Jorge Arturo de Guadalupe Contreras García
Maestría en ciencia de la conducta
Centro de Estudios e Investigaciones en Comportamiento
La manera de adquirir un nuevo patrón conductual en las diversas especies tanto
humanas como no humanas, puede ser explicada desde posturas asociativas, no obstante se
habla de mecanismos que subyacen a la conducta que han sido denominados
“razonamientos de tipo causal” los cuales no son semejantes entre animales humanos y no
humanos.
El presente texto da una breve explicación de aprendizaje asociativo así como de
razonamiento causal, posteriormente se revisa un artículo que plantea la probabilidad de la
existencia de analogías causales en la conducta de cuervos. Finalmente a manera de
conclusión se habla del canon de Morgan destacando la idea de que algunos fenómenos
pueden ser explicados en términos simples volviendo innecesarias algunas otras alternativas
explicativas.
Aprendizaje asociativo
El aprendizaje asociativo se refiere al aprender una relación entre una causa y un
efecto. Muchas de las veces el hecho de que un organismo aprenda una relación de dicho
tipo puede ser explicado desde las premisas del condicionamiento pavloviano y el
condicionamiento instrumental (Wynne & Udell, 20013). El procedimiento pavloviano
debe entenderse como la asociación de estímulos que anteceden la ocurrencia de cierto
evento, mientras que el proceso instrumental se refiere a la adquisición de la relación entre
una conducta y su consecuencia directa. No obstante ésta ultima explicación sobre
condicionamiento instrumental puede también ser entendida como el aprendizaje de la
asociación entre una conducta y lo que ocurre inmediatamente después de su ocurrencia,
aun y cuando no implique su consecuencia directa (Wynne & Udell, 20013). Debe
destacarse en ambos casos, la importancia de la contigüidad espacio temporal entre una
señal y la presentación de cierto evento, o bien de la aparición de una conducta y aquello
que le proceda.
Supóngase la ocurrencia del siguiente fenómeno:una persona es expuesta a una tarea
experimental de igualación de la muestra de segundo orden, en la que debe aprender a
elegir una respuesta correcta acorde a lo que le indican los estímulos discriminativos y el
estímulo muestra, cada que elige una alternativa se le informa si su elección es correcta o
no. Luego de que ha aprendido a elegir la opción correcta en cada ensayo, se puede decir
que ha aprendido la relación entre una señal (estímulos discriminativos) y la ejecución de
una respuesta específica, misma relación que fue adquirida debido a la consecuencia de
cada elección precedente, por ello es evidente que la ocurrencia de este fenómeno puede ser
explicada en términos de aprendizaje asociativo.
En cualquiera de las explicaciones desde la perspectiva del aprendizaje asociativo
debe entenderse que el hecho de que un organismo humano o no humano pueda ejecutar
alguna respuesta de manera pertinente no implica que el mismo “comprenda” los
mecanismos lógicos subyacentes a la relación aprendida, sino simplemente que son
sensibles a la identificación de relaciones de causa y efecto, (Wynne & Udell, 20013).
Razonamiento causal
El razonamiento causal posibilita la predicción de la ocurrencia de ciertos eventos,
con base en observaciones adquiridas mediante la exposición previa, dado lo anterior
subyace a la aptitud de ejercer control sobre eventos del ambiente. Se ha propuesto que
tanto humanos como animales no humanos utilizan mecanismos asociativos para aprender
relaciones de causalidad, no obstante se considera que los humanos adquieren una
comprensión más profunda sobre relaciones causales la cual no puede ser reducida a
aprendizaje asociativo, a diferencia de esto se ha encontrado evidencia en estudios con
primates que parecen mostrar una explicación en la que solamente existe una comprensión
superflua sin llegar a comprender los mecanismos que subyacen a la relación (Blaisdell,
Sawa, Leising & Waldmann, 2006).
¿Razonamiento causal en animales no humanos?
Acorde con Taylor, Roberts, Hunt y Gray (2009) diversos estudios han fallado para
encontrar evidencia conclusiva sobre razonamiento causal en animales no humanos. Es
decir que no solamente se puede entender que el razonamiento causal y por ende la
comprensión de relaciones que subyacen a los casos de aprendizaje asociativo en seres
humanos son de índole más compleja, sino que no hay evidencia concreta que determine la
existencia de razonamiento causal en animales.
En contraste con la última idea Taylor, et al (2009) comentan que han reportado que
cuervos de Nueva Celedonia resolvieron una tarea “trampa de tubo” y posteriormente
fueron capaces de resolver un problema visualmente distinto, dicha transferencia sugiere
según los autores que los cuervos razonaron de forma causal. En resumen la preparación
experimental de los autores consistió en la exposición de cuervos a una tarea denominada
“trampa de tubo” en la cual los sujetos tenían que extraer una recompensa (alimento)
evitando una trampa, tres cuervos (de una muestra de seis) lograron resolver la tarea y
después fueron expuestos a una situación experimental visualmente diferente “trampa de
mesa” la cual también fue resuelta.
Los autores proponen alternativas explicativas para el caso, por un lado que los
cuervos tengan una predisposición a evitar ciertos orificios, por otro lado puede ser que los
cuervos hayan transferido información relacional de una tarea a otra Taylor, et al (2009),
misma idea puede ser entendida como generalización sin embargo los autores no hablan al
respecto. En cuanto a la primera explicación los autores manifiestan que le resta fuerza el
hecho de que sólo una parte de la muestra logro resolver la tarea. Otra de las explicaciones
argumentadas por Taylor, et al (2009) es que los cuervos pudieron haber aprendido una
relación causal, por el contrario sí los cuervos usaran una relación espacial seguirían
evitando el orificio de la parte superior de la tarea sin importar su utilidad.
Posteriormente Taylor, et al (2009), hacen una réplica del estudio con condiciones
similares, diseñan una situación inicial “trampa de tubo” y el testeo en la “trampa de mesa”
en esta preparación se buscan manipular las propiedades espaciales de los orificios por los
que se acceso al alimento, variaron también la posición del alimento en relación a los
orificios y de la trampa, además como es obvio se hicieron variaciones en cuanto a la forma
de la tarea (de tubo a mesa).
Los resultados encontrados descartan dos de las alternativas planteadas. Por una
parte los cuervos no tuvieron predisposición a evitar los orificios cuando fueron expuestos a
la tarea de la trampa de mesa, dado lo anterior lo cuervos debieron haber basado su
comportamiento en lo que ellos aprendieron durante su experiencia con la trampa de tubo.
Por otro lado, la indiferencia de los cuervos a los orificios invertidos muestra que no han
transferido mediante el uso de una analogía espacial basada en la relación entre el orificio y
el alimento. Los cuervos solo evitaron orificios dependiendo de su posición funcional, lo
que apoya la propuesta original de que los tres cuervos han utilizado una analogía causal
para resolver la tarea (Taylor, et al, 2009)
La información presentada en el trabajo de Taylor, et al (2009) aun que es breve y
tal vez insuficiente para mostrar detalles del trabajo, podría ser cuestionada
metodológicamente, en primer momento no se describen las características morfológicas de
la trampa, la cual puede funcionar como estímulo discriminativo semejante a una luz, un
tono o cualquier otro, lo que la pudiera dotar de propiedades similares a las de una señal
para los sujetos, tampoco se habla de la manera en que se activa esta trampa o que es lo que
hace, lo que pudría generar conducta de evitación en los cuervos. Esta información pudiera
dar pie a una explicación en términos de aprendizaje asociativo y no como una forma de
razonamiento causal.
Conclusión, Canon de Morgan
Diversos fenómenos conductuales de aprendizaje pueden ser estudiados desde
perspectivas teórico-metodológicas diferentes, no obstante podrían generarse explicaciones
que se “fundamentan” en constructos intangibles que levanten sospechas, además de en
ocasiones ser innecesarias. Supóngase que una rata ha aprendido a palanquear, conducta
que le dota de alimento, no se necesita decir que la rata comprende una relación de
causalidad como sigue: “si palanqueo entonces comida” “no palanqueo entonces no
comida” “comida entonces hubo palanqueo”, es decir no se requiere hablar de una conducta
a la que subyace la comprensión de una relación de causa y efecto, cuando existe otra
forma de explicación del fenómeno que no cae en este tipo de aseveraciones, se puede
decir que la conducta de palanqueo de la rata se debe a factores de aprendizaje asociativo,
por ejemplo que la respuesta de la rata se encuentra asociada con la ocurrencia del alimento
y la manera de probar esa relación de causa y efecto sería manipulando la entrega de
recompensa,la tasa de respuestas necesarias para la entrega de comida, o el tiempo, entre
otras posibilidades.
Lo descrito en el párrafo anterior se fundamenta en el canon de Morgan el cual
refiere que si el aprendizaje puede ser explicado desde un procedimiento más simple, se
debe concluir como tal, a menos de que se pueda demostrar que un proceso cognitivo
complejo se está poniendo en juego (Wasserman y Zentall, 2006). Desde esta postura se
podría cuestionar la explicación de Taylor, et al (2006) en relación a su trabajo con cuervos
en cual se hace referencia a un mecanismo de analogía causal subyacente a la conducta, sin
embargo debido a la falta de detalles es complejo pensar en una propuesta explicativa y
metodológica fundamentada de manera adecuada.
Finalmente, dado lo redactado a lo largo del texto es complejo determinar que una
conducta en animales no humanos este influencia por establecimiento de juicios de
causalidad y probablemente todo reporte experimental que se incline a ello está sujeto a
otras alternativas explicativas, ya que aunque experimentalmente podrán realizarse
variaciones que den mayor fuerza a lo encontrado siempre habrá algunos huecos.
Bibliografía
Blaisdell, A. P., Sawa, K., Leising, K. J., & Waldmann, M. R. (2006). Causal Reasoning in Rats. Science, 311(5763), 1020-1022..
Taylor, A, Roberts, R, Hunt, G, Gray, R (2009). Causal reasoning in New Celedonian Crows: Ruling out spatial analogies and sampling error. Communicative & integrative biology, 2:4, 311-312.
Wasserman, E. A., & Zentall, T. R. (2006). Comparative Cognition: A Natural Science Approach to the Study of Animal Intelligence. In E. A. Wasserman & T. R. Zentall (Eds.), Comparative Cognition: Experimental Explorations of Animal Intelligence (pp. 3-11). New York: Oxford University Press.
Wynne, C. D. L &Uddell, M. A. R. (2013). Animal Cognition: Evolution, Behavior & Cognition. (2nd, ed). New York: Palgrave macmillan. (Cap. 5, pp. 87-115).
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