Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 48
DEPORTE Y POLÍTICA: LA ACTUALIZACIÓN NEOLIBERAL DEL CITIUS, ALTIUS, FORTIUS
SPORTS AND POLITICS: THE NEOLIBERAL UPDATE OF CITIUS, ALTIUS, FORTIUS
Raumar Rodríguez1
Cecilia Seré2
RESUMÉN
El texto analiza el deporte de alto rendimiento en sus solidaridades con el pensamiento
económico-político del neoliberalismo. Se problematizan los ideales sobre los cuales se
sostiene la locución citius, altius, fortius y su funcionamiento en una sociedad
organizada bajo los principios de la competencia. El culto al cuerpo y su espectáculo
forman parte del desprecio al pensamiento y oculta la continuidad que se establece con
las formas de dominio que rigen las relaciones de los seres humanos. El elogio al
deporte parece evidenciar las condiciones para que los terrores de los totalitarismos
modernos retornen una vez más. Por eso la distinción se torna necesaria, distinguir y
juzgar, estableciendo las distancias entre la ciencia y la ideología, entre los enunciados
teóricos y las decisiones éticas y políticas.
PALABRAS-CLAVE: Deporte, Política, Neoliberalismo, Cuerpo.
ABSTRACT
The paper analyzes the high performance sport looking at its connections with the
economic-political thought of the neoliberalism. It shows a critical analysis of the
phrase citius, altius, fortius and its functioning in a society organized based in the
competition. The cult of the body and its spectacle are part of the disdain for thought,
and conceals the continuity that is established with the dominion`s forms that governs
the relationships of humans beings. The praise of sport seems to show that the
conditions for the terrors of modern totalitarianism can return once again. That is why
the distinction becomes necessary, distinguish and judge, establishing the distances
between science and ideology, between theoretical statements and ethical and political
decisions.
1 Doctor en Ciencias Humanas (UFSC), Magíster en Enseñanza Universitaria (Udelar), Licenciado en
Educación (Udelar), Profesor de Educación Física (ISEF-Udelar). Docente de la Universidad de la
República, responsable del Grupo de Investigación Cuerpo, educación y enseñanza. E-mail:
[email protected] 2 Doctora en Ciencias Humanas (UFSC). Magíster en Educación (UFSC). Licenciada en Educación Física
(ISEF/Udelar). Profesora Adjunta del Instituto Superior de Educación Física (Udelar). Responsable de la
Línea de investigación Estudios sobre el cuerpo y la política (ISEF/Udelar) e investigadora del Grupo de
Investigación Cuerpo, Educación y Enseñanza (ISEF/Udelar). E-mail: [email protected]
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 49
KEYWORDS: Sport, Politics, Neoliberalism, Body.
PRESENTACIÓN
El elogio al deporte, aspecto sustantivo del mundo contemporáneo, forma parte
del espíritu del liberalismo desde, al menos, finales de siglo XIX. Su exaltación engarza
perfectamente con una apología al cuerpo que configura las bases de nuestra moderna
sociedad capitalista.
Este trabajo analiza la relación entre deporte y política señalando la solidaridad
que se establece entre la consigna citius, altius, fortius, aclamada como emblema de los
Juegos Olímpicos modernos, y la fórmula político-económica del neoliberalismo. En
algunos aspectos, da continuidad a una serie de reflexiones sobre deporte de alto
rendimiento, política y Estado, que iniciamos en ocasión del Segundo Congresso
Bianual da Associação Latina de Filosofia do Desporto, realizado en Porto en 2016,
retomadas en ocasión de unas jornadas académicas organizadas por el Grupo Estudios
Sociales y Culturales sobre Deporte de la Universidad de la República, Uruguay
(GIMÉNEZ; QUINTERO, 2018).
El texto se organiza en tres secciones. La primera de ellas propone una relectura
de la expresión citius, altius, fortius ideada por Louis Henri Didon tras su preocupación
por promover el deporte y sus efectos como base para la conformación del ideal de
hombre. A partir de un discurso proferido por este sacerdote domínico francés en 1897,
esta primera sección muestra las solidaridades que se establecen entre la proclama de
ese triunfo muscular propio de los ideales deportivos, el desprecio por la actividad
intelectual y las formas de organización liberal primero, neoliberal después. De fondo,
el problema de la indistinción entre ciencia e ideología o, puesto en otros términos, entre
teoría, técnica y ética, indistinción en la que se condensa la primacía de la competencia
como forma de organizar socialmente a los seres humanos.
La segunda sección del texto propone, a partir de los argumentos de Theodor
Adorno, una serie de reflexiones en torno a la fórmula del emprendedurismo, el ideal de
deportista y las evidencias que ello supone en términos de exaltación de la barbarie. El
culto al cuerpo y su espectáculo, expresión a la cual no se arriba sino bajo una constante
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 50
experiencia de dolor, parece indicar la conjetura proclamada por los filósofos de la
Escuela de Frankfurt: todavía persisten las condiciones para que los terrores propios del
totalitarismo se repitan en nuestras sociedades contemporáneas. El deporte de alto
rendimiento se presenta como una práctica que obtura la potencia del pensamiento y
promueve la obediencia acrítica de programas de entrenamiento, estableciendo una
continuidad con la necesidad de cumplir órdenes, estado predilecto de los regímenes
autoritarios.
Finalmente se propone una discusión en torno a la relación entre deporte y
política, mostrando que los mecanismos que operan en el deporte de alto rendimiento se
acoplan a la indistinción entre posiciones de izquierda y de derecha, principalmente
cuando se trata de la cuestión del cuerpo. En esta sección se retoma el asunto de la
competencia y el emprendedurismo para señalar el componente político-económico
liberal y neoliberal que los estructura. La cuestión que atraviesa de parte a parte estas
notas refiere a la distinción entre ciencia y política, distinción necesaria para una crítica
a la forma en que la cuestión del cuerpo se presenta en el mundo contemporáneo.
A PROPÓSITO DE LA INFLUENCIA MORAL DE LOS DEPORTES
LOS FUERTES SON LOS BUENOS, LOS DÉBILES SON TRAIDORES: ES LA
HORA DEL TRIUNFO MUSCULAR
Con Elías y Dunning (1992) consideramos que el deporte, tal y como hoy lo
conocemos, es un fenómeno moderno. Por esta razón, una reflexión sobre su estado
actual debería incluir una mirada de larga duración, es decir, una reflexión que incluya,
a la vez, la coyuntura actual y las condiciones de posibilidad que dieron lugar a lo que
hoy conocemos como deporte. Un elemento fundamental de la profesionalización
deportiva ha tenido que ver con el desarrollo científico y con las derivaciones técnicas
del saber. Si los deportistas han podido responder al lema citius, altius, fortius, lanzado
a fines del siglo XIX, ha sido en gran parte gracias a la ciencia y la técnica. Si se deja el
asunto en estos términos no habría más que problemas epistemológicos o de pericia, es
decir, problemas propios de la producción de conocimiento y problemas propios de la
aplicación práctica de un saber. Pero se trata de un asunto en el que la relación entre
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 51
ciencia y política es particularmente enmarañada, no sólo teóricamente, sino por las
derivas ideológicas que ha sufrido el deporte desde fines del siglo XIX.
Citius, altius, fortius, expresión recordada por haber sido proferida en ocasión de
los Juegos Olímpicos de 1896 y asociada a la figura de Pierre de Coubertain, había sido
una invención de Louis Henri Didon, un sacerdote domínico francés, deportista, que
otorgaba al deporte un lugar destacado en sus reflexiones pedagógicas. En julio de
1897, Didon pronunció un discurso en el Congreso Olímpico de Le Havre (Francia),
bajo el título Influence morale des Sports athlétiques. A escuchar el discurso habían
asistido, entre otros, el representante oficial del Ministerio de Instrucción Pública y
“hombres eminentes que se ocupan de la educación física de la juventud” (DIDON,
1897, n.p)3. Al iniciar su conferencia, Didon decía que “el progreso de la ciencia de la
educación física es inherente a la civilización misma”, y se preguntaba si “la tarea más
importante de la civilización no consiste en entrenar al hombre completo: intelectual,
físico y moral”. Dicho esto, se dispuso a hablar sobre “el poder educativo y la acción
moral de los ejercicios físicos al aire libre sobre la juventud, la formación del carácter y
el desarrollo de la personalidad” (1897, no paginado).
De los resultados de la práctica de ejercicios físicos, Didon destacaba lo
siguiente: en primer lugar, las virtudes físicas; en segundo lugar, el espíritu de
combatividad y lucha; en tercer lugar, el aumento de la fuerza y la resistencia. El niño es
perezoso por naturaleza, y esa pereza, que tiene origen en la cobardía, se propaga a
todas las demás facultades, afirmaba Didon. Para reforzar este aspecto, ante la duda de
inducir a los niños al combate y la lucha, el domínico dijo: “Nunca olvides, entonces,
que los combativos son los fuertes, que los fuertes son los buenos, pero que los
perezosos son los astutos y los débiles, y que los débiles son peligrosos, porque son
traidores” (DIDON, 1897, no paginado). El deporte viene a colocarse como el
instrumento que hará prevalecer al cobarde o al valiente que todo hombre sería por
naturaleza. Cuando un joven se enfrenta a un obstáculo, dice Didon, sólo se queda
tranquilo cuando es capaz de domesticarlo, de derrotarlo. Toda una psicología se pone
en juego.
3
Todas las citas de Didon corresponden a la misma conferencia. Original en francés, las traducciones nos
pertenecen.
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 52
El tercer resultado de la práctica de ejercicios físicos es, para Didon, el aumento
de la fuerza y la resistencia. El adolescente, como el soldado al que hace referencia
Foucault en Vigilar y castigar, es alguien o algo que se fabrica. Y se fabricarán
adolescentes que no gusten del alcohol, del tabaco o las apuestas, y “que sepan poner
placer en su lugar”, así como imponerse una higiene severa, estoica, con miras a un fin
superior, tanto como para dar lecciones a Epicuro. Hasta aquí los resultados de orden
moral y psicológico, a los cuales se agregarán otros, cívicos, según la propia expresión
del conferencista, aunque de una manera menos elusiva podríamos decir que se trata de
política.
Los deportes sirven para disolver camarillas, dice Didon, tienen una utilidad
política, en la medida en que contribuyen a la idea de unidad y minimizan las
divisiones. Sus ideas respecto del deporte eran la de un liberal, como el mismo Didon
afirmó. A la pregunta sobre cómo había que organizar los deportes, respondía: en
asociaciones deportivas y atléticas, más precisamente en asociaciones libres. Había una
educación política en esta propuesta: los jóvenes mismos debían elegir las autoridades
de estas asociaciones, propuso Didon; ellos mismos debían elegir sus presidentes,
secretarios y tesoreros, y en función de ello manejar libremente sus recursos, sin
imposiciones de otras autoridades pedagógicas. Para que los jóvenes sean libres, se los
debe tratar como soberanos, decía nuestro conferencista. No obstante, las asociaciones
deportivas y atléticas debían orientarse según una moral de hierro: son inadmisibles las
faltas al honor. De esa manera, también la política se vería beneficiada.
VENCER A LOS INTELECTUALES PARA GANAR LAS BATALLAS DE LA
INDUSTRIA Y EL COMERCIO
Tratándose de un religioso, no es extraño que Loui Henri Didon profiriera todo
un sermón panegírico sobre el deporte. A lo que se estaba dando lugar en ese panegírico
era al liberalismo político y económico, de una manera tan precisa y elocuente, que se
destaca lo que más tarde el neo-liberalismo recuperaría como una de sus claves
fundamentales: la competencia como principal articulador de la vida económica, social
y cultural. El deporte forma ciudadanos fuertes y preparados para enfrentar la
competencia, es decir, para enfrentar las dinámicas de la vida en una formación social
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 53
capitalista. No sólo para enfrentar, sino para ser su gendarme; por eso un deportista es
mucho mejor que un intelectual. Sin dudas que han habido deportistas con inclinaciones
intelectuales e intelectuales con afinidad por el deporte, pero no es la norma. En la
génesis del deporte moderno está la oposición dicotómica entre el deportista y el
intelectual, como se puede observar en la conferencia de Loui H. Didon. Se pueden
aproximar estos mundos e intentar diluir la dicotomía con argumentos de distinto
género, pero ella expresa toda una visión política del mundo y se mantiene intacta,
aunque transfigurada, hasta nuestros días. Transfigurada: pocas veces se quiere admitir
esta oposición, que sin embargo domina en silencio el trasfondo de lo político. El
deportista y el intelectual son dos figuras modernas que la educación integral, la
educación intelectual, moral y física que más tarde cuajó en la idea de unidad bio-psico-
social ha querido asociar argumentando la necesidad de la complementariedad. Pero son
dos figuras histórica y conceptualmente oponibles, aunque en ambos casos se trata de
figuras asociadas a la ciudad, lugar por excelencia del capital en oposición a la
propiedad de la tierra.4
El deportista se vale del triunfo del músculo, del “esfuerzo nervioso-muscular”,
para usar una expresión de Gramsci (2010, p. 391), y no fue sino por el higienismo que
encontró su legitimidad más fuerte. Si se popularizó en el mundo obrero, fue justamente
porque, como figura de la ciudad, está más próximo al trabajador industrial que al
artesano. En cualquier caso, el deporte codificado del siglo XIX tiene en la idea de
competencia uno de sus pilares fundamentales. La idea de competencia “se extiende
más allá de la esfera económica” (LE GOFF; TRUONG, 2006, p 127), es decir,
comienza a formar parte de la atmósfera cultural y política en su conjunto. A ella se
asocia el rendimiento, elemento que Le Goff y Truong (2006, p. 128) califican como
“ideología corporal”. Esta ideología corporal construida sobre los pilares de la
competencia estaba dirigida a un mundo en el que se oponían los intelectuales y los
deportistas o, para decirlo de otra manera, los pensadores improductivos y los hombres
de acción. Didon tenía tal expectativa en el efecto que los deportes harían sobre los
músculos y luego sobre el cerebro, que suponía que “los ganadores del fútbol
probablemente serán los ganadores del mañana en las competiciones intelectuales”. La
4 Sobre la figura del intelectual, cf. Le Goff (1996) y Gramsci (2010).
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 54
competencia en el deporte sería algo que tendría sus efectos en otras esferas, se trataba
de una apuesta a la transferibilidad del trabajo pedagógico. Así, Didon (1897, no
paginado) decía:
Para ganar victorias en la vida, uno necesita verdaderas fortalezas,
fuerzas prácticas, y las adquiere solo a través de los ejercicios al aire
libre, los deportes atléticos que empapan el cuerpo, que empapan el alma.
Queremos hombres de acción; las asociaciones deportivas nos ayudarán a
crearlos porque desarrollan las cualidades prácticas sin las cuales nada
útil puede hacerse en este mundo.
El eufemismo no caracterizó al discurso del domínico francés; sin más rodeos
hizo explícito que se trataba de la competencia propia de la formación social capitalista,
para la cual el intelectual es un inútil, al menos en la versión tradicional y vulgarizada a
la que refería Gramsci (2010). Dijo Didon (1897, no paginado):
Lo que prefiero es al joven capaz de conducir uno de estos grandes
asuntos comerciales como los que hay en esta poderosa ciudad de Le
Havre. Prefiero ese al caballero que hará literatura, que publicará
artículos a 300, 400 o 500 francos en un periódico popular, y que, con el
fuelle bien abastecido, puede llevar una vida lujosa. El que dirigirá una
fábrica de 1.000 trabajadores ganará batallas, las batallas de la industria y
el comercio, vivirá familias y enriquecerá su país, Francia.
El deporte también es una forma de educación afectiva, de formación del
carácter, más precisamente anti-sentimental. Citando a Claude Bernard, quizá el más
famoso fisiólogo francés, Didon decía que la mejor razón no es capaz de conmover a un
sentimental. Para eso también el deporte es cosa buena:
¿No sabes que una pierna cosida es mucho más fuerte que una nueva? El
intelectual dice: desarrollen los cerebros y no los músculos. Y digo, y el
Dr. Tissie lo aprobará, creo, para desarrollar el cerebro, es necesario
fortalecer el músculo. Cuando hayamos vencido a los intelectuales –se
acerca la hora, para triunfos musculares– veremos desaparecer bulevares
de esas novelas que están envenenadas. ¡Qué hermosa victoria! (DIDON,
1897, no paginado).
Pero no perdamos de vista que lo más importante es el principio de competencia,
tal y como se formulaba en la teoría liberal del siglo XIX. Al respecto, Foucault (2007,
p. 151) ha mostrado que “la teoría liberal admite casi en todas partes, desde fines del
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 55
siglo XIX, que lo esencial del mercado es la competencia” Pero la competencia no es un
dato de la naturaleza, como alguna vez se ha podido afirmar; “la competencia es un
eidos. Es un principio de formalización” dice Foucault (2007, p. 153), por lo tanto tiene
un carácter normativo. Por eso Didon (1897, no paginado) afirmaba, no sin
ambivalencias, lo siguiente: “Podemos ser competidores, debemos ser competidores,
porque es excelente que en un país de libertad, la centralización sea iniciada por
hombres libres y caballerescos”.
La suposición, de fondo, se sostiene sobre una ecuación que vincula el triunfo a
la voluntad, y que como buen liberal supone una organización social basada en el
esfuerzo individual y el mérito propio. La contrapartida de esta ecuación es la
vinculación que se supone entre la derrota y la debilidad, debilidad de los músculos,
pero sobre todo debilidad de voluntad, debilidad de aquel que no se “esforzó” lo
suficiente, debilidad de aquel que no triunfó en la competencia social que organiza el
escenario de los liberales.
En contraste con el panegírico de Didon, pocos años antes Paul Lafargue había
lanzado su elogio a la pereza. El prólogo de Le droit à la paresse escrito en 1883
comienza con una fortísima crítica a la moral burguesa:
El señor Thiers, en el seno de la Comisión sobre Educación Primaria de
1849, decía: ‘Quiero recuperar con toda su fuerza la influencia del clero,
porque cuento con él para propagar esa buena filosofía que enseña al
hombre que está aquí para sufrir, y oponerla a esa otra filosofía que dice
al hombre lo contrario: 'goza'’. El señor Thiers formulaba así la moral de
la clase burguesa, cuyo feroz egoísmo y estrecha inteligencia él
encarnaba. Mientras luchaba contra la nobleza, sostenida por el clero, la
burguesía enarbolaba el libre examen y el ateísmo; pero, una vez
triunfante, cambió su tono y su andar; y hoy pretende apuntalar con la
religión su supremacía económica y política. En los siglos XV y XVI,
había retomado alegremente la tradición pagana y glorificaba la carne y
sus pasiones, reprobadas por el cristianismo; en nuestros días, saciada de
bienes y de placeres, reniega de las enseñanzas de sus pensadores -los
Rabelais, los Diderot- y predica la abstinencia a los asalariados. La moral
capitalista, lastimosa parodia de la moral cristiana, anatemiza la carne del
trabajador; su ideal es reducir al productor al mínimo de las necesidades,
suprimir sus placeres y sus pasiones y condenarlo al rol de máquina que
produce trabajo sin tregua ni piedad (LAFARGUE, 2009, p. 7-8).5
5 Original en francés, la traducción nos pertenece.
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 56
Pasaron algunas décadas hasta que del propio seno de la tradición liberal en su
versión alemana, Wilhelm Röpke, ordoliberal participante de la Sociedad Mont Pelerin
fundada en 1947 a instancias de Friedrich Hayek, de una manera cuasi herética
sentenció lo siguiente:
no pidamos a la competencia más de lo que puede dar. Se trata de un
principio de orden y de dirección en el ámbito específico de la economía
de mercado y la división del trabajo, no de un principio sobre el cual sea
posible levantar la sociedad entera. Moral y sociológicamente es un
principio peligroso, más disolvente que unificador (FOUCAULT, 2007,
p. 279).
Para cerrar este pasaje, una breve referencia al punto de vista de la ciencia. El fin
de siglo XIX venía a presentar por lo menos dos grandes novedades, o dos
acontecimientos que iban a alterar la ciencia: primero Marx, después Freud. Lo que nos
interesa resaltar aquí, en ocasión del deporte como objeto, es que a partir del análisis de
la estructura e historia de las formaciones sociales y del descubrimiento del
inconsciente, se pueden confrontar, sin confundirlos, el discurso de la ciencia y el de la
filosofía. Henri Didon afirmaba sus convicciones en ambos discursos, reuniéndolos
ideológicamente. El día anterior a su conferencia, Didon había participado de una
reunión en una Comisión Pedagógica, en la que se habló de gimnasia científica, y en la
que se conjugaban las ciencias médicas y las ciencias pedagógicas. El pensamiento
pedagógico de fines de siglo XIX, todavía articulado en lo histórico-filosófico, intentaba
ser científico; por esta razón una comisión pedagógica que se ocupaba de la gimnasia
científica iba a justificarse en las ciencias médicas y las ciencias pedagógicas.
“PREFIERO SÍ”: DEPORTISTA LÍDER EMPREENDEDOR
El modelo del emprendedurismo se acopla con facilidad a la dinámica de la
competencia y el alto rendimiento. En ambos casos se precisa de un individuo amo de
sí, con voluntad de superación y de sacrificio, que organice su vida, la pública y la
privada (si es que la distinción todavía puede realizarse), para la obtención de sus metas.
No es casualidad que el vocabulario que opera en uno y en otro ámbito sean próximos:
metas, sacrificio, competencia, superación, esfuerzo.
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 57
Walter Benjamin (1989) señalaba que el dominio se convierte en el principio de
todas las relaciones. Diríamos, incluso, de las relaciones de cada uno con su propio
cuerpo, de cada uno con esa primera propiedad que, desde las primeras formulaciones
del liberalismo, es la base de toda y cualquier propiedad (cf. LOCKE, 2003). El
dominio del propio cuerpo, o de las capacidades corporales e intelectuales según la
fórmula marxista de la fuerza de trabajo, es la base de todo y cualquier éxito en una
formación social que se sostiene sobre la competencia de mercado.
A su vez, el deportista y el emprendedor funcionan como ejemplos a seguir, en
una sociedad dominada por el confort: son los que proclaman “prefiero sí”,
posicionándose por encima de cualquier Bartleby que repite “I would prefer not to”.
Entonces, quien tiene la voluntad de ponerse al servicio de la competencia (deportiva o
de mercado), es el nuevo líder, aun cuando vivamos en una sociedad cuyo desarrollo
tecnológico permitió a los seres humanos liberarse prácticamente de todo y cualquier
del esfuerzo corporal (ADORNO, 1998b). De fondo, la promesa del éxito, que tarde o
temprano se espera se transforme en éxito económico. El elogio a la juventud y la
pérdida de autoridad son solidarios con el modelo del deportista, este nuevo líder de las
sociedades contemporáneas, aquel que encarna el triunfo de la voluntad.
El deportista se dispone a no pensar. Sigue un plan de entrenamiento, sigue las
órdenes de su entrenador, como aquel que es dominado por las obligaciones a las que
ciegamente se somete. Los mecanismos del autoritarismo suponen cumplir las órdenes
de otro, del que sabe, del que conoce el funcionamiento que permite extraer lo mejor de
un cuerpo, lo mejor de una “raza”, lo mejor de una organización social. Adorno (1998a,
p. 83) denunciaba ese “estado de permanente necesidad de recibir órdenes” que atenta
contra cualquier principio de autonomía, síntoma de que todavía permanecen latentes
las condiciones para que los terrores de Auschwitz se repitan. Bajo la sumisión a la
obediencia debida6, los individuos se eximen de la responsabilidad de pensar,
justificando la violencia contra otros en los regímenes totalitarios, justificando la
violencia contra sí mismos en una democrática continuación del totalitarismo por otros
medios.
6 La obediencia debida responde al principio según el cual los subordinados se limitan a obedecer las
órdenes de sus superiores, siendo por esta vía eximidos de responsabilidad penal en caso de delitos
cometidos.
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 58
La ausencia de pensamiento es propensa a la caída en la barbarie, es la vía regia
para actuar guiado por la violencia más primitiva; es solidaria, paradójicamente, con el
entrenamiento corporal, donde sólo se exige al deportista, a lo sumo, la “inteligencia”
para resolver situaciones de juego. Digámoslo sin rodeos, estrategia no es pensamiento.
La primera responde al universo de la guerra y el enfrentamiento, el segundo requiere
de la paz y el diálogo. Recordemos, una vez más, a Adorno (1998a, p. 84):
“Dondequiera que la consciencia esté mutilada, pasa a ser retroproyectada de forma no
libre y (...) es propicia a actos de violencia sobre el cuerpo y la esfera de lo corporal”.
Cuando lo urgente y necesario es pensar, nada que aplaque el pensamiento puede
ser glorificado. Por eso debemos abstenernos de depositar la autoridad en formas no
esclarecidas (cf. ADORNO, 1998b), o al menos erradicar la potencia de la autoridad de
aquel que solo obtiene reconocimiento social por las capacidades de su organismo. Que
el deportista sea el nuevo líder solo nos posiciona frente a nuevas formas de minoría de
edad, que solo promete su eterna repetición en tanto la forma de autoridad tampoco
dispone de los medios para salir de su propio estadio infantil. Su autoridad es producto
de la violencia de la que fue objeto, de las agresiones que él mismo se impuso, de un
sacrificio al cual todos parecen tener que responder si no se quiere cargar con la culpa
del propio cuerpo. Entre quien asume esta figura de autoridad y quien en ella se
reconoce hay una solidaridad peligrosa: la indiferencia al pensamiento y el culto al
cuerpo.
Si la noción de “competencia” fue cooptada por el discurso educativo, ya sea a
través de la “educación por competencias”, ya sea para hacer de la competencia un
“principio pedagógico” que permita al niño afrontar las particularidades de nuestras
sociedades, es necesario recordar, una vez más, las solidaridades que se establecen entre
la competencia y el uso de la violencia. Nada indica que la competencia con el otro nos
hará mejores. La única certeza es la de que nos posicionará más cerca de la barbarie. La
competencia nos recuerda que el dominio es la forma que toman las relaciones de unos
con otros, supone una forma civilizada de enfrentamiento, es portadora de la dialéctica
de la ilustración, principalmente cuando las formas contemporáneas de ilustración
privilegian la técnica sobre el saber.
Junto con la competencia, lo que se degrada es el pensamiento y su complejidad.
Su dinámica contribuye con la ilusión de comprender las circunstancias a partir de una
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 59
estructura binaria: ganadores y perdedores, buenos y malos, mejores y peores, ataque y
defensa. El problema es que esta dicotomía aparenta brindar los elementos para la
comprensión de la complejidad de los asuntos humanos. Cuando la política se reduce a
rankings y estadísticas, cuando en un debate se habla de ganadores y perdedores,
cuando el mundo de las ideas se reduce a buenos y malos, cuando un diálogo se
estructura en términos de ataque y defensa, entonces ya abandonamos definitivamente
las posibilidades de comprensión y crítica. Si el mundo es estrictamente complejo,
entonces ninguna interpretación simplista puede dar soluciones satisfactorias a nuestros
problemas.
Evidentemente en el mundo deportivo hay excepciones, reconocidas como tales
por el carácter distintivo en la generalidad. Una cosa es clara, no se trata de despreciar al
deportista, sino de mostrar los mecanismos que lo posicionan en lo más alto de una
especie de podio social, y sus solidaridades con las formas totalitarias de organización
humana.
Podemos llegar a las mismas conclusiones señalando al deporte como un
elemento clave de la industria cultural. Así como el tiempo libre no fue apropiado y
pervertido bajo los “ardides” de la industria cultural, sino un producto elaborado como
parte de su propio funcionamiento (VAZ, 2003), así el deporte no tiene una esencia
(altamente idealizado cuando se supone que el deporte sirve para “enseñar” valores,
compañerismo y respeto), no tiene una forma “natural” de funcionar, la cual habría sido
destruida por una industria codiciosa que todo lo destruye. El deporte es un producto
que emerge de las entrañas del capitalismo, en la base de una industria cultural que
“impide la formación de individuos autónomos, que juzguen y decidan
conscientemente. Estos individuos serían el presupuesto de una sociedad democrática,
que sólo se puede mantener y desplegar con personas mayores de edad” (ADORNO,
2008, p. 302).
Existe una constante referencia a la imagen nacional cuando se trata del deporte
de alto rendimiento. Un nacionalismo profundo parece imperar cuando se reclama que
un Estado desarrolle políticas de apoyo a los deportistas que representan al país. Porque
el deportista es la imagen del sacrificio, del esfuerzo y la voluntad, pero también carga
consigo la inversión económica de un Estado hacia fines no fundamentales (una
dedicación al alto rendimiento solo es posible una vez que se han satisfecho las
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 60
exigencias básicas de supervivencia), la imagen del desarrollo técnico y tecnológico
(científico en el mejor de los casos) que requiere la obtención de máximos resultados. El
deportista es señal de la fuerza y la estrategia de un país, y la ocasión para que una
población se unifique bajo el enfrentamiento con otro, que nada hizo, pero al que se
tiene derecho a odiar y destruir, porque es un “juego”. Convendría pensar en el deporte
de alto rendimiento cuando Adorno (1998a, p. 80), haciendo referencia a Auschwitz,
señala que “El genocidio hunde sus raíces en esa resurrección del nacionalismo agresivo
que tuvo lugar en muchos países desde finales del siglo XIX”.
Que un país sea mundialmente reconocido por una imagen, que esa imagen sea
la de un deportista o que sus méritos devengan de un sacrificio individual, poco dice de
los valores culturales de una sociedad. Al contrario, degrada sus propios productos
culturales, principalmente cuando éstos no entran dentro del cálculo y la medida.
Cuando la imagen de un país se agota en victorias, récords o estadísticas, reduce el
acervo nacional a una escala cuantitativa que, tarde o temprano, supone una
competencia universal. Induce, una vez más, al todos contra todos.
Podríamos decir que mientras siga existiendo deporte de alto rendimiento
(mientras los seres humanos sigan sometiéndose al sacrificio que implica una práctica
de alto o de máximo rendimiento), lo monstruoso que hizo posible fenómenos como
Auschwitz seguirá perviviendo en nuestras sociedades.
Si, tal como señala Adorno (1998a, p. 79), “La barbarie persiste mientras
perduren, en lo esencial, las condiciones que hicieron posible aquella recaída”, estamos
en condiciones de afirmar que dicha barbarie persiste en aquellas prácticas en las cuales
se somete a uno mismo o a otro al sufrimiento y el dolor necesarios para la obtención de
la excelencia corporal.
Sería pertinente realizar una investigación que analice los mecanismos que se
ponen a funcionar en un sujeto que se entrega, en cuerpo y alma, a la ambigüedad
sufrimiento-satisfacción que produce el deporte de alto rendimiento. Habría que analizar
qué hay, del orden del deseo, para que alguien descargue, sobre sí mismo o sobre otro,
la violencia que implica una práctica de entrenamiento; qué satisfacción se produce
cuando un cuerpo entrenado responde a la demanda que impone la arbitrariedad de una
práctica corporal; qué hay detrás del deseo de romper un récord.
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 61
Cuando “matemáticamente tenemos chance”, la única pregunta efectivamente
humana, es si queremos tomarla; si queremos poner a funcionar todo el dispositivo
intrínseco al dominio del cuerpo y su espectáculo para obtener una victoria, contra
otros, contra uno mismo, contra la naturaleza. La respuesta nunca será científica, sino
del orden de la ética y la política.
DEPORTE EN LA OPOSICIÓN DERECHA E IZQUIERDA
Se precisaría una larga investigación para mostrar las relaciones entre el deporte
y lo que desde la Revolución Francesa conocemos como derecha e izquierda. Además,
muy probablemente esa investigación mostraría que se trata de una relación sinuosa y
abigarrada, en la que no se puede encontrar la punta de la madeja. No obstante, se puede
mostrar la consistencia de algunas hipótesis.
Derecha e izquierda es una distinción que se originó en Francia, un siglo antes
de que nacieran los juegos olímpicos modernos. Se trata de una oposición polémica
como pocas, incluso contradictoria. Para Jean-Claude Milner, por ejemplo, esta
oposición carece de sentido fuera de la representación parlamentaria, mientras que para
Alain Badiou la izquierda es una Idea (BADIOU; MILNER, 2014).7 Con todo, quizás
todavía se puede poner a prueba su condición de nombre político, es decir, aquello que
divide. Pero esa división no puede sostenerse idealmente y luego diluirse en las
prácticas; por eso suponemos pertinente la pregunta sobre la relación entre deporte,
derecha e izquierda. Así, proponemos lo que sigue como hipótesis que debe ser
trabajada teórica y empíricamente, para someterse a las rectificaciones que fueran
necesarias.
La hipótesis: La vía que conduce al alto rendimiento deportivo procede de la
maximización de la vida, no es otra cosa que un organismo puesto a prueba en su
máximo rendimiento posible. Si algo del orden de la psicología se pone en juego es para
que a un individuo sea posible administrar y soportar todo el sufrimiento al que se
somete para alcanzar las metas que se propone. Ninguna justificación que no sea
máximamente ideológica y mínimamente teórica podría refutarlo. Las negaciones llegan
7 Cf. además las Consideraciones sobre la política de Milner (2012).
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 62
por dos vías: por un lado, las que no admiten que se puedan establecer diferencias para
pensar el deporte desde la oposición derecha-izquierda; por otro lado, las que
admitiendo una posible diferencia no hacen sino actualizar lo que Althusser
(ALTHUSSER; BALIBAR, 2010) llamaba desviaciones derechista e izquierdista. La
desviación derechista, al suprimir la discusión filosófica, supone una reducción
objetivista del problema, tal y como sucedía con el viejo positivismo. La desviación
izquierdista, al contrario, desconoce los elementos objetivos del problema y cae en el
subjetivismo.
El alto rendimiento deportivo es el correlato exacto, teórico e ideológico, del
neoliberalismo. Para la derecha, el modelo encajaría a la perfección. Para las izquierdas,
incluso a pesar de su inclinación cada vez más hacia el centro, supondría al menos en
cierto sentido, una contradicción: ellos no lo saben, pero lo hacen. De un lado las
ciencias biomédicas, ofreciendo el conocimiento científico para la maximización del
rendimiento orgánico (siempre con la garantía ideológica de la unidad bio-psico-social),
del otro lado el pensamiento político-económico enzarzando el emprendedurismo y la
competencia como claves del desarrollo social. Es cierto que casi nadie se atrevería ya
entrado el siglo XXI a reivindicar el triunfo del músculo sobre los intelectuales, como lo
hacía Henri Didon, sobre todo porque se ha visto sobradamente que muchas veces el
triunfo deportivo depende de una fuerte preparación tecno-psicológica (y esperamos los
avances de las neurociencias para que vengan a poner el sello definitivo de la lucha
biológica en el deporte). La decisión es, por lo tanto, política. En ningún campo de
conocimiento, por objetivo que sea, las decisiones son científicas; siempre son políticas,
porque una decisión está en el campo de la acción, en el campo de la palabra, de la
pluralidad de voces y opiniones, no del matema científico. Que se pueda demostrar
científicamente que un organismo pueda rendir más, no quiere decir que se deba
hacerlo. Se trata, nada menos, que del pasaje del saber a la política. Quizás quien se
dispone a registrar datos del rendimiento de un deportista no toma cuenta de esto y
supone que está operando estrictamente con resultados científicos objetivos, donde no
interviene ningún factor de tipo social, cultural, ético o ideológico. Como afirmó el
filósofo Theodor Adorno (2009, p, 681), “todo pensamiento que sea algo más que el
orden de unos datos y un componente de la técnica tiene un telos práctico”. En el campo
del entrenamiento deportivo muchas veces domina la creencia que, a manera de
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 63
filosofía espontánea, hace suponer que hacer ciencia es medir valores de algún
componente anátomo-fisiológico vinculados a la actividad física para analizarlos
estadísticamente. Lo que se ignora es que todo instrumento de medición es la
materialización de una teoría. Reina en el campo del deporte, por su propia constitución,
por su génesis, una especie de rechazo a la teoría, cuando no de hostilidad. Domina una
especie de pragmatismo radical. Cuando se trata de la acción o de la práctica, cuando se
trata de aplicar unos conocimientos, no alcanza con saber cómo hacer para que un
deportista sea más rápido, llegue más alto o sea más fuerte. El dato científico
proporcionado por las ciencias biomédicas, por la fisiología del ejercicio, no
proporciona elementos para decidir si hacerlo o no.8 En suma: enfrentar individuos o
grupos de ellos, o enfrentar individuos con la naturaleza, siempre supone la idea de
competencia. La idea de competencia es, históricamente, la columna vertebral del
pensamiento político-económico liberal primero, neo-liberal después. Informada
unilateralmente por las ciencias biomédicas, la competencia reduce el cuerpo a
organismo.
Uno de los principales problemas del mundo contemporáneo es el de la
indistinción. La indistinción entre izquierda y derecha, entre democracia y totalitarismo,
entre civilización y barbarie. Uno de sus principales problemas es la superposición
terminológica que opera en unos y otros, la no diferenciación de ideas, o la conjugación
de posiciones que parecen pegotearse unas con otras poniendo a prueba la posibilidad
de la crítica.
Por eso, es necesario reconocer totalitarismos y barbarie a pesar de la forma que
puedan tomar, recordando, como señalaba Adorno, que:
existe siempre barbarie allí donde se produce una recaída en la fuerza
física primitiva, sin que tal fuerza esté en una relación transparente con
fines racionales de la sociedad, esto es, allí donde viene dada la
identificación con la irrupción de fuerza física. La violencia, en cambio,
puede ser calificada como barbarie cuando, aun dándose en un nexo
transparente con la consecución de circunstancias más humanas, lleva
también a situaciones totalmente coactivas (ADORNO, 1998b, p. 108).
8
Recientemente Valter Bracht ha realizado una interesante reflexión sobre la relación entre epistemología
y política, especialmente en relación con la educación física y el deporte, en ocasión de celebrar los 40
años del Colégio Brasileiro de Ciências do Esporte. Cf. Bracht (2019).
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 64
El deporte, esa arena donde los hombres se enfrentan unos contra otros y
también con las cosas. La sociedad del espectáculo consagró aquello que
maravillosamente había mostrado Roland Barthes en Del deporte y los hombres. Allí
mismo Barthes (2008, p. 57), rectificando a Henri Didon, dice que
no es el músculo lo que hace el deporte (…). El músculo, por valioso que
sea, no es más que una materia prima; no es el músculo el que se alza con
la victoria. La que se alza con la victoria es una cierta idea del hombre y
del mundo, del hombre en el mundo.
Si el deporte quiere conservar aquellos ideales que eran resaltados por el filósofo
Theodor Adorno (1998a, 1998b), entonces no puede ser una empresa, no puede ser
profesional y no puede ser alto rendimiento. Quizás la vía sea la del amateurismo.
CONSIDERACIONES FINALES
Entre el mundo del deporte como hecho y el del deporte como objeto de
conocimiento parece reinar una inconmensurabilidad insalvable. Por un lado un
conjunto de prácticas con sus reglas, las dichas y las implícitas, las formales y las
informales, las legales y las que ponen en jaque la legalidad, sus instituciones, sus
tradiciones, su folclore, su economía, sus políticas, etc. Por otro lado, un conjunto más o
menos disperso de objetos construidos desde distintas disciplinas, desde la medicina a la
antropología del deporte, pasando por la psicología, la sociología, la historia. Entre un
mundo y el otro parece no haber diálogo, como si reinaran autonomías absolutas. Sin
embargo, tanto un mundo como el otro están habitados por individuos con formación
académica, con experiencia como deportistas o ambas cosas a la vez. Este campo,
apasionante y aberrante a la vez, no está eximido del destino de cualquier otra práctica
cultural contemporánea: es conducido por la primacía de la economía. En el ámbito del
alto rendimiento deportivo es demasiado evidente como para tener que fundamentarlo;
en otros ámbitos de prácticas deportivas, los matices y las mediaciones suelen ser
muchas. Por esta razón, pensamos que cuando se promueven políticas deportivas,
cuando se trata de políticas estatales, no es cualquier forma de deporte la que se tiene
que promover, ni bajo cualquier circunstancia y condiciones. Tengamos en cuenta que
la deportivización de las prácticas corporales, fenómeno que ya lleva unas décadas,
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 65
implica un reduccionismo grotesco. Transformar los parques, plazas y paseos públicos
de una ciudad en lugares de entrenamiento físico-deportivo es síntoma de un cambio
cultural que debe ser cuidadosamente analizado.
REFERENCIAS
ADORNO, Theodor. Notas marginales sobre teoría y praxis. In: ADORNO, T. Crítica
de la cultura y sociedad II. Madrid: Akal, 2009. p. 675-695.
ADORNO, Theodor. “Educación después de Auschwitz”. In: ADORNO, T. Educación
para la emancipación. Conferencias y conversaciones con Hellmut Becker (1959-
1969). Madrid: Ediciones Morata, 1998a. p. 79-92.
ADORNO, Theodor. “Educación para la superación de la barbarie”. In: ADORNO, T.
Educación para la emancipación. Conferencias y conversaciones con Hellmut
Becker (1959-1969). Madrid: Ediciones Morata, 1998b. p. 105-114.
ADORNO, Theodor. “Resumen sobre la industria cultural”. In: ADORNO, T. Crítica
de la cultura y sociedad I. Madrid: Akal, 2008.
ALTHUSSER, Louis; BALIBAR, Étienne. Para leer El capital. México: siglo XXI,
2010.
BADIOU, Alain; MILNER, Jean-Claude. Controversia. Diálogos sobre la política y
la filosofía de nuestro tiempo. Buenos Aires: Edhasa, 2014.
BARTHES, Roland. Del deporte y los hombres. Barcelona: Paidós, 2008.
BENJAMIN, Walter. “Calle de mano única”. In: BENJAMIN, W. Escritos. La
literatura infantil, los niños y los jóvenes. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión,
1989. p. 95-99.
BRACHT, Valter. “CBCE 40 Anos: sobre ‘senderos’ conflitantes entre epistemologia e
política”. In: LARA, L. et al. (org.). Memória e História do CBCE, Volume I. Ijuí:
Editora UNIJUÍ, 2019. p. 51-64.
DIDON, Loui Henri. Influence morale des Sports athlétiques. Discours prononcé au
Congrès Olympique du Havre le 29 juillet 1897. Disponible en:
http://www.gutenberg.org/files/13284/13284-h/13284-h.htm. Acceso en: 30 nov. 2019.
ELÍAS, Norbert; DUNNING, Eric. Deporte y ocio en el proceso de la civilización.
Buenos Aires: FCE, 1992.
FOUCAULT, Michel. Nacimiento de la biopolítica: curso en el Collège de France:
1978-1979. Buenos Aires: FCE, 2007.
Revista do PPGCS – UFRB – Novos Olhares Sociais | Vol. 3 – n. 1 – 2020
Deporte y política: La actualización neoliberal del citius, altius, fortius - Raumar Rodríguez; Cecilia Seré – p.48-66
Página 66
FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Buenos Aires:
Siglo XXI, 1989.
GRAMSCI, Antonio. Antología. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2010.
GIMÉNEZ, Raumar Rodríguez; QUINTERO, Cecilia Seré. Deporte de alto
rendimiento, política y Estado: notas para un debate. In: MORA, B. (org.). Deporte y
sociedad. Encontrando el futuro de los estudios sociales y culturales sobre Deporte. Montevideo: Calco, 2018. p. 262-270.
LAFARGUE, Paul. Le Droit à la paresse. Paris: Éditions Allia, 2009.
LE GOFF, Jacques; TRUONG, Nicolás. Una historia del cuerpo en la Edad Media.
Buenos Aires: Paidós, 2006.
LE GOFF, Jacques. Los intelectuales en la Edad Media. Barcelona: Gedisa, 1996.
LOCKE, John. Segundo tratado sobre el gobierno civil. Buenos Aires: Losada, 2003.
VAZ, Alexandre. “Corpo, educação e indústria cultural na sociedade contemporânea:
notas para reflexão”. Pro-posições, Campinas, v. 14, n. 2, p. 61-75, mai./ago. 2003.
Recebido em: 03/02/2020
Aprovado em: 02/04/2020