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LA TELESECUNDARIA, UNA POSIBILIDAD PARA EL FUTURO O PALIATIVO OPORTUNO
La telesecundaria, una posibilidad para el futuro o un paliativo oportuno: Un acercamiento a
la caracterización e identificación profesional del maestro de telesecundaria.
Rosa Elena García García Universidad Valle del Grijalva.
Yesenia Sara Coutiño Zepeda Universidad Valle del Grijalva
Diseño de Proyectos De Investigación
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Abstract
The Telesecundary in Mexico first appears in 1968. This system has specific characteristics, such
as being designed to take education to marginal areas, and the pioneering methodology that
utilizes different technological means. The education and performance that teachers in this
modality of education have are numerous. Being an emergent modality, there are many aspects
that strongly influence in the efficiency and efficacy of the telesecundary system. Some of this
factors are the geographical area, the low level of education of some of the professors and
desolately this has had very little or any attention. Due to all these problems the results are more
due to their will, their awareness, their wish, their need of work and their good intentions. Being
all of these the factors that frame the deficiencies of the telesecundary system, the
professionalization of the teachers has become a priority due to the new reforms in education in
Mexico. All this will allow to concatenate knowledge and practice. For the federal government
one of the advantages of the telesecundary system is the low costs since they only have one
teacher per group and because of the relegation to the states the responsibility in investing on
infrastructure.
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La telesecundaria, una posibilidad para el futuro o un paliativo oportuno: Un acercamiento a
la caracterización e identificación profesional del maestro de telesecundaria.
En la sociedad mexicana es común que al hacer referencia a la educación secundaria,
salga a colación la modalidad de telesecundaria y se argumente a favor o en contra del trabajo
educativo que en ésta se realiza. La mayor parte de las opiniones tienen un fundamento empírico
que la ponderan como un “buen servicio” o “que no sirve”. Principalmente la argumentación va
en dos sentidos: la carencia de infraestructura y la capacidad que tienen los maestros para
enseñar.
El propósito de este trabajo es conocer mediante un somero análisis la eficacia educativa
de la telesecundaria, haciendo énfasis en la formación y desempeño que tienen los docentes de
esta modalidad para el logro educativo.
Siendo tan amplio el campo de estudio y tan poco explorado, la forma de esta
presentación consideramos conveniente organizarla a manera de preguntas, con el propósito de
abarcar en lo posible aspectos generales de esta problemática.
¿Qué es la telesecundaria y qué características tiene?
Es una modalidad que conjuntamente con la secundaria técnica y general, conforman el
nivel de educación secundaria y forman parte de la educación básica en nuestro país a partir de la
reforma al artículo tercero constitucional y Ley General de Educación en 1993.
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Su origen no está muy lejano relativamente en comparación con las demás modalidades
del mismo nivel:
La telesecundaria se creó en México hacia finales de la década de los sesenta,
como un instrumento diseñado para llevar el servicio educacional a zonas aisladas y
escasamente pobladas, donde el costo de crear y mantener escuelas secundarias
convencionales resulta prohibitivo1 (Moreno, 2007).
La secundaria por televisión inició 1968 con 304 tele aulas e igual número de maestros
que atendían a un total de 6,569 alumnos en Veracruz, Morelos, Estado de México, Puebla,
Tlaxcala, Hidalgo, Oaxaca y Distrito Federal 2 (Cortés 2004)
La secundaria por televisión operó con el plan y programas de estudio de educación
secundaria por áreas de conocimiento. La planeación didáctica y el diseño de clases estuvieron a
cargo de los telemaestros, responsables de las clases por televisión. El control escolar y la
acreditación quedaron bajo la responsabilidad de las áreas centrales de la Secretaría de Educación
Pública en la Ciudad de México.
En 1972, la Universidad de Stanford, a petición de la Dirección General de Educación
Audiovisual, realizó una evaluación comparativa de la secundaria por televisión donde se
analizaron aspectos como la relación costo-beneficio, el rendimiento de alumnos y el
comportamiento pedagógico de los maestros. El estudio encontró, entre otros resultados el
aprovechamiento significativo de los alumnos de Telesecundaria en relación con los de
5
enseñanza directa. Estos resultados alentaron a la SEP a continuar con este servicio y ampliar su
cobertura 3 (Modelo Educativo para el Fortalecimiento de Telesecundaria)
Desde el momento mismo de su implementación, han existido muchos cuestionamientos
en los diferentes ámbitos de su labor educativa, como la validez oficial de los estudios, la función
que cumple la televisión en el proceso educativo en las escuelas, juzgado no como un medio
didáctico auxiliar, sino como responsable directo de la enseñanza. Pero con mayor incidencia las
aseveraciones son en el campo pedagógico y, en especial acerca de la eficacia de la enseñanza
que proporcionan los maestros. Entre estas opiniones, hay quienes consideran este servicio como
“de segunda” y donde habrá que asistir porque no hay otras posibilidades4, (Álvarez Peralta,
Guadalupe y Fortunato Cuamatzin Bonilla) aunque también hay quienes opinan que se compara
con las otras modalidades y que sus hijos egresaron de una de estas escuelas y lograron pasar el
examen en la preparatoria. Y en cuanto a los maestros la opinión es también versátil. Lo que es
notorio en el comportamiento social principalmente citadino, es que se considera como una
segunda, tercera o última opción. No así en otros lugares donde es la única posibilidad. Tema
que se aborda más adelante en este trabajo.
A través del tiempo y con el surgimiento de las reformas educativas; la de 1973 y el
programa para la modernización educativa (ANMEB ) publicado en el Diario oficial de la
federación el 19 de mayo1992, se modifica el artículo tercero constitucional y se emite la ley
general de educación que incluyo a la secundaria en el marco de la educación básica, son el
sustento legal de la telesecundaria de hoy.
La telesecundaria ha ido consolidándose al grado de que hoy en día existe un gran número
de telesecundarias que atiende a la población.
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La metodología de trabajo con que inició estaba basada en tres elementos fundamentales:
la televisión, el docente y los materiales para el alumno llamados: conceptos básicos y las guías
de aprendizaje. La señal llega a los televisores a través de la Red Edusat, donde se transmiten los
programas para cada grado en el canal 11. La finalidad ha sido atender a los jóvenes despertando
en ellos el interés por aprender y encontrar en la escuela un espacio que les apoye en la solución
de los problemas de su entorno.
Lo que diferencía a la telesecundaria de las otras modalidades es su metodología. La
telesecundaria incorpora ( o cuando menos es la pretensión)5 (
Chavoya Peña, María Luisa) la
tecnología educativa “de punta” en la enseñanza. Actualmente estos auxiliares didácticos se
componen por materiales impresos para las clases, el programa de televisión, interactivo, audio
textos, bibliotecas escolares y de aula.
¿Quiénes y cómo son los maestros de la telesecundaria?
El origen de los maestros de telesecundaria es el mismo que cualquier otro maestro de
escuelas oficiales de nivel básico. Pertenece principalmente al proletariado agrario, industrial o
de servicios. Este primer acercamiento nos permite deducir que su formación la ha obtenido a
partir de esfuerzos propios y de sus familiares.
En un principio, el maestro de telesecundaria era un maestro de primaria rural con cierta
capacitación, pasando históricamente por diferentes denominaciones: “telemaestros en la etapa
experimental, monitor de aula, maestro coordinador, guía, motivador y orientador”6 (Unidad de
Telesecundaria, 1994). Actualmente su función ha cambiado de transmisor a facilitador, de
7
acuerdo con el discurso oficial. Sin embargo, las raíces de su procedencia lo caracterizan y lo
identifican culturalmente.
¿El maestro de telesecundaria se encuentra capacitado para realizar un trabajo eficiente?
Los profesores de esta modalidad educativa para realizar adecuadamente su trabajo
docente y brindar una educación de calidad, necesitan de una formación integral equilibrada y en
cierta forma diferente a la que reciben los docentes de otras modalidades educativas, ya que no
precisan de la especialización7 (Cortés Garavito, María C. 2007) Sin embargo, su campo de
trabajo pedagógico es más amplio y con mayor oportunidad de integrar conocimientos: el docente
de Telesecundaria es resultado de un proceso histórico, lo que explica: su heterogeneidad,
resultado de la expansión de este nivel educativo; así como el proceso de capacitación y
regularización por el cual han transitado, para colocarlos en condiciones laborales y saláriales
semejantes a las de otras modalidades educativas de este nivel; y posteriormente para responder a
lo planteado por las reformas educativas. Lo que llevo a que en un principio se diera mayor
atención a la capacitación y regularización, en lugar de darle prioridad a la calidad de sus
conocimientos y prácticas educativas8 Álvarez et al. (2007) en el proceso enseñanza -
aprendizaje, un docente atiende a un solo grupo, su papel consiste en coordinar y mediar el
proceso de aprendizaje en todas las asignaturas mediante el apoyo de: programas de televisión,
materiales impresos y la recreación de situaciones donde se puedan vivenciar conocimientos y
valores (Moreno, 2007)
Esta formación debe entenderse como un manejo suficiente y eficiente de los contenidos
programáticos que va a impartir. Ser competente en el campo didáctico y poseer una ética
8
profesional sólida, para que su práctica se enriquezca con su actitud; de tal forma que de acuerdo
con las características de la modalidad, pueda desempeñarse en todos los ámbitos que la
comunidad escolar requiera para su formación. Sin considerar por ahora las demás actividades de
participación social que forman parte de su trabajo cotidiano.
Bajo esta lógica se entiende que los docentes de telesecundaria deben tener en su
formación elementos que les permitan ser competentes en los diferentes campos de la actividad
educativa, principalmente en el desempeño de su práctica técnico-pedagógica. Sin embargo, no
puede asegurarse que la formación pretendida esté presente en el cuerpo docente de esta
modalidad y los resultados académicos tampoco son lo esperado.
¿Qué tan eficaz ha sido el trabajo que han desempeñado los maestros de esta modalidad
educativa?
Visto desde diferentes posiciones, las respuestas son muy heterogéneas, debido al lugar
donde se brinde el servicio y a las propias necesidades educativas, asimismo a la voluntad de los
docentes, principalmente; ya que existen comunidades donde éste servicio lo ven como la única
posibilidad de educación de los jóvenes y aunque el docente adolezca de las competencias
necesarias para su óptimo desempeño, su trabajo es visto como algo relevante. Desde luego se
debe también al alto índice de marginación y pobreza en la que se encuentran estas comunidades
y lo poco que se logre en materia educativa se ve como una ganancia. En tanto que en
comunidades donde las condiciones socioculturales son otras o tienen alguna variación con
respecto a la caracterización de las más pobres y marginadas, la visión es otra y también los
resultados evidencian esta tesis:
9
[…] a través del análisis de diversos indicadores, el estudio determinó que las
condiciones económicas y socioculturales de los jóvenes que viven en las
comunidades de marginación media son, en general, mejores que las de los que
radican en zonas de alta marginación y éstas a su vez son significativamente más
favorables que las de los estudiantes que habitan en localidades calificadas como de
“muy alta marginación”9 (Santos, 2001).
Por lo anterior, puede calificarse el trabajo del maestro de telesecundaria como
aceptable, de acuerdo al medio donde se implementa este servicio, el rural e indígena
principalmente; mas su correspondencia con los objetivos marcados oficialmente a
nivel nacional para este nivel educativo en el plan y programas de estudio, están lejos
de ser alcanzados.
Es notoria la falta de formación del docente de telesecundaria debido a la amplia gama de
saberes que debe manejar en esta modalidad, aunado a una pobre formación académica y cursos
de capacitación aislados que no han mejorado su desempeño.
La formación inicial de los maestros es crucial para una política educativa de mediano y
largo plazo. Sin embargo, la formación inicial de los maestros está en crisis desde hace varios
años; este aspecto de la educación nacional aparece claramente como el campo más descuidado
por las políticas educativas recientes10
( Chagoya 2003). Esta autora afirma que las
instituciones de formación inicial de maestros siguen siendo cotos de poder burocrático y
clientelar en lugar de asumir plenamente su papel de instituciones académicas de nivel de
10
educación superior. Asimismo asegura que sus directivos y docentes muestran deficiencias
académicas y que no existe investigación en estas instituciones, solamente descargas de tiempo
injustificadas.
En síntesis, la autora antes mencionada, asegura que las escuelas normales se encuentran
alejadas de la problemática real y diversa del quehacer docente y la formación impartida no
garantiza un buen ejercicio profesional.
Otro aspecto a considerar y que poco se ha hablado de él, consiste en que la situación
económica del proletariado y clase media, origen de los profesores, cada día se debilita más y
obliga a que algunos jóvenes se incorporen con o sin estudios y sin el perfil necesario, a la
población docente “porque hay seguridad en el empleo” no importando el resultado de su
intervención y cómo la desarrolle. Es aquí donde la formación ética se manifiesta claramente y se
convierte en factor determinante, aunado a las carencias de formación en los campos:
pedagógico, didáctico, científico, psicológico, de participación social, entre los más
representativos.
La enseñanza en telesecundaria tiene sus propias características, esta intención ha llevado
a considerar una formación específica en algunas normales superiores como es el caso de
Chiapas. Sin embargo la formación recibida se encuadra en los mismos paradigmas tradicionales;
y aunque la práctica docente que deben desarrollar los alumnos se contempla desde casi al inicio
de la formación, según el nuevo currículo, los resultados siguen siendo los mismos o peor debido
al poco tiempo destinado a la formación teórica. Inclusive antes de que la escuela Normal
Superior de Chiapas ofertara la licenciatura en telesecundaria, la Secretaria de Educación Estatal
11
ofertó una licenciatura con el mismo nombre, pero a diferencia de la anterior, fue una necesidad
de los docentes en servicio debido a que muchos no tenían la formación en este nivel o eran
profesionistas de otras áreas.
Aunque hay muchos factores que en la práctica educativa intervienen, como son las
políticas educativas nacionales e internacionales; políticas económicas; necesidades,
inconformidades y exigencias sociales entre otras, y que son determinantes; el papel que el
maestro ha jugado en este proceso ha sido de capital importancia y al que históricamente poca
atención se le ha prestado en su formación. De ahí que su labor sea más producto de su voluntad,
conciencia, deseo, necesidad de trabajo y buena intención.
Los docentes de telesecundaria desde que se inicia el servicio no tuvieron una formación
específica, sino más bien fueron producto de la improvisación. Situación que a la postre se intenta
remediar mediante información y formación complementaria.
En este contexto, el tema de la formación permanente, la actualización y la
capacitación de los docentes, adquiere un lugar preponderante para alcanzar los
objetivos planteados por la política educativa. Sin embargo, no es hasta 1994 con la
creación del Programa nacional de Actualización Profesional (PRONAP) que se
consolida un programa de actualización que constituye una respuesta a la demanda de
los maestros de México, con la convicción de elevar la calidad de la enseñanza que
requiere un proceso de mejoramiento continuo del trabajo de los profesores, basado en
la renovación de sus conocimientos y sus competencias didácticas11
(Álvarez, 2001).
12
De acuerdo con esta intención, los aspectos que sobresalen en el modelo pedagógico que
se propone con la reforma, fundamentado desde la perspectiva del Acuerdo Nacional para la
Modernización de la Educación Básica (ANMEB), que son de importancia en el perfil del
docente de telesecundaria y que hace hincapié de ser independientes en su formación inicial son:
educación audiovisual, televisión educativa, enfoque constructivista y mediación pedagógica. Y
en cuanto a la Reforma de Secundaria de 2006, las implicaciones en la formación docente en
esta modalidad son: la heterogeneidad de los docentes, la experiencia en la docencia y las
prioridades de formación continua12
( SEP, 2006). Desafortunadamente la capacitación y
actualización docente en el terreno de los hechos deja mucho que desear al ser consideradas estas
actividades como parte de los elementos administrativos que se toman en cuenta con motivos
escalafonarios, donde lo que cuenta es la acreditación mediante la presencia física o la
presentación de un examen escrito que nada tiene que ver con el desempeño laboral
directamente, aspecto éste que en el proceso de evaluación de carrera magisterial equivale a la
décima parte13
( Normas y Procedimiento para evaluar el Factor Desempeño Profesional, 2000).
Asimismo, la Unidad de Telesecundaria considera que existen prioridades en la
actualización de los docentes de esta modalidad en todo el territorio mexicano y que ésta debe
proporcionarse en los campos siguientes: Estrategias didácticas, contenidos de las asignaturas,
orientación en la formación de adolescentes, enfoques pedagógicos, técnicas y estrategias de
evaluación, habilidades de comunicación, relaciones humanas y manejo de grupos, habilidades
para la búsqueda y uso de información, trabajo colaborativo y manejo de tecnologías de
información14
(SEP,2006).
13
Como puede apreciarse, los campos donde se presentan deficiencias de formación y que
requieren de capacitación o actualización son todos los que tienen que ver con el quehacer
educativo.
A partir de la reforma educativa de 1993, una de las prioridades de esta fue la
profesionalización del docente, que proponía su capacitación constante y permanente, para
lograr mejor preparación personal y ser más eficiente en su trabajo. Sin embargo, existen
diferentes argumentos que sustentan que la labor del docente sigue siendo la misma que antes de
la reforma y que los docentes reciben los cursos propuestos, más con propósitos administrativos
(carrera magisterial, puntos escalafonarios, cursos obligatorios) que por preocupación personal en
su formación.
Adentrándonos un poco más en el campo de acción de los docentes, en referencia a la
adquisición de conocimientos y competencias para lograrlo; la concatenación y relación entre los
diferentes campos del saber es una necesidad en la educación que brinda la escuela. Aprender es
más fácil cuando se tienen los elementos precisos o suficientes que permitan
epistemológicamente la creación de nuevos conocimientos. Éstos al incorporarse al marco teórico
permiten además de su crecimiento, la oportunidad de obtener nuevas relaciones y por medio de
ellas explicarse situaciones más complejas e incorporarlas como un nuevo conocimiento.
Estos elementos necesarios en la formación del docente de telesecundaria no los
proporciona la institución formadora, debido a que generalmente existen especializaciones, sin
olvidar que los docentes de esta modalidad educativa no necesariamente tienen formación
docente. Es aquí donde cabe hacernos la pregunta: ¿El docente de telesecundaria está capacitado
14
para enseñar con eficiencia cualquier área de conocimiento? La evidencia empírica responde
directamente que no. La mayoría de los docentes tienen dificultades en el manejo de las áreas de
estudio que no fueron propios de la especialidad que estudiaron, presentándose un fenómeno
lógico en cuanto a su práctica al tratar de destinar más tiempo a la enseñanza del área en la que
fue formado y actuar de acuerdo a los cánones que marca la educación tradicional en las escuelas
directas; así cada docente consciente o inconscientemente dá prioridad a los contenidos
programáticos en los que tiene más seguridad, en tanto que otros son menos abordados, incluso
en ocasiones no se tocan, tal es el caso de la asignatura de inglés y en menor frecuencia
matemáticas, física y química. Por estas razones, hilar los conocimientos es una dificultad para el
mismo maestro y es mayor ésta para poder crear esa competencia en sus alumnos, lo que nos
lleva a pensar que la enseñanza sigue siendo parcelaria y sin relación de los conocimientos,
distando mucho a ser integradora, aún cuando existe la posibilidad de hacerlo.
Siguiendo esta lógica de acercamiento ¿tienen los docentes de telesecundaria los
elementos metodológicos que le permitan lograr el conocimiento en sus alumnos? Para dar
respuesta a esta interrogante habrá que aclarar que la metodología de la enseñanza para esta
modalidad se encuentra delineada. Sin embargo, con las nuevas propuestas didácticas planteadas
a partir del ciclo escolar 2006, se hace necesario planear las sesiones de trabajo e implementar las
técnicas más convenientes de acuerdo a lo que se pretende enseñar, mismas que se encuentran
propuestas en la metodología. Aquí el problema es que el docente de telesecundaria no está
acostumbrado a planificar su trabajo debido a que los materiales didácticos que estaba
acostumbrado a manejar ( guías de estudio y programa televisivo ) ya contemplaban la
dosificación de los contenidos y se reducía su práctica didáctica a seguir a “pie juntillas” las
indicaciones que le marcaba la guía de estudio ya que en la mayoría de los casos el televisor por
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diferentes razones no se utiliza, la dificultad que representa seguir y mantener su ritmo. Por eso
aunque haya posibilidades de implementar técnicas innovadoras o motivadoras para el mejor
logro del aprendizaje, solamente las pondrán en práctica quienes tengan la intención de hacerlo,
de otra manera su enseñanza seguirá siendo tradicional aunque tenga la oportunidad de utilizar
recursos didácticos más eficientes.
¿Qué tan eficaz ha sido la educación que ha brindado la telesecundaria?
Empíricamente y desde una perspectiva curricular, la telesecundaria se aprecia como un
servicio que no reúne los requisitos para brindar una educación de calidad. Además de estudios
realizados que muestran esta aseveración.
A principios del año 2000, el Instituto Latinoamericano de Investigación Educativa
( ILCE) encomendó al Centro de Estudios Educativos(CEE), la realización de un estudio sobre la
telesecundaria en zonas rurales marginadas del país y dimensionar algunas de sus fortalezas y
problemas, con el fin de fundamentar posibles estrategias o acciones para mejorar la calidad de
la educación que ofrece esta modalidad.
Existen también estudios comparativos15
(Santos del Real, 2001) entre zonas rurales con
diferente índice de marginación, que valoran su eficacia pedagógica16
(Tapia, 2001),
comparativamente con las otras modalidades del mismo nivel educativo que demuestran sus
grandes deficiencias y las dificultades con que se ha encontrado esta modalidad. También es de
importancia la evaluación que realizaron la Universidad de Stanford conjuntamente con la SEP
en la década de los 70´s, y sirvió para valorar su permanencia. Estudio enfocado a la economía
16
que representa para el gasto público, que a la eficiencia académica de los alumnos y que al final
recomendó y respaldó a la telesecundaria como una modalidad conveniente para incorporarla a
los planes de desarrollo propuestos por los gobiernos posteriores.
Existen otros estudios pero, escasos los que tratan el asunto de la formación docente y su
desempeño, varios lo hacen de manera escueta ya que sus objetivos tienen otra intención. En las
últimas décadas, han abundado investigaciones que dan cuenta de las condiciones y de manera
general del trabajo que desempeñan los docentes en el nivel de primaria, no así de secundaria17
(Torres, 2001).
Actualmente, la educación que brinda la telesecundaria es de importancia dado su
crecimiento y permanencia como una de las modalidades de este nivel con mayor demanda, por
la agudización de la pobreza y la histórica pretensión de la política educativa encaminada a
reducir en lo posible el gasto educativo18
justificándolo con el uso de tecnologías “ de punta” que
ni maestros ni alumnos pueden usar adecuadamente por varios motivos, temáticas que deberán
ser analizadas en estudios específicos y dan pie a ver como un imperativo ir sentando las bases de
una formación más sólida en los docentes de esta modalidad.
Sin embargo, habrá que valorar otros elementos o factores de intervención que se
originan desde fuera de la escuela o dentro de su campo de acción, es decir, las características de
los alumnos, sus familias, su comunidad, su idiosincrasia, su estado de marginación y pobreza,
etc., o bien que tienen que ver con la operación del sistema educativo, la modalidad y /o la
escuela; características y espacios que escapan a nuestro propósito en este trabajo, pero que se
necesita indagar, porque la modalidad de telesecundaria ha sido para muchas comunidades
17
marginadas la única posibilidad de cursar los estudios de este nivel, tanto campesinas, indígenas
o urbanas, ya que actualmente su campo de acción no se limita a las primeras.
La telesecundaria está siendo ineficaz, pues la mayoría de los alumnos se encuentran lejos
de alcanzar los estándares establecidos por el currículo nacional de este nivel, además de no
haber logrado hasta ahora romper con las inequidades sociales que supuestamente este modelo
iba a lograr, pues los jóvenes que cursan sus estudios en esta modalidad educativa en las zonas
más pobres del país, obtienen los menores promedios de aprovechamiento19
(Santos del Real,
2001). De ahí que sea necesario saber hasta dónde la práctica del maestro en el campo de su
quehacer pedagógico es responsable de la situación y que tiene que ver con su formación.
En relación al crecimiento que la telesecundaria ha manifestado en México, se afirma:
En México, la contribución de la Telesecundaria como medio de acceso al último
tramo de escolaridad básica, especialmente para los sectores más rezagados de la
población, ha sido extraordinaria. El incremento que esta modalidad ha experimentado a
raíz del establecimiento de la obligatoriedad de la secundaria (ANMEB) ha sido
considerablemente mayor que el de las escuelas técnicas y generales hasta llegar a atender
a 47 (sic) de cada cien alumnos que ingresaron a la secundaria durante los últimos nueve
años20
(Cortés, 2004).
18
Reflexiones y conclusiones finales.
¿La telesecundaria en México realmente se encuentra consolidada como una
opción educativa que en un futuro cercano pueda asegurarse que la educación que brinda sea de
calidad? No. Si consideramos que el consenso que hasta ahora ha logrado se debe
fundamentalmente a que no existen otras opciones, en las zonas marginadas, ya sean indígenas,
campesinas o urbanas.
¿Habrá conciencia en los maestros de telesecundaria de su situación pedagógica y
de sus carencias? De ser así ¿podría ser esta actitud una posibilidad de tomar en serio su
capacitación y actualización? La carrera de profesor ha sido últimamente de las más solicitadas
debido a las posibilidades laborales y la seguridad en el empleo, más aún en telesecundaria,
debido a que la plaza inicial es de tres cuartos de tiempo, equivalente a 30 horas. De entrada, esta
característica nos indica el camino a la respuesta: la mayor parte de los docentes no ejercen su
trabajo con ética, es solo una forma de sobrevivir con seguridad de tener un salario. De otra
manera la participación en todos los quehaceres educativos tuvieran otras características,
incluyendo su formación permanente. Por lo tanto, el estado de alienación en el que se encuentra
por poseer un título no le permite darse cuenta de su realidad, razón por la que relaciona su
capacitación y actualización con la posibilidad de incrementar su salario, porque cree merecer
ganar más, y no necesariamente mejorar su práctica e incrementar sus conocimientos.
¿Las competencias desarrolladas por los alumnos de una telesecundaria urbana,
serán similares a las de los alumnos de una escuela del mismo nivel y de diferente modalidad?
Existen estudios que demuestran que si es posible el hecho que los estudiantes de telesecundarias
19
adquieran un nivel de aprendizaje mayor que el de escuelas de otras modalidades pero para
logarlo se necesita un compromiso entre todos los actores de la educación y de los maestros.
¿En algún momento, la sociedad preferirá el servicio que prestan estas escuelas?
Difícilmente. En la conciencia e inconciencia social ya está fijada la imagen de un servicio
deficiente, que mientras en la práctica no demuestre lo contrario, seguirá siendo un servicio
educativo para los más pobres, los más marginados, los más necesitados. Se seguirán
pronunciando discursos alusivos a su eficacia y a su función justificadora, como parte de la
demagogia política nacional, pero en el terreno de los hechos, la realidad será otra, mientras no se
dé importancia a la educación de estos sectores sociales.
¿Será equiparable la preparación y desempeño didáctico de los docentes de
escuelas directas y de telesecundaria? En el campo de la formación, puede asegurase que sí,
porque la mayor parte de los docentes tienen el nivel de estudio de licenciatura. Pero en relación
a su desempeño didáctico la contradicción dialéctica se manifiesta abiertamente en esta dualidad.
El maestro de telesecundaria tiene una visión más amplia de todas las asignaturas del plan de
estudios, porque se encuentra en relación directa con él diariamente, no así el maestro de escuelas
directas que solamente conoce el área que enseña ( en la mayoría de los casos) , pero también
habrá que considerar las grandes lagunas que existen en la comprensión y manejo de contenidos
de las diferentes áreas de estudio por parte de los maestros de telesecundaria, así como la
limitante de los otros para lograr una correlación interdisciplinaria.
20
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21
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