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INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN
EN INTELIGENCIA EMOCIONAL
Las Emociones y la Inteligencia Emocional
Material de iniciación y consulta
Primera Edición: Abril 2021
Nota: Este material es de uso exclusivo de miembros o participantes de acciones formativas del Instituto Europeo de Innovación en
Inteligencia Emocional. Queda expresamente prohibida su copia total o parcial, o reproducción en cualquier sistema de video sin el
consentimiento expreso del Instituto Europeo de Innovación en Inteligencia Emocional.
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INDICE Presentación
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
1. Inteligencia Emocional: historia
2. Conceptualización del constructo de Inteligencia Emocional
3. Modelos Principales
4. Ámbitos de Aplicación
5. Habilidades Emocionales
6.Evaluación e instrumentos de medida de la Inteligencia Emocional
ANEXO
LAS EMOCIONES
A.1 Acercamiento histórico al tratamiento de las Emociones
A.2 Qué son las emociones
A.3 Para qué sirven las emociones
A.4 Diferencias entre Emoción, Sentimiento y estados de ánimo
BIBLIOGRAFIA BASICA DE INTELIGENCIA EMOCIONAL
-Artículos
-Libros
-Otras referencias
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PRESENTACIÓN
El Equipo del Instituto Europeo de
Innovación en Inteligencia Emocional, ha
preparado con mucho cariño este material de
iniciación sobre Inteligencia Emocional, con
el objetivo de servir de primera referencia y
consulta a quienes se acercan por primera
vez a este apasionante mundo de la
Inteligencia Emocional.
Este es un material que pretendemos
contenga los principios básicos y te sirva de
apoyo y consulta, tanto si estás arrancando
una formación en Inteligencia Emocional,
como si estás colaborando en un nuevo
proyecto de divulgación o formación en
Inteligencia Emocional.
Vas a adentrarte en un apasionante mundo, y
te animamos a que comiences a trabajarlo
para tu propio autoconocimiento emocional.
Este material está dividido en dos secciones.
En la principal vas a encontrar lo esencial de
este material, es decir, de dónde viene y los
fundamentos científicos de la Inteligencia
Emocional, así como la descripción y formas
de medida usados en los principales
modelos.
También los principales núcleos de
investigación e innovación identificados por
el IEI+ie que trabajan en estos momentos en
España y fuera de España.
Entender qué son y para qué sirven las
emociones son obviamente algo básico para
poder entender la Inteligencia Emocional.
Por este motivo, nos ha parecido adecuado
que dispongas en esta segunda sección de
unas nociones básicas que incluimos en un
Anexo.
Finalmente tendrás una relación de
referencias y bibliografía que nos parece
esencial para poder avanzar en el
conocimiento de la Inteligencia Emocional.
Este material ha sido elaborado con diversas
aportaciones del Equipo del IEI+ie, si bien
éste quiere agradecer especialmente al Socio
Fundador Hugo Toribio del Olmo, por su
mayor dedicación a la confección del
mismo.
El equipo del Instituto Europeo de Innovación en Inteligencia Emocional
Primera Edición Abril 2021.
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3 MODELOS PRINCIPALES Desde el punto de vista metodológico debemos hacer una primera consideración
respecto a cómo categorizar los modelos de Inteligencia Emocional.
Nos vamos a encontrar sobre todo debido a las traducciones de términos anglosajones como “competences”, “ability” o “skills”, diferencias entre competencias y habilidades. Quizás con este ejemplo podamos aclararlo:
“Una competencia social es la capacidad para mantener buenas relaciones con otras
personas. Esto implica dominar las habilidades sociales básicas, como es la comunicación
efectiva, respeto, actitudes prosociales, asertividad, etc.” (Rafael Bisquerra)
También veremos que estas distintas categorizaciones no suponen la invalidación de una de ellas, sino que suponen “constructos” distintos. Es necesario resaltar esta circunstancia ya que con frecuencia se mezclan estos modelos así como los submodelos que se derivan de ellos.
Aunque han proliferado distintos modelos en los últimos veinte años, nos centraremos en primera instancia en al menos dos grandes corrientes.
Aproximación más tradicional
Es la que lleva más tiempo considerándose, y que diferencia entre un modelo de habilidades y un modelo mixto:
a) Modelos de Habilidad: Basados en el procesamiento de la información. Contiene una visión “más restringida” de la IE, y aquí se incluiría el modelo de “las cuatro ramas” de MAYER, SALOVEY & CARUSO, 2000 -avanzado en el capitulo anterior-. Conciben la IE como una inteligencia genuina basada en el uso adaptativo de las emociones y su aplicación a nuestro pensamiento. En esta línea se mueven también referentes nacionales de la IE como son Berrocal o Extremera. Otro referente nacional como Rafael Bisquerra, habla de “competencias emocionales”. Este modelo lo veremos más adelante.
b) Modelos Mixtos: Contienen una visión “más amplia”, que concibe la IE a partir de destrezas, rasgos estables de personalidad, aspectos motivacionales y diversas habilidades cognitivas y cualquier aspecto que facilite manejar, vivenciar y procesar los estímulos afectivo – emocionales. Aquí se incluirían el modelo más conocido de Goleman ( BOYATZIS, GOLEMAN & RHEE, 2000; GOLEMAN, 1995), así como el de BAR-ON, 2000.
Aproximación más reciente
A principios del SXXI investigadores como Petrides y Furnham (2000) ahondan en algo esencial: la medida de las diferencias individuales de variables relacionadas con la medida de la Inteligencia Emocional.
En este sentido y dado que hay dos tipos de medida: medidas de rendimiento máximo y medidas de autoinforme, distinguirán entre Inteligencia Emocional Rasgo ( o autoeficacia
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emocional) e Inteligencia Emocional capacidad (o capacidad cognitivo-emocional), indicando que reflejan DOS CONSTRUCTOS DISTINTOS.
Estos autores sostienen que la diferencia entre los modelos “mixtos” y de “capacidad” que plantea Mayer no se sostiene desde el punto de vista psicométrico.
CLASIFICACIÓN CRONOLÓGICA DE LOS PRINCIPALES MODELOS DE AMBAS CORRIENTES Y SUS DIMENSIONES EN ORDEN CRONOLÓGICO
Petrides, Perez-Gonzalez y Furnham/ Manual de inteligencia emocional ( coord. por José Miguel Mestre Navas, Pablo Fernández Berrocal, 2007)
MODELO DIMENSIONES
Peter Salovey y John D Mayer, 1990
● Valoración y expresión de las emociones ● Utilización de las emociones ● Regulación de las emociones
Daniel Goleman, 1995
● Autoconciencia ● Autorregulación ● Automotivación ● Empatía ● Gestión de las relaciones
John D Mayer y Peter Salovey, 1997
● Percepción, valoración y expresión de las emociones ● Facilitación emocional del pensamiento ● Comprensión y análisis de las emociones, empleo del
conocimiento emocional ● Regulación reflexiva de las emociones para promover el
crecimiento emocional e intelectual.
Bar-On, 1997
● Intrapersonal: o Autoconciencia emocional o Asertividad o Autoestima o Autorrealización o Independencia
● Interpersonal: o Empatía o Relaciones interpersonales o Responsabilidad social
● Adaptación:
o Solución de problemas o Prueba de Realidad o Flexibilidad
● Manejo del Estrés:
o Tolerancia al Estrés o Control de Impulsos
● Estado de ánimo general:
o Felicidad o Optimismo
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Cooper y Sawaf, 1997
●
● Alfabetización emocional ● Agilidad emocional ● Profundidad emocional ● Alquimia emocional
Daniel Goleman, 1998
● Autoconciencia: o Autoconciencia emocional o Autoevaluación adecuada o Autoconfianza
● Autorregulación:
o Autocontrol o Confiabilidad o Responsabilidad o Adaptabilidad o Innovación
● Automotivación:
o Motivación de logro o Compromiso o Iniciativa o Optimismo
● Empatía:
o Empatía o Conciencia organizacional o Orientación al servicio o Desarrollo de los demás o Aprovechamiento de la diversidad
● Habilidades Sociales:
o Liderazgo o Comunicación o Influencia o Catalización del cambio o Gestión de conflictos o Construcción de alianzas o Colaboración y cooperación o Capacidades de Equipo
Weisinger, 1998
● Autoconciencia ● Gestión emocional ● Automotivación ● Habilidades de comunicación efectiva ● Pericia interpersonal ● Orientación emocional
Higgs y Dulewicz, 1999
● Conductores: o Motivación o Intuición
● Limitadores: o Responsabilidad o Elasticidad emocional
● Facilitadores: o Autoconciencia o Sensibilidad interpersonal
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o Influencia
Petrides y Furnham, 2001
● Adaptabilidad ● Asertividad ● Valoración o percepción emocional de uno mismo y de
los demás ● Expresión emocional ● Gestión emocional ● Regulación emocional ● Baja Impulsividad ● Habilidades de relación ● Autoestima ● Automotivación ● Competencia Social ● Manejo del estrés ● Empatía Rasgo ● Felicidad Rasgo ● Optimismo Rasgo ●
EJEMPLOS DE LOS MODELOS MAS DESARROLLADOS EN ESPAÑA
A modo de ejemplo proponemos ver tres modelos que nos parecen relevantes, y animamos
al participante a que profundice a través de la bibliografía presentada, en el desarrollo del
resto de modelos, ya que todos aportan una visión sumatoria, basada en la evidencia en
mayor o menor grado del constructo de Inteligencia Emocional.
1) Modelo de Competencia Emocional de Rafael Bisquerra (2000, 2003): por cuanto es uno de los modelos -no el único desde luego- más citado, usado y desarrollado en España (sobre todo en el ámbito de la Educación).
2) Modelo Procesual de Regulación Emocional de Gros (1999): es un modelo esencial teórico sobre la regulación emocional, elemento clave dentro del proceso de aprendizaje y mejora de la Inteligencia Emocional, pero que además aporta unas pautas claras para su implementación práctica, proveniente de la Psicología.
3) Modelo de Regulación Emocional Optima (Hervás, 2011): Hervás procede de la escuela de la Psicología Positiva, y además de proponer y soportar empíricamente su modelo, propone un entrenamiento basado en este modelo para la mejora de la regulación emocional.
Animamos asimismo a conocer otros modelos evolucionados inspirados en Boyatzis,
Goleman, Caruso, Salovey, Petrides y Furnham
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3.1. Modelo de Competencia Emocional de Rafael Bisquerra
Rafael Bisquerra (2000, 2003) en su modelo de Competencias emocionales distingue varias
etapas o pasos:
1. Conciencia emocional
Podemos definir la conciencia emocional como la capacidad para tomar conciencia de las
propias emociones y de las emociones de los demás, incluyendo la habilidad para captar el
clima emocional de un contexto determinado
Dentro de este bloque se pueden especificar una serie de microcompentecias:
Toma de conciencia de las propias emociones
Es la capacidad para percibir con precisión los propios sentimientos y emociones;
identificarlos y etiquetarlos. Contempla la posibilidad de experimentar emociones
múltiples y de reconocer la incapacidad de tomar consciencia de los propios
sentimientos debido a inatención selectiva o dinámicas inconscientes.
Dar nombre a las emociones.- Es la eficacia en el uso del vocabulario emocional
adecuado y utilizar las expresiones disponibles en un contexto cultural determinado
para designar los fenómenos emocionales.
Comprensión de las emociones de los demás.- Es la capacidad para percibir con
precisión las emociones y sentimientos de los demás y de implicarse
empáticamente en sus vivencias emocionales. Incluye la pericia de servirse de las
claves situacionales y expresivas (comunicación verbal y no verbal) que tienen un
cierto grado de consenso cultural para el significado emocional.
Tomar conciencia de la interacción entre emoción, cognición y comportamiento.-
Los estados emocionales inciden en el comportamiento y éstos en la emoción;
ambos pueden regularse por la cognición (razonamiento, conciencia). Emoción,
cognición y comportamiento están en interacción continua, de tal forma que resulta
difícil discernir qué es primero. Muchas veces pensamos y nos comportamos en
función del estado emocional.
La conciencia emocional es el primer paso para poder pasar a las otras competencias
emocionales.
2. Regulación Emocional
La regulación emocional es la capacidad para manejar las emociones de forma apropiada.
Supone tomar conciencia de la relación entre emoción, cognición y comportamiento; tener
buenas estrategias de afrontamiento; capacidad para autogenerarse emociones positivas,
etc.
Las micro-competencias que la configuran son:
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Expresión emocional apropiada.- Es la capacidad para expresar las emociones de
forma apropiada. Implica la habilidad para comprender que el estado emocional
interno no necesita corresponder con la expresión externa. Esto se refiere tanto en
uno mismo como en los demás. En niveles de mayor madurez, supone la
comprensión del impacto que la propia expresión emocional y el propio
comportamiento, puedan tener en otras personas. También incluye el hábito para
tener esto en cuenta en el momento de relacionarse con otras personas.
Regulación de emociones y sentimientos.- Es la regulación emocional propiamente
dicha. Esto significa aceptar que los sentimientos y emociones a menudo deben ser
regulados. Lo cual incluye: regulación de la impulsividad (ira, violencia,
comportamientos de riesgo); tolerancia a la frustración para prevenir estados
emocionales negativos (ira, estrés, ansiedad, depresión); perseverar en el logro de
los objetivos a pesar de las dificultades; capacidad para diferir recompensas
inmediatas a favor de otras más a largo plazo pero de orden superior, etc.
Habilidades de afrontamiento: Habilidad para afrontar retos y situaciones de
conflicto, con las emociones que generan. Esto implica estrategias de
autorregulación para gestionar la intensidad y la duración de los estados
emocionales.
Competencia para autogenerar emociones positivas.- Es la capacidad para
autogenerarse y experimentar de forma voluntaria y consciente emociones
positivas (alegría, amor, humor, fluir) y disfrutar de la vida. Capacidad para
autogestionar el propio bienestar emocional en busca de una mejor calidad de vida.
3. Autonomía Emocional
La definición de autonomía emocional la podemos entender como un concepto amplio que
incluye un conjunto de características y elementos relacionados con la autogestión
personal, entre las que se encuentran la autoestima, actitud positiva ante la vida,
responsabilidad, capacidad para analizar críticamente las normas sociales, la capacidad
para buscar ayuda y recursos, así como la autoeficacia emocional.
Como micro competencias incluye las siguientes:
Autoestima.- Esta característica de la Autonomía Emocional se refiere a tener una
imagen positiva de sí mismo; estar satisfecho de sí mismo; mantener buenas
relaciones consigo mismo. La autoestima tiene una larga tradición en la
investigación y en la educación.
Automotivación.- Es la capacidad de automotivarse e implicarse emocionalmente
en actividades diversas de la vida personal, social, profesional, de tiempo libre, etc.
Motivación y emoción van de la mano. Automotivarse es esencial para dar un
sentido a la vida.
Autoeficacia emocional.- Esta otra característica de la Autonomía Emocional se
refiere a la percepción de que se es capaz (eficaz) en las relaciones sociales y
personales gracias a las competencias emocionales.
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El individuo se percibe a sí mismo con capacidad para sentirse como desea; para
generar las emociones que necesita. La autoeficacia emocional significa que se
acepta la propia experiencia emocional, tanto si es única y excéntrica como si es
culturalmente convencional, y esta aceptación está de acuerdo con las creencias del
individuo sobre lo que constituye un balance emocional deseable. En caso
contrario, el individuo está en condiciones de regular y cambiar las propias
emociones para hacerlas más efectivas en un contexto determinado. Se vive de
acuerdo con la propia “teoría personal sobre las emociones” cuando se demuestra
autoeficacia emocional, que está en consonancia con los propios valores morales.
Responsabilidad.- Se refiere a la capacidad para responder de los propios actos. Es
la intención de implicarse en comportamientos seguros, saludables y éticos.
Asumir la responsabilidad en la toma de decisiones. Ante la decisión de ¿qué
actitudes (positivas o negativas) voy a adoptar ante la vida?, en virtud de la
autonomía y libertad, decidir con responsabilidad, sabiendo que en general lo más
efectivo es adoptar una actitud positiva.
Actitud positiva.- Es la capacidad para decidir que voy a adoptar una actitud
positiva ante la vida.
A pesar de que siempre van a sobrar motivos para que la actitud sea negativa.
Saber que en situaciones extremas, lo heroico es adoptar una actitud positiva;
aunque cueste. Siempre que sea posible manifestar optimismo y mantener
actitudes de amabilidad y respeto a los demás. Por extensión, la actitud positiva
repercute en la intención de ser bueno, justo, caritativo y compasivo.
Análisis crítico de normas sociales.- Esta nueva característica de la Autonomía
Emocional es la capacidad para evaluar críticamente los mensajes sociales,
culturales y de los mass-media, relativos a normas sociales y comportamientos
personales.
Esto tiene sentido de cara a no adoptar los comportamientos estereotipados
propios de la sociedad irreflexiva y acrítica. La autonomía debe ayudar a avanzar
hacia una sociedad más consciente, libre, autónoma y responsable.
Resiliencia.- Es la capacidad que tiene una persona para enfrentarse con éxito a
unas condiciones de vida sumamente adversas (pobreza, guerras, orfandad, etc.).
4. Competencia Social
La competencia social es la capacidad para mantener buenas relaciones con otras
personas. Esto implica dominar las habilidades sociales básicas, capacidad para la
comunicación efectiva, respeto, actitudes pros sociales, asertividad, etc.
Las micro competencias que incluye la competencia social son las siguientes:
Dominar las habilidades sociales básicas.- La primera de las habilidades sociales es
escuchar. Sin ella, difícilmente se pueda pasar a las demás: saludar, despedirse, dar
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las gracias, pedir un favor, manifestar agradecimiento, pedir disculpas, aguardar
turno, mantener una actitud dialogante, etc.
Respeto por los demás.- Es la intención de aceptar y apreciar las diferencias
individuales y grupales y valorar los derechos de todas las personas. Esto se aplica
en los diferentes puntos de vista que puedan surgir en una discusión.
Practicar la comunicación receptiva.- Es la capacidad para atender a los demás
tanto en la comunicación verbal como no verbal, para estar preparado y recibir los
mensajes con precisión.
Practicar la comunicación expresiva.- Es la capacidad para iniciar y mantener
conversaciones, expresar los propios pensamientos y sentimientos con claridad,
tanto en comunicación verbal como no verbal, y demostrar a los demás que han
sido bien comprendidos.
Compartir emociones.- Compartir emociones profundas no siempre es fácil. Implica
la conciencia de que la estructura y naturaleza de las relaciones vienen en parte
definidas tanto por el grado de inmediatez emocional, o sinceridad expresiva, como
por el grado de reciprocidad o simetría en la relación.
Comportamiento pro social y cooperación.- Es la capacidad para realizar acciones
en favor de otras personas, sin que lo hayan solicitado. Aunque no coincide con el
altruismo, tiene muchos elementos en común.
Asertividad.- Significa mantener un comportamiento equilibrado entre la
agresividad y la pasividad.
Esto implica la capacidad para defender y expresar los propios derechos, opiniones
y sentimientos, al mismo tiempo que se respeta a los demás, con sus opiniones y
derechos. Decir “no” claramente y mantenerlo y aceptar que el otro te pueda decir
“no”. Hacer frente a la presión de grupo y evitar situaciones en las cuales uno
puede verse coaccionado para adoptar comportamientos de riesgo.
En ciertas circunstancias de presión, procurar demorar la toma de decisiones y la
actuación, hasta sentirse adecuadamente preparado, etc.
Prevención y solución de conflictos.- Es la capacidad para identificar, anticiparse o
afrontar resolutivamente conflictos sociales y problemas interpersonales. Implica la
capacidad para identificar situaciones que requieren una solución o decisión
preventiva y evaluar riesgos, barreras y recursos.
Cuando inevitablemente se producen los conflictos, afrontarlos de forma positiva,
aportando soluciones informadas y constructivas. La capacidad de negociación y
mediación son aspectos importantes de cara a una resolución pacífica del
problema, considerando la perspectiva y los sentimientos de los demás.
Capacidad para gestionar situaciones emocionales.- Es la habilidad para reconducir
situaciones emocionales en contextos sociales.
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Se trata de activar estrategias de regulación emocional colectiva. Esto se superpone
con la capacidad para inducir o regular las emociones en los demás.
5. Competencias para la Vida y el Bienestar
Se refieren a la capacidad para adoptar comportamientos apropiados y responsables para
afrontar satisfactoriamente los desafíos diarios de la vida, ya sean personales,
profesionales, familiares, sociales, de tiempo libre, etc. Las competencias para la vida
permiten organizar nuestra vida de forma sana y equilibrada, facilitándonos experiencias
de satisfacción o bienestar.
Como micro-competencias se incluyen las siguientes:
Fijar objetivos adaptativos.- Es la capacidad para fijar objetivos positivos y realistas.
Algunos a corto plazo (para un día, semana, mes); otros a largo plazo (un año, varios
años).
Toma de decisiones.- Desarrollar mecanismos personales para tomar decisiones de
forma razonada, no llevado por las emociones del momento y sin posponerlas más
allá de lo necesario, en situaciones personales, familiares, académicas,
profesionales, sociales y de tiempo libre, que acontecen en la vida diaria. Supone
asumir la responsabilidad por las propias decisiones, tomando en consideración
aspectos éticos, sociales y de seguridad.
Buscar ayuda y recursos.- Es la capacidad para identificar la necesidad de apoyo y
asistencia y saber acceder a los recursos disponibles apropiados.
Ciudadanía activa, participativa, crítica, responsable y comprometida.- Lo cual
implica reconocimiento de los propios derechos y deberes; desarrollo de un
sentimiento de pertenencia; participación efectiva en un sistema democrático;
solidaridad y compromiso; ejercicio de valores cívicos; respeto por los valores
multiculturales y la diversidad, etc.
Esta ciudadanía se desarrolla a partir del contexto local, pero se abre a contextos
más amplios (autonómico, estatal, europeo, internacional, global). Las
competencias emocionales son esenciales en la educación para la ciudadanía
(Bisquerra, 2008).
Bienestar emocional.- Es la capacidad para gozar de forma consciente de bienestar
(emocional, subjetivo, personal, psicológico) y procurar transmitirlo a las personas
con las que se interactúa. Adoptar una actitud favorable al bienestar. Aceptar el
derecho y el deber de buscar el propio bienestar, ya que con ello se puede
contribuir activamente al bienestar de la comunidad en la que uno vive (familia,
amigos, sociedad).
Fluir.- Capacidad para generar experiencias óptimas en la vida profesional, personal
y social.
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3.2. Modelos de Regulación Emocional La Regulación Emocional
Proponemos algunas definiciones:
• Gross (1999): “aquellos procesos por los cuales las personas ejercemos influencia sobre las emociones que tenemos, cuándo las tenemos y sobre cómo las experimentamos y las expresamos”.
• Thompson (1994): “los procesos externos e internos responsables de monitorizar, evaluar y modificar nuestras reacciones emocionales para cumplir nuestras metas”. Esta definición indica que las personas activan procesos de regulación emocional en base a una necesidad o meta, ya sea consciente o inconsciente.
En los últimos años han surgido varios modelos utilizando como enfoque y poniendo el foco
en el procesamiento emocional y en la regulación emocional.
Aunque en este ámbito formativo no procede ver el impacto de la regulación emocional
desde un punto de vista clínico, si debemos hacer notar su importancia muy relevante en
muchos trastornos psicopatológicos:
• Depresión (Joorman, Siemer y Gotlib, 2007; Peeters, Nicolson, Delespaul, & deVries, 2003)
• Ansiedad (Feldner, Zvolensky, & Leen Feldner, 2004; Mennin, Heimberg, Turk, & Fresco, 2005)
• Abuso de sustancias (Fox, Axelrod, Paliwal, Sleeper, & Sinha, 2007) • Trastornos de la conducta alimentaria (Bydlowski et al., 2005), • TDAH (Walcott & Landau, 2004) • Trastorno límite de la personalidad (Gratz, Rosenthal, Tull, Lejuez & Gunderson,
2006), este especialmente grave.
A nivel general, la existencia de un déficit en las habilidades de regulación emocional tiene
un efecto perjudicial en el ajuste emocional de las personas, generando alteraciones tanto
en el comportamiento como una respuesta evitativa ante las emociones negativas entre
otros problemas (Berking, 2007).
Por el interés que puede tener en este contexto formativo, si resaltaremos las tres vías en
las que la desregulación afectiva se hace presente en el ámbito clínico, por tenerlas presente
como pauta explicativa a una población no clínica, para entender los mecanismos por los que
podemos no ser eficaces a la hora de regularnos emocionalmente.
Esta desregulación emocional se entiende bien como una presencia de un déficit en la
activación, o bien como la efectividad de las estrategias de regulación empleadas por una
persona ante sus estados afectivos – emocionales negativos (Hervás, G; y, Vázquez, C.,
2006):
1- Desregulación por déficit de activación: se puede observar en aquellas situaciones en las cuales una persona no activa estrategias de regulación, a pesar de experienciar intensos estados de disforia.
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Esta falta de activación de estrategias puede ser o convertirse en parte relevante del problema clínico, como, por ejemplo, puede ocurrir en la Depresión.
En estos casos los individuos pueden abandonarse en su estado de ánimo desagradable sin hacer nada para compensarlo, por tanto hablamos en estos casos de déficit en la activación de estrategias de regulación.
2- Desregulación por déficit de eficacia: debido a la ineficacia de las estrategias de regulación utilizadas, ya que la activación de estrategias de regulación no tiene por qué conducir forzosamente a la regulación de un estado emocional negativo.
El proceso de manejo emocional de la experiencia es complejo, de manera que si no se ha llevado a cabo de manera adecuada el procesamiento emocional de la experiencia, los intentos de regulación pueden resultar infructuosos.
Por ejemplo hay estudios que apuntan a que el déficit en habilidades afectivo emocionales como la claridad o la aceptación emocional dificultan la regulación (Liverant, Brown, Barlow y Roemer, 2008).
3- Desregulación por empleo de estrategias disfuncionales de regulación emocional: algunas personas, ante sus reacciones emocionales negativas, activan estrategias de regulación inadecuadas para corregir dichas experiencias pero no lo consiguen, y aun peor, lo que encuentran es que sus reacciones son más intensas y descontroladas.
A menudo esto es la consecuencia de utilizar estrategias contraproducentes (ejemplo evitación, rechazo, supresión emocional,…) que, lejos de reducir la intensidad de la experiencia, la intensifican (Dalgleish, Yiend, Schweizer y Dunn, 2009; Gross y Levenson, 1997).
Por tanto, la desregulación puede no ser un problema de activación o de eficacia, sino que a veces los intentos de regulación, en sí mismos, son el problema. Es importante, tener en cuenta que existen otras maneras de regulación disfuncional que, aunque consiguen el objetivo de reducir la experiencia emocional, conllevan efectos secundarios desadaptativos (ejemplos: consumo de alcohol, otras sustancias, conductas autolesivas; Gratz, 2003).
La clave estaría en diferenciar una regulación adecuada de lo que pueden ser intentos de
control emocional, que subjetivamente pueden ser útiles pero contraproducentes si se mira
desde una visión más amplia.
Modelo Procesual de Regulación Emocional (Gross, 1999) De acuerdo con este modelo, la regulación emocional puede estudiarse en función del lugar
en el que la estrategia de regulación se inserta dentro del proceso de generación de la
emoción.
Según este autor, el proceso de generación emocional se puede dividir en cuatro fases:
1. Situación 2. Atención 3. Interpretación 4. Respuesta
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Además, para cada una de las fases se puede establecer un conjunto o grupo de estrategias
de regulación emocional.
Las estrategias de regulación emocional, generalmente, se pueden dividir en 2 grandes
grupos (ver gráfico):
• Regulación centrada en los antecedentes de la emoción. • Regulación centrada en la respuesta emocional.
Regulación emocional centrada en los antecedentes
• Selección de la situación: en primer lugar, cada persona puede modular el hecho de exponerse a ciertas situaciones y no a otras. Aquellas situaciones vividas que han generado emociones desagradables o negativas permiten un aprendizaje que puede hacer que la persona las evite antes de que al entrar en dicha situación active las emociones no deseadas. Por el contrario, seleccionar situaciones que generen experiencias o vivencias agradables o positivas también es posible.
Por ejemplo, las personas según van envejeciendo suelen ser cada vez más conscientes de los resultados afectivos en sus actividades y sus relaciones, y suelen elegir cada vez más unas y otras para proteger y maximizar su bienestar emocional. Esto se ha denominado teoría de la selectividad socio – emocional (Carstensen, Isaacowitz, y Charles, 1999).
• Modificación de la situación: una vez dentro de una situación, la persona puede intentar cambiar algunos elementos de dicha situación en una dirección u otra, es decir, la situación se puede configurar en parte por la acción u omisión de la persona. Algo similar sucede en relación a los rasgos de personalidad; las personas extravertidas tienden a crear entornos más reforzantes, y más coherentes con su personalidad (Caspi, Roberts, & Shiner, 2005) y para ello, entre otras acciones, utilizan estrategias de regulación anímica (Hervás & López – Gómez, 2016).
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• Modulación de la Atención: cualquier situación contiene numerosos componentes, aspectos, detalles, etc… Por tanto, una vez la situación se ha configurado, aunque ésta ya no sea fácilmente modificable, siempre se puede dirigir la atención a unos elementos y no a otros de dicha situación. En ocasiones, según se plantea desde este modelo, la modificación de foco atencional tiene como objetivo regular la posible respuesta emocional:
o Cambio de Foco atencional centrado en aspectos externos: por ejemplo, centrar la atención en personas sonrientes de un auditorio al hablar en público.
o Cambio de Foco atencional se produzca internamente: por ejemplo, prestar atención a un pensamiento en vez de a otro, o prestar atención a una meta en vez de otra.
Es interesante destacar que el empleo de la atención como mecanismo de regulación emocional es de los que aparecen más pronto en el desarrollo evolutivo, y se ha comprobado su presencia en bebés y la importancia que tiene el desarrollo afectivo posterior (Fox & Calkins, 2003). Por último, los estudios más recientes muestran que la atención se puede entrenar, lo cual puede permitir construir mecanismos de regulación emocional, con cierto grado de automatización y que no consuman apenas recursos cognitivos, lo cual tiene ventajas evidentes (Wadlinger & Isaacowitz, 2011).
• Cambio Cognitivo: la interpretación de la situación es muchas veces un mecanismo clave que explica la reacción emocional subsiguiente. Desde que apareció la terapia cognitiva en los años 60 del siglo pasado, sabemos que las interpretaciones tienen en muchas ocasiones un margen significativo de cambio. Al igual que sucede en el apartado anterior, en muchas ocasiones ese cambio de interpretación, o reevaluación cognitiva, tiene como objetivo modular la respuesta emocional. Han sido muchas las investigaciones de laboratorio, también longitudinales, las cuales muestran que la reevaluación cognitiva es un mecanismo muy útil, y se asocia con muchos beneficios a nivel psicológico.
Regulación emocional centrada en la respuesta
• Regulación de la Respuesta Emocional: para finalizar, se puede actuar sobre cada uno de los componentes de la emoción activada. Así, se puede intentar influir sobre la experiencia emocional, la expresión / manifestación conductual o la activación fisiológica. A nivel terapéutico, las técnicas de desactivación tratarían de reducir sobre todo el componente psicofisiológico de la emoción activada. Y algunos comportamientos de regulación emocional disfuncional como el consumo de sustancias tendrían como objetivo reducir el componente experiencial. Dentro del ámbito disfuncional estaría la supresión de la expresión emocional y la supresión de la experiencia emocional, dos estrategias asociadas a diferentes trastornos, y con evidentes consecuencias negativas.
IMPLICACIONES Y LIMITACIONES DEL MODELO DE GROSS
• Implicaciones
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La diferenciación entre estrategias de regulación centradas en algún componente previo a la generación emocional, o antecedentes, o en componentes posteriores a la generación, o consecuentes, a veces genera confusión ya que la persona normalmente activa estrategias de regulación emocional una vez se ha activado la emoción, por lo que se podría interpretar que todas las acciones serían posteriores a la emoción.
En realidad, es cierto que aunque la emoción esté formalmente activada, las estrategias de regulación emocional pueden dirigirse a componentes que aparecen teóricamente vinculados a mecanismos previos o posteriores al proceso de generación de la emoción.
Gross (1999), argumenta que la regulación basada en las etapas previas a la activación de la emoción siempre será más ventajosa que utilizar una estrategia que actúa sobre un punto posterior, una vez la emoción ya esté activada. Como ejemplo indica que la supresión de la expresión genera múltiples consecuencias negativas, en comparación con la reevaluación cognitiva.
• Limitaciones El modelo de Gross ha supuesto un importante empuje a la investigación sobre
regulación emocional, y además ha servido como base para interpretar otros
fenómenos, aunque también presenta algunas limitaciones:
A) La aceptación emocional -p.e. el Mindfulness como técnica- no se contempla: este elemento esencial en el proceso de regulación emocional, queda enmascarado en el proceso que plantea Gross.
La aceptación emocional como estrategia de regulación ha sido evaluada en
múltiples ocasiones presentando unos resultados muy positivos (Alberts,
Schneider, & Martijn, 2012; Liverant, Brown, Barlow y Roemer, 2008).
El éxito de intervenciones basadas en mindfulness también corroboran su
importancia, que trata en muchos casos de consolidar la aceptación hacia las
emociones como mecanismo de regulación emocional (Erisman y Roemer, 2010).
B) Centrarse en los antecedentes puede fomentar respuestas desadaptativas: aunque el modelo no descarta que en cada punto del proceso se puedan utilizar estrategias adaptativas o desadaptativas, lo cierto es que desde el punto de vista clínico, el énfasis en la regulación emocional basada en los antecedentes (por ejemplo, selección de la situación, cambio de situación, modulación de la atención y cambio de significado) puede fomentar respuestas desadaptativas.
A excepción del cambio de significado, el resto de mecanismos pueden estar
promoviendo estrategias de evitación.
Como ejemplo, si hacer una actividad concreta de trabajo genera emociones
negativas, y la persona quiere regularlas podría evitar realizar dicha actividad usando
la “selección de situación” y posponerla. O podría no evitar la situación, pero
modulando la atención, y evitar atender a su experiencia emocional desagradable.
La investigación al respecto ha demostrado con creces los enormes problemas que
generan tanto la evitación de actividades como la evitación de emociones, sobre
todo cuando se produce de forma crónica.
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Gross parece defender la regulación basada en antecedentes en base a la
comparación entre reevaluación cognitiva, la cual se entiende como mecanismo
adaptativo, y la supresión de la expresión emocional, la cual se entiende que es un
mecanismo desadaptativo (Gross, 1998), aunque la regulación que se puede
producir tras la activación emocional va mucho más allá de la supresión
emocional, e incluso más allá de la atenuación de la respuesta.
3.3. Modelo de Regulación Emocional Óptima de Hervás (2011)
Una alternativa al modelo procesual planteado por Gross, pudiendo ayudar a superar
algunas de sus limitaciones es el Modelo de Regulación Emocional basado en el
procesamiento emocional (Hervás, 2011).
Algunos autores sugieren que las reacciones emocionales no decrecen si se intentan regular
de forma precipitada, sino que es necesario un proceso activo de elaboración y comprensión
emocional (Hunt, 1998). Este proceso es lo que se denomina como procesamiento
emocional.
El procesamiento Emocional
Según Rachman (1980), el procesamiento emocional es “aquel proceso por el cual las
alteraciones emocionales van declinando hasta que se integran de manera que otros
comportamientos y experiencias pueden aparecer sin interferencias”.
Es decir, el procesamiento emocional facilita absorber y canalizar una reacción emocional
que en ocasiones, por su importancia u otras razones (ej: duelo u operación complicada),
puede llegar a resultar excesivamente intensa o persistente, llegando incluso a interferir en
la vida del individuo.
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El afrontamiento Emocional
Más recientemente, Stanton, Kirk, Cameron, y Danoff-Burg (2000) consideraron que este
concepto podría ser más elaborado. En sus estudios defienden que el “afrontamiento
emocional”, es decir, esa capacidad para hacer frente a las emociones de gran intensidad de
una manera saludable o adaptativa, es un tipo de estrategia que se asocia con un mejor
ajuste psicológico.
Estos autores identificaron dos mecanismos de afrontamiento emocional:
1. La “Expresión emocional”: la persona trata activamente de expresar sus experiencias emocionales ante los demás tanto de modo verbal como no verbal (Stanton et al. 2002).
Por ejemplo, una persona con alta capacidad de expresión emocional sería aquella que ante una experiencia emocional intensa es capaz de expresar verbalmente y o se permite expresar sus emociones mediante conductas que reflejen dicha emoción.
2. El “Procesamiento emocional”: la persona trata activamente de conocer y entender las propias emociones y sus significados.
Por ejemplo, una persona con una alta capacidad de procesamiento emocional sería aquella que ante una vivencia emocional intensa es capaz de llevar a cabo un análisis de ella misma, permitiéndole no sólo identificar de manera correcta y precisa la emoción percibida, sino además entender por qué ha aparecido esta emoción y cuál es el significado que tiene para sí mismo.
Basándose en estas aportaciones entre otras, el modelo de regulación emocional basado en
el procesamiento emocional plantea que no sólo las emociones intensas o las situaciones
traumáticas requieren de un procesamiento emocional, sino que dicho procesamiento es
beneficioso ante cualquier emoción. Este modelo plantea seis procesos o habilidades:
• Apertura Emocional: capacidad de la persona para tener acceso consciente a sus emociones. El grado más desarrollado sería la lograda tras un entrenamiento continuado en atención plena, siendo el grado deficitario la alexitimia (Lane y Schwartz, 1987; Taylor et al., 1988).
• Atención Emocional: define la tendencia a dedicar recursos atencionales a la información emocional, siendo la desatención emocional el grado deficitario (Gratz y Roemer, 2004; Salovey, Mayer, Goldman, Turvey y Palfai, 1995)
• Aceptación Emocional: consistente en la ausencia de juicio negativo ante la propia experiencia emocional, siendo el polo deficitario el rechazo emocional (Gratz y Roemer, 2004; Hervás y Jódar, 2008).
• Etiquetado Emocional: Capacidad del individuo para nombrar con claridad sus emociones, siendo su extremo opuesto la confusión emocional (Gratz y Roemer, 2004; Salovey et al., 1995).
• Análisis Emocional: capacidad de la persona para reflexionar y entender el significado y las implicaciones de sus emociones (Stanton, Kirk, Cameron y Danoff-Burg, 2000; Treynor et al., 2003). Se distinguirían cuatro elementos claves dentro del análisis emocional: - Origen: cuando se activa una emoción, el primer objetivo es saber por qué se ha
activado, si es que no está claro qué componente concreto es el activador. - Mensaje: el análisis emocional implica averiguar también qué nos quiere decir esa
emoción, de qué nos está informando. En la mayoría de los casos, la emoción nos da información de un aspecto relevante o importante que ya conocemos. Y nos prepara para responder.
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- Validez: Las emociones se activan por una serie de mecanismos, algunos más controlados y otros más automáticos, con el fin de transmitir un mensaje, una señal. Esta señal puede ser correcta o incorrecta, y este análisis corresponde a la propia persona. Tras analizar la situación con la mayor objetividad posible, la persona decidirá si la emoción es un mensaje válido, una falsa alarma, o necesita información extra.
- Aprendizaje: En el caso de que algunas emociones sean consideradas válidas será necesario que la persona extraiga las conclusiones convenientes. Eso puede implicar un aprendizaje con respecto al futuro o que conlleve un plan de acción.
• Modulación emocional: capacidad de la persona para modular sus respuestas emocionales mediante la activación de diferentes estrategias ya sean emocionales, cognitivas, o conductuales, siendo el polo opuesto la desregulación emocional (Gratz & Roemer, 2004; Salovey et al., 1995). Aunque los pasos previos pueden reducir parcialmente la intensidad de las emociones vivenciadas, suele ser necesario activar iniciativas que faciliten y permitan un reequilibrio completo del estado emocional.
Por tanto, para este modelo, procesar las emociones implica abrirse a ellas, aceptarlas y
comprenderlas; es un proceso indisoluble a la regulación emocional. Es decir, tratar de
regular las emociones sin abrirse a ellas, sin aceptarlas, o sin comprenderlas, genera
inevitablemente a corto, y sobre todo a medio plazo, dinámicas desadaptativas.
IMPLICACIONES DEL MODELO
La regulación emocional aparece en este modelo al final del proceso, y subordinada al
procesamiento emocional de la experiencia. Este modelo lo considera así por varias razones:
- Si la persona automatiza cuando las vivencias emocionales sean leves o moderadas, al regular las emociones utilizando la modulación de la atención o un cambio de situación, luego tenderá a utilizar las mismas estrategias cuando se enfrente a una situación de adversidad. Sin embargo, con esa automatización y ante estas situaciones de adversidad, dichas estrategias no serán siempre ni las convenientes ni las adecuadas probablemente, ya que le impedirán procesar emocionalmente la situación “en el momento y en la circunstancia que se le exige”.
- Por tanto: enfatizar que las emociones deben ser atendidas, aceptadas y procesadas incluso cuando son leves y transitorias, es esencial para que dichos procesos se consoliden y se automaticen de manera que tanto en situaciones leves como en las graves, la forma de afrontar y de regular las emociones sea la correcta.
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Entrenamiento en Procesamiento emocional óptimo (Hervás, 2012),
Hervás desarrolla un entrenamiento emocional basado en el modelo de procesamiento
emocional y en las investigaciones llevadas a cabo sobre regulación emocional analizando
diferentes trastornos.
Este entrenamiento es un programa de intervención individual y transdiagnóstico de seis
sesiones de duración ampliables (Hervás, 2012). Está concebido para ser integrado con otros
componentes terapéuticos específicos del problema de la persona sobre la que se aplique.
El programa está basado en la idea de que, más allá de lo que sucede antes de que la emoción
se active, muchos problemas psicológicos se consolidan por las dinámicas negativas que se
desarrollan una vez las emociones se han activado.
En concreto, serían dos aspectos clave los que explican que una situación de adversidad se
pueda convertir en un problema (e incluso en un trastorno pasando ya al plano
psicopatológico):
a) Las actitudes emocionales disfuncionales, sobre todo, actitudes de rechazo hacia las emociones.
b) Déficits en el procesamiento emocional, que incluiría la incapacidad para atender, comprender y aceptar las emociones.
El entrenamiento se divide en tres fases:
I. Psicoeducación sobre emociones.
Su objetivo es reducir las ideas negativas sobre las emociones, y dotar de sentido a las
mismas dentro de un marco de aceptación y utilidad de las mismas.
Para dar sentido, será crucial que las personas comprendan el funcionamiento general
de las emociones, así como el sentido específico de cada una de ellas, y entender qué es
lo que está fallando en su manera de afrontarlas.
II. Entrenamiento en habilidades emocionales específicas.
Para tener un procesamiento emocional óptimo, se realizan ejercicios para que la
personas pueda practicar situaciones hipotéticas, pudiendo así desarrollar cada una de
las habilidades.
Aquí se entrenarían, por ejemplo, las siguientes habilidades: Apertura emocional;
Atención emocional; Etiquetado emocional; Aceptación emocional; Análisis emocional;
y, Modulación emocional.
III. Entrenamiento del procesamiento emocional completo con situaciones emocionales reales.
Se entrena cómo procesar emocionalmente de una manera eficaz las vivencias presentes
y pasadas.
Se integran progresivamente habilidades aprendidas para aplicarlas y automatizarlas,
fundamentalmente mediante un diario de emociones en el que se van integrando de
forma progresiva las diferentes habilidades.
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Es decir, en un primer momento la persona codifica sólo la situación, las sensaciones
corporales, y las etiquetas emocionales, y posteriormente se va incluyendo habilidades
de análisis emocional y de modulación emocional (p ej, falsas alarmas, decodificación de
los mensajes emocionales, aprendizajes, automatizar estrategias que generen
emociones positivas…).
De esta manera, se va automatizando el proceso y se siguen desarrollando las
habilidades básicas. Resumiendo, a lo largo del entrenamiento la persona aprende a
modular sus emociones con diferentes estrategias, y también interioriza y aprende, que
para que esas estrategias sean eficaces, debe abrirse a su experiencia emocional con
total aceptación y ser capaz de analizar y comprender lo que siente.
Aplicación práctica
Se aplica lo aprendido a cinco situaciones negativas pasadas especialmente relevantes por
su impacto o intensidad.
Esto permite consolidar lo aprendido así como reevaluar hechos significativos del pasado
que han podido tener relevancia para la persona a la hora de constituir sus esquemas sobre
su visión del mundo, de las otras personas y de sí mismo. Al abrirse a las emociones asociadas
a dichos recuerdos, y sobre todo, al aceptarlas, decodificarlas y analizarlas de manera
adecuada, la persona puede procesar óptimamente lo sucedido y en algunos casos,
reinterpretar esa situación, lo cual dará lugar, en algunos casos, a una modificación de ciertos
esquemas clave.
Los aprendizajes derivados de este entrenamiento pueden ser de utilidad tanto para afrontar
o abordar con mayor eficacia y flexibilidad situaciones relativamente leves, como situaciones
en el ámbito laboral o de pareja, así como situaciones adversas de mayor intensidad como
un duelo o una situación traumática.
Conviene tener en cuenta que para situaciones traumáticas, se necesitan múltiples ciclos de
procesamiento emocional para procesar de una manera completa el evento negativo.
El procesamiento de un duelo, por ejemplo, puede llevar a la persona semanas o incluso
meses, por lo que se requerirán múltiples momentos en los que la persona dedique tiempo a
atender, sentir, y comprender sus emociones, las cuales suelen ir cambiando según avanza el
proceso.
Para evitar dinámicas rumiativas o de infusión afectiva, se sugiere que es importante que los
ciclos de focalización y procesamiento de las emociones no duren más de una hora (hora y
media excepcionalmente), y eso implica tener que hacer múltiples ciclos finalizando cada
uno de ellos con experiencias de modulación emocional.
Dado que estos ciclos se tienen que realizar en múltiples ocasiones, en estos casos, es
importante garantizar el éxito del proceso de afrontamiento, además de las anteriores, dos
habilidades adicionales (saber entrar en una dinámica de procesamiento emocional, y, saber
salir de las mismas evitando dinámicas rumiativas).