7/25/2019 La discucion sobre la crisis del Marxismo en Espaa
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Rev. Fil. Univ. Costa Rica, XVIII 48 , 193 - 201, 1980
LA DISCUSION SOBRE LA CRISIS DEL MARXISMO EN ESPAA
Comentario crt ico
En Espaa se est llevando a cabo una
gitada discusin sobre la crisis del marxismo,
uscitada por la publicacin en El Viejo Topo
no de los rganos ms importantes de la izquierda
spaola, de dos artculos de autores no espaoles,
el francs Louis Althusser y del italiano Lucio
lletti (1).
El artculo de Louis Althusser aparecio
riginariamente en italiano en Manifesto del 4
e abril de 1978 y su tema central est constituido
or las insuficiencias de la teora marxista del
. En este artculo, Althusser precisa su ya
onocida afirmacin de que la teora marxista no
ice casi nada sobre el estado, ni sobre la ideologa
las deologas, ni sobre la poltica, ni sobre las
rganizaciones de la lucha de clases (2). Con
odo, queda poco claro si el autor hace una
entificacin del marxismo con la obra terica de
arx o no es este el caso. Ms adelante volveremos
bre este punto.
El segundo aporte a la discusin lo constitu-
e la transcripcin hecha por Colletti de una
ntrevista suya con la redaccin de El Viejo Topo.
esde el principio el autor caracteriza a la crisis del
arxismo como una crisis sobre todo poltica,
ecisando luego:
Han transcurrido ms de sesenta aos
1
VIEJO TOPO.
Nr. 20, mayo 1978.
Ieopoldo
rmora
Berlin
desde la Revolucin de Octubre y casi
treinta desde la china. Creo que ya ha
llegado el momento de llamar a las
cosas por su nombre. El marxismo ha
producido una realidad totalmente dis-
tinta de la que en un principio haba
imaginado. Las sociedades del Este no
encajan en absoluto en su esquema
(pg. 8)
La teora marxista debera ser verificada
empricamente por la realidad prctica, dicho ms
exactamente, por la revolucin socialista en el
occidente desarrollado. Esto no ha ocurrido y de
all deriva Colletti la crisis del marxismo y saca la
consecuencia: Me he dado cuenta de que era
preciso replantearlo todo . Colletti pasa a
hacerlo inmediatamente, empezando con la teora
poltica.
De hecho, en el marxismo y en el
leninismo (aunque puede parecer para-
djico destacarlo) falta un anlisis se-
rio, articulado, hecho desde dentro, de
las instituciones polticas modernas,
comenzando por las de la democracia
representativa y siguiendo por las rela-
ciones entre los distintos poderes, la
funcin de los partidos, de la burocra-
cia, el papel desempeado por el Esta-
do en el ciclo econmico, etc. Y no
slo falta este anlisis, sino incluso el
marco en qu ubicado, el marco en
cuyo interior construir una ciencia de
la poltica. Al marxismo le falta este
marco porque la teora marxista de la
2
Ibid., pg. 5.
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LEOPOLOO MARMORA
poltica y del Estado es, en realidad, la
teora de la 'extincin' de ambos. Con
otras palabras: el marxismo no ha
elaborado una ciencia de la poltica
porque lo que ha hecho ha sido exacta-
mente lo contrario: la teora de la
disolucin progresiva de la poltica y
del Estado, la teora de la abolicin (si
bien en forma gradual) de la diferencia
entre gobernantes y gobernados. Se
trata, naturalmente del concepto de la
'dictadura del proletariado' (he dicho
del proletariado, cuidado, no del parti-
do nico ni mucho menos de su bur
lti )
o
1 ICO ....
Lo que, en definitiva, subyace en
todo este discurso es que, en el curso
de su desarrollo, la sociedad burguesa
se ha ido reduciendo a dos clases
fundamentales: una aplastante ma-
yora de asalariados y un puado de
capitalistas. La eliminacin de estos
ltimos crea inmediatamente las condi-
ciones. para el autogobierno de los
productores; o sea, para una sociedad
organizada sobre la base de los 'conse-
jos' o soviets, sobre el modelo de la
Comuna de Pars.
Sera intil hablar del abismo que
separa la idea del autogobierno de los
productores de la realidad de los reg-
menes despticos y totalitarios que, en
nombre del socialismo, se han ido
erigiendo en todas partes ...
Es preferible, en cambio, destacar dos
hechos: el primero .es que la ausencia
de una teora de las instituciones
polticas ha contribuido lgicamente
(aunque de un modo colateral) al
salvaje desarrollo del poder: un poder
sin lmites ni reglas, basado en la ms
primitiva y brbara confusin entre los
rganos del partido nico y los del
Estado ...
En el fondo del marxismo -no hay
duda- subyace la idea de una sociedad
orgnica (la Gemeinschaft o el Ge-
meinwesen opuesto a la Gesellschaft
una sociedad que no necesita mecanis-
mos que regulen la mediacin social:
ni el dinero, ni la poltica, ni el Estado,
nada. En este punto, a mi modo de
ver, la teora ha pagado el precio de su
procedencia del humus de la cultura
romntica alemana. La Realpolitik
marxista y leninista -parece paradji-
co apuntarlo- oculta en sus entraas
el sueo (romntico) de la subordina-
cin de la poltica a la tica ...
Uno de los puntos mencionados por Colletti
constituye efectivamente uno de los flancos ms
criticables que ofrece no tanto el marxismo como
la obra personal de Marx; me refiero a su casi
unilateral nfasis en el aspecto civilizatorio del
capitalismo que ira a producir una polarizacin
universal entre proletariado mundial y burguesa
mundial. Desde nuestra perspectiva actual sabemos
que el capitalismo muchsimo antes de llegar a esa
situacin comienza a reproducir -paralelamente a
su propia reproduccin ampliada- relaciones y
sectores sociales no-capitalistas o intermedios con
los cuales se ala, debilitando a la clase obrera y
asegurando su propia hegemona. Desde entonces,
la lucha entre capitalismo y socialismo se ha
convertido crecientemente en una lucha por la
hegemona sobre esos sectores.
Por el resto, el procedimiento de Colletti es
bastante transparente: confrontando la ''teora''
del socialismo con la realidad del mismo es claro
que ambas no se corresponden. Pro en lugar de
formular una crtica de la realidad del socialis-
mo, de descubrir su contradictoriedad y su
carcter no-socialista as como el mal uso de la
teora marxista en la praxis de esos regmenes
totalitarios y debuscar lasposibilidadesde susupera-
cin para seguir desarrollando as, ms all de sus
actuales limitaciones, no slo la poltica sino
tambin la teora marxista, Colleti hace lo contra-
rio: queda atrapado en el equvoco de que el
totalitarismo es un producto de la teora marxista.
Para poder superar la crisis del marxismo, es
necesario entonces segn Colletti, revisar la teora.
Colletti expresa abiertamente su escepticis-
mo con respecto a la extincin del estado y a una
posibilidad, an lejana, de edificar una sociedad sin
clases. El estado como mediador de las relaciones
sociales es para l casi una necesidad natural.
Tambin en el socialismo el estado ser indispensa-
ble. Y as podramos preguntar por aadidura: si
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LA CRISIS DEL MARXISMO EN ESPAAA
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en el futuro habr que consentir con el estado y
con las reglas de juego por l sancionadas, por qu
no entonces acomodarse ya a la forma burguesa
del estado o en su caso a las limitaciones burguesas
de la poltica. Este razonamiento se impone y
veremos ms adelante que Colleti lo expresa ms
o menos abiertamente.
Pero antes de esto, incursiona por la filosoffa
con el objeto de sistematizar sus ideas: en un
punto decisivo piensa Colletti que el marxismo se
encuentra en pie de guerra con la ciencia, dado que:
...no se hace ciencia con la dialctica.
No existen ciencias dialcticas ...
Las 'oposiciones reales' de las que se
ocupa la ciencia son oposiciones 'sin
contradiccin, que no violan el princi-
pio de no-contradiccin, que no tienen
nada que ver con la dialctica ...
Introducir el materialismo en la histo-
ria significa introducir el principio de
'causa' ...
La teora de la alienacin, que impli-
ca finalsmo y dialctica, es incompati-
ble con la exigencia de la explicacin
causal y cientfica ...
A pesar de esta incursin en la filosofa,
Colletti regresa a la poltica recalcando una vez
ms que la crisis del marxismo, no obstante estos
argumentos tericos, es para l de naturaleza
poltica, que el problema principal es el totalita-
rismo del Este y hace notar los caminos prcticos
que en su opinin pueden conducir a la superacin
de la crisis: El Partido Comunista italiano ha dado
ya pasos considerables tendientes a la democracia
poltica con la aceptacin del pluralismo poltico,
el respeto de las libertades burguesas y de las reglas
del juego poltico (por ejemplo del principio de
alternacin de minora y mayora en el gobierno).
Sin embargo, el PCI oculta los factores de cambio
profundo, incluso de ruptura, que comporta su
estrategia poltica actual no slo respecto a Marx y
a Lenin sino respecto a Gramsci . Colletti exige
por ello que el PCI se pronuncie explcitamente en
cuanto a la ya consumada ruptura no slo con
Lenin y el leninismo sino tambin con Marx y
especialmente con Gramsci. Contrariamente a la
interpretacin oficial que el Partido hace de
Gramsci, Colletti piensa (y en ello tiene absoluta
razn), que Gramsci no apoya de ninguna manera
una estrategia de hegemona sin dictadura , no
habiendo desechado jams la dictadura del prole-
tariado de Lenin sino completndola y signifi-
cndola desde el concepto y la estrategia de
hegemona .
I
En septiembre de 1978
apareci
en
l
Viejo opo NO 24 como crtica a Althusser y
Colletti un artculo de Jorge Reverte y Ludolfo
Paramio con el ttulo Crisis del marxismo o crisis
de los flsofos . Los dos autores estn en
principio de acuerdo con Colletti en su caracteriza-
cin de la crisis como una crisis poltica. La
Revolucin de Octubre y la Revolucin china
pertenecen a un pasado remoto y sus resultados
son t-0r lo dems, no slo poco satisfactorios, sino
abiertamente rechazables. Hasta aqu los autores
estn de acuerdo con Colletti. Pero a partir de este
punto sus pensamientos toman otra direccin. En
el artculo, Reverte y Pararnio comparan las
posiciones de Colletti (pero tambin las de
Althusser) con las de los nuevos filsofos y
crticos burgueses en general. Significativo les
parece a ellos, por ejemplo, el punto donde
Colletti escribe que el marxismo ha producido el
totalitarismo sovitico. Siguiendo a Reverte y
Paramio, en la mitad de los aos sesenta no era el
marxismo como tal el que haba entrado en crisis,
sino el marxismo europeo de aquellos partidos
comunistas que durante aos haban estado ms
cercanos a Mosc. El marxismo anglosajn, por
ejemplo, habra sido afectado en menor medida por
la crisis,
...una crisis que era muy anterior: la
que consista en haber olvidado el
carcter necesariamente antidogmtico
del marxismo, que haba elevado al
propio Marx no a la categora de
fundador, sino de profeta omnisciente
en cuyos textos podan encontrarse las
recetas adecuadas para problemas que
ni siquiera lleg a concebir ...
La ruptura del paradigma clsico fue,
a la vez, el primer paso para reconocer
la existencia de la crisis y para comen-
zar a superarla. Los diez aos transcu-
rridos desde la invasin de Checoslova-
quia no han pasado en balde. El
epifenmeno ha sido la confusin den-
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marxismo es finito, y que carece de
una teora del estado. As, es evidente
que cuando Althusser nos habla del
marxismo se refiere a la obra de Marx,
que ciertamente es finita (aunque a
veces no lo parezca), y en la que
probablemente no existe una teora
del estado elaborada. Ahora bien, si
Althusser se estuviera refiriendo al
pensamiento marxista actual sus afr-
maciones seran bastante injustas ...
... no se trata de volver al Marx
'autntico', sino de inventar un nuevo
Marx ...
Y esta invencin, en segundo trmi-
no, constituye lgicamente una etapa
de la elaboracin de un nuevo pensa-
mien to marxista ...
...la llamada crisis del marxismo se
revelar como lo que es: una revolu-
cin terica ...
La tarea de los aos sesenta era poner
en crisis el mastodonte del marxis-
mo-leninismo (estalinismo). Esto era
posible para los filsofos ya que se
poda partir de la confrontacin del
viejo Marx con sus supuestos herede-
ros ...
Pero precisamente es ahora cuando la
crisis termina, y si ellos no tienen
nuevas soluciones que ofrecemos es
porque no pueden tenerlas. Estas solu-
ciones (desde luego tan condenadas a
la provisionalidad como las que antes
conocimos) se estn elaborando en
otra parte, en campos concretos de
investigacin (o de lucha, con per-
dn) ...
...no estamos ante una crisis del
marxismo, sino ante una crisis de los
filsofos ...
LEOPOI O M RM OR
tro del pensamiento marxista; el fen-
meno real, la profundizacin de la
auto crtica .
Sea cual sea su resultado, sean cuales
sean sus lagunas, la aparicin del euro-
comunismo significa la vuelta de una
parte sustancial del movimiento comu-
nista a estudiar la realidad que le
circunda, a adecuar su lucha a las
condiciones reales desde las que hay
que emprender cualquier proyecto de
transformacin social ...
Los que ahora descubren la crisis del
marxismo son, en muchos casos,
quienes desde muy distintas perspec-
tivas han defendido durante mucho
tiempo el carcter cientfico del mar-
xismo (e incluso del marxismo-leninis-
mo). Sin embargo, estos mismos auto-
res no haban advertido al parecer una
de las principales caractersticas del
pensamiento cientfico, a saber: que su
desarrollo no se efecta por acumula-
cin, sino por derrumbamientos y re-
construcciones ...
En efecto, para ellos, el marxismo
debera ser una ciencia pero compor-
tarse como una doctrina. Los anlisis
de Marx seran el primer ejemplo de
una obra cientfica que no resultara
invalidada por el desarrollo posterior
de la ciencia en cuestin ...
Resulta fcil encontrar ejemplos de
esta confusin entre el marxismo co-
mo anlisis cientfico de la sociedad y
el marxismo como doctrina o, mejor,
como 'pensamiento de Marx'. Tene-
mos el caso de Althusser. En su mo-
mento, la obra de Althusser supuso un
intento enormemente renovador, al
recordamos que era preciso reconstruir
el pensamiento de Marx ms all de la
misma letra de su obra. Pero ya aqu
era evidente una limitacin, pues seme-
jante intento de reconstruccin slo
debera jugar un papel accesorio en el
desarrollo actual del marxismo. Lo
importante no es lo que realmente
pensaba Marx, sino, por decirlo as, lo
que pensara ahora ...
Qu nos dice ahora Althusser sobre
la crisis del marxismo? Nos dice que el
Evidentemente existe un fondo de verdad en
estos juicios sobre Althusser; sin embargo, en su
caracterizacin de la crisis del marxismo, ambos
autores toman la cosa muy a la ligera y el anlisis
permanece superficial. Ellos focalizan solamente
un sntoma, destacan solamente un aspecto y
reducen a l la crisis del marxismo: a su enquilosa-
miento dogmtico. Con ello pierden de vista el
contexto total; es decir:
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LA CRISIS DEL MARXISMO EN ESPAfilA
1. el arraigo del reformismo, o mejor dicho con
una categora ms fundamental y menos
equvoca, el arraigo del corporatismo obre-
rista en el movimiento obrero occidental;
2.
el establecimiento de una dominacin buro-
crtica en el Este;
3. el aislamiento de las revoluciones anticolo-
nialistas en el Tercer Mundo y tambin,
naturalmente,
4. la sacrallzacin y dogmatizacin del manos-
mo.
Sin embargo, sin acometer y superar la
totalidad de estos factores terica y prcticamente,
subsistirn las bases de la crisis del marxismo. En
tanto Reverte y Paramio aslan del contexto el
aspecto de su anquilosamiento dogmtico; resulta
que para ellos la desacralizacn del marxismo es
ya idntica a la superacin de la crisis. Lo que en
realidad no es ms que el comienzo de la manifes-
tacin abierta de la crisis constituye entonces para
ellos en forma automtica la fase final de la misma,
viendo en ello unilateralmente slo el aspecto
positivo y liberador y suscribindoselo completa-
mente al eurocomunismo, y estos agregan, sean
cuales sean sus lagunas . Ante un proceder seme-
jante, nos emergen las dudas: no conducira esto a
un puro empirismo, en caso dado a un pragmatis-
mo que rechaza cualquier teora sistemtica? A
travs de esta confrontacin polmica de ciencia y
doctrina, no se est reforzando an ms esta
tendencia?
En principio Reverte y Paramio tienen razn
cuando reprochan a Althusser y Colletti de actuar
como si se pudiera equiparar la teora marxista a la
obra terica de Marx, pues la primera no se agota
de ninguna manera en la ltima, y si se olvida esto,
se corre el peligro de resbalar en la exgesis. Pero la
elaboracin de su crtica en forma de una confron-
tacin entre ciencia y doctrina es ms que desa-
fortunada y va ms all de los hechos criticados.
La doctrina parece responder aqu no slo por el
anquilosamiento dogmtico sino por toda forma
de construccin terica sistemtica.
Ya anteriormente, en una charla con Perry
Anderson para el
New Left Review
Colletti
haba aludido en este sentido al hecho de que
muchos marxistas no son concientes del carcter
sistemtico de la teora marxista. Segn el:
Baran y Sweezy, en su introduccin a
El Capital Monopolista
informan a sus
197
lectores en una breve nota que no van
a utilizar el concepto de plusvala, sino
el de excedente, no el de trabajo-asa-
lariado, sino el de trabajo dependiente.
Qu significa esto en realidad? Signi-
fica que Baran y Sweezy decidieron
que no podan usar la teora del valor
y la plusvala en su anlisis del capita-
lismo norteamericano de la posguerra.
Tenan todo el derecho de hacerlo;
incluso puede que haya sido correc-
to hacerlo, aqu no necesitamos entrar
en esa cuestin. Pero lo que resulta
significativo es la forma como lo hicie-
ron. En realidad, destruyeron los ci-
mientos de la construccin de Marx:
sin la teora del valor y la plusvala, El
Capital
se derrumba. Pero ellos men-
cionan esta eliminacin en una simple
nota, y prosiguen luego alegremente
como si nada hubiera sucedido, como
si, una vez hecha esta correccin me-
nor, la obra de Marx siguiera ms
slida y fuerte que nunca (3).
Riverte y Paramio dejan sin contestar enton-
ces una pregunta decisiva: con qu derecho y
para qu se puede y se debe hablar an de
marxismo cuando se han derribado los funda-
mentos sobre los que reposa? Por qu se niegan a
hablar abiertamente de una crisis del marxismo y
le dan el nombre de revolucin terica en el
marco del marxismo? All tenemos la actitud ms
sincera y adems consecuente de Colletti, que,
movindose en la misma contradiccin, reconoce
no poder ofrecer ninguna solucin y se propone
replantearlo todo.
Estas dos actitudes diferentes nos recuerdan
por otra parte el viejo dilema en la fraccin
reformista del SPD, representada por una parte por
el pragmtico Vollmar que quera revertir el
marxismo lentamente, paso a paso, en la prctica;
y por otra parte, el idelogo Bernstein que
destacaba el carcter necesariamente sistemtico
de esta revisin.
(3) Lucio ColIetti, Hacia un marxismo vi-
vo, ed. Punta de Lanza, Bogot, 1976.
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LEOPOIDO MARMORA
Mientras que Paramio y Reverte polemizan
con Colletti principalmente sobre cuestiones filo-
sficas, en lo referente a problemas polticos se
aproximan a ste y concentran el fuego de su
crtica en Althusser:
Althusser no ha conseguido superar el
concepto leninista de partido, lo que le
lleva a hablar de El partido obrero. El
as se ve atrapado en una frrea antino-
mia, pues si se admite el pluralismo
poltico pero se piensa que tan solo
existe UN partido obrero, es evidente
que el pluralismo aparece como una
concesin ...
Y entonces cmo evitar su fusin
con el estado? ...
La crtica pareciera justa. Sin duda alguna
Althusser est aqu enredado en una contradic-
cin. Pero an ms problemtica es su concepcin
de las relaciones entre sociedad burguesa y estado.
El problema ha sido reconocido correctamente por
Reverte y Paramio y focalizado en la categora de
aparatos ideolgicos del estado . Parafraseando a
Ernesto Laclau los autores hacen notar que este
concepto se basa en la identificacin de estado con
sistema de dominacin, lo que hace imposible un
anlisis del estado en su carcter de institucin.
Segn esto, habra que retornar al gran rechazo
de Marcuse.An ms convincente escribe el mismo
Laclau:
Si la correcta afirmacin de que una
clase no puede mantenerse en el poder
por un largo perodo sin controlar los
aparatos ideolgicos es suficiente para
concluir que estos aparatos deben ser
considerados como pertenecientes al
estado, esporque Althusser est acep-
tando una concepcin del estado idn-
tica a aquella de Poulantzas: TODO lo
que contribuye a mantener la cohesin
de una formacin social forma parte
del estado ...
El estado se reduce, simplemente, a
una CUALIDADque penetra todos los
niveles de una formacin social. Si-
guiendo esta lnea de razonamiento,
asistimos a la disolucin de la nocin
del estado -como estructura objetiva
4 .
El estado pasara entonces por las organi-
zaciones reformistas de la clase obrera e incluso
abarcara una parte de la conciencia de todos los
sujetos sociales. Las consecuencias prcticas de
esta concepcin del estado son que Althusser, si
bien se preocupa correctamente de que la divisin
burguesa entre estado y sociedad no se reproduzca
en la praxis del movimiento obrero, construye, sin
embargo, una oposicin inadmisible entre esfera
del estado (o en su caso de la poltica burguesa) y
esfera de los movimientos sociales de masas y al
mismo tiempo determina slo a esta ltima como
esfera de la accin socialista. En consecuencia, no
ve la necesidad de elaborar una concepcin pol-
tica y social global y sealinea prcticamente detrs
de la concepcin oficial de la direccin del P.C.
francs, sin disputarle a sta el terreno de la gran
poltica . As resulta tambin que su crtica en el
interior del Partido no da ms resultado que la de
la oposicin neoliberal, que se limita a la reivindi-
cacin de una mayor democracia interpartidaria.
A fines de 1978 apareci un artculo de
Fernando Claudn con el ttulo Algunas conside-
raciones sobre la crisis del marxismo en el
nmero 16 de la revista terica Zona Abierta de la
cual l mismo es redactor. En este artculo Claudn
critica el prrafo donde Reverte y Paramio impu-
tan a Colletti argumentar en forma parecida a los
nuevos filsofos , diciendo que la intencin de
Colletti fue expresar abiertamente la innegable
responsabilidad del marxismo en la construccin
de las sociedades del Este. A diferencia de los dos
autores citados, Claudn no slo veel lado positivo
de la crisis del marxismo, sino que reconoce
tambin sus aspectos negativos.
En todos los dems puntos su crtica a
Reverte y Paramio es muy moderada. Su artculo
no es ni muy polmico ni muy controvertido: sino
(4) Ernesto Laclau, Poltica e ideologa en
la teora marxista. Capitalismo, Fascismo y populismo .
Siglo XXI, Espaa, 1978, pg. 75.
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LA CRISIS DEL MARXISMO EN ESPAAA
que se limita fundamentalmente a reconstruir el
desarrollo histrico de la crisisdel marxismo.
En cambio, en su segundo artculo aparecido
en Zona Abierta 18 titulado La evolucin
reciente del eurocomunismo , Claudn refuta en
forma prctica, basndose en hechos concretos, la
tesis de Reverte y Paramio de que la crisis del
marxismo se habra terminado con el surgimiento
del eurocomunismo. En su artculo Claudn mues-
tra cmo las contradicciones y los problemas no
resueltos an siguen viviendo en el seno de los
partidos eurocomunistas y cmo amenazan incluso
llevarlos al borde de la bancarrota. Con sto
corrige algunas de las expectativas exageradamente
optimistas de su ltimo libro con respecto al
futuro de eurocomunismo (5).
v
Un buen cierre a la discusin lo podra
constituir el artculo de -Christine
ucGlucks
mann, miembro del Partido Comunista francs con
el ttulo Crisis del marxismo o crisis del refor-
mismo? (6). Como casi todos los otros autores,
ella tambin centra la discusin en la cuestin del
estado, pero, a diferencia de Colletti y Rever-
te/Paramio, las formas institucionales del estado
(lo poltico inmediato en sentido tradicional) no _
constituyen el inters central en su artculo. Ya
hemos visto que el camino seguido por Colletti,
Reverte y Paramio como alternativa a las otras
estrategias tradicionales del marxismo que entra-
ron en crisis conducen nada ms que a una suerte
de neo-liberalismo poltico. El centro de inters
para Buci-Glucksmann en cambio, lo constituyen
dos problemas con los cuales se ve confrontado el
marxismo desde mayo de 1968.
Un problema prctico lo constituye la co-
nexin de la lucha extraparlamentaria con la
parlamentaria y detrs de ello se presenta la
cuestin de las relaciones del movimiento obrero
tradicional con los nuevosmovimientos socialesde
mujeres, jvenes, intelectuales, ecologistas, etc. El
segundo es un problema terico y se refiere a las
relaciones del poder estatal y de la explotacin
econmica con otras formas de poder y domina-
(5) Fernando Claudn, Eurocornunismo
y
socialismo . Siglo XXI, Espaa, 1977.
199
cin como por ejemplo las formas sexuales, buro-
crticas y jerrquicas. Pues, segn
ucGlucks
mann, hay que reconocer que, en nuestra socie-
dad, las relaciones de poder no coinciden con las
relaciones de clase , refirindose por ejemplo a las
relaciones de poder en el seno de la familia, entre
hombre y mujer, etc., que atraviesan indistinta-
mente todas las clases y estratos de la sociedad. La
funcin histrica del movimiento feminista es
haber roto con la concepcin estrecha tradicio-
na de poltica y haber descubierto que lo
personal tambin es poltico . Junto con otros
movimientos sociales nuevos, el movimiento fe-
minista descubri esferas de dominacin y poder
que hasta entonces haban permanecido en la
oscuridad sin ser objeto de investigacin porque no
correspondan a las formas estatales ni a las
polticas de la dominacin de claseso bien porque
no podan reducirse mecnicamente a relaciones
de clase. A travs del descubrimiento y de la
incorporacin del concepto de hegemona y de sus
aparatos (escuela, familia, clnicas psiquitricas, etc.)
el aspecto del poder y la poltica se manifiesta en
toda su dimensin y al mismo tiempo se hacen
evidentes las carencias y debilidades del marxismo.
El subdesarrollo terico y prctico del marxismo
en este aspecto es, segn Buci-Glucksmann, el
factor principal de su crisis. En realidad, y coinci-
diendo con la autora, todos los dems factores se
pueden articular partiendo de ste y de esamanera
se puede hacer inteligible la relacin global entre
reformismo, burocracia, anquilosamiento dogm-
tico y aislamiento de los movimientos anticolo-
nialistas que antes mencionbamos.
La falta de una relacin orgnica entre el
movimiento obrero tradicional y los nuevos movi-
mientos sociales surgidos desde mayo del 68 es la
expresin de la cuestin an no resuelta de la
hegemona cultural del marxismo en el seno del
movimiento obrero y de la hegemona del movi-
miento obrero socialista en el interior de la
sociedad. Sobrepasado por el movimiento de mayo
del 68, que no pudo someter a su control, el
Partido Comunista francs se escondi detrs de su
fachada tradicional, de su obrerismo y detrs de su
estrategia parlamentaria. Con esto estaba ya pro-
6
VIEJO TOPO. Nr. 24. septiembre 1978.
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20 0
sociedad burguesa alemana sigue tan slida como
siempre; y amenaza, a pesar de la crisis, con una
ofensiva poltica y hasta ideolgica en respuesta a
la misma.
La izquierda en su totalidad y el movimiento
obrero se encuentran en la defensiva. El movi-
miento sindical y las corrientes reformistas del
partido socialdemcrata, pese a encontrarse en el
gobierno, han ido perdiendo el piso debajo de los
pies. Toda su estrategia se basaba en el crecimiento
econmico continuado y en las reformas sociales
por l posibilitadas. La crisis econmica y los
hrnites ecolgicos impuestos al crecimiento acele-
rado del producto social bruto han invalidado esta
estrategia despojndola de su base real de sustenta-
cin. La nueva izquierda -incluida la izquierda
revolucionaria no tan nueva- no han sacado
partido de esta situacin. Sus espectativas tambin
se han visto decepcionadas. El clculo simplista del
que continuaba partiendo -pese a las repetidas
experiencias histricas que claramente indicaban lo
contrario- consista en establecer la ecuacin:
crisis econmica auge revolucionario de ma-
sas = rebasamiento de los lderes reformistas.
Dicho con categoras inevitablemente es-
quemticas: la burguesa alemana est en crisis, no
slo econmica sino tambin ideolgica. Se trata
de una profunda crisis moral que es solamente
igualada cuando no superada por la crisis en que se
encuentra la izquierda tradicional, marxista o
no.
Izquierda y derecha amenazan con precipi-
tarse en una catstrofe de civilizacin de enverga-
dura apenas imaginable, arrastrando consigo en su
decadencia el medio ecolgico humano y natural.
Esto explica, en parte, el surgimiento de un
movimiento antinuclear ecologista al margen y, en
parte, en contra de los partidos tradicionales, no
slo de derecha, sino -y esto es lo grave- tambin
de izquierda, al margen, sobre todo, del movimien-
to obrero organizado y ... del marxismo (por lo
menos en sus versiones tradicionales) que en
Alemania Federal no es ms que un marxismo
minoritario y acadmico.
Volviendo ahora al tema de esta nota final,
decamos al comienzo que el hecho significado
como crisis del marxismo es de una extensin
que no se circunscribe al sur europeo ni a los
pases en que la izquierda es oposicin y no
gobierno. Ni siquiera es un fenmeno exclusiva-
mente europeo, aunque -como no pocas cosas
desde no hace pocos aos- se ha articulado
LEOPOLDO MARMORA
ramada su derrota electoral de marzo de 1978.
Buci-Glucksmann analiza la responsabilidad
irecta del PCF en este desarrollo y destaca su
cidad de integrar en su estrategia las nuevas
ontradicciones de la sociedad francesa, pues,
egn la autora, el marxismo est preso en una
in instrumentalista del estado y en una concep-
in economicista (cuantitativa) de los conflictos
ociales. Esto le impide ganar la hegemona cultu-
al en el interior del movimiento obrero; y esto
recisamente en un momento en que la burguesa
isma atraviesa una grave crisis de hegemona en el
entido de Gramsci y no una crisis revolucionaria
n sentido de Lenin como se crey en mayo del
Buci-G ucksmann recuerda, en este contex-
, que en aquella ocasin el aparato represivo
aullista ya a fines de mayo estaba listo para entrar
n accin, demostrando as que no haba sido
esarticulado por la crisis.
De acuerdo con todo esto, el marxismo
stara atrapado entre dos alternativas poco satis-
: por una parte el leninismo ortodoxo y
or otra parte el marxismo economicista que est a
unto de tirar por la borda todos los postulados
ericos de Marx y Lenin sin debate ni alternativas.
omo consecuencia de ello el anlisis de determi-
ados problemas nuevas que surgen no se encua-
ran en el marxismo o acentan el rompimiento
erico con l. Como ejemplo de ello la autora
ca los anlisis de las microdorninaciones ,
sujeto, de la familia, de la separacin de los
exos, los anlisis de Michel Foucault, el An-
i-Edipo, etc.
VI
Nota final para el lector
latinoamericano
La relevancia de esta discusin, que ha
dquirido ms profundidad en el sur europeo en
elacin con el surgimiento y desarrollo de los
rocomunismos y eurosocialismos, no queda, sin
, circunscripta a esa regin. La crisis del
es un fenmeno de mucha ms exten-
. En cierta medida, la situacin en Alemania
ederal es representativa del norte europeo: aqu,
pesar del perodo de crisis econmica abierto en
1973, las perspectivas de una poltica de izquierda
on prcticamente nulas. Una vez ms, el esperado
derrumbe del capitalismo no se produce. La
7/25/2019 La discucion sobre la crisis del Marxismo en Espaa
9/9
LA CRISIS DEL MARXISMO EN ESPA~A
primeramente en Europa. Entonces, en nuestra
Amrica Latina, la crisis del marxismo no puede
ser considerada como una-moda extica de impor-
tacin, aunque no debe interpretarse sto como un
desconocimiento o subestimacin del peligro no
201
menos real de que -como no pocas cosas y
tampoco desde hace pocos aos- sea tematizada
en Amrica Latina en trminos trasladados mecni-
camente desde afuera sin tomar en cuenta su
realidad especfica.
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