7/25/2019 El Otro Gallo
1/33
JORGE
UAREZ
EL
OTROGALLO
Tercera dicin
H. MUNICIPALIDAD
DECOCHABAMBA
LOSAMIGOS
DELLIBRO
1990
7/25/2019 El Otro Gallo
2/33
1990
JorgeSuarez
Registro
e a Propiedad
ntelectual
D.
L.
4-1-562-90
1990
Editorial
LOS
AMIGOS
DEL LIBRO'
Todos os
Derechosesgrvados
La Paz,Casilla
241
Cochabamba,
asilla
50
Estudio
ritico
Erase
na
vez...
El
OtroGallo"
LuisH. Antezana
.
lmpreso
nBolivia
Printed
n Bolivia
Editores:
LosAmigos
elLibro
H.
Municipalidad
eCochabamba
lmpresores:
mpresiones
oligraf
El
aiairsIo s
oar
y
Iaexpuenca
eensea
que lhombreue ioe uea
Io que es,
hastaeI despertar.
Caldcrn
de Ia Barca
)
)
)
)
)
l
)
,)
CENTRO
E
DC(:i.rrvill
,r'1C
i;'i
iir irllii
Y
LIIERiJi.r,
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,i ) .'i;: liChiir\
-,:
---;.-
7/25/2019 El Otro Gallo
3/33
)
Desde
u
ejanos
iempos
os aj ibos
estn
h,
uajadose
lor, lumbrando
asel-
va?
Sin os
oiosde
la ilusin,
os ajibos o
seran iferentes
e
los
otros
rboles.
ues,
cuando on
carmes,rasladan
l cielo,
ara
que osantos iren,a sangre e unadon-
cella
que
muri
bajo sus
ramas, iolada
asesinada
or
uncarabinero.
sondorados,
advierten
ue
el
oro
de os
icos
e escapar
un da de las
cachas
egras onde e es-
conde,
otos
us
candados
or
asmanos
el
misterio.
ajibos ay
de todos
os colores,
segn
el color
que
los macheteros
an
soandol abrira senda. i la, omoosbo-
netes
e
losobispos,
araque
Dios
nos ibre
de ellos. ambin
ay,
ijoel
Bandido,ajibos
negros:
on
as suegras
ue
se
mueren e
pasmo
uando eenteranel
apto e sus
hi-
jas.
Esos
ajibos
lo
pueden
er
vistos
or
quienes
ometieron
aldao.
lvio
uno
uan-
7/25/2019 El Otro Gallo
4/33
oo
se
do la
+^
la .
fug
con a Botn.
dejde
verlo
uan-
Botn
e
ug,ms
arde, on el dent is-
Pasa
o mismo
on
a
tertul ia. usasun-
tos, omo
os
ajibos,
stn scondidosesde
tiempos
in
ondo
n
a maraa
e
las
pala-
bras.El macheteroueabreunasenda abe
que
su macheteo
est onduciendoun aji-
bo;
pero
gnora n
qu
momento
l azar
e a
bsquedae abrira
puerta
elmlagro.
n a
conversacinaba
ue
abrirse
as
a travs
de
as
palabras
omo travs el monte,
as-
ta
que
de
la
rutinaria aleza
urgiera n te-
ma,
comouna agarti ja
ugaz
ue
uego, on
otraspalabras,odaransformarsen unsi -
lencioso
uma
deslizndosen la
oscuridad
de a
selva en
una
ugiente
oaenroscada
eneltronco
eunrbol.
Porque
a
vida,
i jo l
Bandido,
st
echa
de
maginaciones.
Y las maginaciones,
echarla.
Viva
charla s el entreveroe los ordos,
los pjarosmschismososel monte. on
tancharladoresos oros
ue
se
roban,
in
pa-
gar
derechoe autor,odos
os
sonidos e
a
selva.
harlaambin
l
parloteo
e los
mo-
nos
cuando scandalizana fronda l exaltar
sin
recato, hasta
on
obscenos
estos,
a
inocencia
e
los rutos.
ronca harla l
es-
a
truendo
e
los relmpagos,l conjeturar
os
horizontes
a
oroximidad
e
la
tormenta.
l
entremezclado
olorde
los
crepsculos,
n
los
miteselcielo on
a
ierra,
scharla
n-
tre
Dios el
Diablo.
de todas
estas osas,
dijoel
Bandido,st
hecha a vida.Como
a
muerte, aba uesentir lossuchas,undi-
dosen
a nmensidad,
estejando
n
su
dio-
ma,
on
gritos uepara
llos on
bilo
para
nosotros spanto,
a
podredumbre
e
los
ca-
dveres.
Puestos
a
rente la mesa
escanciada
sinmayor eremoniaaprimeraonda eculi-
pi,
cualquier
rase
dicha
al azar
serva
ara
entretejer
os
hilosde
la
tarde, nlazarlos
ri-
vialmenteon
a
nminenciae
a noche
,
a
veces,
rolongar
u extura
asta l alba.
-Al llegar la Cabaa,
o vide
a
su caba-
llo amoneandoos
cercos.
-Pasto
ingls,
on
Carmelo. epausted
quemicaballosnoble.
-Ser
que
en a oscuranao
e v la no-
bleza.
Y ascomo
ugando,
omo
ntercambian-
do vejigas e color,
orque
a vidaes eso,ba-
nal
cotorreouya
magia o
estsimplemente
en las
palabras,
ino
en el modo n
que
se
)
7/25/2019 El Otro Gallo
5/33
)
)
las
dice,y
cuanto
ms
e alejan
e
a
reali-
dad
y
ms
se
aproximan
la
lusin
dquie-
ren ms
sentido-, comenzabaa
tertulia.
Benicia
e dejaba rrastrarcilmente
or
el
falaz
mbrujo. on
Carmelo,
endular
bur-
ln,
emova
n osdosmbitos,
cicateando
laelocuenciaelBandido. lprofesorauce-
do,
uicioso
ultranza,aminaba
obreun
slidoerreno
e
realidades,
ero
de
realida-
des
mpregnadas
e
fantasa;
al erael
precio
que
deba
agar
merecidamente
or
su ozu-
dez azonante.
-He sabido
ue
al
pasto
ngls e lo
debe
egar
mucho.
Acotaba,orejemplo,onsolemnenge-
nuidad.
-Con
whisky,
rofesor,
on
whisky.- Le
responda
nel
acto l
Bandido.
El
secreto
staba n cmoarribar,asual-
mente,
l momento
n
que
el
Bandido,
or
el
azar e
a
pltica,
evelaba
usegunda
denti-
dad:
-Palabrade LuisPadilla -Sola xcla-
mar,
xtendiendo
a
mano erecha.
-Luis
Padil la
ibauti,
l Bandido e
la
Sierra
egra?
Preguntaba onCarmelo,
in-
giendo
orpresa.
-El
mismo
ue
viste
y
clza: uisPadilla
10
Sibauti,
l
Bandido
e
la SierraNegra - Le
respondal
Bandido.
Y
ennumeraba
continuacin,
ecitando,
sus emibles
tributos:
Pistoln,
ara
os
atrevidos
_
Pual,
or
si
me
pica
a
espalda
Sombrerito,arasaludar laspeladas
de
quince
Flameador
auelito,ara
que
nadie
e
hagalusiones
onmigo
Las
Botas eGiusseppel
Un
aballo
lanco adems
eViena
Y
un
reloj
Omega
para
saber,
exacta-
mente,
qu
horamato ncarabinero
Los
dos
hombres,
uestos
e
pie,
se
da-
banuncaluroso
pretn e
manos
el
Bandi-
do
poda
ontar
u
historia.
Al ventear
lculipi, eniciaaba
ecorda-
do esa
maana
l modo
en
que
el
Bandido
traa
a conversacin
sus errenos;
a olm-
picadesfachatezonque,a veces, e toma-
ba el
culipi
del
profesor
aucedo
la
forma
sutil on
que
ntrodujo,esde l
primer
a,
a
cuestin
e
oscarabineros,
omo
quien
rata
de un asunto
amiliar no necesita
erderse
en detalles.
provechando
na
pausa
eldi-
11
7/25/2019 El Otro Gallo
6/33
logo,
e
persign
isteriosamente
lanz
s-
ta
pregunta:
-Ser
que
ienen lma?
-Quines?
Cay
en
la
trampa
on
Carmelo.
-Los carabineros.
-Los carabineros?
-Los
carabineros
El
profesor
Saucedo, uyas
sabiduras
contaban
asi
siemore on la credulidad
e
Benicia,
ostuvo
ue
s
que
odos os mor-
tales, nclusiveos
carabineros,
enan lma
que
as
almas, egn as
circunstancias
e
a
muerte,
odan
rseal
cielo
al inf ierno.
,
cuandoos prjimosenan iempo e arre-
pentirse
de sus
pecados.
Y oo,
cuando
moran,
or
ejemplo,emalamuerte.
Yo
creo
ue
ste, retom
el
Bandido
l
hi lo
e
a
conversacin-
e uederechinoo
l
inf ierno:
Del ondo elmonte esint ilegar, nun-
ciado
por
el crujimiento
e sus
ruedas,
l ca-
rretn
e uncamba.
e
pronto,
ncarabinero,
que
se
haba
escondidontre os matorrales
de
a
playa
elPira,
alt l
medio
e asen-
da,
pito
en boca.
12
"Soooo... .
oooo... .".etuvo l camba
a
marcha e
su carretn.
El carabineroevis
el
carretn omo
si
se
huberaratado e un
eep.
Tal
si
hubieran
sido
renos,es mir
a
los
bueyes
as
pezu-
as.Ponder
on
distradatencin l carga-
mentode guineosque repletabaa carroza.
Tom
debida uentadel
yugo
de
la
yunta.
Acabadaa inspeccin,
olela
en mano,
e
exigi
l camba
a
placa
el
carretn el
per
miso
ara
onducirlo.
-{iga,-
le
respondi
achazudamente
el
campesino,
mis
bueyes
no funcionan
con
gasolina.
Y comoel carabinerontent ecomisarle
los
guineos,
l
pobre
amba
no
uvoms
e-
medio
ue
matarlo.
-'Y
quin
era
ese
camba?
Pregunt
don
Carmelo,ntrandoneljuego.
-Quin
iba
a ser, un servidor e usted,
LuisPadilla
ibauti,
l
Bandido
e
la Sierra
Negra.
Que se disfraz se da, de carretero,pues a
ena eferenciase osabusos el
i-
nado no
hizo tra osa
que
mponer
usticia.
En la i lusin
abe odo,
menosesas
tristes
erdades
ue
arrastramos
or
a vida
l{ l
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7/33
como
mplacables
ombras.
s,
al
profesor
Saucedo,
pesar
e estar
h
vigi lndole
a
y
noche, o
se lq mencionaba
a
soledad e
su hija.Ni
a don
Carmelo
us
relaciones
on
la
Palmarea.
i
a
Benicia
u
pasado.
i
al
Bandido,
inalmente,
os
desvelos
esumadre,
la gelatinerael mercado. , muchomenos,
la
cuestin
e su
padre.
-Quin
pare
los
duendes?
Pregunt,
ierta oche,
l
Bandido.
El
profesor
aucedo,
ue
haba
eredado
de su ofico
e maestro
nasevera
ujecin
l
texto
muerto
e los
ibros,
eg
implemente
su
existencia,
ero
ue
al el testimonio
ue
aport Benicia obre la veracidad e los
duendes,
al
puntoque
esa misma
emana
un duendee
haba
olo
una
inaja-,
que
hubo
de
retirar
us
reparos.
Don
Carmelo,
que
esanoche
eba ontinuar
iaje
a su
es-
tancia, o
se
atrevi
sembrar
udas
obre l
tema,
emerosoal
vez
de
que
en
esas olita-
rias
tenebrosasendas,
lo ransitadas
or
j inetes yuntas,eencontraraonuno.
-La oscuridad
are
a
los
duendes-.
Se
respondis mismo
l
Bandido.
Al crecer
a
alborada,
ue
filtrabaulgu-
rantes
iles
or
el
entramado
el
echo, o-
14
brevena
a fiestacoral,ese
parlachn
s-
truendo
de
pjarosque
anunciaba,
ada
maana,
a reaparicinel
Bandido. in el
Bandido,
a
Cabaa,
u cabaa,
ens
Beni-
cia,
no
sera iferente
e cualquiertra
choza
de
motac: n
punto
scuro el
planeta,
na
brizna eluniverso.
Lamujer enteabal culipi.
Dejaba horrear
a mezcladesde
o
alto
de un
cucharn soaba n
las alasde
los
ngeles, ntretejidas
n el bastidor
el cielo
comoun urup
e oro,
para
ernir
ascatara-
tas del
Paraso dejar
que
a lluvia escen-
dieraa
la
tierraen
largos frescos
ilos
que
se reagrupabanespus n la profundidad
del aljibe.
La lluvia,
ue
venidadel cielo
y
trasegada
l aljibe
por
el doblealar
db
su
cabaa,
ue
vertida
n un acho
y profanada
con
alcohol, e
haba
convertido
n culipi.
Benicia,
utora el sacrilegio,
ensaba
n el
Bandido en el misterio el culipi,
onde e
mezclaban
or
gual
a
santidad e
Dios la
perversidadel Diablo, ue suba u alcohol
a travs e
os
caaverales,
iempre
uriosos,
alzando l cielo
os agresivosables
e sus
hojas alargando,
or
as
profundidades
e
la tierra
hacia
el
infierno, edientas
aicillas
que
se empapaban
e
la
saliva
e Satans.
Por eso,una
vez hecha a mezcla,
mitad
15
7/25/2019 El Otro Gallo
8/33
mitad,
on
agua
alcohol,
aba
ue
ncen-
diarla
con un fsforo
dejar
que
el mal
esprituelDiablo
e consumiera
n
a
breve
y
voraz
lamarada
ue
saltaba
el
acho.
Apagado
l fuego,Benicia
ejaba ho-
rrear
l culipi
esde o
altodelcucharn le
aada,inalmente,nchorrito eamargo n-
gostura,
ara
que
se
le
borrara
el odo
cual-
quier
mala eferencia
ue
e hubiera
uedado
desuantigua
eputacin.
Por
a
tarde, las
cuatro, e abra a
Ca-
baa.
A esahora, omo espondiendoun mis-
mo
aviso,
umorosos
njambres
e
mosqui-
tos,
que
se haban eplegado
l fresco
mpa-
ro
de
os
cercos, alan
tra
ez
de
ronda
el
profesor
aucedo pareca n
el sombreado
portn
e su casa.Benicia,
lantada
n medio
de a calle,miraba
n direccin
elcineVic-
toria
or
donde
e aproximaba,ando uelta
laesquina,l Bandido.asi l mismoiempoirrumpa,esde l tal ler e la Palmarea,a
veloz
mnimaocomotora
e unamquina
decoser.
Y
empezabaa arsa:
-Buenas,
Bandido.
-Buenas,Benicia.
tb
17
-Yo
me dije, cuando
o vea
venir
Por
esos
orcones,i
sera sted
quin
era.
-Eso es
porque
e anda
allando
a visin
y
no
puede
er
mis
pistolones,
hispeando
con
este olazo.
-Sus
pistolones
o,Bandido,
eropuedo
escuchar
usdisparos.
-Y a cada
isparo.
-
Un
carabinero
uerto
Actoseguido,
l
Bandido e acomodaba
el
ipijapa,
onindolo
e
lado;a
la
paname-
a, como
soladecir.
Luego, on
estudiado
gesto,
acaba
lucir u
pauelito.
e
un
rpi-
do vistazoal sesgode sus botas omaba
cuenta
e
sus
puales, ues
de,
sus
pisto-
lones, iempre
l
cinto,
no
necesitabaui -
darse:
ams
adie e
hubiera trevido
to-
carlos,
i siquiera
mirarlos. onsultaba,
or
ltlmo,
u
nvisible
eloj
Omega,
mientras
ue
sucaballo,
esoplante
nervioso,aba ontra
losverdes ercos
a
sensacin
e
un brocha-
zo blanco, sbiende unanube uehubiera
descendido
obre
a calle
y que
quisiera ar-
tir,
ya,
en
pos
de
ms arabineros.
Ahestaba
l
Bandido,
untual,
omo o-
dos
los das,
y
Beniciacon una
ingrata
misin:
xpresarle
l enojo
de don
Carmelo
por
su atrevimiento
e
la
ltima
oche, uan-
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9/33
docontahistoria
e a
Palmarea.
Para
l Bandido,enicia
raaquella
ela-
dinga
ue
conoci,
e dijera
ue
ayer
mismo,
en
a
Plaza
e
SantaCruz.
Y
el Bandido
ara
Benicia,n su i lusionada emoria e hoy,
aquel
emible
andolero
ue
se le
acerc n
da
y
le dijo:
Pens
ue
eran
mariposasre-
sultaroner
lores",
efirindose
l estampado
de su alda.
Es
cierto
que,
a
partir
de
algunos atos,
como
arolillos
e
papel
obreun
patio
lumi-
nado,
e
poda
econstruir
n distante sce-nario,uya lave inal, isimuladanel ol laje
de un
cupescorpulento,
staba
en tres o
cuatro
arlantes
ue
realzaban
legremente
cada
anochecer.e
aquel iempo, irase
ue
de
bulliciosoerroche,
e
llegaba
otro,
de
taciturna ordidez,
con esteras
desenrro-
llndose
obre a
apisonada
ierra e un cuar-
to en a Mquina ieja, a sinmsica i sor-,
presas.
s
posible
ue
entonces,l
Bandido
Benicia,
omo
entre
os
pasadizos
e un arra-
sado aberinto,
ubieran
enido
lgn ncuen-
tro.Sinembargo,
ada
unosigui aminando
por
su
propia
alle,
asta
ue
undacuaiqui-
1B
ra, vencida
or
a
gordura por
osaos,
a
mujer
lav
uatro
alos
en un
lotebaldo
levant
a
Cabaa.
Si a estos
atos e aaden
os
quepudie-
ran corresponder,
n agudo ontraste, un
lujoso
atio
e cermica rasileaon
mesas
de cristal sillones e mimbre;ms,en otro
mbilo,una montona
izarra
epitindose,
ao
rasao,con as mismas
alabras
los
mismos meros,
e concluye
ue
entre on
Carmelo
el
profesor
aucedo,
os
otros os
contertulios
e
a
Cabaa,ampoco
uboms
nexo
ue
aquel
ue
de
mproviso
urge
n as
calles e Santa
Cruz
y
hace
que
dos
desco-
nocidos'se
aluden
ortsmente,
in
que
este
saludo ignifiquetracosaqueqso:un acto
de la tradicin,navieja
costumbre
ue
em-
pez
a
perderse
uando
l
camino
sfaltado
irrumpi
esdeCochabamba
comenz
construirsel
Ingenio zucareroeGuabir.
Cuando enicia, acheten
mano,
leg
al
lotedondeerigi u Cabaa
empez
desmontarlo;
uando
lav, on
a ayuda e
un mozo, uatroargos untalesestinadosl
techo
y
trenz encaos
para
embarrar a-
biques;
uando l motac
isti
os ijerales
del
doble alar
y,
tras
el vano de
la
puerta
donde
olg na
estera,nstal na
mesa
on
dosbancos,
evant,
in saberlo, l
santuaro
19
7/25/2019 El Otro Gallo
10/33
que
habra e acogerms
arde l
Bandido.
Sin embargo,
l
primero
n
llegar la
Cabaa,
ue
el
profesor
aucedo,
ue
viva
en
rente,
n
a
nica asa
ue
ostentaba,n
ese ramo e lacalle, nsombreadoorredor
con
horcones
e cuchi. a solteronaija
del
profesor,ue
observos
afanes e
Benicia,
tuvoun mal
presentimiento.
Esa
mujer, e
dijo,
puede
atrapar mi
padre",
o
cual
en
efecto, ucedi. o
atrap,
ero
no
del modo
quepresumi
a
hija,
ino implemente
or
el
gaznate.
ada arde,al
salirde sus ragoro-
sas siestas, l profesor aucedo e iba de
gira or
os
bares el
contorno.
on
a naugu-
racin
e
a
Cabaa,lculipi
leg
la
puerta
oe
sucasa.
Cansado e
correrdadossobre os ta-
petes
elClubSocial, onCarmelo
e
ba
de
regreso su estancia,l lento aso e su ca-
balgadura.ntesde
abandonar
a
ciudad, e
detena
eligiosamente
n el tal ler e la Pal-
marea,
uyamquina e coser
ejaba n-
tonces e atronara
calle.
Mientras
onCar-
melo
haca
o
suyo,su caballo
merendaba
con ilosficaranquilidad
os alos
astos ue
20
crecan
unto
a
los
cercos.
l ote
de
Benicia
presentaba
l ojodelanimal n apetitoso
er-
dor.
Y
allse
encamin,e bocado n boca-
do, raspuso
lcerco se
ntern
n
a hierba.
Al
salir
del taller,don Carmelo
e
encontr
con
Benicia
ue
o estaba sperando,razos
en arras, onriente.
-Tranquilo,
don
Este.Ah
estsu
caba-
llo.-
Seal
l ote.
Don
Carmelo e
sacelsombrero.
-Ser
que
el
pasto
s
gratis.
epausted
que
a esecaballo
me o cobr
or
deudas e
uncamba
caro.
-Y
yo que pensabaquedrmelo
por
cuenta elculipi uesevaa tomar sted ho-
ra mismo:
para
eponeruezas
Etltmon
legar la
Cabaa
ue
el
Ban-
dido.
El
da
que
o hizo,
segn
su
maginaria
versin el acontecimiento-
staba n Santa
Cruzde incgnito,ues oscarabineros,ue
haban
lfateado
u rilla,
e
obligaron
des-
prenderse
e sus abigarrados
tuendos e
vestir sus efectos e
matar.
Redujo,
simis-
mo,
sus
voladores
ostachos,
la
prudente
dimensin
e un bgote omn
asumi u
21
7/25/2019 El Otro Gallo
11/33
personalidad
e Luis
Padil la
ibauti.
e fue,
como rasu costumbre,l cine
Victoria. ren-
te a
la boletera,e asalt l igre
de
Ia
sed.Y
entredepartir on Jorge
Negrete,on
o mu-
cho
que
e
gustaban
os
corridos
exicanos,
tomarsenculipi, edecidi
or
elculipi.
Segn
a estricta
erdad
e
oshechos,
l
Bandido,ueviva la vuelta elCineVicto-
ria,
en
la
calleSucre, ali
en
verdad
e su
casa ondireccinl cine;consult
acartele-
ra
que
anunciabafectivamente
Jorge
Ne-
grete,
e
acerc la boletera,
eti a mano
al bolsillo
y
no
compr l boleto
etrs
e
la
ventanillastaba l
Administrador
elcine,
u
mortal
nemigo esde
os ejanosmiedos
ue
abrogaronu infancia asta a secretaebe-
l in
que
haba
ramado,
i lenciosamente,n-
tre
pelculapelcula.
ara
ue
el
guin
uese
completo
su
vengadorarrupcin
n
los
escenarios
e la
vida
uviera ambin
lgn
sentido,
izodel sujeto
a representacinel
mal,
uesto ue
l encarnaba,
egn uscon-
veniencias,l bien.
Autntca ulpablede sus malas rela-
ciones
onel Administradorelcine
ue,en a
realidad e los hechos, na
mariposa
octur-
na
que
se col sin
pagar
boleto
or
as
co-
rrodas
mallas
de
alambre
ue
rodeaban
a
sala se
pos,
nelteln,
obre nojde
Li-
22
modales, vanzara aciael pblicoparaa_
gradecer
os
aplausos:
Cmo
saber
sobre
mente,
ul
era
el verdaderol
vencera,
ino
porque
us relaciones
on
el
Administrador
el
cine
estaban
otas
desde
yucho
tempo
atrs.
Merode
argo
rato
frente
a las
carteleras,
izo
como
si eituviera
Debe
advertirse
ue
Benicia
no
recibi
con
agrado,
n
el
primer
momento,
a legada
)
,)
23
7/25/2019 El Otro Gallo
12/33
del
Bandido.
io
dibujarse,l rasluz e a
es-
terilla
ue
oficiaba e
puerta,
n rostro aga-
mente
onocido. uando
l tal
rostro
clar
sus
rasgos,
istantes ecuerdos,
upuesta-
mente
epultados
or
el iempo,egresaron
su memoria
sinti
ue
su
ntimidad
altaba
en aicos. anohaba idosu esfuerzoor
representar,
nte a ingenua iscrecin
el
profesor
aucedo
la indiferente
aballerosi-
dadde donCarmelo,u nuevo ol
de
propie-
tariade
un bar: a
Cabaa, onstruidantre
Ias
dos
opuestas
egiones
ue
conformaron
su
existencia.quella,on aroli l lose
papel
sobre
n
patio
nladrillado
parlantes
scon-
didosen el areo ollaje e un cupes ue,
adems,
gase a verdad,
ena
por
objeto
disimular
a
oresencia
e los
cuartos n
f i la
del
burdel,
esta
otra,
espejada
machete
erigida n cuatro
palosque
sostenan n
abanico e ijerales
evestidos
e
motac.
Sin embargo,l bandido,
l entrar
n la
Cabaa, izocomosi
no a
conociera. co-
mosi alguna ezcompaieronlgo, sealgo
fue
an
simole omo n
rato
e sol omado n
el banco
e una
plaza.
-Me
parece,
le dijo-
queyo
la
conoz-
co a usted.
Me
parece
ue
a vi
en
a Plaza
l
otrodaconuna
pollera
loreada.
Este, u inslito aludo.
Benicia,ecor-
dando
a
referencia
l
primer
ncuentro
ue
tuvo
con
el
bandido,
olt
una
cristalina
r-
cajada.
-Y cundo
ue
eso,
Bandido?
-Cuando
usted
era
azalala
n
el Arca
de
No.
Cuando
l
Banddo
ala
de
su
casa.
o
haca
omo
Lus
Padilla
ibauti,
tal
el
tes-
timonio ue
hubieran
odido
ar
entonces
os
resignados
jos
de
su
madre,
ero
algirar
ha-
cia
a
calle
Quijarro,
rente
las
cartelras
el
CneVictoria,
e
ransformaba
n Bandido,
tal,asimismo,l asombradoestimonioe os
ojos
de Benica.
u ransformacin
n
bando-
lero,
ntre
ste
punto
otro
de a
calle,
o
de-
jaba
sin
embargo,
ezagada
n el
olvido,
u
personalidad
e
Luis
padilla.
No,
porque
n
cualquier
omento,
i
as o
requeran
as
cir-
cunstancias,
egresaba
ser
en
el
acto,
por
el
simple
mandato
e
su voluntad
oor el
triste mperio e las realidades,uispadilla
Sibauti.
Como
a vez
aquella
n
que
se fue
al Ro
Grande.
ali
de
Santa
Cruz,
Bandido,
on
todo
el
esplendor
e sus
atuendos,
en la
7/25/2019 El Otro Gallo
13/33
primera
ornada
e
fragoroso
alopar,
ah
va ,
para ue
se
defendiera
e un igre
ue
e
estaba
mermando
us
ganados,
n
pistoln
de obsequio
su compadre
Matas.
Al si-
guiente
a,deposit
u
segundo
istoln
n
manos e un
estanciero
ue
uvo
a desgracia
de casara su hija,por los chismes e la
gente,
on
un oficial
e
polica,
ara
ue
arre-
glara
honorablemente
a
vergenza
se
qui-
tara
la
vida.
Mejor
n
tuvieron
us
puales
que
ueron
reemplazar
osviejos
uchil los
de una
pobre
mujer
ue
se
ganaba
l
susten-
to cocinando
ocro
para
os
peones
e una
barraca.
isu
ipijapa
cuatoriano
un
pela-
dingo ecolectore algodn,
araque
se cu-
briera
e
las nsolaciones., para alvarle e
la
muerte
n el
mismo
momenton
que
e
haba
icado
na
vbora ascabel,
e entreg
sucaballo
un camba
machetero,
l cual
par-
tial
galope
n
busca
e
antdoto.
Sali
e
Santa
Cruz,
Bandido,
llega
la
ori l la
el
RoGrande,
uis
Padil la,ambrien-
to, descalzo
con
el
tigre
de
la
sed
encara-
madoen su garganta. oscarabineros,eti-
dos
en
zanjas,
prestos os
ndices
en
los
gatillos
e sus
metralletas,
o
estaban
spe-
rando.
nte
a fatal
encrucijada,
ue pareca
anunciar
l
fin
de
sus
malandanzas,
ens
n
su
madre.
Madre",
omo
ola
nombrarla,
e
o
un modo
universal,
en
su
padre;
'padre"
que
desdeas
roneras
el
cielo
a
desenfun-
daba
un rifle
ara
acudir
n
su auxilio,
uando
descubri
Madre
anta
que
habra
rezaoo
por
l )
un rondoso
rboln.
Era
esearboln,
ijo
el Bandido
n su re-
lato, omo elporte e aCatedral. eunsal-
to,con a vertiginosa
apidez
e
un
puma,
e-
sapareci
ntre
sus ramas.
Se
preguntaban
despus
os
desconcertados
erdes,
ando
vueltas
l rbol,
ue
dnde
e habra
metido.
Y 1,
n
silencio,
olgado
e una rama
omo
un
perezoso,
ontemplaba
a
escena.
El Ban-
dido
gan,
sntmetro
centmetro,
a
punta
del
rbl
y
escrut
l
cieto.Vi'pasar, is-tante, n avin hundirsel solen un marde
fuego.
Los
carabineros
o
tenan
prisa.
Levanta-
ron
al
pie
del
rbol
un campamento
se
pu-
sieron
esperar.
Qu
noche,
on
un cielo
que
engastaba,
entre
utilantes
strellas,
a romntica
una
el
vals,
el Bandido
in
guitarra
e
acord
e
la Botn. Eratan linda, {eca de ella,-
que
pareca
n
botn
de rosa".
Pens
en la
Botn
y
se durmi
plcidamente
obre
una
ram,
hasta
que
a
claridad
el alba
rajo,so-
bresus
oscuridades,
a
triste uz
de a
verdad;
pues
os
carabineros
eguan
l
pie
del
rbol.
7/25/2019 El Otro Gallo
14/33
Al medioda,
l
solcolgabaobre ucabe-
za
comouna mparanfernal.anguidecido
oor
la
sed. el Bandido e sint icomo
el
pendn
e un navo
orsario tado
la
punta
de
un
msti l . a
calaverael
pendn,
e ma-
gin,
staba n su rostro.
Prfidos pcaros,osastutos erdes, ue
saban e su irrefrenable
ficin
la
patasca
y
lacervezan
esos edientos
hambrientos
amaneceres
ue
sobrevenanlas
ertul ias
de
la
Cabaa,
lavaron n el tronco ecode
un rbol n letrero
on el siguientenuncio:
PATASCAY CERVEZAHELADA.
Madre
santa
ueya
no rez
por
l
porque
l Bandido
nopudo esistira entacinl e bajdelrbol
y,
como
quien
esten una
patasquera,
e
sent n una
piedra ue
a
crecienteel Bo
Grande
aba
levado
asta
l lugar, i ouna
sonora
almada
orden
ue
e
sirvierann
plato
e
patasca
onunacerveza.
-Patasca e
voy
a darl
le dijo un ca-
rabinerole orden archaracia l ro.lban fusilarlo.
Se encomend
Dios
y
mir
de
reojo
Mandinga.
Antes e
la
ejecucin,l oficial
ue
man-
daba
la
patrulla
e
pregunt
ormalmente:
"Sus
lt imos
eseos?".
28
-Patasca
y
ceNeza
eladal
El Bandido
provech
l desconcierto
ue
produjo
ntre
os
carabineros
u desfachata-
da respuesta
se intern
n
el ro.
Se in-
tern,
ijo,
como
Cristo
obre as
aguas,
a-
minando
obre
as
piedras,
se alej
fi-
nalmente nado. oscarabineros,epuestos
de su
sorpresa
con
as
botas
metdas
n
el
lodo,
escargaron
ontra
l ro
oda a uria
e
sus
ar:mas.
-Vaya
carabineros
ue
no
se
metieron
tambin
l agua -exclam
on
Carmelo.
-Es
que
los
carabineros,
concluy
el
Bandido,-
e
tionen l
agua
msmiedo
ue
alt igre.
Tal
el
juego
que
deba
onducir,
egn
cada elato,
un
sorpresivo
esenlace,
ue
poda
estar
unasveces
detrs
e
una
pala-
bra,
y
otrasresonando
n
todo
el mbito,
como
el sonsonete
el
gr i l lo:
amao
el
escndalo tan insignificantel bicho.La
cuestin
ra levar
as
cosas
un callejn
in
salida.
Si en
ese momento
a
suerteno
la
acompaaba,
adre
a
rezara
or
1,
o
pa-
dre vendra
n su auxilio
esde as
roneras
del
cielo.
Sin embargo,
o
eran
ni Padre
ni
Madre
uienes
erdaderamente
o
ibraban
e
7/25/2019 El Otro Gallo
15/33
aprietos.
ran
sus
palabras,
las
palabras
que
haba
prendido
musitar
n
lossoli lo-
quios
e
su nfancia,
que
se ransformaban
de
pronto
nafi lados
uchil los,
n
ulgurantes
pistolones
en sorpresivas
utacionesel
paisaje.
Comoaquel a enque leg las ierras
delGran
Moxos, onde ay,dijo,pampasan
grandes
ue
nose esve
monte
n el contor-
no. bael
Bandido
or
esos
umbos e
Dios,
perseguido
omo iempre
or
os arabineros,
cuando
leg
e
pronto
una
pampa
zul.
No
sevayan
creer
ue
esa
pampa
raazul
por
esas
lorecingas
elestes
ue
cran
os
pasti-
zales. o.
Erade un azul
iso, omo
el azul
del cielocuandose refleja obreun lago.
Pero
ampoco
ra
as.Erade
un
azulbrillante
y
aterciopelado,
omo
lde
una
lfombra".
Nosupo
u
hacer. ase
senta
nel
aire
la nminente
paricin
e
oscarabineros
om-
piendo
a
maleza, uando
a
pampa
evant l
vuelo. ue
un
vuelo i lencioso
ue
se disol-
vi,como
una
luvia
l
revs,
n
un artificioso
desordene oinceladaszules. esconcerta-
dos
y
aterrados,
oscarabineros
e echaron
correr,
ues
no
podan
maginar,
on
su orpe
sentido,
ue
existieran
ampas
e
color zul
mucho
menos
ue
se
levantaran
e
la
tierra
en
vuelo
nsono
n cuantolpresentan,'con
30
su milln
e mnimas
ntenas,
ualquier
a-
ligna
vecindad.
ues
eso
era:
una
alfombra
de
mariposas.
e
mariposas
zules
ue
slo
existen
ll.
Y
ahora
Benicia,
ntre las reverbera-ciones elsolsobre l arenal e la
calzada,
trataba
de
escapa
ambin
el
maldito
em-
brujo
ue
e
haca
er,
en el
perfil
e Lus
pa-
dilla
Sibaut,
l legendarioerfil
det Bandido
de la
Sierra
Negra.
Necesitaba,
iquiera
sta
vez,
despojarlo
e
sus
ilusorios
tuendos
someterlo
la
realidad
e
susmiserias,
ara
contarle
ue
don
Carmelo
e
haba
dicho a
noche nterior ueya estaba ien,queesto
do
matar
arabineros
a
le
tena
cansado
que
e
pidiera
l Bandido
ue
se
cambie
l
disco.
Detuvo
us
ojos
en
el
percudido
ienzo
e
una
camisa
ue
delataba,
n as
costuras
el
bofsilfo,
a
vejez
del uso.
Someti
un fro
examen
l rado
vuelo
de
unos
pantalones
qugapenasograbanisimular,l rasde la
arena,
as
ondulantes
uellas
e neumtico
que
haban
mpreso
n
la
calle
dos
toscas
abarcas.
Despojads
e sus
maginariasis-
tolas,
escubri
nas
manos
grietadas
la-
cias.
Vi,
por
ltimo,
na
abeza acha;
omo
al
7/25/2019 El Otro Gallo
16/33
si la atalidad,se
ntangible
jaro ue
onda
en
a
profundidad
elcielo,
ubiera
escendi-
do
ya
sobre us
hombros.oobstante,uan-
do LuisPadil la ibauti
rgui l cuello
ara
sostener esafiante
os ojos
que
lo
escu-
driaban,
enicia
islumbr
n
sumirada,ras
laptina elalcohol,ospuales.
Y
con
os
puales,
asdesgreadas
lar-
gas
renchasel
Bandidoolvieroncubrirse
de un
jipijapa
aln
abricado specialmente
para
l de
la ms ina
palma
cuatoriana.
os
destellantes
istolones
ue
e
mand
l
Rey
de
Prusia
egresaron
pender
elcaimn
e-
pujado
de
su cinto. Creci
de entre
los
ornamentose su habanera l rojopauelito
que
le regal,
entre arrullos,
lguiencuyo
nombre
ams
deba evelar,
orque
no era
digno e un
varn omo l
mentar ldesliz
e
unadama.
Sus botas,
ue
eran
as mismas
que
usara
Giusseppe
aribaldi
nsusandan-
zas
por
el Brasil,
staban
e nuevo
istiendo
sus
ventiladas
antorrillas
de su
evebigote,
atusado saliva,habannacido, omo as
alas
de una
golondrina,
os
retintos osta-
cnos.
Y
Benicia
e
qued
n
el sit io,
in saber
qu
hacer:
i
transmitirle
l
mensaje e
don
Carmelo,
dejar
ara
tro
a,
l cumplimien-
to
de an
ngrata isin.
ra
omo i,
de,
ron-
32
to,
elt iempo,
l
maldito
iempo,
e hubiera
n-
movilizado.
Lo
primero
ue
se
debehacer
uando
e
llega
a una uente
e agua
es
buscarle
l
i-
chi,esdecir avida.Y explic l Bandidoue
a un
pantano,
or
ejemplo,
e o
conoce
es-
de lejos,
esde
antes
ds
llegar
1,en las
dijo,
hay
caminos
caminos.
aminos
ue
conducen
la
musrte
esdea
engaosa
en-
tacinde un frutoqus estah parael luci-
miento
e la ramay
no
para
saciar
a
avidez
de los
hombres.
caminos
ue
ndican,
on
el
airoso
batr
de
las
hojas
de
un motac
vueln,
a recndita
ulzura
ue
se
esconde
en
su cogollo,
urtado
la vista
de
los
hom-
bres
or
Dios
mismo.
Hay
aminos
caminos.
Sloqueesos aminos opueden ervis-
tos
p0r
quienes
o
creen,
or
ejemplo,
ue
el
canto
e un
guajoj,
do
en
a
soledad
e
la
medianoche,
s
el fatal
anuncio
e unamala
notica
ue
se
conocer
umplidamente
uan-
do
se llege
l fin
de
la ruta.
Trepidan
se al-
borotan
as
cucarachas
ntes
e
que
legue
a
7/25/2019 El Otro Gallo
17/33
tormenta.
Por
u?
Por o mismo
ue
canta
el
guajoj.
si
las cucarachas
resienten
a
tormenta,
aben ambin
lfatear n
a letrina
los
emibles esignios
ue
estn
escritos n
la
obra
elhombre.
sos
esignios
ue
estn
ah,
rente
nosotros,
que
sinembargo
o
queremos
ceptar.
-A susalud, onBlas
Dijo,
de
pronto,
l Bandido,
omo
si un
mal ecuerdo,
omo
el alade un cuervo,
u-
biera nsombrecidou
rente.
Agotado l culipi,
ue
se bebi n
memo-
ria de
su
padre,
lav
el vasoen la mesa
cont
ue
en San gnacio, ierla ez
que
an-
duvoasaltandoontrabandistasn a fronteracon Brasil, os carabineroso sorprendieron
dormido n una
hamaca
le
hicieron
reso.
lba el Bandido, scoltado
or
cien
nmeros,
bajo sosmontes
ue
all,en San
gnacio,e
entrelazan
or
arriba omoel artesonado
e
una
glesia no dejan
er
el sol,cuando
e
dio
cuenta
que
la estruendosalgaraba
e
los
pjaros
ba
tambin
esando
aulatina-
mente creca, n su ugar, nvasto ilencio.
Era
un silencio xtrao,omo
l oscuro i-
lencio e
las
norias n tiempos e seca.
Un
silencio
ue
slose
rompa
or
el
rocedel
viento n el follaje e
os
rboles,
ue
se
ban
34
haciendo s
y
msralos
ya
dejaban
n-
lrever, omoun
anuncio e lo
que
allsuce-
dera, a
terriblesoledad
de un
cielo
sin
pjaros.
aba a
sensacine
quepor
esas
lierras
ams
se
haba mpreso
huella
de
hombre
de animal.
De
pronto,
n
un claro
del monte,
obre
un terrapln
ocoso,
pare-
ci una aguna.Msqueuna aguna areca
un diamante
ngarzado
n la roca,
pues,
e
tan ransparente
ue
era, eflejaba
se
beba
toda a uz
delsol.
Larga
tediosa aba
ido a
marcha
e a
caravanaasta ncontrar
a
uente.
Menosargo ue
elalborozo
e
os
carabi-
neros
ue
se
lanzaron
beber
e
susaguas
y la alrozmuerte ue essobrevino,lospo-
cosminutos,
ntrehorrendos
mitos
arca-
das
pestilentes.
El
Bandido
e acerc
l
laguito
le
busc
el
ichi:
Nada, i
un
simple
usanil lo
ena
l
manantial.
i
verde
spuma
n os
contornos.
S.e ea
que
el agua,
ersa
y
limpia,
o
era
distinta el agua
d
un
vaso.
Se
poda
scu-
driar, omoa travs e un vidrio, u fondo
estril.Antes
de
irartir,
arroj
al agua los
cadveres,on a
eSperanza
e
que
su
"pu-
dricin,
or
venir
e
carabneros,eutralizara
consu
maldad
a
maldad
e a fuente".
Se
persign
se bebihasta a
ltima
35
7/25/2019 El Otro Gallo
18/33
gota
el culipi
ue
an
quedaba
n
su vaso,
acto
ue,por
odems,epeta
ada
ez
que,
por
una
u otra ircunstancia,e
vea
n
a ne-
cesidad
e
matar
un
verde".
De aquellos
rimeros
as
en
que
estrensushistorias, eniciaecordaba,onrecndi-
ta
grat itud,
na,
que
el Bandidoont n
un
melanclicolluvioso
tardecer.
-Mala
lluvia.-
Mascull
onCarmelo.
-Viene
del adode
Porongo.-Coment
el
orofesoraucedo.
-Si
esa
luvia iene
e
Porongo,- en-
tenci l Bandidoes ouese ha muerto l-guien oresos umbos.
Precis e
inmediato
ue
en Porongo
esos
hilchis,
enaces vaporosos
omo
na-
cabables
uselinaseagua, aan
olamente
cuando
lguien
mora. cuanto
ms mpor-
tante
erael muertoanto
ms
oersistente
ra
el chilchi.
i moraun
campesino,punt,
l lova adams
que
unas
horas,
ero
si el
que moraera el telegrafista el oficial e
RegistroCivil chilcheaba
asta
res das.
Segn
l
muerto rael chilchi.
uandomuri
el cura de
la
parroquia
loviuna
semana.
Pero
a mayor
luvia
ue
se
recordabae de-
sat cuando
muridoa
Engracia. ucede
36
que
un da
cualquierampez
chilchear.
Apeningas
e vio
el chilchi,
a
gente
mpez
con asaveriguaciones,
ero
nadie
n el
pue-
blo,
ms
o menos
onocido,abamuerto.
-Ha
de serun
pen,-
conjetur
navie-
ja,-
y ya
va
a escampar.
Peronoescamp. l da siguiente,l cie-
lo
presentaba
l mismo specto
e
gris
um-
bado.
-Ser
que
alguien el
pueblo
a muerto
en a
ciudad.-Opin
n
viejo.
La opinin
elviejo ayen el descrdito
porque
el misteriosomecanismo
luvial,
segn
tros
ecinos
s iejos
ue
1,uncio-
naba
estrictamenteuando lguienmora nPorongo, s sea un forastero. ra,en cierta
forma,
na
gracia ue
Dios e
haba oncedi-
do slo
a
Porongo.
l segundo manecer,
segua l
chilchi.
la
semana, o haba
el
menorndicio
e
que
aquello
endra n
pron-
to
inal.
-Ser
que
alguien
a
a
morir.- Pronos-
ticuncambaetrado,
on
predicamento
n el
pueblo.
Jams aba
ucedido
ue
loviese ntes
de morir
n vecino.Despus,
.
Antes, un-
ca.Pero
l camba e
puso
n sus
rece.
-Po...
ser
ue
esta s
a
primera
ez.
Y
desat l
miedo
en el
vecindario.os
7/25/2019 El Otro Gallo
19/33
)
l
)
)
)
)
ms atemorizados
ran
los
principales
el
pueblo,
ntre l los
l Comisario,
ncolla
eni-
do de
La Paz
que ya
se
habahecho
las
creenciasel
ugar. l
dcimo
a,
y
como
no
haba ignos
e
que
la
lluvia mainara,l
miedo e
ransform
n
pnico
el
pnico
n
un cabildo
onvocado,
recisamente,
or
el
Comisario.n eso,cundo os vecinos e
aprestaban
realizar u
cabildo,
pareci
n
camba
eador on a noticia:
Doa
ngracia
ha
mueo
-Y
quin
era doa
Engracia?-Pre-
gunt
onCarmelo.
-Eso
mismo,
onCarmelo,
e
pregunta-
ban
en
Porongo.
orque
oaEngracia
ra
nomscomo era. Ms bien que Engracia
debi
lamarse esgracia,
orque
iva
sola,
en un
pahuichi
nmontao
de
unos
horros
que,
izqu,
ena.
Y
se meti
l Bandido n
pcaras
eflexio-
nes sobre
a
duracin
el chilchi;
ues
si
haba
lovido na
semana
or
a muerte el
cura,
inco
as
por
a de
donHoracio ullar,
que
era el estanciero
s ricachn e
la
zona, uatro ordoaEulalia,a msbeata
de
asbeatas
el
ugar,
dos
por
un
peluque-
roafuerino
ue
se
desplom
n
a
plaza
uan-
do estaba
racticando
u oficio,
iezdas
de
chilchi ignificaba
ue
doa
Engracia
ala
QA
ms
que
odos
ellos.
Tanto,
ijo
el Bandido,
como
el
mismo
Monseor
ostas
i
muriera
en
Porongo.
Ahora
bien,
haba
ue
ecordar ue
doa
Engracia
o
era
rica.
Tampoco
ra
beata.
hasta
e
meta,
e vez
en
cuando,
us
culipis,
segn
e
mentaba
n
el
sitio.Ni
ena
autori-
dad.A msde elloeravieja; unque o tan
fea,
que
se le
notaba
a
gracia
obre
odo
el
neros
se
la
llev
a la
ciudad.
reinta
os
ms arde egres l mismo ahuichi onde
naci,
desguaangada
sin hjos.
euin
sabe
qu
nfortunios
ivi
en a
ciudadi.
ero
Benicia
omprendiue
el Bandido
aba
contado
sa historia araponerle
emedio
la
risteza
e
ese
da Ese
daen
que
ella,
a
sea
por
el
trago,
a
sea
por
a
lluvia,
staa
7/25/2019 El Otro Gallo
20/33
meditando
ustamente
n
su
pobre
estino.
-Y supongo-
nquiri
l
profesor
auce-
do-
que
a
esa buenamujere
habrn
ado
cristiana
epultura.
-Qu entierro h
noms
e acuotaron
para
omprar
a
caja.Cuando
aparona
osa,
se ueelchilchi sali nsolnuevingo.
Amainaba
ambinnSanta
ruz.
-Cuente,Bandido,
lcaso e avbora.
-Fue en
Las
Cruces
sahistoria. ll e-
jos,
donde
mi
compadre ntelo. o
estaba
tendidon
una
hamaca
seme
aparecina
cascabel,uavita, or as ramas e un flam-
boyn.
a
cara del
perfidio
staba
a
a un
cuarto e
mi
cara,buscndomea mordida.
Qu
hice
yo?
Pues o
mismo
ue
la
ser-
piente.
e
cruc
a mirada:
l ojo zquierdol
derecho el derecho l izquierdo,
orque
s
as comose
hipnotiza las vboras. as
po-
bres ienen
os aroles
orcidos
no
pueden
mirar e rente. sees odoel secreto.
-Cuente.
Bandidolcaso elanta.
-De un
manazoue esamuerte. o
me
saluda muydesatenta
le
d su
merecido.
Esa
xperiencia
a uve
nLaMiel e daa un.
manantial.
o
estabade ida
y
el anta
de
regreso. o me
quit
l
ipijapa
orque
med
cuenta
ue
erauna
hembra.
ella,
ms nfla-
da
que
una
Reina
e Carnaval,o me
con-
test l saludo.
or
eso a mat.
-Cuente Bandido.lcaso e a noria.
-No
hay
tal. Era simplemente
l eco.
Slo
que
esta
noria,
ansada e
repetir
iem-
pre
as
mismas
alabras,
e
puso
un
daa ha-
blar
por
su
propia
uenta. a cosa empez
por
un racimo e tota
que
e
cayal
fondo,
ensucindolel agua.
Noria
ochina
e
gri t
yo
cuando
e v a
suciedad,
ustingo
l medio-
da. Cochinaer u hermanal e respondi
la noria. No le
contestal atrevimiento
porque,
Dios
gracias, o
no
tengo
herma-
nas.
Cuente,
andido,lcaso
e
avbora
Cuente,
andido,
lcaso elanta
Cuente,andido,lcaso e a noria
De la repeticinace a mana
y
de la
mana a
monotona. gase
n cambio, n
defensa
el
Bandido,
ue
el
responsable
e
esas
epeticiones
ran
don
Carmelo,
uien
e
obligaba
contar, na
y
otra
ez,
sus
mismas
41
7/25/2019 El Otro Gallo
21/33
viejas
istorias.
erael mismo on
Carmelo
quien,
consumada
a reiteracin,o
inte-
rrumpa eoordndole
ue
a
"ese
carabinero
ya
lo haba
matado
l
lunes",
nte o
cualel
Bandido,
como
si
hubierantuidoa nterrup-
cin,o,
lo
que
es
peor,
a hubiera
rovocado
deliberadamente,-
e
contestaba
ue
s,
que
l mismopersonalmenteaba sistido su
entierro,
ero
que
el da anterior, l dejarle
unas
lores
ara
l
perdn
e sualma,o
pil l
al muy
pcaro
repartiendo ultas
en las
lpidas.
Tuvo,
ues,
ue
matarlo
e
nuevo.
El profesor aucedopinabauematar l
mismo
arabinero
o
era
necesariamente
lgo
censurable,iempre ue
o
hiciera,
ada
vez,
de un
modo
istinto.
Vayael ejemplo
elcarabinero
ue
mult
a don
Plcido uez:
se
a,Domingo,
por
aadidura,
e Ramos,
on
Plcido
ali
a
caminar
or
a
Plaza
e
Trinidad,
e
punta
n
blanco,uciendonelchalecona eontinaeoro, perosin zapatos, retexto el que se
vali
el astuto
arabinero
ara
mponerlea
multa.
El
Bandido
o mat, egn u
primera
versin,
e un zapalazo,
orque
a su
juicio
vestir
de fiesta
y
andardescalzo
o
era un
42
atentado
ontra
a ley
sino
simplemente
n
acto
de a
costumbre.
Slo
Dios
abe
unto
haba
rabajado
on
Plcido,
ue
naci
pobre,
para
ganarse
l respeto
e la
gente
Cuando
intent
alzarse,
or
vez
primera
n
su vida,
un
par
de zapatos,
a
no
pudo
hacerlo:
os
trajines
el
monte
e
haban
puesto
os
pies
como acimosepltano. nsusegundaer-
sin,
l carabinero
uri
la
rancesa,
bliga-
do
por
el Bandido
oler us
propias
otas.
Sea
como
uere,
o
cierto
s
que
Benicia,
que
dispensaba
l
culipi
ajoel
precario
lar
de
su
Cabaa,
e
senta
preocupadaor
as
repeticionesel Bandido. eradonCarmelo
quien
auspiciaba, or
no
decir sufragaba,
a
tertulia.
Verdad,
pens
la mujer-
verdad
que
el Bandido
izo
a
noche nterior
o
que
jams
debi
hacer:
ocar
la
intimidad
el
prjimo".
enicia
omprendi
ue
haba
ons-
hija.
"No
me
casarmientras
l viva",
deca
el
esperpento,
ara
ustificar
s su nunca e-
querida
oledad
on a viudez
e su
padre.
"Bien
poda
encerrarlo
hasta
castrarlo,
)
7/25/2019 El Otro Gallo
22/33
porque
l
pobre
iejo,
ms
de mostrar
us
sabiduras,
lo serva
para
hacer
el coro",
pensaba
enicia,
lvidando
ue
el
profesor
Saucedo
ra,en
usticia,
l
parroquiano
s
f ie lde
u
Cabaa.
Quin ino
l
para
acompaarla
n esas
tristes igilias nquedonCarmelo,orcosas
de su
estancia,
el Bandido,or
susmalan-
danzas,
esaparecan
e la
ciudad.El
tran-
quilo
rofesor
elebraba
ntonces
onBenicia
largas
apacibles
ertulias
ue
amortiguaban
la intensidad
el
crepsculo
suavizabana
noche,
mientras
ue
su hija,
esde l mismo
corredor
e
su casadonde
e
instalaba
n
una mecedora,
scrutaba
in
piedad
esostemibles ilogos. erosin el Bandido ue
aportaba
a
gracia,
don
Carmelo,
ue
paga-
ba
las
cuentas,
a
Cabaa,
u
cabaa,no
sera a
misma.
u
propia
ida,
e
pie
rente
al
atardecer,
arecera
e
sentido.
Al
principio,
laro,cuando
el Bandido
mat l primer arabineroori l las elPiraa
cosa radistinta:
on
Carmelo
e
puso
e
pie
y
le
endi
a
mano.
ero hora,
uandomat
al lt imo arabinero,
n
el tal lerde la Pal-
marea,e
pas
de a raya.De
nada e haba
servido uavizar
l incidente
dvirtiendo
ue
44
el carabinero
abantentado
educir on
ma-
las
artes
la
Palmarea,
i
aquella
orpe
ela-
cin
que
hizode
"haberlo
ilvanado
bala-
zos,
paraque
a mujer o zurciera
espus
su
gusto, uepara
eso
erasastre,
ara
errar
costuras
no
dejar
ue
nadie, alvo on
Car-
melo,e abrieraasuya". lprofesor aucedo
celebr e
buen
grado
el desenlace,obre
todo
por
os
procederes
el carabinero
ue
entr l aller ordenar
a hechura
e un
oan-
taln
y
cuando
a Palmarea,entmetro
n
mano,
e
omaba
a altura
el
alna
lasveri-
jas,
el
Bandido,
ue
estaba e
pura
casuali-
dad
merodeando
or
el
lugar,
cudi n su
auxilio l
escuchar us
grtos; ues
a mujer
se dio cuenta, n esemismonstante,e las
verdaderas
ntenciones
el
varn.
Para
el
Bandido, o. Parael
Bandidoa
cuestin
e a Palmarea
o
erasinoun
pre-
texto.
La verdad ra otra:
que
don Carmelo,
desde
ue
comenz construirse
l Ingenio
Azucarero e Guabir e iba pasando e
lado,
lo
porque
us ierras, ebido l azar,
quedaron
erca el
ngenio subierone
pre-
cio.
No
ue
ambin
na
mera
coincidencia
que
el
Bandido orprendiera don Carmelo
conversando
n a
Plaza
onun oficial
e ca-
7/25/2019 El Otro Gallo
23/33
l
)
)
)
l
)
l
l
)
)
)
)
)
)
)
)
)
nautilidad.-OpinBenicia.
46
rabineros?
a
vida
est hechade casuali-
dades. carabineros
os hay
por
miles, em-
brados
or
odoel
planeta.
-Son
comoel caaveral-
decael
Ban-
dido. efirindose los
carabineros-
e
los
cortaal
ras
y
crecende nuevo.En fila
y
verdes.
Esta emejanzae loscarabineroson a
ordenada
magen
e un
caaveralena tras
explicaciones.e la
caa sale el
bagazo.
Qu
tra osa
puede
alir e a rituracin
e
uncarabinero?l
olor e
a molienda
el olor
de
un carabineroon
dnticos;
s
o
atesti-
guaba
u
fino
olfatode
cazador.
ashojas
e
la
caa
las
bayonetasienen l mismo
oder
daino cortante. onde receun caaveral
no renace
l monte.Pordonde
pasa
un
ca-
rabinero o
deja
ms
que
un
rastro
e tierra
arrasada sin vida.
Si
hasta
u
nombre
ra
parecido:
n vez
de carabineroseban
er
caabineros,
orque
u nico ficio ra
guar-
dar
a hacienda
e
os icos.
Un da se apareci on el cuento e
que
enRusiaenanngeniosaramoler arabine-
ros.
-Ser
que
es
sobra.- OpinCarmelo.
-O
ser
queya
les hanencontradolgu-
El
profesor
aucedo,
ue pag
una
vez
ms
el
precio
de su
tozudez
azonante,
record
ue
en
Rusia
ohabian
aaverales.
-Y
cmo recenos
carabineros?
Le
pregunt
l
Bandido.
-Supongo
que
bajo
ierra- Dijo
el
profe-
sor, reyendo
ue
se refera
la remolacha.
Pero si los
carabineros
ran
como el
caaveral,
on
Carmelo
racomo
el
penoco.
No
hayrbolque e
e
compare
uandoeina
el buen iempo: xtiende
argas
anchas a-
mas
que
clausurana hiriente
uz
del
sol.Uno
templa na
hamaca
ajo
su
follaje
,
actose-
guido, e suea n colores. ero i durante l
sueo
uelca
l sur,
ese
viento
fuerino
ue
vienede
la
Antrtida,
no
se
despierta no
hay
penoco:
lo
una
amentable
scualidez
de
ramassin hojas,
xager
l Bandido.
ciertos
ombres,
ijo,
on
as,como
el
peno-
7/25/2019 El Otro Gallo
24/33
cada econcilacin,
e
regalaba
tra,
ue
esta
vez
hilvanaba,
ue
esta vez
bordaba,
ue
estavez
trenzaba
jales
se saba
de
me-
moria
odos os
puntos.
Un da le
compr
l
lote
donde
e levantaba
l taller.
pero
nadie
poda
star
eguro,
i
siquieraa
misma
al-
marea, e cunto iempoms durara u
generosidad.
on
Carmelo
racomo
l
peno-
co,mientras
ovuelque
l
Sur.
Y
ahora,
enicia,
n
el nuevo
tardecer,
tenia
ue
apagar
as uces
el
podio.
escal-
za
y
enfundada
n un viejo
batn
de lienzo,
deba
rasmitirle
l Bandido
l mensaje
e
DonCarmelo. l sol,ya oblcuo, royectaba
hacia
rs su voluminosa
ombra,
omo
un
charco
que
hubiera
mpezado
escurrirse
definitivamente
n a
arena.
Ah
estaba
l
profesor
aucedo,
punto
de
cruzar a calle
desde
el sombreado
orre-
dorde
su casa. h
estaba
onCarmelo.
a-
l iendo
del tal ler
de la Palmarea,
uya
mquinaecoser iajabatra ezporel blan-
co erritorioe sus ienzos.
ahestaba
lla
misma, rente
al Bandido,
sistiendo
la
transformacin
e
su
pobre
camisaen
una
bordada abanera
e seda;
emerosa e
que
el
lalaz
espejismo
udiera
de
pronto
om-
48
perse,
ransparentarse
l
jipijapa
ln
dejan-
do al descubiertous
alas renchas
volar,
sin
egreso,
a
espesa
olondrina
e sus
mos-
tachos
esde
a
doble
hilera e unos
dentes
marchitos.eesfozaba
ntilmente
or
mpe-
dir
que
el Bandido,omouna
dbil
pompa
e
jabn, e esfumaraelcandenterenal e a
calle
regresarasu condicin
e
Luis
Padi-
lla,
el
hijode a viejita
ue
venda
elatina
e
patas
e
resen a
puerta
el
Mercado.
Por
lt imo, n
el breve
nterludio
n
que
don Carmelo
el
profesor
aucedo
vanza-
ban
hacia a Cabaa,
enicia
e
pidi
al Ban-
dido
que
se cambie l disco,
ue
esto
de ma-
tar carabinerosa estaba e buen amao
que
se
nventarauevas
istorias.
Nada e respondil
Bandido.
ada.La
mirnoms on el doble
pual
de
sus ojos.
La mir desdeatrs,
desde
a encrucijada
donde
o mataron su
padre,
n
el
camino
Cotoca.
esde ussueos
cuchillados
or
el
alba.
Desde l crculo
egro e
la letrina el
canchn,onelsiniestro otor e
ascucara-
chasal fondo.Desde l caliente edor e as
patas
e
resentregandous
utanos
l cal-
do
de la
gelatina.
esde
a fugade
la
Botn,
la solitaria
laca
en
la
pared
la duea
de
casa
que
e cont
a triste
verdad
de su
uga.
La mir
le dioa entender,
in
pronunciar
a-
I
t \\
j . : :l
: ' . .1
rl
l
': l
49
labra,
ue
esa
noche
e
acabaraodo.
Y la
7/25/2019 El Otro Gallo
25/33
)
)
)
)
)
)
)
)
)
)
)
l
,)
)
)
)
l
l
' )
mujer omprendi,n
ese
preciso
omento,
que
a
comedia
abalegado su
acto
inal.
Frente
la
primera
onda
de
culipi, l
Bandidoe
puso
e
piey
anunci
isa l lana-
mente l f in de sus andanzas. l profesor
Saucedo,
usente
omo iempre n
la ines-
crutable
orrede sussabiduras,
o e dio
m-
portancia
l asunto. muchomenos on
Car-
melo, de
mal
talante
y
alerta contra el
Bandido.
ntendi
l anuncio
omounasim-
ple
estratagemaestinada
captar
u aten-
cin.
-Esta noche, ijoel Bandido-
yo
serelmueo.
Y
como u rgica
dvertencia
o
produjo
el efecto
ue
esperaba,
inti e
pronto ue
habahechoel
ridculo. se
mismo
idculo
que pulveriz
us
actancias
uando
leg
al
consultorioel
dentista
e la Botn
lo,en-
contr
errado: e
haba
do
a
La Paz esa
misma arde
levndose
odossus brtulos.
La solaplacadejel taimado n la fachada
del
edificio
se
ue
de
SantaCruz, on
muela
y
camba.
La rememoracin
e este
hecho
agrav
u desasosiego
retom
on
peor
or-
tuna
el
hijo
de su
relato.
;:
50
-Ustedes
saben;Madre
ierra
u
portn
a
las
diez.
A
quin
poda
nteresarle
ue
su madre,
la
gelatinera
el mercado
cefiata
us
puenas
a
las
diezde la noche?
De a
que
uera,
n
otro iempo,egendaria
ujer
edonBlasPa-
dilla.Riquelme,
u
padre,
, cadauno
de sus
actos rannotica. ms, uando erraba u
portn, orque
e saba
ue
el
viejo
Bandido
estaba
ah,
refrescndose
n
sus brazos.
Benicia
omprendi
ue
el
dilogo aba
m-
pezado
on
malos
auspicios.
o
se haba
cumplido
l
previo
ritual
brindis
ue
deba
conducir la
celebracin
el dilogo.
tal
descuido,
su
uicio,
o
poda
raer
ms
que
un maldesenlace.onCarmelo ejabaras-
lucir,
lasvistas,
n
psimo
umor.
-Madre
cierra
su
portn
a las
diez
y
no
hay.gallo
ue
a
despierte.
Intent
l
Bandido
omenzar
u historia.
I
Tampoco
ste
ltimo spec;to,
elgallo,e
dijonada
a
la
audieniia.
uizo ludir l Ban-
didoa los
gallos
e
pelea ue.su
madre ria-
ba en memoriae supadre, ficionadoomo
pocos
las ias
e estos
nimales.eronin-
guno
de
os
presentes
staba
l tanto
de esa
tradicin e su
casa
y
la mencin
el
gallo
cayenelvaco. l
contrario,
aus nefecto
inesperado,
orque
a
palabra
gallo
tena
salv e ese
modo a
situacinel
Bandido-
7/25/2019 El Otro Gallo
26/33
otras onnotaciones.
-Me imagino,-
coment
urlonamente
don
Carmelo,que
ya
no
est
ara allos
u
maore.
El Bandido
oslay
l banderillazo
onsul-
tando,
on
alsa
ndiferencia,
u
nvisible
eloi
Omega.
-Qu hora
iene,Bandido?
Le
pre-
gunt
onCarmelo.
La
sorpresiva
regunta
e
don
Carmelo
reemplazaba,
n
ciertamedida,
l
habitual
prlogo
ue
se haba
mitido
l comienzo
e
la
tertulia. enicia io
en los
dos
gestos:
a
consulta
el
reloj la
reaccin
e don
Carme-
lo,un amistoso iroy llenosvasos, eroel
Bandido,
ue
deba esponder
la
pregunta
conel ritual stribillo
e
"la
hora
de
matar
n
carabinero",ambia respuesta
contest:
-La
hora ematar
n
pursista
Porque
on Carmelo
ra de ese
partido
poltco,
el
PURS,
la alusin o
poda
er
-
^ ^t^.^
ctJ tJ 6lt ct .
-Un dentista, irusted.- Lereplic on
Carmelo.
No hubo isas,
pesar
e
que
a rima
lo
mereca,
e daderamente.
52
-Srvanse usculipis.
Terci
Benicia,
ue
Ya
es
hora
e
que
Luis
uente u
historia.
-Madre
cierra u oortn lasdiez.-
Re-
inici
l
Bandido
u
elato.
Que
su
madre
erraba us
ouertas
las
diezera algo
queya
estaba icho.
Y no
era
extraordinario
ue
el
Bandido,
negado n
culipi,uviera uepernoctaruera e su casa.
Se
ba
de
ronda
or
cuanto olicheepechaba
la soledad
octurna
on su alegre
uldo
de
vasoshasta
ue
el amanecer,on sus intes
dorados,
e
obligaba
volver.
Al fin,
ras
argos
itubeos, ont
que
esa
noche,a noche
e sult ima
istoria,
al i e
la
Cabaa
pasadas
as diez,
pero
l no
lo
saba.Se fuederechingo su casa,cuando
sinti,
obre
l
enladrillado
e
la
acera, nos
pasos ue
o seguan. e dio cuenta n se-
guidaque
eran
pasos
e carabineros.pur
el tranco.
Meterse n su casa
y
aldabonarl
portn
on
una
prtiga
e hierro, omo
o
haca
u
padre,
ra
o
nico
ue poda
acer
en tales circunstancias.
ero
su
madre
ya
haba errado l portn. omprendiueesta
vez,
s,
haba legado
l
fin
de sus
malandan-
zas...
Don
Carmelo,
ue
bostezabastensible-
mente
idi
a
cuenta; l
profesor
aucedo
e
vino
un extrao
olorde cabeza
Benicia
7/25/2019 El Otro Gallo
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recogiasos
botellas,
lausurandoa
tertu-
l ia.
Solo,
rente
a su culipi,
l Bandido
e
cont,
or
ensimaez, a historia
e su
pa-
ro
No
se
poda
ocar
se ema.
Era,
en
cierto
modo, omo charleombra n acopa.Pura
sombra
e
monte. emonte
in
una. ombra
de corredores
nladrillados
ue
se alargaban
hacia
a
oscuridad,
ntre
puntuales
orcones
de
cuchi.
Secretas
venidas
ue
o
regresa-
ban
al
recuerdoe su
padre,
onBlasPadilla
Riquelme,
legando
anta
Cruz esdeCotoca,
con a
primera
uzdelda.El blanco
isco e
susombreroe sa,nacindolen asespal-
das,era
un
sol.Un
diminuto
ol
viajerorente
al
nmvil
crdeno
oldelalba
ueproyecta-
ba
haciaadelante
a
sombra e su caballo,
marchandol
paso,
esatandol alborozo e
loscambas,
e
pie
en
a
puerta
e suscasitas
de
motac, uando, cadasaludo, on
Blas
respondarrojandol aire
puados
e
libras
esterlinas. 1,en las ancasdel caballo,prendidosu cintura,eshechon risas:
As,
adelantndose
l sol,don
BlasPadilla
Riquelmee aproximabaSanta
Cruz. enta-
mente;
scoltado
or
un
gento ue
se acre-
centaba
n la medida n
que
as
chozas e
54
los
cambas,
on
su-pelambre
e
motac
l
viento,
e hacan
ambin
ms
numerosas
de su
sombreado
nterior,
achete
n mano,
salan
al
camino
ms
y
ms
hombres,
is-
puestos
morir
por
l si
era
preciso.
a
se
vea,
en
direccin
e la
ciudad,
l recto
erfil
de os
primeros
ejados.
a
se vea
a
amari-
llenta engua e la calle.Delcaminorans-
formndose
n
calle.De
las
primeras
lam-
bradas.
e
os
primeros
uros.
,
por
in,
ve-
redas
e ladrillo;
ltas,ms
altas
cuantoms
importante
ra
el casa
que
defendan
e los
acosos
e
iempo.
sobre
as
veredas,
e-
cioshorcones
e
cuchi
que
se
entrelazaban
en
farga
erspectva
asta
a
plazade
Armas.
Esa Plazaa la cual no llegara on Blas
porque
u mperio
erminaba
lldondea
ciu-
dad
se
converta
n
erritorio
nemigo.
Propagada
n
el viento
or
el latir
de los
perros,
a noticia
e su
arribo
e le haba
n-
ticipado,
e manera
ue
bajo
el
portn
e su
casa,
bierto
e
par
en
par,
o
estaba
spe-
rando
u
mujer,
a legendaria
ora
Sibauti,
fresca omounparo. estocbasentoncesde su gran
sombrero
e
sa
y
anojaba
al
aire,
ara
que
el azar
eligiera
susdestinata-
rios,
un
puado
inal
de
ibras
sterlinas.
e-
rrado
el
portn
con
llave
y-
aldabonado
or
detrs on
una
prtiga
e hierro,
egresaba
l
)
suburbio,
pblico,
7/25/2019 El Otro Gallo
28/33
omo respondendo
un tcito
acuerdo
e hombres,
jaros perros,
un
vasto
si lencio.
adie,
en esas
horas,
deba
turbar u descanso.
l
anochecer,esde e-
cretas
y
mltiples
rondas,
fagas e
carna-
val i tos
taquirar is
aban uenta el
alborozo
general
e os
buris.
Trocada ntoncesa bull ic iosaienvenida
en si lentemurmuracin,
a not icia e
la
lega-
da
del
gran
Bandido
egua
u
rutahasta a
Plaza
y
de
la Plaza,
por
boca
de algn
pue-
blero hablador, los
carabineros. o
obs-
tante,habra
sido
ntil astrear
u
presencia
en
el laberinto
e bardas cercos
del barrio
dondeviva.
Se saba
oue
don
Blas
estaba
ah;que haba legado SantaCruz,porque
los
ganchos
el mesn e DoraSibauti , n el
Mercado
uevo,
onde xhiba in
ecatosos
cuartosde
res
oue su marido obaba oara
ella, estaban
acos.
Cuandoalguna
vez
se
acercaba,
merodeadora,
or
los
entornos
e
la
casa,
a
sl lueta e un carabinero,i lencio-
sos
cambas,
aciendo
ri l lar us machetes,
brotaban e la vecindad. locuandoel por-
tn
volva
abrirse, e saba
on
odaseguri-
dad
oue el clebre andoleroa no estaba n
Santa
Cruz.
-Por
su cuenta, on
Blas
Luis
Padil la
ibaut i , l hi jo, e bebi l cu-
l ip ide un rago. olo, in e cont
s
mismoa historiae su
padre.
nahistoria
en
la
cual su
irrefrenable
antasa
ntrodujo,
sin embargo,n
dato maginario.uando
u
padre
legaba SantaCruz,
epartiendo
s-
terlinas, l
no
estaba n
as
ancas elcaballo,
prendido
su
cintura, eshechon risas.No.
Pero uandooveaentrar orel portn e la
casasenta
nacer
entresus dedosun largo
cuchil lo. ncuchil loonel
que,
espus,
a-
taraa todos
os
carabinerose
la
tierra.Un
cuchillo
que
irrevocablementeegresaba
susmanos, uando,
aciada
e
recuerdos
u
copa,
o vio ngresar
or
el
portn
supo, n
losvelados josde su madre,
ue
staera a
ltimavez que lo vea. Don Blas os mir
adentro,omoescarbandon sus emores,
les
orden
uitarse
a
pena, ero
a mujer
e
parapet
n
un hosco ilencio.
Ms arde, e odijo.
Se
o
dijocon
voz
prxima
l
lanto.
Que
su
principal
apanga, n
Durn
de
Vallegrande,staba n ratos on oscarabi-
neros.DonBlas,
por
oda espuesta,enta
la mujer
n sus
rodillas
le acarici l
pelo,
largo
omo
un
ro
de sombras.
Se o dijodespus n
el almuerzo,uando
saca
lucir us
manteles
el
Paraguay.
ue
)
)
)
)
I
se
lo haba
dichosu comadre
asta,mujer
se descolgaba
n
reg