PREPROYECTO DE TESIS PARA LA POSTULACION A MAGISTER DE PSICOLOGÍA EDUCACIONAL
¿Cómo se vive la diversidad cultural en las escuelas?Una aproximación a las percepciones de los actores educativos sobre las prácticas de
educación inclusiva para responder a la diversidad cultural en centros escolares de Santiago.
Diciembre 2015
Valeria Borquez
La llegada a Chile, desde los años noventa, de cientos de miles de personas provenientes de
países extranjeros ha modificado el escenario social y cultural que vivimos como sociedad.
Chile se ha posicionado como un polo de atracción de migrantes en los flujos migratorios
internacionales recibiendo población proveniente de países sudamericanos, y ahora último
personas del Caribe; migrantes latinoamericanos que representan ya más del 70% de los
477.450 extranjeros que, se estima, residen en el país1. El fenómeno se ha transformado en
una problemática social y cultural que plantea desafíos para nuestra sociedad, sobre todo si
reconocemos que Chile no cuenta con una política migratoria definida, ni menos con políticas
públicas que permitan abordar este nuevo contexto social y cultural.
La migración en Chile es entonces principalmente de carácter regional y posee además el
rostro de mujer, considerando que el 55% de las personas que inmigran al país son mujeres,
que llegan en un principio solas en busca de algún trabajo, pero que una vez establecidas,
ponen en marcha la reunificación familiar invitando a sus hijos a vivir con ellas e integrando a
los flujos migratorios la presencia infantil y juvenil menor a 21 años que ahora alcanza el 20%
del total de inmigrantes, un contingente importante en edad de acceder a algún nivel
educacional, primario, secundario o superior.
Del total de migrantes en el territorio chileno, aproximadamente un 60% reside en Santiago,
ubicándose en su mayoría en comunas populares de Santiago y proyectando nuevas
demandas y desafíos hacia las autoridades locales para la adopción de políticas que abarquen
la nueva composición social y cultural en la atención pública. Aunque no se encuentren cifras
sobre la asistencia de estudiantes extranjeros en escuelas chilenas, un estudio del 2005
muestra que de un total de 18.445 niños extranjeros escolarizados en Chile, el 85,5% está
inscrito en algún colegio bajo alguna forma de subvención y/o administración o co-
administración pública (Alvites, 2011). Desde entonces, las demandas de matrículas en
establecimientos educacionales subvencionados o municipalizados no ha sino aumentado
permitiendo una reactivación del sistema educacional público, pero a la vez, exigiendo mejoras
en el sistema, a través del desarrollo de políticas que cubran las necesidades de los nuevos
estudiantes.
Ahora bien, si bien a nivel institucional se han desplegado programas educativos que apunten a
responder a las necesidades de los sujetos migrantes para el pleno ejercicio de sus derechos,
éstas se han enfocado y limitado a ampliar el acceso al sistema educativo, como forma de
1 Departamento de Extranjería y Migraciones, 2014.
garantizar el Derecho a la educación del niño, muchas veces vulnerado por las autoridades de
los colegios que exigen documentación legal para poder matricularse.
Pero queda aún más distancia por andar para que estudiantes extranjeros latinoamericanos
con y sin documentación vean su derecho a recibir una educación de calidad y sin
discriminación cumplido y plenamente ejercido.
Contando con un sistema educativo homogeneizador, que no reconoce la diversidad del
contexto chileno, ni menos la visibiliza ahora, con la presencia de alumnos migrantes, la
educación chilena constituye una barrera para el desarrollo de una convivencia escolar basada
en el respeto a las diferencias y en la valoración de la diversidad y para el mejoramiento de la
calidad de la educación. Y es que numerosos son los niños y niñas migrantes que reconocen
haber sufrido algún tipo de discriminación en el colegio, prácticas que desgraciadamente
quedan en el silencio y en el olvido por la falta de acciones, medidas y respuestas que podrían
entregar las autoridades de los colegios.
La implementación de políticas educativas tanto a nivel ministerial, como a nivel local,
enfocadas a generar buenas prácticas de inclusión hacia estudiantes extranjeros se vuelven
urgentes para satisfacer sus necesidades, abarcar sus intereses y responder a sus
motivaciones y sueños. En ese sentido, algunos centros educativos han puesto en marcha
programas para responder a esa diversidad, adaptando el proceso de enseñanza y aprendizaje
al nuevo contexto sociocultural. Sin embargo, es importante que, para lograr que estas
experiencias de educación inclusiva trasciendan hacia la sociedad y su relación con el otro, se
compartan, se estudien retrospectivamente y se reflexionen críticamente, incluyendo todos los
actores involucrados, apuntando de esta forma a entregar plenamente a los niños su derecho a
recibir una educación de calidad. De ahí que cabe plantearse la siguiente pregunta: ¿Cómo
perciben profesores y estudiantes las medidas institucionales de carácter pedagógico
desarrolladas en sus escuelas para responder a la diversidad cultural?
Objetivo general: Conocer las percepciones de profesores y estudiantes de la educación formal
sobre las medidas pedagógicas que se han implementado y desarrollado en sus respectivas
escuelas para responder a la diversidad cultural generada por la presencia de inmigrantes
latinoamericanos.
El problema expuesto anteriormente se relaciona directamente con el tema de la inclusión
educativa y la atención a la diversidad. Con la incorporación de miles de niños y niñas
inmigrantes al sistema educativo chileno, principalmente público, las políticas educativas de
atención a la diversidad merecen ahora más que nunca ser revisadas y transformadas hacia
una concepción amplia de las diferencias y las necesidades especiales. Donde en numerosos
colegios, las matrículas de alumnos extranjeros sobrepasan el 50%, la inclusión educativa debe
adoptarse como una práctica institucional dentro y fuera del aula, en pos de cumplir con las
palabras de la Unesco de atender “las necesidades (…) pertenecientes a minorías étnicas
desfavorecidas, poblaciones migrantes, comunidades remotas y aisladas (…) así como de
otros excluidos de la educación, siendo parte de las estrategias para lograr una Educación para
Todos (...)” (Unesco, 2000), y así alcanzar una sociedad más justa e igualitaria.
Dentro de este marco, es que Blanco Guijarro define la inclusión educativa como una manera
eficaz de hacer frente a la exclusión, la discriminación y la desigualdad educativa adaptando la
enseñanza a la diversidad de necesidades educativas del alumnado que son frutos de su
procedencia social, cultural y de sus características individuales en cuanto a motivaciones,
capacidades e intereses” (Blanco, 2006). Dentro de este paradigma, el enfoque, la metodología
y los contenidos, es decir todos los factores que participan del desarrollo del aprendizaje del
estudiante, deben modificarse y transformarse hacia la creación de condiciones sociales
equivalente entre los sujetos para facilitar la participación y el buen aprendizaje. Se trata
entonces de hacer efectivo para toda la población el derecho a una educación de calidad,
cumpliendo de esta forma con los artículos 28 y 29 de la Convención de los derechos de los
Niños y Niñas, y respondiendo en particular énfasis a las necesidades de “aquellos grupos de
alumnos que podrían estar en riesgo de marginalización, exclusión, o fracaso escolar”
(Ainscow, 2003).
Aterrizando lo expuesto al contexto chileno, es que en Chile sólo existe el enfoque de la
integración para atender a la diversidad, que la reduce a una variable individual desde un
enfoque homogeneizador del estudiante diagnosticado con un deficit y/o una necesidad
especial, sin tomar en cuenta el potencial que puede poseer en otros ámbitos. En oposición a
esta práctica educativa consolidada y arraigada en el sistema de educación chileno, surge la
educación inclusiva como propuesta para una práctica pedagógica que valore
permanentemente el potencial del estudiante, abordando las necesidades de cada alumno de
forma colectiva y eliminando en la misma, las barreras que obstaculizan el desarrollo y el
aprendizaje de los niños (Muñoz Villa, 2015). Practicando la educación inclusiva, “los maestros
responden a las diferencias individuales cuando enseñan a todo el grupo” (Florian, 2013). Se
busca entregar contenidos significativos para los estudiantes, pertinentes para la enseñanza y
el aprendizaje y adecuados a su contexto, intentando derribar las barreras de carácter
educativas, sociales o familiares que podrían impedir el acceso, la permanencia y la
participación del alumno en la escuela (Blanco, 2006).
Para terminar y tomando en cuenta lo anterior, es que con el nuevo escenario multicultural que
yace en las escuelas chilenas, se debe de forma urgente, transformar la cultura escolar
visibilizando y eliminando las prácticas discriminatorias presentes tanto dentro como fuera de la
escuela, a través del desarrollo de una educación inclusiva que abarque la diversidad
sociocultural, estableciendo relaciones de respeto, igualdad, solidaridad y por último de
valoración de la diferencia así como lo ha venido haciendo la Escuela República de Alemania
de Santiago: “Aunque aún no existe un documento escrito que refleje dicha transformación, en
la práctica, ella se orienta a entregar una educación que reconoce la diversidad cultural de su
comunidad educativa, lo que implica tomar en cuenta la realidad, así como los conocimientos
que portan los estudiantes y sus familias.” (Donoso, Mardones y Contreras, 2009).
Referencias bibliográfica:- AINSCOW, Ail. Desarrollo de Sistemas Educativos Inclusivos. 2003.
- ALVITES, Lucía. Niños y niñas migrantes, desafío pendiente. Innovación educativa en escuela
de Santiago de Chile. En: Synergies Chili, n° 7, 2011.
- Blanco, R. (2006). La equidad y la inclusión social: Uno de los desafíos de la educación y la
escuela de hoy. En: Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en
Educación, Vol. 4, n°3, 2006.
-DONOSO, Andrés, MARDONES, Pablo y CONTRERAS, Rafael. Propuestas y desafíos a
partir de la experiencia de una escuela con migrantes en el Barrio Yungay, Santiago de Chile.
En: Docencia nº 37, 2009.
- Informe final Unesco, Dakar, 2000.
- MUÑOZ VILLA, María Loreto, LÓPEZ CRUZ Mauricio y ASSAÉL Jenny. Concepciones
docentes para responder a la diversidad: ¿Barreras o recursos para la inclusión educativa? En:
Psicoperspectivas, Vol. 14, n° 3, 2015.