UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTALSIMÓN RODRIGUEZ”
UNESRNÚCLEO SAN CARLOS
SAN CARLOS ESTADO COJEDES
PARTICIPANTEQuintero Paola 20.014.078
SAN CARLOS, MAYO DE 2013
1.- ELEMENTOS PARA LA COMPRENSIÓN DEL PROCESO DE
SOCIALIZACIÓN
Los niños están predispuestos para la interacción, esta precocidad es una
variable básica para la interacción. Los bebés desde muy pequeños muestran
preferencia por los estímulos sociales: personas, rostro humano, sonidos...
Los adultos son hábiles para atribuir significado e intencionalidad a la conducta del
niño.
Muchas de las habilidades sociales necesarias para la adaptación comienzan a
desarrollarse muy pronto. Estas primeras adaptaciones ocurren en el seno de la
familia, así cuando el niño llega a la escuela ya tiene un bagaje social. La imagen que
el niño construye de sí mismo va a estar mediada por la historia inicial de las
relaciones con los otros.
1.1. Concepto de desarrollo afectivo y social
Se refiere a la incorporación de cada niño y niña que nace a la sociedad donde
vive. La formación de vínculos afectivos, la adquisición de los valores, normas y
conocimientos sociales, el aprendizaje de costumbres, roles y conductas que la
sociedad transmite y exige cumplir a cada uno de sus miembros y la construcción de
una forma personal de ser, porque finalmente cada persona es única.
El recién nacido, es muy indefenso su supervivencia depende de la ayuda que
le preste el grupo social, pero desde el momento del nacimiento tiene una enorme
capacidad de aprendizaje social y nace interesado por los estímulos sociales y
necesitados de resolver sus necesidades vinculándose y adaptándose al grupo social.
Todos los procesos de incorporación de los niños al grupo social deben ser
considerados como procesos de socialización que incluyen el conocimiento social y el
desarrollo moral, las vinculaciones afectivas, el aprendizaje comportamental y la
adquisición de una identidad personal.
1.2. El entorno familiar y escolar como ámbitos de estudio preferentes
La familia es el contexto de socialización del ser humano y es un entorno
constante en la vida de las personas, a lo largo del ciclo vital se irá solapando con
otros entornos: escuela, amigos... Es en el marco familiar donde se establecen las
primeras interrelaciones y los primeros cambios comunicativos; el niño internalizará
las normas del comportamiento social. Se espera que la familia propicie un clima de
seguridad emocional.
Si se entiende a la familia como un subsistema de la sociedad, la familia
actuara como filtro de actitudes, normas e ideas del grupo social al que pertenece.
La familia va a aportar elementos de construcción a los individuos en tres áreas:
Comportamientos sociales (afecto, desarrollo emocional...)
Aprendizajes básicos.
Sistema de control de comportamiento (disciplina, normas, valores...)
La familia va a mantener interacciones muy intensas entre sus componentes,
relaciones y roles que cambian con el paso del tiempo. La familia se tiene que adaptar
a las normas sociales. El segundo contexto de socialización es la escuela. En la
escuela el niño va a permanecer de forma continuada durante muchos años en
contacto con otros niños diferentes a la familia. Las relaciones en la escuela tienen un
carácter diferente que las relaciones familiares. Entre ambos contextos debe darse una
transferencia para facilitar el desarrollo emocional.
1.3. La aproximación contextual y metodológica al estudio del desarrollo social y
afectivo.
Actualmente, se trata de estudiar al niño en sus comportamientos diarios, en
los lugares y tiempos donde se produce la vida real, lo que llamamos escenarios de
desarrollo. Para la realización de estos estudios, se utilizan métodos ecológicos de
aproximación que sean respetuosos con los fenómenos de la vida del niño, sobretodo
se utiliza la metodología observacional. Perspectiva del estudio de contextos, desde
esta perspectiva estudiamos al niño en los lugares cotidianos donde se desarrolla la
conducta. Estos contextos se denominan escenarios de desarrollo.
Se han ido desarrollando métodos de acceso al comportamiento de manera
espontánea, utilizando metodología observacional en lugares naturales.
El contexto se entiende como una entidad formada por individuos y ambiente.
El modelo ecológico más difundido es el propuesto por Bronfenbrenner teoría
ecológica de sistemas, que ofrece un marco conceptual y metodológico para el
estudio del desarrollo en un contexto. Pretende estudiar la conducta humana tal y
como se produce en los contextos naturales. Bronfenbrenner concibe el ambiente
como una disposición de estructuras seriadas e interdependientes unas de otras.
Lo más importante del ambiente no son las propiedades físicas, sino el
ambiente percibido, el significado que adquiere el ambiente por las personas que
perciben. Identifica cuatro niveles de ambiente ecológico:
Microsistema: entornos en los que una persona actúa directamente, está
caracterizado por tres aspectos:
Actividades que realizan las personas implicadas.
Roles o funciones sociales que se ponen en juego.
Relaciones que mantienen entre sí.
Patrón de actividades, roles y relaciones interpersonales que la persona en
desarrollo experimenta en un entorno determinado, con unas características físicas y
materiales particulares. Es conveniente que el niño sea expuesto a una diversidad de
roles sociales y que a su vez pueda experimentar diversos roles y funciones sociales.
Mesosistema: comprende las interrelaciones de dos o más entornos en los que
la persona actúa activamente (familia>escuela>amigos), es un sistema de
microsistemas. Su potencial evolutivo aumenta proporcionalmente al grado de
vinculación mayor entre los entornos que lo integran.
Exosistema: compuesto por aquellos entornos que no incluyen a la persona en
desarrollo como participante activo pero en ellos se producen hechos que afectan a lo
que ocurre en el entorno de la persona.
Macrosistema: conjunto de creencias, actitudes, tradiciones, valores, leyes que
caracterizan la cultura o subcultura de la persona en desarrollo. Es el más estable y su
influencia sobre los otros es importante. La familia aporta:
Primeras relaciones interpersonales e intercambios comunicativos.
Seguridad emocional.
Comportamientos sociales.
Aprendizajes básicos.
Control del comportamiento.
Seguridad y apego en la primera infancia. Nacimiento y evolución de los
vínculos afectivos.
1.4. El desarrollo social como interacción
A lo largo de nuestra vida adquirimos una gran cantidad de conocimientos
sobre nuestro mundo social, es decir sobre las personas y nuestras interacciones con
ellas, sobre lo que los otros esperan de nosotros, sobre los distintos roles sociales,
sobre nuestra sociedad y su funcionamiento, los sistemas de valores y creencias, y
demás aspectos de la vida social.
El individuo se va socializando en contacto comunicación con los otros. La
socialización es pues un recurso de la sociedad para que aprendamos sus patrones y
nos comportemos de acuerdo a ellas. Este proceso dura toda la vida, pero tiene una
mayor incidencia en los primeros años.
Eisenberg (1998) resume en: Las emociones se han convertido en uno de los
temas centrales de investigación durante los años noventa. Se entienden como fuerzas
motivacionales que juegan un importante papel en la mayoría de los comportamientos
sociales.
El temperamento entendido como las diferencias individuales en reactividad
de base constitucional y la autorregulación emocional han sido otros temas
destacados que también se han relacionado con la calidad de conductas sociales. El
desarrollo de la regulación emocional se ha estudiado desde su origen, en el contexto
de las relaciones de apego, ya que son los cuidadores los primeros que proporcionan a
los niños información facial y lingüística para interpretar y manejar las emociones
que surgen en las distintas situaciones interactivas.
El conocimiento social juega un papel central y obvio en el funcionamiento
social y emocional, muchos estudios han analizado las capacidades cognitivas que
son fundamentales para que el establecimiento de relaciones e interacciones sociales
sensibles, para el control de impulsos agresivos y para llevar a cabo conductas
altruistas, entres estas capacidades, se encuentran: la de comprender la información
sobre los estados internos de los otros (intenciones, emociones, motivaciones,
pensamientos); la de analizar los elementos de un determinado contexto social y las
consecuencias de diversos modos de actuación; la de idear estrategias cognitivas
apropiadas para solucionar los conflictos, entre otros.
2.- DESARROLLO SOCIO-AFECTIVO
Es importante señalar que a nivel socio-afectivo, es difícil detectar señales de
alarma y que en el caso de observar alguno de los comportamientos o reacciones
emocionales aquí señaladas deben observarse también las señales observadas en las
otras áreas, así como evaluar situaciones ambientales particulares que puedan influir
sobre éstas, pues la mayor parte de estas señales pueden presentarse alguna vez en la
vida de los niños sin significar dificultades
2.1. Bebés (antes del primer año de vida)
a) Hacia los 6 meses de edad el bebé no sonríe, ni muestra ningún tipo de
respuesta afectiva frente a la aparición de personas significativas (mamá, papá,
hermanos)
b) Es un bebé muy juicioso, “nunca llora” y los adultos deben adivinar todas
sus necesidades o estar muy pendientes pues podría permanecer sin comer o sin ser
cambiado mucho tiempo sin dar ninguna señal que advierta sobre estas necesidades.
c) Acepta estar con cualquier persona e incluso permanecer largos periodos de
tiempo con “desconocidos” sin extrañar a las personas significativas.
d) Llora con mucha frecuencia sin motivación aparente, rechaza el contacto
físico.
e) Niños entre 1 año y 4 años.
f) No establece contacto visual cuando se habla con él, incluso poniéndose a
su misma altura y buscando establecer dicho contacto.
g) Muestra muy baja tolerancia a la frustración, llora con facilidad y es muy
difícil calmarle.
h) No acepta cambios en su ambiente o en sus rutinas.
i) A pesar de haber adquirido el lenguaje verbal se niega a utilizarlo con
personas distintas a sus padres – incluso si se encuentra en contextos familiares o
debe expresar necesidades básicas como hambre, sueño o hacer pipí.
j) Se come las uñas, mastica o chupa su ropa, sigue chupando dedo, o come
pedazos de papel.
k) Muestra comportamientos autoestimulatorios de forma frecuente como:
aleteo, balanceo, masturbación.
l) Se muestra muy brusco con pares y adultos.
m)Después de los 3 años no puede reconocer sus objetos personales, los
espacios y personas que le son familiares, así como los dibujos y trabajos que realiza.
n) Llora o se ríe sin motivo aparente.
o) Se ve triste o expresa estar triste con frecuencia.
p) Parece tener un afecto plano: rara vez sonríe, rara vez llora, es difícil que se
ponga furioso, no expresa miedo ni dolor.
q) Tiene dificultad para identificar su cuerpo, o reconocerse frente al espejo.
2.2. A partir de los 5 años
a) No puede resolver conflictos pequeños con pares y busca siempre el apoyo
de un adulto, o llora o reacciona de forma brusca y excesiva.
b) Muestra dificultades para dormir en la noche, no conciliar el sueño, se
despierta de forma recurrente, tiene pesadillas frecuentemente.
c) Se observan cambios en sus hábitos alimenticios, deja de comer o come en
exceso.
d) No ha establecido vínculos de amistad con ningún niño en el colegio.
e) Juega siempre solo y evita el contacto con otros.
f) Muestra temor al comunicarse con otros.
g) Llora con frecuencia sin motivo aparente.
h) Tiene retrocesos en el control de esfínteres durante el día o la noche si lo ha
ya adquirido.
i) Se muestra inseguro en la realización de sus trabajos, no inicia, repite
muchas veces, borra con frecuencia o los destruye al finalizarlos.
j) Busca aprobación permanente del adulto para realizar cualquier tarea,
intenta imitar a sus compañeros a la hora de trabajar y al verse solo se siente perdido
o angustiado.
k) No puede reconocer sus errores, miente para justificarse o dar la
responsabilidad a otros, incluso cuando sabe que el adulto lo vio o sabe la verdad.
l) Muestra temores irracionales.
m)Se auto- agrede.
3.- ESCUELA Y DESARROLLO EMOCIONAL INFANTIL: UN PROCESO
El desarrollo emocional se vincula con el proceso intelectual del niño; si las
condiciones para lograr dicho desarrollo son precarias, los niños presentarán
problemas como limitaciones en la memoria, dificultad en la percepción y en la
atención, disminución de las asociaciones mentales satisfactorias y limitaciones de la
capacidad de abstracción.
Un buen desarrollo de las capacidades emocionales, aumenta la motivación
para aprender y experimentar. Los niños y los jóvenes tienen una motivación propia
para explorar el mundo que los rodea; pueden estar conscientes de sus propios
conocimientos y sentimientos, relacionándose con ellos para transmitirlos a los
demás, tratando de empatizar, simpatizar, identificarse y tener lazos afectivos e
intercambios sociales y afectivos satisfactorios, que afirman su individualidad y
generan mejor autoestima.
El desarrollo afectivo implica motivar a niños y jóvenes para que expresen sus
sentimientos, evitando la manipulación negativa por sus pares. La escuela y la familia
- como núcleos de conexiones sociales -, debieran tener siempre presentes las
necesidades emocionales propias de niños y jóvenes desde temprana edad: los padres
tienen un papel fundamental porque les enseñan a conocerse a sí mismos, a controlar
sus impulsos, y a considerar a los demás, generando solidaridad, cooperación y
respeto.
La intelectualidad está conectada a la afectividad pero las instituciones
educacionales suelen estar más preocupadas por los contenidos, por el programa
académico, dando poca importancia a la afectividad. La escuela debe potenciar y
proponer estrategias pedagógicas nuevas, ligadas al desarrollo social y afectivo de los
niños: la educación emocional impulsa a la responsabilidad, la libertad, la creatividad,
solidaridad y convivencia. Por lo tanto, el currículo escolar debe responder a las
necesidades afectivas, considerando la importancia del desarrollo emocional.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alonso García, José Ignacio (2008). Psicología bachillerato; Madrid; Mc Graw Hill; p.268-273.
López Sánchez, Félix; Etxebarria Bilbao, Itziar; Fuentes Rebollo, María Jesús (2008). Desarrollo afectivo y social. Ediciones Pirámide, S.A. 1ª ed., 6ª imp.
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