enero
2008
DIRECCIÓN MUNICIPAL DE CULTURA
ejemplar gratuito
Juárez en Guanajuato
Presidencia MunicipalPlaza de la Paz No. 12Zona CentroTel: (473) 732 1213 y 732 0422www.guanajuatocapital.gob.mx
Dirección Municipal de CulturaCalle 5 de Mayo s/nZona CentroTel: (473) 732 7491 y 734 [email protected]
Compilación: Jesús Antonio Borja Pérez
Colaboración: Joseline Bermúdez Martínez, Hugo Ávalos Gómez y Nadia Vanessa Regino Pichardo
Diseño: VyM Marmolejo Garduño
0303
Desde hace un año, junto al acceso
principal de la Presidencia Municipal,
colocamos información suficiente para que las
personas al leer conocieran parte de la historia
del edificio que desde hace muchas décadas ha
sido el Palacio Municipal de Gobierno. Desde
esta vieja casona despacharon El Intendente
Riaño -seguramente visitado más de alguna vez
en sus oficinas por el cura don Miguel Hidalgo-,
El Congreso del Estado a partir de 1824 y, por
supuesto el Presidente de la República, Benito
Juárez.
Es un año de difundir entre la población y
visitantes de Guanajuato insisto-, la historia del
edificio, el mural donado al pueblo de
Guanajuato en 1972 por el maestro José Chávez
Morado; recordar que el mascarón de Juárez fue
colocado en la fachada por iniciativa de la
Universidad de Guanajuato en 1968, gracias al
espléndido trabajo escultórico del maestro
Rodolfo González.
Un año de conmemorar al Benemérito, sin
grandes aspavientos pero sí con un profundo
respeto. El señor Presidente Benito Juárez no
requiere de defensores que se desgarren las
vestiduras en aras de su memoria; su patriotismo,
lealtad y profundo amor por su patria está lejos
de la propiedad de cualquier instituto político,
gobierno o grupo que así lo pretendiera.
Al conmemorar la presencia de Juárez en
Guanajuato lo hacemos a nombre de un pueblo;
lo hacemos para celebrar la existencia de un
mexicano ejemplar que sólo puede ser juzgado
por la historia.
Juárez en Guanajuato
Dr. Eduardo Romero Hicks
Presidente Municipal
04
El 21 de marzo de 1806 nací en el
pueblo de San Pablo Guelatao de la
jurisdicción de Santo Tomás Ixtlán en
el Estado de Oaxaca. Tuve la
desgracia de no haber conocido a
mis padres Marcelino Juárez y
Brígida García, indios de la raza
primitiva del país, porque apenas
tenía yo tres años cuando murieron,
habiendo quedado con mis
hermanas María Josefa y Rosa al
cuidado de nuestros abuelos
paternos Pedro Juárez y Justa López,
indios también de la nación Zapoteca. Mi hermana
María Longinos, niña recién nacida pues mi madre
murió al darla a luz, quedó a cargo de mi tía
materna Cecilia García. A los pocos años murieron
mis abuelos, mi hermana María Josefa casó con
Tiburcio López del pueblo de Santa María
Yahuiche, mi hermana Rosa casó con José Jiménez
del pueblo de Ixtlán y yo quedé bajo la tutela de mi
tío Bernardino Juárez, porque de mis demás tíos:
Bonifacio Juárez había ya muerto, Mariano Juárez
vivía por separado con su familia y Pablo Juárez era
aún menor de edad.
Como mis padres no me dejaron ningún
patrimonio y mi tío vivía de su trabajo personal,
luego que tuve uso de
razón me dediqué
hasta donde mi tierna
edad me lo permitía,
a las labores del
campo. En algunos
ratos desocupados mi
tío me enseñaba a
leer, me manifestaba
lo útil y conveniente
que era saber el
idioma castellano y
como entonces era
sumamente difícil para la gente pobre, y muy
especialmente para la clase indígena adoptar otra
carrera científica que no fuese la eclesiástica, me
indicaba sus deseos de que yo estudiase para
ordenarme. Estas indicaciones y los ejemplos que
se me presentaban en algunos de mis paisanos que
sabían leer, escribir y hablar la lengua castellana y
de otros que ejercían el ministerio sacerdotal,
despertaron en mí un deseo vehemente de
aprender, en términos de que cuando mi tío me
llamaba para tomarme mi lección, yo mismo le
llevaba la disciplina para que me castigase si no la
sabía; pero las ocupaciones de mi tío y mi
dedicación al trabajo diario del campo
contrariaban mis deseos y muy poco o nada
adelantaba en mis lecciones. Además, en un
pueblo corto, como el mío, que apenas contaba
con veinte familias y en una época en que tan poco
o nada se cuidaba de la educación de la juventud,
no había escuela; ni siquiera se hablaba la lengua
española, por lo que los padres de familia que
podían costear la educación de sus hijos los
llevaban a la ciudad de Oaxaca con este objeto, y
los que no tenían la posibilidad de pagar la pensión
correspondiente los llevaban a servir en las casas
particulares a condición de que los enseñasen a
leer y a escribir.
Apuntes para mis hijos
E
Benito Juárez
Fragmento
0305
Consecuencias inmediatas del Plan de
Ayutla, proclamado el día primero de marzo de
1854, fueron, la caída de Antonio López de Santa
Anna ya eternizado en el poder, y la instalación del
Congreso Constituyente. Sus deliberaciones se
prolongaron por espacio de un año; y fue
promulgada la nueva constitución el día cinco de
febrero de 1857, siendo Presidente de la República
don Ignacio Comonfort.
El propio Código Supremo de la Nación fue
jurado solemnemente en la Capital del Estado de
Guanajuato, el día 24 de marzo del mismo año.
En fechas anteriores, en 1846 y 1855, había
desempeñado el cargo de Gobernador Interino el
señor General y Licenciado don Manuel Doblado.
Pero el 14 de julio de 1857 fue electo
constitucionalmente, tomó posesión el 31, y el
mismo día, con las formalidades del caso, fueron
instalados los tres Poderes.
Con ambición inaudita, Félix Zuloaga,
proclamó el día 17 de diciembre del año
mencionado el Plan de Tacubaya, cuyo texto fue el
siguiente:
1°- Desde esta fecha cesa de regir en la
República la Constitución de 1857.
2°- Acatando el voto unánime de los pueblos,
don Ignacio Comonfort sigue en la Presidencia de
la República.
3° A los tres años de adoptado el Plan, el
ejecutivo convocará a un Congreso extraordinario,
para formar una nueva Constitución.
Ante acontecimiento tan inesperado, conocido
históricamente como “El Golpe de Estado”,
renunciaron a sus puestos muchos empleados y
funcionarios; a otros se les destituyó con
ignominia. Y para fortalecer aquel movimiento
infidente, fueron encarcelados, don Benito Juárez,
Presidente de la Suprema Corte; don Isidoro
Olvera, Presidente de la Cámara, y con ellos los
Diputados Garza, Melo y Banuet.
El Congreso de Guanajuato expide, el día 21 de
diciembre, el siguiente Decreto:
Considerando: que en la Capital de la
Profr. Fortino López R.
Texto publicado en 1972 con motivo del Centenario del fallecimiento de Juárez
Juárez en Guanajuato
República se ha desconocido la Constitución de
1857;
Considerando también: que la inmensa
mayoría de la Nación tiene libremente adoptada
dicha Constitución, bajo el concepto de que ella
sería legalmente reformada;
Considerando igualmente: que las autoridades
del Estado han jurado guardarla y hacerla guardar;
Considerando por último: que sería un
ignominia para el mismo estado faltar al juramento
que prestó espontáneamente y desconocer un
Código que aceptó sin fuerza de ninguna clase, ha
tenido a bien decretar:
Art. 1°- El Estado de Guanajuato reasume su
soberanía y desconoce a las autoridades que han
secundado el plan proclamado en Tacubaya el día
17 del corriente, y a las que emanen del mismo.
Art. 2°- El propio Estado protesta reconocer a
los Supremos Poderes de la Unión, tan luego
como se restablezca el orden constitucional.
Art. 3°- Se faculta ampliamente al ciudadano
Manuel Doblado, Jefe Supremo del Estado, para
que dicte cuantas medidas estime oportunas a fin
de hacer frente a la revolución.
Y el día 25 del mismo mes de diciembre, lanzan
las autoridades respectivas, Congreso y
Gobernador, un interesante manifiesto, cuyas
ideas fundamentales son: No obedecer al
gobierno rebelde creado por el pronunciamiento
de la brigada de Zuloaga; invitar a los demás
Estados de la Federación, para que formen una
alianza, con el fin de restablecer el orden
constitucional; nombrar al General Anastasio
Parrodi, Jefe de las fuerzas de los Estados
Coligados, autorizándolo plenamente para que
disponga de las mismas, como lo estime
conveniente; invitar a los señores diputados que
forman el Soberano Congreso Nacional, reunido
en la ciudad de Guanajuato, para que reanuden
sus funciones interrumpidas por la sedición del
ejército.
Se formó, en efecto, una coalición, en la cual
figuraron los Estados de Guanajuato, Jalisco,
06
M i c h o a c á n , Z a c a t e c a s ,
Aguascalientes y San Luis Potosí.
Zuloaga, contrariando su
p r o p i o p l a n , a s u m i ó l a
Presidencia de la República y
desconoció la autoridad de don
Ignacio Comonfort. Ante tal
afrenta, el señor Presidente
Comonfort intenta restituir las
cosas al estado que guardaban
antes de la promulgación del Plan
de Tacubaya. Se libran combates por diez días
consecutivos dentro de la ciudad de México, entre
las fuerzas de ambos bandos; pero Comonfort es
derrotado, y sale del país. Pero antes, pone en
libertad al Licenciado don Benito Juárez; y le hace
entrega de la Presidencia Constitucional de la
República, que legalmente le correspondía recibir
por ser el Presidente de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación.
El señor Presidente Juárez, investido ya de su
alto cargo, comprende que en la Capital de la
República carece de las garantías más
elementales; valora el peligro inminente de caer
en poder de su implacables enemigos: Méndez,
Osollo, Zuloaga, Miramón; y tomando una
extrema decisión, abandona la Ciudad de México
sin que, de momento, ni sus más íntimos supieran
qué rumbo había tomado.
Permanencia en Guanajuato
Según sus personales afirmaciones, el señor
Presidente Constitucional don Benito Juárez
encaminó sus pasos de México a la ciudad de
Guanajuato; hizo cuatro jornadas; viajó en una
“diligencia” postal, utilizó otros medios de
transporte, y como pudo llegó a su meta.
Su arribo a la Capital de nuestro Estado fue el
día 18 de enero de 1858.
El día 19, en ejercicio de su soberanía como
Primer Mandatario del país, declara a Guanajuato
Capital de la República y asiento de los Poderes de
la Federación. Designa Ministro de Gobernación a
don Santos Degollado, y de Relaciones a don
Guillermo Prieto; días más tarde, completa su
gabinete con don Melchor Ocampo, don Manuel
Ruiz y don León Guzmán.
Las oficinas presidenciales y demás
dependencias se instalan en el edificio que ahora
es la sede oficial del Ayuntamiento, el mismo que
en 1810 era de las oficinas de la Intendencia, y
mismo también que desde 1824 venía siendo el
Palacio de los Poderes del Estado.
En igual fecha, el 19 de enero de 1858, lanza el
señor Presidente su célebre Manifiesto, con el
texto siguiente:
“Mexicanos: El Gobierno Constitucional de la
República, cuya marcha fue interrumpida por la
defección del que fue depositario, queda
restablecida. La Carta Fundamental del país ha
recibido una nueva sanción, tan explícita y
elocuente, que sólo podrán desconocerla los que
voluntariamente quieran cerrar los ojos a la
evidencia de los hechos”.
“Los hombres que de buena o mala fe
repugnaban aceptar las reformas sociales que
aquel Código establece para honor de México y
para el bien procomunal, han apurado todos sus
esfuerzos a fin de destruirlo. Han promovido
motines a mano armada, poniendo en peligro la
unidad nacional y la independencia de la
República. Han invocado el nombre sagrado de
nuestra religión, haciéndola servir de instrumento
a sus ambiciones ilegítimas, y queriendo aniquilar
de un solo golpe la libertad que los mexicanos han
conquistado a costo de todo género de sacrificios,
se han servido hasta de los mismos elementos de
poder que la nación depositara para la
conservación y defensa de sus derechos en manos
del jefe, a quien había honrado con su ilimitada
confianza. Sin embargo, tan poderosos como han
sido esos elementos, han venido a estrellarse ante
la voluntad nacional, y sólo han servido para dar a
sus promovedores el más cruel de los desengaños,
y para establecer la verdad práctica de que hoy en
adelante, los destinos de los mexicanos no
dependerán ya del arbitrio de un hombre, ni de la
voluntad caprichosa de las facciones, cualesquiera
que sean los antecedentes de los que las formen”.
0307
“La voluntad general expresada en la
Constitución y en las leyes que la nación se ha dado
por medio de sus legítimos representantes, es la
única regla a que deben sujetarse los mexicanos
para labrar su felicidad, a la sombra benéfica de la
paz. Consecuente con este principio, que ha sido
la norma de mis operaciones, y obedeciendo al
llamamiento de la nación, he reasumido el mando
supremo luego que he tenido libertad para
verificarlo. Llamado a este difícil puesto por un
precepto constitucional y no por el favor de las
facciones, procuraré en el corto período de mi
administración, que el Gobierno sea el protector
imparcial de las garantías individuales, el defensor
de los derechos de la nación y de las libertades
públicas. Entre tanto se reúne el Congreso de la
Unión a continuar sus importantes tareas, dictaré
las medidas que las circunstancias demanden para
expeditar la marcha de la administración en sus
distintos ramos, y para restablecer la paz. Llamaré
al orden a los que con las armas en la mano y de
cualquier manera niegan la obediencia a la ley y a
la autoridad; y si por alguna desgracia lamentable
se obstinaren en seguir la senda extraviada que han
emprendido, cuidaré de reprimirlos con toda la
energía que corresponde, haciendo respetar las
prerrogativas de la autoridad suprema de la
República”
“Mexicanos: sabéis ya cuál es la conducta que
me propongo seguir; prestadme vuestra
cooperación: la causa que sostenemos es la justa, y
confiemos en que la Providencia divina la seguirá
protegiendo como hasta aquí. Guanajuato,
enero19 de 1858, BENITO JUÁREZ”.
Como es de suponerse, los innumerables
partidarios del señor Presidente recibieron tan
patriótico Mensaje con júbilo y simpatía
desbordantes, sus grandes y leales amigos, en
primerísimo lugar el señor Gobernador Don
Manuel Doblado, sentíanse muy satisfechos,
orgullosos de ocupar un sitio de honor junto al
Hombre Símbolo; y ansiaban que comenzara la
luchar, a la qué sin duda irían gustosos para salvar el
decoro de las instituciones nacionales.
Y el vulgo, la masa
p o p u l a r, t a m b i é n
reaccionó en favor de la
causa liberal. Cierto que
quedaban aún ciertos
pequeños sectores,
principalmente dentro
de la clase adinerada, que malquerían al señor
Juárez y -miraban con recelo cada uno de sus actos;
y esto era la resultante de una propaganda
malévola del cura de la Ciudad, José Toribio
Hernández, quien venía haciéndoles creer “que
Don Benito era un hereje, ateo, enemigo de la
religión, carente de todo principio moral”. Y no era
de extrañar la conducta del párroco, que entre
paréntesis diremos que grandes y continuas
molestias originaba al Gobierno con su histérica
rebeldía a todas las disposiciones oficiales,
recuérdese que también Abad y Queipo, el obispo
de ValIadolid en 1810,”excomulgó” a lo loco, a
Don Miguel Hidalgo y Costilla, iniciador de nuestra
Independencia.
Pero nada valieron las patrañas de Toribio
Hernández, porque el pueblo minero, amante por
tradición de las grandes causas de la Patria, se
entrego sin reservas, al señor Presidente Juárez; le
dio permanente testimonio de su fe y cariño, y
atendiendo su llamado, fueron trabajadores de las
minas los que primero sentaron plaza en las filas del
ejército liberal.
¡Qué plausible acierto el de haber decorado un
muro del Palacio Municipal de Guanajuato con tan
elocuente pintura! ¡Qué concepción tan feliz la de
José Chávez Morado, presentando a Juárez en
actitud de entregar al pueblo las armas para
defensa de México! Cierto: los campesinos del
Bajío fueron un día los primeros insurgentes, y al
lado de Hidalgo pelearon con lanzas y machetes; y
aquel 19 de enero de 1858 Juárez distribuye las
mismas armas, ahora para engrosar las chusmas
pintorescas de nuestros chicanos, valientes y
aguerridos defensores republicanos.
¡Y también, qué atinada disposición la de haber
colocado en la fachada del mismo Palacio la cara,
en bronce, del BENEMÉRITO! ¡Obra admirable,
estupenda, de Rodolfo González Villarreal! Allí está
el Presidente Juárez. Nos mira con su habitual
austeridad; nos guía; fortalece nuestra fe en los
destinos de México; y nos invita a seguir su
sendero, el de la verdad y la justicia.
“Entre los individuos, como
entre las naciones, el respeto
al derecho ajeno es la paz”.
sacristía; los cuadros murales; y todo lo que
entonces había en aquel cofre de hermosuras.
Más de una vez, la comitiva presidencial
incursionó, de día o de noche por los arabescos
intrincados callejones. Les fueron marradas mil
leyendas de Guanajuato: todas ingenuas, graciosas,
casi infantiles.
Y, ¿por qué no? también fueron a conocer el
panteón de San Sebastián, tanto por conocer el
sepulcro de cantera en que estuvieron depositadas
las osamentas de Hidalgo, Allende, Aldama y
Jiménez, después de haber permanecido sus
cabezas colgadas en los ángulos de la Alhóndiga de
Granaditas por el largo espacio de diez años, como
de igual manera por enterarse del raro fenómeno
de la momificación de los cadáveres en
Guanajuato. En efecto: les mostraron algunos de
los ejemplares, obtenidos hasta entonces. Tanto
08
La Senda del Ideal
El señor Presidente Juárez y los miembros del
Gabinete y otras personas llegadas a Guanajuato,
han vivido plácidamente en aquella imponderable
Ciudad. Han sentido la acariciante cortesía
peculiar de sus moradores. Han contemplado los
panoramas vesperales, únicos quizá, cuando el sol
del ocaso tiñe de rojo, en variantes policromos, las
montañas que la circundan. Se han extasiado con
el plenilunio, contemplándolo en noche quieta,
retratado en el agua juguetona de la presa.
El señor Presidente accedió a visitar las
instalaciones de la mina de La Valenciana. Por ello,
se enteró de la incalculable riqueza minera de la
prócer ciudad. Él y sus amigos y colaboradores
visitaron el templo majestuoso de aquel mineral, y
les impresionaron, la espléndida portada; los
churriguerescos altares, artística filigrana en oro de
altos quilates; el púlpito y los muebles de la
0309
que uno de los más eruditos,
e x p r e s ó l a o p i n i ó n “q u e
únicamente en dos lugares del
mundo, Palermo de Italia y
Guanajuato, se e fectúa la
momificación”.
Felices mostrábanse el señor
Juárez y sus acompañantes y sus
frecuentes exclamaciones eran
éstas o semejantes: ¡Qué diáfano y
azul es el cielo aquí! ¡Qué
ag radab le e l c l ima! ¡Qué
amablemente lo tratan a uno!
Pero aquel venturoso convivir se acabó muy
pronto.
Eran los primeros días de febrero.
De México llegaban noticias desalentadoras.
Los reaccionarios, encabezados por el espúreo
Presidente Zuloaga, estaban organizándose para
combatir a Juárez. Ya tenia órdenes Luis Osollo de
salir, de inmediato, a perseguir con tenacidad a
Don Benito Juárez; vendría auxiliado por Miguel
Miramón, Tomás Mejía, Francisco García
Casanova, Luis Pérez Gómez, con un grande
contingente de tropa.
Hubo consejo de ministros.
Cambio prolongado de opiniones.
Don Manual Doblado hizo valiosas y muy
prácticas sugerencias. Él conocía, palmo a palmo el
Estado de Guanajuato. Lo más conveniente era sin
duda salir de Guanajuato, detenerse unos días en
un pueblecito cercano a León. Allá vivía un su
grande amigo, Don Macario Quesada, liberal de
cepa, y en su casa podrían permanecer varios días
sin peligro ni sobresaltos. Después, ya sobre planes
bien meditados, emprenderían el viaje a
Guadalajara; porque aquella ciudad, por su
importancia política, su situación geográfica en la
región occidental, su relativa proximidad a la costa
del Pacífico, podría ser el más seguro baluarte para
la causa liberal.
Se tomaron definitivas resoluciones:
1a.- Don Santos Degollado quedaba encargado
de reclutar gente en los Estados del centro:
Michoacán, Guanajuato, San Luis, y demás.
2a.- Don Melchor Ocampo iría con encargos
muy especiales a los Estados de Michoacán y
México, para mantener y vigorizar el sentimiento
patriótico del pueblo; establecer contactos con las
tropas que aún permanecían leales al Presidente
Juárez; organizar en un vasto sector, la defensa de
las instituciones.
3a.- El señor Presidente Juárez, sus ministros
Don Manuel Ruiz y Don León Guzmán, y Don
Manuel Doblado, saldrían de la ciudad de
Guanajuato; en tres jornadas llegarían al pueblo,
cuya hospitalidad ofrecía, convencido, el señor
Gobernador Doblado. Conviene aclarar que
constitucionalmente era el Gobernante de
Guanajuato Don Manuel, pero por aquellos días lo
era interinamente el señor Licenciado José de la
Luz Rosas.
Desde aquel momento se iniciaba para el señor
Presidente una era de sacrificios de toda índole. Iba
a emprender un duro peregrinar.
Como en éxodo, sujeto a todas las
abnegaciones, y así fue, el destino le marcaba la vía
dolorosa.
Nada le arredraba.
Su recio espíritu no se alteraba ante amenaza
alguna.
La fe en el futuro luminoso de la Patria era su
luz.
¡Era aquella la senda de su ideal!
10
Secretaría de Estado y del despacho de
Gobernación. — Excmo. Sr. — Conforme a lo
dispuesto en el artículo 79 de la Constitución
general y a la expresa voluntad de la inmensa
mayoría de los estados que forman la
confederación mexicana, se ha encargado
interinamente el Supremo Poder Ejecutivo
Nacional, el Excmo. señor Presidente de la
Suprema Corte de Justicia, Lic. don Benito Juárez.
Al tener el honor de participar a V. E. le
acompaño ejemplares del manifiesto que el
Excmo. señor Presidente acaba de dar a la Nación.
Por este documento verá V. E., cuáles son los
sentimientos que animan a S. E., los principios que
se propone seguir en la administración y los vivos
deseos que tiene que cuanto antes se restablezca
el orden legal que desgraciadamente se
interrumpió en la capital de la República.
S. E. espera que una administración legítima,
liberal y progresista, como la que hoy comienza,
no encontrará el obstáculo alguno de parte de
los jefes sublevados, porque pasado ya el primer
momento que los enemigos de la paz pública
aprovecharon para sorprenderlos, y vivo el
sentimiento nacional que solamente ha
reprobado el movimiento militar verificado en
Tacubaya el 17 del pasado diciembre, su
primera y más sagrada obligación es acatar la
voluntad nacional y prestar obediencia a la
autoridad que de la emana.
La sangre mexicana derramada inútilmente
en combates fraticidas, sólo ha producido
amargos frutos para la patria; más amargos aún
deberá darlos una rebelión en que se sostiene
ningún principio y que, en último resultado,
encamina a proteger intereses personales que la
Nación está muy lejos de aceptar.
Los mexicanos que en algo estimen el bien
de su país, que ven a la República alzarse para
reclamar el orden legal, porque colocada en él
Esta circular acompañaba el manifiesto emitido por Juárez en Guanajuatoy que fue enviado a los gobernadores de los estados coaligados.
Circular del Lic. Don Manuel Ruiz,Ministro de Gobernación,
informando que Juárez es Presidente Interino
se prometía su paz y su prosperidad, no pueden,
sin faltar a su propio deber, tomar parte en las
sediciones que desgarran el seno de la Patria y que
alejan toda esperanza de progreso. S. E. el
Presidente espera fundadamente que los hombres
que han cometido un error, tal vez emanado de
sanas intenciones, vuelvan sobre sí y pesando las
funestas consecuencias de su obstinación, pongan
su actitud hostil que aún guarden y obsequien sin
dificultad la voluntad pública. En caso de que esta
esperanza quede burlada, porque todavía se
quiera escuchar el grito de las pasiones, S. E. está
firmemente decidido a reprimir los excesos;
aunque le sea preciso combatir los sentimientos
generosos que le animan, llenará con toda clase de
sacrificios el sagrado deber de consolidar la paz,
restablecer el orden legal y la buena administración
pública.
11
Secretaría del gobierno del estado de Oaxaca.
El ciudadano gobernador constitucional del estado se ha servido dirigirme el decreto que sigue:
Al ciudadano Francisco Rincón, secretario general del despacho.
Félix Díaz, general de brigada, gobernador constitucional del Estado Libre y Soberano de Oaxaca, a
sus habitantes, sabed: que el Honorable Congreso del mismo tuvo a bien decretar lo siguiente:
Decreto número 12.
Artículo 1°.- Se declara Benemérito del estado al ciudadano Benito Juárez por sus eminentes y
patrióticos servicios en bien de las libertades públicas.
Artículo 2°.- Se obsequiará al expresado ciudadano, en premio de sus virtudes cívicas, una medalla
de oro.
Esta será de figura circular, de veintisiete milímetros de diámetro, y diez y seis gramos y novecientos
veinte miligramos de peso.
En el anverso se pondrá: "El Estado libre de Oaxaca", ceñida esta inscripción por dos ramas, una de
laurel a la derecha y otra de olivo a la izquierda, entrelazadas en su base; en el reverso: "Al inimitable
patriotismo de su hijo predilecto Benito Juárez" y al calce de esta inscripción los trofeos nacionales.
En la parte superior del anverso, y siguiendo la forma semicircular de la misma medalla, se
incrustarán quince piedras preciosas, siendo de ellas cinco esmeraldas, cinco diamantes y cinco rubíes,
siguiendo el orden en que van mencionadas.
Lo tendrá entendido el gobernador del estado, y dispondrá se imprima, publique y circule.
Dado en el Palacio del Congreso del estado de Oaxaca, a 28 de diciembre de 1867.
Valeriano Régules
Vicepresidente
uan Escobar
Secretario
M. Rojas de Silva
Secretario
Por tanto, mando se imprima publique, circule y cumpla.
Palacio del gobierno del estado.
Oaxaca, diciembre 30 de 1867.
Félix Díaz
Y lo comunico a usted para su conocimiento y fines consiguientes.
Patria y Libertad.
Oaxaca, diciembre 30 de 1867.
Francisco Rincón
Fuente: Benito Juárez. Documentos, Discursos y Correspondencia. Selección y notas de Jorge L.
Tamayo. Edición digital coordinada por Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva. Versión electrónica
para su consulta: Aurelio López López. CD editado por la Universidad Autónoma Metropolitana
Azcapotzalco. Primera edición electrónica. México, 2006.
El estado de Oaxaca nombra a Benito Juárez Benemérito
12
Mexicanos: encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a
obtener y a consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus
auspicios, será eficaz la protección de las leyes y de las
autoridades para los derechos de todos los habitantes de la
República. Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos
de todos. “Entre los individuos, como entre las naciones, el
respeto al derecho ajeno es la paz".
"Confiemos en que todos los mexicanos, aleccionados por
la prolongada y dolorosa experiencia de las comunidades de la
guerra, cooperaremos en el bienestar y la prosperidad de la
nación que sólo pueden conseguirse con un inviolable respeto
a las leyes, y con la obediencia a las autoridades elegidas por el
pueblo".
Benito Juárez
0313
1858.—17 de Enero.
Desconocida en México la autoridad de
D. Ignacio Comonfort, este Sr. pretende
restituir las cosas al Estado que tenían antes de la
proclamación del plan de Tacubaya y combate por
diez días dentro de la ciudad contra las fuerzas de
los Generales Zuloaga y Parra, siendo al fin
derrotado, y saliendo por último de la República.
Pero antes de todo esto, hace poner en libertad
al Lic. D. Benito Juárez, a quien había aprisionado
cuando se adhirió al plan de Tacubaya; y al mismo
tiempo le hace entrega de la Presidencia
constitucional de la República que le correspondía
recibir por ser el presidente de la suprema corte de
justicia.
Investido ya Juárez con este carácter, sale de
México violenta y ocultamente y se dirige a
Guanajuato, a donde llega en la fecha que
encabezan estas efemérides.
1858.—19 de Enero.
Instala D. Benito Juárez su gobierno, declara
provisionalmente a la Ciudad de Guanajuato
capital de la República, convoca a los supremos
poderes, y nombra ministros, de gobernación a D.
Santos Degollado y de relaciones a D. Guillermo
Prieto, los cuales comienzan desde luego a
desempeñar sus funciones.
1858.—19 de Enero.
Tiene lugar la noche de este día en e1 teatro de
Guanajuato el Beneficio del primer actor D.
Manuel Fabre: la función fue brillante, asistieron el
Presidente, sus ministros y algunos gobernadores:
la pieza que se representó tenía por título “Pobres
de México y Huérfanos de Tampico”.
1858.—26 de Enero.
Beneficio de la Sra. Pavía: más brillante tal vez
que el anterior: se representó la comedia titulada
“Una lágrima y un beso”; y asistieron a más de los
personajes mencionados en las efemérides
anteriores, otros gobernadores y el general en jefe
de las fuerzas coligadas D. Anastasio Parrodi.
1858.—29 de Enero.
Al estarse representando la pieza denominada
“Una restitución”, y estando el teatro
completamente lleno, se escucha de repente un
terrible trueno que hizo estremecer el edificio: un
verdadero pánico se apodera de los concurrentes,
casi todos huyen precipitadamente creyendo que
había estallado una revolución, o que se trataba de
asesinar al Presidente que allí estaba también, cuya
especie había ya circulado de antemano. Sin
embargo, la calma se restablece en breve rato, al
saberse que aquel estallido había tenido por origen
el incendio de una fábrica de pólvora situada junto
al Santuario de Guadalupe.
1858.—Febrero.
Todo el presente mes hay en Guanajuato
movimientos de Tropas y aprestos militares, no
faltando varias alarmas por las noticias del avance
de las fuerzas de México.
En los últimos días- de este mes se traslada el
Presidente Juárez a Guadalajara.
Tomo IV
Efemérides
Guanajuatenses
14
“Respetable Señor:
Me habéis dirigido privadamente una carta fechada el 2 del corriente a bordo de la
fragata Novara, y mi carácter de persona cortés y respetable me impone la obligación de
contestarla aunque muy de prisa y sin meditación, pues, como debéis suponer, el
importante y delicado cargo de Presidente de la República absorbe todo mi tiempo, y no
me deja solaz ni aún de noche.
El filibusterismo francés está buscando minar y destruir nuestra nacionalidad, y yo que
por mis principios y mi juramento soy el llamado a sostener la integridad nacional, su
soberanía y su independencia, tengo que trabajar con mucha actividad, multiplicando mis
esfuerzos, a fin de corresponder al sagrado depósito que la nación, ejerciendo sus
facultades soberanas, me ha confiado. Esto no obstante, me propongo contestar, aunque
muy brevemente, los puntos más importantes de vuestra carta.
Me decís que, "abandonando la sucesión de un trono en Europa, abandonando vuestra
familia, vuestros amigos, vuestras
propiedades y lo más caro del hombre,
vuestro país, habéis venido con vuestra
esposa Doña Carlota a tierras distantes y
no conocidas, solo por obedecer un
llamamiento espontáneo de una nación
que fija en vos la felicidad de su porvenir".
Admiro hasta cierto punto toda vuestra
generosidad, pero me sorprende mucho
encontrar en vuestra carta la frase
"llamamiento espontáneo", pues yo había
visto antes que cuando los traidores de mi
país se presentaron bajo su propia
autoridad, en Miramar, a ofreceros la
corona de México con algunas actas de
Carta de Juárez al emperador Maximiliano
30 de Agosto de 1864.
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nueve o diez ciudades de la nación, no percibisteis
en eso sino una farsa ridícula, indigna de la seria
consideración de un hombre honrado y decente. En
contestación a tal absurdo exigisteis la expresión
libre de la voluntad nacional, como resultado del
sufragio universal. Esto era pedir una imposibilidad;
pero era el justo deber de un hombre honorable
hacerlo: ¡Cuán grande, pues debe ser mi sorpresa,
al veros venir al territorio mexicano, sin que se
hayan cumplido alguna de las condiciones! Cómo
no he de maravillarme al veros aceptar la misma
farsa de los traidores, adoptar su lenguaje,
condecorar y tomar en vuestro servicio bandidos
como Márquez y Herrán, y rodear vuestra persona con esta clase peligrosa de la sociedad
mexicana? Hablando francamente, me he engañado mucho: porque creía y esperaba que
erais una de esas organizaciones puras que la ambición no puede corromper.
Es indisputable, señor, que la historia de nuestros tiempos registre los nombres de
grandes traidores, que han hecho traición a sus juramentos, a sus palabras y a sus
promesas, que han sido falsos a su propio partido y principios, aun a sus antecedentes y a lo
más sagrado para el hombre de honor: cierto también que en todos estos casos de traición
el traidor ha sido guiado por la vil ambición de mando, y el deseo miserable de satisfacer
sus pasiones y sus vicios; pero un hombre, a quien está confiado el cargo de Presidente de
la República, saliendo como ha salido de las oscuras masas del pueblo, sucumbirá, si así lo
decreta la sabiduría de la Providencia, desempeñando su deber hasta lo último,
correspondiendo a las esperanzas de la nación que preside, y satisfaciendo las aspiraciones
de su propia conciencia.
La falta de tiempo me obliga a concluir, y sólo añadiré una observación. Al hombre le es
dado a veces atacar los derechos de otro, apoderarse de sus propiedades, amenazar las
vidas de los que se atreven a defender su nacionalidad, hacer aparecer las más esclarecidas
virtudes como crímenes y hacer resplandecer sus vicios como virtudes. Pero hay una cosa
que está fuera del alcance de los falsos y perversos, y esta es la sentencia tremenda de la
historia. Ella nos juzgará.
Benito Juárez
16Mural “Presencia de Juárez en Guanajuato” donado al pueblo de Guanajuato por el
Maestro José Chávez Morado en 1972. Fotografía: Antonio Marín