Consagración a Jesús Eucaristía
Oh Jesús divino prisionero de amor
Porque te amo he venido a postrarme a Tus pies, para
alabarte, bendecirte y darte gracias, por lo que haz
hecho, lo que haces y lo que harás en mi vida. Y por
las gracias con las que haz inundado mi vida y la de mi
familia.
A tus pies arrepentido, te pido perdón por todos los
pecados que he cometido y con los culés te he
traicionado nuevamente en mi corazón.
Te prometo hacer todo lo posible para no ofenderte con
las mismas faltas y comenzar desde ahora una nueva
vida, como un verdadero adorador.
Divino prisionero deseo amarte contadas las fuerzas de
mi corazón, enséñame a mirar con Tus ojos para
descubrirte en cada uno de mis hermanos,
especialmente en los mas necesitados.
Yo deseo traerlos a todos a Tus pies para que ellos
experimenten la dulzura de tu amor.
Divino prisionero porque Te amo he venido a póstrame
suplicándote como el leproso del evangelio, señor si Tu
quieres puedes sanarme, cúrame señor de la
enfermedad del pecado y de las demás enfermedades
que me separan de Ti y me hacen sufrir.
Divino prisionero yo me consagro a Tu servicio, con mi
familia y mis seres queridos, con todo lo que tengo, los
que puedo y lo que soy, para conocerte y amarte cada
día más, y gritar como Juan, al mundo entero, este es
el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Divino prisionero porque te amo yo quiero vivir siempre
contigo, adorándote en este misterio de amor, durante
toda mi vida, para vivir siempre contigo en el cielo,
donde te veré tal cual es.
Oh María, nuestra señora de la eucaristía, presenta Tu
misma esta consagración a tu divino Hijo, tu que fuiste
el sagrario viviente, enséñame amarle y adorarle por
toda la eternidad
Amen.
Colaboracion: Nelson Orduz Bermudez
Quédate conmigo, Señor, Quédate conmigo, Señor, porque necesito de Tu Presencia para no olvidarte. Sabes con qué facilidad puedo abandonarte. Quédate conmigo, Señor, porque soy débil y necesito de Tu Fuerza para no caer tantas veces. Quédate conmigo, Señor, porque eres mi vida, y sin Ti pierdo el fervor. Quédate conmigo, Señor, porque eres mi Luz, y sin Ti sólo veo la oscuridad. Quédate conmigo, Señor, para que me des a conocer Tu Voluntad. Quédate conmigo, Señor, para que oiga Tu Voz y te siga. Quédate conmigo, Señor, si quieres que tenga Fe en Ti. Quédate conmigo, Señor, porque aunque mi alma sea tan pobre, quiero que ella sea un nido de amor, un lugar en el que encuentres consuelo. Quédate conmigo, Señor, pues es sólo a Ti que te busco, Tu Amor, Tu Gracia, Tu voluntad, Tu Corazón, Tu Espíritu, porque Te amo, y mi única recompensa es amarte cada vez más. Con ese Amor tan fuerte, deseo amarte con todo mi cortazón mientras esté en la Tierra, y continuar amándote con más perfección durante toda la eternidad
Señor Jesús, postrada ante ti, mi pobre alma anhela
adorarte. Enséñame a amar con tánto amor cómo tu
nos enseñaste, y a descubrir en cada hermano tu
presencia.
Guía mis pies cansados por tu camino cada día de mi
vida. Aliméntame, cúbreme y bendice mi paso por este
mundo, para que en ti encuentre las fuerzas para serte
fiel siempre.
Tu eres Dios y conoces todo de mi, mis necesidades
espirituales y temporales. Bendice mi Señor a los
enfermos, a los que te no te conocen, a los más
necesitados.
Muéstranos tu rostro y condúcenos por tu sendero. Te
amo, te necesito, tu eres mi hogar, mi abrigo, mi pan de
cada dia.
Amén.
Colaboracion: Amalia Gabriela Acaneda