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    Crtica a la razn utpica

    Franz Hinkelammert

    Editorial DEI. San Jos, Costa Rica. 1984 (Primera edicin)

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    Contenido

    PrefacioIntroduccin: el realismo en poltica como arte de loposible

    Captulo IEl marco categorial del pensamiento conservador1. La realidad precaria

    2. La funcin social de legitimacin3. Las legitimaciones secundarias4. La religin como hipstasis del nomos de la sociedad5. La mimesis csmica6. La plausibilidad perfecta

    Notas

    Captulo IIEl marco categorial del pensamiento neoliberal actual1. El mercado como realidad precaria de partida:la imposibilidad de una tendencia al equilibrio2. La competencia perfecta y los conceptos trascendentales3. Las alternativas al mercado: el socialismo como utopa4. La inconsistencia de la teora general del equilibrio:el salario de subsistencia5. La inconsistencia de la teora general del equilibrio

    el supuesto del conocimiento perfecto6. La tica del mercado:el mercado milagroso, la humildad y el orgullo7. La aproximacin al equilibrio: anti-intervencionismo8. La aproximacin al equilibrio:los sindicatos y los gastos sociales del gobierno9. La aproximacin al equilibrio: el anarco-capitalismo

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    10. La teologa liberal: Dios y el diablo

    Notas

    Captulo IIIEl marco categorial del pensamiento anarquista 1. La realidad depravada2. La liberad econmica: base de la vida3. La libertad como libre espontaneidad:humildad y orgullo4. Dios y lucifer: las imaginaciones teolgicas5. La accin directa

    6. La polaridad maniquea:secuencia anti-utpica y la reaccin anarquista7. La anarqua como concepto trascendental

    Notas

    Captulo IVEl marco categorial del pensamiento sovitico1. El Estado socialista en la transicin2. La teora de la planificacin econmica perfectay la crtica neoliberal3. La planificacin sovitica4. El criterio de la maximizacinde las tasas de crecimiento econmico5. La mitificacin del progreso tcnico6. La mitificacin del progreso social7. El carcter trascendental del concepto del comunismo

    Notas

    Captulo VLa metodologa de Popper y sus anlisistericos de la planificacin,

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    la competencia y el proceso de institucionalizacin1. La teora popperiana de la planificacin,la competencia y la institucionalizacin en general2. La lgica de la investigacin cientfica

    Notas

    Captulo VILeyes universales, institucionalidad y libertad:el sujeto humano y la reproduccin de la vida real 1. La realidad trasciende a la empira:

    sujeto cognoscente y sujeto actuante2. Sujeto prctico y sujeto vivo:preferencias y necesidades3. Automatismo de mercado y planificacin econmica4. La delimitacin entre autonoma empresarialy planificacin central: la praxis5. El sujeto como objeto y el sujeto como sujeto: el sujeto libre6. El espacio teolgico de la reflexin metodolgica

    Notas

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    Prefacio

    La necesidad de una crtica a la razn utpica en la actualidad nonecesita mucha justificacin. Desde todos los pensamientos socialesdel siglo pasado y ya de siglos anteriores nos viene la tradicin deuna especie de ingenuidad utpica, que cubre como un velo lapercepcin de la realidad social. Donde miramos, aparecen teorassociales que buscan las races empricas de los ms grandes sueoshumanos para descubrir posteriormente alguna manera derealizarlos a partir del tratamiento adecuado de esta realidad. Estaingenuidad utpica est presente tanto en el pensamiento burgusque atribuye a la realidad del mercado burgus la tendencia alequilibrio e identidad de intereses que se originan en alguna mano

    invisible como en el pensamiento socialista que atribuye a unareorganizacin socialista de la sociedad una perspectiva igualmentetotal de libertad del hombre concreto. De la tierra al cielo pareceexistir una escalera y el problema es encontrarla.

    En nuestro siglo aparece una cierta crisis de esta ingenuidadutpica, pero, sin embargo, esto no llev de ninguna manera a susuperacin. Al contrario, esta ingenuidad utpica ha encontradohoy una expresin ms agresiva que sus expresiones anteriores, quenace de una aparente crtica del propio pensamiento utpico. Setrata del pensamiento anti-utpico de la tradicin neoliberal actual,que se junta con un neoconservadurismo de igual carcter anti-utpico. Anti-utopa significa aqu, simplemente, anti-socialismo,producindose un pensamiento de elaboracin anti-utpica quevuelve a ser una rplica ms extrema del mito de la mano invisible,que siempre ha sido una expresin de esta ingenuidad utpica. Sulema es: destruir la utopa para que no exista ninguna otra.Especialmente Hayek y Popper son los portadores de esteextremismo utopista camuflado, de la anti-utopa como utopa

    verdadera.

    Pero el problema es una crtica de la razn utpica misma, y no elinvento de anti-utopas y desapariciones de utopas que camuflan laingenuidad utpica de sus portadores. Hoy la ingenuidad utpicacon su potencialidad destructora no puede volver sino en nombrede la anti-utopa, en nombre de la utopa de una sociedad sin

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    utopas. Esta utopa nos est amenazando, y el presente anlisis noes ms que el intento de oponer a este utopismo el peor que haexistido, una relacin racional con el mundo utpico queacompaa, de alguna manera, toda historia humana.

    Todo pensamiento social moderno contiene tanto crticas comoelaboraciones o reelaboraciones de utopas. Incluso existe la utopade una sociedad que no produzca ms utopas; una utopa que yaDante vincul con el infierno: Ah, los que entris, dejad todaesperanza.

    En el siguiente trabajo seguiremos, a partir de corrientes claves delas sociedades modernas, este proceso de crtica y produccin deutopas, intentando descubrir las ms variadas formas de ellas para

    sistematizarlas e intentar una crtica ms bien general de estepensamiento utpico en su conjunto. Estas corrientes no seidentifican necesariamente con sociedades, pero creemos que setrata de corrientes que poltica, ideolgica y tericamente subyacena la constitucin de las sociedades modernas actuales. Por ello,enfocamos corrientes presentes en nuestra actualidad. Nointentamos una historia del pensamiento utpico, aunque se hagannecesariamente algunas reflexiones histricas.

    Por eso no nos concentramos en los pensadores fundadores de estascorrientes, sino en sus representantes actuales. Nos llevarademasiado lejos analizar las muchas transformaciones por las cualeshan pasado los pensamientos originales del conservadurismo, delliberalismo, del anarquismo y del socialismo hasta llegar a tener laforma que hoy tienen. Prescindimos de eso para poder destacar conms claridad confrontaciones ideolgicas y polticas de hoy.

    Por otro lado, no haremos tampoco el intento de representar lascorrientes aludidas en toda su complejidad de pensamientos.

    Trataremos ms bien de analizar tales corrientes en las opiniones dealgunos de sus representantes que nos parecen de una importanciaclave para entenderlas. Este mtodo es el que seguiremosespecialmente en el anlisis de 1os pensamientos conservador,neoliberal y anarquista. Tal seleccin tiene siempre, evidentemente,un cierto grado de arbitrariedad.

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    Sin embargo, precisamente en estas corrientes existen hoypensadores de un carcter tan claramente dominante y que lasimpregnan con tanta fuerza, por lo menos en Amrica Latina, queparece justificado verlos como una especie de intelectualesorgnicos de los movimientos correspondientes. Esto vale quizs conms nitidez para la representacin del neoliberalismo actual a travsde Friedrich Hayek y Karl Popper. Hayek es el economista clave deesta corriente, en relacin al cual es mucho ms conocido MiltonFriedman su discpulo aunque con matices propios, mientrasque Popper es el pensador poltico que elabora la metodologacorrespondiente y cuyo pensamiento se encuentra en estrecharelacin con el de Hayek.

    Peter Berger seguramente no tiene este mismo grado de

    representatividad del movimiento conservador o neoconservadoractual. Tampoco representa la extrema radicalidad de estemovimiento en su forma actual, que hoy incluye ya toda unacorriente de nombre propio, llamada Ideologa de la SeguridadNacional. Sin embargo, por un lado Berger es uno de 1os pensadoresconservadores actuales ms conocidos en Amrica Latina, mientrasque por otro lado, l elabora con gran pureza categoras que en todopensamiento conservador actual vuelven a aparecer. Adems es hoyuna figura poltica importante en la confrontacin ideolgica delactual gobierno de los Estados Unidos con los movimientos deliberacin en Amrica Latina, en especial por su influencia en elInstituto sobre Religin y Democracia, un importante organismodel gobierno de los Estados Unidos que lucha contra la teologa de laliberacin.

    En cuanto al anlisis del anarquismo, nos apoyaremos especialmenteen el mexicano Ricardo Flores Magn, que sin duda ha sido el graninspirador de la revolucin mexicana de este siglo. El movimientoanarquista es hoy ms bien una tendencia subterrnea en Amrica

    Latina, y ya no aparece como un movimiento poltico deenvergadura. Subterrneamente, sin embargo, pasa tambin hoy portodos los movimientos populares. Sus categoras, por tanto, tienensu vigencia en corrientes polticas actuales. Su carcter subterrneo,en cambio hace que no tenga ningn representante evidente.Preferimos analizar a Flores Magn porque es un anarquista muybrillante, muy sacrificado y muy olvidado, que merece ser

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    recordado y que hace presente el profundo humanismo que pasapor el pensamiento anarquista. Antes de decidirme por el anlisis deFlores Magn, haba partido de una representacin excelente yquizs nica del pensamiento anarquista, que da Ernesto Sbato enAbaddn el exterminador. Pero al fin me decid por Flores Magnpara dejar hablar directamente a un pensador anarquista y no a unaelaboracin literaria que, por ms brillante que sea, sigue siendouna fuente secundaria.

    El pensamiento sovitico hoy no tiene un representantesobresaliente, que pudiera servir como punto de partida de unanlisis como yo lo hubiera querido hacer. Hace cincuenta aostendra que haber tomado a Stalin. Pero el pensamiento de Stalin haperdido vigencia en la Unin Sovitica mucho ms de lo que se cree

    en Occidente. Por otro lado, es una gran ventaja que no haya sidoreemplazado por otro de igual nivel. Prefer, por lo tanto, que elobjeto de la reflexin sobre el pensamiento sovitico fuese no unautor, sino una discusin entre tericos soviticos que se llev acabo en el perodo de Chruschtschow con el nombre de Discusinsobre el comunismo.

    Ahora bien, el objeto de este anlisis es una crtica del pensamientoutpico llevada al nivel de una crtica a la razn utpica como tal. Setrata de un anlisis que, en ltima instancia, es metodolgico y quebusca revelar los marcos categoriales de los pensamientos socialesactuales. Eso explica que entre todos los autores mencionados, medediqu principalmente al anlisis de Karl Popper. Popper es elprimero que intent tal crtica de lo utpico. Hay paralelamente aPopper otro filsofo actual que es representativo de su reflexinsobre lo utpico. Se trata de Ernst Bloch. Me concentr ms bien enel anlisis de Popper porque Bloch, a pesar de toda la profundidadde su filosofa, no percibe el problema real y urgente de una crticade lo utpico. Frente a lo utpico, Bloch es completamente acrtico y

    hasta ingenuo.

    Por eso hago toda la crtica a la razn utpica partiendo de Popper.Quiero subrayar eso. Yo parto de la crtica que hace Popper, y no deuna crtica a Popper. La crtica a Popper, que al lector muchas vecesparecer sumamente spera, comparte una preocupacin que, segncreo, est en el propio pensamiento de Popper. Esta crtica a Popper

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    que intento hacer debe mucho ms a Popper de lo que parece eneste libro. Yo creo que conviene constatar este hecho por lo menosen el presente prefacio. Creo que Popper no supo elaborar losalcances de su punto de partida, y termin nuevamente, a pesar detodas sus intenciones crticas, en una ingenuidad utpica quesubyace a todo pensamiento neoliberal, aunque este siempre sepresente como un pensamiento definitivamente ms all de todaslas utopas.

    El ttulo de este libro recuerda un famoso ttulo de Kant. Heintentado seguir en esta Crtica a la Razn Utpica, elementoscentrales de las crticas kantianas, convencido de que una crtica ala razn utpica, en ltima instancia, consiste en unatransformacin de los contenidos utpicos de los pensamientos

    modernos en conceptos y reflexiones trascendentales. Como lascrticas kantianas a la razn son crticas trascendentales de ella, yointento demostrar que tambin la crtica a la razn utpica nopuede ser sino una crtica trascendental.

    El trabajo que presentamos es necesariamente abstracto. Creo, sinembargo, que se trata de una abstraccin que es parte de un mundoconcreto y sin la cual es imposible percibir siquiera lo concreto, queal percibirlo ya lo interpretamos en trminos abstractos. Por esopueden surgir desacuerdos y contradicciones concretas originadasfcilmente por diferencias en las abstracciones que hacemos entraren la interpretacin de lo concreto. Tomando en cuenta esto, quizssea legtimo de mi parte afirmar que este libro surgi de lasdiscusiones que se estn llevando a cabo sobre el socialismo enCentroamrica y que trata de aportar elementos de juicio que, porser abstractos, no carecen de importancia.

    El presente libro es una elaboracin de un manuscrito previopublicado provisoriamente bajo el mismo ttulo en febrero de 1983

    como documento preparatorio del Segundo Encuentro deCientficos Sociales y Telogos, organizado por el DepartamentoEcumnico de Investigaciones (DEI) sobre el tema: EIdiscernimiento de las utopas y realizado en San Jos entre el 11 yel 16 de julio del mismo ao. Fue elaborado en seminarios internosdel DEI, y en mi actividad docente en el Postgrado Centroamericanoen Economa y Planificacin del Desarrollo de la Universidad

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    Autnoma de Honduras, en el Departamento de Economa de laUniversidad Nacional de Heredia, Costa Rica, y en el ConsejoSuperior Centroamericano (CSUCA) en San Jos.

    Franz HinkelammertEnero 1984San Jos

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    Introduccin: El realismo en poltica como arte de loposible

    La poltica, como arte de lo posible, entra en la conciencia actual apartir del momento en el cual el hombre empieza a modelar lasociedad segn proyectos de una sociedad por hacer. Si bien yaantes se percibe el problema de lo posible en relacin a la poltica,este se presenta como problema central en cuanto se empieza amodelar la sociedad segn criterios derivados de algunas leyessociales, cuya consideracin permite proyectar una sociedad futuray pensarla en funcin de un ordenamiento adecuado y humano detales relaciones sociales.

    1. La polarizacin entre lo posible y lo imposibleEl momento en el cual la poltica, como arte de lo posible, juega unpapel central en el pensamiento sobre la poltica, es la revolucinburguesa con su proyecto de una remodelacin de la sociedad segnlas llamadas leyes de la naturaleza humana. Estas Ieyes se hacenpresentes a travs de la propiedad privada y el cumplimiento decontratos, elementos institucionales que permiten constituir unasociedad en la cual todas las relaciones sociales pretendidamentepueden ser harmnicas. As pues, la propiedad privada parece ser elelemento que permite proyectar una nueva sociedad que abre, porun lado, la perspectiva de un progreso humano infinito y, por otro,una posibilidad de la participacin de todos en los frutos de esteprogreso.

    Hegel parece ser uno de los primeros que crtica tal proyeccin deuna nueva sociedad como pretendida racionalidad y, por tanto,

    como un proyecto fuera del mbito de lo posible:

    Desarrolladas hasta convertirse en fuerza, esas abstracciones hanproducido, realmente, por un lado, el primero y desde quetenemos conocimiento en el gnero humano prodigiosoespectculo de iniciar completamente de nuevo y por elpensamiento la constitucin de un Estado real, con la ruina de todo

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    lo que existe y tiene lugar, y de querer darle como fundamento lapretendida racionalidad; por otro lado, puesto que slo sonabstracciones privadas de ideas han hecho de esta tentativa unacontecimiento demasiado terrible y cruel.1

    No era, como dice Hegel, la primera vez sino la segunda. Ya larevolucin inglesa, ms de cien aos antes, haba hecho algo muyparecido.

    Sin embargo, Hegel no refuta toda sociedad burguesa comoimposible y de pretendida racionalidad. Se dirige ms bien contraun determinado liberalismo que constituye el Estado a partir de uncontrato social del tipo del contrato de compra y venta. Este Estadoy esta sociedad seran abstracciones cuya persecucin destruye,

    porque persiguen algo que es imposible.

    Mucho ms impacto que la critica hegeliana al proyecto abstracto dela sociedad burguesa tuvo la crtica de Marx, que formalmente esmuy parecida, aunque materialmente distinta. Marx ve todasociedad burguesa como una sociedad imposible, y no solamenteuna forma determinada de ella. Pero su critica es la de lasabstracciones perseguidas por la sociedad burguesa, las quedesembocan en algo imposible y que, por ello, producen ladestruccin. Segn Marx, precisamente es imposible o de"pretendida racionalidad segn palabras de Hegel encargar a lasrelaciones mercantiles la tarea del progreso humano, pues de estamanera slo se puede desarrollar una revolucin tcnica y elprogreso consiguiente sacrificando la vida humana en pos de lagloria mercantil. Especialmente en su teora del fetichismo, Marxelabora este punto de vista de que un progreso desencadenadosobre la base de las abstracciones mercantiles, se vuelca en contrade la vida humana y la devora.2

    1 C. F. Hegel, Filosofa del Derecho, prrafo 258.2 Sin embargo, la maquinaria no acta solamente como competidor invencible eimplacable, siempre al acecho para dejar sobrante al obrero. Como potenciahostil al obrero, la maquinaria es proclamada y manejada de un modotendencioso y ruidoso por el capital. Las mquinas se convierten en el mspoderoso medio de guerra para derrotar las sublevaciones obreras peridicas, lashuelgas y dems movimientos desatados contra la autocracia del capital. Segn2 Sin embargo, la maquinaria no acta solamente como competidor invencible eimplacable, siempre al acecho para dejar sobrante al obrero. Como potencia

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    Luego, en Marx aparece con toda su fuerza el argumento de laimposibilidad de una determinada poltica, es decir, su irrealismo.Partiendo de la teora econmica burguesa, l formula leyes queexpresan tal imposibilidad y que orientan a una distinta proyeccinde la sociedad y su correspondiente remodelacin. Segn Marx, lasociedad capitalista es imposible porque es autodestructiva, portanto, el progreso desencadenado dentro de la sociedad burguesasolamente puede ser orientado en funcin de la vida humana si escontrolado y dominado en funcin de la propia vida humana. Paraeso hay que superar las abstracciones vinculadas con las relacionesmercantiles y, consecuentemente, las relaciones mercantiles mismas.

    Analizando la sociedad burguesa en trminos de su posibilidad,

    Marx la declara imposible, lo que en su lenguaje significainsostenible. Anuncia entonces su sustitucin por una sociedadsocialista, nica sociedad posible, porque el progreso tcnico tieneque ser controlado para poder ser compatible con las condicionesde la vida humana concreta. Marx insiste en que l no busca lasustitucin de la sociedad burguesa por razones morales o porllamados en nombre de alguna tica, sino por razones de posibilidadde la sociedad humana misma. Esto es, la sociedad humana no esposible si sigue siendo capitalista, y puede asegurar la sobrevivenciade los seres humanos y de la naturaleza solamente si se transformaen socialista. Por consiguiente, Marx rechaza que la transformacinde la sociedad capitalista sea un asunto de valores o juicios de

    hostil al obrero, la maquinaria es proclamada y manejada de un modotendencioso y ruidoso por el capital. Las mquinas se convierten en el mspoderoso medio de guerra para derrotar las sublevaciones obreras peridicas, lashuelgas y dems movimientos desatados contra la autocracia del capital. SegnGaskell, la mquina de vapor fue desde el primer da un antagonista de la fuerzahumana que permiti a los capitalistas despedazar las exigencias crecientes delos obreros, las cuales amenazaban con empujar a la crisis al incipiente sistema

    fabril. K. Marx, El capital I, 361. Ver tambin Hinkelammert, Franz J.: Las ArmasIdeolgicas de la Muerte. DEI, San Jos, 1981. Segunda Edicin revisada yampliada con introduccin de Pablo Richard y Ral Vidales. Parte I: Fetiche quematan. P.7-162La conclusin de Marx es:"Por tanto, la produccin capitalista slo sabe desarrollar la tcnica y lacombinacin del proceso social de produccin socavando al mismo tiempo las dosfuentes originales de toda riqueza: la tierra y el trabajador". Marx, ElCapital, FCE, Mxico, p. 423/424

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    valores, sino que es estrictamente una cuestin de juicios de hecho,desarrollados a partir de la necesidad de la sobrevivencia de lahumanidad. En Marx, la necesidad de esta transformacin no resultade una racionalidad con arreglo a valores, sino ms bien de unaracionalidad con arreglo al fin de la sobrevivencia de la humanidad.

    Recin esta discusin de la sociedad capitalista hecha por Marxtransforma toda la visin de la poltica y su realismo en unadiscusin del mbito de lo posible y, por tanto, de lo realizable.Como ya dije, la poltica no sigue aqu primordialmente de ticas,sino de juicios de hecho. Antes que cualquier juicio tico aparece eljuicio fctico que nos dice que algo puede ser ticamenteobligatorio, slo si tambin es factible. No se debe lo que no sepuede (Ad imposibilia nemo tenetur). Este antiguo principio ya la

    escolstica medieval lo pronuncia es aplicado ahora a laconformacin de la sociedad misma. Si la sociedad capitalista esincompatible con la sobrevivencia humana, entonces es imposible, ypor lo tanto no puede haber ninguna obligacin tica, que exijamantener la sociedad capitalista Si no se puede seguir con lasociedad capitalista, entonces tampoco se debe. Y si la sociedadsocialista es la condicin necesaria para la sobrevivencia, entoncesse puede estar obligado a ella. El deber sigue al poder; ningunanorma puede exigir su validez absoluta, como si fuera un principio.Por lo tanto, la tica no est abolida, sino mediada y relativizadapor las condiciones de la posibilidad de la reproduccin de la vidahumana concreta. Una sociedad que no garantice, asegurando lasatisfaccin de las necesidades, la vida de todos, es imposible ensentido de ser insostenible.

    Si no se puede seguir con la sociedad capitalista, entonces tampocose debe. Y si nicamente una sociedad socialista se puede, entoncestambin se debe. El deber sigue a la posibilidad; no le precede.

    Sin embargo, un deber se sigue del poder solamente en el caso deque haya una nica alternativa, que puede ser tambin el comndenominador de un conjunto de alternativas posibles. Lo decisivo esla polarizacin entre lo posible y lo imposible, y, a partir de Marx, elcriterio del lmite entre lo posible y lo imposible es el criterio de lareproduccin de la vida humana real y concreta.

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    De este concepto del lmite surge un deber tico de ajustar todas lasestructuras sociales para que sea posible esta reproduccin de lavida humana. Pero eso no significa necesariamente, que sea posiblesolamente una sociedad o una tica determinadas. La condicin dela necesaria reproduccin de la vida humana es el criterio parajuzgar sobre cualquier tica y cualquier estructura social posibles. Esun concepto negativo, no positivo. Puede excluir o relativizarnormas, pero no puede determinarlas positivamente. Est definido,con este concepto, lo que Marx y Engels llaman materialismohistrico.

    Pero un tal concepto negativo de la validez de normas, se puedetransformar en un aparente concepto positivo. Eso es posible, si sedeclara como imposible a una sociedad especial es decir, una

    sociedad que es incompatible con las condiciones de lasobrevivencia y se identifica, por consiguiente, a la sociedadcontraria como la nica sociedad posible. La condicin para estatransformacin est en una estricta polarizacin entre dossociedades, de las cuales a una se le llama imposible, por lo cualaparece la otra como la nica alternativa posible. No hay msposibilidad de escoger. La nica sociedad posible adquiere unavalidez absoluta e indiscutible. Se convierte en societas perfecta,en ley de la historia.

    Sin duda, el movimiento socialista argument de esta manera,basndose en el concepto de Marx. Ya en Marx, se puede encontraruna tendencia hacia esta argumentacin. Marx mostr que lasociedad capitalista es imposible e incompatible con las condicionesde la sobrevivencia de la humanidad y de la naturaleza. Porconsiguiente, como nica alternativa vlida al capitalismo, existeesta sociedad que se llama socialismo. El criterio negativo se habaconvertido en criterio positivo. Determin toda accin a un ordensocial y una tica determinadas, declarados como nica

    alternativa. El filsofo polaco Leszek Kolakowski lo design comochantaje con una sola alternativa3

    3 Dice sobre la sociedad, que sostiene, que no hay alternativa para ella:"Los participantes de la discusin actual... deben recordar, digo yo, todo lo que seha podido justificar por frases hechas y, por tanto, todo lo que tambin se podrjustificar y santificar en el futuro - por medio de frases hechas generales

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    De esta manera, Marx introduce en el pensamiento social categorasbsicas que el propio pensamiento burgus asume despus, aunqueles cambie su contenido hacia su contrario. Se trata, sobre todo, dela reproduccin de la vida real como ltima instancia de cualquiersociedad posible, y de la exigencia de desarrollar el pensamientosocial sobre la base de leyes de lo posible y no de exigencias ticas:lo que se debe aparece solamente en el interior de lo que sepuede, y la ciencia social es una ciencia objetiva sin juicios conarreglo a valores.

    Cuando la teora burguesa responde crticamente a Marx, tiene quereformular estos pensamientos completamente. Aparecen as unanueva teora econmica, una nueva teora de valores y una nueva

    epistemologa que llevan, inconfundiblemente, la huella delpensamiento marxista, pero que a la vez invierten todos lostrminos de Marx. Especialmente nos interesa destacar doselementos de este nuevo enfoque terico burgus, que es ahoraantimarxista, aunque se mantiene en el interior del espacio tericocreado por Marx. Por un lado, toda esta crtica a Marx es una crticade la posibilidad de las alternativas que no argumentaprimordialmente con valores y, por tanto, con juicios con arreglo avalores, sino a partir de juicios de hecho. Por otro lado, aunque nolo diga mucho, mantiene el argumento de la reproduccin materialde la vida como ltima instancia del realismo de las opcionespolticas.

    El argumento de posibilidad en la teora burguesa es claramente unainversin del argumento marxista. Marx haba sostenido que lasociedad capitalista es imposible (insostenible) porque dirige eldesarrollo tcnica y econmico desencadenado en contra de la vidahumana; como nica sociedad posible y como alternativa exclusiva apartir de su anlisis, aparece la sociedad socialista, que Marx

    conceba como una economa sin mercado y dinero. La nueva teoraburguesa invierte este argumento y dice que el socialismo esimposible, porque la abolicin de las relaciones mercantiles y del

    referentes al realismo poltico y a la nica alternativa, a la cual, supuestamente,est condenado el mundo."Kolakowski, Leslek: Der Mensch ohne Alternative. (El hombre sin alternativa)Piper. Mnchen, 1960. S.85 nota.

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    clculo de dinero hacen imposible asegurar la vida real y concreta;el capitalismo entonces parece ser la nica sociedad hoy posible.Tampoco reivindica valores y se despide del derecho naturaliluminista. Asume el tipo de argumentacin de Marx, pero loinvierte: el socialismo es imposible, solamente el capitalismo esposible. Por tanto, como no se puede tener socialismo, no se debeintentarlo, y como nicamente se puede tener el capitalismo, sedebe asumirlo. Lo imposible no se debe, y la nica alternativaposible se debe. De la posibilidad se deriva el deber.

    El argumento clave que surge en esta discusin es el de lasrelaciones mercantiles. La teora burguesa insiste en que esimposible una sociedad moderna sin clculo de dinero, y como elsocialismo concebido por Marx presupone la abolicin del dinero,

    este socialismo es imposible. Por consiguiente, tampoco se deberealizarlo. Sin embargo aunque sea escondidamente, este argumentosobre las relaciones mercantiles presupone el otro argumento deMarx de que la ltima instancia de toda sociedad posible es lareproduccin de la vida real. La imposibilidad del socialismo sindinero se deriva de la validez de esta ltima instancia, y no podraargumentarse sin ella. Por consiguiente, el argumento de lanecesidad del clculo de dinero, por ejemplo en Weber, tambin sederiva de la reproduccin de la vida real como ltima instancia dela sociedad. De la manera siguiente, por ejemplo, aparece en MaxWeber:

    Pero aun entonces quedara el hecho de que el clculo natural nopodra resolver el problema de la imputacin del rendimiento totalde una explotacin a sus factores y disposiciones particulares, enla misma forma que esto lo realiza hoy el clculo de rentabilidad endinero; y que por eso cabalmente el actual abastecimiento de masaspor medio de explotaciones produciendo en masa opone la msfuerte resistencia a aquella forma de clculo.4

    De esto concluye:

    La vinculacin del destino material de la masa al funcionamientocorrecto y continuo de las organizaciones capitalistas privadas,

    4 Max Weber, Economa y sociedad. Mxico, FCE, 1944, pg. 79.

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    organizadas de una manera cada vez ms burocrtica, va siendoms fuerte a medida que pasa el tiempo, y la idea de la posibilidadde su eliminacin es, por tanto, cada vez ms utpica.5

    La imposibilidad del socialismo la deriva ahora Weber del destinomaterial de la masa y del abastecimiento de masas, de maneraanloga a como Marx haba argumentado a partir de este mismodestino material la imposibilidad del capitalismo. Y as como Marxhaba derivado de la imposibilidad del capitalismo la necesidad delsocialismo, Weber argumenta al revs: de la imposibilidad delsocialismo deriva la necesidad y la fatalidad del capitalismo. No sepuede asegurar la reproduccin de la vida real sino en el socialismo,concluye Marx. Weber, en cambio, concluye que no se puedeasegurar esta misma reproduccin de la vida real sino en el

    capitalismo. Ambos usan la reproduccin de la vida real comoltima instancia, pero slo Marx tiene conciencia de ello. A Weberesto le pasa totalmente desapercibido, sin embargo, aunque no losabe, lo hace. Hasta est convencido que ha refutado al materialismohistrico.6

    La razn es obvia. El intento de abolicin del dinero nicamentepuede ser imposible si destruye la reproduccin de la vida real; sino la destruyera, no sera imposible. Puesto que es lgicamenteconsistente el plan de la abolicin de las relaciones mercantiles,solamente puede ser imposible, si pone en peligro a la vida humana

    5 Ibid., pgs. 741-742.6 En el siguiente texto el mismo Weber usa en trminos bastante claros elargumento del materialismo histrico para explicar el ocaso del imperio romana:"La paz significaba el gradual agotamiento de la oferta de esclavos: para undesgaste humano, como las plantaciones deberan realizar segn el ideal deVarros, y como las minas lo requeran, la cra especulativa y el comerciopacifico de esclavos no eran suficientes. Al comienzo el precio de los esclavossubi rpidamente, porque faltaba abastecimiento del mercado - en el tiempo

    tardo del imperio al contrario este precio es sumamente bajo, porque pormientras las transformaciones de la organizacin econmica haban bajadograndemente la demanda." "Weber, Max: Wirtschaft und Gesellschaft im Rom derKaiserzeit. Aus: Max Weber. Soziologie, weltgeschichtliche Analysen, Politik.Krner, Stuttgart,1956. S.51 (traduccin del autor)Exactamente as ya haba argumentado Marx mucho antes de Weber, para explicareste ocaso de Roma. En ambos casos se usa el argumento de la imposibilidad de lareproduccin de la vida real, que en ltima instancia explica el socavamiento delimperio romano.

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    misma. Por tanto, Weber forzosamente tiene que afirmar la ltimainstancia econmica de Marx, para poder denunciar la abolicin deldinero como utopismo. Para que su argumento tenga sentido, tieneque afirmar algo que Marx precisamente llama materialismohistrico. Lo que en verdad Weber sostiene, es, que solamente elcapitalismo puede asegurar a la vida real. A pesar de las muchascontradicciones de su argumentacin, segn Weber la lgica delmaterialismo histrico es el capitalismo y no el socialismo, por larazn de que el socialismo es imposible y en este sentido utpico.Sin embargo, no ha escapado del marco de argumentacin delmaterialismo histrico.

    Como la argumentacin de Marx, tambin la argumentacin deWeber depende de la validez de un dualismo maniqueo. El

    capitalismo y el socialismo, tienen que ser entendidos enpolarizacin absoluta, para que pueda aparecer como nicaalternativa posible solamente una de estas dos formas de lasociedad, en el caso de Weber el capitalismo, en el caso de Marx elsocialismo. La causa para esto est en sus teoras de la realidad, perono en la realidad misma. El anlisis de la mercanca produce estedualismo absoluto. Marx provoca este dualismo, afirmando latendencia del capitalismo hacia la destruccin de los seres humanosy de la naturaleza, de modo que la alternativa al proceso dedestruccin solamente puede ser un socialismo como economa sindinero. Weber asume este dualismo absoluto, tambin entendiendoal socialismo como economa sin dinero, de modo que todo clculode dinero y toda produccin de mercancas est ligadoabsolutamente al capitalismo. Porque Weber considera al clculo dedinero como insuperable, para l el capitalismo queda como la nicaalternativa. As, todos los argumentos ticos, refirindose al ordeneconmico, para l se reducen a juicios de hecho. Entre la tica delsocialismo y la tica del capitalismo no est el juicio de valor,sino el juicio de hecho como ltima instancia de decisin.

    Tal dualismo absoluto lleva a la construccin de leyes metafsicas dela historia. Ya el propio Marx haba calificado el capitalismo comouna sociedad que se autodestruye, por querer realizar un progresotcnico infinito en forma capitalista, un objetivo imposible(insostenible). Max Weber simplemente torna el anlisis al contrario(Popper y Hayek siguen a l). Califica al socialismo como una

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    sociedad cuyo objetivo es realizarse como una sociedad sin dinero,razn por la cual desemboca en una sociedad que se autodestruye.Los dos pensadores construyen leyes metafsicas de la historia, quellevan al mismo resultado. Sin embargo bajo condiciones contrariase invertidas.7

    El argumento burgus de la imposibilidad del socialismosimplemente torna al contrario el argumento de Marx de laimposibilidad del capitalismo. Marx haba insistido en la destruccindel ser humano y de la naturaleza por la economa capitalista; poreso la design tendencialmente como una economa imposible.Weber, y, siguiendo a l, Hayek y Popper, consideran al socialismocomo imposible, porque, como economa sin clculo de dinero, nopuede sustentar a la vida humana. No puede asegurar al

    abastecimiento de las masas . La argumentacin de Weber no sesostiene con argumentos ticos; se basa en la eficiencia delcapitalismo y su capacidad de asegurar el abastecimiento de lasmasas. Con eso, se despide de la ley natural de la iluminacin, quederiva a la propiedad privada de la naturaleza del ser humano(John Locke), argumentando de manera tica. Toma al argumento,que haba desarrollado Marx, y lo invierte. Si es imposible el

    7 Popper dedica su libro "La miseria del historicismo" a "los incontables hombres

    y mujeres de todos los credos, naciones o razas que cayeron victimas de lacreencia fascista y comunista en las Leyes Inexorables del Destino Histrico."Popper, Karl: La miseria del historicismo. Alianza. Madrid, 1973. Dedicatoria.Esta dedicatoria es reveladora. Es notable, que el fascismo nunca ha hablado deLeyes Inexorables del Destino Humano". El fascismo rompe intencionalmente coneso y es irracionalista. Se habla de estas Leyes Inexorables nicamente en latradicin del racionalismo occidental. Efectivamente, al estalinismo se lo puedeimputar, siendo un racionalismo.Pero hay otro problema. Los que hoy hablan de tales Leyes Inexorables delDestino Humano, son precisamente los idelogos de la actual estrategia deacumulacin y de remodelacin de la sociedad humana entera, cuando hablan de

    la globalizacin y el pretendido fin de la historia. En Amrica Latina fueron lasdictaduras de Seguridad Nacional, que eran verdaderos Estados totalitarios, queconformaron sociedades correspondientes a esta estrategia. Pero el filsofo de lacorte de estas dictaduras - sobre todo en Brasil, Uruguay y Chile - era el mismo SirKarl Popper. Eran totalitarismos de la sociedad abierta de Popper. Popper nuncase opuse a este uso de su pensamiento.Hoy una dedicatoria de este tipo tendra que hablar de las pretendidas LeyesInexorables de la globalizacin y del mercado total y referirse a sus tambinincontables vctimas.

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    ideologa neoliberal, an se declare lo contrario, ha desarrolladouna replica burlesca al extremismo de la ideologa estalinista.9

    As pues, la transformacin marxista del anlisis social en unanlisis de lo posible y de lo imposible, no ha desembocado en elresultado unvoco que Marx esperaba. El resultado ha sido ambiguo,si bien el tipo de argumentacin se ha generalizado. Entretanto, lacontradiccin entre los anlisis de Marx y Weber, en gran parteaparece relativizada. Por un lado, sin duda, Marx tiene razn,insistiendo en que el capitalismo contiene una tendencia a ladestruccin del ser humano y de la naturaleza. Eso se percibe hoyan con ms claridad que durante la vida de Marx. Por eso, en ciertosentido, el capitalismo puede ser visto como imposible oinsostenible. Por otro lado, tambin Weber tiene razn, insistiendo

    en la imposibilidad de la abolicin del clculo de dinero y de lasrelaciones mercantiles. En eso, tambin una afirmacin de la vidahumana, como la ve Marx, puede ser vista como imposible. Aunquelas relaciones mercantiles estn sofocando la vida humana, esta vidapuede ser asegurada solamente dentro de las relaciones mercantilesy del clculo de dinero, los cuales, juntos, constituyen el marco decualquier afirmacin factible de la vida humana. Eso tambin, si lastensiones entre la proteccin de la vida y las tendencias delmercado llevan a un conflicto permanente.

    Por tanto, la contradiccin entre los anlisis de Marx y Weber, no sebasa en la realidad, sino resulta de su proceder terico, es decir desu forma de anlisis. Eso precisamente es el tema de la crtica a larazn utpica.

    El dualismo maniqueo, que domina a los anlisis tanto de Marxcomo de Max Weber, es creado por una utilizacin especial detrminos utpicos. El anlisis de la imposibilidad sea el delcapitalismo, hecho por Marx, sea el del socialismo, hecho por Weber

    respectivamente se basa en la idea utpica de la nica alternativaposible. A la imposibilidad del capitalismo con sus tendenciasdestructoras, Marx contrapone la asociacin de productores libres,

    9 Hinkelammert, Franz J.: Capitalismo sin Alternativas? Sobre la sociedad quesostiene que no hay alternativa para ella. Pasos, Nr.37 Set./oct. 1991. DEI. SanJos.

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    que no necesitan ms las relaciones mercantiles, porque puedencoordinar directamente su divisin del trabajo. En el socialismosovitico, en vez de esta asociacin de productores libres, se realizla planificacin central, que tena que registrar todas las relacioneseconmicas de tal manera totalizante, que se esperaba que algn dano sean ms necesarias las relaciones mercantiles. En Weber, todo esal contrario. Para l, las asociacin de productores libres y laplanificacin sin dinero son el caos. Frente a ello, contrapone elmercado puro (den reinen Markt), que por su automatismo sumano invisible- produce tal armona, que estn preservados losintereses de todos; de esta manera, de la lgica de los hechos(Sachlogik) del mercado, resulta aquello que la tica tradicionalexigi como resultado de la accin moral.10 Por ambos lados, lasutopas la utopa de la asociacin libre de los productores, la

    utopa del plan total y la utopa del mercado total forman elcontrapeso a la realidad precaria y amenazada; la realidad precariaest confrontada con la idea de una realidad idealizada. Pero la ideade una realidad lograda aparece como la realidad verdadera, comorealismo poltico. El progreso tcnico es interpretado como vehculo,que, aproximndose asintticamente a la realizacin de la idea deuna realidad lograda, es garante del supuesto realismo. Marx, lossoviticos, Weber y Hayek todos - se consideran como los realistasverdaderos, que se hallan ms all de la utopa.11

    La crtica a la razn utpica tiene que criticar esta utopaenmascarada como realismo, que lleva, en todas su formas, a undualismo maniqueo; al fin, tal dualismo amenaza, o hasta destruyeal realismo.

    2. Lo utpico en el realismo poltico

    10 "Este fenmeno: el que una orientacin por la situacin de intereses escuetos, tantopropios como ajenos, produzca efectos anlogos a los que se piensa obtenercoactivamente muchas veces sin resultado por una ordenacin normativa, atrajomucho la atencin, sobre todo en el dominio de la economa; es ms, fue precisamenteuna de las fuentes del nacimiento de la ciencia econmica." Weber, Max: "Conceptossociolgicos fundamentales" 4, en Economa y sociedad, op. cit., pg. 24.11 ver Hinkelammert, Franz J.: El mapa del imperador. Determinismo, caos, sujeto.DEI. San Jos, 1996.

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    El anlisis de lo utpico en el sentido de la imposibilidad, no sepuede hacer de tal manera maniquea, como lo sugiere la tradicindesde hace ms de cien aos. Lo que se hace en realidad, nuncapuede ser imposible aunque insostenible como tendencia; pero s, loque se piensa estar realizando puede ser algo perfectamenteimposible. La contradiccin entre imaginacin y actucin real,deforma y paraliza la capacidad para el realismo poltico.

    Por otro lado, la razn y la voluntad puras es decir, la razn y lavoluntad que prescinden de todo lo que se refiere a su facitibilidad , buscando la mejor realidad concebible, siempre conciben loimposible, no importa a partir de qu critrios definan esta mejorrealidad concebible. La definicin de lo posible, solamente se puedehacer por medio de la imaginacin y la concepcin de lo imposible.

    Sujetando lo imposible al criterio de la factibilidad, resulta loposible.

    O sea: solamente crriticando lo imposible en cuanto imposible,podemos definir lo posible. A partir de la praxis se descubre laimposibilidad de lo imposible, lo que nos permite describir elmundo de lo posible.

    Por consiguiente, sin utopa no hay conocimiento de la realidad. Loimposible es el punto de orientacin una especie de brjula de lapraxis y del conocimiento de lo imposible. Con eso, el problema delo utpico hace parte del proceso de la praxis y del conocimiento,por los cuales intentamos a realizar lo posible. Pero al caer en lailusin de poder realizar lo imposible, la realizacin de lo posible sevuelve en su contrario.

    Desde el punto de vista del anlisis socialista, el capitalismo resultaimposible; desde el punto de vista del anlisis burgus, es elsocialismo el que resulta imposible. La polarizacin es la misma, a

    pesar de que la argumentacin haya pasado del mbito de losvalores ticos al mbito de las posibilidades fcticas, y de que lareproduccin de la vida humana sea utilizada como ltima instanciaen ambos anlisis. Adems, la imposibilidad sostenida se refiere ahorizontes temporales cada vez ms largos. Ya desde hace ms decien aos el capitalismo fue declarado imposible. Qu sentido

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    mantiene entonces la tesis de la imposibilidad si sociedadesimposibles se mantienen durante siglos?

    En este sentido recin podemos enfocar la pregunta de cualquierpoltica que sea realista: cul es la sociedad que sera la mejorposible? Por supuesto, una respuesta a secas no es posible porcuanto necesitamos una medida de lo mejor posible. Esta medidano la podemos tomar de ninguna tica preconcebida, porque nocontiene un criterio de factibilidad. No podemos formular deberessino una vez determinado este marco de factibilidad.

    As pues, cualquier imaginacin de la mejor sociedad posible tieneque partir de la mejor sociedad concebible. Luego, la mejorsociedad posible aparece siempre como una anticipacin de esta

    otra mejor sociedad concebible. Por eso, el contenido de lo posiblees siempre algo imposible que da sentido y direccin a lo posible. Esdecir, todo posible existe en referencia a una plenitud imposible.

    A partir de este anlisis podemos ver de una manera diferente lacontraposicin analizada entre el pensamiento socialista de Marx yel burgus de Max Weber, los cuales han constituido sus respectivastradiciones. Marx, sin duda, parte de la afirmacin de la vidahumana concreta. Piensa sta en trminos de una plenitud quedescribe como reino de la libertad o comunismo, y en relacin a ellaconcibe la sociedad socialista a la que aspira como aproximacin oanticipacin en trminos de un lo mejor posible. Laconceptualizacin de tal plenitud es absolutamente radical, mientrasque la sociedad por hacer aparece ms bien como una sociedadfactible que se realiza lo ms posible. Weber, en cambio, ve contoda razn que este reino de la libertad es imposible, utpico, ylanza su crtica en contra. Constata, con razn, que la abolicin delas relaciones mercantiles que Marx considera como parte de loposible cae en el mbito de lo imposible. Sin embargo, en su

    propio anlisis Weber sigue el mismo esquema que l crtica enMarx. En efecto, afirma que precisamente el capitalismo puedeasegurar esta reproduccin material de la vida, pero como no puedesostener tal capacidad en trminos empricos, la concibe tambin entrminos de una plenitud capitalista imposible, concepto que tomadel anlisis neoclsico del equilibrio de los mercados. Se trata deuna plenitud tan radicalmente concebida como aquella otra de

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    Marx, y que el mismo Weber tanto criticaba. En relacin a ella,Weber tambin tiene que buscar algn mejor posible porque laplenitud de tal equilibrio no lo es, considerando hallarlo en unapoltica de reformas sociales en el marco del propio capitalismo.

    3. La amenaza a la realidad por la identificacin de loimposible con lo posibleAparecen, entonces, varias plenitudes imposibles y variasformulaciones de los tipos de aproximacin a ellas, en trminos delo mejor posible. Lo que se contrapone no son simplesimposibilidades o posibilidades, sino niveles de imposibilidad ygrados de posibilidad. Ahora bien, ambas sociedades, que se

    relacionan con sus respectivas plenitudes perfectamente imposibles,se distorsionan a si mismas a partir del hecho de que consideran susrealizacines fcticas como pasos hacia aquella infinitud en relacina la cual son concebidas.

    Bajo este punto de vista, la historia del siglo veinte puede serinterpretada como una historia de construccines utpicas conconsecuencias desastrosas para el ser humano y la naturaleza. Seusa las construccines utpicas para legitimar los respectivosimperios y eliminar las alternativas. El utopismo del presentepensamiento neoliberal es una construccin tal. Reagan, comopresidente de los EE.UU., se refiri al sistema poltico de los EE.UU.como ciudad que brilla en la montaa", una referencia que es unamezcla de expresiones del sermn del monte con la utopa bblicadel nuevo Jerusaln, como aparece literalmente en el apocalipsisJuan,12 dando de esta manera, al utopismo neoliberal, el brillomtico-religioso de una utopa realizada del Reino de Dios.

    Anlogamente, el nacionalsocialismo utiliza su construccin utpica

    del Reino millenario Tercer Reich. De modo parecido, se legitimael stalinismo como estado necesario para pasar al comunismoperfecto. Cada construccin utpica, se entiende como societasperfecta ella misma, que en su ncleo ya incluye todo futuro humano

    12 ver Mat 5,14 y Ap 21,10. Reagan combina estas dos citas, para llegar a suexpresin.

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    posible, y por consiguiente puede reclamar ser el fin de la historia. Lasocietas perfecta siempre se ve confrontada con algn Reino delMal, contra el cual tiene que defenderse. La societas perfecta definesu poltica como poltica real (Realpolitk), por la cual impone elcorrespondiente poder dominante los lmites del actuar a losdominados. En consecuencia, del lado de los dominados, laRealpolitik consiste en reconocer a estas leyes impuestas y moverseentre aquellas posibilidades, dejadas abiertas por el poder dominante.La Realpolitik de la societas perfecta utiliza a la construccin utpicacomo garanta para el pesente y el futuro; solamente la contingenciadel mundo y los seres humanos como pecadores radicales, estorban ala realizacin de las construccines utpicas. Sin embargo, siempreafirma tener la palanca, la que le permite, levantarse sobre lacontingencia del mundo y excluir alternativas.13

    Sin embargo, el realismo poltico, contrapuesta a la "Realpolitik",jams puede afirmar poder realizar a la utopa ella misma. Para ello,la utopa es una fuente de ideas de la buena vida, un punto dereferencia para el juicio, una reflexin del sentido. Para cumplir coneso, la utopa jams debe llegar a ser un fin por realizar de maneraasinttica y por tanto calculable. No debe ser transformada en"societas perfecta", que rige sobre la realidad. Para el realismopoltico, la utopa sigue siendo una idea regulativa14, como se dicemuchas veces hoy, usando un trmino kantiano. Solamente como tal,la utopa no llega a ser nuevamente un carcel, sino una fuente de lavida y de la esperanza.

    La utopa describe fines, que no son posibles de realizar, aun en elcaso de que toda humanidad unnimamente se decidiera porrealizarla. La utopi remite al imposible, lo que trascende a cadaaccin humana, a fines, que traspasan cada realidad humana comorealidad quebrada y contingente, y por eso se encuentran ms all de

    13 Tambin en los documentos de la iglesia catlica, desde el siglo XIV en adelanteaparece la idea de la iglesia como societas perfecta. Sin ella no se puede entenderal dogma de la infalibilidad (Unfehlbarkeitsdogma) de 1870. Correspone a larazn moderna y no es simplemente un relicto del pasado. Los papas Leo XIII.,Pius X y Pius XI de manera explicita han llamado a la iglesia una societas perfecta.14 Vease la tica del discurso de Apel en Apel, Karl-Otto, Dussel, Henrique, FornetBetancourt, Ral: Fundamentacin de la tica y filosofa de la liberacin. Siglo XXI.Mxico, 1992.

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    la conditio humana. Hace parte de la sabidura poltica, diferenciar atiempo tales fines en su imposibilidad transcendental, porqueninguna derivacin terica puede comprobar su imposibilidad. Eneste proceso de diferenciacin se forma el realismo poltico.

    Para l, no se trata de realizar lo utpico como tal, sino aspirar a unestado que an no hay, pero que es deseable y posible de realizar. Encuanto lo utpico se define por fines, que ni siquiera pueden serhechos posibles por decisin unnime de toda humanidad, elrealismo poltico se orienta por fines que llegan a ser posibles, sitodos los participantes en caso extremo toda la humanidad - llegana la decisin de hacerlos posibles. Por eso, precisamente el realismopoltico empuja a alternativas, si se destruye al mundo en nombre dela societas perfecta. Hoy, el realismo poltico tiene que proponerse un

    mundo, en el cual cada ser humano puede asegurar su posibilidad devida dentro de un marco que incluye a la reproduccin de lanaturaleza. Proponerse un mundo tal, es poltica realista y la nicapoltica realista que hay. Los zapatistas hablaron en este sentido deun mundo, en el cual quepan todos. En este sentido, es cuestin delrealismo poltico hoy hacer posible lo imposible.

    Naturalmente, cada realismo poltico tiene que enfrentarse siemprecon un peligro que surge de lo utpico. Nadie puede saber a priori,cuales fines polticos por fin se revelan como utpicos y cuales no. Nohay seguridad que podra sustitur a la sabidura poltica necesaria.No hay critrios tcnicos vlidos como ltimos a disposicin. Estosson ms bien medios para poder llegar a un juicio. Donde se quieresustitur la sabidura poltica por criterios tcnicos, hay que sospecharde que se quiere hacer otra vez poltica en nombre de alguna societasperfecta, que siempre de nuevo reclamar el fin de la historia.

    Tenemos, entonces, el siguiente resultado: se concibe lo imposiblepara conocer, a travs de la praxis y del anlisis de la factibilidad, lo

    posible. Sin embargo, la persecucin y realizacin de este posible esconstantemente desvirtuada por la ilusin de perseguir o realizaraquel imposible, de cuya conceptualizacin se ha partido.

    4. Lo utpico en las ciencias empricas

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    El lmite entre lo imposible y lo posible justamente no se puededefinir por leyes de las ciencias empricas. Leyes de las cienciasempricas siempre incluyen lo imposible y lo posible a la vez. Dejanpasar por posible lo imposible. En este sentido, el idioma de lasciencias empricas es revelador cuando los cintficos hablan de loposible "en principio" y lo tratan como factible "en principio". Lo queen la terminologa de la ciencia emprica se define como posible "enprincipio", es precisamente lo imposible de la realidad. Esta confusinde los terminos de lo posible y factible en principio, presupone laintroduccin de un progreso de aproximacin asinpttica al conceptode realidad idealizada e imposible pero que "en principio" es posible.Pero un lenguaje tal oculta al hecho de que lo posible en principiode facto es imposible de por s, por causa de la conditio humana. Dehecho, las leyes de las ciencias empricas son definidas abstrayendo

    de la conditio humana. Por esta razn, estas leyes no puedendiscernir lo posible y lo imposible. A partir de estas leyes lo imposibleaparece constantemente como posible "en principio".15

    15 Como lo dice Hans Albert: "Pero el sueo de la abolicin del poder estatal hoyya no funciona exclusivamente como una parte de la visin socialista del futuro.Por otra parte apareci por el lado derecho del espectro poltico unaconceptualizacin radical capitalista, que sostiene a este respecto conceptos

    similares. Esta unin de anarquismo y capitalismo es ms plausible que elanarquismo romntico de observancia socialista, porque en ella se hacen claroslos mecanismos de conduccin, que canalizarn el que hacer social en la sociedadlibre del Estado. El monopolio de la aplicacin legtima de la fuerza segn estaopinin debe ser superado, aplicando a la sociedad entera los mecanismos deconduccin del mercado, con el resultado de que las funciones hasta ahoracentales del Estado -especialmente: la proteccin del ciudadano contra la fuerzaen cualquier forma- sean entregadas a organizaciones privadas y organizadassegn reglas mercantiles....evidentemente se puede hacer plausible que por la privatizacin de las hastaahora funciones del estado una meta tal (la anarqua) es por lo menosalcanzable en principio". (El subrayado y traduccin nuestros). Albert, Hans,Traktat ber rationale Praxis, p. 87/88(subrayos de nosotros).En nombre de leyes de las ciencias empricas, la haluzinacin del anarco-capitalismo la machinery of liberty de David Friedman - llega a ser el supuestorealismo. El utopismo de Albert, como se lo muestra aqui, est fundado en elmismo anlisis de las ciencias empricas. Pasa por encima de toda conditiohumana. Pero no se puede criticarlo dentro del marco de estas ciencias empricas.Por lo demas, el Traktat ber rationale Praxis de Albert puede ser vlido comoejemplo modelo de un utopismo no-crtico en nombre de las cienicas empricas.

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    Con eso resulta que el problema de la utopa es un problema quesurge en el interior de las mismas ciencias empricas, y no esintroducido de afuera. Las ciencias empricas tienen un carcterutpico, pero al mismo tiempo estn ciegas frente a la utopa queellas mismas contienen. Criterios para discernir el lmite entre loimposible y lo posible, podemos desarrollar solamente si nosenfrentamos a la realidad concibindola en los trminos de laconditio humana en sentido de un lmite escatolgico interior aesta realidad.

    Las ciencias empricas modernas mismas estn inmersos en unpensamiento utpico. Es cierto que el pensamiento utpico tienemuchos antecedentes, pero en su forma hoy vigente aparece enrelacin con las ciencias empricas. Thomas Morus y Galileo Galilei

    hacen parte de la misma modernidad, la posicin del uno esconsecuencia de la del otro; no representan dos polos del mundomoderno, los que se excluyan uno al otro. En ambos est la mismadimensin utpica.

    Por tanto, la crtica a la razn utpica lleva necesariamente a la crticade las metodologas de las ciencias empricas. Pero la crtica, de lacual hablamos aqu, no puede ser confundida con la crticadestructiva, como hoy en da la practica la escuela de Popper. Setrata ms bien de una crtica en el sentido kantiano, la cual tiene quedesarrollar criterios para discernir las propias leyes de las cienciasempricas. Debe abrir los ojos a las ciencias empricas en cuanto a suceguera referente a sus propios contenidos utpicos.

    5. La razn utpica como problema de la modernidadAfirmamos en este libro, que la utopa presenta un problema de lacivilizacin occidental. Con la modernidad, la razn misma lleg a ser

    utpica. Toda razn moderna gira alrededor del problema de loposible y de lo imposible. Por eso, el problema de la utopa seencuentra en todos los pensamientos que aparecen en la modernidad,incluso en la llamada postmodernidad, la que, por otra parte, hay queinterpretar como una variacin (Spielart) de la modernidad y nadams.

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    La modernidad, fundada en las ciencias empricas, est a punto dedestruirse a si misma. Practica esta destruccin, porque no entiendems los contenidos utpicos de su proprio ser, y adems trata estehecho como un tab. Comportndose as y considerndose comopraxis realista ms all de toda utopa, la modernidad destruye a suproprio mundo. Por ello, darse cuenta del problema de la utopa llegaa ser la condicin de la sobrevivencia del mundo moderno de hoymismo.16 Una iluminacin tal, por un lado, tiene que elevar a la luzlos contenidos utpicos de la modernidad, y por el otro tiene que darcuenta de la conditio humana como espacio de lo posible del serhumano.

    La crtica de la razn utpica demuestra que en la modernidad larazn misma ha adoptado un carcter utpico. Por eso hoy esta

    crtica es posible y necesaria. Pero no consideramos el carcterutpico de la razn moderna como una confusin, de la cual setuviera que salvar la razn, sino como una dimensin en su interior,de la cual tenemos que tomar consciencia. Por consiguiente, la crtica

    16 En cambio, la modernidad occidental siempre persigue algunos culpables, en loscuales antes ha projectado sus propios problemas. Ella misma, se ve siempre inocentepor las catstrofes producidas por ella. Para ella, otros son responsables, los cuales,naturalmente, luego tienen que ser perseguidos. Para Solschenyzin, "Asia", que seintrometi furtivamente en la moderna Russia, tiene la culpa del stalinismo. Para

    Popper, el atavismo de una aoranza de la vuelta a la tribu, tiene la culpa de lascatstrofes de la modernidad. En un libro de Micha Brumlik, recientemente pblicado,la gnosis. Sin embargo, las catstrofes producidas por el occidente de la esclavitud yel colonialismo al stalisnimo, nacismo y la poltica actual del mercado total - tienen queser explicados a partir de la modernidad occidental misma. No se puede atribuirlas ainfluencias externas cualesquieras, de la manera de una histoire fatal. Tambin eldualismo maniqueo, que pasa por toda modernidad y seguramente tuvo su expresinms catastrofal en el nacismo, no es una consecuenica necesaria del pensamiento deMani. La modernidad misma, una y otra vez produce y reproduce tal dualismo. De lamisma manera, el antisemitismo descende ni de la gnosis ni del evangelio de Juan,como se afirma tantas veces. Es ms bien el suelo de cimiento, sobre el cual la sociedad

    occidental ha fundado su estabilidad. Si el antisemitismo para su legitimacin se basaen el evangelio de Juan o en la gnosis, abusa de ambas fuentes. Yo no veo ningnindicio del antisemitismo en el evangelio de San Juan, pero reconozco la posibilidad,de abusar de l para propaganda antisemitica, tergiversando su terminologa. Pero esono es el problema de San Juan sino el problema de los que lo abusan. Para lainterpretacin de ste captulo vease Hinkelammert, Franz J.: Grito del sujeto. DEI. SanJos, 1998, Hinkelammert, Franz J.: La fe de Abraham y el Edipo Occidental. DEI, SanJos, 1989, Hinkelammert, Franz J.: Sacrificios Humanos y Sociedad Occidental: Lucifery la Bestia. DEI. San Jos, 1991.

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    a la razn utpica no se propone la tarea de abolir la utopa. Eso seriala utopa ms peligrosa y ms destructora de todas. El pensar enutopas hace parte de la conditio humana misma. Quien proclama elfin de las utopas, llega a un levantamiento ciego y por esoinhumano contra la conditio humana. El hecho de que hoy seemprende este levantamiento precisamente en nombre de la conditiohumana, la hace ms peligrosa an.17

    No la abolicin de las utopas es el problema, sino la toma deconsciencia en cuanto a su importancia y sus caractersticas. Utopasson imaginaciones, que se relacionan a un ms all de la conditiohumana, pero sin las cuales no podemos saber nada de la conditiohumana. Todava vale el grafiti de 1968 en un muro de launiversidad de Paris, aunque un poco cambiado: Seamos realistas,

    pensemos lo imposible!. Porque no pensar lo imposible es imposible,y sin pensar lo imposible jams podemos circunscribir el marco de loposible.18

    Sin embargo, dentro del pensamiento metodolgico sobre las cienciasempricas hay puntos de partida, que adjudican a la utopa este lugarcentral. Pero son pocas. En especial, se tiene que nombrar Max Weber.Su metodologa de los tipos ideales contiene esta idea. Para Weber, lostipos ideales son utopas constitutivas para el pensar de las cienciasempricas:

    "Se lo (el tipo ideal. FJH.) obtiene mediante el realce unilateral de unoo de varios puntos de vista y la reunin de una multitud defenmenos singulares, difusos y discretos, que se presentan en mayormedida en unas partes que en otras o que aparecen de maneraespordica, fenmenos que encajan en aquellos puntos de vista,

    17 Precisamente un conservadurismo, como en la republica federal de Alemania dehoy lo representan Joachim Fest o Hermann Lbbe y en los aos setenta Gerd

    Klaus Kaltenbrunner, est en conflicto con la conditio humana. Gerd KlausKaltenbrunner (Ed.), Die Herausforderung der Konservativen, Absage anIllusionen. Herder, Mnchen 1974. Hermann Lbbe, Philosophie nach derAufklrung, Dsseldorf 1989. Joachim Fest, Der zerstrerische Traum. Vom Endedes utopischen Zeitalters. Siedler, Berlin 1991. Joachim Fest, Die schwierigeFreiheit. ber die offene Flanke der offenen Gesellschaft. Siedler, Berlin 199318 Vease Franz J. Hinkelammert, El cautiverio de la utopa: las utopasconservadoras del capitalismo actual, el neoliberalismo y la dialctica de lasalternativas. Pasos. Nr. 5. San Jos, Costa Rica. Noviembre, diciembre 1993, S. 1ff

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    escogidos unilateralmente, en un cuadro conceptual en s unitario.Este, en su pureza, es inhallable empricamente en la realidad: es unautopa que plantea a la labor historiogrfica la tarea de comprobar,en cada caso singular, en qu medida la realidad se acerca o se alejade ese cuadro ideal..."19

    Sin embargo, Weber abandona este punto de vista, tan pronto comointerviene en la discusin poltica con los movimientos socialistas alfin de la primera guerra mundial. En este momento sustituye suanlisis de las dimensiones utpicas de la razn por una denunciapuramente ideolgica de la utopa. Esta denuncia est continuando ydesemboca hoy en un anti-utopismo ciego. En lugar de una discusinrazonable sobre el problema de la utopa como ncleo de todo pensarmoderno, especialmente de las ciencias empricas, ocurre el

    abobamiento por una ideologa burguesa y anti-utpica.

    Despus de Weber, es ante todo Karl Mannheim, quin continua conla crtica a la utopa, especialmente en su libro Ideologa y utopa.Mannheim hace suyo el punto de partida de Weber pero lo interpretaen trminos ms amplios que el mismo Weber. Pero las ideologas delanti-utopismo, que surgen en el llamado mundo libre, impidieron queel pensamiento de Mannheim llegue a tener un impactocorrespondiente. La posicin defendida por nosotros se inspira enMannheim, porque ya discierne el problema de las utopas en lasciencias empricas como tales. Tambin Karl-Otto Appel enfoca elproblema de la utopa, pero solamente en su tica del discurso hacereflexiones sobre ello, sin incluir las propias ciencias empricas en elcampo de la crtica..20

    19 Weber, Max: La "objetividad" cognoscitiva de la ciencia social y de la polticasocial. (1904) en Weber, Max: Ensayos sobre metodologa sociolgica. Amorrortu.Buenos Aires, 1958 p.80/81El problema consiste precisamente en que una utopa como tal siempre es

    imposible. Por eso es cuestionable la pregunta por cun cerca o lejos de estaimagen ideal est la realidad. Habra que preguntar ms bien hasta qu punto sepuede entender la realidad en referencia a un tipo ideal. Pero eso no es unproblema de la mayor o menora distancia. Si el tipo ideal es una utopa, esimposible y por eso siempre es infinita su distancia con la realidad.20 Karl-Otto Apel, Ist die Ethik der idealen Kommunikationsgemeinschaft eineUtopie? Zum Verhltnis von Ethik Utopie und Utopiekritik. En: Wilhelm Vosskamp(Ed.), Utopieforschung. Interdisziplinre Studien zur neuzeitlichen Utopie.Suhrkamp, Frankrfurt 1985. Erster Band, S. 325ff. En relacin a la crtica a Apel,

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    En las pginas siguientes he intentado a desarrollar una tal crtica,por medio de la discusin de las lneas principales del pensamientode las ciencias empricas y polticas de hoy.

    vease Franz J. Hinkelammert, tica do discurso e tica de responsabilidade: Umatomada de posio crtica. En: Antnio Sidekum (ed.), tica do discurso e filosofiada libertao. Modelos complementares. Ed. Unisinos, So Leopoldo, RS, Brasil1994

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    Captulo IEl marco categorial del pensamiento conservador

    1. La realidad precariaPartimos del anlisis de la obra de Peter L. Berger: El Dosel sagrado:elementos para una sociologa de la religin (1). Berger parte de unarealidad precaria. Es la realidad emprica de mundos construidossocialmente, que constituyen un orden social. Este orden social,Berger lo enfoca exclusivamente como un orden de instituciones:Las instituciones estructuran las actividades humanas (2). Ahora,estas instituciones varias tienen significados que son nmicamente

    integrados en el nomos de una sociedad.

    A medida que los significados de las instituciones se integrannmicamente, quedan legitimadas ipso facto, hasta el punto de quelas acciones institucionalizadas parecen evidentes por s mismas aquienes las ejecutan (3).

    Por tanto, el orden social objetivado ya lleva implcito unalegitimidad, que lo constituye como nomos. La pregunta por lalegitimidad del orden social, como pregunta del por qu de losordenamientos institucionales, implica ya una afirmacin de lalegitimidad en virtud de su facticidad objetiva (4). Los rdenessociales son, por tanto, mundos construidos socialmente queconstituyen un habitat y se transmiten como habitat, es decir, sonvividos como un mundo. El hombre vive este mundo, y vivindolo loconstruye y mantiene, transmitindolo de una generacin a otra.Vivindolo lo vive como legtimo; de esta manera, la legitimacin noes un acto terico separado del orden social y, por tanto, no es unsimple acto terico, sino que este parte del orden social que se vive

    como plausible (5). Pero la facticidad del orden social y su fuerzalegitimadora, no quita el hecho que este mismo orden sea a su vezun orden precario. Como orden precario es un orden cuestionado, yaparecen funciones sociales cuya finalidad es el mantenimiento delorden social como mundo socialmente construido, es decir, comonomos, que sean capaces de integrar, con sentido, el conjunto de las

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    instituciones. La existencia de estas funciones atestigua laprecariedad del orden.

    Todos los mundos construidos socialmente padecen de unaintrnseca precariedad. Sustentados por la actividad humana, sehallan bajo la constante amenaza de los hechos humanos delegosmo y la estupidez. Los programas institucionales sufren elsabotaje de individuos con intereses antagnicos. Los procesosfundamentales de la socializacin y el control social, en la medidaen que tienen xito sirven para mitigar esas amenazas. Existe aunotro proceso muy importante que contribuye a apuntalar eltambaleante edificio del orden social. Es el proceso de legitimacin(6).

    A primera vista, es sorprendente ver reducida esta precariedad delorden social a las causas del egosmo y la estupidez. Es esta tesisde Berger la que ms bien parece ser estpida. Berger la presentacomo un conocimiento objetivo; sin embargo, no es sino la tesis deaquellos que sustentan el orden social, los que nunca son todos. Sifueran todos, el orden no sera precario. No obstante, aquellos quesustentan el orden tambin sostienen que cualquier reaccin encontra del orden se debe al egosmo y a la estupidez. Pero de eso nose concluye como nos insina Berger que efectivamente elegosmo y la estupidez sean las fuentes eternas de los conflictos enlas sociedades.

    Berger nos presenta sus tesis como un conocimiento objetivo. Elparte de una historia en la cual se han sucedido diferentes sistemassociales y muchos mundos construidos socialmente. Cada uno deestos mundos tiene su especificidad, su nomos, como maneraespecfica de integrar las instituciones que estructuran la actividadhumana. Berger quiere buscar los rasgos, leyes o reglas generales,que aparecen en cada uno de ellos, a partir de la funcin social de

    legitimacin que se ejerce frente a la precariedad de cada uno de losmundos sociales. Nos tiene que hablar, por tanto, de las races de laprecariedad en cada uno de estos mundos y de la respuestalegitimadora que se da frente al cuestionamiento surgido de talprecariedad. En cuanto a las races de la precariedad habla deegosmo y estupidez. En cuanto a la respuesta a esta precariedad,nos habla de la funcin social de la legitimacin. Sin embargo, por

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    lo reducido de las razones de la precariedad, ya ha predeterminadolo que se puede presentar como funcin de legitimacin.

    Determinando el egosmo y la estupidez como las races de laprecariedad, el excluye totalmente la posibilidad de que elcuestionamiento de un orden social existente pueda ser legtimo. Porexistir, es legtimo. La tesis certera de que hay una facticidad auto-legitimadora (7) del orden social, la transforma acto seguido en laotra, falsa, de que no puede haber cuestionamiento legtimo delorden social especfico, al cual Berger se refiere como mundosocialmente construido y su nomos. Su objetividad se restringeahora, al simple punto de vista de aquellos que hacen suyo el ordensocial en referencia. Y este punto de vista radica en la reduccin delas causas del cuestionamiento al egosmo y la estupidez.

    Determinado eso, la funcin social de la legitimacin es legitimar elorden social en referencia y, por tanto, el esfuerzo de superacin delegosmo y la estupidez, consiste en la afirmacin del nomos delorden social.

    El enfrentamiento de la legitimacin con el cuestionamientoes, portanto, absolutamente polar y excluyente, y su finalidad es elaniquilamiento del cuestionamiento; algo que nunca se logratotalmente, porque egosmo y estupidez son parte de la condicinhumana misma. Detrs del cuestionamiento del orden social no hayjams una razn. La nica razn de cambio del orden social queBerger puede aceptar, es el cambio impulsado por aquellos quecomparten la legitimidad del orden social existente. Pero, comocomparten el orden social existente como legtimo, qu razn decambio podran tener? Berger ni siquiera discute este punto. Pero esimportante, que quiere decir, que los elementos dinmicos de lahistoria humana sean el egosmo y la estupidez. No podra evitar talconclusin, sino concibiendo una idea por encima de la propiarealidad humana, en funcin de la cual la historia se desarrolla.

    El orden social a partir del cual parte Berger, este lo ve amenazadodada su precariedad originada en el egosmo y la estupidez porel desorden, la anomia y el caos. El

    ...desorden que es la anttesis de todos los nomoi socialmenteconstruidos... Ir contra el orden social es siempre correr el riesgo desumergirse en la anomia (8).

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    Toda sociedad humana, cualquiera que sea el modo como se lalegitime, debe mantener su solidaridad frente al caos (9).

    La anttesis del orden social precario es, por tanto, el caos, y lalgica del cuestionamiento del orden es este mismo caos. Esteresultado es una consecuencia de lo analizado al principio. Siefectivamente la raz de la precariedad del orden est en el egosmoy la estupidez, la lgica de tal cuestionamiento es el caos a lamuerte. Rebelin es caos rebelin es muerte.

    Pero como se ve, este resultado tan conservador de su anlisis sedebe a una simple manipulacin de las categoras. Nadie duda quehay o puede haber egosmo y estupidez, y nadie tampoco duda deque frente a ellos hace falta socializacin, control social y

    legitimacin del orden, sea cual sea ste. Tampoco nadie duda quela lgica del egosmo y la estupidez es la muerte, y por eso seenfocan los actos derivados de all como crimen. El castigo delcrimen es, por tanto, la afirmacin de la vida frente a la muerte, opuede serlo. La duda, sin embargo, es otra.

    En tanto Berger identifica la precariedad del orden social con elcrimen, l hace una especie de solipsismo del orden social. Una vezconstituido un orden social, no hay manera de salir de l sino pormedio del crimen, y negndose el crimen, slo queda elmantenimiento de ese orden. Berger excluye apriorsticamente, laposibilidad de que el orden social existente se enfrente en suinterior con otro orden social todava no constituido. Sin embargo,la rebelin es precisamente eso: aparece un proyecto de orden socialenfrentado al orden social existente, y, por tanto, un conflicto entrediferentes tipos de orden social o de mundos socialmenteconstituidos. El conflicto, en este caso, no es entre orden existente ycrimen, sino entre orden existente y orden por construir. La lgicade los desrdenes resultantes, por tanto, no es caos y muerte, sino

    otra manera de vivir. Resulta, consecuentemente, un conflicto dediferentes legitimidades que Berger arbitrariamente niega. Paradiscutirlo, se necesitara otra teora, que Berger ni siquiera enfoca:una teora capaz de juzgar la legitimidad relativa de los diversossistemas sociales. Berger evita tal teora, reduciendo la rebelin alcrimen, lo que le permite discutir la funcin social de legitimacincomo una funcin exclusiva del orden social existente, frente a

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    todos los cuestionamientos posibles encuadrados todos bajo elegosmo y la estupidez. Construida esta visin de los mundossocialmente constituidos, en la cual cada nomos social da vueltasolipsista a s mismo, l ahora puede afirmar el caos como laanttesis nica de un orden social especfico. Los diversos sistemassociales, por tanto, tienen como rasgo comn, estar expuestos a caeren el caos y defenderse de esta posibilidad.

    Ahora bien, el concepto de la realidad precaria es emprico, en elsentido de que se refiere a un orden social empricamenteconstituido, con sus nomos como manera especfica de integrar lasinstituciones pertenecientes a ese orden. El caos o la anomia sonotro tipo de conceptos. Una sociedad jams puede caer en el estadode la anomia o del caos, pues, si tales estados se dieran, esa sociedad

    dejara de existir. Se podra acercarse a ellos, pero no alcanzarlos. Elcaos es como la muerte. No se puede vivirla. Sin embargo, a partirde la precariedad de la realidad, se percibe constantemente unatendencia a este caos inalcanzable, que no es sino la muerte de lasociedad, lo que implica, a la vez, la muerte de sus miembros. Dehecho, la precariedad de la realidad es la tendencia al caos.

    Por esta razn, Berger puede percibir la sociedad como solidaridadfrente al caos... hombres unidos frente a la muerte (10). Sinembargo, si hay tal precariedad de la realidad y la consiguientetendencia al caos y la muerte, esta ltima tiene que tener ciertoatractivo. Sin embargo, el hombre no puede sentirse atrado por lamuerte si no vincula la muerte con imgenes atractivas. La muerte yel caos deben aparecer diferentes de lo que son. Tienen que incluiruna promesa, que no sea percibida como muerte sino como vida. Ennombre de una vida aparente, entonces, se tiende hacia la muerte,lo que explicara esta tendencia socia1 al caos.

    Si Berger, por tanto, habla del egosmo y la estupidez (11) como

    razones de la precariedad de la realidad institucional, tiene quedecirnos algo sobre por qu el hombre sigue a los proyectos egostasy estpidos. Si el egosmo lleva al caos y la muerte, hay que saberpor qu alguien sigue a un egosmo que destruye una realidad, sinla cual ni ste, su egosmo, sera posible. Y si lo hace por estupidez,hay que saber por qu no cambia de opinin como resultado de susmalas experiencias. Un simple instinto de muerte no podra

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    explicarlo tampoco, pues habra que explicar, por qu entonces elhombre no se suicida de una vez en lugar de llevar la vidalentamente hacia el caos y la muerte. Por tanto, un egosmo quelleva al caos, no sera en verdad egosta. Un egosmo ilustradotendra que anticipar tal resultado para evitarlo. E1 mismo egosmo,si es llevado hacia el caos, sera estpido e implicara un error sobrela verdadera situacin de los propios intereses.

    Si bien Berger no desarrolla esta problemtica, l la intuye e intentauna explicacin que sigue, en sus lneas principales, lo que es elpensamiento conservador al respecto.

    Esta explicacin se dirige fundamentalmente a las rebeliones. No sepone en duda el hecho de que el mismo crimen es parte de la

    precariedad de la realidad. Pero desde el punto de vista de lalegitimacin del sistema institucional, el crimen tiene unaimportancia ms bien marginal. El ladrn no pone en duda elsistema de propiedad, sino ms bien, lo aprovecha de una manerailegal. Una vez que rob, l exige la proteccin policial comocualquier propietario para asegurar el mantenimiento de lo queahora tiene. Igualmente, el asesino no declara la legitimidad delasesinato, sino que reclama para s la proteccin de su vida frente aotros. Aunque el crimen puede corromper una sociedad y hastahacerla inviable, sigue siendo parte de esta misma sociedad sinningn proyecto para cambiarla. E1 caso de la rebelin es diferente.La rebelin se enfrenta a la sociedad, al sistema institucionalespecfico y a su nomos, y busca su sustitucin. Si Berger la declaracomo camino al caos, tiene que declarar la perspectiva de larebelin, su esperanza y utopa, como presencia ilusoria de lamuerte. Por tanto, vincula la rebelin con el sueo, y la interpretacomo irrupcin del sueo en la vida real y cotidiana. El sueo deuna nueva sociedad, que acompaa a la rebelin, es para Berger, portanto, aquella ilusin que lleva la sociedad al caos, aunque los

    portadores de este caos sueen con un nuevo orden o una nuevavida. La muerte se viste con el aspecto de la vida. Berger lo analizarecurriendo a las situaciones marginales del sueo y la muerte. Losdos ponen en parntesis la vida cotidiana de la realidad precaria yunidos la amenazan.

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    En el mundo de los sueos, la realidad de la vida cotidiana quedadefinidamente atrs... La realidad de la vida cotidiana pues, estrodeada continuamente por una penumbra de realidades muydiferentes. Estas, sin duda son segregadas en la conciencia con unajerarqua cognoscitiva especial... con lo cual se impide en generalque amenacen en conjunto a la realidad primaria de la existencia deplena vigilia (12).

    La realidad primaria es el sistema institucional especfico con sunomos respectivo. Los sueos la amenazan. La muerte tiene unacaracterstica parecida:

    La muerte desafa de manera radical a todas las definicionessocialmente objetivadas de la realidad del mundo, de los otros y del

    yo. La muerte pone radicalmente en tela de juicio la actitud de darlas cosas por sentadas que adoptamos en la existencia cotidiana(13).

    La tarea de legitimacin de la sociedad incluye, por tanto, laubicacin de estas situaciones marginales. Que los sueos seanrealmente considerados como realidad secundaria que no debeirrumpir en la realidad primaria cotidiana, es parte de esteproblema. Pero, como la misma muerte constantemente pone entreparntesis esta realidad primaria, hace falta darle sentido de unamanera tal, que la referencia a la muerte no irrumpa en estarealidad primaria. Por tanto, debe lograrse que haya

    ..."una buena muerte", es decir, morir manteniendo hasta el fin unarelacin significativa con el nomos de la propia sociedad,subjetivamente significativa para s mismo y objetivamentesignificativa en la mente de los otros (14).

    Berger no menciona presencias de la muerte a partir de la realidad

    concreta, como el desempleo y el hambre. Pero se refiere a ellos. Sinembargo, frente a ellos, se trata meramente no de superarlos, sinode darles una relacin subjetivamente significativa con el nomosde la sociedad. La buena muerte sigue siendo aquella que no serevela como tal. Sin embargo, a veces falla la legitimacin.

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    Si bien el xtasis de las situaciones marginales es un fenmeno dela experiencia individual, en pocas de crisis, sociedades o grupossociales enteros pueden pasar colectivamente por tal situacin. Enotras palabras, hay sucesos que afectan a sociedades o grupossociales enteros y que presentan amenazas masivas a la realidad queantes se daba por sentada (15).

    Aparece el sueo colectivo que deja de respetar la realidad primariade la vida cotidiana, que irrumpe y amenaza y que, al fin, destruye.Se trata del sueo colectivo que lleva al caos, presentndose comoun sueo de felicidad. El caos tiene una cabeza de Janus, que es, porun lado, muerte y, por el otro, felicidad. En trminos de K. Popper:quien quiere el cielo en la tierra, acabar por realizar el infierno enla tierra. Y en trminos populares: el camino al infierno est

    asfaltado con buenas intenciones. Se trata de la antigua imagenlucifrica. Lucifer, el ngel de la luz, es en verdad el diablo.Provocando sueos de felicidad que irrumpen en la realidadcotidiana, Lucifer conduce al caos, al infierno.

    2. La funcin social de legitimacinFrente a esta amenaza, que en forma de precariedad de la realidadest siempre presente, Berger plantea la funcin social de lalegitimacin:

    Se entiende por legitimacin un conocimiento socialmenteobjetivado que sirve para explicar y justificar el orden social (16).

    La legitimacin aparece al lado de la socializacin y del controlsocial. La legitimacin hace aceptar la sociedad existente como lalegtima. Se refiere a la realidad legitimndola en su especificidadsocial en su nomos.

    ...en cierto sentido, todo conocimiento socialmente objetivado eslegitimador. El nomos de una sociedad se legtima ante todo a smismo por la simple existencia de sta (17).

    Existiendo la sociedad con su nomos, se experimenta con la realidadel nomos como existente. La experiencia de este hecho, hace que el

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    mundo construido socialmente se legitima a s mismo en virtud desu facticidad objetiva (18).

    Se puede entonces distinguir entre esta facticidad auto-legitimadora y las legitimaciones secundarias (l9). Recin a partirde estas legitimaciones secundarias aparece la funcin social de lalegitimacin que complementa a la facticidad autol-egitimadora,que, de por s, no es suficiente.

    La facticidad auto-legitimadora es, por tanto, la base de lalegitimidad, mientras la funcin social de legitimacin lasactividades para legitimar aparecen en el grado en el cual estafacticidad auto-legitimadora es insuficiente, es decir, dependiendodel grado de la precariedad de la realidad:

    Podra decirse pues, que la facticidad del mundo social o decualquiera de sus partes basta para su auto-legitimacin mientrasno surjan dudas (20).

    Esta facticidad, penetrada por el nomos de la sociedad, la llamadespus la estructura de plausibilidad. La facticidad auto-legitimadora es, entonces, facticidad plausible. Vuelve a plantear elconcepto lmite de una plausibilidad perfecta, es decir, unalegitimidad del sistema institucional, que no requiere una funcinsocial de legitimacin aparte de la mera presencia de la sociedad:

    En el caso lmite (que no se encuentra en la realidad), estosignificar que el mundo no se plantea, por as decir, ni requiereotra legitimacin aparte de su mera presencia (21).

    Este concepto lmite de la plausibilidad perfecta es, a la vez, elconcepto de una realidad que no es precaria, sin dudas. Es elconcepto de una sociedad que es aceptada sin vacilaciones, sin que

    haya exigencias especiales que justifiquen tal legitimidad. Es elsueo conservador de la convivencia pacfica de amos y esclavos, enla cual los esclavos se resignan a morir, consistiendo, cuando el amono les deja ninguna posibilidad de vivir.

    Berger dice que este caso lmite no se encuentra en la realidad.Inmediatamente despus, nos dice que es un caso muy improbable

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    (22). No reflexiona lo que este significa. Lo usa en el anlisis sininvestigar su statusmetodolgico. En verdad es lo opuesto al caos, yes tan poco emprico como el concepto del caos mismo. De ningunamanera es improbable, sino que es, sencillamente, imposible. Setrata de un concepto lmite que empricamente no se puede dar,pero que en el anlisis de Berger es absolutamente clave.

    El engloba la realidad precaria de la cual parte, en dos conceptosno-empricos del tipo de conceptos lmites. Si la realidad estotalmente precaria, aparece por medio de un progreso infinito elconcepto del caos. Si desaparece toda precariedad y toda duda,aparece igualmente por progreso infinito el concepto lmite de laplausibilidad perfecta. El concepto del caos lo utiliza para denunciarla tendencia al cambio del sistema institucional existente, como

    presencia de muerte bajo el aspecto de luz y vida, mientras utiliza elconcepto de la plausibilidad perfecta para explicar la intensidad conla cual aparecen las funciones so