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  • FILOSOFAPARA LA UNIVERSIDAD,FILOSOFA CONTRALA UNIVERSIDAD(DE KANT A NIETZSCHE)

    EDICIN DEFAUSTINO ONCINA COVES

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    UNIVERS IDAD CARLOS I I I DE MADRID

    E D I T O R I A L D Y K I N S O N

    BIBLIOTECA

    DEL

    INSTITUTO

    ANTONIO

    DE

    NEBRIJA

    9 788498 493832

    ISBN: 978-84-9849-383-2

    www.dykinson.com

    P.V.P. 40

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  • FILOSOFA PARA LAUNIVERSIDAD, FILOSOFACONTRA LA UNIVERSIDAD

    (DE KANT A NIETZSCHE)

    EDICIN DE FAUSTINO ONCINA COVES

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  • BIBLIOTECA DEL INSTITUTO ANTONIO DE NEBRIJADE ESTUDIOS SOBRE LA UNIVERSIDAD

    FILOSOFA PARA LAUNIVERSIDAD, FILOSOFACONTRA LA UNIVERSIDAD

    (DE KANT A NIETZSCHE)

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  • Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseo de la cubierta, puedereproducirse o transmitirse por ningn procedimiento electrnico o mecnico. Cualquier forma de repro-duccin, distribucin, comunicacin pblica o transformacin de esta obra solo puede ser realizada con laautorizacin de sus titulares, salvo excepcin prevista por la ley. Dirjase a CEDRO Centro Espaol de Dere-chos Reprogrficos, www.cedro.org si necesita fotocopiar o escanear algn fragmento de esta obra.

    Esta edicin realizada gracias al patrocinio del Banco Santander ha contado conuna ayuda para la difusin de congresos y jornadas de carcter cientfico, tecnol-gico, humanstico o artstico de la Conselleria dEmpresa, Universitat i Cincia dela Generalitat Valenciana

    Edita: Instituto Antonio de Nebrija de estudios sobre la universidadUniversidad Carlos III de Madridc/ Madrid, 126 - 28903 Getafe (Madrid) EspaaTel. 916 24 97 97 - Fax. 916 24 95 17e-mail: anebrija @der-pu.uc3m.esInternet: www.uc3m.es/uc3m/inst/AN/anebrija.html

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    ISBN: 978-84-9849-383-2Depsito legal: M. 3545-2009

    Preimpresin e impresin:SAFEKAT, S. L.Belmonte de Tajo, 55 - 3. A - 28019 Madrid

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  • NDICE

    PRESENTACIN. Faustino Oncina Coves ....................................

    LA FILOSOFA CLSICA ALEMANA Y SU IDEA DE LA UNIVERSIDAD:UN ANACRONISMO VIVIENTE? Faustino Oncina Coves ...............

    LA UNIVERSIDAD EUROPEA ENTRE ILUSTRACIN Y LIBERALISMO.ECLOSIN Y DIFUSIN DEL MODELO ALEMN Y EVOLUCIN DEOTROS SISTEMAS NACIONALES. Manuel ngel Bermejo Castrillo.....

    LA CONTIENDA DE LAS FACULTADES. DETERMINACIN RACIONALY DETERMINACIN AJENA EN LA UNIVERSIDAD KANTIANA. Rein-hard Brandt .................................................................................

    FILOSOFA APLICADA: LA IDEA DE FICHTE PARA UNA NUEVA UNI-VERSIDAD. Stefano Bacin ............................................................

    HEGEL Y LOS ORGENES DE LA UNIVERSIDAD CONTEMPORNEADESDE SU CRISIS ACTUAL. Sergio Sevilla ......................................

    DE LA UNIVERSIDAD ABSOLUTA EN SCHELLING A LA UNIVERSIDADEXISTENCIAL EN HEIDEGGER: UNA CONTINUIDAD? Arturo Leyte ...

    LA IDEA DE UNIVERSIDAD DE WILHELM VON HUMBOLDT. JoaqunAbelln ........................................................................................

    FILOSOFA A LAS RDENES DE LA NATURALEZA Y FILOSOFA A LASRDENES DEL GOBIERNO: LA CRTICA DE SCHOPENHAUER A LAFILOSOFA UNIVERSITARIA. Matthias Kossler ..............................

    BUSCANDO ESPACIOS PARA LA VERDAD: NIETZSCHE Y LA FILOSO-FA EN LA UNIVERSIDAD. Joan B. Llinares....................................

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  • PRESENTACIN

    Faustino Oncina CovesUniversitat de Valncia/Instituto de Filosofa - CCHS, CSIC

    A mi hermano Pepe, para que no se rinda

    Los textos que aqu se compilan son una parte de las ponenciaspresentadas a un Encuentro internacional, celebrado en Valenciaentre los das 6 y 7 de noviembre del ao 2006. Hemos aadido laconferencia que pronunci aqu el Profesor Reinhard Brandt conmotivo de la aparicin de su libro Universitt zwischen Sebst- undFremdbestimmung. Kants Streit der Fakultten. Mit einem Anhangzu Heideggers Rektoratsrede (Berln, Akademie Verlag, 2003) y en elmarco del proyecto de investigacin BFF 2001-1183 del Ministeriode Ciencia y Tecnologa: El problema de la conciliacin entre Natu-raleza y Libertad. Kant y su tercera Crtica, dirigido por RobertoRodrguez Aramayo (Instituto de Filosofa del CSIC) y de cuyo equi-po ramos miembros algunos colegas valencianos.

    Este evento no hubiera sido viable sin el apoyo, no siempre eco-nmico, de instituciones y personas. Entre las primeras debemoscitar a la Generalitat Valenciana, los Vicerrectorados de Investiga-cin y Poltica Cientfica y de Relaciones Internacionales y Coopera-cin, la Facultad de Filosofa y Ciencias de la Educacin y el Depar-tamento de Filosofa de la Universitat de Valncia, la UniversidadJohannes Gutenberg de Mainz (Alemania), la Scuola Normale Supe-riore de Pisa (Italia) y el Instituto Antonio de Nebrija de Estudiossobre la Universidad de la Universidad Carlos III de Madrid. Entrelas segundas y en lugar destacado queremos mencionar a LorenaRivera, por haber estado al quite antes, durante y despus delEncuentro. Sin el entusiasmo, el empeo y el trabajo de los becariosde investigacin como ella la Universidad espaola no habra deja-do de ser un erial plantado a lo sumo de buenas voluntades. Tambinen este apartado hemos de recordar a Jorge Navarro por su eficaz,rigurosa y generosa labor de intrprete, siempre presto a colaboraren darle la razn a Gadamer cuando afirma que Babel no es unamaldicin, sino una bendicin. El profesor Reinhard Brandt es unlujo que nos hemos podido permitir gracias a su autorizacin parapublicar su conferencia. Adems de fundar el Archivo kantiano deMarburgo, auspiciar la serie Kant-Forschungen (Hamburgo, Meiner)

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  • y asumir la responsabilidad del volumen XXV de la edicin canni-ca de la Academia, dedicado a las Vorlesungen ber Anthropologie(Berln, Walter de Gruyter), su vasta obra lo acredita como una delas pocas personalidades filosficas de las que hoy an podemos pre-ciarnos, como un autntico Gelehrter. Mara Jess Vzquez Lobeiras(Universidad de Santiago de Compostela) se encarg de verter al cas-tellano su conferencia y Roberto Rodrguez Aramayo, cuya partici-pacin estaba tambin prevista en estas jornadas, pero que final ydesdichadamente para nosotros se malogr, se afan por que secumpliera nuestro deseo de involucrar a su frecuente y estimadoanfitrin marburgus en nuestro libro. Nuestro viejo amigo ManuelBermejo y Manuel Martnez Neira han tenido un protagonismo deci-sivo para que llegase a buen puerto nuestra intencin de incluir losresultados de aquel foro en la coleccin de su Biblioteca del Insti-tuto Antonio de Nebrija de Estudios sobre la Universidad del alu-dido Instituto Antonio de Nebrija, que, a pesar de su corta vida, seha granjeado el respeto de la comunidad cientfica. Es justo subra-yar la ayuda del grupo de investigacin precompetitivo de la UVEG(Elena Cantarino y Juan de Dios Bares) sobre Historia conceptualy Hermenutica: Teora, Metodologa y Aplicacin prctica (UV-AE-20050981) en la preparacin y organizacin del programa grupoembrionario del proyecto Teoras y Prcticas de la Historia Concep-tual: un reto para la Filosofa del Ministerio de Educacin y Ciencia(Ref.: HUM2007-61018/FISO, cofinanciado por el FEDER). En lainauguracin del Encuentro nos referimos a dos llamativas ausen-cias, que nos atrevimos a calificar de ausencias presentes: Hegel ySchleiermacher. Sergio Sevilla1 se haba comprometido a contribuircon una ponencia sobre el primero, pero una larga convalecencia leimpidi hacerlo a tiempo. Le agradecemos, sin embargo, que hayamantenido vigente su compromiso y haya ahora colmado con suaportacin escrita una de las obvias lagunas. El caso de Schleierma-cher es diferente, pues no es fcil hallar en nuestro pas a conocedo-res de esta dimensin de su obra. Afortunadamente, s contamos conun excelente especialista en Wilhelm von Humboldt, Joaqun Abe-lln2, amn de presidente durante varios aos de la asociacin de

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    1 Crtica, Historia y Poltica, Madrid, Ctedra/Universitat de Valncia,2000.

    2 Autor de un trabajo pionero: El pensamiento poltico de Guillermovon Humboldt, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1981.

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  • exbecarios del DAAD. Son notorias las afinidades electivas del quefue decano de la Facultad de Teologa en la neonata Universidad deBerln con su alma mater.

    A las incertidumbres que inexorablemente nos aguardan ya hoyy en especial en el futuro hemos pretendido responder con las refle-xiones que hicieron, en un momento y un lugar crticos, la plyadede idealistas alemanes y de sus detractores, de cuyas propuestas anno hemos conseguido desembarazarnos, aunque muchos se esme-ran en tacharlas de obsoletas. A ellas consagraron sus intervencio-nes reputados estudiosos procedentes de distintas Universidadesespaolas (Madrid, Valencia y Vigo) y extranjeras (Mainz y Pisa), ytodos se esmeraron encomiablemente en reubicar en nuestro enma-raado aquende las premisas elaboradas hace dos siglos, al igualque a la sazn se esforz ese elenco de filsofos por hacer descen-der al terreno de lo concreto sus ideas a veces abstractas. Los inte-rrogantes a los que se enfrentaron unos y otros tienen un innegableaire de familia. Adems de los mentados Reinhard Brandt y JoaqunAbelln, Stefano Bacin3 se ocup de Fichte, Arturo Leyte4 de Sche-

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    3 Vase su laboriosa monografa, originariamente en italiano (Fichtea Schulpforta (1774-1780). Contesto e materiali, Miln, Guerini, 2003) y tra-ducida recientemente al alemn (Fichte in Schulpforta (1774-1780). Kon-text und Dokumente, Stuttgart-Bad Cannstatt, Frommann-Holzboog, 2007),sobre los aos de formacin de Fichte. En la actualidad prepara una edi-cin crtica de los escritos fichteanos sobre la Universidad en la coleccinFichtiana de la editorial milanesa Guerini bajo la gida del Istituto italia-no per gli Studi Filosofici (Npoles).

    4 Sin duda uno de los mejores conocedores de la obra de Schellingy de Heidegger, que, atendiendo amablemente la peticin de los organi-zadores, puso en relacin al primero con el segundo. De Arturo Leytedestacamos diversas ediciones, en colaboracin con Helena Corts deSchelling (Investigaciones filosficas sobre la esencia de la libertad huma-na, Barcelona, Anthropos, 1989; Escritos sobre filosofa de la naturaleza,Madrid, Alianza, 1996; El Discurso de la Academia. Sobre la relacin delas artes plsticas con la naturaleza, Madrid, Biblioteca Nueva, 2004) yde Heidegger (Identidad y diferencia, Barcelona, Anthropos, 1988; Cami-nos de bosque, Madrid, Alianza, 1995; Hitos, Madrid, Alianza, 2000, yAclaraciones a la poesa de Hlderlin, Madrid, Alianza, 2005), y estu-dios sobre ambos autores: Las pocas de Schelling (Madrid, Akal, 1998),Ensaios sobre Heidegger (Vigo, Galaxia, 1995) y Heidegger (Madrid, Alian-za, 2005).

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  • lling y Heidegger, Matthias Kossler5 de Schopenhauer y Joan B. Lli-nares6 de Nietzsche. Manuel Bermejo hizo una semblanza de lasituacin de la Universidad germana y espaola en el trnsito delsiglo XVIII al XIX y Faustino Oncina se centr en el dilema pujan-za/decadencia del modelo forjado por la constelacin idealista ohumboldtiana en nuestros das. El xito de la reunin entre los estu-diantes, que desbord todas nuestras expectativas, es una prueba deque ese presunto talismn del Espacio Europeo de Educacin Supe-rior EEES, un ingrediente ms en esta empachosa sopa deletras en que se est convirtiendo la enseanza, no slo inquieta alestamento docente, sino tambin al alumnado.

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    5 Actual presidente de la Schopenhauer-Gesellschaft, director titularde la Schopenhauer-Forschungsstelle e interino de la Kant-Forschungsstelle dela Universidad de Mainz. Es tambin coeditor del Schopenhauer-Jahrbuch.

    6 Responsable de algunas de las ms pulcras ediciones de la obranietzscheana: Antologa de Nietzsche, Barcelona, Pennsula, 1988; Escri-tos sobre Wagner, Madrid, Biblioteca Nueva, 2003; Fragmentos pstumos,Vol. IV, [otoo 1887-enero 1889, cuadernos 11-25, KSA vol. 13], Madrid,Tecnos, 2006. Es asimismo editor del libro colectivo Nietzsche, 100 aosdespus, Valencia, Pre-Textos, 2002.

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  • LA FILOSOFA CLSICA ALEMANA Y SU IDEA DE LA UNIVERSIDAD: UN ANACRONISMO VIVIENTE? *

    Faustino Oncina CovesUniversitat de Valncia/Instituto de Filosofa-CCHS, CSIC

    En Espaa el debate sobre la vitalidad acadmica y social de lafilosofa gira principalmente en torno a dos cuestiones importadasdesde la poltica: En primer lugar, la adecuacin de las titulacionesde Filosofa y de Humanidades una vez asegurada su superviven-cia al nuevo Espacio Europeo de Educacin Superior (EEES); ensegundo lugar, la presencia de asignaturas filosficas en la Ense-anza Media tras la aprobacin de la Ley Orgnica de Educacin(LOE). El destino de los estudios filosficos en la Universidaddepende en gran medida de su decrecimiento, estancamiento oexpansin en los itinerarios curriculares de los institutos.

    Otro frente de polmica, no del todo indisociable de lo anterior,se refiere a una cuestin ya no coyuntural ni desde el punto de vistanacional ni temporal, sino transnacional y cuasi perenne: la utilidadde la filosofa y de su historia. Esta discusin no ha sido en Espaasuscitada o animada por instancias extraeducativas o por institucio-nes parauniversitarias, como por ejemplo ha ocurrido en Alemania,donde las Fundaciones la Volkswagenstiftung, la Fritz Thyssen-Stif-tung y su iniciativa Pro Geisteswissenschaften y Academias des-tacadamente la Academia de las Ciencias de Berln-Brandeburgo,con su Manifest Geisteswissenschaften (2005) han desempeado unrol cuanto menos provocador, que no ha dejado de tener eco en lapoltica educativa a travs del concurso por la excelencia convocadopor el gobierno germano, cuyas dos primeras rondas ya han sidoresueltas con un balance pattico para las ciencias del espritu (CE) 1.

    * Algunas de las ideas de este trabajo fueron expuestas por primeravez en el Congreso Internacional Dove va la Filosofia in Europa?, cele-brado en Pescara entre el 4 y el 6 de mayo de 2006. Agradezco a mis anfi-triones Stefano Poggi y Carlo Tatasciore su invitacin.

    1 U. Schnabel y M. Spiewak, Die Topographie der Exzellenz, en: DieZeit, 19.10.2006, pp. 41-43. Recordemos el balance de dicha iniciativa, que

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  • Ello no significa que Espaa sea un erial o carezca de precursores eneste terreno. En plena poca franquista y en el apogeo de turbulen-cias estudiantiles en Europa, en los aos setenta del siglo pasado,hubo una controversia legendaria entre dos profesores que inicial-mente se adhirieron al credo falangista, pero que evolucionaronhacia el marxismo: Manuel Sacristn y Gustavo Bueno. El tema este-lar de esta disputa era el lugar de la filosofa en los estudios supe-riores y en el conjunto del saber 2. Sacristn atacaba la situacin de

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    implicar una financiacin muy generosa para los miembros de este selec-to club. Las lneas que van a promoverse son tres: escuelas de graduadoso doctorandos (Graduiertenschulen), centros de excelencia (Exzellenzclus-ter) y conceptos de la Universidad del futuro (Zukunfstkonzepte). Los ven-cedores en este ltimo apartado del concurso podrn denominarse Uni-versidades punteras (Spitzenuniversitten). El saldo para las ciencias delespritu y las ciencias sociales ha sido en la primera ronda el siguiente: Sloles han correspondido un centro de excelencia de los 17 escogidos y cuatrode las 18 escuelas de graduados. Dos de las Universidades triunfadoras sontcnicas (Karlsruhe y Munich), y en la tercera Universidad de elite (la Lud-wig-Maximilians-Universitt tambin de Munich) las CE representan unpapel secundario. Acaso como premio de consolacin el gobierno federaldecidi celebrar en 2007 el Ao de las CE (Espaa lo declar Ao de la Cien-cia). El tema clave fue el lenguaje. La segunda ronda del concurso (octu-bre de 2007) ha sido ms prdiga con las CE que la primera y ha contra-rrestado la impresin de una derrota humillante de las Humanidades quese extraa de los resultados de la convocatoria de 2006. A las Universidadespunteras anteriores se han aadido las de Aquisgrn (tambin tcnica), Fri-burgo, Gotinga, Heidelberg, Constanza y la Libre de Berln, pero ha habidollamativos descartes, como el de la Humboldt de Berln, que concurri conun programa que invocaba expresamente el ideario humboldtiano (Trans-lating Humboldt into the 21st Century). Las lneas promovidas se cien a lainvestigacin. Por eso empiezan a orse voces autorizadas (el presidente dela conferencia de los ministros de Educacin y Ciencia de los Estados fede-rados, el DAAD y el Consejo de la Ciencia) que reclaman una convocatoriaanloga para la docencia, que en Alemania est sumida en una crisis para-lizante (Auch die Lehre soll sich lohnen, en: Die Zeit, 1.02.2007, p. 39).

    2 El ttulo del panfleto de Sacristn rezaba Sobre el lugar de la filosofaen los estudios superiores (Barcelona, Nova Terra, 1968). Las 37 pginas deantao han sido recogidas ms recientemente en M. Sacristn, Papeles defilosofa, Barcelona, Icaria, 1984, pp. 356-380. Esta contribucin no puededesligarse de otros materiales del mismo autor, especialmente de La uni-versidad y la divisin del trabajo [1971], en M. Sacristn, Intervenciones

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  • la filosofa universitaria y, en general, de la filosofa profesional enEspaa por su inoperancia y obsolescencia. La filosofa oficial o,como se deca entonces, la filosofa licenciada y burocrtica, resul-taba parasitaria y trasnochada, completamente desconectada de larealidad. Gustavo Bueno comparta con matices el diagnstico sobrela filosofa oficial espaola, mas no la terapia: la supresin de la espe-cialidad universitaria de Filosofa y su sustitucin por un Institutosuprafacultativo para los cientficos con intereses filosficos, y con-tinuaba apostando por la sustantividad disciplinar e institucional delos estudios filosficos, pero reconoca su urgente reorganizacin.En el fragor de ese debate velaron sus primeras armas dos tenden-cias que resucitan siempre en momentos de incertidumbre, comoson los nuestros.

    As cuatro dcadas despus de ese litigio y tras una tensa espe-ra, el Ministerio de Educacin y Ciencia public la ficha tcnica delas Enseanzas de Grado en Filosofa dentro del nuevo marco deconvergencia europea, con las directrices acerca de los contenidosformativos comunes. No obstante, con el recambio en 2006 en lacspide ministerial todo qued de nuevo patas arriba y a veces pare-ce que estamos asistiendo a la escenificacin de un esperpento o delmito de Ssifo (por fin en octubre de 2007 vio la luz el Real Decretosobre la Ordenacin de las Enseanzas Universitarias, que incluye

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    polticas, Barcelona, Icaria, 1985. A Sacristn, cuando ya era sospechosode militancia comunista, las autoridades no le dejaron ganar la ctedra delgica en Valencia para la que era el candidato ms cualificado en 1962(Juan-Ramn Capella, La prctica de Manuel Sacristn. Una biografa pol-tica, Madrid, Trotta, 2005, p. 37). El opus de ms de 300 pginas de su con-trincante, G. Bueno, se llamaba El papel de la Filosofa en el conjunto delSaber (Madrid, Editorial Ciencia Nueva, 1970). Quiz la afinidad electivadel incipiente movimiento estudiantil con las posiciones de Sacristn, aun-que a la postre quedaran hurfanas acadmicamente, obedeca a que su pro-puesta pareca sintonizar con una famosa tentativa demonizada por la cru-zada de Franco contra la conjura judeo-masnico-comunista, la InstitucinLibre de Enseanza, inspirada en el krausismo y crucial para el adveni-miento de la Segunda Repblica. Esta sintona, desvirtuada despus por laburguesa nacionalista catalana, la ha sealado el bigrafo de Sacristn:los profesores expulsados trataron de imitar las iniciativas de la otra granexclusin poltica de profesores de las universidades, la de la restauracinborbnica..., que dieron lugar a la Institucin Libre de Enseanza (La prc-tica de Manuel Sacristn. Una biografa poltica, p. 93).

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  • el listado de materias bsicas por rama de conocimiento). Por otrolado, el Posgrado avanza a pasos agigantados y ya se ha inaugura-do el carrusel de los Msters. Lo nico que nos han dejado claro esque el Mster es una mercanca ms en el bazar de la oferta y lademanda, y el atractivo venal del pasado es incomparablementemenor en contraste con el presente y el futuro. Acaso esa opininhaya contribuido a que el nuestro se denomine Pensamiento Filo-sfico Contemporneo 3. Siquiera nominal y estratgicamentehemos de avenirnos a los criterios de la mercadotecnia, que dictanque slo lo contemporneo puede contar con suficiente clientela dis-puesta a pagar su coste, y apelamos a la fibra ecolgica de los gober-nantes para no permitir la completa extincin de la amenazada tra-dicin filosfica y para otorgarle un derecho a su subsistencia.

    Respecto a la titulacin de Humanidades, el proceso de adecua-cin tambin es en general lento, y durante bastante tiempo la nove-dad ms reseable fue la decisin ministerial de mantenerla, cuan-do inicialmente una Comisin de Expertos haba abogado por sudesaparicin. No obstante, la campaa publicitaria y de mrketingde esta titulacin por parte de varias Universidades ha terminadopor banalizarla, amonedarla y subastarla hasta unos extremosbochornosos, privndola de todo valor intrnseco y reducindola aun mero valor instrumental u ornamental, a un subterfugio para elascenso y promocin profesional en sectores extraos y distantes delas Humanidades y sin ninguna vocacin cultural. Afortunadamen-te, algunas de ellas han hecho propsito de enmienda.

    Esa intervencin de la poltica en la reforma educativa ha sidointerpretada como una agresin. En el anteproyecto de la LOE sepropona una sensible disminucin de las horas de docencia dedi-cadas justamente a la tradicin filosfica. El fantasma de la expul-sin de la Historia de la Filosofa de los currcula de secundaria erareal, con la correspondiente incidencia negativa en la capacidad deatraccin de nuestro futuro grado universitario. Por otro lado, seintentaba atenuar esa prdida con una materia de contornos difu-sos, Educacin para la ciudadana. Las protestas contra esa ofen-siva poltica y la movilizacin de figuras con innegable prestigio

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    3 Me refiero al Mster que para su aprobacin presentaron a la Gene-ralitat Valenciana los Departamentos de Filosofa, de Lgica y Filosofa dela Ciencia y de Metafsica y Teora del Conocimiento de la Universitat deValncia. Sospecho que nuestro caso ser la norma y no la excepcin.

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  • social y resonancia meditica surtieron efecto y el resultado final nopareca desfavorable 4. Pero esta impresin se ha vuelto ahora unafata morgana por la manipulacin partidista de tal materia y la jiba-rizacin a la que determinadas Comunidades Autnomas pretendensometer a la Filosofa en el Bachillerato.

    Cul pudo ser la causa de la inicial defenestracin de la Histo-ria de la Filosofa de la enseanza secundaria? Por qu qued mar-ginada en el primer borrador y fue salvada in extremis del naufra-gio? Por qu durante un cierto tiempo profesores universitarioshemos sentido pudor en reclamar como marca distintiva de nuestralabor, y no de infamia, la Historia de la Filosofa, y celebramos sutransubstanciacin como una conquista ilustrada, como un ndicede progreso frente a un atavismo acadmico, como una liberaci deprcticas rancias tales como la fra erudicin libresca y la estrildoxografa? La Historia de la Filosofa pareca un cors asfixiante yopresivo que impeda el pleno desarrollo de la Filosofa, y se recor-daba la funcin de legitimacin ideolgica que haba ejercido duran-te el Antiguo Rgimen. Nos dejamos arrastrar por el furor moder-no de la novedad, por una ridcula moda pseudoilustrada, por unfalso prurito esnobista? Podemos lamentarnos con razn de que lospolticos hayan trasvasado a la enseanza secundaria lo que osten-tosa o discretamente hicimos en el campo universitario ms all delimperativo legal de realojo en reas de conocimiento? Por otro lado,el cerco actual a la Filosofa (sobre todo cuando se empareja con laciudadana) est alentado por motivos ideolgicamente sectarios.

    Espaa siempre ha observado con recelosa atencin lo que suce-de en la vecina Francia, y ha arribado, de manera retardada, el rebu-fo de la polmica desatada por las consecuencias del mayo del 68 yde la hostilidad manifestada por algunos de sus enemigos. Piensoconcretamente en dos autores y estudiosos del Idealismo alemn,Alain Renaut y Luc Ferry, quien desde 2002 fue ministro de Juven-tud, Educacin e Investigacin. El espectro de ese sesmo francs,franco-germano, es evocado de cuando en cuando, y aun con cau-telas y en una menor escala se plantea un paralelismo entre el fra-caso escolar, la erupcin de la violencia en las calles y la indiscipli-na en las aulas. Acorde con la valoracin de su etiologa que hace

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    4 Boletn Oficial de las Cortes Generales. Congreso de Diputados, 26de diciembre de 2005, Nm. 43-13, pp. 764, 765, 768.

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  • Ferry 5, este analfabetismo agresivo se evidencia en particular en unaclamorosa penuria lingstica y en la mala educacin, y ambos fen-menos estn relacionados con la herencia cultural. El lenguaje y lasbuenas costumbres nos son transmitidos y se fundan en la tradicin,y nuestra poca, fascinada todava por el culto a la imaginacin delas proclamas de entonces, ha fomentado la espontaneidad, la sub-jetividad y la creatividad desde la infancia. El ex ministro francsremontaba la causa de esas patologas a la perniciosa influencia delsesentayochismo, que no slo sobrestimaba la innovacin, sino quesubestimaba tambin las secuelas de la destruccin de las tradicio-nes. La amenaza que pende sobre la tradicin filosfica en Espaano reside en un sesentayochismo redivivo, ms ficticio que real apesar de que el conservadurismo tiene interesadamente mana per-secutoria, sino en la presin de la hegemona cientfico-tcnica 6, delpragmatismo y del icono de la eficacia, esto es, del clculo de tiem-po y dinero disponibles. Ese do dinmico francs ha buceado enla tradicin del idealismo alemn con sesgada solvencia en pos deremedios paliativos a la situacin desesperada en la que se encuen-tra la enseanza.

    Si, por un lado, se culpa a la Ilustracin de la decapitacin de latradicin, por otro, no se considera lo suficiente la aportacin de la filosofa ilustrada a la recuperacin del crdito de las cienciasdenostadas entre los estudiantes. Ciencia y tcnica formaban parteen el siglo XVIII de un proyecto humanista, servan a la emancipa-cin del hombre en lucha con las tutelas oscurantistas, y por lotanto, a diferencia de su actual incardinacin en la lgica economi-cista y de su subordinacin a las solas leyes de la competencia y delmercado, no haba separacin entre ciencia y valores. El error estri-ba en confundir la vindicacin de la autoridad con el autoritarismo,y en asimilar, por ejemplo entre nosotros y con voluntad de des-prestigiarla, la an bisoa asignatura de Educacin para la ciuda-dana con un catecismo confesional o con un moralista manual

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    5 Tradition ist wichtig. Ein Gesprch mit Luc Ferry, dem franz-sischen Minister fr Jugend, Bildung und Wissenschaft, en: Die Zeit, 4/2003.De este diletantismo antisesentayochista ha sacado tajada N. Sarkozy.

    6 Esta hegemona est en el trasfondo de la inclusin en la LOE deuna nueva materia comn a todas las modalidades del bachillerato: Cien-cias para el mundo contemporneo, por cuya imparticin pugnan tam-bin los docentes de filosofa.

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  • de urbanidad, con el adoctrinamiento o con una religin laica 7. Elfatdico recuerdo de una materia impuesta por el franquismo, For-macin del Espritu Nacional, tendente a instaurar una uniformi-dad ideolgica, constituye un lastre para esta, al menos en el mbi-to de las declaraciones de intenciones, pedagoga democrtica queno podemos soslayar. Sinceramente no creo que haya una relacindirecta o indirecta de la presencia curricular de la filosofa y de sutradicin en secundaria con la mejora de la convivencia en los ins-titutos, intramuros y extramuros. El discutido y discutible MsterProfesional para el profesorado de bachillerato el sucesor delactual CAP puede abrir un escenario de colaboracin inditohasta ahora, siempre y cuando entre en el camino seguro de lasensatez y no se convierta en el botn de las luchas cainitas entre lospedagogos y el resto de titulaciones. De momento no contribuye aello la Orden (BOE, 29.12.2007) que establece los requisitos de losttulos de Mster que habilitan para el ejercicio de la profesin deProfesor de Educacin Secundaria Obligatoria y Bachillerato, puesprima la vertiente didctica a costa de la cientfica. Este Msterdebera brindar, adems, la ocasin para erradicar la ignorancia yel desdn recprocos, trufados de complejos de inferioridad y desuperioridad, entre la enseanza secundaria y la universitaria. Laltima slo se ocupa y se preocupa de la primera oblicuamente y porsimple egosmo gremial y tribal, esto es, cuando la disminucin dela filosofa en los itinerarios amenaza con traducirse en un descen-so de la matrcula en las Facultades y en la consiguiente minoracindel poder fctico de los clanes y castas de la Universidad.

    Desde nuestra filosofa universitaria se han alzado voces (JosLuis Pardo, Ramn Rodrguez, Antonio Valdecantos, vg.) de contes-tacin contra la irrefrenable y frentica modernizacin educativa. Ennuestros das toda crtica al EEES es vituperada como sntoma decorporativismo reaccionario y euroescepticismo provinciano 8. sta

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    7 Fernando Savater, Educacin cvica: transversal o atravesada, en:El Pas, 1 de marzo de 2005; Adis a la filosofa, en: El Pas, 19 de mayode 2005; Adela Cortina, La filosofa en la escuela, en: El Pas, 9 de ma-yo de 2005; Reyes Mate, Creyentes y ciudadanos, en: El Pas, 1 de juliode 2007.

    8 Excelentes, aun desde algn disenso, nos parecen el artculo de opi-nin de Jos Luis Pardo del 21 de marzo de 2005 en El Pas con el ttulo Ladudosa modernizacin de la educacin superior y el publicado en Logos.

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  • es la coartada que en Espaa se emplea para eludir un debate pro-fundo (contra esta prdida de protagonismo de la Universidad comointerlocutora se han pronunciado tambin los discentes) y para disi-mular la naturaleza esencialmente econmica de las reformas, conlas que se pretende competir con el sistema americano por la va dela imitacin. Dicha mmesis no incluye, obviamente, una inyeccinpresupuestaria similar a la del arquetipo, pues por estos lares la reglade oro es la de coste cero. El nuevo eslogan propagandstico conel don de la ubicuidad es sociedad del conocimiento, segn el cualel conocimiento es equiparado a una mercanca, los estudiantes aconsumidores y las instituciones educativas a empresas de servicios.Esta lgica severamente pecuniaria conduce al corolario de que laUniversidad es un negocio ruinoso y a la necesidad de establecer unranking entre centros de elite o de excelencia, que cuentan con unadiscriminacin positiva pblica y la mxima esponsorizacin priva-da, y Universidades de masas, que sobreviven milagrosamente gra-cias a la subvencin o magnanimidad pblicas, en las que hallaransu nicho los saberes con escasa demanda social o rentabilidad mer-cantil, esto es, las humanidades. En suma, la adaptacin de la Uni-versidad a la trepidante evolucin de la sociedad y del mercado com-porta la desvertebracin del corpus de saber constituido desde latransicin del siglo XVIII al XIX y su disolucin en una trbida nubede tcnicas, habilidades, competencias, destrezas,..., con el efectocolateral, si los europeos deseamos ser mulos de los americanos, de

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    Anales del Seminario de Metafsica (36 (2003), pp. 33-40) con el ttulo Filo-sofa, Universidad y Sociedad. Dicha revista inaugur con este nmerouna seccin monogrfica dedicada a la Universidad: a su vocacin tericay poltica, al papel de los filsofos en el entramado tecnocientfico, a la defi-nicin de lo europeo, a la futura arquitectura de los Planes de Estudio,...El Estudio de adaptacin de la titulacin de Filosofa al Espacio Europeode Educacin Superior. Filosofa-Proyecto Aneca, Mayo 2005 le da sloparcialmente la razn a la tesis de J. L. Pardo, que peca de un envidiableoptimismo en lo que atae a la penetracin sociolaboral de los licenciadosde esta especialidad. No se trata de que las encuestas estn amaadas (pueslos datos suelen coincidir con los que manejan los Observatorios de Inser-cin Profesional de las Universidades), pero el escrutinio siempre se hacepara lograr el mejor de los resultados posibles. Algo similar ocurre con lasencuestas que se pasan a los estudiantes para evaluar la docencia de losprofesores. Es muy difcil suspender. Si tuvisemos que darles crdito apies juntillas, apenas habra algo que mejorar en esa faceta.

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  • la folklorizacin de la filosofa y de las humanidades travestidas encultural studies. En varios informes de expertos surgidos en los lti-mos aos y aireados con pompa a travs de influyentes mass media(el informe Bricall, el informe Tuning, Estrategia Universidad 2015)se ha publicado esta necrolgica de la Universidad legada por la Ilus-tracin y el Idealismo, esto es, del modelo humboldtiano.

    Esas mismas voces de protesta han puesto en cuestin la premi-sa de la que parte el diagnstico y la terapia anteriores. Un supues-to incontrovertido para la opinin general (incluidos los alumnos yprofesores) afirma la nula relacin entre filosofa y sociedad, la inu-tilidad social de la actividad filosfica. Este estigma ha sido con fre-cuencia reconvertido por los implicados en un toque de distincin,trocando la maldicin en una suerte de bendicin. Tal axioma yveredicto se basan en un mtodo de anlisis que se ha quedado anti-cuado. Hoy el impacto de la filosofa en la sociedad no hay quemedirlo exclusivamente por la lenta autorreferencialidad de losmaestros, un reconocimiento formal y explcito, sino que consti-tuye un fenmeno a corto plazo verificable por canales informalese implcitos. Esa conexin inadvertida es terra incognita en Espa-a, acaso un humus fecundo por explorar y explotar, y ello a pesarde que el presunto celibato social de la filosofa, inerme ante unarealidad promiscua, ha fungido de catalizador de la transferencia delo acadmico a lo mundano. Dicho crudamente, nuestros estudian-tes y licenciados no han tenido ms remedio que buscarse la vida.La ausencia de la profesin de filsofo ha constreido a los egre-sados a una redefinicin laboral de su puesto de trabajo, aparte delclsico de enseante, y a asumir actividades dirigidas al suminis-tro de nuevos conocimientos al mundo empresarial y a la satis-faccin de la demanda de cultura espiritual. Pensemos en el apo-tesico e inesperado xito de Ms Platn y menos Prozac de LouMarinoff y El mundo de Sofa de Jostein Gaarder. Pero la respuestade la filosofa acadmica a esta realidad emergente ha sido decep-cionante, pues o bien ha negado su existencia o bien ha negado sucondicin de verdadera filosofa. Mas el signo de nuestro tiempo nosimpone a las Facultades de Filosofa de las Universidades pblicasla apertura de un foro para la metabolizacin formal de lo informal,para el tratamiento acadmico de lo extraacadmico. La negligen-cia epistemolgica de este factum perifrico es un fatum y una irres-ponsabilidad, porque tales productos culturales comienzan a cons-tituir una corriente filosfica, y porque, al renunciar a la reflexin

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  • sobre el ineludible devenir de las Facultades humansticas, que pasapor la acomodacin de las licenciaturas a las necesidades sociales,renuncian al ejercicio de su funcin crtica sobre ellos, a discutir suspretensiones de racionalidad y las sustraen al test de la publicidad.Si perseveran en su actitud coricea arrostran el peligro de una con-currencia de legitimidad entre dos instancias, una acadmica y otraextraacadmica (los mass media), ahondando la brecha entre com-petencia, por un lado, y favor del pblico, por otro, hasta sentirsemutuamente extraas. El caso del intelectual en Francia, desa-rraigado de la Universidad, es cada vez menos excepcional 9. Y ade-ms hay que considerar la advertencia weberiana de no confundirla ctedra con la tribuna con vistas a delimitar la divulgacin conrespecto a la charlatanera y la demagogia 10. Por supuesto, tal retohace de esa admonicin una difcil acrobacia.

    Las instituciones acadmicas deben tematizar las aplicacionesde la filosofa a la sociedad a fin de someterlas a un control demo-

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    9 Alain Renaut, Les Rvolutions de lUniversit. Essai sur la modernisa-tion de la culture, Pars, Calmann-Lvy, 1995, p. 80. Con sorna detecta estefenmeno de la disociacin entre legitimidad universitaria (puramenteinterna y corporativa) y reconocimiento pblico, particularmente llamati-vo en la figura del filsofo en el pas vecino, pero no exclusivo de Francia:On se demande souvent pourquoi le personnage de lintellectuel, dans sadistinction davec luniversitaire, est ce point une spcialit franaise, aumme titre que les parfums, la haute couture et le foie gras (avec les mmesdimensions qui viennent sy combiner de frivolit et de luxe): le fait nest passans rapport, je le crains, avec cette coupure de la corporation universitai-re vis--vis du mouvement des ides. Ds lors que la lgitimit universitai-re tend ne plus tre dtermine que par des critres purement internes(corporatistes), si mystrieux que le plus puissant des universitaires peuttre inconnu du monde cultiv, la conscration publique va ncessairement dautres personnages, qui peuvent tre marginaux vis--vis du systme uni-versitaire, voire totalement extrieurs lui, mais dont ( tort ou raison) lemode de lgitimation semble moins mystrieux et dont louverture auxdbats et aux proccupations publiques apparat plus grande (p. 80). Entrenosotros y desde una perspectiva microsociolgica (afn a la de F. Ringer, P.Bourdieu y R. Collins), J. C. Bermejo ha arremetido contra la oligarqua yel caciquismo acadmicos (La Aurora de los enanos: decadencia y cada delas universidades europeas, Madrid, Foca, 2007).

    10 La ciencia como vocacin, en: Max Weber, El poltico y el cientfico,Madrid, Alianza Editorial, 1980, pp. 211-213.

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  • crtico. Y en esta tarea podemos invocar la tradicin filosfica, pues,p. ej., Scrates y Kant, y por extensin la filosofa a lo largo de suhistoria, se han aventurado a criticar sofisteras, profecas y supers-ticiones, las antiguas y las modernas. Luego no se busca convertir lafilosofa en subalterna de los hobbies y de los lobbies, del ocio y delnegocio, sino de que asuma una de las misiones bsicas que Ortegay Gasset le atribuy a la Universidad: la transmisin de la cultura 11.La Universidad ha primado la preparacin tcnica para las profe-siones y la investigacin cientfica especializada, pero ha desatendi-do un papel que le haba correspondido tradicionalmente, por seruna institucin doblemente cultural: crea cultura y reflexiona sobreella. Hoy la Universidad no puede ambicionar ser el nico poderespiritual ni el solo foco emisor de cultura, pero no debe abdicar deresponder a la necesidad que el hombre tiene de interpretacin yorientacin en un presente voltil, desmemoriado y futuroltrico.Sin duda, estas ideas orteguianas preludian la tesis preponderanteen Alemania de la inevitabilidad de las CE como ciencias compen-satorias y orientadoras, tiles como taller de reparacin de la moder-nidad. Semejante conviccin conduce a la curiosa conclusin de quecuanto ms modernos nos volvamos, tanto ms necesitaramos lasCE. Pero tengo la impresin de que esos apologetas de la tradicinde las Humanidades se decantan hacia el tradicionalismo, y ste esun prejuicio tan pueril como el esnobismo que antes denunciamos.Han hallado una frmula inteligente para autodenominarse: tradi-cionalistas de la modernidad 12. Retomaremos esta tesis, con uncierto aire de familia, aun salvando las distancias, con la de Hffe:

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    11 Es forzoso vivir a la altura de los tiempos y muy especialmente a laaltura de las ideas del tiempo. Cultura es el sistema vital de las ideas en cadatiempo (Misin de la universidad [1930], Madrid, Alianza Editorial, 2004,p. 36).

    12 Las ciencias del espritu ayudan a las tradiciones para que los sereshumanos puedan soportar las modernizaciones: estas ciencias no son hos-tiles a la modernidad (esto lo subrayo en mi calidad de escptico como tra-dicionalista de la modernidad), sino que posibilitan la modernizacin entanto que compensacin de los daos que causa la modernizacin. Paraello necesitan el arte de volver a hacer familiares mundos de procedenciaque se estn volviendo extraos (Sobre la inevitabilidad de las cienciasdel espritu (1985), en: Odo Marquard, Apologa de lo contingente, Valen-cia, Instituci Alfons el Magnnim, 2000, p. 116).

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  • la poca de la globalizacin no exige menos, sino ms filosofa, pueshace presente la riqueza cultural, promociona la amplitud de mirasy acendra el discernimiento 13.

    La Universidad, reducida a una academia profesional para lamayora y a un centro de investigacin para la minora, est some-tida a un constante vaivn. Hoy se exige un tipo de profesional poli-valente, verstil y maleable segn las circunstancias cambiantes, y,por tanto, se constata una discontinuidad entre los estudios univer-sitarios y el currculum laboral. La Universidad no puede pecar deautismo, ni tampoco ha de prestarse a la heteronoma unidireccio-nal con que se entiende la subordinacin al mercado. En ste, igual-mente cuando se aplica a la cultura en su versin de espectculo,impera una temporalidad instantnea, apremiante, al dictado delresultado rpido, ultraveloz, fustico, mientras que la formacinexige calma, paciencia, maduracin, fermentacin a largo plazo, eltempo de la tradicin. La filosofa puede ayudar a articular estatarea y no debe permitir la desercin cultural 14 de la Universidad,

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    13 Otfried Hffe afirma que lo aparentemente intil tiene tambin suutilidad: la Orientalstica, p. ej., posibilita una comprensin de otra cultu-ra, que habra evitado decisiones equivocadas y costosas, tales como elerror de creer que en Irak se puede instalar la democracia tan fcilmentecomo en la Espaa postfranquista o en la Alemania de la postguerra. Elsumario del artculo es contundente: La filosofa y las CE hacen com-prensible el origen de la cultura propia y de la ajena; esclarecen modos depensamiento, de sentimientos y de acciones, y muestran las fuerzas motri-ces tanto de la cooperacin como de la competencia. La tica y la filosofapoltica desarrollan patrones de argumentacin para la praxis personal ypoltica. Y la filosofa en su conjunto aporta la necesaria investigacin bsi-ca a muchas disciplinas cientficas y a los debates pblicos. Pero filosofay CE despiertan ante todo la sensibilidad para cosas por las cuales vale lapena haber nacido y comprometerse incluso al precio de renuncias, paraalgo tan esencial como la literatura y la msica, las artes plsticas y laarquitectura y, no en ltimo trmino, para el pensamiento autnomo-cr-tico (Vom Nutzen des Nutzlosen-Zur Bedeutung der Philosophie im Zeit -alter der konomisierung, en: Deutsche Zeitschrift fr Philosophie, 53(2005), pp. 667-678; sobre todo, p. 678; luego aparecido tambin en Frank-furter Allgemeine Zeitung del 9 de enero de 2006).

    14 Ramn Rodrguez, La dimisin cultural de la Universidad, en:Revista de Occidente, 241 (2001), pp. 21-43; Achatz von Mller: SeligeApathie. Welchen Nutzen haben Germanistik, Philosophie oder Kunstge-

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  • so pena de mudarnos, como dira Gadamer, en anacronismos vivien-tes. Mas los vnculos entre la filosofa, la tradicin y la realidad nopueden ser de servidumbre ni de cohabitacin, sino de tensin per-manente; el conflicto externo e interno es el elixir vital de la filoso-fa y de la Universidad. Esto es un truismo para Kant, quien descri-bi la relacin entre la Facultad inferior y las superiores, custodios,respectivamente, de la verdad y la utilidad, en trminos de una fric-cin incancelable. Su cancelacin implicara cohonestar el progra-ma gubernamental de opio para el pueblo con medios universita-rios. Una posicin afn la defiende Humboldt 15.

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    schichte? Die Geschichte einer falsch gestellten Frage, en: Die Zeit,22.04.2004, p. 47.

    15 Kants gesammelte Schriften, hrsg. von der Preussischen Akademieder Wissenschaften, Berln, 1902 ss. (AK), VII, 31. Cf. Reinhard Brandt, Uni-versitt zwischen Sebst und Fremdbestimmung. Kants Streit der Fakult-ten. Mit einem Anhang zu Heideggers Rektoratsrede, Berln, Akademie Ver-lag, 2003. En el Centro de Investigaciones Kantianas de la Universidad deTrier ha proseguido Werner Euler el proyecto iniciado en la de MarburgoImmanuel Kant en el conflicto entre libertad acadmica y autoridad esta-tal. Nuevos documentos sobre las actividades de Kant en la Universidad deKnigsberg en Prusia. A l, en solitario o en colaboracin, le debemos unaya estimable bibliografa sobre las actividades de Kant en los diversos car-gos acadmicos (decano, rector,...) que asumi: Werner Euler, ImmanuelKants Amtsttigkeit. Aufgaben und Probleme einer Gesamtdokumentation,y Werner Euler y Steffen Dietzsch, Prfungspraxis und Universittsreformin Knigsberg. Ein neu aufgefundener Prfungsbericht Kants aus demJahre 1779, en: Reinhard Brandt y Werner Stark (eds.), Autographen, Doku-mente und Berichte. Zu Edition, Amtsgeschften und Werk Immanuel Kants,Kant-Forschungen, vol. 5, Hamburgo, Meiner, 1994, pp. 58-90, 91-108; Wer-ner Euler y Steffen Dietzsch, Der Dekan Immanuel Kant, en: Universitas.Zeitschrift fr interdisziplinre Wissenschaft, 49, (1994), pp. 97 s.; W. Eulery G. Stiening, ... und nie der Pluralitt wider-sprach? Zur Bedeutung vonImmanuel Kants Amtsgeschften, en: Kant-Studien 86 (1995), pp. 54-69;Werner Euler, Kants Beitrag zur Schul- und Universittsreform im ausge-henden 18. Jahrhundert, en: Reinhard Brandt y Werner Euler (eds.), Stu-dien zur Entwicklung preuischer Universitten, Wiesbaden, 1999 (ReiheWolfenbtteler Forschungen vol. 88), pp. 203-272; Kants Briefwechsel undAmtlicher Schriftverkehr. Mit einem Anhang zu Kants Vorlesung berrmischen Stil, en: Reinhard Brandt y Werner Stark (eds.), Zustand undZukunft der Akademie-Ausgabe von Immanuel Kants Gesammelten Schriften.Kant-Studien, 91, Sonderheft 2000, pp. 106-142. En lo que respecta a Wil-

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  • Recordbamos antes que diversos informes tcnicos recurren altono elegaco cuando se refieren al canon universitario humbold-tiano y ms bien semejan su epitafio. El trnsito de dechado a con-traejemplo es una especie de coda que se repite hoy hasta la sacie-dad en cualquier pronstico que se precie sobre la enseanzasuperior. Pero esta facundia antihumboldtiana no siempre le hacejusticia ni a la letra ni al espritu de la constelacin intelectual deHumboldt 16. La formacin (Bildung), as reza el sueo del idealis-mo alemn, debera fomentar las capacidades creativas, la madurezdel carcter y un desarrollo orgnico del individuo; no debe ser pri-mordialmente medio para un fin, sino fin en s misma. Los profeso-res tenan que encarnar la unidad de investigacin y docencia: Elmaestro puede ensear como conocimiento slo lo que ha ganadopor s mismo como fruto de su indagacin. Acaso lo ms llamativoestriba en haber apostado por Universidades que se sustraen a lapresin del beneficio inmediato, a esta ascendente escatologa delipso facto. La formacin humboldtiana es hoy un concepto de com-bate (Kampfbegriff). A veces es usado para impedir, de manera retr-grada, perentorias reformas estructurales. Pero al mismo tiempo lapreponderancia de las ciencias duras es incontestable, y en lugar deinvestigar no pocos colegas han de simular proyectos macrocolecti-vos, como lo hacen los cientficos experimentales, para obtener algoms que el mnimo de subsistencia. Y no siempre son conmensura-bles unos con otros. Est surgiendo una suerte de jerigonza de ins-tancias y formularios, que sugiere una exactitud en los clculos sen-cillamente inencontrable en nuestras disciplinas. La jerga econmicapredominante (acreditacin, evaluacin, competencia) refle-ja las constricciones a las que estn expuestas sin esperanza las CE,aunque slo sea por el hecho de que la burguesa culta (Bildungs-

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    helm von Humboldt, vase su texto de 1810 Sobre la organizacin internay externa de las instituciones cientficas superiores en Berln (traducido eintroducido por Borja Villa Pacheco en Logos. Anales del Seminario de Meta-fsica, 38 (2005), pp. 283-291, especialmente p. 290).

    16 Empleamos una expresin cara a un estudioso del Idealismo ale-mn: Dieter Henrich, Konstellationen. Probleme und Debatten am Ursprungder idealistischen Philosophie (1789-1795), Stuttgart, Klett-Cotta, 1991. Pre-cisamente a Henrich le debemos un libro reciente comprometido con loque aqu nos ocupa: Die Philosophie im Prozess der Kultur, Frankfurt amMain, Suhrkamp, 2006.

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  • brgertum), su ltimo lobby y bastin, agoniza. Si los polticos edu-cativos tienen hoy visiones, ven clulas madre, no la parbola de losanillos de Lessing 17.

    Una propuesta que sigue teniendo partidarios y detractores, apesar de haber sido incubada a comienzos de los aos sesenta, es lade la teora de la compensacin, presentada por Joachim Ritter ensu clebre artculo La tarea de las ciencias del espritu en la socie-dad moderna (1961). Su impronta obedece a la pujanza de sus ep-gonos, H. Lbbe y O. Marquard. Paradjicamente, tambin allresuena la salmodia de una crisis estructural de la Universidad aresultas de la masificacin, la incesante profesionalizacin y la galo-pante especializacin. Y la accin conjunta de estos tres jinetes delapocalipsis implica la inactualidad de Humboldt: En cuanto ins-titucin orientada hacia la formacin... se encuentra en una con-tradiccin sustancial con las necesidades ineludibles de la sociedadindustrial, y no est en condiciones de rendir lo que la sociedadmoderna, cuya praxis est basada en las ciencias (fsico-matemti-cas, se entiende), le exige 18. La moraleja impone el abandono de laidea alemana de la Universidad y del concepto de formacin inter-cambiables desde Humboldt.

    Pero la premisa de la Universidad, la formacin en libertad ysoledad de una ciencia pura, desvinculada de finalidades concretas,distinta de la formacin profesional o especializada (Berufsausbil-dung, fachlicher Ausbildung), hace gala de un exuberante rbol genea -lgico en la filosofa desde la antigedad griega. La intempestividadde la Universidad va de la mano de la intempestividad de la filoso-fa. Las CE son ciencias tericas, inaplicables prcticamente, nonecesarias y, por lo tanto, libres, pero no por eso quedan reducidasa simples vestigios o reliquias del mundo preindustrial, sino que

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    17 Adam Soboczynsli, Humboldt, adieu! Alle deutschen Grossrefor-men stagnieren? Eine nicht die deutsche Universitt wird radikal umge-baut. Effizienz ist das Ziel. In Bonn wie berall im Land, en: Die Zeit,4.05.2006, p. 21. Cf. A. Franzmann y B. Wolbring, Zwischen Idee und Zwec-korientierung. Vorbilder und Motive von Hochschulreformen seit 1945, Ber-ln, Akademie Verlag, 2007.

    18 La tarea de las ciencias del espritu en la sociedad moderna, en:J. Ritter, Subjetividad. Seis ensayos, Barcelona, Alfa, 1986, pp. 93-97. Rit-ter fue rector de la Westflische Wilhelms-Universitt de Mnster (1962-1963).

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  • son ms tardas, ms jvenes dir Marquard, que las cienciasnaturales, y poseen su lugar propio en la sociedad industrial, encuyo terreno han crecido. La constitucin metodolgica y laimplantacin universitaria de las CE tienen lugar slo en el siglo XIXy, por consiguiente, son ciencias modernas. Pero la gran paradojade ese siglo consiste en que el sacrificio de la tradicin a las necesi-dades de la sociedad coincide con el despertar del sentido histrico.Hegel conceptualiz este proceso jnico con el trmino escisin(Entzweiung): la sociedad moderna arranca y separa de s el ser his-trico: ya no slo el sol del pastor no es el sol del astrnomo,sino que, en el mbito poltico, cualquier hombre se erige en ciuda-dano al precio de un drenaje de su historicidad, conquista existen-cia social desgajndolo de sus orgenes. Las CE compensan la abs-traccin y la ahistoricidad de la sociedad moderna, actualizan(vergegenwrtigen) lo que sin ellas quedara abandonado irremisi-blemente en el proceso de uniformizacin. La tarea insoslayable delas CE reside en comprender y concebir las creaciones y objetiva-ciones del espritu humano en su propio contexto para trasladarlasal presente y debe ser asumida por la Universidad y cumplir as elanhelo de Humboldt 19.

    Como constataremos, esto no es un ripio ni un discurso ente-rrado y a lo sumo momificado, sino que en Alemania bulle la dis-cusin en torno a las CE y en la bsqueda de su sentido perdidoestn en marcha diversas tentativas para galvanizarlas y sacarlas desu sopor 20. Sin duda la ms audaz ha sido la exhibida por la Acade-

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    19 La tarea de las ciencias del espritu en la sociedad moderna, pp. 105, 107, 111, 115, 117, 118, 122. Se ha producido una transformacinen la relacin entre teora y praxis. La praxis, que en Aristteles descan-saba en el saber adquirido y transmitido por las artes, ahora se basa en lasciencias naturales. stas ocupan el puesto que clsicamente les estabareservado a la percepcin y a la experiencia naturales e histricas.

    20 Andreas Sentker, Suche nach dem verlorenen Sinn. Geisteswis-senschaften in der Krise, en: Die Zeit, 1.12.2005, p. 46. En Essen naci afinales del ao pasado una red de CE y Ciencias de la Cultura. Las funda-ciones Volkswagen y Fritz Thyssen han animado (la primera lo inaugur en2001 y la segunda se sum en 2005) unos generosos programas de apoyo alas CE y a la filosofa en particular, con unas dotaciones, en comparacincon las prricas que por aqu menudean, verdaderamente astronmicas. Eldel primero se denomina Temas clave de las CE. Algunos de esos temas decalado filosfico aunque se premia la cooperacin interdisciplinar son:

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  • mia de las Ciencias de Berln Brandeburgo con el ttulo ManifiestoCiencias del Espritu. En el quinteto firmante destacan dos profeso-res de filosofa (C. F. Gethmann y J. Mittelstrass) adems del anti-guo y el nuevo director de la Academia (D. Simon y G. Stock), y deun historiador (D. Langewiesche), y su rbrica no se limita a unamera adhesin. En su prembulo afirma que tales ciencias son una slida parte constitutiva de nuestra cultura cientfica y coti-diana, y que en ellas se concibe el mundo moderno de forma cien-tfica. Sin embargo, estn en baja forma, porque les aquejan seriosproblemas de orientacin y de organizacin. Examen del estadoactual y propuestas para su mejora son expuestos en un declogobautizado leibnizianamente como Elementos del mejor de losmundos cientfico-espirituales posibles. De una manera telegrfi-ca enunciamos las diez tesis: 1) Las CE continuarn siendo cienciasuniversitarias. Su tarea debe consistir en hacer comprensible, ana-ltica y constructivamente, la forma cultural del mundo, a la quetambin pertenecen las ciencias (naturales y sociales). 2) Son for-mas de saber transdisciplinares. 3) Han experimentado a lo largodel tiempo una particularizacin disciplinar e institucional caren-te de fundamentos epistemolgicos convincentes. 4) Deben organi-zarse con una estructura de Departamentos o de Centros, ms allde una existencia corpuscular y minscula, con el fin de restablecerunidades disciplinares ms amplias. 5) Se recomienda la creacinde centros de excelencia (Institutes for Advanced Studies) por un tiem-po limitado, es decir, de unidades de investigacin punteras que lleven a cabo un trabajo que trascienda las especialidades y las dis-ciplinas. Tales centros podran tener su sede tambin en las Acade-mias de las Ciencias, en estrecho contacto con las Universidades.

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    Control y responsabilidad. Investigaciones sobre la naturaleza y la culturadel querer (W. Vossenkuhl); Saber y poder. Facultades cognitivas de siste-mas biolgicos y artificiales (A. Bartels); Animal emotionale. Sentimientoscomo Missing Link entre conocer y obrar (A. Stephan); Representaciones:Teoras, formas y tcnicas (H. J. Sandkhler); Transformacin estructuraldel reconocimiento en el siglo XXI (A. Honneth). Y el del segundo Pro CE.Entre los agraciados de estos programas estn, p. ej., Reconduccin de lateora de la accin a la tica (U. Wolf) y Esplendor y miseria de la marchaerecta Historia de un motivo antropolgico. Otras dos fundaciones dereconocidos prestigio apoyan la iniciativa: la Zeit-Stiftung Ebelin und GerdBucerius y el Stifterverband fr die Deutsche Wissenschaft.

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  • 6) Se debera crear una gran institucin cientfica, segn el modelodel Collge de France, que contribuyese a la unidad interna e institu-cional de la investigacin en CE. 7) Los Institutos extrauniversitariosde CE con una labor acreditada deberan continuar existiendo y par-ticipar en la responsabilidad de proyectos a largo plazo. 8) Las Aca-demias de las Ciencias deberan ser tambin en el futuro centros detrabajo cientfico espiritual y de asesoramiento cientfico a la socie-dad. 9) Se deberan crear institutos de edicin autnomos. 10) Cabraconcebir un programa europeo para las CE.

    En suma, las CE tienen hoy esencialmente dos problemas: unoterico y otro institucional. El terico se refiere a la comprensinpoco clara de su propio concepto de ciencia y, por tanto, al lugar sis-temtico en el entramado cientfico; el institucional a sus dficitorganizativos. El guin es plenamente humboldtiano, aunque en laejecucin pretenda distanciarse del mismo.

    La autocomprensin de las CE est hoy (al menos en Alemania)determinada por dos concepciones, que, aunque creen acudir en suauxilio, en realidad las debilitan: se trata de la concepcin de las dosculturas y de la ya aludida teora de la compensacin. Segn C. P.Snow 21, el inventor de esa dicotoma, las Ciencias Naturales (CN),las ciencias con pedigr, miden y pesan; las CE forman y recuerdan.El cientfico-natural mira hacia delante; el espiritual hacia atrs. Asaparece el mundo dividido y las CE quedan liberadas aparentementede una presin modernizadora. Pero esta liberacin de la pars sanade la ciencia podra ser funesta para ellas, al tener que vrselas conpoderosos competidores de una industria cultural.

    Segn la teora de la compensacin, las CE compensan los daosde la modernizacin causados por las CN y la tcnica. Sus repre-sentantes son acusados de malversar el dualismo de naturaleza yespritu que el Idealismo alemn procur superar 22, alindolo con

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    21 Las dos culturas y un segundo enfoque, Madrid, Alianza Editorial,1977 (es una versin ampliada de Las dos culturas y la revolucin cientfica).

    22 Ya en la tercera Crtica kantiana se haba priorizado la tarea de ten-der un puente entre la naturaleza y la libertad (AK V, 175-176). Fichteemprende la gnesis del No-Yo a partir del Yo desde 1794, y la filosofa dela historia de Schelling en 1800 se presenta como una tentativa de resolverel problema supremo del idealismo trascendental, esto es, el de la unin dela libertad y de la necesidad, del espritu y de la naturaleza (Sistema del idea-lismo trascendental, Barcelona, Anthropos, 1988, p. 378).

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  • los adalides de las dos culturas y reservando a las CE un papel enano(zwerghafte), meramente homeosttico. El mundo est (re)partido yel espritu, que se designa ahora a s mismo cientfico-espiritual, estsatisfecho con la pequea porcin que le ha sido adjudicada por laotra parte de la cultura.

    Frente a las dos anteriores, la alternativa del quinteto es que lasCE tienen que ocuparse de la forma cultural del mundo y, para hacer-lo cientficamente, han de alcanzar una ptica transdisciplinar,segn su idea (idealista) originaria, lo que significa: 1) Disolucinen las reas de literatura, lenguaje e historia de las falsas particula-ridades especializadas. 2) Superacin del mito de las dos culturasmediante lneas de investigacin en la interseccin de ambas. 3)Sustitucin del paradigma historicista por un paradigma filosficoa la par que la recuperacin por la filosofa de la conciencia de suesencia sistemtica 23.

    Segn Jrgen Mittelstrass, alma mater del manifiesto, el con-cepto de formacin ha perdido su significado filosfico, terico einstitucional, ligado al Idealismo alemn. El concepto de un adies-tramiento profesional (Ausbildung) conforme a la praxis lo ha des-tronado. Esto no entraa que la formacin humanista sea superfluaen el futuro, pues contina siendo hoy imprescindible en una socie-dad que no slo se entiende a s misma como abierta, sino tambincomo una sociedad acelerada y a cuyo credo pertenecen cambio per-manente e innovacin, movilidad ilimitada y flexibilidad camale-nica. Una formacin filosfica vigente an hoy presupone quela filosofa no se autocomprenda primariamente como formacinhistrica (hermenutica) lo que hoy parece ser mayoritariamenteel caso, sino que se conciba a s misma otra vez como formacinsistemtica, como trabajo con las estructuras racionales y cientfi-cas de nuestro mundo 24. Tambin aqu, adems de vacuas alhara-

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    23 Hay que subrayar que Mittelstrass es el editor de la EnzyklopdiePhilosophie und Wissenschaftstheorie (Mannheim, Bibliographisches Insti-tut, 1980 ss.), en cuyo prlogo abunda en algunas ideas aqu escanciadas(pp. 5-9). De manera ms prolija en Wissenschaft als Lebensform: Redenber philosophische Orientierungen in Wissenschaft und Universitt, Frank-furt am Main, Suhrkamp, 1982.

    24 Der Bildungsbegriff in der Krise. Stellungnahmen von Jrgen Mit-telstrass, Volker Steenblock und Walther Ch. Zimmerli, en: InformationPhilosophie, 2, Mayo 2006, pp. 47-49.

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  • cas, emerge la Historia de la Filosofa como una rmora para la Filo-sofa y se lanza otra andanada contra los compensadores o conser-vadores hermenuticos.

    Luego no es difcil radiografiar el bajo estado de forma de las CE.Dispersas en disciplinas y subdisciplinas, se han consagrado a lascuestiones microscpicas. Su perspectiva investigadora se dirige amenudo hacia atrs, su concepto de ciencia es forzosamente impre-ciso. Se han embarcado en una bsqueda de su propia utilidad quelas ha degradado a ciencias reparadoras de las ciencias naturales yeconmicas, a proveedoras de tica y agencias de servicios de orien-tacin. No estaremos creando enfermos imaginarios y favore-ciendo una precaria exotizacin de estos saberes 25? Marquardhabl en alguna ocasin de la necesidad humana de vivir en unmundo con colorido, confianza y sentido que crecera en socieda-des desencantadas racionalmente y que debera ser cubierta por lasCE, en la medida en que cuentan historias de sensibilizacin, de pre-servacin y de orientacin 26. Ellas seran nuestros osos de pelucheen una modernidad en que nos sentimos intrusos. Semejante rol lesparece enano a los firmantes. Apoyan con ello un papel gigantesco(riesenhafte) de las CE? No queda claro en su texto programtico,como tampoco queda clara la diferencia entre la enigmtica trans-disciplinaridad y la manida y ya moribunda interdisciplinaridad.Parece que la filosofa, una vez tome conciencia de su esencia sis-

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    25 Jrgen Kocka, Eingebildete Kranke. Selten waren die Geisteswis-senschaften so produktiv wie heute. Leider begreift die Akademie dasnicht, en: Der Tagesspiegel, 9.12.2005. El ttulo es suficientemente elo-cuente si bien es cierto que entre los que cuentan con fama internacio-nal y con eco en la opinin pblica y en los mass media no cita a filsofos,sino a historiadores, lingistas, especialistas en literatura y arte, arque-logos y etnlogos. El telogo y flamante presidente de la UniversidadHumboldt de Berln, Christoph Markschies, que hace de Humboldt y Sch-leiermacher uno de sus buques insignia, sugiere una operacin desalvamen to de las CE. Quiere desarrollar las ciencias de la vida (Lebens-wissenschaften) hasta convertirlas en ciencias de integracin (Integra-tionswissenschaften), tendiendo puentes entre las dos culturas en unanueva Facultad, en la que, por supuesto, encontraran cobijo la filosofa,la historia o la teologa (Die Zeit, 5.01.2006).

    26 O. Marquard, Sobre la inevitabilidad de las ciencias del espri-tu, pp. 116-117; d., Filosofa de la compensacin, Barcelona, Paids,2001, p. 55.

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  • temtica, debe hacer una aportacin decisiva para alcanzar latransdisciplinaridad, pero sin que se diga exactamente cul 27.

    Por eso se esperaban con expectacin las recomendaciones de lacomisin de CE del Consejo de la Ciencia (Wissenschaftsrat) ger-mano. Segn su dictamen, no hay ninguna crisis, sino ms bientodo lo contrario, a pesar de que, respecto a la filosofa (y el con-tundente veredicto de E. Tugendhat sobre el nulo papel internacio-nal de la filosofa alemana en la actualidad), se abstienen de emitirun juicio. Las quejas generalizadas por la decadencia de esas disci-plinas y la retrica pesimista son infundadas y se basan acaso en ladecepcin del estatuto especial del que han gozado en la ltima cen-turia. Hasta los aos 50 del siglo pasado deban defender la Alema-nia verdadera (eigentliche), cultural, frente a la modernidad. Enlos 60 y 70 eran muy solicitadas como ciencias de la democratiza-cin, pero han perdido ese papel cuasi sacerdotal. Hoy son cienciascomo las dems y no plataformas para la legitimacin nacional. Pin-tan un paisaje idlico a remolque del carro humboldtiano 28. No obs-

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    27 Uwe Justus Wenzel, Handgreifliche Disziplin. Auch die Geistes-wissenschaften haben nun ein Manifest, en: Neue Zrcher Zeitung,26.11.2005. El Manifiesto lleva el sello inconfundible de J. Mittelsstrass, conpasajes literales extrados de otros trabajos suyos (su artculo de 1999 Kriseund Zukunft der Geisteswissenschaften, reimpreso en el volumen Wissenund Grenzen: philosophische Studien, Frankfurt am Main, Suhrkamp, 2001).

    28 Para dicha comisin no se trata de escindir docencia e investiga-cin, pues no hay mejor modelo de investigacin que la conexin con laenseanza por la constriccin de presentar resultados complejos con elnivel de un recin llegado a la Universidad. El paro entre los licenciados enCE es la mitad que en otras disciplinas y considerablemente ms bajo queentre los no acadmicos. Adems, han conquistado en los ltimos 20 aosnuevos campos profesionales. No hay mejor formacin profesional que unacierta distancia respecto a las demandas de la profesin. Aprender investi-gando, descubriendo (das forschende Lernen), ha sido el punto fuerte de laUniversidad alemana (Es gibt keine Krise. Wie geht es den deutschenGeisteswissenschaften? Blendend, sagen der Kunsthistoriker Horst Bre-dekamp und der Historiker Ulrich Herbert, en: Die Zeit, 2.02.2006, p. 39).A este propsito el Manifest afirma que la investigacin conduce a la espe-cializacin, pero la docencia no debera secundar esto en la normativareguladora de los estudios. Docencia a partir de la investigacin (Lehre ausForschung) y aprendizaje investigador (forschendes Lernen) no exigenanclar institucionalmente toda especialidad investigadora en la docencia.

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  • tante, a lo mejor andan un poco descaminados en lo concerniente atomar por una antigualla la pretensin de legitimacin nacional.

    Odo Marquard habla de una Ritter-Schule (Ritter tambinsignifica caballeros en alemn), que surgi, tardamente, por larplica casi unnime al repudio sesentayochesco de la estructurademocrtica de la Repblica Federal, denigrada a un Estado repre-sivo capitalista. La Repblica Federal no es una revolucin malo-grada (versumte), sino una democracia exitosa (gelungene) 29. Lafilosofa del mundo moderno de Ritter, de la que se nutren los com-pensadores, es la filosofa de la escisin positivada, inspirada enHegel, que es a la vez la filosofa de la revolucin y de la metafsica,esto es, del futuro y de la tradicin. Para los modernos el porvenirse emancipa del provenir. El progreso, en la modernidad y por pri-mera vez en ella, se convierte enfticamente en lo nuevo, al ser indi-ferente a la tradicin. La tesis decisiva es la copertenencia de loseparado mediante la escisin moderna. El provenir y el porvenir senecesitan recprocamente. La tarea de las CE y a la postre de la filo-sofa consiste en articular experiencias de continuidad bajo condi-ciones de discontinuidad. Pero la filosofa de Hegel positiva la esci-sin, es decir, la copertenencia de pasado y futuro necesita laescisin, preservndonos de la hegemona tanto del uno como delotro. La escisin positivada es el problema y la solucin, y la filoso-fa debe velar por la paz con la propia realidad, con la razn exis-tente, con la vida civil, particularmente en la Repblica Federal deAlemania. Este giro hacia la civilidad despide las grandes ilusiones.Aunque sostienen que su filosofa no es la de la identidad, la identi-ficacin con el statu quo se nos antoja enojosa y sospechosa 30. Ellos

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    Tan irrenunciable es lo primero como lo ltimo, lo cual capacita para unaprendizaje a lo largo de toda la vida (Manifest, pp. 23-25).

    29 Nachwort a la edicin ampliada de J. Ritter, Metaphysik und Poli-tik. Studien zu Aristoteles und Hegel, Frankfurt am Main, Suhrkamp, 2003,p. 456. Vase el apunte autobiogrfico de Marquard en Adis a los princi-pios, Valencia, Instituci Alfons el Magnnim, 2000, pp. 11-29 (sobre todo,pp. 14 ss.).

    30 O. Marquard, Zukunft und Herkunft. Bemerkungen zu JoachimRitters Philosophie der Entzweiung, en: K. Rttgers (ed.), Politik und Kul-tur nach der Aufklrung. Festschrift Hermann Lbbe zum 65. Geburtstag,Basilea, Schwabe, 1992, pp. 96-107 (especialmente pp. 104 ss.). Sobre eltrasfondo ideolgico de esa Escuela puede consultarse el libro de Jens

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  • dicen integrar una generacin que hace ostentacin de un escepti-cismo respecto a la consigna fiat utopia, pereat mundus y de unasuspicacia frente a las reivindicaciones del movimiento estudiantilde los sesenta y setenta, llegando a describirlo como parte de unacontrailustracin que mina los presupuestos ideales e instituciona-les de la ciencia moderna 31. La tesis nuclear de Lbbe y de sus corre-ligionarios compensadores reza as: Los disturbios de la juventudestudiantil no tienen su principal causa en las insuficiencias mani-fiestas de las instituciones de nuestro sistema educativo. Las inten-ciones espurias que aqu les son imputadas a los estudiantes con-trastan con las nobles que se atribuyen a s mismos al denunciaresas carencias manifiestas que les indujeron a sondear extramu-ros de la Universidad foros de discusin interdisciplinar, como el de

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    Hacke, Philosophie der Brgerlichkeit. Die liberalkonservative Begrndungder Bundesrepublik, Gttingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 2006.

    31 Hermann Lbbe fue entre 1967 y 1970 Secretario de Estado deEnseanza Superior en Nordrhein-Westfalen durante el gobierno del SPD,y en su libro Hochschulreform und Gegenaufklrung. Analysen, Postulate,Polemik zur aktuellen Hochschul und Wissenschaftspolitik (Freiburg imBreisgau, Herder, 1972) recoge trabajos de 1965 a 1971. La universidadde la tradicin humboldtiana est agotada. Helmut Schelsky lo ha consta-tado de una manera sobria y emotiva en el eplogo a la segunda edicin desu libro Einsamkeit und Freiheit. La inevitabilidad de este final es al menosretrospectivamente comprensible y una propiedad esencial de los procesoshistricos es su irreversibilidad. [...]. El futuro de la Universidad no es fcilde predecir. [...]. Lo ms probable es que su evolucin sea determinada msfuerte que ahora por las pretensiones de servicios que el Estado y la socie-dad le reclaman como nunca antes. De esta manera las tareas de forma-cin especializada (Ausbildung) deben dominar irrefragablemente en elfuturo (pp. 9-10). Alude al libro Einsamkeit und Freiheit. Idee und Gestaltder deutschen Universitt und ihrer Reformen (Dsseldorf, Berstelmann,1971; la primera edicin es de 1963). Incorpora esta segunda edicin unsuplemento con un ttulo elocuente: El final de la Universidad humbold-tiana: Ni soledad ni libertad (pp. 241-268). La influencia de Schelsky(amn del libro anterior, tuvo tambin una gran resonancia Die skeptischeGeneration. Eine Soziologie der deutschen Jugend, Dusseldorf/Kln, 1957,pero con sucesivas reediciones) en el Collegium Philosophicum de Mns-ter es notoria (vanse, p. ej., J. Ritter, La tarea de las ciencias del esprituen la sociedad moderna, pp. 95 ss.; O. Marquard, Adis a los principios,pp. 12 ss.). Los delfines de Ritter se consideraron miembros de esa gene-racin escptica que retrata Schelsky.

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  • Potica y Hermenutica. Alemania celebr en 2007 el Ao de las CE,y, segn una de sus estrellas fulgurantes, Harald Welzer, ya han peri-clitado los tiempos en que ellas porfiaban, por mor de salvar su exis-tencia, en la necesidad de autoilustracin de las sociedades o en subeatfica inevitabilidad, pues constituyen una parte irrenunciabledel tejido productivo del sistema moderno de vida, logran transpa-rencia bajo condiciones complejas y ponen a nuestra disposicin unsaber orientador 32.

    El tndem Ferry-Renaut comparte con el Collegium de Mnsterbestia negra: el sesentayochismo y sus secuelas. Ambos han llevadoa cabo una prolija reflexin sobre la Universidad 33, consecuencia de la miseria en que est postrada y de su malestar con el mtodo deenseanza que en ella impera, dirigida exclusivamente a los exme-nes y a las oposiciones. Se han ocupado desde hace aos de la crisisde la filosofa en Francia, que obedece a una doble causa: a la urdim-bre del aparato educativo y a la coyuntura histrica que gira alrede-dor de 1968. Partieron de una suerte de moda: la proclamacin delfin de la metafsica o de la filosofa, vinculada a la crisis del hege-lianismo. Ese do refund el llamado Collge de Philosophie 34 cuan-

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    32 Harald Welzer, Schluss mit nutzlos! Die Geisteswissenschaftenwerden gebraucht, um die Welt neu zu denken. Doch dafr mssen siemutiger werden, en: Die Zeit, 25.01.2007, p. 43. Pero no nos engaemos(ya lo insinu al discutir las tesis de J. L. Pardo), el peso de las Humanida-des en las creative industries es, en comparacin con otros pases avanza-dos, an exiguo o est distorsionado por la politizacin (en detrimento dela profesionalizacin) de la gestin cultural. En nuestro terruo todava setiende a premiar a los adeptos en lugar de a los capaces y competentes. Loanterior no trivializa la importancia creciente del sector de la cultura y elocio en nuestra economa.

    33 Luc Ferry y Alain Renaut, Universit et systme. Rflexions sur lesthories de lUniversit dans lidalisme allemand, en: Archives de Philo-sophie, 42 (1979), pp. 59-90; L. Ferry, J.-P. Pesron y A. Renaut, Prsenta-tion a Philosophies de lUniversit. Lidalisme allemand et la question delUniversit, Pars, Payot, 1979, pp. 9-40; A. Renaut, Les Rvolutions delUniversit, Pars, Calmann-Lvy, 1995.

    34 Creado en 1974, pues prximos a Jean Wahl les haban pedido revi-vir su antiguo Collge de Philosophie, establecieron una relacin entre suproyecto institucional (el trabajo efectivo en seminario, es decir, la cons-truccin del Collge como espacio de comunicacin o de intersubjetividad)y su proyecto terico (una crtica de la razn que no conduzca, como lo

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  • do la defensa de la existencia de la filosofa era dbil: la apelacin alas tradiciones no se sostena en un tiempo en que se trataba sobretodo de subvertir las viejas estructuras y de hacer tabla rasa delpasado 35. Se zambullen en el estudio de la correlacin entre filo-sofa y sociedad en la Universidad articulada en el seno del Idealis-mo alemn como reaccin a dos empresas dominantes en la escenafrancesa: la Escuela de Frankfurt y Heidegger, que tienen en comn,a pesar de sus discrepancias, la impugnacin de la racionalidad ensu devenir mundo como fuente de opresin. La humanidad ya nopuede esperar nada de la racionalidad, denunciada como esencial-

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    que ella critica, a la destitucin del sujeto, sino que, por el contrario, reha-bilite los derechos del particular frente a lo universal). Cf. Quest-ce quunecritique de la raison? Table ronde avec Jean-Michel Besnier, Luc Ferry,Alain Renaut, Alain Trousson, en: Esprit, 4 (1982), pp. 89-111; Luc Ferry.I sogni del decostruzionismo chiariti con i sogni del criticismo.Unintervista di Fosca Mariani-Zini, en: Informazione Filosofica, 1/1990,pp. 7-15; Y a-t-il une pense 68? Luc Ferry, Alain Renaut, Alain Finkiel-kraut, Krzysztof Pomian: discussion, en: Le dbat, n. 39 (1986), pp. 31-54; L. Ferry y A. Renaut, Systme et critique, Bruselas, Ousia, 1984; d., Phi-losophie politique, I-III, Pars, PUF, 1986-1988; d., La pense 68. Essai surlanti-humanisme contemporain, Pars, Gallimard, 1985; d., 68-86. Itin-raires de lindividu, Pars, Gallimard, 1987 (obviamente, no hemos ofreci-do un recuento exhaustivo de la bibliografa en solitario o al alimn deestos dos autores). De la intensidad del debate da cuenta el grueso nme-ro de la revista fundada por Sartre, Les Temps Modernes, 61 (2006), dedi-cado a la ducation Nationale. Les faits et les mythes.

    35 Luc Ferry y Alain Renaut, Philosopher aprs la fin de la philo-sophie?, en: Le dbat, n. 28 (1984), p. 137. Para la concepcin hegeliana,la filosofa es un sistema del saber y, correlativamente, su historia apare-ce como la sistematizacin progresiva de todas las determinaciones delpensamiento, aportando cada autor, desde la antigedad griega, su con-tribucin al edificio de la filosofa hasta su cierre ltimo en el que la ver-dad refulge como la totalidad de los momentos superados en su unilate-ralidad. Para Heidegger y sus herederos se trata, sin embargo, de mostrarque lo descrito por Hegel como victoria de la filosofa es en realidad susupremo fracaso. La identidad de lo real y lo racional olvida su verdaderoasunto, su tarea genuina, la apertura al ser como diferencia ontolgica.Esta representacin del fin de la filosofa da lugar a un antihegelianismogeneralizado y a la tentativa de reencontrar un acceso a lo impensado, alo otro, que el concepto habra intentado en vano reconducir a lo mismo(pp. 144-145).

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  • mente (y ya no accidentalmente) totalitaria 36. A la filosofa le tocamorir como discurso racional y renunciar al sistema para allanar unnuevo comienzo. Hay, sin embargo, un momento y un lugar, el idea-lismo alemn, en que la filosofa con vocacin sistemtica tomaposicin respecto a un campo social: la Universidad. Los textos deesta plyade muestran que el lazo entre racionalidad terica y racio-nalizacin social es complicado y multiforme. Las circunstanciasque rodean la fundacin de la Universidad de Berln 37 no son des-deables, pero en absoluto determinantes. Las balizas temporalesde ese evento, 1802 y 1812, van ms all de la fecha de apertura deesa institucin, octubre de 1810, porque en esa dcada se incuba yse culmina el debate en torno a la creacin de un nuevo centro deenseanza superior, desprovisto de lo que Schleiermacher denomi-n la forma gtica 38, esto es, arcaica, de las anteriores universi-dades. En 1802 el ministro prusiano Beyme le encarg al profesorEngel, antiguo preceptor del rey y miembro de la Academia de las

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    36 Para la primera Teora crtica la razn est ligada a la emancipa-cin de la humanidad al sustraerla al reino del inters particular. En lasociedad burguesa la razn puede convertirse en un instrumento de seme-jante inters, y la razn instrumental es una figura insuficientemente auto-crtica y olvidadiza de su funcin liberadora. Luego se trata de una pseu-dorracionalizacin que va a ser cuestionada (por enmascarar la falsaracionalidad del burgus). A partir de los aos 50 la nueva Teora crtica(nombre acuado en 1970) ve insertos en la racionalidad misma la opre-sin y el totalitarismo. La sociedad ha evolucionado hacia un mundo total-mente administrado, aniquilador de la autonoma individual. Heideggerestablece una relacin entre el declive planetario y el declive del pensa-miento (la metafsica de la subjetividad), entre el totalitarismo socio-pol-tico y la razn sistemtica misma (cf. L. Ferry y A. Renaut, Heidegger et lesmodernes, Pars, Grasset, 1988).

    37 Wilhelm Weischedel ha recogido en un volumen todos los docu-mentos y testimonios que impulsaron la creacin de la Universidad de Ber-ln (Idee und Wirklichkeit einer Universitt: Dokumente zur Geschichte derFriedrich-Wilhelms-Universitt zu Berlin, hrsg. v. W. Weischedel, Berln, deGruyter, 1960). Son tiles, a pesar de sus lagunas, otras dos antologas: Laidea de la Universidad en Alemania, Buenos Aires, Editorial Sudamericana,1959 (las traducciones de los textos incluidos no siempre son fiables), yErnst Mller (ed.), Gelegentliche Gedanken ber Universitten, Leipzig,Reclam, 1990.

    38 Gelegentliche Gedanken ber Universitten, p. 236.

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  • Ciencias, un proyecto de reorganizacin que le fue remitido enmarzo. Las derrotas militares de 1806 ante Napolen precipitaronlos acontecimientos y volvieron urgente la reforma, toda vez que enla paz de Tilsit perdi Prusia sus territorios y universidades del Elbaoccidental. En sus famosos Discursos a la nacin alemana, pronun-ciados en 1807, Fichte abogaba por regenerar las fuerzas espiritua-les de un Estado humillado materialmente. Beyme hizo un llama-miento al estamento docto, particularmente a los filsofos, para quese involucrasen en esa empresa. Fichte respondi pronto con su Plandeductivo de un establecimiento de enseanza superior a erigir en Ber-ln, enviado en otoo de 1807. Schleiermacher redact una rplicaal plan fichteano en sus Pensamientos ocasionales sobre Universida-des en sentido alemn de 1808.

    Wilhelm von Humboldt viva desde 1802 en Roma como emba-jador prusiano en la Santa Sede. En 1809 regres a Alemania por eldeseo del rey de que asumiese en el Ministerio del Interior la direc-cin de la seccin de culto e instruccin pblica. Estuvo en el cargoapenas 16 meses. A l debemos una aportacin memorable, Sobrela organizacin interna y externa de las instituciones cientficas en Ber-ln de 1810. Como rbitro en este duelo de titanes, inclin la balan-za a favor de Schleiermacher. ste se convertira en decano de laFacultad de Teologa y Fichte de la Facultad de Filosofa y con pos-terioridad, en octubre de 1811, en rector. Precisamente el discursoinaugural de su rectorado, Sobre la nica destruccin posible de lalibertad acadmica, se granje la hostilidad de las asociaciones deestudiantes, cuyos privilegios constituan, segn el Magnfico, unaamenaza para la libertad universitaria, y tal declaracin de guerrale abocara a la dimisin en febrero de 1812. Pero stas no fueronlas nicas intervenciones de filsofos. Ya en 1802 Schelling, a lasazn profesor en la Universidad de Jena, imparti sus Leccionessobre el mtodo de los estudios acadmicos, donde tambin entra enbuena lid con Fichte. Esa querella era inevitable en la medida en queSchelling liga la esencia de la Universidad a la unidad del saber, untpico que desde el alumbramiento de su Doctrina de la ciencia y desus Lecciones sobre el destino del sabio, Fichte haba hecho suyo.

    En 1812 Hegel inicia, con una reflexin Sobre la enseanza de lafilosofa en el instituto, una serie de informes pedaggicos, dos delos cuales estarn dedicados en 1816 a la enseanza de la filosofaen la Universidad y de nuevo en 1823 a la impartida en el liceo. En1808 haba interrumpido su carrera universitaria, comenzada en

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  • Jena, para asumir la direccin de un Instituto de Enseanza Mediade Nremberg. En 1816 se reintegr a la Universidad de Heidelberg,antes de ser nombrado catedrtico en Berln, donde sera rector en1830. Pocas veces ha tenido nuestro gremio tanto protagonismo enla gnesis y configuracin de la Universidad como en el caso hum-boldtiano. Su quintaesencia era filosfica e incluso idealista 39. Todoslos citados desempearon puestos de responsabilidad en ella o enlas Academias (Schelling fue designado en 1806 secretario generalde la de Bellas Artes de Munich y en 1827 presidente de la Acade-mia de Ciencias de Baviera, para terminar recalando en 1841 en laUniversidad berlinesa con el encargo real de destruir la simiente dedragones que haba sembrado Hegel).

    Desde el punto de vista de la historia de las Universidades el si-glo XVIII ofrece una imagen catastrfica: ahogadas financieramentey cientficamente improductivas. Las excepciones eran Gttingen yHalle, perdida tras la derrota infligida por Napolen. A fin de com-parar la idea de Universidad con la existente, vale la pena mencio-nar la condena unnime que a esta plyade le merece la situacinen aquel tiempo. Schelling describe las sensaciones de un nefito enel mundo acadmico: recibe la impresin de un caos..., o de unvasto ocano adonde se ve arrojado sin brjula ni estrella polar.Para Fichte en tal maremgnum no se aprenden sino fragmentosdel saber, al albur de la buena fortuna y del azar; el estudiante sehalla sin timn y sin comps en el ocano confuso 40. Adems, laUniversidad est cada vez ms sola, sitiada tanto por las Academias,

    40 FAUSTINO ONCINA COVES

    39 Schleiermacher os afirmar lo siguiente: Es evidente, en efecto,que la Universidad propiamente dicha (eigentliche), tal como la formarala asociacin cientfica, se ha mantenido tan slo en la Facultad de Filo-sofa, y las otras tres, en cambio, son las escuelas especializadas (Spezials-chulen) que el Estado ha fundado o que al menos pronto y preferentementeha tomado bajo su proteccin, porque tienen una relacin inmediata consus necesidades esenciales (en Ernst Mller (ed.), Gelegentliche Gedankenber Universitten, p. 198). Cf. I. M. Fehr, Schelling - Humboldt. Idealis-mus und Universitt, Frankfurt am Main, Peter Lang, 2007.

    40 F. W. Joseph Schelling, Lecciones sobre el mtodo de los estudios aca-dmicos, Madrid, Editora Nacional, 1984, Leccin Primera, p. 65 (la tra-duccin deja mucho que desear); J. G. Fichte, Plan deductivo de un esta-blecimiento de enseanza superior, en: J. G. Fichte-Gesamtausgabe derBayerischen Akademie der Wissenschaften, Frommann-Holzboog, Stuttgart-Bad Cannstatt (GA), 1962 ss., 2, 10, 21; GA II/11, 84, 91, 109.

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  • fundadas sobre la mxima leibniziana (Leibniz fue el primer presi-dente de la Academia de las Ciencias de Berln) theoria cum praxi,con una decantacin hacia lo productivo y lo til, como por unasrivales directas: las escuelas especiales o especializadas (Spezial-schulen) y las escuelas superiores profesionales (Fachhochschulen).Esta concurrencia, bien cebada econmicamente por va pblica yprivada, con una Universidad delicuescente ha troquelado el deve-nir de la enseanza superior no slo de Alemania, sino tambin, p. ej., de Francia e Italia. El diagnstico, sin fisuras, de los idealis-tas reza que la Uni-versidad como tal no existe.

    Algo comn a todos ellos es su reivindicacin de lo que Schellingllama la Uni-totalidad (Ein-und Allheit), es decir, el espritu delSistema. A este concepto se enfrenta la realidad de una yuxtaposi-cin de las cuatro Facultades heredadas desde el Medievo (artes, teo-loga, derecho y medicina). La primera evolucionar terminolgi-camente hasta convertirse en la Facultad de Filosofa en sentidoamplio, que abarcar lo que luego designaremos las letras, las mate-mticas y las ciencias de la naturaleza. La filosofa en sentido estric-to es una seccin o departamento de