TEMA:
Las costumbres sociales y la causa de la
desarmonía en las relaciones humanas
Relaciones Humanas Noveno “A”
INTRODUCCIÓN
El hombre vive en sociedad y dicha sociedad, formada por hombres como él, constituye
su entorno vivo, es decir, su ambiente social.
El hombre actual es un ser social, pues para satisfacer sus necesidades se relaciona con
otros seres humanos, teniendo la oportunidad a la vez de satisfacer las necesidades de ellos.
Las capacidades que poseemos de desenvolvernos y darnos a conocer con otros individuos
dentro de una sociedad se llaman Relaciones Humanas, y deben ser desarrolladas de
manera que faciliten nuestra convivencia con las personas que forman nuestro entorno
familiar y laboral, tomando en cuenta que en el nivel en que sea buena o mala la ínter
actuación que tengamos con otras personas se nos hace fácil o difícil vivir en armonía, las
buenas relaciones humanas se logran través de una buena comunicación y así también
dependen de la madurez humana que poseamos.
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Relaciones Humanas Noveno “A”
MARCO TEÓRICO
La vida social y sus consecuencias en el individuo
Los grupos humanos constituyen siempre una sociedad en que encontramos una
estructura y una dinámica. En la estructura hay distintos elementos que dan una
organización peculiar a cada grupo-sociedad. Es común la jefatura y también variedades de
roles tales como los de hombre y mujer. Las instituciones de justicia son también frecuentes
en grupos que tienen algún grado de desarrollo.
Cada estructura da las bases para la dinámica social que es la interacción que se da entre
individuos y subgrupos o parcialidades de la sociedad. En última instancia esta dinámica es
simplemente una expresión de los requerimientos u objetivos de los individuos que
componen esa sociedad. Los que se ven forzados para alcanzarlos a accionar conforme al
orden social que se ha generado en la respectiva sociedad.
En teoría de la acción operacional, se ha mostrado que la vida en grupo deriva de
características hereditarias y experienciales de dependencia del ser humano. Es así como de
una u otra forma buscamos a otros humanos para que nos den "seguridad por respaldo
social". La que obtenemos en las relaciones interpersonales y en la pertenencia a grupos.
En los grupos este requerimiento básico del ser humano lleva prácticamente a todos los
fenómenos sociales. Cada cual acepta el orden social por su necesidad de pertenecer e
incluso participa en el control social buscando la integridad del grupo, presionando a los
otros a adecuarse a él. Cuando el grupo da satisfacción a la mayoría de sus miembros a este
requerimiento de respaldo social existe el espíritu de cuerpo. Por él todos no sólo tratan de
mantener al grupo íntegro, evitando su desintegración, además se preocupan de la suerte de
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Relaciones Humanas Noveno “A”
todos sus integrantes. Es así que el bien común rige la acción de todos los miembros del
grupo. Lo que asegura un sólido orden social
Además, cada cual se preocupa por el proceso de socialización que es hacer que los
recién ingresados al grupo se adecuen al orden social existente. A mayor espíritu de cuerpo
hay mayor coincidencia en las representaciones que corresponden a ese orden social.
Para mayor claridad señalemos que, el orden social está constituido por conjuntos de
normas ligadas en su mayoría a instituciones o costumbres que dan las pautas de conductas
que uniforman las actividades de los grupos totales o parciales de él. Además le da
seguridad a sus miembros porque todo está conformándose en patrones estables y se puede
confiar en que los otros actuarán de maneras determinadas, aparte de que cada uno
conforma su accionar a esas pautas de conducta.
Es necesario tener presente que el orden social no es un fin en sí mismo. Es sólo un medio
para alcanzar los objetivos del grupo-sociedad. Estos objetivos son muy específicos y
también, generales. Los valores, a que ya nos hemos referido corresponden a estos últimos.
Porque se trata de que el grupo logre o evite hechos y situaciones. Entonces se promueve el
lograr lo bueno y el combatir lo malo.
De todas formas, los valores en última instancia son medios para objetivos específicos.
Así, por ejemplo, el valor de la fidelidad conyugal que está presente en la mayoría de las
culturas tiende obviamente a prevenir la existencia de conflictos. Es decir, está al servicio
de la armonía interna del grupo que es un objetivo específico.
El control social está constituido por conjuntos de normas y los valores. El cumplimiento
de las normas se obtiene a través de sanciones claramente estipuladas y bien conocidas por
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los individuos. Debido a que las normas se dan en torno a situaciones específicas como son
las instituciones o costumbres, son atingentes en su mayoría a sectores particulares del
grupo-sociedad. Aunque hay conjuntos de normas que corresponden a la situación de
pertenencia y por lo mismo son generales para todos los individuos que integran la
sociedad. Un ejemplo común es la prohibición de los asesinatos.
Un alto valor social personal le da garantías de un trato deferente y consideraciones
especiales. Lo contrario sucede si el valor social personal es bajo. Obviamente,
normalmente, todos tratan de actuar conforme a los valores de su grupo.
Este valor social personal se presenta en tres tipos distintos:
1. Evaluación social personal, que dan los grupos primarios (la familia, los amigos,
etc.).
2. Status que se obtiene en la sociedad o en grupos secundarios, en que claramente se
constata la llamada estratificación social.
3. Prestigio que se logra en base a rendimientos circunstanciales y por lo mismo tiene
una duración determinada, como sucede con artistas, deportistas y otros que
cumplen con determinados valores del momento en la respectiva sociedad.
Para lograr un valor social personal alto los individuos pueden hacer muchos sacrificios.
Y el no lograrlo se constituye en una situación de maltrato importante.
A diferencia de lo que ocurre con los valores, las normas son controladas por la sociedad a
través de sanciones que normalmente están claramente determinadas. Con el paso del
tiempo, las normas tienden a integrarse en códigos escritos que constituyen la estructura de
la justicia en cada sociedad.
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Relaciones Humanas Noveno “A”
Es así como nuestro destino está enmarcado por la pertenencia a los grupos y sociedad
en que vivamos. El accionar distinto al respectivo orden social implica consecuencias
graves, debido a que genera las correspondientes situaciones de maltrato.
La armonía y paz indispensable en un grupo humano o en una sociedad depende
esencialmente de que los individuos consideren no sólo a los que están cercanos, o ligados
a él por distintos lazos, sino que a todo el universo que compone esa sociedad o grupo en
cuanto a sus intereses y requerimientos. El bien común es su resultado. De otra forma
surgen las tensiones y los conflictos que llevan a luchas abiertas con todas las
consecuencias negativas conocidas.
Deriva de todo lo anterior el marco en que forzosamente habrá de desenvolverse la vida
social para todo individuo y, en consecuencia, lo que hará de ella algo satisfactorio o
extraordinariamente perjudicial
Perfeccionar las relaciones humanas
¿Por qué? ¿Para qué?
El sino del ser humano es vivir en sociedad. Y allí su requerimiento máximo es el de
disfrutar de relaciones humanas armónicas. En efecto, todo el mundo sabe muy bien de lo
satisfactorio y placentero que es el disfrutar de buenas relaciones humanas y de la tragedia
que significa el no tenerlas. El tan inquietante y comentado "estrés" (tensión) en los seres
humanos es prácticamente siempre producto de experiencias de relaciones humanas
insatisfactorias o del riesgo de que así ocurra. Es decir, malas relaciones humanas implican
una amenaza claramente comprobada de problemas de salud tanto mental como orgánica.
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Relaciones Humanas Noveno “A”
No es necesario ser un experto para saber como afectan a las personas los conflictos
conyugales, las problemáticas familiares (relaciones padres-hijos, relaciones entre
hermanos, crisis de adolescencia, etc.) o las relaciones humanas insatisfactorias en el
trabajo.
En efecto, es bien conocido el que las llamadas enfermedades psicosomáticas (colon
irritable, asma, alergias, hipertensión, etc.) son consecuencias directas de la tensión.
También, que la tensión acelera la arteriosclerosis, que afecta las funciones sexuales al
alterar el balance de las hormonas respectivas, y así sucesivamente. También hay consenso
entre los especialistas que el cáncer tiene como factor destacado a la tensión.
Y por su parte los trastornos mentales funcionales (neurosis, inhibiciones, psicosis
funcionales) dependen esencialmente de las problemáticas en relaciones humanas. Incluso,
el fracaso en los estudios, descartando el factor capacidad intelectual, deriva en la mayoría
de los casos de relaciones humanas perturbadas del estudiante con sus familiares o con sus
profesores.
En suma, para tener una vida feliz es requisito indispensable el gozar de buenas
relaciones humanas.
Por otra parte la eficiencia y productividad en empresas e instituciones diversas (clubes
deportivos, instituciones vecinales, etc.) tienen como factor de primera importancia la
constitución de equipos de trabajo que tengan buenas relaciones humanas. Porque en
ambientes conflictivos y con discordias en que predominan los antagonismos,
resentimientos y desconfianza sucede precisamente lo contrario. Lo que impulsa cada vez
más a ejecutivos y directivos tanto a aplicarse en propia capacitación en relaciones
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Relaciones Humanas Noveno “A”
humanas, como a la puesta en práctica de programas destinados a mejorar el respectivo
clima organizacional.
Instancia del individuo y su hacer:
Refiere a los individuos y a los grupos que aparecen en cada institución y donde éstas se
materializan acomodándose o resistiéndose pasiva o activamente constituyendo las
organizaciones y a la vez constituyéndose como sujeto social.
Incluye la trama de relaciones y de vínculos donde los individuos a través de sus
prácticas cotidianas toman parte en las organizaciones.
Prácticas y conductas de los sujetos que generan, reproducen y transforman las
organizaciones. Las prácticas cotidianas no están separadas de lo institucional, al contrario,
percibimos lo institucional como lo que estructura y organiza el hacer.
En relación con la organización el sujeto muchas veces se siente atrapado entre la
necesidad de pertenecer, esto es vital para su proyecto personal y su inserción social y
laboral, y el deseo de irse.
En las condiciones actuales, el costo es el malestar y el conflicto o la marginación. Es
necesario intentar trascender una posición pesimista y lograr generar nuevos sentidos y
proyectos en nuestras prácticas.
En este ítem veremos dos gráficos que resumen:
1. los efectos que producen en la conducta de las personas cierta situación
“inapropiada” que llamamos “antirrequerida”.
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Relaciones Humanas Noveno “A”
CONTEXTO DE LA CONDUCTA DE LOS INDIVIDUOS
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Relaciones Humanas Noveno “A”
2. las tendencias presentes ante una personalidad apropiada y su consecuencia en la
organización requerida2:
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Relaciones Humanas Noveno “A”
Posicionamiento de los actores frente a los conflictos:
Siguiendo el planteo de Frigerio y Poggi mencionamos cuatro modalidades de
posicionamiento de los actores:
1. El conflicto es ignorado: Cuando se dan problemas o dificultades que no se
presentan como tales para los actores institucionales, ejemplo: cuando se dan
cuestiones de deserción escolar o repitencia en alguna escuela y éstas no son
concebidas como conflictos por lo tanto tampoco se buscan vías de resolución.
2. El conflicto se elude: Es percibido por los actores pero se evita que aparezca
explicitado. Es habitual percibir entonces, situaciones de malestar y encontrar
comunicaciones que circulan por canales informales de comunicación, bajo la forma
de rumores y chismes.
3. El conflicto se redefine y se disuelve: Aquí debemos tener en cuenta que no en
todos los casos es factible resolver los problemas, pero si tender a la disolución del
conflicto. En este caso se trata de reconstruir el contexto, de modificar el mismo,
entonces el conflicto puede evolucionar y disolverse. El problema pierde la
importancia que tenía y la
La disciplina apropiada, requerimiento indispensable para el bien común
Porque la disciplina es un medio o procedimiento destinado a alcanzar determinados
logros. Evidentemente, la magistratura requiere de disciplina para un adecuado impartir
justicia, la Iglesia para mantener la fe en sus feligreses y la adhesión a su doctrina y el
ejército para enfrentar con éxito al enemigo. La disciplina militar es sin duda paradigmática
(la Historia nos habla de la disciplina espartana o de la disciplina del ejército romano).
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Relaciones Humanas Noveno “A”
De esta manera, una primera conclusión de lo anterior es que la disciplina no es buena ni
mala en sí. Lo que es bueno o malo es lo que se pretenda con ella. O ¿hay alguien que se
atreva a protestar contra la disciplina del estudiante que tiene buenos rendimientos
académicos? o, ¿contra el deportista que alcanza éxito en las competencias?. Sin embargo,
ya el Larousse nos muestra una connotación negativa "Instrumento de flagelación. Azote..."
y que recuerda que un instrumento de elección para mantener la disciplina en grupos e
instituciones ha sido el castigo. Porque, conociendo a los seres humanos, resulta ilusorio el
intentar mantener la disciplina en agrupaciones humanas solamente con premios (los
refuerzos de los conductistas).
De todas formas, lo ya examinado permite inferir la relación (olvidada) de la disciplina
con el bien común. Porque es de suponer que lo que pretende la magistratura, a Iglesia y el
ejército es bueno para todos sus integrantes. En realidad, no podríamos considerar el éxito
de todas estas instituciones como negativos para todos sus integrantes (con la excepción de
los escasos y eternos disidentes).
Justamente, el bien común es uno del que pueden gozar la totalidad o la gran mayoría de
los miembros de una agrupación humana (grupo o sociedad). Entonces, ¿que se requiere
para la real existencia de un bien común?
Las investigaciones de las ciencias humanas nos aportan una información que es valiosa,
especialmente para la acción operacional. El bien común está ligado íntimamente a un alto
espíritu de cuerpo y éste se presenta en grupos con alta cohesión. O, lo que es lo mismo, a
sistemas sociales orgánicos. En otras palabras, se trata de grupos o sociedades en que la
totalidad de sus miembros se empeñan en colaborar tras los logros de estas agrupaciones y
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Relaciones Humanas Noveno “A”
que comparten un alto espíritu de solidaridad en relación a todos sus miembros (los que no
se pliegan son sencillamente eliminados).
En ellas destaca la existencia de normas que implican derechos y deberes
complementarios para todos los miembros del grupo, y las consiguientes garantías para los
individuos y, asimismo, para la subsistencia del grupo. Puesto que un orden social
adecuado asegura la prevención y control de la mayoría de las perturbaciones que ocurren
en un sistema social. Es obvio que, si no hay orden social, impera la ley de la selva (la
plena libertad, suprema aspiración de la denominada economía de mercado facilita
enriquecerse a los más astutos y deshonestos utilizando procedimientos que chocan con la
moral tradicional).
En todo caso, este requerimiento de orden social es explicado claramente por la teoría de
la acción operativa (biokinesis) y permite deducir los lineamientos necesarios no sólo para
la eficiencia de la organización, sino para que ella perdure.
La explicación básica es que los seres humanos reaccionan mal si son perjudicados. En
consecuencia, para disponer de un control social exitoso, éste debe ser simultáneamente
satisfactorio tanto para el grupo como para los individuos. Entonces el orden social
demanda el disminuir al máximo las posibilidades de maltrato para todos y cada uno de sus
integrantes, que es la condición ineludible del llamado bien común. No debe olvidarse que
esta condición implica también el logro de satisfacciones que los individuos consideren
necesarias. Exigencia que está claramente corroborada por el denominado egoísmo vital (el
pivote de la teoría de la biokinesis).
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Relaciones Humanas Noveno “A”
Existen distintas concepciones de lo que es el bien común. Ellas dependen de la cultura
del respectivo entorno social y sus valores, además del concepto o representación que se
tenga del ser humano. En esta cuestión, la teoría de la acción operativa plantea un concepto
de ser humano específico, en que destaca en un primer plano el requerimiento de seguridad
por respaldo social. Desde esa perspectiva, el bien común adquiere características
particulares, puesto que en primer término se trata de que todos y cada uno de los miembros
del grupo tengan seguridad por respaldo social. Y ello acarrea una serie de consecuencias
transcendentes tanto para los individuos como para el grupo.
Y en cuanto a la disciplina, obviamente los individuos la aceptarán sin mayor problema
si en efecto ella les aporta beneficios (lo que resulta del efectivo bien común).
Desde otro ángulo de aproximación a la cuestión de la disciplina, nos encontramos con que
ciertamente un aspecto esencial en ella viene a ser la adecuación del individuo al medio
social. Porque en su proceso de socialización cada cual adquiere conciencia de sus
obligaciones con el grupo o sociedad y consecuentemente se ejercita en adaptarse a ella.
Por otra parte, recordemos que la disciplina cumple una función instrumental. Y así, quién
se disciplina lo hace primordialmente a fin de alcanzar ciertos logros en el medio social o
para evitarse problemas en el mismo. Y aún, si se ejerce en el área de la ingesta alimenticia
o del desarrollo muscular (entre otras modas), además de cuidar el propio organismo, se
trata de adecuarse al medio social y específicamente a los valores allí imperantes.
Desgraciadamente todo lo anterior aparece claramente ignorado por los especialistas que
se suponen son los indicados para impartir orientaciones tanto en educación como en
prevención en salud mental. De hecho, desde hace muchas décadas, y producto de la
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Relaciones Humanas Noveno “A”
hegemonía de los psicólogos conductistas en el área de las profesiones de ayuda y en
educación, se ha preconizado que la disciplina y la autoridad son elementos negativos para
el desarrollo normal del niño. Se ha supuesto que el desarrollo psicológico del niño era
afectado negativamente tanto por la autoridad como por la disciplina generando problemas
de personalidad y neurosis. Por lo tanto, padres y profesores debían abstenerse de imponer
autoridad en sus hijos, suprimir los castigos y sólo usar premios (refuerzos) en su relación
con los niños. Últimamente, en ese ambiente, incluso han aparecido especialistas que
declaran que los niños no deben tener deberes sino solamente derechos. Todo esto además
ha sido respaldado por ideólogos libertarios que se olvidan de que el ser humano requiere
vivir con otros humanos, lo que implica automáticamente el perder parte de la libertad
Sin duda, estos planteamientos muestran un claro desconocimiento de lo que es un ser
humano y la sociedad humana. Desde luego no consideran que toda sociedad humana, en el
referido proceso de socialización acciona tras el adecuar a los niños al respectivo orden
social. Y menos aún, el que el individuo por el solo hecho de vivir en sociedad tiene
obligaciones con ella, que existe un bien común, que al necesitar de otros humanos se
requiere de autocontrol, etc.
Pero, el postulado de que los niños deben ser libres, que jamás se les debe obligar y
menos aún aplicarles correctivos se ha extendido de tal forma que los padres y los maestros
que tienen actuaciones de autoridad viven profundos sentimientos de inadecuación, con la
convicción de que van a recibir una repulsa del respectivo entorno social. Además, los
padres se quedan sorprendidos y evidentemente consideran aberrante al profesional que les
plantea que es necesario obligar al niño, que eventualmente implica el aplicar sanciones.
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Curiosamente esto sucede en momentos en que en el mismo EE. UU. ya están dando
marcha atrás. Y es así que tanto la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry
(AACAP), como los directivos a cargo de la lucha contra las drogas preconizan sin tapujos
que los niños tienen que ser disciplinados y debe dárseles responsabilidades.
Es evidente que el cambio en estas orientaciones es consecuencia de los tremendos
costos que ha significado para EE. UU. el dejar crecer a los niños sin directivas (drogas,
delincuencia, promiscuidad sexual y embarazo de adolescentes, etc.). En consecuencia,
para ellos han dejado de ser las sanciones algo aberrante (¿habrá quién pueda suponer que
se logrará éxito en asignar responsabilidades y disciplinar en plena libertad y haciendo uso
solamente de premios?).
En todo caso, creemos necesario adelantar
1º que lo negativo de la autoridad está constituido por las arbitrariedades, abusos e
injusticias que se cometan, y
2º que es perfectamente posible el dar responsabilidades y disciplinar sin recurrir a castigos
físicos.
Disciplina Y Familia
Frente a las preocupaciones y contrariedades que ocasionan los niños y adolescentes, la
primera pregunta a formular es: ¿cuál es la problemática de su familia como sistema social?
Porque normalmente, cuando los niños y adolescentes presentan algún tipo de
alteración, la más de las veces de lo que se trata efectivamente es de la existencia de
problemas en la familia. Y la posible patología de los primeros a menudo es una resultante
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de conflictos que son álgidos en otros sectores del sistema. Porque al ser ellos los más
débiles, resienten y reaccionan conforme a sus posibilidades y recursos. A guisa de
ejemplo, señalemos que los conflictos en la pareja parental repercuten directamente en el
trato que reciban los hijos (para unos bueno y para otro malo).
De todas formas, en la época actual lo más usual en la problemática familiar deriva de
no considerar el requerimiento básico de un sistema social. Ya que éste consiste en el
disponer de un adecuado orden social que enmarque el accionar de todos y cada uno de sus
miembros, cualquiera que sea el tipo o dimensión del respectivo sistema. Además, no
olvidemos que este orden social sólo se encontrará asentado sólidamente si se basa en el
bien común (que implica el considerar los intereses de todos los miembros del respectivo
grupo).
Todo lo cual no es más que una faceta de la inevitable pérdida de libertad que tenemos
los humanos al convivir en un grupo. Pérdida que se acrecienta en una relación directa con
la armonía con que se desenvuelva el respectivo grupo. Siempre es necesario tener presente
que lo opuesto, el exceso de libertad, lleva indefectiblemente a la ley de la selva y a la
consiguiente pérdida de la seguridad por respaldo social de los miembros del
correspondiente grupo o sociedad.
Se trata entonces de instaurar en el hogar un orden social regido por el bien común. La
clara conciencia de que el bien común significa algo bueno para todos los que integren el
determinado grupo asegura el que los miembros se plieguen a este orden social, lo hagan
suyo y por lo mismo se conviertan en parte activa del sistema. Se encargarán ellos mismos
de cumplir con el orden social de que se trate y obligarán a los otros a adecuarse a él, es
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Relaciones Humanas Noveno “A”
decir, lo harán realidad. De esta forma los procesos de socialización serán bienvenidos y
estimulados en su desarrollo.
El precisar el bien común y el control social que lo lleve a una práctica efectiva dentro
del hogar, es de responsabilidad de los padres. Y debería estructurarse de manera gradual
en la medida en que la familia se amplíe con el nacimiento de los hijos y su paulatino
desarrollo. Los padres habrán de ponerse de acuerdo y mantener unidad de criterios ante los
problemas que se presenten y explicarle claramente las reglas al niño o al adolescente.
Además de tener presente que es más fácil evitar que el comportamiento indeseable
comience que el ponerle fin cuando ya está presente.
Ahora bien, el conocimiento de los sistemas binarios de interacción nos indica que para
establecer un orden social sobre bases sólidas es indispensable el considerar cuatro normas
básicas y una cuarta optativa. Ellas son:
1) Respeto y consideración por el otro.
2) Justicia y equidad.
3) Espíritu de cuerpo (todos para uno y uno para todos).
4) Proceder mediante acuerdos (que habrá de aplicarse entre adultos y también con los
niños cuando efectivamente estén, conforme a su proceso de desarrollo, en condiciones de
decidir con racionalidad sobre la problemática que corresponda).
El atenerse a estas normas garantiza a los personas una condición de vida satisfactoria y
por lo mismo una disposición a colaborar en cuanto al orden social. Si cualesquiera de estas
normas es pasada por alto, automáticamente se abre la posibilidad de que todo el mundo
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Relaciones Humanas Noveno “A”
encuentre preferible el velar por sus propios intereses. Lo no sólo lleva a olvidarse del de
los otros, sino que se pavimenta el camino para que en el grupo respectivo se establezca la
ley de la selva, en que los más fuertes o los más astutos llevan la parte del león. Además de
las consiguientes luchas y conflictos derivados especialmente del resentimiento de quienes
quedan en condiciones desmedradas en situaciones de este tipo. Estos, sin duda, tratarán de
hacerse justicia con las indeseables consecuencias que son obvias si consideramos que se
trata de interacciones negativas (expresiones tangibles de los conflictos abiertos o
encubiertos).
Para alcanzar un orden social satisfactorio para la familia y sustentado en una base
sólida se requiere que los padres logren acuerdos entre ellos respecto a las normas a
instaurar. Lo mismo es necesario, en cuanto a las sanciones que correspondan a las
transgresiones de las mismas. De otra forma difícilmente se alcanzarán buenos resultados.
Y si hay hijos adolescentes, necesariamente tendrán que integrarse ellos a los respectivos
acuerdos.
Es así como las sanciones deben enmarcarse en un contexto totalmente distinto al que
constatamos normalmente. En primer término no se trata de un régimen de castigos sino
uno del bien común, propendiendo las normas respectivas a su preservación o desarrollo.
Consecuentemente, los niños deben saber con antelación que es lo que deben y que es lo
que no deben. Y luego, se trata de precisar los sanciones, el tipo de ellas y las ocasiones en
que se aplicarán.
Demás está decirlo, pero lo que proponemos es una disciplina racional y adecuada a los
objetivos de que se trate y a las características de los respectivos niños. Porque,
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Relaciones Humanas Noveno “A”
evidentemente, no se puede exigir a un niño de 6 años lo que con formación a los
interesados. Esto conforma el requerido proceso de socialización.
El análisis anterior nos permite precisar lo que diferencia las sanciones adecuadas de las
que no lo son. Efectivamente, se trata en primer término que ellas están condicionadas por
la existencia de una norma previa.
En efecto, el niño no supondrá mala intención, arbitrariedad, abuso, injusticia y
similares si con antelación ha sido informado de la norma respectiva. Es necesario hacerle
saber con claridad lo que debe y lo que no, y las consecuencias de no cumplir con la norma
en cuestión (las sanciones correspondientes). De esta forma se asegura que el niño no
confunda el castigo con una interacción negativa, previniendo la conformación de una
interacción negativa falsa).
Nuestra experiencia en consultoría de padres con niños problemas y cursos de relación
padres-hijos resulta sistemáticamente confirmatoria al respecto. Así el niño toma
normalmente conciencia de su responsabilidad, de manera tal que no queda resentido al ser
sancionado porque no supone intenciones negativas en sus progenitores.
En efecto, un hecho repetido en nuestros seminarios de relación padres hijos y también
en consultoría individual es el que niños de edades en torno a los 6 años se castigan por
iniciativa propia. Y es así como con frecuencia se nos acercan madres que nos dicen
"Fulanito me dijo: Mamá hice (tal cosa), así que me voy a ir a castigar". Esto permite
suponer que a través del proceso evolutivo en los seres humanos se han desarrollado
centros neurológicos que hacen posible tomar con facilidad el orden social e, incluso, que
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Relaciones Humanas Noveno “A”
este fenómeno corresponde al proceso de "imprinting" toda vez que unos años después ya
no es posible lograr con la misma facilidad el interiorizar las normas.
Pero, también en la socialización pueden intervenir otros factores. En efecto, el incitar al
niño a hacer aquello que se considera bueno y hacerlo sentir que eso es bueno actúa en la
misma dirección. Ello contribuye a consolidar una buena exoestima (conciencia de tener
méritos como persona) y es el instrumento más sólido de adecuación social.
Los premios dan también resultados porque efectivamente tienden a hacer que se repita
la actuación que se desea del niño. Este es el muy recomendado refuerzo de los
conductistas que nosotros consideramos con reserva, toda vez que es común que ello lleve a
la convicción del niño de que todo su accionar debe ser seguido de algo placentero. Al
efecto, padres que han puesto en práctica este procedimiento se quejan de que los niños "se
ponen interesados" y, por ejemplo, preguntan: "Hago eso ¿y que me das?".
Y finalmente, es obvio que todo lo anterior incide directamente en la cuestión de la
libertad. Sin embargo, precisemos lo que es que bien sabido: que la libertad varía según
distintas situaciones. Es decir, la libertad que podamos otorgar o de la que podamos
disponer depende de las circunstancias o situaciones respectivas. En algunas de ellas es
posible un alto grado de libertad, en tanto que en otras la libertad forzosamente es muy
restringida. Por lo tanto, es un error hablar de libertad en general. Previo es el contestarse
preguntas muy conocidas: ¿qué?, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?. En
suma, se trata de precisar los grados de libertad para los distintos tipos de situaciones. Al
menos para las más frecuentes, y enunciando criterios generales para las otras.
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Relaciones Humanas Noveno “A”
De esta manera podemos establecer las condiciones que conforman en general una
adecuada aplicación de la norma:
1) Declaración de la norma, estableciendo que es válida para todos los niños de la casa
y precisando lo que se debe o no se debe hacer (de ser necesarias excepciones habrá
que estudiarlas cuidadosamente). Y en lo posible dejar en claro que es expresión o
tiene relación con el bien común, con los deberes y derechos complementarios de
cada cual, etc.
2) Indicación del castigo o correctivo que corresponda a la transgresión de la norma.
Este idealmente debe ser de poca monta, dando la posibilidad de aumentar su rigor
de persistir en su quebrantamiento. Se evita así el riesgo de que sea tomado más que
como correctivo, como venganza o simplemente un medio para descargar rabia y
resentimiento.
3) En el caso de transgresión, el castigo debe ser dado en forma impersonal (implica
no mostrar rabia, satisfacción, etc.). Insistimos, jamás usarlo para hacerse justicia
sino únicamente para corregir. Porque en el primer caso se constituye en interacción
negativa con todas las consecuencias que ello conlleva. Es decir, en un primer plano
debe aparecer el orden social y el bien común y no el interés de quien aplica el
castigo. Es la forma más segura de que el niño internalice el sentido del deber
(obligación de la persona con su grupo y con todos sus miembros).
4) Las sanciones prometidas deben cumplirse siempre y jamás perdonar o restar
importancia a los hechos respectivos ("hacer la vista gorda"). El dar castigos
esporádicos o conforme al estado de humor de la persona es nefasto en cualquier
proceso de socialización o de reeducación. Esto último indefectiblemente lleva a
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Relaciones Humanas Noveno “A”
una situación cognitiva de ambigüedad (no hay un buen "rayado de cancha") en que
el niño descubre que existen posibilidades de escabullir el castigo. Dedicará en
consecuencia sus esfuerzos a buscar esas posibilidades y alternativas para eludirlo y
no cumplir la norma (con el consiguiente uso de múltiples artimañas o "tretas").
Los padres deben saber que, si se es consistente y persistente en la respectiva
sanción, el niño deja de lado la acción o conducta inadecuada en tiempos
relativamente breves. Pero, desgraciadamente el proceso tiende a resultar más
prolongado cuando se trata de niños mayores y de adolescentes. Consecuencia en
buena parte del anquilosamiento del proceso cognitivo de padres e hijos y de que, a
buen seguro, ya están entrabados en encadenamientos de interacciones negativas.
5) Jamás se dará disculpas por la aplicación del castigo. Ello lleva a hacer sentir al
niño que el castigo recibido es altamente negativo, dañino, doloroso, e incluso
equivocado. Evidentemente, si el castigo no es adecuado puede interpretarse como
injusto y en consecuencia va a despertar rebelión, trasladándose el problema del
cumplir con el bien común a una lucha por hacerse justicia con los resultados
imprevisibles a los cuales ya nos hemos referido. Igualmente nunca se habrá de
extenderse en explicaciones, sólo las mínimas y razonables. Exceso de
argumentaciones puede ser muestra de debilidad para el niño. Éstas y las disculpas
fácilmente lo hacen sentir que quién lo castiga no las tiene todas consigo. De esta
forma se le plantean posibilidades para imponer su criterio y hacer tabla raza del
orden social que se trata de establecer
6) Nunca reprochar porque ello no sólo no es eficiente sino que genera interacciones
negativas. El recriminar ("retar") normalmente tiende a la descalificación del
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trasgresor de la norma, es decir, afecta el valor social personal de éste y va a generar
resentimiento e interacciones negativas (luego, no se puede esperar colaboración y
"buena voluntad").
7) Cuando el niño está al borde de trasgredir la norma la actuación más apropiada del
adulto es la de mostrarse firme delante del niño. Lo que implica no usar amenazas ni
advertencias. Bastará la simple mirada, siempre que el niño vea una actitud sólida
del adulto, para impedir actuaciones inadecuadas. Repetimos, las amenazas
conjuntamente con el dar muchas explicaciones (especialmente si son niños
pequeños) muestra debilidad de la persona que las emite y naturalmente no tiene
mayor resultado, excepto que genera inseguridad en el niño.
Los adultos deben tener presente que el mostrarse débiles e inseguros frente a los
niños provoca en éstos gran inquietud y temor (muchas hiperkinesis son el resultado
de la inseguridad de los adultos en su relación con los menores).
8) En toda acción de socialización como en cualquier plan corrector la expresión de
afectos hacia el niño debe ser estable. Todo cambio en este ámbito resulta
perturbador. Así, el volcarse a mucho cariño y alabanzas luego de haber estado en
permanentes interacciones negativas aparecerá sospechoso sin ninguna duda, con
todas las consecuencias que ello puede acarrear. Por lo demás, el cariño genuino
brota naturalmente al desaparecer las interacciones negativas y no se va a prestar
nunca para interpretaciones inadecuadas.
9) El exceso de alabanzas es igualmente altamente perjudicial. Dar constantemente
elogios puede aparecer como un interés personal de quién las hace, como el querer
tener hijos maravillosos, lograr imponer su voluntad, etc. Así, alabanzas y
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felicitaciones deben ser ponderadas y destinadas "únicamente" a mostrar que se
reconocen los méritos de que se trate.
10) No convertir la aplicación de la norma y de las sanciones en un triunfo sobre el
niño. Puesto que así se traslada el problema a otro de competencia y rivalidad que
no corresponde. Además de que deja de lado el faro orientador en todo lo que
hemos descrito y es el que se trata del bien común (no de "quién gana"). Porque el
niño debe tener siempre claro que lo que importa es el bien de todos y cada uno de
los integrantes del grupo familiar y no de ventajas especiales para alguno de ellos en
detrimento de otro u otros. El imponerse sobre otros o abusar sobre otros es la
antítesis del bien común. Además, una actuación de este tipo muestra claramente
debilidad del progenitor con las consecuencias que es de suponer. Al niño le deja la
puerta abierta para desafiarlo posteriormente con posibilidades de éxito y de seguro
el adulto habrá de prepararse para dificultades futuras.
Y finalmente, una indicación general:
La experiencia nos muestra que es corriente que sean muchas las normas a aplicar.
Porque en la actualidad lo común es que no se haya disciplinado a los niños por temor a
actuar de manera criticable (conforme a lo mencionado anteriormente: los padre oyen y
leen en todas partes que los niños deben ser libres, que el ejercer autoridad es pernicioso,
etc.). En este caso resulta indispensable el proceder en forma paulatina. Por ello hablamos
del progreso en escalones, porque habrá que plantear una o dos normas a los niños y
aplicarse hasta que se cumplan a cabalidad. Sólo cuando ello se haya afirmado, habrá que
subir al peldaño siguiente (una o dos normas más). Y así, sucesivamente.
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De esta forma tenemos garantía de una tarea factible y exitosa.
Relaciones humanas en el trabajo
Antes que nada debemos de saber que para poder desenvolvernos bien en nuestro lugar
de trabajo, debemos de tener en cuenta que además de las presiones y el ritmo de vida
acelerado, la interactuación con los demás es otra fuente de estrés para muchas personas.
Aprender a defender los propios derechos sin agredir ni ser agredido es una estrategia útil
para lograr relaciones interpersonales más relajadas y positivas y así poder vivir mejor y
realizar nuestras labores cotidianas con una conducta social acertada con nuestros
compañeros de labores y así mismo tener mejores resultados satisfactorios para nosotros
mismos y para la empresa en donde trabajamos.
Una conducta social acertada implica la expresión directa de los propios sentimientos,
deseos, derechos legítimos y opiniones sin castigar ni violar los de los demás.
Esta conducta supone respeto hacia si mismo y respeto hacia los derechos y necesidades
de las otras personas.
En resumidas palabras para poder trabajar y vivir en armonía con nuestros compañeros
de trabajo debemos conducirnos apropiadamente. A continuación se muestran algunos
puntos de mucha importancia que nos podrían ser de mucha utilidad para poder lograr el
éxito y tener una mejor estabilidad laboral así como económica.
Tenga un buen concepto de si mismo. Recuerde siempre que usted es tan
importante como los demás.
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Sea educado. Considere los puntos de vista de los demás y educada, pero
firmemente, exponga su opinión.
Discúlpese solo cuando sea necesario. Así no disminuye ni el valor de una
disculpa ni el propio, y los demás lo tomaran en serio.
No arrincone a los demás. Esto provoca cólera y resentimiento. Para asegurarse
la cooperación de otros, deles siempre una salida.
Nunca recurra a las amenazas. Afirme tranquilamente los pasos que esta
dispuesto a seguir y asegúrese de cumplirlos.
Acepte la derrota cuando sea necesario. Si se le ve aceptar situaciones
cortésmente tras una discusión, la gente le respetara más.
Como relacionarse con la gente difícil
Tenemos claro que el ser humano es un ser racional y por lo tanto sabemos que no todas
las personas se comportan del mismo modo ya que lo que diferencia a una persona de la
otra es su forma de expresarse y comportarse con los demás individuos que lo rodean. Por
lo mismo tenemos que aclarar que en la vida de todo ser humano existen muchas conductas
que el mismo se forma o le forman cuando es todavía un niño y que a través de los años
estas conductas van creciendo y desarrollándose a través de su vida afectándole para bien o
para mal, afectando todo esto de alguna manera en la personalidad y comportamiento de la
persona.
Para muestra, podemos hablar de dos conductas de todo ser humano que le pueden llegar
a afectar de una manera positiva o negativa en su vida, según sea esta la que el individuo
domine más.
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1. Conducta pasiva:
Son socialmente pasivas las personas que transgreden sus propios derechos al no ser
capaces de expresar sentimientos y opiniones o hacerlo con falta de confianza, de modo que
los demás pueden no hacerle caso. Esta actitud muestra falta de respeto hacia las propias
necesidades. Su objetivo es evitar conflictos a toda costa.
Quien es objeto de esta conducta tiene que adivinar constantemente lo que realmente
está diciendo la otra persona, lo cual puede generar frustración e incluso ira hacia la
persona pasiva.
2. Conducta agresiva:
Esta conducta se da cuando se defienden los derechos personales de manera inapropiada
e impositiva.
La conducta agresiva puede expresarse de manera directa o indirecta.
La agresión verbal directa incluye ofensas verbales, insultos, amenazas y comentarios
humillantes.
El componente no verbal incluye gestos hostiles o amenazantes, como puños apretados,
miradas intensas y ataques físicos. La agresión verbal indirecta se da con comentarios
sarcásticos y murmuraciones.
Las víctimas de personas agresivas acaban por sentir resentimiento y evitarlas.
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Conclusiones
• El ser humano para poder cubrir su necesidad de animal social satisfactoriamente
debe constituir parte de una sociedad por la cual espera ser aceptado y que èl aceptara
tal como es o se adaptara a ella por medio de normas dictadas por la estructura de la
misma sociedad.
• Las relaciones interpersonales o humanas llevan consigo la formación de una
sociedad y con esta la creación de grupos normas y valores que son parte de códigos
conductuales indispensables para la convivencia en armonía de sus miembros y
derivado de las características de cada grupo social se definirá el comportamiento bueno
o malo de cada individuo de esta.
• Una óptima relación personal laboral es alcanzada cuando existe la capacidad de
exponer puntos de vista propios, defender nuestros derechos y expresar deseos sin
menos preciar los de los demás, lo que se logra a través de una auto estima apropiada,
tomando en cuenta el ambiente en el que nos desarrollamos teniendo una justa idea de
lo que son los demás individuos con los que interactuamos.
• El grado de facilidad que posee una persona para relacionarse dentro de una
sociedad depende básicamente de la personalidad que dicha persona tiene, la cual se va
desarrollando a través de las vivencias en cada individuo, de aquí se define que las
características de una persona con la que es difícil relacionarse puede ser la enfocada a
una conducta pasiva o una conducta agresiva.
• La comunicación es el arte de transmitir o percibir un conocimiento o mensaje a
través de un medio la comunicación puede ser buena o mala dependiendo de el
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ambiente en el que se realice, el transmisor y el receptor. La buena comunicación es la
base fundamental para las relaciones humanas.
• La comunicación eficaz consiste no únicamente en el intercambio de palabras con
una o varias personas sino además es una serie de elementos que influirán positiva o
negativamente, como lo son las reacciones visuales, la postura, los movimientos, gestos
y expresiones de la cara, la voz , el lenguaje, originalidad y sobre todo la seguridad que
da el conocimiento que tenga el individuo acerca del tema que se está discutiendo.
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Recomendaciones
• Podemos cultivar las buenas relaciones humanas con las demás personas teniendo
con ellos una comunicación efectiva y practicando con ellos la interactuación además
de tomar cuenta que cada persona es diferente a otra y dependiendo de las
características de cada una se definirá una conducta buena o mala de nosotros hacia
ellos, las relaciones se van mejorando conforme se va conociendo al individuo, dándole
un trato prudente y respetuoso.
• Las características de alguien que es percibido como un buen conversador son:
honestidad, discreción madura, inteligente, educada, sencilla, paciente, comprensiva
franca, objetiva, de mentalidad abierta, dinámica, alegre y optimista.
• Una forma de alcanzar la madurez humana puede ser: manteniéndose a nivel de los
asuntos nacionales, es decir conociendo un resumen de las actividades diarias en su país
y el extranjero. Averiguar todo cuanto es interesante acerca de la gente que conoce o
puede conocer para poder conversar con ellos sobre mas temas, leyendo periódicos,
revistas, escuchando programas de radio de importancia.
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LINK
http://www.proyectopv.org/2-verdad/serhumanopsic.htm
http://www.monografias.com/trabajos11/relum/relum.shtml
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