Enseñanzas del Papa Francisco. No.13
Enseñanzas del Papa Francisco. No.13
El día en que la Iglesia celebra el
nacimiento de San Juan Bautista, el papa
Francisco inició su homilía diciendo:
"Cuando pensamos en la vida de Juan , vemos que es un profeta", un "gran
hombre que luego termina como un hombre pobre". ¿Quién es por lo tanto Juan? Él mismo, lo
explica: "Yo soy una voz, una voz en el desierto", pero "es una voz sin la Palabra, porque la Palabra no es
Él, es Otro".
He aquí, pues lo que es el misterio de
Juan: "Nunca se apodera de
la Palabra", Juan "es el que significa,
el que señala". El "sentido de la vida de Juan es indicar a
otro".
“Era el hombre de la luz, llevaba la luz, pero no era su propia luz, era una luz
reflejada". Juan es "como una luna",
y cuando Jesús comenzó a predicar, la luz de Juan "comenzó a declinar".
"Voz, no Palabra , luz, pero no propia":
Juan parece ser nada.
Esa es la vocación de Juan:
desaparecer. Y cuando
contemplamos la vida de este
hombre, tan grande, tan
poderoso -todos creían que él
era el Mesías-, cuando
contemplamos esta vida, cómo
desaparecía hasta llegar a la oscuridad
de una prisión, contemplamos un
gran misterio.
“La figura de Juan me hace pensar mucho en
la Iglesia":"La Iglesia existe para anunciar, para ser la
voz de la Palabra, de su esposo, que es la
Palabra. Y la Iglesia existe para anunciar esta Palabra hasta el
martirio”.
Martirio precisamente en las manos de los soberbios,
de los más soberbios de la Tierra. Juan podía volverse importante, podía decir
algo acerca de sí mismo. Se sentía la voz, no la Palabra.
Es el secreto de Juan. ¿Por qué Juan es santo y sin pecado? Porque nunca tomó una verdad
como propia.
No quiso volverse un ideólogo. Es el hombre que se negó a sí mismo,
para que la Palabra crezca. Y nosotros, como Iglesia, podemos pedir hoy la
gracia de no convertirnos en una Iglesia ideologizada...".
"Pidamos la gracia de imitar a Juan, sin ideas propias, sin un Evangelio tomado
como propiedad, sino solamente una Iglesia-voz que señala la Palabra, y esto hasta el
martirio".
El 25 de julio dijo:“Ser cristiano es una llamada de
amor, una llamada a convertirse en hijos de Dios
y nadie lo es "por pura casualidad”.
La certeza del cristiano es que el
Señor jamás abandona y pide
seguir adelante en medio de las dificultades.”
Abraham, "continúa caminando". “Dejó su tierra para ir, no sabía dónde,
pero donde el Señor le dirá". Sigue caminando, entonces, porque cree en la Palabra de Dios que "lo había invitado a salir de su tierra". Este hombre, quizás
nonagenario, mira la tierra que le indica el Señor y cree.
"Abraham parte de su tierra con una promesa: todo su camino es ir hacia esta
promesa. Y su recorrido es también un modelo de
nuestro recorrido. Dios llama a Abraham,
una persona, y de esta persona hace un pueblo.
Si vamos al Libro del Génesis, al inicio, a la Creación, podemos encontrar que Dios
crea las estrellas, crea las plantas, crea los animales, crea las, los, las, los… Pero crea al hombre: el
singular, uno".
"A nosotros Dios siempre nos habla en singular, porque nos ha creado a su imagen y semejanza. Dios ha hablado a Abraham y le dio una promesa
y lo invitó a salir de su tierra. Nosotros cristianos hemos sido llamados en
singular: ¡ninguno de nosotros es cristiano por pura
casualidad! ¡Ninguno!"
Existe una llamada "con nombre, con
una promesa", "¡Ve adelante,
Yo estoy contigo! Yo camino junto a
ti". Y esto, lo sabía
Jesús: "también en los momentos más difíciles se dirige al
Padre":
"Dios nos acompaña,
Dios nos llama por el nombre, Dios nos
promete una descendencia.
Y esto es un poco la seguridad del
cristiano. No es una
casualidad, ¡es una llamada! Una llamada que nos hace ir hacia
adelante.
Ser cristiano es una llamada de amor, de
amistad; una llamada a convertirme en hijo de
Dios, hermano de Jesús; a volverme fecundo en
la transmisión a los otros de esta llamada;
a convertirme en instrumento de esta
llamada.
Hay tantos problemas, hay momentos difíciles:
¡Jesús pasó tantos! Pero siempre con aquella seguridad: ‘El Señor me ha
llamado. El Señor es como yo. El Señor me ha
prometido’".
“El Señor, es fiel, porque Él jamás puede renegar de sí mismo: Es la fidelidad". Y
pensando en este pasaje donde Abraham "es ungido padre, por primera
vez, padre de los pueblos, pensamos también en nosotros que hemos sido
ungidos en el Bautismo y pensamos en nuestra vida cristiana":
"Alguno dirá ‘Padre, soy pecador’… Pero todos lo somos. Eso se sabe. El
problema es: pecadores, ir adelante con el
Señor, ir adelante con aquella promesa que
nos ha hecho, con aquella promesa de fecundidad y decir a los
demás, contar a los otros que el Señor está
con nosotros, que el Señor nos ha elegido y
que Él no nos deja solos, ¡jamás!
Aquella certeza del cristiano nos hará bien".
“Que el Señor nos dé,
a todos nosotros, este deseo de ir
adelante, que tuvo Abraham,
en medio a los problemas; pero ir
adelante, con aquella seguridad de saber que Él me ha
llamado, que me ha prometido tantas cosas bellas ¡está
conmigo!"
El 26 de junio, el Papa Francisco dijo: "¿somos piedras vivas o, por el
contrario, somos, por así decirlo, piedras cansadas, aburridas,
indiferentes?"
"¿cómo vivimos nuestro ser Iglesia? ¿Somos piedras vivas o, por el contrario,
somos, por así decir, piedras cansadas,
aburridas, indiferentes? ¿Han visto qué cosa más fea es un cristiano cansado,
aburrido o indiferente?
El cristiano tiene que estar vivo y alegre de ser cristiano; debe vivir esta belleza de formar parte del Pueblo de Dios que
es la Iglesia".
“¿Nos abrimos a la acción del Espíritu Santo para ser parte activa de nuestra comunidad o nos cerramos en nosotros mismos diciendo: "tengo tantas cosas
que hacer, y no es mi obligación?"
Retomando la reflexión sobre la Iglesia como el templo, el Papa dijo: "nos hace
pensar en un edificio, en una construcción; a muchos en el gran templo de Salomón en Jerusalén que era el lugar
de encuentro con Dios en la oración y que custodiaba el Arca de la Alianza en cuyo interior estaban las Tablas de la Ley, el maná del desierto y la vara de
Arón".
"Una llamada al hecho de que Dios
había estado siempre dentro de la
historia de su pueblo, había
acompañado su camino y guiado sus
pasos...También nosotros cuando vamos al templo
debemos recordar... nuestra historia... cómo Jesús me ha
encontrado, cómo ha caminado conmigo, como me ama y me
bendice".
"La imagen del antiguo templo, por la fuerza del
Espíritu Santo, se realiza ahora en la
Iglesia como "casa de Dios",
lugar de su presencia", el templo de Salomón estaba construido por las manos del hombre para dar una morada a
Dios y ser un signo visible de su presencia
entre el pueblo, con la Encarnación
"es Dios mismo el que construye "su casa" para venir a habitar
entre nosotros".
"Cristo es el Templo viviente del Padre y Cristo mismo edifica su "casa
espiritual", la Iglesia, hecha no de piedras materiales sino de
‘piedras vivas’ que somos nosotros...
¡Qué hermoso! Nosotros somos las piedras vivas del edificio de Dios, unidas
profundamente a Cristo que es la piedra que sustenta todo y también a nosotros. Esto
significa que el templo somos nosotros, que nosotros somos la Iglesia viva... y cuando
estamos juntos entre nosotros está también el Espíritu Santo que nos ayuda a crecer como
Iglesia. No estamos aislados, somos Pueblo de Dios: esta es la Iglesia".
"El Espíritu Santo con sus dones diseña la variedad que es la riqueza en la Iglesia...La
Iglesia no es un entretejerse de cosas e intereses, sino el templo del Espíritu Santo, el templo en que Dios obra, del que cada uno de nosotros con el don del Bautismo es piedra
viva".
"ninguno es inútil en la Iglesia, todos somos necesarios para construir este templo
ninguno es secundario, ni más importante; todos somos iguales a los ojos de Dios.
somos hermanos, ninguno es anónimo: la Iglesia la construimos y la formamos todos.
Pero este hecho nos invita también a reflexionar sobre el dato de que si falta el
ladrillo de nuestra vida cristiana, falta algo de la belleza de la Iglesia".
“Pidámosle a Dios "su gracia y su fuerza para que podamos estar profundamente unidos a
Cristo, piedra angular... de nuestra vida y de toda la vida de la
Iglesia ... y para que, animados por el Espíritu Santo, seamos siempre piedras vivas de su
Iglesia".
El 28 de junio, al celebrar la Misa dijo: Muchas veces el Señor entra en nuestra vida
“tan lentamente, que caemos un poco en el riesgo de perder la paciencia: ‘Pero Señor,
¿cuándo?’ Y rezamos, rezamos… Y no llega su intervención en nuestra vida”.
“Otras veces, cuando pensamos en aquello que el Señor nos ha prometido, que es tan grande, somos un poco incrédulos, un poco
escépticos y como Abraham, un poco a escondidas, reímos… La Primera Lectura dice que Abraham agachándose, se
puso a reír”.
Abraham tenía “un poco de escepticismo, ‘¿Acaso le va a nacer un hijo a un hombre de
cien años? ¿Y puede Sara, a sus noventa años, dar a
luz?’”.
“Cuando el Señor viene, no siempre lo hace de la misma forma. No existe un protocolo de acción de Dios en nuestra vida”, pero lo hace
siempre. “siempre existe este encuentro entre
nosotros y el Señor”.
Muchas veces, cuando el Señor no viene, “no hace el milagro y no hace aquello que
queremos que Él haga, nos volvemos impacientes o escépticos”.
“Pero no lo hace, a los escépticos no
puede hacerlo. El Señor toma su
tiempo. Pero también Él,
en esta relación con nosotros, tiene tanta
paciencia. No sólo nosotros debemos tener
paciencia: ¡Él la tiene! ¡Él nos
espera! Y nos espera ¡hasta el final de la vida!”.
Veamos el ejemplo del buen ladrón,
quien “precisamente al final, reconoció a
Dios. El Señor camina con
nosotros, pero tantas veces no se deja ver,
como en el caso de los discípulos de Emaús”.
“El Señor está comprometido en nuestra vida,
¡esto es seguro!, pero tantas veces no lo vemos.
Esto nos pide paciencia. Pero el Señor que camina con nosotros, Él también tiene tanta
paciencia con nosotros”.
“Algunas veces en la vida, las cosas se vuelven tan oscuras, hay tanta oscuridad, que
tenemos ganas, si estamos en dificultad, de bajar de la Cruz”.
“Este, es el momento preciso: la noche es más oscura, cuando la aurora está cerca. Y siempre cuando nos bajamos de la Cruz, lo hacemos cinco minutos antes que llegue la liberación, en el momento de la impaciencia
más grande”.
“El Señor, sólo nos dice aquello que dijo a
Abraham: ‘Camina en mi presencia
y sé perfecto’, sé irreprensible,
es la palabra justa. Camina en mi presencia y
trata de ser irreprensible”.
“Éste es el camino con el Señor y Él interviene,
pero debemos esperar, el momento, caminando siempre en su presencia
y tratando de ser irreprensibles.
Pidamos esta gracia al Señor: caminar siempre
en su presencia, tratando de ser irreprensibles”
El 29 de junio, en la fiesta solemne de los Santos Pedro y Pablo
dijo: “He aquí la experiencia de la
misericordia, del perdón de Dios en Jesucristo: esta es la
Buena Noticia, el Evangelio que Pedro y
Pablo han experimentado en sí mismos y por el
cual han dado su vida. Misericordia, perdón; el
Señor siempre nos perdona, el Señor tiene
misericordia, es misericordioso, tiene un corazón misericordioso y
nos espera siempre”.
“¡qué alegría creer en un Dios que es todo amor, todo gracia! Esta es la fe
que Pedro y Pablo han recibido de Cristo y han transmitido a la Iglesia”.
“Debemos aprender a escuchar más a nuestra conciencia. Pero ¡atención! Esto no significa
seguir el propio yo, hacer aquello que me interesa,
que me conviene, que me gusta... ¡No es esto!”.
“La conciencia es el espacio interior de la escucha de la verdad, del bien, de la escucha de Dios; es el lugar interior de mi relación con
Él, que habla a mi corazón y me ayuda a discernir, a comprender el camino que debo recorrer, y una vez tomada la decisión, a ir
adelante, a permanecer fiel”.
“Jesús también les dice a sus discípulos, encargados de precederlo en el camino hacia
Jerusalén para anunciar su paso, que no impongan nada: si no encontrarán
disponibilidad a recibirlo, continúen, vayan adelante.
Jesús no impone jamás, Jesús es humilde, Jesús invita.
Si tú quieres ven. Y la humildad de Jesús es así.
Él nos invita siempre. No impone”.
“Jesús, tuvo la conciencia: el escuchar en su corazón la voz del Padre y seguirla. Jesús a
nosotros los cristianos nos quiere libres como Él. Con aquella libertad que viene de este diálogo con el Padre, de este diálogo con
Dios”.
“Jesús no quiere cristianos egoístas, que sigan el propio ‘yo’, que no hablan con Dios, ni cristianos débiles, cristianos que no tienen
voluntad, cristianos a control remoto, incapaces de creatividad, que buscan siempre conectarse con la voluntad de otro, y no son
libres. ¡Jesús nos quiere libres!”.
“Y ¿dónde se consigue esta libertad? En el
diálogo con Dios en la propia
conciencia. Si un cristiano no sabe hablar con Dios, no sabe
escuchar a Dios en su propia
conciencia no es libre”.
“Que María nos ayude a convertirnos cada vez más en hombres y mujeres de conciencia - con conciencia libre, porque en la conciencia
tiene lugar el diálogo con Dios – hombres y mujeres capaces de escuchar la voz de Dios y
de seguirla con decisión”
“A los participantes en la VI Jornada de los jóvenes en Lituania, el Papa Francisco dijo:“el amor de Cristo y su amistad no son una
ilusión –Jesús en la cruz muestra cuán concretos son–
ni están reservados sólo para algunos”.
“Jesús quiere ser su amigo,
su hermano, maestro de la verdad
y de la vida”, “esta amistad de
Jesús, que nos trae la misericordia
y el amor de Dios, es ‘gratuidad’ puro don. Él no les pide nada a cambio, sólo les pide
que lo reciban”.
“Jesús quiere amarlos por lo que son, incluso en su propia fragilidad y debilidad, para que, tocados por su amor,
puedan ser renovados”.
“el encuentro con el amor de Dios en la amistad con Cristo es posible, en primer
lugar, en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación”, “Jesús siempre nos perdona”.
Es muy importante el rezo del Rosario,
pues en él “nos dirigimos a la
Virgen María para que nos guíe hacia una unión cada vez más estrecha con su Hijo Jesús”, “el
Rosario es un medio eficaz para abrirnos
a Dios, porque nos ayuda a vencer el egoísmo y a brindar paz a los corazones, en las
familias, en la sociedad y en el
mundo”.
“¡No tengan miedo de vivir la fe! Sean testimonios de Cristo en sus ambientes
cotidianos, con sencillez y valentía ... mostrando el rostro de la
misericordia y el amor de Dios, que siempre perdona,
anima, da esperanza”
En twitter dijo: La lógica mundana nos empuja hacia el
éxito, el dominio, el dinero; la lógica de Dios, hacia la humildad, el servicio y el amor.
A veces sabemos lo que debemos hacer, pero nos falta el ánimo. Aprendamos de María saber decidirnos, con la confianza
puesta en Dios.
Cristo nos guía a salir cada vez más de nosotros mismos, para entregarnos y servir a
los demás.
El cuidado de la creación no es sólo un mandato divino al principio de la historia; es también para nosotros, es parte del proyecto
de Dios.
Con la “cultura del descarte” la vida humana no es considerada ya un valor fundamental
que hay que respetar y tutelar.
No debemos tener miedo de la solidaridad, de poner a disposición de Dios lo que somos y
tenemos.
Hoy, muchas de las pobrezas morales y materiales vienen del rechazo de Dios y de
poner en su lugar a tantos ídolos.
Que la Iglesia sea siempre lugar de misericordia y esperanza, donde cada uno se
sienta acogido, amado y perdonado.
¿Estamos enojados con alguien? Recemos por esa persona. Esto
es amor cristiano.
Si deseas recibir mails, relacionados con la Iglesia: que contienen diapositivas, vida de Santos,
Evangelio del Domingo, etc . :Escribe a
con el título suscripciones . Servicio Gratuito.
Que Dios te llene de bendiciones. Y que permanezcamos unidos en el
amor a Jesús.
Si deseas recibir mails, relacionados con la Iglesia: que contienen ,diapositivas, vida de Santos
Evangelio del Domingo, etc . Escribe a:
con el título suscripciones . Servicio Gratuito.
Que Dios te llene de bendiciones.Y que permanezcamos unidos en el
amor a Jesús.
Recommended