espacial común a todas las capitales latinoamericanas, relacionado con la
consolidación de un modelo de ciudad neoliberal y globalizado consagrado al discurso de
la competitividad y la integración al mercado mundial. Como consecuencia de lo anterior,
las ciudades latinoamericanas han reproducido una espacialidad utilizando mecanismos de
despojo, que a su vez, tienen un correlato en experiencias de resistencia de habitantes
organizados que disputan la construcción de espacialidad oponiéndose a la integración
subordinada de los lugares que habitan a los circuitos del capital.
Palabras Claves: acumulación por desposesión, globalización, neoliberalismo, conflicto
socio espacial, ciudad, Latinoamérica.
Abstract
This current document analyzes the conflict social and spatial in the neighborhood
of Usme in the city of Bogota D.C., specifically the expansion of massive urban
developments over traditionally rural zones called "Operacion Estrategica Nuevo
Usme- Eje de integracion Llanos" or in english "Strategical operation -New Usme-
axis of integration of the plains". This social and spatial conflict is explained through
the overarching theme of the spatial reorganization common to all the Latin
American capitals, which is related to the reconciliation of a new model for a
neoliberal and global city aimed at appeasing the ideal of integration into the global
market place. As a consequence, these Latin American cities have produce spatial
dynamic of accumulation by dispossession which is correlated to the experience of
resistance from organized inhabitants who oppose the construction in particular the
integration of their lands into the cities intricate web of urban development.
Keywords: accumulation by dispossession, globalization, neoliberalism, conflict
social and spatial, city, Latin-American.
Contenido
Resumen ........................................................................................................................................... 5
Lista de Tablas ................................................................................................................................. 9
Lista de Imágenes ........................................................................................................................... 9
Introducción .................................................................................................................................... 10
1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica ........................ 18
1.1 El papel del Neoliberalismo y la Globalización en la Reconfiguración Urbana
Latinoamericana ........................................................................................................................ 19
1.1.1 El Neoliberalismo como proyecto de clase ........................................................ 19
1.1.2 La globalización neoliberal ................................................................................... 22
1.1.3 La ciudad global neoliberal ................................................................................... 24
1.2 Bogotá Proyecto De Ciudad Global-Neoliberal .............................................................. 32
1.2.1 El marco jurídico del ordenamiento territorial .......................................................... 35
1.2.2 La Ciudad de las ventajas comparativas y competitivas del POT ....................... 42
1.2.3 Las centralidades de integración en la creación de un espacio Multiescalar .... 46
1.2.4 La competitividad como criterio subordinador del ordenamiento espacial
territorial .................................................................................................................................. 48
1.2.5 La Operación Estratégica Nuevo Usme: el conflicto socio-espacial ................... 52
1.3 Conclusiones del capítulo .................................................................................................. 63
2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica .................................. 66
2.1 De la acumulación originaria a la acumulación por despojo ........................................ 67
2.2 Acumulación por despojo y extractivismo en Latinoamérica ....................................... 79
2.3 Aproximación a la acumulación por despojo en escenarios Urbanos. Experiencias
en algunas capitales del mundo .............................................................................................. 86
2.4 Particularidades del despojo en las ciudades Latinoamericanas ................................ 89
2.5 Acumulación por despojo en la ciudad de Bogotá. El caso de la zona rural de Usme
y la Operación Estratégica Nuevo Usme ............................................................................... 93
2.5.1 Contexto ........................................................................................................................ 93
2.5.2 Particularidades del Despojo en Usme .................................................................... 98
2.5.3 Usme un escenario contemporáneo de acumulación por despojo .................... 101
2.6 Conclusiones del capítulo ................................................................................................ 107
3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de
resistencia en Usme .................................................................................................................... 109
3.1 Luchas contra el despojo en Latinoamérica. Claves para el análisis ....................... 109
3.2 Lucha contra el despojo en las ciudades Latinoamericanas ...................................... 114
3.3 La experiencia de resistencia en el borde sur de la localidad de Usme .................. 117
3.3.1 Emergencia y transición de la lucha ....................................................................... 118
3.3.2 Factores que explican la resistencia ....................................................................... 121
3.3.3 Soches, los venados rojos del páramo. Hito de lucha campesina en Bogotá . 125
3.3.4 El proyecto alternativo de construcción y ocupación del espacio en la ruralidad
de Usme ................................................................................................................................ 129
3.4 Conclusiones del capítulo ................................................................................................ 133
4. Conclusiones ............................................................................................................................ 136
Bibliografía .................................................................................................................................... 139
Lista de Tablas
Tabla 1. Función Centralidad ........................................................................................... 53
Tabla 2. Objetivos generales planes parciales OENU ...................................................... 59
Tabla 3. Distribución por área (ha) de la OENU. .............................................................. 96
Lista de Imágenes
Imagen 1. Bogotá Nodo Principal de la Red de Ciudades. ............................................... 44
Imagen 2. Las operaciones estratégicas, principal mecanismo para la implementación de
la red de centralidades..................................................................................................... 50
Imagen 3. Plano Sistema de áreas protegida. ................................................................. 54
Imagen 4. Gráfico OENU. ................................................................................................ 57
Imagen 5. Ruralidad Usme .............................................................................................. 93
Imagen 6. Zona urbanizada Usme .................................................................................. 94
Imagen 7. Foto satelital de la zona de expansión urbana OENU. En el centro avenida
inconclusa Usminia. ......................................................................................................... 98
Imagen 8. Ciudadela Nuevo Usme ................................................................................ 104
Imagen 9. Páramo de Sumapaz .................................................................................... 105
Imagen 10. Necrópolis Usme ......................................................................................... 106
Imagen 11. Vereda Los Soches ..................................................................................... 125
Imagen 12. Senderismo Usme ....................................................................................... 129
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
10
Introducción
1. Contextualización
En la ciudad de Bogotá y más específicamente en la localidad de Usme, las tensiones entre
distintas dinámicas de apropiación y producción social del espacio, dan cuenta de un
panorama de conflictos socio-espaciales que se vienen manifestando desde la década de
los noventa hasta la actualidad.
Precisamente, las experiencias contemporáneas más representativas de movilización
ciudadana supralocal en la ciudad de Bogotá, se han dado entorno a conflictos ambientales
y en resistencia a proyectos urbanos económicos de alto impacto. A lo largo de la cuenca
del río Tunjuelo, territorio del que hace parte la localidad de Usme junto con otras 5
localidades1, es posible identificar una confluencia de diferentes conflictos socio espaciales
causados por los continuos desbordamientos del río Tunjuelo y sus afluentes, el relleno
sanitario Doña Juana, la presencia de empresas de extracción minera y otras industrias
altamente contaminantes como las curtiembres y ladrilleras, así como por proyectos de
expansión urbana que han generado impactos ambientales, económicos y sociales
negativos sobre el ecosistema y la población, la cual se ha movilizado y ha emprendido
acciones de organización, protesta y gestión social y ambiental alternativas (Torres &
Torres, 2015).
Particularmente en la localidad de Usme, se destaca el conflicto socio – espacial que ha
ganado notoriedad en los medios masivos de comunicación, con ocasión del hallazgo
arqueológico indígena ocurrido en el año 2007 en predios de la hacienda El Carmen, en
zona rural de la localidad de Usme, que agudizó las resistencias de los habitantes con
respecto al proyecto de expansión urbana contemplado por la administración distrital y
anunciado en el Decreto 266 de agosto 28 de 2003.
1 El río Tunjuelo atraviesa las localidades de Sumapaz, Usme, Ciudad Bolívar, Tunjuelito, Kennedy y Bosa.
11 Introducción
A su vez, el desarrollo de estos conflictos ha permitido la emergencia de experiencias
organizativas que se expresan espacialmente, con particularidades que permiten
distinguirlas de luchas ocurridas en la ciudad en periodos anteriores.
Para entender estas particularidades, decidimos analizar el conflicto actual causado por el
megaproyecto de expansión urbana sobre la zona rural de la localidad que recibe el nombre
de Operación Estratégica Nuevo Usme.2
Con la adopción del POT – Decreto 619 del 2000, bajo el primer mandato del alcalde
Enrique Peñalosa, la ciudad de Bogotá proyectó una integración de la zona rural de la
localidad de Usme, como un componente activo del crecimiento urbano, sustituyendo la
actividad campesina por procesos inmobiliarios de bajos recursos (Secretaría de Hábitat,
2015) y la construcción de una centralidad que propende por la integración de la ciudad en
una red de ciudades y la región de los llanos. Sin embargo, a 17 años de la expedición del
POT, el proyecto inmobiliario no ha llegado a buen término, ya que los habitantes de las
veredas que comprenden el proyecto de ocupación urbana, se opusieron emprendiendo
procesos organizativos en torno a la defensa de la ruralidad. Resulta ilustrativo visitar el
tramo inconcluso de la carretera Usminia, única vía construida en el marco de la operación
estratégica que hoy se encuentra abandonada y siendo reclamada por la naturaleza.
La definición de las áreas de expansión de la ciudad con el acuerdo 6 de mayo 8 de 1990
y la expedición del POT produjeron las primeras reacciones de las comunidades
campesinas del sur de la ciudad en contra de la incorporación de ciertas áreas rurales al
desarrollo urbano de Bogotá. De esa movilización ciudadana nació el Agroparque Los
Soches, uno de los ejemplos más interesantes del ordenamiento territorial alternativo de la
región (Secretaría de Hábitat, 2015) que ha influenciado procesos de resistencia en la zona
rural de la localidad quinta.3
2. Planteamiento del problema
Hablamos de conflicto socio espacial, porque entendemos que el desarrollo urbanístico
proyectado en la ruralidad de la localidad de Usme, debe entenderse como una
“redefinición espacial que permite que nuevos territorios ingresen a los grandes ciclos del
capital, bien sea como mercados, como emplazamientos para el desarrollo de nuevas
2 DECRETO 252 DE (Junio 21) 2007 3 Según la división político administrativa de la ciudad de Bogotá D.C. Usme es la localidad número cinco.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
12
capacidades productivas, como fuentes de recursos naturales o mano de obra” (Jiménez,
2012), que a su vez, encuentra resistencia por parte de los habitantes de origen
principalmente campesino, quienes se oponen, dando cuenta de un proceso de
construcción de espacialidad, que enfrenta dos lecturas contradictorias sobre la forma en
la que se debe ocupar y ordenar la zona rural de la localidad.
De esta manera, mientras los expertos diseñaron un proyecto urbanístico sobre zona rural
que contempla la construcción de vivienda (VIS y VIP)4, zonas industriales, centros
comerciales (Instituto de Estudios Urbanos, 2011) y toda una infraestructura que soporte
estas actividades, los habitantes de la ruralidad se han organizado en función de la defensa
del páramo y el agua, de sus formas campesinas y ancestrales indígenas de relacionarse
con la tierra y de sus actividades productivas.
Aquí entendemos la compleja producción social del espacio, como un proceso en el que se
mezclan lo físico natural y lo subjetivo (simbólico intencional), en una dinámica socio
histórica de relaciones de fuerza (Novoa, 2016), donde lo físico natural hace referencia a
la expresión material del espacio, al paisaje natural o al ambiente construido humano
(infraestructura, ciudades), y la subjetividad a las representaciones humanas que se hacen
de esos espacios, las intenciones políticas, las ideologías, los discursos.
Lo primero que se tiene que considerar es que nos interesa evidenciar la relación conflictiva
existente entre luchas y procesos de acción colectiva, y las dinámicas asociadas al proceso
de acumulación capitalista y producción de espacialidad. Encontrar este vínculo es
importante, ya que nos permite aproximarnos de una manera más precisa a los conflictos
vigentes en la localidad de Usme, y de esta manera, entenderlos en su integralidad y en su
dimensión material e histórica, toda vez que los conflictos no se desarrollan en escenarios
abstractos sino, por el contrario, se manifiestan en una espacialidad concreta.
Así mismo, abordar la dimensión espacial, que es a la vez constituida y constituyente de
las luchas y resistencias que se presentan con ocasión de los conflictos socio espaciales
en la localidad de Usme, no es un capricho intelectual, es más bien, un esfuerzo por
4 Vivienda de interés social (VIS) es aquella cuyo valor máximo es de ciento treinta y cinco salarios mínimos legales mensuales vigentes, mientras que la vivienda de interés Prioritario (VIP) es aquella vivienda cuyo valor máximo es de setenta salarios mínimos legales mensuales vigentes. (Ministerio de Vivienda de Colombia, 2017)
13 Introducción
adelantar un análisis que tenga en cuenta la simultánea y compleja relación entre las
dimensiones sociales, históricas y espaciales en nuestro devenir histórico. En ese sentido:
entendemos que el orden espacial, en un momento histórico específico, expresa la
correlación de fuerzas presentes en la sociedad, por lo cual se construye tanto
desde las prácticas de dominación como desde las de resistencia. (…) El estudio
de las transformaciones especiales necesariamente requiere tener en el horizonte
de análisis los conflictos y las dinámicas de la conflictividad. (Novoa & Jiménez,
2014, pág. 8)
Lo segundo que se tiene que considerar es que los conflictos socio-espaciales que nos
interesa analizar están atravesados por una reorganización espacial a escalas geográficas
múltiples5, que responden a un proyecto neoliberal y que propenden por acelerar e
intensificar procesos de acumulación capitalista. A su vez, entendemos que esta dinámica
es común a todos los centros urbanos latinoamericanos, por lo que su análisis se hace
imprescindible.
Es importante señalar que las dinámicas de acumulación capitalista comprometen una
dimensión espacial. En ese sentido: “Marx reconocía que la acumulación de capital se
produce en un contexto geográfico y que a su vez reproduce tipos específicos de
estructuras geográficas.” (Harvey, David, 2007, pág. 255). Al respecto, Lefebvre (Citado
por Zibechi, 2008), nos recuerda que “la acumulación de capital tiene una impronta
geográfica ya que sobrevive ocupando y produciendo espacio” (pág. 36). Lo que quiere
decir que las dinámicas de acumulación se manifiestan concretamente, en la producción o
reproducción del espacio.
Esta dinámica de producción o reproducción del espacio, sin embargo, no es un atributo
exclusivo del modo de producción capitalista. Es, por el contrario, el atributo de toda
organización social que se relacione con la naturaleza a través del trabajo, para asegurar
su supervivencia. Según Santos (1990): “el espacio humano, tal como es, se reconoce en
cualquier periodo histórico como el resultado de la producción,” y producir, entendido como
el ejercicio de “sacar de la naturaleza los elementos indispensables para la reproducción
de la vida,” no es otra cosa más que una consecuencia del trabajo. En síntesis, trabajar
5 Entendemos aquí por escalas geográficas las escalas de análisis local, nacional y global.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
14
equivale a producir, y “el acto de producir es asimismo un acto de producir espacio.”
(p.178).
Entonces, como producir espacio no es exclusivo de un tipo específico de modo de
producción, sino que es en cambio, un proceso colectivo de toda organización social, es
que podemos hablar de disputas y tensiones entre formas de producir y organizar el
espacio, en este caso: entre formas capitalistas de producir el espacio, entendidas como
”la producción de espacios absolutos (instituciones, infraestructura, capital fijo), como
medios para expandirse territorialmente o asentarse localizadamente (…) en un espacio
relativo de redes y nodos de producción, comunicación, intercambio, re territorialización”
(Novoa, 2016, pág. 74), para satisfacer la búsqueda de beneficio, renta o interés privado,
y formas que entran en tensión o se resisten a la espacialidad capitalista.
La cuestión no es entonces si el modo de producción capitalista produce o no espacio, es
indagar sobre qué implicaciones conlleva este tipo específico de espacialidad para las
formas de vida de las clases subalternas, que se configura a partir de las tensiones entre
procesos de acumulación capitalista y las luchas y resistencias que se le oponen.
Teniendo en cuenta lo anterior, la pregunta que orientara este proceso investigativo es:
¿Cómo se expresa el conflicto socio-espacial en la zona de borde de la localidad de Usme
entre el año 2000 y 2017, a propósito del proyecto de expansión urbana “Operación
Estratégica Nuevo Usme” y las dinámicas de resistencia que se le oponen, en el marco de
un proceso de reorganización espacial de la ciudad que responde a procesos de
globalización e implican dinámicas de despojo?
Es importante señalar, que este conflicto socio-espacial, se desarrolla geográficamente en
un lugar denominado Borde Sur:
El Borde Sur de la ciudad se refiere específicamente a los territorios de periferia
urbana en las localidades de Ciudad Bolívar y Usme, se localiza dentro de la cuenca
media del río Tunjuelo (…) Este borde presenta dos grandes zonas a su interior
diferenciables por algunas características específicas: la zona sur oriental ubicada
en la localidad de Usme y la zona sur occidental en la localidad de Ciudad Bolívar.
(Secretaría de Hábitat, 2015, pág. 25)
Responder este interrogante pasa por abordar las siguientes preguntas específicas:
15 Introducción
¿En qué consiste la reorganización espacial de la ciudad de Bogotá planteada en el POT
y la Operación estratégica Nuevo Usme y a qué proyecto económico y político responde?,
¿qué implicaciones socio espaciales tiene la implementación del proyecto de expansión
urbana contenido en la operación Nuevo Usme para los habitantes de la ruralidad de la
localidad?, ¿cuál es el proyecto alternativo defendido por las organizaciones de la ruralidad
de Usme que se opone a la reorganización espacial contemplada en el POT y la Operación
estratégica Nuevo Usme? y ¿estamos ante una experiencia de movilización que se
diferencia de otras experiencias organizativas clásicas?
3. Hipótesis
La hipótesis central se puede enunciar de la siguiente manera: con la expedición del POT6
la ciudad de Bogotá se ha visto afectada por una reconfiguración espacial que obedece a
un proyecto de ciudad neoliberal y globalizada que es común a otras capitales
Latinoamericanas. Este proceso se manifiesta en la zona de borde en la localidad de Usme,
donde tienen lugar dinámicas de producción del espacio que se expresan en el conflicto
generado por el mega proyecto urbanístico Operación Nuevo Usme. En este contexto, los
habitantes de la zona rural se han organizado para resistir al despojo causado por la
urbanización de sus veredas, atendiendo a lo que podría denominarse como un ciclo de
luchas contra el despojo en la ciudad de Bogotá. Esto se traduce en una disputa socio
espacial entre dinámicas hegemónicas de producción capitalistas del espacio y dinámicas
que se le resisten.
En la actualidad, las disputas por las formas de producir y organizar el espacio en el borde
sur de Bogotá, están atravesadas por tres procesos, a saber: 1) el proceso de globalización
neoliberal, 2) la acumulación por despojo y 3) el proceso de disputa liderado por las
organizaciones rurales de los habitantes de Usme.
Las cavilaciones acerca de estas tensiones y luchas se encuentran abarcadas en el debate
que libran distintos sectores de la sociedad latinoamericana, sobre las estrategias y
alternativas al modelo de desarrollo hegemónico que se impone en la región. Y es
precisamente pensando en las dinámicas de resistencia de los sectores populares
6 Hacemos referencia al Plan de Ordenamiento Territorial vigente hasta el año 2015 que fue expedido durante la administración del alcalde Enrique Peñalosa en el año 2000 (DECRETO 619 del 28 de julio de 2000) y revisado por la administración del alcalde Antanas Mockus en el año 2003 (DECRETO 469 del 23 de diciembre de 2003) .
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
16
latinoamericanos, o más específicamente, en los sectores marginados de los grandes
centros urbanos, a propósito de sus tensiones con el capital, que nos interesa analizar y
resaltar los procesos populares que se atreven a disputarle la configuración del espacio a
los de “arriba”. Lo que se pone en juego con las disputas por la espacialidad es la posibilidad
de organizar la vida de una manera más justa, equitativa, fraterna, democrática y en
esencia digna.
4. Metodología
Esta es una investigación de tipo cualitativo y se desarrolló en dos fases: 1) exploratoria y
2) de campo.
En la primera fase se realizó una revisión bibliográfica de fuentes primarias como libros,
revistas científicas, Tesis, prensa, documentos oficiales de instituciones públicas, informes
técnicos, marcos jurídicos y documentos de organizaciones sociales. y secundarias,
principalmente bibliografías. Se procuró delimitar la búsqueda espacialmente en América
Latina y temporalmente en un rango de años entre 1990 a 2017.
Durante la segunda fase se abordó el problema de investigación en el campo. Se desarrolló
durante los años 2014 y 2017. Se aplicaron entrevistas semiestructuradas con líderes de
organizaciones de la localidad, se adelantaron 4 recorridos guiados por líderes de la
ruralidad de Usme para hacer un reconocimiento de las principales problemáticas, se
asistió a la Comisión Ambiental Local de Usme y se participó en distintas actividades
organizadas por líderes de la localidad.
5. itinerario.
Finalmente, los temas se desarrollarán de la siguiente manera: en el primer capítulo, como
primera medida, se explicara en que consiste la reconfiguración espacial que ha sufrido la
ciudad latinoamericana, en el marco del proyecto neoliberal y del proceso de globalización.
En un segundo momento, se plantea cómo esa reconfiguración espacial se ha proyectado
en el Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad de Bogotá, a propósito de la inclusión
del modelo territorial urbano de las centralidades que, finalmente, nos va a permitir analizar
la Operación estratégica Nuevo Usme en el contexto de un conflicto socio-espacial.
17 Introducción
En el segundo capítulo se analizará el conflicto socio-espacial que se presenta en la
localidad de Usme, desde el concepto de acumulación por despojo, que sirve para ilustrar
cómo la Operación estratégica Nuevo Usme implica un proceso de desposesión sobre las
comunidades campesinas de la ruralidad de la localidad.
En el tercer y último capítulo, se presentan el proceso de resistencia al proyecto de
apropiación y configuración espacial que implica la Operación estratégica Nuevo Usme, y
se explicará en el marco de experiencias de resistencia contra procesos de despojo en
Latinoamérica.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
18
1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
Las ciudades del mundo en la etapa actual de la globalización han tomado un valor central
siendo base de la conexión del mercado mundial, logrando superponer márgenes locales,
nacionales e internacionales al mismo tiempo. Este proceso de reorganización espacial se
desarrolla en un contexto en el que el neoliberalismo, entendido como dogma político y
económico pero fundamentalmente como proyecto de clase, triunfó y se promocionó como
fórmula para el desarrollo de los estados.
Este proceso no ha sido ajeno a la región latinoamericana que, con sus particularidades,
también ha iniciado un proceso de reorganización espacial de sus principales centros
urbanos, propendiendo por una inserción exitosa en el mercado mundial. Del mismo modo,
la ciudad de Bogotá ha dado pasos en la misma dirección de la región que merecen ser
analizados.
La forma como se organiza la ciudad de Bogotá es a través de sus instrumentos de
planeación. Estos pueden dar cuenta de la inserción de la ciudad en las exigencias de la
economía global, lo que tiene implicaciones no solo en su organización económica, sino en
la calidad de vida de sus habitantes, desencadenando conflictos socio-espaciales.
Este capítulo tiene dos objetivos. El primero es describir la reorganización espacial que han
sufrido las ciudades latinoamericanas a propósito del proceso de globalización neoliberal.
Se explica lo que se entiende por neoliberalismo y se aborda la manera como este proyecto
de clase ha tenido una impronta espacial en el proceso contemporáneo de globalización.
El segundo objetivo, es evidenciar la forma como la organización territorial de Bogotá
planeada por parte de los entes gubernamentales responde a la lógica de globalización
neoliberal de ciudades competitivas, lo que a su vez enmarca a la Operación Estratégica
Nuevo Usme (OENU) en este modelo de ciudad. Para desarrollar esta afirmación, se
introducirá al lector en los lineamientos estratégicos del POT y su vínculo con la creación
de un espacio concebido para la comercialización y flujo de capitales y mercancías.
Posteriormente, se desarrollará el concepto de centralidades de integración nacional e
internacional como instrumento de planeación, para demostrar la presencia transversal del
19 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
criterio de competitividad como determinante en la planeación urbana de Bogotá. Por
último, se analizará la OENU, en su concepción e implementación para evidenciar las
contradicciones de este modelo global con las relaciones urbano-rurales que existen en el
territorio local.
1.1 El papel del Neoliberalismo y la Globalización en la Reconfiguración Urbana Latinoamericana
A continuación se explicará cómo el proyecto de ciudad neoliberal y su impronta espacial
la globalización han contribuido a modelar un tipo de ciudad especifica en Latinoamérica y
en Bogotá.
1.1.1 El Neoliberalismo como proyecto de clase
Partimos de considerar que el neoliberalismo, más que un dogma económico-político, es
un proyecto de clase de la burguesía mundial en articulación con los intereses de las
burguesías nacionales, diseñado para concentrar y aumentar el poder de la clase
capitalista, particularmente de determinadas franjas de la clase capitalista y así consolidar
y reforzar su dominación (Harvey, 2013).
Este proyecto se ha fundamentado en un proceso de acumulación de poder y capital
llevado a cabo por las clases capitalistas, en detrimento de las clases trabajadoras. En el
mismo sentido, Katz indica:
El neoliberalismo es una práctica reaccionaria o pensamiento conservador, un
modelo de acumulación basado en agresiones a los trabajadores en una marco de
mayor internacionalización del capital. Desde los años 80 ha sido básicamente
definido como una ofensiva del capital sobre el trabajo para recomponer la tasa de
ganancia. (…) interpreto al neoliberalismo como un modelo integral en el plano
económico político, como una ideología del capital que retoma el pensamiento de
las formas neoclásicas del razonamiento económico y, por supuesto, en América
Latina ha tenido una variedad de etapas. (Katz, 2017).
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
20
Así mismo, el neoliberalismo como doctrina descansa, de manera general, en los siguientes
pilares: la promoción de una economía de libre mercado, la desregulación de algunas de
las funciones estatales, la renuncia por parte del Estado al proyecto keynesiano de ayuda
y apoyo a la reproducción social y, finalmente, la defensa a ultranza de la propiedad privada
junto con la privatización progresiva de los recursos sociales (Smith, 2009). Es importante
señalar que si bien se propende por una desregulación del Estado, particularmente en
asuntos económicos, esto no debe entenderse como un desmonte del mismo, por el
contrario:
el Estado en diversas escalas nacionales, locales y globales contribuyó
asiduamente por medio de la desregulación empresarial, los gastos militares, la
política de la vivienda, la política de impuestos a las empresas, el desarrollo urbano,
la represión social, las políticas de desarrollo global y la expansión de su propia
iniciativa empresarial, al avance del proyecto neoliberal. (Smith, 2009, pág. 14)
Si bien el neoliberalismo no puede considerarse como un proceso homogéneo y rígido de
presupuestos ideológicos-políticos extendidos de manera indiferenciada, sí se puede
identificar un fin común: restructurar las formas de organización de la producción y gestión
del trabajo y reformar las formas de dominio y disciplina social (Novoa & Jiménez, 2014).
El neoliberalismo retomó la racionalidad económica del pensamiento neoclásico y
promocionó una restructuración de las políticas económicas mediante la implementación
de privatizaciones, aperturas comerciales y flexibilizaciones laborales (Katz, 2016)
apuntando a una internacionalización de la economía.
En Latinoamérica el proyecto neoliberal se introdujo y consolidó en varias etapas. En un
primer momento con la instauración de dictaduras en el cono sur en la década de los
setenta, proceso liderado por Chile bajo la dictadura de Augusto Pinochet, que se destacó
por servir de laboratorio para la implementación de las primeras medidas políticas y
económicas. En esta primera etapa, eran dos los objetivos fundamentales del
neoliberalismo, primero contener la avanzada de la izquierda latinoamericana que veía en
la experiencia cubana un faro de lucha, y en segundo lugar, desmontar la racionalidad
económica del modelo cepalino de industrialización por sustitución de importaciones
21 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
inspirado en el pensamiento keynesiano (Katz, 2016), iniciando un periodo de recortes en
el gasto público y cuestionando el intervencionismo estatal.
La segunda etapa se inaugura en la década de los ochenta, momento en el que la región
inició una transición de las dictaduras militares a gobiernos de elección popular. Durante
este periodo, se adoptaron las orientaciones contenidas en el “Consenso de Washington”,
que apuntaban a una “apertura comercial, privatizaciones y flexibilización laboral” (Katz,
2016, pág. 81). De este modo, bajo principios de crecimiento, competitividad, eficiencia,
productividad y mano invisible del mercado etc., se inaugura un ciclo de privatizaciones de
sectores estratégicos de la economía que antes eran propiedad del Estado, se flexibilizó el
trabajo y se preparó el terreno para un ingreso de capitales privados transnacionales a
partir de tratados de libre comercio.
Estas medidas permitieron que los sectores dominantes de los países de la región
acentuaran su poder político y económico, pero terminaron desencadenando en la primera
década del siglo XXI un ciclo de resistencias al proyecto neoliberal, que se materializó con
la llegada al poder de gobiernos “progresistas” en Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Bolivia,
Ecuador y Venezuela.
Estos gobiernos “modificaron las relaciones de fuerza y forzaron concesiones sociales”, por
lo que “generaron un escenario que diferencia a Sudamérica de otras zonas con predominio
neoliberal continuado” (Katz, 2016, pág. 84). En consecuencia, el proyecto neoliberal sufrió
algunos ajustes cosméticos, que apuntaron a disminuir las resistencias y contener a los
gobiernos “progresistas” para que no radicalizaran sus políticas, ya que eran anti
neoliberales pero aún no eran anticapitalistas. Así:
En el año 2008 había una discusión sobre si el neoliberalismo se iba a mantener o
iba a diluirse, la experiencia ha demostrado que se mantuvo, se reforzó, se
profundizó, al punto que la desigualdad alcanzó niveles sin precedentes y,
claramente, es el modelo que continúa operando hasta la actualidad. (Katz, 2017,
pág. 1)
La reestructuración neoliberal en América Latina afianzó un patrón de especialización
exportadora que evidencia la inserción internacional de la región como proveedora de
materias primas (Katz, 2016). De esta manera, el protagonismo de la minería, la
agroindustria y el sector servicios continuó apalancando las economías nacionales,
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
22
dejando en un segundo plano el desarrollo industrial. A su vez, esta estructura económica
acentuó el enriquecimiento de un sector de la clase dominante, que registró:
un gran incremento con los negocios de exportación en las últimas décadas. (…)
En su conjunto los capitalistas latinoamericanos constituyen un sector minoritario
de la población. Los propietarios y receptores de utilidades (…) no superan el 1% o
2% de la población económica activa. (Katz, 2016, pág. 39)
El éxito del neoliberalismo como proyecto de clase quedó evidenciado en el aumento,
concentración e internacionalización de los principales grupos capitalistas, que se
organizaron como conglomerados regionales o trasnacionales, generando alianzas entre
fracciones agro-mineras, industriales y bancarias para ser más influyentes en un escenario
de economía globalizada, que está regida por patrones de competencia, inversión y
explotación (Katz, 2016).
La consolidación del dogma neoliberal propició en la región desigualdades sociales,
subordinación de la democracia a la propiedad privada y la supremacía del mercado al
servicio de las clases dominantes, defendiendo los intereses en un primer momento de los
terratenientes exportadores y en la actualidad de los grandes bancos y las corporaciones
agroindustriales con negocios internacionalizados (Katz, 2016).
1.1.2 La globalización neoliberal
Igualmente, no es posible hablar de proyecto neoliberal sin hacer referencia al proceso de
globalización y su impronta espacial. Así, mientras el neoliberalismo representó una amplia
estrategia política, social y económica de apropiación de capital por una clase, la
globalización constituyó un componente económico-geográfico (Smith, 2009).
Precisamente “La Globalización es un proceso de comprensión espacio – temporal que
implica un aumento sostenido en la cantidad y velocidad de los intercambios físicos y
materiales” (Novoa, Edgar, pág.12).
Además, Novoa (2016) agrega: “La globalización no se reduce exclusivamente a un tema
de flujos económicos, particularmente los financieros y comerciales, sino que cubre todas
las dimensiones de la vida socio histórica, proceso que tiene rasgos y características
bastante particulares” (p.13).
23 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
Si bien la globalización entendida como aceleración y aumento de los intercambios no es
una característica exclusiva de esta época, ya que el capitalismo se ha basado
históricamente en una lógica de expansión creciente hacia lo global (Novoa, 2016), es
importante señalar que la globalización contemporánea a la que hacemos referencia, se da
en un contexto en el que el proyecto neoliberal en su manifestación como dogma político y
económico se ha posesionado como discurso hegemónico.
En ese sentido, según el discurso dominante:
La globalización se le considera como un proceso natural y obvio producto del
progreso económico basado en los avances tecnológicos alrededor del cual se ha
venido tejiendo un discurso globalista neoliberal que ha encontrado un gran apoyo
en los principios neoliberales, los cuales consideran las libres fuerzas del mercado
como el mejor asignador de los recursos y por lo tanto el motor del crecimiento
económico. (Novoa, 2016, pág. 135)
Igualmente, según el dogma existen dos dimensiones del proceso de globalización:
una dimensión macro, que alude a las transformaciones que se han producido en
la economía mundo, incremento de los intercambios comerciales y financieros, que
expresan una creciente integración al mercado mundial de las economías
nacionales, hecho que conduce a una mayor interdependencia de los países
expresada en la creación de bloques económicos regionales, la firma de tratados
de libre comercio y los acuerdos bilaterales y multilaterales entre los diversos
estados (…) y una micro que se refiere a la organización de la producción, el apoyo
decidido a la competitividad de las ramas y sectores productivos más eficientes,
acompañada de una flexibilización de los mercados. (Novoa, 2016, pág. 136)
Por lo tanto, la pretensión de la globalización neoliberal es reproducir una espacialidad que
se corresponda con el desarrollo capitalista, en su intención vigente de acelerar los
intercambios y flujos de mercancía y capital suprimiendo a sus mínimos posibles el espacio
por el tiempo. Por supuesto, este es un proceso que no se desarrolla idealmente, ya que la
globalización se desarrolla en una espacialidad concreta en medio de una dinámica
histórica, que se expresa conflictivamente, toda vez que la construcción de la espacialidad
también es el campo de las resistencias.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
24
Así, la globalización es un proceso de transformaciones espacio-temporales, que ha
dislocado las fronteras materiales y físicas, desde la vida cotidiana hasta las escalas
transnacionales, que involucra un reordenamiento de las diversas dimensiones socio
históricas de la vida (Novoa, 2016).
Brenner (citado por Novoa, 2016) señala que:
la globalización se desarrolla de forma simultánea en escalas geográficas múltiples
y entrelazadas – no solo en el espacio global, sino a través de la producción,
diferenciación, reconfiguración y transformación de espacios sub-globales como
estados, regiones, ciudades y localidades territoriales. (Pág. 148)
Es en este contexto que las transformaciones espaciales transitan por la
desterritorialización de las fuerzas e intereses del capital, que busca superar las barreras
que limitan su despliegue y movimiento constante en busca de beneficio, renta e interés
(permanente comprensión espacio-temporal, aumento de la velocidad de valorización), que
implica un despliegue simultáneo de una forma re-territorializada dominada desde el
Estado y otras formas de regulación, para imponer una lógica y racionalidad de la
producción y reproducción social, dinámica de dominio capitalista que sucede en lugares
específicos (Novoa & Jiménez, 2014), como las ciudades.
1.1.3 La ciudad global neoliberal
Ahora bien, este proyecto de clase se traduce también en un proyecto de ciudad con una
expresión espacial concreta que describiremos a continuación. Lo primero que se tiene que
considerar, cuando hablamos de ciudades globalizadas y neoliberales, es que este
proyecto y/o modelo de ciudad se encuentra permanentemente en disputa y que, sin
embargo, ha logrado establecerse como un modelo hegemónico a escala mundial.
Este modelo hegemónico, responde al proceso de globalización de tipo neoliberal que,
según Mattos (2012), ha liderado un proceso de metamorfosis espacial, signada por
los efectos entrelazados de un nuevo sistema tecnológico articulado en torno, por
una parte, a las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) y, por otra,
25 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
a la aplicación de un enfoque de política basado en una generalizada liberalización
económica, prácticamente en el mundo entero. (Pág. 78)
Es importante señalar, que en la globalización neoliberal, se da una división internacional
de procesos productivos, mediante cadenas globales de valor configuradas en redes de
espacios económicos articulados entre sí (Mattos, 2012), para facilitar “aquellas
modalidades de acumulación que localizan y deslocalizan la producción según las
conveniencias de la inversión extranjera “(Mattos, 2012, pág. 77).
En este contexto, se da “inicio a una profunda reorganización de la geografía económica
mundial reescalada, en la que se reafirmó la importancia del papel de las grandes
aglomeraciones urbanas” (Mattos, 2012, pág. 78). En ese sentido, a medida que los centros
urbanos se fueron acomodando a las exigencias de la globalización neoliberal, diversas
trasformaciones comenzaron a afectar la organización, funcionamiento, morfología y
apariencia de estas aglomeraciones.
Es de anotar que, si bien, estas transformaciones deben ser entendidas según las
particularidades de cada ciudad (ubicación, desarrollo, identidad, nivel de articulación con
el mercado mundial etc), es posible identificar unas tendencias comunes a todo proceso de
metamorfosis urbana contemporánea en el mundo. Esto se explica, debido a que “estos
procesos han evolucionado conforme a algunas tendencias genéricas, cuya irrupción y/o
fortalecimiento solamente pueden explicarse en el contexto de las transformaciones
constitutivas de esta fase de modernización capitalista” (Mattos, 2012, pág. 78).
Racionalidad neoliberal
Una tendencia identificable en este proceso de transformación, que ayuda a caracterizar el
modelo de ciudad global neoliberal, se relaciona con los fundamentos ideológicos, políticos
y técnicos que configuran un tipo de racionalidad específica, que ha modelado los centros
urbanos en el mundo y, particularmente, en Latinoamérica.
Esta matriz de pensamiento, opera a propósito del agotamiento del modelo de acumulación
keynesiano-fordista, y promulga el retorno de las recetas del liberalismo económico y la
convicción de que la recuperación del crecimiento económico solo era posible,
promocionando los procesos de globalización neoliberal. En ese sentido, “se impulsó una
progresiva des-fronterización económica de los territorios nacionales mediante la aplicación
sistemática de un conjunto de políticas de liberalización económica, de las cuales la
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
26
apertura externa generalizada constituyó su componente principal” (De Mattos, 2012, Pág.
81) .
De esta forma
se buscó conformar un escenario y unas reglas del juego que hiciesen posible el
despliegue de algunas de las dinámicas globalizadas, dado que se entendía que
ellas eran obstaculizadas por rigideces inherentes a la institucionalidad establecida
en la fase anterior, en este sentido, la reforma del Estado postulada por el nuevo
discurso teórico-ideológico, en el que el principio de subsidiaridad estatal ocupaba
un lugar central, permitió impulsar algunos de los cambios necesarios para la
materialización de una nueva dinámica económica. (De Mattos, 2012, Pág. 80)
Con esta premisa, la ciudad en América Latina se comenzó a modelar, desde finales de los
años ochenta y principios de los noventa, a partir de una racionalidad neoliberal incorporada
en instrumentos de gestión territorial urbana, tales como: La gobernanza urbana y la
planificación estratégica, que a su vez tuvo su correlato en los planes de ordenamiento
territorial.
Esta racionalidad basada en la articulación de las economías locales a los circuitos de la
economía global, depende de la posibilidad a escala local de valorizar capitales privados.
Para cumplir ese propósito, la gobernanza fue concebida con lógica empresarial, con el fin
de fomentar la competitividad, el crecimiento económico y la cohesión social, y se apoyó
en la planificación estratégica como una forma de gestión urbana empresarial ajustada al
contexto neoliberal, con el objetivo de atraer inversionistas (Rivas, 2012).
A su vez, esta racionalidad, orientó las transformaciones espaciales que se sucedieron en
los principales centros urbanos de la región. Por consiguiente, se avanzó en el sentido de
producir una espacialidad que respondiera a los procesos de apertura económica,
liberalización de las fronteras y atracción de capitales privados nacionales y extranjeros.
Resulta clave en esta transformación urbana el concepto de competencia entre urbes. Aquí
el criterio de la competitividad toma protagonismo en el proceso de planificación urbana,
dejando en un segundo plano criterios como el de equidad social o sostenibilidad ambiental.
27 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
La geografía de las redes y los nodos
Otro aspecto común a las aglomeraciones urbanas que vienen atravesando este proceso
de metamorfosis urbana global neoliberal, tiene que ver con la configuración de una
geografía donde los nodos y las redes se constituyen en los componentes fundamentales
que sirven al despliegue, circulación y acumulación de capital.
Según De Mattos (2012),
la organización productiva en red permitió hacer viable la expansión territorial a
escala global (…) originando una infinidad de flujos de todo tipo (de capital, de
comunicaciones, de información, de mercancías, de personas, etc.), que desde
entonces se despliegan prácticamente por todos los rincones del planeta,
favorecidos por los nuevos medios y posibilidades en términos de movilidad y de
comunicaciones, (Pág. 82)
Es en este escenario que aparecen los modelos de nuevas centralidades y de la ciudad
región:
dado que la nueva geografía tendió a estructurarse esencialmente en torno a
grandes aglomeraciones urbanas, resultó que el aspecto clave de esta “nueva
configuración emergente del capitalismo mundial es que las ciudades, o más
precisamente, las regiones urbanizadas a gran escala, son sus unidades
geográficas fundamentales. (De Mattos, 2012, pág. 84)
Además, la ciudad neoliberal transitó de una forma de organización predominante en
función de un centro (administrativo, político, económico, etc.) definido a ciudades de tipo
multicéntrico. Así, “a la centralidad originaria compleja, formada por la ciudad patrimonial y
su transformación – expansión en las primeras seis décadas del siglo XX, se fueron
añadiendo en forma espontánea o inducida por grandes proyectos comerciales e
inmobiliarios, diversas subcentralidades o nuevas centralidades” (Cobos Pradilla, 2010,
pág. 521).
Este sistema multicéntrico apuntó a la consolidación de ciudades región y redes de
ciudades competitivas que tienen el objetivo de integrarse al mercado mundial de una
manera más eficiente.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
28
Patrón de urbanización hegemónico
De manera que estas dinámicas nos ponen ante un patrón de urbanización (De Mattos,
2012) específico, que se ha ido imponiendo generalizadamente, más allá de la
especificidad de cada ciudad, en la medida que estas se han ido integrando a la
globalización neoliberal.
Al respecto, De Mattos (2012) sostiene que
Observando cómo estas transformaciones se procesaron en diversas áreas
urbanas del mundo, se puede comprobar que si bien cada una de ellas preserva lo
esencial de ciertas cualidades y/o rasgos específicos construidos a lo largo de su
historia, que son los que establecen sus particulares señas de identidad, ahora su
crecimiento y expansión se realiza siguiendo unas tendencias genéricas que
responden al impacto de ciertas mutaciones constitutivas de la actual
modernización capitalista. (Pág. 86)
Por lo tanto, se da una transición de unas ciudades radio céntricas y relativamente
delimitadas, hacia unas regiones urbanas policéntricas, fragmentadas y de límites
indefinidos (De Mattos, 2012).
En el caso puntual de las ciudades latinoamericanas, se ha constatado que el crecimiento
urbano, según Aguilar (Citado por De Mattos, 2012)
ya no se da dentro del perímetro urbano, sino que se ha trasladado a un número
importante de ciudades medias y pequeñas dentro de una amplia región
metropolitana a una distancia considerable del núcleo central de la megaciudad”,
en ambos casos se hace referencia a tendencias de validez general, que están
presentes no solamente en las metrópolis de mayor dimensión (Sao Paulo, Ciudad
de México, Buenos Aires, Rio de Janeiro, Lima, Caracas, Bogotá, Santiago de Chile,
etc.), sino también en la mayor parte de las de menor dimensión como, entre otras,
Ciudad de Panamá, La Paz, Montevideo, San José de Costa Rica y Quito. (Pág. 95)
A su vez, estos conglomerados urbanos regionales se expanden física, económica y
funcionalmente aglutinando en una morfología homogénea, áreas adyacentes urbanas o
rurales, que se extienden como raíces en múltiples direcciones con límites poco claros (De
Mattos, 2012). Como se mencionó anteriormente, la estructura sobre la que se soportan
29 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
estas transformaciones está constituida por un gran número de focos nodales
especializados dispuestos en red.
De esta manera, al intensificarse la articulación de una economía nacional en los circuitos
del mercado mundial, las ciudades no solamente se acomodaron a los nodos de los
mismos, “sino que también debieron generar un conjunto de actividades y funciones de
apoyo a su despliegue y funcionamiento, las cuales desde ese momento pasaron a jugar
un papel central en la con formación de una economía urbana diferente” (De Mattos, 2012,
Pág. 87).
Entre esas nuevas actividades cabe destacar
i) servicios a la producción, especialmente financieros, jurídicos, de consultoría,
publicidad, informática, ingeniería y arquitectura e inmobiliarios; ii) tareas de
dirección, gestión, coordinación y control de las filiales de las redes globales y de
las redes nacionales en proceso de globalización; iii) actividades industriales
relacionadas y/o al servicio de las redes globales; y iv) actividades relacionadas con
la distribución, comercialización y consumo de productos globales. (De Mattos,
2012, Pág. 88)
Por su parte, también se generó el crecimiento de actividades destinadas a cubrir la
demanda de algunos sectores de la población urbana (los de mayor poder adquisitivo), de
servicios en torno al ocio, la cultura, el deporte y los espectáculos.
En este contexto, se dio paso a la construcción de corredores urbanos terciarios, que
además, son una de las principales causas de la reproducción y profundización de la
dinámica de segregación territorial en la actualidad. Así,
hoy se observa la tendencia en algunas metrópolis a su reestructuración a partir de
una red de corredores terciarios. Las nuevas formas arquitectónico-urbanas actúan
como vectores de la privatización y mercantilización de lo público, contribuyen a la
segregación y exclusión socio-territorial de los ámbitos ocupados por los segmentos
de población empobrecida y, por tanto, a la fragmentación social del territorio.
(Cobos Pradilla, 2010, pág. 508)
A su vez, los componentes de estos corredores terciarios, según Pradilla Cobos, son:
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
30
los centros y plazas comerciales y los agrupamientos longitudinales de pequeños y
medianos comercios, las oficinas bancarias y de otras actividades financieras, los
servicios (privados o públicos) orientados hacia las actividades económicas y hacia
los usuarios domésticos individuales, servicios de reparación, hoteles, restaurantes
y lugares de entretenimiento mercantil, ocasionalmente actividades culturales, y
oficinas de gestión de las diversas empresas e instituciones públicas y privadas.
(Cobos Pradilla, 2010, pág. 521)
El proyecto de ciudad neoliberal ha transformado arquitectónicamente las formas urbanas
tradicionales de las ciudades latinoamericanas, a partir de tres componentes principales:
“los desarrollos inmobiliarios mixtos, los centros comerciales socialmente diferenciados y
las unidades habitacionales cerradas.” (Cobos Pradilla, 2010, pág. 522).
Con el modelo de ciudad globalizada y neoliberal, el capital inmobiliario asociado al
financiero ganó “un nuevo protagonismo en la economía y la configuración urbana con la
promoción de grandes centros comerciales, unidades habitacionales cerradas y de interés
social e inmuebles corporativos” (Cobos Pradilla, 2010, pág. 508).
De esta forma, las ciudades de la región asisten a cambios en la distribución territorial de
la población derivados de la periferización de la vivienda de interés social construida por el
capital inmobiliario en grandes mega-conjuntos o por los ocupantes irregulares y auto
constructores; y al abandono de población residente de las áreas centrales (Pradilla Cobos,
2014).
Estas transformaciones han implicado una fragmentación socio-territorial expresada en
exclusión, privatización de los servicios y espacios públicos, y el predominio de los carros
sobre las personas y medios alternativos de transporte (Cobos Pradilla, 2010). Es
importante recordar, que si bien en estas transformaciones intervienen diversas facciones
de las clases dominantes, la que se relaciona con el capital inmobiliario y financiero es la
que ha protagonizado e impulsado esta consolidación del proyecto de ciudad del
neoliberalismo.
En este marco, las ciudades de la región se vienen expandiendo de una forma desbordada,
privatizando bienes patrimoniales y de infraestructura urbana, y reproduciendo una
fragmentación y exclusión social y territorial que se expresa en descomposición social y
creciente contaminación (Torres Carrillo, 2007).
31 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
La consolidación del proyecto neoliberal en los centros urbanos latinoamericanos ha
producido una oleada de desindustrialización y tercerización de las economías, con las
siguientes implicaciones: “pérdida de productividad, contracción del empleo productivo
estable y bien remunerado, agudización de la distribución desigual del ingreso, y
persistencia de la pobreza relativa y de la masa de pobres (Cobos Pradilla, 2010, pág. 518),
sumado al crecimiento acelerado del sector informal.
Recapitulando, puede señalarse que los factores que han tenido mayor incidencia en la
transformación urbana contemporánea solamente pueden explicarse en función de los
cambios y tendencias constitutivos del nuevo modelo de acumulación y crecimiento (De
Mattos, 2012), que aquí hemos caracterizado como un proceso de globalización neoliberal.
Estos factores pueden resumirse en los siguientes
la explosiva intensificación de la conectividad, la movilidad y la consecuente
compresión de la relación espacio-tiempo, la configuración y continua expansión de
un espacio mundial de acumulación, la financiarización prácticamente total de la
economía mundial, la estructuración de una nueva arquitectura productiva
organizada en red que se despliega por el planeta entero, la imposición de nuevas
condiciones para la competitividad y la desregulación, flexibilización y segmentación
de los mercados de trabajo. (De Mattos, 2012, Pág. 98)
Finalmente, es importante señalar que esta reorganización espacial que vienen sufriendo
las ciudades, se están apoyando constantemente en procesos de despojo, reproduciendo
una geografía marcada por las disputas y los conflictos socio-espaciales.
Estas dinámicas pueden evidenciarse en la ciudad de Bogotá, que viene asistiendo a una
transformación en su estructura productiva y en su organización espacial, que obedece a
la consolidación de un proyecto de ciudad globalizada y neoliberal que, a su vez, genera
conflictos socio espaciales como los que se desarrollan en la localidad de Usme, como
veremos más adelante.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
32
1.2 Bogotá Proyecto De Ciudad Global-Neoliberal
Bogotá, el principal centro urbano de Colombia, se ha convertido en el mercado más
importante del país y en uno de los principales mercados de Latinoamérica. La
consolidación del proyecto neoliberal en Colombia ha exigido de la capital una nueva y más
profunda integración al mercado mundial. La atracción de capitales multinacionales,
principalmente en clave de bienes y servicios, sector financiero, negocios inmobiliarios y
minería a gran escala, se encuentran hoy en uno de los puntos más altos de la historia
reciente.
La capital en los últimos años se ha caracterizado por tener una participación importante
en el sector primario y secundario, sin embargo, el apoyo en el sector terciario ha
representado para la ciudad mantener el liderazgo sobre el sistema urbano nacional
Por ejemplo, en el campo financiero, en 2001 la bolsa de Bogotá absorbió las de
Medellín y de Occidente (Cali); se fusionaron con la bolsa de valores de Colombia
y concentraron toda la actividad bursátil del país en la ciudad. Tal fusión se hizo en
el contexto de una creciente competencia mundial y regional por el mercado de
valores y un momento en el que el negocio accionario tuvo un crecimiento
considerable. (Williams, 2013, pág. 311)
Mucho de esto tiene que ver con “el boom minero, el flujo de inversiones extranjeras y la
incorporación a la bolsa de grandes empresas” (Williams, 2013), además de la entrada en
vigencia de los TLCs con Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, y con la posibilidad
de la firma de otros tratados de libre comercio en el futuro inmediato
Bogotá también ha venido consolidando una posición importante en el contexto del
sistema urbano latinoamericano, haciendo de intermediaria tanto entre la economía
nacional y la economía internacional, como en los flujos que dinamizan las
economías nacionales de América Latina y sus vínculos con Estados Unidos y
Europa (…) es claro que Bogotá se ha convertido en una centralidad importante
dentro de la red internacional de intercambios, especialmente entre América Latina
y Estados Unidos y, en menor medida, Europa. (Williams, 2013, pág. 314)
33 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
En consecuencia, la capital se ha posicionado como la quinta ciudad más atractiva para
invertir en Latinoamérica, después de Sao Paulo, Santiago, Ciudad de México y Lima; y
también como la quinta ciudad en América Latina con mayor presencia de empresas
globales, después de Buenos Aires, Ciudad de México, Sao Paulo y Santiago (Camara de
Comercio de Bogotá, 2012).
En Bogotá, actualmente se localiza el mayor número de empresas del país, y además, se
concentra el mayor número de grandes empresas y multinacionales (Camara de Comercio
de Bogotá, 2012). Desde la perspectiva de la ciudad región, que articula a Bogotá y al
departamento de Cundinamarca, podemos decir que tiene una participación de un 31.22 %
del PIB nacional (Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, 2013). Visto por actividad
productiva, participa en el 20% de la industria, el 30% en el comercio, 25% en la
construcción, 43% en los servicios financieros, inmobiliarios y empresariales. Además, en
la ciudad se realiza el 55% de las transacciones financieras del país (Camara de Comercio
de Bogotá, 2012).
Para el año 2011 Bogotá ya concentraba el 70 % de la inversión extranjera directa que
llegaba a Colombia (Camara de Comercio de Bogotá, 2012). Todo esto confirma su
relevancia para la capacidad productiva del país
Esta situación ubica a Bogotá como una metrópoli latinoamericana desde donde se
organiza una parte importante de las actividades de multinacionales para atender
sus negocios en América Latina, pero también como un núcleo que concentra las
funciones de comando principal de empresas que tienen un importante alcance
regional. (Williams, 2013, pág. 315)
Internamente, la estructura productiva de la ciudad se caracteriza por el predominio de
actividades relacionadas con la producción de servicios y comercio, con una participación
del 79 % del PIB de la ciudad, seguido de la industria con una participación del 15 %, y la
construcción y la minería con una participación del 6% (Camara de comercio de Bogotá,
2010).
Por otro lado, el sector privado es el principal generador de empleo en la capital. Las
principales actividades económicas en las que se ocupan los bogotanos son: el sector
servicios relacionado con el comercio; la hotelería y los restaurantes con un 29%; los
servicios comunales, sociales y personales con un 22%; seguido de la industria con un
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
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17%; las actividades inmobiliarias; el transporte, almacenamiento y las comunicaciones; y
la construcción, cada una con un 13%, 9% y 6% respectivamente (Camara de comercio de
Bogotá, 2011).
Estas son solo algunas cifras que ayudan a ilustrar el grado de internacionalización que
viene alcanzando la ciudad de Bogotá a propósito de la consolidación del proyecto
neoliberal en el país.
Sin embargo, en lo que no resultan ilustrativas estas cifras, es en los costos que han tenido
que asumir los sectores populares de la ciudad, por cuenta de la integración al mercado
mundial.
De esta maneara, los ajustes neoliberales redundaron en la concentración de miles de
latinoamericanos en las barriadas marginales de las principales ciudades. A su vez, este
crecimiento desbordado del mundo urbano no ha venido acompañado de un crecimiento
industrial, de la oferta laboral y de la calidad de vida (Torres Carrillo, Alfonso, 2009).
Los ajustes estructurales en el mundo del trabajo tendientes a facilitar la movilidad laboral
y la atracción de inversión extranjera, han lesionado directamente la estabilidad laboral, las
prestaciones sociales, los salarios y el derecho de asociación de los habitantes de los
centros urbanos.
Así, en el caso bogotano, no se pueden calificar como logros los altos índices de ocupación
en el sector servicios, ya que en este escenario abundan los contratos por prestación de
servicios. Ni qué decir de los sectores comercio, transporte, telecomunicaciones e
inmobiliario.
El 46% de los bogotanos trabaja en condiciones de informalidad y, además, la ciudad
presenta la tasa de desempleo más alta de América Latina (Camara de comercio de
Bogotá, 2010). En materia de desigualdad la ciudad tampoco se salva. El Informe de
Inequidad Urbana en América Latina, publicado por ONU habitad, revela que entre las
capitales de 18 países analizados durante 20 años, Bogotá ocupa el quinto lugar en
desigualdad después de Brasilia (Brasil), Santo Domingo (República Dominicana), La Paz
(Bolivia) y Santiago (Chile) (Oliveros., 2013).
35 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
Paralelamente, según un estudio de la Secretaría de Hacienda Distrital, el 40 por ciento de
todos los ingresos que se generan en Bogotá queda en manos de apenas el 7 por ciento
de su población (491 mil personas) (Vargas, 2006).
Con este panorama, la pobreza y el desempleo han constituido las condiciones para la
generación de otros problemas, como el aumento de la delincuencia y de la inseguridad
(Torres Carrillo, Alfonso, 2009).
Bogotá se ha transformado en una mega ciudad de más de siete millones de habitantes
que se concentran, en su mayoría, en los barrios populares de las zonas periféricas de la
ciudad. Una porción muy pequeña de los habitantes de la ciudad concentra cada vez más
poder económico y político, mientras que la mayoría de los habitantes son excluidos del
goce de las “mieles” del progreso económico.
En vista de lo anterior, si aceptamos la tesis de David Harvey según la cual el
neoliberalismo es más un proyecto de las clases dominantes para seguir concentrando
mayores índices de poder político y económico para afirmar su posición de dominación,
deberíamos concluir que en Bogotá, debido a los altos índices de desigualdad e inequidad,
el proyecto ha sido exitoso.
Ahora bien, hay que señalar que la consolidación de un proyecto de ciudad globalizada y
neoliberal en Bogotá, viene acompañado de una reorganización espacial a escalas
múltiples. Como veremos a continuación, esto se ha materializado en el POT de la capital,
a través de un discurso consagrado a la integración mundial y la competitividad.
1.2.1 El marco jurídico del ordenamiento territorial
Las normas que componen el marco jurídico del ordenamiento territorial como son la ley 9
de 1989, ley 152 de 1994 y la ley 388 de 1997 contienen en su desarrollo jurídico y práctico
los conflictos subyacentes a la concepción diferenciada (y hasta contradictoria) del espacio
urbano.
Reconociendo que el ordenamiento territorial responde a dinámicas del orden global,
nacional y local, y a su vez a sus propios objetivos de política, el análisis de la normatividad
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
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debe contribuir a entender cuáles son las relaciones que se tejen (o no) entre el proyecto
de ciudad global neoliberal y las intencionalidades de la normatividad.
El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) es el resultado de su marco jurídico, que a su
vez es hijo de un contexto específico, “producto de los acelerados procesos de urbanización
de años atrás, que generaron condiciones urbanas precarias para las poblaciones
asentadas principalmente en las periferias de la ciudad (servicios públicos, acceso a
vivienda, soportes urbanos etc.)” (Contreras, Los planes parciales como instrumentos de
planeación y gestión en Bogotá: una mirada a la ejecución en la práctica, 2015, pág. 125).
Con la promulgación de este marco se buscó “fortalecer las posibilidades (al menos
formalmente) y los instrumentos de los actores locales elegidos democráticamente, para
traducir dichas problemáticas urbanas a través de una planeación desde el aparato público”
(Contreras, Los planes parciales como instrumentos de planeación y gestión en Bogotá:
una mirada a la ejecución en la práctica, 2015, pág. 125)
La Ley 9 de 1989 por la cual se dictan normas sobre planes de desarrollo municipal,
compraventa y expropiación de bienes y se dictan otras disposiciones fue la base de la Ley
388 de 1997 (Ley de Ordenamiento Territorial) fue promulgada con el objeto de
lograr condiciones óptimas para el desarrollo de las ciudades y de sus áreas de
influencia en los aspectos físico, económico, social y administrativo (…) los
municipios con una población mayor de cien mil (100.000) habitantes, incluyendo al
Distrito Especial de Bogotá, la intendencia especial de San Andrés y Providencia y
las áreas metropolitanas, deberán formular su respectivo plan de desarrollo de
conformidad con la política nacional y departamental, las técnicas modernas de
planeación urbana y con base en la coordinación del desarrollo urbano-regional.
(Ley 9, 1989, Art. 1)
Se encuentra en la concepción del desarrollo municipal y urbano contenido en esta ley, la
necesidad del instrumento de la planeación estratégica, y la adecuación de las ciudades al
desarrollo urbano regional, en concordancia con los planes de la política nacional. Si bien
la coordinación de cualquier política es un objetivo deseable, el contexto de la ley anuncia
las relaciones multiescalares que se forjarán en función de un enfoque (planeación
estratégica) comúnmente delimitado al criterio de eficiencia.
37 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
A la par, y a distancia de esta concepción, la ley desarrolló el concepto de espacio público
y su defensa colectiva, base para una comprensión pública del uso del suelo y
posteriormente de la propiedad, “Entiéndase por espacio público el conjunto de inmuebles
públicos y los elementos arquitectónicos y naturales de los inmuebles privados, destinados
por su naturaleza, por su uso o afectación, a la satisfacción de necesidades urbanas
colectivas que transcienden, por tanto, los límites de los intereses, individuales de los
habitantes” (Ley 9 de 1989, Art 5). Así mismo, acotó el concepto de planes de renovación
urbana como un mecanismo para solucionar los procesos de deterioro físico y ambiental
de los centros urbanos (Art 39).
Posteriormente, la ley 152 de 1994 por la cual se establece la Ley Orgánica del Plan de
Desarrollo delimitó las competencias e interrelaciones de los distintos niveles territoriales
en la planificación estratégica, definiendo la forma en cómo empezó a operar el Estado
Colombiano de esta fecha en adelante para desarrollar las normas constitucionales que se
refieren a la planificación (Ley 152, 1994).
Estas dos leyes inician la jurisprudencia alrededor de lo que será tratado en la Constitución
Política como la prevalencia del interés general sobre el particular y su correlato en la
función social de la propiedad, además de señalar la intención de que el Estado se
introduzca como actor principal en la planeación estratégica del país y el ordenamiento
territorial.
Pero esto significa a su vez, que en estas normas hay dos objetivos implícitos, la creación
de una concepción social del espacio que implica, entre otros, la eliminación de los
procesos de deterioro urbano en lo que respecta a las ciudades, y la necesidad de conectar
el desarrollo local, con el regional y nacional desde una perspectiva estratégica de Estado.
Concepciones que en la norma no parecen disimiles, pero en el análisis de su posterior
desarrollo normativo y su implementación, responderán a la disyuntiva de la ciudad para
sus habitantes vs la ciudad para el crecimiento económico global, en el entendido que la
perspectiva estratégica del ordenamiento territorial está sujeta a los planes económicos y
sociales que el Estado colombiano considera estratégicos para su conexión con el mercado
global, al estar inmerso en el contexto mundial neoliberal, como se ha tratado en el apartado
anterior.
Pero es La ley 388 de 1997, Ley de ordenamiento territorial, quién logra unir estos dos
objetivos implícitos, transformando la concepción de urbanización y propiedad del Estado
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
38
colombiano, creando la planificación estratégica del territorio como medio para cumplir el
objetivo máximo de solucionar las problemáticas del ensanchamiento urbano, donde el
Estado es el actor principal que concibe el territorio y lo transforma con apoyo de los
sectores privados.
Parte de dicha solución se encuentra en los principios de la propiedad incluidos en la
norma, a saber: la función social y ecológica de la propiedad, la prevalencia del interés
general sobre el particular; y la distribución equitativa de las oportunidades y los beneficios
del desarrollo (Ley 388, 1997, Art. 2).
Estos principios se materializan en los instrumentos de la planificación, que se convertirán
a su vez en el cuerpo de los Planes de Ordenamiento territorial como lo son las
Operaciones Estratégicas y los Planes Parciales, cuyo sentido general es generar piezas
urbanas basadas en dichos principios, buscando según Contreras (2015) “generar los
soportes colectivos adecuados a las necesidades de la población y de la ciudad, y su
financiación” (pág. 126). Para esto el plan parcial
posibilita la vinculación de inversionistas distintos a los propietarios, así como de
promotores, urbanizadores o constructores, en operaciones inmobiliarias en las que
se movilizan recursos públicos y privados dirigidos a obtener mejores condiciones
de calidad de vida, de eficiencia del gasto público y de equidad. (Contreras, 2015,
pág. 126)
Así la gestión asociada definida como
la vinculación de un conjunto de terrenos (sus propietarios), en condiciones de
equidad, al cumplimiento de obligaciones urbanísticas de aporte de suelo para uso
público y de financiación de los costos de ejecución de las obras de infraestructura,
áreas verdes y recreativas y equipamientos sociales. (Maldonado, Pinilla,
Rodriguez, & Valencia, 2006)
Y el sistema de reparto equitativo de cargas y beneficios subyacente a éste, son los
instrumentos internos que responden a los objetivos de la función social, interés general y
participación social en la implementación de Operaciones Estratégicas.
Ahora bien, precisamente es la materialización de los principios e instrumentos (y por lo
tanto de la norma) la que puede dar cuenta de las concepciones múltiples del espacio que
39 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
aparecen en la práctica del ordenamiento del territorio, y definir qué tan cerca de los
objetivos sociales de ley o de la transformación de las ciudades en una lógica de
competitividad, se encuentran las reglas y prácticas de la gestión del suelo.
Ejemplo de esto, es la relación entre el gobierno nacional y la autonomía de los entes
territoriales en la construcción de su POT, donde la normatividad le confiere la competencia
al primero de adoptar planes parciales, y esto ha sido usado a su vez para
suprimir trámites, reducir tiempos, delimitar procedimientos, competencias y
aspectos técnicos en materia urbanística, en algunos casos, por encima de la
autonomía municipal. Los Gobiernos nacionales incluso han intervenido en temas
estructurantes como el ambiental, la definición de las cargas y obligaciones, sobre
todo en materia de VIS/VIP y las condiciones de incorporación de suelo rural en las
ciudades para usos urbanos. (Contreras, 2016, pág. 126)
En la ley 388 de 1997 se señala que es competencia del gobierno nacional “los lineamientos
del proceso de urbanización y el sistema de ciudades” (Art 7, ley 388 1997), mientras es
competencia de los departamentos “orientar la localización de la infraestructura física-social
de manera que se aprovechen las ventajas competitivas regionales y se promueva la
equidad en el desarrollo municipal” (Art 7, ley 388 1997). Sin embargo, estos proyectos
estratégicos han terminado en manos del gobierno nacional sobre la autonomía de los
entes territoriales, en función de mejorar el “aprovechamiento de las ventajas competitivas
regionales”.
Esto evidencia que las operaciones estratégicas, más allá de sus objetivos y prácticas
locales de solución al problema de la crisis urbana, responden a las intencionalidades
prácticas del proyecto nacional y global. La normatividad anteriormente referida se expresa
entonces, no solo como norma aplicable, sino como articulación de escalas territoriales de
una misma política, donde la relación práctica de los actores en estos niveles va a definir
cuáles son los objetivos que se priorizan y materializan en la práctica local.
Un análisis de los objetivos de ley, debe comprender entonces a su vez, el análisis de los
múltiples actores que participan en su concreción en las diferentes escalas territoriales, con
el fin de establecer cuáles objetivos se priorizan en su reglamentación y aplicación, y/o que
reglas subyacen a su implementación, entre la inserción en el mercado global y la solución
de los problemas de habitabilidad urbana.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
40
Como se ha recogido en los estudios de Maldonado et al. (2006) y Contreras (2015 y 2016)
algunos de los limitantes de la implementación de los planes parciales como instrumentos
del sentido social y ecológico de la propiedad se han relacionado con el papel de los
propietarios y promotores, así como la efectiva aplicación del sistema de cargas y
beneficios, que como anteriormente mencionamos es uno de los instrumentos centrales de
la ley de 388 de 1997.
Los constructores y promotores son actores importantes en el desarrollo de las operaciones
estratégicas, pues son quienes renuevan o urbanizan gran parte del espacio que éstas
contienen. Sin embargo, su rol como actores privados los enmarca en una lógica de
competitividad, rendimientos y beneficios que no siempre van de la mano con el objetivo
de la función social de la propiedad, y se acercan más a “la visión previa del urbanismo
basado en la asignación de normas de edificabilidad y de uso muy generosas, en algunos
casos prácticamente ilimitadas” (Maldonado, Pinilla, Rodriguez, & Valencia, 2006, pág. 14)
El territorio visto simplemente como terreno generador de ganancias es la práctica de
algunas operaciones, cuando éstos actores buscan sacar ventaja del suelo antes de la
ejecución de los planes parciales, lo que genera “casos de planes parciales con norma
adoptada esperando el incremento del precio del suelo” (Contreras, 2015, pág. 135) lo que
a su vez se puede traducir en compra masiva de terrenos y especulación del suelo.
De igual manera éstos actores se han convertido en profesionales especializados en el
desarrollo de operaciones estratégicas y planes parciales al reglamentarse la normatividad
a través de lenguaje especializado (Contreras, 2016, pág. 131) manifestando la visión
común entre funcionarios públicos y actores privados del suelo rentable por encima del
desarrollo territorial, al tener como criterio básico la eficiencia del operador para mejorar las
ventajas competitivas del territorio urbanizado.
Por otro lado, el desarrollo de la gestión asociada del sistema de cargas y beneficios ha
sido escaso, según Contreras (2016) “En los 43 planes adoptados se halló que un 51,1 %
era de un solo propietario (incluye estructuras fiduciarias), un 48,8 % era un solo predio”
(pág.134), situación generada por privados y/o administración previa ejecución del plan
parcial, con el fin de contar con propietarios únicos a la hora de inicio de obra, yendo en
contravía del principio de participación democrática (Art 4, ley 388 de 1997) y fortaleciendo
el sector económico financiero y de la construcción, que como ya se ha señalado, en la
41 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
lógica de las ventajas competitivas, son los motores del crecimiento económico de la ciudad
capital.
Este sistema de cargas y beneficios a su vez ha fracasado en uno de sus principales
objetivos: la creación de condiciones de habitabilidad para equipamientos públicos y zonas
verdes, donde de la efectiva dotación del terreno destinado a parques, equipamientos y
sistemas generales, el porcentaje de desarrollo en los planes parciales se reduce a 27 %
(Contreras, 2016).
Las dificultades de implementación que generan las relaciones entre actores públicos y
privados de distinto grado expuestas anteriormente, son la apertura a la reflexión sobre el
tipo de ordenamiento que efectivamente se ha construido en los municipios,
específicamente en la ciudad de Bogotá. Los objetivos emanados en la Constitución y las
normas de Ordenamiento Territorial cambiaron la concepción del urbanismo por la creación
de su función social y ecológica; sin embargo, en su propia concepción, en sus normas
posteriores (POT) y su práctica para el caso de estudio desarrollaron el criterio de la
eficiencia, base de la planificación estratégica, para el funcionamiento del espacio urbano
como un espacio competitivo en los objetivos de inserción global del ámbito nacional e
internacional.
Este acercamiento a la normatividad se inclina porque existe una contradicción implícita
entre objetivos de política en el marco de un contexto social neoliberal. Si bien la función
social y ecológica de la propiedad, y su instrumento del sistema de cargas y beneficios
pretendía solucionar de manera efectiva las condiciones precarias urbanas de la época, los
criterios de conexión urbano-regional a partir de las necesidades de planificación de los
entes nacionales y las posibilidades de la implementación que reposa (en la práctica) en
gran parte en manos de los privados, demuestra que en la concepción de la norma también
existen objetivos de eficiencia y rentabilidad en el ordenamiento del territorio, más allá de
las necesidades de sus habitantes.
Sin embargo, como se ha desarrollado hasta ahora, no es solo en la ley donde se
encuentran esas contradicciones, sino principalmente en el relacionamiento entre actores
que interfieren en su creación y desarrollo, quienes a su vez son parte de un proceso global
de interconexión económica que moldea el territorio.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
42
La normatividad es el vehículo por el que se expresan dichas relaciones, y va a ser en el
desarrollo jurisprudencial de la misma, especialmente en los decretos de los Planes de
Ordenamiento Territorial (POT) donde se evidenciará como en la práctica opera dicha
contradicción y cuál de los objetivos de priorizarán en el caso de la ciudad de Bogotá.
Es por esto que el análisis siguiente tratará de enfatizar en la relación del contexto global y
nacional con los Planes de Ordenamiento Territorial de Bogotá, pues ésta relación entre el
contexto y los instrumentos específicos de planeación sobre el espacio urbano a ser
intervenido, es la que argumenta de una manera más explícita los modelos de ciudad que
subyacen bajo los objetivos de las grandes políticas y va aclarando cuáles objetivos son
realmente estructurantes de su política espacial, para posteriormente comprender estos
hallazgos como el contexto que enmarca la Operación estratégica nuevo Usme, y por lo
tanto que expresa esta misma contradicción en un territorio aún más concreto, con
implicaciones diversas para los actores involucrados, especialmente para sus actuales
habitantes.
1.2.2 La Ciudad de las ventajas comparativas y competitivas del
POT
El Plan de Ordenamiento Territorial al ser la base de la política espacial de Bogotá, se
convierte en el mapa de navegación para comprender cómo se ha concebido el espacio de
la ciudad-región a partir de la planeación económica y política del territorio.
El concepto de espacio concebido desarrollado por Lefebvre (1974) y retomado por la
profesora Alice Beuf (2016), así como la concepción de centralidades que desarrolla, son
la base teórica para comprender la inserción de las ciudades colombianas, y en específico
de la ciudad de Bogotá en el modelo de integración regional, nacional e internacional que
ha propuesto desde inicios de los años 80 la economía neoliberal en esta era de la
globalización.
Lefebvre, (citado por Beuf, 2016) introduce la noción de espacio concebido como una
característica de la era contemporánea, que pone de presente las visiones del espacio del
43 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
poder hegemónico y sus contradicciones con la heterogeneidad propia de los espacios
vividos, según Beuf (2016)
Lefebvre mostraba cómo la era contemporánea se consolidaba como productora de un
“espacio abstracto” dominante, instrumentalizado, manipulado por el poder, es decir, un
“espacio concebido” por las autoridades y los tecnócratas: se trataría de un espacio
cuantificable, formal, que negaría las diferencias y que tiende a la homogeneización.
Este espacio se expresaría en la planeación urbana, cuando se proyectan, por ejemplo,
operaciones urbanas para adecuar un territorio a las exigencias de los poderes
dominantes, políticos o económicos. Para Lefebvre, el espacio abstracto era productor
de un nuevo tipo de centralidades urbanas, que ya no funcionarían como cristalizadores
de la vida urbana, lugares de interacción por excelencia de la sociedad urbana (rol de la
gran plaza tradicional) sino como generadores de plusvalías. (p 201)
Así los objetivos, instrumentos y categorías utilizadas en los procesos de planeación
urbana, en este caso en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Bogotá evidencian
el espacio concebido por las élites globales y nacionales, y su relación con las exigencias
de competitividad global.
Los objetivos del POT como orientadores de la planeación urbana, refieren estas
intenciones. “Planear el ordenamiento territorial del Distrito Capital en un horizonte de largo
plazo” (Decreto 190, 2004, art. 1) y “pasar de un modelo cerrado a un modelo abierto de
ordenamiento territorial” (Decreto 190, 2004, art. 1) como principales objetivos, caracterizan
de manera explícita la vinculación de la planeación con la competitividad y la articulación
económica a múltiples escalas.
El ordenamiento territorial debe ser a largo plazo, es decir “garantizar la sostenibilidad
ambiental, económica y fiscal del distrito (…) desarrollando las políticas y ejecutando los
planes y las operaciones prioritarias” (Decreto 190, 2004, art. 1). La planeación estratégica
aparece como concepto, pues ésta se empieza a hacer al largo plazo con el fin de
“aumentar la competitividad, la productividad general y sectorial con responsabilidad fiscal”
(Decreto 190, 2004, art. 1), de lo que se deduce que el objetivo prioritario del POT es
garantizar la sostenibilidad para aumentar la competitividad.
Esta noción de competitividad es el eje transversal de las concepciones y políticas del POT,
teniendo la capacidad de subordinar a esta, los esfuerzos por la integración humana y el
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
44
desarrollo social. El concepto de modelo abierto de ordenamiento territorial introduce
múltiples escalas de desarrollo económico para la articulación espacial, donde Bogotá se
entrelaza como “nodo principal de la red de ciudades de la región Bogotá- Cundinamarca,
y otras ciudades con las cuales tenga o requiera eficientes niveles de articulación física y
virtual a nivel nacional e internacional” (Decreto 190, 2004, art. 1). El modelo abierto de
ordenamiento territorial, al buscar este tipo de articulación, genera instrumentos como la
organización espacial de la ciudad en una red de centralidades, que permitiendo dicha
integración aumentan la competitividad de la ciudad.
Fuente: Secretaría Distrital de Planeación, Informe Foro: Situación y perspectivas de la economía
Bogotana, 2013.
.
La consecución de una ciudad integrada requiere de un “modelo de ciudad región
diversificado” que permita “dinamizar la ventajas competitivas y comparativas derivadas de
una localización estratégica en el contexto nacional e internacional, especialmente el
latinoamericano, y a las características de sus actuales infraestructuras y equipamientos
para posicionarla en el mercado internacional” (Decreto 190, 2004, Art. 1). La teoría de las
ventajas comparativas y competitivas, como desarrollo explícito de la globalización
hegemónica actual, permite la inserción de los espacios locales y regionales al mercado
Imagen 1. Bogotá Nodo Principal de la Red de Ciudades.
45 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
global basados en una reorganización espacial de la producción (especialización territorial)
hacia estos fines. En términos espaciales, significa que la finalidad del ordenamiento es
distribuir el territorio para potenciar las posibles ventajas comparativas de éste en el
mercado global.
La teoría de las ventajas comparativas señala a grandes rasgos, que para equilibrar el
comercio internacional y obtener ganancias, los países deben especializarse en las
mercancías que puede producir más eficientemente, escogiendo entre múltiples
mercancías cuál es aquella que le da una ventaja comparativa en el mercado. Esta
concepción ha sido reapropiada por el neoliberalismo, señalando que la creación de
ventajas no se da a priori de los factores de producción, sino que con el fortalecimiento de
la tecnología y la innovación se generan mejoras a la producción y por lo tanto la ventaja
comparativa se convierte a su vez en una ventaja competitiva. Las intenciones de organizar
el territorio bogotano a partir de la consolidación de los sectores de bienes y servicios
incluyendo la innovación, y de articular sectores como el agropecuario a esta dinámica,
demuestran la adopción de estos criterios económicos.
La forma como las ciudades del mundo han superado la integración nacional para saltar a
la interconexión global, plantea retos en el entendimiento de las escalas geográficas, como
resalta Krugman (Citado por Novoa, 2016) que en su análisis de la economía geográfica
resalta que
Las economías de escala externa y los costos de transporte están en el centro de
la explicación de la concentración industrial regional, la formación de centros -
periferias. Los costos de transporte bajos atraerán a las empresas a concentrarse
en un mismo lugar para maximizar las economías de escala. (pág. 140-141)
Según Novoa Torres (2016), Krugman “propone que no son las regiones que ganan las que
atraen la industria de las regiones periféricas, sino que son los intercambios y las
economías externas las que producen regiones especializadas” (pág. 141), por lo que la
especialización regional e incluso la especialización de un espacio geográfico dentro de la
ciudad, no responde únicamente a un escenario de planeación local, sino que este es un
espacio concebido desde los intercambios regionales, nacionales e internacionales, un
espacio multiescalar. Incluso, el marco de referencia para el POT de la capital es la
construcción de la región capital Bogotá- Cundinamarca (Decreto 190, 2004, art. 2), que
entre sus objetivos busca el aumento de las ventajas comparativas a nivel regional, a través
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
46
de mecanismos como la atracción de la inversión, la potenciación del desarrollo tecnológico
y la formulación de políticas regionales y nacionales concertadas a este respecto (Alcaldía
Mayor de Bogotá D.C., 2004).
1.2.3 Las centralidades de integración en la creación de un espacio
Multiescalar
La especialización regional en la construcción de ventajas comparativas es una realidad
que enmarca cualquier política local en la actualidad. En el caso del POT de la capital, da
sustento a la creación de las centralidades de integración. Según Beuf (2016) esta noción
Respondía directamente a la exigencia de competitividad, en tanto que perfila las
centralidades como lugares mediante los cuales se proyecta la ciudad en la
economía global. Se construyó un nuevo dispositivo de planeación que destacaba
algunos espacios como estratégicos (y ya no prioritarios) y, por lo tanto,
legítimamente beneficiarios de un trato diferencial (más inversiones para los más
competitivos) mediante la formulación de Planes de Ordenamiento Zonal y
Operaciones Estratégicas”. (p. 212)
Esta concepción de centralidades de integración de la “red de ciudades” es la base del
ordenamiento del territorio urbano bogotano. Aunque la estructura socio - económica y
espacial a la que pertenece es solo uno de los tres componentes de ordenamiento territorial
(junto a la estructura ecológica principal y la estructura funcional y de servicios), la relación
de las centralidades y las operaciones estratégicas que la componen con los objetivos
macro del POT y de creación de la región capital-Cundinamarca, le dan un carácter de
núcleo articulador de las demás estructuras donde éstas entran a regirse por criterios de
competitividad y equidad territorial.
Las centralidades como espacios estratégicos de inserción global se consolidan a través
de operaciones estratégicas (art. 24, Decreto 190 de 2004) que son
intervenciones económicas, urbanísticas y ambientales de iniciativa pública o
público/privada que están dirigidas a consolidar la estrategia de ordenamiento
territorial del POT. Tienen la finalidad de impulsar la transformación territorial, en
47 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
áreas especiales de la ciudad y orientar recursos de inversión para aprovechar
potencialidades y concretar los objetivos de la estructura socioeconómica y
espacial. (Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., 2004)
Estos dos conceptos (operaciones estratégicas y centralidades) son estructurantes del
POT al definir dentro de sí el enfoque de competitividad del conjunto del plan.
Al realizar un estudio sobre el tipo de operaciones estratégicas y centralidades construidas
en el POT actual, Beuf (2016) señala que:
Requerían de directivas especiales para cada una de ellas: promoción de servicios
globales (Usaquén-Santa Bárbara; Avenida Chile-Calle 100), localización de
equipamientos urbanos (Suba; Las Ferias; Restrepo-Santander), creación de
centralidades especializadas como una gran plataforma para la exportación
(Fontibón-Aeropuerto Eldorado-Engativá), conformación de un parque tecnológico
llamado “anillo de la innovación” (Salitre-Zona industrial), planeación de áreas
logísticas y de servicios especializados para el manejo de productos procedentes
de las regiones (Eje de integración Llanos/Nuevo Usme; Delicias-Ensueño). (pág.
211)
Si bien las centralidades en su sentido amplio pueden ser concebidas como lugares con
capacidad de generar polos económicos y sociales, estos tipos de centralidades de
integración (que responden cada uno a una operación estratégica de inversión), evidencian
que el ordenamiento del territorio en su mayoría responde a criterios de inserción global de
la economía bogotana, y los que no, responden a criterios de aumento de productividad
para su inserción futura en la cadena de competitividad.
La competitividad como criterio, se refiere a “la capacidad de atraer flujos de inversiones”
(Beuf, 2016, pág. 205). La política de competitividad del POT (como uno de los lineamientos
básicos de su ejecución), busca como objetivo principal consolidar las ventajas de la
ciudad, y mejorar su posición en el comercio internacional a través del mejoramiento de su
infraestructura, logística y conectividad. Esto a su vez se enmarca, en el posicionamiento
estratégico progresivo de la ciudad para liderar intercambios en América Latina a través de
las exportaciones y el intercambio a distintas escalas (Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.,
2004).
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
48
El cambio en el paradigma de desarrollo que ejerce la competitividad es el de declarar al
territorio como terreno para la inversión y el crecimiento económico global. Es decir, sobre
la planificación de una ciudad para sus habitantes, e incluso sobre la planificación de una
ciudad para el desarrollo económico interno, se encuentra la creación de una ciudad para
el capital transnacional.
El traslado del criterio económico de la productividad a la competitividad demuestra el papel
de la construcción de economías nacionales en la era actual. Mientras la ciudad de Bogotá
tuvo como base la producción industrial, la escala de intercambio alcanzaba el nivel
regional y nacional, para el abastecimiento, y la circulación de mercancías producidas en
la ciudad, que más tarde en esa red alcanzaban la escala internacional. Bajo el criterio de
la competitividad la especialización del trabajo interno a través de las centralidades se basa
en la economía de bienes y servicios, donde los flujos son de capitales internacionales y
otorgan un papel secundario a la producción nacional.
1.2.4 La competitividad como criterio subordinador del
ordenamiento espacial territorial
La red de centralidades tiene la capacidad, en primer lugar, de subordinar la producción y
el uso del suelo a criterios de competitividad, subordinando a su vez la productividad como
criterio. Las centralidades que a la fecha de elaboración del POT del año 2000 (aprobado
por el alcalde Enrique Peñalosa y posteriormente modificado en el 2004 por el alcalde
Antanas Mockus), tenían un uso exclusivamente comercial del suelo, como Restrepo y
Paloquemao, se les planteó como objetivo explícito en el año 2004 la integración urbana a
través de la construcción de equipamientos, mejoramiento de la movilidad y vivienda, sin
plantear objetivos de fortalecimiento ni diversificación de su actividad (a excepción de
Corabastos por su papel de abastecimiento e integración regional). Así, más que la
ampliación del comercio interno, los usos comerciales del suelo se convierten en núcleos
netamente físicos de integración de la ciudad y juegan un papel secundario en el desarrollo
de la misma (Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., 2004).
Caso contrario es el generado en las centralidades que entre los años 2000-2004 fueron
desarrollando usos mixtos entre el comercial, institucional y de servicios. La potenciación
49 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
económica dentro de éstas centralidades, en la modificación del POT del año 2004, no se
redujo a la integración física local, sino que aprovechando sus ventajas comparativas, se
les propuso como centros de integración regional e internacional que sirvieran para
diversos objetivos “Consolidar servicios globales, Integrar virtualmente la ciudad región
con el mundo (...) Atraer inversión extranjera y turismo (...) Cualificar el espacio urbano (...)
Promover la renovación urbana (…) Conformar la gran plataforma para la exportación”
(Decreto 190, 2004, art 24). En resumen, estos objetivos implican dos cosas: una
priorización del desarrollo de estas áreas sobre las áreas comerciales, y un uso del suelo
local a escala internacional para actividades económicas de sectores sociales específicos
sobre las necesidades sociales de la mayoría de las y los bogotanos.
Las nuevas centralidades que se pensó construir en ese entonces, como el caso del eje de
integración Llanos/ Nuevo Usme y la Nueva Centralidad Quirigua/Bolivia están en el mismo
marco, al tener como uso principal la integración regional, buscando su desarrollo como
áreas vinculadas a las actividades productivas y los flujos de mercancía del oriente y el
occidente del país respectivamente. Si bien en estas nuevas centralidades se busca
generar un desarrollo equilibrado, no solo económico sino también de servicios urbanos,
vivienda etc., el marco de competitividad en el que se encuentran integra el desarrollo social
como un factor auxiliar del desarrollo productivo.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
50
.
Fuente: Beuf, A. (2016). Las centralidades urbanas como espacios concebidos: referentes técnicos e
ideológicos de los modelos territoriales del POT de Bogotá. Cuadernos de Geografía: Revista
colombiana de geografía , 199-219.
En este sentido, la red de centralidades tiene, en segundo lugar, la capacidad para
subordinar a través del concepto de equidad, las políticas referentes a la estructura
funcional y de servicios a las políticas de la estructura socioeconómica y espacial, lo que
significa subordinar los derechos sociales a la capacidad de las centralidades de incentivar
la interconexión multiescalar, integrando los derechos a las prioridades económicas
Se promocionaron las categorías de ‘equidad’ (social y/o territorial) y de “igualdad
de oportunidades” como objetivos sociales del desarrollo “sostenible”. En el ámbito
urbano, eso significaría identificar territorios ‘prioritarios’ (por ser los más
desfavorecidos) donde concentrar recursos (discriminación positiva) y garantizar
Imagen 2. Las operaciones estratégicas, principal mecanismo para la implementación
de la red de centralidades.
51 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
grados mínimos de accesibilidad a la ciudad para todos (mejoras en sistemas de
transporte, por ejemplo). (Beuf, 2016, pág. 204)
Los territorios de intervención del POT, sin embargo, se priorizan a partir de la misma
división espacial de operaciones estratégicas, como la autora continúa señalando:
por la distribución y el papel otorgado a las centralidades, se puede afirmar que el
principio de equidad territorial orientó la formulación del primer POT. No obstante,
esta se entendió únicamente bajo el lema de la integración física de los territorios y
la construcción de espacios públicos. Como lo señala Enrique Peñalosa “en nuestro
modelo, más que la distribución de los ingresos, lo que importa es la distribución de
la calidad de vida” (Peñalosa 2003). Promover la accesibilidad de todos a los
espacios urbanos, y en particular a los espacios públicos, se pensaba como un
mecanismo de redistribución del bienestar hacia los ciudadanos más pobres. De
esta manera, el sentido de la equidad territorial se redujo a lo visible, sin arraigo en
los territorios y las prácticas citadinas. (Beuf, 2016, pág. 210)
Las políticas de seguridad humana, equipamientos y movilidad del POT demuestran las
limitaciones en esta concepción de equidad territorial. La primera, que se relaciona con la
vivienda tiene como objetivo “Promover un ordenamiento de la vivienda basado en los
principios de seguridad humana mediante una eficiente gestión del suelo y aplicación de
los instrumentos financieros” (Decreto 190, 2004, art 9), además de plantear “lograr la
equidad entre urbanizadores y constructores, compradores de vivienda y la ciudadanía
mediante la distribución de las cargas y beneficios del ordenamiento para reducir el monto
de inversión pública destinada al mejoramiento integral de barrios de origen ilegal” (Decreto
190, 2004, art 9). Desconoce en su planteamiento el déficit cualitativo de vivienda, y centra
sus esfuerzos en mantener el equilibrio entre el ordenamiento de vivienda, las finanzas
públicas y los beneficios equitativos equiparando urbanizadores, constructores y
ciudadanía. La vivienda es vista desde una perspectiva física, y sus problemas principales
la expansión e ilegalidad.
La política de equipamientos por su parte tiene como objetivo: “Conformar una red de
equipamientos jerarquizada que responda a las exigencias sociales, funcionales y a la
conformación de la estructura urbana propuesta, en un modelo de ciudad región, que
contribuyan a mejorar la calidad de vida de sus habitantes” (Decreto 190, 2004, art 10).
Además, plantea:
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
52
Localizar nuevos equipamientos de alta jerarquía en el centro y las centralidades de
mayor rango, de acuerdo con su función en la estrategia de ordenamiento del
Distrito Capital y de la ciudad región: centralidades de integración internacional y
nacional y centralidades de integración regional y urbana, con el fin de aprovechar
sus condiciones de accesibilidad actual y potencial y sus ventajas comparativas
como núcleos de integración territorial. (Decreto 190, 2004, art. 10)
Más claramente, esta política organiza los equipamientos a partir del concepto de
centralidades, donde aquellas que integran la ciudad a nivel internacional son las
prioritarias, siendo éstas funcionales al desarrollo de la competitividad y priorizándose su
construcción según tal.
Por último, la política de movilidad busca en uno de sus objetivos “Garantizar la
conectividad de la ciudad con su entorno regional y nacional mediante la localización y
dimensionamiento adecuado de infraestructuras viales y de transporte que hagan eficiente
la articulación del territorio en la escala regional y nacional” (Decreto 190, 2004, art. 11). El
desarrollo de esta política en la actualidad ha priorizado efectivamente las grandes obras
de infraestructura que más que conectar a los habitantes de la ciudad, conecten las
distintas centralidades a la escala nacional e internacional.
En conclusión, la equidad territorial como concepto se traslada a la generación de
condiciones mínimas para el desarrollo competitivo de las centralidades, donde sus
habitantes adquieren derechos alrededor de la importancia de dichas centralidades, y por
lo tanto la equidad se convierte, por un lado, en un proceso netamente físico, y por otro en
un proceso desigual dependiente de las ventajas comparativas del territorio.
1.2.5 La Operación Estratégica Nuevo Usme: el conflicto socio-
espacial
Las centralidades de integración nacional e internacional concebidas en Bogotá, entre las
que además de la operación Nuevo Usme se encuentran Fontibón-Aeropuerto El Dorado –
Engativá, Calle 72 -Calle 100, Centro (Centro histórico - Centro internacional), Usaquén -
Santa Bárbara, tienen como fin el aprovechamiento de sus potencialidades para la
53 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
atracción de la inversión extranjera, y el flujo (virtual y físico) de servicios y mercancías
producidas y/o comercializadas en la ciudad.
La Operación Estratégica Nuevo Usme – Eje de integración llanos (OENU) cuenta con las
dificultades propias de esta concepción de una centralidad de integración nacional e
internacional que además tiene la especificidad de desarrollarse a partir de suelos de
expansión urbana.
Nota: Elaboración propia
Tabla 1
Función Centralidad
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
54
Fuente: Secretaría Distrital de Planeación. Conociendo la localidad de Usme: Diagnóstico de los
aspectos físicos, demográficos y socioeconómicos. Alcaldia Mayor de Bogotá, 2009.
La primera característica de la OENU es que, para cumplir el fin de la integración, requiere
“Desarrollar una nueva área equilibrada de vivienda, servicios urbanos y actividades
productivas ligadas a los productos del oriente del país, a lo largo de la Autopista al Llano”
(Decreto 190, 2004, art. 24). Las políticas de urbanización y su ligazón con la preservación
del ecosistema para la construcción de dicha área equilibrada se convierten en elementos
principales de la Operación.
La segunda característica, que la diferencia de las demás operaciones de integración, es
que para desarrollar su fin requiere no solo de la transformación del paisaje urbano, sino
del uso de suelos de expansión urbana, que son entendidos como “la porción del territorio
distrital, que se habilitará para el uso urbano durante la vigencia del Plan de Ordenamiento
Territorial” (Decreto 252, 2007), lo que significa el paso del uso rural o suburbano del suelo
al uso urbano. Los instrumentos de planeación deben tener en cuenta entonces la relación
entre el desarrollo de éste plan con la protección del medio natural- la cuenca del rio
Tunjuelo que es el borde de entrada al Páramo del Sumapaz.
Imagen 3. Plano Sistema de áreas protegida.
55 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
Así, los ejes de análisis de esta Operación alrededor de la forma como confluyen los
criterios de equidad territorial y competitividad en el territorio, están mediados por la relación
urbano-rural entendida ésta como la relación entre comunidades urbanas, campesinas,
usos del territorio y preservación del ecosistema; y el proceso de urbanización de un
territorio entendido como lo plantea el mismo proyecto “la construcción de un área
equilibrada de vivienda, servicios urbanos y actividades productivas” (Decreto 190, 2004,
art. 24), las condiciones mínimas que requiere un proyecto de urbanización para garantizar
la calidad de vida de sus nuevos habitantes.
Para comprender el marco en que se encuentra la operación, es necesario remitirse a la
posición geoestratégica de este territorio, que delimita la forma como los procesos sociales
y culturales pueden desarrollarse, cuando existe una intención de aprovecharlo por su
capacidad de desarrollar un amplio flujo de mercancías. La incorporación de nuevos
territorios a los procesos de acumulación del capital puede ser base para el entendimiento
de dicha posición:
Los procesos de expansión geográfica a través de los cuales el capital logra
incorporar nuevos ordenes espaciales a la lógica del valor, los desplazamientos
temporales, la búsqueda de nuevas zonas de explotación y el impulso a la
emergencia de nuevas modalidades de apropiación sobre recursos y territorios ya
incorporados a la dinámica productivista, se constituyen en mecanismos
privilegiados por los capitalistas para resolver las crisis de determinados sistemas
territoriales. (Jiménez, 2012, pág. 152)
La incorporación de este orden espacial a la lógica de flujo de capital es palpable a través
de la definición de su propia funcionalidad de integración desarrollada en el Plan de
Ordenamiento Zonal (POZ) Nuevo Usme:
La centralidad a ser desarrollada por el POZ tiene una función de integración
nacional e internacional dentro de la estrategia de ordenamiento del Distrito, gracias
a su localización dentro de las rutas de transporte de personas, alimentos, materias
primas y productos, favorecida por su conexión vial con la región, los Llanos
Orientales y Venezuela. (Artículo 24 del Decreto distrital 190 de 2004). En
consecuencia, la Centralidad del POZ concentrará actividades de carácter regional,
relacionadas con la agroindustria, el comercio y el transporte, ligadas al corredor
vial Villavicencio - Bogotá – Girardot. (Decreto 252, 2007, Art. 44)
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
56
La interconexión de las vías Villavicencio- Bogotá- Girardot, así como de los Llanos
Orientales y Venezuela, muestra los proyectos de gran escala que tiene el capital para la
comercialización terrestre de productos estratégicos en el extranjero. Según Jiménez
(2012) en el estudio de la Valorización Capitalista de la Orinoquía “Los (nodos logísticos)
de orden interno, son los nodos que cumplen la función de puente entre la región y los
mercados adyacentes Andinos, conectados transversalmente de la siguiente manera:
Mocoa-Tumaco, Caquetá-Neiva, Villavicencio-Bogotá, Yopal-Tunja, Arauca-Santanderes”
(p. 174).
No hay que perder de vista entonces, la delimitación de la OENU y el cambio de suelo de
uso rural a urbano, como producto de un proceso de conexión local y global del capital en
nuestro país. Esto brinda un marco de interpretación para el proceso de planeación e
implementación del proyecto, lo delimita. Esto no significa que el proyecto se reduzca al
análisis macro, ya que, según su propia concepción, busca desarrollar un área equilibrada
de vivienda y servicios, lo que sugiere enfatizar este marco general en las relaciones
complejas que la frontera urbano rural y la construcción de un nuevo proyecto urbanístico
generan en el territorio local.
57 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
Fuente: presentación profesor Carlos Torres Seminario popular “pa que casa si no hay zapatos”.
Evento promovido por organizaciones comunitarias de Usme. 2012.
La construcción del borde urbano-rural de Usme (y por lo tanto de la ciudad de Bogotá)
tiene como fin evitar la expansión urbana a través del reasentamiento de familias
campesinas en el Plan parcial N.4, uno de los 4 planes parciales de la operación. Las
familias campesinas serían provenientes de los Planes parciales N. 1 y N. 2 que se
convertirían en suelo urbano. Este Borde se desarrolla dentro de la Cuenca del rio Tunjuelo
y tiene como fin:
i) la conformación de una estructura de espacios públicos y privados articulados en
torno al agua manejada con criterios de sostenibilidad, ii) la conservación del medio
natural mediante la generación de corredores ecológicos de protección en especial
a las fuentes hídricas, y iii) el reconocimiento de un modelo de desarrollo progresivo
Imagen 4. Gráfico OENU.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
58
de la vivienda, con acompañamiento técnico y previsión de usos complementarios
productivos. (Decreto 252, 2007, art. 8)
La situación anexa a la conformación del borde es el “reasentamiento productivo de
comunidades campesinas”, que se desarrolla a partir de la estrategia de ayuda a
comunidades campesinas, teniendo como objetivos, apoyar la construcción del borde
urbano—rural, fortalecer el entorno ecológico y el agua, las actividades agropecuarias y
vida campesina, con el fin de prevenir la expansión urbana y la organización informal
(Decreto 252, 2007).
Estos dos tipos de intervenciones complejas, hacia el ecosistema y la población campesina,
generan contradicciones entre sí, pues pretenden crear una contención de la urbanización
a través de las comunidades campesinas como instrumento contra la urbanización informal
por un lado, mientras desplaza a dichas comunidades para lograr un proyecto de
urbanización e interconexión con la vía a los llanos orientales. La equidad territorial de las
comunidades campesinas es planeada bajo la perspectiva externa de un bien mayor (la
urbanización) que, bajo la lógica de la competitividad, permite mayores rendimientos de
ocupación de suelo y flujo de capitales, pero que en definitiva no cumple con la intención
de un área equilibrada ni un concepto de sustentabilidad en su implementación por dos
razones principales.
59 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
Nota: Elaboración propia
La primera es que las comunidades campesinas no quieren ser reasentadas, pues el
territorio que en la actualidad habitan tiene condiciones físicas, culturales y sociales que
indudablemente no pueden ser trasladadas a otro terreno, se trata de la concepción de la
identidad campesina y del territorio, que en el caso del proyecto se reduce a una
concepción física, la del uso del suelo. En un reciente estudio de percepción ciudadana
realizado en la localidad de Usme, se demuestra que las comunidades asentadas en lo que
Tabla 2
Objetivos generales planes parciales OENU
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
60
serán los planes parciales N. 1 y N. 2 ven al proyecto como una amenaza, que se
representa tácitamente en la posibilidad de expropiación administrativa:
El clúster o grupo 1 (UPZ Ciudad Usme y Zona Rural) determinó que el principal
problema de la urbanización de tipo legal es la Operación Estratégica Nuevo Usme,
donde se construirá vivienda de interés social y privada en veredas como la
Requilina, Olarte y Chiguaza. Esta urbanización competirá con los desarrollos de
tipo informal en la localidad, pero para esta población las zonas rurales y
campesinas son patrimonios históricos y ancestrales que serán desplazadas por un
tipo de construcción que no encaja con el paisaje rural” (Langebeck,Evelin, 2016).
La segunda razón es que, si es necesario el reasentamiento productivo de comunidades
campesinas para la preservación de la ruralidad y el freno de la expansión urbana en un
sector específico del territorio, es incomprensible la baja articulación y nivelación de los
objetivos ambientales con los objetivos de expansión urbana. No existe una planeación
alrededor del ecosistema actual ni futuro del territorio, y en la actualidad los avances de
implementación (mínimos) se encuentran alrededor del Plan N. 2 de urbanización, y no de
la construcción concertada del borde urbano rural, lo que genera el freno ambiental del
proyecto. Como lo señala la Contraloría (2012):
No se ha desarrollado la política ambiental (…) donde el agua es la principal variable
de diseño en el modelo de ocupación del suelo y se reconoce la necesidad de dar
un manejo sostenible a este recurso (...) tanto en la productividad agrícola (mediante
agricultura urbana en la vivienda y productividad rural en el área del borde urbano
– rural), como modelo de desarrollo urbano propuesto. La Operación Estratégica
Nuevo Usme, no se ha articulado al Macroproyecto del río Tunjuelito, siendo esta
una alternativa de construcción de borde, en una porción de la cuenca de dicho río.
(pág. 11)
El proyecto en su intención de generar sustentabilidad, equilibrio urbano-rural, no ha
logrado comprender el universo de vida campesina de la localidad, ni adecuar la Operación
a las realidades ecosistémicas, que entre otras refieren a la existencia de Reserva Forestal
en los futuros terrenos de expansión urbana, lo que a lo largo de más de 10 años ha
generado críticas de las mismas instituciones ambientales, frenando el proyecto y
demostrando una dependencia de los objetivos de equidad territorial rural al desarrollo
urbanístico de integración.
61 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
Si los objetivos principales alrededor de la preservación de la estructura ecológica no han
sido los objetos principales de la OENU, el estudio del proyecto específico de urbanización
y su dinámica de conexión nacional, provee elementos para entender las prioridades
efectivas de implementación del proyecto.
El proyecto de urbanización (el Plan parcial N. 1), busca el desarrollo de “una oferta
inmobiliaria variada, con énfasis en la generación de lotes con urbanismo y módulo básico
de vivienda, la diversidad de estratos y la localización de actividades industriales, de
servicios y dotacionales” (Decreto 252, 2007, art 11). El modelo de vivienda debe a su vez
integrar estrategias sociales para que ésta se convierta en vivienda productiva. Sin
embargo, la intención de incluir 40% de lotes con urbanismo y módulo de vivienda, según
la Contraloría (2012) no ha existido, pues “Metrovivienda no ha ejecutado un modelo de
lote con urbanismo y módulo básico de vivienda, que se conciba como la unidad productiva”
(p. 11). Se plantea aquí la relación entre el gremio de los constructores, la comunidad y los
entes institucionales, pues no ha sido posible socializar y retroalimentar los avances
técnicos del programa con la comunidad.
De igual manera sucede con la construcción de equipamientos en este plan parcial, donde
se busca “ubicar los servicios urbanos básicos relacionados con actividades agrícolas en
límites con el suelo rural, para asegurar la protección de estas zonas y una adecuada
transición de usos” (Decreto 252, 2007, art. 12). Sin embargo, a este respecto “se inició el
proceso de comercialización de los terrenos, para lo cual se declararon desiertas las
licitaciones, tan sólo se realizó la construcción de la Avenida Usminia, la cual se encuentra
sin conexiones a las vías arteriales de la ciudad” (Contraloría de Bogotá, 2012, pág. 12)
El proceso de expansión de suelo urbano entonces, a pesar de ser un objetivo de
planeación estratégica del Distrito, tampoco ha logrado avanzar en una planeación
ordenada del territorio que tenga en cuenta condiciones mínimas para los habitantes
futuros. El proceso de loteo, construcción y equipamiento se encuentra atrasado por la
relación disímil entre instituciones-constructores-comunidad, donde las primeras están
encontrando límites de una planeación no concertada con las demás partes, que en este
momento tiende a fortalecer las estrategias para apropiarse de los terrenos y atraer
constructores al proyecto, en un clima de suelo “poco rentable” para éstos, sobre la
priorización de construcción de equipamientos y una estructura de bienes y servicios que
ayude a minimizar el déficit cualitativo de vivienda y avance en la perspectiva de los
derechos sociales.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
62
No es posible caracterizar la OENU como un proyecto que a la actualidad se haya enfocado
en el cumplimiento de objetivos de construcción de un área equilibrada en el borde urbano-
rural de vivienda, servicios urbanos ni actividades productivas, por el profundo
desconocimiento de la cultura campesina, el ecosistema de reserva y borde del páramo del
Sumapaz que pretende urbanizar, y la falta de concertación con los actores sociales sobre
los instrumentos de planeación efectivos para una operación que cambia el carácter
socioeconómico y cultural actual del mismo.
Bajo esta premisa, la OENU se encuentra estancada en sus estrategias conexas al
desarrollo urbanístico y de construcción de borde (estructura de servicios y ecológica en
relación al POT respectivamente). Sin embargo, en lo que refiere al uso de integración del
territorio, este tiene la capacidad de desarrollarse como centralidad de eje de integración
llanos / Nuevo Usme de manera independiente a estas estrategias a partir de la estrategia
de promoción económica del contexto regional, contenida en el Plan de Ordenamiento
Zonal, dando vida al enfoque de la operación estratégica; “la Centralidad del POZ
concentrará actividades de carácter regional, relacionadas con la agroindustria, el comercio
y el transporte, ligadas al corredor vial Villavicencio - Bogotá – Girardot” (Decreto 252, 2007,
art. 44).
Así, como en el caso del POT, la estructura socioeconómica y espacial, tiene directrices y
proyectos que se superponen a la estructura ecológica principal y de servicios en este caso
referidos como conflictos urbano-rurales y de urbanización, teniendo la estrategia de
promoción económica como principal directriz:
Desarrollar actividades logísticas de almacenamiento, procesamiento y distribución
de alimentos de carácter regional; concentrar actividades de almacenamiento,
empresariales e industriales en parques eco eficientes relacionadas preferiblemente
con los productos que se generen, almacenen o distribuyan en el área, y contar con
terminales de transporte interurbano de personas y de carga. (Decreto 252, 2007,
art. 45)
Desarrollos que se planean a través de dos proyectos principales “puesta en marcha de un
Centro de actividades productivas y servicios en la Centralidad Eje de Integración Llanos -
Nuevo Usme, sobre la Autopista al Llano” y el “diseño, gestión y desarrollo de usos
dotacionales según la zonificación de áreas de actividad del POZ, en el cual se busque
63 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
localizar una terminal de transporte de carga y pasajeros, un nodo de abastecimiento,
varios equipamientos deportivos, culturales y educativos” (Decreto 252, 2007, art. 45).
La OENU en su concepción busca que tanto los “usos dotacionales” como la construcción
de un borde urbano-rural sean utilizados en función de la centralidad de integración como
principal característica socioeconómica y espacial del territorio, donde al igual que el POT,
las posibilidades de la operación en redefinir la equidad territorial del sur de Bogotá, están
delimitadas por una organización del espacio que privilegia en este caso la potenciación de
la agroindustria, en especial de alimentos, así como la comercialización y transporte de
diversas mercancías hacia la frontera oriental y suroriental del país.
No es posible señalar que la OENU en su conjunto no pueda cumplir con objetivos de
provisión de vivienda y equipamientos, pero en su concepción estos elementos siguen
subordinados al proceso de flujo de mercancías y la creación de zonas productivas que se
integren en este mercado, dejando en segundo lugar las preocupaciones por la estructura
ecológica principal de la ciudad y la vida campesina, que así se encuentren en el proyecto,
se supeditan a la concepción de competitividad que en el conjunto del POT desarrolla. Esta
afirmación se evidencia además del conjunto de su concepción, en el estado de
implementación del proyecto y las tensiones que se van dilucidando entre lo urbano-rural y
lo que los y las habitantes de la ciudad consideran una vivienda digna y un espacio
habitable.
1.3 Conclusiones del capítulo
En Latinoamérica, el neoliberalismo entendido como proyecto de clase y dogma político
económico impuesto desde mediados del siglo XX hasta la actualidad triunfó. A su vez,
este proyecto vino aparejado con el proceso de globalización, que consiste en una
reorganización espacial a escalas múltiples, con el objetivo de insertar de una manera
eficiente a los países en el mercado mundial, sin alterar su posición en la división
internacional del trabajo.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
64
En Latinoamérica, la reestructuración que supuso la globalización neoliberal afianzó un
patrón de acumulación primario extractivo exportador, generando mayores índices de
desigualdad en la región y concentrando más poder y capital en los sectores hegemónicos.
De igual modo, en las capitales de América Latina, el proyecto de globalización neoliberal
tuvo asidero en el discurso urbanismo presente en la década de los noventa, que comenzó
a replantear la ciudad bajo criterios de competitividad e integración al mercado mundial,
través de proyectos urbanísticos de gran escala.
En Colombia, este proceso se hace evidente en el Plan de Ordenamiento Territorial POT
expedido en el año 2000 (aprobado por el alcalde Enrique Peñalosa y posteriormente
modificado por el alcalde Antanas Mockus). La concepción de ordenamiento territorial
presente en el POT vincula de manera explícita la planeación estratégica con la
competitividad y la articulación económica a múltiples escalas, generando un modelo de
ciudad donde la sostenibilidad social, económica e incluso ambiental son instrumentos para
mejorar la competitividad.
Las operaciones estratégicas y las centralidades de integración como instrumentos de
planeación territorial son la base de la estructuración económico-social de la ciudad de
Bogotá.
La competitividad es el criterio bajo el que se rige el desarrollo de dichas operaciones y
centralidades, evidenciando como objetivo principal del POT la consolidación de ventajas
comparativas y competitivas en la ciudad, priorizando la reestructuración de los territorios
con centralidades de integración nacional e internacional.
En la OENU confluyen dos procesos específicos, la relación urbano-rural alrededor de la
preservación del ecosistema y la cultura campesina, así como el proceso de expansión
territorial o urbanización. Estos dos procesos son contradictorios entre sí, generando una
subordinación de la ruralidad a la ocupación urbana del suelo para el flujo y
comercialización de mercancías.
La posición geoestratégica de Usme como vía de conexión con los Llanos Orientales y la
Orinoquía es el marco de conexión económica global-local bajo el que se generan las
contradicciones entre preservación del ecosistema, cultura campesina y urbanización.
65 1. CAPITULO 1: El proyecto de ciudad global-neoliberal en Latinoamérica
La OENU se encuentra estancada en la implementación de sus estrategias ambientales y
de urbanización por las organizaciones campesinas el profundo desconocimiento de la
cultura campesina, el ecosistema de reserva y borde del páramo del Sumapaz que
pretende urbanizar, y la falta de concertación con los actores sociales sobre los
instrumentos de planeación.
Las posibilidades que tiene la OENU para redefinir la equidad territorial al sur de Bogotá
serán delimitadas por la capacidad que la operación tenga en cumplir su objetivo
económico de potenciar la agroindustria, y la comercialización y transporte de diversas
mercancías hacia la frontera oriental y suroriental del país.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
66
2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
La acumulación por despojo, como mecanismo para solucionar la crisis de
sobreacumulación capitalista desencadenada durante la década de los setenta, se ha
venido manifestando de una manera intensa en Latinoamérica. En nuestra región, además
del despojo asociado al proceso que algunos académicos llaman de “ofensiva extractivista”
(Svampa,Viale, 2014; Gudynas, 2012; Osorio, 2012), que se ha desarrollado
principalmente en zonas rurales: sabanas, selvas, páramos, bosques, etc., también se ha
venido presentado en los grandes centros urbanos. Estos (despojos) están frecuentemente
asociados a proyectos de urbanización, renovación urbana, organización de mega eventos,
e incluso también, para el caso bogotano, procesos de expansión urbana.
Es importante señalar que estos procesos de despojo urbano, también contribuyen
activamente a producir y/o reproducir un tipo específico de espacialidad, que sirve al
propósito de la integración de la región y de las ciudades en el mercado mundial en el
marco de la globalización de corte neoliberal.
De acuerdo a lo anterior, el presente capítulo se concentra en examinar el proceso de
despojo que ha acarreado para los habitantes de la zona rural de la localidad de Usme la
reorganización espacial concebida en el mega proyecto de expansión urbana “Operación
Estratégica Nuevo Usme”. Esta experiencia convierte el caso de la capital colombiana en
un escenario contemporáneo de lucha contra procesos de despojo en escenarios urbanos.
La estructura del capítulo es la siguiente: primero se abordará el concepto de acumulación
por despojo acuñado por David Harvey. Luego se explicará cómo se ha desarrollado el
proceso de despojo en Latinoamérica; seguidamente, se describirán algunas experiencias
contemporáneas de acumulación por despojo que tienen lugar en escenarios urbanos para,
finalmente, analizar las implicaciones en términos del proceso de despojo que se desarrolla
en la ciudad de Bogotá a propósito de la Operación Estratégica Nuevo Usme.
67 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
2.1 De la acumulación originaria a la acumulación por
despojo
El debate sobre el papel del despojo ha atravesado varios estados a fin de determinar su
papel en la historia del capitalismo. Originalmente represento el rol de ser el punto de
partida para el desarrollo del modo de producción, a partir de la separación entre los
trabajadores y el capitalista; luego, resucito en épocas coloniales e imperialistas y se le
otorgo el papel de incorporar espacios marginales para acumular botines más allá de los
ya expoliados en las fábricas de los estados centrales; y más recientemente, se ha
reeditado para explicar el usufructo voraz que sufren nuestras montañas, ríos, llanuras por
cuenta del extractivismo.
En este capítulo, abordaremos los que hemos considerado son los aportes más
significativos al debate, para luego poder establecer como esta categoría nos es útil para
explicar el conflicto socio espacial que tiene lugar en la localidad de Usme en la ciudad de
Bogotá.
Desde su nacimiento, el capitalismo ha recurrido al ejercicio permanente del despojo sobre
la naturaleza, los seres humanos y sus modos de vida para superar crisis, expandir su
influencia y mantener la explotación del hombre por el hombre
Para ello, necesita separar a los hombres de sus medios de producción y
reproducción de la vida a fin de convertirlos en fuerza de trabajo “libre” –
desposeída- y susceptible de ser explotada; transformar a la naturaleza en un mero
medio de producción y a todos los procesos vivos que le son inherentes en
potenciales mercancías; y destruir todas aquellas relaciones sociales,
constelaciones culturales y lenguajes de valoración propios de otras matrices
civilizatorias no predatorias para subsumirlas a la lógica unidimensional del
mercado, el tiempo abstracto, el individualismo y la ganancia privada. (Composto,
2012, pág. 325)
Fue Marx quien en el primer tomo de “El Capital” planteó en el célebre capítulo 24 el
problema de la acumulación originaria. La acumulación originaria es el proceso que
engendra al capitalismo mediante la disociación entre el obrero y la propiedad sobre las
condiciones de su trabajo, proceso que de una parte convierte en capital los medios
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
68
sociales de vida y de producción, mientras de otra parte convierte a los productores directos
en obreros asalariados. No es más que el proceso histórico de disociación entre el
productor y los medios de producción. Se llama originaria porque forma parte de la
prehistoria del capital y del régimen capitalista de producción (Marx, 2006). Le dicen pecado
original económico, haciendo una analogía con el pecado original bíblico, porque se
considera el punto de partida para que se desarrolle el capitalismo en su escala ampliada7
(Composto & Ouviña., 2009).
El primer y principal efecto de la acumulación originaria es el de propiciar la escisión entre
una masa de proletarios “libres” y una minoría capitalista dueña de los medios de
producción (Marx, 2006). Este es el fundamento material que inaugura el proceso de
acumulación capitalista y es garantizado por la acumulación primitiva. Es en tanto esta
consecuencia fundamental que debe ser considerada originaria o primitiva. Ahora bien, los
mecanismos utilizados para consolidar la separación entre propietarios de los medios de
producción y la nueva clase proletaria, que no tiene que ofrecer al mercado más que su
fuerza de trabajo, están sustentados en la depredación, el fraude, el uso de la violencia y
el despojo. Sin embargo, este proceso, que Marx llama de acumulación primitiva u
originaria basada en el despojo violento de una clase sobre otra, no tiene nada de
“prehistórico” y más bien es un mecanismo que se encuentra vigente, ¿en razón a qué?
Es Rosa Luxemburgo quien retoma el concepto de acumulación originaria descrito por Marx
para analizar el imperialismo de fines del siglo XIX y principios del XX, y señalar el carácter
continuo de los mecanismos de violencia y despojo como componentes inherentes de la
acumulación capitalista, “particularmente en lo que respecta a la política imperial en las
colonias”
Rosa Luxemburgo afirma que para que dicho proceso tenga lugar, es necesaria la
existencia y la disponibilidad de terceros sectores sociales (campesinos, clases
medias), más allá del capital y el trabajo como clases antagónicas, así como de
espacios geográficos no capitalistas proveedores de materias primas y fuerza de
trabajo barata, nuevos mercados y renovados espacios de inversión, rol que
7 Entendemos por escala ampliada el momento en el que se desarrollan las relacionas “formales” de explotación capitalista mediadas por el fetichismo de la mercancía, la extracción de plusvalía, la enajenación en el trabajo, etc.
69 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
históricamente han cumplido las colonias. (Composto & Navarro, 2014, pág. 37 y
38)
De esta manera, Rosa Luxemburgo afirma que el proceso que Marx describió como
originario o primitivo no es tal, y que por el contrario, se repite en la historia en los márgenes
de las naciones capitalistas centrales, como Inglaterra, y que cumple un papel fundamental
en los procesos de colonización de la época y en la reproducción del capitalismo europeo.
Por lo tanto, Luxemburgo concluye que
El capital no puede desarrollarse sin los medios de producción y la fuerza de trabajo
de todo el planeta, pero dado que éstos aún se encuentran ligados a formas sociales
pre-capitalistas, surge el impulso para someterlos y expropiarlos en forma virulenta,
mediante su socavamiento y posterior mercantilización. (Composto & Navarro,
2014, pág. 38)
De acuerdo a lo anterior, Luxemburgo logra establecer que el capitalismo central
(encarnado en los países imperialistas europeos), necesita de la integración a través del
despojo, de nuevos espacios, formas de vida y fuerza de trabajo no capitalistas, para
desarrollarse a escalas cada vez más dominantes. Además, sostiene que sin este proceso
de despojo no habría sido posible la reproducción del capitalismo central formalmente
establecido.
Otro aspecto fundamental que señala Luxemburgo, y en el que coincide con Marx, es el
papel fundamental que desempeña el Estado como agente y garante del despojo, “sea a
través del ejercicio del monopolio de la fuerza sobre los territorios en disputa, la presión
tributaria y crediticia sobre las tierras, o bien el abaratamiento forzado de los productos que
la economía natural y campesina produce”. (Composto & Ouviña., 2009, pág. 7)
Más recientemente han aparecido nuevos análisis que, inspirados en Marx y en Rosa
Luxemburgo, son utilizados para estudiar procesos contemporáneos de despojo en el
mundo y, particularmente, en Latinoamérica. Estos desarrollos intelectuales coinciden en
señalar que el despojo no solo no hace parte exclusiva de la transición del feudalismo al
capitalismo (acumulación originaria), o de los procesos coloniales del siglo XIX sino que,
además, son procesos permanentes en la lógica de acumulación capitalista hasta nuestros
días.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
70
Un autor destacado en estos nuevos desarrollos analíticos es el italiano Massimo De
Angelis8. Según De Angelis (citado por Composto & Navarro; 2012) la acumulación
primitiva no puede ser reducida a un acontecimiento histórico del pasado, por el contrario,
se encuentra necesariamente presente en los sistemas capitalistas actuales como proceso
inherente que, dada la naturaleza conflictiva de las relaciones capitalistas, asume un
carácter continuo en el tiempo.
Para, De Angelis, (citado por Composto & Navarro; 2012),
la acumulación originaria es un proceso inherente y permanente incluso en las
sociedades del capitalismo maduro, que se expresa mediante la continuación de la
separación violenta entre las personas y, no solamente sus medios de producción,
sino sus condiciones de vida en general, lo que podríamos denominar “lo común”;
y sostiene que, por ejemplo, el neoliberalismo es una expresión actual de la
acumulación originaria, en tanto ha avanzado sobre formas comunitarias, territorios,
relaciones sociales que estaban por fuera de la órbita del mercado como resultado
de luchas sociales históricas. (pág.4)
En ese sentido el proyecto neoliberal, que de diversas maneras avanza sobre los bienes
comunes sociales en nombre del libre mercado, se puede interpretar como una moderna
forma de despojo, que algunos denominan como “nuevos cercamientos” (Composto &
Ouviña., 2009), rememorando el cercamiento de tierras a los campesinos ingleses descrito
por Marx en el capítulo 24 de “El capital”.
Igualmente, el autor italiano señala el papel reactivo que cumple el despojo en la lucha de
clases, así:
Dado que, para Marx, las luchas de la clase trabajadora constituyen un elemento
continuo de la relación de producción capitalista, el capital debe involucrarse en
estrategias de acumulación primitiva para recrear las “bases” de la acumulación
[propiamente dicha]. (…) En determinando punto los conflictos de clase crean
cuellos de botella en el proceso de acumulación en una dirección que reduce la
distancia entre productores y medios de producción, y cualquier estrategia utilizada
para recuperar o revertir este movimiento de asociación merece entrar en la
8 Profesor en University of East London.
71 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
categoría –consistente con la teoría y definición de Marx- de acumulación primitiva.
(De Angelis, 2012)
En consecuencia, De Angelis afirma que cuando la reproducción ampliada es amenazada
por las luchas sociales, el capital utiliza el despojo como estrategia para reconfigurar las
condiciones de acumulación, lo que quiere decir que la acumulación originaria operaría
como una estrategia del capital frente al avance de la lucha de clases (Holloway, 2012).
En síntesis, asistimos a una etapa de “nuevos cercamientos” en donde el despojo opera
reactivamente para frenar el avance de las lucha de clases y garantizar el normal
funcionamiento de la acumulación ampliada.
Por otro lado, Werner Bonefeld9 va más allá que De Angelis y sostiene que la acumulación
primitiva “también debe entendérsela como el fundamento de las relaciones sociales
capitalistas y, por ende, de la constitución de la sociedad a través de la cual subsiste la
explotación del trabajo” (Bonefeld, 2012, pág. 1). Es decir, no sería un mecanismo
excepcional que opera solamente en situaciones en las que la producción de capital se
pone en cuestión, sería más bien un proceso continuado y fundamental en las relaciones
capitalistas de producción.
Para Bonefeld, la acumulación primitiva es, de hecho, la base de las relaciones sociales
capitalistas y por ende de la constitución de la sociedad a través de la cual subsiste la
explotación del trabajo. En otras palabras, los desarrollos contemporáneos de la
acumulación primitiva no son casuales. El argumento, entonces, es que la acumulación
primitiva se reproduce constantemente, ya sea en términos de la renovada separación de
nuevas poblaciones de los medios de producción y subsistencia, o en términos de la
reproducción de la relación salarial dentro de las relaciones “establecidas” del capital
(Bonefeld, 2012, pág. 2).
De acuerdo a lo anterior, la acumulación “primitiva” es un pilar fundamental en la
reproducción de las relaciones sociales capitalistas, y entender la acumulación primitiva
como un mero periodo de transición no permite ver que el divorcio entre los medios de
producción y el trabajo es la condición y el supuesto de la explotación capitalista del trabajo
(Bonefeld, 2012). Lo que quiere decir que el despojo no es un hecho que se encuentre por
fuera de la reproducción ampliada del capital solamente, un hecho extra económico, es
9 Profesor en el departamento de Política de University of York
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
72
más bien el fundamento de la explotación de las relaciones capitalistas en la medida que
se reproduce constantemente en ellas. Entonces:
No puede existir la acumulación capitalista sin la reproducción continua del divorcio
entre el trabajo y sus condiciones. (…) Los supuestos del capital que
originariamente aparecían como condiciones de su devenir –y que por tanto aún no
podían surgir de su acción como capital–, se presentan ahora como resultados de
su propia realización, (…) la acumulación primitiva no es sólo una época histórica
que precediera las relaciones sociales capitalistas, y a partir de la cual emergiera el
capital. Entraña, fundamentalmente, el supuesto constitutivo a través del cual
subsiste el antagonismo entre el capital y el trabajo: la acumulación primitiva es “el
fundamento general del sistema capitalista y por lo tanto, del trabajo asalariado. (…)
La mercantilización de la capacidad productiva humana como trabajo asalariado
implica que la práctica social, humana, confronte sus condiciones como ajenas,
como condiciones de explotación, condiciones que aparecen y así existen,
contradictoriamente, como relaciones entre cosas. (Bonefeld, 2012, págs. 4,5,7)
Por lo tanto, la reproducción de las relaciones capitalistas, en las que se asume al
trabajador despojado de los medios de vida, al capitalista como dueño de los medios de
producción y el trabajo y los productos del mismo como cosas, como mercancías que se
intercambian, es en sí un proceso fundamentado en el despojo continuado, en la media en
que se naturaliza la separación entre el trabajador y los medios de producción y como
impersonal e individual el proceso del trabajo.
De modo que el proceso de separación entre los productores y sus condiciones de
existencia (despojo) persiste en la actualidad como fundamento constitutivo de las
relaciones de explotación, que debe ser constantemente reafirmado a fin de mantener a
los trabajadores ligados al ámbito de la producción de plusvalía y, así, garantizar el correcto
funcionamiento de la reproducción ampliada (Composto & Navarro; 2014).
No obstante, (…) Bonefeld llama la atención sobre la fragilidad e inestabilidad que
caracteriza dicha escisión, en tanto se encuentra atravesada por un antagonismo
social irreductible. De ahí que, más que referirnos a la separación como un proceso
que se constituye plenamente, debamos hablar de un proceso constantemente
disputado –entre mercantilización y desmercantilización, alienación y
desalienación–, cuya persistencia o retroceso se pone en juego de forma constante
73 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
y nunca definitiva, en el devenir incierto de la lucha de clases. (Composto & Navarro;
2014, pág. 46)
En síntesis, Bonefeld nos invita a ubicar los procesos de despojo también dentro de los
márgenes de la contradicción capital-trabajo, como un mecanismo para reafirmar la
explotación de la fuerza de trabajo en el ámbito productivo.
Por su parte, nos vamos a referir al concepto de acumulación por despojo propuesto por el
geógrafo David Harvey10, ya que nos permite entender que el proceso de despojo tiene
implicaciones en la construcción de espacialidad. Según el catedrático de origen británico,
la acumulación capitalista en los últimos treinta o cuarenta años ha dependido cada vez
más del despojo y cada vez menos de la expansión de la producción real (Harvey, 2011).
Para Harvey (2003) “la incapacidad de acumular a través de la reproducción ampliada
sobre una base sustentable ha sido acompañada por crecientes intentos de acumular
mediante la desposesión” (pág. 100).
Esto se explica por lo que Harvey denomina acumulación por despojo. Concepto acuñado
para explicar, recogiéndose en el concepto de acumulación originaria o primitiva descrito
por Marx, la dinámica permanente de acumulación basada, precisamente, en el despojo.
La acumulación por desposesión puede ocurrir de diversos modos y su modus
operandi tiene mucho de contingente y azaroso. Así y todo, es omnipresente, sin
importar la etapa histórica, y se acelera cuando ocurren crisis de sobreacumulación
en la reproducción ampliada. (Harvey, 2003, pág. 115)
La teoría de la acumulación marxiana, nos advierte sobre la tendencia inherente del modo
de producción capitalista a generar sus propias contradicciones y crisis. Marx concluye que
el capitalismo tiende activamente a producir algunos de los obstáculos a su propio
desarrollo. Esto significa que en el sistema de acumulación capitalista las crisis son
endémicas (Harvey, 2007). Las diversas manifestaciones de la crisis derivan,
principalmente, de la tendencia a la sobreacumulación.
La sobreacumulación se explica por el hecho de que durante el proceso de acumulación
capitalista puede generarse un exceso de capital que no encuentra lugar para ser
reinvertido, pues al ser generado no se tuvieron en cuenta los límites y las posibilidades
10 Profesor en City University of New York.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
74
del mercado. El hecho de que exista un exceso de capital en relación con las posibilidades
de emplear ese capital significa que ha habido una superproducción de capital (en forma
de súper producción de mercancías) en una fase precedente y que los capitalistas están
invirtiendo en exceso y sub consumiendo el excedente en la fase actual (Harvey, 2007).
Estas crisis por lo general son contrarrestadas de la siguiente forma:
a) el desplazamiento temporal a través de la inversiones de capital en proyectos de
largo plazo o gastos sociales (…) b) desplazamientos espaciales a través de la
apertura de nuevos mercados, nuevas capacidades productivas y nuevas
posibilidades de recursos y de trabajo en otros lugares, O c) alguna combinación de
a y b. (Harvey, 2003, pág. 100)
Estas medidas se refuerzan hasta que se creen las condiciones adecuadas para renovar
la acumulación. Así mismo, las crisis periódicas deben en general tener el efecto de ampliar
la capacidad productiva y renovar las condiciones para una nueva acumulación (Harvey,
2007), a través de ajustes espacio-temporales, “esto significa que la producción de
excedentes puja sobre las fronteras internas y externas del sistema, para la incorporación
permanente de nuevos territorios, ámbitos, relaciones sociales y/o mercados futuros que
permitan su realización rentable” (Composto, 2012, pág. 326).
De esta forma, la expansión geográfica y la reorganización espacial son opciones posibles
para lograr este resultado (Harvey, 2003). De tal manera que el capital necesita expandirse
geográficamente para solucionar sus crisis de sobreacumulación. Esto lleva implícito, por
supuesto, un mecanismo para la organización, reproducción y disposición espacial
sustentado en el despojo. Sin embargo, estas soluciones espacio-temporales, anota
Harvey, basadas en la expansión y/o restructuración geográfica para solucionar los
problemas endémicos (sobreacumulación) del capital, resultan insuficientes y temporales,
es más, a la postre generan nuevas crisis
El capital, en su proceso de expansión geográfica y desplazamiento temporal que
resuelve las crisis de sobreacumulación a la que es proclive, crea necesariamente
un paisaje físico a su propia imagen y semejanza en un momento, para destruirlo
luego. Esta es la historia de la destrucción creativa (con todas sus consecuencias
sociales y ambientales negativas) inscripta en la evolución del paisaje físico y social
del capitalismo. (…) Generalmente surge otra serie de contradicciones dentro de la
75 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
dinámica de las transformaciones. Si existen excedentes de capital y de fuerza de
trabajo dentro de un territorio determinado (como por ejemplo un estado nación) que
no pueden ser absorbidos internamente (ya sea mediante ajustes geográficos o
gastos sociales), deben ser enviados a otro lugar a fin de encontrar un nuevo terreno
para su realización rentable para no ser devaluados. (Harvey, 2003, pág. 103)
Aquí, el proceso que Marx llamó acumulación primitiva u originaria constituye en opinión
de Harvey un motor importante y permanente en la configuración histórica de la geografía
del capitalismo. Considera que este proceso se viene repitiendo en la historia como fórmula
para aliviar las crisis de sobreacumulación.
Los mecanismos de esta acumulación por desposesión son en esencia los mismos
identificados por Marx en la acumulación originaria, me refiero al despojo violento y a la
barbarie. Estos métodos o procesos se fundamentan en
la depredación, el fraude y la violencia, e implican procesos como la
mercantilización y privatización de la tierra y la expulsión por la fuerza de las
poblaciones campesinas; la conversión de varios tipos de derechos de propiedad
(comunal, colectiva, estatal, etc.) en derechos de propiedad privada exclusivos; la
supresión del acceso a bienes comunales; la mercantilización de la fuerza de trabajo
y la supresión de formas alternativas (indígenas) de producción y consumo; los
procesos coloniales, neocoloniales e imperialistas de apropiación de bienes
(incluidos los recursos naturales); la monetarización del intercambio y los
impuestos, en particular sobre la tierra; la trata de esclavos; y la usura, la deuda
nacional y más recientemente el sistema de crédito. (Harvey, 2003, pág. 113)
Para asegurar estos procesos, el papel del Estado se hace indispensable al poner al
servicio de la desposesión el monopolio de la violencia y la definición de la legalidad. Aquí
el papel del Estado es central, apreciación que comparte con Marx y Luxemburgo.
Harvey también señala algunas nuevas formas o mecanismos de la acumulación por
desposesión como la sofisticación del sistema de crédito y las nuevas formas de
servidumbre por deuda; los dispositivos para privatizar el conocimiento por medio de los
derechos de propiedad intelectual; la biopiratería y el pillaje de la reserva mundial de
recursos genéticos en beneficio de media docena de empresas farmacéuticas (Harvey,
2003) y la privatización de empresas e instituciones públicas.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
76
Finalmente, Harvey sostiene que “desde los 70‘ el capitalismo global ha experimentado un
problema crónico y duradero de sobreacumulación”. Sin embargo, según el autor “la
volatilidad del capitalismo internacional durante estos años en términos de una serie de
ajustes espacio- temporales que han fracasado, incluso en el mediano plazo, para afrontar
los problemas de sobreacumulación” (Harvey, 2003, pág. 100).
Recapitulando, tenemos hasta aquí que los mecanismos que Marx describió para explicar
la acumulación originaria, se vienen repitiendo en la historia hasta nuestros días y han
servido al propósito de mantener la acumulación capitalista vigente. Así que debe
considerarse que es un proceso continuado y para nada excepcional. Estos mecanismos
bien pueden aparecer en el capitalismo periférico, pero también, dentro de las fronteras del
capitalismo central. Este proceso además se hace presente, de manera reactiva, en todo
escenario de disputa en el que el capitalismo necesita avanzar sobre espacios que no son
de su completo dominio, o bien, necesitan ser reconfigurados para intensificar la
acumulación bajo nuevos criterios. Sumado a lo anterior, es imperativo entender que el
despojo tiene una impronta espacial y por lo tanto ha sido protagonista en la producción de
una geografía capitalista. Y finalmente, estos mecanismos no serían posibles sin la gestión
del Estado.
Sin embargo, como veremos a continuación, la concepción de acumulación por despojo
privilegia un tipo de análisis que pierde de vista el hecho de que el despojo también es una
relación social, que involucra actores en permanente disputa contra las dinámicas sociales
que impone el capitalismo.
La teoría de la acumulación por despojo también ha tenido críticos, como Jhon Holloway11.
El escritor de origen Irlandés retomando las ideas de Bonefeld, considera que “pensar en
la acumulación originaria como etapa, implica concebir al capitalismo como una forma de
dominación cerrada donde no hay movimiento” (Holloway, 2012, pág. 2)
Según este autor
la acumulación originaria no es una etapa que se cierra, sino un proceso en
constante constitución que, por lo tanto, siempre está siendo cuestionado. (…)
11 Sociólogo y filósofo irlandés del marxismo autónomo.
77 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
hacer una separación entre constitución y existencia es fatal, porque te encierra
totalmente dentro de un mundo ya definido de antemano” (Holloway, 2012, pág. 2).
Además, Holloway llama la atención sobre los análisis que le dan importancia a la
“acumulación originaria” como proceso continuado que se presenta en “los márgenes” del
capitalismo central.
Me parece que lo que nos están diciendo es la acumulación originaria sigue, y sigue
por la acumulación por despojo en los países periféricos. Entonces, me parece que
eso implica cierta distinción entre el capitalismo constituido –aquel que se reconoce
como el “centro”–, realmente perdido para todo propósito revolucionario; y la
periferia, donde el capitalismo todavía se está constituyendo y, por lo tanto, existe
todavía la acumulación originaria con toda su violencia y también toda su
esperanza. (Holloway, 2012, pág. 3)
En ese sentido, hace una crítica al concepto de acumulación por despojo acuñada por
Harvey y señala:
entender el despojo como estrategia es muy importante. No hay duda de que el
despojo constituye actualmente un elemento central de la acumulación capitalista.
Pero no me gusta la idea de “acumulación por despojo”. No me gusta la idea de
pensar que habría dos formas de acumulación: la acumulación por explotación, en
las fábricas, por un lado, y la acumulación por despojo, de la naturaleza, por el otro;
me parece que este abordaje es equivocado. (Holloway, 2012, pág. 3)
Para Holloway, si entendemos la acumulación por despojo como algo separado de la
acumulación por explotación estamos perdiendo de vista la unidad del proceso de
acumulación de capital. Entonces, si nos referimos a la acumulación por despojo estamos
asumiendo que el capital depende de la riqueza de la tierra, pero eso es problemático,
porque no son los minerales, para citar un ejemplo, los que generan riqueza por sí mismos,
“tenemos que decir que el capitalismo depende de sujetos, de personas vivas. No
nos ayuda decir que depende de minerales, por ejemplo; ahí estamos perdiendo el
hilo un poco. (…) me parece muchísimo más útil pensar el despojo en términos de
una estrategia para superar la crisis de la explotación, y no como otra forma de
acumulación. (Holloway, 2012, pág. 4)
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
78
En suma, el autor parte del hecho de considerar que el problema fundamental sigue siendo
la explotación en el proceso del trabajo, para aceptar que el despojo opera allí dentro de
esa dinámica, como una estrategia para intensificar estos procesos o superar obstáculos
al mismo,
El capital tiene una dinámica que está inscrita en el hecho de que el valor está
constituido por el tiempo socialmente necesario para producir una mercancía, (…)
Entonces, el capital no sólo depende de nuestra subordinación, sino de que
aceptemos subordinarnos más mañana que hoy, (…) Y la crisis consiste en las
dificultades del capital en términos de su incapacidad de imponer esa subordinación
cada vez más acelerada. (…) Y eso implica diversas estrategias como la Ley del
Trabajo que se está discutiendo actualmente en México, y también estrategias para
sacar todo lo que se pueda sacar de la tierra. Pero como formas de manejar el
problema básico, que es la producción de la plusvalía de los trabajadores.
(Holloway, 2012, pág. 4)
En síntesis, Holloway nos invita a poner el énfasis del análisis en las relaciones sociales
contingentes que implica todo proceso de valorización capitalista, y de esta forma, dejar de
lado la lectura estructuralista que propone Harvey, para pensar en la posibilidad de
entender estos procesos como inacabados y siempre disputados.
En ese sentido, perder de vista el ámbito relacional y contingente humano de las dinámicas
de acumulación capitalistas, nos puede llevar a hacer lecturas de los procesos como
hechos definitivos, y desconocer que las luchas son irreductibles y que por lo tanto los
proceso de despojo siempre está en permanente tensión.
Entonces, como acabamos de ver, los procesos de despojo entendidos como estrategia
para superar las crisis que presenta la acumulación del capital, deben analizarse desde un
punto de vista menos estructuralista, porque se corre el riesgo de perder de vista las luchas
sociales que se le oponen. Ahora bien, es necesario en este punto entender como este
proceso se ha llevado a cabo en Latinoamérica, para poder comprender como se expresa
en sus ciudades y, así, abordar la experiencia en la ciudad de Bogotá.
79 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
2.2 Acumulación por despojo y extractivismo en
Latinoamérica
En los últimos años se han desarrollado conflictos socioambientales en toda América
Latina, provocados por procesos de despojo que subsumen lo común y en general
cualquier ámbito que no se encuentre plenamente ceñido o regulado por los ordenamientos
de la producción de valor (Composto & Navarro, 2014).
Estos conflictos se explican por un hecho incontrovertible: Latinoamérica, más allá del
carácter y las tendencias de algunos de sus gobiernos (izquierda o derecha), se encuentra
hoy más que nunca inserta en el mercado mundial, siguiendo un patrón primario extractivo
exportador.
Esto tiene que ver con una larga tradición que ubica a la región en una posición de
subordinación frente a los principales centros económicos y políticos en la estructura del
mercado mundial. “Es en este marco que debe interpretarse la “dependencia histórico-
estructural” latinoamericana, que se remonta a la conquista de América en el siglo XVI, y
permanece vigente –bajo diversas formas– hasta nuestros días” (Composto & Navarro,
2014, pág. 41).
Desde esta perspectiva, la explicación de nuestra posición periférica,
se encuentra en la colonización que introduce el capitalismo en las sociedades
latinoamericanas desde el exterior, y en la división internacional del trabajo a partir
de la cual esas economías son integradas al sistema mundial. En este sentido,
desde el siglo XVI, pero muy especialmente a partir del siglo XIX, la región fue
especializándose esencialmente en la producción de alimentos y materias primas,
en función de las necesidades que el desarrollo de la gran industria manufacturera
y el crecimiento de la clase obrera imponía a los países centrales. (Composto &
Navarro, 2014, pág. 43)
De la misma forma, según Harvey (citado por Composto, 2012),
durante la década del 70 la crisis de sobreacumulación surgida en el seno del
modelo bienestarista de posguerra -como expresión de la oleada de luchas sociales
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
80
y políticas que se extendieron a escala mundial desde mediados de los años ´60-,
produjo la ruptura del equilibrio fordista entre capital y trabajo, inaugurando una
nueva etapa de expansión del capital caracterizada por la reactualización y
profundización de la “acumulación por despojo. (pág. 8)
Esta crisis, desencadenó una solución espacio-temporal que propendía por la
incorporación de nuevas geografías a la dinámica de acumulación capitalista. En ese
contexto tiene que entenderse la reprimarización de las economías latinoamericanas y la
adopción del dogma económico y político neoliberal. Así mismo,
En el marco de esta búsqueda por la apertura de nuevos espacios de
explotación, los Estados de los países periféricos compiten por la radicación
de porciones del capital global en sus territorios, desmantelando conquistas
sociales históricas a fin de convertirlas en oportunidades de inversión. (…)
De este modo, el neoliberalismo se afianzó en América Latina, centrándose
en la inserción de la economía local en el mercado mundial y dando lugar a
una serie de profundas transformaciones estructurales (…) Uno a uno, los
Estados nacionales renunciaron a su potestad sobre los bienes naturales,
convirtiendo su explotación en exclusiva prerrogativa de los capitales
privados. (Composto, 2012, pág. 332)
A la oleada de privatizaciones, flexibilización laboral, liberalización de la economía etc., le
siguieron la financiación y reprimarización de la economía. Esto se acentuó, sobre todo, en
los países donde el neoliberalismo operó de forma ininterrumpida como Colombia; sin
embargo, los países que no se alinearon o resistieron al neoliberalismo, como Bolivia,
Venezuela o Ecuador, tampoco escaparon a la lógica extractivista exportadora.
Ahora bien, ¿cuál es el patrón vigente en América Latina?, aquí vamos a conciliar dos
visiones. Por un lado, Jaime Osorio12, llama la atención sobre el fuerte énfasis exportador
12 Siguiendo a Jaime Osorio la noción de modelo o patrón de reproducción del capital remite a la forma particular como el capital, y principalmente los sectores (clases, elites, coaliciones) dominantes, organizan la producción y circulación, intervienen en determinados sectores de la economía, orientan su producción hacia determinados mercados: internos o externos, y en síntesis, amparados en el aparato estatal elimina los posibles obstáculos. Así “Patrón de reproducción del capital apunta a dar cuenta de las formas como el capital se reproduce en períodos históricos específicos y en espacios económico-geográficos y sociales determinados, sean regiones o formaciones económicos sociales.”Fuente especificada no válida.
81 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
que las economías latinoamericanas comienzan a tener a partir de la década de los
sesenta,
En las últimas tres décadas del siglo XX América Latina asiste a una gran
transformación económica que tiene como fondo la crisis capitalista de fines de los
años sesentas, que reclamo profundos cambios (…) la puesta en marcha de una
nueva división internacional del trabajo y una rearticulación de la economía mundial
(…) en esa vorágine transformadora se pone fin a la industrialización en las
economías latinoamericanas y se da inicio a un nuevo patrón exportador (…)
caracterizado por la especialización productiva. (Osorio, 2012, pág. 31)
Este patrón presenta, según Osorio (2012), “significativas similitudes con el patrón agro-
minero exportador que prevaleció en la región desde mediados del siglo XIX hasta inicios
del siglo XX” (pág. 32), y por lo tanto, reproducen la condición de dependencia de la región
con respecto a los países del centro capitalista.
En este contexto “los capitales privados, nacionales y extranjeros, junto a un reducido pero
poderoso grupo de empresas estatales, constituyen los principales dinamizadores del
nuevo patrón” (Osorio, 2012, pág. 35). Así mismo, se habla de especialización productiva
porque la característica del nuevo patrón exportador es que descansa en el sector agrícola,
minero, industrial y de servicios. Si se observan las cifras de los diez principales productos
exportados en la región entre el año 1995 y 2008,
es relevante considerar que dentro de los 10 productos predominan bienes
provenientes de la minería, de la agricultura y en lugares menos relevantes bienes
industriales (muchos de ellos de ensamble o maquila) como de la rama automotriz
y de la producción electrónica. (Osorio, 2012, pág. 37)
Por lo tanto, es fácil concluir que los bienes del sector primario juegan un papel fundamental
en las economías latinoamericanas, por lo que la región sigue ocupando un papel como
abastecedor de materias primas y alimentos en el mercado mundial. A su vez,
la especialización productiva exportadora va asociada a una nueva suerte de
reedición, bajo nuevas condiciones, de nuevos enclaves, en tanto un número
reducido de actividades, generalmente muy acotadas y dinámicas (…) estos nuevos
enclaves constituyen segmentos de grandes cadenas productivas globales bajo
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
82
dirección del capital transnacional (…) siendo el capital mundial (…) el que define
que nichos privilegiar. (Osorio, 2012, pág. 38)
Además, se observa que los principales socios comerciales de la región son en su orden:
Estados Unidos, los mismos países de la región, la Unión Europea, Asía y el pacífico y
China (Osorio, Jaime, 2012). Además, es característico de este patrón el acentuar
profundas desigualdades sociales en los pueblos de la región, de manera que
en el patrón exportador imperante opera una lógica de concentración de la riqueza
en un extremo y de exclusión y empobrecimiento relativo en otro (…) por ello no
tiene nada de sorprendente que América Latina se haya constituido en estas
décadas en la región con la más desigual distribución del ingreso en el planeta.
(Osorio, 2012, pág. 58)
Entre tanto, Eduardo Gudynas sostiene que en América Latina “todas las administraciones
impulsan estrategias que pueden ser esquematizadas como una defensa del crecimiento
económico como motor del desarrollo, que se sustentaría especialmente en dos pilares:
exportaciones e inversiones.” (Gudynas, 2012, pág. 130). Este esquema se reproduce en
Suramérica indistintamente de si la administración se autodenomina progresista o no.
Es notable, cómo durante la primera década del siglo XXI, además del aumento en las
exportaciones,
aumentó la proporción de materias primas en el total exportado (en el caso del
Mercosur ampliado, pasó de 60,2% del total en 2005 a 68,4% en 2009). También la
inversión extranjera se ha recuperado hasta recibir más de US$ 85.000 millones en
2010; el principal destino son los recursos naturales: 43% del total. (Gudynas, 2012,
pág. 130)
Esto demuestra que las exportaciones y las inversiones, sustentadas en los recursos
naturales, han tenido un papel preponderante en la región. Según Gudynas, “esta situación
se debe en buena medida a la expansión del llamado extractivismo, que incluye actividades
como la explotación minera o petrolera, o los monocultivos intensivos” (Gudynas, 2012,
pág. 130).
83 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
El anterior panorama Latinoamericano, demuestra que el patrón de acumulación dominante
se sustenta en un tipo de economía que se inserta a nivel mundial, respondiendo a un
mercado que le exige cumplir un rol exportador, apoyado principalmente en el sector
primario y con una creciente participación de la inversión extranjera. En ese sentido, los
negocios que más crecimiento han presentado en estos últimos años son el de los
hidrocarburos, la minería y los monocultivos.
De esta manera constatamos, si conciliamos las dos visiones anteriores, que estamos ante
un patrón de acumulación primario extractivo exportador. Por supuesto que existen
diferencias entre los gobiernos progresistas y los de derecha, por eso Gudynas entra a
proponer el concepto de neo-extractivismo (refiriéndose al extractivismo de los gobiernos
progresistas) para diferenciarlo del extractivismo clásico, pero el punto es que en ninguno
de los dos extractivismos se está cuestionando el papel que cumplen los países
latinoamericanos en el capitalismo dependiente. A lo sumo, la diferencia principal radica en
el protagonismo que el Estado se arroga frente a esta actividad económica. Sin embargo,
este es un debate que por ahora no nos interesa abordar.
Si ajustamos un poco la mirada al caso colombiano, comprobaremos que no estamos
exentos a la lógica extractivista.
En la última década, la inversión extranjera directa (IED) en Colombia, según el
banco de la república, salto a los 10.000 millones USD en 2005, desde una base
cerca de 2.000 millones USD en 2003 que subió a 3.000 millones USD en 2004.
Luego de retroceder un poco a cifras entre 7.000 millones y 9.000 millones en los
dos años siguientes a 2005, alcanzó un nivel cercano a los 11.000 millones USD en
2008, para situarse alrededor de los 8.000 y 9.000 millones USD durante los dos
años siguientes, ya en medio de la recesión internacional. El grueso de esta nueva
IED ha tenido como destino la minería y los hidrocarburos. Como señala Amilkar
Acosta, la IED dirigida a la actividad minera y de los hidrocarburos aumentó
sensiblemente su participación, al pasar del 21 por ciento al 82 por ciento entre el
año 2000 y el 2009 y superar este año (2010) el 85 por ciento. (Cancino Cadena,
2012, pág. 64)
Durante el gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010),
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
84
particulares y empresas pidieron títulos para 20 mil concesiones de exploración y
explotación de minas –un título sirve para las dos –que cubren 22 millones de
hectáreas de los 114 millones que tiene el país. Y el gobierno anterior les otorgó
casi 9.000 títulos, sin respetar páramos (el ecosistema de alturas que produce gran
parte del agua colombiana), ni parques nacionales, ni resguardos indígenas, ni
territorios colectivos afrodescendientes. (Ronderos, 2011)
Además, es importante señalar que durante los periodos presidenciales de Juan Manuel
Santos (2010-2018), el panorama no fue muy diferente. El actual presidente consideró la
actividad minera como una “locomotora” del desarrollo del país, y le dio continuidad a la
política de su antecesor.
una revisión rápida de los datos oficiales permite afirmar que la locomotora minera
continuó su curso: durante el periodo de Santos la titulación minera no se detuvo,
ni tampoco evidenció una caída sustancial (…) Durante estos años se sumaron
cerca de 612.667 nuevas hectáreas al total del área concedida para la titulación
minera. (Arboleda, Coronado, & Cuenca, 2014)
Incluso, si nos detenemos a observar la escala local, nos daremos cuenta que Bogotá
tampoco escapa a la economía extractivista. En los cerros de la capital, especialmente en
los que se encuentran las localidades de Ciudad Bolívar y Usme, la explotación (legal e
ilegal) de los recursos naturales por cuenta de la minería, no solo deteriora el paisaje si no
que produce graves afectaciones a los pobladores del territorio (enfermedades
respiratorias) y a los ricos ecosistemas ambientales. Las millonarias ganancias que
perciben las multinacionales mineras (por ejemplo Holcim, Cemex) que hacen presencia
en el territorio, contrastan con la vulnerabilidad económica de los habitantes del sur.
Aunque en la capital no existen minas de carbón, metales o piedras preciosas, a juicio de
expertos en el tema “la actividad minera en la ciudad es la de mayor envergadura en
Latinoamérica, en comparación con las demás capitales del continente” (El Espectador,
2010).
La minería a cielo abierto que se practica en los cerros de Bogotá,
transforma todos los elementos que componen el paisaje natural de los cerros al
extraer cientos de toneladas de roca que será posteriormente triturada y
85 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
transportada para usos constructivos, pues se talan árboles y se remueve la
cobertura natural vegetal y los suelos, lo cual finalmente destruye la función
ecosistémica, paisajística y reguladora de agua propia de los cerros antes de la
llegada de la actividad extractiva. (Ordoñez Potes, Angel, & Lozano, 2012, pág. 388)
En consecuencia, esto se tradujo, para el caso latinoamericano y en virtud de nuestro
modelo o patrón de acumulación (primario extractivo exportador), en la apropiación por
parte del capital de los recursos naturales de nuestra geografía. En nuestra región, se
impuso una geografía del despojo basada en bloques de concesión petrolera o licencias
mineras que desplazan a comunidades locales, anulan otros circuitos productivos o rompen
con territorios ancestralmente delimitados. También generó fuertes impactos ambientales
y sociales, problemas por contaminación, pérdida de biodiversidad y otros efectos
ambientales que en algunos casos se agravan (Gudynas, 2012).
En Colombia, resulta ilustrativo el trabajo del profesor Renán Vega sobre la acumulación
por desposesión. En un artículo desgarrador, el profesor se ubica en la época de la
violencia paramilitar (principalmente en el gobierno de Álvaro Uribe) para afirmar que
Colombia puede considerarse “como un inmenso laboratorio” del saqueo, debido a
la vasta escala y el increíble nivel de violencia con el que se presentan fenómenos
análogos a los descriptos por Marx en el célebre capítulo XXIV de El Capital:
asesinatos, masacres, torturas y desplazamiento forzado son vehículos de la
concentración de tierras, llevada a cabo por empresarios y paramilitares que reciben
la anuencia del Estado para impulsar un acelerado proceso de acumulación de
capital en el campo a costa del robo a los campesinos y la destrucción de la
naturaleza. (Vega Cantor, 2012, pág. 1)
En síntesis, Latinoamérica se ha convertido en una geografía del despojo, en razón a la
reedición de un patrón de acumulación primario extractivo exportador, que ha propiciado la
depredación de nuestros recursos naturales y el conflicto entre los Estados y las
multinacionales con comunidades fundamentalmente rurales, que se ven afectadas en la
imposibilidad de reproducir sus modos de vida. Sin embargo, si bien el despojo esta
frecuentemente asociado con fenómenos rurales y extractivistas, es importante señalar que
también se ha manifestado en escenarios urbanos.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
86
De esta forma los grandes centros urbanos de los países periféricos mundiales, son
susceptibles a los procesos de acumulación por desposesión, por cuenta de la
reconfiguración espacial a la que se han visto sometidos, para ajustarse exitosamente al
modelo de ciudad global neoliberal, como veremos a continuación.
2.3 Aproximación a la acumulación por despojo en
escenarios Urbanos. Experiencias en algunas capitales
del mundo
A continuación, vamos a hacer un recorrido por algunas capitales del mundo, para tratar
de ilustrar como este fenómeno se viene manifestando en escenarios urbanos,
independientemente de si estas ciudades se encuentran en países del centro o de la
periferia capitalista. Este recorrido ayuda a entender porque lo que pasa en Latinoamérica,
pero más precisamente, en la localidad de Usme en la ciudad de Bogotá, no es un proceso
aislado y puede ser analizado desde la teoría de la acumulación por despojo.
El despojo urbano al que hacemos referencia se expresa con: desplazamientos masivos
intra urbanos, militarización de la vida, mega obras urbanas, especulación inmobiliaria,
gentrificación, depredación de la naturaleza, privatización de lo público, extractivismo y
megaeventos, entre otras manifestaciones; y se encuentra abarcado en procesos de
reorganización espacial que responden, en el mayor de los casos, a un modelo de ciudad
global neoliberal.
Resulta ilustrativo el caso de Dharavi, el mayor slum13 de todo el sureste asiático (Mansilla,
2013), retratado por la película Slumdog Millionaire, del director británico Danny Boyle.
Dharavi es una barriada popular ubicada en Bombay. Allí, a pesar de la marginalización y
la extrema pobreza a la que están sometidos los habitantes, se vienen desarrollando
experiencias de autogestión comunitaria sustentadas en el reciclaje, como mercados
consolidados, escuelas clandestinas, templos religiosos, hospitales y hasta un sistema de
trueque que les permite autoabastecerse (Mashini, 2012). Estas dinámicas populares
13 En la India se le llama a las barriadas populares de las ciudades slum.
87 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
corren el riesgo de desaparecer, a causa de un proyecto impulsado por autoridades de la
ciudad, que pretende “intervenir el sector” con obras destinadas a construir centros
comerciales, apartamentos y supermercados, beneficiando explícitamente a intereses
inmobiliarios especulativos. Es así como la metrópoli financiera busca posicionarse a través
de una imponente estrategia de reconstrucción, alineándose con los estándares de
planificación urbana de las grandes capitales del mundo (Mashini, 2012).
En Latinoamérica también encontramos ejemplos de despojo urbano. En Brasil los
megaeventos como conciertos, mundiales de futbol y juegos olímpicos se convirtieron en
vehículos para la acumulación de capital que se sustenta en el despojo, que va de la mano
de la expulsión de los pobres o su encierro permanente en espacios controlados. En la
ciudad de Rio de Janeiro, en el barrio popular Vila Autódromo, que colinda con la villa
olímpica, se realizó la intervención militar de favelas, derribo de viviendas y expulsión de
comunidades que estaban asentadas desde décadas atrás en zonas ahora apetecibles
para el capital (Zibechi, 2012). Este tipo de despojos se legitiman en nombre del progreso
y el combate al narcotráfico. En estos casos, es imprescindible la criminalización de los
sectores populares que se resistan, para justificar la militarización de las barriadas. Esto
también ha pasado en el Morro da Providencia, la favela más antigua de la ciudad, donde
se viene construyendo un teleférico para que los extranjeros la recorran. Por su ubicación
privilegiada14, esta barriada ahora es apetecida por la especulación inmobiliaria que
pretende remodelar un área a la que ya bautizó Puerto Maravilha, en relación directa con
la Cidade Maravilhosa. Los galpones abandonados serán reconvertidos en restaurantes y
tiendas de lujo para turistas; los puentes y extensos viaductos serán derribados para darle
un aspecto verde, adecuado a los gustos de los turistas del norte y del turismo interno de
clase media alta (Zibechi, 2012).
En Buenos Aires, la acumulación por despojo también se ha mostrado recientemente. En
el año 2013 la Policía Metropolitana dirigida por el gobierno de la ciudad, a cargo del
entonces alcalde Mauricio Macri (2007 - 2015), ingresó al Hospital Borda (de salud mental)
y atacó con extrema violencia a médicos, enfermeros, pacientes y periodistas, con un saldo
de más de 30 heridos. La intervención policial fue para proteger el derribo de parte de las
14 “La favela está emplazada entre el centro de la ciudad y el puerto, con una impresionante vista privilegiada en 360 º.” Extraído de: http://singuerlin.wordpress.com/2013/04/15/morro-da-providencia/
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
88
instalaciones del hospital para poder construir un centro cívico, que es denunciado como
parte de la especulación inmobiliaria que alienta el gobierno de la ciudad (Zibechi, 2013).
Así mismo, cerca del gran Buenos Aires en la cuenca baja del río Lujan, la expansión
urbana sobre zonas ecológicamente frágiles como los humedales, están siendo devoradas
por proyectos inmobiliarios de vivienda dirigidos a personas con altos ingresos. Esto no
solo estropea el paisaje y destruye el ecosistema, también está generando graves
inundaciones sobre barrios ubicados en zonas rivereñas.
Pero incluso en el llamado “mundo desarrollado” está presente este fenómeno. En la ciudad
de New York también encontramos ejemplos del despojo. Five Pointz, son una serie de
edificios desocupados que se han convertido desde hace 20 años en uno de los espacios
del arte del grafiti más importantes del mundo. En este lugar confluyen artistas de todo el
mundo que utilizan las paredes de los edificios para pintar sus obras. En este sitio, que
podría ser la mayor “galería de arte” en aerosol en el mundo, donde no cobran ni al artista
por pintar, ni al ciudadano por contemplar, se tiene planificado un gran proyecto inmobiliario
que contempla la demolición del lugar y la construcción de apartamentos para vivienda.
Algo similar ha ocurrido en la ciudad de Hamburgo. Allí, la policía se enfrentó contra cientos
de jóvenes que pretendían impedir el desalojo del centro cultural de izquierdas “Rote Flora”,
que estaba en predios que serían utilizados para proyectos inmobiliarios.
De esta manera, toda una serie de cercamientos de los espacios comunes urbanos, vienen
siendo objeto del despojo para satisfacer procesos de acumulación capitalista, en medio
de un proceso de re configuración urbana a escala mundial a cargo de un urbanismo
neoliberal.
Finalmente, la ciudad de Bogotá tampoco escapa a esta lógica. Como veremos más
adelante, el despojo viene acompañado de mega proyectos de expansión urbana, en lo
que se ha constituido como una re organización espacial que modela a la ciudad bajo
criterios de una integración a la globalización neoliberal.
89 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
2.4 Particularidades del despojo en las ciudades
Latinoamericanas
Recientemente, se publicó un texto que recoge los debates emanados del “Primer
seminario sobre extractivismo urbano”, organizado por la Fundación Rosa Luxemburgo y
el Centro de estudios y acción por la igualdad (CEPAI) en la ciudad de Buenos Aires.
Tiene valor este documento, ya que a partir de una análisis que da cuenta de lo que han
denominado “extractivismo urbano” (Svampa & Viale, 2014), permite entrever una tipología
de la acumulación por despojo en las ciudades de nuestra región, y de manera particular,
posibilita encontrar marcos de análisis comunes para explicar fenómenos como el que nos
convoca en este trabajo, a saber: el despojo a propósito de la operación estratégica nuevo
Usme.
La publicación aborda algunos conflictos urbanos latinoamericanos contemporáneos, que
se desarrollan de acuerdo a una lógica similar a la presente en el extractivismo que opera
en las regiones rurales de nuestra geografía. Así, los procesos que han denominado de
“extractivismo Urbano”, tienen características similares a las asociadas con actividades de
mega minería, mono cultivos, etc.:
expulsa y aglutina población, concentra riquezas, produce desplazamientos de
personas, se apropia de lo público, provoca daños ambientales y desafía a la
naturaleza (…) destrucción de la multiplicidad, acumulación y reconfiguración
negativa de los territorios urbanos. Las tierras, los inmuebles del estado y los
espacios verdes son convertidos por la especulación inmobiliaria en la pata urbana
de la desposesión, aquella de la que habla David Harvey. (Viale, 2017, pág. 15)
En este escenario, las comunidades van perdiendo su identidad, los habitantes no
participan de las decisiones de planeación urbana y se promueve una mercantilización de
la tierra urbana. Según esta perspectiva, en estos procesos no se parte de una planificación
estatal en pos del interés general (Viale, 2017), sino que, se privilegian los intereses de
capitales privados nacionales y multinacionales, particularmente, favoreciendo la
especulación inmobiliaria.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
90
De esta manera, “los espacios verdes y los espacios públicos son absolutamente
sacrificables en virtud del “crecimiento” de la Ciudad y la generación de renta”, en lo que
se constituye como un proceso de “extractivismo urbano neoliberal” (Viale, 2017, pág. 16 y
20) común a todas las ciudades latinoamericanas.
En Latinoamérica, estas problemáticas están asociadas generalmente a dos procesos: a)
emprendimientos inmobiliarios y/o proyectos de renovación urbana que frecuentemente
van acompañados de dinámicas de gentrificación, especulación inmobiliaria y privatización
de espacios públicos, y b) procesos de expansión urbana que ocupan vastos territorios y
los incorporan bajo la lógica del capital. Ambos procesos responden a una reorganización
espacial que está consolidando ciudades agresivas con el medio ambiente, “degradadas,
violentas, insalubres, privatistas y anti democráticas” (Viale, 2017, pág. 19).
Dentro del perímetro urbanizado de las ciudades latinoamericanas se presentan procesos
de despojo, allí los procesos de gentrificación constituyen una expresión clara “del
extractivismo urbano en la medida en que permiten incorporar al mercado zonas de la
ciudad degradadas, en desuso u ocupadas históricamente por sectores populares” (Di
Virgilio, 2017, pág. 100). Estos procesos producen el desplazamiento de sectores de bajos
ingresos que son reemplazados por otros de altos ingresos, con capacidad adquisitiva
suficiente para encarar el aumento de precio de los inmuebles y de los alquileres.
(…) en las ciudades de los países Latinoamericanos, su transformación se relaciona
principalmente a un cambio en el uso funcional de los edificios, en particular de uso
habitacional a uso comercial de otro tipo, destacando usos destinados a hoteles,
restaurantes, bares, discotecas (…) Aunado a lo anterior (…) a la revalorización del
patrimonio histórico. (Salinas, 2013, pág. 288)
Igualmente, se destaca una lógica de despojo dentro de los perímetros urbanizados de las
capitales latinoamericanas que están asociadas a la especulación inmobiliaria. La
reconfiguración del espacio urbano, viene acompañada de procesos de intensificación de
los procesos especulativos en las dinámicas de crecimiento físico vertical y horizontal de
las ciudades que presentan una novedad, por primera vez en la historia del desarrollo
urbano, el crecimiento de la ciudad se independizo del crecimiento demográfico. (Ciccolella,
2017)
Por consiguiente,
91 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
vamos viendo procesos de agravamiento de los problemas habitacionales,
especialmente un fuerte crecimiento del hábitat precario y el déficit habitacional. Es
decir, de un lado hay una sobreoferta de alternativas residenciales hacia los
sectores sociales de ingresos medios-altos y altos, pero paralelamente, se van
incrementando en nuestras ciudades -me refiero a la experiencia de América Latina
(…) el hábitat precario y el déficit de vivienda digna. (Ciccolella, 2017, pág. 53)
Aparejado a lo anterior, se ha venido presentando un proceso de sobre valorización del
suelo urbano, que se traduce en exclusión social y de acceso a vivienda digna. Esto se
constituye en una evidencia más, de la consolidación de ciudades consagradas a modelos
globalizados neoliberales que privilegian la concentración de capital privado en detrimento
de los derechos de los habitantes populares de las ciudades de la región.
Desde este punto de vista, se presenta un proceso de despojo al privar de vivienda digna
a los sectores populares de las barriadas latinoamericanas, agrandando el déficit
habitacional, y construyendo complejos de viviendas para un sector minoritario y
privilegiado de la sociedad, que a la postre, ni siquiera las ocupa ya que las destina a estar
des habitadas esperando el aumento de su valor.
Finalmente, el despojo urbano dentro de los perímetros urbanizados se expresa en la
privatización del espacio público. Así “para el extractivismo urbano, las plazas y los parques
son espacios no rentables que deben ser convertidos en algún tipo de negocio” (Viale,
2017, pág. 18). En virtud de lo anterior, los espacios públicos son re insertados en la lógica
de la acumulación, siendo mercantilizados a través de la construcción de negocios de
capital privado, transitando a una lectura en la que las personas que los visitan son
asimiladas como clientes antes que ciudadanos. Aquí, los centros comerciales se vienen
constituyendo en los nuevos “espacios públicos” y las plazas, parques, zonas verdes en
general, se re configuran bajo esta lógica mercantil y privatizante.
No se puede perder de vista, que estas dinámicas de privatización de los espacios públicos
vienen acompañadas, también, de la expulsión de trabajadores informales que
históricamente dependen de estos lugares para sobre vivir y que bajo esta lectura, generan
focos de desvalorización, inseguridad y desaseo.
Por su parte, el despojo que se viene presentando en la frontera urbanizada de las ciudades
o zonas de borde, en lo que se constituye como procesos de expansión urbana, se produce
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
92
a través del “cercamiento” de tierras y bienes comunes, y se caracteriza por la anexión de
grandes superficies de suelo a la ciudad, privilegiando el beneficio económico y
subordinando a éste el paisaje, la naturaleza, el suelo rural productivo (Pintos, 2017) y las
prácticas y referentes identitarios de los habitantes
este es un patrón que se reitera en la mayoría de las periferias urbanas de nuestra
América Latina (…) el paisaje de las periferias metropolitanas así como los procesos
que intervienen en su construcción social, son resignificados a partir de ciertas
tendencias residenciales globales (Pintos, 2017, pág. 28)
Además, teniendo como contexto el proyecto de ciudad neoliberal, las periferias
metropolitanas son escenarios privilegiados de un tipo de proceso expansivo de la ciudad,
en el que se producen enclaves urbanos “de diseño” que prometen una naturaleza a la cual
simplemente destruyen (Pintos, 2017). En estas condiciones,
el paisaje pasa a ser una “excusa”, un mero recurso de la estrategia de mercado
que pone muy por delante el beneficio económico y desprecia las valoraciones
posibles del paisaje real y sus significados pretéritos. (Pintos, 2017, pág. 25)
En este proceso es clave, de nuevo, el papel del Estado que facilita el proceso de despojo
a través de la expedición de marcos normativos que respaldan los procesos de expansión
y/o omitiendo regulaciones mínimas sobre territorios protegidos o de valor ambiental.
Es importante señalar, que en estos procesos se inscribe el conflicto espacial que tiene
lugar en Bogotá en la zona de borde de la localidad de Usme, a propósito de la Operación
Estratégica Nuevo Usme, que analizaremos a continuación.
93 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
2.5 Acumulación por despojo en la ciudad de Bogotá. El
caso de la zona rural de Usme y la Operación Estratégica
Nuevo Usme
2.5.1 Contexto
Nota. Elaboración propia, 2014.
Usme, en la ciudad de Bogotá, es una de las localidades15 que estando urbanizada tiene
un altísimo porcentaje de territorio rural. La localidad quinta, tiene una extensión total de
21.556 hectáreas (216 Km2), de las cuales el 84% es suelo rural (Hospital Usme, 2010,
pág. 41), siendo la segunda localidad después de Sumapaz con mayor extensión. Entre
tanto, Ciudad Bolívar ocupa el tercer lugar entre las localidades con mayor superficie rural
dentro del Distrito Capital (Hospital Usme, 2010). Hay que anotar que la localidad de
Sumapaz es considerada zona rural en su totalidad.
Estas zonas rurales de Bogotá, históricamente han desempeñado el papel de despensa
del territorio urbanizado. En su territorio, se desenvuelven familias campesinas que
generación tras generación se han dado el sustento a partir de actividades agrícolas y
pecuarias, conservando un legado cultural ancestral de uso y gestión del agua y el suelo.
Sin embargo, desde hace aproximadamente 20 a 25 años, estas zonas rurales de la capital
colombiana están siendo amenazadas por una dinámica de expansión urbana (formal o
15 Las localidades son la expresión de la división político administrativa que se hace de la ciudad de Bogotá. Existen 20 localidades y a su vez cada una está compuesta por UPZ (unidades de planeación zonal).
Imagen 5. Ruralidad Usme
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
94
informal), que reclama el territorio para reconfigurarlo, en función de la construcción de
vivienda de interés social y lógicas de integración nacional e internacional de la ciudad de
Bogotá al mercado mundial.
Es importante señalar, que la expansión y el crecimiento de la zona urbana de Bogotá, ha
estado signada por el arribo de diferentes oleadas de desplazados por el conflicto armado
(otros han llegado persiguiendo un mejor futuro económico). En sus periferias, se han
asentado miles de familias campesinas de diferentes regiones del país, motivo por el cual
la regla de la expansión ha sido la de la conformación de barrios informales construidos a
fuerza de ocupaciones ilegales, autogestión y movilizaciones. Sin embargo, el crecimiento
de los barrios siempre es superior a la capacidad estatal para “formalizarlos” y equiparlos
con servicios básicos, centros de salud, escuelas, etc. A su vez, la dinámica económica de
la ciudad no es capaz de emplear en condiciones laborales aceptables a las grandes masas
de habitantes periféricos.
Nota. Elaboración propia, 2014
En consecuencia, y a pesar de los numerosos procesos comunitarios que trabajan por una
vida digna, son cada vez más los barrios que reproducen las problemáticas de pobreza y
exclusión típicas de toda barriada latinoamericana: vulnerabilidad económica,
hacinamiento, servicios deficientes, segregación, problemas sanitarios, etc.
Las diferentes administraciones de la ciudad vienen afrontando el tema del crecimiento
urbano, principalmente a través de un modelo expansivo, en el cual el Plan de
Ordenamiento territorial establece la necesidad de utilizar las zonas de expansión, para
abastecer la demanda de vivienda (Departamento Administrativo de Planeación Distrital,
Imagen 6. Zona urbanizada Usme
95 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
2000). Según los gobiernos distritales, el objetivo es romper la tendencia actual de
ocupación ilegal del suelo, producto del crecimiento informal (Langebeck, Evelin, 2014).
Sin embargo, la ciudad también se ha planteado una reconfiguración espacial, que
propende por una exitosa integración al mercado mundial, que pasa por la construcción de
nuevas centralidades (en oposición a un centro denso y ampliado) y la concepción de una
ciudad región entre Bogotá y Cundinamarca.
En este contexto se comienza a planear y gestionar, desde las administraciones de la
capital, un proyecto de urbanización (peleado por diferentes constructoras) que tiene como
objetivo, disponer de las zonas rurales (principalmente de la localidad de Usme) como
zonas de expansión urbana. Es así, como se concibe la Operación Estratégica Nuevo
Usme. Según el Plan De Ordenamiento Zonal Usme adoptado mediante Decreto 252 de
2007, “la operación estratégica contempla desarrollar tres proyectos de Urbanización:
Ciudadela Nuevo Usme, Operación Nuevo Usme y Ciudad Nuevo Milenio.” (Langebeck,
Evelin, 2014).
El proyecto urbanístico, considerado por la Secretaría de Hábitat Distrital como el más
importante en los próximos 20 años, dispone intervenir aproximadamente 900 hectáreas
de la zona, para la construcción de 53 mil viviendas (Londoño, 2011). Solamente en la
Ciudadela Nuevo Usme, que inició su construcción en el 2009, ubicada en el predio la
esperanza, el cual posee un área bruta de 35,72 hectáreas, se ha desarrollado cinco
proyectos unifamiliares que poseen 1.044 unidades de vivienda, se encuentra en
construcción 365 y se prevé que se desarrollen 2.855 unidades más (Alcaldía Mayor de
Bogotá., 2013).
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
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Nota. Fuente: Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., Decreto 252 de 2007. Por medio del cual se adopta la Operación
Estratégica Nuevo Usme - Eje de integración Llanos y el Plan de Ordenamiento Zonal de Usme. 2007.
La pretensión del POZ, es darle a la zona de expansión, dimensiones similares a las de
una ciudad intermedia. De esta manera, contempla asentar aproximadamente 550.000
habitantes, la construcción de unidades habitacionales, y también, la disposición de zonas
comerciales, hospitales, centros educativos y demás (Langebeck, Evelin, 2014).
Sin embargo, a las autoridades de Bogotá no solo las motiva la posibilidad de “liderar” un
proceso de expansión urbana planificada (con todo lo que implica en la inminente
valorización del suelo y la activación del capital inmobiliario y de la construcción) que
interrumpa el “irracional” crecimiento de las periferias urbanas.
Según el decreto 252 de 2007, la Operación Estratégica Nuevo Usme junto con el Eje de
Integración Llanos, pretende desarrollar una nueva centralidad a lo largo de la Autopista al
Llano, cuya directriz principal es la conformación de un área equilibrada de vivienda,
servicios urbanos y actividades productivas ligadas a los productos del oriente del país,
Tabla 3
Distribución por área (ha) de la OENU.
97 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
integrando tanto suelos urbanos como de expansión (Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.,
2007).
Por lo tanto, la nueva centralidad16, no es más que la disposición geográfica de la localidad
de Usme para la articulación de la ciudad de Bogotá (integración coherente con el patrón
de acumulación vigente en el país), con la actividad económica de los millonarios negocios
energéticos, ganaderos y agroindustriales que las multinacionales vienen desarrollando en
la región de la Orinoquía. Se trata de convertir a la localidad de Usme en una especie de
ciudad-anexa, con dimensiones de ciudad intermedia, que facilite el flujo de capitales a
través de la concentración de actividades económicas específicas.
Aunque las veredas más afectadas con el proyecto, por su cercanía con la zona urbana de
Usme serían El Uval, La Requilina y parte de Corinto, los líderes y habitantes de veredas
como Las Margaritas, Chiguaza, Los Arrayanes y Los Soches se han venido encontrando
para protestar contra la operación urbanística, porque están convencidos de que debe
protegerse la comunidad campesina que todavía sobrevive en Bogotá (Londoño, 2011).
16 Las distintas Centralidades y su función en la estrategia de ordenamiento del Distrito Capital, se encuentran en el Decreto 190 del 2004, de la alcaldía mayor de Bogotá.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
98
Fuente: Google Maps
En consecuencia, el desarrollo del mega proyecto de expansión se configura como un
proceso de acumulación por despojo sustentado en la expropiación de tierras y de la
naturaleza, como veremos a continuación.
2.5.2 Particularidades del Despojo en Usme
El conflicto socio-espacial que tiene lugar en la zona rural de la localidad de Usme, se
inscribe en un proceso de transformación espacial urbana, común a todos los centros
urbanos de la región, signado por un proyecto de ciudad global neoliberal, que reproduce
dinámicas de acumulación por despojo.
Ahora bien, el despojo objeto de análisis, se desarrolla en los márgenes de la ciudad de
Bogotá (en los bordes), motivo por el cual, es un proceso que está asociado, también, a
una dinámica de expansión urbana, a diferencia de otros procesos de despojo
latinoamericanos, que se reproducen dentro del perímetro urbanizado, particularmente, en
los centros históricos de las principales capitales de la región.
Imagen 7. Foto satelital de la zona de expansión urbana OENU. En el
centro avenida inconclusa Usminia.
99 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
Este principio de realidad, hace que los procesos a los que hacemos referencia, tengan
características distintivas con respecto a procesos de despojo que tienen lugar en los
espacios netamente urbanizados. Así, por ejemplo, los cercamientos en tierras de
expansión frecuentemente causan afectaciones en comunidades de origen rural, tierras
fértiles con vocación agropecuaria y ecosistemas frágiles.
Estos espacios, por cuenta del despojo, “son sustraídos de sus valiosas funciones
ambientales y reducidos a la condición de espacios sin identidad propia y sin historia, a una
sucesión de espacios periféricos clonados, a transformarse en periferias sin rumbo” (Pintos,
2017, pág. 36).
En Latinoamérica, las experiencias de despojo asociadas a dinámicas de expansión
urbana, están relacionadas principalmente con urbanizaciones destinadas al segmento
premium (sectores acomodados) de la demanda residencial. Hablamos de desarrollos
inmobiliarios, guiados por la lógica de un modelo especulativo rentista, que incorpora
bastos terrenos y los inserta en la lógica de la valorización capitalista (Pintos, 2017).
Sin embargo, el despojo que tiene lugar en la localidad de Usme, no responde a un proceso
de urbanización de lujo, por el contrario, la Operación Nuevo Usme promete combatir la
construcción informal a través de la promoción de vivienda de interés social. Ahora bien,
no hay que perder de vista que en su integralidad, el proyecto pretende construir una nueva
centralidad que responda a lógicas de articulación de la capital con la región y el mundo,
para ser más competitiva en la globalización neoliberal.
Sumado a lo anterior, se tiene que considerar que los procesos de despojo se adelantan a
partir de múltiples estrategias, donde el estado funge como protagonista. Al respecto,
Composto y Navarro (2014) luego de hacer un análisis de las formas en las que opera el
despojo en el extractivismo latinoamericano, proponen una tipología basada en las
estrategias utilizadas para la apropiación y mercantilización de los recursos naturales, que
es pertinente retomar para el análisis.
Estos “dispositivos de expropiación” se pueden clasificar en los siguientes: “1) legalidad
institucional; 2) consenso y legitimidad; 3) cooptación y captura; 4) disciplinamiento y
normalización; 5) criminalización; 6) represión; 7) militarización y contrainsurgencia”
(Composto, Claudia; Navarro, Mina Lorena, 2014, pág. 58).
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
100
Para el caso que aquí nos convoca, nos vamos a enfocar en las primeras tres estrategias,
ya que el conflicto socio espacial en la localidad de Usme, no ha escalado lo suficiente,
como para que el Estado haya tenido que recurrir a modalidades más represivas y
violentas. De este modo, Composto y Navarro (2014) señalan:
En los dos primeros casos, el Estado se presenta como un árbitro neutral garante
del bien común, y ambas estrategias se mantienen dentro del marco institucional de
la construcción de ciudadanía a través del instrumental jurídico y las políticas
públicas. Por su parte, tanto el tercer como el cuarto proceso apuntan a generar
“diques de contención” contra la disidencia y la movilización social, en pos de
debilitar y aislar su capacidad de acción, pero moldeando deseos, necesidades y/o
lealtades de distinto tipo.(pág. 58)
Entonces, la primera estrategia consiste en la producción por parte del Estado de un marco
jurídico y administrativo que sustente la dinámica de acumulación por despojo. Aquí se
pone en jugo un discurso, que desde el Estado, legitime el proceso de valorización
capitalista con el argumento de la Utilidad Pública y recurriendo a la representación del
Estado como árbitro neutral y garante del bien común (Composto & Navarro, 2014).
La segunda estrategia se dirige a la construcción de consenso y legitimidad social,
mediante una referencia al discurso del progreso, el desarrollo y la modernización como
valores que encarna el proceso de despojo. Se parte de construir una expectativa en los
habitantes en torno a las bondades del proceso y un futuro posible promisorio (Composto
& Navarro, Mina Lorena, 2014).
Finalmente, la estrategia de cooptación y captura se pone en marcha cuando las
organizaciones no sucumben a las estrategias anteriores, y se organizan para defender su
territorio. Aquí es clave la construcción de lealtades mediadas por el intercambio de favores
y beneficios. La principal consecuencia de esta estrategia de cooptación y captura, es la
división social que genera al interior de las comunidades (Composto & Navarro, 2014).
Teniendo en cuenta las precisiones anteriores, es posible entrar en detalle sobre las formas
en las que se ha presentado el proceso de despojo en la zona rural de Usme a propósito
del mega proyecto de expansión urbana.
101 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
2.5.3 Usme un escenario contemporáneo de acumulación por
despojo
Los planes de expansión urbana que se tienen programados en la Operación estratégica
Nuevo Usme, contemplan el desplazamiento de familias campesinas que históricamente
vienen organizando su vida en torno a formas de producción comunitaria y ancestral.
Sin embargo, el proceso de cercamiento de la zona rural de Usme es anterior, incluso, a la
expedición de la operación estratégica. Justamente, desde el año 1990, los habitantes
rurales vienen siendo forzados por las autoridades de la ciudad para abandonar Usme.
Primeramente, el acuerdo 6 de 1990 del consejo de Bogotá, condenaba a las veredas a
ser zona de expansión urbana, así entre los años 1993 y 1995 se estableció un cobro de
impuestos que presionaba a los habitantes a vender sus tierras, amenazando la
permanencia de las familias campesinas (Soches, 2016). De esta manera, señalan los
habitantes:
Empezaron a llegar recibos de servicios públicos que decían barrio Los Soches, eso
fue algo que nos inquietó a todos porque nosotros éramos netamente rurales,
campesinos y aún lo somos (…) No sabíamos que el distrito había determinado que
esas tierras eran suelo de expansión. (Comunicación personal, 22 de noviembre de
2017)
Más tarde, se implementó otra maniobra que consistía en bajar el valor de los precios de
los predios rurales, de esta manera una finca que estaba en 100 millones de pesos quedó
costando 70 por el proceso de valorización (Aristizábal, 2013).
Después, una vez concebida la Operación Estratégica Nuevo Usme, mediante
disposiciones enmarcadas en el vigente Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y
posteriores ajustes y revisiones como el Decreto 266 de 2003, se estableció la porción de
suelo rural que podía ser destinada para la urbanización y expansión en la localidad. En
este marco, amparados en la normatividad vigente, se estipulo como un instrumento de
agilización y adquisición de predios, la expropiación por vía administrativa o judicial (cuando
a juicio del Estado existan condiciones de urgencia o motivos de utilidad pública). De esta
forma si los propietarios no se vinculaban voluntariamente, podrían ser expropiados al valor
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
102
de los terrenos antes del anuncio del proyecto, en este caso, a valor rural” (Maldonado
Copello, 2005).
Sobre este asunto, se expresa un líder rural:
el acuerdo dice: a 3600 pesos el metro cuadrado de tierra en Usme, lo que vale un
pan en el desayuno, y a eso venían pagando el metro de tierra en la localidad (...)
yo siempre he dicho no solo con armas se desplaza la gente, sino de una acción
administrativa. (Comunicación personal, 17 de noviembre de 2017)
Paralelamente a lo anterior, desde las administraciones distritales y Metrovivienda17 se ha
mantenido un discurso en el que se han defendido los beneficios de la Operación en
términos de la construcción de vivienda social. Esta defensa se ha llevado a cabo,
principalmente, en las mesas de concertación18, donde se presenta a Nuevo Usme como
la mejor solución al déficit de vivienda de interés prioritario y de contención de la
urbanización ilegal (Instituto de Estudios Urbanos, 2011).
Sin embargo, desde el punto de vista de las organizaciones que se oponen, se interpreta
el marco jurídico (desde la ley de reforma urbana, pasando por la ley de desarrollo territorial,
el POT y la Operación Estratégica) como un sistema de instrumentos de gestión del suelo,
que permite al Estado intervenir (y participar de la plusvalía o incremento de los precios de
la tierra derivados de su acción urbanística) en el mercado inmobiliario, para hacer rentable
al sector privado invertir en procesos de urbanización en sectores populares; de este modo,
se explican mecanismos como la repartición equitativa de cargas bajo impuestos de
plusvalía, obteniendo de los habitantes locales recursos necesarios para desarrollar la
urbanización, la congelación de los precios de los suelos rurales a urbanizar, la
participación activa del sector financiero en el acceso al crédito como paso privilegiado para
17 Mediante el Acuerdo 15 de diciembre 8 de 1998, El Concejo de Santa Fe de Bogotá, D.C, crea Metrovivienda una Empresa Industrial y Comercial del Distrito Capital y se le asignan las funciones de Banco de Tierras y de Promoción de la Vivienda de Interés Social, Metrovivienda mediante Resolución 238 de nov de 2011, reglamenta el trámite tendiente a dar aplicación a la medida de derecho de preferencia sobre 105 inmuebles que componen el Plan de Ordenamiento Zonal de Usme (Oscar Antonio Vaca Velandia, 2015) 18 Las Mesas de Concertación se instituyeron en Usme y en las Veredas El Uval y La Requilina, a raíz de la Operación Urbanística Nuevo Usme y de la necesidad de las comunidades de debatir temas referenciales y situaciones de afectaciones, con instituciones pertinentes a ellos. Estas deliberaciones han durado más de dos años. Las comunidades conocen de ellas y saben de su manejo y operación, por tanto más que unos Comités, lo que cabe es la Mesa de Concertación. (Contraloría, 2012, pág. 14).
103 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
la obtención de subsidios de vivienda y la redefinición de suelos de uso agrícola a suelos
de expansión (Plataforma Social de Usme; Mesa de Ambiente y Territorio;, 2011)
Solo así se entiende, que el principal aporte financiero para el desarrollo de la Operación
Nuevo Usme provenga del sector privado, precisamente
La inversión requerida es de 50 mil millones de pesos en parques y recuperación
de quebradas; 350 mil millones de pesos en redes de servicios públicos e
infraestructuras viales; 120 mil millones de pesos en equipamientos sociales y
culturales; 1,35 billones de pesos del sector privado para la construcción de
vivienda, zonas industriales y centros comerciales; (…) Esto para un total
aproximado de 1,87 billones de pesos. (Instituto de Estudios Urbanos, 2011, pág.
3)
Resulta ilustrativo también, remarcar que la vivienda de interés social que se ha construido
en el marco de la expansión urbana, como la urbanización Ciudadela Nuevo Usme, ha
reproducido el hacinamiento y las condiciones indignas de vida, que los promotores del
proyecto tanto han criticado sobre la urbanización pirata a la que aspiran combatir,
En la Ciudadela Usme, conformada como un asentamiento de proyectos VIS y VIP,
se han entregado subsidios para favorecer a los hogares, sin embargo es un lugar
donde hay deficiencias en el espacio público y las carencias de infraestructuras
complementarias, la condición de desplazamiento, reasentamiento y otras
condiciones de la población, vulneran el derecho a una vivienda digna a las familias
que han llegado a Usme. A pesar de contar con la infraestructura urbana y las
viviendas entregadas por el proyecto a través de los constructores, los nuevos
habitantes empezaron a constituir su organización con miras a reivindicar sus
derechos. (Oscar Antonio Vaca Velandia, 2015, pág. 127)
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
104
Nota. Elaboración propia, 2014.
Todos estos mecanismos jurídicos y discursivos, han sido agenciados por los distintos
gobiernos distritales y son un claro ejemplo de estrategias de expropiación basadas en la
“legalidad Institucional” y “Consenso y Legitimación” que tienen lugar a propósito de la
expansión urbana y la operación estratégica.
Por otro lado, se destacan también estrategias de cooptación y captura que plantean retos
a las organizaciones campesinas que se oponen a la expansión. Particularmente,
Se ha recurrido a la figura del testaferro, para comprar predios de campesinos de
forma individual y selectiva, ofreciendo precios más atractivos que los dispuestos
por la Operación Estratégica y de esta forma minar la resistencia. (Comunicación
personal, 17 de noviembre de 2017)
Esto ha repercutido negativamente en los procesos de resistencia a la expansión, ya que
permitido el avance lento del cemento y ha generado tensiones entre los campesinos.
Como corolario, los planes de expansión urbana que se tienen programados para Usme
contemplan el desplazamiento de familias campesinas que históricamente vienen
organizando su vida en torno a formas de producción comunitaria y ancestral. Por ejemplo
Imagen 8. Ciudadela Nuevo Usme
105 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
la gestión y el cuidado del agua, que se maneja a partir de acueductos comunitarios, o el
uso del suelo y de las prácticas del cultivo, que conserva prácticas indígenas. Es importante
señalar, que los campesinos que han salido del territorio son principalmente los que no
hacen parte de procesos organizativos de resistencia a la expansión. Mientras que un
sector importante de los campesinos que aún permanecen en el territorio, se encuentran
vinculados de una u otra forma a las experiencias de lucha.
También se pone en peligro la biodiversidad y los procesos ecológicos esenciales para la
vida. Una alta densificación de la zona atentaría contra el páramo del Sumapaz, que hoy
ya está lesionado por la presencia de un batallón de alta montaña, la siembra extensiva de
papa y la amenaza de la construcción de una hidroeléctrica. Además, de consolidarse la
urbanización se estaría destruyendo un territorio con importancia cultural y arqueológica
invaluable, ya que en estos predios se encuentra la necrópolis de Usme.
Nota. Elaboración propia, 2014
En el año 2007 durante excavaciones hechas por metro vivienda en predios de la hacienda
el Carmen (zona destinada para construcción de uno de los proyectos de urbanización), y
gracias a denuncias de la comunidad campesina, se encontraron pistas de lo que parece
ser uno de los cementerios indígenas más grandes de Latinoamérica (Luis Miguel Palacio,
2011). Durante el primer semestre de 2008 un equipo de antropología hizo varias
excavaciones en el lugar. Allí, en los predios de la hacienda ubicada al borde de la carretera
principal que va hacia Usme, se encontró, para sorpresa de los especialistas en el tema, y
Imagen 9. Páramo de Sumapaz
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
106
para los constructores de Metrovivienda —que ya habían empezado los trabajos— una
zona de entierros humanos, en donde según Virgilio Becerra, antropólogo que lideró el
grupo de investigación, los muiscas se comunicaban con los dioses (Londoño, 2011). En
consecuencia, el proceso de urbanización implica también, destruir el patrimonio ancestral
cultural de los bogotanos.
Fuente: Virgilio Becerra en González Torres, D. (13 de octubre de 2017). Las 2 Orillas. Necrópolis
indígena de Usme será transformada en un centro de interpretación patrimonial. Obtenido de Las 2
Orillas. Necrópolis indígena de Usme será transformada en un centro de interpretación patrimonial:
https://www.las2orillas.co/necropolis-indigena-de-usme-sera-transformada-en-un-centro-de-
interpretacion-patrimonial/
Estas son las caras de la acumulación por desposesión que se viene llevando a cabo en la
ciudad de Bogotá. Todas las manifestaciones del despojo descritas implican: la apropiación
de territorios por sectores privados (constructoras), la destrucción de prácticas comunitarias
ancestrales de uso y gestión del suelo, el desplazamiento de comunidades, la destrucción
de ecosistemas biológicos (principalmente ríos) y el exterminio del patrimonio cultural
ancestral.
Del mismo modo, entendiendo el proceso de despojo como un proceso abierto y
contingente, es posible entender que lo único que detiene el avance del cercamiento sobre
la zona rural de Usme, es la lucha organizada de sus habitantes rurales. Ya que como
Imagen 10. Necrópolis Usme
107 2. CAPITULO 2: Acumulación por despojo urbano en Latinoamérica
veremos en el siguiente capítulo, a cada proceso de despojo le corresponde un proceso de
resistencia.
2.6 Conclusiones del capítulo
En Latinoamérica el proceso de acumulación por desposesión propuesto por Harvey, viene
asociado a la consolidación de un modelo económico primario extractivo exportador. Este
proceso, avanza sobre nuestra geografía expoliando la naturaleza y destruyendo las
formas de vida de múltiples comunidades, razón por la cual, se han multiplicado conflictos
ambientales en toda la región.
Sin embargo, los procesos de despojo que son asociados generalmente con dinámicas
rurales, también se vienen manifestando en los principales centros urbanos de América
Latina. En las ciudades, la estructuración de una ciudad que responde a un proyecto
neoliberal y globalizado reproduce dinámicas de despojo tanto en los perímetros
urbanizados como en sus periferias y bordes, que expulsa población, mercantiliza espacios
públicos (inmuebles del estado, espacios verdes, parques, plazas), gentrifica barrios,
especula con la tierra urbana, fragmenta relaciones comunitarias y se apropia o destruye
patrimonios naturales.
En la actualidad, en Bogotá se configuran dinámicas de acumulación por desposesión, que
responden, a una reconfiguración espacial que privilegia un modelo de ciudad globalizada
y neoliberal, que propende por una mejor integración al mercado mundial. La promoción de
esta re organización espacial sustentada en el despojo se hace fundamentalmente a través
del Estado y sus atributos legales-jurídicos.
La expansión planificada de la zona urbana contemplada en la Operación Estratégica
Nuevo Usme, a través de proyectos de construcción de vivienda social y el diseño de un
nueva centralidad sobre zona rural de la localidad de Usme, que busca articular a la capital
con las actividades económicas de los llanos orientales (agroindustria, ganadería y
petróleo) para cumplir con las exigencias que el mercado mundial hace a la capital y al
país, reproduce una geografía del despojo, que se apropia de la ruralidad de la localidad
de Usme, a costa del deslazamiento de comunidades, del deterioro de la naturaleza, la
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
108
destrucción de sus prácticas comunitarias y ancestrales indígenas, y el aprovechamiento
privado para la construcción de vastas extensiones de tierra rural.
Esto convierte el caso de la capital colombiana, en un escenario contemporáneo de
procesos de despojo en escenarios urbanos que, a su vez, genera resistencias en los
habitantes, que se organizan en defensa del territorio y la vida campesina y que cuestionan
la espacialidad del capital en lo que se puede interpretar como luchas contra el despojo.
109 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
El objetivo de este capítulo es explicar la forma en la que se ha desarrollado en
Latinoamérica la resistencia en contra de los procesos de acumulación por despojo. En un
primer momento se abordará la matriz de análisis que ha sido utilizada en la región para
explicar los levantamientos contra el extractivismo. En un segundo momento se analizará
cómo se ha presentado el proceso de resistencia en escenarios urbanos, y, finalmente, se
analizará el proyecto de resistencia y de ocupación alternativa del espacio de la zona rural
de Usme, contra el proceso de despojo que propende la expansión urbana y la OENU.
3.1 Luchas contra el despojo en Latinoamérica. Claves
para el análisis
Si bien los procesos de despojo son parte de una dinámica continuada en la historia de la
acumulación capitalista, hay que señalar que las luchas en defensa de los bienes comunes
también lo son. Aquí partimos de considerar que el despojo es un proceso social y que por
lo tanto implica disputa permanente, así que a todo proceso de despojo le corresponde su
resistencia.
En Latinoamérica, el asentamiento de mega proyectos extractivos implica la
reconfiguración de estos espacios, subsumiendo las relaciones sociales y la naturaleza en
una lógica instrumental, privatizante y mercantil, que compromete tejidos comunitarios,
economías alternativas, culturas y genera desequilibrios ambientales.
No obstante, estos procesos de despojo se enfrentan a resistencias locales que en muchas
ocasiones interrumpen el avance extractivista. Así, mediante la defensa de los bienes
comunes de la naturaleza, las comunidades luchan por conservar su forma de vida
tradicional o alternativa (Composto, Claudia; Navarro, Mina Lorena, 2014).
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
110
En América Latina, han sido principalmente los campesinos e indígenas quienes han
acumulado mayor experiencia oponiéndose al despojo. En sus luchas es muy importante
la memoria, que opera como un potente dispositivo de resistencia y cohesión ante el avance
del despojo (Composto & Navarro, 2014).
Los procesos de resistencia han emprendido una reapropiación comunitaria del espacio,
resignificando y creando nuevas relaciones, a través de experiencias de autogestión
productiva, tomas de decisión más horizontales, afirmación de identidades, recuperación
de saberes ancestrales y cultivando valores como el apoyo mutuo, la solidaridad y el
respecto por la naturaleza.
En la región se presenta la particularidad de que las luchas contra los procesos
extractivistas y de cercamiento de los bienes comunes, aparece, generalmente, en clave
de conflictos socio ambientales. Enrique Leff (citado por Svampa & Viale, 2014) se refiere
a esta tendencia como “la ambientalización de las luchas indígenas y campesinas y la
emergencia de un pensamiento ambiental latinoamericano”. A su vez, esta inclinación se
ha expandido hasta el punto de incluir otras reivindicaciones rurales y urbanas.
Aquí entendemos los conflictos socio ambientales como aquellos relacionados con el
acceso y control de los bienes naturales y el territorio, que supone de las partes enfrentadas
intereses, valores y formas de concebir el espacio contradictorias, en contextos
caracterizados por una relación de fuerza desigual (Svampa, Maristella; Viale, Enrique;,
2014).
Partiendo de esta premisa, se han utilizado diferentes aproximaciones teóricas para
referirse a este sujeto social que lucha contra el despojo. A continuación describiremos
algunas de estas aproximaciones, que a nuestro juicio ayudan a ilustrar la matriz de análisis
que se viene utilizando para abordar estos conflictos.
Desde el campo de la ecología política, Joan Martínez Alier propone abordar el tema
utilizando el concepto de ecologismo popular. A propósito de conflictos socioambientales
causados por la gran minería, la extracción y transporte de petróleo etc., señala que en la
región ha emergido un ecologismo popular. Este ecologismo se diferencia del ecologismo
desarrollado en los países ricos, porque su componente de clase es diferente, es decir,
está asociado a las reivindicaciones de “los pobres” (Martínez Alier, 2008).
111 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
La característica de estos movimientos sociales que parten de un ecologismo popular, es
que intentan sacar los recursos naturales de la racionalidad mercantil que les imprime el
capital. Con este propósito, el ecologismo de los pobres crea un saber y un lenguaje
autónomo independiente de los saberes económicos y técnicos, que sirve para analizar las
problemáticas y el curso de la lucha, en lo que se constituye como un lenguaje de
valorización del territorio. Entonces, se constituye una conciencia afincada en los saberes
y lenguajes locales. Al respecto Martínez Alier (2008) señala,
En esos conflictos (…) comprobamos el uso de diversos lenguajes. Puede ser que
los poderes públicos y las empresas quieran imponer el lenguaje económico,
diciendo que se hará un análisis costo-beneficio con todas las externalidades
traducidas a dinero, (…) y que así se va a decidir si se construye una represa
conflictiva o se abre una mina. Pero puede ocurrir que los afectados, aunque
entiendan ese lenguaje económico (…) acudan a otros lenguajes que están
disponibles en sus culturas. Pueden declarar, como hicieron los U’Wa en Colombia
frente a Occidental Petroleum, que la tierra y el subsuelo son sagrados, que “la
cultura propia no tiene precio”. En un conflicto ambiental se despliegan valores
ecológicos, culturales, de subsistencia de las poblaciones, y también valores
económicos. Son valores que se expresan en distintas escalas, no son
conmensurables. (pág.26)
En suma, según Martínez Alier, el lenguaje de revalorización les permite a los movimientos
sociales que se resisten al despojo combatir la apropiación privatizante de su espacio,
construyendo una subjetividad no capitalista donde se pone en juego su cultura, sus
imaginarios, etc., para declarar su entorno libre de cercamientos.
Por su parte Maristella Svampa, utiliza el concepto de movimientos socioambientales, para
abordar las luchas que se enmarcan en la explosión de conflictos socioambientales en
Latinoamérica causados por el (neo) extractivismo. Estos movimientos sociales se
enfrentan a la mega minería, al uso de agrotóxicos, a los agronegocios y, en las ciudades
a formas de urbanismo neoliberal (extractivismo urbano).
Sin embargo, para Svampa lo que se pone en juego en estos conflictos, además de
concepciones sobre el territorio, la naturaleza y el ambiente, es la disputa por el significado
de desarrollo y democracia. En ese sentido, no solo se cuestionan
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
112
las formas económicas y sociales existentes, sino también el alcance mismo de la
democracia, pues estos proyectos se imponen sin el consenso de las poblaciones,
generando fuertes divisiones en la sociedad y una espiral de criminalización y
represión de las resistencias colectivas. (Svampa, Maristella; Viale, Enrique;, 2014,
pág. 33)
Como consecuencia, los movimientos (indistintamente de si son campesinos, indígenas,
urbanos) ponen en práctica formas de toma de decisión más horizontales, con estructuras
más flexibles y en general más amplias, deliberativas y participativas. Esto lleva implícito
una forma de hacer política desmarcada de los escenarios estatales, y más cercano a la
forma de hacer y vivir en comunidad. Esta característica ubica a estas experiencias de
lucha en orillas diferentes de movimientos clásicos, como los partidos, sindicatos o grupos
guerrilleros.
Además, estos movimientos socio ambientales tienen un carácter policlasista (Svampa,
Maristella; Viale, Enrique;, 2014) que se hace visible fundamentalmente en escenarios
urbanos, y que se distingue de las expresiones campesinas e indígenas, pero que no
impide su encuentro y articulación y/o intercambio de saberes. Por ende, una característica
fundamental de estas expresiones de lucha contra el despojo es una actitud receptiva a la
articulación entre actores diferentes, que posibilita sistemas de saber que sirven para hacer
una suerte de batalla de ideas, contra los discursos y saberes técnicos y expertos, que
intentan comprender el territorio bajo una lógica capitalista.
Esto les posibilita, por ejemplo, utilizar canales institucionales y recursos jurídicos para
frenar o retrasar el cercamiento de los bienes comunes, sin descartar, la apuesta por la
acción directa, o en general, una multiplicidad de mecanismos de acción colectiva.
Por lo tanto, la defensa de los bienes comunes “alude a la necesidad de mantener fuera
del mercado aquellos bienes que, por su carácter de patrimonio natural, social, cultural,
pertenecen al ámbito de la comunidad y poseen un valor que rebasa cualquier precio.”
(Svampa, Maristella; Viale, Enrique;, 2014, pág. 34 y 35) .
Finalmente, la autora sostiene que la dinámica de los movimientos socioambientales en la
región da lugar a un “giro ecoterritorial”, entendido como la construcción de marcos
comunes de acción colectiva, basados en una matriz indígena-campesina y comunitaria,
que funcionan como esquemas de interpretación de conflictos locales y globales, y al
113 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
mismo tiempo como productores de subjetividad colectiva alterna, que cuestionan
discursos como el de democracia y desarrollo. (Svampa, Maristella; Viale, Enrique;, 2014)
Incluso, la autora va más allá, y destaca que las alternativas ecoterritoriales buscan
cuestionar imaginarios sociales hegemónicos de consumo, basado en un estilo de vida
utilitarista donde la calidad de vida se mide en términos de bienes y servicios no esenciales
mediados por el mercado.
De forma similar, Enrique Leff define a los grupos que se organizan en contra del despojo
como movimientos de reapropiación de la naturaleza. El mexicano considera que, durante
el neoliberalismo, se subsume dentro de la lógica del capital a las poblaciones siendo
despojadas de su cultura y de la naturaleza. De esta manera, en escenarios de conflicto el
Estado legitima el despojo a través de un esquema de valorización capitalista de la
biodiversidad y los saberes ancestrales, donde se pretende que las comunidades acepten
una compensación económica por la cesión de esos patrimonios (Leff, 1998).
En oposición a esta racionalidad neoliberal y globalizada que pretende administrar
racionalmente los bienes comunes, emerge una racionalidad ambiental que se propone la
revalorización de la existencia humana. Eso se expresa en las luchas campesinas e
indígenas en contra de la capitalización de su forma de existencia. De esta forma se crean
estrategias por parte de las comunidades para
autogestionar su patrimonio histórico de recursos naturales y culturales. Se está
dando así una confrontación de intereses por asimilar las condiciones de
sustentabilidad a los mecanismos del mercado frente a un proceso político de
reapropiación social de la naturaleza. Este movimiento de resistencia se articula a
la construcción de un paradigma alternativo de sustentabilidad, en el cual los
recursos ambientales se convierten en potenciales capaces de reconstruir el
proceso económico dentro de una nueva racionalidad productiva, planteando un
proyecto social basado en la productividad de la naturaleza, las autonomías
culturales y la democracia participativa. (Leff, 1998, pág. 8)
De nuevo aquí lo que se pone en juego es la forma de vida de los habitantes que se ven
afectados por la valorización capitalista de su existencia. El avance de los cercamientos
sobre los bienes comunes, y en general de la forma de vida de los habitantes de los campos
y ciudades latinoamericanos, desencadena una oleada de resistencias de un sujeto distinto
a los movimientos clásicos, que se disputa la espacialidad, entendiéndola como una
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
114
relación social multi dimensional, multi escalar y por supuesto conflictiva, donde se pone
en juego la posibilidad de vivir la vida de una forma diferente a la que impone el capital.
Hacemos énfasis en la diferencia con movimientos sociales clásicos, porque entendemos
que el sujeto que se revela ente el despojo tiene una expresión espacial, ya que, a
diferencia del movimiento obrero, por ejemplo, que se articula en el lugar de trabajo y cuyo
mecanismo de lucha más frecuente era la huelga, los movimientos que luchan contra el
despojo lo hacen desde el espacio donde reproducen su vida, las veredas, los barrios, las
cuencas, los páramos y tienen por objeto de lucha el espacio. Por eso se expresan
ocupando espacios, trancando vías, calles, desalambrando cercas (Zibechi, 2008).
En síntesis, podemos afirmar que en Latinoamerica las luchas contra el despojo están
caracterizadas por un sujeto que comparte una matriz campesina e indígena, diferente a
sujetos clásicos como el partido o el sindicato, en la medida que se expresa espacialmente,
y que pone en juego la defensa de sus formas de vida, a través de la reivindicación de un
lenguaje propio, una valoración de sus saberes, de sus formas de hacer política, y que
además, está abierto a articulaciones con otros sectores que comparten una matriz de
análisis de las luchas.
Estas luchas ponen en cuestión la subsunción de las formas de vida bajo las leyes del
capital, en la medida que critican discursos amplios como el desarrollo y la democracia. En
ese sentido cuando ponen en práctica relaciones sociales que no están mediadas por el
individualismo y el lucro, construyen una espacialidad contradictoria a la del despojo.
Como veremos más adelante, estos son rasgos que comparten los campesinos Bogotanos
en la lucha que están llevando a cabo en la localidad de Usme a propósito de la expansión
urbana.
3.2 Lucha contra el despojo en las ciudades
Latinoamericanas
115 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
La producción de una espacialidad urbana consagrada al neoliberalismo y la globalización
ha liberado grandes porciones de suelo urbano (en los centros o en las zonas de expansión)
al mercado, particularmente al mercado inmobiliario. Y de la misma forma que en las zonas
rurales de la región, el cercamiento de los bienes comunes se desarrolla en los centros
urbanos latinoamericanos. Sin embargo, los procesos de despojo en las ciudades también
tienen un correlato en expresiones de lucha y resistencia.
El despojo en escenarios urbanos se expresa en la entrega de bienes comunes como las
tierras, inmuebles del Estado y espacios verdes para la especulación inmobiliaria. También
en desalojos masivos, procesos de gentrificación y expansión urbana sobre zonas
agrícolas y de alto valor ambiental. En este contexto “los barrios van perdiendo sus
identidades y sus habitantes son excluidos de las decisiones sobre la planificación urbana.
Además, las dinámicas de mercantilización de la vivienda, convirtiendo a los inmuebles en
una especie de commodity, o bien de cambio, acentúa los déficits habitacionales de las
ciudades (Svampa, Maristella; Viale, Enrique;, 2014).
Sumado a lo anterior, los espacios públicos, antes escenarios de encuentro de las personas
como ciudadanos, hoy son cercados o insertados en lógicas de negocios privados, cuando
no son reemplazados por centros comerciales, donde las personas son vistas como
clientes. Finalmente, la reorganización espacial urbana, amenaza paisajes naturales como
los humedales, en benefició de proyectos que representen ganancia.
En los últimos tiempos el capitalismo avanza desterritorializando campesinos y pueblos
indígenas, pero también sectores populares urbanos, que se ven afectados por el despojo.
Así como el capital genera territorios rurales homogéneos, en la ciudad se persigue el
mismo objetivo. Tales fines son: uso intensivo del suelo y del capital mediante la
construcción de grandes torres y enormes superficies comerciales, creación de espacios
iguales a sí mismos, que provocan homogenización social y cultural; expulsión de los
pobres y una disminución de los intercambios e interacciones sociales (Zibechi, 2008). De
esta forma, las ciudades capitales cada vez más reproducen relaciones mercantiles en
detrimento de relaciones comunitarias.
“Así como los monocultivos convierten la vida en mercancía, en las ciudades todos
los intercambios humanos (comer, viajar, divertirse, jugar, hacer el amor, compartir)
se mercantilizan porque las personas han dejado de controlar sus territorios. (…) la
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
116
fábrica salió de sus muros y se expandió a todos los poros de la vida social” (Zibechi,
2008, pág. 244).
No se puede perder de vista, que la emergencia de experiencias de lucha en las barriadas
populares, ha estado precedida de un declive en las organizaciones clásicas, que
canalizaban la potencia rebelde de los sectores populares de las ciudades. Con el triunfo
del neoliberalismo, el mundo del trabajo se vio fracturado, principalmente a través de la des
industrialización y la flexibilidad laboral. Hoy la inmensa mayoría del mundo del trabajo en
Latinoamérica es precario y la informalidad es campante. En este escenario, los sindicatos
y los centros productivos dejaron de ser el escenario privilegiado para organizar la lucha
de los de abajo. A esto hay que sumarle, el descredito de los partidos políticos y su
incapacidad para movilizar las de mandas de los marginados.
Entre tanto, las periferias urbanas han concentrado a una gran masa de sectores sociales,
que están desconectados de la economía formal y se vienen configurando como espacios
relativamente fuera de control. Con este panorama, los barrios excluidos se han venido
convirtiendo en espacios proclives a la organización y movilización de intereses de los
sectores populares.
Estos espacios han propiciado niveles de autonomía tales, que sus habitantes han
establecido formas de supervivencia diferentes a las que provee el mercado formal, auto
construyen sus casas, formas de resolver sus conflictos no mediadas por las autoridades
formales, etc. En las barriadas populares de América Latina, se están conformando
espacios diferentes, territorialidades, que permiten reproducir relaciones sociales
antagónicas con las que impone el capital.
En ese contexto, los espacios urbanos de las resistencias, según Raúl Zibechi, tienen tres
características fundamentales que mencionamos a continuación:
• Los territorios de los colectivos y sectores populares urbanos son espacios de la
diferencia, donde existen formas de vida heterogéneas, respecto a la ciudad del
capital, algo que es claramente visible a través de los distintos paisajes de la
ciudad. Además, se apoyaron en sus diferencias para sobrevivir, generando lazos
comunitarios, en la reciprocidad y en la solidaridad que caracterizan la forma de
vida de los sectores populares.
117 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
• Las relaciones de poder que los sectores populares (organizados en
movimientos) establecen son distintas de las que practican el Estado, los
partidos, los sindicatos. Dan prioridad a las relaciones horizontales, menos
centralizadas y jerárquicas.
• Los territorios de los sectores populares organizados sobreviven estrechando
relaciones entre ellos y con otros” (Zibechi, 2008, págs. 246, 247 y 248) .
Estas características no se diferencian mucho de las características de las luchas contra el
despojo en escenarios rurales. Conservan similitudes cruciales, como las formas de hacer
política, la inclinación a conservar sus costumbres y tradiciones en oposición a las que
impone el capital y la defensa de su espacialidad. Además, en las ciudades las identidades
colectivas asociadas al espacio cotidiano, al territorio, al barrio a la comunidad, han tomado
protagonismo en un escenario donde el mundo del trabajo es precario y figuras clásicas
como el partido y el sindicato no movilizan a los pobres.
Estos rasgos propios de las experiencias que se resisten a la espacialidad capitalista y al
despojo, pueden observarse también en la experiencia de los habitantes de Usme, que
ante el proyecto de espacialidad que impone la ciudad con la Operación Estratégica Nuevo
Usme (OENU), contraponen una espacialidad enraizada en su tradición campesina,
ancestrales indígenas y en defensa de la naturaleza.
Además, hay que señalar que la lucha que se está llevando a cabo en Usme tiene una
particularidad, que consiste en que se desarrolla en medio de un proceso estrictamente
urbano, como lo es el de expansión, pero que protagonizan sujetos que se reclaman
campesinos, más precisamente campesinos bogotanos. Esta es la característica de este
conflicto socio espacial, que, si bien obedece a una lucha urbana, se presenta en un
espacio de transición, como son los bordes. Así que la matriz de análisis que acabamos de
explicar encaja para analizar su lucha, ya que opera de acuerdo a una mezcla de
racionalidades urbanas, indígenas y campesinas.
3.3 La experiencia de resistencia en el borde sur de la
localidad de Usme
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
118
El objetivo de esta sección del capítulo, es dar cuenta de la lucha que se ha llevado a cabo
por parte de los habitantes de la ruralidad de Usme contra la OENU, y dejar suficientemente
planteado en qué consiste el proyecto alternativo de ocupación del territorio que se opone
a la expansión urbana y, en general, a la valoración capitalista de la zona.
3.3.1 Emergencia y transición de la lucha
A continuación vamos a hacer una breve historia con datos básicos que describen cómo
emerge y se desarrolla la resistencia frente al proceso de despojo que conlleva la expansión
urbana y la OENU sobre la ruralidad de la localidad.
Con la expedición del acuerdo 6 de 1990 del Concejo de Bogotá (por medio del cual se
adopta el estatuto para el ordenamiento físico del distrito especial de Bogotá, y se dictan
otras disposiciones), se destina un área de la zona rural de Usme, dentro de la cual se
encuentra la vereda Los Soches, a ser suelo de expansión urbana de la capital.
Así, entre los años 1993 y 1995 se establece un cobro de impuestos a los habitantes, como
el impuesto por beneficio general que establece un valor por las obras que el distrito iba a
ejecutar en el proceso de expansión. De esta manera,
“aumentan los niveles de impuesto prediales, lo que quiere decir que los propietarios
de las fincas que antes tenían que pagar 100.000 o 200.000 pesos en impuestos,
aparecen pagando después 20, 30, 40, 50 millones de pesos, y la gente pues no
tiene la opción de pagar esa cantidad de dinero entonces toca vender”.
(Comunicación personal, 17 de noviembre de 2017)
Este aumento de los impuestos comienza a presionar a los habitantes de la vereda a vender
sus tierras, dejando a las familias sin el sustento generado por la actividad agrícola y
pecuaria que venía siendo su tradición (Soches, 2016). Como respuesta a estas medidas
la Junta de Acción Comunal (JAC) de la vereda Los Soches, en cabeza de Belisario Villalba,
su presidente, cito a los habitantes para tratar el problema.
Luego de algunas reuniones, lo que en un momento parecía un problema de algunos pocos
propietarios rurales, se convirtió en un asunto de toda la vereda. Es así como la comunidad
empieza a reunirse en la escuela, que además de ser un espacio emblemático, es un lugar
119 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
en donde se han tomado parte de las decisiones más importantes de la historia de
resistencia (Soches, 2016). Fruto de estas reuniones se diseña un plan de acción para
solucionar la problemática, el cual consistió en: redactar un documento que es presentado
al IDU19 con el contenido de las discusiones en las reuniones; buscar contacto con el
Concejo de Bogotá y hacer una visibilización de la problemática, con lo cual se contacta al
periodista Hollman Morris, que en el año 1993 hace la denuncia de la problemática a través
de una crónica en el noticiero AMPM (Comunicación personal, 17 de noviembre de 2017).
En consecuencia, la comunidad de la vereda Los Soches logra que el Concejo atienda su
llamado, con lo cual los concejales hacen un recorrido por la localidad de Usme y adelantan
una sesión histórica en la escuela de la vereda (Comunicación personal, 22 de noviembre
de 2017). De esta forma en el año 1996 se logra establecer que la vereda Los Soches
efectivamente hace parte de una zona rural y que, en esa medida, se tenía que detener la
expansión urbana en esos predios. De manera que se logra revertir la situación y cambiar
en la norma la destinación del suelo, recobrando la categoría de zona rural del distrito.
A pesar de la histórica conquista, la comunidad de la vereda Los Soches inició un camino
de cualificación política que le dio al proceso de resistencia otro énfasis. Ya no se
reclamaba solo el cambio de la norma y la destinación del uso del suelo, ahora se
proyectaba un ejercicio que implicaba reflexionar sobre su proceso, sobre su historia
campesina y su trayectoria de lucha. De esta manera se convirtieron en sujeto político
campesino bogotano y nació la idea de Agro Parque Los Soches como un proyecto de vida
alternativo en la zona rural de Bogotá. Esta cualificación fue posible por la interacción con
otros actores de carácter institucional, académico y comunitario fundamentalmente.
Entre tanto, en el año 2000 se expide el POT vigente que recoge la conquista de la vereda
Los Soches en la medida que declara a la vereda como zona de tratamiento especial, y
determino la figura de gestión agro parque Los Soches por treinta años (Comunicación
personal, 22 de noviembre de 2017). Sin embargo, el destino de las otras veredas de la
localidad no fue el mismo. En la medida que ninguna fue receptiva con el proceso de lucha
que llevo a cabo Los Soches, las veredas de la parte baja (el Uval, La Requilina, Corinto,
Chiguaza, Olarte y El Destino) siguieron figurando como zona de expansión. En ese
momento se plantea un articulación con las otras veredas que no resulta fructífera, hasta
19 El Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) es una institución de carácter público creado por la Alcaldía de Bogotá, para el desarrollo las obras de infraestructura.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
120
el año 2003, momento en el que se expide el Decreto 266 de 2003 en el que se anuncia
formalmente el inicio del “Proyecto Urbanístico Integral o Macro-Proyecto que se
identificará como "Nuevo Usme" y que estará comprendido por las Operaciones
Estructurantes "Nuevo Usme" y "Puerta al Llano" contempladas en el Plan de
Ordenamiento Territorial de Bogotá (Ballén, 2015).
El proyecto de expansión en la localidad de Usme cubre aproximadamente una
porción de 680 hectáreas de su suelo rural, de las cuales aproximadamente 300
hectáreas, se han denominado Polígono 1, que corresponde al Plan Parcial número
1 el cual incluye parte de la población localizada en las veredas la Requilina y el
Uval, ante lo cual, la población campesina está en desacuerdo y por lo tanto en
reunión efectuada en sede de Casa de España, el 17 de mayo del 2004, para
discutir en foro El Futuro Rural de Usme se decidió la creación de una Mesa de
Trabajo que posteriormente se elevó a Mesa de Conciliación encaminada a discutir
temas relacionados con la “Operación Nuevo Usme”. (Secretaría de Hábitat, 2015,
pág. 26)
A partir de este momento comienza una nueva etapa en el conflicto socio espacial en la
zona rural de la localidad de Usme. De esta manera en el año 2006 se crea formalmente
la Mesa de Concertación Rural conformada con líderes rurales de las veredas afectadas
por la intervención urbanística. Es importante mencionar que la vereda Los Soches
participa de este espacio aun cuando sus predios no se ven afectados directamente por la
Operación Estratégica. Lo anterior da cuenta del nivel de cualificación del proceso de lucha
del Agro Parque, ya que su lectura y propuesta apunta más allá de los límites de sus
predios. Con el paso del tiempo la mesa pasó de ser un espacio estrictamente comunitario
a un escenario formal reconocido por la alcaldía local de Usme (Ballén, 2015), donde se
tratan asuntos de alto nivel relacionados con la expansión entre las comunidades y las
autoridades distritales.
En el año 2007 de manera accidental, mientras se adelantaban obras en el marco de la
OENU, se descubre en predios de la Hacienda El Carmen vestigios de la cultura Muisca
en lo que hoy se conoce como la necrópolis de Usme. Como consecuencia de este
descubrimiento se conforma la Mesa de patrimonio de Usme y la lucha contra la expansión
urbana se nutre de nuevas reivindicaciones. Esto le da un nuevo matiz a la resistencia y le
da un nuevo aire mediático al proceso de lucha.
121 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
Más adelante, con la llegada de Gustavo Petro a la alcaldía de Bogotá, la dinámica toma
un nuevo giro. Durante esa administración se expide el Decreto 364 de 2013 que propone
una modificación excepcional al POT que implica, entro otras cosas, dejar de expandir la
ciudad hacia la ruralidad de Usme. Esta administración recoge las demandas históricas de
las organizaciones rurales. Sin embargo, el decreto es suspendido y no cuenta nunca con
el apoyo en el Concejo de la capital, con lo cual la expansión queda en firme.
En la actualidad la lucha por la defensa de la vida rural en la localidad de Usme se
encuentra activa, pero en incertidumbre. Enrique Peñalosa, quien expidió el POT vigente
en el año 2000, fue nombrado nuevamente alcalde el 1 de enero de 2016. En la actualidad
las organizaciones rurales se encuentran diseñando un documento que pretende incluir a
las veredas afectadas por la OENU bajo la figura de Agro Parque, que ha tenido éxito en
la vereda Los Soches. Sin embargo, el escenario político no es favorable ya que el modelo
de ciudad de Peñalosa no toma en cuenta las reivindicaciones de los campesinos
organizados de Usme.
3.3.2 Factores que explican la resistencia
Se explicarán a continuación los factores principales que, a nuestro juicio, son los que
permitieron el origen y desarrollo de las luchas de los campesinos de Usme contra la
expansión urbana y, particularmente, contra la OENU.
El primer factor a considerar es de orden subjetivo e identitario y se relaciona con el arraigo
que tienen los habitantes de la ruralidad de Usme por su espacio. Como señala Luz
Edilma20, presidenta de la junta de acción comunal de la vereda Los Soches
soy líder comunitaria y habitante campesina del Agro Parque Los Soches desde que
Nací (…) mi familia ha vivido en estas tierras por 5 generaciones (…) nosotros
éramos netamente rurales, campesinos y aún lo somos. (Comunicación personal,
22 de noviembre de 2017)
20 Líder campesina vereda Los Soches y actual presidente de la JAC. Entrevistas realizada en el marco de la fase de campo de esta tesis.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
122
Este arraigo en torno a sus modos de vida y su espacio rural permitió la construcción de
una identidad y un sentido de pertenencia fuerte, que ha sostenido la lucha de los
habitantes contra la expansión urbana. Para los campesinos de Usme, el estilo de vida
urbano no es una opción. Al respecto señala el líder campesino Guilermo Villalba21
la tarea de nosotros es empezar a cuidar esto que genera el oxígeno, las
conectividades biológicas de las especies, de mamíferos, de aves, toda la cantidad
de cosas, y sobre todo para el arraigo de los campesinos que habitamos en el sitio,
y es cuando uno habla como enamorado, como queriente de sus territorios, para
que la gente que habita en los campos, (…) no sean encerrados en apartamentos
de 40 metros cuadrados porque finalmente es triste, esa tierra heredada.
(Comunicación personal, 17 de noviembre de 2017)
La identidad y el arraigo campesino es muy importante, porque los habitantes de la
ruralidad crecieron y se criaron conviviendo con la naturaleza, además, sus familiares
también viven en este sector, así que han creado unos lazos muy fuertes con su pasado y
presente rural. Este componente identitario ha permitido que la lucha contra la expansión
urbana se haya sostenido durante años.
No se puede olvidar que en el año 2007, durante excavaciones adelantadas en zona rural
en el marco de la Operación Nuevo Usme, se encontró lo que hoy conocemos como la
necrópolis de Usme. En predios de la Hacienda El Carmen se halló un cementerio indígena
cuya historia inició hace 1.200 años (ICANH, 2014). Esto constituye a la zona rural de Usme
en un lugar sagrado y de alto valor histórico, además ha ayudado a consolidar una identidad
que ya no solo se reclama campesina, ahora también, ancestral indígena Muisca.
El segundo factor para considerar es la oleada de luchas ambientales que se desarrollaron
en la ciudad entre finales de los años ochenta y toda la década de los años noventa.
Durante este periodo Bogotá fue epicentro de una explosión de movilizaciones en entorno
a la defensa del patrimonio ambiental de la capital, principalmente en la zona sur oriental
de la capital.
21 Líder campesino vereda Los Soches. Entrevistas realizada en el marco de la fase de campo de esta tesis.
123 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
Este clima de movilizaciones es un factor importante en el proceso de resistencia de los
habitantes rurales de la localidad de Usme, ya que permitió que existieran espejos o
referentes de lucha comunes.
Es importante destacar que en el año 1996 coinciden dos hechos importantes fruto de la
movilización comunitaria. Por un lado, después de la presión de los habitantes rurales de
la vereda Los Soches se logra la modificación del acuerdo 6 de 1990 que desmonta los
impuestos cobrados a los campesinos y devuelve el estatus rural de las tierras. Igualmente,
el proceso de los habitantes de los cerros orientales logró que el Concejo de Bogotá
aprobara la figura de “área de preservación y conservación ambiental” para el parque entre
nubes (Salazar, 2015). Estos hechos no son casualidad, y demuestran que las luchas
comunitarias en la ciudad de Bogotá dieron un “giro ecoterritorial” (Svampa, Maristella;
Viale, Enrique;, 2014), que se expresó en una simultaneidad de luchas que empezaron a
cuestionar la forma en la que la ciudad crecía y devoraba igualmente el patrimonio natural
y las formas de vida comunitarias.
Sumado a lo anterior, se tiene que considerar que en la cuenca del río Tunjuelo, territorio
del que hace parte la localidad de Usme (junto con las localidades de Sumapaz, Ciudad
Bolívar, Tunjuelito, Kennedy y Bosa), confluyen varios conflictos ambientales. De esta
manera, la zona sur de Bogotá es un espacio en permanente conflicto y movilización. Varios
eventos han permitido que la conflictividad siga latente durante un tiempo prolongado, por
ejemplo: en 1997 se derrumba el relleno sanitario Doña Juana; en el 2002 varios barrios
sufren inundaciones graves causadas por el desbordamiento del río Tunjuelo; en el año
2009 ocurre un deslizamiento en el barrio Villa Jackie. Estos sucesos no solo han avivado
la movilización en la cuenca del rio Tunjuelo, en torno a problemáticas históricas como la
minería a gran escala, el asentamiento de industrias contaminantes (ladrilleras y
curtiembres) y afectaciones ambientales causadas por el mal manejo de las basuras etc.,
también han permitido una constante retro alimentación de las experiencias de resistencia
y de esta forma se ha mantenido un clima de lucha y resistencia que perdura hasta nuestros
días.
El tercer factor tiene que ver con el lugar estratégico en el que se encuentra la ruralidad de
Usme. En materia ambiental hay que mencionar que el borde sur oriental posee en su
territorio parques naturales y zonas de reserva natural, como son el Agroparque Los
Soches y el Parque Ecológico Distrital Entre Nubes. Además, se conecta con el Parque
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
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Nacional Natural de Sumapaz, con el páramo del mismo nombre, donde nace la cuenca
hidrográfica del río Tunjuelo, fuente hídrica de importancia para Usme y para el Distrito
Capital, ya que con su aporte éste último puede alcanzar la autosuficiencia en aguas.
(Secretaría de Hábitat, 2015) Estas características hacen que la zona haga parte de una
conectividad ecológica principal a nivel departamental y nacional. Esta riqueza natural
convierte a la zona en un espacio privilegiado para el cuidado y conservación del agua,
además de una despensa de alimentos para la ciudad.
Por su parte, en el suelo de expansión de Usme confluyen diferentes instrumentos de
planeación y de gestión (Secretaría de Hábitat, 2015), tales como el Macroproyecto Cuenca
del río Tunjuelo, la Operación Estratégica Nuevo Usme - Eje de Integración Llanos y el Plan
de Ordenamiento Zonal del área de expansión de Usme. El Plan de Ordenamiento
Territorial prioriza la Operación Estratégica Nuevo Usme - Eje de Integración Llanos
(Decreto 190 del 2004, Art. 26), que tiene contemplado desarrollar una nueva centralidad
a lo largo de la Autopista al Llano, integrando tanto suelos urbanos como de expansión
(Decreto 190 del 2004, Art. 24). De manera que en la zona rural está proyectada una
reorganización espacial de alto impacto, que resulta contradictoria con la conservación de
su riqueza natural.
Esta posición estratégica del territorio lo convierte en un lugar con una multiplicidad de
intereses que están en permanente tensión, lo que convierte a la zona rural en una
espacialidad en constante disputa, entre concepciones antagónicas, que además logra
movilizar actores con una alta concentración de poder político y recursos económicos
asociados a capitales privados nacionales y multinacionales. En este espacio se enfrentan
dos racionalidades contradictorias, una que propende por una inserción más eficiente al
mercado nacional, regional y mundial y otra que valoriza el espacio desde la conectividad
ambiental, el cuidado del agua y los formas de relacionarse con el territorio no mediadas
por el capital.
125 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
3.3.3 Soches, los venados rojos del páramo. Hito de lucha
campesina en Bogotá
Nota. Elaboración propia, 2017
Enseguida se explicará la forma organizativa del proceso Agro Parque Los Soches. Se
escogió esta experiencia porque es exitosa en la contención de la urbanización sobre la
zona rural de la localidad y, además, es la que sirve de faro para el resto de organizaciones
de las veredas que quieren impedir el avance de la expansión urbana y la destrucción de
sus formas de vida.
El proceso organizativo del agro parque Los Soches se remonta a la década de los noventa.
En ese momento se organizaron únicamente para frenar la expansión urbana sobre su
vereda, pero al día de hoy la propuesta apunta a detener la urbanización sobre toda la zona
rural de la localidad, y proponer un modelo de organización territorial concebido desde la
tradición campesina, el agro turismo, el enriquecimiento del sistema productivo y su
conversión a prácticas sostenibles, la restauración y conservación del medio ambiente y el
fortalecimiento de la organización comunitaria (DAMA & Suna Hisca, 2003).
Imagen 11. Vereda Los Soches
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
126
Esa transición en los objetivos da cuenta de un proceso de cualificación del proceso
organizativo. Como señala Luz Edilma, presidenta actual de la junta de acción comunal de
la vereda Los Soches,
A través de un proceso que sucedió en el Agro Parque Los Soches en el año 1993,
empezamos a formarnos, en ese tiempo yo tenía 17 años junto con otras personas
que trabajaban ahí en la vereda, se inició un proceso de resistencia porque nos iban
a urbanizar la vereda. (…) Entonces se inició una lucha con el presidente de la junta,
toda la comunidad y todas las veredas, porque participaron muchos líderes, para
que no se urbanizara esa vereda y empezaron a hacer un proyecto de vida y
resistencia. (Comunicación personal, 22 de noviembre de 2017)
De esta manera, en un primer momento la experiencia de resistencia se gestionó en torno
a dos organizaciones: La Junta de Acción Comunal JAC como instancia de toma de
decisión y la corporación Eclipse, de Belisario Villalba, quien es un referente muy
importante de la historia del agro parque. Fue a través de Belisario y su organización que
la vereda hace una primera transición hacia la figura de agro parque. Esto representaba
para los habitantes de la vereda dejar de concebir su vida únicamente como productores
rurales y diversificar sus actividades.
En esa transición fue clave la interacción con otros actores como instituciones públicas y
universidades. Al respecto Luz Edilma señala
Se hizo un trabajo duro con la gente y los lideres, nació la idea con Belisario Villalba
de convertir ese espacio como una zona de tratamiento especial, un agro parque
(…) En ese entonces ya con la figura de gestión como agro parque Los Soches nos
capacitamos muchos jóvenes en el proyecto de agro parque: Nos hicimos
intérpretes ambientales, se creó un colectivo de mujeres para hacer yogures
(lácteos y conservas Los Soches), se hizo un proceso muy bonito, y quedo la vereda
con dos rutas para hacer senderismo. Todas esas actividades fueron posteriores,
nosotros trabajábamos la agricultura, pero eso era una retroalimentación a ese
proceso. También se trabajó agroecología (huertas orgánicas), sistemas de
reconversión productiva (se sembraron más de 5000 árboles por la cuchilla del
127 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
gavilán), se hizo mucho trabajo comunitario. Cada uno acogió la propuesta de agro
parque Los Soches. (Comunicación personal, 22 de noviembre de 2017)
Esto terminó politizando el proceso y empoderando a la comunidad, particularmente a los
jóvenes de la época. Con el pasar del tiempo, surgieron algunas tensiones internas,
particularmente con la forma en la que se tomaban las decisiones. De esta manera muchos
de los jóvenes que se habían formado sintieron la necesidad de conformar sus propias
organizaciones. Recuerda Luz Edila,
Cuando empezó todo el tema del Agro Parque Los Soches éramos coordinados por
una sola organización que era la de Belisario, Eclipse. La escuela nuestra fue
Eclipse. Pasaron como unos 10 años y ya cada uno se formó como líder, entonces
cada uno cogió su camino porque vimos cosas que no nos parecían, varios
construimos organizaciones aparte. (Comunicación personal, 22 de noviembre de
2017)
Este segundo momento en la historia organizativa representó un cambio que consistió en
pasar de una estructura con una organización que centralizaba las decisiones, los recursos,
la vocería etc., a una red de organizaciones. Sin embargo, los objetivos de las nuevas
organizaciones no cambiaron, es decir, se siguen planteando la conservación de la forma
de vida campesina y propenden por una forma diferente de organizar el territorio desde la
ruralidad y la protección del patrimonio ambiental. En este escenario, la JAC siguió
fungiendo como un lugar privilegiado para el encuentro, la discusión y la toma de decisiones
de la vereda, solo que ahora, participaban más actores: Eclipse, las nuevas organizaciones
de la vereda y los habitantes no organizados.
Además se tiene que destacar que las organizaciones de Los Soches también entablan
relaciones entre ellas, con otras organizaciones de la localidad, con instituciones y
conforman escenarios de encuentro local. Es importante mencionar que varias de las
nuevas organizaciones se conformaron con su propia personería jurídica y plantearon sus
objetivos particulares y agentas de trabajo diferenciadas. Por consiguiente
En la junta de acción comunal es donde se toman las decisiones del agro parque.
Es donde nos reunimos todos. Aunque como ya cada organización tiene su
personería jurídica toman decisiones individualmente. Realmente son las
organizaciones las que toman sus propias decisiones. Entonces en este momento
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
128
somos una red de organizaciones. Cada uno plantea asuntos. Ya tenemos la
postura política de sentarnos a hablar o a discutir algún tema político que no nos
parezca. Porque las decisiones se toman es así. (Comunicación personal, 22 de
noviembre de 2017)
En la actualidad las organizaciones que se encuentran activas son: El colectivo Semillitas
de Amor, que hace productos derivados de los lácteos para su comercialización; La finca
La Esmeralda de Maribel Guerrero, que hace interpretación ambiental, almuerzos y
refrigerios para las personas que hacen recorridos; la Corporación Sembradoras de
Identidad, de la cual hace parte Luz Edilma, que es un organización de mujeres que hace
agro turismo, interpretación ambiental, talleres de siembra y propagación de especies
nativas, talleres de agro ecología donde enseñan a sembrar, hacer bio preparados, utilizar
los abonos, se enseña el proceso artesanal de tejido y extracción de lana (esquilar, lavar,
hilar) (Comunicación personal, 22 de noviembre de 2017); y La Organización de la cual
hace parte Guillermo Villalba líder campesino de la vereda Los Soches de nombre Turismo
Rural Agro Parque Los Soches, que hace senderismo.
Finalmente, para dejar registro, conmemorar y transmitir el proceso de lucha de la vereda
a las nuevas generaciones, las organizaciones agrupadas en el Agro Parque Los Soches
celebran los festivales de la memoria. Es un festival comunitario que evoca la lucha de Los
Soches, sus tradiciones, sus historias, sus mitos fundacionales y que sirve de excusa para
compartir en comunidad. Así
El 19 de octubre de 2008 se conmemoraron los diez años de lucha que tuvo la
vereda, haciendo el primer festival de la memoria, evocando todos los recuerdos y
sentimientos que salieron a flote durante el proceso de lucha en contra de la
expansión urbana (…) En 2010 se realizó el segundo festival de la memoria, dando
un reconocimiento especial a los abuelos de la vereda, fue un momento en el que
las familias se reunieron en torno a sus adultos mayores (…) El 10 de noviembre de
2013 se conmemoró el tercer festival de la memoria, denominado “Jugando
Recordamos Nuestra Historia”, fue un día en el que se dio mucha importancia a los
juegos tradicionales, fue un espacio de sano esparcimiento, además este festival
permitió que la comunidad se apoderara de la escuela Los Soches, después de que
la SED cerrará el plantel educativo por no tener las escrituras, (…) El 9 de octubre
129 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
de 2016 se hizo el cuarto festival de la memoria denominado “hagamos memoria”
recordando los bazares que se hacían en la vereda, hubo además un reinado en el
que las candidatas durante todo el día hicieron alusión a las costumbres
campesinas y Sochunas. (Soches, 2016)
3.3.4 El proyecto alternativo de construcción y ocupación del
espacio en la ruralidad de Usme
Nota. Elaboración propia, 2017
A continuación, se explicará en qué consiste el proyecto alternativo de ocupación del
espacio rural de Usme, basados en la experiencia del Agro Parque Los Soches y en
reivindicaciones generales en las que coinciden las demás organizaciones rurales de la
localidad.
Lo primero que se tiene que señalar es cuales son, a juicio de las organizaciones rurales
y, particularmente, del Agro Parque Los Soches, las principales afectaciones a la zona con
ocasión de la expansión urbana y la OENU. Aquí retomamos las palabras de Luz Edilma,
líder campesina de Los Soches, que indica
Primero es la pérdida de identidad campesina, pérdida de soberanía alimentaria de
la ciudad, los recursos hídricos, paisajísticos, ambientales, el ecosistema, el agua
limpia, en cada vereda hay más de 5 quebradas, hacemos parte de una conectividad
ecológica principal a nivel departamental y nacional. Se perdería la conectividad de
bosques, de páramos y todo lo que conlleva. (…) Se perdería suelo productivo. La
Imagen 12. Senderismo Usme
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
130
comida de una ciudad es muy importante, puede que estén los TLC pero no suplen
las necesidades reales de las personas, hay tierras muy fértiles, nosotros
producimos como campesinos como estamos enseñados a hacerlo, no como
industria. Seríamos un desierto más. (Comunicación personal, 22 de noviembre de
2017)
Como se puede evidenciar, más que hacer referencia a las afectaciones físicas del
territorio, lo primero que salta a la mesa es la forma de vida campesina. La forma de
relacionarse con la tierra y con la naturaleza es, según las organizaciones campesinas, la
principal afectación que traería la expansión urbana. Por supuesto, y no menos importante,
está también la afectación a los ecosistemas estratégicos que implica la destrucción de la
conectividad entre los páramos Sumapaz, Cruz Verde y Chingaza, o la afectación a la
cuenca del río Tunjuelo. También aparece la afectación al patrimonio cultural haciendo
referencia a la necrópolis Muisca. Pero existe un marcado énfasis en la forma de vida
campesina.
Las organizaciones campesinas no conciben cómo un territorio productivo, que
históricamente ha alimentado a la capital, se esté entregando a las constructoras para
mercantilizarlo a través de proyectos de urbanización e infraestructura para alcanzar una
conectividad regional e internacional en el mercado mundial. No en pocas ocasiones,
manifiestan su descontento, también, con la forma de vida urbana. Remplazar su vida
comunitaria por una vida individualista, reemplazar la parcela que han heredado por unos
cuantos metros cuadrados de bloque y cemento. Es decir, la urbanización acaba con la
poca forma de vida campesina bogotana.
En segunda instancia, que se desprende de lo anterior, es la identidad colectiva. Como no
podía ser otra, la identidad que los cohesiona y los mantiene en el proceso de resistencia
está ligada al ser campesinos y campesinas. Muchas de estas familias llevan tres o cuatro
generaciones ocupando el territorio. Han crecido con sus abuelos, tíos, primos y padres en
la zona rural, de hecho:
El paisaje dominante en la historia colonial y en parte de la republicana,
descontando los procesos acelerados de mediados del siglo XX hasta el presente,
ha sido el paisaje rural frente al paisaje urbano en esta localidad. La configuración
de Usme como poblado de carácter rural se remonta al siglo XVIII. (Zambrano
Pantoja, 2005, pág. 11)
131 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
Solo de esta forma se entiende el arraigo tan fuerte que tienen los habitantes por la
ruralidad y por su forma de vida. Usme ha pasado la mayor parte de su vida con habitantes
rurales, la urbanización es apenas un hecho reciente en la historia de su existencia.
Sumado a lo anterior, con el descubrimiento de la necrópolis los vínculos con el territorio
se han fortalecido. Ahora su espacio no solo es tradicional, también es ancestral y Muisca.
En tercer lugar se tiene que destacar la forma de relacionamiento social que sostienen los
habitantes organizados de la ruralidad. Ya habíamos mencionado con anterioridad que la
JAC es la instancia donde se regula y toman decisiones en la vereda Los Soches. Son este
tipo de instancias a donde se acude para deliberar sobre los asuntos de la comunidad. Allí
no solo asisten los campesinos organizados, también asisten los campesinos no
organizados, es un espacio amplio donde se trata de garantizar la voz de todos. Este tipo
de instancias garantiza que se tramite de forma directa y hasta cierto punto consensuada
los asuntos de la vereda.
También se tiene que destacar que existen muchas relaciones de parentesco, lo que
refuerza el tejido comunitario. Incluso los recursos naturales se gestionan
comunitariamente, señala Luz Edila
Tenemos 11 acueductos comunitarios. Todas las veredas tenemos acueducto
comunitario. En Los Soches tenemos acueducto comunitario. Requilina y Uval
tienen su afluente y su boca toma en Los Soches. Imagínese soches alimenta tres
veredas. Esto se regula comunitariamente. (Comunicación personal, 22 de
noviembre de 2017)
Este tipo de relaciones se contraponen con las formas de identidad y relacionamiento
urbano típico. En la ciudad se reproducen sujetos fragmentados, des arraigados de sus
espacios, mediados por lógicas utilitaristas y separados de las instancias o escenarios de
toma de decisión sobre sus destinos. En la media en que en la ciudad se ha mercantilizado
todas las formas de relacionamiento social, las formas de vida comunitaria han
desaparecido. Contra esta forma de vida se revelan los campesinos organizados de la
ruralidad de Usme. No quieren ser despojados de sus tierras ni de sus formas de vida
comunitaria.
En cuarto lugar se tiene que señalar la propuesta alternativa de ocupación del territorio. Si
desde el gobierno distrital se les impone ser ciudad, ser barrio, ser carreteras, centros
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
132
comerciales y estructuras logísticas para la conectividad de la ciudad con el mundo. ¿Qué
proponen las organizaciones?
Los Soches, constituida como agro parque se plantea impedir el crecimiento urbano sobre
Usme mediante la producción agropecuaria, la educación ambiental y el agroturismo. La
figura del agro parque se convierte, entonces, en un mecanismo de contención de la
expansión urbana. Pero no se queda en eso.
Esta propuesta es recogida y nutrida por las comunidades agrupadas en la Mesa de
Concertación del Borde Urbano-rural de Usme, cuyo enfoque principal propende por un
modelo de organización del territorio desde la ruralidad, en contraposición a uno pensado
desde la urbanización. En consecuencia, los objetivos son la protección y el fortalecimiento
de las formas de producción y modos de vida campesina y de los recursos naturales y
culturales del territorio.
Conceptualmente, la propuesta busca que estos territorios se conviertan en
proveedores de servicios agro-turísticos, ambientales y culturales para el resto del
territorio distrital, teniendo en cuenta el hallazgo arqueológico de la Hacienda El
Carmen, como elemento principal de una nueva centralidad cultural ubicada en el
sur de la ciudad. (Secretaría de Hábitat, 2015, pág. 9)
El desarrollo de esta propuesta contribuye con la creación de un modelo de desarrollo
fundamentado en el agro turismo, la diversificación económica de las fincas y la
comercialización de sus productos trabajados tradicionalmente (no a escalas industriales),
que además, es equilibrado con el patrimonio natural de la región, ya que contribuye con
la recuperación de los servicios ecosistémicos y su conectividad ecológica (Secretaría
Distrital de Planeación & SEcretaría Distrital de Hábitad, 2015).
En la actualidad, la lucha de los campesinos organizados de las veredas de Usme, es por
extender la figura de agro parque a todas las veredas que se ven afectadas con la
expansión y la OENU. De esta manera:
Hoy el agro parque Los Soches estamos reunidos en una mesa de concertación
que lleva más de 15 años sin lograr muchos éxitos en términos de cambiar el uso
del suelo, (…) Ahora que nuevamente hacen la revisión del POT, todas las 14
veredas de Usme estamos construyendo un documento. El agro parque Los Soches
ya no se va a seguir proyectando solo, sino que va a acoger todas las 14 veredas,
133 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
ya se unieron los lideres las 14 juntas de acción comunal, los 11 acueductos y
hemos hecho una serie de talleres ahorita en la implementación del nuevo POT,
estamos haciendo un documento que se va a presentar esta semana en planeación
(…) Somos 8 veredas que estamos en suelo de expansión, estábamos en zona de
reserva forestal y hace tres años el ministerio de medio ambiente nos dejó en suelo
de expansión urbano, y las otras 6 veredas que le nombro, están en zona de
reserva productora protectora. Lo que le estamos proponiendo al distrito es que la
figura de arriba se haga pero con un plan de manejo, y aquí abajo las 8 veredas que
le mencione poderlas constituir como una sola figura de agro parque. San pedro de
Usme le pusimos. (Comunicación personal, 22 de noviembre de 2017)
El hecho de que en el POT en las figuras de gestión local del suelo aún se conciba gran
parte del territorio como zona urbanizable y por lo tanto de expansión hace que el despojo
sea latente. Si bien en la actualidad han logrado frenar la expansión, no la han derrotado.
Su máxima garantía es lograr el cambio de uso del suelo en las figuras de gestión y
ordenamiento del territorio. Hasta que esto no se consiga la OENU y la expansión urbana
siguen siendo una prioridad del ordenamiento espacial de la ciudad. Hay que recordar que
el pulso es contra un proyecto de integración urbano con la economía global, lo que hace
que la lucha no sea corta ni fácil de tramitar.
Sin embargo, lo conseguido hasta el momento tiene mucho valor. Durante todos estos años
no solo se han concientizado los habitantes de Usme sobre la importancia de su lucha,
todas las semanas acuden personas de todos los rincones de la capital a visitar sus
veredas, a hacer senderismo, a conocer sus formas de vida y de producción alternativa,
con lo que han asegurado que su experiencia sea conocida y valorada por miles de
capitalinos.
3.4 Conclusiones del capítulo
En Latinoamérica, de la misma forma que se vienen presentando conflictos asociados al
despojo en escenarios rurales y urbanos, también se vienen presentando procesos de
disputa por parte de las comunidades que se resisten a ser expulsadas de sus veredas o
barrios, y con esto perder su forma de vida comunitaria.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
134
En América latina las experiencias de resistencia contra el despojo, emergen en un
contexto en el que se presentan dos tendencias: En primer lugar se encuentran en declive
formas de acción colectiva vinculadas con estructuras clásicas como el sindicato o el
partido. Esto se explica por diversos aspectos, pero especialmente por la implementación
del proyecto neoliberal que ha tenido éxito en debilitar el mundo de los trabajadores y sus
estructuras clásicas de disputa. Y, en segundo lugar, de la mano del extractivismo se han
reproducido conflictos socio ambientales, fundamentalmente en zonas rurales, que han
tenido como protagonistas a comunidades campesinas e indígenas.
En este contexto han surgido identidades colectivas con matrices de análisis y marcos de
acción similares a las presentadas en contextos de conflictos socio ambientales. Estas se
caracterizan por reivindicar el territorio habitado: las veredas, los resguardos, los barrios.
Es decir, tienen como objeto de lucha el espacio, entendido este no solo como su
manifestación física, también como las relaciones vitales que se reproducen, o lo que en
otras palabras es, sus modos de vida.
Además, son proclives al intercambio y articulación con diversos actores, revalorizan sus
prácticas, saberes, culturas y ponen en cuestión discursos como el desarrollo y la
democracia. En suma, parten aquí y allá, de una racionalidad diferente a la del capital, en
el que no conciben como sus espacios puedan ser subsumidos bajo la lógica del valor y el
lucro privado.
En la localidad de Usme, con ocasión de la OENU se vienen presentando experiencias de
resistencia, que pueden ser analizadas en clave de resistencias contra el despojo. De esta
forma, los habitantes de la ruralidad de Usme se resisten a que el espacio que
históricamente han habitado sea reorganizado en función del proyecto de integración que
tiene la ciudad con el mercado mundial y la mercantilización de la tierra para adelantar
proyectos inmobiliarios. En contraposición las organizaciones de Usme plantean una forma
de ordenar el territorio que no implique perder su forma de vida y que, además, conserve
el patrimonio natural de la localidad.
Particularmente, la propuesta del Agro Parque Los Soches tiene como fin integrarse con el
desarrollo de la ciudad con una visión dirigida hacia la conservación del ambiente (cerros
orientales, tierra rural productiva, cuenca del río Tunjuelo y Páramo del Sumapaz) y la
cultura tradicional campesina. Trabajan, principalmente, por la promoción de la
conservación ambiental y la sensibilización hacia el ambiente y la cultura campesina a
135 3. CAPITULO 3: Defensa de los bienes comunes en Latinoamérica. La experiencia de resistencia en Usme
través de caminatas ecológicas y se promociona el ecoturismo, senderismo, agroturismo,
aviturismo, deportes extremos y de aventura, como economías alternas, sumadas a las
actividades agro pecuarias campesinas tradicionales.
Su lucha y su propuesta alternativa de ocupación del territorio se convierte en una forma
de disputarle al capital el espacio y de oponerse a la acumulación por desposesión, en la
medida que se resisten al cercamiento de sus tierras y al avance de la expansión urbana,
a través de la conservación de la tierra rural productiva y el patrimonio cultural, y defienden
su forma de vida campesina sustentada en formas de relacionamiento social comunitarias,
gestión comunitaria de recursos (acueductos veredales) y economías alternativas. Esta
lucha ha sido exitosa en la medida que han logrado frenar gran parte de la implementación
de la OENU, sin embargo, gran parte de la tierra rural de la localidad aún figura en los
instrumentos de gestión y ordenamiento del suelo como zona de expansión.
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
136
4. Conclusiones
En Latinoamérica desde mediados del siglo XX hasta nuestros días, se viene
implementando y consolidando un proyecto de clase sustentado en el dogma político y
económico neoliberal. Este proyecto tiene como impronta espacial el proceso de
globalización, que consiste en una reorganización espacial a escalas geográficas múltiples
que propende por acelerar los procesos de producción y acumulación del capital a través
de una inserción eficiente de los países en el mercado mundial, sin alterar su posición en
la división internacional del trabajo.
En nuestra región, la reestructuración que supuso la globalización neoliberal afianzó un
patrón de acumulación primario extractivo exportador, que se ha manifestado en zonas
rurales con procesos de mega minería, extracción de petróleo y monocultivos
principalmente, y en los centros urbanos, en una reorganización espacial de las ciudades
bajo criterios de competitividad e integración al mercado mundial, a través de proyectos
urbanísticos de gran escala y mercantilización del suelo.
Como consecuencia de lo anterior, se vienen presentando sobre nuestra geografía
procesos de acumulación por desposesión, que son frecuentemente asociados a
escenarios rurales, porque avanzan expoliando los recursos naturales y destruyendo
ecosistemas frágiles junto con las formas de vida de múltiples comunidades. Sin embargo,
estos procesos de despojo también se vienen manifestando en escenarios urbanos, tanto
en los perímetros urbanizados como en sus periferias y bordes, expulsando personas,
mercantilizando espacios públicos (inmuebles del estado, espacios verdes, parques,
plazas), gentrificando barrios, especulando con la tierra urbana, fragmentando relaciones
comunitarias y apropiándose o destruyendo patrimonios naturales.
A pesar de esto, de la misma forma que se vienen presentando conflictos asociados al
despojo en escenarios rurales y urbanos, también se vienen presentando procesos de
disputa por parte de las comunidades que se resisten a ser expulsadas de sus veredas o
barrios, y con esto perder su forma de vida comunitaria.
En América latina las experiencias de resistencia contra el despojo, están atravesadas por
dos elementos: Primero, están influenciadas por los conflictos socio ambientales causados
por el extractivismo y las experiencias de resistencia de las comunidades campesinas e
137 4. Conclusiones
indígenas; y, segundo, emergen en medio de un declive de las formas de acción colectiva
vinculadas con estructuras clásicas como el sindicato o el partido, que se explica en gran
medida, por la implementación del proyecto neoliberal que ha debilitado el mundo de los
trabajadores y sus estructuras clásicas de organización y disputa.
De acuerdo a lo anterior, se vienen configurando identidades colectivas con matrices de
análisis y marcos de acción similares, caracterizados por tener como objeto de lucha el
espacio, entendido este no solo como su manifestación física, sino también, como las
relaciones vitales que se reproducen, o lo que en otras palabras es, sus modos de vida.
Esto lo hacen a través de la reivindicación de un lenguaje propio, de una valoración de sus
saberes, de sus formas de hacer política y de articulaciones con otros sectores, al poner
en práctica relaciones sociales que no están mediadas por el individualismo y el lucro,
contraponen una espacialidad diferente a la mediada por el despojo.
En este contexto debe interpretarse el conflicto socio-espacial presente en la zona de borde
de la localidad de Usme, a propósito de la expedición del Plan de Ordenamiento Territorial
(POT) y la Operación Estratégica Nuevo Usme (OENU).
Bogotá viene asistiendo a una reorganización espacial en lo que se constituye como una
consolidación de un proyecto de ciudad globalizada y neoliberal. Este proyecto se cristaliza
en el POT, que propone un concepto de ordenamiento territorial sustentado en el vínculo
entre la planeación estratégica, la competitividad y la articulación económica a múltiples
escalas, generando un modelo de ciudad donde la sostenibilidad social, económica e
incluso ambiental están subordinadas a la competitividad e integración al mercado mundial.
En este escenario surgen las operaciones estratégicas y las centralidades de integración,
como instrumentos de planeación territorial y base de la estructuración económico-social
de la ciudad de Bogotá. La competitividad es el criterio bajo el que se rige el desarrollo de
dichas operaciones y centralidades, evidenciando como objetivo principal del POT la
consolidación de ventajas comparativas y competitivas en la ciudad, priorizando la
reestructuración de los territorios con centralidades de integración nacional e internacional.
En la OENU confluyen dos procesos específicos, la relación urbano-rural alrededor de la
preservación del ecosistema y la cultura campesina, así como el proceso de expansión
urbana. Estos dos procesos son contradictorios entre sí, generando una subordinación de
Conflicto socio espacial y despojo en la ciudad global neoliberal Latinoamericana: El caso de la localidad de Usme, Bogotá Colombia.
138
la ruralidad a la ocupación urbana del suelo para el flujo y comercialización de mercancías,
en lo que se constituye como un proceso de acumulación por despojo.
Entonces, la expansión urbana planificada contemplada en la OENU, a través de proyectos
de construcción de vivienda social y el diseño de un nueva centralidad sobre la zona rural
de la localidad de Usme, reproduce una geografía del despojo que se apropia de la
ruralidad de la localidad a costa del desplazamiento de comunidades, del deterioro de la
naturaleza, la destrucción de prácticas comunitarias y ancestrales indígenas, y el
aprovechamiento privado de vastas extensiones de tierra rural para la construcción de
vivienda de interés social.
Esto convierte el caso de la capital colombiana, en un escenario contemporáneo de
procesos de despojo en espacios urbanos que, a su vez, genera resistencias en los
habitantes, que se organizan en defensa del territorio y la vida campesina y que cuestionan
la espacialidad del capital en lo que se puede interpretar como una lucha contra el despojo.
De esta forma, los habitantes de la ruralidad de Usme se han movilizado para impedir que
el espacio que históricamente han habitado sea reorganizado en función del proyecto de
integración que tiene la ciudad con el mercado mundial y la mercantilización de la tierra
para adelantar proyectos inmobiliarios. En contraposición, los campesinos de Usme
plantean un modelo de desarrollo fundamentado en el agroturismo, la diversificación
económica de las fincas y la comercialización de sus productos trabajados
tradicionalmente, que además, es equilibrado con el patrimonio natural de la región, ya que
contribuye con la recuperación de los servicios ecosistémicos y su conectividad ecológica.
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