El Bajio, la cuenca de Cuitzeo y el estado
teotihuacano. Un estudio de relaciones y
antagonismos
Agapi Filini y Efraín Cárdenas García
p. 137-154
Texto Bibliografía Notas AutoresIlustraciones
Texto completo
1 El Colegio de Michoacán.
1Note portant sur l’auteur1
2 El Colegio de Michoacán, Centro INAH Michoacán.
2Note portant sur l’auteur2
3 El trabajo que ahora presentamos es producto de la dedicación individual de cada
uno de nosotros y (...)
3El Bajío y las riberas del lago de Cuitzeo en Michoacán forman parte de un medio natural
similar: la cuenca hidrológica del río Lerma. En términos de su desarrollo cultural
prehispánico, ambas regiones fueron densamente pobladas durante el periodo Clásico y
delimitaron por el extremo occidental lo que podemos considerar el territorio teotihuacano.
Las evidencias arqueológicas para este periodo denotan distintos nexos con las sociedades
contemporáneas. El corazón del Bajío, entre los años 240 y 700 d.C., muestra una frontera
rígida con el centro de México y una red de intercambio con las poblaciones del norte de
Michoacán, particularmente con las poblaciones asentadas en las cuencas de Cuitzeo y
Zacapu, así como con la cultura Teuchitlán del estado de Jalisco. Así parecen indicarlo la
notoria ausencia de rasgos teotihuacanos, la presencia de estructuras circulares integradas a
los sitios y a la arquitectura característica del Bajío, y el predominio estadístico de
tradiciones alfareras locales como los materiales con decoración incisa, esgrafiada, al
negativo y los tipos Blanco levantado y Rojo sobre bayo. En situación contraria se
encuentran los asentamientos del lago de Cuitzeo, pues la presencia de diversos objetos y
elementos constructivos en sitios como Santa María, Queréndaro, Tres Cerritos y
Huandacareo, entre otros, permite asegurar la existencia de ciertos vínculos culturales y tal
vez políticos con Teotihuacán.3
4El estado actual que guarda la investigación regional permite únicamente proponer la
presencia de estas dos regiones donde se adoptaron distintas estrategias para convivir o
enfrentar la presencia de una entidad más desarrollada. De ninguna manera pretendemos
ahondar en este tema, el objetivo de traerlo a la mesa es dar a conocer la información
reunida hasta el momento y señalar la problemática a la que nos enfrentamos ante los
nuevos hallazgos en el norte de Michoacán y el suroeste de Guanajuato.
5El Bajío como región está ubicado justamente en el punto de enlace entre las áreas
culturales que nos ocupan en este taller. Tradicionalmente se identifica con este nombre a la
planicie aluvial de mayor extensión de toda la cuenca del Lerma que ocupa una extensión
de entre 18000 y 20000 km2. Se han documentado aproximadamente 800 sitios
arqueológicos, desde campos de tiestos hasta lugares con de notable arquitectura (lámina
1). El Bajío difícilmente puede ser visto como parte de lo que llamamos occidente y mucho
menos podemos asignarle un lugar en el centro o en el norte de México. Aunque el término
geográfico centro-occidente que ha sido manejado por distintos autores nos parece una
manera adecuada para ubicarlo en el espacio, pensamos que una denominación específica
como el Bajío hará referencia no sólo a una situación medioambiental concreta sino
también a determinada fenomenología cultural. La cultura material que ahí estudiamos es
producto de una importante mezcla de cambios internos y de relaciones con otras
sociedades mesoamericanas. En el Bajío, y especialmente en el periodo Clásico, los
procesos de cambio se explicarán como producto de una serie de procesos locales de
transformación frente a una cercana estructura político territorial dominante como fue el
caso de Teotihuacán.
6En el Bajío durante el periodo Clásico (años 240 a 700 d.C. si usamos las fechas de
Zubrow, 1974 y de Michelet, sin publicar, como los extremos temporales), se desarrolló
una notable población agrícola con un singular nivel de organización social y política,
sustentado en relaciones de parentesco y en la dependencia de un intercambio regional de
productos y materias primas. Este desarrollo, definido como la Tradición el Bajío
(Cárdenas, 1999) se distingue por su notable arquitectura creada a partir de un mismo
principio ordenador del espacio conformado por tres elementos básicos: montículo y patio
hundido sobre plataforma.
7Esta población ocupó prácticamente todas las laderas bajas alrededor de la planicie
aluvial, llegando a poblar espacios de los municipios actuales del norte del estado de
Guanajuato, sur de Querétaro y norte de Michoacán. La presencia y la distribución espacial
de esta singular arquitectura han permitido proponer una demarcación territorial y cultural;
una región (lámina 2) donde la presencia de elementos como la cerámica Anaranjado
Delgado y las navajillas prismáticas es prácticamente nula. Los informes de Martínez y
Nieto (1987), Zepeda (1986), Castañeda et al. (1996) y nuestras propias observaciones en
campo, aseguran que la presencia de elementos teotihuacanos en sitios como La Negreta y
Santa María del Refugio en los límites de los estados de Guanajuato y Querétaro, es en
casos excepcionales. Santa María del Refugio merece un estudio mayor, la presencia de
arquitectura de patio hundido lo ubica como parte de la Tradición el Bajío, pero la singular
asociación de materiales cerámicos (Anaranjado Delgado, estucada o al secco y cerámicas
locales como negativos e incisos) nos remite ya sea a definir una ocupación posterior a los
patios hundidos, o a considerar este sitio como una prueba de la penetración incipiente de
rasgos teotihuacanos.
8Es importante hacer hincapié en que la Tradición el Bajío logra crear un patrón
arquitectónico singular, cuya temporalidad se ha propuesto en función de cinco
fechamientos absolutos. Dos sitios con estructuras arquitectónicas de patio hundido
fechados recientemente dan resultados de carbono 14 más tardíos. El primero y muy
importante lo dio a conocer Luis Felipe Nieto en 1999, en una ponencia (no publicada) en
El Colegio de Michoacán en Zamora: establece el año 1000 d.C. como la fecha de Cañada
de la Virgen. Por el momento no tenemos mayor información sobre este resultado, pero es
claro que se trata de una ocupación posterior a la tradición cultural citada; se trata de la
subsistencia de un patrón constructivo adaptado a un concepto cultural y social distinto.
Cañada de la Virgen posiblemente represente el sitio más tardío con patio hundido de todo
el Bajío.
9Otro caso importante de mencionar es Nogales, sitio de notable y espectacular trazo
arquitectónico, se localiza al sur del municipio de Pénjamo, Guanajuato. Michelet y
Migeón (comunicación personal, 2000) han obtenido un fechamiento de carbono 14 que
sitúa la ocupación del sitio hacia 700 d.C. Con estos nuevos datos surge la pregunta: ¿cómo
explicar la presencia de estas evidencias fuera del periodo inicialmente propuesto de 350 a
650 d.C. para la tradición de patio hundido? A manera de respuesta diremos que Nogales
tiene una ocupación posterior, y que, por alguna razón, incorporaron, retomaron o
mantuvieron vigente el uso de ese espacio cultural. En Nogales, la presencia de dos patios
hundidos es menos notoria que en otros sitios de la región; son elementos constructivos de
tamaño comparable con el resto de las estructuras, siguen manteniendo una posición central
en el espacio ceremonial, pero no figuran como elemento dominante en el trazo del sitio.
Nogales y Cañada de la Virgen deben analizarse con más detalle: identificar las distintas
etapas de ocupación permitirá definir si se trata de una continuidad cultural, o de la
reutilización del espacio por una población que retomó el principio de orden espacial,
incorporando otros elementos, por ejemplo, el altar al centro de los patios, creando o
ampliando la calzada de acceso al conjunto mayor, cambiando detalles constructivos,
incrementando el tamaño y la volumetría de los patios mismos.
10La propuesta del poblamiento Clásico del Bajío (Cárdenas, 1999) es producto de un
estudio regional amplio y las aseveraciones, especialmente las temporales, serán objeto de
precisiones posteriores que dependerán de nuevos fechamientos. También resulta claro que
la casi nula presencia de los materiales típicamente teotihuacanos no significa que el Bajío
fuese una entidad social y territorial completamente cerrada; ninguna sociedad puede
concebirse de esa manera, pero su desarrollo socio- cultural obedeció principalmente a
procesos internos y regionales conforme una estructura mayor de organización política. La
población del periodo Clásico en el Bajío no pudo mantenerse aislada, sabía de la
existencia y del poder del Estado teotihuacano y creó una estructura económica y política
sólida, soportada en la existencia de un mercado regional con apoyo de actividades
tradicionales de subsistencia; se establecieron nexos con otras sociedades contemporáneas
como Teuchitlán en Jalisco, sin olvidar un posible nexo con las sociedades de los valles
centrales de Oaxaca y del sur de Zacatecas.
11El siguiente caso por analizar es la cuenca del lago de Cuitzeo. En esta región el
panorama es diferente al de el Bajío; la presencia de elementos típicamente teotihuacanos,
como el talud tablero, cerámica Anaranjado Delgado y las navajillas prismáticas
procedentes de la sierra de Las Navajas en diversos sitios de la cuenca y varios elementos
iconográficos, nos hablan de un importante nivel de intercambio con la urbe. La población,
empero, mantuvo vigentes sus costumbres y tradiciones regionales, conservó sus arraigadas
tradiciones cerámicas y estilísticas e incorporó nuevos elementos. La cultura material
demuestra la existencia de una sociedad emanada de procesos locales de desarrollo e
integrada en cierta forma a la dinámica comercial y cultural establecida por Teotihuacán.
12Los datos más recientes sobre la ubicación y la temporalidad de los asentamientos
prehispánicos en Cuitzeo son proporcionados por Pulido et al. (1996). Apoyado en
fechamientos relativos, proponen que durante el periodo Clásico temprano a Clásico tardío
se nota un notable incremento en el número de los sitios de la cuenca (lámina 3). Otros
proyectos que han revelado material teotihuacano en la cuenca de Cuitzeo son los de
Moguel Cos (1987), y Macías Goytia quien ha excavado dos sitios hasta la fecha: Tres
Cerritos (1997) y Huandacareo (1990). Sin embargo, De Vega y otros (1982) se refieren de
manera más sistemática a materiales teotihuacanos para el sitio de Santa María, y
especialmente la tesis de maestría de Manzanilla (1984) es el estudio más completo que
tenemos sobre la cerámica de la cuenca hasta la fecha. De hecho los fechamientos relativos
del sitio de Santa María se basan en la presencia de elementos intrusivos y precisamente
teotihuacanos. Nuestro trabajo de campo ha logrado determinar que la presencia
teotihuacana abarca una región bastante amplia alrededor del lago de Cuitzeo (Filini, 2004).
13La evidencia material que hemos reunido indica una homogeneidad cultural definitiva
que se basa en tipos cerámicos similares (sea utilitarios o "rituales"), herramientas y
excéntricos de lírica y obsidiana, así como elementos arquitectónicos. Sin embargo, hay
una diferenciación notable en lo que se refiere al tamaño de los sitios y al hecho de que
algunos sí interactuaban con la urbe de Teotihuacán y con el Bajío y otros no.
14La producción cerámica local incluye tipos utilitarios como cajetes y ollas monocromas,
apaxtles y platos, y policromos como el rojo sobre bayo, rojo sobre bayo con negativo,
blanco sobre rojo, negro inciso, rojo inciso, rojo y negro sobre naranja, y la cerámica al
secco (pos-cocción) o estucada. Por el interés que recientemente ha despertado este último
tipo cerámico (lámina 4), debido a su amplia distribución en el estado de Michoacán y en
contados casos del sur de Guanajuato, debemos remarcar el hecho de que es de
manufactura local; así lo demuestra el estudio de Análisis PIXE y de Difracción de rayos X,
realizado por Bucio y otros (en prensa), a pesar de que se confunde frecuentemente con la
cerámica al fresco de Teotihuacán. Molina Montes y Torres Montes publicaron en 1974 un
artículo sobre esta cerámica. Estudiaron 30 vasijas de este tipo de cerámica, procedentes del
municipio de Queréndaro y lo denominaron Estilo Queréndaro. Thomás Holien (1977: 54)
propuso otro nombre: el Estilo Cherán, basándose en el estudio de 17 vasijas de este tipo
procedentes de ese lugar, en el estado de Michoacán. Nuestro trabajo incluye gran número
de piezas de la colección del Museo del Estado, que proceden de Zinzimeo. Sin embargo,
las denominaciones Estilo Queréndaro, o al fresco o seudocloisonné, han persistido en la
literatura (véase por ejemplo Macías, 1989; Saint-Charles, 1996:150; Brambila y Velasco,
1988: 294 y Trejo 1977: 24).
15Lo que sí se relaciona con Teotihuacán son algunos motivos aislados de esta cerámica,
como el de la mariposa, el círculo solar, el símbolo o glifo del agua, el motivo del ojo, etc.
(lámina 5). Se trata de un tipo cerámico sumamente estandarizado en lo que se refiere a la
forma (cajete con base anular incipiente), los colores (rosa oscuro, amarillo y turquesa
verde) y los motivos se repiten pero en distintas configuraciones. La técnica de esta
cerámica es distinta del llamado seudocloisonné del occidente y consiste en la aplicación de
una capa roja-rosa sobre toda la superficie exterior de la vasija y en seguida se aplican los
colores amarillo y turquesa verde. Los motivos se ejecutan quitando partes de los colores
amarillo y turquesa y relevando la capa base roja-rosa (véase tambien Castillo 1969: 52).
La alta estandarización de este tipo indica que se destinaba a la elite. Van der Leeuw (1997:
29) sugiere que la estandarización en la producción cerámica con su concomitante variación
reducida puede atribuirse a la distancia social existente entre "clientes" y alfareros.
16En los sitios excavados en Cuitzeo, los cajetes estucados aparecen como ofrendas en las
tumbas, como por ejemplo en Huandacareo (Macías, 1990: 58), Tres Cerritos (Macías,
1997: 217- 227, 305-306) y Santa María (De Vega et ai., 1982). Junto con los artefactos
locales aparece un número de elementos importados de Teotihuacán o de estilo
teotihuacano, pero de manufactura local. La cerámica Anaranjado Delgado fue la de
comercio más importante de Teotihuacán y aparece en distintas regiones de Mesoamérica
como un indicador de ocupación o influencia teotihuacana (Krotser, 1987: 418; Rattray,
1998: 11; Rattray y Harbottle, 1992: 221). La distribución de esta cerámica en el occidente
incluye la Tierra Caliente, Colima, y los sitios de El Coporo, UR-97, y Santa María en
Guanajuato, y La Negreta en Querétaro (McBride, 1996, Brambila 1988: 223, Brambila y
Velasco, 1988: 294, Castañeda 1996:166, Saint Charles Zetina 1996: 145-146). La forma
más común es el cajete semiesférico con base anular sencillo o decorado con diseños,
incisiones, appliqué y motivos en "s". En la cuenca de Cuitzeo se han encontrado otras
formas, como la olla (única del sitio La Terla), y la olla antropomorfa de Tres Cerritos
(Macías, 1997). La distribución de esta cerámica en la cuenca de Cuitzeo incluye los sitios
La Terla, Álvaro Obregón, Tres Cerritos, Santa María, Araró, el Calvario, Taimeo,
Belissario Domínguez, Chehuayo, y El Pedrillo. Evelyn Rattray examinó una serie de
tiestos y propuso un fechamiento entre el periodo Clásico medio y el tardío (comunicación
personal, 1999). Debemos remarcar el hecho de que hay imitaciones locales como la olla
antropomorfa de Tres Cerritos, que Macías Goytia denomina "Anaranjado grueso alisado"
(Macías, 1997: 205) y algunos tiestos de superficie como demostraron los análisis PIXE y
de Difracción de rayos X (Filini, 2004: 44).
17Otro tipos locales cuya procedencia se atribuye a Teotihuacán son el café rojizo bruñido
inciso y el rojo sobre café inciso (lámina 6). El primer tipo se presenta en la forma de olla
con motivos incisos. A pesar de que este tipo se ve frecuentamente en Teotihuacán
(Séjourné, 1968: 57), Rattray (1987: 82) considera que su origen pueder ser diverso. Por
otra parte, el tipo rojo sobre café inciso se presenta en cajetes, ollas, vasijas trípodes. Los
motivos se pintan en color rojo y se delimitan por incisiones. En la cuenca de Cuitzeo
aparece en los sitios Tres Cerritos (Macías, 1997: 301, 391), Taimeo y Tiristarán. Este tipo
también se considera teotihuacano (Rattray 1987, Von Winning 1987); y González de la
Vara (1999: 76) nos informa que se presenta en el valle de Toluca. Sin embargo, un tipo
muy semejante pero menos elaborado aparece en sitios de la época Preclásica, como por
ejemplo Tlatilco y Tlapacoya en la cuenca de México, y El Opeño, Michoacán, donde -
según Oliveros- se puede fechar en 800 a.C. (comunicación personal, 2000). A pesar de que
se considera un tipo diagnóstico de Teotihuacán, no se ha registrado en otros sitios que
interactuaban con Teotihuacán, como por ejemplo, la región maya o zapoteca. Dada su gran
antigüedad en el occidente, más información en el futuro determinará posiblemente el
origen de este tipo.
18Una clase de cerámica donde se manifiesta la influencia teotihuacana son las figurillas.
Cabe mencionar que no existe todavía ningún estudio sistemático de la tradición de
figurillas de la cuenca de Cuitzeo. Oliveros (1989: 131) sugiere que las figurillas de
Queréndaro y Zinapécuaro tal vez tienen sus antecedentes en las figurillas encontradas en
El Opeño, que están hechas con un barro muy fino con alto contenido de caolín. Una
categoría de figurillas locales distinta es idéntica a la encontrada por Gómez Chávez en la
Estructura 19 en Teotihuacán (Gómez Chávez, 2002). Otras figurillas locales llevan el
quexquemitl de Teotihuacán, como por ejemplo en Huandacareo, Santa María, Tres
Cerritos y Queréndaro, y restos de pintura turquesa en la falda (lámina 7). A pesar de que la
indumentaria es típica teotihuacana, vemos que los ojos se ejecutaron en la manera local del
tipo de botón o diamante, con antecedentes en Chupícuaro y vinculado con la tradición
Queréndaro. En figurillas de Tres Cerritos, algunos rasgos como la cabeza y el tocado,
hechos con moldes, indican el conocimiento de un técnica alfarera mixta, lo que sucede en
Teotihuacán durante el Clásico medio (Macías, 1997). Anawalt (1981:89) nota que el
quexquemitl se asocia con personas de alto rango social, como puede observarse en la
Relación de Michoacán. Un número limitado de figurillas teotihuacanas de sexo masculino
lleva tocados elaborados (Xolalpan 340-450 d.C.) o aretes circulares, y se han documentado
en Santa María, Taimeo, Congotzio, La Bolita y Potrero de Enmedio (Pulido et al., 1995:
III: 151). La última clase de artefactos cerámicos relacionados con Teotihuacán es la de los
sellos con la representación de la Serpiente Emplumada y aves en perfil. Un sello con la
representación de la serpiente emplumada del sitio de Tres Cerritos (Macías, 1997:229) es
casi idéntico a dos sellos reportados por Field (1974: 25, figs. 44 y 27, fig. 47) para
Veracruz. Tláloc, posiblemente la deidad con más relevancia en Teotihuacán está poco
presente en Cuitzeo; se han recuperado discos de concha que simbolizan a esta deidad,
como por ejemplo en un entierro en Tres Cerritos (Macías, 1997: 352) y Álvaro Obregón.
19La influencia teotihuacana se manifiesta igualmente en la lírica en distintas categorías de
artefactos: máscaras, navajillas y orejeras de obsidiana verde, esculturas de piedra
volcánica, discos de pizarra, y vasijas de alabastro. En el estado de Michoacán se han
registrado máscaras sólo en cuatro casos: Loma Alta (colección de superficie, Arnauld et
al., 1993: 121, foto 15), Tiristarán (Museo del Estado, Michoacán), en el Museo Regional
de Michoacán (número de registro 10.83943; Colección Marbel), y Tres Cerritos. La
máscara de Tres Cerritos es la única que nos brinda información contextual: "esta pieza [de
alabastro verde] tiene todo el aspecto de las teotihuacanas, y su ubicación en la parte más
inaccesible de la tumba nos indica una temprana liga con las culturas del Altiplano de
México" (Macías, 1997: 197). Los discos de pirita o pizarra (por ejemplo, Ekholm, 1945)
son objetos frecuentemente asociados con entierros de hombres (posiblemente guerreros);
su diámetro mide entre 12 y 16 cm y presentan restos de un material amarillo que
posiblemente funcionó como adhesivo. En Álvaro Obregón hemos detectado tres discos,
dos de un material suave (posiblemente pizarra) y uno de pirita con una ave incisa (águila),
muy parecido a los motivos de avifauna en Teotihuacán (lámina 8). Para el sitio de
Huandacareo, Macías (1997: 358) menciona que son frecuentes y están asociados con
entierros primarios, en decúbito ventral, colocados sobre las vértebras lumbares (como en
los entierros del Templo de Quetzalcóatl, Teotihuacán). Otro disco con signos
teotihuacanos procede de Queréndaro (Piña Chán, sin fecha).
20Un número considerable de esculturas hechas en piedra volcánica demuestra algunos
motivos teotihuacanos, como el de Tláloc, el dios viejo Huehuetéotl y el ábaco
teotihuacano. En el Museo Regional de Morelia hay dos esculturas del dios viejo. En el
valle ubicado entre los municipios de Pén- jamo, Guanajuato y La Piedad, Michoacán, se
trabajan actualmente dos sitios donde los habitantes de las localidades cercanas han
encontrado tres esculturas con representaciones posiblemente de Tláloc (lámina 9).
Suponemos que se trata de marcadores del juego de pelota dado que en ambos lugares
existen canchas para este juego, y por la referencias de las personas que recogieron estas
piezas sabemos de su asociación con las canchas.
21Muy cerca de la población de Quirigüicharo en el municipio de Ecuandureo, Michoacán,
dentro de lo que hoy es un pequeño valle y antes fue laguna, localizamos diversos grabados
en rocas. Destaca un "marcador solar" formado por dos círculos concéntricos divididos en
cuadrantes (lámina 10). Las líneas y los círculos son trazos definidos por una serie
pequeños agujeros. Este marcador es similar a los que existen en Teotihuacán, sólo que en
este caso no es un elemento asociado a estructuras monumentales, por el contrario, es un
sitio aislado. Existen algunos grabados asociados, como un par de espirales complejas, y lo
que parece ser un segundo marcado inconcluso. Otra roca utilizada para la elaboración de
piezas de uso ritual es el alabastro, como las vasijas del Museo del Estado: borde almenado
y restos de pintura roja (tal vez cinabrio) y una vasija zoomorfa (tal vez un venado). Casi
idéntica a esta última es la vasija que ubicamos en el Museo del Instituto Nacional de
Antropología e Historia en Puebla, que en este caso también se considera como elemento
de interacción con Teotihuacán. Otros artefactos son la escultura de "tiza" de Santa María
y, según Miguel Ángel Trinidad (comunicación personal, 2000); algunas esculturas de este
material se han encontrado en Teotihuacán.
22Durante el Clásico medio, las navajillas de obsidiana verde junto con las vasijas del
Anaranjado Delgado fueron los artefactos de comercio de más relevancia. El valor de la
obsidiana verde como objeto diagnóstico de interacción entre Teotihuacán y varios sitios en
Mesoamérica, se atestigua por su presencia en varios sitios: en Altun Ha en Belice por
ejemplo, 245 excéntricos y 13 puntas habían sido depositados como ofrenda (Pendergast,
1971); mientras en Tikal, la obsidiana verde representa 1.6 % de un total de 457 artefactos,
y en Kaminaljuyu, 15 puntas, ocho navajas y un cuchillo se recuperaron de las tumbas de
las estructuras A y B (Spence, 1977: 295). Sin embargo, el estudio de los artefactos de
obsidiana verde presenta algunos problemas por la falta de datos estratigráficos. En el norte
de Michoacán sólo cuatro sitios proporcionan información contextual: Tres Cerritos,
Huandacareo, Santa María y, hacia el Occidente, Loma Alta. En Santa María de un total de
cinco trincheras y 39 pozos, sólo nueve presentan una estratigrafía confiable (De Vega et
al., 1982: 67). En Santa María se recuperaron siete navajillas de obsidiana verde y 20 de
obsidiana gris (López Wario, sin fecha: 10). En Tres Cerritos, dos navajillas prismáticas se
depositaron como parte de la ofrenda del Entierro 8 en la Plaza Norte, y 33 cuentas
circulares en la ofrenda dos de la misma plaza (Macías, 1997: 217). En Huandacareo,
navajillas prismáticas se recuperaron de los entierros de la Plataforma 1 y ninguna presenta
huellas de uso, lo que indica el rango alto del individuo (Macías, 1990:103). Además, las
navajillas encontradas en los entierros 62 y 63 fueron asociadas con cerámica teotihuacana
(Macías, 1990: 103). Es importante mencionar que dos orejeras tubulares -del mismo
material- con reborde en las orillas de 2 cm de diámetro y 2 cm de alto se recuperaron en el
Entierro 44 (Macías, 1990:109). En Loma Alta, de cuatro unidades de excavación, 85
fragmentos de navajas, o sea 92.4 %, fueron fabricados en obsidiana verde translucida,
mientras en la unidad S3 la obsidiana verde representa 95.5 % del total (Darras, 1993: 174).
Otros sitios donde se han encontrado navajillas prismáticas son: Tiristarán, El Pedrillo, El
Cenicero, Taimeo, La Bolita, Zinapécuaro, San Lucas, Álvaro Obregón; Pulido et al. (1995,
vol. 3) mencionan los sitios M-57 (Los Puercos), M-62 (Palma Mocha II) y M-94 (La
Plaza). Navajillas prismáticas de obsidiana verde asociadas con cerámica teotihuacana se
han reportado para los sitios de La Negreta, y aparentemente llegan "vía Teotihuacán"
(Saint-Charles, 1996: 150), mientras en el sitio Santa María del Refugio "la estructura A
presentó algunas navajas prismáticas en tono verde que provienen de las fuentes de
obsidiana explotadas por Teotihuacán" (Castañeda et al., 1996: 170). Además de navajillas
prismáticas verdes hay otros objetos, como el elemento en forma de "m" que se encuentra
en Teotihuacán, Tula, y Azcapotzalco, y sitios que interactuaban con Teotihuacán, como
Kaminaljuyú y Tikal. En Michoacán se han reportado para los sitios de Santa María, Lomas
del Valle (dos como ofrenda en el Entierro II) y Tres Cerritos (Plaza Central) (Macías,
1997: 369).
23Vemos por ende que la presencia de la obsidiana verde es bastante amplia a pesar de la
existencia de las minas de Ucareo-Zinapécuaro. Ciertamente tuvo un significativo ritual,
como se demuestra por los siguientes factores: 1) Se deposita en ofrendas mortuorias y 2)
Rara vez presentan huellas de uso. En el sitio de Loma Alta "numerosas navajas prismáticas
de color verde translucido asociadas al complejo funerario... fueron depositadas como
ofrendas en las sepulturas... y sólo 28.3 % (26 muestras) presenta microlascas" (Darras,
1993: 174). Tanto en los artefactos locales como en aquellos importados de Teotihuacán,
notamos la presencia de elementos iconográficos relacionados directamente con
Teotihuacán. Basándonos en los estudios de Kubler (1967), Caso (1959), Langley (1986) y
Von Winning (1987) hemos podido distinguir 22 elementos teotihuacanos que reflejan
varios aspectos del sistema simbólico de la gran urbe. Sin embargo, es muy ariesgado
asegurar que el lenguaje simbólico de dicho sistema haya tenido el mismo significado para
las poblaciones locales.
CONSIDERACIONES FINALES
24Entre tanto logramos juntar más información sobre los asentamientos alrededor del Lago
de Cuitzeo denominaremos la produccion material de esta región como Complejo Cuitzeo.
La evidencia de los sitios excavados (De Vega et al., 1982, Moguel Cos 1987, Macías 1990
y 1997, Pulido et al., 1996) en asociación con nuestro trabajo de campo indica que existe
una homogeneidad remarcable entre los varios sitios de la cuenca. Hemos observado que
los materiales teotihuacanos, a pesar de ser muy limitados, son de alta calidad y tienen una
distribución extensa pues que abarcan casi toda el área alrededor del lago. La información
contextual indica que los artefactos teotihuacanos formaron parte de ofrendas en entierros
de la elite (De Vega et al., 1982, Macías 1997). De suma importancia consideramos la
reproducción local de vasijas de Anaranjado Delgado. Aparentemente, este tipo cerámico
tuvo un alto valor, entre las elites regionales y por ende se reprodujo con materiales locales.
Es muy probable que los sitios en la cuenca de Cuitzeo desarrollaran relaciones con la elite
teotihuacana; la información disponible hasta la fecha indica que la cerámica Anaranjado
Delgado se ha encontrado exclusivamente como parte de las ofrendas de individuos de alto
rango social. Cuando no había acceso a los productos originales, la gente de Cuitzeo
imitaba esta cerámica con barro local. En cuanto a la naturaleza de la interacción entre la
cuenca de Cuitzeo y Teotihuacán vale mencionar los elementos del occidente que se han
recuperado en este último lugar. Gómez Chávez (2002) nos informa que materiales del
occidente se han encontrado en varios lugares de Teotihuacán, como por ejemplo en
entierros en Tetitla, La Ventilla b, en el complejo de los Glifos, Estructura 19 pero sin
establecer su origen más precisamente. La Estructura 19 en la sección N1W5 al oeste de la
ciudad, cerca del Barrio Zapoteco, reveló entierros con un tipo de "deformación mimética-
tabular erecta" que aparece en Loma Alta, Portrero de Guadalupe y Tingambato y en
ningún otro lado de Teotihuacán. Gómez Chávez (2002) considera que algún grupo de
emigrantes del occidente llegó alrededor de 300 d.C. y se aculturó rápidamente por la
sociedad dominante.
25En la cuenca de Cuitzeo, la adopción selectiva de formas cerámicas (por ejemplo
Anaranjado Delgado) y elementos iconográficos teotihuacanos (como los motivos de la
cerámica estucada) fue un proceso consciente que posiblemente se determinó por la índole
de la interacción. Es importante examinar dicha relación dentro de un marco comparativo
con el fin de registrar los materiales intercambiados, los agentes que participaban y
posiblemente la duración. Es cierto que la adopción de un corpus específico de motivos y
símbolos por diferentes regiones culturales es un proceso consciente de eclecticismo y
selección que se impone por factores económicos, políticos e ideológicos. En Michoacán la
presencia de Teotihuacán por medio de su cultura material se contrasta con la de otras
regiones que interactuaban con la urbe, como el área maya donde junto con cerámica
Anaranjado Delgado, navajillas de obsidiana verde, notamos estelas elaboradas con
personajes de parafernalía típica teotihuacana. Sabemos que en Kaminaljuyú, por ejemplo,
hay otra clase de artefactos teotihuacanos diferentes a los que hay en Monte Albán. Lo que
falta es contextualizar toda la información disponible. Otro ejemplo es el sitio de
Matacapan, Veracruz, donde se presenta gran número de figurillas teotihuacanas, mientras
en Kaminaljuyú su presencia es nula. Parece que cada relación con Teotihuacán fue muy
especial, con distintos contenido y asociaciones. Todo esto indica que los objetos en cada
región y en cada contexto adquieren un significado especial y se pueden definir como
receptores dentro de un sistema dinámico social y cognitivo que define el papel de los
artefactos.
Lámina 1. Distribución de sitios ar queológicos en el Bajío
Aumentar Original (jpeg, 780k)
Dibujado a partir de la carta topográfica F14-101:250 000 del INEGI. Información: Efraín
Cárdenas.
Lámina 2. Distribución de sitios arqueológicos en Guanajuato con arquitectura de patio
hundido en el Bajío
Aumentar Original (jpeg, 374k)
3. Mapa de sitios en la cuenca de Cuitzeo
Aumentar Original (jpeg, 898k)
4. Cerámica estucada o al secco (sin procedencia, Cuenca de Cuitzeo).
Aumentar Original (jpeg, 119k)
5. Motivosde la cerámica estucada (Museo de Acámbaro, Guanajuato).
Aumentar Original (jpeg, 324k)
6. Grupo cerámico de procedencia sin definir: desde Teotihuacán o local. Rojo sobre café
inciso, olla café rojizo inciso.
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7. Figurillas relacionadas con Teotihuacán.
Aumentar Original (jpeg, 183k)
8. Disco de pizarra/pirita.
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9. Marcador del juego de pelota, Cerro de los Chichimecas.
Aumentar Original (jpeg, 207k)
10. Ma rcador solar de Quiringüicharo.
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Notas
1 El Colegio de Michoacán.
2 El Colegio de Michoacán, Centro INAH Michoacán.
3 El trabajo que ahora presentamos es producto de la dedicación individual de cada uno de
nosotros y de un esfuerzo común por integrar y analizar los resultados obtenidos.
Reconocemos que no deja de ser un esfuerzo desigual entre el tipo de información reunido,
es decir, mientras que Cuitzeo carece de un reconocimiento minucioso en superficie, cuenta
con importantes exploraciones en diferentes sitios; en el Bajío, en cambio, se han efectuado
múltiples proyectos de área y pocas excavaciones.
Índice de ilustraciones
Título Lámina 1. Distribución de sitios ar queológicos en el Bajío
Leyenda Dibujado a partir de la carta topográfica F14-101:250 000 del INEGI.
Información: Efraín Cárdenas.
URL http://books.openedition.org/cemca/docannexe/image/1056/img-1.jpg
Archivo image/jpeg, 780k
Título Lámina 2. Distribución de sitios arqueológicos en Guanajuato con
arquitectura de patio hundido en el Bajío
URL http://books.openedition.org/cemca/docannexe/image/1056/img-2.jpg
Archivo image/jpeg, 374k
Título 3. Mapa de sitios en la cuenca de Cuitzeo
URL http://books.openedition.org/cemca/docannexe/image/1056/img-3.jpg
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Título 4. Cerámica estucada o al secco (sin procedencia, Cuenca de Cuitzeo).
URL http://books.openedition.org/cemca/docannexe/image/1056/img-4.jpg
Archivo image/jpeg, 119k
Título 5. Motivosde la cerámica estucada (Museo de Acámbaro, Guanajuato).
Leyenda 6. Grupo cerámico de procedencia sin definir: desde Teotihuacán o
local. Rojo sobre café inciso, olla café rojizo inciso.
URL http://books.openedition.org/cemca/docannexe/image/1056/img-5.jpg
Archivo image/jpeg, 324k
Leyenda 7. Figurillas relacionadas con Teotihuacán.
URL http://books.openedition.org/cemca/docannexe/image/1056/img-6.jpg
Archivo image/jpeg, 132k
Leyenda 8. Disco de pizarra/pirita.
URL http://books.openedition.org/cemca/docannexe/image/1056/img-7.jpg
Archivo image/jpeg, 183k
Leyenda 9. Marcador del juego de pelota, Cerro de los Chichimecas.
URL http://books.openedition.org/cemca/docannexe/image/1056/img-8.jpg
Archivo image/jpeg, 226k
Leyenda 10. Ma rcador solar de Quiringüicharo.
URL http://books.openedition.org/cemca/docannexe/image/1056/img-9.jpg
Archivo image/jpeg, 207k
Autores Agapi Filini
Efraín Cárdenas García