Asunto Sentencia penal ordinaria
Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López
Escobar, Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle
Obando
Víctima José Orlando Sierra Hernández
Delitos Homicidio agravado y concierto para delinquir
Radicación 66001-31-07-001-2012-00012
Procedimiento Ley 600 de 2000
JUZGADO ÚNICO PENAL DE CIRCUITO ESPECIALIZADO
Pereira, Risaralda, lunes veinticuatro (24) de diciembre de de dos mil trece (2013).
1. ASUNTO
Efectuada la diligencia de audiencia pública y sin que se observe irregularidad
alguna que pudiere afectar de nulidad lo actuado, será dictada la sentencia
correspondiente en el presente asunto, donde se ha acusado al señor Francisco
Ferney Tapasco González, como determinador del homicidio del periodista José
Orlando Sierra Hernández, y a los señores Fabio López Escobar, Jorge Hernando
López Escobar y Henry Calle Obando como coautores de tal homicidio y, a este
último además, como autor del delito de concierto para delinquir.
2. SÍNTESIS DE LOS HECHOS Y ACTUACIÓN PROCESAL
El treinta (30) de enero de 2002, sobre la 1:40 de la tarde, al momento en el cual
el periodista JOSÉ ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ, subdirector del diario LA
PATRIA de Manizales - Caldas, caminaba por la Calle 20 con Carrera 20 de la
mencionada ciudad en compañía de su hija y con destino a las instalaciones del
periódico donde laboraba, fue agredido mortalmente por el señor LUIS
FERNANDO SOTO ZAPATA (autor material), quien accionó un arma de fuego,
causando al comunicador lesiones en su integridad física, mismas que conllevaron
a que falleciera dos días después en el centro hospitalario donde era atendido.
El autor material de tal homicidio fue capturado el mismo día en que se perpetró el
atentado criminal, siendo condenado por el Juzgado Penal del Circuito
Especializado de Manizales mediante providencia fechada el ocho (8) de mayo de
2002, luego que aceptara su responsabilidad y se acogiera a la figura de la
sentencia anticipada.
Paralelamente, se vinculó al proceso, en calidad de coautores, a los señores LUIS
ARLEY ORTIZ OROZCO y LUIS MIGUEL TABARES HERNÁNDEZ, contra
quienes el Juez Penal del Circuito Especializado de Manizales profirió sentencia
condenatoria el trece (13) de mayo de 2005.
En el decurso de la investigación, la Fiscalía General de la Nación dispuso la
vinculación de los señores Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López
Escobar, Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando, a quienes
mediante Resolución fechada el veinticinco (25) de julio de 2011, les formuló
cargos por la muerte del periodista Sierra Hernández.
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3. TÉRMINOS DE LA RESOLUCIÓN DE ACUSACIÓN
La Fiscalía General de la Nación, a través de su delegado Noveno de la Unidad
Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, profirió
pliego de cargos en contra de los aquí vinculados así:
Al señor FRANCISCO FERNEY TAPASCO GONZÁLEZ, como posible
DETERMINADOR del delito de HOMICIDIO AGRAVADO en la persona de JOSÉ
ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ.
A los señores FABIO LÓPEZ ESCOBAR y JORGE HERNANDO LÓPEZ
ESCOBAR, como posibles COAUTORES del delito de HOMICIDIO AGRAVADO
en la persona de JOSÉ ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ.
Al señor HENRY CALLE OBANDO, como posible COAUTOR del delito de
HOMICIDIO AGRAVADO en la persona de JOSÉ ORLANDO SIERRA
HERNÁNDEZ, en concurso heterogéneo con el delito de CONCIERTO PARA
DELINQUIR.
4. IDENTIFICACIÓN DE LOS ACUSADOS
FRANCISCO FERNEY TAPASCO GONZÁLEZ, identificado con la cédula de
ciudadanía 4.593.210 de Supía - Caldas, nació el 1 de Octubre de 1948 en Supía
Caldas, de estado civil casado, con grado de instrucción normalista, actualmente
pensionado por la Asamblea del departamento de Caldas.
FABIO LÓPEZ ESCOBAR, quien se identifica con cédula de ciudadanía
10.269.689 de Manizales - Caldas, nacido en Aguadas – Caldas – el 1 de Enero
de 1965, hijo de MARTHA ESCOBAR Y LUIS EDUARDO LÓPEZ ACEVEDO, de
estado civil casado con LAURA INÉS CORREA CARDONA, grado de instrucción
bachiller y actualmente desempleado.
JORGE HERNANDO LÓPEZ ESCOBAR, se le conoce con el alias de EL PERRO
se identifica con la cédula de ciudadanía 4.336.069 de Aguadas – Caldas, nacido
en Aguadas - Caldas el 3 de octubre de 1957, hijo de MARTHA ESCOBAR Y LUIS
EDUARDO LÓPEZ, estado civil divorciado de GLADYS MARINA BOTERO, grado
de instrucción cuarto de bachillerato, actualmente desempleado.
HENRY CALLE OBANDO, identificado con la cédula de ciudadanía 10.201.086
de Palestina - Caldas, alias BOTIJA, nacido en Arauca - Caldas el 21 de Agosto
de 1959, hijo de FABIOLA y LUIS ENRIQUE, de estado civil unión libre, grado de
instrucción tercero de bachillerato y de profesión comerciante.
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5. LA AUDIENCIA PÚBLICA
5.1 Pruebas Practicadas:
En desarrollo de la audiencia pública, declararon como testigos de la fiscalía los
ciudadanos Luis Felipe Gómez Restrepo, Pablo Hernán Sierra García, Gloria Luz
Ángel Echeverry, Fernando Alonso Ramírez Ramírez, José Antonio Leiva Rivera,
Giovani Ríos Londoño, Carlos Alberto Arboleda González, Flavio Restrepo
Gómez, Luis Miguel Tabares Hernández, Rubén Darío Cabeza Orrego, y Edgar
Rivero Sánchez.
La defensa por su lado presentó como testigos a Gabriel Jaime López Escobar,
Germán Alberto Zuleta Arango, José Alexander Múnera García, Blanca Esneda
Giraldo Bedoya, Omar Yepes Alzate, Héctor Jaime Castro Castañeda, Víctor Iván
Ramírez Betancurt, José Fernando Bermúdez Zuluaga, Rodolfo Andrés Morales
Giraldo, Dixon Ferney Tapasco Triviño, Carlos Mario Gutiérrez García, Marco
Aurelio Uribe García, Cesar Augusto Marín Marulanda, Fernando Gómez Chica,
Luis Gonzaga Gómez Castaño, y Ricardo Calderón Villegas.
5.2 Intervención de los sujetos procesales:
5.2.1 Fiscal:
Señaló que su postura coincide con la asumida en la Resolución de Acusación, la
cual encuentra fortalecida con la prueba practicada en desarrollo de la audiencia
de juicio oral.
Hizo referencia a la fecha en que ocurrió el atentado y posterior homicidio del
periodista José Orlando Sierra Hernández, resaltando el ofrecimiento de dinero
hecho por el autor material a la policía para efectos de que no lo arrestaran,
precisando que esta persona les dijo que fueran a donde alias PEREQUE,
individuo este que fue identificado con Luis Arley Ortiz Orozco.
Trajo luego a colación la existencia de la coalición BARCO-YEPISTA en la región,
refiriendo los mecanismos de presión que este grupo ejercía para mantener el
poder político, acotando que, dentro del grupo Barquista, el señor Ferney Tapasco
era quien ejercía el liderazgo.
Recordó que el periodista José Orlando Sierra Hernández era un punzante
contradictor de la coalición, y que eso le granjeó enemigos, afirmando luego que a
éste lo mataron por lo que escribía en sus columnas.
Hizo énfasis en la declaración rendida por Carlos Alberto Arboleda, para aseverar
que con la misma se acreditó que, sobre el año 98 o 99, el periodista estaba
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amenazado, y que por esa época se concertó una reunión entre el hoy occiso y el
señor Ferney Tapasco, con el fin de limar asperezas.
Indicó que el Periodista se dedicó a señalar a Ferney como infractor, y lo hacía
desde el diario La Patria, razón que llevó a plantear la hipótesis de que pudiera ser
el determinador de ese homicidio, nutriéndose la investigación de testimonios que
apuntalan esa postura.
Descartó la hipótesis de que el homicidio se pudo gestar al interior del periódico La
Patria, por la relación que tenía el señor José Orlando Sierra Hernández con la
viuda de uno de los dueños de ese periódico, así como la que hace referencia a
que pudiera haber sido el ala paramilitar, o delincuencia común.
Precisó que la hipótesis que se impuso fue la de que el homicidio fue por móviles
políticos, y que quien lo lideró fue el señor Tapasco González, hipótesis que no fue
caprichosa, sino el fruto de varios testimonios obrantes en el proceso.
Para arropar su pretensión, trajo a colación lo dicho días después de la muerte del
Señor Sierra Hernández por la señora Gloria Luz Ángel Echeverry; la del señor
Fernando Alonso Ramírez; los precedentes derivados de investigaciones sobre
actividades criminales en las que aparece involucrado el señor Tapasco González;
y lo expuesto por el señor Flavio Restrepo Gómez, para concluir que
objetivamente está probado que hubo amenaza de muerte por parte del referido
procesado hacia el Periodista Sierra Hernández.
Citó lo dicho por Orlando Leyva en cuanto al debate sobre la pérdida de
investidura, y enfatizó que en ese procedimiento tuvo que ver el periodista, pese a
que la demanda la haya presentado el señor Luis Felipe Gómez Restrepo,
indicando que de allí en adelante empezaron los problemas del periodista con el
señor Ferney Tapasco, los cuales duraron hasta momentos antes de su muerte.
En punto a esta última aseveración, trajo a colación nuevamente lo declarado por
Carlos Alberto Arboleda en torno a las reuniones realizadas para limar asperezas,
anotando que, el que esas asperezas se hayan limado, no desvirtúa la existencia
de las amenazas.
Resaltó lo dicho por el sacerdote Gómez Restrepo en torno al poder que
manejaba el señor Ferney Tapasco; sobre el procedimiento para la pérdida de
investidura del entonces diputado Tapasco González; y sobre la tipología que
desde el punto de vista subjetivo tenía de él, a quien señaló como un padrino,
advirtiendo que sus allegados le obedecían abyectamente.
Para dar sustento a lo dicho por el anterior testigo en torno a la gente que
acompañaba al señor Tapasco González, destacó su cercanía con los señores
Henry Calle Obando, Gonzaga Montoya y Diego Betancurt, haciendo énfasis en lo
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declarado por Calle Obando en su indagatoria respecto a su vínculo con dicho
ciudadano y, a continuación, recordó lo declarado por el señor Alberto Correa
Montañez, sobre la existencia de una banda dedicada a asesinar personas que se
oponían al señor Ferney Tapasco, acotando que al parecer esos actos eran
ordenados por éste.
A lo anterior, unió el hecho de que al señor Correa Montañez lo asesinaron con
posterioridad, y que su asesino fue el señor Leonel de Jesús Tapasco, persona
relacionada con el señor Henry Calle Obando y con el propio Ferney Tapasco. En
este punto advirtió que, si bien no existe investigación que vincule a Henry Calle
Obando o Ferney Tapasco con ese ilícito, asume que eso se debió a posibles
intimidaciones contra los fiscales y jueces de la época.
De igual forma, indicó que resaltaba la relación concurrente entre estas personas,
para probar la existencia del delito de concierto para delinquir atribuido al señor
Calle Obando, destacando que en su indagatoria este último aceptó que
acompañaba desde el año 1993 al señor Ferney Tapasco.
En ese mismo contexto trajo a colación la muerte del señor Luis Eduardo Muñoz,
concejal de Palestina (Caldas), acontecida en el año 2002 y en la que, según
varias personas que declararon en el proceso seguido por ese hecho, tuvo que ver
el señor Henry Calle Obando.
En igual sentido, recordó la declaración de Pablo Castañeda Copete y la
vinculación que hace del señor Leonel Tapasco con el señor Ferney Tapasco, así
como su posible conexión con el homicidio del periodista, destacando que lo dicho
por este testigo tiene asidero con lo que se conoce respecto de la muerte del
periodista.
A título de colofón sobre este punto, señalo que al estar probado que las personas
que rodeaban al señor Ferney eran malas y le obedecían abyectamente, es dable
constituir en su contra indicio de capacidad.
Trajo también a colación las manifestaciones hechas por investigadores del DAS
sobre amenazas contra ellos y contra el fiscal que dirigía la investigación.
Concluyó diciendo que para la fiscalía, a través de filigrana jurídica, llega a la
certeza de responsabilidad, anotando que está probado que la muerte del señor
José Orlando Sierra Hernández fue pactada en el bajo mundo; que Ferney
Tapasco tuvo vínculos con paramilitares; que Jaime de Jesús Ospina Millán,
escolta de Tilín, le dijo que en la galería los ciudadanos de apellidos López le
habían ofrecido asesinar al Periodista; y la existencia de un arma amparada a
nombre de Fabio López Escobar, la cual fue incautada en la casa de Tilín,
elementos que en su conjunto presentan un ligamen fuerte.
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En torno a la retractación que en la audiencia de juicio hizo Tilín, indicó que no es
válida y que la misma se desvirtúa con lo que obra en el proceso, para lo cual trajo
a colación lo declarado por ese ciudadano ante los fiscales de la época,
declaración en la que de manera puntual hace señalamiento de autoría y
participación respecto del señor Ferney Tapasco y sobre los hermanos López.
Recalcó que si bien el revólver de Fabio López no fue el arma utilizada en el
homicidio, sí sirve para edificar la relación entre este ciudadano y Ospina Millán,
relación que de paso da demuestra que lo dicho por alias Tilín en sus versiones
ante la fiscalía no es falso.
En cuanto a la versión que dio Fabio López sobre la forma como el revólver fue a
dar a manos de Tilín, estimó que la misma no es creíble, dado que la misma es
desvirtuada con lo declarado por la hija y el administrador de la compraventa
donde supuestamente la llevó a vender.
Sobre la explicación que dio el señor Ferney Tapasco respecto de los
señalamientos que hace el señor Luis Miguel Tabares (Tilín), consideró que los
mismos carecen de razón, e hizo una disertación respecto de los motivos por las
cuales la desestima.
En torno a las declaraciones rendidas por el señor Luis Fernando Vélez Atehortua,
consideró que son parcialmente creíbles, advirtiendo que hay declaraciones
anteriores a los hechos que lo ubican como allegado a la casa política de Ferney
Tapasco, lo cual permite creer que dijo la verdad, y advierte que el hecho de que
fuera estafador o mitómano no significa que mintió. Estimó que respecto de este
testigo hay que preguntarse qué hay de cierto y qué no, e invita a escuchar la
totalidad de su exposición.
Respecto al señor Henry Calle Obando, indicó que la relación que tenía con el
señor Ferney Tapasco, su cercanía y confianza, hace entendible que el señor
Calle Obando se enterara de lo que hacía su jefe, y sobre esa base tuvo que
haber participado de las reuniones que éste tuvo con paramilitares, así como de
las demás actividades que por largo tiempo desarrolló el señor Tapasco y, por
ende, debe responder por el concierto para delinquir, el cual fue aceptado por su
jefe.
Resaltó una vez más el allanamiento practicado en la casa de Tilín, para advertir
que, en aquella oportunidad al rendir indagatoria, el señor Jaime de Jesús Ospina
Millán dijo haberle comprado el arma encontrada a la persona que aparecía en el
salvo conducto.
Concluyó diciendo que hay una relación importante entre todos los vinculados;
hubo animadversión fuerte entre Ferney y Sierra; hubo un lacerar importante de
Sierra contra la coalición y en particular contra Tapasco; que dentro de los
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denunciados está Jorge Hernando López Escobar, quien tuvo que renunciar a raíz
de eso; que además de la manifestación de Tilín, está probado que los señores
López estaban relacionados con Ferney Tapasco, Jorge Hernando por el cargo
que ocupaba en la Asamblea y, a través de éste, su hermano Fabio.
Destacó además la declaración de Gustavo Adolfo López Aguirre, allegado a Tilín,
quien hizo referencia a que la persona que pagó por el homicidio fue un sujeto
llamado Ariel quien, según informe de investigadores, era el señor Gabriel López
Escobar, un hermano de Jorge Hernando López Escobar, quien administraba un
negocio de prendería, y que la vuelta era pagada por un político.
Finaliza diciendo que la calificación es adecuada, pertinente, y que lo dicho da
certeza absoluta de responsabilidad de acuerdo como se ha convocado a Juicio.
5.2.2 Ministerio Público
Hizo una disertación sobre los requisitos para condenar, luego de lo cual precisó
que en este caso está comprobada la materialidad del delito de homicidio
agravado, haciendo una reseña de la prueba que da sustento a su afirmación.
Sobre la responsabilidad, se pronunció en primer término en torno a la
participación como determinador del señor Francisco Ferney Tapasco, acotando
que la versión que se da sobre la muerte del periodista, en el sentido que ésta
tenía móviles domésticos, carece de sustento y que por ende debe ser
descartada.
A su juicio, la muerte sí se produjo como consecuencia de lo que escribía en sus
columnas, aclarando que si bien es posible que cualquiera de los afectados con
las mismas tuvieran sobre esa base un móvil, no existe evidencia que señale de
manera particular a otros, como sí ocurre con el señor Ferney Tapasco, frente al
cual considera que se demostró que tenía problemas con el señor José Orlando
Sierra Hernández, y para ello recurre a las aseveraciones de orden indiciario y a lo
dicho en la audiencia pública por varios de los testigos.
Se refirió al indicio como elemento de prueba válido, citando jurisprudencia al
respecto, acotando que son hechos determinantes de la responsabilidad, los
siguientes:
El testimonio de Flavio Restrepo en la audiencia, cuando se refirió a que
cuatro días antes de su muerte, el periodista le dijo que Ferney Tapasco lo iba
a matar.
Las manifestaciones de Fernando Alonso Ramírez y José Antonio Leiva,
quienes atribuyen la muerte de su amigo a la crítica social que hacía como
periodista.
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Giovanni Ríos Londoño, policial que intervino en la investigación, dijo que
fuente anónima manifestó que Jorge Hernando López Escobar había sido
intermediario en el contrato de los sicarios.
Rubén Darío Cabezas Urrego, otro de los policiales que intervino en la
investigación, fue claro en cuanto a que sus investigaciones indican que la
muerte del periodista fue consecuencia de su labor periodística, en especial
por la crítica a la coalición Barco Yepista.
Lo declarado por Carlos Alberto Arboleda, permite deducir que la escolta
utilizaba por el periodista era por temor a Ferney Tapasco.
La declaración de Luis Miguel Tabares, alias Tilín, indica que a su escolta, el
señor Jaime de Jesús Ospina Millán, se le propuso dar muerte al periodista,
negocio en el que vincula a los hermanos López.
Lo manifestado por Luis Miguel Tabares encuentra respaldo en lo dicho por
Luz Ángela Díaz, quien en sus declaraciones dijo que Tilín se enteró de la
muerte del periodista por intermedio de su escolta, y que estuvo en las
reuniones en las que se planeó el hecho y que los hermanos López estaban
detrás del homicidio.
Lo expuesto por esta testigo hace creíble la manifestación de Pablo Andrés
Castañeda Copete, en cuanto afirma que quien mató al periodista fue
contratado por Ferney Tapasco a través de Tilín.
De lo declarado por Luis Eduardo Vélez Atehortúa, resaltó la parte en la que
indica haber escuchado cuando Ferney dijo que no quería vivo al periodista y
que al otro día lo mataron.
Lo dicho por el señor Carlos Arturo Molina, en cuanto a haber escuchado
cuando Ferney hablaba con un sujeto de dar muerte al Periodista, está
respaldado con el resultado de la inspección judicial, lo que determina que era
posible que este testigo escuchara lo que dijo haber oído.
El periodista Ricardo Calderón Villegas dijo haber escuchado a Vélez
Atehortúa, y según su exposición, para él ese testigo era convincente.
Marco Antonio Candelo dijo haber escuchado a Tilín y al Tuso cuando
hablaron de cómo Ferney Tapasco los contrató para matar al periodista y que
ese homicidio era por fines políticos.
El señor Luis Miguel Tabares, en respuesta dada al Delegado de la
Procuraduría, cuando ofreció colaborar dando información sobre quiénes eran
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los políticos involucrados en este hecho, fue concreto al afirmar que Ferney y
Dixon Tapasco eran los que tenían que ver con ese homicidio.
A continuación concluyó que siendo plurales las manifestaciones que indican que
Ferney Tapasco estuvo relacionado con la muerte del periodista, aseveraciones
que estaban orientadas a no enlodar sus pretensiones políticas, es dable afirmar
que esta persona debe responder como determinador de ese homicidio, para lo
cual trajo a colación jurisprudencia sobre los requisitos de la determinación como
condición para condenar.
Destacó que la retractación de Luz Ángela respecto de lo dicho con antelación, no
es válida, pues lo expuesto por ella aparece respaldado en otros hechos del
proceso, siendo claro que la misma fue producto de la intimidación de la que fue
objeto, y citó jurisprudencia sobre el tema.
Hizo a continuación una disertación sobre las manifestaciones de los testigos de la
defensa, para afirmar que las mismas no tienen soporte para demostrar que los
móviles del homicidio sean distintos a los de los fines políticos, ni para desestimar
la carga probatoria de responsabilidad presentada por la fiscalía y, por ende, ha de
condenarse como autor determinador de ese ilícito.
En cuanto a Fabio López, estimó que el hecho de haber encontrado un arma de
fuego que era suya en allanamiento realizado a la casa de Tilín, determina que
tenía una relación con esta persona, situación que unida a las aseveraciones que
a Tilín le hizo su escolta Jaime de Jesús Ospina Millán, determinan su
participación en la muerte del periodista.
Respecto de Jorge Hernando López Escobar, indica que hay señalamiento
derivado de lo dicho por fuente anónima, información que lo relaciona como
intermediario de la negociación que e hizo para llevar a cabo el homicidio, misma
que al unirse a lo dicho por Luz Ángela Díaz, quien afirmó haber escuchado de
Tilín y sus secuaces mencionar a un sujeto al que le decía El Perro, alias con el
que se conoce a Jorge Hernando, y al hecho de tener nexos con Ferney Tapasco
por ser aquel el presidente de la Asamblea Departamental de donde él era
pagador, y al haber sido destituido de su cargo por las columnas que el periodista
hizo respecto de los anticipos que hacía, hacen que probatoriamente esté
demostrada su responsabilidad en el hecho.
En torno al señor HENRY CALLE OBANDO, expuso que compartía la adecuación
típica adoptada por la Fiscalía respecto del concierto para delinquir, sobre la base
de que está probado que éste trabajaba con Ferney Tapasco González y Dixon
Ferney Tapasco Triviño, y que éstos fueron condenados por el delito de concierto
para delinquir, de allí que, a pesar de no estar probado que personalmente se
reuniera con los parapolíticos, se sabe que su jefe tenía un pacto para mantener el
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liderazgo político en la zona y que sobre ese pacto realizaban actividades
delictivas, por ende, debe responder por esa delincuencia.
Respecto de los cargos que se le hacen como coautor del homicidio del periodista
en grado de coautor, estimó que el haber probatorio no alcanza para
comprometerlo en ese nivel, advirtiendo su compromiso en el grado de cómplice,
al cohonestar con lo que hacía su jefe. Por lo tanto, solicitó se le condenara como
cómplice de dicha delincuencia.
Finalmente indicó que, como por parte de la fiscalía no se hizo comentario alguno
respecto de la probable participación de los acusados a título de coautores del
delito de porte ilegal de armas, sería del caso solicitar compulsa de copias, pero
no lo hará sobre la base de que la conducta se encuentra prescrita, aunque sí
solicitó compulsar copias para que se investigue la posible participación de los
señores Néstor Eduardo López Escobar, Rolando del Río y alias “el Picao” en los
hechos de que fue víctima el periodista José Orlando Sierra Hernández.
5.2.3 Defensa:
5.2.3.1 Vocero de Francisco Ferney Tapasco González
Sostuvo que la fiscalía mantiene a Ferney Tapasco vinculado a este proceso con
las misma prueba con la que precluyó la investigación a su hijo Dixon Ferney.
Precisó que a Ferney le están cobrando el haber sido objeto de algunas columnas
provenientes del sacrificado periodista, y que dentro de este proceso es un chivo
expiatorio.
Acotó que el incidente de las gafas y el proceso de pérdida de investidura han sido
los elementos que sirvieron para vincularlo a este proceso, cuando esos hechos
tuvieron ocurrencia mucho antes del homicidio y el periodista no tuvo nada ver con
la demanda.
Advirtió que a su juicio eso fue el producto de los verdaderos determinadores del
crimen, quienes actuaron con la seguridad de que sería la primera persona sobre
la que se posaría la responsabilidad atendiendo esos incidentes.
Hizo un recuento de la historia política de Ferney Tapasco, para luego referirse al
testimonio del investigador del CTI, señor Jovanny Ríos, advirtiendo que la
hipótesis en torno a que el homicidio tenía origen en conflictos internos de La
Patria no se investigó.
Desvirtuó las manifestaciones hechas por varios testigos que comprometen al
señor Ferney Tapasco, sobre la base de que estos tenían como fin obtener dinero.
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Aseveró que Néstor Iván Arboleda es un mentiroso, y que en el proceso obra
dictamen de medicina legal en tal sentido.
Indicó que Luis Eduardo Vélez Atehortúa nunca dio declaración bajo juramento, lo
que rindió fue una entrevista a un medio de comunicación, y a un policía judicial,
advirtiendo que su dicho es totalmente falso, razón por la cual no entiende cómo la
fiscalía lo puede tener como su testigo estrella. Está probado que es un
delincuente, con condenas por estafa, suplantación de autoridad y lesiones a su
propia compañera, amén de que su propio padre dijo que era mentiroso desde
niño.
Respecto de lo manifestado por Carlos Molina, indicó que su declaración es poco
creíble, amén de que fue claro en decir que estaba interesado en el dinero que
estaban dando.
En torno a la declaración rendida por Pablo Hernán Sierra García, Alias Alberto
Guerrero, resaltó que éste testigo fue claro al señalar que la muerte del periodista
tuvo orígenes al interior del diario La Patria, y advirtió que Ferney no tuvo que ver
con eso, declaración que a su juicio es creíble, atendiendo su carácter y
temperamento.
En cuanto a lo manifestado por el sacerdote Luis Felipe Gómez Restrepo, indicó
que de ninguna de las declaraciones dadas por éste en el proceso indican que don
Ferney Tapasco haya sido el responsable de la muerte del periodista, destacando
que las más fuertes de las columnas fueron dirigidas contra Arturo Yepes y otros.
A su juicio la vía más fácil era señalar a Tapasco, haciendo gala de los hechos
ocurridos con anterioridad, desconociendo que eran muchos los que pudieron
tener interés en ese hecho, y destaca que el que el periodista hubiera acudido a
Tapasco para que le ayudara a colocar a su esposa es indicativo de que no existía
esa enemistad, pues nadie acude a su enemigo a pedir un favor de esta clase.
Se refirió a los testimonios de allegados al periodista que fueron vertidos a lo largo
del proceso, concluyendo que ninguno de ellos sirve para derivar la
responsabilidad del acusado y, por el contrario, indican que entre el periodista y
Tapasco González no existía la pretendida enemistad.
Desvirtuó que Orlando Sierra fuera amigo íntimo del señor Flavio Restrepo
Gómez, indicando que ese testigo no era más que un compañero de trabajo del
periodista y que, conociendo el carácter que tenía Orlando, no hay explicación
para que la víctima no haya puesto en conocimiento la supuesta amenaza que le
comentó al testigo, desestimando de paso dicha manifestación sobre la base que
debió haberla mencionado cuando hizo su primera declaración ante la fiscalía. A
su juicio, ese comentario nunca se dio.
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Respecto de las declaraciones de Luis Miguel Tabares, conocido en el proceso
como Tilín, estimó que sus dichos son el producto de un acto desesperado para
desligarse del homicidio del periodista, del cual cree que este ciudadano no
participó.
Finalmente, de la declaración rendida por el periodista Ricardo Alarcón, manifestó
que quedó claro que no existe el famoso video que refiere la publicación.
Insistió en que no hay prueba que indique que Ferney haya tenido participación en
el homicidio del periodista, y llama la atención sobre la particular interpretación
que se hizo de la sana crítica probatoria para precluir la investigación contra Dixon
Ferney Tapasco Triviño y acusar a Ferney Tapasco González.
Destacó que en la Fiscalía ha hecho carrera acusar sin prueba, en una posición
cómoda, para que sea un juez el que decida, asumiendo con ello una postura
como la de Poncio Pilatos.
Como vocero, pidió proferir una sentencia absolutoria en favor del señor Tapasco
González, al no existir certeza sobre su participación en los cargos por los que
acusó.
5.2.3.2 Defensor de Francisco Ferney Tapasco González
Inicio haciendo a dos premisas que efectuó en sus alegatos precalificatorios. La
primera, sobre el discurrir meramente conjetural de las consideraciones
contenidas en la medidas de aseguramiento dictadas en este asunto, lo mismo
que en la resolución acusatoria; y la segunda, sobre el carácter de meros testigos
de oídas de la mayoría de los declarantes, en cuyos dichos se han sustentado
muchos de los razonamientos vertidos en la providencia acusatoria y en esta
audiencia, reiterando esas premisas, por cuanto el señor Fiscal prácticamente se
limitó a reiterar, en la resolución de acusación y en esta audiencia,
consideraciones expuestas en la medida de aseguramiento y refutadas, amplia y
contundentemente, en el memorial precalificatorio y en el escrito impugnatorio
contra ese proveído enjuiciatorio.
Sobre el discurrir meramente conjetural, hizo suyas algunas manifestaciones
hechas por el apoderado de los hermanos FABIO y JORGE HERNANDO LÓPEZ
ESCOBAR, consignadas en escrito de fecha 11 de febrero de 2011, mediante el
cual se sustentó confutación contra la medida de aseguramiento proferida contra
sus clientes.
Acto seguido hizo referencia a otra inexorable ley, la cual planteó sobre la base de
que en este caso siempre se ha supuesto que LUIS FERNANDO SOTO ZAPATA,
al darle muerte al periodista JOSÉ ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ, obró por
encargo de terceras personas, aspecto sobre el cual anotó que dicho ciudadano
Asunto Sentencia penal ordinaria
Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López Escobar,
Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
Víctima José Orlando Sierra Hernández
Delitos Homicidio agravado y concierto para delinquir agravado
Radicación 66001 31 07 001 2012 00012
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jamás confesó la intervención de otros como instigadores o coautores o cómplices
del mortal atentado, advirtiendo que ese silencio del autor material del homicidio
sobre la eventual vinculación de otras personas al hecho punible materia de
investigación, sumado a la ausencia de testigos presenciales de ese crucial
momento, imponen otra inexorable ley en este asunto, y que todas las personas
que, en este asunto, han proporcionado alguna información sobre la supuesta
participación de terceros en ese violento episodio como determinadores o
coautores o cómplices, son, simple y llanamente, testigos de oídas, testimonios
que han sido supervalorados por la fiscalía.
A continuación, y al considerar que tanto el representante de la Fiscalía como el
del Ministerio Público se encuentran desenfocados sobre ese tópico, efectuó una
extensa disertación sobre lo que es el testigo de oídas, coligiendo que un
testimonio de referencia o de oídas no puede solventar, por sí solo, una
declaratoria de responsabilidad jurídico penal, resaltando que el testigo de oídas,
cuando es creíble, únicamente puede probar que esas palabras se pronunciaron
en su presencia, pero no probar los hechos que describían esas palabras.
Hizo además referencia a jurisprudencia sobre el tema, y de manera concreta a la
sentencia del 21 de Mayo de 2009, en la que fungió como Magistrado Ponente el
Doctor JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA, destacando que al momento de
su valoración, el operador jurídico está en la obligación de dedicar especial
cuidado a dicho ejercicio, ya que esta especie de testimonio adquiere
preponderancia en aras de reconstruir la verdad histórica y hacer justicia material,
únicamente cuando es imposible obtener en el proceso la declaración del testigo o
testigos que tuvieron directa percepción del suceso, pero advirtiendo que por sí
sola, es decir, huérfana de otros medios probatorios que la confirmen y
robustezcan, en cualquier caso carece de eficacia suficiente para desvirtuar la
presunción constitucional y legal de inocencia.
Cerró este punto con la afirmación que en este proceso no hay claridad si los
testigos de oídas, cuyos dichos se han valorado en la medida de aseguramiento o
en la resolución de acusación, o que declararon en esta audiencia pública, son de
primer grado o de segundo grado, o grados sucesivos; ni tampoco hay claridad
sobre fuentes de conocimiento o sus referentes; ni sobre la manera en que los
supuestos testigos directos transmitieron su conocimiento personal de los hechos;
ni si los dichos meramente referenciales de esos testigos de oídas fueron
corroborados por otros medios de convicción.
Abordó luego el tema del valor probatorio de los informes de Policía Judicial,
acotando que a la luz de lo dispuesto por el artículo 314 del Código Penal de
2000, bajo cuyas previsiones se ha rituado este asunto, las exposiciones o
entrevistas vertidas en esos Informes de Policía Judicial no tendrán valor de
testimonio ni de indicios y sólo podrán servir como criterios orientadores de la
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Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López Escobar,
Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
Víctima José Orlando Sierra Hernández
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investigación, razón por la cual critica que la fiscalía haya pretendido erigir indicios
de responsabilidad con apoyo en informes de Policía Judicial.
En punto a la hipótesis planteada por la fiscalía en torno a que al periodista lo
matan por sus columnas, trajo a colación lo declarado por el abogado y sacerdote
jesuita, LUIS FELIPE GÓMEZ RESTREPO, la señora GLORIA LUZ ÁNGEL
ECHEVERRY, compañera del periodista al momento de su muerte, y la del
abogado-periodista FERNANDO ALONSO RAMÍREZ RAMÍREZ, compañero de
labores en el diario La Patria, para luego preguntarse cuáles fueron esas
columnas, en qué fechas se publicaron, qué temas sensibles se trataron en esos
artículos o qué denuncias claras se hicieron allí, qué personas fueron
mencionadas con nombre propios en esos escritos o señaladas de estar incursas
en actuaciones reprochables, o qué personas fueron judicializadas como
consecuencia de esas columnas, o al menos investigadas disciplinariamente, y
cuáles de esas personas fueron a dar a la Cárcel.
Resaltó el resultado del Informe CTI-SI del 12 de Septiembre de 2012 suscrito por
el señor ESMELÍN SALGADO RÍOS, Investigador Criminalístico IV del CTI, quien
al dar respuesta a solicitud encaminada a establecer qué investigaciones se
adelantaron o se están adelantando con motivo de columnas o artículos
publicados por el extinto periodista Sierra Hernández, informó que ni en fiscalía, ni
en Procuraduría se obtuvo respuesta positiva, advirtiendo que igual resultado dio
la indagación que se hizo en torno a establecer si su representado había sido
investigado judicial o disciplinariamente por esos mismos motivos, según se extrae
del informe suscrito por el Investigador Criminalístico II LUIS GONZAGA GÓMEZ
CASTAÑO, del CTI de la Fiscalía.
Con base en ese resultado, coligió que en el proceso se han acogido una cantidad
de mentiras sobre su representado, estimando que el mito que cae aquí es la
supuesta eficacia de las columnas y artículos del periodista.
En torno al tema de las dos reuniones sostenidas por su representado y el
periodista orientadas a limar asperezas, advirtió que de lo declarado por el señor
CARLOS ALBERTO ARBOLEDA GONZÁLEZ se colige que la reunión que
propició entre el señor FRANCISCO FERNEY TAPASCO GONZÁLEZ y el
periodista JOSÉ ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ no se llevó a cabo para tratar
el tema de las amenazas que se le venían haciendo al comunicador social y
mucho menos se planteó que tales intimidaciones procedieran de su defendido, o
estuvieran inspiradas por él, resaltando lo que dijo el testigo en cuanto que si él
hubiera sabido de dónde venían las amenazas, los hubiera denunciado porque era
muy frentero.
Sobre este particular, trajo a colación el hecho de que la esposa del periodista
ORLANDO SIERRA, la señora LUZ ESTELLA GÓMEZ GONZÁLEZ, trabajó
primero en la Contraloría General del Departamento y después en la CHEC, por
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solicitud expresa de el periodista hacia el señor FRANCISCO FERNEY TAPASCO
GONZÁLEZ, como bien lo indicara en su indagatoria y según las declaraciones
que sobre el punto dieran el señor ARBOLEDA GONZÁLEZ y la Doctora
JARAMILLO GUTIÉRREZ, así como el contenido de los oficios N° 120-06-3021
del 21 de Agosto de 2012, suscrito por el Doctor JORGE EBER WHEELER
ARCILA, Contralor General de Caldas, y el oficio N° 361100-0156-12-014365 del
1° de Agosto de 2012, suscrito por la Doctora CAROLINA RENDÓN GONZÁLEZ,
Profesional Gestión Laboral de la CHEC, situación que se vio precisada a
reconocer el sacerdote LUIS FELIPE GÓMEZ RESTREPO en el curso de su
declaración, cuando advirtió que no le gustó la forma como llegó a ese cargo la
referida ciudadana.
Con fundamentó en esos aspectos, coligió el defensor que no es cierto que entre
el periodista y su representado se presentara la supuesta animadversión
pregonada por la fiscalía, ni lo tenía como su enemigo.
En punto a la pérdida de investidura de diputado que ostentaba el señor
TAPASCO GONZÁLEZ, indicó que no es cierta la afirmación hecha por la fiscalía
en la resolución de acusación en cuanto a que el periodista fue actor protagónico
de esa demanda, señalando que dentro del proceso es claro que el periodista no
presentó la demanda, ni coadyuvó la misma, ni tuvo actuación determinante en
esa acción, ni escribió artículo alguno que apoyara esa demanda, anotando que si
bien es cierto que el periodista podía estar enterado de la presentación de esa
acción contencioso-administrativa, no tuvo ninguna actuación determinante en ese
episodio judicial, con lo cual se desvirtúa el indicio de móvil colegido por la fiscalía.
En cuanto a la época en la que el periodista ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ
tuvo que andar con escoltas, advirtió que la señora GLORIA LUZ ÁNGEL
ECHEVERRY sostuvo que fue con ocasión del caso de pérdida de investidura,
pero algo muy distinto contó el periodista ÁLVARO SEGURA LÓPEZ, Jefe de
Redacción del diario La Patria y muy amigo del periodista SIERRA HERNÁNDEZ,
quien indicó que fue a mediados de 1998, cuando se desempeñaba como alcalde
de esta ciudad el médico JORGE ENRIQUE ROJAS QUICENO, el periódico La
Patria denunció “irregularidades en esa Administración” y SIERRA HERNÁNDEZ
inició a través de su columna de opinión un ataque fuerte contra aquél.
Con lo anterior, iteró, se demuestra que a través de los años se han venido
vertiendo mentiras sobre su representado, recordando que según lo declarado, el
periodista tuvo escolta antes de la providencia ejecutoriada que declaró la pérdida
de investidura de su representado.
En cuanto al indicio de móvil que se hace en la resolución de acusación, el cual se
edificó con respaldo en las declaraciones de la señora GLORIA LUZ ÁNGEL
ECHEVERRY, compañera del periodista ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ, del
abogado-periodista FERNANDO ALONSO RAMÍREZ RAMÍREZ, empleado del
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diario La Patria, del médico ortopedista FLAVIO RESTREPO GÓMEZ, columnista
de ese diario y de las manifestaciones del señor ANTONIO LEIVA, amigo del
periodista SIERRA HERNÁNDEZ, se pregunta si de acuerdo con esas pruebas
podía colegirse tanto la probable animadversión del señor FRANCISCO FERNEY
TAPASCO GONZÁLEZ con el fallecido, como la eventual existencia de amenazas
que hubiese proferido FERNEY TAPASCO GONZÁLEZ en contra del periodista
ORLANDO SIERRA, y de la existencia de tales amenazas.
Al respecto, recordó lo declarado por la señora GLORIA LUZ ÁNGEL
ECHEVERRY, advirtiendo que esta testigo sólo habló de una vaga amenaza de
cuya procedencia y circunstancias de tiempo, lugar y modo en que supuestamente
se produjo, no aportó ningún dato, por lo cual consideró que dicho testimonio
carece de cualquier capacidad incriminatoria en este asunto.
Sobre lo declarado por el abogado-periodista FERNANDO ALONSO RAMÍREZ
RAMÍREZ, quien aseveró que el periodista Sierra Hernández sí mostró cierto
temor de que pudiera ocurrirle algo a su vida de amenazas que el temía venían de
personas cercanas a FERNEY TAPASCO, indicó que dicho testigo no precisó si el
periodista le contó cómo se habían producido esas amenazas, resaltado que ni el
mismo Sierra Hernández estaba seguro de la procedencia de tales amenazas,
afirmando que sobre esa base resulta evidente que este testimonio también
carece de cualquier capacidad incriminatoria en este asunto.
Acerca de lo que dijo el Doctor FLAVIO RESTREPO GÓMEZ, quien advirtió que el
periodista le dijo que FERNEY TAPASCO lo había amenazado verbalmente y que
le había dicho que lo iba a matar, indicó que existe contradicción entre las
versiones dadas, advirtiendo que de ser cierto lo dicho en el juicio, lo hubiese
mencionado en su primera versión, acotando sobre este aspecto que los
psicólogos judiciales indican que si una persona agrega o suprime detalles a un
relato, es porque no está estructurado en su mente, y si no lo está es porque no
corresponde a la realidad, no tuvo esa vivencia de la cual habla. Amén de lo
anterior, indició que dicho testimonio es meramente referencial y, que en tales
condiciones, resulta evidente que el testimonio de este declarante carece de
cualquier capacidad incriminatoria en este asunto.
En cuanto a las declaraciones del señor ANTONIO LEIVA, destacó el incidente
ocurrido en el establecimiento La Casona, donde al parecer el periodista Orlando
Sierra fue intimidado con un arma de fuego por el esposo de la mujer con la que él
se encontraba en el establecimiento, resaltando sobre ese punto que, de acuerdo
con lo declarado por el sacerdote-abogado LUIS FELIPE GÓMEZ RESTREPO, el
periodista JOSÉ ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ era un don Juan y, por ende,
estima que esta manifestación carece de cualquier capacidad incriminatoria en
este asunto.
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Sobre el indicio de capacidad para delinquir, recordó que la fiscalía se basó en lo
dicho por el sacerdote LUIS FELIPE GÓMEZ RESTREPO, quien aseveró que
aquél se rodeaba de gente mala, y de las investigaciones adelantadas por unos
hechos de sangre, aspectos sobre los cuales precisó que carecen de sustento,
puesto que del primero no se acreditó su dicho y, frente a los segundos, el señor
FRANCISCO FERNEY TAPASCO GONZÁLEZ nunca fue vinculado a las
investigaciones que se adelantaron por la tentativa de homicidio y el homicidio del
señor ALBERTO CORREA MONTAÑEZ y por los homicidios de los señores LUIS
EDUARDO MUÑOZ ARANGO y JOHN ALEXANDER HINCAPIÉ LÓPEZ.
A continuación, trajo a colación lo expuesto por la Corte Suprema de Justicia
sobre el indicio de capacidad para delinquir, citando al respecto las sentencias del
21 de mayo de 2009, proferida dentro del proceso radicado al número 22.825, y la
del 1 de julio de la misma anualidad, dentro del radicado 21.977, ambas con
ponencia del Doctor JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA, acotando que
dichas providencias desestiman el indicio destacado sobre la base de que atenta
contra el derecho penal de acto.
Destacó que de acuerdo con las sentencias que obran en el proceso, a su
prohijado se le condenó por haberse reunido con una fracción de las AUC, pero no
por ser miembro de esa fracción.
Se adentró luego al tema de la prueba directa resaltada por la fiscalía, para luego
hablar de lo expuesto por el señor LUIS MIGUEL TABARES HERNÁNDEZ, alias
“TILÍN”, anotando que lo dicho por este testigo es meramente referencial y no un
testigo directo, pues lo que dijo corresponde a lo que supuestamente le dijo su
escolta Jaime de Jesús Ospina Marín, amén que al referirse a los hermanos López
dijo que lo que dijo es por los comentarios que hacían en las calles de Manizales.
Resaltó que este testigo no se retractó en la audiencia, y que lo que hizo fue
ratificar que era un simple testigo de oídas que no tenía ningún conocimiento
directo de los hechos relacionados con el homicidio del periodista JOSÉ
ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ.
En cuanto al testimonio del menor PABLO ANDRÉS CASTAÑEDA COPETE, alias
“PABLITO”, referenciado al conocimiento que tuvo respecto al homicidio del
periodista, resaltó que su versión es producto de lo que supuestamente le dijo otra
persona, al parecer su primo Pedro Tapasco, constituyéndose en un testigo de
oídas de otro testigo de oídas y, por lo tanto, su dicho es una declaración sobre
palabras que cuando mucho puede probar que a lo mejor esas palabras se
escucharon, pero que jamás puede probar los hechos que describían esas
palabras, es decir, el dicho de “PABLITO” ni puede probar que el señor
FRANCISCO FERNEY TAPASCO GONZÁLEZ fue instigador del homicidio del
periodista SIERRA HERNÁNDEZ, ni tampoco que el señor LEONEL DE JESÚS
TAPASCO estuvo involucrado en ese hecho de sangre. En suma, consideró que
no es dable darle credibilidad a ese dicho.
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Respecto al testimonio de LUIS EDUARDO VÉLEZ ATEHORTÚA, indicó que el
relato que reproduce la fiscalía en su acusación corresponde al relato hecho ante
la revista Semana y a una entrevista dada ante investigadores, misma que fue
vertida sin fórmula de juramento, lo cual no constituye prueba documental que
pueda ser usada en el proceso penal según lo indicara la Corte Suprema de
Justicia en Sentencia del 18 de enero de 2012, dentro del proceso radicado al
número 32764.
Adicional a ello, indicó que en su exposición a la revista Semana el testigo mintió,
pues probatoriamente demostró que para el día anterior al atentado al periodista
JOSÉ ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ, el señor Dixon Ferney Tapasco Triviño
se encontraba fuera de esta ciudad, dedicado a actividades proselitistas, por lo
que no pudo ser testigo del siniestro diálogo que, en su entrevista ante la revista
Semana, dijo haber presenciado y en el curso del cual supuestamente el señor
FRANCISCO FERNEY TAPASCO GONZÁLEZ y su hijo DIXON FERNEY
TAPASCO TRIVIÑO convinieron la muerte del periodista JOSÉ ORLANDO
SIERRA HERNÁNDEZ.
Precisó además que el señor Vélez Atehortúa jamás tuvo cercanía con el señor
FRANCISCO FERNEY TAPASCO GONZÁLEZ, ni con el Doctor DIXON FERNEY
TAPASCO TRIVIÑO, y por ende faltó abiertamente a la verdad cuando en la
entrevista ante la Policía Judicial, aseveró conocer a DIXON hace quince años,
cuando era Director del FIS en Bogotá, manifestación que respaldó en certificación
expedida por el Doctor CARLOS ALBERTO CABALLERO OSORIO, Jefe de la
División de Recursos Humanos de la Financiera de Desarrollo Territorial S. A. –
FINDETER, en la cual se precisa que el Doctor DIXON FERNEY TAPASCO
TRIVIÑO, identificado con cédula de ciudadanía No. 10.285.324 Expedida en
Manizales, tuvo los siguientes vínculos laborales: Laboró en el Fondo de
Cofinanciación para la Inversión Social – FIS con las siguientes Órdenes de
Prestación de Servicios: Orden de Servicio No. 051 del 04 de marzo de 1996 y
hasta el 31 de diciembre de 1996. Contrato de Prestación de Servicios No. 006 10
de enero de 1997 y hasta el 31 de diciembre de 1997. Laboró en la Financiera de
Desarrollo Territorial S.A., así: Contrato de trabajo a término fijo, desde el 16 de
enero de 1998 y hasta el 18 de marzo de 1998, en el cargo de profesional II. “Fue
nombrado, como Director del Fondo de inversión Social, con acta de Posesión No.
101 de marzo 19 de 1998, hasta el 04 de enero de 1999.
Dichas certificaciones indican que el testigo faltó a la verdad y demuestra su
talante de embustero, pues para la época que indica, TAPASCO TRIVIÑO era
apenas estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad de Caldas en esta
ciudad, no se había graduado como abogado y estaba a seis años de entrar a
desempeñarse como Director del FIS en Bogotá.
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Respecto de la entrevista ante que ese testigo rindiera a la Policía Judicial, indicó
que en la misma jamás no se refirió al siniestro diálogo que, en su entrevista ante
la revista Semana, dijo haber presenciado y en el curso del cual supuestamente el
señor FRANCISCO FERNEY TAPASCO GONZÁLEZ y su hijo DIXON FERNEY
TAPASCO TRIVIÑO convinieron la muerte del periodista JOSÉ ORLANDO
SIERRA HERNÁNDEZ, palabras que constituyen, ni más ni menos, una
retractación de las aserciones formuladas por ese paladín del engaño y la mentira
en su entrevista en el hebdomadario.
Trajo a colación la publicación del diario La Patria sobre los antecedentes penales
que tenía el testigo, haciendo referencia a las sentencias que le aparecen.
Finalmente y en torno a este testigo, indicó que sería un monumental atrevimiento
jurídico probatorio considerar el díctum del señor VÉLEZ ESCOBAR como una
prueba directa y apreciarlo como un testimonio digno de alguna credibilidad.
Agotado este tema, abordó el tema de las distintas hipótesis que pudieron instigar
el homicidio, destacando la relativa a que pudo ser un crimen doméstico, citando
en ese sentido lo indicado por LUIS GONZAGA GÓMEZ CASTAÑO y GIOVANNI
RÍOS LONDOÑO y JOHN JAIRO SALAZAR SÁNCHEZ investigadores del caso,
adicionando a esas declaraciones lo sostenido por PABLO HERNÁN SIERRA
GARCÍA, conocido con el alias de ALBERTO GUERRERO, quien advirtió que
según sus indagaciones eso fue una muerte de familia.
En torno a esa situación, destacó lo dicho por la señora GLORIA LUZ ÁNGEL DE
ECHEVERRI, en cuanto a la relación que sostuvo con el periodista, estimando que
esa relación según los comentarios que se tejen en Manizales, estuvo motivada
por el interés, la ambición, el arribismo, amén de que a su juicio la estaba
explotando económicamente.
Procedió luego a efectuar algunas réplicas respecto de aspectos que fueron
debatidos por el delegado del Ministerio Público y la Fiscalía, extendiéndose de
manera especial en el tema de la Coautoría, para decir que en este caso no se
puede decir cuál fue el aporte esencial de Henry Calle Obando, ni el de Fabio
López Escobar, ni de Jorge Hernando López Escobar.
De igual forma hizo una disertación sobre la desinformación promovida por el
diario LA PATRIA, advirtiendo de ese diario no solo da por determinada la
responsabilidad del su defendido, sino que también lo tiene ya como condenado,
siendo enfático que dentro del desarrollo de la audiencia no existe ese acervo
probatorio que el citado diario indica, luego de lo cual planteó una serie de
interrogantes que se derivan del proceso, para concluir diciendo que el diario LA
PATRIA se ha dedicado a vender una mentira, que el señor FRANCISCO
FERNEY TAPASCO GONZÁLEZ fue el determinador del homicidio del periodista
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José Orlando Sierra Hernández, la que ha expuesto e impulsado durante once
años, mentira que para muchos se ha convertido en una realidad.
A continuación realizó un balance del asunto, acotando que no se ha demostrado
la existencia de enemistad entre su representado y el periodista, o que sus
publicaciones hubieran dado lugar a judicialización de su cliente, ni que aquél
hubiera intervenido en el proceso de pérdida de investidura, ni que hubiera
recibido amenazas para la época en que ésta se dio, o que esa pérdida le hubiera
causado un perjuicio irremediable a su procurado, puesto que se demostró que
para esa época ya estaba jubilado.
Adicional a ello, indicó que toda la prueba está constituida por simples testigos de
oídas, y que sus dichos no pueden probar los hechos a que se refieren esas
palabras.
Finalmente, indicó que su cliente lleva once años de injusticia, y que esa injusticia
debe ser negada, y la única forma de restablecer la justicia en este asunto es una
sentencia absolutoria, misma que debe cobijar a los otros acusados.
5.2.3.3 Defensor de Fabio López Escobar y Jorge Hernando López Escobar
Inició advirtiendo que ningún operador judicial puede dividir la prueba y utilizar
apartes a su amaño para efectos de acreditar su pretensión, acotando luego que
aquí lo que se ha hecho es una sumatoria de muchas cosas que se alejan del
sentido común para justificar la solicitud de condena.
Estimó que la fiscalía ha obrado con las ganas de encontrar unos responsables,
pero que dentro de este asunto no acreditó cuáles fueron esos actos que
realizaron sus patrocinados, desconociendo con ello que el derecho penal es de
acto.
Resaltó que dentro del libro que sacó La Patria, referido a una selección de
columnas escritas por Orlado Sierra, solo ocho refieren al señor Ferney Tapasco y
ninguna a sus representados.
Advirtió que aquí se afirma que a Orlando lo mataron por sus columnas, pero eso
no está probado, y que las otras hipótesis que se plantearon no se investigaron.
Destacó que los amigos de Orlando que declararon en el proceso nunca dijeron
que éste se sintiera amenazado por Ferney, el único que dijo eso fue Flavio
Restrepo en la audiencia, quien aseguró que cuatro días antes Orlando le dijo que
estaba con temor de que Ferney lo fuera a matar.
Precisó que aquí se está estampando responsabilidad sobre unas personas sin
que exista fundamento para ello, y trajo a colación la declaración rendida por Tilín
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en torno a la supuesta responsabilidad de sus representados, para afirmar que
dentro del proceso se acreditó que ninguno de los López Escobar ha trabajado
con don Ferney.
Fue enfático en señalar que a Tilín no se le puede creer parcialmente su dicho,
teniendo como cierto lo que afirma respecto de sus representados, y no sobre la
ausencia de participación en ese caso.
Hizo precisión que entre Fabio y Jorge Hernando existe una animadversión
plenamente acreditada con los testigos presentados, de allí que no era posible que
entre ellos existiera ese nexo que la fiscalía señala.
En cuanto a la exaltación que se hace del arma de fuego hallada en la casa de
Tilín, advirtió que la misma fue producto de una negociación, la cual fue
claramente indicada por su cliente, y desestima la manifestación hecha por el
yerno de don Chucho, cuando advierte que no existió ese negocio, sobre la base
de que tiene interés en proteger su nombre.
Precisó entonces que la fiscalía toma como hilo conductor la aparición del arma
para establecer la responsabilidad de sus clientes.
Indicó que lo dicho por Tilín en las declaraciones anteriores al juicio no pasan de
ser un testimonio de oídas, el cual no tiene la solidez para efectos de dar sustento
a la pretensión acusatoria, sin que pueda desestimarse de tajo la retractación que
hizo en el juicio.
Criticó la declaración de Flavio Restrepo en cuanto a las amenazas que había
recibido de Ferney, aduciendo que ninguno de los allegados al periodista
afirmaron eso.
En cuanto a lo expuesto por el Sacerdote Luis Felipe Gómez Restrepo, expuso
que con su declaración quedó claro que había advertido con anterioridad a Ferney
de la demanda, y que fue él el que la presentó y no el periodista.
Enfatizó que dentro del proceso no hay prueba que indique qué fue lo que realizó
Jorge Hernando.
Dejó claro que la existencia de la coalición impuso sus mayorías, no a sangre y
fuego como lo dice la fiscalía, sino fruto del trabajo concertado de los miembros de
la misma.
Hizo lectura de un libro denominado las Injusticias, recopilado por el profesor Jairo
Alberto Gómez Flórez, para colegir que este proceso ha tenido una incidencia
mediática en la que los diarios y los medios de comunicación han jugado un gran
papel, y lo que se busca es que se declare la responsabilidad de los acusados.
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Coligió que frente a Fabio López no hay prueba alguna que lo incrimine, y que hay
una negociación de por medio que justifica la razón por la cual el arma la tenía
Tilín.
Respecto de Jorge Hernando López, considera que es ridículo que éste fuera el
indicado para mover una suma de dinero para la muerte del periodista, él era
cuota política de otro dirigente, y el Contralor que fungía para la época de su
salida de la Asamblea. Fue claro en señalar que éste no se quedó con un solo
peso, que lo que hacía era hacer adelantos, y que cuando el periodista hace
comentarios al respecto ya su representado había salido de la Asamblea.
Concluyó diciendo que este asunto es el resultado de una investigación sin
fundamento suficiente para pedir una sentencia condenatoria, son argumentos
peregrinos, carentes de lógica, y delega al juzgado llegar a la conclusión de que
sus representados son inocentes, al igual que los otros acusados.
5.2.3.3 Defensora de Henry Calle Obando
Inició haciendo una lectura de un comunicado de la Corporación Cívica de Caldas,
y refiere que lo que allí aparece es la radiografía de lo que ocurre en este caso,
donde se está pidiendo justicia por la muerte del periodista, acotando que se está
ignorando que también se requiere justicia para los acusados.
Señaló que no es cierto, o al menos no está probado, que la muerte de José
Orlando Sierra haya obedecido a su actividad como periodista, pues a su juicio
hay otras hipótesis que no fueron investigadas, limitándose el ente acusador a la
que planteaba que su muerte se dio por sus columnas.
Hizo un resumen de la acusación presentada por la fiscalía, anotando que según
la misma, el señor Ferney Tapasco dio la orden de asesinarlo y que esa orden se
cumplió a través de Henry Calle Obando, quien fue la persona que contactó a
Jorge Hernando López Escobar, para efectos de perpetrar el hecho, y este a su
vez, en compañía de su hermano Fabio, contratan a Tilín para que materialice el
homicidio.
Recodó que a la luz del artículo 232 del Código de Procedimiento Penal del 2000,
para condenar se requiere prueba que dé certeza de la conducta punible y de la
responsabilidad de los acusados, destacando que respecto de su patrocinado no
obra prueba que determine su responsabilidad en el homicidio.
Precisó que la forma como se edificó la responsabilidad del señor Calle Obando
atenta contra el principio de culpabilidad, pues afirma que la situación de Ferney
se irradia a los demás acusados, olvidando que los acusados deben responder por
sus actos y no por lo que hace otra persona.
Asunto Sentencia penal ordinaria
Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López Escobar,
Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
Víctima José Orlando Sierra Hernández
Delitos Homicidio agravado y concierto para delinquir agravado
Radicación 66001 31 07 001 2012 00012
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Acotó que en la acusación no se determinan las condiciones de tiempo, lugar y
modo en que Henry Calle Obando obró en calidad de coautor, pues no aparece en
qué momento éste y los demás acusados como coautores, hicieron ese acuerdo
de voluntades para efectos de determinar esa participación, y destaca que en el
proceso no hay nada que diga qué hizo Henry Calle Obando para responder como
coautor del delito de homicidio.
Indicó que la fiscalía afirma que existe prueba indiciaria del acuerdo de voluntades
con los hermanos López Escobar, pero ello no es cierto.
De igual forma, y atendiendo que según el Delegado del Ministerio Público la
participación de Henry Calle Obando se dio a título de cómplice, advirtió que
tampoco hay prueba que determine que ese fue su grado de participación.
Señaló que es falso que el señor Orlando Sierra sólo escribiera contra Ferney
Tapasco, y recordó que él hablaba de la guerrilla, de las autodefensas, con mayor
frecuencia de la coalición Barco-Yepista, pero también de otros grupos políticos,
preguntándose que si escribía contra tantos, y en especial contra la coalición,
porqué razón se insiste en que el único que tenía interés en asesinarlo era el
señor Ferney Tapasco.
Advirtió que si se tiene en cuenta el escrito de acusación, el señor Henry Calle
tenía interés para matarlo porque había escrito contra él en el incidente del quinto
pasajero; Jorge Hernando, por lo que le costó su trabajo; y Ferney, por lo que
escribía contra él. Y se pregunta aquí, qué pasó con las otras personas afectadas
con esas columnas, acotando que eso no es lógico.
Recordó que para el mes de enero del año 2002, fecha en la que murió el
periodista, estaban en campaña política para elecciones del congreso. En ese
entonces Dixon estaba de candidato, y Ferney estaba interesado en la elección de
éste. Se pregunta, si esa era su intención, qué razón le asistía a Ferney para
asesinar a Orlando, cuando esa acción podía afectar sus pretensiones políticas,
error que no podía ser cometido por un político tan avezado como él.
Acotó que de acuerdo con lo declarado por algunos miembros de la coalición que
declararon en el proceso, la votación de la coalición se mantuvo pese a los
ataques que desde el diario La Patria se le hacían, indicando además que no
existe en el proceso prueba que indique que como consecuencia de las columnas
del periodista, la votación se haya afectado.
En torno a lo declarado por el sacerdote Luis Felipe Gómez Restrepo, dice que la
afirmación que hace en el sentido que al periodista lo matan por sus columnas, no
es de recibo, por cuanto no tiene sustento de su dicho, amén de que según el
testigo, Orlando era un Don Juan, se burlaba en sus columnas de la gente, lo cual
acentúa la tesis de que pudieron existir otros móviles distintos al que pregona la
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Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López Escobar,
Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
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fiscalía, destacando además, que este testigo fue claro al señalar que fue él quien
advirtió a Ferney Tapasco que lo demandaría si se lanzaba como candidato a la
Asamblea y que personalmente fue quien firmó la demanda para la pérdida de la
investidura, actuación que no le generó problemas.
En cuanto a lo dicho por el señor Flavio Restrepo, dijo que es un testigo poco
creíble, pues la afirmación que hizo en el sentido de que días antes de su muerte
le dijo que Ferney lo iba a matar, no está respaldada, acotando además que no
era una persona allegada a Orlando Sierra, mientras que ninguna de las personas
cercanas al periodista tuvo esa información, ni su más cercano amigo, ni su
compañera, ni sus amigos del periódico. Precisó que lo que se evidencia es que
es un testigo hostil contra la política de Caldas, un testigo que tiene intereses
contrarios, y por ende su dicho es sesgado.
En punto al tema de los escoltas que tuvo el periodista, indicó que eso no
constituye un elemento indicante de responsabilidad, y que la deducción que hace
la fiscalía no tiene soporte probatorio. Lo que se sabe es que la escolta se la puso
la policía, pero no por una amenaza concreta.
Sobre los testigos directos, entre ellos LUIS EDUARDO VÉLEZ ATEHORTÚA, dijo
que no hay prueba de lo que dice, y que por el contrario, existe prueba que indica
que es un estafador, un mentiroso desde niño, por ende, es dable concluir que le
mintió a la revista Semana y que lo único que pretendía era obtener dinero con su
dicho, advirtiendo además que en ninguna parte de su versión este supuesto
testigo menciona a Henry Calle Obando o a los hermanos López, preguntándose
entonces de dónde viene la vinculación de esta persona por este delito, y recuerda
que la fiscalía consideró que al afirmar Henry Calle en su indagatoria que no
conoce a Luis Eduardo Vélez, estaba mintiendo y constituyó sobre esa base el
indicio de mala justificación.
Respecto de alias Tilín, dijo que se sabe que en el allanamiento que se le hizo a
su casa encontraron varias armas, entre ellas una de propiedad de Fabio López
Escobar, y recordó que en la declaración rendida en el cuaderno 10, folios 129 al
131, no mencionó a Ferney Tapasco, ni habló de que a Jaime de Jesús Ospina
Millán le habían ofrecido dinero por el homicidio y precisó que el arma la estaba
negociando, manifestación ésta que coincide con lo declarado por Jaime de Jesús.
Acto seguido, hizo una crítica a la declaración dada por Tilín en el año 2008 y la
compagina con lo declarado en este juicio, para afirmar que no es cierto lo que
sostiene la fiscalía en el sentido que en esta última se retractó por miedo, porque
no hay constancia de esas amenazas. Consideró que lo que hace la fiscalía es
cercenar la prueba y sacar las partes que le interesan para edificar su acusación,
cuando un ejercicio a fondo de sus declaraciones indica que es un testigo falso y
plantea que, de ser cierto lo que dice, habría que aceptar que no tuvo que ver con
ese homicidio.
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Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
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Resaltó que en declaración posterior que se le tomó a Tilín, en la que ella estuvo
presente como defensora, dicho testigo dijo no conocer a Henry Calle Obando,
por ende, resulta un contrasentido que siendo esta persona, según se dice en los
medios y en la acusación, un lugarteniente de Ferney Tapasco, tal testigo no lo
conozca.
Sobre la declaración de Pablo Andrés Castañeda Copete, conocido con el alias de
Pablito, advirtió que las versiones que aparecen no son de este proceso, sino que
fueron rendidas en otros procesos y que fueron trasladas, faltando la inmediación
del instructor y de la misma defensa, pues nunca tuvieron acceso a ese testigo,
precisando lo que interesa al proceso, destacó que la declaración que le sirve a la
fiscalía es en la que afirma que la vuelta del periodista la contrató don Ferney,
según le contaron Leonel y Pedro Tapasco, personas que delinquían con él. En
este punto, destacó que ese testigo no menciona a Henry Calle Obando con el
homicidio del periodista, sino con otros ocurridos en Arauca.
Concluyó diciendo que si la prueba de la fiscalía consiste en tres pruebas directas
y las indirectas señaladas, en las que no se menciona el aporte de Henry Calle
Obando en el homicidio del periodista, todo resulta especulativo.
Recordó lo dicho por Alberto Guerrero en torno a la orden que dio para asesinar a
los socios de Tilín, en la que precisó que la muerte se dio por las actividades que
realizaban en la galería, lo cual desvirtúa lo dicho por Fiscalía y Procuraduría en
cuanto a las razones de esas muertes, quienes pregonan que se dio con el fin de
evitar que declararan contra Ferney Tapasco. Advirtió que esa conclusión sin
prueba, son suposiciones que se dan en este proceso, ignorando que el testigo
fue claro en señalar que no era amigo de Ferney, y el resultado de las
investigaciones de la policía que indican que esas personas en efecto eran
traficantes de droga en la galería, lo cual le da sentido a lo dicho por ese testigo.
Sobre la existencia del concierto para delinquir que se le atribuye a Henry Calle
Obando, indicó que la fiscalía deduce su existencia del hecho de que Ferney y
Dixon fueron condenados por ese delito para inferir la responsabilidad de Henry
Calle Obando, advirtiendo que ni a Ferney ni a Dixon los condenaron por ser
paramilitares, sino por haberse reunido con varios paramilitares en el municipio de
La Merced, reunión en la que nunca estuvo Dixon.
Insistió que en ninguna parte de las sentencias se dice que éstos hacían parte de
un grupo de autodefensas, de allí que la afirmación que hace la Fiscalía y
Ministerio Público en el sentido de que hacían parte de ese grupo, carece de
fundamento.
Criticó la manifestación hecha por la fiscalía respecto de las lagunas mentales que
después del accidente padeció Henry Calle Obando, las cuales dijo el
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representante del ente acusador que eran convenientes y por tal motivo no se
puede deducir un indicio de mala justificación, como lo hace el señor fiscal.
Anotó que la fiscalía no supo delimitar el concierto para delinquir por el cual se
procesa a Henry Calle Obando, y que con ese fin se escudriñaron las muertes de
tres personas en el Corregimiento de Arauca - Caldas, donde tenía fuerza política
Henry y don Ferney, pero dentro del proceso no hay prueba que a ellos se les
haya vinculado o indagado por esos hechos, advirtiendo que resulta un desatino lo
dicho por el fiscal en el sentido de que no se hizo eso por miedo o por presión
política, pues no tiene prueba de ello. Colige que si eso no se dio fue porque
nunca encontraron mérito para vincularlos.
Insistió que las valoraciones probatorias no se pueden hacer con partes del
expediente, que es lo que en este caso hace el señor fiscal, e informó que las
versiones que en esos casos dio Pablo Andrés Castañeda no fueron creíbles para
los jueces que lo tuvieron declarando, de allí que considere un desacierto el que la
fiscalía tenga esos homicidios como un indicio de capacidad para delinquir del
señor Ferney Tapasco frente al homicidio del periodista, y prueba del concierto
para delinquir respecto de Henry Calle Obando.
Destacó que en la acusación la fiscalía no hace precisión de la naturaleza del
delito que se le endilga a Henry, pues no dijo de qué clase, pudiendo ser simple,
para cometer homicidios, para promover grupos al margen de la ley, o por
pertenecer a un grupo al margen de la ley. La acusación en ese campo es etérea,
gaseosa, al principio se dice que es para cometer homicidios, y al final termina
hablando de por pertenecer a un grupo de autodefensas.
Advirtió que en este caso no está probado el hecho indicador del supuesto indicio
de responsabilidad de Henry Calle, ni tampoco está probado que tenga que ver
con esos homicidios, no se le vinculó a ninguno de ellos, no ha sido condenado
por los mismos, ni le han impuesto medida de aseguramiento por ellos, anotando
que si su vinculación al concierto se hace con base en esos homicidios, no puede
hablarse de la existencia de tales indicios.
Aseveró que la fiscalía utiliza la reunión del Tambor, por la cual fue condenado el
señor Ferney Tapasco por el delito de concierto para delinquir, para edificar en
contra de Henry Calle Obando responsabilidad por la misma conducta delictiva
por pertenecer a las autodefensas, atendiendo que el señor Ferney dijo en su
indagatoria que, el día que fue a esa reunión, Henry actuó como su conductor, lo
que a su juicio es una conclusión temeraria.
Insistió en que no existe prueba que indique que el señor Henry Calle Obando sea
el jefe de la banda de sicarios que mantenía la coalición Barco-Yepista, resaltando
que a él ya lo habían investigado por concierto para delinquir y no le encontraron
nada, según resolución de archivo que reposa en el cuaderno de antecedentes.
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Dedujo la defensa que la fiscalía lo que piensa es que como él era el jefe de
sicarios, recibió la orden de Ferney para asesinar al periodista, luego decide ubicar
a Jorge Hernando para planear el asesinato, silogismo que carece de sustento,
toda vez que dentro del proceso no se probó que entre Henry y Jorge Hernando
existiera una amistad, o que Jorge Hernando le deba favores políticos a Ferney o
a Henry.
Anotó que en el proceso se acreditó que Jorge Hernando López pertenecía a la
corriente política de Oscar González, y que luego de su muerte se quedó sin
trabajo, sin que obre prueba que indique que Ferney le dio trabajo, lo cual prueba
que no tenían ningún vínculo entre ambos.
Advirtió que dentro del proceso no hay prueba que indique que los hermanos
López Escobar sean sicarios, ni que estuvieran relacionados con Ferney. La
fiscalía no pudo probar nada más allá de que Jorge Hernando y Fabio sean
hermanos, ni tampoco probó la fiscalía que estos tuvieran una oficina, o que
tuvieran actividades en la galería.
Indicó que la existencia del revólver no es prueba reina, eso no demuestra la
existencia de una relación íntima entre Fabio López Escobar y Tilín, constituyendo
una afirmación sin sentido por no existir prueba que la sustente.
Hizo una lectura de las referencias que a título de hilo conductor hizo la fiscalía
para edificar la acusación contra los procesados por el homicidio del periodista,
advirtiendo que en ese discurso para nada menciona a su patrocinado Calle
Obando.
En cuanto a las afirmaciones que hizo el ente acusador en el sentido que Jorge
Hernando López Escobar tenía un motivo para asesinar al periodista, toda vez que
su salida como pagador de la asamblea obedeció a la investigación que hizo el
periodista y a las publicaciones que de ese hecho hizo en el diario La Patria, indicó
que eso no es cierto toda vez que dentro del juicio se contó con la declaración del
entonces Contralor del Departamento, el Doctor José Fernando Bermúdez, quien
fue concreto al indicar que esa situación fue producto de una investigación hecha
por él en la que nada tuvo que ver columna alguna del periodista. Aclaró que
Jorge Hernando salió de la asamblea por renuncia y luego pasó a ser de miembro
de la UTL del congresista Oscar González.
Trajo a colación el accidente sufrido por su representado, anotando que, de
acuerdo con las pruebas acreditadas por la defensa, éste quedó con graves
secuelas que lo tuvieron impedido por un gran tiempo, lo cual permite inferir que
para el mes de enero de 2002, Henry no se había recuperado del accidente, y
acotó que si se le cree a Luis Eduardo Vélez, o a Luz Ángela, o a Tilín, se tendría
que decir que Henry debió estar buscando sicarios para esa época, situación que
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atendiendo su estado de salud no era posible, pues para esa época no podía ni
salir solo a la calle. Henry se accidentó en abril de 2001 y tardó más de un año en
recuperarse.
Recordó que el artículo que se refiere al caso del accidente, apenas hace
referencia a la utilización indebida de los carros, y no es un ataque frontal a Henry
Calle Obando, precisando que a raíz de eso se le inició un proceso por peculado
por uso, el cual terminó con condena. Destacó además que el tema del quinto
pasajero no es autoría de Orlando Sierra.
Amparada en esos argumentos, coligió que el móvil pregonado por la fiscalía para
decir que Henry tenía interés para matar a Orlando Sierra, no existe.
Frente a Ferney Tapasco, recordó que éste se retiró de la Asamblea el año 1998 y
a partir de ahí quedó inhabilitado para ejercer cargos públicos, lo cual hace que se
planteé el interrogante de qué daño podía hacerle Orlando Sierra con su sus
columnas.
Se refirió al principio de presunción de inocencia y a la obligación que tiene el ente
acusador de probar la tesis acusatoria, estimando que en este caso, con base en
lo expuesto, es claro que la fiscalía no cumplió con la carga probatoria respecto de
ninguno de los acusados.
Resumiendo, indicó que frente al concierto, la acusación no es determinada ni
determinable en cuanto a los hechos que fundamentan el delito, no hay claridad
sobre el fin del concierto y eso de entrada mengua el derecho de defensa. Si se
supone que era jefe de sicarios de la coalición, no está probada la existencia de
ese aparato criminal; si es por los homicidios del Corregimiento de Arauca, Henry
no estuvo vinculado a esos homicidios, y lo jueces que conocieron esos procesos
y que analizaron las pruebas en su conjunto no le dieron valor a las declaraciones
de Pablo Andreés Castañeda Copete; frente a las relaciones de Henry con
paramilitares, no hay prueba que indique con absoluta certeza que pertenecía a un
bloque de las AUC, y tampoco se puede deducir que al acompañar a su jefe
Ferney a una reunión con los paras, debe responder por esa delincuencia; y si el
concierto consistió en reunirse con Ferney y sus súbditos, como los llamó el
sacerdote, para matar al periodista, no se puede hablar de ese delito, sino de una
coautoría. Finalizó diciendo que no hay piso probatorio para probar el concierto y
debe prevalecer la presunción de inocencia que lo acompaña.
Respecto del homicidio, señaló que si Henry Calle Obando y los demás acusados
son coautores, la fiscalía tenía la carga de probar la forma de participación de
cada uno de ellos. Eso no se hizo y por ende se debe proferir una absolución para
todos los procesados.
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En torno a la solicitud hecha por la procuraduría en el sentido de solicitar una
condena por complicidad de su prohijado, basado en la relación de amistad que
tenía con Ferney Tapasco, señala que sobre esa base todos los amigos de Ferney
deben responder en igual de condiciones. Advirtió que la complicidad requiere
prueba, no se puede deducir. Aquí ni siquiera se sabe si sabía del homicidio, pues
para esa época estaba enfermo.
Finalizó diciendo que este proceso no puede ser un modelo de la eficacia
simbólica de la justicia. Insiste que lo que se está tratando de buscar es un
culpable, y don Ferney Tapasco era la persona más fácil en señalar. Solicita que
este proceso no sea un ejemplo a la injusticia.
Solicitó una sentencia absolutoria de su patrocinado frente a los cargos por los
que fue acusado.
6. CONSIDERACIONES:
6.1. Competencia
Si bien los hechos que se atribuyen en la acusación tuvieron ocurrencia en la
ciudad de Manizales, Departamento de Caldas, este despacho es competente
para pronunciarse de fondo sobre el asunto en virtud del impedimento declarado
por el señor Juez Especializado de Manizales y a lo dispuesto sobre el punto por
la Sala Penal de Tribunal Superior del mismo Distrito Judicial.
En cuanto al aspecto funcional, la competencia se deriva del hecho que la fiscalía
acusó a los aquí vinculados por el delito de homicidio agravado según el numeral
10 del artículo 104 del código de penas, delito que de conformidad con lo
dispuesto por el numeral 2 del artículo 5 del capitulo transitorio de la Ley 600 de
2000 (Código de procedimiento Penal vigente para la época en que acontecieron
los hechos), está asignado a la justicia especializada.
6.2 Indicación de las pruebas relevantes practicadas en desarrollo de la
etapa instructiva:
Informe de fecha treinta (30) de enero de 2002, suscrito por el Sargento
Primero Olmedo De Jesús Velasco Villaneda, por medio del cual se deja a
disposición al ciudadano Luis Fernando Soto Zapata, identificado con la
cédula de ciudadanía 5.926.260 de Herveo – Tolima, sujeto que fue
aprehendido a eso de la 13:45 horas en el interior de un restaurante, luego
de ser perseguido al haber sido señalado como la persona que momentos
antes había atentado contra el periodista Orlando Sierra Hernández. Al
momento de su captura le fue hallada en su poder un arma de de fuego tipo
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revólver calibre .32 largo, con cuatro cartuchos y dos vainillas. (Folios 1 y 2
del cuaderno uno).
Declaración de fecha treinta (30) de enero de 2002, rendida por Danilo
Méndez Plaza, Agente de la Policía Nacional quien, una vez sucedió el
atentado al periodista, inició la persecución del sujeto que fue reseñado
como autor material de la conducta. (Folio 11 del cuaderno uno).
Declaración rendida por Beatriz Eugenia Sierra Agudelo, hija del periodista
asesinado, testigo presencial del atentado, en la que dentro de otros
aspectos, hizo saber que dos años atrás su padre fue amenazado por sus
columnas contra políticos (Folios 13 y 14 del cuaderno uno).
Declaración de Olmedo de J. Velasco Villaneda, de fecha treinta (30) de
enero de 2002, policial que intervino en la captura del señor Soto Zapata,
en la que precisa que dicho ciudadano les ofreció un millón de pesos y que
acudieran donde Pereque para arreglar el asunto. (Folios 15 y 16 cuaderno
uno).
Declaración de José Felipe Hernández Mesa, de fecha treinta (30) de enero
de 2002, policial que en compañía del Sargento Velasco Villada, participó
en el operativo de captura del señor Soto Zapata, en la que refiere el
ofrecimiento de dinero que hizo el capturado y el sobrenombre de la
persona que lo daría. (Folios 17 y 18 cuaderno uno).
Oficio de fecha treinta (30) de enero de 2002, informando que alias pereque
responde al nombre de Luis Arley Ortiz Orozco. (Folio 30 del cuaderno
uno).
Indagatoria de Luis Arley Ortiz Orozco, conocido con el alias de Pereque,
de fecha treinta y uno (31) de enero de 2002, de la que se destaca la
aseveración que hace en el sentido de no haber participado en el hecho
que se le atribuye, y la manifestación de no conocer al señor Soto Zapata.
(Folios 70 a 73 cuaderno uno).
Informe de fecha treinta y uno (31) de enero de 2002, referido a llamada
hecha por una persona que no se identificó, quien informó que quien planeó
el asunto fue alias Tilín (Francisco Javier Tabares), y que se pagaron veinte
millones de pesos ($20.000.000.00) por el homicidio. (Folios 83 a 87
cuaderno uno).
Relación de artículos y documentos extractados del computador del occiso,
señor José Orlando Sierra Hernández. (Folios 113 a 180 del cuaderno uno).
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Informe de fecha 5 de febrero de 2002, en el que se refieren los nombres de
las personas que se consideran integrantes de la organización de alias
Tilín. (Folios 212 a 218 cuaderno uno).
Acta de inspección al cadáver del señor José Orlando Sierra Hernández, de
fecha 1 de febrero de 2002. (Folios 22 a 226 cuaderno uno).
Álbum fotográfico de la inspección a cadáver del referido periodista. (Folios
231 a 233 cuaderno uno).
Declaración de Nicolás Restrepo Escobar, directivo del periódico La Patria,
de fecha 7 de febrero de 2002, en la que entre otros aspectos, informa que
cuatro años antes de su muerte, el periodista fue amenazado, pero que
últimamente no tenía conocimiento de amenazas. Adicional a ello expresó
que desde su columna punto de encuentro, el periodista era un crítico del
manejo político de Caldas y de la Coalición Barco-Yepista, resaltando la
columna denominada Cogito Ergo Pum, en la que plasmó el temor a que le
dispararan sin saber de dónde venían las amenazas (Folios 251 a 253
cuaderno uno).
Declaración de Álvaro Segura López, amigo del periodista asesinado, quien
entre otras cosas, refiere que el periodista no le comentó nada sobre
riesgos a su vida, advirtiendo que la única amenaza que conoció fue a raíz
de la labor investigativa adelanta contra el alcalde Jorge Enrique Rojas, por
lo que estuvo andando con escolta por dos meses. (Folios 255 a 258
cuaderno uno).
Declaración de Gloria Luz Ángel Echeverry, de fecha 8 de febrero de 2002,
y quien para la época de los hechos sostenía una relación sentimental con
el occiso, de la que se destaca la afirmación hecha en torno a que el
periodista tuvo amenazas por el año 1998 relacionadas con el caso de la
pérdida de investidura del diputado Ferney Tapasco. (Folios 263 a 266
cuaderno uno).
Declaración de Olga Lucía Pérez García, de fecha 8 de febrero de 2002, en
la que indica que no le conoció amenazas al occiso y que luego de su
muerte al periódico llegaron panfletos que decían “coalición asesina”.
(Folios 267 a 269 cuaderno uno).
Protocolo de la necropsia practicada al cadáver de quien en vida respondía
al nombre de José Orlando Sierra Hernández. (Folios 271 a 277 cuaderno
uno).
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Estudio balístico realizado al revólver incautado al autor material del hecho,
a dos vainillas y a dos proyectiles recuperados en el cuerpo del occiso,
destacando la conclusión que hace el perito en el sentido que las dos
vainillas incriminadas, calibre 7.65 mm, fueron percutidas por el arma objeto
de estudio, y que uno de los proyectiles recuperados en el cuerpo del
occiso, calibre 7.65 mm, fue percutido por la misma arma. (Folios 287 a
294 cuaderno uno).
Ampliación de indagatoria rendida por Luis Fernando Soto Zapata, de fecha
13 de febrero de 2002, de la que se destaca su aceptación de
responsabilidad en la muerte del periodista, niega motivos distintos al ánimo
de venganza, y asevera no conocer a alias Tilín o a alias Pereque. (Folios
31 a 37 del cuaderno dos).
Declaración de Fernando Ramírez Ramírez, periodista investigador del
diario La Patria, fechada el 11 de febrero de 2002, de la cual se extracta la
manifestación hecha en el sentido que las últimas investigaciones
realizadas con el occiso estaban orientadas a la restructuración
administrativa del departamento y a posibles irregularidades en las
urbanizaciones La Linda y Villa Luz, acotando que respecto de la primera
investigación no se concretó nada por falta de colaboración de las
personas. Adicional a ello, indicó que dos años atrás, Sierra Hernández
mostró preocupación por amenazas a su vida que venían de personas
cercanas a Ferney Tapasco, y le comentó haber hablado con personas con
ascendencia en ese grupo para que se la amenaza viniera de allá, se
detuviera. (Folios 40 a 43 del cuaderno dos).
Inspección judicial al Centro de Cámaras de Seguridad de la Policía
Nacional, realizada el 13 de febrero de 2002, en la que se deja constancia
de los momentos en que llegó el sicario al sector y las actividades
realizadas por éste hasta el momento del atentado contra el periodista.
(Folio 53 del cuaderno dos).
Informe del análisis hecho por policía judicial a artículos publicados en la
columna punto de encuentro, de fecha 14 de febrero de 2002, en la que se
consigna que el periodista elevaba punzantes críticas contra la corrupción
caldense fundada en la hegemonía política de Omar Yepes y Víctor Renán
Barco, al igual que contra Arturo Yepes y Ferney Tapasco. (Folios 81 a 89
del cuaderno dos).
Informe sobre resultados de diligencia de inspección judicial realizada al
video de la cámara de seguridad que registró el atentado al periodista (Folio
100 cuaderno dos).
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Informe de fecha 19 de febrero de 2002, en el que se registran resultados
de investigación adelantada en orden a establecer autores intelectuales del
homicidio del periodista y señalamiento que se hace de la coalición Barco-
Yepista, anotando que no se obtuvieron datos concretos, que todo es
especulación. (Folios 103 a 106 del cuaderno dos).
Declaración de Flavio Restrepo Gómez, columnista del diario La Patria,
fechada el 1 de marzo de 2002, de la que se destaca la aseveración que
hace en el sentido que el occiso le comentó que tenía miedo porque lo iban
a matar, que sabía que quien lo iba a matar era Ferney Tapasco, que éste
lo había amenazado verbalmente, pero que no fue explícito. (Folios 136 a
142 del cuaderno dos).
Registro civil de defunción de José Orlando Sierra Hernández, con el
indicativo serial 04412122. (Folio 190 cuaderno dos).
Declaración rendida durante los días 10, 11 y 12 de abril de 2002 por Luz
Ángela Díaz Orozco, testigo que dijo haber trabajado en un bar de
propiedad de Tilín, localizado en la galería de Manizales, y que tener
conocimiento de los negocios ilícitos que realizaba la organización de Tilín,
en las que aportó datos relativos a la planeación y materialización del
homicidio del periodista. Puntualmente, afirmó haber escuchado algunos
diálogos sostenidos por miembros del grupo a los que menciona cómo
Giovanni, El Tuso, Tilín, Yilber y Fernando, hablaban del atentado al
comunicador, atribuyendo el encargo de ese hecho al sujeto que identificó
como El Picao, aseverando que escuchó decir que la vuelta la tenían que
hacer antes de que llegaran las votaciones, porque supuestamente el
periodista tenía evidencias contra él. (folios 217 a 227 del cuaderno dos).
Indagatoria de Luis Miguel Tabares Hernández, alias Tilín, de fecha 7 de
junio de 2002, en la que además de negar su participación en el hecho, dijo
que lo sostenido por la señora Luz Ángela Díaz es falso. (Folios 167 a 172
del cuaderno tres).
Informe de fecha 30 de mayo de 2002, en el que se indica que la señora
Luz Ángela Díaz fue amenazada por allegados a Tilín con el fin de que se
retractara. (Folio 27 cuaderno cuatro).
Declaraciones de Luz Ángela Díaz Orozco, de fechas 29 y 30 de mayo de
2002, en las que informa sobre amenazas recibidas. (folios 29 y 31 del
cuaderno cuatro).
Declaración de John Jairo Giraldo Carvajal, de fecha 31 de julio de 2002, en
la que asevera que la señora Luz Ángela le comentó lo que sabía en torno
Asunto Sentencia penal ordinaria
Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López Escobar,
Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
Víctima José Orlando Sierra Hernández
Delitos Homicidio agravado y concierto para delinquir agravado
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al atentado al periodista, por lo que le recomendó que contara a la
autoridad lo que sabía. (Folios 58 a 59 del cuaderno cuatro).
Declaración de Luz Ángela Díaz Orozco, en la que se retracta de lo dicho
con anterioridad, y sostiene que lo que dijo fue por presión del señor John
Jairo Giraldo Carvajal. (Folios 75 a 81 del cuaderno cuatro).
Álbum fotográfico con imágenes del momento del atentado al periodista
(Folios 89 a 94 del cuaderno cuatro).
Declaración de Néstor Iván Arboleda Franco, fechada el 20 de septiembre
de 2002, en la que afirma haber trabajado para Tilín en los negocios ilícitos
que dicho sujeto desarrollaba, destacándose la afirmación que hace en el
sentido que una persona conocida como Alfonso Giraldo, dueño de una
prendería Manizales, fue quien le pagó a Tilín por el homicidio del
periodista. (Folios 125 a 135 del cuaderno cuatro).
Declaración de Néstor Iván Arboleda Franco, fechada el 3 de octubre de
2002, en la que afirma que quien pagó por la muerte del periodista fue el
señor Fernando Tapasco, en compañía de Alonso Giraldo, acotando que
Fernando Tapasco, el viejo, el político, se reunió quince días antes con Tilín
en el Bar Colonial y cuadraron el negocio, y que allí Tapasco le dijo a Tilín
que Alonso se encargaría del pago. (Folios 151 a 152 del cuaderno cuatro).
Informe de fecha 11 de octubre de 2002, suscrito por funcionarios de policía
judicial vinculados a la investigación, en la que indican que las labores de
verificación de la información dada por el señor Arboleda Franco en torno a
los vínculos con Tilín, resultó negativa en la medida que no se logró
corroborar ese nexo. (Folios 162 a 164 del cuaderno cuatro).
Inspección judicial al video registrado por la cámara de seguridad del sector
donde ocurrió el atentado al periodista, de fecha 18 de noviembre de 2002,
con el fin de verificar la información dada por el señor Arboleda Franco en
cuanto a la presencia de Pereque en el sector, dejando constancia que en
las imágenes no se observa la presencia de dicho ciudadano. (Folio 172
cuaderno cuatro).
Ampliación de indagatoria de fecha 6 de diciembre de 2002, en la que
indica no conocer al señor Arboleda Franco y sostiene que es falso todo lo
que dice. (folios 188 a 190 cuaderno cuatro).
Declaración de Carlos Arturo Molina, de fecha 3 de abril de 2003, de la que
se destaca la afirmación que hace en el sentido que el 23 de enero de 2002
fue a la oficina de Ferney Tapasco a entregarle el listado de unos testigos
electorales, y que pudo escuchar cuando este ciudadano ordenaba a un
sujeto que identificó como Tilín, que organizara esa semana al periodista
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Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López Escobar,
Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
Víctima José Orlando Sierra Hernández
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Sierra Hernández antes de que publicara algo sobre la campaña de su hijo
Dixon Ferney, entregándole en ese momento la suma de seis millones de
pesos. (Folios 233 a 244 del cuaderno cuatro).
Declaración de Pablo Andrés Castañeda Copete, de fecha 19 de junio de
2003, en la que además de involucrar al señor Tapasco en otros hechos
delictivos, asegura que por comentario que le hiciera un allegado suyo de
nombre Pedro Tapasco, quien a su vez recibió la información de otra
personas que identifica como Leonel Tapasco, al periodista lo mató Tilín por
encargo de Ferney Tapasco,y que el motivo fue por los comentarios que
hacía de la política sucia que llevaba este último. (Folios 282 a 290 del
cuaderno cuatro).
Declaración de Néstor Iván Arboleda Franco, de fecha 29 de agosto de
2003, en la que reitera su afirmación referida a que Tilín, pagado por
Ferney Tapasco, fue el que mató a periodista. (Folios 2 a 5 del cuaderno
cinco).
Declaración de la señora Zenaida García Ciro, progenitora del señor Carlos
Arturo Molina, en la que dijo no saber si su hijo hizo el favor que dice haber
realizado, y acota que nunca el señor Ferney Tapasco le pidió su
colaboración para hacer lo que su hijo dice. (Folios 15 a 18 del cuaderno
cinco).
Declaración de Leonel de Jesús Tapasco Loaiza, de fecha 20 de noviembre
de 2003, en la que acepta ser familiar de Pablo Andrés Castañeda Copete,
dice no conocer al señor Ferney Tapasco, y no saber por qué razón Pablo
Andrés dice lo que consigna en su declaración. (Folios 19 a 20 del
cuaderno cinco).
Informe de fecha 19 de diciembre de 2003, suscrito por uno de los
investigadores del caso, en el que indica que, por información suministrada
por la Registraduría Departamental de Caldas, ellos no le suministran a
particulares datos sobre jurados de votación. (Folios 29 a 30 del cuaderno
cinco).
Resolución de preclusión de la investigación adelantada contra el señor
Néstor Iván Arboleda Franco, luego de establecerse que físicamente no
pudo ser el autor material del homicidio que se atribuía como suyo. (Folios
67 a 70 del cuaderno cinco).
Informe de fecha 3 de diciembre de 2003, suscrito por uno de los
investigadores del caso, en el que se hace saber que Pablo Andrés
Castañeda Copete fue asesinado el 23 de noviembre de 2003 en el
Corregimiento de Puerto Caldas en la ciudad de Pereira; que los dichos de
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Néstor Iván Arboleda Franco no pudieron ser corroborados; y que la
persona que es mencionada por este sujeto como Alonso Giraldo es el
señor Rosendo Alonso Giraldo López, que se le hizo seguimiento y no se le
vio en las actividades que el señor Arboleda Franco indica. (Folios 82 al 86
del cuaderno cinco).
Declaración de Pablo Andrés Castañeda Copete, de fecha 25 de junio de
2003, en la que informa sobre hechos delictivos ocurridos en el
Corregimiento de Arauca – Caldas, por parte de gente allegada a Ferney
Tapasco, entre ellos el señor Henry Calle Obando. (Folios 88 a 93 del
cuaderno cinco).
Declaración de Pablo Andrés Castañeda Copete, de fecha 9 de febrero de
2003, en la que informa sobre varios hechos relacionados con los
homicidios de dirigentes políticos de Caldas, donde involucra a Ferney
Tapasco como el determinador y a allegados suyos como autores de los
mismos. (Folios 104 a 110 del cuaderno cinco).
Declaración de Albeiro Calle Soto, de fecha 29 de octubre de 2002, en la
que hace referencia a los comentarios que se hacen en torno al asesinado
de un dirigente político de Arauca Caldas, que involucran a gente allegada
a Ferney Tapasco, entre ellos Henry Calle Obando. (Folios 113 a 118 del
cuaderno cinco).
Denuncia de fecha 24 de junio de 2004, suscrita por el señor Néstor Iván
Castañeda Franco, en la que indica que el día anterior a la muerte del
periodista, se reunieron Tilín, Ferney Tapasco, Alonso Giraldo, Pereque,
Soto y él, en un bar de la galería y hablaron de darle muerte a más tardar el
día siguiente, entregando en ese momento veinticinco millones de los
cincuenta que se acordaron (Folios 183 a 187 del cuaderno cinco).
Oficio de fecha 14 de mayo de 2004, suscrito por quien para esa época
fungía como Directora del CTI de la ciudad de Manizales, en el que rinde un
informe al Fiscal General de la Nación sobre las labores realizadas en torno
a la investigación por la muerte del periodista, destacándose la
manifestación que hace en el sentido que la versión dada por el señor
Arboleda Franco fue desestimada por presentar serias inconsistencias.
(Folios 85 a 87 del cuaderno seis).
Informe de fecha 13 de julio de 2006, suscrito por uno de los investigadores
del caso, en el que se indican las actuaciones que le permitieron establecer
que las razones esgrimidas por el autor material para justificar la muerte del
periodista son falsas. (Folios 284 a 287 del cuaderno seis).
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Versión libre rendida por Francisco Ferney Tapasco González, fechada el
19 de septiembre de 2006. (Folios 36 a 59 del cuaderno siete).
Informe de septiembre de 2006, rendido por investigadores del caso, en el
que precisan los resultados de su labor, anotando, entre otros aspectos,
que no existe información que permita relacionar a Rosendo Alonso Giraldo
López con Tilín, ni a éste con Néstor Iván Arboleda Franco; que se
estableció que este último faltó a la verdad al endilgarse la autoría material
de varios homicidios; y que de conformidad con dictamen rendido por perito
de Siquiatría Forense de Medicina Legal, el señor Arboleda Franco es
persona proclive a la mentira de manera reiterativa. (Folios 61 a 70 del
cuaderno siete).
Copia de la actuación adelantada por la Procuraduría de Caldas, en torno a
los pagos irregulares que hacía el entonces pagador, señor Jorge Hernando
López Escobar (Folios 169 a 252 del cuaderno siete).
Resolución inhibitoria, de fecha 18 de junio de 2003, proferida por la
Fiscalía Dos Delegada ante los Juzgados Penales del Circuito de
Manizales, con la que se acredita que la muerte del señor Iván Ramírez fue
producto de un suicidio, y no por asesinato, como lo indica el señor
Arboleda Franco. (folio 256 a 260 del cuaderno siete).
Dictamen Siquiátrico de fecha 11 de mayo de 2005, suscrito por Perito
Siquiatra Forense Código 1031-6, en el que se indica que Néstor Iván
Arboleda Franco es proclive a la mentira de manera reiterada. (Folios 282 a
288 del cuaderno siete).
Declaración de Luis Felipe Gómez Restrepo, de fecha 14 de agosto de
2006, en la que entre otros aspectos, indica que el periodista tenía pelea
casada con la casa política Yepes, que una vez hubo un mal entendido
menor con Tapasco pero que no pasó de allí, y afirma no tener idea del
autor intelectual del hecho. (Folios 95 a 97 del cuaderno ocho).
Informe de fecha 26 de junio de 2007, suscrito por investigador del caso, en
el que indica que en la fiscalía no obra investigación por delitos contra la
Administración Pública motivados por denuncias de José Orlando Sierra
Hernández contra Ferney Tapasco. (Folios 152 a 153 del ccuaderno ocho).
Declaración de Jaime Escobar Herrera, de fecha 28 de marzo de 2007, en
la que luego de advertir que conoce a Ferney Tapasco en el mundo político,
indicó que nunca escuchó a esta persona lanzar amenazas contra el
periodista asesinado. (Folios 154 a 157 del cuaderno ocho).
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Declaración de Luis Castaño Bedoya, de fecha 28 de marzo de 2007, en la
que afirmó que Ferney Tapasco era persona curtida en la política y que no
le hacía caso a la crítica. (Folios 158 a 160 el cuaderno ocho).
Declaración de José Octavio Cardona León, de fecha 28 de marzo de2007,
de la que se destaca el comentario que hace en el sentido que Fereny y
José Orlando Sierra tenían comunicación, e incluso le colocó la señora en
la CHEC. (Folios 161 a 165 del cuaderno ocho).
Declaración de Adriana Franco Castaño, de fecha 28 de marzo de 2007, en
la que señaló que el señor Ferney Tapasco fue bastante prudente frente a
los ataques que desde el diario La Patria le hacían al grupo.(Folios 166 a
171 del cuaderno 8).
Declaración del investigador Carlos Arturo Osorio Morales, de fecha 29 de
marzo de2007, en la que advirtió que no halló indicios que indicaran quien
fue el determinador de la muerte del periodista; que el nombre del señor
Ferney Tapasco surgió de las publicaciones de prensa; que nadie aportó
indicios o pruebas sobre la participación de Omar Yepes o Ferney Tapasco
en ese hecho; y advierte que el documento sobre la hipótesis de la muerte
del periodista fue escrito por alguien de una ONG. (Folios 172 a 177 del
cuaderno ocho).
Declaración del investigador Luis Gonzaga Gómez Castaño, de fecha 29 de
marzo de 2007, en la que indicó que hubo mucha presión por parte del
periódico La Patria, pero que sus periodistas no aportaron nada que sirviera
para esclarecer el caso; que las personas que llegaban a dar información ,
lo hacían motivados en la recompensa ofrecida, que era de ciento cincuenta
millones ($150.000.000.00), pero nadie aportó pruebas; que en el diario La
Patria ventilaron el nombre de Ferney Tapasco como supuesto autor
intelectual, pero no presentaron pruebas de esa versión; que el informante
que se apodó el Flaco (Néstor Iván Arboleda Franco) y dijo que Ferney era
el autor intelectual, resultó ser mitómano; que no pudo establecer relación
entre Ferney y gente de la galería; que dentro de las cosas que se dicen
sobre los motivos de la muerte del periodista, está la de un posible interés
del periódico La Patria por problemas internos; que las muertes de los
allegados a Tilín se han querido mostrar como relacionadas con el crimen
del periodista, y al parecer se debió a problemas entre ellos; que la muerte
del director de la cárcel al parecer fue motivada en el traslado de unos
internos; y que no creyeron la versión dada por el señor Candelo, porque un
día decía una cosa y luego otra, y porque lo que narraba parecía a lo que
relataba en los periódicos y en la revista Cambio. (Folios 178 a 185 del
cuaderno ocho).
Documento sin fecha, titulado hipótesis sobre la muerte de Orlando Sierra,
en el que se hace un análisis de a quién beneficiaba y a quien afectaba la
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muerte del periodista José Orlando Sierra, cuya autoría se desconoce.
(Folios 186 a 191 del cuaderno ocho).
Declaración del investigador Giovanny Ríos Londoño, de fecha 29 de marzo
de 2007, en la que indica que hubo varias hipótesis sobre el autor
intelectual de la muerte del periodista, pero ninguna se confirmó. (Folios
192 a 194 del cuaderno ocho).
Inspección judicial realizada a la oficina de Ferney Tapasco, en la que se
determinó que alguien sentado en la sala de espera que queda antes de
entrar a la oficina del referido ciudadano, puede escuchar con algún nivel
de detalle lo que se habla adentro, requiriéndose que se hable más fuerte
para entenderlo todo. (Folios 195 a 203 del cuaderno ocho).
Fotocopia de artículo del periódico La Patria, sobre declaración dada por
Luis Eduardo Vélez Atehortúa a la revista Semana, destacándose la
afirmación que hace en el sentido de haber escuchado una conversación
entre Dixon Ferney Tapasco Triviño y Francisco Ferney Tapasco González,
en la que se fragua la muerte del periodista, asegurando que tenia grabada
esa conversación. (Folios 225 a 228 del cuaderno ocho).
Entrevista rendida por Luis Eduardo Vélez Atehortúa, de fecha 16 de agosto
de 2007, en la que se destaca la afirmación que hace en el sentido de
haber entregado un video al periodista de la revista Semana que lo
entrevistó. (Folios 21 a 23 del cuaderno nueve).
Informe de fecha 2 de agosto de 2007, rendido por investigador del caso, en
el que se deja constancia de haber entrevistado al padre del señor Vélez
Atehortúa, destacando la afirmación hecha por el progenitor en el sentido
que su hijo es un desadaptado social desde temprana edad. (Folio 39 del
cuaderno nueve).
Diligencia de versión libre rendida por Elías Valencia Loaiza, de fecha 7 de
diciembre de 2007, en la que entre otros aspectos, admite ser conocido de
Tilín, haberlo visitado varias veces en la cárcel, y afirma desconocer las
razones por la cuales se dice que él fue quien llevó el dinero para la muerte
del periodista. (Folios 119 a 129 del cuaderno nueve).
Declaración de Ricardo Gómez Giraldo, de fecha 29 de noviembre de 2007,
Gerente de la Corporación Cívica de Caldas, entidad que coadyuvó la
demanda presentada para lograr la pérdida de investidura del entonces
diputado Francisco Ferney Tapasco González, de la que se destaca la
afirmación que hace en el sentido que por aquella época habló con el
periodista sobre el riesgo que corría en virtud de lo que escribía en sus
columnas, y que éste le manifestó que estaba tranquilo porque todo el
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mundo sabría a quién mirar, que no creía que las amenazas vinieran del
lado del diputado, por cuanto todo apuntaría hacia él. (Folios 279 a 280 del
cuaderno nueve).
Acta de allanamiento y registro de la diligencia llevada a cabo el 1 de marzo
de 2002, a la residencia donde habitaba el señor Luis Miguel Tabares
Hernández, alias Tilín, en la que encontraron un revólver marca Ruger,
serie 04466, con salvo conducto a nombre de Fabio López Escobar. (Folio
120 del cuaderno diez).
Indagatoria rendida por Luis Miguel Tabares el 6 de marzo de 2002, de la
que se destaca la explicación que da sobre el revólver hallado en su casa,
informando que era porque su escolta, el señor Jaime Ospina Millán, lo
estaba negociando. (Folios 123 a 131 del cuaderno diez).
Indagatoria rendida por Jaime de Jesús Ospina Millán, de fecha 6 de marzo
de 2002, de la que se destaca en punto a la presencia del arma de fuego,
que este ciudadano dijo haberla adquirido un mes antes por compra que le
hizo al señor Fabio López Escobar y que, como no tenía los papeles, la
tenía guardada en la casa de su amigo. (Folios 151 a 153 del cuaderno
diez).
Declaración de Luis Conrado Ossa Mosquera, de fecha 17 de noviembre de
2007, persona que trabajaba para la casa política del senador Barco, en la
que da fe de haber conocido allí a Luis Eduardo Vélez Atehortúa como una
persona que entraba y salía de ese lugar y decía ser escolta de Dixon
Ferney. Acotó que fue estafado por ese ciudadano. (Folios 167 a 168 del
cuaderno diez).
Informe de fecha 24 de enero de 2008, suscrito por investigador del caso,
en el que entre otros aspectos, indica que José Orlando Sierra Hernández
destacó en sus columnas el escándalo por los préstamos de los diputados
de la Asamblea de Caldas, anotando además que por ese hecho fue
judicializado el pagador, señor Jorge Hernán López Escobar, siendo
condenado a una pena de dieciocho meses de prisión. (Folios 171 a 173
del cuaderno diez).
Declaración de Jhon Jairo Salazar Sánchez, investigador del caso, de fecha
22 de enero de 2008, de la que se resalta la manifestación hecha sobre la
información recibida en torno a que el homicidio estuvo motivado en celos
profesionales, que se planeó en época electoral con el fin de que la
responsabilidad recayera en los políticos y que la autoría intelectual fue de
Luis Felipe Gómez Restrepo, que un señor Elías, quien trabajaba en la
gobernación, fue el encargado de mover el dinero para pagar por el
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asesinato. Acotó este declarante que esa información no se pudo verificar.
(Folios 203 a 204 del cuaderno diez).
Declaración de Luis Miguel Tabares Hernández, alias Tilín, de fecha 22 de
mayo de 2008, en la que asevera que la muerte del periodista fue pagada
por Ferney y Dixon Tapasco, y que quienes consiguieron al sicario son los
hermanos López, información que suministra con base en los comentarios
que según él le hizo su escolta el señor Jaime de Jesús Ospina Millán.
(Folios 296 a 302 del cuaderno diez).
Informe de fecha 26 de mayo de 2008, suscrito por Luis Gonzaga Gómez
Castaño, investigador del caso, en el que se consigna que labores de
investigación indican que los hermanos Oscar, Gabriel Jaime y Néstor
Fabio López Escobar, aparecen relacionados con actividades delictivas en
la Galería, y que están asociados con los hermanos Del Río Jiménez,
personas que a su vez aparecen involucrados en hechos ilícitos
relacionados con el tráfico de estupefacientes. Sobre el señor Jorge
Hernando López Escobar, dice que pudo ser enlace en el caso del
homicidio, por haber trabajado en la Asamblea. Finalmente anota que no
pudo encontrar constancia que indique que el señor Ferney Tapasco en
compañía del abogado Higuita, hayan visitado a Néstor Iván Arboleda
Franco en la cárcel de Pereira. (Folios 15 a 18 del cuaderno once).
Declaración de fecha 18 de noviembre de 2008, rendida por Pablo Hernán
Sierra García, alias Alberto Guerrero, excomandante del Bloque Cacique
Pipintá de las AUC en el departamento de Caldas, en la que manifiesta que
la información que tiene es que en ese hecho no tuvo injerencia la clase
política. (Folios 168 a 170 del cuaderno once).
Documento suscrito por ciudadanos de Salamina - Caldas, oponiéndose a
la liberación de Enrique Emilio Ángel Barco, a quien señalan como posible
determinador de la muerte del exparlamentario Oscar González y del
periodista Orlando Sierra. (Folio 2 del cuaderno doce).
Informe de fecha 19 de abril de 2010, suscrito por Duván Ruiz Salamanca,
investigador del caso, del que se destaca el aparte en el que se indica que
no se pudo obtener información que confirme la hipótesis que relaciona a
señor Ángel Barco con el homicidio del periodista. (Folios 195 al 202 del
cuaderno doce).
Declaración de Luis Miguel Tabares Hernández, alias Tilín, de fecha 17 de
octubre de 2010, en la que, entre otros aspectos, indica que la propuesta de
la muerte del periodista fue quince días antes del atentado al periodista
(Folios 72 al 77 del cuaderno trece).
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Indagatoria de Henry Calle Obando, celebrada durante los días 21 y 22 de
fecha 21 de octubre de 2010. (Folios 183 a 204 del cuaderno trece).
Indagatoria de Francisco Ferney Tapasco González, de fecha 29 de octubre
de 2010). (Folios 278 a 289 del cuaderno trece).
Declaración de Carlos Alberto Arboleda González, de fecha 8 de noviembre
de 2010, de la que se destacan sus afirmaciones en el sentido que en el
año 98 o 99 hizo un reunión en su casa con el fin de limar asperezas y
mejorar las relaciones entre Ferney y el periodista. (Folios 31 a 35 del
cuaderno catorce).
Ampliación de indagatoria de Óscar Alonso López Escobar, de fecha 9 de
noviembre de 2012, diligencia en la que manifiesta que tanto él como su
hermano Gabriel, trabajaron con el señor Rolando del Río. (Folios 40 a 48
del cuaderno catorce).
Ampliación de indagatoria de Francisco Ferney Tapasco González, llevada
a cabo durante los días 18 y 19 de noviembre de 2011. (Folios 61 a 106 del
cuaderno catorce).
Indagatoria de Fabio López Escobar, de fecha 13 de enero de 2011, la que
se centra en explicar lo relativo a la venta del arma que fue hallada en la
casa de Tilín. Folios 169 a 194 del cuaderno catorce).
Indagatoria de Jorge Hernando López Escobar, practicada durante los días
de fecha 13 y 14 de enero de 2011. Folios 197 a 206 y 234 a 243 del
cuaderno 14).
Declaración de Leonel de Jesús Tapasco Loaiza, de fecha 18 de enero de
2011, en la que niega conocer a Ferney Tapasco y a los hermanos López, y
dice desconocer las razones cuales su primo Pablo Andrés Castañeda
Copete hace las manifestaciones que obran en su declaración. (Folios 246
a 251 del cuaderno catorce).
Continuación indagatoria de Francisco Ferney Tapasco González, de fecha
26 de enero de 2011 (Folios 9 a 45 del cuaderno quince).
Declaración de fecha 15 de febrero de 2011, rendida por Heliana Giraldo
Hurtado, esposa del señor Carlos Alberto Arboleda González, en la que da
fe de las reuniones que su esposo dijo se hicieron en su casa entre Ferney
y el periodista. (Folios 97 al 101 del cuaderno quince).
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Declaración de Omar Yepes Alzate, de fecha 15 de febrero de 2011, en la
que manifestó que el periodista Sierra escribía en general contra la
coalición, e hizo un recuento de cómo operaba ésta. (Folios 105 a 111 del
cuaderno quince).
Declaración de Luis Felipe Gómez Restrepo, de fecha 21 de febrero de
2011, en la que entre otros aspectos, reitera su tesis de que al periodista lo
mataron por sus columnas, y dice no creer en la tesis que señala que fue
por un conflicto interno del diario La Patria. (Folios 142 a 150 del cuaderno
quince).
Declaración de Marleny Arbeláez Aristizabal, de fecha 14 de marzo de
2011, en la que manifestó que su padre, el señor José Jesús Arbeláez, no
negociaba armas y desmiente lo dicho por Fabio López Escobar sobre ese
aspecto. (Folios 173 al 178 del cuaderno quince).
Declaración de Marco Fidel Holguín Villa, de fecha 15 de marzo de 2011, en
la que manifiesta que en la prendería del señor José de Jesús Arbeláez no
se negociaban armas y, por ende, no es cierto lo que dice Fabio López
Escobar. (Folios 205 a 210 del cuaderno quince).
Declaración de Luis Guillermo Giraldo Hurtado, de fecha 30 de marzo de
2011, de la que se destaca su afirmación en el sentido que los comentarios
de Orlando Sierra no causaron daño a la coalición. (Folios 121 al 124 del
cuaderno dieciséis).
Declaración de Luis Miguel Tabares, alias Tilín, de fecha 31 de marzo de
2011, de la que se destaca la afirmación que hace en el sentido que Fabio
López miente en la explicación que da sobre el negocio del arma, así como
la que esboza en el sentido que no sabe la participación que tuvieron los
Tapasco en el homicidio del periodista, pero le extraña que compren
testigos para involucrarlo a él. (Folios 125 a 132 del cuaderno dieciséis).
Declaración de Mario Gómez Morales, de fecha 28 de agosto de 2002, en la
que refiere que un conocido, apodado Pecas, le dijo que Tilín había
conseguido al sicario para la muerte del periodista y que eso venía de muy
arriba. (Folios 50 al 53 del cuaderno de anexos tres).
Declaración de Gustavo Adolfo López Aguirre, de fecha 24 de enero de
2003, en la que afirma que la vuelta para asesinar al periodista la contrató
un sujeto que se llama Ariel, persona que contrató a los sicarios (Jhon
Fredy Henao y Luis Fernando Zapata), que ese contacto fue en horas de la
mañana y en la tarde se presentó el asesinato, y que, según escuchó decir
a los dos sicarios y al muchacho que los contrató, la vuelta venía pagada
por un político. (Folios 116 a 118 del cuaderno de anexos tres).
Asunto Sentencia penal ordinaria
Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López Escobar,
Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
Víctima José Orlando Sierra Hernández
Delitos Homicidio agravado y concierto para delinquir agravado
Radicación 66001 31 07 001 2012 00012
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Informe de fecha 20 de marzo de 2002, suscrito por investigador del caso,
en el que informa que fuente anónima dijo que alias El Perro (Jorge
Hernando López Escobar), fue contactado por Ferney para conseguir al
sicario, y que éste, a través de su hermano Gabriel, hizo los contactos que
sirvieron para llevar a cabo el homicidio. (Folios 119 a 121 del cuaderno de
anexos tres).
Declaración de Marco Aurelio Candelo, de fecha 4 de marzo de 2002, en la
que indica que, averiguando las razones por las cuales habían ordenado
atentar contra él, se enteró que estaban planeando la muerte de Orlando
Sierra, por cuanto éste tenía problemas con Ferney Tapasco, que tal
muerte que fue contratada por el director de la cárcel quien contrató con
Tilín y El Tuso y que la plata la puso Ferney Tapasco. Se destaca la
afirmación que hace en el sentido que eso se planeó como mes y medio.
(Folios 22 a 24 del cuaderno de anexos cinco).
6.3 Indicación de las pruebas documentales relevantes acopiadas en
desarrollo de la etapa de juicio:
Oficio número 1062, de fecha 6 de Agosto de 2012, emanado del Juzgado
Primero Penal del Circuito de Chinchiná – Caldas, en el que se informa que
revisados los radicadores correspondientes al proceso 3366 adelantado por
el delito de Homicidio en contra de Leonel de Jesús Tapasco Loaiza, donde
es occiso José Alberto Correa Montañez, el señor Francisco Ferney
Tapasco González no fue vinculado. (Folio 217 del cuaderno 20).
Oficio de fecha 1 de agosto de 2012, Profesional en Gestión Laboral de la
CHEC, en el que se indica que la señora Luz Estela Gómez González,
laboró en esa entidad entre el 30 de septiembre de 1996 hasta el 6 de
diciembre de 1999. (Folios 230 a 246).
Certificación de fecha 8 de agosto de 2012, suscrita por la Jefe de Personal
del Congreso de la República de Colombia, en la que se indica que el señor
Jorge Hernando López Escobar laboró como Asistente II de la unidad de
trabajo legislativo del representante a la cámara Oscar González Grisales,
entre el 2 de febrero de 2004 y el 12 de mayo de 2005. (Folio 259 del
cuaderno 20).
Certificación expedida por el Presidente de la Asamblea Departamental de
Caldas, de fecha 6 de agosto de 2012, donde consta que el señor
Francisco Ferney Tapasco González presentó renuncia a su cargo como
diputado el 8 de octubre de 1998, siendo aceptada la renuncia en sesión
plenaria del día siguiente. (Folio 261 del cuaderno veinte).
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Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López Escobar,
Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
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Certificación expedida por el Presidente de la Asamblea Departamental de
Caldas, de fecha 6 de agosto de 2012, en la que se indica que el señor
Jorge Hernando López Escobar se vinculó a la Asamblea de Caldas el 24
de noviembre de 1992, siendo su último cargo el de Técnico de
Contabilidad y Pagaduría, del cual se retiró el 3 de octubre de 2000, y que
quien lo reemplazó fue el señor Felipe Zuluaga Estrada. Igualmente se
certifica que el señor Henry Calle Obando se laboró en la Asamblea entre el
6 de noviembre de 1997 hasta el 30 de noviembre de 2004. (Folios 262 y
263 del cuaderno veinte).
Oficio 1533 de fecha 12 de septiembre de 2012, suscrito por investigador
criminalístico del CTI, en el que se informa que consultada el área de
Gestión Administrativa de la Fiscalía General de la Nación, y la Dirección
Seccional de Fiscalía de Manizales, sobre denuncias instauradas por el
señor José Orlando Sierra Hernández, aparece solo una de fecha 13 de
febrero de 2001, contra el señor Abel Martínez Herrera. (Folios 6 y 7 del
cuaderno veintiuno).
Oficio de fecha 30 de agosto de 2012, suscrito por la Secretaria Ejecutiva
de la Procuraduría Provincial de la Procuraduría General de la Nación, en la
que se indica que una vez revisados los libros radicadores y el SIM de esa
dependencia, no se encontró que se haya adelantado o se esté
adelantando investigación alguna con motivo de columnas o artículos
publicados por el extinto periodista José Orlando Sierra Hernández. (Folio
18 del cuaderno veintiuno).
Certificación de fecha 14 de septiembre de 2012, suscrita por Profesional
Especializada de la Unidad de Prestaciones Sociales de la Gobernación de
Caldas, quien hace constar que el señor Francisco Ferney Tapasco
González fue pensionado a partir del 9 de octubre de 1998. (Folio 34
cuaderno veintiuno).
Cuaderno de incidente adelantando ante la Sala Penal del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Manizales, orientado a la devolución del arma de
fuego de propiedad del señor Fabio López Escobar. (Folios 21 al 28).
6.4 Indicación de los testimonios relevantes practicados en desarrollo de la
audiencia de juicio:
Declaración de Luis Felipe Gómez Restrepo, en la que reiteró sus
apreciaciones en torno a la muerte del periodista.
Declaración de Pablo Hernán Sierra García, alias Alberto Guerrero, de la
que se destaca la afirmación que hace en el sentido que la muerte del
periodista tuvo móviles al interior de la familia del periódico.
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Declaración de Gloria Luz Ángel Echeverry, en la que relató los pormenores
de su relación con el periodista y lo acontecido en torno a su muerte.
Declaración de Fernando Alonso Ramírez Ramírez, quien reiteró lo
sostenido en la declaración dada ante la fiscalía, y precisó que para la
época de su muerte no había temor fundado de que a Orlando le pasara
algo.
Declaración de José Antonio Leiva Rivera, de la que se resalta el
comentario que hizo en el sentido que tenía una vida cotidiana con el
periodista asesinado, en la que se veían casi todos los días y que, en virtud
de ese conocimiento, no le hizo manifestaciones de amenazas, que por
comentarios del periodista, sabe que intercambiaba ideas con Ferney
Tapasco, pero que no eran amigos.
Declaración de Giovani Ríos Londoño, investigador del caso, en la que hizo
un relato de la labor investigativa realizada por él, incluida la verificación de
la información que le llegaba, indicando que ninguna se logró corroborar, y
que por lo general correspondía a lo que se ventilaba en la ciudad de
Manizales.
Declaración de Carlos Alberto Arboleda González, de la que se destaca la
explicación que da sobre las reuniones que se hicieron en la casa de él
entre Ferney Tapasco y el Periodista Sierra, advirtiendo que éstas se
llevaron a cabo en el año 98 o 99.
Declaración de Flavio Restrepo Gómez, destacándose la afirmación que
hizo en el sentido que tres días antes del atentado, Orlando le comentó que
estaba temeroso de que lo iban a matar, que lo había ordenado Ferney, y
que se cuidara porque a él también lo iban a matar.
Declaración de Luis Miguel Tabares Hernández, alias Tilín, en la que
sostiene que la información que dio es por lo que le dijo su escolta Jaime
De Jesús Ospina Millán.
Declaración de Rubén Darío Cabezas Orrego, investigador del caso, en la
que señala que su actividad se centró en analizar las columnas escritas
entre mediados del 2001 hasta el 2002 por el periodista inmolado, y luego
formuló la hipótesis de que su muerte pudo tener motivo en las críticas que
hacía a la coalición Barco-Yepista.
Declaración de Gabriel Jaime López Escobar, hermano de Fabio y Jorge
Hernando López Escobar, en la que precisa que entre esos dos hermanos
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existe una enemistad de doce años, que nunca han trabajado juntos y que
para el 2001 cada uno tenían sus propias funciones, el uno con el Batallón
Ayacucho conduciendo un camión, y el otro con el entonces congresista
Oscar López.
Declaración de Germán Alberto Zuleta Arango, amigo de Henry Calle
Obando, en la que hizo referencia al conocimiento que tiene de esta
persona, y de la situación vivida por él luego del accidente que sufriera en el
2001.
Declaración de Blanca Esneda Giraldo Bedoya, esposa del señor Henry
Calle Obando, en la que hace un relato de la vida política de su cónyuge y
sobre la situación vivida por él desde su accidente hasta su recuperación.
Declaración de Omar Yepes Alzate, en la que hizo una exposición sobre la
coalición Barco – Yepista, y aportó algunos datos sobre la vida política de
Caldas y las críticas que se le hacían a la coalición.
Declaración de José Fernando Bermúdez Zuluaga, quien fungió como
Contralor del Departamento de Caldas para el año 2000, período en el cual
adelantó la investigación fiscal en torno a los anticipos que del sueldo
efectuaba el entonces pagador de la Asamblea, el señor Jorge Hernando
López Escobar, a algunos diputados. Acotó que esa investigación la
adelantó su despacho y que no fue por denuncia originada por el periodista
Sierra.
Declaración de Dixon Ferney Tapasco, hijo del señor Ferney Tapasco, en la
que fundamentalmente hace manifestaciones orientadas a desvirtuar la
versión dada por el señor Luis Eduardo Vélez.
Declaración de Carlos Mario Gutiérrez García, orientada a confirmar las
manifestaciones hechas por Dixon Ferney en torno a su estadía en La
Dorada (Caldas) para el momento en el cual se produjo la muerte del
periodista.
Declaración de Marco Aurelio Uribe García, en la que fundamentalmente se
refiere a un artículo que publicó en el que, frente a este caso, comentó que
de pronto estaban buscando el muerto río arriba, comentario que tuvo
orígenes en los rumores que circulaban en torno a que la muerte pudo tener
origen en un asunto familiar.
Declaración de César Augusto Marín Marulanda, quien expuso sobre el
conocimiento que tiene de Jorge Hernando López Escobar, acotando que
luego que éste dejó de ser pagador, trabajó en la UTL (Unidad de Trabajo
Legislativo) del entonces congresista Oscar González.
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Declaración de Luis Gonzaga Gómez Castaño, investigador del caso, en la
que hizo un relato de la actividad desplegada por él, acotando entre otros
aspectos que, en lo que le correspondió, ninguna información resultó ser
cierta, y que la presión mediática fue la que orientó la tesis de que el
homicidio tenía móviles políticos, pero que sobre eso no hubo pruebas.
Declaración de Ricardo Calderón Villegas, periodista de la revista Semana
que entrevistó al señor Luis Eduardo Vélez Atehortúa, en la que hizo un
relato de la actividad periodística desplegada con el referido ciudadano,
destacando el aparte en el que afirmó que el entrevistado no entrego ni el
audio ni los documentos que dijo tenía.
6.5 Análisis y Evaluación jurídica de la Prueba
El artículo 232 del Código de Procedimiento Penal vigente para la época de los
hechos que aquí se juzgan (Ley 600 de 2000), le exige al juez del conocimiento
que para aventurar la decisión final con una sentencia de condena debe tener la
certeza doble de i) que el acontecer criminal ocurrió en la realidad y ii) que la
responsabilidad es del acusado.
No sobra señalar en este punto, que ese nivel de certeza no debe ser absoluta,
pues como bien lo ha indicado la jurisprudencia de la Corte Constitucional1, ella es
imposible en el campo de lo humano, por lo que debe entenderse que lo que la
norma exige es una certeza racional, esto es, más allá de toda duda razonable.
En este asunto, la fiscalía ha imputado la existencia de dos conductas delictivas, a
saber: homicidio agravado, del cual se acusa como determinador al señor
Francisco Ferney Tapasco González, y como coautores, a los señores Fabio
López Escobar, Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando. A este
último ciudadano a su vez, lo ha acusado del delito de concierto para delinquir. En
consecuencia, entra el juzgado a evaluar la prueba recaudada, en orden a
determinar si la prueba recaudada permite llegar a ese nivel de conocimiento
necesario para efectos de dar por probada la existencia material de tales
comportamientos, su encuadramiento dentro de los tipos penales seleccionados y
la responsabilidad que en los mismos le cabe a cada uno de los acusados.
6.5.1 Sobre el delito de homicidio agravado
En punto a la materialidad de dicho comportamiento, debe decirse desde ya, que
luego de analizar conforme a las reglas de la sana crítica el haber probatorio, este
funcionario encuentra que el ente acusador acreditó en debida forma la misma. En
efecto, las declaraciones rendidas por los testigos que comparecieron al proceso,
1 Sentencia C-609 de 1996
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tanto en la etapa instructiva como en el juicio, muestran como un hecho cierto que
el treinta (30) de enero de 2002, sobre la 1:40 de la tarde, momento en el cual el
periodista JOSÉ ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ, subdirector del diario LA
PATRIA de Manizales - Caldas, caminaba por la Calle 20 con Carrera 20 de la
mencionada ciudad, fue agredido mortalmente por un sujeto que luego fue
identificado como LUIS FERNANDO SOTO ZAPATA (autor material), quien
accionó un arma de fuego, causando al comunicador lesiones en su integridad
física, mismas que conllevaron a que falleciera dos días después en el centro
hospitalario donde era atendido.
A lo anterior, ha de unirse i) el acta de inspección al cadáver del señor José
Orlando Sierra Hernández, de fecha 1 de febrero de 2002; ii) el álbum fotográfico
de la inspección a cadáver del referido periodista; y, iii) el protocolo de la
necropsia practicada a dicho cadáver, documento este que es concreto al señalar
que el fallecimiento se produjo a las 20:40 horas del uno de febrero de 2002,
originado por un “choque neurogénico e hipertensión endocraneana aguda
desencadenados por graves laceraciones cerebrales y trauma raquimedular cervical
producidos al sufrir heridas con proyectil arma de fuego en cráneo y cuello”; y el registro
civil de defunción con el indicativo serial 04412122, donde aparece inscrita la muerte del
citado comunicador.
Sobre esa base, es dable colegir que en este caso se está ante el delito de
homicidio descrito por el artículo 103 del código penal, conducta que a la luz de lo
consignado en la Resolución de acusación, tiene la categoría de agravado con
fundamento en el reglado por los numerales siete y diez del artículo 104 de
estatuto en cita, por cuanto se cometió aprovechándose de la situación de
indefensión en a que se encontraba la víctima y que la misma era periodista al
momento del atentado, hecho perpetrado en razón de esa calidad.
En torno a este tema, debe el Despacho señalar que acorde con lo declarado por
la hija del occiso, la señora Beatriz Eugenia Sierra Agudelo, ellos se desplazaban
tranquilamente por la Calle 20 con Carrera 20 de la ciudad de Manizales, con
destino a las instalaciones del periódico donde trabajaba el periodista, cuando
sorpresivamente escuchó un disparo y luego vio cómo el sujeto coge a su padre
contra el piso y le propina un disparo en la cabeza, abordaje éste a todas luces
sorpresivo que impidió cualquier posibilidad de defensa, de allí que sea dable
afirmar que en este asunto se da la causal de indefensión aducida por la fiscalía.
Respecto de la otra de las causales esgrimidas, se debe indicar que dentro del
proceso obra prueba testimonial y documental suficiente para dar como un hecho
probado que el señor José Orlando Sierra Hernández se desempeñaba como
subdirector del periódico La Patria de Manizales –Caldas, y que desde su columna
“Punto de Encuentro” criticaba duramente las actuaciones de algunos políticos de
la región, en especial a quienes hacían parte de la coalición Barco – Yepista,
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situación que llevó a que se considerara que su muerte tuvo que ver con la
actividad que él como periodista crítico desplegaba.
En punto a esa tesis, la defensa, si bien no hizo oposición alguna a la acreditación
de la calidad de periodista de la víctima, fue reiterativa a lo largo del proceso al
afirmar que aquí no está probado que la muerte se dio como una retaliación contra
lo que el comunicador escribía en sus columnas, dejando entrever que existen
otras posibilidades que no fueron realmente investigadas, entre ellas que se trató
de un crimen doméstico.
Sobre el particular, debe el Despacho decir que si bien es cierto dentro de la
actuación obran plurales manifestaciones en torno a que la muerte del periodista
pudo tener otros orígenes, entre ellos el de ser un crimen ordenado al interior del
mismo diario con el fin de evitar que llegara a ser director del mismo, lo cierto es
que esas hipótesis no dejan de ser especulativas, pues nada dentro del sumario
las apuntala más allá de un simple comentario y, aunque existe la declaración
dada por el señor Pablo Hernán Sierra García, alias Alberto Guerrero, quien en su
condición de jefe paramilitar del bloque Cacique Pipintá que operaba en Caldas
para la época en que se dio el atentado, asegura que esa fue la información que él
tuvo, lo cierto es que ese conocimiento lo obtuvo por lo que otra persona le dijo,
sin que ese dicho tenga respaldo probatorio adicional en el proceso.
Contrario a ello, la tesis de que el atentado obedeció a su condición de periodista
ofrece mayor respaldo, pues dentro del plenario obra prueba de que éste había
recibido amenazas por lo que escribía, sus amigos y colaboradores dan fe de ello,
y de las constantes llamadas que se le hacían en orden a que bajara el tono de
sus columnas y comentarios de prensa, amén de que obra una declaración
proveniente de una ciudadana, la señora Luz Ángela Díaz Orozco, la cual no ha
sido tachada de falsa por los defensores, y que sirvió de base para la condena de
Luis Miguel Tabares Hernández, en la que de manera puntual indica que la muerte
fue ordenada por una persona a la que identifica como Picado, quien advirtió que
supuestamente el periodista tenía evidencias contra él.
Siendo esa la situación que observa el Despacho, se estima que le asiste razón al
ente acusador cuando contempla como una de las causales de agravación del
homicidio del señor Sierra Hernández, la descrita por el numeral 10 del artículo
104 del código de penal, pues la prueba recogida muestra que su crimen fue
perpetrado con el conocimiento de que se trataba de un periodista y que su
muerte era para acallar su voz.
Lo antepuesto lleva a que este funcionario de por probada la materialidad del
homicidio por el que se acusó, y su encuadramiento dentro de las causales de
agravación punitiva que se imputaron, pues como se indicara líneas atrás, se
acreditó que el mismo se hizo aprovechando las condiciones de inferioridad de la
víctima (104-7); y que el señor José Orlando Sierra Hernández ostentaba la
Asunto Sentencia penal ordinaria
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calidad de periodista al momento de su muerte, amén de que se evidencia que la
muerte fue en represalia a una actuación propia de su cargo (104-10).
Establecido lo anterior, y adentrándose en el tema de la responsabilidad que en
dicho crimen le cabe a cada uno de los enjuiciados, debe el Despacho comenzar
por decir que acorde con los cargos formulados, los aquí procesados han sido
llamados a responder de la siguiente manera: El señor FRANCISCO FERNEY
TAPASCO GONZÁLEZ, como posible determinador; y los señores FABIO LÓPEZ
ESCOBAR, JORGE HERNANDO LÓPEZ ESCOBAR HENRY CALLE OBANDO,
como posibles coautores.
Acorde a la definición que trae el artículo 29 del código penal (Ley 599 de 2000),
son coautores los que, mediando un acuerdo común, actúan con división del
trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte. En punto a este tema, es
menester señalar que en los casos en que varias personas proceden a una
empresa criminal, en forma consciente y con voluntaria división del trabajo para la
producción del resultado típico, todos los partícipes tiene la calidad de autores, así
su conducta vista en forma aislada no permita una directa subsunción en el tipo,
porque todos están unidos en el criminal designio y actúan con conocimiento y
voluntad para la producción del resultado comúnmente querido o, por lo menos,
aceptado como probable.
Ahora, y en lo que tiene que ver con la determinación, el artículo 30 del estatuto
penal punitivo, señala que son partícipes el determinador y el cómplice,
precisando que el que determine a otro a realizar la conducta antijurídica incurrirá
en la pena prevista para la infracción. Respecto a esta figura, como lo ha dicho la
Sala penal de la Corte Suprema de Justicia2, debe entenderse la persona que
hace que alguien tome cierta decisión, acotándose que no es simplemente hacer
nacer en otro la idea criminal, sino llevarlo o ir con él a concretar esa idea en una
resolución, lo cual se puede lograr por distintos modos de relación, mediante
instigación, mandato, inducción, consejo, coacción, orden, convenio o cualquier
medio idóneo, que logre que otro realice material y directamente la conducta de
acción o de omisión descrita en un tipo penal.
Precisado lo anterior, y atendiendo que algún sector de la defensa expresó que
aquí no hay claridad en torno al tema, debe señalar el Despacho que la prueba
aducida muestra que este asunto no fue el producto del actuar aislado del señor
Luis Fernando Soto Zapata (autor material del homicidio), sino el fruto de una acción en
la que necesariamente intervinieron plurales personas.
En efecto, a juicio de este funcionario, la versión dada por el sicario en el sentido
de que actuó solo y movido en un afán de venganza, es a todas luces falaz, pues
con solo analizar el video de la cámara de seguridad que registró su actuar
2 C. S. J., Sala de casación penal, Sentencia del 2 de septiembre de 2009. M.P. YESID RAMÍREZ BASTIDAS.
Asunto Sentencia penal ordinaria
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criminal, se deduce que sabía con antelación a quien debía asesinar, esperó con
paciencia hasta que vio a su víctima y se dirigió a aniquilarla.
Pero cualquier asomo de duda al respecto, desaparece al analizar el contenido del
informe rendido por el investigador Nelson Javier Ramírez, de fecha 13 de julio de
2006 (folios 284 a 287 del cuaderno 6), el cual muestra que el motivo aducido por el
asesino es falso.
En ese orden de ideas, y teniendo probado que la muerte del periodista José
Orlando Sierra Hernández, fue le producto de un plan urdido y llevado a cabo por
pluralidad de personas, entra el Despacho a analizar la prueba recaudada, en
orden a determinar si los aquí involucrados tuvieron participación activa en él.
Para ello, se estima necesario partir de lo declarado al interior del proceso por
varias personas que dijeron tener conocimiento de quien o quienes participaron en
el execrable crimen.
En primer término, se tiene la versión rendida por la señora Luz Ángela Díaz
Orozco, quien afirmó haber escuchado algunos diálogos sostenidos por miembros
del grupo delincuencial de Luis Miguel Tabares Hernández, alias Tilín, en los que
se habló del atentado al comunicador, atribuyendo el encargo de ese hecho a un
sujeto que identificó como EL PICAO, a quien le escuchó decir que la vuelta la
tenían que hacer antes de que llegaran las votaciones, porque supuestamente el
periodista tenía evidencias contra él.
Viene luego lo expuesto por el señor Néstor Iván Arboleda Franco, quien señala al
señor Ferney Tapasco como la persona que pagó por la muerte del periodista,
advirtiendo que el negocio se hizo quince días antes en un bar de propiedad de
Tilín.
Sigue después lo afirmado por el señor Carlos Arturo Molina, quien aseguró que
estando en las oficinas del señor Ferney Tapasco, escuchó cuando este
ciudadano ordenaba a un sujeto que identificó como Tilín, que organizara esa
semana al periodista Sierra Hernández antes de que publicara algo sobre la
campaña de su hijo Dixon Ferney.
En cuarto lugar media lo declarado por Pablo Andrés Castañeda Copete, cuando
asegura que por comentario que le hiciera un allegado suyo de nombre Pedro
Tapasco, quien a su vez recibió la información de otra persona que identifica como
Leonel Tapasco, al periodista lo mató Tilín por encargo de Ferney Tapasco,y que
el motivo fue por los comentarios que hacía de la política sucia que llevaba este
último.
Aparece enseguida lo consignado en el artículo de la revista Semana, referido a la
entrevista que a ese medio rindió el señor Luis Eduardo Vélez Atehortúa, en el
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sentido de haber escuchado una conversación entre Dixon Ferney Tapasco
Triviño y Francisco Ferney Tapasco González, en la que se fraguaba la muerte del
periodista.
La sexta versión tiene origen en la declaración de Luis Miguel Tabares Hernández,
quien aseguró que la muerte del periodista fue pagada por Ferney y Dixon
Tapasco, y que quienes consiguieron al sicario son los hermanos López,
información que suministra con base en los comentarios que según él le hizo su
escolta el señor Jaime de Jesús Ospina Millán.
La séptima, emana de lo dicho por el señor Gustavo Adolfo López Aguirre, en la
que afirma que la vuelta para asesinar al periodista la convino un sujeto que se
llama Ariel, y que esta persona fue quien contrató a los sicarios, que ese contacto
fue en horas de la mañana y que en la tarde se presentó el asesinato, y, según
escuchó decir a los dos sicarios y al muchacho que los contrató, la vuelta venía
pagada por un político.
La octava y última, responde a la declaración dada por Marco Aurelio Candelo, en
la que indica que averiguando las razones por las cuales habían ordenado atentar
contra él, se enteró que estaban planeando la muerte de Orlando Sierra, por
cuanto éste tenía problemas con Ferney Tapasco, que el director de la cárcel fue
quien contrató a Tilín y El Tuso, y que la plata la puso Ferney Tapasco.
Siendo evidente que hay disparidad entre estas versiones, es menester examinar
las distintas aristas, intrínsecas y extrínsecas que las gobiernan, en orden a
extractar si las mismas tienen un contenido de verdad que sirvan para sustentar la
decisión que finalmente se ha de tomar.
Adentrándose en ese análisis, bueno es empezar con aquellas que hacen
referencia directa al señor Ferney Tapasco, como determinador del homicidio del
periodista Sierra Hernández, y en ese sentido se analizará en primer término lo
indicado por el señor Néstor Iván Arboleda Franco.
Este ciudadano, en las cuatro oportunidades en que rindió declaración (folios 125 a
135 y 151 a 152 del cuaderno cuatro; folios 2 a 5 y 183 a 187 del cuaderno cinco), señaló al
señor Ferney Tapasco como la persona que pagó por asesinar al periodista,
declaraciones que prima facie resultan comprometedoras. No obstante, un análisis
de las mismas muestra que existen contradicciones en aspectos fundamentales,
situación que, unida a lo expuesto por los investigadores del caso respecto a las
labores de verificación que hicieron de sus dichos y que indican que este
declarante no es de credibilidad, le quitan solidez a sus afirmaciones.
Dentro de las contradicciones que observa el juzgado, la más notoria es la relativa
a la fecha en la que tuvo conocimiento del hecho, pues en su primera versión
refiere que ésta se dio una semana antes del asesinato, oportunidad en la que
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dicho sea de paso dijo no saber quien estaba detrás del señor Alfonso Giraldo y
no mencionó al señor Tapasco como partícipe de esa acción; en la segunda,
afirma que quince días antes se reunió Tilín con Ferney Tapasco y Alfonso Giraldo
y cuadraron la muerte; y en la última, afirma que esa reunión entre estas personas
fue el día anterior a la muerte del periodista. Esa discrepancia entre los diferentes
momentos, a juicio de este funcionario, es indicativa de que lo que se dice no es
cierto, o cuando menos, no corresponde a una situación de la cual haya sido
testigo.
A lo anterior, ha de unirse que las afirmaciones realizadas por este testigo en
cuanto a la forma como se ejecutó el homicidio y a las personas que participaron,
fueron desvirtuadas con la inspección judicial que se hizo al video que registró el
atentado (folio 172 cuaderno cuatro), en el que en parte alguna se observa lo que él
indicara, lo cual necesariamente acrecienta la duda que se tiene sobre su
credibilidad.
Además, obra lo expuesto por los investigadores del caso, quienes en desarrollo
de sus labores de verificación de la información dada, no lograron ubicar a esta
persona como parte integrante de la organización delincuencial de la que hacía
parte Tilín (folios 162 a 164 del cuaderno cuatro), ni relacionar a Alonso Giraldo (Rosendo
Alonso Giraldo López) con Tilín, amén de que al señor Giraldo López se le hizo
seguimiento y no se le vio en las actividades delincuenciales que el señor
Arboleda Franco indica (folios 82 al 86 del cuaderno cinco). Igualmente, advierten los
investigadores que no se pudo encontrar constancia que acredite que el señor
Ferney Tapasco en compañía del abogado Higuita, hayan visitado a Néstor Iván
Arboleda Franco en la cárcel de Pereira (folios 15 a 18 del cuaderno once).
De otro lado, indican los investigadores que se pudo establecer que el señor
Arboleda Franco faltó a la verdad al endilgarse la autoría material de varios
homicidios (folios 61 a 66 del cuaderno siete), para lo cual se anexó la Resolución de
preclusión de la investigación que por parte de la fiscalía que adelantada esa
actuación (folios 67 a 70 del cuaderno cinco).
Como último elemento que mina la credibilidad de este testigo, obra el dictamen
Siquiátrico de fecha 11 de mayo de 2005, suscrito por Perito Siquiatra Forense
Código 1031-6, en el que se indica que Néstor Iván Arboleda Franco es proclive a
la mentira de manera reiterada. (Folios 282 a 288 del cuaderno siete).
Por todo lo anterior, la versión dada por este declarante no puede ser tenida en
cuenta como sustento de la participación del procesado Tapasco González en el
homicidio que a título de determinador se le atribuye.
Pasemos ahora a la versión dada por el señor Luis Fernando Vélez Atehotúa, la
que aparece en la fotocopia del artículo de la revista Semana (folios 225 a 228 del
cuaderno 8), medio de comunicación al cual acudió dicho ciudadano a decir que
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estando un martes con Ferney Tapasco y su hijo Dixon Ferney, escuchó una
conversación entre ellos, en la que el primero, luego de coger el periódico, dijo que
no quería ver vivo al periodista Sierra al otro día a la hora del almuerzo, a lo que
su hijo respondió que había que salir del problema de una vez; y al otro día
mataron al comunicador.
Frente a dicha manifestación, ha de decirse en primer término que la misma desde
el punto de vista probatorio tiene una gran debilidad que necesariamente le resta
capacidad suasoria, puesto que como bien lo anotara la defensa, dicha versión
corresponde a un artículo de prensa, no a una declaración bajo juramento tomada
dentro del proceso, amén de que lo que en ella se consigna corresponde a lo que
según el autor del artículo dijo el referido ciudadano, lo que constituye de paso
prueba de referencia.
Adicionalmente, ha de tenerse en cuenta que respecto al contenido de dicha
declaración, la credibilidad del deponente tiene debilidades, pues dentro del
proceso no se estableció que en efecto este ciudadano tuviera la calidad que
adujo, esto es, que fuera escolta de los Tapasco para la época en que refiere
haber escuchado la conversación, toda vez que el contenido de las declaraciones
que rindió el señor Luis Conrado Ossa Mosquera (folios 72 a 74 del cuaderno 9 y 167 a
168 del cuaderno 10), no permite colegir lo que afirma el delegado de la fiscalía.
Una lectura integral de ambos documentos, da a entender que el sujeto era
allegado a la casa política de Víctor Renán Barco, y que lo vio al lado de los
Tapasco por esa época (finales del año 1997 y principios del año 1998), pero en momento
alguno afirma que trabajara con ellos como escolta. Es más, varios apartes de su
declaración indican que lo afirmado por el señor Vélez Atehortúa no era cierto,
pues dicen que lo estuvieron buscando varios días y no lo pudieron localizar en los
sitios donde habitualmente estaba, lo cual es indicativo de que no se mantenía con
los referidos ciudadanos. Más aun, en la última de sus declaraciones, cuando fue
interrogado sobre si era escolta de los Tapasco, fue concreto al indicar que eso
era lo que el señor Luis Eduardo decía, pero que personalmente no supo que él se
desempeñara como tal, y que el espacio de tiempo en que lo vio fue como tres
meses, acotando que antes ni después lo volvió a ver en compañía de estas
personas, y que no recordaba haberlos visto viajando o hablando juntos.
Sobre esa base, para el Despacho no es tan cierta la afirmación hecha por la
fiscalía en torno a que objetivamente está probado que el señor Luis Eduardo
Vélez Atehortúa escuchó lo que dijo a la revista semana, pues amén de lo que se
advirtió en precedencia, median las declaraciones de los señores Carlos Hernán
Serna Trejos (folios 265 a 268 del cuaderno 10) y Carlos Mario Gutiérrez García (folios
269 a 272 del cuaderno 10), exposiciones en la que ambos ciudadanos dan fe de
haber viajado en compañía del señor Dixon Ferney Tapasco Triviño a la Dorada –
Caldas, con el fin de hacer campaña política, desplazamiento que iniciaron el
sábado 26 de enero de 2001, permaneciendo en ese lugar hasta el día 30 de
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enero, fecha en la cual se enteraron de la muerte del periodista Sierra Hernández
y regresaron a la ciudad de Manizales, declaraciones que ponen en tela de juicio
lo afirmado por el señor Vélez Atehortúa, y que no pueden ser desestimadas por el
solo hecho de provenir de allegados a la familia Tapasco, argumento que se
respeta per que no puede ser aceptado, pues dentro de sus declaraciones no hay
indicios que estén faltando a la verdad, máxime cuando uno de ellos, el señor
Serna Trejos, con el ánimo de que su versión fuera corroborada, le indicó al ente
instructor que se hospedaron en el hotel El Mesón de esa localidad, e incluso
advirtió que esa información también la tenía el DAS, sin que nada se hiciera para
descartarla.
Finalmente está lo expuesto por el señor Carlos Arturo Molina (folios 233 a 244 del
cuaderno cuatro), quien recodemos, afirmó que el veintitrés (23) de enero de 2002
ingresó a la oficina de Ferney Tapasco a entregarle una documentación
relacionada con jueces y testigos electorales que meses atrás le había pedido
solicitara, y que en ese momento pudo escuchar al señor Tapasco cuando
ordenaba a un sujeto que identificó como Tilín, que organizara esa semana al
periodista Sierra Hernández antes de que publicara algo sobre la campaña de su
hijo Dixon Ferney. Entorno a esta declaración, ha de decirse que si bien a través
de una inspección judicial se estableció que era posible que dicho ciudadano haya
escuchado lo que dijo3, su versión está empañada por algunos aspectos que no
permiten tenerla como veraz. En ese sentido cala el hecho de que su progenitora,
la señora Zenaida García Ciro, dijo que nunca el señor Ferney Tapasco le pidió su
colaboración para hacer lo que su hijo dice (folios 15 a 18 del cuaderno cinco), amén de
que de conformidad con lo consignado en el informe de fecha 19 de diciembre de
2003, la Registraduría Departamental de Caldas indicó que la entidad en ningún
momento expide a particulares documentación de listas de jurados de votación
(folios 29 a 30 del cuaderno cinco), y ha de recordarse que el referido declarante dijo
que él elevó a nombre propio esa solicitud.
Aunado a lo anterior, está el hecho de que su afirmación en torno al motivo no
aparece corroborada, y por el contrario lo que indican las declaraciones recibidas,
entre ellas la del señor Fernando Ramírez Ramírez (Folios 40 a 43 del cuaderno dos),
compañero de trabajo del periodista Sierra Hernández para la época en que se
produjo su muerte, es que lo que estaba investigando el occiso estaba relacionado
con la restructuración administrativa del departamento y posibles irregularidades
en las urbanizaciones La Linda y Villa Luz, las cuales nada tenían que ver con el
mentado político, situación esta que unida a su marcado interés en el sentido de
obtener el pago de la recompensa que se ofrecía, constituye una singularidad que
hace que su testimonio sea mirado con recelo.
3 Acorde con la inspección judicial realizada a la oficina de Ferney Tapasco, se pudo establecer que se puede
escuchar con algún nivel de detalle lo que se habla adentro, requiriéndose que se hable más fuerte para
entenderlo todo. (Folios 195 a 203 del cuaderno ocho)
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Planteado lo anterior, para el Despacho, lo declarado por los señores Néstor Iván
Arboleda Franco, Luis Eduardo Vélez Atehortúa y Caros Arturo Molina, no es
digno de crédito, pues no solo tienen deficiencias desde el punto de vista
individual, como se anotó al analizar cada caso, sino que además de su análisis
en conjunto, se evidencia que existen inconsistencias de orden temporo-espacial,
que a todas luces indican que no están diciendo la verdad, y por ende no pueden
tenerse como fundamento para efectos de edificar con base en ellas el
conocimiento que se necesita para determinar la responsabilidad penal que le
cabe al procesado Tapasco González.
El siguiente bloque de versiones, corresponde a aquellas realizadas por personas
que, sin tener conocimiento directo, refieren lo a ellos comentado por terceras
personas y que, a juicio del ente acusador, indican que el señor Ferney Tapasco
fue el determinador del homicidio investigado.
Pero antes de introducirse en el análisis de esas declaraciones, y atendiendo la
naturaleza de las mismas, debe indicarse que la jurisprudencia de la Sala Penal
de la Corte Suprema de Justicia, en tratándose de casos juzgados bajo la égida de
la ley 600 de 2000, ha señalado que el testimonio de oídas, o de referencia como
se estila llamar a partir de la vigencia de la Ley 906 de 2004, tiene completa
validez y su análisis dentro del espectro probatorio ha de realizarse de
conformidad con esas reglas reseñadas en el artículo 277, advirtiendo que en
estos casos ha de tomarse en consideración que lo dicho por el tercero obedece a
lo escuchado de otra persona y no a su percepción directa, circunstancia toral que
obliga de un más detenido examen, desde luego, contextualizado con los demás
elementos de juicio allegados al expediente. De manera puntual ha dicho la Corte:
“De esa forma, se ha concluido que aun cuando el testigo de oídas no es de
por sí prueba deleznable, el operador jurídico está en la obligación de dedicar
especial cuidado al ejercicio valorativo que implica esa clase de medios de
prueba, ya que esta especie de testimonio adquiere preponderancia en aras
de reconstruir la verdad histórica y hacer justicia material, únicamente cuando
es imposible obtener en el proceso la declaración del testigo o testigos que
tuvieron directa percepción del suceso. Por eso, la Sala ha establecido, según
surge de sus precedentes jurisprudenciales, cuatro presupuestos a aplicar
con ocasión de la apreciación del referido medio de persuasión4:
En primer lugar, se requiere que se trate de un testigo de referencia de primer
grado, entendiendo como tal quien sostiene en su declaración que lo narrado
lo escuchó directamente de una persona que tuvo conocimiento inmediato de
los hechos, en contraste con el testigo de segundo grado o de grados
sucesivos, que es quien al deponer afirma que oyó a una persona relatar lo
que ésta, a su turno, había oído a otra, y así sucesivamente5. Tal exigencia se
4 En similar sentido se pronunció la Sala en la providencia del 19 de octubre de 2001, radicación 30682.
5 Cfr. Parra Quijano, JAIRO. “Tratado de la Prueba Judicial” “El Testimonio”, Tomo I, pág. 161 a 166. Ed. El
profesional, Bogotá.
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justifica porque en el análisis de esa prueba de orden testimonial, el de primer
grado ofrece mayor fiabilidad y fortaleza que el de segundo, tercero, etc.,
dado que lo conocido no es de una tercera o cuarta fuente, sino de la inicial
respecto de lo afirmado o narrado por el testigo directo6.
En segundo término, es preciso que el testigo de oídas señale cuál es la
fuente de su conocimiento, esto es, al testigo directo del evento de quien
recibió o escuchó la respectiva información, identificándolo con nombre y
apellido o con las señales particulares que permitan individualizarlo, condición
que resulta sustancial, de una parte, para que en el curso del proceso el
funcionario intente por todos los medios legales que éste asista a declarar
acerca de su cognición personal del suceso, indistintamente de que por
razones debidamente justificadas (muerte, enfermedad, localización, etc.)
resulte imposible obtener tal comparecencia; y de otra, porque de no ser así,
es decir, de acoger o conceder mérito a la declaración de un testigo de
referencia que no precisa quién es su referente, o que atribuye la ciencia de
su dicho al comentario público o rumor popular —divulgado por personas
desconocidas, creado, alimentado y dirigido por intereses inciertos,
transformado por fenómenos de psicología colectiva, y difundido sin dirección
ni sentido de responsabilidad—, en la práctica equivaldría a admitir una
prueba testimonial anónima, cuya validez es contraria a elementales
postulados que sustentan el Estado Social de Derecho7.
En tercer lugar, es imperioso establecer las condiciones en que el testigo
directo transmitió los datos a quien después va a dar referencia de esa
circunstancia, de manera que sea posible evidenciar que lo referido de modo
indirecto por el declarante ex auditu es trasunto fiel de la información vertida a
éste por el cognoscente directo.
Y, en cuarto término, es fundamental para otorgar poder suasorio a la especie
de prueba en comento la confluencia de otra clase de medios de persuasión,
así sean indiciarios, con la capacidad de reforzar las atestaciones del testigo
de oídas, pues valorados en conjunto pueden suministrar elementos aptos
para acreditar que lo referido al testigo indirecto se le transmitió en la forma
como éste lo señaló y que efectivamente el suceso debatido ocurrió de
conformidad con su narración8.
En conclusión, el testimonio de oídas se erige como medio de persuasión
idóneo, serio y creíble cuando, además de reunir los dos primeros
presupuestos, “aparece corroborado o respaldado por otros elementos de
convicción que no permiten dudar de la veracidad del relato hecho por otras
6 Cfr. Sentencias de 2 de octubre de 2001 y 26 de abril de 2006, radicaciones 15286 y 19561,
respectivamente. 7 Cfr. En ambos sentidos: Climent Duran, CARLOS, “La prueba Penal” “Testigos de referencia”, pág. 174 a
177. Ed. Tirant lo blanch. Valencia (España) 1999. Y Jacobo López Barja de Quiroga, JACOBO, “Tratado de
Derecho Procesal Penal” “El testigo de referencia”, pág 1326 a 1329. Thomson Aranzadi, Navarra (España)
2004. 8 Cfr. Sentencia de 5 de octubre de 2006, radicación 23960.
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personas al testigo”9, lo cual implica afirmar que la prueba testifical de
referencia única, por sí sola, es decir, huérfana de otros medios probatorios
que la confirmen y robustezcan, en cualquier caso carece de eficacia
suficiente para desvirtuar la presunción constitucional y legal de inocencia10.
Es necesario anotar, en esta oportunidad, que los presupuestos en alusión
surgen a partir de los propios criterios de la sana crítica que deben
considerarse cuando se asume la tarea de apreciación de las pruebas, en
particular de reglas de la experiencia, como aquella según la cual a medida
que un relato va transmitiéndose de persona en persona, generalmente al
mismo progresivamente se le suman o suprimen detalles que terminan
distorsionando sustancialmente el original, convirtiéndose en rumor público,
cuya principal característica, como se ha dicho por la doctrina, precisamente
“consiste en que no puede comprobarse la fuente de donde proviene”11.
De modo, pues, que la apreciación de un testimonio referencial,
desconociendo los presupuestos mencionados en precedencia, conlleva a la
configuración de un falso raciocinio que, entonces, puede ser perfectamente
denunciado en sede de casación por vía del error de hecho.”.12
Establecido lo anterior, se trae en primer término lo declarado por Pablo Andrés
Castañeda Copete, de fecha 19 de junio de 2003 (folios 282 a 290 del cuaderno cuatro),
en la que aseguró que un familiar suyo de nombre Pedro Tapasco, quien a su vez
recibió la información de otra persona que identifica como Leonel Tapasco, le
contó que al periodista lo mató Tilín por encargo de Ferney Tapasco. Un análisis
de esta declaración muestra a las claras que se está ante una manifestación que
refiere algo que a su vez fue referido por un tercero a esa persona, es decir, se
está ante una referencia de referencia, o como bien se indica en la jurisprudencia,
se trata de testigo de segundo grado o de grado sucesivo, lo cual mina el poder
suasorio de la misma, máxime cuando dentro del proceso obra la declaración
rendida por el señor Leonel Tapasco, quien aseguró no haber hecho ese
comentario (folios 255 a 275 del cuaderno 14).
De otro lado, se tiene lo expuesto por el señor Marco Aurelio Candelo (folios 22 a 24
del cuaderno de anexos cinco), quien asevera que averiguando las razones por las
cuales habían ordenado atentar contra él, fue hasta un bar localizado en el sector
de la Galería de Manizales, dónde sabía podía ubicar a quienes pretendían
asesinarlo, y allí pudo escuchar a Tilín y al Tuso planeando la muerte de Orlando
Sierra, oyendo a sus interlocutores decir que fue ordenada por el entonces director
de la cárcel de Manizales, y que la plata la pagó Ferney Tapasco. Frente a estas
afirmaciones, y sin adentrarse aun en el tema de la credibilidad de las mismas,
9 Cfr. Sentencia de 18 de octubre de 1995, radicación 9226, criterio reiterado en sentencias de 2 de octubre
de 2001, radicación 15286, y 5 de octubre de 2006, radicación 23960. 10
Ídem, obras citadas. 11
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría general de la prueba judicial, tomo 2, primera edición colombiana,
Biblioteca Jurídica DIKE, pág. 78. 12
Casación 40702, de fecha veinticuatro (24) de julio de dos mil trece (2013), Magistrada Ponente, Doctora
María Del Rosario González Muñoz.
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debe el Despacho decir que es claro que este sujeto no vio al señor Tapasco en
medio de ese escenario, y que la referencia que hace de él es el producto de lo
que dice que escuchó, lo cual le resta capacidad para efectos de determinar la
probable responsabilidad del acusado en el hecho que se le atribuye.
Ahora, y en punto a la credibilidad de su dicho, cabe recodar que las valoraciones
probatorias que se hacen por parte de los operadores judiciales están
acompasadas de lo que se conoce como la sana crítica, misma que invita a que al
analizar los elementos probatorios se apliquen las reglas de la lógica y el sentido
común; y se trae a colación esa observación, por cuanto no parece normal que
una persona que, como el declarante afirma, ha sido víctima de un atentado y que
lo están buscando para matarlo, opte por ir solo a un establecimiento en donde se
encuentran reunidos sus enemigos, y se ubique cerca de ellos a tomar licor.
Es por ello que el Despacho no puede aceptar de plano esta versión, máxime si se
considera lo manifestado por el investigador Luis Gonzaga Gómez Castaño en la
declaración rendida el 29 de marzo de 2007 (folios 178 a 185 del cuaderno ocho), quien
fue concreto al señalar que no creyeron la versión dada por él, por cuanto un día
decía una cosa y otro otra, y porque lo que narraba parecía a lo que relataba en
los periódicos y en la revista Cambio.
Viene luego lo dicho por el señor Gustavo Adolfo López Aguirre (folios 116 a 118 del
cuaderno de anexos tres), quien de acuerdo a su narración, fue informado por los dos
sicarios que participaron del hecho, a quienes identifica como Jhon Fredy Henao y
Luis Fernando Soto Zapata, que un sujeto que se llama Ariel fue el que contrató la
muerte del periodista, que ese contacto fue en horas de la mañana y que en la
tarde sucedió el asesinato, y que según escuchó decir a los dos sicarios y al
muchacho que los contrató, la vuelta venía pagada por un político. Frente a esta
versión, de ser cierta, opera lo mismo que en el caso anterior, esto es, que lo que
este testigo dice corresponde a lo que le escuchó decir a terceras personas, sin
que pueda dar fe de la veracidad de esas manifestaciones, amén de que al
referirse a la persona que supuestamente contrató ese homicidio, no indica de
manera concreta de quien se trata.
Adicional a ello, y en punto a la credibilidad de esta versión, media el hecho de
que en su exposición manifiesta de plano que Tilín (Luis Miguel Tabares
Hernández) no tiene nada que ver en ese hecho, cuando la prueba aducida, como
se verá al analizar la declaración del señor Tabares Hernández, indica lo contrario,
lo cual es indicativo de que está declarando para favorecer a este sujeto, pues no
puede ignorarse que su hermana al parecer era para la época de los hechos la
novia o compañera del referido ciudadano, lo que determina que tiene un interés
para faltar a la verdad.
Finalmente se tiene lo expuesto por el señor Luis Miguel Tabares Hernández (folios
296 a 302 del cuaderno diez, folios 72 al 77 del cuaderno trece; y folios 125 a 132 del cuaderno
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dieciséis), que como se indicara líneas atrás, apuntan a indicar que por comentarios
que le hizo su escolta, el señor Jaime de Jesús Ospina Millán, la muerte del
periodista fue pagada por Ferney y Dixon Tapasco, y que quienes consiguieron al
sicario son los hermanos López. Una vez más, se está ante una manifestación de
referencia, puesto que lo que dice corresponde a lo que su escolta le dijo haber
escuchado.
Ahora, y dado que la fiscalía señala este testimonio como prueba directa de la
responsabilidad que se le atribuye no solo al señor Tapasco González, sino
también a los hermanos López Escobar, es menester adentrarse en su contenido,
en orden a establecer si por parte de este testigo se está o no diciendo la verdad.
Veamos entonces lo que dice este ciudadano en sus intervenciones. En la
primera, fechada el veintidós (22) de mayo de 2008, acota que a su escolta Jaime
de Jesús Ospina Millán, le ofrecieron el trabajo en las calles de Manizales, y que la
propuesta se la hicieron Rolando Del Río, Fabio, Gabriel y Oscar López,
señalando que estos últimos trabajan con Ferney Tapasco y considera que
Tapasco es el que mandó a matar al periodista, porque los señores que andan con
él fueron los que contactaron a su amigo.
En la segunda, de fecha el diecisiete (17) de octubre de 2010, afirma que la
propuesta de la muerte del periodista fue quince días antes del atentado, que la
información sobre Fabio López se la dio Elías Valencia, y que por comentarios
callejeros entiende que Fabio y alias El Perro trabajan con los Tapasco.
Su tercera declaración, rendida el treinta y uno (31) de marzo de 2011, se
concreta a definir el problema de la adquisición del arma de fuego, y advierte que
no sabe cuál es la participación de los Tapasco.
En la audiencia de juicio oral, indicó que lo que dijo, corresponde a lo que le contó
Jaime De Jesús Ospina Millán, y que lo que esta persona le comentó era que le
parecía que ellos (los López) tenían que ver con el crimen, acotando además que
no está seguro de la relación de Ferney con los López, y que nunca vio a los
hermanos López Escobar, no los distingue, nunca los ha tratado, nunca ha ido a
una oficina de ellos.
Un análisis conjunto de estas declaraciones, deja claro que esta persona no es un
testigo directo, como lo afirma el señor fiscal, pues en ninguna de sus
exposiciones afirmó haber obtenido la información de manera directa, siendo
inclusive conteste en el decurso de las mismas, que ese conocimiento se deriva
de lo que le expuso su escolta, el señor Jaime De Jesús Ospina Millán.
Es más, no puede decirse que este testigo hizo imputaciones directas contra el
señor Ferney Tapasco, ya que la referencia que hace de él se deriva de una
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deducción que realiza cuando afirma que dos de los López trabajaban para él y
que los Tapasco pagaron a los testigos para que declararan en su contra.
Sirve lo anterior además para señalar que no es cierto lo que dice la fiscalía en
cuanto a que este testigo se retractó en el juicio, puesto que aparte de esa
deducción, en parte alguna de sus declaraciones aparece manifestación en la que
indique que recibió información en el sentido que la persona que estaba pagando
por llevar a cabo la muerte era el señor Tapasco González.
Adicionalmente, debe considerarse que la afirmación que hizo en la audiencia de
juicio oral, en punto a no distinguir a los hermanos López Escobar, aspecto en el
cual si bien difiere de lo dicho en las anteriores intervenciones, ha de decirse que
tal manifestación per se no es indicativa de que se esté retractando de lo dicho en
torno a éstos, pues no puede ignorarse que la información que tiene es de
referencia.
En ese orden de ideas, para el Despacho queda claro que el señor Luis Miguel
Tabares Hernández no es testigo directo de los hechos atribuidos a los acusados,
y por ende las manifestaciones que éste hace en sus declaraciones no pueden ser
tenidas en cuenta como sustento para edificar la responsabilidad penal que se le
atribuye a los acusados.
Pero no solo esa situación afecta la capacidad suasoria de sus afirmaciones. En
su contra, media el hecho de que este ciudadano ha negado en todo momento su
participación en tal ilicitud, y que las manifestaciones que hace están orientadas a
dejar claro que él es inocente, situación que no se compagina con la prueba que
en su contra media, y que dicho sea de paso llevó a que lo condenaran.
Se sabe que el señor Tabares Hernández fue vinculado a este proceso desde los
albores de la investigación, pues acorde con el informe de fecha 31 de enero de
2002 (folios 83 a 87 del cuaderno 1), esto es el mismo día del atentado, una fuente
anónima indicó que esta persona estaba involucrada con ese hecho y que era el
autor intelectual.
Dicha información fue consolidada con las declaraciones dadas por Luz Ángela
Díaz Orozco (folios 217 a 221, 222 a 223, y 224 a 227), quien no solo hizo referencia a
haber escuchado cuando por parte del señor Tabares Hernández se fraguaba el
plan para asesinar al comunicador, sino que además brindó una serie de datos en
torno a las actividades delincuenciales que desplegaba este ciudadano, prueba
que en su conjunto resulta ser creíble, al punto que pese a la retractación que
hizo, sirvió para que se profiriera la sentencia condenatoria que hoy pesa como
coautor de la muerte del periodista Sierra Hernández.
Adicional a ello, se encuentra el informe de fecha cinco (5) de febrero de 2002
(folios 212 a 218 del cuaderno 1), en el cual se advierte de la existencia de una
Asunto Sentencia penal ordinaria
Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López Escobar,
Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
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organización criminal que operaba en el sector de la Galería de Manizales, de la
cual el señor Tabares Hernández era su cabecilla, dedicada al sicariato y al tráfico
de estupefacientes entre otras actividades, organización de la cual hacían parte,
entre otros, Ferney Alberto Villa Bedoya (Alias Tuso), Carlos Iván Montoya Giraldo
(Alias Perrilla), y Giovanny López Castro (Alías Giovanny).
Obra además lo dicho por el señor PABLO HERNÁN SIERRA, conocido con el
alias de Alberto Guerrero, quien en la audiencia de juicio oral hizo referencia a la
existencia de la referida organización criminal, la cual dijo era manejada por el
señor que identificó como Alberto Giraldo, a quien describió como el Don Berna de
Manizales, con quien hizo una alianza y que la única condición era no Tocar a Tilín
(Luis Miguel Tabares Hernández).
A todo lo anterior ha de unirse el hecho de que en sus primeras vinculaciones al
proceso, al rendir indagatoria, este ciudadano no brindó información alguna sobre
lo que contó en las versiones antes señaladas, lo cual acrecientan más las dudas
que se tienen sobre la verdad de sus dichos, máxime si se considera que en la
única oportunidad en la que el señor Jaime de Jesús Ospina Millán rindió
declaración dentro de este proceso (folios 151 a 153 del cuaderno 10), nada dijo sobre
lo acotado por este testigo.
Todo lo expuesto lleva a que se desestimen las manifestaciones hechas por el
señor Tabares Hernández, pues amén de tratarse de prueba de referencia, se
considera que lo sostenido por él no corresponde a la verdad.
Ahora, y atendiendo lo indicado en la sentencia que ha sido citada, misma que
invita al funcionario judicial a estudiar la prueba en orden a determinar si lo
manifestado por los testigos de oídas aparece corroborado o respaldado por otros
elementos de convicción, debe el Despacho adentrarse en el análisis de aquellos
hechos que a juicio del ente acusador constituyen prueba indiciaria en contra de
los acusados, no sin antes recordar, como lo sostuviera de vieja data la Sala Penal
de la Corte Suprema de Justicia13, que en la construcción de un indicio, la
connotación de levedad o gravedad no corresponde a nada distinto que al control
de su seriedad y eficacia como medio de convicción que en ejercicio de la
discrecionalidad reglada en la valoración probatoria realiza el juez, quien después
de contemplar todas las hipótesis confirmantes e infirmantes de la deducción
establece jerarquías según el grado de aproximación a la certeza que brinde el
indicio, sin que ello pueda confundirse con una tarifa de valoración preestablecida
por el legislador.
Se trata de una simple ponderación lógica que permite al funcionario judicial
asignar el calificativo de grave o vehemente al indicio contingente cuando el hecho
indicante se perfila como la causa más probable del hecho indicado; de leve,
13
Casación 9858, del ocho de mayo de 1997, M.P. Doctor Jorge Aníbal Gómez Gallego.
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Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
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cuando se revela sólo como una entre varias causas probables, y podrá darle la
menguada categoría de levísimo cuando deviene apenas como una causa posible
del hecho indicado. Miremos:
En primer término está la que denomina el acusador, como indicio de móvil, el cual
soporta en la existencia de circunstancias que pudieron llevar a que el señor
Tapasco González fraguara el atentado contra el periodista. Para ello parte de un
supuesto que considera probado objetivamente, como lo es que entre Francisco
Ferney Tapasco González y el periodista José Orlando Sierra Hernández existía
animadversión, enemistad y amenazas derivadas de dos situaciones: las
constantes críticas que el segundo hacía a la coalición Barco – Yepista y a la clase
política de Caldas; y la segunda, vinculada al hecho de la pérdida de investidura
del señor Tapasco como diputado de la asamblea de Caldas.
En punto a los hechos indicadores que sustentan este indicio, encuentra el
Despacho que las pruebas recaudadas muestran que el señor Tapasco González
hacía parte de la coalición Barco – Yepista; de eso no existe la menor duda, pues
fueron plurales las declaraciones que hicieron referencia a esa situación,
destacándose como la más concreta, la vertida en la audiencia de juicio oral por el
otrora senador Omar Yepes Alzate, en la que dio cuenta de que la misma se gestó
desde el gobierno de Julio Cesar Turbay, manteniéndose ininterrumpida hasta el
día de hoy.
De igual forma está probado en el proceso que la curul como diputado del señor
Tapasco González fue demandada y que dicha demanda prosperó, situación que
lo obligó a renunciar a su cargo el 8 de octubre de 1998.
Encuentra también el Despacho, acorde con varias declaraciones obrantes en el
proceso (Gloria Luz Ángel Echeverry, Fernando Alfonso Ramírez, Flavio Restrepo Gómez y José
Antonio Leiva Rivera), que el periodista recibió amenazas, mismas que se dice
provenían del señor Tapasco González o allegados a éste.
En cuanto a la fecha en que el comunicador recibió las amenazas, su hija Beatriz
Eugenia Sierra Agudelo (folios 13 y 14 del cuaderno 1), dijo que conoció de amenazas
a su padre dos años atrás, sin precisar de donde venían; el señor Nicolás
Restrepo Escobar (folios 251 a 253 cuaderno 1), directivo del periódico La Patria,
manifestó que fue amenazado de muerte cuatro años atrás, pero que últimamente
no le conocía amenazas; Álvaro Segura López (folios 255 a 258 del cuaderno 1), jefe de
redacción del periódico La Patria, dijo que por los días de su muerte no le comentó
nada sobre riesgos a su vida, pero que en el año 1998, luego de la labor
investigativa seguida contra la administración del entonces alcalde Jorge Enrique
Rojas, recibió insinuaciones de que se cuidara y estuvo andando con escoltas
como dos meses y luego las cosas siguieron normales; la señora Gloria Luz Ángel
Echeverry (folios 263 a 266 del cuaderno 1), quien para la época del fallecimiento del
periodista fungía como su compañera sentimental, indicó que éste recibió
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amenazas en el año 1998 y tuvo escolta por el caso de la pérdida de investidura
del entonces diputado Ferney Tapasco, y que para la época previa a su muerte,
no le comentó ninguna; Fernando Alonso Ramírez Ramírez (folios 40 a 43 del
cuaderno 1), periodista del diario La Patria que trabajaba bajo la tutela del
comunicador asesinado, quien aseguró que dos años atrás mostró preocupación
por amenazas a su vida, que él temía venían de personas cercanas a Ferney
Tapasco.
Paralelamente, se debe citar la declaración rendida por el señor Carlos Alberto
Arboleda González (Folios 31 a 35 del cuaderno catorce), en la que refiere que en el año
98 o 99 realizó una reunión en su casa con el fin de limar asperezas y mejorar las
relaciones entre el señor Ferney Tapasco y el periodista José Orlando Sierra
Hernández.
Un análisis de los hechos planteados, permite considerar que en efecto el señor
Tapasco González no tenía una buena relación con el comunicador Sierra
Hernández, y que esa mala relación obedecía a las críticas que hacía a la
coalición de la cual era un elemento importante, pues manejaba el ala liberal de la
misma, representada por el entonces senador Barco. Pero no necesariamente esa
situación indica que el acusado sea el inductor o determinador del homicidio del
periodista, por cuanto esas mismas razones las tendrían los integrantes de la
coalición contra los que escribía el comunicador, pues como se indicara, las
columnas no solo tocaban al señor Francisco Ferney Tapasco, sino que también
se dirigían contra el senador Yepes, o su hermano Arturo, y contra otros dirigentes
políticos, entre ellos el alcalde y el Gobernador, de allí que sobre esa premisa,
motivos tenían todos.
A lo antepuesto, ha de sumarse una situación que no se puede pasar por alto,
como lo es la ausencia de prueba sólida que de luces sobre la existencia de
situaciones anormales en el lapso transcurrido entre la época en la que se
presentaron las amenazas y el momento del atentado, afirmación esta que se
hace por cuanto a juicio del despacho la manifestación hecha por el señor Flavio
Restrepo Gómez no parece muy creíble.
En efecto, a más de extrañar el Despacho que este declarante, quien dicho sea de
paso no tenía una relación cercana con el periodista asesinado, fuera el confidente
de tal amenaza, cuando lo esperado que se la hiciera saber a las personas más
allegadas a él (hija, compañera sentimental, amigos cercanos y compañeros del
periódico), se tiene que en la primera declaración rendida (folios 136 a 142 del
cuaderno dos), el referido testigo nada dijo sobre la fecha en la cual le fue dada la
información, como sí lo hizo en el juicio, lo que lleva a cuestionar si es que en
aquella época, en la que apenas había pasado un mes de la muerte del
comunicador, esa información no tenía una relevancia tal como para haberla
omitido, o si la referencia que hizo en esa declaración correspondía a las
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amenazas de las que sí sabían sus allegados, lo cual da pié a pensar que faltó a
la verdad en el juicio con el fin de hacer más gravosa la situación del procesado.
Se considera lo anterior, por cuanto de la prueba aducida al proceso se evidencia
que este ciudadano tiene una marcada animadversión contra el señor Tapasco
González, pues basta leer lo dicho por él en su declaración inicial, y en la columna
que escribió luego de la muerte del periodista (folio 259 del cuaderno 1), para inferir
que era precisamente contra él y todo lo que representaba, que dirigía sus
escritos, añorando a través de ellos liberar al departamento de Caldas de las
garras de ese tipo de políticos, como bien se infiere de lectura del correo que
dirigiera en oportunidad anterior al hoy occiso periodista (folio 156 del cuaderno 1) y
que hace parte de los documentos recuperados de su computador.
Adicionalmente, obran dentro del proceso manifestaciones que refieren el carácter
fuerte y temperamental que tenía el periodista Sierra Hernández, característica
esta que a juicio del Despacho, y como bien lo sostuviera el señor Carlos Alberto
Arboleda González en la declaración que rindiera en desarrollo del juicio, hubiese
motivado una denuncia pública a través de sus columnas, o cuando menos una
comunicación a sus allegados, como sí lo hizo cuando se dieron las primeras
amenazas.
A lo anterior ha de sumarse el hecho de que el análisis que se hizo de las
columnas publicadas por el comunicador en el año previo a su asesinato (folios 81 a
89 del cuaderno 2), indica que solo dos se refieren de manera directa al señor
Tapasco González, una del 15 de julio de 2001 y la otra de 22 del mismo mes y
año, advirtiendo que frente a la última de ellas y acorde con lo indicado en el punto
29 de uno de los informes rendidos por investigadores del caso (folios 61 a70 del
cuaderno 7), no existía relación entre el hijo del señor Tapasco González y la IPS
que celebró el contrato con la gobernación de Caldas.
En igual sentido media lo manifestado por el periodista Fernando Ramírez
Ramírez (Folios 40 a 43 del cuaderno dos), compañero de trabajo del periodista Sierra
Hernández para la época en que se produjo su muerte, quien advirtió que las
investigaciones realizadas con el occiso estaban orientadas a la restructuración
administrativa del departamento y a posibles irregularidades en las urbanizaciones
La Linda y Villa Luz, acotando que respecto de la primera investigación no se
concretó nada por falta de colaboración de las personas, amén de que la segunda
estaba relacionada con el ala Yepista de la coalición.
Sobre esa base, es dable afirmar que no existe prueba que indique que para las
calendas cercanas a la fecha en la que ocurrió el atentado, el periodista estuviera
escribiendo de manera directa contra el señor Tapasco González, lo cual hace que
lo expuesto por el señor Restrepo Gómez quede como una manifestación aislada,
lo que unido al hecho de no haber sido claro en cuanto a las circunstancias de
tiempo, lugar y modo en que recibió la información que suministra, y a la evidencia
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que indica que tiene una clara animadversión contra el acusado, lleva a que su
declaración sea valorada negativamente y no pueda ser tenida en cuenta como
prueba que permita tener por cierto su dicho en torno a las referidas amenazas.
Consecuente con lo anterior, se puede decir que lo que la prueba aducida al
proceso muestra es que la situación de tensión entre occiso y acusado se dio en la
época ya reseñada (años 98 a 99), y que por esas mismas calendas se logró un
acercamiento entre ambos ciudadanos, acercamiento que incluyó que el señor
Tapasco González le colaborara al periodista con el respaldo político para que su
esposa, la señora Luz Estella Gómez González, laborara en la CHEC, aspecto
que aparece acreditado con la certificación expedida por funcionaria de la citada
entidad (Folios 230 a 246 del cuaderno 20) y la manifestación que en desarrollo del
juicio hizo el señor Luis Felipe Restrepo Gómez, en la que indicó que ella llegó por
palanca política, y de manera concreta con el apoyo del entonces senador Víctor
Renán Barco, quien según lo acreditado en el proceso era el ala liberal de la tan
criticada coalición, de la que el aquí vinculado era su representante en la ciudad
de Manizales.
Finalmente, en punto al tema de la pérdida de investidura que como diputado de la
Asamblea de Caldas ostentaba el señor Tapasco González, como móvil para el
asesinato del comunicador, ha de decirse que acorde con lo acreditado en el
proceso, el periodista Sierra Hernández no intervino en la misma, pues la
demanda, como bien lo indicara el señor Luis Felipe Gómez Restrepo, fue liderara
por él con el apoyo de la Corporación Cívica de Caldas, y además, se sabe por lo
declarado en el proceso, que a raíz de la misma el señor Tapasco González se
pensionó como diputado, o sea que no se le generó un perjuicio económico, amén
de que en nada se afectó su poder político, pues siguió siendo parte de la
coalición Barco – Yepista y manteniendo la hegemonía que detentaba, como bien
se advierte de lo declarado en la juicio por el señor Fernando Alonso Ramírez
Ramírez y exsenador Omar Yepes Alzate.
Siendo ello así, para el juzgado el indicio de móvil para delinquir que esgrime la
fiscalía como sustento de su pretensión acusadora, no tiene la calidad de grave
que se le asignó, pues se itera, de lo advertido en precedencia no es dable colegir
con el grado que exige la citada prueba, que las amenazas que recibió en pretérita
oportunidad el comunicador, fueron la causa que llevó al acusado a ordenar su
muerte.
Ahora, y en punto al indicio de capacidad para delinquir, el cual se encuentra
sustentado en dos premisas. La primera, en lo manifestado por el señor Luis
Felipe Gómez Restrepo, quien en la declaración rendida en desarrollo del juicio
oral tildó al señor Ferney Tapasco como un padrino a quien sus seguidores le
obedecían abyectamente. La segunda, en las declaraciones que indican que éste
estaba rodeado de un grupo de personas de dudosa reputación.
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Frente a este indicio, conviene precisar que deducir la participación o
responsabilidad a partir de los antecedentes que obren en contra del procesado,
puede constituir un atentado contra el derecho de acto que pregona nuestra
constitución, punto sobre el cual la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia ha
dicho:
“[…] atribuir credibilidad a una imputación hecha por un tercero con base en
los antecedentes del procesado, y erigir tal señalamiento como fundamento
de la responsabilidad, es contrario al derecho penal de acto propio de
Estados Sociales y de Derecho, pues de acuerdo con aquél el juicio de
reproche acerca de un comportamiento únicamente debe tener sustento en la
concreta conducta del sujeto en la ejecución del hecho previsto como
delictivo, y no en la personalidad o en los antecedentes del autor, ni en
reflexiones vinculadas a esos aspectos para colegir eventuales peligros
esperados en el futuro del mismo individuo”14.
De otro lado, ha de advertirse que si bien este tipo de indicios pueden servir para
inferir que una persona es capaz de haber cometido el delito imputado, dicha
conclusión por si sola no es suficiente para derivar la responsabilidad, en la
medida que lo que muestra es una simple posibilidad o probabilidad, pero no
certeza.
En el caso bajo estudio, el ente acusador recurre a pluralidad de declaraciones
obrantes en el proceso, unas recibidas dentro del mismo, otras allegadas como
prueba traslada de otros procesos, que señalan al señor Tapasco González como
una persona aliada a los señores Diego Betancurt, Leonel Tapasco, Carlos Vélez
y Henry Calle Obando, personas estas que a su vez están relacionadas con la
comisión de hechos de sangre ocurridos en algunos municipios de Caldas, en el
que aparecen como víctimas los señores José Alberto Correa Montañez y Luis
Eduardo Muñoz, hechos que de acuerdo con lo que manifiestan algunos de los
declarantes, se cometieron por órdenes o directrices del señor Tapasco González
y atendiendo móviles políticos.
Sobre ese particular aspecto, el Despacho encuentra que en ese sentido la prueba
aducida si muestra al señor Francisco Ferney Tapasco González como el
determinador de algunos homicidios, y que los mismos tenían fines políticos. No
obstante, no puede el Despacho pasar por alto un hecho, y es que en este
proceso no se están juzgado los homicidios de los señores José Alberto Correa
Montañez y Luis Eduardo Muñoz, amén de que dentro de lo actuado no obra
prueba que indique que éste fuera vinculado a dichos procesos o judicializado por
los mismos, por manera que la prueba aducida lo único que acredita es la
cercanía del procesado con esas personas, lo cual no es suficiente para decir
también ordenó el homicidio aquí investigado, pues se itera, lo que allí se dice no
14
Sentencia de 21 de mayo de 2009, radicación 22825.
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pasa de ser eso, un comentario, puesto que al procesado no se le vinculó a esas
investigaciones.
En cuanto al indicio de pertenencia al grupo paramilitar que operaba en Caldas, al
mando del señor Ernesto Báez, denominado Frente Cacique Pipintá, ha de decirse
que el mismo encuadraría dentro del indicio de capacidad a que el Despacho ha
venido haciendo referencia, y que al igual que lo anotado en precedencia, tal
situación por si sola no sirve para determinar que el procesado determinó la
muerte que se le atribuye, máxime si se considera que el señor Tapasco González
no fue condenado por hacer parte de esa organización delincuencial, como lo
afirma el delegado de la fiscalía, sino por haberse aliado con ellos para conformar
las listas del liberalismo para las elecciones de 2006, situación esta que dicho sea
de paso indica que su relación con esa organización fue posterior a los hechos
que aquí se investigan y por ende no puede hablarse de alianza con ellos para
efectos de llevar a cabo la muerte del periodista Sierra Hernández.
Vistas así las cosas, la conclusión a la que arriba este funcionario es que dentro
de lo actuado no obra prueba directa o indirecta que tenga la solidez requerida
para llegar al grado de conocimiento o de certeza que exige la Ley para efectos de
desvirtuar el principio de presunción de inocencia que cobija al señor Tapasco
González y, por ende, en aplicación al principio del in dubio pro reo, se le
absolverá de los cargos que como determinador de la muerte del periodista Sierra
Hernández se le formularan por parte de la Fiscalía General de la Nación.
Ahora, pese a que la conclusión a la que llega el Despacho, en torno a la ausencia
de prueba para condenar al señor Tapasco González como determinador del
homicidio del referido comunicador, daría lugar a desechar la participación de los
otros acusados por ese hecho, en la medida que éstos están ligados al primero,
no puede el suscrito, fundado en esa conclusión, pasar por alto el análisis sobre la
posible responsabilidad que en ese delito tuvieron los hermanos López Escobar y
el señor Calle Obando, pues ha de recordarse que a éstos se les atribuye
participación a título de coautores.
En ese sentido, adentrándose en los cargos edificados en contra de los hermanos
Fabio y Jorge Hernando López Escobar, se tiene que su justificación está dada en
las declaraciones rendidas por el señor Luis Miguel Tabares Hernández el
veintidós (22) de mayo del año 2008, y que apuntan a señalar que éstos realizaron
la gestión tendiente a conseguir los sicarios para ultimar al comunicador, actividad
que acorde con el pedimento de la fiscalía, constituye un aporte necesario e
importante en el perfeccionamiento del reato.
En punto a ese señalamiento, debe el despacho decir que las consideraciones que
en torno al mismo se hicieron respecto del señor Tapasco González, tienen total
aplicación frente a estos dos procesados, puesto que es claro que en su
exposición el señor Tabares Hernández señala que la información que suministra
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la obtuvo por lo que le comentó su escolta Ospina Millán, y que el dato de los
hermanos López se lo dio el señor Elías Valencia, por ende en modo alguno se
puede predicar que lo dicho por este testigo es prueba directa.
Ahora, y descendiendo de manera puntual a los argumentos que sirven para
sustentar la responsabilidad del señor Fabio López Escobar, se tiene el negocio
del arma de fuego hallada en el allanamiento practicado a la casa del señor
Tabares Hernández, y la poca credibilidad de las explicaciones que sobre el punto
rindiera el referido procesado.
En torno a la negociación del arma de fuego, ha de decirse que lo que la prueba
muestra es que en efecto entre el señor Fabio López Escobar y el señor Jaime de
Jesús Ospina Millán, se negoció un arma de fuego de propiedad del primero,
hecho que es aceptado por el procesado y ratificado con lo declarado en tal
sentido por el comprador. Ahora, si el negocio se hizo o no como dice el acusado,
no tiene la relevancia que le da el representante del ente acusador, puesto que
independiente de la forma en que se realizó, lo que lo que realmente interesa para
efectos de determinar la responsabilidad, es si lo que se supone dijo el señor
Ospina Millán al señor Tabares Hernández es cierto, esto es, que a él le
propusieron asesinar al periodista y que quien lo hizo fue uno de los acusados.
Sobre este punto, debe el despacho acotar que luego de auscultar el contenido del
haber probatorio, que tal afirmación no está debidamente soportada, toda vez que
como lo indicara el mismo declarante, la información en torno a las personas que
se dice le hicieron esa propuesta a su escolta la recibió de un tercero, el señor
Elías Valencia, lo que lleva a considerar que la información que ofrece este testigo
constituiría prueba de referencia de segundo grado.
Es más, si se atiende a lo dicho por el señor Gustavo Adolfo López Aguirre, se
tendría que decir que la persona que estaba buscando los sicarios no era el señor
Fabio López, sino alguien de nombre Ariel, al parecer otro hermano de los aquí
acusados de nombre Gabriel, quien dicho sea de paso no aparece vinculado a
este proceso, y sobre esa base quedaría un bache en el hilo conductor que
presenta la fiscalía al relacionar a los hermanos López con Tilín, máxime cuando
este testigo en su primera exposición habló de que la propuesta la hizo un sujeto
que menciona como Rolando Del Río, quien tampoco fue vinculado a la
investigación, y para la que al parecer trabajaba el señor Ariel.
En ese orden de ideas, es evidente que no media la suficientemente claridad en
torno a si la información brindada por el señor Luis Miguel Tabares Hernández
corresponde a un hecho cierto, o si lo que el informó, asumiendo que está
diciendo la verdad al respecto, es el producto de una información fidedigna.
De otro lado, y en punto a la afirmación que se hace en torno a que dentro del
proceso está demostrado que los hermanos López Escobar compartían con el
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grupo delincuencial que funcionaba en el sector de la galería, incluido el autor
material, ha de decirse que ésta no corresponde con lo que obra probatoriamente
en el proceso, pues contrario a ello obra plural información que indica que el líder
de esa organización era el señor Tabares Hernández, como bien lo indica el
informe de fecha cinco (5) de febrero de 2002, y dentro del mismo no se menciona
para nada a los hermanos López, lo cual lleva a considerar que en ese aspecto no
se está diciendo la verdad por parte del declarante.
Tampoco encuentra el Despacho suficientemente probado que el señor Jorge
Hernando López Escobar, haya sido la persona que sirvió de enlace entre el señor
Ferney Tapasco y su hermano Fabio López para efectos de contratar a los sicarios
que debían llevar a cabo la muerte del periodista. El hecho de que éste haya
trabajado en la Asamblea de Caldas para la época en que fungía como diputado el
señor Tapasco González, necesariamente no constituye un indicio grave que sirva
para determinar que fue la persona utilizada para llegar al grupo delincuencial que
llevó a cabo la muerte del periodista, máxime si se consideran los argumentos
esbozados por la fiscalía en torno a los vínculos que con el bajo mundo tenía el
referido político, lo cual haría si se quiere innecesario recurrir a un tercero con el
cual no tenía un nivel de confianza como para encomendarle esa labor.
Cabe destacar que de acuerdo con lo que obra en el expediente, este ciudadano
llegó a la Asamblea como cuota política del representante Óscar González
Grisales, lo que equivale a decir que no dependía políticamente del señor Tapasco
González, y que para la época en que se produjo su renuncia de ese cargo, ya el
señor Tapasco no laboraba en esa corporación, pues éste renunció en octubre de
1998 en virtud del fallo que decretó su perdida de investidura como diputado.
Adicionalmente, no es cierto que la renuncia del señor Jorge Hernando López
Escobar haya sido originada en el artículo publicado por el diario La Patria de
Manizales el (25) de junio de 2000, puesto que de conformidad con lo declarado
por el entonces Contralor del departamento de Caldas, el Doctor JOSÉ
FERNANDO BERMÚDEZ ZULUAGA, la investigación fiscal se inició antes de que
apareciera la información periodística; la sanción que le fue impuesta por la
procuraduría fue en julio de 2004; y su sentencia condenatoria al parecer se
produjo para el año 2005, todo lo cual hace que no sea cierto que en este existiera
un móvil para contribuir en la realización de ese homicidio.
Sobre esa base no encuentra el Despacho razones suficientes para afirmar que
los hermanos Fabio y Jorge Hernando López Escobar estén relacionados con el
señor Luis Fernando Soto Zapata (autor material del asesinato), ni con el señor
Luis Miguel Tabares Hernández alias Tilín; ni que Jorge Hernando López Escobar
tuvo diferencias marcadas con el periodista Sierra Hernández, y por lo tanto, no es
posible formarse un criterio que lleve a considerar que éstos, se asociaron con el
señor Ferney Tapasco González para llevar a cabo el atroz crimen que se les
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enrostra, razón por la cual frente a ambos ciudadanos se proferirá una sentencia
de carácter absolutorio.
Pasando ahora al tema de la responsabilidad del señor HENRY CALLE OBANDO
en el homicidio del periodista Sierra Hernández, y acorde con lo argumentado por
el representante del ente acusador, la misma se deriva de la relación que éste
tenía con el señor Tapasco González, acotando que su aporte fue importante y
consistió en el acompañamiento permanente del político cuestionado durante el
tiempo de planeación y ejecución del reato.
Para sustentar esa imputación, se acude a los indicios de capacidad y de
pertenencia a grupos paramilitares derivados contra el señor Tapasco González,
los cuales considera se aplican por ser el escudero del citado dirigente, amén de
tener sus exculpaciones como una conveniente amnesia.
De igual forma considera la fiscalía que las declaraciones que ligan a este
ciudadano con las muertes del concejal Luis Eduardo Muñoz y del señor Jorge
Alberto Correa Montañez, así como su relación con Jorge Hernando López
Escobar, constituyen sin duda alguna un indicio grave de gran entidad que articula
al procesado con el crimen que se le atribuye.
Vistos los argumentos que trae a colación el ente acusador para efectos de
deducir que el señor Calle Obando en el homicidio del periodista Sierra
Hernández, debe el despacho decir que si bien respetables, los mismos se
muestran propios de un sistema de responsabilidad objetiva proscrito por nuestra
legislación.
Se indica lo anterior, por cuanto las inferencias que hace el representante de la
fiscalía, se orientan a señalar la posible participación del señor Calle Obando
sobre meras probabilidades sin respaldo probatorio concreto.
Cabe recordar, como bien lo sostuviera la defensa de este ciudadano en sus
alegatos de cierre, que de conformidad con el artículo 29-2 de la ley 599 de 2000,
son coautores los que, mediando un acuerdo común, actúan con división del
trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte, aquí ninguna de las pruebas
allegadas a la foliatura muestran la existencia de ese acuerdo, ni las actividades
que en desarrollo de ese acuerdo debió realizar el procesado en la fase ejecutiva
de la conducta que se le atribuye.
Con sumo respeto, estima el juzgado que es un despropósito decir que si este
ciudadano es un allegado incondicional del señor Tapasco González,
necesariamente tuvo que conocer y participar del homicidio del periodista que a
aquel se le atribuye. No, eso no puede ser de recibo, en este caso el deber de la
fiscalía era demostrar cual fue ese hecho concreto que lo liga con esa ilicitud, y no
suponer que debió haberlo conocido.
Asunto Sentencia penal ordinaria
Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López Escobar,
Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
Víctima José Orlando Sierra Hernández
Delitos Homicidio agravado y concierto para delinquir agravado
Radicación 66001 31 07 001 2012 00012
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La prueba indiciaria que se aduce en su contra, no deja de ser especulativa, pues
tal como se indicara al hacer su análisis en punto a los indicios comunes que se le
atribuyen al señor Tapasco González, y de manera puntual al relacionado con su
participación en las muertes de dos políticos de la región, se tiene que este
ciudadano no fue vinculado a esos hechos, o al menos no media prueba que
indique que ello fue así, por manera que las declaraciones que obran en tal
sentido no pueden ser tenidas en cuenta como hechos indicadores, puesto que tal
hecho como tal no está demostrado. Obra lo dicho por esos declarantes, pero
esas manifestaciones no han sido valoradas dentro de un proceso judicial como
para decir que son ciertas.
Tampoco puede considerarse su relación con el señor Jorge Hernando López
Escobar, como el hilo conductor que lo liga con ese homicidio, puesto que el
hecho de que conozca a dicho ciudadano no constituye per se una condición
necesaria para efectos de inferir que se sirvió de esa relación para efectos de
servir de enlace entre éste, su hermano Fabio y el señor Luis Miguel Tabares
Hernández. Tal inferencia es meramente conjetural, no tiene respaldo, y por ende
no puede constituir un indicio grave como lo denomina el señor Fiscal.
Es por ello, que el despacho estima que en modo alguno puede atribuirse al señor
Henry Calle Obando participación a título de coautor, y ni siquiera como cómplice,
como lo pregona el representante de la Procuraduría, pues sino media prueba que
determine qué participación tuvo en esos hechos, menos sobre su posible
colaboración a ese título en tal delincuencia, y por ende se le absolverá de dichos
cargos.
6.5.2. Sobre el concierto para delinquir agravado
Atendiendo la definición que trae el artículo 340 de nuestro ordenamiento penal,
para que se configure esta conducta es necesario que varias personas se
concierten con el fin de cometer delitos, y para su consumación, a tono con lo
señalado por la Corte Constitucional en sentencia C 241 de 1997, con ponencia
del Magistrado Fabio Morón Díaz, basta el solo acuerdo de voluntades de quienes
conforman la organización.
En cuanto a su estructuración, y acorde con lo sostenido en el citado proveído, se
debe probar la existencia de una organización que con carácter permanente tenga
como objetivo lesionar intereses o bienes jurídicos indeterminados; que los
miembros de dicha organización lo sean en virtud de un acuerdo de voluntades
que los une para alcanzar dicho objetivo; y que la expectativa de la realización de
las actividades que se proponen sus miembros, pongan en peligro o alteren la
seguridad pública.
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Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López Escobar,
Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
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También se debe indicar que de acuerdo con lo esbozado en la misma sentencia,
el elemento que hace referencia a la comisión de delitos indeterminados, no puede
interpretarse en el sentido de que el tipo penal se desvirtúa si la organización
criminal se especializa en la comisión de un determinado tipo de delitos;
precisando que sería absurdo pensar que no existe concierto entre quienes
conforman los denominados carteles de la droga, por el solo hecho de que se
sabe que sus actividades incluyen la producción, almacenamiento y distribución de
las sustancias ilícitas, argumentando que se trata de conductas ilícitas
determinadas.
Descendiendo al caso que ocupa la atención del juzgado, se tiene que al señor
Henry Calle Obando, la fiscalía le ha elevado cargos como autor del delito de
concierto para delinquir agravado para cometer delitos de homicidio que describe
el código penal en su artículo 340 inciso segundo, modificado por el artículo 19 de
la Ley 1121 de 2006, cuya materialidad se edificó sobre la base de estar
plenamente demostrado que a través de un lapso considerable, prácticamente
durante la vigencia de la “coalición”, existió un grupo de personas con objetivos
ilícitos comunes, de la cual el referido ciudadano era parte importante.
Para el Despacho, tal afirmación no es cierta, toda vez que dentro del plenario no
obra prueba que acredite que en el departamento de Caldas existía una
organización de la cual era parte el señor Calle Obando, y que esa organización
estaba dedicada a matar gente, como se dijo en los alegatos de conclusión.
Lo que la prueba aducida al proceso sin duda permite afirmar, es que desde hace
varios años se conformó en ese departamento una coalición entre liberales y
conservadores, coalición que se denominó Barco – Yepista, que el ala liberal de la
misma era dirigida por el hoy extinto senador Barco y por el señor Tapasco, pero
en parte alguna obra prueba que indique que esa coalición tenía como fin matar
gente. Lo que obra, es que la misma se consolidó con el fin de hacerse al poder
político en el departamento de Caldas, nada más.
Ahora, es cierto que el señor Tapasco González aceptó cargos por el delito de
concierto para delinquir, pero esa aceptación no puede entenderse como un
indicio de que la coalición en si era lo que la fiscalía afirma, máxime cuando al
proceso no se allegó prueba de la sentencia condenatoria del señor Tapasco
González, y que la referencia que de la misma hace el señor fiscal se limita a un
comunicado de prensa hecho por el diario El Tiempo, comunicado que si se
atiende a su contenido, indica que el referido político fue condenado por haberse
aliado con un grupo paramilitar que operó en Caldas liderado por Iván Roberto
Duque Gaviria, alias ERNESTO BAEZ, denominado “FRENTE CACIQUE
PIPINTÁ”, para conformar las listas del liberalismo para las elecciones de 2006, y
de las cuales hacía parte su hijo Dixon Ferney.
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Acusados Francisco Ferney Tapasco González, Fabio López Escobar,
Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
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Sobre esa base, lo que la prueba aducida por la fiscalía muestra, es que la
coalición en modo alguno era una organización criminal dedica a cometer
homicidios.
Ahora, el que el señor Tapasco González sea señalado como un personaje
tenebroso, con pinta de padrino de la mafia, que ordena matar a sus opositores,
podría encajar dentro de lo que la fiscalía alega, pero resulta que esa situación,
como se indicara líneas atrás al analizar ese aspecto, no está probada, y sobre
esa base no puede hablarse de la existencia de esa organización, lo que de
contera determina que mal puede atribuírsele al señor Calle Obando
responsabilidad en un delito que no aparece acreditado.
Tampoco encuentra el despacho procedente que el referido ciudadano responda
por el delito atribuido, sobre la base de que su jefe aceptó su participación en el
delito de concierto para delinquir con fines de paramilitarismo, puesto que al no
contarse con prueba que indique cuales fueron esos cargos, se debe partir de lo
que aparece en el comunicado de prensa referenciado por la fiscalía, que como se
indicó, lo que señala es que el mentado político se le condenó por aliarse con un
grupo de las AUC con el fin de establecer la forma como se iba a respaldar a su
hijo Dixon Ferney en las elecciones parlamentarias del 2006, situación por la cual
no puede llamarse a responder al señor Calle Obando en la medida que los
cargos elevados contra él son los de concertarse con el fin de cometer homicidios,
fin que no está dentro de lo aceptado por su jefe.
Así las cosas, y establecidas las razones de orden jurídico que llevan a desestimar
la materialización del delito de concierto para delinquir con fines de homicidio, el
despacho absolverá al acusado Calle Obando del cargo que por tal delincuencia le
lanzara el delegado de la Fiscalía General de la Nación.
6.6 Síntesis
Colofón de lo aquí expuesto, y en torno al delito de homicidio, la prueba aducida al
proceso, analizada en su conjunto, y conforme a la sana crítica, lleva a que este
juzgador no pueda llegar a es nivel de certeza que exigen la constitución y la ley
para condenar.
El juzgado no desconoce que en este proceso existen elementos que indican que
los acusados pudieron tener responsabilidad en el hecho que se les atribuye, pero
también lo es que un análisis conglobante de los hechos que los incriminan y de
los que los exoneran de responsabilidad, hacen que se siembre la duda sobre esa
participación y responsabilidad.
No existen en el proceso elementos que den pié para tener por cierto lo que dicen
las personas que incriminan a los acusados. Ni sus declaraciones, ni los
elementos sobre los cuales la fiscalía edifica la prueba indiciaria, son suficientes
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Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
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para construir ese nivel de certeza que se requiere para imponer una sentencia de
carácter condenatorio.
Quedó visto a lo largo de esta sentencia, que los testimonios que de manera
directa tienden a comprometer a los procesados presentan serias dudas sobre su
credibilidad; y los que podemos denominar indirectos, amén de tener la deficiencia
de derivarse de un comentario escuchado a otro, tampoco son muy creíbles.
Los investigadores del caso, y hasta los allegados al periodista asesinado, son
contestes en afirmar que no tienen como sostener probatoriamente que el señor
Tapasco González sea el determinador de esa muerte, se limitan a señalar que es
el más probable responsable, pero nada más.
Cabe anotar que las razones que se adujeron para efectos de justificar la muerte
del comunicador no solo establecen un móvil para el señor Tapasco, pues el
mismo lo tendrían todos los miembros de la coalición contra la que escribía, amén
de que como quedó acreditado, frente al referido político la prueba aducida indica
que las razones que éste pudo tener ya habían desaparecido.
No puede ignorarse que dentro de lo actuado obra información que indica que ese
hecho fue el producto de una jugada política orientada a desprestigiar al
procesado a sabiendas de que era la primera persona sobre la que caería el
señalamiento, como en efecto lo fue, presión que hizo que se dejaran de lado
otras hipótesis, como aquella que menciona un escrito anónimo que estima este
despacho se debió investigar más, máxime cuando en desarrollo del proceso se
dio la muerte del entonces congresista Orlando González Grisales, lo que daría
pié para que se pensara que eso se fraguó por ese lado.
Tampoco encuentra el despacho prueba sólida que determine el vínculo de los
hermanos López Escobar con ese homicidio, y menos aún la del señor Calle
Obando. Frente a los primeros, y como se indicó, existe únicamente el
señalamiento indirecto de un testigo, señalamiento que para el despacho ofrece
serias dudas, amén de que la prueba indiciaria traída para reforzarlo tiene carácter
especulativo.
En cuanto al segundo de los nombrados, es notoria la carencia de prueba que lo
incrimine, y su vinculación se determinó sobre la base de ser hombre de la mayor
confianza del señor Tapasco González, amén de hurgar en supuestos que
carecen de respaldo probatorio.
Respecto al delito de concierto para delinquir con fines de homicidio endilgado
adicionalmente a este ciudadano, no es clara la materialidad de esa conducta,
puesto que no obra prueba que indique que el señor Tapasco González sea el
líder de una organización dedicada a matar gente. De otro lado, el señor Calle
Obando no fue llamado a responder por haberse aliado políticamente con el grupo
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Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
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paramilitar con el que su jefe se concertó para las elecciones parlamentarias del
2006, lo cual determina que no es posible hacer endilgarle responsabilidad en tal
sentido.
Cabe recordar que el principio de presunción de inocencia es una garantía
constitucional que hace que se privilegie el derecho que toda persona a ser
declarada inocente frente a cualquier duda, pues como bien lo indicara la Sala
Penal de la Corte Suprema de Justicia en sentencia de casación 36357 de fecha
veintiséis (26) de octubre de dos mil once (2011), en escenarios en los cuales la
obtención de (o incluso el acercamiento a) la verdad material resultará imposible y,
es preferible no sancionar a una persona a pesar de la probabilidad de que sea
responsable, en lugar de dictar fallo contra un culpable cuando existe el razonable
riesgo de estar condenando a un inocente.
Sobre esa base, este Despacho, amparado en esos análisis, reitera su postura de
absolver a todos los acusados de los cargos por los cuales fueron llamados a
juicio, y dispondrá la libertad de quienes actualmente se encuentra privadas de la
misma por este proceso, mediante caución juratoria por el valor de cinco (5)
salarios mínimos legales mensuales vigentes y suscripción de acta compromisoria
en los términos del artículo 65 del código penal, libertad que se hará efectiva
siempre y cuando no sean requeridos por otra autoridad judicial.
7. OTRAS DECISIONES
Como quiera que dentro de la actuación obran declaraciones que hacen
señalamientos sobre la participación de los señores Francisco Ferney Tapasco
González y Henry Calle Obando en varios homicidios, entre ellos la de ALBERTO
CORREA MONTAÑEZ y LUIS EDUARDO MUÑOZ ARANGO, y se desconoce si
ya se adelanta actuación alguna en tal sentido, se compulsarán copias de dichas
actuaciones con destino a la Fiscalía General de la Nación, en orden a que se
investiguen tales denuncias.
De igual forma se compulsará con destino a la Fiscalía General de la Nación,
copia de la declaración rendida por el señor Pablo Hernán Sierra, Alias Alberto
Guerrero, en orden a que se investigue su participación en la muerte del
congresista Oscar González Grisales.
Con fundamento en lo expuesto, el Juzgado Único Penal del Circuito
Especializado de Pereira-Risaralda, Administrando Justicia en Nombre de la
República y por Autoridad de la Constitución y la Ley,
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Jorge Hernando López Escobar y Henry Calle Obando
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RESUELVE
Primero: ABSOLVER al señor Francisco Ferney Tapasco González, de los
cargos que como determinador del delito de homicidio del periodista José Orlando
Sierra Hernández se le formularan en la resolución de acusación.
Segundo: ABSOLVER a los señores Fabio López Escobar y Jorge Hernando
López Escobar, de los cargos que como coautores del delito de homicidio del
periodista José Orlando Sierra Hernández se les formularan en la resolución de
acusación.
Tercero: ABSOLVER al señor Henry Calle Obando, de los cargos que como
coautor del delito de homicidio del periodista José Orlando Sierra Hernández, y
autor del delito de concierto para delinquir agravado, le imputara la fiscalía.
Cuarto: Consecuente con lo anterior, se dispone la libertad inmediata de los
señores Francisco Ferney Tapasco González y Jorge Hernando López
Escobar, para lo cual deberán suscribir acta compromisoria en los términos del
artículo 65 del código penal, garantizando tales obligaciones mediante caución
prendaria equivalente a cinco (5) salarios mínimos legales mensuales vigentes,
libertad que se hará efectiva siempre y cuando no sean requeridos por otra
autoridad judicial.
Quinto: Compulsar, con destino a la Fiscalía General de la Nación, copias de las
declaraciones obrantes en el proceso que comprometen a los señores Francisco
Ferney Tapasco González y Henry Calle Obando, en varios homicidios, entre ellos
los de ALBERTO CORREA MONTAÑEZ y LUIS EDUARDO MUÑOZ ARANGO.
Sexto: Compulsar copias, con destino a la Fiscalía General de la Nación, de la
declaración rendida en audiencia de juicio por parte del señor Pablo Hernán
Sierra, Alias Alberto Guerrero, en orden a que se investigue su participación en la
muerte del entonces congresista OSCAR GONZÁLEZ GRISALES.
Séptimo: Contra la presente decisión procede el recurso de apelación.
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
CARLOS EDUARDO GONZÁLEZ ÁNGEL
Juez