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Fernando Casado Caeque(coord.)
Hacia la concertacin pblico-privada para
el desarrollo en Amrica Latina
Documento deTrabajo n 30
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HACIA LA CONCERTACINPBLICO-PRIVADA PARA EL
DESARROLLO EN AM RICA LATINA
Conclusiones de la II ConferenciaEspaa-Iberoamrica de responsabilidad socialempresarial: las alianzas pblico-privadas para
el desarrollo
Fernando Casado Caeque (coord.)
Rosa CondeLeire PajnEmilio Botn
Pedro SolbesLeda Stot tEnrique V. IglesiasRos TennysonMercedes KorinJavier SantisoAntonio VivesM anuel Escudero
Paulina BeatoSantiago PortoGavin McGillivrayJrg Hartmann
Giovanni CamilleriAurora Daz-RatoSilvia Scopelliti
Francisco ValdsAntoni BallabrigaAlejandro LitovskyCarlos MataixSean AnsettKen CaplanVctor ViualesJos Gasset
Alberto AndreuGabrielle IwanowM. Eugenia de BartolaRamn Juregui
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Estos materiales estn pensados para que tengan lamayor difusin posible y que, de esa forma, contribuyan
al conocimiento y al intercambio de ideas. Se autoriza,por tanto, su reproduccin, siempre que se cite la fuentey se realice sin nimo de lucro.
Los trabajos son responsabilidad de los autores y sucontenido no representa necesariamente la opinin dela Fundacin Carolina o de su Consejo Editorial.
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Fernando Casado Caeque, doctor en Economa y periodista relacionado con te-mas de desarrollo global. Ha trabajado como asesor de diversas organizaciones in-ternacionales, como el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNU-MA), la Divisin de Asuntos Sociales y Econmicos de Naciones Unidas (UNDESA),el Banco Mundial, la Organizacin de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial
(ONUDI), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y ha sido el Co-ordinador General de la Campaa del Milenio de Naciones Unidas en Espaa. Asi-mismo, ha trabajado como consultor senior en el departamento de desarrollo soste-nible y responsabilidad social de PricewaterhouseCoopers (PwC) en Nueva York. Harealizado informes para el Global Compact sobre la sostenibilidad y el impacto socialdel sector de automocin en la India, evaluado la poltica de RSE de las PYMEs a ni-vel global, desarrollado anlisis comparativos de las alianzas pblico-privadas detipo II presentadas en la Cumbre de J ohannesburgo, y colaborado en diversos infor-mes para la ONUDI, entre ellos el informe de Industrializacin, Medioambiente y
ODM en el frica Subsahariana. Es autor de los libros La RSE ante el espejo y LasAlianzas Pblico-Privadas para el Desarrollo as como de varios artculos sobre de-sarrollo econmico, globalizacin y sostenibilidad; y realizador de un documentalsobre el acceso a educacin primaria en las zonas rurales de Honduras. Posee un doc-torado de la Universidad Central de Barcelona en Ciencias Econmicas y Sociales, unmster de la Universidad de Columbia de Nueva York especializado en Economa delDesarrollo y Periodismo, y un postgrado de gestin ambiental a travs del Institutode Economa Pblica de la Universidad de Barcelona.
COORDINA DORES DE CASOS PRCTICOS
Steff en Schwrer, socilogo e investigador sobre Alianzas Pblicas-Privadas parael Desarrollo. E-mail: [email protected]. Tel.: ++49 (0) 1799484954.
Philippe Jochaud, consultor especializado en sensibilizacin sobre temas de de-sarrollo. E-mail: [email protected]. Tel.: 6654754158.
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PRESENTACIN, Rosa Conde .................................................................................. XI
INAUGURACIN, Leire Pajn, Emilio Botn y Pedro Solbes ................................... XV
INTRODUCCIN. LAS ALIANZAS PARA EL DESARROLLO, Fernando CasadoCaeque.............................................................................................................. XXVII
PRIMERA PARTE
POR QU TRABAJAR MEDIANTE ALIANZAS PARA EL DESARROLLO?
INTRODUCCIN, Leda Stott..................................................................................... 3EL ESTADO Y EL MERCADO EN AMRICA LATINA: HACIA LA RELACIN PTI-
MA PARA EL FUTURO DE LA REGIN, Enrique V. Iglesias ............................. 7EL PROCESO DE TRABAJ AR A TRAVS DE ALIANZAS, Ros Tennyson................ 15
SEGUNDA PARTE
ESPA A Y A M RICA LATINA: UNA ALIANZA PARA EL FUTURO
INTRODUCCIN, Mercedes Korin............................................................................ 23MULTINACIONALES Y ALIANZAS PARA EL DESARROLLO EN AMRICA LATI-
NA,J avier Santiso.............................................................................................. 27EL PAPEL PBLICO DEL SECTOR PRIVADO: LA RSE ANTE LA FALLA DE GO-
BIERNO,Antonio Vives ...................................................................................... 35EL PACTO MUNDIAL Y LA UTILIZACIN DE REDES PARA PROMOVER ALIAN-
ZAS EN AMRICA LATINA, Manuel Escudero ................................................. 39
ALIANZAS ESTRATGICAS NECESARIAS PARA EL DESARROLLO EN LAREGIN DE AMRICA LATINA, Paulina Beato ................................................. 45
TERCERA PARTE
EL PAPEL DE LAS INSTITUCION ES PBLICAS EN LA PROM OCINDE ALIANZAS
INTRODUCCIN, Santiago Porto ............................................................................. 51
EL MODELO PBLICO-PRIVADO DEL DFID, Gavin McGillivray............................. 55EL MODELO PBLICO-PRIVADO DEL GTZ,J rg Hartmann................................... 65
NDICE
VII
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EL PNUD Y SU INICIATIVA ART DE COOPERACIN DESCENTRALIZADA, Gio-vanni Camilleri.................................................................................................... 71MECANISMOS ESPAOLES PARA PROMOVER LAS ALIANZAS PBLICO-PRI-
VADAS,Aurora Daz-Rato .................................................................................. 81
CUARTA PARTE
EL PAPEL DE OTROS ACTORES EN LA PROM OCIN DE ALIANZA S PARAEL DESARROLLO
INTRODUCCIN, Silvia Scopellitti ........................................................................... 89AMRICA LATINA: ENTRE DEMOCRACIAS FRGILES Y DESIGUALDADES
PERSISTENTES. CMO ENCARAR EL DESARROLLO?, Francisco ValdsUgalde................................................................................................................. 95
LOS SISTEMAS FINANCIEROS Y LAS ALIANZAS PARA EL DESARROLLO,An-toni Ballabriga .................................................................................................... 101
RIESGO Y GOBERNABILIDAD: CLAVES PARA LAS ALIANZAS EN AMRICA LA-TINA,Alejandro Litovsky................................................................................... 107
EL PAPEL DEL TERCER SECTOR: PROMOVIENDO ALIANZAS PARA EL DE-SARROLLO, Carlos Mataix................................................................................ 113
QUINTA PARTE
CASOS PRCTICOS DE ALIAN ZAS PBLICO-PRIVAD AS
INTRODUCCIN, Sean Ansett.................................................................................. 123CONTEXTO ACTUAL DE ALIANZAS EN MATERIA DE AGUA Y SANEAMIENTO,
Ken Caplan.......................................................................................................... 129ALIANZAS POR EL AGUA: LA EXPERIENCIA ESPAOLA PROMOVIENDO AC-
CESO A AGUA POTABLE EN CENTROAMRICA, Vctor Viuales.................. 141ALIANZAS ENERGTICAS PARA EL DESARROLLO: IBERDROLA, UN CASO
PRCTICO EN AMRICA LATINA,J os Gasset Loring.................................... 145ALIANZAS ESTRATGICAS PARA CUBRIR LA BRECHA SOCIAL A TRAVS DE
LA TECNOLOGA: EL CASO DE TELEFNICA,Alberto Andreu ...................... 151LAS ALIANZAS COMO HERRAMIENTA ESTRATGICA EN RIO TINTO EN LA
GESTIN DE RIESGOS Y OPORTUNIDADES DE LA BIODIVERSIDAD, Ga-brielle Iwanow .................................................................................................... 155
EL ENFOQUE DE REPSOL HACIA LAS ALIANZAS PBLICO-PRIVADAS PARA ELDESARROLLO, M Eugenia de Bartola Schnhffer........................................ 161
ndice
VIII
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CONCLUSIONES, Ramn J uregui y Fernando Casado Caeque ........................ 167
ANEXO. CASOS PRCTICOS SOBRE ALIANZAS PARA EL DESARROLLO........... 175
AGUA Y SANEAMIENTO
1. Agua para todos........................................................................................... 1772. Alianza Sedif, Volia, Asociacin de los nativos de Yeliman, EAU vive. 1783. Cap-Net. Red Internacional para el desarrollo de capacidades en ges-
tin integrada de recursos hdricos ............................................................ 180
4. Proyecto piloto de pequeas localidades del Per (PPPL) ........................ 1815. Iniciativa de frica Occidental para el agua (WAWI).................................. 183
ENERGA
6. Electrificacin rural en Mali (Programa de Acceso EDF)........................... 1847. Programa ECOELCE (ENDESA Brasil)......................................................... 1878. Lokoho Hydro para el desarrollo rural........................................................ 189
EDUCACIN
9. Proyecto: Santander Universidades ........................................................... 19110. Programa YES (Youngsters Educational Support)..................................... 194
SALUD
11. Control del VIH/sida en la industria del t de Tanzania.............................. 19512. Proveer a los ms pobres de mosquiteras resistentes a la malaria.......... 198
13. Fundacin de salud Siyakhana (Proyecto piloto y proyecto de amplia-cin)............................................................................................................... 200
ERRADICACIN DE LA POBREZA
14. INCOPA: Innovacin y competitividad de la papa peruana....................... 20315. Seguridad social para los pobres de la India, Indonesia y Laos................ 206
TECNOLOGA
16. Intgrame...................................................................................................... 208
ndice
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Es un honor presentar el Documento deTrabajo Hacia la concertacin pblico-
privada para el desarrollo en Amrica
Latina, fruto de la II Conferencia Espaa-
Iberoamrica de responsabilidad social
empresarial: las alianzas pblico-priva-
das para el desarrollo, que tuvo lugar en
Madrid los das 20 y 21 de septiembre de
2007. El principal objetivo de la Confe-
rencia fue exponer las diferentes iniciati-
vas y visiones que, a escala global, se
haban ido impulsando en materia de
alianzas pblico-privadas para el de-
sarrollo, y valorar qu mecanismos seran
los ms pertinentes para las empresas
espaolas y para el sector de la coopera-
cin espaola, de manera que pudieran
tener un impacto positivo en los objeti-
vos de desarrollo en Amrica Latina.
La Conferencia se estructur en seis se-
siones en las que se analizaron las alian-
zas estratgicas entre Espaa y Amrica
Latina, los incentivos para trabajar a tra-
vs de esas alianzas, el papel de las ins-
tituciones pblicas y el de otros actores
en la promocin de alianzas para el de-
sarrollo. Se presentaron tambin casos
prcticos en el sector energtico y deagua, as como en las empresas lderes
que estn utilizando las alianzas como
eje central de su estrategia.
Las intervenciones de los ponentes, y el
fructfero dilogo que se gener durante
las jornadas, pusieron de manifiesto
que el debate sobre las alianzas pblico-
privadas es esencial para lograr un de-
sarrollo sostenible y para lograr avan-ces significativos que erradiquen la po-
breza en Amrica Latina y fomenten la
cohesin social en la regin. Es preciso,
por tanto, seguir promoviendo e incenti-
vando este debate, y asegurar que se
traslade a los gobiernos, a las empresas
y al conjunto de la sociedad civil.
Trabajar en alianzas pblico-privadas
para el desarrollo es una tarea relativa-
mente nueva, que requiere modificar en
parte el modus operandi de institucio-
nes y grupos dedicados al desarrollo y
que, en consecuencia, precisa de un
cierto tiempo para adquirir mayor con-
ciencia y constancia. Slo de esta forma
se podr aprender de las estrategias de
implementacin, y promover un proce-
so de mejora continua que permitaavanzar en la direccin acertada.
En este sentido, para la puesta en mar-
cha de las alianzas pblico-privadas y su
desarrollo exitoso se deben cumplir
ciertos principios que quedaron refleja-
dos a lo largo de las intervenciones ha-
bidas en la Conferencia, como son los
principios de equidad, transparencia ybeneficio mutuo de las partes. Si bien
no existen modelos estndares sobre
qu es y no es una alianza para el de-
sarrollo y, por lo tanto, es preciso man-
tener una visin amplia y flexible sobre
las implicaciones que conllevan, estos
principios permiten generar un marco
de accin que integre y fomente las si-
nergias entre los sectores participantes.
PRESENTACIN
Rosa Conde *
* Directora de la Fundacin Carolina.
XI
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Este debate es especialmente relevanteen la realidad iberoamericana. Por un
lado, la situacin socioeconmica hace
difcil que en Amrica Latina algunos
gobiernos puedan dotarse del conjunto
de infraestructuras fsicas de comunica-
ciones y telecomunicaciones o del ca-
pital humano y social necesario para
superar algunos impedimentos estrat-
gicos y lograr un desarrollo sostenible.
Por otro, el papel relevante de las em-
presas espaolas en algunos sectores
de servicios pblicos en la regin, los
principales objetivos de la cooperacin
al desarrollo y los flujos de inmigracin
actuales, evidencian las oportunidades
que aportan las alianzas pblico-priva-
das para el desarrollo al conjunto de la
regin.
De hecho, como se aprecia en los distin-
tos captulos de este libro, las alianzas
no slo pueden tener un gran potencial
para el desarrollo de Amrica Latina y
Espaa, sino que pueden llegar a ser un
instrumento estratgico de cohesin so-
cial que promueva de manera eficiente
la inclusin de la ciudadana en una
sociedad global, convirtindose en el fu-turo de las polticas de desarrollo y
transformando, as, la cultura de la co-
laboracin.
Para ello, es preciso replantear el con-
cepto mismo de liderazgo y valorar qu
tipo de lderes y de instrumentos institu-
cionales se requieren para convertir las
alianzas en ejes articuladores de un nue-
vo modelo de cooperacin, ms eficien-te, ms efectivo y ms solidario.
La Fundacin Carolina ha explicitado sucompromiso de promover las alianzas
pblico-privadas para el desarrollo y fo-
mentar el debate interinstitucional con
el fin de generar ese nuevo lenguaje que
har posible esta realidad. Esta publica-
cin es un ejemplo de nuestro compro-
miso y de la funcin facilitadora hacia
esta nueva realidad que queremos de-
sempear.
Todo proyecto ambicioso requiere de un
gran esfuerzo que no podramos realizar
de manera individual. Quiero, pues, ma-
nifestar mi agradecimiento a todas aque-
llas personas que, desde sus respectivas
responsabilidades, han contribuido y si-
guen contribuyendo a generar esta trans-
formacin social. Entre ellos, al Vicepre-
sidente segundo y Ministro de Economay Hacienda del Gobierno, Pedro Solbes; a
la Secretaria de Estado de Cooperacin
Internacional, Leire Pajn, y al Presidente
del Banco Santander Central Hispano,
Emilio Botn, por haber inaugurado las
jornadas y darnos todo su apoyo en este
proceso. Mi reconocimiento tambin a
los expertos internacionales y ponentes,
moderadores y relatores que participa-ron en la Conferencia; a su director tcni-
co, Fernando Casado Caeque; a las em-
presas e instituciones miembros de
nuestro Patronato; y a todos los asisten-
tes a las jornadas que incentivaron el de-
bate a travs de sus preguntas y comen-
tarios. De manera muy especial, quiero
dar las gracias a Carlos Solchaga y a la
Fundacin Euroamrica por acompaar
ao tras ao a la Fundacin Carolina enesta iniciativa.
Rosa Conde
XII
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Porque lo cierto es que lograr el desarro-llo sostenible y la cohesin social en
Amrica Latina es una necesidad para to-
dos aquellos que, de una u otra forma, es-
tamos implicados en la regin. Las alian-
zas pblico-privadas para el desarrollo
son un instrumento esencial para lograr
dicha misin y alcanzar sinergias entrelos diferentes sectores. Debido a ello, fo-
mentarlas no slo se convierte en una
oportunidad, sino tambin en una res-
ponsabilidad que debemos asumir para
garantizar un cambio orientado a conse-
guir un desarrollo digno para todos.
Presentacin
XIII
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Buenos das a todas y a todos.
Quiero comenzar esta sesin inaugural
manifestando mi ms sincero agradeci-
miento al Vicepresidente segundo del
Gobierno, Pedro Solbes, y al Presidente
del Banco Santander Central Hispano,
Emilio Botn, por haber aceptado acom-
paarnos hoy en esta sesin inaugural
de la II Conferencia Espaa-Iberoamri-
ca de responsabilidad social empresa-
rial: las alianzas pblico-privadas para el
desarrollo.
Mi gratitud, tambin, a Rosa Conde y a
Carlos Solchaga, directores de las dos
instituciones que han hecho posible
esta conferencia, y a Casa de Amrica y
su director, Miguel Barroso que una vez
ms nos acoge en este anfiteatro.
El ao pasado, en este mismo auditorio,
seal que una de las principales preo-
cupaciones de la Secretara de Estado
de Cooperacin Internacional es mejo-
rar el impacto positivo sobre el desarro-
llo del conjunto de acciones y estrate-
gias emprendidas por todos los que
trabajamos con y para el mundo en de-sarrollo.
Por desgracia, aunque era fcil de pre-
ver, las preocupaciones expresadas
hace un ao siguen plenamente vigen-
tes. Las estadsticas y la realidad que ve-
mos cuando visitamos Amrica Latina y
otros continentes nos obliga a mantener
un espritu de continuado compromiso
y exigencia sobre las responsabilidadesque nos corresponden a cada cual.
Responsabilidades que empiezan por
los gobiernos, pero que tambin son de
las empresas y, por supuesto, de los ciu-
dadanos y ciudadanas de nuestro pas.
Una ciudadana consciente y activa es la
que estimula con sus crticas y deman-
das una mejor accin de gobierno, exi-
giendo ms resultados en la lucha con-
tra la pobreza. Es la que pide tambin
una actuacin ms responsable y soste-
nible de las empresas.
El alto nivel de responsabilidad y expe-
riencia de los participantes en esta con-
ferencia nos obliga a no defraudar a
quienes representamos, y a ser audaces
y flexibles a la hora de entablar accionescomunes entre el sector pblico y el pri-
vado.
Amrica Latina sigue siendo la regin
del mundo con mayores niveles de des-
igualdad, y cambiar ese estado de cosas
es un reto de enorme envergadura. La
responsabilidad principal en el desarro-
llo recae sobre los propios pases, quehan de poner en marcha iniciativas cre-
bles y sostenibles, y sobre la coopera-
cin internacional, en particular, sobre
la cooperacin espaola, que ha de apo-
yar esos esfuerzos.
Y esta es la cuestin clave: para mejorar
el desarrollo y reducir la pobreza es ne-
cesario optimizar el esfuerzo sobre los
INAUGURACIN
Leire Pajn *
* Ex Secretaria de Estado de Cooperacin Internacional y actual Secretaria de Organizacin del PSOE.
XV
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pases en desarrollo, a travs de la ac-cin del sector privado, el sector pblico
y otros agentes sociales. Slo con una
suma de todos esos elementos se con-
seguir un resultado prometedor.
Las inversiones espaolas en la regin,
cuantiosas y comprometidas a largo
plazo, han tenido notables efectos posi-
tivos y sobre todo han permitido apun-
talar el crecimiento econmico y crear
empleo, la llave del progreso. Sin em-
bargo, las mejoras en la economa han
de ir de la mano de un mayor compro-
miso social y con el entorno, para pro-
mover as la cohesin. El progreso y el
crecimiento econmico tienen que ir
unidos a una mayor equidad y justicia
social. No podemos permitir que el cre-
cimiento econmico, imprescindiblepara el desarrollo, deje en la cuneta a
millones de personas. Por eso defende-
mos una mayor cohesin social en la re-
gin.
Las empresas espaolas han comproba-
do cmo ciudadanos crticos de Amrica
Latina y Espaa les han pedido mayor
compromiso y les han exigido conduc-tas ms cuidadosas con aquellos secto-
res que han sido perjudicados por algu-
na de sus actuaciones. De este modo, las
empresas han lanzado estrategias de
responsabilidad social empresarial que
ya estn dando sus primeros frutos, y
que pueden y deben profundizarse. Ese
importante paso abre el camino a una
nueva forma de cooperacin de la que
hemos venido a hablar: las alianzas p-blico-privadas para el desarrollo.
Se trata de una responsabilidad com-partida. Las capacidades y conocimien-
tos de las empresas privadas constitu-
yen un valor incalculable para poder
llevar adelante propuestas valientes, efi-
caces y novedosas. Desde la coopera-
cin espaola necesitamos el conoci-
miento y la experiencia del sector
privado en la creacin de riqueza y de
empleo, para poder articular nuevas
propuestas, sumando as esfuerzos que
lleguen a los rincones oscuros de la po-
breza y reduzcan la exclusin social que
existe en la regin. Por su parte, la coo-
peracin espaola contribuye con su
profundo conocimiento de la realidad
social y su capacidad de intervencin en
contextos complejos y de alta conflicti-
vidad social. La suma de esos dos facto-
res traer a buen seguro un resultadopositivo.
Nuestra apuesta como Gobierno qued
reflejada en el Plan Director de la Coo-
peracin Espaola 2005-2008, el cual es-
tableca que la cooperacin espaola fo-
mentara iniciativas piloto de alianzas
pblico-privadas, apostando por alian-
zas en las que se compartan recursos,riesgos, gestin y direccin en proyec-
tos que permitan alcanzar objetivos im-
portantes para el desarrollo socioecon-
mico.
Este proceso de complejas reformas
que estamos impulsando, tendr un
hito decisivo con la creacin de la nueva
Agencia Espaola de Cooperacin Inter-
nacional para el Desarrollo, en lo queser una refundacin de la AECI para
Leire Pajn, Emilio Botn y Pedro Solbes
XVI
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maximizar la eficacia y eficiencia delprincipal rgano gestor de nuestra coo-
peracin. Una nueva agencia que estar
preparada para los retos ms destaca-
bles, entre ellos, para trabajar con las
empresas y las organizaciones sociales
en el impulso de alianzas pblico-priva-
das.
Pero ya se han dado pasos importantes
en esa direccin: en enero de 2007 se
suscribi un convenio con el sector fi-
nanciero para impulsar una alianza p-
blico-privada en materia de migraciones
y remesas, con el objetivo de maximizar
el impacto de desarrollo de las remesas
que los migrantes que residen en nues-
tro pas envan a sus familias.
Otro ejemplo es el de la propia Funda-cin Carolina que hoy nos convoca, que
supone una exitosa alianza por el cono-
cimiento, la cultura y el desarrollo. Desde
la Fundacin, y en directa coordina-
cin con la Secretara de Estado, se han
impulsado talleres de trabajo interna-
cionales sobre alianzas pblico-priva-
das, as como importantes investigacio-
nes como paso previo a la accin que yahan visto la luz.
Asimismo, me gustara destacar la im-
portancia que, a la hora de promover
alianzas, puede tener el Mapa de la Ac-
cin Exterior de Espaa en Amrica Lati-
na que la Fundacin est elaborando
mediante la recogida y sistematizacin
de informacin sobre el papel de las
empresas, administraciones, fundacio-nes, universidades y ONG, para tener
una visin de conjunto de la presencia yactuaciones espaolas en la regin, lo
que nos permitir disear proyectos y
actuaciones comunes.
Los frutos son todava limitados, pero
los agentes del sistema pblico nos es-
tamos preparando para este reto, al
igual que el mundo empresarial, a tra-
vs de sus estrategias de RSE. Sin em-
bargo, si realmente queremos avanzar
tenemos que hacer mucho ms que
hasta ahora.
La poltica de cooperacin al desarrollo,
y no slo la de nuestro pas, no es sufi-
ciente; somos conscientes de ello. Nin-
gn sector, ni el privado ni el pblico ni
el asociativo, pueden aportar de manera
aislada soluciones sostenibles a los re-tos que se enfrenta la humanidad. Por
eso, insisto, es tan importante trabajar
conjuntamente.
Cada decisin o proyecto que iniciemos
en cooperacin para afrontar retos como
la erradicacin de la pobreza extrema, la
falta de acceso a la sanidad o a la educa-
cin, el calentamiento global del plane-ta, o la consecucin de un empleo que
permita acceder a una vida digna, tendr
efectos limitados si no se hace de la
mano del pas donde se trabaje. Ade-
ms, para ser ms efectivos y tener ma-
yor impacto, se requiere el empuje im-
prescindible de la iniciativa privada.
Hay que establecer un dilogo que nos
ayude a aunar esfuerzos para dar solu-ciones eficaces a los problemas comu-
Inauguracin
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nes a los que tenemos el deber de en-frentarnos. Un dilogo que debe ser sin-
cero, crtico y exigente, en una misma
actitud de escucha y disposicin rec-
proca a colaborar.
Desde la cooperacin espaola ni quere-
mos ni debemos entrar en la gestin de
las inversiones privadas en pases en de-
sarrollo, pero s podemos ser un valor
aadido para lograr que la cuenta de re-
sultados tenga rostro humano y mejores
efectos sociales. Un rostro humano que
busca alfabetizar a treinta y ocho millo-
nes de latinoamericanos o contribuir a fa-
cilitar el acceso a agua potable de ochen-
ta millones de habitantes de esa regin.
La riqueza y el crecimiento econmico
que generan el esfuerzo empresarial denuestro pas en la regin es determinan-
te para el futuro, pero tambin es crucial
que sepamos ir ms all. Estoy hablan-
do de principios y convicciones que son
las que realmente hacen slidas a las
empresas y a los gobiernos. Ser referen-
tes y generar confianza en la ciudadana
es la inversin ms rentable; no escati-
memos ni esfuerzos ni trabajo en ello.
En este sentido, celebro que en el seno
de esta Conferencia Iberoamericana es-
tn convocados nuestros colegas de las
agencias britnica y alemana de coope-
racin junto a acadmicos y centros de
opinin, entidades sociales, y empresas
que no se conforman solamente con serlderes de sus sectores, sino que quie-
ren ser lderes en la sociedad, referencia
de responsabilidad social, porque asu-
men como reto propio el mejorar las
condiciones de vida de las sociedades
de las que tambin forman parte.
Tal y como han puesto de manifiesto di-
ferentes investigaciones patrocinadas
por el Centro de Estudios de la Funda-
cin Carolina, las alianzas pblico-priva-
das no son, como es obvio, la panacea
del desarrollo. Sin embargo, estas alian-
zas, gestionadas debidamente, pueden
aportar mucho a la generacin de solu-
ciones globales y, por lo tanto, son ac-
tuaciones que queremos impulsar mu-
cho ms desde el Gobierno espaol.
Desde la Secretara de Estado de Coope-
racin Internacional, quiero decirles que
cuentan con todo nuestro apoyo para
avanzar en este debate tan esencial, y
que tenemos un firme compromiso, que
se plasmar en lneas de actuacin es-
pecficas y en recursos suficientes para
fomentar en el futuro cercano alianzas
pblico-privadas con el sector empresa-rial espaol.
Esperaremos con mucho inters las re-
comendaciones que surjan de esta Con-
ferencia.
Muchas gracias.
Leire Pajn, Emilio Botn y Pedro Solbes
XVIII
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Emilio Botn*
Vicepresidente segundo y M inistro de
Economa y Hacienda, Secretaria de Es-
tado de Cooperacin Internacional, Di-
rectora de la Fundacin Carolina, Presi-
dente de la Fundacin Euroamrica,
seoras y seores:
Agradezco a la Fundacin Carolina y a
la Fundacin Euroamrica su invitacina participar en esta reunin, y les felici-
to por su organizacin y su papel en la
promocin de la colaboracin entre el
sector pblico y el sector privado en el
mbito de la responsabilidad social.
Es un honor compartir esta sesin de
apertura con nuestro Vicepresidente se-
gundo y Ministro de Economa y Ha-cienda, protagonista de algunos de los
hitos que han marcado nuestra historia
econmica reciente. Y hacerlo en Casa
de Amrica, que en sus quince aos de
existencia ha sabido convertirse en lu-
gar de encuentro e intercambio cultural
entre Europa y Amrica, dos continen-
tes que en Banco Santander conocemos
muy bien.
Banco Santander ha demostrado en
sus ciento cincuenta aos de historia, y
de forma especial en la ltima dcada,
que su compromiso con Iberoamrica
es firme. Nuestra apuesta por la mo-
dernizacin de los sistemas financie-
ros, por la bancarizacin de las clases
medias, y nuestra poltica de responsa-
bilidad social reflejan este compromisoy nuestra confianza en el futuro de la
regin.
Voy a dedicar mi intervencin a hablar-
les:
1. De lo que ha supuesto y supone la
responsabilidad social para las em-
presas.
2. Del programa de responsabilidad
social corporativa de Banco Santan-
der y de su programa Santander
Universidades.
LA RESPONSABILIDAD SOCIAL
DE LAS EMPRESAS
Las empresas con vocacin de perma-
nencia siempre han estado comprometi-
das con las sociedades en las que actan.
Pero el concepto de responsabilidad
social ha impulsado la definicin de es-
trategias empresariales que van en be-
neficio de la sociedad.
En Banco Santander tenemos muy claroque estos programas de responsabili-
dad social deben guiarse por una serie
de principios:
En primer lugar, la principal funcin de
la empresa es la creacin de empleo y
riqueza, dar beneficios y repartir divi-
dendos. El ao pasado Banco Santander
obtuvo un beneficio ordinario de 6.582
Inauguracin
XIX
* Presidente del Banco Santander Central Hispano.
7/28/2019 Hacia La Concertacin de Alianzas Pblico Privadas en Amrica Latina
21/247
millones de euros. De esta cantidadabonamos el 50% en dividendos para
nuestros 2.300.000 accionistas. Antes de
llegar al beneficio, destinamos 6.045 mi-
llones de euros a salarios de nuestros
128.000 empleados y, por ltimo, dedi-
camos 2.294 millones de euros al pago
de impuestos.
En segundo lugar, la responsabilidad
social debe: a. Ser compatible con la
mejora de la empresa a medio y largo
plazo; b. Comunicarse con transparen-
cia, para dotarla de la credibilidad nece-
saria y responder ante empleados, ac-
cionistas y clientes.
Y en tercer lugar, debe mantener su ca-
rcter voluntario.
LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN BANCO
SANTANDER
El programa de responsabilidad social
de Banco Santander se rige por estos
principios y adems sigue los mismos
criterios de eficiencia que se requierende cualquier otra inversin del Grupo.
Nuestra principal misin es contribuir al
desarrollo de unos sistemas financieros
eficientes y competitivos, de los que se
beneficie toda la sociedad.
Pero con nuestro Programa de respon-
sabilidad social tratamos de ir ms all:
a. Ofrecemos productos y serviciosespeciales a colectivos de jvenes,
personas mayores, inmigrantes, en-tidades sin nimo de lucro, univer-
sitarios y personas con discapaci-
dad. Tambin somos activos en el
campo de los microcrditos;
b. Analizamos el impacto medioam-
biental de las empresas a las que
concedemos prstamos, y asesora-
mos y financiamos proyectos de
energas renovables;
c. Y, sobre todo, apoyamos el desarro-
llo de la educacin superior a travs
de nuestro programa Santander
Universidades.
No hay institucin financiera en el mun-
do que dedique tantos recursos ni ten-
ga una relacin tan estrecha con el
mundo universitario como Banco San-
tander.
El programa Santander Universidades
surgi en 1996, con un acuerdo de cola-
boracin con la Universidad de Canta-
bria. Con l, diseamos y desarrollamos
una Tarjeta Inteligente capaz de prestar
un servicio til a los universitarios. Hoy
ms de tres millones de universitarios
de once pases se benefician de ella.Diez aos despus, hemos invertido
ms de 400 millones de euros dando
servicio a la educacin superior.
Creemos que nuestra actuacin debe
centrarse en el mundo educativo:
a. Porque estamos convencidos de
que la formacin y el conocimiento
son clave para reducir y eliminar lasbrechas sociales.
Leire Pajn, Emilio Botn y Pedro Solbes
XX
7/28/2019 Hacia La Concertacin de Alianzas Pblico Privadas en Amrica Latina
22/247
b. Porque, como expone Fernando Ca-sado, en su obraAlianzas pblico-
privadas para el desarrollo, editada
por la Fundacin Carolina, la situa-
cin de la educacin en el mundo se
aleja cada da ms de los objetivos
que todos nos hemos marcado, y
para mejorar esto las alianzas pbli-
co-privadas pueden ser tiles.
c. Y porque Banco Santander, como
empresa de servicios cuyo valor
principal es el talento, tiene mucho
que aportar en este campo.
El Programa Santander Universidades
se articula en torno a diferentes progra-
mas:
En primer lugar, apoya proyectos do-
centes y de investigacin a travs deconvenios de colaboracin con 575
universidades de la Pennsula Ibrica,
10 pases de Latinoamrica y en Reino
Unido. Tambin estamos prestando
nuestra colaboracin con algunas
universidades de Estados Unidos,
China y Rusia. Adems, desarrolla-
mos colaboraciones con el Instituto
Cervantes y con la Fundacin Comi-llas en el fomento del aprendizaje de
la lengua espaola.
En segundo lugar, el programa de Be-
cas beneficia a 10.161 universitarios
de 21 pases y es un referente en el
mundo empresarial. Estas becas fo-
mentan la investigacin, la especiali-
zacin de los docentes, la inclusin
social y la movilidad nacional e inter-
nacional de los universitarios. Con
motivo del 150 aniversario de Banco
Santander hemos dado un paso ms.Hemos puesto en marcha en Ibero-
amrica un proyecto similar al Eras-
mus Europeo, para facilitar la movili-
dad de estudiantes y profesores entre
pases.
En tercer lugar, Santander Universida-
des promueve el uso de nuevas tec-
nologas, potenciando que las univer-
sidades asuman un papel clave en eldesarrollo de la sociedad del conoci-
miento. En los ltimos aos, Banco
Santander ha apoyado 418 proyectos
de creacin de infraestructuras tecno-
lgicas en las universidades como
aulas de navegacin y acceso a inter-
net, proyectos WIFI o campus virtuales.
En este mbito quiero destacar dos pro-
yectos:
Universia, la mayor red de colabora-
cin universitaria del mundo con
1.015 universidades socias.
La Biblioteca Virtual Miguel de Cer-
vantes, el sitio web literario de habla
hispana ms visitado del mundo,
con acceso gratuito a ms de 24.000
obras digitalizadas.
Por ltimo, nuestro programa Santan-
der Universidades fomenta la relacin
universidad-empresa a travs del apoyo
a parques cientficos y tecnolgicos uni-
versitarios, portales de informacin
para jvenes emprendedores, una red
iberoamericana de incubadoras de em-
presas universitarias, y proyectos uni-
versitarios de capital riesgo.
Inauguracin
XXI
7/28/2019 Hacia La Concertacin de Alianzas Pblico Privadas en Amrica Latina
23/247
Queridos amigos y amigas, como siem-pre nos dice la Directora de la Funda-
cin Carolina, doa Rosa Conde, la res-
ponsabilidad social de las empresas no
es un eslogan de empresas y gobiernos.
Es el reflejo del compromiso de las em-
presas con las sociedades en las que
participan. Por nuestra parte, estamos
haciendo de Santander Universidades
un referente en el mbito de las alianzas
pblico-privadas.
Nuestro trabajo y esfuerzo se reconoce
tambin porque la accin de Banco San-
tander est presente en los dos ndices
burstiles ms importantes de respon-
sabilidad social, el Dow J ones Sustaina-
bility lndex (DJ SI) y el FT4good.
Y Banco Santander no slo recibe pre-mios como mejor banco en los dife-
rentes mercados donde est presente.
Tambin premian nuestros programas
de responsabilidad social. En mayo,
Santander Universidades recogi en
la sede de la ONU el Premio de la aso-
ciacin Women Together, por su apo-
yo a la educacin y su compromiso
con los Objetivos de Desarrollo del Mi-lenio.
Estos reconocimientos nos animan a se-guir adelante. La tarea es difcil, pero ilu-
sionante. Como destacaba el anterior
Secretario General de Naciones Unidas,
la responsabilidad social es la va por la
que el sector privado apoya la consecu-
cin de una economa global ms inte-
gradora y sostenible.
Como seal el Presidente del Gobierno
de Espaa, J os Luis Rodrguez Zapatero,
en su visita de 6 de septiembre de 2007 a
la Ciudad Financiera en Boadilla del Mon-
te, sede de nuestros servicios centrales,
una de las razones del xito de la econo-
ma de Espaa es la asuncin por parte
de la moderna empresa espaola de as-
pectos tan decisivos para un futuro de
progreso y cohesin social, como son: el
compromiso con la educacin superior yla responsabilidad social corporativa. As-
pectos que tienen en Banco Santander un
magnfico marco de referencia.
Por eso, les animo a todos ustedes a
continuar liderando y apoyando estas
iniciativas. Banco Santander lo seguir
haciendo.
Muchas gracias.
Leire Pajn, Emilio Botn y Pedro Solbes
XXII
7/28/2019 Hacia La Concertacin de Alianzas Pblico Privadas en Amrica Latina
24/247
Pedro Solbes*
Buenas das, seoras y seores.
Quisiera comenzar mi intervencin
agradeciendo a doa Rosa Conde, Di-
rectora de la Fundacin Carolina, y a
don Carlos Solchaga, Presidente de la
Fundacin Euroamrica, su amable invi-
tacin para inaugurar la II Conferencia
Espaa-Iberoamrica de responsabili-dad social empresarial: las alianzas p-
blico-privadas para el desarrollo.
La responsabilidad social de las empre-
sas y sus eventuales implicaciones para
el desarrollo internacional son una cues-
tin de indudable actualidad y relevan-
cia, especialmente desde la perspectiva
de las relaciones econmicas de nuestropas con Iberoamrica. Por ello, conside-
ro acertado la organizacin de conferen-
cias como la que estamos inaugurando.
Permtanme dirigirles algunas reflexio-
nes, que confo puedan servir de intro-
duccin a los debates de las sesiones
posteriores.
Como bien saben ustedes, las empresas,
como actores esenciales de la produc-
cin, de la creacin de empleo, de la dis-
tribucin del producto y de la configura-
cin de la competitividad, juegan un
papel crucial a la hora de determinar las
posibilidades de crecimiento de una eco-
noma y del desarrollo de una sociedad.
Esto es especialmente significativo en el
marco actual de globalizacin de las eco-nomas, en el que su actuacin trascien-
de las fronteras nacionales. En este con-
texto, observamos cmo las empresas
son cada vez ms conscientes de las im-
plicaciones de sus actuaciones, en defi-
nitiva, de su responsabilidad social.
Qu queremos decir con ello? Esencial-
mente, que las empresas se estn dan-
do cuenta de que no es viable hacer ne-
gocios a espaldas de la sociedad en la
que actan. A largo plazo, su viabilidad
y su rentabilidad no son independientes
de su entorno econmico, social y me-
dioambiental. Por ello, estn adoptando
un enfoque ms amplio de su actividad,
basado en la creacin de valor para el
conjunto de los agentes con los que
interactan.
De hecho, esta nueva aproximacin a la
actividad empresarial est dando como
resultado en muchos casos una poten-
cial mejora de la competitividad de las
empresas. Esto es posible porque obli-
ga a emplear mejores instrumentos de
gestin y una visin ms estratgica en
la toma de decisiones. Asimismo, indu-ce una mayor confianza del conjunto de
los agentes en la actividad empresarial,
hacindola potencialmente ms prspe-
ra. Adems, pueden incluso abrirse nue-
vas oportunidades de negocio, como
aquellas orientadas a hacer frente a re-
tos medioambientales o al envejeci-
miento de la poblacin, por poner solo
algunos ejemplos.
Inauguracin
XXIII
* Vicepresidente segundo y Ministro de Economa y Hacienda del Gobierno de Espaa.
7/28/2019 Hacia La Concertacin de Alianzas Pblico Privadas en Amrica Latina
25/247
Una implicacin significativa de estanueva forma de entender la actividad
empresarial es la posibilidad de plan-
tearse nuevas vas para impulsar el de-
sarrollo econmico internacional, incor-
porado voluntariamente a los objetivos
de las empresas.
Una frmula interesante para ello son
precisamente las alianzas pblico-pri-
vadas para el desarrollo, entendidas
como cooperacin voluntaria que persi-
gue promover el desarrollo econmico,
compartiendo ambos agentes responsa-
bilidades, riesgos y beneficios. Su consti-
tucin y gestin no son fciles, debido
sobre todo a los costes de transaccin,
pero pueden ser instrumentos eficaces
para aportar soluciones a problemas dif-
cilmente abordables de forma individual.
Permtanme en este punto recalcar la
importancia de la voluntariedad de las
actuaciones empresariales. Es precisa-
mente esa caracterstica la que les con-
fiere un mayor valor, al indicar que se
trata de acciones de optimizacin de sus
estrategias, que favorecen su competiti-
vidad y viabilidad futuras, y que al mis-mo tiempo revierten en mejoras de
bienestar de la sociedad en su conjunto.
Se debe por tanto promover estas accio-
nes, lo que no tiene por qu entrar en
conflicto con la normativa o la regula-
cin en vigor. Cabe separar la promo-
cin de la responsabilidad social de las
empresas del ejercicio de la regulacin
econmica, como ha sido el caso hastael momento. Como es evidente, el sec-
tor pblico debe seguir asumiendo susresponsabilidades, y velar por la correc-
cin de los fallos de mercado y por la sa-
tisfaccin de las aspiraciones sociales,
con instrumentos justificados y adecua-
dos, como la regulacin.
Llegados a este punto, cabe plantearse
cul est siendo la experiencia de los
agentes espaoles en responsabilidad
social de las empresas, y en las implica-
ciones que se derivan en materia de
desarrollo, en particular en el mbito de
las relaciones econmicas de nuestro
pas con Iberoamrica. A este respecto,
aunque quedan indudablemente pro-
gresos por hacer, creo que se est avan-
zando por el buen camino.
En el mbito empresarial, cada vez unmayor nmero de gestores y emprende-
dores, as como las escuelas de negocio
espaolas, reconocen el valor de las ini-
ciativas que desarrollan su responsabili-
dad social. Consecuentemente, resulta
cada vez ms comn la incorporacin de
preocupaciones sociales y medioambien-
tales en sus actuaciones econmicas.
Sirvan como ejemplos de ello la prolife-
racin de cdigos de conducta o la ma-
yor frecuencia de memorias de sosteni-
bilidad. Tambin es destacable la mayor
incorporacin de empresas espaolas al
Pacto Mundial de la ONU, compartiendo
as con la comunidad internacional el
compromiso de contribuir a resolver los
desafos del desarrollo. Lgicamente,
todo ello tiene su reflejo en las operacio-nes de las empresas espaolas en Ibero-
Leire Pajn, Emilio Botn y Pedro Solbes
XXIV
7/28/2019 Hacia La Concertacin de Alianzas Pblico Privadas en Amrica Latina
26/247
amrica, donde tambin se est de-sarrollando este nuevo enfoque de en-
tender la actividad empresarial.
Por su parte, las autoridades y los agen-
tes sociales de nuestro pas, en sus res-
pectivos mbitos de actuacin, estn
multiplicando en los ltimos tiempos
las iniciativas para el impulso de la res-
ponsabilidad social de las empresas, enlas que se estn tomando en considera-
cin las cuestiones relacionadas con el
desarrollo econmico.
Como saben, a mediados de diciembre
de 2006 se presentaba en el Congreso
de los Diputados el Libro Blanco de la
responsabilidad social de la empresa,
primer informe en la materia elaborado
por un Parlamento. El documento, que
contiene recomendaciones valiosas, re-
fleja un consenso poltico en un tema
complejo y est llamado a convertirse
en un referente de las actuaciones pbli-
cas en este mbito.
Otra iniciativa que quisiera recalcar es el
Foro de Expertos en Responsabilidad
Social de las Empresas, constituido entorno al Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, que ha hecho tambin contri-
buciones significativas. El propio Minis-
terio de Economa y Hacienda, involu-
crado en los debates, sigue tambin con
atencin los desarrollos a nivel interna-
cional en la materia. Por ltimo, es rese-
able que el proceso de dilogo social
actualmente en marcha est abordandoigualmente esta cuestin.
En definitiva, un conjunto amplio de ac-tuaciones que tienen en comn una vo-
cacin de continuidad en el debate y
una especial consideracin de las impli-
caciones internacionales, particular-
mente en el mbito iberoamericano, de
los avances en responsabilidad social
de las empresas espaolas.
Se han producido, por tanto, progresosimportantes, aunque debemos recono-
cer que hay margen de mejora, por lo
que es necesario perseverar en los es-
fuerzos. Para ello, en primer lugar, debe-
mos tener en cuenta que la responsabi-
lidad social de las empresas incumbe a
todos. La sociedad debe involucrarse
ms y consolidar un consenso que es
muy valioso en este rea.
Por nuestra parte, las autoridades debe-
mos seguir promoviendo la responsabi-
lidad social corporativa, recalcando la
vala de la voluntariedad de las empre-
sas. Su fomento ha de partir de la pre-
misa de que el sector pblico debe con-
tinuar vigilando los eventuales fallos de
mercado y actuar sobre ellos conse-
cuentemente. Creo que la accin de laspolticas pblicas pasa en buena medi-
da por facilitar el desarrollo de criterios
formales de ejecucin de estas estrate-
gias, y por impulsar los mecanismos
adecuados de comunicacin y verifica-
cin de las mismas.
Asimismo, considero tambin impres-
cindible una reflexin sobre las nuevasposibilidades abiertas al desarrollo
Inauguracin
XXV
7/28/2019 Hacia La Concertacin de Alianzas Pblico Privadas en Amrica Latina
27/247
econmico internacional. Merece lapena explorar nuevas formas de alian-
zas pblico-privadas para el desarrollo,
considerando lo loable de su objetivo,
el complejo contexto en el que operan
las empresas espaolas y las potencia-
les mejoras de bienestar que puedenderivarse para todos. Estoy seguro que
esta Conferencia permitir extraer con-
clusiones tiles en este sentido.
Muchas gracias.
7/28/2019 Hacia La Concertacin de Alianzas Pblico Privadas en Amrica Latina
28/247
ORIGEN DE LAS ALIANZASPARA EL DESARROLLO
Una de las primeras obviedades al in-tentar profundizar en el concepto dealianzas pblico-privadas para el de-sarrollo, tal y como qued reflejado a lolargo de la II Conferencia Espaa-Ibero-amrica de responsabilidad social em-
presarial: las alianzas pblico-privadas
para el desarrollo, es la indefinicinexistente sobre qu son y qu no son, ycules son sus implicaciones para lossectores que participan en su imple-mentacin.
Histricamente, la existencia de institu-ciones pblicas y su manera de conju-gar intereses polticos con el sector pri-
vado fueron siempre aspectos clave dela bonanza econmica. Las institucionescreadas para garantizar derechos depropiedad, generar un marco de arbitra-
je comercial, incentivar la consolidacinde mercados o potenciar exportaciones,desarrollaron la actividad comercial ygeneraron una mejor asignacin de re-cursos.
En este sentido, el ejemplo del xito enla combinacin pblico-privada se evi-dencia a lo largo de toda la historia eco-nmica mundial, pasando por el creci-miento de los sectores siderrgicos, eltransporte, la energa o la industria textily manufacturera, llegando al crecimien-to econmico de pases, incluyendo el
auge de la economa estadounidensemediante subvenciones pblicas a sec-tores estratgicos, as como al xito delas economas emergentes asiticas,desde China hasta Singapur, a travs dela planificacin econmica estatal. Porlo tanto, es obvio afirmar que las alian-zas pblico-privadas (APP), conjugandoobjetivos estratgicos de la administra-cin pblica con intereses econmicosconcretos de empresas privadas, hansido un factor fundamental en el creci-miento econmico mundial.
Por otro lado, la Agenda 21 y la Declara-cin de la Tierra adoptadas en Ro de J a-neiro en 1992, propusieron por primeravez un programa ambicioso para cam-biar el sistema social, econmico y polti-
co a nivel global. El reto gener muchasexpectativas y puso en evidencia que losgobiernos deberan trabajar a travs dealianzas con el sector privado y la socie-dad civil para poder asumirlo. Fue la pri-mera vez que se empez a hablar dealianzas pblico-privadas para el de-sarrollo, con el fin de generar un impactopositivo en el bienestar de la sociedad.
La propia Agenda 21 establece que elsector privado debe pasar a ser un parti-cipante activo, y que el sector pblico yprivado debera fortalecer las alianzaspara implementar los principios y loscriterios del desarrollo sostenible. A razde la Cumbre, diferentes organizacionesempezaron a trabajar el concepto de
INTRODUCCIN. LAS ALIANZAS PARA EL DESARROLLO
Fernando Casado Caeque *
* Director del Centro de Alianzas para el Desarrollo y Asesor Regional de Amrica Latina y el Caribe paraOCDE-PARIS21.
XXVII
7/28/2019 Hacia La Concertacin de Alianzas Pblico Privadas en Amrica Latina
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alianzas para el desarrollo, sobre todoen las reas de infraestructura urbana,para solucionar los problemas de agua,residuos y eficiencia energtica en pa-ses empobrecidos. Durante 2002, tantola Cumbre Mundial del Desarrollo Sos-tenible de J ohannesburgo como la Con-ferencia Internacional sobre Financia-cin para el Desarrollo de Monterrey,propulsaron de manera determinante lageneracin de alianzas y la interaccinentre los diferentes agentes para lograrun mejor desarrollo.
El Consenso de Monterrey dict que,si bien los gobiernos son quienes es-tablecen el marco en que se desen-vuelven las actividades comerciales,las empresas, por su parte, tienen la
responsabilidad de participar en el pro-ceso de desarrollo de manera que inspi-ren confianza y se pueda contar conellas. Instamos a las empresas a quetengan en cuenta no slo las conse-cuencias econmicas y financieras desus actividades sino tambin los aspec-tos sociales, ambientales, de desarrolloy de gnero. Y afirm que apoyarn
la creacin de nuevos mecanismos definanciacin en los que participen lossectores pblico y privado y en que seutilicen instrumentos de deuda y valo-res, tanto en los pases desarrolladoscomo en los pases con economas entransicin, y que beneficien en particu-lar, a los pequeos empresarios, lasempresas pequeas y medianas y losservicios de infraestructura (artculos
23 y 24 del Consenso de Monterrey, Na-ciones Unidas, 2002).
De cara a la Cumbre de J ohannesburgose propuso la creacin de actividadesTipo II, como iniciativas voluntarias em-prendidas por mltiples interesados,vinculadas especficamente al cumpli-miento de los compromisos enuncia-dos en el Plan de Aplicacin de las Deci-siones de la Cumbre Mundial sobre elDesarrollo Sostenible, el Programa 21 yel Plan para la ulterior ejecucin delPrograma 21. Sin intencin de suplan-tar las responsabilidades y los compro-misos de los gobiernos adoptados enlas declaraciones, el principal objetivode estas alianzas era reforzar la aplica-cin de las decisiones adoptadas invo-lucrando a todos aquellos que puedancontribuir a lograr el desarrollo sosteni-ble. En febrero de 2006 se haban inscri-
to en el registro de la secretara de laComisin sobre el Desarrollo Sosteni-ble 319 asociaciones de colaboracinde temas tan variados como agriculturasostenible, diversidad biolgica, cam-bio climtico, energa, asentamientoshumanos, desarrollo rural o agua, entreotros.
Desde entonces, las iniciativas para po-tenciar el desarrollo sostenible y la erradi-cacin de la pobreza a travs de alianzaspara el desarrollo se han diversificadoenormemente, y prcticamente todaslas agencias de cooperacin guberna-mentales, los organismos internaciona-les, varias asociaciones de la sociedadcivil y un gran nmero de empresas pri-vadas estn trabajando activamente de
una manera u otra en alianzas para eldesarrollo.
Fernando Casado Caeque
XXVIII
7/28/2019 Hacia La Concertacin de Alianzas Pblico Privadas en Amrica Latina
30/247
Existen diferencias sustanciales entre loque seran las alianzas pblico-privadastradicionales y las orientadas exclusiva-mente al desarrollo. Por lo general, lastradicionales suelen ser contratos entrelas dos partes con un sistema de rendi-cin de cuentas ms bien vertical, dise-ado con objetivos especficos, que serigen dentro de un marco legal estable-cido y regulado, con poca o nula partici-pacin de otros agentes sociales en elproceso.
Sin embargo, las alianzas pblico-priva-das para el desarrollo suelen estructurar-se en sistemas de rendicin de cuentasmenos formales y de carcter horizon-tal, que operan en una estructura legalms flexible y habitualmente no regula-
da, y con una participacin activa deotros agentes sociales, ya que la inte-gracin de diferentes grupos multidisci-plinares suele ser considerado como unfactor de xito.
Tambin varan en funcin de sus objeti-vos y de su aplicacin, solindose dife-renciar entre las siguientes: aquellas
orientadas a cambiar las leyes y el mar-co legal operativo; aquellas orientadas agenerar un cambio cultural y organizati-vo tanto a nivel personal como a nivelinstitucional; y aquellas orientadas aproyectos y programas que aportan so-luciones a los principales retos del de-sarrollo.
Por otro lado, se suelen diferenciar se-
gn el grado de implicacin y compro-misos de las partes. En funcin de la for-
malidad de la misma, pueden pasar deser redes sectoriales o coaliciones des-centralizadas, a agrupaciones de entida-des con objetivos comunes, hasta inclu-so llegar a formarse en asociaciones onuevas instituciones con entidad jurdi-ca propia.
APORTACIONES DE LAS ALIANZAS
PARA EL DESARROLLO
Al margen del amplio abanico de defini-ciones que ha surgido, parece existircierto consenso en que las alianzas parael desarrollo se presentan como una co-operacin voluntaria entre los principa-les sectores (sector pblico, privado y
asociativo), orientada a responder a losdesafos del desarrollo. Sus contenidosproponen un nuevo modelo de gestinintersectorial, por lo general surgido delas ineficiencias de mercado, la mala for-mulacin de polticas pblicas y la ca-rencia de recursos y financiacin para eldesarrollo. Su puesta en marcha facilitallegar a soluciones que de otra manera
no podran ser propuestas, aportandocompetencias estratgicas complemen-tarias a travs de agentes no tradiciona-les. Ello permite ser ms innovadores yfomentar redes de conocimiento quemejoran los canales de participacin, lo-grando soluciones ms sostenibles.
Asimismo, el enfoque de alianzas per-mite recurrir a las competencias de dis-
tintos sectores para alcanzar un objetivocomn ms sostenible, eficaz y legtimo
Introduccin. Las alianzas para el desarrollo
XXIX
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que si cada sector trabajase por separa-do. Tambin facilita el poder ser ms in-novadores y dinmicos en los mtodosde trabajo ante los principales desafosdel desarrollo, acceder a una gama msamplia de recursos tcnicos, humanos,materiales, financieros y de informa-cin, y crear nuevas redes de trabajo ymejores canales de participacin con lacomunidad en general y sus dirigentes,de forma que se puedan lograr cambiosms duraderos. Por otro lado, las alian-zas son capaces de crear un mayor en-tendimiento del valor, los principios ylas cualidades de cada sector y a partirde ah lograr una sociedad ms integra-da y cohesionada.
Ante la situacin socioeconmica ac-
tual, estas contribuciones no son super-fluas. Los grandes retos globales a losque se enfrenta la humanidad, ya seanla erradicacin de la pobreza extrema yel hambre, la universalizacin de la edu-cacin primaria universal, la reduccinde la propagacin del VIH/sida, la mala-ria y la tuberculosis, la lucha contra elterrorismo internacional, la gestin de
los flujos migratorios y del cambio cli-mtico, o la promoicin de un desarro-llo sostenible, han demostrado, por sutransversalidad y multidimensionali-dad, que a pesar de ser responsabilida-des pblicas firmadas en las grandesdeclaraciones internacionales, se esca-pan del dominio pblico y no puedenser gestionadas unilateralmente.
Por un lado, los gobiernos y Estadoshan reconocido que los retos del de-
sarrollo actuales son demasiado com-plejos y transversales como para ser re-sueltos de manera unilateral, y por lotanto, la colaboracin con otros secto-res, sea el privado o el asociativo, esuna necesidad cada vez ms latente.
Por el otro, el creciente papel que ha ad-quirido el sector privado, superando alos Estados en el ranking de las cieneconomas mundiales, y el recienteauge sin precedente de la sociedad civilglobal, nos lleva a la necesidad de esta-blecer nuevos cdigos de gobernabili-dad en la gestin de bienes y serviciospblicos.
Por lo tanto, a la hora de iniciar unaalianza para el desarrollo, tal y como su-
gieren sus definiciones, es preciso con-cretar objetivos comunes, identificar be-neficios de cada actor involucrado,compartir riesgos e inversiones asocia-das y crear una distribucin equitativade poder en la toma de decisiones. Paraello, es imprescindible fomentar la res-ponsabilidad compartida entre todoslos participantes.
Aunque si bien es cierto que uno de losprincipales riesgos relacionados con laimplementacin de alianzas es su pro-pia sostenibilidad en el tiempo, y se hademostrado que un nmero considera-ble de alianzas ha dejado de existir enlos primeros tres aos de su implemen-tacin, tambin lo es que varias alianzashan sido capaces de multiplicar el im-
pacto positivo en los objetivos de de-sarrollo, conseguir aumentar tanto los
Fernando Casado Caeque
XXX
7/28/2019 Hacia La Concertacin de Alianzas Pblico Privadas en Amrica Latina
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recursos como los beneficios financie-ros asignados a la cooperacin, ascomo fortalecer las instituciones, pro-moviendo el buen gobierno y la trans-parencia, y generar un dilogo socialconstructivo orientado a fomentar siner-gias para erradicar la pobreza.
CARENCIAS EN LAS ALIANZAS Y EL PAPEL
DEL SECTOR PBLICO
Las relaciones entre el sector privado yel sector pblico nunca fueron fciles deacotar, y las alianzas no necesariamentesuelen ser la mejor opcin para lograrresultados concretos. Con demasiadafrecuencia, las alianzas se han formado
sin una estrategia definida, no han iden-tificado objetivos claros de desarrollo, yhan dependido en demasa de polticasempresariales ineficaces o programaspblicos ineficientes. Tampoco ha exis-tido un reconocimiento sincero de laspartes implicadas, y el dilogo intersec-torial est todava en una fase muy em-brionaria, y en cierta manera, se lleva a
cabo de manera partidista.
Las carencias sectoriales obligan a re-plantear el modus operandi tradicionalde los sectores, enfatizando la necesi-dad de crear un nuevo lenguaje inter-sectorial donde converjan estas diferen-cias y se pueda trabajar a travs deobjetivos comunes. Pero este nuevolenguaje no podr ser creado sin un li-
derazgo proactivo que promueva e in-centive la implementacin de las alian-
zas para el desarrollo. Esta situacin noshace replantear cules son los atributosde liderazgo hoy en da, y valorar si real-mente, el propio liderazgo en s ha que-dado obsoleto. Al no poder resolver losproblemas actuales pensando de la mis-ma manera que se crearon, parece evi-dente la necesidad de identificar lderesque promuevan un nuevo lenguaje in-tersectorial orientado a lograr resulta-dos concretos de mejora en el desarro-llo humano.
Las alianzas para el desarrollo implicanuna serie de costes, tanto econmicoscomo a nivel de recursos humanos, y nosiempre suelen ser la mejor opcin parapoder lograr resultados concretos en eldesarrollo. Por un lado, en pocos casos
se han establecido objetivos comunesen las alianzas. Dada la interdisciplinarie-dad sectorial de los grupos que partici-pan, y sus intereses diferentes en cuantoa las razones por las cuales se asocian auna alianza, la falta de un objetivo cuan-titativo comn ha dispersado enorme-mente las sinergias creadas.
No existe tampoco un reconocimientosincero de las partes que participan, y alos tres principales sectores en general(pblico, privado y asociativo), les siguecostando entender y respetar los intere-ses de los otros sectores. En este senti-do, el dilogo intersectorial sigue estan-do en una fase muy embrionaria y hastacierto punto partidista.
Esta falta de dilogo conlleva que lossectores no suelen actuar con transpa-
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rencia sobre sus intereses particulares,y que en el desarrollo de alianzas no sedebaten temas prioritarios, como es elposicionamiento de cada sector.
Concluyendo, las alianzas para el de-sarrollo requieren integrar diferentesculturas institucionales en un programaconjunto, creando retos diversos debido
al estado de dilogo intersectorial ac-tual. Para valorar la viabilidad de laalianza, y ver si los costes de transac-cin de la misma son rentables (versusdesarrollar un programa unilateral atravs de un solo agente), es precisoevaluar la misma a travs de los resulta-dos que se obtienen en los objetivos dedesarrollo marcados.
En este sentido, el sector pblico debe-ra ser el agente impulsor y catalizadorde las alianzas generando el espacio ne-cesario para que se integre a todos losagentes que pueden contribuir a estasiniciativas. Tal y como se firm en la De-claracin del Milenio, los Gobiernos yEstados son los responsables de garan-tizar el logro de los Objetivos de De-
sarrollo del Milenio (ODM) y de dar ac-ceso a servicios y bienes pblicos. Lamultiplicidad de nuevos agentes para lacooperacin al desarrollo, y la diversi-dad y crecientes fuentes de financiacinpara dichos temas, posiciona a los Esta-dos como los nicos responsables degarantizar resultados en el desarrollo,ante un nuevo marco de cooperacin
con mltiples agentes y fuentes de fi-nanciacin diversas.
Por lo tanto, los gobiernos tienen la le-gitimidad, y por ende, la responsabili-dad, de impulsar, fomentar, desarrollary potenciar sinergias entre sectores parapromover resultados en el desarrollo.Son, de hecho, la nica institucin ca-pacitada de asegurar que los fondospara el desarrollo y las diferentes inicia-tivas (privadas o pblicas) se enmar-quen en Planes Nacionales de Desarro-llo consensuados y lograr que se evitela duplicidad o solapamiento de progra-mas. Por ello las alianzas pblico-priva-das o las alianzas multisectoriales sonuna herramienta esencial que ha de serpromovida y acogida bajo responsabili-dad pblica, y su implementacin a tra-vs de la gestin para resultados es lanica manera en que podrn asegurar
propuestas que incidan en los objetivosde desarrollo.
Para ello, ser necesario identificar ob-jetivos comunes, claros y concisos, quetengan en cuenta los intereses diferen-tes de las partes, y sepan utilizar el valoraadido de cada uno para fomentar si-nergias que contribuyan al logro de los
objetivos de desarrollo deseados.
OPORTUNIDADES Y NECESIDADES
DE ALIANZAS PARA EL DESARROLLO
EN AMRICA LATINA
Por lo general, se puede afirmar que laeconoma latinoamericana se est
adaptando rpido a la globalizacin yparticipando cada vez ms activamen-
Fernando Casado Caeque
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te en la economa mundial. En relacinal desarrollo social, la regin est bas-tante bien encaminada a lograr la ma-yora de los ODM. Muchos pases yahan logrado garantizar prcticamenteel acceso a la educacin primaria uni-versal, el acceso a agua potable, y es-tn cerca de garantizar la equidad degnero en el acceso a la educacin se-cundaria. Aunque siguen existiendograndes retos a la hora de lograr unacohesin social que garantice los dere-chos fundamentales, en especial, paralograr el Objetivo 1 de reducir el por-centaje de personas viviendo en condi-ciones de pobreza.
A pesar de los adelantos sociales, la re-gin ha sido incapaz de reducir la des-
igualdad en la distribucin del ingreso yen el acceso a activos productivos. Enprincipio, las predicciones econmicasestiman que para lograr los ODM se re-querir garantizar un crecimiento eco-nmico del 2,9% para la regin (un 4,4%para los pases menos desarrolladoscomo Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Gua-temala, El Salvador, Guyana, Honduras,
Repblica Dominicana, Hait, Surinam yParaguay, principalmente).
Los estudios demuestran que el creci-miento econmico no ser suficientepara lograr los objetivos de desarrolloen la regin y que, por lo tanto, una ade-cuada aproximacin al crecimiento conequidad implica cambios institucionalesque permitan situar las polticas socia-
les en el centro de las estrategias dedesarrollo.
Estos retos en la regin no pueden sersolucionados unilateralmente por los Es-tados, y por ello es necesario crear unnuevo marco intersectorial entre todoslos actores. Entre este proceso, la partici-pacin del sector privado, instrumentali-zada a travs de sus polticas de respon-sabilidad social empresarial (RSE), juegaun papel fundamental en asegurar uncrecimiento sostenible que garantice lacohesin social que se requiere.
En este sentido, las empresas espaolaspueden desempear un papel funda-mental en todo el proceso. Entre 1993 y2005, Amrica Latina capt el 35% deltotal de la inversin espaola en el exte-rior, casi 120.000 millones de euros, unacantidad equivalente a una novena par-
te del PIB latinoamericano, que repre-senta ms de la mitad efectuada por laUE y similar a la de Estados Unidos.Esta apuesta de las empresas espaolasno tiene precedente y demuestra unafirme confianza de los espaoles haciaAmrica Latina, con una inversin decontinuidad que las diferencia del restode las empresas extranjeras que invir-
tieron en los aos noventa. Muestra deello es que en el ao 2001, despus de lacrisis argentina, varias empresas ameri-canas y europeas decidieron retirarsedel pas, entre ellas France Telecom, Ve-rizon, BellSouth, AT&T, EDF, Bank ofAmerica, Royal Dutch Shell, ENI o Total,y no obstante, prcticamente todas lasespaolas permanecieron.
Tambin es relevante constatar cmolos sectores de inversin espaola en la
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regin son particularmente sensibles ala ciudadana, ya que se trata de siste-mas bancarios y servicios pblicos(energa, agua) que tienen un impactodirecto muy grande en el da a da de laciudadana latinoamericana. En el casode servicios de infraestructura, son sec-tores con alta sensibilidad poltica quecon anterioridad eran prestados por em-presas pblicas, no acostumbradas a re-cuperar la totalidad de los costes y conservicios considerados como un dere-cho de la poblacin. Adicionalmente,son sectores donde la recuperacin delas inversiones ocurre a largo plazo ypor ello la responsabilidad empresarialdebe verse en ese mismo contexto.
A diferencia de Espaa, Amrica Latina
es una regin donde la pobreza y la des-igualdad sigue siendo uno de los princi-pales retos, donde el 70% de la economaes informal, el 43% vive en condicionesde pobreza (205 millones de personas), ylos ndices de desigualdad son los mayo-res del mundo. Debido a ello, existengrandes retos a nivel de cohesin socialy es necesario que la inversin extranjera
sintonice con esta realidad. Consideran-do los nexos histrico-culturales entreEspaa y Amrica Latina y las expectati-vas de su ciudadana en cuanto a la in-versin de las empresas espaolas, inte-grar estos aspectos estratgicos en laspolticas empresariales que se imple-mentan en la regin es una necesidad.
El aumento de democratizacin y el sur-
gimiento de grupos de presin social hancreado un nuevo espacio de interlocu-
cin entre los sectores que evidencia lascarencias sociales de la regin, y a me-dida que los gobiernos no son capacesde cubrir dichas necesidades, se poneen tela de juicio la responsabilidad delas empresas que estn generando in-gresos en esta realidad econmica. Elloimplica que es preciso adoptar instru-mentos de gestin ms democrticos yparticipativos, que integren los diferen-tes roles del gobierno, el sector privadoy la sociedad en general.
Y en este contexto, las alianzas pblico-privadas para el desarrollo juegan unpapel fundamental, ya que estos cam-bios no se podrn llevar a cabo sin pro-mover una colaboracin muy activa en-tre el sector pblico, el sector privado y
los actores de la sociedad civil. AmricaLatina est experimentando un creci-miento econmico y una internacionali-zacin de sus productos y servicios quehan generado grandes expectativas so-bre las oportunidades de reducir la bre-cha social, fomentar la cohesin social yerradicar la pobreza extrema. Pero paraconvertir estas oportunidades en resul-
tados en el desarrollo, es preciso que,por un lado, las empresas encaminen suresponsabilidad social a un enfoque es-tratgico enmarcado en planes naciona-les de desarrollo pblicos y, por el otro,que el liderazgo poltico, tanto de los go-biernos nacionales como de las insti-tuciones pblicas espaolas, integrenla gobernabilidad y transparencia de lagestin de sus recursos a travs de pol-
ticas orientadas a fomentar la cohesinsocial.
Fernando Casado Caeque
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Tal y como demuestran las diferentessecciones de esta publicacin a travsde las ponencias de sus autores, lasalianzas pblico-privadas para el de-sarrollo pueden convertirse en un ins-
trumento esencial para forjar sinergiasentre sectores y facilitar ese camino co-mn, evitando duplicidades, garantizan-do resultados y logrando la cohesinsocial deseada en la regin.
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PRIMERA PARTE
POR QU TRABAJAR MEDIANTE ALIANZASPARA EL DESARROLLO?
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Las alianzas pblico-privadas estn sien-do ampliamente promovidas como me-
canismos para hacer frente a los actuales
desafos econmicos, medioambientales
y sociales. Segn indican Enrique V. Igle-
sias, Secretario General Iberoamerica-
no, Ros Tennyson, Directora de The
Partnering Initiative y J os Mara Figue-
res Olsen, Fundador de la Fundacin
Costa Rica para el Desarrollo Sostenible
y ex Presidente de Costa Rica, este tipo
de colaboraciones, que incluyen a los
sectores pblico y privado adems de a
otros actores sociales, han surgido por-
que se ha llegado a la conclusin de que
todos se necesitan mutuamente para
hacer frente a los acuciantes retos ante-
riormente citados. Cuando los distintos
sectores han desarrollado sus activida-
des por separado, con frecuencia hanterminado compitiendo entre ellos o du-
plicando iniciativas y esfuerzos, malgas-
tando, por consiguiente, valiosos recur-
sos. La alianza es una nueva opcin
para trabajar mejor en el campo del de-
sarrollo, utilizando las distintas cualida-
des y competencias de cada uno de los
sectores que la componen, accediendo
as a una gama ms amplia de recursostcnicos, humanos, materiales, financie-
ros y de informacin para alcanzar un
objetivo comn ms sostenible, y ofre-
ciendo, a largo plazo, la posibilidad de
lograr una sociedad ms integrada y
ms estable. Como dice Ros Tennyson:
Las organizaciones forman alianzas,
principalmente, porque entienden (dada
su experiencia) que no pueden alcanzarsus objetivos trabajando solas, y creen,
o esperan, que cooperando con los de-
ms sectores lograrn conseguir un ma-
yor impacto a mayor escala, ms inno-
vador y sostenible.
Ante un entorno de cambios globales, y
en respuesta a las ineficiencias del mer-
cado, la mala formulacin de polticas
pblicas y la carencia de financiacin
para el desarrollo, compartir las habili-
dades y recursos de cada uno de los dis-
tintos sectores mediante el trabajo con-
junto, parece ser la mejor medida para
ofrecer soluciones integrales y ms sos-
tenibles. Figueres Olsen opina que la
globalizacin, avanzando a diferentes
ritmos en distintos lugares, ha posibili-
tado la aparicin de grandes oportuni-dades. Aunque tambin han aparecido
grandes desigualdades, y el sentimien-
to, entre muchas poblaciones, de que
han sido excluidas de los beneficios de
la globalizacin y de la toma de decisio-
nes polticas. En muchos pases en de-
sarrollo esto se ha visto reforzado por el
hecho de que los mandatos de sus pol-
ticos estn limitados por acuerdos y res-tricciones supranacionales. Como resul-
tado de todo ello, la sociedad global no
est atendiendo los bienes comunes
de una manera coherente, sistemtica
y bien lograda y la estructura de las or-
ganizaciones internacionales inhabilita
su capacidad para acometer las respon-
sabilidades que deben resolver. A la luz
INTRODUCCIN
Leda Stott *
* Consultora internacional en alianzas internacionales y experta asociada del Centro de Alianzas para el
Desarrollo (CAD).
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de estos retos, para J os Mara FigueresOlsen, las alianzas pblico-privadas son
un imperativo tico y moral y lo justo y
lo correcto para hacer frente al reto del
desarrollo, la exclusin social y a las ex-
pectativas de muchos ciudadanos en un
mundo que est ms conectado que
nunca. Tambin seala que hay temas
que son responsabilidad de todos, espe-
cialmente el medioambiente, que necesi-
tan de una accin conjunta. Tennyson
est de acuerdo con este anlisis pero
destaca, asimismo, que la razn ms im-
portante para la formacin de alianzas es
la innovacin: Desde mi punto de vista,
las buenas alianzas son innovadoras: si
una alianza no est haciendo algo nuevo,
entonces para qu molestarse?.
Adems de por las razones generalessealadas anteriormente, las alianzas se
ven condicionadas por el entorno econ-
mico, poltico, cultural y social del lugar
en donde operan. Asimismo, cualquiera
que sea la meta o el objetivo comn, los
miembros se han unido en base a los
posibles incentivos para sus propias or-
ganizaciones, los cuales tambin varia-
rn de acuerdo con el contexto especfi-co de cada una de ellas y del sector al
que pertenezcan. En relacin con Amri-
ca Latina, estos razonamientos estn
bien expuestos por Enrique V. Iglesias,
quien es de la opinin de que las alian-
zas pblico-privadas son importantes
desde tres puntos de vista: por su papel
en las economas mixtas; como instru-
mento para la inversin en infraestruc-
turas; y como elemento para fomentarla cohesin social. Igualmente explica
que el mercado juega un papel centralen el desarrollo econmico de los pa-
ses, asignando recursos frente a la esca-
sez relativa de bienes y servicios, e in-
centivando la produccin, la innovacin
y la competencia. Pero hay fallos en los
mercados que requieren de la interven-
cin del sistema jurdico y legal del sec-
tor pblico, marcando reglas para la
competencia, que sirven de comple-
mento y aseguren un mejor funciona-
miento del mercado. Iglesias destaca
que con las alianzas existe la posibilidad
de conseguir una responsabilidad com-
partida entre mercado y Estado que
puede ayudar a resolver las diferencias
existentes entre ellos, porque ambos se
necesitan para afrontar proyectos co-
munes:
Todos hemos aprendido de los excesos de
aquel Estado omnipresente y centralista,
pero tenemos que tener polticas pblicas
que tienen que tener un margen de concerta-
cin con el sector privado, bajo la forma de
alianzas inteligentes, unidos a intervencio-
nes inteligentes del Estado, en el proceso de
mercado donde todo se potencia para dar
una mayor productividad y una mayor capa-
cidad de competencia.
Iglesias explica que en varios pases de
Amrica Latina no existe una coopera-
cin fluida entre el Estado y las empre-
sas privadas, pero que las alianzas ofre-
cen a los sectores pblico y privado la
posibilidad de compartir riesgos y me-
jorar el desarrollo haciendo frente, por
ejemplo, a las demandas de inversin
en campos como las infraestructuras oel de la energa (mbitos en donde las
Leda Stott
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empresas pblicas a veces no han sidomuy competentes). Por otro lado, para
Figueres Olsen, las alianzas pueden
ayudar a mejorar los niveles de compe-
titividad de los pases iberoamericanos,
utilizando y facilitando la incorporacin
de las nuevas tecnologas de la infor-
macin y la comunicacin, tan impor-
tantes en el mundo globalizado.
Aparte de los sectores pblico y priva-
do, los tres expertos creen que es im-
portante reconocer el papel en las alian-
zas del sector civil y de otros actores
sociales. Iglesias seala la necesidad de
la creacin de alianzas que promuevan
la cohesin social. Pero para lograrla
hace falta tambin una visin estratgi-
ca de ambos sectores y la exploracin
del papel que otros actores socialespueden jugar en la generacin de un cli-
ma de confianza que permita la partici-
pacin de los ciudadanos. Figueres Ol-
sen opina que Amrica Latina necesita
las alianzas entre gobiernos, empresas
y ciudadanos para as obtener y com-
partir los beneficios de la globalizacin
y formar una sociedad ms justa, soste-
nible e incluyente. Igualmente, Tenny-son aade: Las buenas alianzas no son
excluyentes, es decir, hacen todo lo po-
sible por incluir a aquellos que normal-
mente quedan excluidos.
Es sabido que las alianzas no son una
opcin fcil ya que requieren de lo que
Iglesias define como una cultura de co-
laboracin, algo cuya construccin lle-
var algn tiempo, especialmente en elcontexto de Amrica Latina. Asimismo,
segn recalca Tennyson, cada alianza esnica porque est bajo la influencia del
propio contexto en donde opera y, por
tanto, las alianzas no pueden transferir-
se de un contexto a otro. Opina, sin em-
bargo, que mientras el modelo puede
no ser transferible, el proceso de crea-
cin de alianzas s lo es. De acuerdo
con Tennyson el proceso de creacin de
alianzas de xito se asienta sobre tres
principios fundamentales: equidad, que
implica que todos los miembros de una
alianza tienen el mismo derecho a for-
mar parte de ella y sus contribuciones,
cualesquiera que sean, tienen el mismo
valor; transparencia, la honestidad es
una condicin previa a la confianza y
para muchos es el elemento principal
del xito de una alianza: solamente si-
guiendo unos mtodos de trabajo trans-parentes podr sta responder ante sus
miembros y partcipes; y, finalmente,
beneficio mutuo, donde los distintos
miembros consiguen beneficios espec-
ficos para cada uno de ellos as como
beneficios comunes para todos.
Las alianzas no son fciles de formar y
exigen un enorme compromiso en cuan-to a tiempo, recursos y energa, as como
un amplio abanico de habilidades para
poderlas mantener. Para poder trabajar
en alianzas es necesario que exista un
equilibrio entre las habilidades tcnicas,
enfocadas a resultados y anlisis crti-
cos, y las habilidades para relacionarse
con la gente. Tennyson cree que entre
las habilidades requeridas se incluyen la
capacidad de negociacin, facilitacin,comunicacin, gestin de la informa-
Introduccin
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7/28/2019 Hacia La Concertacin de Alianzas Pblico Privadas en Amrica Latina
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cin, seguimiento y evaluacin y tutela-je. Asimismo, Figueres Olsen seala la
gran importancia de un liderazgo ade-
cuado para generar nuevas respuestas
ante los problemas de desarrollo:
el gran reto que tenemos, el gran reto global,
es si mediante nuestras acciones, nuestro li-
derazgo, la forma en que podamos aprender
a trabajar cada vez mejor en alianzas pbli-
co-privadas, vamos a poder avanzar en la di-reccin de una sociedad global que sea mu-
cho ms incluyente, por lo tanto mucho ms
justa, tambin mucho ms sostenible y por
lo tanto mucho ms segura.
Los argumentos presentados demues-
tran que las alianzas para el desarrollo
se estn llevando a cabo porque tienen
el potencial de poder contribuir signifi-
cativamente al logro de objetivos inter-nacionales de desarrollo. Generan un
valor aadido a travs de la optimizacin
y la eficiencia, que no puede ser logrado
a travs de la actuacin independiente
de cada miembro, aportando competen-
cias estratgicas complementarias a tra-
vs de distintos sectores de la sociedad.
Res