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Page 1: Escuela Moderna

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Enero de 190! ^

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REVISTA PEDAGéOIGA í ADIINISTRATIVA DE PBIIERA ENSEÑANZA

FUNDADA POR

D. P M O DE ALCÁNTAEA GARCÍA X)irtcter:

D. E. Bartolomé y Mingo Juan C. Arr

TOMO TRIGÉSIMO PRIMERO

PeBUClGIÓN MKNSDiL, COÜ DOS gOPLKIiNTOS 8EIÍN1L88

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El nuevo año, por E. Bartolomé y Mingo 1 Valor educativo de la enseñanza de las lenguas vivas, por

Clementina Rangel '. . . . . 5 Cambio de niños, poy Juan X.larena 12 Instantánea.— Las excursiones escolares, por M»ría Carbo-

nell Sánchez 19 Trabajo pedagógico, por J. C 21 Historia universal do la Pedagogía, por Ildefonso Fernán­

dez y Sánchez , 27 Propagación del trabajo manual escolaren treinta años, por

Vicente Castro y Legua 48 Los textos escolares, por S. Baudfn Agüero 52 Pedagogía práctiea, por Herminia Guerrero 58 Oración al maestro español, por Melíjhor ConUhenteLara. . 61 El Trabajo manual escolar, por Vioeíte CastjPo y Legua . . 62 Crónica de la Enseñanza en el Extrafíjero.x ^ Bibliografía, por E. B. y M. . / . . Jf . y r . 79

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(BBBBCBdS BBSnVAUOS)

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PBRIÍADO, PABZ T C * (SÜCBSOEES DB HERNANDO), BDITORKS.

LA ESCUELA MODERNA

C O N D I C I O N E S

, BBTtST* »t eompUMmenu extrafi» k todo iateié» da partido politieo, Mon*!» flloiófloa j eomnnión religioia; abierta & toda* laa' opiuioneg, silo res­ponda de loe trabajoe qne lleren la firma de en Direotor ó Bedaotoreí, ó que n» •fareaaan flrmadoe.

Aparece eataBvnaTA meninalineiite en onademoe de 80 p&ginae en i.°, repar-«UndoM adem&e toda* lae lemanai do> S u p l e m e n t o s de 16 p&glnaa dol mismo tamafto, qne ee pnbllcan loi m i é r c o l e s j s á b a d o s , oon todae laa diapoeioionee •fleiálee, Tacantes, propuestas, nombramientos, jubilaciones y clasificaolones, pagos f débitos, información de Hadrld y de provincias, etc., etc.

jnUBOIOS DJB LA SÜSCBIPCIÓN : En Espafia y Portugal, 3 p e s e t a s a l t r i u e s t r e í y en el Extranjera y Ultramar, 6 p e s e t a s t r i m e s t r a l e s para IM 4«a hagan en abono directamente, y para los qne lu hagan por oondncto de •omeponeales, el qne ietos fijen.—Fago adelantado en sellos de Correos (oertifl-•a>da la earta), letra del GKro Mutuo, por medio de nuestros corresponsales, etc.

UenÜíloadas asta KSTIBIÁ y an Oasa editorial con la Asociación Nacional del Kaglrterio Primario, y deseosa de faTOracar en cuanto pueda A los señorea maes-tooa inaoriptos, servirá la BBTIITA por 1 0 p e s e t a s al afio k todo maestro, maee-t n 6 auxiliar que flgnre adherido k la Asociación Nacional, y hari considerables rebaja* en loa pedidoa de material de escuelas oon que se la honre por los aefiores •aoeiados. Aapiramoa i que reaulte g r a t i s la BETISTÁ A nueatroa futuros suscrip-tpraa, aomo la disfrutan hoy muchos aefiorea maestros de primera enseñanza.

í. lo* profesores, asociado* y no asociados, que hagan pedido k la Casa de loe •r**. Parlado, Pie* y C* (Snceioraa de Hernando) por valor de 2 0 p e s e t a s en libro* j material da enealUnaa propiedad de la misma, según se expresa en el Ca-t&logo aapaoial de dicha Oaaa, ae les aervirfc g r a t i s la atuoripción de medio afio i IiA BiOOiELA UoDCBíiÁ, y de un afio, cuando el pedido ascienda k 4 0 p e s e t a s .

li» eorraapondanoia relativa k la Bedaoción, asi como los libros y periódicos» •a tMglrk al Director de Lx Esctn(i.Á UODSBHA — calla da Quintana, n¿m. 81.

JX» *• davnalvcii lo* origínale* que le noa remitan, aunque no ae inserten. Aura al pago da la* *a*oripaiona«, anuncio* y reolamacionei, ae deber&n enten­

te lo* intaraaado* aon al Adminiatrador de LA B8CDii.á MOOBBSÁ—Quintana, 81, OMM da lo* Sra*. Parlado, Pie* y C* (Suoeaorea de Hernando}, — citando siempre Ma tlnrW*^ «1 puablo y la provincia i el número de la fiu'illa del suscriptor.

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LH ESeUELfl MODERNH REVISTA PEDAGÓGICA Y ADMINISTRATIVA DE PRIMERA ENSEÑANZA

FUNDADA POR

D. PEDRO DE SLCflNTflBH KHBCÍB

Director:

D. E. Bartolomé y Mingo Redactor-Jefe:

D. 3uan e. Hrroyo v García

TOMO TRIGÉSÍMOPRIMERO

E 3 Í T E i e O - I D I C I E 3 V r B E . E I D E 1 9 0 9

Ses«c}3.os zesexTrai,¿Los

MADRID IMPRENTA DE PERLADO, PAEZ T COMPAÑÍA

( S u c e s o r e s de H e r n a n d o ) Quintana, 33.

1909

Page 4: Escuela Moderna

PERLADO, PÁEZ Y C." (SUCESORES DE HERNANDO), EDITORES.

I^A E¡$CUi;i^A MODERNA REVISTA PEDAGÓGICA

CONDICIONES

Esta REVISTA es completamente extraña á todo interés de partido polí­tico, escuela filosófica y comunión religiosa; abierta á todas las opiniones, sólo responde de los trabajos que lleven la firma dé su Director ó Redac­tores, ó que no vayan firmados.

Aparece esta REVISTA mensualmente en cuadernos de 8o páginas en 4.", repartiéndose además todas las semanas d u s S í a p l e m e n t o s de 16 páginas del mismo tamaño, que se publican los m i é r c o l e s y s á b a ­d o * , con todas las disposiciones oficiales, vacantes, propuestas, nombra­mientos, jubilaciones y clasificaciones, pagos y débitos, información de Madrid y de provincias, etc., etc.

PRECIOS DE LA SUBSCRIPCIÓN : En España y Portugal, 3 p e ­s e t a s a l tr imestre , & a l s e m e s t r e y l O a l a ñ o , y en el Extranjero y Ultramar, & p e s e t a s t r i m e s t r a l e s para los que hagan su abono directamente, y para los que lo hagan por conducto de corres­ponsales, el que éstos fijen.—-Pago adelantado en sellos de Correos (cer­tificando la carta), letra del Giro Mutuo, por medio de nuestros corres­ponsales, etc.

La correspondencia relativa á la Redacción, asi como los libros y pe­riódicos, se dirigirá al director de LA ESCUELA MODERNA —calle de Quin­tana, núm. 31.

No se devuelven los originales que se nos remitan, aunque no se inserten.

Para el pago de las subscripciones, anuncios y reclamaciones, los inte­resados se deberán entender con los Sres. Perlado, Páez y C.'' (Sucesores de Hernando), Administradores de LA ESCUELA MODERNA—Quintana, 31 — citando siempre con claridad el pueblo y la provincia ó el número de la fjajilla del subscriptor.

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Librería y Casa editorial

DE

-4» perlado, gáez ^ g.^ (gm^esores de H' i'naiido) n-

Surtido Inmenso de moderno v escosido material de enseñanza para Escue­las ? Colegios. — Libros de texto en Escuelas Normales, Institutos, Uniíersida-des V Escuelas especiales de Comercio, Artes é Industrias, etc. — Artículos de escritorio.

Arenal, 11 — MADRID — Quintana, 31

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ÍNDICE Páginas.

* El nuevo año, por E. Bartolomé y Mingo 1 Valor educativo de la enseñanza de las lenguas vivas, por Cle-

mentina Rangel 5 Cambio de niños, por Juan Llarena 12 Instantánea. — Las excursiones escolares, por María Carbonell

Sánchez 19 Trabsgo pedagógico, por J . C 21 Historia universal de la Pedagogía, por Ildefonso Fernández

y Sánchez 27 * Propagación del Trabajo manual en treinta años, por Vicente

Castro y Legua 48 Los textos escolares, por S. Bandín Agüero • 62 Pedagogía práctica, por Herminia Guerrero 68 « Oración al maestro español, por Melchor Continente La ra . . . . 61

* El Trabajo manual escolar, por Vicente Castro y Legua.. . 62, 146, 218, 369, 4G3, 549, 621, 790 y 852

* Política y Economía, por E. Bartolomé y Mingo 81 > Por la educaaión física y moral, por Melchora Herrero de Vidal. 93

Los niños mentalmente anormales y su educación especial, por P 97

Por la cultura, por Tomás Villalpando Miguel 109 Fiesta escolar pedagógica, por Juan Llaoh 114 Memoria de la Junta provincial de Instrucción pública de Ma­

drid, por Rafael López Mora 118 Pedagogía. — Conclusiones á la Memoria presentada por Ri­

cardo Rubio 129 ' El Sr. Vincenti en el Congreso 134 La obra educativa de un filósofo, por Magdalena S. Fuentes.. 161

í Pedagogía maternal, por María Carbonell Sánchez.. 166, 641 y 894 ' La incultura en el país, por E. Bartolomé y Mingo 170 \¿i^ fiesta de los pájaros, por Aureliano Abenza 172 ^ 1 maestro ideal, por Julián Cuadra 173 '

La Fiesta Escolar en Reus, por Jaime Poch y Garí 190 • El Trabajo manual escolar en España, por Vicente Castro y

Legua 199, 298, 530, 609, 708, 776 y 915 Conferencias pedagógicas en La Grana, por X 207 -El Sr. Rosselfó en el Congreso 211 Biografía de algunos pedagogos del siglo xix, por X 234 y 392 Abolición de las leyes penales y procedimientos que deben subs­

tituirlas, por J. Eugenio Ruiz Gómez 241 Documento interesante, por el Dr. Abel J . Pérez 254

Ley de la evolución en la infancia, por Esteban Blanco Alcán­tara . 278

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IV ÍNDICE

Páginas.

Á los españoles amantes del bien público, por J. £. Ruiz Gómez. 310 TJn cuento ó lo que salga, por E. Bartolomé y Mingo 321 Cuestión pedagógica, por Adelina Méndez de la Torre 327 Enaltecimiento del profesor de educación,- por J. E. Ruiz Gómez. 332

\ Indicaciones sobre la evolución piscológica del niño normal, por P 337, 621 y 603

Clases de adultos, por Julián Cuadra 346 Educación religiosa en la escuela, por Leonor Saucedo Ceña.. 360 Orientaciones modernas, por Aureliano Abenza 354 Penetraciones, por Ildefonso Yáñez 358 Algo sobre Pedagogía y Agricultura, por E. Mundí 360 El 8r. Sarda en el Senado 388 Las fiestas de la infancia, por Magdalena 8. Fuentes 401

• Don Pedro de Alcántara Garcia, por Gerardo Rodríguez 406 • Apuntes de enseñanza, por Melchora Herrero de Vidal 420

• Exposición de la Infancia, por E. Bartolomé y Mingo.. 422, 588, 689 y 838

De la educación moral, por J . Eugenio Ruiz Gómez 430 La criminalidad infantil y las escuelas, por Aureliano Abenza. 433 Notas extranjeras.—La enseñanza profesional y técnica en Fran­

cia, por L. A. Santullano 439 Estudio comparativo de la escuela unitaria y la escuela gradua­

da, por Julián Cuadra 446 Cuestiones pedagógicas, por Santamaría 466

' Ño será siempre lo mismo, por J. E. R. G 460 . Una mañana aprovechada, por E. Bartolomé y Mingo 481 ^Reforma de las Normales, por E. Cemborain España 486^-^ ^Algunas ideas sobre la educación y el personal educador, por

José Portilla 501 Conferencias pedagógicas, por Laureano Talavera 610 De la Justicia y la Humanidad, por J . Eugenio Ruiz Gómez.. 518 Excursión escolar, por Marcelino J. Martin 546 La educación y la sátira, por Magdalena S. Fuentes 561 La bandera de perpetua paz y de la mayor ventura, por J. Eu­

genio Ruiz Gómez 565 Pedagogo y ministro. —Spiru Haret, por Aureliano Abenza... 570 Un Morales y un Goya existentes en la Catedral de Madrid,

por José Ramón Mélida 676 De Londres á Zalulandia, por L. A. Santullano 585

i Influencia del exceso y mala dirección del trabajo mental del niñt), por Benito Alfaro 594

Algunas palabras sobre la felicidad, por J. E. R. G 614 Cartilla higiénica contra el sarampión 616 El Arte en la escuela, por Marcel Braunschvig 646 Memoria de vacaciones, por Julián Cuadra 657 Memoria de la Fiesta Escolar de maestros del 1909, por Rafael

López Mora 664 La mutualidad escolar, por Félix Marti y Alpera 669 No son errores de los cajistas, por E. Bartolomé y Mingo . . . . 673 Cartas pedagógicas, por Julián Rincón Fernández 676

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ÍNDICE V

Páginas.

A ]a Sección de Estudios Pedagógicos, por S. Baudin Agüero. 682 España mirada á la luz del progreso, par J. E. Ruiz Gómez.. 685 Notas extranjeras.—Los niños y la guerra, por L. A. SantuUano 686 Extensión é intensificación pedagógicas, por Juan Caballero,. 693 La Higiene moral-social en su relación con la Higiene física,

por J . Eugenio Ruiz Gómez ' 705 Cultura .estética, por Magdalena S. Fuentes 721 El hombre actual y lo que debe hacerse para la perfección del

futuro, por J . Eugenio Ruiz Gómez . -. •.. 725 Congreso Pedagógico de Valencia, por María Carbonell Sánchez 741 Cuestión pedagógica, por Julián Rincón Fernández 753

> Los Juegos de los niños, por Sarah Lorenzana 758 Vengan más misiones, por J. Gómez Almudí 763 La libertad de enseñanza, por Jaime Cabré y Estany 766 Estudios pedagógicos, por Serafín Montalvo Sanz 785 La educación moral y el educador, por J. Eugenio Ruiz Gómez 801 Los pájaros fritos, por Antonio Zozaya 809 Individualismo y socialismo, por Laureano Talayera 812 Alrededor de una idea, por Suceso Luengo 814 Ruiz Gómez, por Joaquín Ortega Duran 836 Cuestión pedagógica, por Julián Rincón Fernández 846 Boceto de información mundial pedagógica, por Juan Llarena.

867 y 939 La ambición, por Alfredo Jara Urbano 872 Realizando aspiraciones,,por Concepción Sáiz 881 Nuestra falta de cultura, por Eduardo Navarro Salvador 886 Omnipotencia de la educación, por Serafín Bandín Agüero.. . 899 Clorinda Matto de Turner, por Melchora Herrero y Ayora 913 Pedagogía, por José García y García 927 Bibliografía, por E. B. y M.y J. C. A.. 79, 159, 237, 313, 396,

478, 554, 638, 718, 798, 878 y 956 Variedades.—El bicarbonato de sosa. Objetos incombustibles, pági­

na, 4.—Curiosidades, 18.—La sal como excelente dentífrico. Los piojos de las plantas. El coro más inmenso del mundo. Manchas de pintura, 47.—Los cigarrillos del sultán, 51. — Cementos nni-versales. Curiosidades, 57. — El inventor de la Taquigrafía, 60.— Grabados en madera. Fuga de gas, 67. — Guantes de cabritilla. Miedo de los gatos al agua, 80.—Manchas de herrumbre. Papel impermeable. Glioerina y miel como curación de los labios, 92. — Distintivo para conocer á los médicos en casos urgentes. Modo de conservar limpios los cuellos y puños de las camisas. Modo de lim­piar los paraguas, 96.—El agua de alumbre para las telas, 113.— Para preservar los objetos de'metal, 165. — Mástic inalterable, 169.—Féretros de papel. El fonógrafo para los alumnos. Los ca­ballos mejicanos. Las manchas del marfil, 189. —El aceite de lina­za para la pintura del hierro. Curso del rio Jordán, 198.—-Los animales y la lluvia. Balsas de bambú. Tierras en que nunca nieva. El limón para los cepillos de la cabeza, 310.—El grabado en el aluminio. Supresión del pan blanco por la ley. Loa tubos del quin-

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VI ÍNDICE

qué. La luna de miel, 253.—Novias que mudan el pellejo. La abuela más joven del mundo. Marcha de las epidemias. El Sahara no es tan desierto como se cree, 297. — Un nuevo salvavidas. Cola para las camas, 309.—Lo que viven los árboles. La vacuna en No­ruega. El hielo en las regiones árticas, 320.^-Los trenes en Ale­mania. Los empleados en los almacenes de Nueva Yok. Carrera del galgo. La vitalidad de las tortugas, 326. — Curación de los uñeros. El hierro y el cesío en substitución del pedernal, 345. — Los libros en las librerías. El permanganato contra las manchas, 349.—Pro­fundidad de las arenas en los desiertos africanos. Los bacilos tífi­cos. Modo de levantar los caballos y el ganado vacuno, 357.—El hombre más feliz del mundo, 368.—Barcos con fondo de cristal. Modo de quitar manchas de tinta de anilina. Casos de envenena­mientos, 395. — Conservación de las toallas. Imitación del coral. Cemento para lacrar botellas, 400.—El gallo es más inteligente que la gallina. Las jóvenes con la nariz remangada. Huelga de los empleados de Telégrafos en París. Deterioro de los marcos de los espejos, 419.—Riquezas del Polo antartico, 421.—Diálogos peda­gógicos, 429. — Agua jabonosa para los adornos de coral. Jabón moreno para la limpieza de los coches. Árbol curioso en una isla del Océano Pacífico. La Telegrafía sin hilos, 432.—El amoniaco para la limpieza del verdín en los metales. Pasta de grafito y acei­te para los tornillos. Contribución de los solteros en Bulgaria. El saludo chocando las manos. Buques que hay en el mundo, 438.— Religión feminista. La sal común contra las arrugas de los codos. Los criados del emperador de la China. Lana para un metro de paño. La mayor afrenta para un servio, 600.—Las piedras precio sas en los ópalos. Los baños de mar contra el padecimiento de oí­dos. El estómago del caballo, 509. — Modo de evitar las corrientes de aire. ¿Quiere usted dar un paseo en globo?, 517.—Curiosida­des, 545. — La cultura en Norte-América. El caucho en substitu­ción del vapor, 584.—Cómo son los matemáticos, 587. — La luz ayudando á cebar aves. Carbón químico. Baja sensible en la pro­porción de nacimientos en Europa, 593. — Residuos del carbón de piedra. Residuos de la fabricación del vino, 602.—Últimos descu­brimientos arqueológicos. Los ingleses y los discursos en la Cá­mara. Noruegos y japoneses, 608.—Estadística curiosa. Mangui­tos para el alumbrado y otras curiosidades, 613.—Mono en Copen­hague. Economista suizo, 615. — Los aeroplanos y la muerte. Las

' redes azules para la pesca. Aplicación de la lechuga en Alemania. Engrase de la lima para suavizar la operación. Desarrollo prema­turo de cualquier energía, 620.—La patata para limpiarla piel. El lápiz para disminuir el rozamiento en los goznes, 640.—Pensa­mientos, Misión de la guerra, 645.—Modo de conservar la carne. Residuos del queso. Conservación de la lima. Desengrase de la lana. Las mandíbulas de las avispas, 656.—El limón contra las picaduras de las ortigas de mar. El Banco de Inglaterra. Aumen­to de alemanes pon respecto á los franceses. Cocinas públicas en el Japón. El hijo de Roosevelt, 668. — Barniz para muebles. La picadura de las abejas. Consumo de cerveza en Alemania, Los te­legramas en Rusia, 681. — España mirada á la luz del progre­so, 685. — Barniz macrone. Subvención á los teatros de París. Du-

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ÍNDICE vn

ración de un buque de guerra. Poblaciones de más de 100.000 ha­bitantes, 717. — Tinta para marcar. El gramófono en algunas casas de comercio. El suero contra las manchas de moho, 724.—Pega­dura en el estaño, 740. — Modo de beber la leche para que siente binn. Sistema nuevo para saber la hora en los hoteles, 752. — G-nan-tes impermeables, 767. —Pensamientos pedagógicos, M. C. L., 762. Hotel en el Polo Norte. El modisto en el Japón. Orquesta original en Viena. Moda parisién en los pañuelos de señora. Clases de mo­nedas en Noruega, 765. — De qué está hecha la mujer, 797. — Ba­rómetro colosal en honor de Torricelli. Gastos del Kaiser para los teatros reales prusianos, 800.—Millones de hombres muertos en las guerras. Los dátiles y la leche de camella como alimento de los caballos. Modo de ahuyentar las hormigas. La arena fina para ca­lentar la cama. El tectorium substituyendo al cristal, 811.—Una comba en los centros infantiles de Londres. El camello y el buey. Músculos del cuerpo humano, 813.—Las horas en el Polo Norte. El cáncer y la transfusión de la sangre, 834.—Sostén del alambre. Población en que manda el zar de Rusia, 837. — El buque más pe­sado del mundo. La rosa negra. Consumo de cebada para la cerve­za. Longitud de la cara. Valor de las plumas de avestruz. El gas para el alumbrado. Casos de longevidad. Vida del hombre. La ce­bolla como alimento, 845.— Cristal conductor de la electricidad. Las deudas del teniente Shackleton. Para marcar la ropa, 877. — Plantas que conviene tener. La vida de los gansos. El verano en Tasmania. Las cenizas del cuerpo humano. Invención de los se­llos. Estantes del Museo Británico, 885. — Gasto de las mujeres rusas en perfumes. Mandíbulas de las avispas. Picaduras de las ortigas de mar. Cocinas públicas en el Japón. Prohibición del uso de alfilerones en Hannover. Él Banco de Inglaterra, 893.—Astu­cia de los ladrones de Chicago. Derecho de la reina Alejandra de Inglaterra. Prohibición de la enseñanza pública en las mujeres ca­sadas en Alemania. Modo de quitar las rodilleras en los pantalo­nes. La salmuera y el vinagre en tarros de barro. Conservación de las agujas para que no se enmohezcan. Modo de secarse las espon­jas, 898. — Conservación de los huevos frescos. Remedio contra las cucarachas, i'nerza para mover una tonelada en una carretera. Lo que gana el hijo de Roosevelt en una fábrica de alfombras, 914.— Color de los libros de documentos oficiales. Baños públicos de mar en Ñapóles, 926.—La suerte de las herraduras. El credo del tra­bajo, 938.—Niños que mueren antes de cumplir un año. Limpieza de la lengua de las damas en el siglo xvili, 946. — Rápida, porM. C. L., 955.—El modisto en el Japón. Denuncia de una criada en Munich. Aprendizaje rápido en el manejo de un areoplano Wright. Modo de coser la ropa en Corea, 960.

CRÓNICA DE LA ENSEÑANZA EN EL EXTRANJERO, P¿gin»i.

Los nuevos sueldos de los maestros prusianos. La cruzada del almuerzo para los niños. Cantinas escolares, por Aureliano Abenza, 68.—D. Orestes 'Araujo, de Montevideo. Progresos del Uruguay en la instrucción primaria. Un millón de pesos

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VIII ÍNDICE

VÁginaa,

para la construcción de locales para escuelas. Creación ade­más de 150 escuelas, que sobre las 650 existentes vienen á sumar 800 para 80.000 educandos, 71.—Fiestas escolares en Guayaquil con motivo de su independencia, 73. — Quito. Re­forma de la enseñanza acordando 40 alumnos para cada es­cuela, 74.—República de la Asunción. La asistencia de los niños á clase es lo que más preocupa á aquellas gentes, las cuales han fundado Sociedades protectoras de los niños para facilitarles comida y abrigo, además de las Cantinas escolares. 74

Francia.—Se crean Escuelas Normales para la formación de amas de casa y excelentes madres de familia mediante ejer­cicios más prácticos que teóricos, imitando lo que se hace en Berlin y Friburgo.— Se va también implantando la gimna­sia sin aparatos 75

Japón. — Organización de la enseñanza, por A. A 75 Alemania. —La higiene en las escuelas, señaladamente la higie­

ne del oído, vista, nariz y boca es el asunto diario entre los que dedican su atención á la primera enseñanza. — También se trabaja bastante en la educación de los niños anormales, gimnasia sin aparatos y reforma de la enseñanza femenina, haciéndola más práctica que teórica. — Se instalan escuelas para la enseñanza de navegación aérea en Cotinga y Dantzig, ó igualmente para el comercio en los mismos puntos. — Por último, se reorganizan las Colonias escolares para que en ellas se admitan niños ricos y pobres 947

Bélgica.— La educación de la familia como auxiliadora de la obra del maestro.—Exposición Universal en Bruselas y Con­greso de education familiale para agosto de 1910 948

Buenos Aires.—El Arte en la escuela primaria y cuanto se re­laciona con el mismo en la enseñanza 948

Caracas.—Inspección de escuelas y reorganización de la ense­ñanza con un criterio moderno 549

Centro-América, San Salvador.—Revista pedagógica interesan­tísima, con trabajos lúny cariosos de Fedagogia y Literatura. 950

Cuba.—Las escuelas graduadas y su funcionamiento. — Escue­la oriental en Veguita 950

Estados Unidos. —Exceso de Universidades y falta de Escuelas Normales.— Carencia de maestros 952

Francia.—La indemnización por residencia en los maestros.— Manuel Genérale de I'Instruction Primaire 953

Guayaquil.—Articulo de Castelar sobre Pestalozzi 954 Inglaterra. — La enseñanza de la Moral en las escuelas públi­

cas.—Los estudios pedagógicos en la segunda enseñanza y Universidades 954

Quito.—Revista de la Educación Popular.— Interéa del Gobier­no por los maestros 954

Rusia.—Extensión del idioma universal esperanto.—Auxilio que prestan los médicos y los maestros en esta enseñanza.. 955

Suiza.—Movimiento en favor de los kindergarten ó jardines de los niños ó escuelas de párvulos 955

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Lfl ESeUELfl MODERNH BKVISTA PPAGÓQlCi í ADÜINISTEÁTl?! DE PRIIERA ENSEÑANZA

BL NUBVO AÑO

Entramos en el 1909 con una nota de pesimismo verdadera­mente aterradora. El año que terminó en 31 de diciembre nos' ha dejado una herencia que pesa sobre el magisterio como una losa de plomo que aplasta todas sus energías. Doquier alcemos la vista no se ven más que negruras en el horizonte, síütomas del malestar que por todas partes nos rodea, falta de aire respi-rable y descontento general, sin una leve esperanza que nos haga ver un punto luminoso, como núcleo principal á cuyo re­dedor se asocien todas las energías nacionales para un porvenir más dichoso.

El analfabetismo demostrado en trabajos estadísticos recien-tísimos, ya no es enfermedad epidémica á pasajera que desapa­rece tan pronto como se aplican los remedios heroicos que la ciencia médica emplea para este fin. Lo terrible es que esta enfermedad del analfabetismo es endémica, y de tal suerte ha tomado carne en nuestra desdichada naturaleza; que acabará por asfixiarnos si á combatirla con energías titánicas no acuden todas las clases sociales, sin excepción, porque á todas nos inte­resa por igual.

No debemos ahora perder el tiempo en disquisiciones metafí­sicas ni en averiguar en quiénes radica el origen de este fenó-•neno social que por momentos nos ahoga. El fenómeno existe. . esgracladamente, tal vez por culpa de todos, y ante el hecho brutal de su existencia se impone, para remediarlo, el sacrificio de todos.

TOMO X X X I — X Ú M . 1.' 1

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2 LA KSCUBLA KODEBMA

El Gobierno, el Parlameuto, el magisterio, la prensa, las cla­ses todas están comprometidas en esta cuestión de honor y de raza, próxima á extinguirse, y cada cual debe aportar en el acto, con entusiasmo, decisión y constancia y sin pérdida de tiempo, lo que tiene y lo que vale en holocausto de esta nación, próspera en épocas remotas de la Historia y casi exánime en los momen­tos actuales, que acusan una descomposición fatal ó un próximo caer en la barbarie.

En circunstancias tan difíciles como éstas se encontró Fran­cia después de sus desastres con Alemania, y también esta nación durante los muchos años que precedieron á su total reorganiza­ción y encumbramiento. Y ambas naciones, viendo el peligro de que estaban amenazadas, pulsaron la opinión, calcularon.sus fuerzas, y unidos en un sentimiento general filósofos y poetas, grandes y pequeños, ricos y pobres, todos unánimes, pensaron en la formación de la nueva patria á partir de la escuela como fundamento primordial de sus futuros progresos.

Al servicio de la escuela primaria y auxiliando al maestro con ciencia pedagógica y dinero se pusieron desde el monarca al último subordinado en Alemania, y en Francia hicieron lo propio desde el primer magistrado de la nación hasta el ciuda­dano más humilde.

El resultado de estos esfuerzos no ha podido ser más sorpren­dente. Alemania es en la actualidad el cerebro del mundo; á ella acuden las naciones que persiguen una mentalidad robusta, y sus enseñanzas y sus productos obedecen al carácter científico que han sabido imprimirles sus patriotas regeneradores.

En la Eepública francesa, ya sea porque las condiciones de su clima lo consientan, ya porque la idea de patria esté muy arraigada, ya también porque la actividad sea en ellos su ver­dadera característica, es lo cierto que en los momentos presen­tes pasa por ser la nación más rica, y á las escuelas primarias y á los maestros de escuela recurre principalmente, tomando estos elementos ccmio factores esenciales de sus futuros progresos.

Claro está que la escuela primaria no lo hace todo. Pero na­die puede negar que los primeros años de la vida ejercen una influencia decisiva en el porvenir del hombre, porque las impre­siones del mundo que nos rodea se fijan en el cerebro del niño con caracteres indelebles, y á ello concurren, de una parte, la apremiante necesidad de saber, la curiosidad por averiguarlo

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EL NUEVO AÑO 3

todo y la carencia absoluta de preocupaciones, que le tienen sin cuidado, pues su único deseo de vivir en todas las esferas es lo ünico que absorbe toda su atención.

El problema de la educación en Alemania es y ha sido el más vital de todos los problemas. El hombre sólo puede llegar á ser hombre por medio de la educación. Así lo afirma Kant, recomendando á sus compatriotas el estudio de la ciencia peda­gógica, y á los esfuerzos de este filósofo y á los trabajos de Fichte, auxiliados por otros filósofos, aunque de opuestas escue­las, se debe ese afán de intervenir los alemanes en la obra edu­cativa, la obra más patriótica, en la cual han puesto y ponen á contribución sus energías lo mismo los hombres que cultivan la alta ciencia que los que se dedican á la manufactura y á otros trabajos aparentemente modestos, pero que todos tienen una re­sultante común en beneficio de las escuelas infantiles.

Los franceses han imitado en parte á sus vecinos del Norte, transformando sus escuelas en verdaderos templos de cultura, llegando hasta el refinamiento en algunas de París; pero en lo tocante al material de enseñanza, en nuestro modo de sentir, exageran la nota instructiva hasta en el detalle, descuidando la capacitación mental del niño sin pensar que la instrucción, con ser tan importante, no lo es tanto como la educación en todos sus aspectos, y se dejan llevar de un efectismo meramente exter­no, pasando por alto el ideal patriótico, que ha sido para los ale­manes el emblema de sus aspiraciones y el estimulante más poderoso que los ha conducido á sus triunfantes victorias.

De todas suertes, ya nos contentaríamos los españoles pare-ciéndonos á los franceses en la labor de reorganización de sus escuelas, despojando de los programas de enseñanza esa exage­rada sistematización que convierte al maestro en autómata, ó poco menos. Por algo se empieza, sin embargo, y ya vendrán las rectificaciones demostrando con la experiencia que el maes­tro es algo más que un trabajador mecánico sin conciencia de su misión pedagógica, y el niño otra cosa que un recipiente pa­sivo, como un vaso cuando lo llenan de agua; sino que debe ser agente productor de las ideas por él elaboradas, las cuales se hacen permanentes cuando á su asimilación han contribuido todas las energías mentales de que dispone.

En España, desgraciadamente, no nos ha preocupado todavía el problema de la educación, por más que se hable, se discuta y

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4 LA KSCUKLA MODEBNA

se escriba mucho acerca de esta materia, creyendo sia duda que con discursos elocuentísimos se resuelve todo. Las escuelas, sal" vas raras excepciones, tan raras como los cardenales eclesiásti­cos, continúan llamándose así porque de alg-ún modo han de llamarse esos tugurios calificados por ex ministros de antesalas de los hospitales. Los maestros, haciendo todo género de esfuer­zos, más que pueden, si no por educar, porque esto es imposible dada la carencia de medios (sin contar con la desorganización obligada por las circunstancias), al menos trabajan por instruir á los niños, y hacen bastante, dadas las dificultades con que luchan y la indiferencia y el desprecio con que se los trata. Y como no se nota más que el vacio á su alrededor ni se vislumbra por ninguna parte señal alguna que haga probable la anhelad» solución del problema que nos ocupa, y que es de vida ó muerte -para la nación, no cabe más dilema que éste : ó todos nos com­prometemos con entusiasmo, dinero y sacrificios extraordina­rios para salvar el país, ó muy pronto la incultura y la barbarie se encargarán de lo demás.

E. BARTOLOMÉ Y MINGO.

CURIOSIDADES

El bicarbonato de sosa no debe faltar en ninguna casa y debe tenerse siempre á mano. Para las quemaduras iio hay nada mejor, pues hace desaparecer el dolor rápidamente si se convierto en una pasta con un poco de agua fria, se extiende sobre la parte quemada y se cubre con algodón y una venda. En casos de indigestión, un poco de bicarbonato disuelto en medio vaso de agua y bebido poco á poco, produce también efectos asombrosos.

OBJETOS INCOMBUSTIBLES

Redúzcase á polvo cierta cantidad de amianto, y añadiendo agua, fór mese una pasta bien uniforme. Mientras se está haciendo la mezcla se añade el agua necesaria para que permanezca blanda, y antes de que se endurezca se modelan con ella los objetos que se deseen. Después se deja secar dos ó tres horas y se mete en el fuego para que se acabe de endu­recer. El material es sobre todo muy á propósito para hacer filtros para toda clase de liquides.

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Talor elQcatlvo le la eosefianza le las lenouas vivas.

Entre los 21 temas, todos igualmente interesantes, publica­dos por la Junta Central de primera enseñanza para la forma­ción de las Memorias técnicas que ha de redactar el profesorado de las Escuelas Normales, el que encabeza estas líneas ha fijado nuestra atención, no sólo por la creciente importancia que en la vida moderna tiene el conocimiento de los idiomas, sino, á la vez, por la gran utilidad que del estudio de los mismos, conve­nientemente dirigido, puede obtenerse, tanto en la educación en general como en los estudios especiales de las distintas pro­fesiones á que más adelante han de dedicarse los escolares de ambos sexos.

Todos los pedagogos están de acuerdo en que la escuela ha de ser eminentemente educativa, y nosotros creemos, y ya lo hemos sostenido anteriormente (1), que empezando la educación del hombre desde la cuna y prolongándose durante toda su vida, no sólo la escuela primaria debe tener este carácter, sino todos los establecimientos docentes, y en particular los Institutos, que, por desgracia, carecen de él casi en absoluto, con gran perjuicio de los alumnos, para los cuales no sólo se interrumpe al ingre­sar en ellos la educación armónica de todas sus facultades, sino que ni aun de la instrucción que reciben obtienen todo el fruto que deberían obtener, pues no ocupándose en general los cate­dráticos más que de enseñar cada uno su asignatura, y no preocupándose los padres, por lo regular, sino de que sus hijos estudien lo suficiente para no perder el curso, ó, cuando más, para sacar buenas notas, mal pueden atender unos ni otros, no ya á la educación en general, pero ni aun á la verdadera educa-

(1) Educación de la voluntad. Conferencia dada en la Esoaela Normal de Maaa-tros el 21 de julio de 1906 y publicada por LA ESCUELA MODXBSA.

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6 LA ESCUELA MODEBNA

ción intelectual, fin á que principalmente ha de tender la ins­trucción de la juventud.

La misión del educador es formar buenos ciudadanos, hom­bres útiles para sí mismos, para la familia, la patria y la socie­dad, atendiendo con ig-ual solicitud no sólo al desarrollo físico, intelectual y moral del educando, sino á prepararle para las lu­chas de la vida dotándole de los medios necesarios para triunfar en ellas, y procurando, más que enseñarle muchas materias, hacerle adquirir buenos hábitos intelectuales, acostumbrarle á ver, á comparar, á reflexionar; en una palabra, disciplinando su pensamiento mediante el ejercicio ordenado, armónico y pro­gresivo de todas las facultades de la inteligencia para conseguir que éstas alcancen la mayor perfección posible, y que no sólo pueda tomar parte activa en la obra del maestro, sino ser más adelante su propio educador y adquirir por sí mismos los cono­cimientos que le sean necesarios (1).

La enseñanza de las lenguas vivas contribuye en gran ma­nera á este fin, y es un auxiliar poderoso para la educación intelectual y moral. El estudio de un idioma extranjero, siem­pre que se haga de un modo práctico y ordenado, empezando por palabras fáciles que designen objetos usuales, y entre éstas por las que más analogía tengan con las de la lengua materna, y aumentando gradualmente las dificultades á medida que el alumno las va venciendo, constituye una verdadera gimnasia de la inteligencia.

La memoria, y no la memoria mecánica, sino la memoria racional, se desarrolla porque el alumno asocia el objeto cono­cido con el nombre que aprende, y el sonido de la palabra del propio idioma con el de la extranjera, se fija en la semejanza ó en la diferencia de entrambas, y como cada día aprende nue­vas palabras y va formando mayor número de frases en las que entran las palabras anteriormente aprendidas, no sólo se au­menta por el ejercicio la facilidad de hacer nuevas adquisicio­nes, sino la de conservar lo aprendido y reproducirlo pronta y fielmente.

(1) Al decir hombres nos referimos á todos los seres humanos, pues aunio» la mujer no tiene los derechos y deberes políticos del sexo fuerte, so influenoi» social no es menor, y mayor, ai cabe, la necesidad de educarla convenientemente para que pueda cumplir bien su misión y atender & su sustento y al de su famili» cuando las circunstancias la pongan en el caso de hacerlo.

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LA ENSEÑANZA DE LAS LENGUAS VIVAS •!

Desde las primeras lecciones, el alumno se ve oblig-ado á fijarse mucho para aprender el significado de las palabras, su pronunciación correcta y el modo de unirlas para formar las frases, siendo, por tanto, dicho estudio un poderoso auxiliar para educar la atención, á la vez que el cuidado con que procu­ra oir é imitar los sonidos emitidos por el profesor aumentan la delicadeza del oído y la flexibilidad de los órganos vocales.

Las analogías y diferencias que hay entre las palabras de la lengua que se aprende y las de la propia, las de sus accidentes gramaticales y el modo de formar las oraciones, así como la facilidad con que puede alterarse el sentido de lo que se dice si no se pronuncia ó escribe correctamente, obligando al estudiante i'i pensar, contribuyen á desarrollar en él la reflexión. Los ejer­cicios de conversación y los de traducción inversa le habitúan A expresar su pensamiento de un modo claro y conciso, y hasta los de traducción directa, si están bien dirigidos, contribuyen A facilitar el uso del propio idioma. El deseo de enterarse de lo que sucede en los países cuyas lenguas saben, leyendo periódi­cos y libros en ellas escritos, aumenta su instrucción y le enri-(¡uece con nuevos conocimientos que han de ofrecer más adelante vastos horizontes á su fantasía y mayor número de motivos para ejercitar su pensamiento.

Mucho podría aún decirse acerca de la utilidad del estudio de las lenguas vivas en la educación intelectual; de los métodos y procedimientos más usados para aprenderlas y enseñarlas; de los inconvenientes y ventajas de cada uno de ellos, según se apliquen á la enseñanza individual ó colectiva, así como del mayor valor pedagógico del estudio de algunos idiomas; pero esto nos obligaría á extendernos demasiado, traspasando qui­zás los límites de un modesto trabajo de vacaciones, y tenemos aún que tratar este asunto desde el punto de vista moral, k nuestro juicio el más importante de la educación humana.

La enseñanza de las lenguas vivas aumenta el altruismo, en­sanchando la esfera de n uestros conocimientos, especialmente des­de el punto de vista social, y contribuye de un modo poderoso á unir á las naciones entre sí, á que se conozcan y se amen, pues además de que el estudio de una lengua hace comprender algún tanto el genio y modo de ser de la nación en que se habla, por­que el idioma es, por decirlo así, la resultante de todos los fac­tores que integran el alma del pueblo, la lectura de sus libros y

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6 LA BSCITELA HODBBNA

periódicos nos pone en comunicacióa con el mismo, nos intro­duce en su sociedad, y dándonos á conocer sus virtudes y vicios, sus luchas por el progreso y megoramiento social, que en reali­dad y aunque por distintos caminos buscan todos los pueblos, aun cuando á veces se equivoquen, despierta nuestro interés, nos inspira mayor afecto hacia él y hace disminuir la estrechez de miras de las personas excesivamente apegadas al terruño, que creyendo malo todo lo extranjero, sólo por serlo, lo rechazan sistemáticamente sin tomarse el trabajo, no ya de estudiarlo á fondo, sino ni aun de examinarlo ligeramente.

Para nosotros tiene también la ventaja de combatir los pre­juicios de muchos que, sin enterarse de lo que pasa fuera de Es­paña, no encuentran bueno nada de cuanto hay ni se hace en ella; de los que, sin tomarse la molestia de reflexionar, se fían para emitir sus juicios ofensivos de los informes, no siempre justos y nunca imparciales, de extranjeros, k los cuales el amor natural de la patria, amor que crece cuando se está lejos de ella, atenuando el recuerdo de lo malo, aumenta el de lo bueno que hay en sus respectivas naciones y les impulsa á alabarlas exa-geradíimente y á rebajar la nuestra; á éstos hacen coro las per­sonas superficiales que, habiendo pasado algún tiempo en el extranjero, creen darse tono hablando mal de España, poniendo en las nubes todo lo que no es español y despreciando lo nacio­nal, sin comprender el tristísimo espectáculo que ofrecen ante los mismos extranjeros, y cuan perjudiciales consecuencias ha tenido y tiene para nosotros ese prurito de alabar desmesurada­mente todo lo extraño y rebajar lo propio, no siendo una de las menos funestas el desalentar á las personas inteligentes y labo­riosas que, temiendo ver rechazada ó mal recompensada su la­bor, no ponen en ella la aplicación ni el entusiasmo, sin los cua­les no es posible el perfeccionamiento de ningún trabajo, y aun menos el de los industriales y artísticos, que tanta necesidad hay de fomentar en nuestra patria, por ser á la vez fuentes de moralidad y riqueza (1).

El estudio de las lenguas vivas, al permitirnos conocer mejor

(1) No se habrá olvidado gae vario* indnstriales madrilefioa no expusieron eT año pasado en el Retiro los productos de sus respectivas iudnstrias por el temor de perder algunos de sus clientes, si éstos descnbrian que los hermosos muebles y otros efectos que pagaban mejor por creerlos extranjeros, se fabricaban en Madrid por obreros eipafioles.

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LA ENSEÑANZA DK LAS LKNGÜAS VIVAS 9

laa obras literarias en ellas escritas, pues nadie ignora cuánto pierden al traducirse, y las leyes, usos y costumbres de diferen­tes naciones, asi como al facilitarnos la comunicación espiritual y material con las mismas, nos inspira el deseo de ampliar los conocimientos adquiridos, ya Visitándolas, ya, cuando esto no es posible, aprovechando cuantas ocasiones se nos presenten para tratar de palabra ó por escrito con sus naturales. De esta comunicación nace un afecto que nos impulsa á tomar parte activa en sus venturas y desgracias, á alegrarnos de las prime­ras y á ayudarles hasta donde alcanzan nuestras fuerzas en las segundas, aumentándose de este modo el sentimiento de fra­ternidad que debe unir á los hombres de todas las naciones, que en realidad no son sino miembros de la gran familia-humana.

Este sentimiento no entibia el amor que todo hombre bien nacido tiene al país en que vio la luz primera. Por el contrario, el amor á la patria se acrecienta y purifica cuando se visitan y estudian detenidamente los países extranjeros, siempre que este estudio se haga de un modo serio é imparcial que permita apre­ciar no sólo el grado de prosperidad y riqueza de los más ade­lantados y las causas que lo produjeron y mantienen, sino las condiciones morales de sus habitantes, sus virtudes, sus defec­tos y vicios, y en particular los vicios producidos por el excesivo refinamiento de la civilización, que acaso lleven en si gérmenes de decadencia y ruina. Del mismo modo, al visitar países más pobres y menos adelantados que el nuestro, deberán inquirirse las causas de su atraso, sin dejar de fijarse en sus virtudes y buenas condiciones, pues en todas partes hay bueno y malo.

Estos estudios nos harán comprender que no debemos des­alentarnos, y nos impulsarán á trabajar sin descanso por el me­joramiento nacional, aprovechando lo bueno que hay en otras partes, no para copiarlo servilmente, sino para implantar, des­pués de madura reflexión, las reformas que se comprenda han de sernos provechosas, y para esforzarnos en impedir que se in­troduzcan en nuestra patria costumbres y vicios que tan funes­tos resultados dan en otros países.

Persuadidos del gran valor pedagógico de la enseñanza de las lenguas vivas y de las muchas ventajas que desde el punto de vista utilitario ofrece al individuo y á la nación, los países más adelantados la fomentan, estableciendo cada día nuevas es­cuelas ó aumentando el número de idiomas que se estudian en

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1 0 LA ESCUELA MODEBNA

las ya establecidas, y concediendo á profesores y alumnos pen­siones para que vayan al extranjero á ampliar y perfeccionar el conocimiento de los idiomas que se hablan en los respectivos países.

En todas las naciones se estiídian una ó dos lenguas vivas en la seg-unda enseñanza, y en algunas otras en las escuelas pri­marias. En España se aprende el Francés en los estudios del ba­chillerato y en los del grado superior del magisterio, exigién­dose también un examen de dicha lengua para ingresar en las Academias militares y en las carreras especiales; pero hasta hace poco se ha dado escasísima importancia al examen de Francés en los de ingreso en algunos centros docentes, apro­bando á los alumnos con poco que supiesen. Hoy va acentuán­dose un saludable rigor que obliga á los jóvenes á estudiar algo más tan útil y hermoso idioma. Los alumnos del curso prepa­ratorio de Medicina estudian el Alemán; los de Comercio, Inge­nieros, etc., Inglés y Alemán; los jóvenes que se dedican á la Música, Francés é Italiano; pero no siempre se concede á la en­señanza de los idiomas el tiempo y la atención que requieren, por lo cual no se obtienen los resultados prácticos que deberían obtenerse.

Para despertar y fomentar la afición al estudio de los idio­mas, seria muy conveniente, mientras esta enseñanza no pueda darse por profesores oficiales y con el carácter que tiene en otros países, que se permitiera, como desde 1907 ee permite en Ma­drid la enseñanza del Francés, dar con carácter voluntario la de este ó lá de cualquier otro idioma en las escuelas primarias, no sólo de las capitales de primer orden, sino en las de todas las de provincia, en las poblaciones en que por sus condiciones espe­ciales sea útil tal estudio y hasta en todas cuantas lo soliciten. También deberían concederse pensiones para perfeccionar en el extranjero el idioma aprendido á los jóvenes de ambos sexos procedentes de dichas escuelas y de las normales, siendo condi­ción precisa para obtenerlas el probar su suficiencia ante la Junta para ampliación de estudios é investigaciones científicas una delegación de la misma ó un Tribunal competente, comprome­tiéndose los agraciados & enseñar el idioma gratuitamente en una escuela municipal ó en una normal durante dos cursos por lo menos.

Con objeto de perfeccionarse en los distintos idiomas que se

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LA ENSEÑANZA DE LAS LENGUAS VIVAS 11 hablan en Suiza, tienen las familias de esta República la cos­tumbre de enviar á sus hijos á pasar el tiempo necesario, al efecto, con familias del cantón donde se habla diferente lengua, recibiendo en cambio á los hijos de la familia que se encarg-a del suyo. Esto mismo podrían hacer algunas familias de España y del extranjero, especialmente de Francia, país con el que por su proximidad y comercio estamos en continua comunicación.

Tatabién debería aumentarse el número de escuelas españo­las en el extranjero, especialmente en los países en que mayo­res intereses tenemos, dándoles un carácter eminentemente popular, y subvencionar las que hoy existen, creadas por par­ticulares, porque estas escuelas, además de servir de lazd de unión entre la patria y los estudiantes ausentes de ella, cooperan eficazmente á difundir nuestra hermosa lengua y establecen y mantienen entre la juventud española y la extranjera corrientes de simpatía y afecto, que son garantía segura de paz y unión entre las naciones y de progreso para la humanidad.

CLEMIÍNTINA RA\GEL.

Madrid, 29 (!o afrosto de 1908.

ts» o—CJ «C;

LA JOVEN Y EL ESPEJO

FÁBULA PEDAQÓOICA

E u un espejo se miró Rosa, y al ver su cara bolla y jov ia l , «jQuó guttp!. estoy!—dijb o rguUosa-CQ es te pueblo no hay otra igual.»

Al ¡)oeo t iempo tuvo un disf^usto para ella g rande , grande y c r je l ; so puso t r is te , de genio adusto, y en su semblante marcóse aquél.

y así , con ojos de haber l lorado, ceño fruncido por el dolor y todo el rostro desfigurado, so fué al espejo, su consultor.

Vióse tan fea que dijo a i rada : «jAy!.. . Yo no he sido ni soy así;

es que es t a luna ya es ta gas tada . . . Hay que qui tar la pronto de aquí.»

Pero la luna con tes tó ; «Incierto, y o no he perdido de mi virtud; esa es tu imagen, dada, por cierto, con gran limpieza y exact i tud.

¿Es que recuerdas que hace ya días en mí te vis te con gran placer? Puesto que entonces tú no sufrías. . . y es tabas guapa , yo^quóiba á hacer?»

Ved las acciones del hombre; en ellas fiel se re/lfja su edncacción : según es ésta, serán aquéllas, ¿Qué se deduce de esta lección f

CONCEPCIÓN GÁLVEZ DKLGADO.

Madrid, enero de 11)09.

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CAMBIO DE NIÑOS

Ha sido realizado el cambio temporal de niños entre unos y otros padres, acaso el primero realizado en España. Bien se me­rece la instauración en nuestra patria de tan excelente medio pedagógico, aplaudidisimo en el extranjero, donde desde hace años vive con el beneplácito y la ayuda de todos los grandes educadores de la humanidad (1); bien se merece, repito, la ins­tauración de esta bella cuanto nueva cuestión pedagógica, un aplauso primero y unas páginas también de esta Revista, reco­nocida cantora de la moderna manera dé educar las nacientes generaciones.

Ese primer cambio de niños ha sido cosa y triunfo de la Fun­dación Horaciana de Enseñanza, creada en Barcelona hará me­nos de un lustro. Sus alumnos barceloneses han salido de las ca­sas paternas para vivir en las casas de otras madres de San Felíu de Guixols, preciosa ciudad costeña déla provincia gerundense, y los hijos de los padres de San Feliu, alumnos de la Institución Horaciana de Cultura, nacida breve tiempo atrás en la poética población mediterránea como hijuela de la Horaciana barcelo­nesa, han ido á buscar maternal cariño en casa de las madres de sus camaradas de la capital del Principado. Grande fué el triun­fo y embriagador el éxito, porque grandes fueron los obstáculos y temibles los peligros, venturosamente alejados.

Los maestros y pedagogistas españoles, para quienes princi­palmente se escribe desde las columnas de LA ESCUELA MODBE-NA, conocen bien lo que significa el procedimiento de referencia, ó sea el cambio familiar de hijos, y las poderosas razones que lo avaloran dentro de lo puramente pedagógico, motivo por el cual

(1) Tal vez Sasoia marche ¿ la cabeza de los varios países amigos del cambio de niños entre diversas poblaciones, más ó menos lejanas y á, menuda pertenecien­tes á Estados distintos, pues son notables los qne acomete en diferentes épocas del año.

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CAMBIO DS NIÑOS 1 3

aobra enumerarlas; como igualmente en lo social y en lo patrió­tico, en el terreno económico y en lo religioso, en la esfera poli-tica y en la moral, las ventajas que el cambio infantil atesora son por todos comprendidas.

Es, pues, por ello por lo que la empresa realizada merece todos mis plácemes.

Así que agosto se aproxima salen de Barcelona muchos niños y van á vivirlo fuera. El Ayuntamiento mantiene á unos cente­nares, esparcidos por higiénicos rincones de Cataluña (veintiuna han sido este año las Colonias municipales y casi 600 los colo­nos); la Económica de Amigos del Pais, entidad de mayor y me­jor historia en esta materia, envía por su cuenta otras Colonias á sitios medicinales; las escuelas catalanas subvienen asimismo á la vida de algunos de sus niños en el campo, el mar ó la mon­taña, y las escuelas de Beneficencia, marca católica, nutren unas cuantas Colonias barcelonesas.

Pero esto bien se lo habrán dicho los actuales discípulos de Horacio: una Colonia no reúne las ventajas educativas de un in­tercambio. Es éste también una Colonia, pero Colonia con algo más de lo que tienen las otras: Colonia con padres,

i Ahí es nada este algo más! ¡Cuánto desde Pestalozzi y desde antes se ha cantado á la madre y al padre en los libros y en las tareas de educación! Y son tanto más de significar los padres, cuanto que es aquí una realidad que nuestros colonos aparecen á los ojos de los pueblos como hijos hospicianos; no los conciben sino como incluseros. Y, nota rara por tratarse de la infancia, nuestros colonos no traban^amistad ni relación alguna ¡en trein­ta días! con los chicos de la localidad veraniega. Incluseros ó no, son nuestros colonos seres forasteros, despegados por entero del pueblo donde asientan su vivienda durante el espacio de un mes. Padres é hijos así desgraciadamente lo fallan, aunque rin­dan oficiosos obsequios y repetidas meriendas.

Todavía nuevo motivo á favor de los padres, lo hallo obser­vando que piden una mujer adscrita á cada Colonia las Memo­rias de los profesores encargados de las mismas.

Y, sin ganas de un parangón que contra mis intentos parece que va haciendo mi pluma, otra ventaja con relación á la Colo­nia encuentraen el intercambio. ¡Ah! ¡Con cuánto gusto hubie­ra dado con la puerta en las narices de muchas madres cuando venían á importunarme con súplicas de que todos sus niños

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1 4 LA ESCUELA MODEBNA

pudiesen marcharse de sus casas durante el verano y de que el Ayuntamiento les proporcionara un agradable veraneo! Si el eg-oísmo es, por esencia, el vicio más antipático, el eg-oísmo de aquellas súplicas era el peor de los egoísmos. Quitar un gasto de casa quieren muchos padres que no ven á sus hijos durante los treinta dias, aunque residan á tres leguas ó á dos pesetitas de distancia, ni saben de ellos durante todo agosto si el Ayunta­miento no facilita á la Colonia sellos de Correos, ni les participan de la familia nada.

Con el intercambio eso no sucede. Sufren las madres por el hecho de tener á su hijo ausente durante algún tiempo, y le re­cuerdan por las molestias que pueda ocasionarles el hijo foras­tero, á quien de veras cuidan y estiman con exquisito modo, por la consideración de que tal cual lo traten, asi y con parecido es­mero será tratado allá lejos el hijo propio.

Fueron 72 los intercambistas; de ellos, 18 niñas. Las Hora-cianas son escuelas libres y coeducativas; téngase esto en cuen -ta para la cuestión del triunfo que la realización del intercambio supone. La escuela coeducativa tiene poderoso influjo sobre la familia. Cuando envían juntos al hijo y á la hija, creen los padres que es como en la casa; niño y niña hablan á coro y contrastan en el hogar su amor á la escuela. Por esto, y aunque habían de ser y fueron muchos los obstáculos—puesto que en los tiempos por que corremos y con las gentes que forman nuestras socieda­des, sólo de nombre vívese en España el siglo xx—, las Horacia-nas, es decir, la coeducación, esto es, la hija con el hijo y el hijo con la hija, vencieron.

La novación en lucha con el atavismo: los padres, las ma­dres, las familias la novación consintieron, porque ganados por la escuela los hijos, por éstos lo fueron los padres, extremo nunca asequible de otro modo. ¿Quién sueña con que el hijo solo hubiese logrado victoria? ¿Quién piensa que la hija batallara con eficacia contra el criterio del padre y contra la rivalidad del her­mano? La contienda, entonces fuera contienda entre hermanos, disputa entre hijos, riña entre sexos, consecuencia inevitable de la escuela unisexualista, como consecuencia coeducativa directa es que la escuela transforma por encanto á los padres.

El cambio de niños entre"Barcelona y San Felíu dio principio el .30 de julio y terminó el 2 de septiembre. Primitivamente se pensó en una sola expedición mutua entre ambas poblaciones

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CAMBIO DE NIÑOS 1 5

y que los niños estuviesen ausentes un mes entero; pero luego, y por esta vez durando quince días, fueron dos las expediciones recíprocas y ambas se cruzaron en Caldas de Malavella, antiquí­sima é importante población balnearia de Gerona, entonando himnos y jugando unas horas, al par que visitando todo cuanto la estación de Caldas de vistoso encierra.

¡Cuan hermosas las vistas fotográficas de todos los niños en fraternal mescolanza con que honraron sus páginas los perió­dicos ilustrados de Cataluña!

Para formarse una idea del trabajo que los intercambistas hicieron, léase el siguiente esquema de lo hecho en Barcelona:

Industria.

El.ccstido. — Visita á la importante fabrica de liilados, tejidos y estampados La España Industrial. — ídem al establecimiento de prepa­ración del polo do (íonejo para el fieltro, de los Sres. Graells y C — ídem á la manufactura de sombreros de los Srcs. Martí y C* — ídem á dos grandes establecimientos dedicados á la industria de curtidos y calzado.

El alimento.— V isita á la harinera La Coronilla. — ídem á la i;ran fabrica do cerveza La Bohemia. — ídem á la moderna fábrica de galle­tas La Gloria.

Cerámica y crisialcria. — Visita á la notable fábrica de vidrio y cristal do la Unión Vidriera Española. — ídem á la fábrica de porcelana de los Sres. Guerín y Comas.

Construcciones mecánicas. —Visita á los importantes talleres de La Maquinista Terrestre y Marítima. — ídem al magnifico dique flotante del puerto do Barcelona.

El libro. — Visita al acreditado establecimiento tipográfico de los Sres. Henrich y C*—ídem á la imprenta de La Actualidad, donde funcionan las modernas máquinas «Lynotype».

Comercio.

Visita á un gran trasatlántico. — ídem á una plaza-mercado. — ídem á los almacenes de El Siglo.

Ciencia.

Ciencias naturales. — Visita á la colección zoológica del Parque y al Museo MartorelL —Excursión para estudios de Botánica en Sant Cipria.—E.xeursiones á Monjuicli y San Pedro Mártir, para la recolec­ción de fósiles y minerales. — Conferencias, con proyecciones, en el

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IB LA ESCUELA MODEBNA

Centro Excursionista de Catalunya, sobre fenómenos geológicos no­tables.

Ciencias físicas. —Visita nocturna al Observatorio Fabra, con ex­plicaciones, por el Sr. Comas Sola, y observaciones en el magnifico ecuatorial del establecimiento. — Conferencia, con proyecciones, en el Ateneo Enciclopédico Popular sobre Astronomía. —Visita al gabinete de Física Mentora.

Arte.

Arquitectura antigua.—Visita á las columnas de Hércules, Cate­dral, Diputación provincial, Casa-Ayuntamiento, etc. —ídem al Museo Arqueológico. — Conferencias sobre construcciones antiguas, con pro­yecciones, en el Centro Excursionista de Catalunya.

Arquitectura moderna.—Visita al Orfeó Caíala, Templo de la Sa­grada Familia, Hospital de San Pablo y Parque Güell.

Fa/"ta. — Visita al Museo de Pintura. — ídem al de Reproduccio­nes. — Conferencia de Arte, con proyecciones, en el Ateneo Enciclo­pédico Popular.

Cultura general. — Visita á la Universidad literaria. — Visita á la biblioteca Arús.

Excursiones.

Á Vallvidrera y Tibidabo, con el Mina-Grott; á los pueblos limí­trofes y á Castell d'Araraprunyá, pasando por Cornelia, río Llobregat, Sanf Boy, Sant Climent y Brugués y regresando por Gavá.

Los barceloneses, en San Felíu, admiraron aquella costa que cantan en la ópera Marina, aquellas lindas calas, aquellas pla­yas preciosas; contemplaron el griego Ampurdán, cuyo mar, cuyo cielo, cuyo espíritu y cuyos recuerdos son tan puros como hermosos; mariscaron, se bañaron y juguetearon con las olas límpidas y azules; llegaron á Tossa, Palafrugell y Palamós, vieron el dolmen de Romanyá, visitaron el menhir de Vallba-nera, pisaron los restos prehistóricos de Plana Basarda, se en­contraron ante las ruinas romanas de Vilaromans, hicieron estudios arqueológicos é históricos, ejecutaron observaciones geológicas, estuvieron en los más notables establecimientos dedicados á la industria corchotaponera.

Con el Diario del intercambio que cada alumno ha llevado, se palpa visiblemente que el caudal de conocimientos adquiridos fué crecido, y crecido fué también el resultado positivo del in-

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tercambio en cuanto á la parte física, pues todos los expedicio­narios g-anaron en color, apetito y peso.

Á ]a realidad de la bella empresa contribuyeron los profeso­res I). Pablo Vila, D. Antonio Sabater y D. José Colomé; los médicos D. Eduardo Xalabarder, miembro de la Sociedad Bar­celonesa de Amigos de la Instrucción y muy conocido en las Juntas del Patronato catalán contra la tuberculosis, y el doctor D. Santiag-o Nadal, guixolense; los Sres, D. Juan Garulla, de Barcelona, y D. Félix Salom, D. José Garbera y D. Diego Tor-ner, de San Felíu, y muy especialmente los Ayuntamientos de las dos poblaciones intercambistas, ya que otorgó 1.000 pesetas el de Barcelona y 450 el de la villa gerundense, dinero distri­buido en la siguiente forma:

Viajes de 72 nifjos y 5 pi'Olesores 616 \ Tranvias, carruajes y trenes pura visilas y excur- i

«iones 500 L_45Q p , gtjj _ Correspondencia, botiquín, material para trabajos 1

escolares, obsequios, guias y otros gastos 200 ] Retribución extraordinaria á Jos pi'ofesores 134/

Cada familia entregó á su hijo 3 trajes interiores, 3 exterio­res de uso diario y 1 dominguero, 6 pares de calcetines, .'i de alpargatas y 1 de zapatos, 6 pañuelos y 1 sombrero uniforme de paja; todo envuelto, con peine y cepillo, en un maletín, para ser debidamente facturado por ferrocarril. Además, redactóse una filiación completa de cada individuo para el alojamiento, en la cual constaba el carácter, el estado de salud, el régimen alimenticio, etc., etc., procurándose que el alumno encontrara un ambiente familiar semejante al de su casa, y, en algunos, que respirara un hogar inferior al suyo en comodidades, siem -pre con la mira de lograr un alto efecto educativo y de completo acuerdo con los padres.

Para probar que en amor y cariño se ha cosechado con inmensa esplendidez, baste decir que fueron infinitos é insis­tentes los ruegos de que se ampliase el tiempo del cambio y que durante los días 15 y 16 de agosto se hallaron en San Felíu, galantemente invitados á la fiesta de la villa y hospedados con familiaridad rayana en fraterno comunismo, ios 72 intercambis­tas, sus profesores y una veintena de padres barceloneses.

TOMO XXXI.—NfiM. 1." 2

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16 liA ESCUELA MODERNA

Centro Excursionista de Catalunya, sobre fenómenos geológicos no­tables.

Ciencias físicas. — Visita nocturna al Observatorio Fabra, con ex­plicaciones, por el Sr. Comas Sola, y observaciones en el magniflco ecuatorial del establecimiento. — Conferencia, con proyecciones, en el Ateneo Enciclopédico Popular sobre Astronomía. —Visita al gabinete de Física Mentora,

Arte.

Arquiicciura antigua.—Visita 4 las columnas de Hércules, Cate­dral, Diputación provincial, Casa-Ayuntamiento, etc. —ídem al Museo Arqueológico. — Conferencias sobre construcciones antiguas, con pro­yecciones, en el Centro Excursionista de Catalunya.

Arquitectura moderna. —Visita al Orfeó Cátala, Templo de la Sa­grada Familia, Hospital de San Pablo y Parque Güell.

Varia.—Visita al Museo de Pintura. — ídem al de Reproduccio­nes. — Conferencia de Arte, con proyecciones, en el Ateneo Enciclo­pédico Popular.

Cultura general. — Visita á la Universidad literaria. — Visita á la biblioteca Arús.

Excargiones.

Á Vallvidrera y Tibidabo, con el Mina-Grott; a los pueblos limí­trofes y á Castell d'Aramprunyá, pasando por Cornelia, rio Llobregat, Sant Boy, Sant Climent y Brugués y regresando por Gavá.

Los barceloneses, en San Felíu, admiraron aquella costa que cantan en la ópera Marina, aquellas lindas calas, aquellas pla­yas preciosas; contemplaron el griego Ampurdán, cuyo mar, cuyo cielo, cuyo espíritu y cuyos recuerdos son tari puros como hermosos; mariscaron, se bañaron y juguetearon con las olas límpidas y azules; llegaron á Tossa, Palafrugell y Palamós, vieron el dolmen de Romanyá, visitaron el menhir de Vallba-nera, pisaron los restos prehistóricos de Plana Basarda, se en­contraron ante las ruinas romanas de Vilaromans, hicieron estudios arqueológicos é históricos, ejecutaron observaciones geológicas, estuvieron en los más notables establecimientos dedicados á la industria corchotaponera.

Con el Diario del intercambio que cada alumno ha llevado, se palpa visiblemente que el caudal de conocimientos adquiridos fué crecido, y crecido fué también el resultado positivo del in-

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CAMBIO DE NIÑOS 1 7

tercambio en cuanto á la parte física, pues todos los expedicio­narios g-anaron en color, apetito y peso.

A ]a realidad de la bella empresa contribuyeron los profeso­res D. Pablo Vila. D. Antonio Sabater y D. José Colomé; los médicos D. Eduardo Xalabarder, miembro de la Sociedad Bar­celonesa de Amigos de la Instrucción y muy conocido en las Juntas del Patronato catalán contra la tuberculosis, y el doctor D. Santiago Nadal, guixolense; los Sres. D. Juan Garulla, de Barcelona, y D. Félix Salom, D. José Garbera y D. Diego Tor-ner, de San Feliu, y muy especialmente los Ayuntamientos de las dos poblaciones intercambistas, ya que otorgó 1.000 pesetas el de Barcelona y 450 el de la villa gerundense, dinero distri­buido en la siguiente forma :

Viajes de 72 niños y 5 profesores 616 \ Tranvías, carruajes y trenes pura visitas y excur- j

siones 5üO f Correspondencia, boliquiji, material para trabajos í

escolares, obsequios, guias y otros gastos 200 \ Retribución extraordinaria á los profesores 134/

Cada familia entregó á su hijo 3 trajes interiores, 3 exterio­res de uso diario y 1 dominguero, 6 pares de calcetines, 3 de alpargatas y 1 de zapatos, 6 pañuelos y 1 sombrero uniforme de paja; todo envuelto, con peine y cepillo, en un maletín, para ser debidamente facturado por ferrocarril. Además, redactóse una filiación completa de cada individuo para el alojamiento, en la cual constaba el carácter, el estado de salud, el régimen alimenticio, etc., etc., procurándose que el alumno encontrara un ambiente familiar semejante al de su casa, y, en algunos, que respirara un hogar inferior al suyo en comodidades, siem -pre con la mira de lograr un alto efecto educativo y de completo acuerdo con los padres.

Para probar que en amor y cariño se ha cosechado con inmensa esplendidez, baste decir que fueron infinitos é insis­tentes los ruegos de que se ampliase el tiempo del cambio y que durante los días 15 y 16 de agosto se hallaron en San Felíu, galantemente invitados á la fiesta de la villa y hospedados con familiaridad rayana en fraterno comunismo, los 72 intercambis­tas, sus profesores y una veintena de padres barceloneses.

TOMO XXXI.—NÍTM. 1.' 2

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13 LA ESCUELA MODESNA

La fiesta de cultura que el 16 de agosto dieron los Horá­danos en la villa de Guíxols me recuerda la por ellos antes celebrada en el Teatro Romea de Barcelona. Juegos físicos, con­versaciones científicas, representación de un cuadro dramático infantil, cantos á coro, gimnasia rítmica y otros ejercicios llenan el programa de estas fiestas de arte ó de cultura. Por vez pri­mera en mi vida imaginé bello espectáculo eso que decimos lectura, cuando es lectura nítida de hermoso poema por claros labios mujeriles y por musical garganta, propiedad de mucha-chitas lindamente trajeadas, que turnan en la lectura de los cantos, frecuentemente cortada por la acción en vivo de las escenas culminantes. La gimnasia rítmica — que me trae á la memoria las clases que los alumnos de nuestras escuelas muni­cipales recibían filantrópicamente bajo los auspicios de la sabia compositora 1)." Narcisa Freixas y la dirección del maestro Cas-tells, de la Horaciana— no creo que sea menos plausible que la tan aplaudida en Suiza por Sarda: selecta la ejecutaron muchos escolares de estas tierras.

¡Ojalá con toda felicidad se realice, como fruto del primer intercambio, el pensamiento de que pasen los guixolenses la primavera acá, para que el verano próximo lo pasen los barce­loneses en San Feliu, y se extienda la práctica del cambio á los pueblos de la montaña y á los ámbitos todos de la Península! Porque el cambio de niños es algo hermoso y consolador, é im­porta que el reseñado llene una página de la Pedagogía en Es­paña, para la fe en el porvenir, la esperanza en el presente y la caridad hacia el pasado, de cuanto nuestra patria significa en los hechos que procuran la educación de las gentes.

.It'AN LLARENA.

Barcelona, 1908.

t^j-^a < ' o - c ; —

CURIOSIDADES

Los pulmones de un hombre normal contienen 70 millones de celdi­llas de aire.

La composición química del ]ilátano y de la patata es casi idéntica.

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ZirSTAirTÁNXIA

LAS EXCURSIONES ESCOLARES

Medio de cultura el más á propósito para conocer el pasado y el presente, observar é investig-ar, disciplinar la mente y apren­der en la realidad viva de las cosas las particularidades más inte­resantes y pintorescas do la Historia y la Geografía, la Industria y el Arte, la Naturaleza y los hechos humanos. Leer en el gran libro del mundo y de las cosas es la gran lectura, y aprender observando y mirando, la gran enseñanza.

Así lo reconocen pedagogos insignes teóricos y prácticos, y con gran unidad de criterio recomiendan tan útil procedimiento en libros y revistas, consejos y advertencias.

Es evidente que un buen profesor puede desde su cátedra elevar considerablemente el nivel de los estudios, y preparar una organización técnica de las clases, en armonía con la direc­ción señalada en los países que Jlevan la delantera en el movi­miento pedagógico; mas también para esto hace falta salir, ver. estudiar en el terreno práctico, y comparar.

Los que tenemos como labor cotidiana el enseñar, podemos notar la diferencia que existe entre oir narrar y describir, y ver y observar aplicando el propio criterio por el procedimiento autoinstructivo é irreemplazable de las excursiones escolares.

Vamos ahora á tratar del punto más escabroso de la cuestión, ya que la utilidad y conveniencia de esas prácticas nadie las disputa. Para viajar se necesita dinero, y ni hay consignación para esta clase de viajes, ni la generalidad de las familias de la^ alumnas pueden hacer grandes desembolsos.

Esto empequeñece la idea y nos reduce casi á la impotencia. Las futuras maestras valencianas han visto Sagunto y han

recordado en el propio sitio de la ocurrencia el hecho heroico que inmortalizó á este pueblo; han reconstruido con la imagi­nación el teatro romano, del que apenas quedan vestigios, y se han entusiasmado con los rasgos patrióticos del guerrillero Ro-

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2 0 LA ESCUELA MODERNA

méu. Han seguido con mirada retrospectiva el plan estratégico del rey conquistador desde las colinas del Puig, y han respirado en la misma estancia en que Francisco 1 de Francia estuvo pri­sionero.

Todo lo que .alrededor de Valencia tiene interés histórico, artístico ó industrial, lo conocen; pero son como pájaros de alas cortadas, que no pueden volar más que por un recinto estrecho.

Si el ministro, la Diputación provincial ó cualquier entidad entusiasta por el progreso quisiera prestarles alas completas en forma de subvención, estos espíritus juveniles y ansiosos de saber, de emociones y de ideas, extenderían su vuelo para regio­nes más lejanas, y su mente y su corazón se dilatarían no me­nos que sus ojos.

El Observatorio del Ebro, las antigüedades de Tarragona, Poblet, Santes Creus, los abruptos picos del Montserrat, el Mu­seo de Pinturas de Madrid, los Altos Hornos de Vizcaya, el A.lcá-zar de Sevilla, la Alhambra de Granada, las riquezas artísticas de Toledo, las catedrales de Burgos y León, las ruinas de Itáli­ca, el Monasterio de Piedra, las torres mudejares de Teruel, la lamosa cueva de Covadonga... ¡Cuántas impresiones, visiones, ideas, que darían lugar á reflexiones, sentimientos y actos!

Idea plausible y altamente progresiva es la de conceder pen­siones para estudiar en el extranjero; pero como base ó prelimi­nar, convendría conocer lo propio, sin cuyo conocimiento no cabe comparar, apreciar debidamente, relacionar, ni advertir semejanzas y diferencias.

Todos encarecen la utilidad de las pensiones para visitar centros de cultura fuera de España, y se olvidan de este preli­minar, que nos llevaría á conocer lo notable del propio país.

Si la idea parece aceptable al profesorado de las Normales, yo ruego á mis dignos compañeros estudien el medio de hacerla viable con recursos del Estado, ó acudiendo á la iniciativa parti­cular y á las Compañías ferroviarias.

Encarecer, alabar y enaltecer un medio de cultura intelec­tual y estética, y no contribuir á desarrollarlo y ponerlo en práctica, es un platonismo que nos convierte en pasivos teori­zantes, aptos para la ideal propaganda y nulos para la acción.

MAHÍA CARBONKLL SÁNCHKZ.

Valencia y enero 1909.

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TRABAJO PEDAGÓGICO

LKMA: • Veritas est iii quod esf •

TEMA : Orientaciones de la escuela de primera enseñanza, como dato importantí­simo para resolver en nuestros días el problema del engrandecimiento de nues­tra patria.

Desarrollo.

Hay un fenómeno extraño, al parecer inexplicable, en todas las cosas de la vida y que, sin embargo, tiene su razón de ser en las leyes eternas de la Providencia y en las imperfecciones naturales de la Humanidad. ¿Por qué no se desechan las cosas irracionales y que no admiten posible defensa? ¿Por qué no se adoptan las fáciles y que, una vez expuestas, no encuentran im­pugnación? El amor al estancamiento, á la rutina, al siaíu quó y aun al retroceso, es un factor tan importante del perfecciona­miento humano, que, sin él, nos estrellaríamos en locas aventu­ras buscando el ideal: las preocupaciones, prejuicios y malos hábitos, la indolencia, el torpe egoísmo y otras mil pasiones innobles hacen lo demás.

Todo lo que yo pienso decir lo han dicho ya otros muchos en todos los tiempos y naciones millones de veces, disponiendo de la imprenta, que con el libro, el folleto ó el periódico irradia, casi como el sol, el calor de la idea; y, sin embargo, aunque yo lo diga de nuevo, por deber de conciencia más que por esperan­za de verlo realizado, á pesar de que no tendré impugnadores, no obstante su relativa facilidad, no se hará. ¡Qué pena! ¿Por qué? ¿Por ese alffo que malogra siempre las más útiles empresas?

Está fuera de discusión que el estudio de los problemas socia­les ha de acomodarse al tiempo y al espacio, es decir, que tratán­dose de España y de las circunstancias por que atravesamos, ha de ser un dato importantísimo conocer nuestra idiosincrasia es­pecial y el estado presente de los ánimos para no querer plan­tarnos de un salto en la cima del ideal. Á todos los ideales se

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2 2 LA ESCUELA MODEHNA

aproxima uno aunque jamás se llegue por grados insensibles, por conquistas sucesivas y ordenadas de posiciones que se creían inexpugnables. Pues nosotros, ó nos estancamos olvidando que quien no adelanta ceja, ó lo queremos todo de una vez, por arte mágica, como los que, esperando el gordo que los transforme instantáneamente de pobres en poderosos, se quedan sin el dine­ro que les costó el número y pudo servirles para alguna necesi­dad real ó para ir amasando poco á poco la riqueza con que sueñan. Este es un grave mal en todas las cuestiones sociales, políticas, industriales, pedagógicas y de todos cuantos órdenes agitan ó interesan la gran familia humana, y sobre todo á la española: ó todo ó nada.

Coloquémonos, pues, en situación adecuada para estudiar el problema que nos ocupa. Veamos nuestra situación actual y con qué recursos se cuenta para dar comienzo á la empresa; cuál es el fin que nos proponemos y qué actos ^on los primeros que po­demos y debemos realizar para que otros más afortunados, y quizá nosotros mismos, perseverando, adelantemos otro poco en el camino interminable, pero siempre remunerador, de la per­fección social, que de tantas maneras nos afecta y debiera intere­sarnos. Cerca, en casa mismo, tenemos el ejemplo. Lo que em­pezó en una humilde cueva y con una pobre mujer, es hoy un plantel educativo que está conquistando para el alma de esa ins­titución, para el modesto D. Andrés, el honroso título de gran pedagogo y Santo de la Humanidad.

Como no cabe duda en cuanto llevo manifestado, tampoco puede haberla respecto alas notas características de la educación nacional. Esta ha de ser física, moral-religiosa, intelectual y manual, integrante, armónica, graduada, y que se adapte á la época presente sin olvidar el supremo ideal.

Necesitamos hombres fuertes, ágiles, sanos y vigorosos. A ello puede contribuir el maestro con la acertada distribución de ejercicios, juegos, paseos y excursiones. Si la escuela no tiene salones de juego, y aun teniéndolos, debe procurar que el Ayun­tamiento los construya en las afueras de la población. Mientras consigue ó no estos adelantos, puede aprovechar las plazas pú­blicas y el campo para que los alumnos en sus distracciones res­piren á pleno pulmón un aire puro que en las escuelas y en el hogar absorben emponzoñado. Influirá con los padres por medio de consejos, conferencias, veladas y cuantos recursos pueda

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TSABAJO PEDAGÓOICO 2 3

aprovechar para que el resto del día y la noche se tengan presen­tes los consejos de la Higiene ó ciencia de mantener y aumentar la salud, ese bien que tanta importancia tiene y á tan poca cos­ta se puede obtener. Esto pueden hacer el maestro y la familia; á las autoridades toca instalar los establecimientos de enseñanza en sitios sanos, ventilados é higiénicos, para contribuir á que los pueblos disfruten este bien inestimable.

La buena salud, el vigor y lozanía de los niños influirá po­derosamente en el feliz éxito de sus tareas intelectuales, y muy mucho en su carácter y resoluciones en cuanto á moralidad.

Grandes son los fines de la escuela, y no puede preferirse uno á los demás; pero si hubiera de darse preferencia á cualquiera de ellos, yo me declararía por el fin moral. La escuela debe for­mar ante todo hombres buenos. Si para eso no sirve, cerradla. ¿Qué ventajas reportará á si mismo y á sus semejantes el hom­bre fuerte é inteligente si es inmoral?

Y sin que pretendamos llegar á la perfección é impecabilidad, diremos que no es imposible hacer grandes conquistas en este sentido. Con un poco de arte, perseverancia y buenos ejemplos, no será difícil arrancar los hábitos malos y producir los buenos, creando ese rico caudal que resulta de una laboriosa é inteli­gente obra educativa.

Haciendo que el niño juzgue sus propias acciones y exami­ne si están conformes con las máximas de «No hagas á otro lo que no quieras para ti», y «Condúcete con los demás como qui­sieras que ellos mismos contigo se condujeran», se echará un cimiento indestructible que, ayudado con buenas lecturas, con­sejos y ejemplos, dará y ha de prometer frutos excelentes.

Yo creo que el niño, y sobre todo el español, es bueno por naturaleza; pero la sociedad con sus malos ejemplos y doctrinas lo desvía de la hermosa senda por donde quisiéramos verle mar­char. Ayudemos, siquiera no estorbando, tan felices disposicio­nes, y con poco trabajo se hará de los españoles hombres modelo de laboriosidad, honradez y generosos sentimientos.

«Amad á Dios sobre todas las cosas y al prójimo como á vos­otros mismos», son dos preceptos sencillos que pueden servir de base á toda la religión y á la moral toda.

Hay otra finalidad de la educación tan importante como la física y moral religiosa, hermana gemela de ambas y que puede ayudarlas eficacísimamente al par que de ellas recibe auxilios

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24 LA KSCUELA UODKBNA

muy importantes: la educación de la inteligencia y las manos. No vive el hombre de sólo pan, pero tampoco vive sin pan, y

hay que enseñar á ganarlo honradamente. La escuela debe ser, pues, un centro en que se cultiven todas

las facultades humanas para obtener la cultura general, al mis­mo tiempo que se investigan las aptitudes especiales que nos permitirán dedicar nuestra juventud á aquello para que mani­fieste más felices disposiciones en provecho del individuo y la sociedad.

Lenguaje, números y trabajo manual educativo son las tres columnas sobre que ha de levantarse el edificio intelectual, adiestrando el pensamiento con su expresión oral y escrita, fo­mentando el cálculo de los problemas aritméticos con sus infini­tas aplicaciones, y cultivando la destreza y buen gusto en cuan­tas obras artísticas á nuestras manos se puedan encomendar.

La enseñanza en el orden cientifico ha de ser, finalmente, concéntrica y centrípeta, aprovechando todas las asignaturas para auxiliar una importantísima y, por lo tanto, de gran difi­cultad : el lenguaje.

Se desarrollará éste en tres grados, comprendiendo el primero el aprendizaje de la lengua materna, á que ayudarán poderosa-

. mente las lecciones de cosas'y lectura escogida y variada; el segundo, nociones de lenguas sabias y lenguas extranjeras; el tercero, adelanto posible en esta clase de cuestiones, sin olvidar nunca el conocimiento de nuestra hermosa lengua, elemento tal vez el más eficaz para fomentar el patriotismo y levantar­nos de la postración pesimista en que nos hallamos sumidos.

¿Cómo han de ir al extranjero profesores ni obreros sin nin­gún conocimiento de la lengua que hablan los países objeto de su visita? Es quizá la primera necesidad intelectual la ense­ñanza de lenguas extranjeras. ¡Y estamos tan mal, se hace tan poco en estos asuntos!

No exigimos que el maestro sea omnisciente, aun cuando es un funcionario que nunca tendrá bastantes conocimientos. El problema puede resolverse con profesores especiales y bajo la vigilancia del director. Pero en la escuela elemental ha de empe­zarse, en la superior se ha de perfeccionar y en la de adultos seguirá el adelanto hasta donde fuere posible.

Así como alrededor de las letras pueden agruparse la Filoso­fía, la Historia, la Moral, la Educación cívica, la Religión, Geo-

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TRABAJO PEDAGÓGICO 2 5

logia y otras varias, con sus incalculables problemas, todas ellas protegidas por tan importante pabellón, en torno de la Aritmé­tica, haciendo agradables y útiles las cuestiones de los números, pueden colocarse la Geometría, Comercio, Industria y Ciencias físico-naturales, envolviendo los enunciados una serie de inves­tigaciones concretas que harían ver al niño la necesidad de uti­lizar bien las operaciones del cálculo, sin cuyo auxilio es casi imposible dar un paso en las múltiples necesidades de la ciencia y de la vida social.

Pero la escuela, á la vez que un templo del saber, de la vir­tud y del vigor muscular, debe ser, lo es ya en los países que piensan, UN TALLER donde se eduquen las manos, se cultive el sentimiento del Arte, se procure la energía física y se aspire en todo al ideal de la belleza en las obras humanas.

Pasó el tiempo de los soldados conquistadores, arrebatando con fútiles pretextos á otros pueblos su independencia y el fruto de muchos afanes; hoy necesitamos soldados del trabajo manual que, sin derramar sangre, llenar de lágrimas y luto los hogares y dejando que cada cual se desenvuelva en santa libertad, lleven directa ó indirectamente al propio y ajeno hogar el honrado pedazo de pan que se amasó con el audor de la frente y la inteli­gencia, no con la sangre y desesperación de nuestros hermanos.

Alemania, el Japón, los Estados Unidos, mucho más que ejércitos de soldados que hicieran respetar el pabellón nacional, lo cual todavía es indispensable, han tratado de formar ejércitos de obreros manuales é inteligentes que, cual aparato circulato­rio cuyo centro es la patria, formen multitud de venas y arte­rias por donde afluya la vida y se reparta hasta los últimos rin­cones de la nación.

Aprendamos á buscar el engrandecimiento de España en la educación de sus hijos desde el claustro materno, como quería Rousseau, ó siquiera desde la nodriza, que debe ser la madre, como deseaban Platón, Tertuliano y otros insignes pensadores.

¿Y es posible que sea verdad tanta belleza? Vamos á verlo, si bien no hemos de olvidar que en las obras humanas jamás se llega á la perfección, debiendo quedar satisfechos con aproxi­marnos á ella en el mayor grado posible.

Para esto necesitamos locales, maestros y material. Yo digo que hay buenos maestros, y debemos aprovecharlos. Como nunca existirán bastantes, podemos dedicarnos con todo empeño

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2 6 LA ESCUELA MODEBNA

á establecer hermosos planteles de dónde salgtin á extender su benéfico influjo ó reponer los que la muerte ó el agotamiento nos vayan arrebatando.

En su excelente mensaje decían los profesores madrileños al insigne Costa: «Eu nuestra clase, como en todas, hay bueno, malo y mediano.» Yo voy más allá: no vacilo en afirmar que hay muchos buenos, muchos malos y muchos medianos. Si sabemos seleccionar los buenos, reconocer su valia y otorgarles consideración moral y material, ya podemos aprovechar sus energías para dar comienzo á la renovación. Estos mismos, á la vez que se perfeccionan, porque docendo discitus, pueden hacer buenos á los medianos y menos malos á los que ocupen los últi­mos lugares del escalafón.

Urge, pues, que los Municipios hagan locales para escuelas graduadas; que se excogiten los medios de tener buenos direc­tores; que se deje á éstos, á la vez que toda responsabilidad, cuantos medios sean conducentes á la.prosperidad del estableci­miento que dirijan, y que se les ayude y recompense conforme á los resultados útiles h que aspiren y consigan ver realizados.

Nada de rutina. Lo presente es malo, aun teniendo factores positivos de verdadera importancia, porque, mezclados con los negativos, dan un producto en relación con los mayores módu­los, y tenemos por resultado cero ó cantidades menores que este signo tan significativo en la cuestión de que nos ocupamos.

¡Cuánto bueno podría hacerse, aun con los mismos gastos, sabiendo llevar á cabo una buena selección de valiosos elemen­tos aprovechables!

¡Cómo daríamos prodigioso avance en la hermosa orienta­ción de hacer hombres para el mañana, es decir, seres vigoro­sos, inteligentes y morales, síntesis admirable en la obra de educación nacional!

Trabajemos por conseguirlo; algo hemos de alcanzar; en la mecánica moral ningún esfuerzo se pierde; todo se transfor­ma en efectos útiles que tal vez escapan á nuestra penetración, y por eso engendran el desaliento. Aunque se perdieran, nos quedaría el consuelo de haber cumplido el único mandamiento de la ley de Dios: «Trabaja por tu perfeccionamiento y el de tus semejantes.>

J.C.

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HISTORIA UNIVERSAL DE LA PEDAGOGÍA

Judíos .

La historia de la educación y de la primera enseñanza entre los judíos puede dividirse en dos grandes períodos, que podemos llamar período bíblico y período rabínico.

En la primera parte de este artículo describiremos cómo eran educados los niños israelitas durante el período bíblico, en que la educación era puramente doméstica, cuyo tiempo duró hasta la destrucción del primer templo, 5S8 años antes de Cristo; en el seg-undo período se desarrolla el importante movimiento pe-dagóg-ico, á partir de Ezras hasta la redacción definitiva del Tal­mud, desde 458 antes hasta 500 de la Era cristiana.

Primer periodo: Antes de la cautividad de BaMlonia. -Entre los antiguos hebreos la mayor felicidad consistía en tener nume­rosa descendencia. Esta era la suprema recompensa que Dios reservaba á los justos. «Los niños son un don eterna!—escribía el poeta de la Biblia—; el fruto de las entrañas, una recompen­sa.» (Salmo 127-.3.°) «La posteridad del justo será numerosa, se lee en Job, y sus descendientes como la hierba de la tierra.» (Job, V. 23.) «La mujer del hombre de bien, dice el salmista, es como una viña fértil en el interior de su casa, y sus niños como plantas de olivo en torno de su mesa.» (Salmos, 118-3.)

Así, la alegría era inmensa cuando nacía un hijo. Con accio­nes de gracias y sacrificios se celebraba tan feliz suceso, signo inequívoco de la benevolencia divina. El octavo día del naci­miento, el niño, si era varón, tenía que ser circuncidado, acto por el oual entraba en la gran comunidad religiosa, que para los hebreos significaba su nacionalidad.

Las madres criaban por sí mismas á sus hijos, y la lactancia se prolongaba hasta los dos ó tres años. El día del destete era día de gran fiesta, en que todos los miembros de la familia se reunían en banquete. (Génesis, 21-8, y Samuel, 1-24.)

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2 8 LA ESCUELA HODEBNA

Las clases elevadas confiaban el cuidado material de los niños á amas de gobierno ó á directores especiales. Los omenin, como se les llamaba, permanecían luego toda su vida en la familia cuyos niños liabían_ educado. (Samuel, 4-4; Ruth, 4-(), y Reyes, 10-5.)

En las familias ordinarias, el padre dividía con la madre los cuidados que estos queridos pequeños seres exigen en tan tierna edad, y su solicitud no era menos delicada. El Deuteronomio compara la ternura de Dios para su pueblo á la de un padre que lleva sus hijos en los brazos. (Deuter., 1-3.)

Cuando los hijos eran mayores, las niñas, bajo la dirección de sus madres, se dedicaban á las ocupaciones de la casa y apren­dían los trabajos habituales de la mujer, el tejido de las telas, la confección de los vestidos, la preparación de los alimentos, etc. (Samuel, 13-8; Reyes, 4-18.) Los varones, por su parte, acompa­ñaban á sus padres al campo y les ayudaban en sus trabajos. (Reyes, 4-18.)

Los niños aprendían además la lectura, la escritura, y sobre todo la música y la danza, por las cuales los hebreos sentían vivísima predilección. (Samuel, 1(J-18; Jueces, 21-20; Salmos, 137; Lamentaciones, v. 14.)

La gimnástica formaba parte muy principal de la educación. Según San Jerónimo, interpretando un pasaje del profeta Zaca­rías, era costumbre entre los hebreos disponer en círculo sobre las plazas públicas piedras de gran peso, que los jóvenes para desarrollar sus fuerzas se ejercitaban en levantar á brazos ten­didos, rectis junctisqm manibus, hasta las rodillas, h'asta el vien­tre y hasta por encima de la cabeza.

Pero la cultura intelectual ó el desarrollo físico no eran más que asuntos accesorios en'la educación de los hebreos; lo que formaba su base y su principio era la enseñanza moral y reli­giosa.

En todos los pueblos la dirección impresa á la educación de­pende de la idea que se forman del hombre perfecto. Entre los romanos era el soldado valiente, duro á la fatiga, dócil á la dis­ciplina militar; entre los atenienses, el hombre que poseía ma­yor suma de perfecciones morales y físicas, y entre los hebreos, el hombre perfecto era el hombre piadoso, virtuoso, capaz de realizar el ideal del pueblo, trazado por el mismo Dios en estos términos : «Sed santos como yo, el Eterno, soy santo.» (Levíti-

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HISTOKIA UNIVERSAL DE LA PEDAGOGÍA 2 9

co, 19-2.) Los hebreos colocaban la virtud por encima de todo. «Un esclavo virtuoso domina sobre un hijo depravado», decían sus sabios. (Proverbios, 17-2.)

El primer deber prescripto por la ley mosaica consiste en el respeto debido ai padre y á la madre. La voz divina dicta este mandamiento desde lo alto del Sinaí: «Honra á tu padre y á tu madre, á fin de que vivas largo tiempo sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te ha dado.» (Éxodo, 20-12.) Se inspiraba luego á los niños el amor al trabajo, la vergüenza de la pereza, la re­pugnancia á los placeres malsanos, la caridad para con los po­bres y desgraciados, y sobre todo la creencia en Dios, principio de toda sabiduría. El padre y la madre procuraban inculcar estos sentimientos, ya por instrucciones directas como aquellas que dirigía á sus hijos la madre de Samuel (Proverbios, 31), ya por medio de sentencias 6 aforismos de los sabios, ya bajo formas de masáis, esto es, de parábolas ó de enigmas. La benevolencia, la más exquisita dulzura, presidian en esas lecciones, que eran dadas desde la más tierna infancia, porque, según el precepto de la Biblia, «es preciso dirigir al niño desde sus primeros pasos en el camino por donde debe marchar hecho hombre». (Prover­bios, 22-(5.)

Si el niño se muestra rebelde á las lecciones de sus parientes y prueba por su conducta que aquéllas no producen ninguna impresión en su alma, se debe acudir á los castigos corporales hasta ponerle en el buen camino. «Que sientan la férula hasta sus hijos y amen la corrección.» (Proverbios, 13-24.) Y más lejos añade : «No ahorres el castigo á tu niño; si tú le das con la vara, no por eso se morirá, y arrancarás su alma á la perdición.» (Pro­verbios, 23-13 y 14.)

Estaba, sin embargo, prohibido abusar del rigor hasta pro­ducir por los golpes la muerte del niño. «Castiga á tu hijo tanto como merezca, mas no te dejes llevar hasta matarle.» (Prpver-bios. 19-18.)

El padre, en efecto, no tenía sobre el hijo el derecho de vida y de muerte. Cuando los consejos, reconvenciones y castigos resultaban infructuosos, y que el niño, por sus precoces vicios, amenazaba llegar á convertirse en un hombre malvado, los pa­dres debían conducirle ante el juez. «Cuando un hombre tenga un hijo malo y rebelde, desobediente á la voz de su padre y de su madre, que le hayan castigado, y que no obstante no les

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escucha, su padre y su madre le cogerán y llevarán ante los ancianos de la ciudad, á los cuales dirán : «Nuestro hijo, que »aquí veis, es indócil y rebelde, no obedece nunca nuestra voz »y es disoluto y borracho.» Y todas las gentes del pueblo le ape­drearán, y así tú apartas el mal de en medio d^ti.» (Deuterono-mió, 21-18 y 21.)

El Talmud, sin embargo, asegura que esta draconiana ley no fué nunca aplicada. Ello puede ser asi, mas no es menos cierto que el legislador de la Biblia consideraba como meritorio arrancar de la sociedad al niño de naturaleza viciosa é inco­rregible.

La deformidad física no era un crimen á los ojos de los he­breos, ni entre ellos se veían esas abominables exposiciones de niños que tanto deshonraban á los pueblos de la antigüedad. Pero en cambio se sentía tal horror hacia el castigado con la última pena, que semejante deformidad moral privaba al hijo del ajusticiado de ser admitido entre las personas honradas y piadosas.

El primer objeto de la educación hebraica era hacer hombres creyentes en Dios y guardadores de sus mandamientos; el se­gundo consistía en formar buenos ciudadanos. Ninguna parte de la educación nacional ha sido nunca mejor reglamentada. Se llama educación nacional la que se propone inspirar á los niños de una misma patria un espíritu común que distingue á un pueblo de otro pueblo por el carácter, las costumbres y el sen­timiento, haciéndole formar, por decirlo así, una comunidad aparte dentro de la sociedad universal del género humano.

La historia nacional, y sobre todo el hecho memorable de poner término á la esclavitud de Egipto, atestiguaban elocuen­temente la elección que Dios había hecho de los hebreos para ser los apóstoles de su fe, debiendo, de igual modo y en idéntico sentido, enseñar á los niños, no de manera dogmática y fría, sino por la acción y para la vida.

El aniversario de la salida de Egipto se celebraba con gran­des fiestas religiosas. La víspera de la fiesta cada familia inmo­laba un cordero de edad de un año y sin mancha alguna. La víctima, llamada el cordero pascual, asada entera sobre el fuego, era consumida en la misma noche con los panes ácimos y las hierbas amargas. Esta ceremonia extraordinaria se verificaba para excitar la curiosidad del niño. El padre estaba obligado á

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satisfacer este sentimiento, refiriendo á sus hijos las circunstan­cias que habían acompañado tan memorable suceso, asunto de la fiesta. «Cuando vosotros entréis en el país que el Señor os dará, observaréis este rito; y si vuestros hijos os preguntan qué es lo que significa, decidles: «Este es el sacrificio de la Pascua »al Señor, que ha pasado sobre las casas de los niños de Israel »cuando salieron de Egipto y que preserva nuestras morada^.» (Éxodo, 12-25 y 28.)

Si el niño era demasiado pequeño para prestar atención á las ceremonias pascuales, el padre debía provocar estas cuestiones. (Talmud de .lerusalén, Pecachin, 10-4.)

Era esto la aplicación del principio pedagógico que todos los métodos modernos recomiendan: que el cultivo de las faculta­des intelectuales se favorece en los niños por la observación directa y mediante la reflexión personal.

Durante el período bíblico que examinamos no se encuen­tran rastros ni señales de escuelas públicas, al menos para los niños. Respecto á los adolescentes, ciertas interpretaciones de algunos textos permiten establecer que existían instituciones en las cuales podían completar y desarrollar la instrucción ele mental recibida en el seno de la familia.

Así, según Munk, el sabio é ilustre orientalista, se puede deducir, de un pasaje del libro de los Proverbios, que Ezequías creó una sociedad de hombres letrados con la misión de juntar y poner en orden los antiguos monumentos literarios. Los jóve­nes, ávidos de una instrucción superior, eran admitidos, y se dedicaban al estudio de la Poesía, de la Filosofía y de la Elo­cuencia.

La leyenda talmúdica llega hasta pretender que aquel rey de Judá, después de haber fundado escuelas, empleaba medios coer­citivos para obligar á frecuentarlas. Encima de la puerta de cada escuela había hecho suspender una espada con una inscripción que amenazaba con la pena capital á cuantos rehusaran el estu­dio de la ley.

El Eclesiastés (12-11) habla de «maestros de reuniones», y los comentaristas autorizados dicen que se había hecho entender que las asambleas, desde la más remota antigüedad, hablan tenido por objeto el estudio de la Filosofía. Nadie duda que loa jóvenes fuesen admitidos k este estudio, porque el escritor bí­blico recuerda precisamente y hace prevenir contra la enseñan-

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za, probablemente muy poco ortodoxa, que se daba. «Por lo de­más, mis hijos, dice, debéis estar en guardia; se ha abusado de los libros, y mucho estudiar cansa y fatiga el cuerpo.» (Eclesias-tés, 12-12.)

Cuando, bajo el reinado de Josías, el gran padre Hilkis en­contró un ejemplar del libro de la Ley, fué preciso consultar á la profetisa Houldah, que habitaba en Jerusalén. en la Mischené. Algunos comentaristas traducen esta palabra por «segundo re cinto»; pero otros, entre los cuales figuran Raschi y Kinohi, que se trataba de una escuela donde se enseñaban las más puras tra­diciones mosaicas.

Todas estas interpretaciones descansan sobre bases más ó menos exactas; pero de su mayor exactitud, todo lo más que se puede inferir es que existían algunas escuelas en que se enseña­ban la Filosofía y la Historia. Y no es menos cierto que durante el período bíblico la enseñanza elemental no dejaba de ser com­pletamente doméstica. Hasta después del regreso de la cautivi­dad en el período talmúdico no se ve la instrucción primaria organizada con sistemas y métodos no indignos ciertamente de llamar la atención aun en la época presente.

Segundo periodo: Después de la cautividad de Babilonia. — Durante los setenta años de cautividad á orillas del Eufrates, se operó en el pueblo hebreo un cambio radical y profundo en la nación judía. Extiéndese el profetismo. El padre ha perdido toda su autoridad. El hombre importante, que merece ser escuchado y obedecido con respeto, es el Sopher, el escritor, el hombre del libro, el sabio que conoce las compilaciones de los antepasados y sabe enseñar los puros principios monoteístas que habían sido cruelmente castigados en la fidelísima raza judia.

«Leednos el libro de la doctrina de Moisés» (Nehemlas, 8-1), grita el pueblo á la llegada de Ezras. Se quiere saber, se quiere aprender. Todo el mundo siente y entiende que no hay mayor salud que la de la instrucción. Se llega de una vez á la organi­zación racional de la instrucción primaria sobre la base de la enseñanza pública.

Á pesar de los accidentes que pueden cambiar bruscamente la constitución de un pueblo, el concepto que él tenga de las cosas no se desenvuelve sino lentamente, regularmente. El pro­greso no es una fuerza que agita por sacudida más ó menos vio­lenta, sino una evolución lógica, graduada, en que la idea de

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hoy se refiere á la de ayer, y como ésta á un pasado más dis­tante.

La enseñanza doméstica, patriarcal, no era ya posible ni via­ble, porque la mayor parte de los judíos no sabia leer ni escribir el hebreo. (Nehemías. 13-24.) (Véase Renán, Historia de las len­guas semíticas, pág. 146.) De la enseñanza pública no quedaba ya otra noción que el recuerdo de las grandes reuniones septe­narias de la fiesta de las Cabañuelas. (Deuter., 31-10 y 12.) Y precisamente de esta costumbre hubo que partir para crear el nuevo estado de cosas.

Desde los primeros días del regreso de la cautividad, Ezras hizo durante las fiestas, delante del pueblo reunido, lecturas sacadas de los libros de Moisés que los Sopherim y los Levitas explicaban claramente y con indicación de su sentido. (Nehe­mías, 8-8.) Y se crearon instituciones semejantes para después del mediodía de los sábados, lo mismo que en los lunes y los jueves, días en que á causa del mercado las gentes del campo afluían á Jerusalén. (Nehemías, 8-17.) La costumbre de estas lecturas se ha conservado y se conserva en las sinagogas hasta nuestros días.

Los sucesores de Ezras, los hombres de la Gran Sinagoga (458-332 antes de Cristo), dieron un paso más porque compren­dieron que las lecturas de lunes y jueves no podían bastar; que fuera de Jerusalén y hasta de Judea había numerosas comuni­dades sumidas en la más profunda ignorancia. Tratóse de que por el ejemplo, por la predicación, en los grandes centros se fundaran escuelas para la enseñanza de los asuntos religiosos, de la literatura y de las leyes nacionales. «Grupos de numerosos alumnos ó discípulos se renovaban constantemente.» (Pirké Aboth, t. 1.") Estos predicadores recomendaban se dispensara la mayor consideración á las personas instruidas. «Que la cas.-i, decían, sea un lugar de reunión para los sabios; no desdeñéis que la huellen con sus pies, y recoged sus palabras con avidez.» (Pirké Aboth, t. 4.")

Cometieron, sin embargo, la torpeza de entregar la ense­ñanza de los niños á la discreción de sus familias. Un siglo había apenas transcurrido después de tan saludable actividad, y véase el espectáculo que nos presenta la sociedad judía. Mien­tras que en lo alto florecía una cultura intelectual como la Judea nunca la había conocido mayor, y que traspasaba los límites

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hasta entonces señalados á la instrucción, las clases superiores agregaban al estudio de sus libros el de la ciencia griega, hasta el punto de merecer los elogios del mismo Aristóteles, abajo, en las masas, no había más que ignorancia y superstición.

El Talmud, hablando déla época de los Seleucidas, se expre­sa de esta manera: «El padre que, otras veces, se consagraba á la educación de sus hijos, los abandonaba como una tierra in­culta, los dejaba sin ninguna clase de instrucción; los huérfa­nos eran todavia más desgraciados, nadie se cuidaba de ellos.»

Las cosas permanecieron en tal estado hasta la muerte de Alejandro Janeo (104 antes de Cristo), es decir, durante el perío­do más señalado del desenvolvimiento filosófico de los judíos, en el cual precisamente se fundaron las tres grandes sectas de fariseos, saduceos y de los esenios.

Fué entonces cuando un fariseo, Simeón ben Schatach, jefe del Sanhedrin y hermano de la reina Salomé Alejandra, juz­gando acertadamente que la educación popular es la única robusta base sobre que descansa el poderío de una nación, fijó su pensamiento en materia tan interesante y creó en Jerusalén una escuela para los niños, ó, según su expresión, una Casa del libro.

Esta no fué todavia sino una reforma incompleta que estaba muy lejos de producir los resultados apetecidos. Pocas familias enviaron sus hijos á la escuela, pretextando, con razón, la gran distancia que las separaba de la ciudad. Por otra- parte, los huérfanos de la provincia permanecían, como siempre, priva­dos de toda enseñanza.

Los rabinos ordenaron entonces, por medio de una nueva ley, la creación de escuelas elementales en cada hyparchia, para los niños de seis á diez y siete años. Pero se luchaba con el inconveniente de que los alumnos mayores abandonaban la escuela á la menor contrariedad, y de que los niños de las pequeñas poblaciones quedaban sin escuelas y, por consecuen­cia, sin medios de instruirse. El daño era enorme. La ruina de la nacionalidad judia se aproximaba á grandes pasos. Algunos días más, y todo estaría perdido. Entonces, así como en una casa devorada por el incendio cada uno trata, después de luchar hasta el último momento, de acudir á salvar lo que tiene de más precio, así los judíos, después de haber opuesto á los roma­nos la resistencia más heroica que registra la Historia, decidie-

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ron arrancar de la ruina, para siempre, sus libros, depósito de la doctrina santa, confiada á la inteligencia y á la memoria de la niñez. Los soldados de Tito no habían todavía arrojado la tea incendiaria sobre las paredes del templo, y ya las escuelas de la infancia se elevaban por todas partes.

«Pereció el santuario, mas los niños iban á las escuelas», dicen los rabinos. «El aliento de los niños que frecuentaban las escuelas era el más firme sostén de la sociedad...* «La ciencia estaba por encima de los sacrificios.» (Talmud de Babilonia.)

Rabbi Jeoudah reivindica para Josué ben Gamala, gran padre bajo Agripa II (64 años después de Cristo), el honor de haber declarado obligatoria la creación de escuelas para los niños. Después de la ley de este soberano pontífice, permanece en vigor durante todo el período rabínico; cada pueblo estaba obli­gado, bajo pena de excomunión, á mantener una escuela pri­maria. Si la población estaba separada por un río en dos barrios distintos, y se carecía de puente sólido para pasarle, cada barrio debía mantener una escuela. En caso de que la villa fuese tan sumamente pobre que no pudiera construir edificio escolar, era permitido convertir en escuela la sinagoga. La costumbre de destinar un mismo local á la oración y al estudio debía de ser muy frecuente entre los judíos, porque todavía hoy designan el templo con la palabra Scola entre los portugueses, y con la de Schule entre los alemanes. Cuando varios vecinos ocupaban una casa, el propietario de ella no podía, sin su asentimiento, admi­tir uno nuevo cuya profesión fuera muy ruidosa ó llevase mucha gente á la casa; mas cuando se trataba de un instituto, dicha aquiescencia no era indispensable, á fin de que nadie estorbase el aumento y desarrollo de las escuelas. Si el número de los niños no excedía de veinticinco, la escuela estaba á cargo de un solo maestro; de veinticinco á cuarenta, el pueblo pagaba un adjunto; si excedía de este número, la escuela había de tener dos directores.

Al lado de estas escuelas comunales existían ó podían existir otras privadas ó libres, porque «la emulación — decían los rabi­nos—aumenta la ciencia». Un pueblo sin escuela era puesto en interdicción, y todo buen israelita miraba como pesado habi­tar en él. «Un día que iba yo de viaje—refiere Rabbi José bea Kisma—encontré un hombre que me saludó y me dijo : Rabbi, ¿de qué pueblo eres tú? — Yo le respondí: Soy de una ciudad

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muy grande, llena de sabios y de profesores.—Maestro, me dijo, ¿no querríais venir á morar en nuestra aldea, y os daría cien mil dinars de oro? — Hijo mío, respondí yo, aunque me dieras todo el oro y toda la plata de la tierra, no quiero establecerme en un pueblo donde se menosprecia el estudio de la ley.> (Pirké Aboth, 6-10.)

En principio, la enseñanza era gratuita. «La ley — decían los doctores—nos ha sido dada gratuitamente; el que la enseñe no debe aceptar ningún salario.» Esta regla no admitía excep­ción respecto á la enseñanza superior, y los profesores más ilus­tres estaban obligados á ganar la subsistencia por medio de un oficio. Mas para la enseñanza elemental y obligatoria, como era creencia que no se encontraba, sin retribución, un número suficiente de maestros, éstos disfrutaban el derecho de recibir sueldo, no precisamente por su enseñanza, sino por la vigilan­cia de los niños, ó por una parte de la enseñanza, que no era obligatoria, como la Gramática, por ejemplo.

El institutor judío lleva, en el Talmud, tres nombres diferen­tes : el más frecuentemente empleado es el de Melamed Teno-koth, profesor de los niños; este es el nombre hebreo. El nombre arameo es Makré Derdekei, el que enseña á leer á los pequeños. Se encuentra también, aunque no tan frecuentemente, el de SopJier, escritor, el hombre del libro.

Las cualidades que se buscaban en la elección de un Melamed Tenokoth son bien dignas de mencionarse.

En primer lugar debía ser casado. El joven institutor que se afirmaba en el gusto del celibato, no podía continuar en el ma­gisterio. Los rabinos no dejaban de insistir sobre el peligro de confiar los niños á maestros que no fuesen padres de familia. Eran preferidos para estos cargos hombres de cierta edad, con­forme á este aforismo de José ben Jeoudah : «El que aprende cualquier cosa de un maestro joven, se parece al hombre que come raíces verdes y bebe vino recién salido de la prensa; mas el que ha tenido un maestro de edad madura, se parece á un hombre que come raíces exquisitas y bebe del vino viejo.» (Pirké Aboth, 4-26.1

El maestro no debe tener carácter irascible ni ser orgulloso. No debe ser aficionado á la bebida ni muy amigo de la buena comida. En cambio, debe poseer espíritu metódico y ser capaz de exponer de un modo claro y según plan bien meditado todas

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las partes de la enseñanza. Se exigía que fuese hombre sufridor, dulce y afable, devoto y desinteresado. (Talmud de Babilonia.)

Y estas cualidades se encuentran reunidas en la generalidad de los maestros de que habla el Talmud, citando en primer lugar á Rabbi Samuel ben Schilath, que se privaba del placer de visitar su jardín, creyendo que abandonaba á sus discípulos y que les hacía perder un tiempo precioso. Rabbi Hyia transfor­maba en pergaminos las pieles de los animales muertos por él en la caza, y sobre aquéllos copiaba los cinco libros de Moisés ó los seis tratados de la Mischna, repartiéndolos entre los niños más necesitados, recomendándoles que los prestasen á sus ca-maradas. «No olvidemos tampoco — dice el referido Talmud — este maestro, á quien, pidiéndole los servicios de su profesión, respondió dignamente: Yo soy maestro de la infancia, é instru­yo, sin distinción, á los niños pobres y á los niños ricos, y no aceptaré jamás retribución de aquel que no gana para pa­garla.»

Á estos hombres — añade el mencionado libro—es á quienes se aplica el versículo de la Biblia: «Aquellos que reparten la instrucción, brillarán siempre como el relámpago del firmamen­to, como las estrellas del cielo.» (Daniel, 12-3.)

Pero al lado de profesores tan distinguidos, había otros que abusaban de la confianza de las familias, porque no enseñaban nada á los niños contra sus nociones erróneas, y á los cuales maestros los doctores ordenaban castigar sin piedad.

No era permitido, sin embargo, reemplazar á un maestro que cumplía bien con sus deberes por otro, aunque éste fuese más instruido. «Si el maestro no está dentro de su posición, se excitará su celo.» (Talmud de Babilonia.)

Un gran número de maestros salían de las Academias supe­riores, y ningún doctor se creía capaz de competir con ellos.

Los judíos tenían formada la más alta opinión de los maes­tros de escuela. Éstos eran los más nobles, los más honrados. Dios mismo no se desdeñaba de ejercer el magisterio. Oíd algo de lo que dice el Talmud : «La jornada se divide en cuatro par­tes : en la primera, el Santo, bendito sea él, estudia la Ley; en la segunda, juzga á los hombres; en la tercera, los alimenta, y en la cuarta, preside la instrucción de los niños que frecuentan la casa del maestro, Beth Rabl>án.r> ¿Puede darse una alegoría que ensalce de manera más sorprendente la importancia, la

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grandeza, casi la majestad de las funciones del maestro de es­cuela?

Entonces, como ahora, eran proclamados los sostenedores de la sociedad. Varios rabinos de Babilonia, según menciona el Talmud, fueron un dia & Judea con la misión de inspeccionar las escuelas primarias; llegaron á una población en que no vieron ni escuelas ni maestros, é indignados del hecho, exigie­ron les fuesen presentados los guardianes de la villa, los cuales acudieron inmediatamente. Eran los soldados de la guarnición. «¿Pensáis — exclamaron entonces los doctores —, pensáis vos­otros que éstos sean los protectores de la villa? No; éstos no son sino sus destructores. Los verdaderos protectores de la ciudad son los maestros, los maestros del pueblo, porque «si Dios no protege la ciudad, es inútil que vigilen los centinelas.» (Psal-mos. 122-1.)

Hombres cuyos servicios eran tan apreciados, debían ser, necesariamente, objeto de un gran amor y de una muy seña­lada estimación. Y, en efecto, el Talmud no escasea los respetos y las consideraciones que se deben á los profesores.

El discipulo no debía llamar al maestro por su nombre per­sonal, sino valerse de las expresiones de Raibi, mi maestro, ó de Mori, mi profesor.

Si se encontraban en la calle, el discípulo no debía conten­tarse con dirigir al maestro, al pasar, un simple saludo, sino adelantarse hacia él respetuosamente y decirle: «La paz sea contigo, mi maestro y mi preceptor.»

Desde que le viera venir, el discípulo debía levantarse y no volver á tomar asiento hasta que el maestro le invitara. La pre­sencia del maestro era sagrada; ningún discípulo debía sen­tarse.

El Talmud pretende que, en el amor del discípulo, el maes­tro sea antes que el padre. «Si vuestro maestro y vuestro padre— dice —tienen necesidad de vuestra asistencia, socorred á vues­tro maestro antes de socorrer á vuestro padre, porque éste no os ha dado más que la vida del mundo presente, en tanto que aquél os procura la vida del mundo por venir.» Mr. Adolfo Frank, en 11 n artículo sobre las Sentencias y Proverbios del Talmud, hace notar juiciosamente que esto es casi la idea de Alejandro el Orande, cuando aseguraba que él debía más á Aristóteles, su maestro, que á Filipo, su padre.

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Pero esto no bastaba : era preciso venerar á su maestro como se venera á Dios. (Pirké Aboth, 4-15.)

Parecía, no obstante, que ciertos discípulos tomaban este precepto muy al pie de la letra y exageraban las demostraciones de respeto hacia sus maestros, porque en otro lugar del Talmud los rabinos recomiendan que no se lleve el respeto al maestro hasta el punto que sobrepase el que se debe al Criador.

Un pasaje del tantas veces repetido Talmud de Babilonia nos pone de manifiesto el rango que ocupaba el maestro en la escala social. «En todos los casos—dice—el hombre debe vender todo cuanto posea para casarse con la hija de un sabio, Talmid Cha-chmi; si no encuentra la hija de un sabio, debe elegir la hija de un grande de la época; si no puede encontrar la hija de un gran­de, se esposará con la hija de un jefe de comunidad; si no puede hallar la hija de un jefe de comunidad, elegirá la hija de un Melamed Tenokoth, de un maestro de escuela.» Por aquí se ve que el maestro ocupaba uno de los puestos más señalados entre los personajes más distinguidos en los pueblos.

Los judíos acostumbraban comenzar sus estudios muy pron­to. «Lo que se aprende en la edad tierna — dice un rabino — es como un escrito trazado sobre una vitela nueva.» Jos.efo, el gran historiador de los judíos, refiere que desde su infancia fué edu­cado en el estudio de las letras, en las cuales dice hizo tan grandes progresos, que á la edad de catorce años los principales de Jerusalén le demandaban su opinión acerca de la interpreta­ción y sentido de la Ley. Á los trece años estudiaba ya las diver­sas doctrinas filosóficas de los fariseos, de los saduceos y de los esenios. Jesús no contaba más que doce años cuando le sorpren­dieron en medio de los doctores contestando y preguntándoles, y maravillando al auditorio con la sabiduría de sus respuestas. Los niños comenzaban apenas á hablar cuando se les hacía aprender un versículo de la Biblia; cuando le sabía de memoria aprendía otro, y así sucesivamente, hasta que llegaban á la edad escolar. Algunos rabinos fijaban la edad de la asistencia á la escuela á los cinco años. Josué ben Gamala establece la de seis á siete, y esta edad fué señalada por los doctores del Talmud, edad que generalmente han adoptado las legislaciones modernas.

«Si conducen á tu escuela un niño de menos de seis años, no debes recibirle—dice uno de los rabinos del Talmud de Babilo­nia—; mas, á partir de esta edad, recíbele y cárgale como se carga

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á un iuey.-h Su celo por la difusión de la enseñanza elemental llevaba un poco lejos á este rabino. Nosotros preferimos á su consejo, tan dura y rudamente expresado, esta otra máxima pedag-óg-ica, frecuente en boca de los doctores del Talmud: «Los pequeños según sus fuerzas, los g-randes seg-ún sus fuerzas.» Este precepto es mucho más humano y mucho más justo.

Los parientes conducían por sí mismos sus niños á la escue­la. Las personas más distinguidas no faltaban jamás á este de­ber, cuyo cumplimiento era contado por Dios como una de las más grandes virtudes, según el Talmud.

Ciertas comunidades, lo que nosotros llamamos municipios, no se fiaban en este punto del celo de los padres, sino que ele­gían entre los miembros más notables magistrados encargados de reunir y conducir los niños k la escuela. Estos magistrados recibían el nombre de MaptireiKenessioth.

Nosotros hemos de señalar aquí que el pueblo judío era un pueblo que confundía la ciencia, la literatura, la historia, la moral en un solo y linico conocimiento : el de la religión, cuya expresión más elevada es la Biblia.

La Beth hammidrasch, ó Casa de estudios, se dividía en tres clases: 1.*, la Mikra, lectura; 2.*, la Mischnah. repetición de la Ley; 3.*, la Quemara, perfeccionamiento.

Entremos con recogimiento, como si entrásemos en un lugar de oración—así lo ordenan los doctores—, é inspeccionemos todas las clases, una después de otra.

En la primera se encuentran los niños de seis á diez años, que aprenden la lectura, la escritura, los elementos de hebreo y del caldeo y la interpretación de los textos bíblicos. Discípulos y maestros están sentados en el suelo, el maestro en medio, los alumnos en torno suyo, como una corona, á fin de que todos le vean y le entiendan. Le encontraremos enseñando el alfabeto á los más pequeños. El maestro les muestra la forma de las letras; pero no se contenta con decirles fría y secamente sus nombres, sino que sabe animar su enseñanza, dando, por decirlo así, vida á las letras y sacando de su forma, ó de su disposición, una lec­ción moral. Así, la reproducción de Guimel y de Daleht. que él cree derivada de Gamal (hacer bien) y de Dal (pobre), le sirve de tema para enseñar á sus pequeñuelos la necesidad de la cari­dad y de la beneficencia. Á la letra Guimel sigue la letra DaUht, como el hombre bienhechor debe seguir á los pobres para soco-

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rrerlos. La Daleht, vuelta, por decirlo así, le da á Chiimel. El maestro deduce de esto que la caridad debe ser ejercida con dis­creción, sin que el pobre se vea obligado á volver su cara hacia el rico para suplicarle. La Comech, letra inicial de Camach (soste­ner), y la Ain, inicial de Oni (pobre), están colocadas una al lado de otra, para indicar que es preciso sostener y levantar á los desgraciados.

Esto era casi una lección de cosas, pero de cosas morales. Los niños un poco adelantados tenían á la mano una especie

de ruleta, sobre la cual copiaban los pasajes más importantes del Pentateuco. Los niños más ilustrados poseían Biblias com­pletas, que las gentes ricas hacían copiar á sus expensas, por­que los libros eran muy caros entonces, y no todo el mundo disponía de dinero para adquirirlos. Estas Biblias estaban escri­tas con esmero, aunque sin lujo, á fin de que los niños no reci­biesen, al manejarlas, falsas y torcidas impresiones. Los textos eran leídos, no nasalmente ó en salmodia, como ahora mismo sucede con frecuencia, sino en alta voz, las palabras claramente articuladas, acentuadas con regularidad, y los períodos correc­tamente divididos. El maestro vigilaba con escrupuloso cuidado hasta que el niño leía bien, porque en hebreo una palabra mal pronunciada puede encerrar una blasfemia. Su atención en esta parte era tanto más grande, cuanto que, en la época á que nos referimos, los puntos vocales no se habían todavía inventado, y los defectos de pronunciación eran, por consecuencia, muy nu­merosos y frecuentes.

Según Maimónides, la clase de Mikrct, duraba todo el día y una parte de la noche. Si esto era verdad, lo que parece, sin embargo, muy difícil de admitir, es probable que las lecciones fuesen interrumpidas para el recreo, ó bien que el maestro di­virtiese de tiempo en tiempo á sus alumnos refiriéndoles estas parábolas, estas leyendas, estas HaggadotJi que nosotros encon­tramos frecuentemente en el Talmud.

En la segunda clase, en la Mischnah, los alumnos tenían de diez k quince años. El maestro les exponía la ley oral, es decir, las leyes deducidas de la ley escrita, ó las leyes civiles, comer­ciales y penales que Moisés había recibido, según se cree, sobre el monte Sinaí, transmitidas de boca en boca á los ancianos, á los profetas, á los hombres de la Gran Sinagoga, y así sucesiva­mente hasta que aquéllas fueron escritas por Rabbi Jehou-

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dah, sobrenombrado el Santo, en el primer cuarto del siglo in. Este nivel de estudios, tan elevado, para niños pequeños, no

extrañará á aquellos de nuestros lectores que recuerden lo que dejamos escrito acerca de Flavio Josefo y de Jesús. Todavía hoy se conservan aquellas tradiciones rabinicas, no siendo raro en­contrar entre los adolescentes judíos quienes hayan estudiado los seis tratados de la Mischnah.

En esta misma clase se estudiaban el sentido y la importan­cia de las prescripciones religiosas, cuya observancia empezaba ¿k ser obligatoria para los jóvenes de trece años.

Aquí apenas se empleaban los libros. La lección se repetía por cánticos hasta que todos los alumnos la aprendían de memoria.

En la tercera clase, la Quemara, hallábanse los jóvenes de quince á diez y ocho años. El maestro en esta clase ocupaba una silla alta, porque la importancia de las cuestiones que trataba exigía que pudiera dominar al auditorio. Todas las leyes orales eran sometidas á discusión. Asistía al alumno el derecho de cri­ticar tal ó cual interpretación, de señalar las contradicciones que él creía notar entre dos Ealacholh, de preguntar los motivos que habían presidido á su elaboración. La tarea del maestro se limitaba á responder á las preguntas y á refutar las objeciones. El discípulo, sin embargo, no debía suscitar cuestiones extrañas al asunto objeto del estudio, de creencia que el maestro no pro­fesara ni estuviera expuesta á deliberación. Además, el maestro debía preparar sus lecciones y prevenir las explicaciones que se le pudieran demandar. Una franca y sencilla cordialidad reinaba aquí entre el maestro y los discípulos. Recordaban éstos las cues­tiones sobre sus estudios anteriores, sobre su situación y sobre su porvenir. Algunas veces los alumnos discutían entre si, y se explicaban reciprocamente aquello que alguno no comprendía. «Esto era el hierro aguzando el hierro», como dice Ilabbi Cha-ninah.

Además del profundo estudio de las leyes orales, el programa de la clase de Quemara comprendía algunas sencillas nociones de Historia Natural, de Anatomía, de Medicina y, con mayor extensión, de Geometría y de Astronomía, las dos solas ciencias que los judíos cultivaban con esmero, porque les eran indispen­sables para la formación del Calendario; pero no las considera­ban, sin embargo, sino como las periferias de la verdadera cien­cia, que era la Ley.

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HISTOBIA UNIVERSAL DE LA PEDAGOGÍA 4 3

Ea todas las clases el maestro trataba á los alumnos con res-poto, porque su dignidad le era tan cara como la ciencia. Contes­taba con paciencia á sus preguntas, y si no comprendían bien, repetía sus explicaciones tanto como fuera necesario para que las entendiesen, cuatrocientas veces si era preciso, y asi aguzaba su inteligencia por medio de cuestiones hasta insidiosas. El maestro elegia los asuntos, los provocaba, estimulaba á los dis­cípulos, porque, según la hermosa expresión de Maimónides, estas cuestiones ensanchaban los horizontes del saber é ilustra­ban los corazones. Rabbi Chaninah dice: «Yo he aprendido mucho de mis maestros y delante de mis condiscípulos; pero todavía he aprendido más de mis alumnos.»

La disciplina es ciertamente uno de los puntos más impor­tantes para la existencia y la marcha de una clase, materia que siempre ha ocupado la atención de cuantos se dedican á la orga­nización de las escuelas. ¿Conviene ser severos ó indulgentes con los niños? Los castigos corporales, ¿son más eficaces que las penas morales? ¿Pueden bastar las reprensiones? Todos estos problemas se deben y se pueden resolver según el estado cul­tural de las costumbres en la época en que se discuten y ven­tilan.

Los rabinos se declararon en este punto á favor de un justo término medio. Ellos admitían los castigos corporales, tan en boga entre sus antepasados; pero no los admitían sino en una medida muy moderada. Era preciso, según decían, tratar con gran indulgencia k los niños menores de doce años, esforzán­dose en hacerles comprender la utilidad y las ventajas del estu­dio, valiéndose de palabras dulces é insinuantes. De doce años en adelante, érales permitido privar al niño de pan y golpearle, pero con una correa del calzado, á fin de no perjudicar á su salud.

El Talmud habla de un maestro que llevaba la bondad hasta corregir á sus alumnos por medio de golosinas; pero no dice cuáles fueron los resultados.

De cualquier modo que sea, es mucho mejor mezclar un poco de severidad, según el sistema disciplinario de los rabinos. «Los niños—dicen los doctores — deben ser castigados con una mano y acariciados con las dos.»

Las medidas de severidad para con un alumno no podían ser, por otra parte, sino muy raras, porque los niños de mala índole

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4 4 LA ESCUELA MODEBNA

eran corregidos y reducidos por sus familias antes de llevarlos á la escuela.

Á la salida de ella, todos los días los Maphtiré Genesioth iban á buscarlos, y los conducían á sus domicilios con orden y sin ruido.

En el seno de la familia, el niño continuaba todavía tratando las cuestiones que había aprendido en la escuela. Al principiar la noche, el padre se dedicaba al estudio de la Ley, y en la si­guiente mañana su primer cuidado era hacer repetir á sus hijos la lección de la velada. La instrucción del niño era la constante preocupación de la familia.

Ni aun el sábado, el día festivo y sagrado de los judíos, se interrumpía el estudio. Únicamente en ese día no se comenzaba un tema nuevo, sino que se dedicaba á repasar el estudio de la semana, á fin de que los padres no se privaran del descanso sa­bático.

El Talmud dice los parientes, esto es, el padre y la madfe. Ésta, en efecto, no cedía en nada á su marido, cuando se trataba de la instrucción de los niños. Tanto que, en los tiempos bíbli­cos, ésto era el deber más sagrado para las mujeres hebreas. No solamente corría á su cargo que los niños asistieran á la escuela, sino que les explicaban sabiamente la lección que del maestro no habian logrado comprender. Todas eran muy versadas en la literatura bíblica, porque aunque no existian escuelas para las niñas, la educación de la mujer nunca estuvo abandonada. Ben AzaJi imponía á los israelitas la obligación de enseñar á sus hijas los cinco libros de Moisés, y otros rabinos pretendían que supie­sen toda la Biblia. La misma literatura profana tampoco les era extraña; en casi todas las grandes familias las jóvenes hablaban el griego.

Esta lengua, que Raschi llama la más grandiosa de las len­guas jaféticas, formaba parte de la más esmerada educación. Ella ejercía sobre los judíos de la época á que vamos refiriéndo­nos el mismo inñujo que sobre los romanos del tiempo de Cice­rón y sobre los franceses del Renacimiento, y contrariamente á lo que pretende Mr. Renán, y era muy popular en .ludea. Cierto que los rabinos eran, en gran parte, hostiles al estudio de una filosofía que violentaba las creencias judaicas, y podía, en con­secuencia, quebrantar su fe religiosa; pero sus frecuentes adver­tencias sobre la materia aminoraban aquellos peligros. Los rabi-

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HISTOBIA ÜNIVKBSAL DE LA PEDAGOGÍA 4 5

nos contestaban á quienes deseaban saber si, después de haber aprendido la Ley, les era permitido estudiar la filosofía griega : «Dios quiere que os ocupéis día y noche de su Ley;, ved, pues, si para consagraros á la lectura de Aristóteles y de Platón podéis hallar un momento en que no sea ni de día ni de noche»; y no les escuchaban.

Y la prueba de que no les escuchaban está en que nunca de­jaron de comprender el griego en la educación, no obstante los anatemas que en diversas épocas lanzaron contra aquellos que hacían aprender el griego á sus hijos. Le prohibieron una vez, en la época de los Macabeos, cuando la guerra fratricida entre Hircano y Aristóbulo, sesenta y cinco años antes de Cristo. Se prescindía de las maldiciones de los rabinos. Después de la des­trucción de Jerusalén, se prohibió el griego otra segunda vez; pero no se atendió más que la primera, porque á consecuencia de la guerra de Quietus, gobernador de Judea en tiempo de Tra-jano (38-117 después de Cristo), los doctores acordaron por ter­cera vez que, en señal de duelo, no se enseñara más el griego á los niños. Siempre le hablaban los judíos de elevado rango, y no se podía ser miembro del Gran Sanhedrín sin saberlo. Y el ejem­plo de Josefo nos muestra con cuánto aprovechamiento un judío palestiniano se dedicaba á escribirlo.

No todos los rabinos, por otra parte, eran enemigos de la lengua g'riega. Elischa ben Abouya, que el Talmud estigmatiza del número del Aher (el otro), á causa de su afición á las espe­culaciones filosóficas, tenía siempre un verso griego en la boca. Entre los alumnos del célebre Gramaliel había quinientos que estudiaban la filosofía y la literatura de Grecia.

Pero si los rabinos disentían acerca del provecho ó el daño de la ciencia griega, no impedía que ésta fuera una parte de la educación, sobre la cual no existía la menor disidencia entre ellos. Y de ésta se trataba al aprender una profesión. Todos esta­ban de acuerdo para exigir que el padre de familia hiciese á sus hijos aprender un oficio que les colocara en disposición de ga­narse la vida. Rabbi Jeoudah decía: «Aquel que no enseña una profesión útil á sus hijos, es como si los educase para la vida de bandidos.» — «Nada es más agradable al Creador de la tierra — añade —que el aprendizaje de un oficio.» — «Todo estudio que no habitúa á un trabajo ó á una profesión, es vano y con­duce al desorden.» — «Aquel que vive del trabajo de sus manos.

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4 6 LA ESCUELA MODERNA

tien^ más mérito que el hombre piadoso que vive en la ociosi­dad.»— «Padecerá siete años de hambre aquel que no atienda al obrero laborioso.»

La elección de oficio no era indiferente. Los rabinos reco­mendaban, sobre todos, los oficios poco sucios y fáciles. No eran partidarios de las profesiones de arriero, de camellero, de bar­quero, á causa de la g-rosería que caracteriza á los que las ejer­cen. No aconsejaban poner los niños de aprendices ó dependien­tes de lonjistas ó tenderos de comestibles. Estos industriales go­zaban de mala reputación en el Talmud, donde se les acusa de mezclar agua al vino que venden y las algarrobas con las legum­bres secas, dos fraudes que los niños no deben aprender ni co­nocer.

Los más ilustres rabinos ejercían profesiones manuales: Hillel y Akivan eran carboneros; .losua ben Chananiah era campa­nero: Isaac Napascha, herrero; Jochanán Hassandier, cordone­ro; Nehemías Haccador, alfarero; Jehouda Chaita, tallista; .Jeou-dath Hannechtam, panadero; San Pablo era fabricante de tien­das de campaña.

«El trabajo es una gran cosa, honra á los que lo ejercitan», era la expresión favorita de Rabbi .Jeoudah, y uniendo el ejem­plo al precepto, llevaba sobre sus espaldas á la Academia el objeto que debía servirle de asiento.

Instrucción y trabajo era la divisa, en resumen, del sistema de educación de los doctores del Talmud. Sabían estos ilustra­dos y clarividentes maestros que la cultura intelectual, unida al amor al trabajo, sería la única fuerza con la cual el pueblo judío podría vencer todas las dificultades y salvar todos los obs­táculos. Y todos sus esfuerzos se encaminaron á penetrar al pueblo de esta verdad. La Historia atestigua que lo consiguie­ron. Sobre todos los puntos de la tierra adonde les condujo el destino, el primer cuidado de los israelitas, fieles á los preceptos de los rabinos, fué el de organizar sus escuelas. La más pequeña comunidad tiene su Beth Hammidrasch, y toda familia israelita elige su jefe y tiene su consuelo en el estudio de la Ley. Los ju­díos prestaron servicios eminentísimos en una época en que el culto público de las letras y de las ciencias era todavía descono­cido. Díganlo, sin hablar de sus comunidades del norte de Eu­ropa, las ciudades de Toledo, Granada y Córdoba, en España; Lune], Beziíres y Narbona, en Francia; Módena, Padua, (íéno-

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HISTOBIA UNIVERSAL DE LA PBDA&OGÍA 47

va y Roma, en Italia. En el siglo xiv, los últimos ecos de estas escuelas célebres desaparecieron; pero el amor á la instrucción y á la ciencia alientan todavía en la raza proscripta. Spinoza en el siglo XVII, Moisés Mendelssohn en el xviii, prueban del modo más irrefutable cuan vasta y sólida instrucción continuaban dando á las familias judías de todas las condiciones más di­versas.

ILDEFONSO FERNÁNDEZ Y SÁNCHEZ.

CURIOSIDADES

La sal es un excelente dentífrico. Sin abusar de ella se conservan los dientes blancos, las encías duras y el aliento puro.

Cuando se pongan las encías blandas, lo naejor es enjuagarse la boca un pai' de veces al día con agua salada.

Los piojos de las plantas se destruyen pulverizándolas repetidas veces con un lícjuido compuesto de 1 litro de nicotina rica, 1 ó 2 kilos de jabón moreno, 1 litro de carbonato de sosa, t litro de alcohol de que­mar y 100 litros do agua. El jabón se disuelve en el alcohol y la sosa en el agua.

PARA DEVOLVER SU COLOR Á LAS TURQUESAS

Según un joyero inglés, la decoloración de las turquesas es debida á la absorción de aceite por la piedra preciosa.

Por esto, y como el alcohol es un gran disolvente de las materias grasas, teóricamente es posible devolver su perdido color á las turque­sas sumergiéndolas durante un período de tiempo más ó menos largo en alcohol.

Por otra parte, hi tentativa no es arriesgada, toda vez que las tur-que.sas descoloridas carecen de valor en el mercado.

A. .5 ''010 más inmenso del mundo es el del templo mornión de la ciu-oad del Lago Salado. Consta de 350 voces perfectamente educadas.

Las manchas de pintura Fresca so quitan con trementina. Si son anti­guas, hay que ablandarlas <'on manteca y frotarlas después con bencina. La trementina, aunque ijuita la mancha, suele dejar señal.

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PBOPflülIGIIÍK DEL TBflBilJO jnflNDjIL EN TBEINTjI flÜOS

VICENTE CASTRO Y LEGUA

(1)

La educación del niño es incompleta si no aprende más que á pensar, si no se le inculcan más que ideas teóricas. Ha de desenvolver además todas sus facultades y comprender la ha­bilidad manual. Nó es conveniente dar al niño una preparación exclusivamente literaria y científica : hace falta también pre­pararle para las artes, para los oficios, para las industrias, en una palabra, iniciarle en todas las formas de la actividad hu­mana. La habilidad manual es precisa para todos los trabajos que exig-en el manejo metódico de numerosas herramientas.

No se trata de introducir métodos especiales en la escuela primaria, lo cual sería desviarse del objeto principal, ó sea, del cultivo armónico é ínteg-ro de las facultades del educando. Se trata de que así como la enseñanza de la Aritmética, la Geo­metría, la Escritura, etc., se dirig-e á preparar á los alumnos para las profesiones de ingeniero, geómetra, empleado, comer­ciante, etc., así también la enseñanza primaria de los trabajos manuales tiende á la formación de obreros, como carpinteros, torneros, fogoneros, etc.

Parecerá que esto significa mucho'trabajo ó esfuerzo en los alumnos, lo cual es cierto, tratándose del estudio intelectual; pero no lo es si se trata del trabajo manual. Éste difiere muy esencialmente del intelectual, que tiene un valor muy grande, y cuya necesidad no conoce el niño. El niño no estudia nunca por amor al estudio, porque no tiene concepto de su importan­cia y utilidad, y si aprende, es porque se le obliga á aprender.

La enseñanza del trabajo manual es muy distinta : agrada

(1) Véase el cuaderno del mes de diciembre.

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PEOPAGACIÓN DKI. TBABAJO MANUAL 4 9

al niño, parece que éste encuentra un nuevo alimento al deseo imperioso de actividad que en él existe, ve el resultado de sus esfuerzos y puede apreciarlos.

Así, cuando un alumno aprende á conjugar un verbo ó á resolver un problema, no se da cuenta de su utilidad ni al fin que aquello le conduce ni de los esfuerzos que debe hacer; pero si confecciona un banco, una lancha, etc., ve claramente el fin adonde quería llegar, lo comprende y sabe apreciar, por la comparación con el modelo, si su trabajo está bien ó mal hecho. Por esta razón, se observa en los alumnos más agrado por los ejercicios de taller que por los de la clase. Se puede, pues, afir­mar que las ocupaciones manuales valen más, desde el punto de vista educativo, que el trabajo intelectual puro. Ellas pro­vocan en grado muy alto el gusto, el amor al trabajo en ge­neral.

Encierran otras consecuencias que importa señalar : mues­tran constantemente á los alumnos que el trabajo de la mate­ria tiene un valor propio muy grande; inspiran respeto y ha­cen desaparecer el desprecio muy general que manifiestan mu­chos niños por el trabajo manual. La organización pedagógica de la eusefianza de trabajos manuales en las escuelas prima­rias destruye una de las causas de la deserción de los niños del ejercicio de obreros y labradores.

Disminuye considerablemente el tiempo del aprendizaje de un oficio : el niño que durante algunos años se ha ejercitado en la escuela en el trabajo manual pedagógico, tiene una in­contestable superioridad para adquirir rápidamente todos los secretos prácticos de una profesión cualquiera. El trabajo ma­nual es necesario también á aquellos alumnos que no se desti­nan para un oficio. Es necesario desenvolver la habilidad de la mano. Lo contrario priva á los niños de una aptitud que tiene una importancia grande en la práctica de la vida, porque es un manantial de sanas distracciones. Piensa con poco discerni­miento, si no la cultiva, fiado en su memoria ú otra facultad intelectual.

El niño que se ejercitó en los trabajos de taller adquiere el espíritu de orden, de corrección. Su deseo, lo prueba la expe­riencia, es el de confeccionar el objeto lo mejor posible; y este deseo crece con la habilidad que se adquiere; comparando constantemente su trabajo al modelo que debe imitar, se da

TOMu XXXI.—ííÚM. X • 4

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5 0 LA ESCUELA MODEBNA

cuenta exacta de los progresos que hace; ve los errores que comete y los corrig-e, y siente que sin orden le es imposible Ileg-ar á una ejecución correcta. La habilidad que toma en el taller al trabajar con orden y corrección supera sobre las demás ocupaciones escolares.

Todo maestro sabe que la atención es la condición esencial para que un estudio sea eficaz. El niño distraído no aprende nada. Sin atención no hay ideas, ai reflexión, ni desenvolvi­miento del espíritu. Un trabajo maquinal provoca la habitual distracción. Pero existen métodos que exig-en una constante concentración del espíritu sobre el trabajo que se ejecuta y que acostumbran h estar atento. El trabajo de la materia es uno de ellos, que da, además, percepciones claras de formas, de dimensiones, y es intuitivo en muy alto g-rado. Bien diri­gidos, los trabajos manuales aguzan el sentido de la vista, desenvolviendo las facultades de atención, de intuición y re­flexión; ejercitando el espíritu de combinación.

Cuando se escoja modelo para ejecutarlo, debe hacerse con discernimiento, á fin de que despierte el sentimiento estético y aprenda á dar á la materia prima una forma irreprochable en razón con el uso del objeto confeccionado.

En las lecciones ordinarias, los niños quedan también de­lante de su pupitre durante largas horas. Esta posición es incómoda, debilita y ablanda el cuerpo y obra en el mismo sentido respecto al espíritu. La gimnasia escolar tiene su razón de ser en la necesidad de restablecer el equilibrio en los orga­nismos; aumenta la energía funcional y, por consecuencia, la energía moral. Los trabajos manuales ejercen una acción aná­loga si se escogen entre aquellos que- exigen que el alumno permanezca de pie y trabaje empleando un gran vigor.

Nosotros hemos sorprendido más de una vez, en Suecia, la idea de introducir el trabajo manual en los institutos de ense­ñanza, medio superior para resistir las consecuencias de arduos estudios en los jóvenes.

Es horroroso cuando se piensa en las desastrosas conse­cuencias producidas por el régimen á que son sometidos la mayor parte de los jóvenes que se dedican á profesiones libres. Durante los veinte primeros años de su vida gastan sus fuerzas en un trabajo intelectual extremadamente intenso. «Propen­sión á la locura, al reblandecimiento y á los males nerviosos;

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PEOPAGACIÓN DEL TBABAJO MANUAL 5 1

tal ha sido y será mayor cada día el resultado de los estudios especiales exclusivos», dice M. H. Leneveux, y señala también el trabajo manual como un medio excelente para aseg-urar el regular funcionamiento de los órg-anos, acostumbrando á las personas á relacionarse con la clase de trabajos y con las ma­terias de construcción.

Tales son las principales consideraciones que concurren k caracterizar el trabajo manual considerado desde el punto de vista pedagóg-ico.

Kesumamos, diciendo que sus efectos son : 1." Hacer adquirir al niño una habilidad general de la mano. 2." Desarrollar en él el ¿fusío y amor al trahajo. 3." Hacerle comprender el orden y corrección en el trabajo. 4." Desarrollar las facultades de atención y percepción (in­

tuición). .")." V)^x ^\ mfíQ celo ^ perseverancia. G." Inspirarle el sentimiento estético sin derivarlo ni exage­

rarlo. 7." Neutralizar los perjudiciales efectos producidos en el

organismo por los estudios intelectuales y por la posición incó­moda, que el niño debe conservar durante las lecciones ordi­narias.

VICENTE CASTRO Y LEGUA.

fConfinnnrá.J

I.OS CIGARRILLOS DEL SULTÁN

Puede decirse que el sultáii de Turquía es el fumador más delicado que se conoce. Sus cigarrillos lian de ser de la mejor calidad posible, y para conseguirlo tiene en palacio una per|ueña fábrica.

Está montada en un aposento muy ventilado donde trabajan hasta media docena de excelentes operarios que pican la hoja en dos máqui­nas de mano de las más sencillas, y examinan las balas de tabaco turco cogido expresamente para el sultán.

Las mejores cosechas del pais se destinan al soberano, y de ellas se destruye lo que no sirve para hacer cigarrillos. A veces se inutiliza un qumtal de hojas para sacar nada más que una libra suficientemente fana y sana.

No hay que decir cómo será el aroma de este tabaco tan escogido.

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6 4 LA ESCUELA MODERNA

las físicas conoce la naturaleza que le rodea y sus leyes en las importantísimas aplicaciones á la Higiene, á la Industria, al Co­mercio y á la Agricultura; por los históricos sabe cómo ha sido y es el astro en que vive y los seres que lo pueblan, haciéndose culto, tolerante y progresivo; por los filosóficos estudia algo de las causas primeras, elevando sus sentimientos altruistas sobre la base de la más pura equidad y depurando su moral hasta hacer la vida humana agradable y duradera, y por los técnicos adquiere la habilidad necesaria para el trabajo material y las virtudes que lo hacen amable.

¿De cuál de esos conocimientos se podrá prescincir en abso­luto? Injusto seria condenar al proletariado á carecer de algu­nas de esas ramas del saber, aunque no se le den con la exten­sión que fuera de desear.

Todo marcha hacia la unidad. Los varios agentes naturales de antes se han reducido á uno sólo: la atracción universal. Los múltiples dioses de la Mitología, representativos de otros tantos ideales y fuerzas, murieron substituidos por las trinidades (1) y éstas por el Dios único, ideal supremo, simbolizador del Bien. Las innumerables lenguas locales de la antigüedad se vinieron á condensar en las actuales nacionales y aun éstas tienden á re­fundirse en una internacional: el Esperanto. Todos los sistemas de pesas y medidas antiguos van desapareciendo, reemplazados por el métrico-decimal. Las monedas nacionales tal vez caigan ante el Speso. Los señores feudales abatieron sus banderas al erigirse los grandes Estados, como tantas caprichosas leyes se han borrado dejando en su lugar las elaboradas por los Parla­mentos hasta que sólo rija una sola: la Igualdad.

Sentado este principio, enlacémoslo con la pobreza de nues­tras escuelas oficiales, la del proletariado que acude á ellas y la de los maestros, y sin esfuerzo se evidenciará la necesidad del texto único.

Unido á este problema se halla el del uso de los textos en la escuela. Algunos maestros, asqueados por los tristes resultados de la instrucción libresca, han reaccionado tan excesivamente que han caído en el extremo opuesto, esto es, en su exclusión absoluta.

(1) Sol, Tierra y Agua, ó Brahma, Viohnú y Shiva, ó Padre, Hijo y Espíritu, ó Verdad, Bondad y Belleza.

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LOS TEXTOS ESCOLABES OO

Yo, al principio del ejercicio de mi carrera, fui uno de ellos; mas luego la dura experiencia me hizo quedar en el término medio, al observar que el resultado de mi violenta y extenua-dora labor era sólo un conocimiento endeble y fugaz. Verdad que la enseñanza intuitiva es altamente educadora; pero ¿dejará de serlo porque se refuerce y fije con la lección de memoria?

He aquí cómo yo resolvería la cuestión de los textos: los niños del primer grado llegarían á saber leer, escribir y contar con más ó menos soltura y corrección. Ya en estas condiciones recibirían el libro único. Éste encerraría iodos los conocimien­tos que fija la ley como indispensables en la enseñanza prima­ria, conteniendo cada capitulo ó lección una parte para la lec-iiira en letra grande y forma literaria amena; otra parje en letra menor, resumiendo lo más preciso y útil de la lección de lectura, destinada al estudio de memoria. Este resumen, lo más extrac­tado posible, podría estar en forma expositiva ó dialogística. Por cierto que, á pesar de cuanto se ha anatematizado esta última forma, la prefiero si se invierte, esto es, si después de usada como se halla en el libro, la respuesta se convierte en pregunta, y viceversa. Y por último, debería contener en letra menuda los experimentos ó trabajos prácticos que se pueden y deben hacer como aplicación de lo ya aprendido.

Este texto único debería estar editado en tres grados, en orden cíclico, conteniendo cada uno, con mayor amplitud cada vez, las mismas materias, llegando el último grado á una extensión sufi­ciente para formar cabal idea de los asuntos desarrollados en condiciones para seguir sin dificultad estudios profesionales y para llenar en la sociedad las múltiples funciones que exige, así como debidamente preparado para el aprendizaje de un oficio.

Para quedarme con la satisfacción de que, aunque torpe y premiosamente, he dado á conocer mi humilde idea, diré que el libro único debiera contener las siguientes materias: conoci­mientos de Caligrafía con sus correspondientes muestras de escritura, que eu el primero podrán limitarse á las de letra espa-nola vertical; en el segundo, las de ésta é inglesa y redacción de algunos documentos, y en el tercero las de las citadas y de adorno, con redacción de toda clase de documentos de uso co­mún; Gramática con muchos ejercicios de análisis de sus cuatro partes; Aritmética, Sistema métrico y Geometría con profusión de problemas; Física y Química experimentales y aplicadas; His-

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5 6 LA ESCUELA MODEBNA

toria natural, principalmente de los seres más comunes; Higie­ne, Economía doméstica. Agricultura, Industria y Comercio; Geografía (con profusión de mapas) é Historia Universal y de España, consagrándose esta última más al desarrollo de la cul­tura que á la biografía de reyes y á la descripción de guerras odiosas, y Derecho; Religión, con sujeción estricta al Catecismo; Historia Sagrada ó copia literal de la santa Biblia y Moral apo­yada en el concepto natural del bien; Dibujo con muchos y gra­duados modelos, Trabajo manual en arcilla y madera, Labores de la mujer, nociones de Música, Poesía, Urbanidad y Cortesía, y por último, Vocabulario de palabras científicas.

La marcha á que se presta el texto único no puede ser más pedagógica. Supongamos que la lección trata de las ciencias físicas. Hace el maestro ante los niños los experimentos que indica el libro en la letra menuda y los explica con la debida intervención de los educandos. Dan los niños de memoria al día siguiente el resumen que & este efecto lleva el libro, y por último, al llegar la clase de lectura, leen la parte de ampliación sobre el mismo tema.

¿Existe algún método adecuado á estos ejercicios? Algo hay, pero no todo lo completo que yo desearía.

Si lo hubiera, tendría estas ventajas : 1.* Baratura. Esta condición la pongo sobre todas, porque,

¿de qué sirve que un método de enseñanza sea pedagógico en sumo grado, si por su precio no puede entrar en nuestras escue­las populares? Los textos múltiples son altamente caros. Trece ó más son las materias exigidas por la ley como de enseñanza obligatoria; por poco que cueste cada libro, costará 40 céntimos por término medio, ó sea 5,20 pesetas, más el libro de lectura 1 peseta, son 6,20. Esto sólo para un grado, que al tratarse de tres serán 18,60, que multiplicadas por .50 niños importan 930 pesetas. Claro es que nuestras escuelas no pueden soportar tal gasto, pero por ello resulta deficiente la enseñanza. En tanto, el libro único puede importar por término medio 1 peseta, y los libros necesarios para los 50 niños 150 pesetas; es decir, una eco­nomía de 780 pesetas, ó sea menos de una quinta parte de gasto. Hay que notar, además, que un libro único, de universal apli­cación para toda clase de escuelas, tanto de niños como de niñas, podría editarse con más baratura que tantos y tan varia­dos textos que se disputan el mercado.

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LOS TEXTOS ESCOLAHBS 0<

2.* Repetición. Esta exigencia pedagógica se realiza en el libro único en forma acumulada y cantidad suficiente, supuesto que la experimentación, la lección de memoria y la lectura con­curren á la fijación del mismo conocimiento en el cerebro bajo todos los aspectos. La experimentación despierta el interés y aviva la atención; la lección de memoria esculpe la armazón y los datos esenciales del conocimiento, y la lectura viene á am­pliar las ideas adquiridas. Por este medio pierde la lectura ese carácter verbalista y mecánico que tiene en casi todas nuestras escuelas, haciéndose racional y consciente.

3."* Comodidad. Poco se necesita discurrir para comprender lo incómodo que es para los niños llevar consigo y manejar mu­chos librillos, y lo fácil de su pérdida, inconvenientes que vie­nen á ser ventajas para el texto único.

4.* Persistencia. Cuando el niño, pronto ó tarde, abandona la escuela, lleva consigo en su cerebro y en su libro para recor­darlas un arsenal de ideas, una pequeña enciclopedia, tanto más extensa cuanto mayor fué el adelanto que alcanzó en las aulas.

S. BAUDÍN AGÜERO.

La Guardia (Jaén).

CEMENTOS UNIVERSALES

Un cemento excelente que resiste muy bien el agua y puede em­plearse para pegar madera, cristal, porcelana ó metal, se hace mez­clando gücerina y litargirio reducido á polvo muy fino. Una de las ven­tajas de esto cemento es que se seca y endurece muy rápidamente. Otro tal vez mejor, pei'o que tarda mucho en socarse, so hace mezclando almá­ciga y un veinticinco por ciento de polvo de ladrillo con suero de leche, de modo que forme una pasta espesa. Este último cemento se recomienda para recomponer estatuas de yeso ó de piedra. .

CURIOSIDADES

i-a población de París consume todos los años en su alimentación cerca de 50.000 caballos.

En Alemania hay cerca de 2.000 monumentos en memoria de Bis-marcK.

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PEDAGOGÍA PRACTICA

Nuestro estimado compañero y amigo D. Federico Landrove ha dado una lección práctica en la escuela pública do niñas de La Grana, como sabe hacerlo tan distinguido maestro, teniendo la fortuna y hasta la honra de presenciarla una de las niñas, ó mejor dicho, una de las señoritas cultísimas do la población, y nosotros muclio gusto en publi­carla en esta Revista.

Con esto hacemos dos cosas buenas; á saber: accedemos á los deseos de una conipañera nuestra que vale mucho; presentamos al público una discipula aprovechada, animándola para que se acostumbre á exteriori­zar sus pensamientos por escrito, y además, estaraos de ello seguros, lionramos las columnas de LA ESCUELA MODERNA con una bonita lección práctica del Sr. Landrove, que es uno de los maestros de la buena cepa, á quien felicitamos sinceramente, como le felicitaron los que en La Grana le escucharon como se escucha á quien sabe lo que dice y lo dice bien.

Y ahora cedemos la palabra á la culta expositora:

Puesta en el grave compromiso de hacer la reseña del her­moso acontecimiento con que nos honró D. Federico Landrove. y obedeciendo á ruegos tan superiores que para mí son manda­tos, trazo, llena de terror, estos renglones que llevan los defec­tos de un estreno y la ausencia de la práctica que se adquiere con la edad y el constante estudio.

La cultísima, entusiasta é inteligente profesora de La Grana Srta. Traba, con la finura y delicadeza que la caracterizan, ha recibido en su casa á las muchas y distinguidas personas que se han llegado á saludarla, colmándolas de exquisitas atenciones; pero sería muy descortés é ingrata si no tuviese aquí un re­cuerdo para la bondadosa madre de la referida señorita, y & quien no cede en cortés, en afable y obsequiosa.

Á las seis de la tarde, el amplio local de la escuela, por cierto adornado con muy buen gusto por las alumnas Teresa Grana y

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PEDAGOGÍA PEÁCTICA 5 9

Elisa Carballido, hallábase ocupado por las alumnas é invitados que ansiaban oir al conferenciante, y de quien hizo la presenta­ción, en nombre de la Srta. Traba, el muy elocuente y distin­guido profesor de La Grana, D. Luciano Seoane.

El conferenciante manifestó que no iba más que á dar una lección práctica á las alumnas, y sin otras pretensiones que las que pudiera tener en las que daba á diario á sus discípulos en su escuela.

Mi lección — dijo — tendrá por objeto haceros comprender la transmisión del pensamiento á distancias sin usar de la palabra, y así, por medio de señales ó signos convencionales, manifes­tando que á esto es á lo que verdaderamente se llama telegrafía, deduciendo de aquí que el llamador de una casa, un silbato, unas banderas, etc., podían ser un telégrafo cuando se usaran, en convenida inteligencia, entre personas separadas, como se observa en el telégrafo de señales entre los buques surtos en bahía.

Dio por supuesto el conocimiento de la electricidad por las alumnas, de un fluido que en determinadas condiciones pudiera utilizarse como un poderoso agente para llevar un movimiento á distancia, y pasó á preparar prácticamente una pila para que su conferencia fuese de buen resultado. Aquí tenéis — dijo— esta pila y estos elementos que no presentan ningún fenómeno extraño; pero ved ahora que, colocando estos elementos en el interior del vaso y vertiendo un poco de esta agua preparada con una pequeña cantidad de sal amoníaco, nótase en los ele­mentos, que son de naturaleza desigual, uno llamado positivo y otro negativo, una reacción que produce una corriente, la cual, pasando por estos dos alambres, llega á este timbre haciéndolo sonar. Pues bien: suprimo el timbre, coloco en su lugar un papel y en el martillo un lápiz que al caer sobre el papel nos alejará una señal. Si ahora aparto uno de los hilos para aplicarlo 1 punto conveniente cuando me fuere necesario y lo llego á

aplicar largo tiempo, el lápiz, actuando constantemente, nos describirá una línea; pero si lo aplico tan sólo por un instante, describirá un punto breve; luego si yo llevara este timbre á remota distancia y lo tuviera en comunicación con la pila por medio de los alambres, podría entenderme con otra persona á esa remota distancia, sólo con haber convenido de antemano en dar el valor de letras á la combinación de puntos y líneas.

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60 LA ESCUELA MODEHNA

¿Qué se necesita, pues, para comunicar el pensamiento desde Ferrol á Paris ó á otra ciudad lejana? Un ag-ente poderoso, un punto sobre el cual obre y desde el cual se transmita la corrien­te; un conductor que la lleve y un punto que la reciba. El con­ductor, que en este caso es el alambre, puede ser otro elemento cualquiera, como, por ejemplo, el aire, y, en tal concepto, se da lugar á Ja telegrafía sin hilos.

Se extendió el conferenciante en consideraciones sobre este punto, y su lección ha resultado muy práctica, muy entretenida y del agrado de todos, mereciendo entusiastas felicitaciones del auditorio, á la vez que la enhorabuena la kSrta. Traba por ver realizados sus deseos con tan prácticos y brillantes ejercicios escolares.

HERMINIA GUERRERO.

_ r j . q i> < : — . —

EL INVENTOR DE LA TAQUIGRAFÍA

La biblioteca del Museo Británico acaba de enriquecerse con un. manuscrito que ha de causar el asombro de los taquígrafos.

La obra, redactada en latín y escrita en vitela en el siglo xvii, es sení.'illíiincnle un tr"it:i.do de Taquigrafía en el cual so atribuye la inven­ción de dicho arte á Julio Tiro, esclavo liberto de Cicerón.

Forma el manuscrito un tomo en A.° de muchas pái^inas, ilustradas con dibujos y divididas en tres columnas, con los signos do la escritura abreviada y su equivalencia en latín.

CURIOSIDADES

El Ayuntamiento de Friburgo tiene establecidos por su cuenta, ade­más de los colegios, una casa de préstamos, una oficina de seguros, un teatro, varios rcstaurantfi y un periódico.

Una localidad en el Teatro de la Opera de la citada población ale­mana cuesta, por término medio, 0,50 peseta, y en los restaurants se sirven comidas desdo O,.30 peseta. .

Las autoridades disponen también de un cementerio en el f[ue se entierra á los muertos a precios reducidos.

El impuesto de la sal en la China produce anualmente 50 millones de pesetas.

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ORACIÓN AL MAESTRO ESPAÑOL

¡Sacerdote de la razón! ¡Independizador de voluntades! ¡Di-varicador de conciencias! ¡Médico del espíritu! Bienaventurado seas. Tú no eres el pedagogo de la antigua Grecia, ni el pedis-sequus de la Roma de los Vedio Polio: eres el factor principal del adelanto, ese sol sin fáculas que con sus risotadas de luz reduce los vastos dominios de la ignorancia y el doraeñable oleaje de sus encrespadas mareas, semejantes al ascenso y descenso de un océano de negruras; la piedra angular del astro luminoso y desorbitado que se firma Progreso y tiene i)or rúbrica los hilos transmisores del pensamiento humano, así como las electrici­dades antiaflnes rubrican sus drocares con fulgentes relámpa­gos semejantes á ígneas pulsaciones del cielo. Tú, maestro, eres para el hombre que razona, el grande, el magno de la sociedad. El taller donde tú trabajas se llama escuela, y en esa institu­ción santa y redentora, en ese edificio al que los retrógrados pilotos de la nave española, por indiferencia, por egoísmo ó por cálculo, ponen cortapisas al oxígeno y barreras á la luz, en ese tugurio, propia y topográficamente hablando, que hace pensar en aquellas ergástulas que convertían á los esclavos en anima­les trogloditas, realizas la misión más honrosa del hombre, la más delicada, la más sublime: encauzar la conciencia y la ra­zón del niño, que es la aurora del Porvenir, por las vías de lo justo y de lo bueno, inspirado en los decretos de la Moral, que es la fuente de todas las virtudes. Tú, maestro bueno, maestro inteligente, eres el lábaro de la civilización.

¡Bienaventurado seas, luz espléndida, médico del espíritu, forjador de cerebros! Bienaventurado seas y malditos los retró-

f rados, los obscurantistas, las remoras del Progreso, los Gañí­ales de la idea, los que tan mal te retribuyen porque saben que

educar al pueblo, educar é instruir generaciones con la con­ciencia amoldada á la ley Moral y los ojos de la razón preve­nidos al Oriente, es estudiar á Aristóteles, Salmerón de Grecia, y olvidar 4 Alenino, maestro de Cario Magno; es volver la es­palda á la Escolástica y á los tiempos de la Escolástica, y eso lay. dolor! no lo quieren. ¡Bendito'seas, maestro español, ben­dito seas! i ' y i

MELCHOR CONTINENTE LARA.

En mi escuela, 25 de noviembre de 190«.

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EL TRABAJO MANUAL ESCOLAR (i>

El Dibujo en la escuela primaria*, por D. Joaquín Adsuar V Moreno.

Esto ilustrado y comiietcnto profesor do Dibujo en l.'is Escuelas do Artes Industriales y do Industrias, qu(! hoy ojoroe en la de Málaga, ha publicado con esto titulo un hermoso y extenso método de Dibujo para las escuelas do primera enseñanza, con lo cual presta un señalado ser­vicio á la cultura |)opular y al magisterio de arjuéllas.

El Sr. Adsuar es un maestro práctico en la enseñanza; pero, ade­más, ha sabido buscar la fuente en donde inspirarse para trazar su plan de la enseñanza del Dibujo, y esa fuente han sido las mismas escuelas á las cuales quería amoldar su trabajo. Princ,¡|)almente, el Sr. .Vdsuar ha, visitado ol establecimiento y ha examinado el plan de la enseñanza del Dibujo en los .Jardines de la Infancia de Madrid, en el kindergarten que tan acertadamente dirige nuestro ilustrado amigo y compañero don Eugenio Bartolomé y Mingo, y alli ha visto, como en otras escuelas, que la baso del dibujo para los niños os el empleo de la cua,dricula, sobre la cual dan sus primeros [lasos en ol difícil arte do la re|)rcsenta-ción de los objetos, con gran seguridad y provecho, los pequeños alum­nos de nuestras escuelas.

Y fundado su plan en esa cuadricula, el Sr. Adsuar presenta una colección de muestras divididas en tres partes, con gran orden y mé­todo, acerca de cuyo trabajo creemos que el mejor elogio y la noticia más extensa que po<lcmos dar es la copia de las advertencias y lista del contenido de los cuadernos que la componen, y que es como sigue :

«ADVERTENCIAS. 1.'' Esto método está pensado para que sirva indis­tintamente en el hogar doméstico y en la escuela primaria. La práctica observada nos permite afirmar que el niño aprende jugando y en poco tiempo con sólo que tengan sus padres, ó mejor el maestro de instruc-i'ión primaria, [lequeños cuidados; aun careciendo éstos de conocimien­tos do Dibujo, [Hieden muy biou dirigir (ista parte do la educación gene-

(t) Vé»se el cuiiderno ciel mes de iliciombre úl t imo.

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EL THABAJO MANUAL KSCOLAK 6 3

ral sin .ser preciso, por tanto, profesor especial de Dibujo; análoga­mente, el adulto puede aprender por sí propio teniendo medianas dotes de observación.

2.* Los alumnos unirán los puntos precisos, primero con un trazo tino de lápiz, y después pasarán aquél de tinta con la |iluma do escribir, bien á pulso, ó auxiliándose con la regla y el tiralinoas: conviene lo [irimero cuando se comienza, con objeto de prepararse con facilidad y rapidez para la escritura, y lo segundo, más tarde, si bien es muy bene­ficioso el simultanear ambos procedimientos.

3." Debe empezarse por el i>rimer cuaderno, continuando en el orden numúrico (|ue proponemos ó en otro cualquiera, pues bien prac­ticados los dos cuadernos primeros do cada parte, están dispuestos los ejercicios en cada uno de los restantes de menor á mayor dificultad, por cuya razón se puedo dibujar sin gran esfuerzo en todos los cuadernos. F.sto último tendría la ventaja no sólo en la mayor variedad de los ejercicios, sino en que se faniiliarizarian antes con todas las distintas (íspecialidados del Dil)UJo que proponemos.»

Nota del contenido de los cuadernos :

PRIMERA PARTE

Cuaderno 1.° Lineas rectas, ángulos y sus combinaciones (1). — 3.° Kl c-uadrado : sus elementos y derivados.

'•i." Objetos usuales : mesas, sillas, cruces, etc. — 4.° ídem, id., id. — 5." Siluetas rectilíneas. — O." ídem curvilíneas. — 7." Letras y números formados con lineas rectas. — 8.° Grecas, cntrelazos. — 9." Fachadas de casas, iglesias y obeliscos. — 10." Arquitectura (detalles): puertas y ventanas. — 11.° Sombreados rectilíneos en uno ó dos planos. — 12." l'orspectiva y sombras : muros y escaleras, etc.

SEGUNDA PARTE

Cuaderno 1.° Lineas curvas : ejercicios á pulso. — 2." ídem id. y rectas: ejercicios á pulso. — .S." Molduras y curvas abiertas.

4." y 5.° Siluetas: formas convencionales de las plantas. 6.° Objetos usuales.

(1) Precio do cada cuaderno, 15 céntimos, en la Casa Sucesores de Hernando Arenal, 11, Madrid.

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6 4 LA BSCUBLA MODEBNA

Cuaderno 7.° Corte de prendas usuales. (Ropa blanca.) — 8." ídem id. (Ropa también para niños.) — 9.° ídem id. (Ropa exterior.) — 10.° Ejercicios de curvas. (Con el compás.) — 11.? Arquitectura de jardines. (Detalles.) — 12." Mapas geográficos de España : ejercicios de Dibujo

ó iluminación.

TERCERA PARTE

Cuaderno 1.°, 2.° y 3.° Dibujo de adorno (del natural y decorati­vo) : formas elementales esquemáticas en las lio-jas, flores y frutos.

— 4." y 5." ídem id.: ejercicios á la pluma. — 6." ídem y ejercicios al lápiz. — 7." y 8." Hojas y llores : al lápiz y á la pluma. — 9.° ídem y frutos: á la pluma y al esfumino. — 10.° Frutos y animales : ejercicios al lápiz. — 11.° Animales : al lápiz y á la pluma.

Recomendación á los maestros ; «La memoria puede y debe recibir con el Dibujo una apropiada cul­

tura que la ponga en camino de adquirir aquellas dotes que debe tener: sor vastd, tenaa./íel y fácil, según Monláu.

FA Dibujo tiene un valor intrínseco y fuerza mnemotécnica extraor­dinaria : todos los dibujos de este método pueden aplicarse por el maes­tro para el cultivo do la memoria de formas.

Á tai fin, mándese repetir ios dibujos de memoria en el papel, ence­rado ó pizarras al dia siijuiente de haberlos dibujado.

Este cultivo de la memoria de formas es un verdadero preliminar ejercicio do composición; entra en funciones el entendimiento, pues, en efecto, aquél es e(|uivalente al cultivo de las ideas, (|ue no liay ninguna de aquéllas que no se lialle en intima unión con alguna de éstas. No hay en estas lecciones nada de lo que fatalmente ocurre en otras ense­ñanzas, no hay nada verbalista: las formas corpóreas ó las bien diseña­das impresionan á los sentidos más que las palaliras aisladas, habladas ó escritas, entran en la categoría de lo idcológi('o ó intelectual por sus resultados, y la impresión ó el medio sensorial es por demás naturali-simo: lo gráfico despierta á las facultades en la esfera de la enseñanza más que las ideas vertidas verbalmente.»

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EL TRABAJO MANUAL ESOOLAH 6 5

P r i m e r a s n o c i o n e s d e D i b u j o ( t ) . — Uétodo para U engefianzs ds esta asignatura en las escuelas primarias, por D. Alberto Commeleriin, profesor nu­merario on la Escuela Superior de Artes é Industrias de Madrid. —1905.

La obra completa consta de 7,5 láminas, distribuidas en nueve carte­ras y clasificadas en tres grados. Para la mejor aplicación de este mé­todo acompaña una breve Memoria descriptiva del plan y procedimien­tos de enseñanza.

Los ejercicios correspondientes á dichas láminas representan moti­vos de ornamentación, geométrica en su mayoría, y se hallan ordena­dos de menor á mayor dificulta-d, según la que puedan ol'recor en su trazado. Al dorso de cada lámina van las correspondientes estructuras, que, estampaíias en azul, sirven de pautas para facilitar el diseño de las figuras.

Después de esto, y por el deseo de contribuir on la medida de nues­tra escasa valia á que la enseñanza del Dibujo se divulgue, se extienda y se introduzca en las escuelas ospafiolas do primera enseñanza, cree­mos muy oportuno copiar aqui algunos párrafos de un brillante artículo publicado en la prensa periódica por el conocido escritor artístico don Francisco Alcántara, añadiendo solamente por nuestra parte que nos atrevemos á recomendar la enseñanza del Dibujo á todos nuestros com­pañeros fior la convicción práctica que poseemos de que, con el plan de la enseñanza trazado por los Sres. Adsuar y Commelerán, puede todo maestro, por poco ó ningún conocimiento que tenga del Dibujo, intro­ducirlo on su escuela.

He aqui los párrafos aludidos :

«El Dibujo en el segundo Congreso Internacional celebrado en Berna el 1904.— Método para la ense&anza del Dibujo, por D. Alberto Commelerán.

Nada monos que 974 profesores de Dibujo, ¡lustres muchos de ellos y procedentes de todas las naciones, se reunieron en Berna el año 4 para ocuparse de la enseñanza del Dibujo y de su método. Los países que liayor número do congresistas enviaron son: Francia, 360; Rusia, 119; Alemania, Gü; Inglaterra, 50; Estados Unidos, 34; Austria, 29; Hungría, 29; Holanda, 23; Bélgica, 10; España, 4; Bulgaria, 4; La Argentina, 4;

alia, 9; Finlandia, 9; Suecia, 9; no faltando representaciones del Japón, as repúblicas hispaiio-americanas y otros Estados.

De la Memoria escrita i)or el representante oficial de España en el Congreso, ei arquitecto D. Luis María Cabello y Lapiedra, tomo la con­clusión al tercer tema, que dice así :

(1) Véndese la obra completa, c(rfocada en una cartera, al precio de 4 peaet»» en Madrid, Perlado Píez y c " . Sucesores de Hernando, Arenal, 11.

TOMO XXXI.—-NÚM. 1.« 5

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6G LA ESCUELA MODEHNA

«Considerando que la evolución en el niño es progresiva, que so determina por una enseñanza racional y que el Dibujo debe reflejar por sus efectos el mundo en que vivimos; que tiene por objeto inmediato la comprensión y representación de las cosas visibles; que tiene todos los caracteres de una lengua viva y universal; que su uso debo ser fácil, para que la mano obedezca al pensamiento, y que debe como fin supre­mo contribuir á la comprensión de lo bello en la Naturaleza y en el Arte:

»E1 Congreso acuerda que en la escuela de primera enseñanza el dibujo elemental y fundamental que se enseñe sea: Evolutivo, como adajitacion. Realista, i;omo inspiración. General, como a[)licación. Es­pontáneo, como ejecución. Y estético, como educación. El Congreso adojitó también acuerdos importantísimos relacionados con la ense­ñanza del Diljujo en el segundo grado y en la enseñanza superior; para la formación do macstios de Dibujo y para las Escuelas de Artes y Ofi­cios, las profesionales y de prácticas de industria.»

Como se ve, no van en mala compañía los que recomiendan la im­plantación inmediata en nuestras escuelas i)rimarias del aprendizaje del Dibujo, pues aparte de su eficacia educadora como revelador de la tota­lidad de la belleza plástica, la industria—como dice el Sr. Cabello en su Memoria—, las obras literarias y científicas, los trabajos de la mujer, las ciencias todas y la enseñanza en general recurren al Dibujo para expresar clara y gráficamente cualquier idea.

El Sr. Commolerán, catedrático de Dibujo en la E.scuela de Artos é Industrias de Madrid liace muclio tiempo, tiene á su cargo, desdo antes que fuera profesor oficial, la en.señanza de esta asignatura en las clases primarias de la Escuela Pía de San Antón. Su método, por tanto, no es una improvisación ni una copia servil de lo mucho y bueno que se lia publicado desde hace medio siglo en Alemania, Francia é Inglaterra, y aun entre nosotros, que ha estudiado antes de atreverse á ofrecer su obra al público.

Los primeros materiales é inspiraciones para ello débelos á D. Acis­clo Fernández Vallín, que emplealxi su dinero y energías en estudiar por toda Europa los progresos en este ramo de la enseñanza, trayéndose toda publicación buena y mala á él relativa.

El no interrumpido ejercicio de la enseñanza ha proporcionado al Sr. Commelerán medio de experimentación de cuanto aprendiera del sabio jefe del Instituto del Cardenal Cisneros, acrecentado después }ior el continuo estudio.

El espíritu que ha informado su método es el do los programas del gran Fru;bel en sus famosos Jardines de la Infancia, con modificacio­nes, fruto unas de ajena experiencia y de la propia y diaria observación otras, todas propendientes á descargar de pesadez los ejercicios, dando la mayor amenidad posible á los asuntos, combinando las series do

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KL TEABAJO MANUAL KSCOLAK 67

líneas que en los primeros métodos nada decían al niño, unas veces con motivos ornamentales y otras con contornos y dintornos de formas muy familiares para la infancia.

Kn lo relativo al alcance del método, lia llegado con él hasta las fronteras del Dibujo geométrico, estableciendo el único empalme racio­nal (jue cabe entre las primeras nociones educativas de la vista y del tacto y aun del sentido estético, con la gráfica, que se nutre en la Geo­metría. Esto lo ha conseguido metodizando sagaz y escrupulosamente el empleo de las estructuras que caracterizan lo que se ha dado en lla­mar Dibujo stigmográfico.»

'i'orniinamos aquí lo que nos propusimos decir de la enseñanza del Dibujo en las escuelas de niños, considerado como un trabajo manual. Si se quiere que tenga mayor importancia, si se desea aprovechar esa enseñanza como un medio de cultura general y e.xtensa para nuestro pueblo y convertirla en instrumento de vida para niucl)os ciudadanos, afróntese una reforma con valentía y decisión, conio, por ejemplo, la que indicamos en otro lugar de esta obra, ú otra semejante.

VICENTE CASTRO Y LEGUA.

(Coniinnarñ.)

a:;»-«3—o —el

CURIOSIDADES

Para pasar grabados á madera liay un procedimiento muy sencillo. Ante todo, hay que dejar la madera muy lisa, lo que se consigue con papel de lija, y después se le da una mano de barniz copal. Cuando éste empieza á secarse de tal modo que no permite poner el dedo sin que se pegue un tanto, se pone el grabado de cara contra la superficie barni­zada y se frota varias veces por encima para que quede bien |iegado. Al Oía siguiente, el barniz estará seco. Entonces se pone agua fría sobre el papel y va levantándose éste poco á poco, como cuando se seca una cal-ornanía. El papel saldrá á pedazos y dejará la imagen impresa sobre la

ara encontrar una fuga de gas cuando no puede á simple vista loca­lizarse no hay niás que dar á la cañería, en la parte sospechosa, una mano tic agua de jabón muy espesa. En el punto donde esté la fuga se tormara inmediatamente una gruesa burbuja.

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Crónica de la Enseñanza en el Extranjepo.

Alemania. — Había tomado la pluma para decir algo sobre la nueva ley de sueldos de los maestros prusianos (Lelirerbesoldungsge-setz), que, como dice en un periódico profesional von Otto Pauscli, se­ñalará un momento critico ó hará época en la historia del magisterio, no por los treinta millones de marcos de aumento que supone, sino por la tendencia de dignificar cada vez más la clase y de equiparar á los maestros con otros empleados antes más favorecidos.

Comentando, por mi parte, esa ley y repasando los comentarios que acerca de ella hacen también los más importantes diarios de Alema­nia (1), pensé trazar este articulo; pero hete aqui que un amigo mío, profano en asuntos de enseñanza, me dice cuando nota de lo que voy á escribir: «Sí, ustedes los maestros y los profesores, siempre ocupán­dose de sueldos.» La frase me molesta (y como es la misma que repiten liarte á menudo muchos políticos que cuando tratan de cosas de ense­ñanza más valia que callasen, pues no dicen más que disparates), y me hace variar de tema. Éste me lo da buscado un escritor francés, Félix Duquesnel, en un articulo suyo publicado, con letras muy grandes, recientemente en Lo Petit Journal.

Tratando allí Duquesnel de la ley francesa sobre enseñanza obliga­toria, exponía la necesidad de que esa disposición se complementase con otra que ordenase el almuerzo ó la comida gratuita en la escuela j)ara los niños pobres.

Esto no dirán nuestros hueros políticos que es hablar á lo egoísta. Voy, pues, á darles noticia de lo que en otras partes se piensa hacer con los niños, y por ahí podrá juzgarse cómo serán tratados los maes­tros.

Nobles gentes, buenos espíritus, dice el escritor francés, se han pre­ocupado de ese estado de cosas lamentable, y han emprendido en pro­vecho de la infancia la cruzada del almuerzo. Se ha dicho: «Vosotros

(1) En 6809 periódiooi estáin representados todos los matice» políticos y los independientes; Berliner Tagehlatt, Berliner Volkizeitung, Norddeutsche Allgemeine Zettung, Veuhche Tageazeitung, Germania, National-Zeitung, Voiaigche Zeitung, etcé-tera, etc.

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CHÓNICA DE LA ENSEÑANZA EN BL EXTBANJBHO 69

dais la instrucción primaria y la hacéis obligatoria; facilitadla, pues, por todos los medios posibles, y la primera cosa que hay que hacer para ello es dar gratuitamente á los niños la comida del mediodía.»

Se ha replicado, yo lo sé bien: «Pero nosotros hemos establecido las Cantinas escolares, puesto que como vosotros hemos reconocido la nece­sidad de alimentar á la niñez.»

El mal está en que vuestras Cantinas escolares son todavía un gasto que hacéis pesar sobre los padres. Muchos se oponen á tales gastos, los unos por avaricia, los otros por pobreza, jy quién padece la abstención? La infancia, mal nutrida, que camina asi á la anemia y de la cual ha­céis, por consiguiente, un admirable campo de cultivo para la destruc­tora tuberculosis.

Es preciso que la niñez encuentre á la hora del mediodía, entre las dos clases, antes del recreo, una comida caliente, reconfortante, que le dó el buen aspecto, la alegría que causa el estómago satisfecho. Y para muclios la esperanza de osa comida será un estimulante que les hará amar la escuela.

Ved aquí el problema presentado; ahora queda la resolución. ¿Cuá­les son las vías y los medios?, diréis vosotros.

Elntonces se presentará la fatal cuestión del dinero; mas la cuestión del dinero no es tan difícil de resolver como lo parece.

Se ha calculado, en efecto, que el gasto total sería de quince cénti­mos por niño, y ese cálculo ha sido hecho según las cuentas de las Can­tinas escolares. Y si la gratuidad no fuese acordada más que á las fami­lias necesitadas, eso no supondría más que un sacrificio mínimo que podría sin gran daño ser impuesto á los Municipios ó al Estado.

Á título de documento, véase el ensayo hecho en Saint-Denis, por ejemplo, que comprende una población de sesenta mil habitantes, y que tiene unos ocho mil niños próximamente en sus escuelas. De esos niños se calculan como indigentes unos ochocientos. El gasto diario as-Renderia, pues, á 120 francos, ó sea de 24.000 francos en los 200 días del año escolar.

Pero habrá quién diga: jPorqué crear una nueva carga pública? 4Es <iue la buena voluntad y la caridad no serían suficiente?

En primer lugar, no se trata aquí de caridad; el llamamiento á la <^Pidad tiene siempre un lado de humillación que conviene evitar; des­pués la voluntad hacia el bien, lo sabemos por experiencia, tiene sus

oras de entusiasmo; no podemos contar con ella. Esos no serían sino cursos aleatorios. Y lo necesario sería una fundación definitiva,

yonsecuentes con este propósito, ya muchos amantes de la niñez han pedido á las Cámaras francesas (más de diez mil firmas llevaba la peti­ción) que la ley oe K» ae marzo de 1882 sobre la obligación de la ense­ñanza se complete con la gratuidad de la comida del mediodía para todos los escolares cuyos padres lo soliciten.

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70 LA ESCUELA MODERNA

Que la petición no ha parecido irrealizable, lo prueban las siguientes palabras del senador-ponente: «Un gran número de habitantes de Paris y de los departamentos solicita para todos los niños pobres de las es­cuelas el beneficio gratuito de la Cantina escolar. Esta petición, siendo particularmente, interesante, el ponente propone se transmita á ios ministros de Instrucción pública y Hacienda, recomendándola á su benévola atención.»

La Comisión, conformándose con la conclusión del ponente, acordó lo propuesto.

Como se ve, el primor paso está dado. Se ha encontrado que la cues­tión no era indiferente y que merecía .ser estudiada. Ahora lo que hace falta, como dice M. Duquesncl, es que la oj>¡n¡ón pública se mueva y que uno ó dos diputados tomen la cosa con empeño, presentando el correspondiente proyoi'to de ley.

No importa que los ministros digan que no hay dinero. Ya se bus­cará. Cuando la idea es buena, camina por sí sola, penetra pocoá poco, como la gota de agua que temprano ó tarde acalia por liacer su agujero en la roca más dura.

Ya ve nii amigo que no he hablado de sueldos para los maestros, ni de los treinta millones de marcos que Prusia aumenta á sus profesores de primera enseñanza; he hablado de niños y de Francia, donde los padres, los senadores, los diputados y los i'oncejales no son... padres, senadores, diputados ni concejales españoles. Allí saben lo que interesa á sus niños y á su país, y lo que merecen sus maestros; aquí, si lo saben, se obra como si no se supiese... y se dicen mil tonterías. — Aureliano Abensa.

Ajuérica. — Con mucho gusto publicamos la siguiente carta, acom­pañada de un hermoso articulo con que se vo honrada LA ESCUELA MO­DERNA por el insigne escritor D. Orestes Ai'aujo, de Montevideo (Uru­guay), uno de los hombres más entusiastas de la cultura popular de aquella república sudamericana.

Suprimimos algunos párrafos de la citada carta, porque en ellos se consignan determinadas frases ({ue creemos exageradas para quien, como nosotros, aparte la modestia, no hacemos nada de particular en la esfera del periodismo docente, á que dedicamos parte de nuestras energías.

Bastante más, mucho más merecen nuestros abonados, cuya ardua y penosa labor, si es en lo substantivo transcendental, i)asa inadver­tida y casi ignorada de la mayoría de las gentes, ([ue teniendo de la e.scuela popular un concepto completamente equivocado, la relegan á último término ó la abandonan, como cosa que nada significa, lamen­tándose luego de su falta, aunque sufriendo las desagradables conse­cuencias en todos los órdenes de la vida.

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CBÓNICA DE LA ENSEÑANZA EN EL EXTEANJEBO 71

Nuestros liermanos de América lo van entendiendo de otro modo. Para ellos, la primera aspiración es la formación del ciudadano antes que la del sabio. Sus escuelas primarias, que aumentan cada año de un modo asombroso, con todo género do comodidades, surgen por cientos en los arrabales, adonde van los mejores maestros, sin descuidar el cen­tro de la i)oblación, cuyo número do hermosas escuelas llama la aten­ción de todo viajero. El maestro está rodeado del mayor prestigio, y nada tiene que envidiar en lo tocante á consideraciones sociales á los demás funcionarios que integran el organismo total de la enseñanza, por la que se interesan á cuál más todas las clases del Estado, desde el director general de Instrucción pública hasta el ministro do la Guerra, convirtiendo los cuarteles en escuelas y auxiliando al maestro en su obra educativa, porque no se puede ser buen soldado si no se es patriota consc¡cnt(í de sus deberes y derechos.

Aun hacü más aquella república uruguayana, digna de ser imitada por la nación que fué su madre en época pasada, de feliz recordación. El maestro ciuc después de veinticinco años de buenos servicios quiera retirarse de la enseñanza, tiene asegurado su porvenir con un sueldo igual al que disfrutó en el servicio activo, compensándole de esta suerte de las energías que agotara en su función de hacer buenos ciudadanos. Así es como el magisterio .se multiplica, se esfuerza y luista se sacrilica por una patria (]ue le garantiza su vida material con un sueldo decente y le rodea su vida espiritual <'on una atmósfera de respeto, de confianza y de amor, hermosos estimulantes que obligan al trabajo, y de los que por aljora ni en muclio tiempo disponen en general los maestros espa­ñoles.

Tiene la palabra nuestro amigo :

<(Sr. D. E. B. y Mingo.

Distinguido señor : Es tan poco frecuente en la vida de los pueblos una reforma tan radical como la que en materia de instrucción pública <ístá experimentando el Uruguay, que, á pesar de no haber nacido en él, fne considero obligado, por orgullo de raza, á llamar la atención de usted acerca de ella, á cuyo efecto me permito acompañar á la presente una

Sera pero verídica noticia de la patriótica labor á que en la actualidad fistan entreg idos los hombres que rigen los destinos de la instrucción publica de esta pequeña nacionalidad.

L/on mi nombre ó sin él, dígnese insertarla en su ilustrada ESCUELA DERN; ^ y si lo considera justo ó conveniente, conságrele algunos

P n mientes, que le agradecerán sus buenos compañeros y amigos americanos.

Disculpe el atrevimiento que me tomo y la incomodidad que le cau-.so, y SI, en cambio, puedo complacer á usted en algo, ordene con entera franqueza á este su afectísimo y seguro servidor, — Orestcs Araujo.

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72 LA ESCUELA MODEBNA

LOS PROORESOS DEL URUGUAY EN MATERIA DE INSTRUCCIÓN PRIMARIA

Entre todos los países americanos de origen latino, ninguno como éste ha realizado tantos progresos educativos en estos últimos años, gra­cias á las numerosas ó inteligentes iniciativas de su actual director gene­ral de Instrucción pública, el laborioso é ilustrado Dr. D. Abel J. Pérez, que se ve patrióticamente secundado por la Asamblea Nacional, por los hombres que rigen sus destinos y por sus compañeros do labor técnica.

Como demostración de lo que decimos, citaremos algunas de las leyes que el Poder legislativo acaba de votar, leyes que lian arrancado un sincero aplauso á toda la prensa y al pueblo en masa, en razón de que ellas vienen á evidenciar el interés de todos en favor del progreso y engrandecimiento de la causa de la enseñanza, y eso que se trata de una nacionalidad pequeña en territorio y escasa en población, pues sólo dis­pone de 180.OüO kilómetros cuadrados, con un millim do habitantes, la cual en estos últimos años se vio cruelmente azotada por la guerra civil, y sobre la que pesa una enorme deuda pública, que asciende á ciento cincuenta millones de pesos oro.

Á pesar de todo esto, la Asamblea acaba de destinar la cantidad de un millón de pesos para la construcción de casas para escuela, y como ose caudal ha sido inmediatamente puesto á las órdenes de las autoridades superiores escolares, éstas no se dan punto de reposo en la aprobación de planos destinados á edificios escolares espaciosos, cómodos, elegan­tes y que respondan á las exigencias de la Higiene y de la l'edagogía.

Por otra ley, de consecuencias no menos transcendentales para la instrucción primaria oficial, se resuelve la creación de cicmto i'incuenta escuelas que, sobre las seiscientas cincuenta de igual carácter que ya existían, vienen á sumar la respetable cifra de ochocientas escuelas mantenidas por el Estado y concurridas por más de 80.000 educandos, lo que da una proporción de seis de éstos por cada habitante, relación que, según las últimas estadísticas, coloca al Uruguay el tercero entre todas las repúblicas americanas de origen español, como lo demuestran las siguientes cifras :

República Argentina 9,20 por 100. Cuba 9,09 — Uruguay 8,40 — Costa Rica 7,00 Ecuador 6,10 — Chile 5,30 -Méjico 4,80 — Paraguay 4,70 —-Venezuela 4,30 Honduras . . . 4,00 —

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Colombia 3,70 por 100. Nicaragua 3,60 — El Salvador 2,90 — Perú 2,30 — Guatemala 2,00 — Bolivia 1,50 —

Otra reforma consiste en la creación de clases de primeras letras en todos los establecimientos públicos de caridad y beneficencia, cuarteles de tropa, cárceles y Escuelas de Artes y Oficios, á cuyo planteamien to lian contribuido los respectivos ministros, y en particular el de la Guerra, general Vázquez, que no quiere que en el ejército uruguayo exista ni un soldado que no sepa, por lo menos, leer y escribir.

Á estas mejoras debemos agregar la fundación de escuelas noctur­nas para adultos (mujeres y varones), cuyas plazas han sido inmediata­mente cubiertas por cientos de artesanos, dependientes de comercio, obreros, costureras y sirvientes, asi como se ha principiado á ensayar, con todo óxito, la práctica agrícohi en las escuelas rurales, con objeto de despertar entre los hafjitantes del campo, dedicados en su inmensa mayoría á la ganadería, el gusto por la agricultura, hacia la cual no se sienten inclinados por falta de una educación adecuada.

Y por si todo esto no fuese bastante para evidenciar la sorprendente y brillante evolución que en materia de instrucción pública se viene operando en el Uruguay, agregaremos que también se ha establecido Un Cuerpo médico-escolar encargado de vigilar la higiene de las escue­las y la salud de los maestros y de los educandos; se han modificado los horarios con arreglo á las necesidaes de cada localidad; los programas están en camino de ser reformados; el menaje de las escuelas ha sido substituido por otro nuevo y moderno, y, por último, se ha fundado una Caja de jubilación encargada de pasar á todos los empleados escolares Una renta vitalicia igual á su sueldo, una vez que, después de veinti­cinco años de servicios, deseen retirarse en procura del descanso á que tienen derecho por su inteligente y fecunda labor.

¿Existe algún otro país, ni europeo ni americano, que en tan breve tiempo haya abordado con tanta decisión como éxito problemas esco­lares más arduos y haya evolucionado con tanto patriotismo en el camino de su progreso y engrandecimiento? — Orestes Araujo.y

•JÜAYAQUIL. ~ Cada dia se despierta más el entusiasmo por las fies­tas escolares en las repúblicas americanas.

Con motivo del aniversario de su independencia, se ha celebrado en Guayas la Fiesta Escolar, en la que han tomado parte, no solamente los niños de las escuelas en cuyo honor se ha hecho, sino que á realzarla han contribuido además los alumnos de los Institutos, los profesores y

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hasta el rector, facilitando medios de todas clases para que el acto resultara tan solemne como requiere la importancia de su objeto.

Del programa, encargado á una Comisión organizadora, lia formado parto principalísima el carro alegórico á la Ciencia, representando sus variadas ramas; grupos de niños y niñas con los correspondientes em­blemas y perfectamente formados, como todos los que han asistido á la Fiesta.

Los alumnos del Colegio Nacional costearon un arco á la Instruc­ción, cuyos trabajos se hicieron bajo la acertada dirección del notable arti.sta D. Pedro Duran, autor también del carro alegórico.

Diéronse conferencias por el director de estudios; del Consejo esco­lar algunos alumnos leyeron discursos, otros los pronunciaron, y se co­ronó la Fiesta con los servicios artísticos de la Sociedad Musical Beetho-ven, célebre j)or el mérito de sus ¡irofesores.

El desfilo por el orden do escuelas, precedido de la banda militar, fué ordenado y de un efecto sorprendente.

La instrucción militar en las escuelas forma parte integrante del programa do las mismas.

QUITO. —Los Institutos Normales (léase Escuelas Normales), no obs­tante sus trabajos encaminados ú que desaparezca la rutina haciendo los estudios más prácticos que teóricos, acusan resultados poco satisfac­torios, en razón á que en la mayor parte de sus escuelas existen todavía maestros que no adquirieron la preparación debida.

Afortunadamente, van desapareciendo estos obstáculos con la for­mación de los nuevos funcionarios y la graduación de las escuelas con el máximum de 40 niños para cada clase.

Las e.scuclas de 200 niños que todavía recomiendan algunos mo­dernos pedagogos, convirtiendo al maestro en cabo de vara, jiasarán pronto á la historia, con ventajas para la educación y la enseñanza.

¡Y pensar que en España todavía existen partidarios de las escuelas numerosísimas en un mismo local, con los célebres monitores ó instruc­tores, que debieran llamarse destructores!

No serán maestros en activo, seguramente, estos aficionados al sis­tema de un maestro para mil niños.

REPÚBLICA DE LA ASUNCIÓN. — Lo más notable en este país os el em­peño decidido por la asistencia de los niños á las escuelas. A este fin, y teniendo en cuenta las dificultades que se presentan entre los niños de familias i)obres, se han fundado Sociedades protectoras de estos niños, las cuales atienden con el mayor entusiasmo á socorrer con vestidos y alimentos á cuantos niños necesitan estos auxilios.

.Forman [)arte de estas Sociedades los maestros de las escuelas pú­blicas, auxiliados por individuos de todas las clases sociales, predomi-

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nando las seTioras, que con sus atractivos y ejemplos sirven de estimulo poderosísimo á todos los que por su posición económica están en con­diciones de prestar servicios tan importantes para la cultura patria.

Las Cantinas escolares, por otra parto, completan esta obra huma­nitaria infantil.

Francia. — Preparar la mujer para (jue sea una buena ama de casa, buena esposa y excelente madre de iarailia; este es el objetivo que más llama la atención de nuestros vecinos los l'rancoses, cuya preocupación en estos momentos consiste en la creación do Escuelas Normales para la enseñanza nienaijcr ó de amas de casa.

Pero (;omo esta enseñanza ha de ser más práctica que teórica, cir-i'unstaiicia que debe reunir toda labor educativa, se impone desde luego la creación de la cocina, lavabo, planchado, higiene y cuantas ocupa­ciones do esta clase son necesarias para la educación de las nuevas maestras.

El Congreso celebrado en Friburgo determina claramente la organi-/,aci(Jn de estas Escuelas Normales ó cursos, mejor dicho, y se creará en Suiza una Oficina internacional encargada de la formación de los pro­gramas, del ¡lersonal docente y sus condiciones especiales y de todo cuanto sea necesario para (juo esta institución responda á la mayor satisfacción de los (juehaceres domésticos.

En Berlín existen algunas Normales con cursos especiales de esta índole, y durante nuestra estancia en la capital de Prusia, los comedo­res de una Escuela Normal de Maestras se veían ocupados por muchas personas, entre las cuales nos contábamos nosotros, siendo admirable­mente servidos, con esmerada limpieza y una economía realmente incomprensible.

Los fi'anceses tratan de imitar esta ya antigua costumbre de lósale-manes, y nada han de perder con la innovación (jue proye.tan.

La gimnasia escolar sin aparatos, con ellos algunas de ellas, juegos gimnásticos y la natación van introduciéndose por toda la nación, en parte obligatorios y en parte recomendados.

Japón. — En Valencia, donde he tenido que pasar los tres últimos meses del año que acaba de fenecer, conocí y traté varios días á un amable señor, hijo del Imperio del Sol Naciente. La amabilidad suya y el deseo mío de aprovechar cuantas ocasiones me salen al paso para conocer las instituciones escolares de todos los jxiises, motivó que yo preguntase al señor japonés y que él me explicase cómo se ha venido desarrollando en su país la vida escolar por espacio de cuarenta años, y cual es Ui organización actual que allí tiene la primera enseñanza.

Usted sabrá—me decía el nipón —que nosotros tuvimos en el Japón un movimiento revolucionario, que triunfó precisamente el año. mismo

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que ustedes los españoles hicieron su gloriosa revolución del sesenta y ocho, con la diferencia que la nuestra consolidó las ideas y planes que la motivaron, mientras que la revolución española no ha traído para ustedes cambio transcendental de ninguna clase.

En el Japón, á.pesar de los obstáculos que los elementos tradiciona-listas defensores de los daímios pusieron, se logró una completa trans­formación política, que transcendió, como no podía menos de transcen­der, á la Enseñanza y á la Pedagogía, Cuando nosotros hemos tenido la guerra con Rusia, nuestros profesores llevaban treinta años recorrien­do los países más cultos del mundo y aportando al Japón, cual la abeja aporta á la colmena el precioso jugo de las llores, lo que en sus viajes y estudios aprendían en los países extranjeros.

— Y lo más notable — dije yo — es que por Europa no nos enterá­bamos de lo que sus compatriotas hacían por acá.

— No es extraño — continuó el japonés— ; éramos entonces ante los europeos unos seres insignifícantcs, y por olio nuestra presencia pasó inadvertida ó poco menos. ¡Si supiese usted que también hubo profesores en España, no diré de qué ramo, y que también de los españoles ha aprendido algo el Japón 1 (1).

— jNo sería de Pedagogía! — dije yo. — ¡Oh, nol La Pedagogía la aprendirnos de los alemanes, de los fran­

ceses, de los yanquis y de los ingleses. De los alemanes hemos tomado la organización de las Universidades, lo referente á la primera enseñanza obligatoria y los Kindergarden; de los franceses, la organización de las Escuelas Normales, pues, como en Francia, las tenemos numerosas, con alojamiento, comida, libros, etc., todo gratis para los alumnos, que, igual que en Francia, se obliga á los maestros á servir diez años en la ense­ñanza (las maestras cinco años); de los yanquis hemos tomado datos para establecer algunas mixtas, y por último, de Inglaterra hemos co­piado la institución de Juntas locales, ó Comités que, cual los School boards, gobiernan y rigen la primera enseñanza con funciones adminis­trativas, docentes y pedagógicas (2).

— ¿Sería usted tan bondadoso que me proporcionase algunos datos acerca de cuanto especialmente se refiere á la organización que en la actualidad tienen las escuelas primarias de su país?

(1) La Escuela Proebel de Madrid ha sido frecnentemente visitada por los japo­neses, y de ella se llevaron una surtida colección de trabajos manuales, mandando hacer ademia una caja de cuerpos geométricos de gran tamaño, igual á la que posee la citada Escuela.

(2) Aunque no conozco bien la organiznción de la primera enseñanza en Ingla­terra, tengo entendido que esos School boards h. que pe refiere el señor japonés desaparecieron por una ley de 1902 y fueron substituidos por cierto» Cotisijos CCourdlsJ y por ciertos Educational CommUtei.

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— No sé si podré complacerle, pues en detalles es asunto que lo conozco poco; pero haré memoria, y mañana le traeré escrito cuanto recuerde sobre ese particular.

Al siguiente día, el amable japonés me entregó las notas que yo copio á continuación. La certeza de su contenido me la confirman varios libros que en este momento consulto, y entre ellos el bastante voluminoso de E.Levasseur, titulado: L'Easeigneiiient,priinaire dans lespays civilisés:

«Todas las provincias (Ken) del Japón están obligadas á sostener una Escuela Normal, donde los alumnos ingresan á los diez y siete años de edad. Allí cursan durante cuatro años (uno más que en Francia) Peda­gogía, Japonés, Chino, Inglés, Moral, Geografía, Historia, Matemáti­cas y Contabilidad, Física, Química, Agricultura y Ciencias naturales. Escritura, Dibujo, Música, Gimnasia, Trabajos manuales y Economía doméstica. Estos estudios pueden hacerlos también los alumnos por enseñanza libre.

En Tokio hay una Escuela Normal Superior con organización seme­jante á las francesas de Saint-Cloud y de Fontenay, para la formación del profesorado normal.

Los nombramientos de maestros los hacen loa gobernadores, se­gún propuesta en terna. También los gobernadores, oyendo á los Mu­nicipios, fijan los sueldos. Los derechos pasivos se adquieren después de quince años de servicios. Se conservan las retribuciones escolares, que dando exceptuados de pagarlas no sólo las familias pobres, sino los alum­nos que ya tengan en la escuela algún otro hermano. En ciertas regio­nes ó localidades pobres, las retribuciones pueden pagarse en especie o en servicios.

El plan general de estudios lo fija el Poder central, pero se concede á las provincias gran libertad de acción para aplicar aquellas reglas ge­nerales. Es obligatoria la asistencia á las escuelas elementales (de seis á catorce años de edad), pero es suficiente con que el niño asista diez y seis semanas por lo menos en cada curso. El tiempo máximo de*clase diaria es de seis horas : en muchos pueblos y en ciertas épocas sólo du-•^n las clases cuatro horas, y aun menos. La tarde del sábado os de va. nación.

Mientras los niños no pasan á la enseñanza secundaria, la asistencia fílase suele ser mixta de varones y hembras.

" a y muchas escuelas especiales, con preferencia inglesas y alemanas. ^* locales están construidos con arreglo á planos modernos, pero materiales muy ligeros, según es costumbre edificar en aquel país.

n os pueblecitos es muy común que los locales sean, como las escue­las rurales de Suiza, únicamente de madera rústica, sin pintar ni labrar, ])ero espaciosas y con toda clase de condiciones higiénico-pedagógicas. Será rarísima la escuela que no tenga su campo ó terreno propio colin­dante.

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En las escuelas superiores figura el estudio de una lengua extran­jera, que preferentemente se hace por este orden : inglés, alemán y chino.

La inspección so ejerce, ya por inspectores extraordinarios, ya por maestros á quienes se encarga tal función de un modo regular y conti­nuado. En varias provincias ejercen dicha función los profesores de las Escuelas Normales.

Los Comités ó Juntas provinciales y locales ejercen allí muchas fun­ciones administrativas y pedagógicas, pues, como dijimos antes, están hasados en los School boards de Inglaterra, con los cuales ocurre lo propio respecto á influir en los organismos escolares. De esos Comités, elegidos para cuatro años, forman parte algunos maestros.»

Hasta aquí llegan las notas que me remitió el señor japonés sobre su país. Después de leerlas y hablar con él un rato, se me ocurrió pre­guntarle :

— ¿No teme usted que algún día los elementos conservadores 6 t ra-dicionalistas de que me habló, defensores del antiguo orden de cosas y del gobierno feudal de los daimios, consigan el triunfo, y por cualr|uier medio logren desprestigiar la escuela primaria y el alcance de su misión civilizadora?

—No creo ni temo tal cosa; el [)ueblo japonés conoce que sin la civi­lización europea que hoy posee, no hubiese alcanzado el respeto, las consideraciones y el poderío de que hoy goza, y el pueblo japonés, si no amase la civilización europea, la conservarla por amor propio, por egoís­mo, por conservar su existencia independiente y hasta por orgullo, pues los japoneses lo que tenemos de modestia personal tenemos de orgu­llosos cuando de cosas nacionales so trata. Por eso, repito á usted, no creo ni temo que el Japón retroceda en su camino de progreso, en el cual tanta parte han tenido nuestros profesores viajando treinta años por el mundo, y nuestros maestros educando al pueblo según las ideas que dfel extranjero, de pueblos más cultos (jue nosotros, á mi patria se llevaban.

;Quién sabe si el que tales cosas me hablaba seria alguno de esos infatigables viajeros del progreso á quienes el Japón encomienda conti­nuar su obra de cultura y engrandecimiento! — A. A.

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BlBüIOGRñFÍA

BiOsas y e s p i g a s , por D . EKRIQUE CEBALLOS QUINTANA.—Barcelona. An­tonio J . Bastinos, editor, Consejo de Ciento, núm. 290.—1908.

Con la elegancia característica en los libros que edita la casa Bas-tinos, de la ciudad condal, hemos recibido uno, cuyo título, Rosas ;/ Eíipigris, comprende una serie de cuentos á, cuál más interesantes, en­caminados á dirigir la educación de los niños en la forma que más les agrada. No hay cosa que más despierte la atención infantil que la na­rración de la historia y el cuento, cuando ambas materias saben ele­girse, procurando ofrecer á la imaginación el pasto (jue necesita, sin descuidar el juicio, cuyos elementos principales han de buscarse en la esfera de la realidad.

Si todas las enseñanzas de la escuela pudieran subordinarse á la forma literaria de la narración y del cuento, desaparecerla del estudio la aridez, que es su mayor enemigo, y se convertiría la escuela en man­sión de placer á la cual iría el niño como asiste á los centros escolares,. en donde encuentra la alegría y la sencillez encantadoras, formando su atmósfera respirable, en la cual radica el secreto de la educación.

Avaloran el texto unos 30 fotograbados magníficamente hechos, como sabe hacerlos osa antigua y acreditada casa editorial, y todo ello, unido á la hermosa tipografía y excelente papel, lo más superior que hemos visto, hacen de la obra su mejor recomendación, y en este con­cepto la criticamos, agradeciendo al editor su atención al remitírnosla y dándole la enhorabuena por el gusto con que sabe presentar al público la elaboración mental de tan buenos escritores.

B i b l i o t e c a F i c a t o s t e . — Descripción é Historia politica, eclesiásiica y mo­numental de España, por D. VALENTÍN PICATOBTE Y GARCÍA.

Esta obra, profusamente ilustrada con preciosos grabados, y que ha sido premiada en la Exposiciones de Bellas Artes de Granada de 1905, Escolar de Bilbao de 190.5 y en la de Industrias Madrileñas de 1907 con medalla de oro, tiene por objeto ofrecer en pocas páginas los sucesos más culminantes de la historia patria y dar á conocer las grandes figu­ras que han descollado en el campo de las letras, en el ejercicio de las armas, en el cultivo de las artes y en la práctica de las virtudes.

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Tomos publicados: Ávila (segunda edición).—Albacete.—Segovia. --León (segunda edición).—Salamanca.—Valladolid.—Guipúzcoa.—Za­mora.—Falencia.—Burgos.—Madrid (provincia). — Murcia.—Guadala-jara (segunda edición).— Toledo. —Madrid (capital).— Álava.— Sevilla. Cuenca.—Granada.—Almería.

En publicación todos los demás. — Precio, una peseta cada tomo. Tiene esta Biblioteca un sabor verdaderamente pedagógico, y su

metodología es tan sencilla, que sin gran esfuerzo adquiere el niño una cultura general envidiable, como no la tienen seguramente muchos hombres reputados de literatos.

Los libros de esta Biblioteca van tomando lugar preferente en nues­tras escuelas primarias; su efícacia en la labor educativa va siendo cada vez mayor, y los maestros encuentran en el Sr. Picatosto un au.KÜiar poderosísimo que, sin ser pedagogo de derecho, lo es de hecho, con una actividad digna de todo encomio.

Recientemente ha sido premiada esta Biblioteca con medalla de oro en la Exposición Hispano-Francesa, siendo su autor, además, propuesto para la Medalla de los Sitios.

Estas recompensas justísimas no se obtienen sino mediante el tra­bajo constante á que se dedica el infatigable obrero intelectual objeto de esta nota bibliográfica, cuya extensión no puede ser mayor por falta de espacio, prometiendo ampliarla y aun hacer un estudio crítico de todas las obras cuando las tengamos á nuestra disposición.

Entretanto felicitamos al autor por los premios á que se ha hecho acreedor, permitiéndonos rogarle que continúe su trabajo con el talento y la actividad que le son característicos, en la seguridad de que hace un bien á la cultura patria, bien necesitada por cierto de que todos, gran­des y pequeños, unamos nuestros esfuerzos para elevarla al grado que le corresponde.

E. B. Y M.

t^-a o—c:

CURIOSIDADES

Los guantes de cabritilla blancos pueden teñirse de color de canela metiéndolos en agua de azafrán y dejándolos en ella hasta que ofrecen el matiz deseado.

Los gatos sienten tanto miedo al agua, porque no teniendo grasa en la piel, se humedecen y empapan fácilmente, y tardan luego mucho en secarse.

MADRID. —Imprenta de los Sucesores de Hernando, Quintana, ¡(3.