La Lenta Evolución de las Tiendas Tradicionales Colombianas
Por: Mauricio Arango Echavarría.
Hay que proceder con mucho respeto y cuidado al investigar, analizar, juzgar y comentar
este importante canal que abastece al gran promedio de los habitantes de barrio
Colombiano.
Hay en el aire, infinidad de suposiciones, comentarios no sustentados y creencias, acerca
del estado de competitividad de las tiendas en Colombia y sobre el futuro de ese canal, en
el contexto comercial.
Es muy importante dejar sentado el concepto de que, la lenta evolución de las tiendas
tiene unas razones sustentables de marca mayor, que ameritan un estudio antropológico
profundo de las fuerzas del mercado, de lo social, de lo político y de lo económico. Y que,
de todas formas esto no es una crítica, sino más bien un documento que invita a la
reflexión para promover el cambio.
El tendero Colombiano, en términos generales tiene una considerable y respetable
sabiduría, originada en la experiencia cotidiana transmitida y aprendida en las costumbres
culturales de los millones de clientes compradores-consumidores atendidos diariamente.
Este conocimiento tiene que ponerse sobre la mesa, a la hora de considerar un proyecto
de modernización y actualización. La tradición cultural es fundamental en el análisis
antropológico, orientado a conseguir y acelerar unos resultados de evolución y
actualización.
Si nos remontamos a la antropología de la tienda Colombiana, nos encontramos con que
los fundadores y primeros practicantes de éste formato tienen exactamente la misma
edad de la historia de Colombia. Eso representa mucho tiempo. Y a la vez una tremenda
influencia cultural.
Las costumbres comerciales para el diseño, montaje y la operación de las tiendas
tradicionales, se originaron y/o heredaron realmente de varios de aquellos antiguos
modelos y situaciones.
En otras palabras, la tienda nuestra de hoy, tiene una historia y un proceso largo, que se
ha cocinado con muchos hervores, muchos ensayos errores y muchos esfuerzos
culturales.
Sabemos por el estudio antropológico, que las familias, de nuestro país, enmarcadas en un
estrato socio-económico medio y bajo, con toda su necesidad de subsistencia, fueron
desde tiempos remotos, quienes dieron origen al formato de pequeño e improvisado
almacén de barrio.
Estas primeras e incipientes tiendas, que heredaron su nombre del lenguaje árabe, se
montaron, como diríamos hoy “con las uñas”, con muy escasos recursos y muy poco
conocimiento. Lo que hoy podemos apreciar en su forma y en su funcionamiento, es un
muy directo reflejo. Es que la falta de cultura, de educación, y una pobre trasmisión de
conocimientos solo pueden producir el resultado lógico actual.
El espacio lo sacaron o arrebataron de la vivienda familiar, improvisando un cuarto, un
garaje o el salón social, que tuviera ventana o puerta hacia la acera.
El amoblamiento, que hoy conserva un sabor colonial-republicano, simplemente se
originó en un mesón para exhibir la mercancía y en alguna repisa o anaquel de pared que
permitiera cargar y mostrar el inventario o surtido. Así de sencillo y lógico, fue el origen de
la tienda.
Hoy, con nuestra imperante pobreza, aún cargamos parte de ese estilo, con la falta de
recursos y conocimiento, claro que influenciado por los avances de las comunicaciones, la
tecnología y los recursos económicos de algunas pocas familias comerciantes, que han
tenido acceso al conocimiento. Es preciso recordar que la familia Colombiana, fundadora
de las tiendas, hace parte del gran 81% actual de estratos técnicamente pobres.
En el esquema actual de la tienda, todavía se observan y conservan múltiples detalles de
ese inicio.
Recordemos que por aquellos tiempos no existían los grandes almacenes actuales, y los
pocos que se habían creado, circundaban la plaza principal del pueblo en cuestión, con un
tamaño muy pequeño de no más de 50 o 80 mts cuadrados.
La plaza principal de los pueblos siempre se constituyó en el centro de ejercicios
comerciales, itinerantes o efímeros, adonde acudían compradores y comerciantes, cada
semana, a resolver su subsistencia. Este ejercicio siempre que fuera posible con un toldo-
mesa de exhibición. Allí se aprendieron las posibilidades de exhibición, que luego se
llevaron a la tienda, buscando mayor estabilidad comercial y permanencia en el servicio al
cliente.
Así, la tienda fue evolucionando lentamente y jalonada por las incipientes exigencias del
comprador, que muy poco informado estaba sobre la oferta comercial.
El comprador acomodado en lo poco que conocía, utilizaba los recursos de la tienda, no
exigía, y el tendero ignorante, poco inquieto, y desconocedor, poco se preocupaba por
mejorar su propuesta comercial. Los esfuerzos de distribución de la industria apenas
daban sus primeros pasos.
EL CONTEXTO ACTUAL
La industria y los productores con toda su necesidad de distribución, para colocar sus
productos en manos de los clientes compradores, han desarrollado una gran variedad de
importantes contribuciones y ayudas nuestra tienda colombiana. Basta con mencionar
algunas de ellas por categorías como: refrescos, cervezas y snacks. De la mano con las
ayudas de exhibición, han contribuido con modelos de manejo de la información y
capacitación.
Pero, en los últimos 70 años ha sido más bien poco el aporte proporcional de la industria,
a las necesidades de mejoramiento de la tienda, tal vez uno de los canales más
importantes, en tamaño y muy probablemente en consumo.
Hoy, las cosas han cambiado. El numero de productores, el transporte organizado, las
comunicaciones de todo tipo, la administración, las leyes, la industria de la exhibición
comercial, el mercadeo, la arquitectura y por supuesto los clientes compradores
consumidores.
Este cambio ha llevado a la tienda a tener que cambiar para poder competir.
Enumeremos solo 10 aspectos en los que la tienda tradicional debe trabajar para
evolucionar a tono con la época:
1. El puesto de pago, cómodo, agil, fácil, eficiente, inteligente y sistematizado.
2. La exhibición coherente a la disponibilidad de espacio, y a la ergonomía de los
clientes y operadores.
3. El surtido, la variedad del portafolio de opciones y las especialidades.
4. La posibilidad de autoservicio o asistencia capacitada y profesional.
5. La iluminación integral.
6. Los accesos convenientes al tráfico de clientes operarios y proveedores
7. Los exhibidores especializados con temperaturas requeridas por los
productos.(frío y calor).
8. Las posibilidades especiales de exhibición por categorías. (fruver, refrescos,
licores entre muchos más).
9. Los recursos de contenedores de ayuda para comprar. (canastillas, carros,
bolsas).
10. Una diagramación espacial coherente al volumen de mercancía, clientes,
operarios y proveedores.
Éstos 10 conceptos, MÁS un modelo de administración adecuado a la relación
comercial numérica, social y cultural con los proveedores, debe ser el rutero para
evolucionar la tienda tradicional Colombiana.
La industria por supuesto debe hacer un aporte, sino de relación 70/30 de un
50/50 mínimo. Esto para beneficio de la relación integral tienda-cliente-proveedor.
El progreso de nuestro país está altamente cimentado en el negocio familiar: la
tienda de barrio.
Por: Mauricio Arango Echavarría.
Consultor