"EL SOBORNO DEL CIELO"
Escrito Por:
LISANDRO DUQUE
COPYRIGHT(C):
Lisandro Duque
2012
CONTACTO:
Gestionarte Cine Ltda.
1. INT. IGLESIA DEL PUEBLO. DÍA
Un PÁRROCO cincuentón, de aspecto elegante, imprime la santa
ceniza en la frente de los feligreses arrodillados. Estos,
ya con su frente marcada, salen luego de darse la bendición.
Entre los que reciben esa cruz de ceniza se encuentran
BYRON, de 22 años, al lado de su MADRE. Él cambia una mirada
con FLORALBA, una muchacha bella de 17 años, a quien también
le van a poner la ceniza en la frente. También están FABIOLA
y ÁIMER, en lugares separados. Al fondo, en las bancas, se
ven otros feligreses.
2. EXT. ATRIO DE LA IGLESIA. DÍA
Byron y su madre salen de la iglesia con su respectiva
ceniza en la frente.
MADRE DE BYRON:
Si no es porque lo traigo a la
fuerza, se queda sin la santa
ceniza, ¿no?.
BYRON:
No es por la ceniza, mamá, es por
el madrugón. Yo hubiera venido más
tarde.
MADRE DE BYRON:
Bueno, espero que no sea por esos
libros tan raros que se la pasa
leyendo.
BYRON:
Mamá, no diga esas vainas tan
reaccionarias.
MADRE DE BYRON:
"¿Reaccionarias?" Esas son las
palabras que aprende con esas
lecturas... ¿Se queda?
BYRON:
Sí, mamá, tengo una cita aquí con
Daniel.
La mamá se va. Llega DANIEL -amigo y contemporáneo de Byron-
y se burla de la ceniza que ostenta éste.
DANIEL:
Qué horror esa marca como de ganado
católico. Bórrese eso o váyase
adelante para que no crean que va
conmigo.
(CONTINUED)
CONTINUED: 2.
BYRON:
(Borrándose la ceniza con la manga)
Ya, ya, ¿no ve que estaba con mi
mamá?
Enciende un cigarrillo.
DANIEL:
Bueno, nos fuimos...
BYRON:
Espere, espere, que no demora en
salir Floralbita de la iglesia.
Sale Floralba, con su cruz de ceniza en la frente. Destapa
un chicle y se lo introduce en la boca, empieza a
masticarlo. La acompaña Áimer, su hermano, un cuarentón
serio, quien se saluda con ELÍAS ISAZA y se desentiende de
su hermana.
BYRON:
Usted para qué se hace poner esa
ceniza, Floralbita, si usted es
inmortal.
FLORALBA:
(Masticando chicle)
¿Y usted qué hizo con la suya?.
Allá adentro vi cuando se la puso
el padre...
BYRON:
Yo me la borré. Fue que mi mamá me
trajo a la iglesia de obligado. Me
la hice poner por darle gusto. Yo
soy ateo.
FLORALBA:
¿Y cuando llegue a la casa qué le
va a decir apenas ella no se la
vea?
BYRON:
Ah, eso sí es muy fácil...
Se echa ceniza de su cigarrillo en un dedo y se la unta en
la frente.
BYRON:
Listo.
(CONTINUED)
CONTINUED: 3.
FLORALBA:
¿Sabe qué?
Se toma un tiempo para hacer una bomba con el chicle.
FLORALBA (CONT.):
Eso es falta de personalidad. ¿Nos
vamos, Áimer?
Floralba se va con su hermano. Daniel se acerca a Byron y le
escucha decir:
BYRON: :
Oigan a esta: dizque "falta de
personalidad".
La ve alejarse, y desde su subjetividad, queda alelado
contemplando la gracia de la muchacha quien va colgada del
brazo de Áimer. Todo desaparece en el entorno de ella, o se
vuelve borroso ante su belleza al caminar. Suena "Boca de
Chicle", de Oscar Golden.
Luego, se regresa a la imagen realista y es Daniel quien
rompe el hechizo:
DANIEL:
¿Le dijo que le faltaba
personalidad?
BYRON:
Sí, qué tal.
DANIEL:
Uy, hermano, si esa peladita tan
superficial se da el lujo de
decirle que le falta personalidad,
es porque la cosa está grave. Debe
ser que usted no la miró fijamente
a los ojos. Póngame cuidado, así:
Le señala el entrecejo y se le acerca.
DANIEL (CONT.):
Esta es la única manera de mantener
el dominio sobre el interlocutor.
BYRON:
¿Eso lo sacó de "La timidez
vencida", o qué?
DANIEL:
No señor, eso lo aprendí en "Cómo
ganar amigos e influir sobre las
personas", de Dale Carnegie.
(CONTINUED)
CONTINUED: 4.
BYRON:
Por lo menos aprenda a pronunciar
bien; no se dice Dale, se dice Deil
Carnegie.
Se van.
3. INT. CASA DE BYRON. HABITACIÓN DE BYRON. NOCHE
Byron está acostado en su cama, lee y subraya "La Náusea" de
Sartre. A su lado, en la mesa de noche, se describen por la
cámara otros libros: "Por qué no soy cristiano" de Bertrand
Russell, "El origen de la vida" de Oparín, y otros títulos
"herejes" para la época: (Entre 1965 y 1972 aprox.) Es una
alcoba con biblioteca, una mesa de trabajo con máquina de
escribir "Brother" y algunas páginas sueltas escritas. La
arquitectura es de casa de clase media. El decorado de la
habitación tiene algunos afiches de conciertos de rock
nacional: Los Yetis, Los Speakers, Los Flippers... Byron
suspende su lectura a causa de la detonación de un balazo
lejano. Se queda atónito. Entra al cuarto su PADRE, y le
pregunta:
PADRE DE BYRON:
¿Usted oyó ese balazo?
BYRON:
Sí, papá. Fue por los lados de la
casa de Áimer Zapata.
CORTE.
4. INT. CASA DE ÁIMER. HABITACIÓN. NOCHE
Áimer, con la cruz de ceniza todavía marcada en su frente,
está sentado frente a un escritorio, con actitud de derrota.
Mira hacia el infinito por unos segundos, inexpresivamente.
Baja la mirada, abre una gaveta de la cual saca un arma y la
pone a un lado. Observa fijamente el arma.
TRANSICIÓN:
La cabeza de Áimer reposa inmóvil sobre el escritorio. El
arma todavía está su mano. Descubrimos su rostro sin vida.
TRANSICIÓN:
Fachada de la casa de Áimer (EXT. NOCHE). De una habitación
sale una luz, el resto de la casa está a oscuras. Dos
personas corren frente a la fachada pidiendo ayuda.
(CONTINUED)
CONTINUED: 5.
PERSONA:
¡Auxilio! ¡Policía!
CORTE.
5. INT/EXT. CASA CURAL. OFICINA. DÍA
Álfer entra a la casa cural y es atendido por el SACRISTÁN.
SACRISTÁN:
Hombre, Álfer, siento mucho la
muerte de Áimer. Mi más sentido
pésame. Quién lo hubiera dicho:
ayer no más lo vi con su hermana
haciéndose poner la santa ceniza.
ÁLFER:
Gracias, Cristóbal. Sí, es una
vaina perder a un hermano de esas
calidades, hombre. Quién sabe qué
sufrimiento tenía. Pero bueno, ya
no hay nada qué hacer... (Pausa)
Vengo a arreglar lo relacionado con
la misa, los costos, todo eso.
SACRISTÁN:
Hombre Álfer, con el dolor del alma
le cuento que el señor párroco me
ha dicho que a Áimer no le va a
oficiar misa... Que el cadáver de
un suicida no entra a esta iglesia.
ÁLFER:
(Sorprendido)
¿Qué?
SACRISTÁN:
Así como lo oye. Yo le hice ver que
ustedes son una familia conocida y
respetable, pero no logré
convencerlo.
ÁLFER:
¡Pero cómo así!. ¡El padre Quintana
les hizo entierro a todos los
suicidas que ha habido acá!.
¡Nosotros somos una familia
católica!
(CONTINUED)
CONTINUED: 6.
SACRISTÁN:
Eso le dije yo, y me contestó que
por tanta alcahuetería del párroco
anterior fue que aquí se relajaron
las costumbres, y cundieron el
ateísmo y los sacrilegios... Este
pueblo ha cambiado mucho, Álfer. Lo
que pasa es que usted vivió por
fuera mucho tiempo y hay muchas
cosas de las que no se dio cuenta.
ÁLFER:
(Reaccionando)
¡Pues yo voy a hablar con él ya
mismo! ¡¿Dónde está ese cura,
Cristóbal, dónde está?!
SACRISTÁN:
Él está tomando unas medias nueves
donde una señora que no le voy a
decir quién es, porque yo sé lo
impulsivo que es usted Álfer. Y lo
cerrado que es él para este tipo de
discusiones.
Álfer se sale nervioso al umbral de la puerta, sin saber qué
hacer. Finalmente se va diciéndole esto al Sacristán,
rabioso:
ÁLFER:
Viéndolo bien, a mí la que me
preocupa es mi mamá, que es una
mujer tan creyente.
CORTE.
6. INT. CASA DE ÁLFER. SALA. DÍA
Hay coronas mortuorias. Muchos visitantes de luto. Una
señora reza el rosario y la concurrencia responde en coro.
Byron y Daniel llegan y abrazan a Floralba, dándole el
pésame. Al fondo, se ve a Fabiola. Luego se distancian y
Daniel le dice a Byron:
DANIEL:
Le sienta bien el luto a la
muchachita...
BYRON:
El luto, el rojo, el amarillo...
esa pelada es completa.
(CONTINUED)
CONTINUED: 7.
DANIEL:
(Codeando maliciosamente a Byron)
Éntrele, hermano. Los buenos
levantes se hacen en los
velorios...
BYRON:
No sea ordinario, hombre. Por lo
menos hay que esperar a que
entierren al hermano.
7. INT/EXT. CASA DE ÁLFER. COMEDOR. DÍA
Álfer está con Marleny, la empleada de su negocio, quien
está de luto.
ÁLFER:
Marleny, gracias por venir a
hacernos compañía. Ahora váyase, se
cambia ese luto por algo menos
triste, y abra el negocio. (Con
resignación): La vida es así
mijita. A la clientela hay que
atenderla.
MARLENY:
Sí don Álfer. Se va.
En ese momento, Byron y Daniel se aproximan a Álfer. Éste
les dice:
ÁLFER:
(Con voz normal, sin cuchichear)
Les cuento que el nuevo párroco no
le quiere hacer misa a mi hermano.
BYRON:
(Cuchicheado)
¿Y eso?
ÁLFER:
Pues porque se suicidó, hombre. Por
qué más.
DANIEL:
(Cuchicheado)
Pero si el cura Quintana les hacía
su misa a todos los suicidas de
este pueblo...
(CONTINUED)
CONTINUED: 8.
ÁLFER:
(Interrumpiendo)
Eso era antes. Pero con lo godo que
es este párroco, no hay nada qué
hacer.
BYRON:
(Cuchicheado)
Así es la vida, y Áimer era bien
creyente. Ayer nada más lo vi en la
iglesia...
Álfer lo interrumpe, impaciente.
ÁLFER:
(Con voz normal, sin cuchicheo)
Sí, sí, todo el mundo lo vio ayer
en la iglesia... yo sé, yo sé... Y
dejen de hablar así que aquí todo
el mundo sabe que ese verraco se
suicidó y que el cura no le va a
hacer misa. (Hace una pausa) La
única que no sabe nada es mi mamá,
y ojalá que no se dé cuenta. Ahí la
tenemos a punta de calmantes y no
la vamos a llevar al cementerio...
DANIEL:
Oiste, y no habrá manera de
convencer a ese cura por el lado
humanitario... Hablarle de que tu
mamá está de por medio, que es una
mujer piadosa, ya de edad, que va a
misa de cinco a diario...
En ese momento se acerca Floralba quien, acompañada por una
mujer que le sostiene la bandeja, trae consomé con cilantro
para repartir. Se arrima a ofrecerles. Byron dice,
galanteándola, mientras recibe su taza:
BYRON:
Y que Floralbita colabora en los
bazares de la iglesia... es
samaritana en las semanas santas, y
la ponen de ángel el día del
resucitado.
FLORALBA:
(Sonriéndole con ambigua
coquetería)
(CONTINUED)
CONTINUED: 9.
Deje de ser exagerado, Byron...
Floralba le echa briznas de sal al consomé de Byron y
después revuelve el contenido de la taza con una cucharita.
ÁLFER:
¿Saben qué muchachos? Ustedes son
los ideales para ir a conversar con
ese cura y repetirle todo eso que
acaban de decir. Ustedes pueden
llegar allá dándoselas de
santurrones y hablar como amigos de
la familia, de las razones
humanitarias, de todo eso con lo
que hasta a mí me convencieron...
Byron y Daniel están estupefactos. Byron mira a Floralba,
quien está atenta a su respuesta.
ÁLFER:
Entonces qué... sí o sí.
BYRON:
(Nervioso, mirando a Floralba)
Pues claro que vamos.
ÁLFER:
Entonces arranquen, miren que el
entierro va a ser a las tres...
Se toca con el dedo el reloj.
CORTE.
8. EXT. PARQUE DEL PUEBLO. DÍA
Van Byron y Daniel discutiendo hacia la iglesia.
DANIEL:
(Remedando a Byron)
"Pues claro que vamos". Vamos es
mucha gente, hermano. Irá usted. Yo
no me meto en la cueva del lobo.
BYRON:
¿Y por qué no le dijo a Álfer que
usted no iba?
(CONTINUED)
CONTINUED: 10.
DANIEL:
Pero tampoco le dije que iba. Yo
acaso tengo velas en ese entierro.
BYRON:
Entonces por qué comenzó con el
cuento de que "doña Josefina es una
mujer piadosa, ya de edad, que va a
misa de cinco a diario..."
DANIEL:
(Sentándose en una banca del
parque)
Sapo que es uno. Pero yo no voy.
Vaya usted que yo lo espero y
después me cuenta.
BYRON:
¡¿Me va a dejar solo?!
DANIEL:
Es que ese es un asunto suyo, no
mío. Además a usted es al que le
gusta la pelada esa. El muerto es
casi cuñado suyo...
BYRON:
¿No le da pena mamarse de esa
forma?
DANIEL:
Ni poquita. Además ese cura me
asusta. De modo que aproveche usted
que es tan guapo y enfrente a esa
fiera. Aquí lo espero. Y ya sabe...
BYRON:
Qué...
DANIEL:
Le estrecha la mano así, que
coincida la palma suya (Le muestra
la palma de su mano) con la palma
de la mano de él, y lo mira así
(Pone un rostro adusto). Eso no
falla. El tipo se rinde porque se
rinde...
Byron, retirando molesto su mano de la de Daniel, se va.
11.
9. INT. CASA CURAL. RECIBIDOR. DÍA
Byron hace antesala. Una monja, SOR TERESA, se aproxima a
Byron y lo lleva hasta el comedor, donde el párroco
almuerza.
10. INT. CASA CURAL. COMEDOR. DÍA
Sor Teresa lo instala en la punta de la mesa, y se dirige
luego al lado del cura, donde permanece de pie. El cura
almuerza espaguetis, con exquisitos modales. Se acompaña de
vino blanco. Hay antipastos en la mesa.
BYRON:
(Sin sentarse)
Buenas tardes señor párroco.
Disculpe que le interrumpa el
almuerzo.
PÁRROCO:
(Muy neutro, y casi sin mirarlo)
No me interrumpe para nada. Me
dicen que su asunto es urgente, por
eso lo recibo aquí. Dígame en qué
puedo servirle.
BYRON:
Señor párroco, es algo relacionado
con Áimer Zapata.
PÁRROCO:
El suicida.
Se echa un bocado, lo pasa con vino y luego se pasa una
servilleta de su regazo por las comisuras.
BYRON:
Exactamente. Soy amigo de esa
familia, y quiero decirle que se
trata de gente muy católica. Doña
Josefina, la madre de Áimer, está
muy acongojada.
PÁRROCO:
Eso es obvio. Se le suicidó su hijo
mayor. Siga...
BYRON:
La tristeza de ella no es apenas
por la muerte de su hijo, sino
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 12.
BYRON: (cont’d)porque la parroquia le ha negado la
misa y el ingreso del cadáver a la
iglesia... y resulta que...
PÁRROCO:
"Resulta", joven, que esa decision
es inmodificable. Si acaso ese
señor actuó contra sí mismo en un
rapto de locura...
BYRON:
(Optimista)
Es lo que venía yo a decirle a
usted...
PÁRROCO:
(sereno)
Déjeme terminar...
BYRON:
Perdón, bien pueda siga...
PÁRROCO:
(Tomándose su tiempo, mientras
amarra espaguetis en su tenedor)
Que si acaso fue por locura que el
señor Zapata se quitó algo que solo
es potestad del creador quitar: la
vida, la-vi-da, eso se le tendrá en
cuenta en el juicio final, y la
providencia se lo perdonará. Pero
mientras tanto, aquí en la tierra,
yo, como ministro de Dios, no puedo
dar el mal ejemplo de oficiarle el
sacrificio de la misa.
BYRON:
¿Ni siquiera por caridad, o por
humanitarismo con una anciana
creyente, señor párroco?
El cura se toma el último sorbo de vino, pasándose la
servilleta por la boca y levantándose para irse. Le dice a
Sor Teresa dirigiéndose a una puerta interior y haciendo
caso omiso de Byron:
PÁRROCO:
¿Ha visto Sor Teresa cómo le pesa
la lengua a este joven para decirme
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 13.
PÁRROCO: (cont’d)"Padre"? ¿Usted lo oye? Dizque
"señor párroco". ¡Qué es eso, por
Dios! ¡No me extrañaría que este
malcriado hubiera sido de los que
quemaron el pesebre!
Plano de Byron que escucha el comentario y la respuesta de
la monja.
SOR TERESA:
No, padre, él estaba muy chiquito
cuando eso ocurrió. Eso fue hace
siete años.
PÁRROCO:
A usted se le olvida que el pesebre
lo quemaron menores de edad...
El cura se va del comedor. La monja mira a Byron atónita y
con misericordia. Lo acompaña a salir.
11. INT. CASA CURAL. DESPACHO. DÍA
Sor Teresa, quien conduce a Byron a la salida, con dulzura
lo amonesta:
SOR TERESA:
¿Y usted por qué no es capaz ni
siquiera de decirle "padre"?
BYRON:
Pues porque él no es mi papá.
SOR TERESA:
Pero es el pastor de esta
iglesia...
BYRON:
Sí, Sor Teresa, pero es que yo no
soy una oveja. Entiéndame...
La monja lo conduce hasta la puerta y la abre.
12. EXT. CASA CURAL. FACHADA. DÍA
Byron, nervioso, saca una cajetilla de cigarrillos y
extrayendo uno lo enciende.
(CONTINUED)
CONTINUED: 14.
SOR TERESA:
(Mirando con codicia el cigarrillo)
Dame una chupada, que yo adentro no
puedo fumar.
Byron le ofrece su cigarrillo y ella lo aspira,
devolviéndoselo.
SOR TERESA (CONT.):
Ahora vete y confiemos en que esta
visita tuya no empeore las cosas.
Lo deja en la puerta y cierra. Byron se queda afuera solo,
intimidado. Es visto desde una toma a distancia, en plano
general, del parque, la iglesia y la casa cural.
13. EXT. CALLE DEL PUEBLO. DÍA
Van caminando. Daniel le está diciendo a Byron:
DANIEL:
¡¿Y por qué no le dijiste que los
curas les bendecían las armas a los
chusmeros durante la violencia?!
BYRON:
Hubieras ido vos para que se lo
dijeras, que sos tan guapo. (Se
envalentona y miente) Pero me queda
la satisfacción de que todo el
tiempo lo traté de "señor párroco".
Eso fue lo que más lo emberracó y
se lo dijo a la monja delante de
mí. Además dije que yo no era
oveja, ni formaba parte de su
rebaño, y que yo "padre" no le
decía sino a mi papá.
DANIEL:
¿Eso se lo dijo a él o a la monja?
A ver, conteste.
BYRON:
¡Vea pues! ¡No me confieso con un
cura de verdad, para que venga
usted ahora a confesarme! Vuélvase
serio hermano.
Salen de cuadro.
15.
14. INT. CASA DE ÁLFER. SALA. DÍA
Mucha concurrencia de luto. Entre los presentes debe verse
también a Alfredo, Elvira, Elías, Fabiola, Educardo, Edgar y
SU Novia.
ÁLFER:
(En voz baja, para no causar
escándalo)
¿Seguro que no se te alborotó el
anticlericalismo y por eso el cura
se puso más difícil con la misa?
BYRON:
Hombre, fue como te dije.
Pregúntale a Daniel que estaba ahí.
DANIEL:
Byron fue decente. Y yo ni siquiera
había dicho nada cuando el cura nos
dejó ahí plantados. No faltó sino
que nos excomulgara.
ÁLFER:
Bueno, este entierro se fue sin
iglesia y sin cura.
Tomando rápido la decisión, llama a Floralba y le pregunta:
ÁLFER (CONT.):
Floralba, ¿cómo está mamá?
FLORALBA:
Está profunda. Ha tomado muchas
pastas...
ÁLFER:
Fíjese que quede bien acompañada y
nos vamos lo que se dice ¡ya!
Luego le habla a la concurrencia:
ÁLFER:
Queridos amigos: Como ustedes
saben, el párroco actual le ha
negado los servicios religiosos a
mi hermano, a pesar de haber sido
un católico cumplidor. No vamos a
discutir esa decisión, aunque nos
parece injusta, y solo queremos
agradecerles a todos ustedes su
compañía.
(CONTINUED)
CONTINUED: 16.
Toma de dos concurrentes que cuchichean.
SUEGRO ALFREDO:
Primera vez que hay en este pueblo
un entierro a palo seco. Maluco eso
para esta familia.
ELÍAS:
Sí. A tu hermano lo salvó la
campana.
15. EXT. ENTRADA DEL CEMENTERIO. DÍA
Desfile con el ataúd en la cuadra del cementerio. Demasiada
concurrencia. Se ven Álfer, Floralba, Byron, Daniel, la
madre de Byron, Alfredo y su esposa, Elías, Fabiola,
Educardo, Edgar y su novia.
16. EXT. CEMENTERIO. DÍA
Pasa el cortejo por entre las tumbas, y Fabiola se detiene
por un instante frente a una bóveda en la que se encuentra
el cadáver de su marido, un militar. La bóveda tiene un
relieve a color que muestra el rostro del militar. Fabiola
sale de cuadro y se une al cortejo.
17. EXT. CEMENTERIO. MAUSOLEO DE LOS ZAPATAS. DÍA
El cajón de Áimer es empujado al interior de una bóveda
alta. Floralba y otros parientes lloran. Álfer conserva su
serenidad.
Pequeña transición: Ya el sepulturero, subido en una
escalera, tiene lista la mezcla de cemento y los ladrillos,
y con el palustre empieza a revocar la bóveda. Hay un
silencio total (todo el mundo mirando hacia la bóveda) que
es interrumpido por un ruido de botas marciales que se
acercan. Los rostros de la muchedumbre viran al mismo tiempo
hacia el lugar de donde proviene la marcha. La cámara
también, e identifica a una compañía de diez soldados que se
aproxima bajo el mando de un capitán de apellido CASALLAS.
Los soldados llegan, y su capitán da las órdenes militares
para que se detengan, lo que obedecen con una simetría
admirable.
CAPITÁN CASALLAS:
¡Descansar armas!
Los soldados ponen de un solo golpe sus fusiles en el suelo.
Luego el Capitán, con cierta suficiencia, pregunta:
(CONTINUED)
CONTINUED: 17.
CAPITÁN CASALLAS (CONT.):
¿Quién es el responsable de esta
ceremonia?
ÁLFER:
Yo, capitán.
Como detrás de Álfer está Floralba, y ésta le dirige al
militar una sonrisa (que no pasa desapercibida para Byron),
Casallas depone su arrogancia y bajando el tono dice lo
siguiente que de todas maneras es escuchado por íntegra la
concurrencia:
CASALLAS:
Con el debido respeto vengo de
parte del reverendo párroco de la
localidad a solicitar que por favor
trasladen el "occiso" al cementerio
laico.
Se escucha un rumor de muchedumbre desconcertada.
CASALLAS:
Ustedes entenderán que no es una
tarea agradable para nosotros, pero
órdenes son órdenes.
ÁLFER:
Ni agradable ni legal, Capitán. De
modo que "con el debido respeto"
también...
Se lleva las manos al bolsillo interior de su saco,
movimiento que obliga a los soldados a ponerse alerta con
sus fusiles, y extrae las escrituras en papel sellado que
acreditan la propiedad del mausoleo. Poniéndolas en alto,
continúa su discurso que empieza a tener un crescendo
oratorio:
ÁLFER (CONT.):
...le muestro a usted las
escrituras, legalmente autenticadas
en la notarÍa, que demuestran que
este es un problema entre la curia
y los laicos, no entre las fuerzas
armadas y los civiles.
Plano de Casallas desconcertado. Planos de concurrentes en
suspenso.
ÁLFER:
(Continuando su discurso)
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 18.
ÁLFER: (cont’d)
...Y como ustedes son una
institución cuya tarea es defender
la propiedad privada, y nosotros
somos los propietarios de este
inmueble, ustedes no deben
intervenir en este asunto, so pena
de violar la constitución. Ahora,
si el señor párroco insiste en su
actitud, lo acusaré de simonía ante
la Santa Sede...
Desconcierto del militar y la concurrencia ante la extraña
palabra. Álfer continúa:
ÁLFER:
"Simonía", por si acaso hay alguien
que no sepa su significado, es
cuando la iglesia comercializa
bienes sagrados, es decir, que si
este cementerio es un camposanto,
la parroquia no debió habernos
vendido estos metros cuadrados para
nuestro usufructo privado. ¿Está
claro?
Hay un silencio total. El sepulturero está atento en la
escalera, con el trabajo suspendido.
EDUCARDO:
(Cuchicheándole a Elías Isaza)
Lo dejó mareado.
ELÍAS:
Resultó hasta teólogo el Álfer.
El capitán Casallas está estupefacto. Mira a Floralba y ésta
le devuelve una mirada de súplica, juntando las manos. Byron
nota el detalle. Finalmente, Casallas reacciona:
CASALLAS:
Pues voy a consultar esto con mis
superiores. Y por favor traten de
arreglar este problema de la mejor
manera con la autoridad
eclesiástica. Yo me retiro.
Y dirigiéndose a sus soldados, grita-: !Atención, Firrrr. De
frente Arrrrr!! Y parte a la cabeza de su compañía, ante los
aplausos del público.
(CONTINUED)
CONTINUED: 19.
ÁLFER:
(Al sepulturero)
Continúe maestro.
Plano del sepulturero que reanuda su labor.
CORTE.
18. EXT. ENTRADA DEL CEMENTERIO. DÍA
Vienen de regreso las últimas personas vestidas de luto.
Byron y Daniel también.
DANIEL:
(Eufórico)
Se fajó el Álfer con ese discurso.
BYRON:
(Escéptico)
¡No, pues empezó la revolución, qué
alegría!. ¡Derrotados el ejército y
el clero por un líder que arrastró
a las masas mostándoles unas
escrituras de propiedad privada de
un puto mausoleo! (Levantándose y
yéndose, irritado) ¡Deje de comer
cuento, hombre!
DANIEL:
¿Pero qué pasó, hermano, por qué
está tan rebotado?
BYRON:
¡Pues que el capitancito ese se
dejó convencer fue de la coquetería
de Floralba, huevón!. Que puede más
una chimba que el proletariado
completo.
Se va adelante.
DANIEL:
¿Usted está celoso, hermano?
BYRON:
(Sin mirarlo, ya lejos y de
espaldas)
¡No, muerto de la risa es que
estoy! Qué tal lo pendejo yo:
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 20.
BYRON: (cont’d)dizque comiéndole cuento a la lucha
de clases.
DANIEL:
(Detrás de Byron)
Pero si en este pueblo todas las
muchachitas le chorrean babas es a
los militares. Las de sociedad a
los oficiales, y las de media
petaca a los sargentos. Ni porque
Floralba fuera distinta...
19. INT. IGLESIA. DÍA
Desde el púlpito habla el párroco. El recinto está lleno de
feligreses. La voz del párroco se expande por todo el pueblo
desde los parlantes de la torre:
PÁRROCO:
No me extraña en absoluto que un
pueblo al que hace siete años unos
menores de edad le quemaron su
pesebre, sin provocar un estado
permanente de penitencia y dolor,
se siga desbordando hacia el abismo
de la blasfemia. Ayer, fue
desobedecida mi orden de retirar
del Camposanto el féretro con el
cadáver de un suicida. Y esa
desobediencia fue aplaudida por
muchos de los que están hoy aquí
presentes.
Algunos rostros de concurrentes al entierro (Elías, Fabiola,
Educardo) reaccionan asustados mirándose de reojo.
El cura sigue su sermón en off, y mientras avanza en sus
palabras, se ven otras locaciones con otros personajes que
escuchan y que posteriormente cumplirán papeles en la
historia o ya han empezado a cumplirlos.
20. INT/EXT. CASA DE ÁLFER. COMEDOR. DÍA
Álfer Y Floralba desayunan. Álfer está preocupado porque
DOÑA JOSEFINA, su madre, está escuchando.
DOÑA JOSEFINA:
(Mientras se escucha al fondo la
voz del cura)
(CONTINUED)
CONTINUED: 21.
Está como bravo ese padre.
ÁLFER:
Sí, quién sabe de quién está
hablando...
DOÑA JOSEFINA:
Pues de nosotros. ¿De quién más?
Álfer se mira con Floralba, desconcertado.
PÁRROCO (OFF):
"Yo llegué a esta parroquia a
detener el exceso de permisividad
del párroco anterior, quien les
oficiaba el sacrificio de la misa a
los que cometían el último y el
peor de los pecados:
¡au-to-e-li-mi-nar-se!
ALFER:
(A doña Josefina)
¿Y usted por qué dice eso?
DOÑA JOSEFINA:
Huy, mijito, ¿usted cree que porque
estoy vieja soy boba?
Álfer se mira desconcertado con Floralba.
21. INT/EXT. CASA DE BYRON. COMEDOR. DÍA
La madre de Byron pasa de la cocina al comedor con dos
desayunos. Al pasar por el mostrador donde su marido tiene
su relojería le dice:
MADRE DE BYRON:
Listo el desayuno, caballero.
Ella sale de cuadro y la cámara se queda con el padre de
Byron, que es relojero, quien sale del lugar con un reloj
grande marca Jawaco, y dirigiéndose al comedor lo cuelga en
la pared cercana a la mesa, sentándose al lado de su hijo.
Escuchan el sermón:
PÁRROCO (OFF):
"...Me duele decirlo porque implica
una crítica a quien me antecedió en
esta parroquia hasta hace cuatro
meses, pero este pueblo estaba
hundido en la incredulidad y la
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 22.
PÁRROCO (OFF): (cont’d)herejía: los jóvenes escribían en
las paredes frases contra Dios y
los sacramentos...
Rostro de Byron desayunando y haciéndose el no aludido.
PÁRROCO (CONT.):
"...mientras sus padres, por
descuidados, ignoraban esas
conductas y, peor aún, siguen
ignorándolas".
Rostro del padre y de la madre de Byron. Esta última está
trayendo su desayuno y se sienta.
PÁRROCO (CONT.):
"...Con razón es que los muchachos
tratan a su pastor con la
desobligante expresión de "señor
párroco", en lugar de como
corresponde según la jerarquía del
sacerdote, que es dirigiéndose a él
como "Padre", o "Reverendo Padre".
Rostro de Byron untándole mantequilla a su arepa.
22. INT. IGLESIA. DÍA
PÁRROCO:
¡Pues eso se acabó! Le doy a la
familia Zapata 24 horas para que
retire el cadáver del suicida del
camposanto y lo traslade al
cementerio laico.
23. INT/EXT. CASA DE ÁLFER. COMEDOR. DÍA
Álfer y su hermana Floralba se miran estupefactos. Doña
Josefina, muy serena, y mientras recoge la loza, dice:
DOÑA JOSEFINA:
Ahora sí se enloqueció fue del todo
ese padre...
23.
24. INT. IGLESIA. DÍA
PÁRROCO:
Si a partir de ese plazo ese cuerpo
no ha sido retirado de allí, esta
iglesia será declarada en
Entredicho. Es decir, que se cierra
y no se le administrarán
sacramentos ni servicios de ningún
orden a nadie.
25. INT. CASA DE SUEGRO ALFREDO. SALA. DÍA
Se ven los dos suegros (Alfredo y su esposa), el novio y la
novia (Edgar y Stella), sentados en la sala escuchando
preocupados el sermón.
PÁRROCO (OFF):
"Solo así, esta comunidad saldrá
fortalecida en su fe y celebraremos
la semana santa. De lo contrario,
que Satanás tome el lugar que hasta
ahora ha ocupado este humilde
ministro de Dios...
26. INT. IGLESIA. DÍA
PÁRROCO:
...En el nombre del padre, del hijo
y del espíritu santo.
Se da la bendición y se baja del púlpito. Los feligreses
empiezan a retirarse atónitos.
27. INT/EXT. CASA DE BYRON. COMEDOR. DÍA
MADRE DE BYRON:
(Muy molesta)
Pues que los Zapatas trasladen
rápido ese cadáver, porque los
recién nacidos no se pueden quedar
sin bautizo, como animales. Y
además, Stellita y Edgar tienen
todo preparado para casarse dentro
de una semana.
BYRON:
Mamá, ¿¡Dónde está su solidaridad!?
(CONTINUED)
CONTINUED: 24.
MADRE:
Pero es que Áimer no es cualquier
muerto, mijo, sino un suicida. Y
además rebelarse contra un
sacerdote no está bien.
Ella observa una mirada extraña de su marido, y le dice:
MADRE:
¿Y usted por qué me mira así?
PADRE:
¿Yooo?. Estoy mirando lo mismo que
siempre.
MADRE:
Ah, bueno. Con tal de que no
empiece a aprenderle al joven acá
esas palabras raras que él me dice.
¿Cómo es?
BYRON:
Reaccionaria.
MADRE DE BYRON:
¡Hágame el favor!
CORTE.
28. EXT. CUADRA DEL NEGOCIO DE ÁLFER. DÍA
Van caminando Byron y Daniel.
BYRON:
Vamos a ver qué piensa Álfer de
todo esto, porque el cura se puso
duro.
DANIEL:
Pues creo que el cura se echó la
soga al cuello porque con ese
entredicho lo que hace es
radicalizar más a la gente.
BYRON:
Sí, pero contra nosotros...
DANIEL:
Por qué, a ver.
(CONTINUED)
CONTINUED: 25.
BYRON:
¡Hombre! Porque este pueblo es muy
católico y apenas no le puedan
hacer poner los santos óleos al
primer moribundo que se aparezca,
no van a apoyar mas a Álfer...
DANIEL:
No veo la relación de este problema
con los santos óleos...
BYRON:
Hombre: Pues que uno de los
sacramentos es la EXTREMAUNCIÓN:
¡"Extrema" es muerte. "Unción" es
UNTARLE aceite en los pies a los
que van a estirar la pata! Y si no
se le hace eso, la gente cree que
el hombre se le va a ir para el
infierno. Y por si no lo sabía, los
sacramentos son siete, a saber:
bautismo, confirmación,
penitencia...(Va enfatizando cada
sacramento con los dedos)
DANIEL:
Ya, ya: comunión, matrimonio, orden
y extremaunción... perdóneme la
vida pues...
Sus voces se van apagando al distanciarse de la cámara.
29. INT. NEGOCIO DE ÁLFER. DÍA
Llegan a la puerta del negocio de Álfer. MARLENY, la
empleada, lo está barriendo.
BYRON:
(Desde afuera, nervioso, constata
que Alfer no ha llegado)
¿A qué horas llega Álfer, Marleny?
MARLENY:
Ahí sí me corchó...
DANIEL:
(De pie, apurado)
Venga busquémoslo en la casa...
(CONTINUED)
CONTINUED: 26.
BYRON:
No está ni tibio. Yo no quiero
encontrarme con esa pelada.
DANIEL:
Todo un ideólogo como usted, y se
va a poner con esas. Hombre,
venga..
Se va.
BYRON:
Vaya, vaya usted y lo trae.
Se sienta en una mesa del establecimiento. Marleny se le
acerca, con curiosidad, y le pregunta:
MARLENY:
¿Usted qué cree que va a pasar con
eso del entredicho?
BYRON:
Que nos vamos a condenar todos en
este pueblo, mi querida.
MARLENY:
(Limpiando con un trapo la mesa)
No diga bobadas, Byron.
BYRON:
¿Bobadas?. Es mejor que empiece a
rezar Marleny.
Se va detrás de Daniel. Marleny se sienta en la mesa,
asustada, y se da una bendición.
30. INT. CASA DE ÁLFER. SALA. DÍA
En el contraportón, Byron se encuentra con Floralba y la
saluda fríamente. Ella está en una levantadora muy recatada:
BYRON:
Hola, Floralba.
FLORALBA:
(Insinuante)
Antes me decía Floralbita.
(CONTINUED)
CONTINUED: 27.
BYRON:
(Al oído de la muchacha)
Es que me da miedo que de pronto un
militar celoso me pegue un tiro.
FLORALBA:
Vé, ¿y a este qué bicho lo picó?..
Se queda molesta, mientras Byron sigue hacia el comedor de
la casa.
31. INT/EXT. CASA DE ÁLFER. COMEDOR. DÍA
Está sentado Daniel. Byron se le suma.
DANIEL:
Hermano: esa pelada se quedó
atortolada. ¿Usted qué le dijo?
BYRON:
Que era una militarista y que yo no
tenía nada que hablar con ella...
En ese momento se integra Álfer a la mesa.
ÁLFER:
Bueno, jóvenes, cómo ven la cosa...
BYRON:
(No muy seguro de sí mismo)
Pues creo que toca esperar a ver la
gente cómo reacciona. Porque si
empieza a asustarse de a mucho de
pronto va y toca... (Vacila para
decirlo)
ÁLFER:
(Fuerte)
¿Qué, cambiar a mi hermano de
cementerio?. Hombre, vos no me
conocés a mí.
En ese momento, se acerca al grupo doña Josefina, la madre.
DOÑA JOSEFINA:
Cómo sigue al fin el problema con
Áimer...
(CONTINUED)
CONTINUED: 28.
ÁLFER:
Ningún problema mamá: que se nos
murió y allá está tranquilo en el
cementerio, de donde no lo vamos a
sacar.
DOÑA JOSEFINA:
Me parece bien eso. Además, de
sacramentos no es que estemos muy
urgidos aquí: A usted, (a Álfer),
no es que le dicte mucho el
matrimonio. Floralba está muy joven
todavía para pensar en casarse. Y
en cuanto a mí, con ese padre no me
confesaría ni aunque fuera el
último que quedara.
BYRON:
Está hablando como una atea, doña
Josefina.
DOÑA JOSEFINA:
Atea no: lo que pasa es que si a un
hijo mío me lo mandan para el
infierno, yo me voy con él.
ÁLFER:
(Abrazándola)
Tampoco, tampoco, mamá. Áimer, en
el peor de los casos, está en el
purgatorio, y vos el cielo te lo
ganaste hace rato.
CORTE.
32. INT. IGLESIA. NOCHE
Algunos feligreses rezan arrodillados en las bancas. El
sacristán Cristóbal, con cortesía, saca a todos los
feligreses de la iglesia.
33. EXT. IGLESIA. NOCHE
Los feligreses salen y desde afuera ven a Cristóbal
empujando las dos inmensas naves de la puerta principal de
la iglesia y cerrándola. Luego, lo miran poner un aviso que
reza:
"Cerrada por Entredicho"
Se van.
29.
34. INT. CASA DE SUEGRO ALFREDO. SALA. NOCHE
La pareja de novios sostiene la siguiente conversación en la
que participan los padres de la novia. El mobiliario es
estilo toné. La mecedora la ocupa el padre de la novia. La
suegra sirve tintos en la mesa de centro. Los novios ocupan
el sofá, sin ninguna proximidad corporal entre ellos. En las
paredes hay vitelas con ilustraciones de caballos corriendo
encima de un charco. También hay un Corazón de Jesús.
SUEGRO ALFREDO:
(Mirando el reloj y escuchando unas
campanadas)
Bueno, se acabaron los sacramentos
en este pueblo. Qué tipo tan terco
ese Áimer, como si la tierra no
fuera bendita en cualquier parte.
SUEGRA ELVIRA:
Eso no era lo que decía usted
cuando su hermano Bernardo se mató
y tuvo la suerte de que el párroco
anterior le hiciera misa y se lo
dejara enterrar en el cementerio
católico.
SUEGRO ALFREDO:
Cierto, lo salvó la campana. Pero
eso ya es un caso
juzgado.(Dirigiéndose a su yerno y
su hija): Ahora el problema es la
embolatada que se pegó el
matrimonio de ustedes. ¡Con la
plata que costó la impresión de
esas tarjetas..!
YERNO EDGAR:
Eso de las tarjetas se puede
resolver don Alfredo. Apenas se
levante el "Entredicho", se llevan
a la tipografía y que les cambien
la fecha...
NOVIA STELLA:
El problema es que el primo solo
nos puede prestar la cabaña en
Juanchaco para dentro de una
semana, y yo no creo que de aquí a
eso el problema se haya resuelto...
(CONTINUED)
CONTINUED: 30.
YERNO EDGAR:
Pues casémonos en Mariquita, qué
carajo.
NOVIA STELLA:
¿En Mariquita?. Nos asiste la mitad
de los invitados...
SUEGRA ELVIRA:
O sea que se pierde la mitad de los
regalos...
YERNO EDGAR:
Pues hay que escoger: o la mitad de
los regalos, o la cabaña gratis en
Juanchaco... No hay de otra.
SUEGRO ALFREDO:
Hagan cuentas a ver qué cuesta más,
y tomen una decisión...
YERNO EDGAR:
La verdad es que la mayoría de los
regalos son puras ollas express,
planchas y licuadoras... Termina
uno es de vendedor de
electrodomésticos. En cambio una
semana de luna de miel en
Juanchaco, con el mar al frente,
costaría una buena plata si hubiera
que pagarlo. Juanchaco es
Juanchaco...
NOVIA STELLA:
¡¿Y que nos vayan treinta pelagatos
apenas a la iglesia?! (Pausa)
¡Nooo, uno no se casa sino una vez
en la vida!
YERNO EDGAR:
Ernestina y Roberto ya decidieron
irse a casar a Manizales.
NOVIA STELLA:
Pero es que esos dos tienen
plata... Y además allá tienen más
gente que invitar que en este
pueblo...
31.
35. EXT. CASA DE SUEGRO ALFREDO. FACHADA. NOCHE
Los dos novios están ahora solos en la fachada de la casa.
YERNO EDGAR:
Mamita, pero yo creo que ya es hora
de que usted se manifieste con una
pruebita...
Le pone su mano encima del brazo, recorriéndoselo con
lascivia. Ella lo retira y le dice:
NOVIA STELLA:
Ya va a empezar con eso otra vez.
¡Qué le cuesta esperar!
YERNO EDGAR:
Pues me cuesta bastante si lo
quiere saber. Se suponía que dentro
de tres días íbamos a estar por fin
solos, gozando de la intimidad, ¡y
le da por atravesarse al cura ese
con su verraco "Entredicho"..!
NOVIA STELLA:
(Manipulándolo, mientras le
acaricia la cara)
No es apenas el padre, su amigo
Álfer también ha enredado las
cosas...
YERNO EDGAR:
También es cierto...
NOVIA STELLA:
Usted por qué no conversa con él...
YERNO EDGAR:
Y qué le digo... Ese hombre es muy
terco.
NOVIA STELLA:
Cuál "terco", ese tipo lo que es es
un ateo al que le importa un pepino
que los creyentes de este pueblo
nos quedemos sin sacramentos. Mire
el caso de Rita: va a dar a luz
esta noche o mañana y le da miedo
que el bebé se le muera sin
alcanzarlo a bautizar.
(CONTINUED)
CONTINUED: 32.
YERNO EDGAR:
(Cínico y con falsa devoción)
Y ahí mismo se va para el limbo el
pelado, ¿no? Qué vaina.
NOVIA STELLA:
(Seria y con convicción)
A mí no me hable de esas cosas con
ese tonito.
YERNO EDGAR:
(Trata de tocarle las nalgas a la
novia y le susurra)
Pero entienda mamita que a mí esta
espera me está negando es el
paraíso...
NOVIA STELLA:
(Quitándole la mano de su grupa)
¡Quieto nené! Y va sin burlarse de
las cosas sagradas.
CORTE.
36. INT. NEGOCIO DE ÁLFER. DÍA
Es un expendio de licores, revistas y jugos. Hay mesas con
sillas, tanto adentro como afuera, en el andén. En la
registradora siempre está Álfer y de las ventas se ocupa una
muchacha agraciada, llamada Marleny. Suena el teléfono y
contesta Marleny. Es para Álfer, le pasa la llamada.
ÁLFER:
A la orden.
VOZ POR TEL. (OFF):
Te advierto que si mi papá se me
muere sin alcanzar a confesarse,
voy y te quemo ese chuzo.
ÁLFER:
¿Así de pecador es ese viejo? Qué
pereza uno con un papá tan crápula.
Le cuelgan. Álfer cuelga con rabia. Vuelve a sonar el
teléfono. Contesta Álfer.
(CONTINUED)
CONTINUED: 33.
ÁLFER:
Licorera "La Especial", a la
orden...
VOZ MUJER (OFF):
Le informo que por culpa suya mi
hija no podrá hacer su primera
comunión el próximo domingo y ya
está llamando a sus amiguitos
invitados a la piñata para decirles
que no habrá fiesta. Muchas
gracias, ¿oye?
ÁLFER:
Señora, el que le está negando la
hostia a su hija no soy yo. Esta es
una salsamentaria, no una iglesia.
Le cuelga. Álfer, con gesto preocupado, cuelga también y le
dice a la empleada Marleny:
ÁLFER:
No conteste más llamadas.
MARLENY:
¿Y si es para un pedido a
domicilio?
ÁLFER:
No importa. Este negocio también
está en entredicho.
Álfer sale. Marleny aprovecha que Álfer se va, constata que
va lejos, y hace una llamada por teléfono. Se oye en off la
voz de quien le contesta.
MARLENY:
Papá, yo estoy como asustada. A
Álfer le están haciendo llamadas
muy raras.
VOZ PAPÁ MARLENY (OFF):
Pues claro, ese hombre se metió en
un lío del carajo. La carne de cura
es indigesta.
MARLENY:
Entonces qué hago.
VOZ PAPÁ MARLENY (OFF):
Pues si le da mucho miedo pídale
licencia.
(CONTINUED)
CONTINUED: 34.
MARLENY:
Pero es que también dejarlo solo me
da como pena...
VOZ PAPÁ MARLENY (OFF):
También es cierto. Además el
sueldito hace falta...
MARLENY:
A mí lo que me asusta es que él y
sus amigos son muy irrespetuosos
con la religión... Dicen unas cosas
que me dan pánico.
VOZ PAPÁ MARLENY (OFF):
Me imagino, me imagino. Esos
pelados que se la pasan ahí dicen
muchas bobadas. Sobre todo el Byron
ese, que jura que se cree el
anticristo. Él jura que Dios le
tiene miedo. Yo lo que le propongo
es que usted, cuando empiecen a
decir barbaridades, se aleje de
ellos... No veo de otra.
MARLENY:
Que me vaya, o qué...
VOZ (OFF):
No tampoco hay que exagerar...
Simplemente que se haga aparte, por
si de pronto...
MARLENY:
Por si de pronto qué...
VOZ PAPÁ MARLENY (OFF):
Usted sabe que yo no soy fanático,
mija. Que soy católico pero no
practicante, ni beato. Y me da como
pena decir esto, pero es que uno
nunca sabe.
MARLENY:
Hábleme claro, papá. No le entiendo
nada.
VOZ PAPÁ MARLENY (OFF):
(Exasperado)
Pues que apenas empiecen a decir
herejías, usted se aparta. Qué tal
que les caiga un rayo encima, o se
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 35.
VOZ PAPÁ MARLENY (OFF): (cont’d)abra la tierra, o cualquier cosa de
esas, y usted esté ahí cerca?...
¿ah?
En ese momento entra un CLIENTE.
CLIENTE:
¿Me vende una libra de mortadela?
CORTE.
37. INT/EXT. CASA DE ÁLFER. COMEDOR. DÍA
Están doña Josefina y Floralba. Suena el teléfono. Contesta
doña Josefina.
DOÑA JOSEFINA:
¿A la orden?
VOZ DE MUJER (OFF):
Está muy mal de hijos doña
Josefina: No solo que uno se le
suicida, sino que el otro es el
culpable de que todo este pueblo se
haya quedado sin sacramentos. ¿No
le da vergüenza?
DOÑA JOSEFINA:
Pues siempre lo hacen sufrir a uno
los hijos, pero tanto como
vergüenza por ellos no siento.
¿Quién habla?
VOZ DE MUJER (OFF):
Bástele con saber que soy una madre
como usted, con la diferencia de
que crié bien a mis hijos, y que si
me hubieran salido como los suyos
hubiera preferido no tenerlos.
DOÑA JOSEFINA:
Pues la felicito por tener hijos
tan decentes. Lástima que ellos no
puedan decir lo mismo de la mamá.
VOZ DE MUJER (OFF):
¡Vieja cínica!
Cuelga.
36.
38. INT/EXT. CASA DE RITA. SALA. DÍA
Hay varias personas que escuchan el primer llanto de un
bebé. Una comadrona sale con el bebé en brazos y dice:
COMADRONA:
(Mostrando el bebé a los
visitantes)
¡Es un niño!
Los visitantes lo contemplan, y luego felicitan al papá.
Entre los visitantes están Elías Isaza y Educardo Trujillo.
ELÍAS:
¡Pero es un gigante!
Le toca los pies con delicadeza
EDUCARDO:
Todavía no tiene tiempo de
parecerse a nadie. Pero el tamaño
sí va a ser el del papá.
ELÍAS:
¿Y qué nombre le han pensado?
RAMIRO:
(Cuchicheando)
"Ramiro", como yo. Pero no hablemos
de eso ahora, que mi mujer lo
quiere bautizar mañana como sea. Y
cómo están las cosas, lo veo
complicado.
De repente, sale la voz de Rita de adentro de la alcoba.
Todo el mundo se silencia.
VOZ DE RITA (OFF):
¡RAMIRO!: Hable con don Talao, para
que nos lleve mañana a La Dorada a
bautizar al niño!
ELÍAS:
(Cuchicheándole a Ramiro)
¿Y por qué no esperan a que se
resuelva el problema con el cura,
para que lo bauticen acá? Este es
el pueblo del pelado.
(CONTINUED)
CONTINUED: 37.
VOZ DE RITA (OFF):
(Escucha a Elías y contesta desde
adentro)
¿Esperar a qué? ¿A que haya hombres
en este pueblo que se atrevan a
sacar del cementerio el cadáver de
ese suicida?. Y si mientras tanto
al niño le pasa algo? ¡Nooo, hable
con don Talao, Ramiro!
Elías, Educardo y Ramiro se sorprenden asustados del buen
oído de la mujer.
EDUCARDO:
Tu mujer tiene un oído del carajo,
hermano.
CORTE.
39. INT. NEGOCIO DE ALFER. NOCHE
Al fondo está Marleny. Álfer, Byron y Daniel toman tinto en
una mesa. Hasta ésta se acercan los dos amigos Elías Isaza y
Educardo Trujillo, quienes se sientan.
EDUCARDO:
Qué hubo, ¿cómo va la cosa?
ÁLFER:
Mal. De repente es como si todo el
mundo necesitara casarse,
confesarse, recibir los santos
óleos, hacer la primera comunión lo
que se dice ¡hoy!, ¡ya mismo!, ¡de
urgencia! como si el mundo fuera a
acabarse esta noche. ¡Qué cosa tan
verraca!
Está preocupado. Le da vueltas a una moneda sobre la mesa.
ELÍAS:
Te faltó decir que bautizarse
también. Ahí venimos de donde Rita
que acaba de parir, y esa mujer
está loca por bautizar rápido a ese
muchachito.
En ese momento, pasa por la calle un tipo, saluda a Álfer y
sigue. Álfer no responde el saludo.
(CONTINUED)
CONTINUED: 38.
BYRON:
Responda el saludo hermano, que el
hombre es buena gente.
ÁLFER:
La voz de ese pendejo me parece
sospechosa...
DANIEL:
¡Pero si el tipo ni habló! . Usted
no se puede sicosear tanto
ELÍAS:
No te vas a dejar marear por eso,
Álfer.
ÁLFER:
Yo no me mareo ni montando en
cometa, hermano. Lo que estoy es
cansado de este día de perros.
EDUCARDO:
Serénese compañero, que a esto
vamos a encontrarle una solución
antes de que se complique más.
BYRON:
Más para dónde. Si inclusive ya
están insultando a doña Josefina
por teléfono.
EDUCARDO:
(Poniéndose de pie, con Elías, en
plan de irse)
Algo hay que hacer. De momento,
adviértanles a los sepultureros que
a ese cementerio pueden llegar
fanáticos a tratar de sacar el
cadáver de Áimer.
Álfer, Byron y Daniel asienten alarmados.
40. INT. CASA CURAL. DESPACHO. DÍA
Una Comisión de notables está en reunión muy solemne con el
cura. A este lo escolta la Monja Sor Teresa. Hay unas diez
personas, entre hombres y mujeres, trajeados con elegancia.
PÁRROCO:
Bueno, soy todo oídos...
(CONTINUED)
CONTINUED: 39.
ELÍAS:
(Tímido y afectado en el lenguaje)
A ver, Padre... Entenderá que
estamos preocupados por la
situación que se ha creado con el
"Entredicho".
PÁRROCO:
(con tranquilidad pasmosa)
Apenas natural, don Elías... Una
comunidad privada de los
sacramentos es cosa seria...
ELÍAS:
Entonces nos hemos puesto de
acuerdo un grupo de ciudadanos y
feligreses para terciar en este
conflicto... Y traemos algunas
propuestas...
El cura no dice nada, poniéndolo más nervioso.
ELÍAS (CONT.):
...Sabrá que algunos bautizos van a
tenerse que hacer en otros
municipios, lo que les quitará el
gentilicio de sanluiseños a los
nuevos niños que están naciendo
aquí. Y que algunos compromisos
matrimoniales podrían apelar a la
lectura de la epístola en
Manizales, por ejemplo, o en
Armero, o en Mariquita, lo que
significará no solo erogaciones
adicionales a las familias de los
contrayentes, sino que el comercio
local se afectará pues muchos
invitados comprarían los presentes
en otras plazas. Además, estamos en
plena cuaresma y no sabemos si
habrá o no semana santa. De modo
que...
PÁRROCO:
(con frialdad)
Yo he calculado esas consecuencias.
De modo que puede pasar de una vez
a las propuestas... que espero no
incluyan la permanencia de ese
cadáver en el camposanto.
(CONTINUED)
CONTINUED: 40.
Elías, nervioso, le hace una señal a Educardo para que
continúe, a lo que éste accede, también nervioso.
EDUCARDO:
Ya, ya... perfecto. Entonces al
grano: con el debido respeto le
proponemos la flexibilización de
algunos sacramentos urgentes, a los
que los creyentes somos más
sensibles que a otros, por ejemplo,
el bautizo, el matrimonio, y la
extremaunción...
PÁRROCO:
(Irónico y tomando nota)
O sea, tres.
SEÑORA DE LA COMITIVA:
Perdón, creo que la comunión
también...
PÁRROCO:
(Corrigiendo lo escrito)
O sea, cuatro.
Al suponerlo receptivo, la comitiva se relaja un poco.
TODOS:
Exactamente...
En ese momento, desde la puerta exterior de la Casa Cural se
oyen golpes de alguien urgido para que lo atiendan. Sor
Teresa intenta ir a abrir, y el cura le dice:
PÁRROCO:
Quédese donde está Sor Teresa.
Recuerde que en esta parroquia no
estamos atendiendo a nadie. Esta
reunión con las fuerzas vivas es
una excepción.
Luego reanuda el tema:
PÁRROCO (CONT.):
Bueno, íbamos en que de los 7
sacramentos quedarían cuatro...
Apunta como haciendo cuentas.
(CONTINUED)
CONTINUED: 41.
PÁRROCO (CONT.):
...En cuanto a los mandamientos, sí
creo que podemos dejarlos en 10,
¿cierto?. O hay alguna propuesta de
rebajarlos a la mitad, solamente
dejando los urgentes: No matar, no
fornicar, no desear la mujer del
prójimo. Bueno, ahí buscaríamos.
SEÑORA DE LA COMITIVA:
No, padre, los mandamientos sí son
intocables...
PÁRROCO:
(Con ironía imperceptible)
Y creo que también podemos dejar
las virtudes teologales como están,
¿cierto?. En fin de cuentas son
tres apenas: Fe, Esperanza y
Caridad... ¿o sobra alguna?
Vuelven a sonar los golpes impacientes afuera. Los de la
comitiva se miran desconcertados. Evidentemente no hay
interlocutor. El cura se pone de pie, y les dice con una
serenidad que en realidad es sarcástica:
PÁRROCO:
Yo informaré de estos cambios a la
Santa Sede, allá se tomarán un
tiempo, posiblemente años, les
advierto, y convocarán un concilio
vaticano para discutir estas
reformas a la liturgia.
Evidentemente desde Lutero no se
veía nada tan audaz, y entenderán
ustedes que un simple párroco de
pueblo no puede pronunciarse sobre
asuntos tan delicados.
(Demagógicamente abre sus brazos
para despedirlos y concluye):
Confiemos en que esas instancias se
pronuncien rápido para ver si
levantamos el "Entredicho", porque
la verdad es que me he sentido
bastante desocupado en estos
días... Ha sido un placer.
La comitiva sale humillada.
42.
41. EXT. CASA CURAL. FACHADA. DÍA
Van silenciosos pero indignados.
SEÑORA DE LA COMITIVA:
Me dio la sensación de que se burló
de nosotros...
ELÍAS:
(Irónico y con rabia)
¿La "sensación" apenas?
SEÑORA 2 DE LA COMITIVA:
(Muy seria)
Y una como una pendeja dizque
ayudando a preparar los pasos para
la semana santa. Yo allá no vuelvo.
SEÑORA DE LA COMITIVA:
Ni yo.
Afuera se encuentran con un SEÑOR HUMILDE que está con sus
dos hijos, y les pregunta:
SEÑOR HUMILDE:
¡Por fin atienden!. Me pueden decir
por favor, ¿con quién hablo para
que me expidan la partida de
bautismo de mi hijo?
EDUCARDO:
Hum, ¡sabrá dios!
SEÑOR HUMILDE:
Es que es de urgencia, vine desde
Ibagué y tengo que volverme hoy
mismo. Estoy en vueltas de
matrícula para mi hijo en un
colegio allá, y no me lo reciben si
no llevo la partida de bautismo
mañana por la mañana. Y como el
pelado es nacido acá...
ELÍAS:
¿Quiere que le sea sincero, señor?.
Le va a tocar enviarle una carta al
Papa.
SEÑOR HUMILDE:
(Riéndose)
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 43.
SEÑOR HUMILDE: (cont’d)
¡Ja!, Muy gracioso. No en serio...
colabóreme con esa información...
ELÍAS:
(Con rabia)
Pues aunque le parezca muy
gracioso, le estoy hablando en
serio, caballero.
La comitiva se va. La cámara se queda con el señor humilde
quien sigue tocando la enorme puerta metálica con los
nudillos de la mano.
CORTE.
42. INT. NEGOCIO DE ÁLFER. DÍA
En el establecimiento se encuentran también Byron, Daniel y
Marleny. Al lugar entran Elías y Educardo.
ÁLFER:
¿Tan mal les fue?
EDUCARDO:
(Desanudándose el nudo de la
corbata)
Hombre, nos dijo con toda frescura
que si queríamos rebajar los
sacramentos a 4, los mandamientos a
5... no había problema, que él
podía perfectamente ayudarnos
haciendo las gestiones ante el
Vaticano. Estaba en realización ese
cura. Eso sí, nos advirtió que el
trámite podría demorarse unos
años...
ELÍAS:
(A Educardo)
Hubiéramos podido pedirle que
rebajara los mil jesuses a
doscientos...
EDUCARDO:
Y los misterios del santo rosario a
dos apenas, para acortar eso tan
largo...
(CONTINUED)
CONTINUED: 44.
Educardo y Elías empiezan a carcajearse estrepitosamente,
diciendo cosas como "las obras de misericordia a tres", Ja,
ja, ja, ja. "Los evangelios a la mitad, ja, ja, ja". Álfer,
Byron, Daniel y Marleny los miran estupefactos. Marleny se
da una bendición disimulada, y se repliega hacia atrás, con
susto. Les pasa el ataque de risa, y Educardo dice:
EDUCARDO:
El "Entredicho" ese va a ser largo,
hermano. Con eso le decimos todo. Y
ya sabiendo cómo es ese cura,
cuente con nosotros para lo que
sea.
CORTE.
43. INT. NEGOCIO DE ÁLFER. DÍA
Están Álfer, Marleny, Byron y Daniel. Entra el Yerno Edgar
con el pretexto de comprar unos cigarrillos.
YERNO EDGAR:
(Mientras destapa la cajetilla que
le ha entregado Marleny)
Y qué, hermano, ¿cómo van las
cosas?
ÁLFER:
Ahí, lidiando con el cura ese...
YERNO EDGAR:
Jodido el tipo, ¿no?
ÁLFER:
Jodido es el pico. Pero ésta se la
vamos a ganar, vas a ver. Me da
vaina es con vos que vas a tener
que aplazar ese matrimonio.
YERNO EDGAR:
Sí, esa cambiada de fecha cuesta un
billete.
ÁLFER:
¿Has gastado mucho, o qué?
YERNO EDGAR:
Siempre, siempre...
(CONTINUED)
CONTINUED: 45.
ÁLFER:
Como en qué a ver... Porque si es
por lo de las tarjetas, yo te puedo
reponer esa plata...
YERNO EDGAR:
(Mintiéndole en forma ladina)
Noo, ni más faltaba. Además las
tarjetas son una bicoca... El
problema grande es que yo ya había
pagado una cabaña en Juanchaco por
una semana. Y si no la ocupo dentro
de cuatro días pierdo esa plata...
ÁLFER:
Pues yo dentro de cuatro días si no
te garantizo que este asunto se
haya resuelto.
YERNO EDGAR:
¿Será que no?
ÁLFER:
(Con cierta molestia e ironía)
Estoy absolutamente seguro.
Comenzando porque hasta gestiones
ante el Vaticano está haciendo el
párroco. Y vos sabés que "los
asuntos de palacio, van despacio".
YERNO EDGAR:
Las peleas con curas las lleva uno
perdidas, hombre. ¿Vos no has
pensado proporcionarte un poquito?
ÁLFER:
(Irritándose del todo)
Tiene más reversa un avión. ¿Y
sabés una cosa?
YERNO EDGAR:
Decime...
ÁLFER:
Que si es porque yo ceda frente a
ese cura que vos vas a acostarte
con tu novia, esa muchacha se va a
quedar virgen. ¿Me entendés?.
Ante los gritos de Álfer, dos o tres curiosos se detienen en
la puerta a escuchar la discusión.
(CONTINUED)
CONTINUED: 46.
YERNO EDGAR:
Hombre, no es para tanto...
calmate.
ÁLFER:
¡Cuál "calmate"! ¿Vos creés que
nada más porque vos ya pagaste una
puta cabaña en Juanchaco, yo voy a
sacar el cadáver de mi hermano, que
ya debe estar pudriéndose, para
llevármelo a un cementerio pirata?
¡No jodás!
YERNO EDGAR:
Fresco, hermano.
Se va saliendo del negocio, caminando de espaldas. Antes de
que se vaya del todo, Álfer le dice:
ÁLFER:
¡Decile a tu suegro que saque del
cementerio a su hermano Bernardo,
el último suicida que fue enterrado
decentemente en este pueblo por el
párroco anterior! Decile que si él
lo cambia de cementerio, yo saco a
mi hermano también, y se acabó el
problema. Y ahí sí te podés casar
tranquilo.
Yerno Edgar se va. Álfer, furioso, dice:
ÁLFER:
¡Juanchaco! ¡Se manda huevo este
pendejo!
Fuera de casillas, se sienta al lado de Byron, para
descansar, resoplando.
BYRON:
(Muy insidioso)
Un solo suicida es una chichigua,
hermano.
ÁLFER:
Cómo así.
BYRON:
Pues que la gracia es exigir que
saquen a todos los suicidas de los
últimos cuatro años que están en el
cementerio. O todos en la cama o
todos en el suelo.
(CONTINUED)
CONTINUED: 47.
ÁLFER:
No jodás, volvete serio. Tampoco,
tampoco.
BYRON:
Las propuestas son para hacer...
De repente, Álfer se deja convencer, se levanta y les dice a
los curiosos y a Edgar, que ya va lejos:
ÁLFER:
Otra voz, paisanos: sacamos a Áimer
si salen del cementerio los
suicidas de los últimos cinco años
que fueron sepultados ahí por el
párroco anterior. La familia Zapata
está cansada de parecer la única en
este pueblo con suicida propio. De
modo que vamos a empezar a hacer la
lista aquí, en este
establecimiento, y cuando la
tengamos completa vamos a
divulgarla. Se les agradece a
quienes nos den información.
Se entra y se sienta exhausto. Los curiosos empiezan a irse,
desconcertados. Marleny se repliega asustada hacia adentro
del mostrador.
44. INT/EXT. CASA DE ÁLFER. COMEDOR. NOCHE
Una cuarentona agraciada llamada Fabiola (Ya se ha visto en
el velorio, sin mucho énfasis por parte de la cámara) le
hace una visita a doña Josefina, madre de Álfer. También
está presente Floralba.
DOÑA JOSEFINA:
(Mientras Floralba les sirve un
café)
Y cómo va el negocio, Fabiolita.
FABIOLA:
Como siempre, doña Josefina. Los
sábados no doy abasto, pero en
semana no va ni un alma.
Una pausa, como tomando impulso para poner un tema tenso.
FABIOLA (CONT.):
...Y entonces ahora el chisme es
que va a tocar sacar a todos los
suicidas del cementerio...
(CONTINUED)
CONTINUED: 48.
DOÑA JOSEFINA:
A todos no, pero si a los de los
últimos cinco años. A ver si con
eso el padre levanta ese
entredicho.
FABIOLA:
Pues el rumor es que hay gente ya
que está dando nombres...
DOÑA JOSEFINA:
Ningún rumor, Fabiolita. Suicidas
es lo que ha habido en este pueblo.
Mi hijo no fue el único.
FABIOLA:
¿Y sí serán todos los que están?
DOÑA JOSEFINA:
Pues no sé mijita, si son todos los
que están o están todos los que
son, pero todo termina sabiéndose
algún día.
FABIOLA:
También es cierto. (Cambia de tema
con fluidez, y se dirige a
Floralba): ¡Y Floralbita ni más que
volvió a visitarme!
FLORALBA:
(Dejando de leer una revista
Cromos, mascando chicle y echada en
el sofá con cierta negligencia)
Esta semana le caigo doña Fabiola
para que me arregle este greñero
Se toca el cabello.
DOÑA JOSEFINA:
Tan desagradecida esta muchacha con
ese pelo tan lindo que tiene.
FABIOLA:
No me dañe a la clienta, que aunque
tiene el pelo muy lindo, yo se lo
puedo mejorar. ¿Recuerda lo coqueto
que se lo dejé la semana santa
pasada?
Se levanta, y cogiéndole con delicadeza el pelo a Floralba
se lo recoge, dejándola hermosa.
(CONTINUED)
CONTINUED: 49.
DOÑA JOSEFINA:
Pero este año la semana santa sí
como que se va a embolatar.
FABIOLA:
¿Será..?
DOÑA JOSEFINA:
Por lo que me han dicho, con lo mal
que se está manejando ese padre
nadie se ha ofrecido a colaborarle
en nada. Yo por lo menos no voy a
ir allá de lambona.
FABIOLA:
Pues me preocupa, porque en semana
santa es cuando más clientela me
cae.
CORTE.
45. INT. NEGOCIO DE ÁLFER. DÍA
ARCADIO, con aspecto ladino, entra al establecimiento y
dice:
ARCADIO:
Buenas, amigazos. Vengo a darles un
nombre para colaborar con esa
lista.
BYRON:
(Levantándose y disponiéndose a
escribir el primer nombre)
Así se hace, señor. Lo oigo.
ARCADIO:
Heriberto Fernández.
BYRON:
(Sorprendido, mientras escribe en
un cuaderno)
Ese salió tocayo de un tío mío.
ARCADIO:
Ningún tocayo. Ese fue el hermano
de su mamá que se pegó un tiro en
la boca, y todo el pueblo, y el
párroco anterior, y el médico
legista, aceptaron, por solidaridad
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 50.
ARCADIO: (cont’d)con la familia, que había sido un
accidente. De modo que escríbalo
Le señala el papel, conminándolo.
BYRON:
(Vacilante)
Yo juraba que había sido un
accidente.
ARCADIO:
(Cínico)
Sí, eso es lo que se acostumbra
decir en esos casos.
BYRON:
Está bien. Aquí lo pongo. La
justicia empieza por casa.
Lo escribe.
ARCADIO:
Bueno, ese es mi aporte a la
verdad, señores. Hasta luego.
Se va.
BYRON:
(Remedando a Arcadio)
"Ningún tocayo. Ese fue el hermano
de su mamá que se pegó un tiro en
la boca"... Sapo pendejo ese.
ÁLFER:
Y creo que nos tenemos que ir
acostumbrando a tratar con tipos
como ese, porque no creo que aquí
vaya a venir nadie a decir "Vengo a
informarles que mi papá se suicidó
pero en la casa hicimos pasar su
muerte como un accidente".
BYRON:
Cierto, cierto...
DANIEL:
O sea que al que venga a dar el
nombre de un suicida, hay que
pedirle firma, cédula y dirección,
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 51.
DANIEL: (cont’d)porque o si no esa se vuelve una
lista de chismes. No había caído yo
en cuenta...
46. INT/EXT. CASA DE BYRON. COMEDOR. NOCHE
La mamá le pone muy duro a Byron el plato de comida en la
mesa.
BYRON:
¡Pero mamá, qué culpa tengo yo, si
ni siquiera sabía lo de mi tío!
Usted nunca me habló de eso. Además
el tipo no firmó. El tío no va a
salir en esa lista.
MADRE DE BYRON:
¿Usted es que es bobo o qué? Eso lo
sabe ya todo el mundo. La bola ya
está regada. (Luego, mirando al
cielo, exclama): ¡Y tanto que nos
esmeramos en la familia para que
ese maldito accidente no se
malinterpretara! Pero no: ahora mi
propio hijo es el causante de que
todo el mundo en la calle empiece a
señalarme.
PADRE DE BYRON:
Pues que la señalen mija... Usted
no tiene por qué sentir vergüenza
de que su hermano se haya
suicidado. Y si esa fue la decisión
de él, hay que respetársela. Y
además es justo que se sepa: "¡sí,
me suicidé, y qué, cual es el
problema!"
Se produce un silencio. Byron mira al papá con admiración.
47. INT. CASA CURAL. PATIO. DÍA
Se ven imágenes de Cristo y la Virgen Dolorosa. Algunas
señoras trabajan en arreglos a esos santos. El párroco se
pasea por el lugar, acompañado por Sor Teresa y observa con
especial interés a Fabiola.
PÁRROCO:
(A Sor Teresa)
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 52.
PÁRROCO: (cont’d)
Con tan pocas voluntarias los pasos
no van a estar listos para Semana
Santa.
SOR TERESA:
Padre, lo que pasa es que varias
señoras de las que nos ayudaban no
volvieron, y me ha tocado apelar a
voluntarias no muy conocidas que
digamos. Como están las cosas, es
como si pensaran que no va a haber
Semana Santa.
PÁRROCO:
¿Será?
SOR TERESA:
Y le quiero advertir que los
señores a los que he invitado para
que desfilen como penitentes o
doctores de la ley, este año están
como desganados. Es como si
pensaran que el "Entredicho"
incluye la semana santa.
PÁRROCO:
Claro que si de aquí a tres semanas
el "entredicho" sigue vigente, pues
obvio que no la habrá. Pero
deberíamos tener todo listo porque
ese cadáver no demoran en sacarlo.
En ese momento, Sor Teresa es solicitada por una señora para
una consulta y deja al cura solo. Éste queda frente a
Fabiola, quien pinta de dorado unos candelabros.
PÁRROCO:
Primera vez que te veo por estos
lados.
FABIOLA:
Lo que pasa padre es que yo no soy
una mujer de sociedad, pero quiero
colaborar y aquí estoy, para que no
se dañe la semana santa.
PÁRROCO:
Gracias, mujer, "los últimos serán
los primeros".
(CONTINUED)
CONTINUED: 53.
FABIOLA:
Pero tampoco es que yo sea de las
"últimas". Digamos que soy de la
mitad. Clase media...
PÁRROCO:
Esas cuentas no las hace el de
arriba (Señala hacia el cielo)...Y
yo no pretendía disminuirte. ¿Tu
nombre es..?
FABIOLA:
Fabiola viuda de López, padre.
PÁRROCO:
¿Y en qué trabajas?
FABIOLA:
Tengo un salón de belleza, padre,
"El Pequeño París".
PÁRROCO:
Qué casualidad, porque he estado
tan desocupado últimamente que no
he tenido tiempo de ir a Manizales
donde mi peluquero.
FABIOLA:
¡Ah!, y nosotras todas aquí
creyendo que era que se quería
dejar crecer el pelo como los
muchachos de ahora...
PÁRROCO:
(Sonriendo)
A mi edad y con mi investidura eso
sería extravagante...
FABIOLA:
No necesariamente, porque hasta le
luce el pelo así. Pero si lo desea,
me ofrezco para cortárselo. Dígame
cuándo, y yo me le aparezco con mi
equipo.
PÁRROCO:
Llevo tantos días encerrado aquí,
que preferiría ir a tu "Pequeño
París". De modo que cuadra con Sor
Teresa el día y la hora, y allá me
aparezco. Ella es la que me manda.
(CONTINUED)
CONTINUED: 54.
Va a alejarse, y Fabiola hace una venia para besarle el
anillo, a lo que él se rehúsa.
PÁRROCO:
No hagas eso. El anillo solo se les
besa a los obispos.
Sigue su caminata entre las mujeres a quienes sí les acepta
que le besen el anillo. Fabiola detecta el detalle con
satisfacción. Una MUJER se le arrima y le dice:
MUJER CASA CURAL:
Le dedicó su buen tiempo el padre.
FABIOLA:
Sí, es un hombre muy sencillo.
MUJER CASA CURAL:
(Con picardía)
Y muy buen mozo.
FABIOLA:
(Severa)
Yo no me fijo en eso cuando se
trata de un sacerdote.
MUJER CASA CURAL:
En cambio yo sí, ¿sabe por qué?
FABIOLA:
(Provocadora)
Por qué, a ver.
MUJER CASA CURAL:
Porque me imagino que ese mundo de
botones desde el cuello hasta los
pies, son pura bragueta.
FABIOLA:
(Asqueada)
Huy, no, qué lenguaje. Mejor déjeme
trabajar tranquila.
Sigue pintando los candelabros.
MUJER CASA CURAL:
¡Ay! ¡Qué hacemos con la viuda tan
decente!
Se aleja.
(CONTINUED)
CONTINUED: 55.
CORTE.
48. INT. CASA DE SUEGRO ALFREDO. SALA. NOCHE
SUEGRA ELVIRA:
(Mientras teje)
Me contaron que la lista de
suicidas que van a trasladar al
cementerio laico la encabeza su
hermano Bernardo. Menos mal que
para usted "todas las tierras son
benditas".
Alfredo suelta una risa inesperada.
SUEGRA ELVIRA:
Cuál es la gracia, a ver.
SUEGRO ALFREDO:
Es que estoy haciendo cuentas de lo
que le pueden costar a Álfer los
pleitos para exhumar tantos
cadáveres en descomposición y
llevarlos a la morgue a una nueva
autopsia. Aparte de que las
empresas de seguros que pagaron
pólizas de vida a suicidas no se
van a quedar quietas. Yo, por lo
menos, cuando aparezca mi hermano
en la lista, voy a demandar. A mí
me tienen que mostrar pruebas.
49. INT. NEGOCIO DE ÁLFER. DÍA
Están Álfer, Byron, Daniel y Marleny. Sucesión de tres
planos de personas que dan nombres de suicidas a Daniel, o a
Byron, y que luego firman y muestran su cédula. Hay un
INFORMANTE que se niega a dar su nombre y poner su firma.
INFORMANTE:
Ah no, a mí me consta que ese señor
se suicidó, porque lo hizo delante
de mí, pero tanto como firmar, si
no. No quiero problemas.
DANIEL:
Pues en ese caso, caballero, no
incluimos ese nombre.
(CONTINUED)
CONTINUED: 56.
INFORMANTE:
El problema es de ustedes...
ÁLFER:
Sí señor, el problema es de
nosotros, por eso exigimos firma
responsable y cédula. Pero se le
agradece.
El Informante se va.
En ese momento entra un anciano, llamado DON SEVERO.
DON SEVERO:
Buenas, jóvenes, quiero saber si en
esa lista ya denunciaron a mi hijo
Rosemberg...
Byron busca y sí, lo encuentra.
BYRON:
Sí señor, aquí hay un Rosemberg
Ceballos.
ÁLFER:
(Desde la registradora)
Don Severo, si lo que viene a
decirnos es que Rosemberg se tomó
un frasco de "Exterminio" por
equivocación, porque se confundió
de remedio, me perdona. Él fue mi
amigo, y yo sé cómo fue su muerte.
DON SEVERO:
Entonces también debe saber que en
este pueblo todo el mundo ha
colaborado con la mentira piadosa
de que esa muerte fue accidental. Y
no por mí, sino por Débora, la
mamá. De modo que usted verá si le
va a causar a ella el dolor de
saber la verdad a estas horas,
cuando está tan vieja.
Emprende su salida. Álfer, conmovido, le dice:
ÁLFER:
Tranquilo, don Severo, que lo de
Rosemberg no va a saberlo doña
Débora. Bórrenlo, jóvenes, de esa
lista.
(CONTINUED)
CONTINUED: 57.
DON SEVERO:
Pues se lo agradezco mucho, Álfer.
Yo sabía que usted me iba a
entender.
ÁLFER:
(Agobiado)
Lo entiendo, lo entiendo, don
Severo. Hasta luego.
BYRON:
(Borrando un nombre de la lista)
Sale uno: quedan 15.
ÁLFER:
Pónganme cuidado jóvenes: yo no me
arrepiento de haberle hecho ese
favor a don Severo. Pero de aquí en
adelante no quiero saber a quién
ponen en esa lista. De modo que
aunque les ruegue, no me suelten un
solo nombre, porque o si no esto va
a llenarse aquí de llorones y como
yo soy tan gallina nos vamos a
quedar con esa lista en blanco.
BYRON:
O sea que yo puedo borrar también
el nombre de mi tío.
ÁLFER:
¿Vas a comparar vos a un tío con un
hijo?, hombre. No jodás.
BYRON:
Es que yo estoy pensando es en mi
mamá, que es hermana de él.
ÁLFER:
El problema es que ya mucha gente
sabe que él está ahí, porque han
venido como tres a denunciarlo.
BYRON:
Fresco, hermano, que no voy a
borrarlo. Hay que dar ejemplo.
CORTE.
58.
50. EXT. SALÓN DE BELLEZA. FACHADA. NOCHE
Hay un aviso de neón que dice "Pequeño París". En la acera
se estaciona el lujoso carro negro del párroco. Este sale
sigilosamente y entra al establecimiento. El carro se va. El
cura luce una exquisita capa negra con cuello de
terciopelo.
51. INT. SALON DE BELLEZA. NOCHE
Fabiola lo recibe y le ayuda a quitarse la capa.
FABIOLA:
Bienvenido, padre.
PÁRROCO:
Divertida esta cautela para entrar.
Me hizo acordar de mis travesuras
de seminarista
Rostro de Fabiola que lo escucha.
FABIOLA:
Que debieron ser muchas.
PÁRROCO:
Una que otra por ahí. Y a pesar de
que eran de una castidad enorme,
uno se despedía de esas muchachas
con una sensación de suciedad que
solo se aliviaba al confesarse con
el superior.
FABIOLA:
Como si hubiera pecado...
PÁRROCO:
Exactamente. Dígame cuál es la
silla...
FABIOLA:
Es esa, padre (se la señala). Pero
antes voy a prepararle un jugo. Hay
lulo, mango, guanábana...
PÁRROCO:
De lo que tú quieras.
Ella se va a la cocina, y él la sigue con la mirada no
gestualizando ninguna emoción. Mientras en la cocina suena
una licuadora, él mira una foto de Fabiola con su marido
militar, y una hija pequeña. Hay también por ahí, sin
(CONTINUED)
CONTINUED: 59.
enfatizarse visualmente, una pequeña vitrina con una
colección de armas (cuatro o cinco revólveres antiguos).
Fabiola regresa con un jugo en un vaso de relieves y un
platillo con galletas. El cura le pregunta, a propósito de
la foto:
PÁRROCO:
Tu esposo y tu hija.
FABIOLA:
Sí, padre. La niña ya está grande y
terminando su bachillerato en Cali.
PÁRROCO:
Y él de qué murió.
FABIOLA:
(Da una respuesta ambigua)
Usted sabe lo riesgosa que es la
vida militar.
PÁRROCO:
Sí, claro. Lo siento.
Se quedan callados ambos, unos segundos. No se les ocurre
nada. El cura termina su jugo y ella le dice:
FABIOLA:
Bueno, padre, cuando usted quiera
empezamos.
El cura se sienta en la silla. Ella trae una toalla y, antes
de amarrársela al cuello, le suelta los dos primeros botones
del cuello de la sotana. Luego le amarra la toalla. Esta
escena debe ser muy neutra, como de peluquera profesional,
pero no por ello exenta de una sensualidad sugerida desde
que le suelta los botones, le humedece la cabeza para
pasarle los dedos por entre los cabellos. Le corta las
patillas, le pasa la barbera, le unta loción en la nuca,
etc. El cura debe entrar en una somnolencia plácida, y de
vez en cuando abre los ojos sintiendo la proximidad de las
axilas de la mujer, contemplando su rostro cercanísimo, etc.
Al terminar, ella le dice:
FABIOLA:
Padre, aquí sí me voy a permitir
una confianza para la que usted
tiene que autorizarme.
(CONTINUED)
CONTINUED: 60.
PÁRROCO:
(Con falsa somnolencia)
No me diga nada y proceda.
FABIOLA:
Pero se queda quieto, como una
estatua.
PÁRROCO:
Hazle.
Fabiola, con extrema delicadeza, le corta con unas tijeras
delgadas algunas cejas hirsutas, y luego pelos diminutos que
le salen de la nariz y de las orejas.
CORTE.
Pequeña transición. Fabiola sacude la toalla, el cura se
levanta de la silla y le pregunta, mirándose al espejo:
PÁRROCO:
Muy bien, muy bien. Y ahora,
¿cuánto le debo?
FABIOLA:
Nooo, padre, ¡cómo se le ocurre!
Cortesía de la casa.
PÁRROCO:
No, jovencita, el problema de que
no me cobre, es que me va a dar
pena volver. De modo que...
FABIOLA:
Bueno, por esta vez entonces. La
próxima le cobro.
El cura saca una camándula muy bonita y se la regala,
poniéndosela con delicadeza en la mano.
PÁRROCO:
Está bien. Pero esto sí no va a
rechazármelo.
CORTE.
61.
52. EXT. CALLE DEL PUEBLO. DÍA
Sor Teresa camina y descubre un negocio raro: hay un bus
estacionado lleno de colores, con el letrero de "Feliz
Matrimonio" y latas colgando. Unos novios con traje nupcial,
acompañados de sus amistades, se suben al interior. Una
señora sube una torta. Un fotógrafo toma fotos de los
novios. Un acordeonista se sube tocando la marcha nupcial.
Unos quince invitados, con ropa de gala, se suben también,
con regalos. Arrancan haciendo ruido.
SOR TERESA:
(A un comerciante próspero)
¿Y ese paseo en qué consiste?
COMERCIANTE PRÓSPERO:
Pues que un vivo montó el negocio
de excursiones matrimoniales, y le
ha ido lo más de bien. Ya lleva
seis bodas en dos días, y cobra por
paquete con invitados y todo.
Dentro del bus parten la torta y la
empresa pone la champaña, el
fotógrafo y el músico.
SOR TERESA:
¿Y cuánto cobra?
COMERCIANTE PRÓSPERO:
Según el presupuesto: hay
excursiones a Mariquita, La Dorada,
Armero...
SOR TERESA:
Pues muy avispado el tipo.
COMERCIANTE PRÓSPERO:
Avispado es el pico. ¿Usted ve esos
carros ahí?
SOR TERESA:
¿Y esos para qué son?
Observa que uno arranca con el cupo completo.
COMERCIANTE PRÓSPERO:
Ese es el "Expreso de los primeros
viernes", para los que viajan a
confesarse a Armero. Y el hombre
les pasa un billete a los curas
para que los comulguen después de
confesados y no tengan que quedarse
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 62.
COMERCIANTE PRÓSPERO: (cont’d)a dormir. A esos sí les toca viajar
en ayunas.
SOR TERESA:
¡Increible la gente cómo se
rebusca!
COMERCIANTE PRÓSPERO:
Muy bueno, hermana, que haya visto
esto, a ver si nos ayuda con el
párroco usted que tiene vara alta
con él.
SOR TERESA:
Eso sí convérselo con el señor
Álfer Zapata, que es el causante de
esta situación.
COMERCIANTE PRÓSPERO:
Perdóneme Sor Teresa, pero cuando
uno habla con Álfer sobre el tema,
el hombre se sale de la ropa y lo
saca tamboreado de su negocio. Y
sinceramente... hablar con el
párroco es la misma cosa. Y encima
de todo, nos vamos a quedar sin
Semana Santa.
SOR TERESA:
Y cuál es su interés en la semana
santa, si ni siquiera su esposa
volvió a colaborar en la
preparación de los pasos.
COMERCIANTE PRÓSPERO:
¡Ay, Sor Teresa! Ella se sintió muy
maltratada cuando estuvo en esa
reunión con el padre. Pero de lo
que le quiero hablar es de otra
cosa.
SOR TERESA:
De qué, a ver...
COMERCIANTE PRÓSPERO:
Pues que si no hay semana santa los
comerciantes nos vamos a quebrar.
Esa es la temporada en que todo el
mundo estrena y más ropa se vende,
en que regresan al pueblo los que
viven por fuera, y van a los
restaurantes, ocupan el hotel...
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 63.
COMERCIANTE PRÓSPERO: (cont’d)Usted me entiende: en que la
economía se mueve...
SOR TERESA:
Sí, sobre todo el licor se vende
mucho.
COMERCIANTE PRÓSPERO:
Pues sí, también... Y yo qué puedo
hacer. Este no es un pueblo de
santos...
CORTE.
53. INT. CASA CURAL. PASILLO. DÍA
Están el cura y Sor Teresa.
PÁRROCO:
O sea que hay que hacer semana
santa, para que los comerciantes
vendan ropa y comida. Impartir las
primeras comuniones, para que los
panaderos vendan sus ponqués, y
oficiar matrimonios para competir
con los párrocos de los pueblos
vecinos. A ese paso, alguien pondrá
un servicio de ambulancias para
trasladar moribundos a que reciban
los santos óleos en otros
municipios. Los mercaderes del
templo son así. No es la primera
vez, lea los evangelios.
SOR TERESA:
Yo me limito, padre, a contarle lo
que escuché.
El cura mira hacia el infinito, en actitud reflexiva. La
monja lo observa y vuelve a la carga:
SOR TERESA:
En cuanto a la lista esa que está
haciendo Álfer Zapata, ya casi debe
estar lista y seguro la van a
divulgar.
PÁRROCO:
Ya lo sabía, Sor Teresa.
(CONTINUED)
CONTINUED: 64.
SOR TERESA:
Le cuento, padre, que si acaso
salieran diez suicidas del
cementerio, tocaría reintegrar a
sus familias lo equivalente al
tiempo de alquiler que dejen de
usar las bóvedas.
PÁRROCO:
Póngale 15 a eso. Es lo que he oído
decir.
SOR TERESA:
¡¿Tantos?!
PÁRROCO:
Así como lo oye, Sor Teresa. Este
pueblo está podrido de raíz.
SOR TERESA:
Padre, pero ahí el problema sí va a
ser peor, porque no hemos vuelto a
recoger limosnas, ni a cobrar lo de
los matrimonios, ni a expedir
partidas de bautismo...
PÁRROCO:
(La interrumpe)
Cierto, pero estamos logrando una
iglesia limpia, sin
alcahueterías...
SOR TERESA:
También he oído decir que están
llegando pastores de otros cultos.
PÁRROCO:
Esos no son pastores, sino
charlatanes. ¡Hasta mujeres dizque
hay predicando el evangelio!.
¡Hágame el favor! De modo que mejor
que vengan: eso nos permitirá
separar el oro de la escoria.
Quedaremos los que somos. ¿Algo
más, Sor Teresa?
SOR TERESA:
Es todo, padre. La bendición...
El cura la bendice y ella se va.
65.
54. EXT. AFUERAS DEL PUEBLO. DÍA
Un galpón con bancas sin espaldar y un pequeño altar de mesa
rústica y una cruz de palo amarrada con cabuya.
Byron va con Daniel, caminando cerca del galpón. Una MUJER
EVANGÉLICA los aborda con una biblia en la mano y un tono
mesiánico:
MUJER EVANGÉLICA:
Jóvenes, están ustedes en el camino
correcto.
BYRON:
(A Daniel)
¡Por fin alguien nos lo reconoce!
Díganos, señora.
MUJER EVANGÉLICA:
¿Ustedes saben qué libro es este?
DANIEL:
Una biblia.
MUJER EVANGÉLICA:
El libro de la salvación, jóvenes.
Oigan estas palabras del versículo
8 del Deuteronomio: "Y la luz se
hizo en nuestros corazones..."
Va a seguir leyendo, y Byron la interrumpe:
BYRON:
Señora, con todo respeto, estamos
ocupados y no tenemos tiempo de
detenernos... Entiéndanos...
MUJER EVANGÉLICA:
¿No tienen tiempo para el señor,
para escuchar la palabra, para
conocer nuestro lugar de oración?
BYRON:
¿Ese es el lugar de oración?
Se refiere al humilde altar y las bancas, en las que hay
algunas personas.
MUJER EVANGÉLICA:
(Jubilosa)
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 66.
MUJER EVANGÉLICA: (cont’d)
Ese es, síganme, y les presento a
los hermanos en Nuestro Señor
Jesucristo. Vengan...
Se adelanta. Byron se detiene, decidido a no continuar.
Daniel trata de convencerlo.
DANIEL:
Venga, hermano. Tampoco vamos a
despreciar a la señora.
BYRON:
Hombre, harto me costó dejar de
creer en la iglesia católica, para
dejarme ahora convencer por esa
señora. ¡No jodás!
DANIEL:
¡¿Te va a dar ahora un ataque de
radicalismo con una mujer humilde?!
BYRON:
Andá, anda vos. Yo no doy un paso
más.
Daniel se dirige hacia la señora.
55. INT/EXT. AFUERAS DEL PUEBLO. TEMPLO EVANGÉLICO. DÍA
Daniel alcanza a la mujer evangélica.
MUJER EVANGÉLICA:
¿Y su amigo?
DANIEL:
(Ya acercándose a la mesa con la
cruz)
Ese es un caso perdido, señora. A
él lo que le gusta es el lujo de
las iglesias, la comodidad de sus
bancas, los ornamentos en oro de
los curas, la música de Bach, el
oro, el incienso, la mirra... las
esculturas renacentistas, todas
esas frivolidades...
Lo dice frente a la mesita y la cruz de palo.
(CONTINUED)
CONTINUED: 67.
DANIEL (CONT.):
Con él hay que hacer un trabajo
distinto. Déjelo de mi cuenta.
MUJER EVANGÉLICA:
(Con seriedad dramática)
¿A usted le atrae la palabra?
DANIEL:
Pero mucho.
Pasa el dedo por la superficie de la mesa, como si le
limpiara el polvo.
DANIEL (CONT.):
Y vamos a convencerlo a él de que
aquí está la salvación (Golpea con
el dedo la mesa, y concluye): Que
por aquí es la cosa.
MUJER EVANGÉLICA:
¿Me promete que vuelve aquÍ con su
amigo?
DANIEL:
Por dios bendito.
MUJER EVANGÉLICA:
No invoque el nombre de Dios sin
necesidad...
56. INT. NEGOCIO DE ÁLFER. DÍA
Están Álfer, Byron, Daniel y Marleny.
MARLENY:
¿No ha notado Byron que se acabaron
las llamadas anónimas?
BYRON:
Sí, hay como una calma chicha...
En ese momento suena el teléfono. Contesta Marleny.
MARLENY:
"Licorera La Especial", a la orden.
El rostro de ella se trastorna. Álfer le pregunta, alarmado:
(CONTINUED)
CONTINUED: 68.
ÁLFER:
¡¿Qué pasó?!
MARLENY:
¡Es el sepulturero, que están
sacando el cadáver de un suicida en
el cementerio!
Álfer, Byron y Daniel salen disparados.
57. EXT. ENTRADA DEL CEMENTERIO. DÍA
Llegan Álfer, Byron y Daniel y entran al cementerio
corriendo.
58. EXT. CEMENTERIO. DÍA
En el interior del cementerio, se encuentran con que una
mujer y un hombre, mayores, vestidos de luto, han sacado de
una bóveda alta un ataúd putrefacto con la ayuda de dos
peones. Todos usan tapabocas. Álfer y Byron se tapan la
nariz con los pañuelos y preguntan de qué se trata. Hay
gallinazos cercanos.
RESPONSABLE DEL ATAÚD:
(Con desgano e indiferencia)
Mi hijo se suicidó hace año y medio
y venimos a trasladarlo al
cementerio del frente. ¿No es eso
lo que usted quiere?
ÁLFER:
Pero solamente si perdemos esta
pelea... Todavía falta tiempo,
señor.
RESPONSABLE DEL ATAÚD:
¿Y usted cree que nosotros podemos
esperar a que usted pierda o gane
esa pelea? Además nos vamos a vivir
a Pasto y no queremos llevarnos por
allá la sorpresa de que sacaron el
cadáver sin consultarnos.
ÁLFER:
Ya, le entiendo. ¿Pero ese
cementerio no le parece muy
enrastrojado, hombre?
(CONTINUED)
CONTINUED: 69.
RESPONSABLE DEL ATAÚD:
Eso apenas empiecen a traer
cadáveres, los familiares de los
muertos lo van poniendo
bonito. Va a ver usted.
Sube con ayuda de los peones el ataúd a una carretilla.
Deposita ahí también la lápida, correspondiente a "Alberto
Grisales". Álfer le ayuda a recoger un pedazo de ataúd, o de
sudario reseco, que se le ha caído al suelo, y lo pone
encima de la carretilla. Pone un gesto de asco por haber
hecho contacto con eso.
ÁLFER:
(Mirando la bóveda, les pregunta a
Byron y Daniel)
¿"Alberto Grisales" está en la
lista?
BYRON:
(Hace memoria)
No que yo recuerde.
DANIEL:
Ni yo.
ÁLFER:
Señor, su hijo ni siquiera está en
la lista. Y yo le prometo que nunca
va a estar.
RESPONSABLE DEL ATAÚD:
Un poco tarde, porque ya lo saqué.
Y el problema es que cuando don
Severo me contó que a su hijo lo
sacó de la lista, yo no tenía
influencias con usted. El problema
de ser pobre.
ÁLFER:
¿Por qué?
RESPONSABLE DEL ATAÚD:
Pues porque usted no puede quitar y
poner nombres de ella, según si le
conviene o no. ¿No se suponía que
eran "o todos o ninguno"? Por eso
yo estoy cambiando estos restos de
lugar.
Álfer se mira avergonzado con Daniel y Byron.
(CONTINUED)
CONTINUED: 70.
RESPONSABLE DEL ATAÚD (CONT.):
De modo que dejemos las cosas de
este tamaño. De todas maneras le
agradezco. Permiso...
Agarra la carretilla en la que tiene el ataúd, les pide
permiso a Byron y Daniel que estorban, y se va seguido del
pequeño cortejo. Los tres amigos se quedan desconcertados.
CORTE.
59. EXT. CEMENTERIO LAICO. DÍA
Álfer, Byron y Daniel llegan a la reja oxidada. Al fondo,
el responsable del ataúd, su mujer y los peones ya han
metido en la fosa el ataúd y le echan paladas de tierra
encima.
ÁLFER:
Qué pena me hizo sentir ese señor.
(Hace una pausa, tomando una
decisión): Viéndolo bien, yo
debería traerme el cadáver de Áimer
para acá, y resuelto el problema.
Hasta bonito es este cementerio.
BYRON:
Y que el cura gane la pelea, y
perdamos todo lo que hemos hecho.
Lo que no se puede es borrar a
nadie más de esa lista, ni darle
tiempo a la gente para que
calladita traslade a los suicidas a
este cementerio. "Por miedo al
escándalo", ¡qué estupidez!
ÁLFER:
Entonces vos qué proponés, hombre.
BYRON:
La idea es que los parientes de los
muertos se rebelen, digan que no
los cambian de sitio, y que el cura
termine dándose por vencido. O si
no, pues que se acaben los
sacramentos del todo. (Sonríe
victorioso y como poseído): Sería
ésta la primera república atea...
DANIEL:
Dejémoslo en municipio...
(CONTINUED)
CONTINUED: 71.
ÁLFER:
(En tono sereno)
Bájense de esa nube hermanos. Mas
bién pongámosle una fecha a la
lectura de esa lista y acabemos con
esto. O perdemos o ganamos, qué
carajo.
DANIEL:
Yo propongo que pasado mañana.
Además ya se agotaron los suicidas.
Salen de cuadro, y la cámara se queda con el grupo que está
haciendo el entierro. Empieza a atardecer. La escena evoca
el "Angelus" de Millet.
60. INT/EXT. CASA DE ÁLFER. COMEDOR. NOCHE
En un estadero pequeño del patio de la casa, se encuentran
Doña Josefina y Fabiola. Toman café mientras conversan.
DOÑA JOSEFINA:
Él no demora en llegar. Yo se lo
organizo y se lo siento acá para
que usted le cuente todo. Él va a
entenderla. Ese muchacho es muy
noble.
En ese momento entra Álfer, directo al lavamanos empotrado
en la pared. Empieza a lavarse las manos. No ve a Fabiola,
que está atrás, pero sí a su madre.
DOÑA JOSEFINA:
(Saliendo al encuentro de Álfer)
Cómo va todo, mijo.
ÁLFER:
Regular mamá, si le he de ser
franco. La embarré borrando de esa
lista a Rosemberg, el hijo de don
Severo. Eso me pasa por dármelas de
bueno cuando lo que toca es ser
duro, hijuemadre. Pasado mañana voy
a divulgar esa lista y se acabó
este cuento.
DOÑA JOSEFINA:
Mire a Fabiola, ni siquiera la ha
saludado.
(CONTINUED)
CONTINUED: 72.
ÁLFER:
Uy, qué pena, Fabiola. En este
agite ni siquiera la vi. Por qué no
me dijo, mamá.
DOÑA JOSEFINA:
Es que usted no da ni tiempo, mijo.
Mira a Fabiola.
DOÑA JOSEFINA (CONT.):
Fabiola tiene algo muy importante
que decirle.
ÁLFER:
(a Fabiola)
¿Y como qué sería? Porque yo ahora
no tengo tiempo ni cabeza para
nada.
FABIOLA:
Noooo... Se me fue la paloma.
ÁLFER:
Bueno, entonces hablamos después.
Hasta luego.
Se va. Fabiola y Josefina se miran desconcertadas.
DOÑA JOSEFINA:
(con gesto de resignación)
Qué pena mija, no se pudo...
61. EXT. CALLE CERCA DE LA CASA DE ÁLFER. NOCHE
Álfer va caminando por la calle cuando se encuentra al
Párroco, viniendo por el mismo andén frente a él, acompañado
por Sor Teresa. Se cruzan y Álfer se limita a decir:
ÁLFER:
Buenas noches, señor párroco.
Ellos le contestan. La cámara sigue con ellos y el párroco
le dice a Sor Teresa:
PÁRROCO:
Ese es el tal Álfer, cierto.
SOR TERESA:
Y cómo lo supo, padre.
(CONTINUED)
CONTINUED: 73.
PÁRROCO:
¿No oyó que me dijo "señor
párroco"?
62. EXT. PARED EN LA CALLE. DÍA
Álfer, Byron y Daniel, por separado, pegan con engrudo un
cartel que reza:
"Se invita mañana al parque a los interesados en la lista de
difuntos que deben ser exhumados para su traslado al
cementerio laico, a efecto de cumplir la prohibición del
párroco de que haya suicidas en el camposanto católico.
Hora: 3 p.m."
63. EXT. CALLE. DÍA
Byron está terminando de pegar un cartel, y Floralba llega,
diciéndole:
FLORALBA:
¿Listo para ésta tarde?
BYRON:
¡Floralbita..! Le queda bien el
medio luto.
Le da la mano con la muñeca porque la tiene embadurnada de
engrudo.
BYRON (CONT.):
Disculpe que no le dé la mano,
usted sabe, la clase obrera...
FLORALBA:
Bueno, ya volvió a tratarme como
corresponde...
BYRON:
Le pido disculpas. La última vez me
comporté como un patán...
FLORALBA:
Yo qué me voy a acordar de eso.
Además, sería el colmo que con lo
bien que usted se ha manejado con
nosotros, me pusiera yo de
rencorosa.
Ella hace una bomba con su chicle y la revienta.
(CONTINUED)
CONTINUED: 74.
BYRON:
Qué envidia de ese chicle.
FLORALBA:
¿Quiere un poquito?
BYRON:
(Tímido)
Uy, ese sí sería un bocado de
cardenal...
FLORALBA:
Cierre los ojos.
Byron cierra la boca y saca la lengua. Ella estira el chicle
que tiene en la boca, arranca un pedazo y se lo pone en la
lengua como si fuera una hostia.
BYRON:
Me lo hubiera dado directo de esa
boquita...
FLORALBA:
¡Descarado! ¡Nos vemos a las tres!
Se va.
64. EXT. CALLE. DÍA
Van Byron y Daniel con sus tarros de engrudo, el hisopo y
algunos carteles.
BYRON:
Le cuento que hice las paces con
Floralba. Y para su información, me
dio del chicle que estaba
masticando.
DANIEL:
¿De boca a boca?
BYRON:
Ignore algo, hermano. No averigüe
tanto.
DANIEL:
Muy bonita y todo, pero ¿usted no
ha notado lo despolitizada que es
esa muchachita, hombre?. Ni
siquiera participa en las
discusiones, ni ayuda cargando
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 75.
DANIEL: (cont’d)engrudo, como si el problema del
hermano no le importara. Y esa
mascadera de chicle...
BYRON:
Pues aproveche usted que sí es
consecuente y consígase una novia
politizada y que no masque chicle
imperialista.
65. EXT. PLAZA DEL PUEBLO. FRENTE A LA IGLESIA. DÍA
Hasta una banca de concreto llegan Álfer y su familia (la
mamá y Floralba).
Transición: Llegan Elías, Educardo, Byron y Daniel. Otras
personas llegan, los saludan y se sientan en el andén y
otras bancas. Entre ellas, se distingue la presencia de Don
Severo. Se ven tensos todos. Ven cuando hasta el atrio de la
iglesia llega también un grupo de diez personas y se
acomodan, mirando al grupo de Álfer. Hasta este grupo, llega
también Arcadio, el sapo. El reloj marca las 2:10.
DANIEL:
(En voz baja)
Esos deben ser parientes de gente
que está en la lista.
ÁLFER:
Mire, ahí viene el pendejo ese, con
el sapo del yerno.
La cámara muestra a Alfredo y a su yerno. También llegan
Ramiro y su mujer, quien porta al bebé, acompañando a un
grupo que llega. Sobre éste, le dice Byron a Daniel:
BYRON:
Mirá al Ramiro el ridículo que hace
para que el hijo no se le vaya para
el limbo.
Se saludan de lejos con Ramiro. Este se muestra algo
abochornado. Cada familia lleva su séquito. Se van
instalando en las gradas de la iglesia. Llegan curiosos
neutrales que buscan su sitio entre los dos bandos. También
les llegan adeptos a Álfer y familia. Entre ellos el papá de
Byron, quien se hace al lado de su hijo.
76.
66. INT. NEGOCIO DE ÁLFER. DÍA
Marleny observa desde la puerta el ambiente caldeado de la
plaza. Se entra al negocio y llama a la policía.
MARLENY:
(Nerviosa)
Mire, yo trabajo en La Licorera
Especial, aquí en la plaza, y veo
que en el parque se está reuniendo
mucha gente. A ver si mandan
autoridad por si de pronto hay
problemas...
67. EXT. PLAZA DEL PUEBLO. FRENTE A LA IGLESIA. DÍA
ÁLFER:
Mamá, ¿usted cómo ve esto?
DOÑA JOSEFINA:
No conozco a casi nadie. No sé de
dónde saca usted que esta gente va
a ser solidaria si los nombres de
sus suicidas no los dieron ellos
sino unos sapos ahí. Feo eso.
ÁLFER:
(irónico)
Me está levantando la moral, mamá.
El reloj marca las 2:25.
Aparece un contingente militar con el capitán Casallas a la
cabeza. El oficial va distribuyendo a sus hombres, y
mientras tanto le echa una mirada insinuante a Floralba.
BYRON:
(Con cara de desencanto)
¿Y a éstos quién los llamó?
ÁLFER:
No sé, pero no sobran, por si esto
aquí se pone maluco.
Álfer se concentra en mirar los rostros de cada persona
conocida y de varias que no conoce, algunas de ellas muy
humildes.
77.
68. INT. CASA CURAL. PATIO. DÍA
El cura pasea por la zona de los santos que se encuentra
solitaria. Mira los candelabros dorados que pintaba Fabiola
cuando la conoció. Ve la brocha y la lata de pintura. De
repente oye la voz de Fabiola:
FABIOLA:
¿Cómo me quedaron, padre?
PÁRROCO:
(Asustado ante la súbita presencia
de la mujer)
Muy lindos, Fabiola. Lástima que
solo tú volviste, porque el resto
de voluntarias piensan que no habrá
semana santa. Y a lo mejor es
cierto.
FABIOLA:
Yo no fue a trabajar que vine,
Padre. Sino a confesarle algo muy
serio a usted.
PÁRROCO:
Pero no te puedo confesar, hija.
Violaría el entredicho y tu
confesión no valdría de nada.
FABIOLA:
Que no sea confesión entonces, sino
que me escuche algo importante, por
favor. Padre, yo no le dije a usted
la verdad acerca de mi marido.
PÁRROCO:
¿Y qué necesidad tenías de
mentirme?
FABIOLA:
Sinceramente me daba pánico
contarle que él...
Vacila y no se atreve a continuar.
PÁRROCO:
Continúa hija, cálmate. Te daba
pánico contarme que tu marido
qué...
(CONTINUED)
CONTINUED: 78.
FABIOLA:
Que se suicidó, padre. Con uno de
esos revólveres de su colección.
Delante de mí. Era un hombre muy
celoso y le fueron con cuentos.
PÁRROCO:
(Se queda callado un instante.
Luego reacciona)
Terrible, hija. Pero debes tener
fortaleza. Ya no hay nada qué
hacer.
FABIOLA:
Quería contarle que el ejército
movió sus influencias para que todo
pasara como un accidente. Se dijo
que mientras limpiaba uno de los
revólveres se le disparó un balazo
y así quedó el informe.
PÁRROCO:
Ya, entiendo. Entiendo, entiendo,
entiendo... Pero ya no puede
hacerse nada.
FABIOLA:
No, padre, usted no entiende
todavía. El problema no es que
trasladen el cuerpo de mi marido al
cementerio laico. Sino que cuando
el nombre de él salga en esa lista
que van a divulgar ahora, la
empresa de seguros removerá el caso
y mi hija y yo nos quedaremos sin
nuestro único patrimonio que es mi
salón y mi casa. El seguro no cubre
suicidio. De hecho, hubo un pleito
largo.
PÁRROCO:
Ya.
Agobiado, se sienta en el borde de uno de los pasos de un
Cristo a medio vestir, al que se le ve la madera que tiene
por cuerpo. Muy serio le dice a Fabiola:
PÁRROCO:
¿Y tú por qué vienes a contarme
eso, justo en este momento? Vete de
aquí.
(CONTINUED)
CONTINUED: 79.
FABIOLA:
Perdóneme, padre, por mortificarlo
con este problema...
PÁRROCO:
Que te vayas, te dije.
Ella se va, muy digna, y él se queda muy molesto.
69. INT. CASA CURAL. VENTANA. DÍA
El cura llega hasta donde el sacristán y Sor Teresa miran lo
que ocurre en el parque. El cura, sobre todo, ve a Fabiola
abandonando la casa cural.
70. EXT. PLAZA DEL PUEBLO. FRENTE A LA IGLESIA. DÍA
Álfer, al ver a Fabiola saliendo de la casa cural, se
aproxima a Josefina y le pregunta, molesto:
ÁLFER:
¿Y Fabiola qué pitos toca en la
casa cural?
DOÑA JOSEFINA:
No sé, pero tengo la sensación de
que buscaba hablar con el padre el
mismo tema que no se atrevió a
tocarle a usted la otra noche. Y
parece que tampoco le fue bien...
Planos de Fabiola acercándose.
DOÑA JOSEFINA (CONT.):
Mire a toda esa gente que está
aquí. ¿Usted no ha caído en
cuenta que lo que les vamos a
hacer con sus muertos es lo mismo
que el padre ese nos hizo a
nosotros con Áimer?
En ese momento llega Fabiola, y Josefina le hace un lugar en
la banca para que se siente a su lado.
Álfer mira a la concurrencia (señores mayores, niños,
mujeres solas, etc.) quienes también lo miran a él, con cara
de preocupación y expectativa. Luego mira el reloj de la
iglesia: son las 2:59.
Álfer se sube al promontorio en que estaba antes, mira el
reloj (suenan las tres), saca la lista de suicidas de su
(CONTINUED)
CONTINUED: 80.
bolsillo y se produce un silencio expectante en la plaza. Ve
a Don Severo, a Alfredo, al yerno Edgar, al sapo, a Fabiola,
a su mamá a Floralba, a Byron, Daniel y a una serie de
rostros desconocidos, de gentes humildes en actitud fría
unas, piadosa otras, indiferentes varias, etc.
ÁLFER:
No me siento con derecho a hacer
pública esta lista. Si los
familiares de estos suicidas
(esgrime la lista, sin mucho
aspaviento) no están interesados en
que se conozca la forma como
murieron, voy a respetarles ese
deseo.
Álfer saca de otro bolsillo un yesquero y le prende fuego a
la lista. Planos de la gente, de Fabiola, de Byron, de
Daniel, de Josefina, de Alfredo, de su yerno y Stella, del
papá de Byron, estupefactos. Ya quemados los papeles, Álfer
se dirige de nuevo a los concurrentes:
ÁLFER:
Mi familia y yo, por nuestra parte,
sí asumimos que Áimer se suicidó y
vamos a trasladar su cuerpo al
cementerio laico. De modo que
arreglen con el párroco para que
les levante el Entredicho y les
devuelva los sacramentos. Es todo.
Baja del peldaño en el que se encontraba e invita a su mamá
y a Floralba a irse del lugar. Se van. Alfredo, su yerno y
Stella, están estupefactos. La gente mira desconcertada y ve
alejarse al grupo familiar. Byron y Daniel también se miran,
con desconcierto.
SUEGRO ALFREDO:
(a su yerno Edgar)
Fue lo mejor que pudo ocurrírsele.
YERNO EDGAR:
Como quien dice, no pasó nada.
71. INT. CASA CURAL. VENTANA. DÍA
Desde la ventana, el cura, Sor Teresa, y el sacristán, ven
al grupo familiar alejarse (Álfer, Josefina y Floralba). El
cura está estupefacto. Casi podría decirse que se siente
derrotado. Escasamente dice:
(CONTINUED)
CONTINUED: 81.
PÁRROCO:
Vea pues, este hombre qué fue lo
que hizo.
SOR TERESA:
¿Qué dijo, padre?
PÁRROCO:
Nada, Sor Teresa, yo aquí hablando
solo.
SOR TERESA:
¿Y ahora qué hacemos, padre?
PÁRROCO:
(Un poco fuera de sí, algo
ofuscado)
¡Pues lo que toca! Vaya
preparándome los ornamentos.
SOR TERESA:
(Casi eufórica)
¿Va a oficiar una misa de
celebración?
PÁRROCO:
(Mecánicamente, como con la cabeza
puesta en otra cosa)
Sí, sí, eso...
El sacristán sale con prisa.
72. INT. IGLESIA. CAMPANARIO. DÍA
El sacristán llega corriendo al campanario y se pone a tocar
frenéticamente las campanas llamando a misa.
73. EXT. ATRIO DE LA IGLESIA. DÍA
Pequeña transición: Vemos la torre de la iglesia, y suenan
las campanas jubilosas convocando a misa. Luego vemos a Sor
Teresa y a Cristóbal abriendo la puerta desde afuera. Lo
primero que se ve dentro de la iglesia, como una aparición,
es al cura, con sus ornamentos de misa. Él sale e invita a
la gente a continuar:
(CONTINUED)
CONTINUED: 82.
PÁRROCO:
Bienvenidos de nuevo a la iglesia.
Vamos a oficiar la santa misa.
En la parte exterior, se ve a la concurrencia (Alfredo, el
yerno, Stella y otros más), curiosean desde el atrio de la
iglesia. El cura los invita, pero ninguno arranca hacia la
iglesia. Solo un viejito, dos ancianas y un niño, por
separado todos, entran a la iglesia. Vemos en primer término
a Fabiola. El cura también la ve y la invita a seguir.
PÁRROCO:
Bienvenida Fabiola.
Fabiola pareciera que va a entrar, pero en realidad se
acerca al cura, y sacando de su cartera la camándula que él
le regaló, se la entrega, diciéndole:
FABIOLA:
No padre, yo vine fue a devolverle
esto.
Se va. El cura, sorprendido, mira la camándula en su mano, y
le dice:
PÁRROCO:
¿Y no vas a colaborar con el
arreglo de los pasos para la semana
santa?
FABIOLA:
(Con cierto desdén)
No, padre, creo que voy a estar muy
ocupada.
Le da la espalda y se marcha. Al cura, ante el desaire, se
le descompone su majestad, y les dice al resto de
concurrentes, casi rogándoles:
PÁRROCO:
Adelante, adelante, voy a oficiar
la misa de celebración para
declarar que se levanta
oficialmente el entredicho, y que
se restablecen los sacramentos.
Bienvenidos.
Pero nadie entra. Algunos se van con disimulo. Educardo y
Elías entre ellos. Hasta don Alfredo, hija y yerno. (Varios
de los que estuvieron en la reunión negociadora con el
cura). Poco a poco el grupo se dispersa, hasta dejar al cura
solitario en la inmensa puerta.
(CONTINUED)
CONTINUED: 83.
Solo Byron y Daniel permanecen frente al cura, mirándolo
desde una distancia de 20 metros. Plano general de la
escena. El padre de Byron se les acerca y los felicita
apretándoles los hombros.
PADRE DE BYRON:
Ganaron, muchachos.
Se va.
BYRON:
(Mirando a Daniel)
¿Será?
Plano cercano del cura que mira la soledad de la plaza y se
entra a la iglesia. Luego se muestra, de espaldas, su
caminada por el corredor central de la iglesia con apenas
cuatro feligreses mirándolo desde las bancas.
74. INT. NEGOCIO DE ÁLFER. DÍA
Marleny está feliz y agradece al cielo con las manos puestas
sobre la frente.
75. INT. CASA DE ÁLFER. SALA. NOCHE
Byron está contándole a Álfer, doña Josefina y Floralba:
BYRON:
El cura se quedó solo ahí, y
después se entró. Tengo que
reconocer que hasta pesar me dio.
Cuando vos quemaste esa lista yo me
quedé fuera de base, pero creo que
ese hombre se desconcertó más. No
sabía qué hacer.
ÁLFER:
(Sin ningún triunfalismo, como
desconcertado él también)
O sea que no la embarré... Yo creí
que habías venido a hacerme el
reclamo...
En ese momento, entran Educardo y Elías, con dos cajas de
cerveza.
(CONTINUED)
CONTINUED: 84.
EDUCARDO Y ELIAS:
(EN CORO)
¡Ganamos! ¡Ganamos!
Depositan las cajas en el suelo y empiezan a destapar
cervezas. Mientras le entrega la suya a Álfer, Educardo le
dice:
EDUCARDO:
Usted es un duro, hermano. Se ganó
a la gente. Su decisión fue
sabia...
Brinda chocando las botellas.
DOÑA JOSEFINA:
(A Byron)
¿Y el padre celebró la misa al fin?
BYRON:
Sinceramente, doña Josefina, no me
atreví a mirar...
Elías, que ha empezado a destapar cervezas dejando la
canasta en el suelo, dice:
ELÍAS:
Aquí los únicos que tenemos derecho
a celebrar somos nosotros, doña
Josefina...
Destapa y reparte cervezas.
ELÍAS (CONT.):
...los fieles le hicimos huelga a
ese cura...
También llegan Alfredo, Edgar, Stella y la mamá de esta, en
plan reconciliatorio. También llega don Severo.
ÁLFER:
(En voz baja, a Byron)
¿Y éstos?
BYRON:
Vendrán a agradecer, me imagino.
Fue que usted ganó, hermano...
convénzase...
(CONTINUED)
CONTINUED: 85.
Detrás aparece el capitán Casallas, quien se quita la gorra
y se la pone debajo del hombro. Floralba, mascando su eterno
chicle, se aleja del grupo para recibirlo, con júbilo. Byron
nota el hecho con malestar y le dice a Álfer:
BYRON:
Voy a comprar cigarrillos, hermano.
Sale.
76. EXT. CALLE CERCA DE LA CASA DE ÁLFER. NOCHE
Byron sale y en ese momento se encuentra con Daniel, que
apenas llega.
DANIEL:
Me imagino que ahí adentro están
celebrando.
BYRON:
Sí, aunque Álfer todavía no se ha
dado cuenta que ganó. Pero hasta el
viejo Alfredo y el bobo ese de
Edgar están ahí, agradeciendo...
DANIEL:
Y usted para dónde va entonces,
venga, entramos... esta es la
oportunidad para que usted le entre
a la Floralba.
BYRON:
No, por eso me salí. Venga le
cuento...
Se lo va llevando por donde llegó.
BYRON (CONT.):
...Es que me puse a pensar que vos
estás en lo cierto: esa pelada no
es para mí. Esa mascadera de
chicle, esa falta de compromiso con
la cosa política... Definitivamente
yo necesito otro tipo de novia...
DANIEL:
Ya era hora de que cayera en
cuenta.
BYRON:
Sí. De modo que preferí más bien no
decirle nada. De pronto va y me le
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 86.
BYRON: (cont’d)declaro, me acepta, y después
termino yo todo encartado ahí. Por
eso me volé, para evitar...
77. EXT. SALÓN DE BELLEZA. FACHADA. NOCHE
Byron y Daniel vienen por el lugar, inexpresivos, y en la
puerta está Fabiola. Esta los saluda y les dice:
FABIOLA:
Muchachos, tengo una pregunta que
hacerles.
BYRON:
Qué pregunta, doña Fabiola.
FABIOLA:
¿En la lista que quemó Álfer había
un Carlos Arturo López?
Byron mira a Daniel y le pregunta:
BYRON:
¿Te suena?
DANIEL:
No. Ahí no habia ningún Carlos
Arturo.
FABIOLA:
Bueno, gracias.
BYRON Y DANIEL:
Por nada, señora. Buenas noches.
FABIOLA:
Buenas noches.
Ellos siguen su camino, y la cámara se queda con ella hasta
que cierra la puerta. Luego, la cámara los alcanza y tienen
la siguiente conversación:
BYRON:
¿Ese Carlos Arturo será el marido?
DANIEL:
No creo que con semejante mujer un
marido se suicide.
(CONTINUED)
CONTINUED: 87.
BYRON:
Cierto, una mamasota.
Se pierden en la noche, de espaldas a la cámara.
Suena la canción "Boca de chicle", de Pablus Gallinazo.
Van emergiendo los títulos finales:
El párroco fue trasladado y sustituido por otro al que los
feligreses no le tenían miedo. El cadáver de Áimer fue
dejado en su sitio. La gente volvió a misa.
Esta historia está inspirada en hechos reales ocurridos a
causa del Concordato entre Colombia y El Vaticano, que le
confió a la Iglesia la educación pública,la cual fue
orientada por los dogmas católicos.
El Concordato prohibía el divorcio y el matrimonio civil y
le delegó a la Iglesia el registro de nacimientos,
matrimonios y defunciones. Su vigencia fue de 102 años,
entre 1887 y 1992.