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8/7/2019 Legados de la Utopa

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La Repblica de la Utopa 1Historia de las Utopas: Grecia, los legados de la Utopa

Carlos Razo Horta [email protected] tels. 01 (686) 555 1634 044 (686) 550 8040 martes, 03 de noviembre de 2009C:/ LA REPUBLICA DE LA UTOPA/ HISTORIA DE LAS UTOPIAS W2000:/ GRECIA LEGADOS DE LA UTOPA A0010 15 DE FEBRERO DE 1997

Leccin moderna de la Grecia antigua

Carlos Razo Horta

Cules son las caractersticas de la humanidad de nuestro tiempo, o culesson los problemas de nuestro tiempo?

Se est construyendo silenciosamente, lo que algunos llaman la globalidad yotros, quiz los menos, la nueva civilizacin.

Hasta el siglo XX, era posible distinguir con mucha facilidad los distintos

grupos sociales o grupos tnicos.

Los alimentos, el vestido, la vivienda y hasta los modos de convivir de loshumanos entre s y con la naturaleza mostraban caractersticas muydiferenciadas de una regin geogrfica a otra.

Los sistemas de la comunicacin humana han experimentado profundastransformaciones; desde la invencin del lenguaje oral y escrito, pasando porla imprenta de tipos mviles de Juan Gutemberg, los libros, las publicaciones

peridicas, la radio, el cine, la televisin para llegar hasta internet.Ha ocurrido una gran revolucin de la comunicacin, pero no de laconvivencia humana.

La convivencia de los humanos sigue arrastrando los viejos vicios, las viejasenfermedades de las relaciones entre los humanos: el odio, el rencor, laenvidia, el despojo, la violencia, etc.

El humanismo y su agenda de trabajo, incluyen como tarea de enorme

importancia, ms all de las revoluciones definidas como tales: cientfica,tecnolgica, industrial, ciberntica, polticas, sexuales; la definicin, diseo yconstruccin de una gran revolucin de la convivencia humana, con lanaturaleza, la vida, la vida humana y la conciencia.


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En nuestro tiempo, la tarea de definir, disear y construir esa gran revolucin

de la convivencia humana, significa la definicin, diseo y construccin de unsistema de la convivencia humana donde el odio, el rencor, la envidia, lasvanidades, los prejuicios, los caprichos y la injusticia, no dispongan de cartade naturalizacin.

La gran civilizacin humana ser aquella donde el amor, el respeto, la justicia,la sabidura, la verdad, la generosidad y la buena voluntad, sean lascualidades ms apreciadas de todos los hombres y las mujeres.

La gran sabidura de la espiritualidad humana...

La globalizacin del neo liberalismo o la imposicin mundial del capitalismocomo un gran sistema, abre las puertas a la construccin del viejo anhelo delos utpicos de todos los tiempos: la raza humana como la nica clasificacinnecesaria y suficiente.

Las civilizaciones o las culturas de otros tiempos, sustentaban su xito o sobrevivencia en las posibilidades de dominar, poltica, militar, econmica y hastareligiosamente a otros pueblos.

La historia de la humanidad nos hace saber de las propuestas msimportantes de cada una de las civilizaciones o imperios: un pas, una nacindominando a todas. Esa ha sido la regla de la convivencia humana hastanuestros das.

La nueva gran revolucin de la convivencia humana no solo debe ponerdistancia de esos postulados primitivos y brbaros, sino adems proponercomo necesario y posible la construccin de una nueva civilizacin donde lafraternidad sea el gran valor de la espiritualidad humana.

Las grandes expresiones del florecimiento de la civilizacin humana, en algnmomento fueron arrasadas, por otros grupos humanos. As la historiahumana ofrece descripciones de la violencia y relatos de los violentos.


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Violencia, muerte, destruccin, sufrimientos e injusticias son los cimientos

sobre los cuales se han construido muchas de las grandes expresiones de lacivilizacin humana.

La cada, el ocaso de una civilizacin, puede ocurrir, debido a la fortaleza delos enemigos o a la debilidad de la propia civilizacin, entre otros procesos.

Fortalezas, debilidades, riesgos y oportunidades, son procesos que permitenconocer a un sistema.

Tambin es posible definir la espiritualidad de un sistema, de una nacin, una

comunidad, una familia, la educacin, etc.

Las hazaas de los lderes y los liderazgos, comienzan con un sistema delpensar que los conduzca hacia la construccin de un saber y un conocer lasfortalezas, las debilidades, los riesgos y las oportunidades del sistema, para deeste modo, saber qu y cundo conservar, cambiar, desechar, transformar omejorar, es decir el cmo crecer.

Nos enfrentamos hoy a las ms grandes incertidumbres de todos los tiempos

de la civilizacin humana.En nuestros tiempos, es posible alcanzar a advertir un futuro de granoptimismo o un futuro trgico.

Tenemos en la agenda de trabajo de la especie humana, una gran civilizacinque construir o la desaparicin de la raza humana.

La libertad humana es la condicin fundamental de la gran hazaa quesignifica la construccin de la espiritualidad: esperanzas, compromisos,

caminos, creencias, ideales, principios y legados.

El ser humano, en todos los tiempos, ha desconocido lo que es la libertad ysiempre ha estado bajo la violencia, la soberbia, la prepotencia, la tirana y eldespotismo de los gobernantes.


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Slo los hombres y las mujeres, formados en el espritu de la libertad y de lademocracia pueden ser capaces de enfrentarse a fuerzas superiores yvencerlas; sino que adems el amor a la belleza y el deseo de contribuir a sucreacin deben ser compartidos por la mayora de los ciudadanos y no serfuncin de una minora selecta y dominante.

Cmo debe ser el sistema educativo, para formar a los soadores de nuestrotiempo?

En lugar de decirles a los hombres y a las mujeres, cmo es el mundo,

ensearlos a pensar el mundo, pensarse en el mundo y ser en el mundo, denosotros y de los otros, para ser felices.

Construir los nuevos sistemas de la filosofa, de la ciencia, de la tecnologa, delas artes y de la poltica, pero sobre todo, comenzar a preguntarse cmo es quesabemos lo que sabemos.

Educar a los nios y los adolescentes, para ser ciudadanos de un Estado libre,para vivir en la libertad, para pensar con libertad, para ser ciudadanos libres.

Cmo formar, cmo educar y madurar el espritu de los nios y losadolescentes?

Que nadie pretenda indicar lo que debe ser enseado en las escuelas: ni lasreligiones, ni los gobernantes, ni los partidos, ni los grupos de poder y dedinero, nadie, slo el pueblo como tal, tiene que asumir esasresponsabilidades, esos compromisos.

El pueblo tiene que tomar en sus manos y desde lo mejor de su espiritualidad,

la tarea de gobernar y con ello todos los compromisos que significa, a cambiode gozar de una verdadera y completa libertad.

De ese modo, la fortaleza de una nacin es el saber pensar. Pensar su libertad,su democracia y su felicidad.


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Saber que son libres porque su pas es libre y su pas es libre porque ellos lo

son.No debemos tener miedo a la libertad, ni a los compromisos que ello nosobliga.

Con la libertad, se posee la soberana y el dominio de s mismo y al mismotiempo, el respeto a los otros.

Saber que la bondad, la generosidad, el amor, la cooperacin, la compasin, eldesinters por las cosas materiales no son legislables ni exigibles, dependen de

la voluntad de los seres humanos y de la libertad para hacer compromisos conesos valores, pero sin ellos, ningn sistema de la convivencia humana tendrsentido y significado.

Estos son los ideales y los compromisos de la educacin: formar hombres ymujeres, capaces de construir, madurar y fortalecer una nacin de libertad ysoberana, porque ellos mismos son libres y soberanos, porque sabenregularse a s mismos y confiar en s mismos.

Nada que cueste un gran esfuerzo, un gran sacrificio debe excluirse de lasesperanzas, los compromisos y los ideales de la utopa, sin importar el trabajoy las privaciones necesarias para obtenerla.

Si en alguna parte del mundo, si en algn tiempo es posible la existencia deuna verdadera Repblica, grande, justa, perdurable, necesaria, buena, sta hade guiarse por los valores anteriores.

Los ideales contienen una fuerza enorme.

La gran fuerza de una civilizacin, son sus ideales, la libertad del espritu y elespritu de la libertad.

En algunas ocasiones, los ideales tienen tal fuerza, que imprimen suscaractersticas a una era o a una poca.


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