n114[20.08.07] elpoemaseminaljorge solís arenazas/ jorge
debravo (1938-1967)
CUARTO ANIVERSARIO
atisbos Hace cuatro años comenzó la aventura de divulgar algunos poemas y autores que se presentaban como urgentes. Luego de ese lapso seguimos con el mismo entusiasmo por compartir algunos hallazgos que pueden capturar la atención de los amantes del verso. Nuevos amigos y amigas se han unido al proyecto y juntos seguimos en la trinchera de la poesía, menesterosos y expectantes, pues nos invadea veces, la certeza de que la diosa blanca ronda por todas partes... Para celebrar, proponemos la lectura de dos poetas: uno actual y en plena fase creativa, Jorge Solís Arenazas, y otro ya ido, hace exactamente 40 años, Jorge Debravo, referencia fundamental de la poesía costarricense.
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AAAPPPUUUNNNTTTEEESSS YYY AAALLLGGGUUUNNNAAASSS CCCLLLAAAVVVEEESSS PPPAAARRRAAA LLLEEEEEERRR
CCCUUUAAADDDEEERRRNNNOOO DDDEEE AAAGGGUUUAAA, ,, DDDEEE JJJOOORRRGGGEEE SSSOOOLLLÍÍÍSSS AAARRREEENNNAAAZZZAAASSS,,,
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RRRaaammmsssééésss SSSaaalllaaannnuuueeevvvaaa RRRooodddrrríííggguuueeezzz
El ideal contemporáneo de las artes se relaciona con la individualidad, ya
que, es a partir de uno, que la experiencia cognoscitiva puede explicar los
fenómenos de la creación. Es común que los poetas jóvenes de todas las
épocas tiendan, en busca de esa quimera llamada originalidad, a fantasear
sobre un estilo puro, jamás visto y de una maquinaria tan compleja que sólo
su creador pueda activarla.
El alejamiento de la tradición es un efecto natural de esta búsqueda,
pues en pos de un acendrado expresionismo se sacrifica la función
comunicacional del poema. Pocos son los que logran conciliar estas fuentes
originales. Sin duda que la obra de Rimbaud, por mencionar un lugar común
de lo que digo, ilustra con detalle lo que refiero. Suceso similar acontece en
la opera prima del poeta Jorge Solís Arenazas, Cuaderno de agua, poemario
ganador del certamen de poesía joven Elías Nandino 2006, y que recién ha
publicado la editorial Tierra Adentro.
Sabemos que este libro que destaca por esa individualidad creativa de
la que ya hemos hablado, es producto de una crisis de salud con un cuadro de insomnio y alucinaciones
que aquejaron al poeta. El insomnio es un desorden del sueño, el insomnio es el catalizador de la
vigilia, la vigilia es el camino donde ascetas y malditos buscan la verdad, o al menos una interpretación
de ella. Cuando abrí las hojas de Cuaderno de Agua, tuve la visión de caminar en una sala de espejos,
flanqueada por una prolongada arboleda.
El primer capitulo del poemario se titula Tabula rasa, la mente zen de la no idea, el tránsito de las
cosas sin precisar su significado, mantener la mente en blanco no es fuga, sino dominio del
pensamiento. “Lo que ves es todo lo que es. El ojo es todo lo que hay El hay generalmente indica
señala o advierte A veces representa realiza reacciona reitera...”
Estos versos corresponden al poema 1 del compendio. Nos parece que la primera clave de la
reflexión poética de Solís Arenazas, se descubre. El interés del poeta es orden teológico, y anatómico.
René Guenón en su estudio sobre los Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, advierte que en la
tradición judeo-cristiana -el ojo que todo lo ve- representa la vigilia del divino. “Desde el punto de
vista del triple tiempo, (señala Guenón), la luna y el ojo izquierdo corresponden al pasado, el sol y el
ojo derecho al porvenir; y el tercer ojo, al presente, es decir, al instante indivisible que, entre el
pasado y el porvenir, es como un reflejo de la eternidad en el tiempo”, precisa el filosofo francés.
Por otro lado, de manera orgánica, el ojo es la victima inmediata del insomnio y la lente donde las
visiones poéticas primeramente se recrean.
Poema 6
a
El ojo ve lo que es también en su inversión.
anverso y reverso quebrantan el habitar
del signo: el ojo es lo que ves: ojo siempre,
ojo en ambas dirección de la vista.
su ruta palindrómica lo asfixia:
el ojo no es todo lo que ves:
es/ fugacidad del aparecer.
Después muere renuncia:
El ojo ya no es un ojo ni otro ojo.
Pero encontramos otro significado, el ojo del corazón, en su representación jeroglífica representa un
germen contenido en el corazón asimilado simbólicamente a un fruto en el sentido del macro y
microcosmos.
La virtud palindrómica de la palabra ojo, enseña al poeta que la letra en si es transmutable en sus
significados. De ello da cuenta el poema 8: “El ojo también se escribe al revés”.
Para ello, nuestro autor recurre a la figura del castor: “Simulacro de la imagen, la raíz/ deletrea
todas las esquinas sin resolver”. Aquí la palabra deja de ser un signo para transformarse en un
referente de la realidad aparente, pues con ella también puede escribirse Trocas. “Talar el árbol –
abedul. Amante, olmo- /separa los días de los hombres. En trocadero se permite al revés: Talar lo que
se tala sólo con el ojo”. y Costra. “El residuo de un tiempo no mueve/ las letras, no altera el lugar de
su equilibrio”.
El primer acercamiento a este extraño libro de poemas nos plantea obligadamente una pregunta,
de dónde surge la voz inédita de este poeta. Qué es esta poesía.
“En mi proyecto de escritura descubrí que la poesía, más que buscar una trascendencia tenía que
ver con los límites del lenguaje en el mundo formal. Me interesó el silencio, lugar donde el lenguaje no
puede llegar y que para mí representa una enseñanza sobre los propios límites y nuestra finitud”.
Declaró nuestra vate a José Lara, reseñista literario del programa Tierra Adentro.
Las relaciones del insomnio y el silencio son evidentes, el sigilo viaja en el interior psique
mediante vibraciones de baja frecuencia.
Es el sonido agudo de la hipertensión, es la profundidad del eco más oscuro de la noche.
El siguiente apartado se denomina Debajo del Muñón del Pulpo y es la única relación literal que
existe con el elemento que la da nombre al poemario.
Arenazas se refiere al mar, como “Una puerta siempre abierta/
sin posibilidad de muros”. Y luego aparece nuestro sustantivo, “Nada
sino la fluctuación del pulpo/ apenas su tinta respirando/ margen de sí
la ausencia de la pared que lo sitúe/ una puerta -siempre cerrada-/
que no halle su agua y sea su fluctuación/ La misma piedra
desprendida/ El muñón del pulpo/ el muro en sí/ y el mar como margen
de su tinta/ respirando agua”. En este poema es difícil saber dónde
empieza la tradición y dónde se agrega la vanguardia.
El poema es una repetición de la imagen seguida de su
movimiento. Una escena fractal que avanza en el espacio a partir de la
clonación de sus elementos.
No extraña saber que el pulpo es el invertebrado acuático con
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mayor inteligencia. Tal vez sea esta una animación del hombre primigenio. Para la tercera parte, el
autor eligió como título la palabra “Escolios”, vocablo que sirve para nombrar las introducciones que se
escriben acerca de textos antiguos.
La sección se encarga de la metafísica, de las limitadas posibilidades del ser, y la irremediable
perdida del tiempo. Arenazas reconoce que está inspirada en la lectura total del escritor de los
Cantares, Ezta Pound.
¿Qué puede alcanzar la orilla de ese árbol si las cosas
no poseen un centro? Si la fronda se mueve, no es el
viento quien la agita: algo la muerde por dentro. No
la sacuden la pagina en su espera, ni los trabajos en la
sima del nombre y el lugar. Tampoco la separación
donde sus elementos dicen “Yo” ante la pregunta.
Ni porción ni ser sus frutos: sesgada la lectura desde
el cuerpo, la pagina deviene sin memoria.
El presente perpetúo, se reconoce en el último texto del discurso. A dónde vamos cuando no se tiene
memoria ni perspectiva del porvenir.
:no sé –excepto por la parte inferior- si la pagina
permanezca en su blancura. No sé si exista el espacio
sin alteración. “Ayer leí que este tiempo ya era pasado”.
No lo sé, no conozco este tiempo, no conozco otro
tiempo, no conozco la pagina, nunca he visto la historia…
Nos responde en su poema el escritor. Conviene decir que la estética en la obra de Solís se supedita a
la razón, y a la vez “está en contra de la falacia del poder adánico que nombra al ser”.
“Desconfío de los poemas que dan la impresión de que el lenguaje y el ser son puros, inmediatos,
asépticos. Este tipo de lenguajes pueden funcionar desde una perspectiva estética pero la poesía no
puede circunscribirse únicamente a ello”, expresa el poeta y agrega: “No queremos una realidad más
linda, sino una realidad más extraña e intensa” señala el autor. La sustancia medular de Cuaderno de
Agua, es el tercer discernimiento simplemente nombrado Cuaderno se desarrolla en el lago de
Xochimilco..
Ahora nos ocuparemos del otro símbolo que define la escritura de Solis Arenazas, el árbol.
Designado por los místicos como el “eje del mundo”, diversos árboles crecen en los parajes interiores
de este creador.
“Ayer piedra dice un álamo”, Más arriba
un chachajo dice “Augur es el lugar” “Piedra aún
grita el Ahuizote. No existe hiato desde la rama.
Nada que lea fatiga en la corteza…
De nueva cuenta nos remitimos a los Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, de René Guenón,
también conocido al final de sus días como el sufi egipcio Abdel Wahid Yahia. Dice Guenón, que Ananda
Coomaraswamy, otro ocultista de renombre de origen indo-inglés, que las raíces del árbol representan
el principio, mientras que las ramas representan el despliegue de la manifestación.
En su estado axial, el árbol conecta con sus ramas al cielo, es decir la esfera espiritual, con el
plano terrestre, la conciencia humana, a través de sus raíces, que por cierto se introducen en el bajo
mundo para afianzar su estatura. Esta es una representación del macrocosmos.
En lo más recóndito de un álamo //el centro
escardado de su médula// se forma otro
remolino con las paginas arrancadas a un cuaderno
sitio de la imposibilidad de las presencias…
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“El árbol invertido simboliza el microcosmos, es decir un símbolo del hombre”, apunta Guenón. Platón
dice en el capítulo 89 del Timeo, que “el hombre es una planta celeste” lo que significa que es como un
árbol invertido, cuyas raíces tienden hacia el cielo, y las ramas hacia abajo, hacia la tierra. Parece ser
que en Cuaderno de Agua, Arenazas llegó a esta conclusión: “Los árboles son estalagmitas cuya tinta
se resuelve en el silencio”, señala al final de uno de sus poemas.
En otro de sus textos, Solís no deja dudas sobre la imperiosa reflexión que le causa este símbolo.
Un fragmente del poema dice así:
Un tronco bebe tiempo, emprende el retorno.
La hojas han sido arrancadas para formar un diapasón.
En este instante me sé una glosa de la piedra, aunque la sombra del árbol
me dé luz. Me pregunto que forma tienen al anochecer los árboles/
si existe la noche fuera de ellos. Veo un florilegio de imágenes rotas donde el sol yace/
en el momento que se rompe el sol y deja retazos de luz reunidos bajo la forma de
sauce.
Este otoño ha traído más olvido y presencio la demolida luz que dejará la marcharse
Pero no me atrevo a que esta sea la última frase, aunque el silencio exige senas para
escapar no se si de mi traquea o de una serpiente que ignora la existencia del árbol
del bien y del mal.
El símbolo de la serpiente enrollada alrededor del árbol es antiguo y nos refiere el entorno de la
espiral, el eterno retorno.
La dirección en que la cabeza de la serpiente se puede encontrar de muestra su poder dual, si es
de manera ascendente, hacia los estados superiores, o bien descendente, hacia los terrenos
subyugantes, estos son los dos aspectos del simbolismo de la serpiente, benéfico uno y maléfico el
otro, explica en Guenón en su libro El simbolismo de la cruz. No hablaremos aquí de todos las
aplicaciones simbólicas del árbol, sólo hemos destacado algunos casos concretos de su presencia en la
poética de Solís Arenazas.
En este movimiento se presenta otra apertura;
se presencia el advenimiento de una frase que había estado
oculta, esperando que//
No hay nadie; sólo son los árboles.
Así concluyen las revelaciones de este libro secreto, labrado con el mismo vacío que sustenta la
madrugada, y también con la luminosidad que surge de la concepción de las ideas. Como antes lo
señalaron sus reseñistas, Cuaderno de agua se relaciona por sus rasgos verbales con Canto para un
dios mineral, de Jorge Cuesta y también con Variaciones sobre un tema, de Mallárme, del cual leemos
el siguiente fragmento que ilustra perfectamente el -ars poética- de Solís Arenazas.
“La obra pura implica la desaparición elocutoria del poeta, que cede la iniciativa a las palabras,
por el choque de su disparidad movilizada: se encienden con reflejos recíprocos como virtual reguero
de luces en la pedrería, reemplazando la respiración perceptible en el antiguo aliento lírico o la
entusiasta dirección personal de la frase”.
Solís ha dicho que con este libro intentó recuperar la tradición poética de las vanguardias del
siglo XX. Intento que nos parece bien logrado. Algo sorprendente si se toma en cuenta que Solís
Arenazas es un poeta autodidacta, que nunca asistió a un taller literario. Menciona el poeta que la
persona que le despertó la inquietud poética fue su abuelo Modesto Solís, un viejo sastre y un maestro
de la conversación.
“Al escucharlo, desde pequeño, empecé a configurar mi mundo desde la dimensión verbal”, señaló
el poeta. Dejemos pues al creador hacer su trabajo, dispongámonos a escuchar su poesía y que haya
salud y gloria para los que hoy estamos aquí reunidos.
www.desdeabajo.org.mx/wordpress/?p=634
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testimonios
TABULA RASA
3
FE DE ERRATAS DONDE DICE: “OJO” debe decir algo más. No el
vocablo diferente, la diferencia.
*
Donde dice: “Ojo”, podría seguir diciendo “Ojo”
si el signo se trascendiera. Incluso podría decir
“Ojo” —en una red inmensa donde la posibilidad
fuera el camino de lo total.
Así —“Ojo” sería su alteridad
*
Donde dice: “Ojo” también podría decir: Donde dice Ojo debe decir... *
Donde dice: Donde dice debe decir, podría ya no
decir nada pero abrir una ruta, trazar una huella
que no es exactamente ella misma y que lee
mapas —en la totalidad del espacio, hacia ningún
lugar.
*
Donde dice: ...debe decir debe decir: Cerrado. ,
5
AHORA QUE SO
l, , l
i
-SHU ES MARIPOSA HAY UN
cuerpo vacante cada cuerpo deshabitado
contiene a quien lo acecha la realidad del cuerpo
está en tal habitación y su fibra primaria está en
el Ojo qué mira el cuerpo qué puede ver de todo
lo que es qué se establece como cuerpo y no
como signo que le depara otro espacio
los ojos de las mariposas no tienen dientes talan
el aire apoyadas en el sentido del vuelo el sueño
les vence incluso detrás del Ojo y acomodan así
su verdad su eterno mudar de huella su
intercambio de cuerpos para ese Ojo que ya no
mira sino cómo mira los
ojos sin dientes de las
mariposas
So-Shu es la errancia que
implica todo cuerpo la
mariposa tala su habitar en
ese plano de abandono y su
único Ojo es apetito/
retorno
el Ojo es todo lo que es
9
LA ESCRITURA DE LO QUE NO VES. APENAS una
resistencia. Tan sólo un límite donde hay unsecuestro sin reo. El filamento sin mirada ni cuerpo mirado. La mariposa abierta, el corre ativo cuerpo vacante, acechado perseguido ta a en el apuntede un ciego. El castor se borra a sí mismo. La noche vuelve a escribirlo.
Se puede ver en su cond ción original.
La huella. Lo que ves. Lo que no es. Se mueve el ancla entre el fragmento y la raíz.
El Ojo es alteridad sin hilos partidos ni rompecabezas duales.
Nueva raíz que da luz en la periferia.
Tabula rasa.
El Ojo / la escritura de lo que no es
*
AGUA ADENTRO VE LA AUSENCIA
Sin alzarse como constelación
otra vista que el tentáculo no realiza merodea un
signo
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Agua dentro del agua
Huella de huellas la negación:
No hay arena y agua es piedra Más que fronda es otro afuera
Adentro
del nombre tentacular
todo frasea el agua
*
PÚA LA PÁGINA o pólipo persiguiendo el punto
Se dicta con el vocablo del tentáculo perdido
Muñón que también dicta
lo acuoso en su pregunta
Palabra el pulpo en la pregunta Cada página, otro tentáculo
sintiendo su ligereza al despedirse
En el mar
otra ausencia es dimensión
de agua
: NO SÉ —EXCEPTO POR LA PARTE INFERIOR—si la página permanezca en su blancura. No sé si
exista el espacio sin alteración. Ayer leí que
“ese tiempo era ya pasado”. No lo sé: no
conozco este tiempo, no conozco otro tiempo. No
conozco la página, nunca he visto la historia. A
veces veo la merluza destrozada: A veces... Pero
no conozco ni conocí el instante de la página
ebúrnea. No sé —excepto por la parte inferior—
si esta página se conserve en su silencio original.
Tampoco sé —salvo en algunos momentos que
se me escapan— si las hojas del albaricoque se
muevan de oeste a este: sólo sé que no puedo
evitar su caída.
*
NI
í
EL NOMBRE NI LA LETRA GUARDAN SU
historia. Únicamente la médula del árbol.
Los abecedarios fundados en la epilepsia. El
espacio, no la concreción de los sitios: la
dirección asumida por las ramas, el blasón de los
restos de corteza despojados por otro olvido. El
binomio que se borra sin latitud. La muerte de un
ocote. Antes, la extracción del esófago
de un niño (alimentado por caucho: ramas).
*
EL DÍA NACE DENTRO DE MI SANGRE. VUELVO A
presentir todo, la ruptura total de los paréntesis por la presencia. El Día navega por dos planos:el agua y la sangre vuelta a su interior. Al abrirse, los muros limitan el calendario —su erosión. La luz rompe el hechizo que de cable y escritorio la ceñ a; algo destruye al escribano. Latrajinera —sin creer en la posibilidad de su nombre en flores— tira su remo para que todomarche hacia el Respiro. *
RAÍZ SILENTE, RAMAS PATICIPANDO DE SU
límite. Ahora lo único que puede presentirse es
un despojo, la parquedad de la palabra: Es. La
posibilidad del árbol sólo puede cumplirse
adentro de sí mismo: afuera del mundo. Su
sangre recuerda la erosión de la memoria. Pero
no es el viento el que mueve los alerces; es la
Piedra mirando hacia los ojos de Nadie,
recorriendo centímetros de Nada.
Retorna el remero con sus gritos y esta vez
permanecen: “La piedra reseca no mana agua”.
*
PRESIENTO LA APERTURA EN LO INVISIBLE Presencio refractaria su unidad
*
PRESIENTO LA CLAUSURA Presencio la oquedad
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zonas
JJOORRGGEE DDEEBBRRAAVVOO,, EELL HHEERRMMAANNOO MMAAYYOORR
AADDRRIIAANNOO CCOORRRRAALLEESS AARRIIAASS
ablar del poeta
costarricense
Jorge Debravo
(Guayabo de
Turrialba, 1938-San
José, 1967) es harto
difícil, no tanto
porque
desconozcamos su
vida y obra, sino por
el impacto que ambas
tuvieron en la poesía
costarricense y en la
polémica que aún no
cesa entre
defensores, fetichistas y detractores.
Hoy, a 29 años de su muerte –los mismos que
hacía ocho meses había cumplido cuando un
borracho arrollara su motocicleta–, la distancia
es propicia para conversar sobre la poesía y vida
de este hermano mayor, que sin duda alguna se
erigió en parteaguas del quehacer poético
costarricense.
Comencemos con una breve biografía con
apasionamiento precoz. "No han de caber en el
artista prejuicios, credos, ni formas preconizadas
de mirar la vida. Debe tener los ojos abiertos
siempre, abiertos hasta sacarse sangre, abiertos
hasta vaciarse por ellos" (Jorge Debravo)
Jorge, según nos los describen sus biógrafos,
compañeros de viaje y familiares, era un
muchacho taciturno. De origen campesino y
proveniente de una familia de agricultores
pobres, su infancia transcurrió descalzo entre las
pesadas labores del campo y su procaz avidez de
conocimiento.
Fue muy tarde a la escuela –en Guayabo no
había escuela y la más cercana, en Santa Cruz,
estaba a cuatro horas de camino– y sin embargo,
con ayuda de su madre, aprendió a escribir en
hojas de plátano con palitos, desbrozando desde
muy temprano su tenaz lucha con las palabras.
Ayudaba a su padre hasta las dos de la tarde,
luego de esa hora cultivaba una milpa pequeña, y
con lo que ganó con esa labor se compró un
diccionario, su primer libro, que devoraba a la luz
de una vela a falta de fluido eléctrico. Completó
la primaria en la ciudad de Turrialba cuando
tenía 15 años.
En Turrialba publicó sus primeros versos en
El Turrialbeño y encontró un trabajo en la Caja
Costarricense del Seguro Social, mientras
cursaba la secundaria nocturna hasta tercer año.
Inició sus primeras lecturas (la Biblia, Whitman,
Vallejo, Miguel Hernández, Neruda, Darío) con
tal apetencia que como siempre le encontraban
leyendo le apodaron “El Loco”. El trabajo en la
Caja del Seguro Social le permitió ascender y
trasladarse como inspector, ya con su esposa
Margarita y sus dos hijos, Lucrecia y Raimundo,
a San Isidro de el General, luego a Naranjo de
Alajuela y más tarde nuevamente a Turrialba
donde terminó el bachillerato en 1965.
Al año siguiente se trasladaron a la ciudad de
Heredia, donde, dos años más tarde, para viajar a
clases vespertinas a la Universidad de Costa
Rica en San José, había comprado la fatídica
motocicleta del accidente. Fue la suya una vida a
la deriva, humilde, sin apoyo ni ayudas
institucionales.
Sabemos que la vida de un autor no
determina su obra, ni mucho menos. Pero en el
caso del poeta que nos ocupa, su paso entre
Nosotros los hombres –título de uno de sus
mejores poemarios, el último publicado en vida–
es importante para comprender su labor artística,
no solo por la exigüidad material y carencias
culturales de la misma, a la cuales se sobrepuso
estoica y lúcidamente, sino porque su existencia
se imbrica, armoniosa y creativamente, con la
poesía y sus principales soportes estéticos e
ideológicos. Porque en Debravo tenemos, ante
todo, a un poeta franco y directo, es decir
auténtico y sincero, justamente lo que fue Jorge
el hombre: una persona solidaria con los
oprimidos, un compañero insobornable, un
promotor inclaudicable.
H
elpoemaseminal 114/ 20 agosto, 2007/7
Cierto, lo anterior
no hace a un poeta,
sino su producción.
Precisamente lo que
coloca a Jorge
Debravo como un
parteaguas en la lírica
nacional es una poesía
que apuesta por la
comunicabilidad y la
cotidianeidad con un
lenguaje simplificado
y directo frente a una tradición nobiliaria,
solipsista y de trascendentalismo lingüístico
basado en la metáfora y la alegoría con un
trasnochado parnaso/modernismo de formas
vacías, salvo serias excepciones: casos de Max
Jiménez y Eunice Odio –sin olvidar a Rafael
Estrada, Ninfa Santos, Alfredo Sancho, Alfredo
Cardona Peña, Arturo Montero Vega, Joaquín
Gutiérrez, Fabián Dobles, Francisco Amighetti,
Carlos Rafael Duverrán, Mario Picado e Isaac
Felipe Azofeifa–, poetas que en mucho
despejaron la tentativa de Debravo.
al 114/ 20 agosto, 2007/8
i e
una actitud
bia,
p la
la suy
La poesía debraviana irrumpe como un río
enfurecido por la llanura lírica nacional, portando
una diáfana y refrescante visión de realidad con
una simplificación expresiva inédita hasta ese
momento. Sin renunciar completamente a la
tradición de la transfiguración metafórica y la
simbología, los libros Canciones Cotidianas y
Nosotros los hombres fundamentalmente, (y en
eso coincido con el poeta e investigador Carlos
Francisco Monge: 1984, pp.186-187) se
convierten en los puntos de partida de una nueva
sensibilidad que pretende procurarle contexto y
testimonio histórico al poema. Lo anterior
consigue lo que todo poeta persigue en su época,
aunque no lo confiese: un considerable arraigo
entre los lectores y un entusiasmo inusitado por
la poesía, especialmente en un país que le había
encomendado las tareas críticas de develamiento
social a la narrativa y al ensayo.
A partir de Jorge Debravo la poesía pasa a
ocupar en nuestro país el lugar que los poetas
anteriores, aristocratizantes de un yo conflictivo
y de cenáculo liberal, salvo serias excepciones,
como ya subrayamos, habían deseado pero no
habían conseguido. Las paredes de la ciudad se
llenaron de graffitis y carteles que exhortaban
directamente: lea poesía, y los libros de Debravo
y sus compañeros de viaje –los del “Círculo de
Poetas de Turrialba” – impresos manualmente en
polígrafos, corrían de mano en mano, ya no en
ateneos de señoritas e intelectuales burgueses,
sino en sitios de labor, aulas y casas de
trabajadores, estudiantes y “gentes sencillas”. La
poesía tica adquiría carta de ciudadanía con un
inconfundible acento humanístico y popular,
sacudiendo a su vez un entorno aletargado y
deplorando un pasado de pálida impasividad.
Una necesaria digresión: el trascendentalismo
Al hablar de sus “compañeros de viaje” es
necesaria una digresión aclaratoria: luego de la
muerte del poeta, y ya instalados en la capital y
en sus principales instituciones, los miembros
del Círculo de Turrialba (fundado en 1960
además de Debravo por Laureano Albán y Marco
Aguilar; el tercero permanece en Turrialba),
ampliado y convertido para entonces en el
Círculo de Poetas Costarricenses, apadrina a uno
de ellos, el más conspicuo, Laureano Albán, en
sus audaces aventuras por la búsqueda de
reconocimiento y poder simbólico, quien redacta
un manifiesto que luego firmarán su entonces
esposa, la poeta Julieta Dobles, y los jóvenes
poetas Carlos Francisco Monge y Ronald Bonilla,
y que será conocido como Manifiesto
Trascendentalista.
Dicho documento, de escasa repercusión,
fanfarronea y aboga por una poesía metafórica y
de lenguaje figurado, donde la intuición sería el
centro de la creación poética en contraste
abierto con el legado debraviano, dejando de
lado la investigación y la experimentación,
elementos sine qua non de toda actividad
artística. Jorge Debravo decía: “Estoy con todo
lo que signifique revolución artística (Debravo:
1978: 24). Dice Albán: “prefiero jugar con los
niños, pasear por la ribera de un río, sorprender
a las nubes y hasta dormir bajo la lluvia, que leer
muchos libros y porquerías literarias” (Albán y
otros: 1977).
En una especie de
traic ón stética y
ética, con
de sober
presumiblemente
iluminada or única
verdad, a,
proclaman el
abecedario de grupo
y denostan la poesía
elpoemasemin
que pr pusi ra el autor de Milagro ab erto, pero
citándolo (paradójicamente en su apartado V
a es un arma”) siempre
como coterráneo,
compañero de
generación y de iaj .
Si
o e i
í
v e
algo importante
sug
i
de mo
a
a fama.
aparece la cita “La poes
iere esa proclama
trascendental sta es la
constatación de que la
poesía es una labor
marginal para la
sociedad consu y
la cultura de masas. Lo
que sucede es que,
además de ser un
texto contradictorio,
con generalidades y
repeticiones incluso antagónicas, la gestu lidad
un tanto prepotente de su redactor y firmantes
buscará lo contrario: ocupar los pedestales del
canon y l
Otro logro que podemos endosarle es su
calidad de autorretrato en grupo, al describir en
mucho la posterior producción poética de los
firmantes subrayando la “mediocridad mimética,
comodidosa y superficial de la poesía de nuestro
país”. Es imprescindible, por lo demás, ubicar el
trasfondo histórico de esa sui generis toma de
posición en una Centroamérica convulsionada por
la violencia política y la lucha social con una
poesía militante que produjo numerosos mártires:
Otto René Castillo, Roberto Obregón Morales,
Roque Dalton, Ricardo Morales Avilés, Leonel
Rugama, entre otros.
Es de suyo interesante recalcar la
invisibilización que se hace de la poesía
nicaragüense, nuestra vecina ineludible, con toda
su tradicional riqueza expresiva, especialmente a
partir del Movimiento de Vanguardia comandado
por José Coronel Urtecho en Granada, y su
posterior franja de producción “exteriorista” y
coloquial. No cabe duda que Albán y
acompañantes pretendían alejarse de esa fuerte
influencia para fundar su propia nombradía con
una poesía cargada de abstracciones y
vaguedades parnasiano/simbolistas, con ciertas
excepciones: los poemarios Solamérica, Chile de
pie en la sangre, Sonetos cotidianos y Sonetos
laborales, de Laureano Albán, pero un tanto
impostados, lejos de la médula debraviana.
Pero lo más incongruente del manifiesto de
marras es que en 1965, en la revista Polémica,
Laureano Albán y Julieta Dobles habían firmado
el Manifiesto 65 redactado por el propio Jorge
Debravo, conjuntamente con Albán, Marco
Aguilar y Edith Fernández (Boccanera, 2004:
116). Allí se precisa, con anticipación y en grupo,
la posición del autor que nos ocupa, insinuando
que “un día la política será una canción”.
Semejante contradicción conceptual y ética pocas
veces se ha visto en nuestro país.
Por esas y otras razones, estéticas
fundamentalmente, hasta hoy no he podido
descifrar cabalmente qué es la poesía
“trascendentalista” –término más cercano a la
poesía de esa otra cumbre costarricense, Eunice
Odio, en el sentido de trascenderse más allá del
ser y de su propia imagen; por supuesto, nada
que ver con la filosofía de Emerson, Thoreau y
demás feligreses norteamericanos– aunque sí su
peligrosa articulación con los ámbitos del poder y
el rejuego institucional y editorial, oficializando
una forma de hacer poesía acartonada y
desvinculada del entorno sociohistórico, pero con
la complicidad de los círculos literarios más
conservadores, de la academia y los premios
oficializados (léase fosilizados), y siempre
pronunciando el apellido Debravo, en vano.
Justamente esa actitud ha llevado al Círculo
de Poetas Costarricenses al “autoexilio” en el
amplio y plural campo literario costarricense,
hecho parangonado en la historia reciente
solamente con el grupo Alambique que, luego de
aparecer, a mediados de los años 90, con una
propuesta editorial cooperativa e incluyente, los
escasos miembros que sobrevivieron a sus
purgas fueron paulatinamente desdiciéndose y
autoaislándose con una arrogancia y altisonancia
discursiva ciertamente patéticas y con una
producción literaria profundamente endogámica.
Aportes, valores, contradicciones e influencia de
la obra debraviana
El arraigo popular alcanzado por la poesía
debraviana propició la paradoja: por una parte se
popularizó una forma de hacer poesía más clara y
directa que optaba claramente por los
“desheredados de la tierra” proponiendo un
nuevo paradigma donde la utopía estaba a flor de
la palabra, con un creciente número de lectores;
y por otra parte, y por eso mismo, la creciente
vulgarización de esa forma de poetizar la
elpoemaseminal 114/ 20 agosto, 2007/9
realidad hasta caer en el panfleto y la
versificación pedestre y sectaria. Pero además, y
debido a la trágica muerte del poeta, sobreviene
la temprana canonización oficial que vacía de los
principales contenidos a la poesía debraviana
reformándola como lectura obligatoria de nuestra
empobrecida enseñanza, relegando así su
rebeldía y su energía creadoras para dar paso a
la anécdota ramplona y a la reseña escolar.
Muerto el revolucionario se confisca su fuego.
Pienso que lo último es lo que ha favorecido
una confusión entre defensores y detractores.
Los primeros lo reivindican como el poeta del
pueblo con justo entusiasmo y no menos razón,
pero fetichizando en mucho su obra y
despojándolo, a contrapelo de la misma
propuesta estético ideológica del creador y de su
visión dialéctica del arte y la historia, de sus más
profundos postulados.
Los segundos le cobran la oficialización y
proposición de su poesía como paradigma poético
“nacional”, recelosos, en el fondo, de su
popularidad y de su abundante lectura en todos
los estratos sociales. Ello habla de la
autenticidad de una poesía y de un autor que aún
hoy provocan serias y bizantinas discusiones, y
hasta poemas que ambiguamente reclaman,
deploran y justifican la muerte del humilde pero
grande vate de Guayabo.
Muchos de los poetas menores de 40 años,
es decir: nacidos luego de la muerte de Debravo,
han querido perpetrar el parricidio simbólico del
poeta, a la manera de José Coronel Urtecho con
su “paisano inevitable”, Rubén Darío, en
Nicaragua.
Es el caso de Mauricio Molina y Luis Chaves.
El primero se autocrítica de tal tentativa radical
al publicar el ya célebre Manifiesto fragmentario
en el número 10 de la revista Kasandra en 1997,
que “decía que pasábamos criticando a Debravo
para luego escondernos bajo la noche a devorar
sus libros”.
Textualmente en la revista citada: Todos
renegábamos de Debravo en las tardes, y lo
devorábamos con placer en las noches, como a
un(a) amante, pero definitivamente odiábamos a
Albán. (Boccanera, 2004: 108).
El segundo intenta ajustar cuentas y
desacralizarlo en su polémico poema Arte
poética II: “_Murió el Gran Poeta de la Patria / en
fatal accidente de tránsito. / _ ¿Y qué le pasó a la
moto?”. (Chaves, 2000: 42). Y lleva razón Molina:
a Debravo no se le puede ver como el “padre”
poético de las nuevas generaciones porque su
actitud y su postura no pretendieron fundar
movimientos ni dejar discípulos (lo contrario de
sus “compañeros de viaje” como ya vimos,
aunque Carlos Francisco Monge y Julieta Dobles
se hayan desmarcado, veinticinco años más
tarde, de los postulados “trascendentalistas”),
mucho menos convertirse en el papá de las
siguientes generaciones. Al contrario, su poesía,
canto de esperanza y solidaridad que no descuida
los códigos formales que implican un trabajo
riguroso con el lenguaje y sus claves, es una
convocatoria humanista donde el poeta es el
hermano de los demás.
Por eso debemos percibirlo y recibirlo como
tal: el hermano, el mayor hasta ahora si
pensamos en su obra como urgente búsqueda de
nuevos caminos para comunicar las “buenas
nuevas” con una prosodia y una dicción muy
personales. Esos mismos caminos que desbroza
la nueva poesía costarricense en sus
disoluciones del hablante en verso y prosa,
atmósferas oníricas y alucinadas, imágenes
cerradas y abiertas, parodias, musicalidades,
testimonios y pastiches, para expresarse por
otras vías tratando de comunicarse con su
tiempo y sus congéneres.
La poesía de Debravo, cuyo eje, como ya
vimos, es la solidaridad humana y lo fraterno
como propuesta; cabe decir –a riesgo de parecer
ridículos, como apostillaba el Che Guevara– el
amor por los semejantes y la confianza en las
“multitudes” de quien se asume como parte de
una comunidad con la que dialoga francamente,
es su núcleo, su razón de ser; además de la
insistencia acerca del papel del poeta como
instrumento de liberación, insistencia que lo
convierte, a veces, en mesiánico y redentor; y de
su nítida raigambre social y popular, por lo tanto
política y con
posiciones patrióticas,
antiimperialistas, sin
concebirse como un
poeta militantemente
partidario; perfila
temáticas y tendencias
como la ecologista, la
erótica y la cristiana
liberadora.
elpoemaseminal 114/ 20 agosto, 2007/10
Esas tres
tendencias o temáticas,
como grandes bandas del interés poético del
turrialbeño, se entrelazan por el ancho río
debraviano, forjando y disponiendo una poesía
vital, placentera y cuestionadora a la vez.
En su obra se percibe un cosmos vegetal,
agrario, que parte de la madre tierra y lo que
produce, lo que germina, como el maíz y los
bosques (Salmo de los tres reinos, Salmo a la
tierra animal de tu vientre, Salmo de las
maderas).
En el segundo y tercer poemas señalados hay
una fusión de lo ecológico y lo erótico con una
armonía particularmente espléndida. Veamos un
fragmento del tercero: “Hay maderas recias y
macizas como tus piernas y tus espaldas… Hay
maderas húmedas y rojas como la piel de tus
labios y de tu lengua / Porque la piel de tus
labios y de tu lengua es como una madera roja y
empapada de savia”. (Todos los fragmentos de
poemas de Debravo que se citen están tomados
de la Antología mayor, 1986).
En la zona erótica es explícito el tratamiento
del tópico sexual. En el poema “Desvestido” del
libro Devoc onario del amor sexual, leemos:
“Luego –por diversión, sin decir nada– / la noche
se llevó tu blusa larga / y te arrancó la falda
ensimismada / como una cosa tímida y amarga
(…) porque sí y porque no, a medio reproche, /
desnudaste también, entre la noche, / la noche
pequeñita de tu sexo”.
i
Lo erótico se integra con los demás temas, o
subyace en casi toda su producción,
relacionándolo también con lo religioso En el
poema “La yerba” hay una conjunción de lo
ecológico con el cristianismo, liberador y
desacralizado, y con el hecho poético como
parábola: “Dicen que Jesús predicaba a las
gentes / sentadas sobre la yerba… Por eso sus
palabras se parecen / a los cogollos de los
cedros en la época de las lluvias”. Igual lo hace
en el prólogo de Consejos para Cristo al comenzar el año: “Nunca he sabido lo que es la
poesía. Se me parece a Dios. La intuyo cuando
se acerca. Después no sé si se fue. O si la dejé
amarrada en la palabra”.
La raíz (por lo tanto la radicalidad) cristiana
de la poesía de Debravo es evidente y ya
muchas/os críticas/os y estudiosas/sos lo han
señalado. Incluso alguno de ellos –el chileno
Alberto Baeza Flores: 1978: 282– plantea que
probablemente provenga del recóndito
sentimiento cristiano del campesino
costarricense.
Podríamos aventurarnos incluso a sugerir la
presencia, mas bien la resonancia, de algunas
huellas de la tradición del Milenarismo y del
Evangelio permanent” (The everlasting gospel) de los disidentes del protestantismo inglés de los
siglos XVII y XVIII, y su influencia en un poeta
presumiblemente desconocido para Debravo
como William Blake, con su dosis de
inconformismo antiestatal, anticlerical, plebeyo,
promiscuo, escandaloso y siempre descontento,
que humanizaba al Dios/Cristo, o que divinizaba
al hombre, y, primordialmente, de la doctrina de
los contrarios en su dimensión social,
antecedentes del revolucionarismo libertario y
del anarquismo comunista (Blake: 2001: 140-
176). Pero lo que llama la atención es su
imbricación con lo sexual y lo vegetal, lo
germinal, creando un cosmos erótico y panteísta
que se aviene muy bien con la naturaleza
creadora y con el proceso del lenguaje poético,
anclado en una visión religiosa de la sociedad,
donde Cristo adquiere una faz de redentor y de
libertador de los humildes y explotados,
presentándose como un amigo del poeta.
Es un Cristo definitivamente a la izquierda de
la ortodoxia, el Cristo de la Iglesia Joven, un
Cristo militante, humano. Esa opción por los
pobres es anterior a lo que luego conoceremos
como Teología de la liberación y corre pareja,
presuntamente sin conocerlas, a elaboraciones
poéticas dentro de esa perspectiva creyente
liberadora como la de Ernesto Cardenal, el
conocido poeta nicaragüense, y a expresiones
músico/poéticas posteriores como la Misa
Campesina del también nicaragüense Carlos
Mejía Godoy.
Jorge Debravo es un volcán en ebullición en
la breve cordillera de la poesía costarricense.
Volcán inflamado de violenta ternura que
pugnaba por expresarse a toda costa, a pesar de
las carencias de su entorno cultural. Su voz se
despojó de la anécdota fácil para –igual que
César Vallejo y Miguel Hernández, sus
influencias más notorias– transitar a la anécdota
humana y arribar al esencialismo de las cosas y
lo seres con un lenguaje poético claro y eficaz,
vigoroso en su tono vital.
Y a pesar de cierta candorosidad, o
ingenuidad poética (candorosidad que es siempre
honesta porque es consecuencia de una emoción
elpoemaseminal 114/ 20 agosto, 2007/11
profunda), palpable a
veces en una sencillez
de sonsonete rural y
provinciano, no
sucumbió al
costumbrismo, o
folclorismo, de
antecesores como
Aquileo Echeverría o
Arturo Agüero. Mucho
menos aplicó la chota a
sus congéneres
campesinos a quienes
reunió con los demás
trabajadores en un grupo de sencillos “hombres”.
Y eso lo logró debido a las dotes de verdadero
poeta.
Posiblemente con Max Jiménez y Eunice Odio
—ambos desparecidos también de forma trágica
y fuera del país, como signos de una sociedad
que ha rechazado siempre la autenticidad
artística porque no tolera la verdad de frente—
sea el autor con mayor “gracia” poética de
nuestros creadores. Jorge nació poseído por el
demonio de la poesía y el ángel de la denuncia.
Era un poeta orgánico que no necesitó de
impostaciones, retruécanos o vaga retórica,
como muchos de sus epígonos, para entregarnos
una poesía fresca, sensual, crítica, ecuménica, de
profunda raíz ética y germinal.
Es muy difícil, como señala el poeta,
periodista y estudioso argentino Jorge Boccanera
(2004: 148), verificar la influencia de la poesía
debraviana en los poetas de las últimas tres
décadas. Sin embargo, su voz es rastreable en
algunos textos del mismo Laureano Albán, de
Carlos Francisco Monge, Julieta Dobles, Ana
Istarú, Alfonso Chase, Janina Fernández, Mayra
Jiménez, Carlos Bonilla, Norberto Salinas,
Rodolfo Dada, Macarena Barahona, Erick Gil
Salas, Miguel Fajardo, Edmundo Retana y Helio
Gallardo, entre otros.
Lo cierto es que la influencia de Jorge
Debravo es amplia y definitiva, tanto en términos
de su asimilación estética y ética por parte de las
nuevas generaciones, como en su negación y
hasta en el intento de “asesinarla”, como he
tratado de mostrarlo. A pesar del tiempo
transcurrido desde su trágica desaparición, la
presencia del hermano mayor, para tirios y
troyanos, es incuestionable.
Colofón
Si la muerte no hubiese pisado su huerto tan
temprano, a lo mejor podríamos parafrasear al
poeta cuando, a propósito de Max Jiménez,
expresara lo siguiente: “Si alguna vez Costa Rica
estuvo a punto de producir un genio, fue cuando
(Jorge, en vez de Max, o ambos al unísono)
luchaba contra las cosas y los seres, contra la
palabra y contra sí mismo (Debravo: 1986, pp.
26, 27). He allí dos naturalezas consumiéndose
en el fuego creador en un país que, de manera
diversa pero paradójicamente semejante, trató de
despojarlos de su vibrante y avasallador
discurso.
Al primero (Max) se le cobró su ascendencia
burguesa y cosmopolita, tanto que su propia
clase lo denostó como “loco” (para variar) y
atrabiliario; y al segundo (Jorge) se le acosó en
vida por su procedencia campesino/proletaria y
por su ideario humanístico y social, para
cooptarlo después de su muerte colgándole el
sambenito de “poeta nacional”. Hasta en el
sepelio no tuvo sosiego. Bajo un pertinaz
aguacero, un cura reaccionario cerró las puertas
del templo donde familiares y amigos pretendían
oficiarle misa, negándole su entrada por
considerarlo ateo y comunista”y “porque le ha
hecho mucho daño a nuestra santa madre
iglesia”. (“Dios no quiere rodillas humilladas en
los templos…” había escrito el poeta).
Al final solamente cuatro de sus amigos, el
escultor Néstor Zeledón Guzmán y los escritores
José León Sánchez, Laureano Albán y Alfonso
Chase, lograron depositar el féretro en un pozo
lleno de agua que fue rellenado con barro y
lágrimas por sus improvisados enterradores
(Zeledón Guzmán: 1988). Por cierto, llama
poderosamente la atención el hecho de que
siendo tres de ellos escritores, ninguno se haya
tomado el tiempo para narrarnos esa oscura y
torrencial despedida; solamente el artista Néstor
Zeledón, quien guardaba un poema inédito del
poeta, el cual diera a conocer en el homenaje del
23 de febrero de 1993 en conmemoración de su
natalicio (probablemente el último que Debravo
escribiera: En la mano del poeta), se atrevió a
contarnos esa violenta tarde de intolerancia
religiosa, viento, espanto y lluvia. ¿Voluntad
invisibilizadora por parte de sus colegas?
Hoy, celosa, sospechosa y
contradictoriamente, se le reprocha al poeta de
Guayabo de Turrialba (aunque a Max Jiménez
elpoemaseminal 114/ 20 agosto, 2007/12
también se le rebaja aduciendo su “todología”;
recordemos que era un artista múltiple e
integral: pintor, escultor, grabador, dibujante,
poeta, narrador, ensayista) el entusiasmo que
despierta, así como su permanencia distintiva, lo
que lo convierte en el poeta más vendido y leído
de esta ínsula globalitaria. Afortunadamente, más
allá de la polémica y la mezquindad, su poesía y
su legado en términos de actitud creadora, ética
combativa y modo de vida auténticos, lo
sobreviven.
El hermano mayor prevalece.
Bibliografía consultada
Albán, Laureano, Bonilla, Ronald, Dobles Julieta,
Monge, Carlos Francisco. Manifiesto Trascendentalista y poesía de sus autores. San José, Editorial Costa Rica, 1977.
Baeza Flores, Alberto. 1978. Evolución de la poesía costarricense, 1574-1977. Editorial
Costa Rica, San José.
Blake, William (Estudio preliminar, selección y
notas de José Luis Palomares). 2001. El matrimonio del cielo y del infierno. (Edición
facsímil y bilingüe). Hiperión, Madrid.
Boccanera, Jorge. 2004. Voces tatuadas. Crónica de la poesía costarricense 1970 2004. Ediciones Perro azul, San José.
Chaves, Luis. 2000. Historias Polaroid. Ediciones
Perro Azul, San José.
Debravo, Jorge (Prólogo de Joaquín Gutiérrez).
1986. Antología Mayor. Editorial Costa Rica,
San José.
Duverrán, Carlos Rafael (Selección y prólogo):
1973. Poesía contemporánea de Costa Rica. Editorial Costa Rica, San José.
Monge, Carlos Francisco: 1984. La magen separada. Instituto del Libro, Ministerio de
Cultura, Juventud y Deportes, San José. 1992.
Antología crítica de la poesía de Costa Rica.
Editorial de la Universidad de Costa Rica,
San José.
i
i j
Zeledón Guzmán, Néstor. 1998. “Los cielos se
desataron”, en supl. cultural Áncora, La Nación, año XVI, núm. 2, 10 de diciembre de
1988, San José.
Espacio Latino, http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/corrales_adr ano/orge_debravo.htm
DESVESTIDO LA NOCHE, DESEOSA, APENUMBRADA, te quitó sin pensar las zapatillas...
y -por sentirse blanca y alumbrada-
desnudó blancamente tus rodillas.
Luego -por diversión, sin decir nada-
la noche se llevó tu blusa larga
y te arrancó la falda ensimismada
como una cosa tímida y amarga.
Después te colocaste travesura:
desnudaste tus pechos por ternura
y -hablando de un amor vago, inconexo-
porque sí y porque no, a medio reproche,
desnudaste también, entre la noche
la noche pequeñita de tu sexo.
PARTO MUJER, TODA MI SANGRE ESTÁ PRESENTE contigo en esa lucha que sostienes.
Contigo está mi amor incandescente
y en tu llanto y en tu duelo me contienes.
Nunca en la vida estuve tan de prisa,
tan lleno de relámpagos y ruegos,
como ahora que ha muerto tu sonrisa
y están con tu dolor todos tus llantos y fuegos.
Nunca estuvo mi amor tan a tu lado,
nunca como esta noche de tortura,
cuando sufre mi amor crucificado
en el mismo tablón de tu amargura!
POEMA DESDE QUE EL PRIMER HIJO -EN NOCHE DE
TORTURA- se desprendió de ti como un brazo viviente,
la carne se te ha hecho una fruta madura
y el amor como un pan se te ve y se te siente.
Tus mejillas se han vuelto suaves como pañales,
la voz se te ha llenado de ternuras y almohadas,
palpitan en tus ojos dos tiernos animales
y son como dos sombras tus manos sosegadas...
HIJOS POR LA HIJA QUE RÍE ESTOY DOLIENTE, por el hijo que llora estoy en pena,
elpoemaseminal 114/ 20 agosto, 2007/13
porque los dos me han puesto la colmena
del alma toda abierta y toda ardiente.
Porque los dos han hecho que ese diente
con que la vida muerde y envenena,
me clave más veneno entre la vena
y me vuelva el espanto incandescente.
Porque los dos son chorros de esperanza.
Porque los dos me pedirán mañana
un mendrugo de paz que no se alcanza.
Porque tendré que darles la campana
de la muerte, del odio y la venganza.
y nutrirles la voz con sangre humana.
RESURRECCIÓN
ESTA NOCHE SEDIENTA YO ME HE
PREGUNTADO quién eres y quién eres.
Porqué es triste tu carne como un leño apagado
y porqué tienes llena la boca de alfileres.
Y despacio, esta noche yo te he separado
como un árbol de amor, de las demás mujeres,
y haciendo de mi sangre un agua he bautizado
con ella tus angustias y placeres.
Y le he dicho a la muerte que no puede matarme!
Y le he dicho a la vida que no puede vencerme!
Y le he dicho a la tierra que si logra enterrarme,
a donde ella me entierre tú irás a recogerme!
Y le he dicho a la nada que si logra apagarme,
tú, con tus grandes besos, volverás a
encenderme!
DIGO
EL HOMBRE NO HA NACIDO para tener las manos
amarradas al poste de los rezos.
Dios no quiere rodillas humilladas
en los templos,
sino piernas de fuego galopando,
manos acariciando las entrañas del hierro,
mentes pariendo brasas,
labios haciendo besos.
Digo que yo trabajo,
vivo, pienso,
y que esto que yo hago es un buen rezo,
que a Dios le gusta mucho
y respondo por ello.
Y digo que el amor
es el mejor sacramento,
que os amo, que amo
y que no tengo sitio en el infierno.
HOMBRE SOY HOMBRE , HE NACIDO, tengo piel y esperanza.
Yo exijo, por lo tanto,
que me dejen usarlas.
No soy dios: soy un hombre
(como decir un alga).
Pero exijo calor en mis raíces,
almuerzo en mis entrañas.
No pido eternidades
llenas de estrellas blancas.
Pido ternura, cena,
silencio, pan, casa...
Soy hombre, es decir,
animal con palabras.
Y exijo, por lo tanto,
que me dejen usarlas.
ESTA CANCIÓN AMARGA SUFRO TANTO QUE A VECES NI SIQUIERA sé si sufro por mí o por el obrero.
El sufrimiento nace, simplemente.
Es como un árbol ciego.
No lo busco, lo llamo ni lo aguardo.
Nace cuando lo quiere.
Es como un chorro de alcohol, como una
almohada de alfileres.
Es amargo y sangriento a medianoche
y a veces -sin permiso- en las aceras.
Me anuda la camisa hasta asfixiarme.
Me riega ácidos malos en las venas.
Sin embargo, hermanos, cuando falta
es como si mi carne estuviera vacía.
Como si no corriera el jugo de mi sangre.
Como si a chorros, roja, se me huyera la vida.
elpoemaseminal 114/ 20 agosto, 2007/14
ENCUENTRO DE POETAS HASTA EL 15
DE AGOSTO
ENCUENTRO DE POETAS HASTA EL 15
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un número considerable de
oetas y escritores.
americana si no de todo el mundo”,
stiene.
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desee disfrutar de tan
portante evento.
Diario, Ecuador, 9 de agosto de 2007
Un lenguaje com n que se tr nsmita con
profundidad. Que transporte el eje de las
nacionalidades y que alimente la poesía, parece
ser el mensaje que llevan los poetas, escritores,
cantantes, concertistas y pintores que pa
V Encuentro Internacional de Poetas. Este evento reúne a 41 artistas de Uruguay,
Chile, España, México, Perú, Canadá, Argentina,
Puerto Rico, Honduras, Islas Canarias, Ecuador,
Brasil, Colombia, Australia y El Salvador; y que
es organizado por las universidades loy Alfaro
de Manta y San Gregorio de Portoviejo.
Los poetas llegaron a Manta el martes 7 de
agosto y estarán recorriendo la provincia hasta
el miércoles 15, fecha en la cuál retornarán a sus
respectivos países. Aunque sus puntos de vista
son diferentes, ellos, hablan un solo lenguaje.
Tienen claro que la cultura es el medio de
comunicación que une naciones y que ayuda al
crecimiento de su población. “Es una lluvia de
palabras con sonido que tienen sus raíces en
cada ser humano. Todos alguna vez nos hemos
hecho eco de una buena poesía que nos haya
transportado en tiempo y espacio”, dice Horacio
Hidrovo, quién se muestra complacido por la
aceptación que ha tenido el encuentro poético
que ha logrado reunir
p
El arte
Horacio Hidrovo señala que el encuentro ha ido
creciendo. “Cada año son más los poetas y
artistas que se suman al proyecto que tiene la
finalidad de intercambiar y reforzar la cultura no
sólo latino
so
Hoy llegan los poetas a Bahía de Caráquez
El Banco Central del Ecuador en conjunto con a
Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí –
Extensión Bahía de Caráquez tienen el honor de
presentar el “V Festival de Poetas y I de Artes
Visuales” en el auditorio del Museo Bahía de
Caráquez hoy jueves 9 de agosto a las 11h00.
Esto es parte del festival qu todos los años se
realiza en la ciudad de M nta gracias al
Departamento de Desarrollo Cultural de la
ULEAM, dirigido por el poeta Horacio Hidrovo
Peñaherrera. A este acto en particular se ha
invitado a los estudiantes de los colegios de la
localidad y además se hace e tensiva la misma a
la ciudadanía que
im El
EEDDUUAARRDDOO MMIITTRREE PPRREESSEENNTTAARRÁÁ
VVIITTRRAALLEESS DDEE LLAA MMEEMMOORRIIAA
itraia, nue
del
poe
e
l yaso
rd, Enrique Omar Sívori) cuyo paso
per
El Espacio Simón I.
Patiño a través del
Cedoal, presentará
el libro V les de la memor vo
poemario de
Eduardo Mitre,
publicado este año
por la editorial Pre-
Textos de Valencia
(España), la misma
que publicó su anterior El paraguas de Manhattan
(2004), es un puente poético tendido entre dos
espacios y tiempos: el presente de Nueva York y
el pretérito de la infancia y la adolescencia
ta transcurridas en Oruro –su ciudad natal– y
en Cochabamba.
A través de la memoria afectiva, cada poema
va plasmando-restaurando los paisajes: el
altiplano orureño, el balneario “chaucheras” y
cines de Cochabamba; espacios que son pasajes
por los que vuelven presencias familiares de
entonces ( l tío, el abuelo, el condiscípulo de la
escuela, los compañeros de juego) así como
otras (e pa de circo, Marilyn Monroe,
Natalie Wo
vive en el recuerdo de innumerables
personas.
elpoemaseminal 114/ 20 agosto, 2007/15
Varios poemas son elegías, pero siempre más
rememoración que lamento, en una escritura
obediente al deseo de prolongar la permanencia
de
a o r l
ericana en Estados Unidos
don
l
9
ino y la sencia: Antología poética (1988), Camino de
cualquier 998 y El paraguas de Manhattan (2004).
2007
los ausentes. De este modo, en estos vitrales
verbales, como en el verso de la célebre balada
de Franz Tamayo, “la ausencia hace presencia”.
Mitre nació en Oruro, Bolivia, en 1943.
Estudió Derecho en la Universidad Mayor de San
Simón de Cochabamb y, p ste iormente, rea izó
estudios de literatura francesa en Francia y
literatura latinoam
de se doctoró por la Universidad de
Pittsburgh con una tesis sobre la poesía de
Vicente Huidobro.
Entre sus ibros de poesía figuran: Morada (1975), Ferviente humo (1976), Mirabilia (197 ),
Desde tu cuerpo (1984), La luz del regreso
(1990), Líneas de otoño (1993), El peregrau
parte publicado por Visor de Madrid en
1
La Época, Bolivia, 18 de agosto de
PPUUBBLLIICCAANN EENN CCUUBBAA EELL MMÁÁSS RREECCIIEENNTTEE
LLIIBBRROO DDEE JJOORRGGEE EENNRRIIQQUUEE AADDOOUUMM
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ello implique un servicio invaluable para aquellos
a un
esc
a o
s
a, en coordinación
con
l
os ejemplos
esc
í t r e
ar falsas expectativas en
algu
m
r
Por mucho tiempo, durante la
universidad, deseé encontrar
algú tipo de texto con el
cual aprender a distinguir
entre buena y mala poesía. Y
es que desde entonces
comparto el criterio de que
leyendo malos libros, también
se apre de a apreciar os
buenos. Lam tableme , no
hallé ninguno. Era un t to
ingenua mi pretensión, lo
reconozco —hay que
conformarse, irremediablemente, con la
recolección de planteamientos aislados (además
de leer buena literatura, desde luego), para así
armarse una suerte de detector personal—, mas
la búsqueda no fue del todo infructuosa. Me
reveló una gran verdad: pocos son los autores
que se dedican a recopilar ejemplos de mal arte,
con buenas intenciones. La mayoría prefiere
invertir esfuerzos directamente en la creación, y
no desandar caminos desafortunados, aunque
que empiezan. Los hay demasiado pudorosos y
un poco egoístas. Por esa razón, cuando leo
ritor famoso que intenta explicar su oficio,
lejos de considerarlo petul nte, l aplaudo.
Tal es el caso e ta vez del ecuatoriano Jorge
Enrique Adoum, y su más reciente título,
Aproccimasión a la paraliteratura, publicado por
la Editorial Arte y Literatur
Ediciones Archipiélago, como parte de la
colección de ensayos Argos.
Como su título indica, Adoum, uno de los
imprescindibles en la lírica atinoamericana,
propone un acercamiento agudo no solo a la
expresión paraliteratura, sino, sobre todo, a
aquellos géneros más dañados por sus cándidos
cultivadores. Pero es que también el tono jocoso
que se permite, garantiza un auténtico banquete.
De otra forma sería imposible leer el volumen,
pues los numerosos, mas necesari
ogidos por el autor para ilustrar sus tesis, lo
harían francamente insoportable.
Adoum detalla con escrupulosa precisión los
malos momentos de inspiración que avalan el
término, pero también lo hace con meticulosa
ironía, sin ánimos de burla (fase última en la que
caer a un analis a poco se io); lo suyo s alerta
franca, humilde y sabia. Recorre así casi todas
las variantes poéticas —elegíaca, heroica,
amatoria—; desenmascara la intrusión de lo
paraliterario en zonas como la política, la ciencia,
la prensa, la filosofía y hasta la crítica; y evalúa
los efectos negativos de la cultura de masas, por
su ambiguo papel de cre
nos individuos, poco o nada dotados para el
arte de la co posición.
Acompañado por el astuto pincel de su
coterráneo, Asdrúbal de la Torre, quien
despliega sus ingeniosas caricaturas a la entrada
de cada capítulo, y hace más disfrutable el
trayecto, el autor invita a una reflexión de índole
no ya exclusivamente estética, sino además
cultural y social. Porque no se debe confundir —
nos comenta el maestro— al productor de best seller con el paraliterato, aunque en ocasiones
coincidan. En el prólogo firmado por el también
poeta ecuatoriano, Efraín Jara, este expone:
«Frente a la complejidad estructural, al tenso
equilibrio entre sensibilidad e inteligencia, a la
densidad conceptual, a la despiadada voluntad de
forma, que hacen de la literatura genuina algo
desalentado amente complicado y exigente, la
paraliteratura consagra el flujo espontáneo, la
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sensiblería incontrolada,
la b idad de los te as,
la proliferación
de los tópicos, la
facilidad el desaliño
hablando de una
intelectualidad
sospechosa,
anal m
y
formal». O sea: se está
anclada en la
des
o a s t
an e problema d
e h
s e l
a
res b r
ón
ontra todo aquello que quiera pasar por arte. No
un m
saber dónde están nuestros límites.
elde, Cuba, 18 de agosto de 2007
***
éxico, Axial, 2007
-
ime los
apaz
la
ma
, salta
co que
a
arrojarse en su
s y desde las alturas pedirnos silencio
da
onde de Lautréamont,
para
las
y
rece
de que
artida para otros aurotres del último
uarto del siglo xix, Baudelaire, Rimbaud y
igual dinámica social contemporánea, y donde
muchos buscan afanosamente destacar, sin que
importe demasiado el modo.
Para el lector cubano la cosa puede
resumirse como sigue: todo aquello que suena
cursi, fals o rebu camien o chato, es
paraliteratura. Y el autor asentiría de inmediato.
En numerosas ocasiones he visto a colegas
devanarse los sesos para entender la
quintaesencia de un texto (cuando la tiene) por
aquello de que se debe ser paciente con los que
empiez . Y es qu si solo fuese un e
los novatos, los ntendería, y asta los apoyaría,
pero no iempr es así. Situaciones simi ares
deben conocer aquellos que tienen l
ponsa ilidad de decidi en un concurso
literario. Pues bien, les aseguro que este
delicioso texto de Adoum les facilitará la tarea.
Son aproximaciones, es cierto, pero
suficientes para crearnos un muro de contenci
c
uro para creernos mejores que otros, sino
para
Juventud Reb
NOVEDADES M
Vicente Huidobro, Altazor Es esta, para algunos su obra
cumbre, la que gestó duran
te diez años, donde Vicente
Akazor Huidobro impr
postulados transgresores
propios del demiurgo c
de insuflar un aliento poderoso a su creación.
Aquel que nació en el Equinoccio, se yergue
desafiante ante la Naturaleza y se lanza sobre la
rosa perfumada -su para- caídas- a través de
noche vertiginosa para hablarle a los astros,
mirándolos de frente. Penetrando el océano
estelar, de pie entre el nadir y el cenit el ángel
observa la orfandad del planeta, soledad
suspendida en la noche in- finita. Canta y afir
que sólo cree en los climas de la pasión: el dolor
es lo único eterno. El hombre, mago, poeta
del vientre de su madre o del borde de una
estrella y emprende el viaje. Periplo cósmi
reconstruye el universo en siete cantos y nos
deslumbra con su nostalgia desafiante. La poesí
tiene pues hambre de absoluto, de eternidad, y el
viajero Altazor no teme
parasubida
pues la tierra ha do a luz un árbol.
C
Cantos de Maldoror
Hay quienes escriben
buscar el aplauso humano por
medio de las nobles
cualidades del corazón que la
imaginación inventa o por
que ya tienen. ¡yo utilizo mi
genio para pintar las delicias
de la crueldad! Delicias no pasajeras, delicias
artificiales pero que empezaron con el hombre
terminarán con él. ¿no puede el genio aliarse con
la crueldad en las secretas resoluciones de la
providencia o, por el hecho de ser cruel, ca
de genio? [...] Así como lo expresa el propio
Isidore, este libro camina por senderos
siniestros, sombríos pasajes en los que el
adolescente Maldoror reflexiona sobre la maldad
que el hombre contiene por naturaleza; su
capacidad de destrucción y exterminio del ser y
del espíritu, que lo llevará a cuestionar la
divinidad de dios a partir de la premisa
fuimos creados a su imagen y semejanza. A
través de una poesía colmada de imágenes
exquisitamente demenciales, este libro es una
muestra de aquellas letras infaustas que fueron
punto de p
c
Verlaine: los malditos.
Arthur Rimbaud, Una temporada en el infierno
La intensidad persuasiva de su impulso creador,
sus facultades en fermento constante,
condujeron a Rimbaud a a participar, breve pero
de manera deslumbrante, en la "Comuna de
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París" en 1871, donde su intuición enardecida y
carácter anárquico conmocionó a los parnasiano
que se decían paladines de la modernidad. No
obstante, el adolescente no cesa de engendrar
sus versos desmesurad
s
os mientras recorre las
allas del ajenjo y el hashish, escandalizado a la
e
la
spaña
llamadas vanguardias,
los
e
esperanza, una voz inédi y contundente.
rge ortega (españa)/ armando oviedo/ george reyes (ecuador)/ anuel silva acevedo (chile)/ felipe vázquez/ óscar wong/ elsa zeferino/ editor web: ignacio simal (españa)/ coordinador: leopoldo cervantes-ortiz
e .
citará siempre la fuente original. invitam , presentaciones, novedades y todo lo relacionado con la poesía, así como nuevas direcciones.
c
elite literaria parisina.
sía completa
La obra poética de César
Vallejo aparece en los años
20, contemporánea de
generación del 27 en E
y de la explosión de las
aquellas tentativas por refrescar la expresión
artística y literaria justo cuando la poesía
buscaba nuevos rumbos luego del impacto del
modernismo. Junto a Vicente Huidobro, Pablo
Neruda, Jorge Luis Borges, Octavio Paz, y José
Lezama Lima forma parte del grupo de
precursores de la poesía latinoamericana,
distinguiéndose por su estilo que encarna, como
pocos, la libertad del lenguaje poético que fue
capaz de remontarse en medio de las recetas de
tantas escuelas. Represento lo que puede y deb
ser la poesía: una búsqueda lingüística y
existencial intensa entre la angustia y la
César Vallejo, Po
ta
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(brasil)/ josé manuel mateo/ santiago montobbio (españa)/ angelina muñiz-huberman/ jom
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