ECONOMÍA CIRCULAR:
OPORTUNIDADES Y DESAFÍOS RUMBO
AL DESARROLLO SOSTENIBLE
Camila Avosani Zago
Katherine Restrepo Quintero
Ana D’Arc Maia Pinto
Luiz Henrique Avosani Zago
La Economía Circular se muestra como una nueva manera de producir
y consumir, respetando y preservando el medio ambiente. Por medio de
la Economía Circular los sistemas productivos son repensados de
forma cíclica, para que todo producto puesto en el mercado sea
diseñado para que tenga utilidad después de llegar al fin de su ciclo de
vida. Con esto, este artículo tiene como objetivo exponer los desafíos y
oportunidades de la Economía Circular rumbo al desarrollo
sostenible. Por lo tanto, parte de una investigación bibliográfica,
basada en la metodología cualitativa. Los resultados muestran la
Economía Circular, a pesar de los desafíos, ha ganado cada vez más
espacio como una forma de aprovechar las oportunidades que se
restan en los problemas ambientales, para mejorar la calidad de vida y
tener ventaja competitiva por medio del consumo responsable.
Cambiando las políticas públicas, así como la percepción de las
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personas frente al capitalismo y el consumo se consigue obtener
resultados positivos y el desarrollo económico y sostenible. Mientras,
la Economía Circular presupone colaboración y participación de todos
los involucrados a lo largo de la cadena productiva.
Palavras-chave: Economia circular, Desarrollo Sostenible,
Oportunidades, Desafios
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1. Introducción
En tiempos de volatilidad informacional, crisis económicas y sociales, el aumento de la
complejidad en las transacciones, sumados al proceso de globalización de la economía hacen
que el desarrollo y la forma cómo las organizaciones compiten en el mercado, cambien. Los
directivos trabajan bajo la preocupación de encontrar caminos posibles de minimizar las
incertidumbres y reducir las adversidades, utilizando estrategias que pueden tener más
consecuencias que beneficios para la sociedad.
Hasta el siglo XX se tenía en cuenta todo lo que podía ser medido en términos económicos
para trazar estrategias y lineamientos que permitieran el cumplimiento de metas económicas
sin dimensionar asunto sociales y ambientales, estructurados desde las intervenciones de los
organismos multilaterales hacía los países. En ese sentido, Rendón (2007, p. 111) afirma que
“no es posible entender el desarrollo si este no es humano, si no se refiere al mejor estar de la
humanidad en la sociedad”, direccionando las acciones de las organizaciones, del mercado y
de la humanidad para proyectos que, además del aspecto económico, incluyan la
sostenibilidad y el ser humano.
Este panorama impulsa a las organizaciones a que revisen sus creencias y prácticas de gestión
suscitando nuevas alternativas que minimicen problemas organizacionales, ambientales y
sociales, además, de la oferta de perspectivas capaces de potenciar las estrategias tomadas.
Con eso, las organizaciones han tenido que adoptar nuevas estrategias de gestión para mejorar
sus productos, la forma de entrega de los mismos y de interacción en el mercado (INMAN;
SALE; GREEN; WHITTED, 2011). El concepto de sistemas lineales de producción y
competencia provenientes de la revolución industrial no se sostienen más, aunque las
organizaciones se comprometan con formas de minimizar los daños al medio ambiente. Para
Abramovay (2014) el objetivo de ese modelo de producción de sacar las materias primas de la
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naturaleza, procesarlas ofreciendo resultados al consumo y residuos del proceso productivo,
está con sus días contados, mientras muchas organizaciones se adhieran a este pensamiento.
Los recursos productivos y el medio ambiente se están agotando a lo largo del tiempo,
forzando medidas de reducción del impacto al medio ambiente y una mayor atención al
desarrollo sostenible. Una forma de hacer frente a este reto es la adopción del concepto de
Economía Circular, que hace contrapunto a los sistemas productivos lineales (producción –
consumo – reaprovecho), pensando en una conexión entre el uso de los recursos productivos y
los residuos (BILITEWSKI; 2012).
A pesar de la importancia del tema, aún son escasos los estudios, por ello, es importante hacer
un llamado a la comunidad académica y empresarial a participar de la discusión sobre este
asunto, que cada día tiene más relevancia por el gran impacto de los problemas ambientales
que ya no son solo del ámbito nacional sino internacional. Así, este trabajo pretende
responder a la siguiente cuestión ¿Cuáles son las oportunidades y desafíos de la Economía
Circular rumbo al desarrollo sostenible?
Para alcanzar el objetivo propuesto en este trabajo, se parte de una revisión de la literatura. A
continuación, se presenta el estudio empírico basado en una metodología cualitativa y con un
corte de investigación bibliográfica para presentar los conceptos, los desafíos y las
oportunidades del tema. Este trabajo está estructurado en cuatro apartados: (i) el primero, de
carácter introductorio; (ii) el segundo, realiza una revisión de la literatura sobre desarrollo
sostenible y Economía Circular; (iii) el tercero, presenta y discute los desafíos y las
oportunidades de la Economía Circular rumbo al desarrollo sostenible; y, finalmente, (iv) el
cuarto, da cuenta de unas consideraciones a manera de conclusión, seguida de las referencias
utilizadas en este estudio.
2. Revisión de la literatura
2.1. La revolución industrial
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El desarrollo en los sectores productivos se remonta al inicio de la revolución industrial, cuyas
empresas empezaron un nuevo proceso de fabricación que se desarrollaba mientras crecía el
consumo. La primera etapa de la revolución industrial (1790 – 1890), como se puede mirar en
la Tabla 1, se presentó el surgimiento de las industrias de algodón y de tejidos, debido al
perfeccionamiento de la máquina a vapor. En consecuencia, las demás industrias también
crecieron, desarrollando la economía mundial. Esta amplitud del crecimiento y desarrollo se
extendió a otras partes del mundo, otros segmentos industriales como metalurgia, energía
eléctrica, petróleo y productos químicos que tuvieron una creciente expansión, culminando en
la invención del motor y del tren a vapor; lo que antecedió a la segunda etapa de la revolución
industrial (1860 – 1900), en donde el progreso económico fue continuo.
Tras la Segunda Guerra Mundial, con el liderazgo de Estados Unidos, se despuntó la tercera
etapa de la revolución industrial (1940 – 2000), basada en las tecnologías avanzadas de la
producción industrial. Y teniendo en cuenta “los acuerdos de los países aliados en la
conferencia de Bretton Woods, New Hampshire (1944), (…) [que] puso al desarrollo y al
crecimiento económico como sinónimos y a la política económica tras el único objetivo del
crecimiento” (RENDÓN, 2007, p. 113), escenario que impuso la coordinación y cooperación
entre organismos multilaterales en pro del desarrollo económico. Esa fase fue marcada por la
introducción de nuevas fuentes de energía, pues la naturaleza empieza a dar señales de
agotamiento y las empresas, a preocuparse con la producción más limpia y con fuentes de
energía no contaminantes.
En continuidad a ese proceso de desarrollo, viene la cuarta etapa de la revolución industrial
(2000 – hasta hoy), centrada en el diseño virado hacia el consumidor. Esa fase se aproxima a
los deseos del consumidor para hacer un proceso de fabricación, basándose en productos
ambientalmente correctos y sostenibles, además de personalizarlos, evitando el sistema de
producción en masa. La tecnología y el acceso a la información por parte de los
consumidores, sumado al aumento de la competitividad y el agotamiento de los recursos
productivos, hacen que las empresas se preocupen por sus materiales, el impacto a la
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naturaleza y los seres vivos para que, así, tenga un crecimiento y desarrollo sostenible en el
mercado.
Tabla 1 – Etapas de la revolución industrial
Primera Etapa
(1760 - 1860)
Durante este período, surgieron las industrias de tejidos de algodón – debido a la
máquina de tejer mecánica – y al perfeccionamiento de las máquinas a vapor, que
contribuyeron a la segunda etapa.
Segunda Etapa
(1860 - 1900)
Mientras que Alemania, Francia, Rusia e Italia también se industrializaban, este
período fue caracterizado por el empleo del acero, la utilización de energía eléctrica
y de los combustibles derivados del petróleo, la invención del motor, la locomotora
a vapor y el desarrollo de productos químicos.
Tercera Etapa
(1940 - 2000)
La tercera etapa empezó a mediados de la década de 1940, cuando finalizaba la
Segunda Guerra Mundial, hasta finales del siglo XX. Este proceso fue liderado por
los Estados Unidos de América, que se ubicó como la gran potencia económica en
ese periodo. La principal característica fue el uso de tecnologías avanzadas en el
sistema de producción industrial. Utilización de varias fuentes de energía (antiguas
y novas): petróleo, energía hidroeléctrica, nuclear, eólica, etc. Para la década de
1990 la preocupación se centró en la disminución del uso de las fuentes de energías
contaminantes y en el aumento de la energía limpia. También se dio un crecimiento
de los recursos informáticos en los procesos de producción industrial, por ejemplo
la robótica.
Cuarta Etapa
(2000...)
Uno de los aspectos más tangibles de la cuarta etapa fue la idea de un diseño
enfocado en el consumidor, eso quiere decir, que las empresas van a fabricar
productos personalizados para los consumidores. El potencial de este nuevo
modelo de producción es alto, por ejemplo, la comunicación entre los productos
inteligentes conectados a la internet que permite hablar de del monitoreo y del
tiempo de funcionamiento de los objetos.
Fuente: Tomada de Martins y Laugeni (2011)
Los sistemas productivos cuya estrategia organizacional que se basan en el desenfrenado
aumento de la producción, están direccionados al fracaso, pues causan impacto negativo al
ambiente y a la sociedad. Debido a esto, la sostenibilidad empieza a ganar más fuerza y a
recibir más atención de las autoridades gubernamentales e internacionales buscando la manera
de minimizar los impactos negativos eminentes del desarrollo económico (AMUI et al, 2016;
AMATO NETO, 2011).
La lógica económica determinada “por el fin justifica los medios” no funciona más, pues las
personas y las empresas están preocupándose por la imagen proyectada a la sociedad a partir
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de un comportamiento ético, correcto y coherente con un “estar mejor de la humanidad y de la
naturaleza” en pro del desarrollo sostenible. Por lo tanto, las teorías del crecimiento y de la
producción consideran el aumento cuantitativo de variables macroeconómicas como
condición necesaria para mantenerse en el mercado de forma competitiva (RENDON, 2007).
2.2 Desarrollo sostenible
Hablar de desarrollo sostenible implica hacer un recuento de las teorías del desarrollo, para
identificar como ha ido cambiando la concepción de este término, que ahora recoge
preocupaciones de la sociedad en general y no solo del aspecto económico. Por ello es
importante, mencionar que, en el inicio de las teorías del desarrollo, se caracterizó a los países
en desarrollados o en desarrollo. Sarmiento (2008), en la Figura 1, apunta como el concepto
de desarrollo se presentó variaciones importantes en sus objetivos desde la década de los 50
hasta los 90, pasando por indicadores simplemente económicos hasta incluir factores como el
medio ambiente y la sociedad.
Figura 1. Concepciones del desarrollo y Complejidad Estructural
Fuente: Tomado de Sarmiento (2008)
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A partir de la década de los 70´s el desarrollo económico pasó a integrar acciones con
participación social y de sostenibilidad ambiental. Para Nussbaum (2012, p.19), “el objetivo
básico del desarrollo es crear un ambiente propicio para que los seres humanos disfruten de
una vida prolongada, saludable y creativa”. Para que esto ocurra, la propuesta es lograr un
equilibrio en términos económicos, en la calidad de las operaciones y de vida de la población
como el resultado del desarrollo.
Por lo tanto, en esta nueva visión del desarrollo se ha propuesto que converjan factores
económicos, políticos, sociales, culturales y ambientales para que el desarrollo sea integral y
permita la construcción de una sociedad más justa con el mundo y quienes lo habitan. Es
importante, mencionar que para llegar a resultados positivos surgen nuevas discusiones con el
desafío de incluir acciones innovadoras que lleven al desarrollo sostenible, minimizando los
impactos causados por la economía lineal. En este sentido la Economía Circular se plantea
como una alternativa capaz de resolver esos problemas al generar soluciones que involucran
al individuo, la comunidad, la empresa y el Estado.
2.2. Economía circular
La propuesta de la Economía Circular o E-Cycle (EC) surge en oposición al convencional
sistema de economía lineal, el cual es convertido en un sistema circular por medio de la
conexión entre el uso de los recursos y los residuos (BILITEWSKI, 2012; HOUSE OF
COMMONS, 2014). De ahí que, la EC consiste en un modelo económico regenerativo y
restaurativo por principio, ya que su objetivo es mantener los productos, los componentes y
los materiales en su mayor nivel de utilidad y valor todo el tiempo (FUNDACIÓN ELLEN
MACARTHUR, 2012).
Este concepto tuvo su origen en la teoría del pensamiento de desarrollo eco industrial y de las
cadenas de suministros, basándose en la idea, que la economía y el medio ambiente pueden
coexistir de forma saludable, dónde prevalece la política de “gana-gana”; esta práctica se
remonta a 1990 (GENG; DOBERSTEIN apud XI et al, 2011; SU et al., 2013). Sin embargo,
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los principales estudios sobre este asunto fueron publicados después del 2000, ejemplo de
ello, fue la aprobación en 2002, de una legislación que incentivó la Economía Circular como
una estrategia para fomentar el desarrollo sostenible y el sostenimiento del crecimiento
económico en China (YUAN et al., 2006). Con respecto a Brasil, las discusiones en torno a la
implementación de Economía Circular son más recientes y no consolidadas efectivamente.
Por lo tanto, la mirada de la Economía Circular ha ganado importancia en la agenda
internacional, considerándose evidentemente, en la política de la Unión Europea (Comisión
Europea, 2014, 2015) a nivel mundial, después de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, se
implementaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por Colombia, que se
empezaron a aplicar en 2016 con 17 metas que involucran a aproximadamente 170 países. En
esta perspectiva la EC promueve la elaboración de productos que puedan circular
eficientemente y ser reutilizados, minimizando los desechos del proceso productivo sin
comprometer la calidad.
En la EC los materiales pueden ser divididos en dos grupos (STAHEL, 2016): (i) biológicos,
diseñados para reutilización en el medio ambiente y; (ii) técnicos, que necesitan de mayores
inversiones en tecnología e innovación para que puedan ser desmontados y recuperados. Por
consiguiente, los procesos productivos son concebidos y reformulados de manera circular,
haciendo que los recursos naturales, después ser utilizados se tornen activos productivos
permanentemente reciclados en las cadenas de valor (BONCIU, 2014) dando fin a la sociedad
del descarte.
Con la EC, los procesos, los servicios y los productos son diseñados para ser más duraderos,
que se puedan reparar y que sean de fácil actualización, permitiendo una remanofacturado y
reciclado por la misma empresa o por otras. Igualmente, la idea es minimizar el depósito de
materiales en el medio ambiente evitando impactos negativos a la naturaleza y a las personas.
Para que sea posible, la EC cuenta con una vasta red de relaciones de colaboración y
cooperación entre las compañías de diferentes sectores económicos, empresas y consumidores
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(BONCIU, 2014), por consiguiente, también requiere de cambios en la educación, en los
valores y los comportamientos de los productores y los consumidores.
Entonces, la Economía Circular es capaz de reflejar algunas características básicas, como
nuevos beneficios económicos, reducción del consumo de energía y disminución de la
polución (SHEN; QI, 2012).
Una economía circular es restaurativa y regenerativa por principio. Su objetivo es
mantener productos, componentes y materiales en su más elevado nivel de uso y
valor todo el tiempo, distinguiendo entre ciclos técnicos y biológicos. Ese nuevo
modelo económico busca, en última instancia, disociar el desarrollo económico
global del consumo de los recursos finitos (EMF, 2015,s.p).
En concordancia, la reutilización es capaz de generar empleos y economizar las fuentes de
energía, reduciendo el consumo y el desperdicio de los recursos. Bajo esa óptica, la Figura 2
ilustra la estructura y el funcionamiento de la Economía Circular.
Figura 2 - Economía Circular
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Fuente: Adaptado de EMF (2012)
Para Yuan et al. (2006), la implementación de la Economía Circular puede ser en tres niveles:
(i) micro o para organizaciones individuales; (ii) mediano o de parques industriales y; (iii)
macro o regional. Esta propuesta de los proyectos introduce una idea de “cuna a cuna” (cradle
to cradle) con el propósito de que los productos, los sistemas industriales y la prestación del
servicio sean desarrollados con capacidad de mantener la calidad y la productividad,
especialmente de los materiales, en los siglos de vida subsiguientes (BERNDTSSON, 2015).
Las ganancias de esto son la preservación y perfeccionamiento del capital natural controlando
el inventario finito y equilibrando los flujos de los recursos renovables.
3. Economía circular – oportunidades y desafíos rumbo al desarrollo sostenible
Merece la pena destacar que la Economía Circular es un modelo para una nueva economía
sostenible, íntimamente ligada a la innovación, diseño y eco eficiencia, siendo una solución
para los actuales desafíos de los negocios frente a la imprevisibilidad económica, la creciente
búsqueda por recursos naturales en el mundo y el crecimiento exponencial de la población.
Los expertos estiman que la EC puede ser la mayor revolución de la economía global en las
próximas décadas, ya que representa una ruptura con los antiguos modelos de producción y de
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consumo lineales, que desperdician grandes cantidades de materiales y de energía. Esta
ruptura con los modelos tradicionales de producción y de gestión es un gran desafío, pues
demanda de las personas y de las empresas, la creatividad en la creación de nuevos negocios y
maneras de producir, desarrollando productos y servicios verdaderamente sostenibles. Así, la
Economía Circular despunta como un modelo que promueve la protección ambiental, la
prevención de la polución y el desarrollo sostenible (LI, 2012; LACY; RUTQVIST, 2015).
Ese nuevo modelo a pesar de ganar cada vez más espacio, encuentra desafíos en su
implementación. Las organizaciones y el mundo están acostumbrados, en su mayoría a la
lógica capitalista y de consumo, que necesita ser interrumpida y debe haber un cambio de
mentalidad, sumado a los cambios en la educación, valores y comportamientos de productores
y consumidores. Además de esto, las políticas públicas deben estar alineadas con las prácticas
de producción, relegando a las actividades organizacionales y comprometiendo a las personas
y a todos los involucrados en el proceso, pues son corresponsables por todo lo que implica el
desarrollo.
Al mismo tiempo que la Economía Circular presenta desafíos, ella también, se convierte en la
oportunidad, ya que promueve la adopción de patrones cerrados de producción, mejorando la
eficiencia de la utilización de los recursos, especialmente de los residuos urbanos e
industriales, promoviendo un mayor y mejor equilibrio entre economía, medio ambiente y
sociedad. Esto pone a la EC en pro de erradicar sistemáticamente los residuos en los procesos
de fabricación, a lo largo de los ciclos de vida, uso de los productos y sus componentes,
ganando, de ese modo, ventaja competitiva frente a la volatilidad de la economía global y la
reducción de la dependencia de los recursos naturales escasos.
Los productos, servicios y procesos industriales son proyectados y concebidos de manera que
permiten su ciclo de vida, ya pensando en cómo serán reutilizados en el proceso, como
recursos productivos para la misma u otras industrias (BONCIU, 2014). La operatividad de la
Economía Circular requiere una vasta red de relaciones y colaboración entre compañías de
distintos sectores económicos, entre empresas y consumidores. Para Lambert y Cooper (2000)
y Richey et al. (2010), esto implica que las empresas no actúen solas, y busquen relaciones e
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interacciones duraderas en la cadena productiva, con el propósito de alcanzar una ventaja
competitiva ante los desafíos del mercado.
A lo largo del tiempo se hará aún más necesario el cambio de actitudes por parte de las
personas y de las empresas, pues el agotamiento de la naturaleza es cada vez más
preocupante. Por ello, los stakeholders (público involucrado) se tornan más responsables por
sus actitudes y prácticas, aportando a los desafíos en nuevas oportunidades de desarrollo.
4. Conclusiones
Mientras de un lado hay riqueza abundante, de otro hay miseria, degradación ambiental y
polución creciente, así, la integración entre acciones sociales, ambientales y económicas son
fundamentales para el desarrollo sostenible. La Economía Circular se presenta como una
alternativa para ampliar la sostenibilidad (EMF, 2015), emergiendo como una herramienta de
apoyo al desarrollo sostenible por medio de nuevos modelos y estrategias de negocios.
El desarrollo provocado por las distintas etapas de la revolución industrial proporcionó
mejorías, pero la forma de consumo sigue dejando brechas por la explotación indebida de los
recursos naturales y la búsqueda por resultados económicos. Mientras, aún hay una gran
incompatibilidad entre lo que debería ser practicado rumbo al efectivo desarrollo sostenible y
la manera como las sociedades producen y consumen.
La Economía Circular es una opción creciente de desarrollo tomando en cuenta el medio
ambiente, la sociedad y la economía, pues consiste en un cambio de mentalidad de todos los
involucrados en el proceso para que se pueda aprovechar al máximo los recursos. Eso se trata
de una idea innovadora que promete traer muchos beneficios aunque las empresas y personas
no se han dado cuenta. La estimación de los expertos es que hasta 2030 la Economía Circular
estará diseminada de manera global y tenga atingido una reducción considerable de los
recursos.
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Con ese estudio fue posible mirar los desafíos y oportunidades de la Economía Circular
rumbo al desarrollo sostenible. Se percibe que los desafíos son mayores en países en
desarrollo, ya que eses están extremadamente basados en la economía lineal. Sin embargo, las
oportunidades que la Economía Circular trae son más amplias y capaces de generar empleo y
renta además del desarrollo económico y sostenible.
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