MARRUECOS 1977
No. No me he equivocado de año. Hoy he estado buscando fotografías antiguas. En concreto
las referentes a mi primer viaje a Marruecos, allá por el mes de Septiembre de 1977. ¡Hace 36
años!.
Ha sido una sorpresa verlas de nuevo. ¡Vaya pintas que hacíamos!. Lógicamente, con el paso
del tiempo, ha perdido mucho la calidad y se han ido amarilleando y perdiendo nitidez. Antes
de que se pierdan definitivamente, he montado la pantalla y el proyector de diapositivas y las
he ido proyectando. Todas aquellas que eran mínimamente aprovechables las he ido
fotografiando de la pantalla y las he guardado en una carpeta, en el PC.
Ahora, voy a intentar relataros el viaje (lo recuerdo como si hubiera sido ahora, a pesar del
paso del tiempo) que no estuvo exento de anécdotas ni curiosidades incluso, desde antes de
su inicio. Os aseguro (creo) que os lo vais a pasar bien leyéndolo. Ya veréis si es verdad.
Éramos cinco amigos, Bueno, mi hermana, su novio (que más tarde sería mi cuñado) un amigo
de entonces (estudiante de medicina) otra chica (enfermera) y yo.
En aquella época, mi cuñado (que había trabajado en un concesionario Land Rover de
Barcelona y había preparado muchos L-R para expediciones de empresas de safaris a África)
tenía un amigo que, a su vez, tenía un taller mecánico y él le ayudaba en muchas cosas. A este
amigo, yo también le conocía y puede decirse que usaba el taller, casi como si fuera mío.
Bien, pues. Nos habíamos reunido los cinco y decidimos ir de Vacaciones a ... ¡Marruecos!.
Jamás me hubiera imaginado que, luego, me engancharía tanto este país. Pero, en aquel
momento, no le encontré ningún sentido.
Todos nos repartimos las tareas a hacer :
Mi cuñado : buscaría algún coche que estuviera bien de precio, para comprarlo y prepararlo
para el viaje.
Yo : le ayudaría en la parte mecánica, construiría la baca (con varillas taladradas para
estanterías metálicas) prepararía la ruta del viaje y me encargaría de la parte de montaña
(pues estaba previsto que realizáramos la ascensión al Toubkal que, con sus 4.167 m.s.n.m. era
la cima culminante de los Atlas y, por ende, del todo el N. de África). Debe decirse, también,
que en aquella época aún no existía la ITV (Inspección Técnica de Vehículos) por lo que no
teníamos problemas en cuanto a ideas "a lo Mc Giver" en cuanto a la preparación del vehículo.
Los otros dos amigos : ella, enfermera y, él, estudiante de los últimos cursos de Medicina (se
encargaban de la parte médica, precisa para el viaje). Era la primera vez que todos, excepto mi
cuñado, accederíamos al continente africano y desconocíamos todo cuanto pudiera referirse a
él.
Mi hermana : que estaba estudiando "Bellas Artes". Haría bocetos de los lugares que más nos
gustaran.
Bueno, pues, constituido el grupo y la faena de cada uno, nos pusimos manos a la obra y, la
casualidad, quiso que viéramos que había un viejo Land Rover Santana Serie-II aparcado
durante mucho tiempo en una zona determinada. Se conocía al dueño, pues era un coche que
le habían vendido en el taller. Contactamos con él (por si quería venderlo) y accedió por
muuuuy poco dinero, pues hacía mucho que no funcionaba.
Lo remolcamos hasta el taller y ... ya nos tenéis a mi cuñado y a mi en plena faena. Lo
desmontamos pieza a pieza y las reparamos todas, sustituimos las necesarias, rectificamos
cilindros (no salió del motor ni una gota de aceite) reparamos las ballestas (y añadimos una
hoja a las posteriores) extrajimos y cambiamos los "silents bloks", cambiamos todo el sistema
de frenos, etc. ...
Ocupamos casi medio taller a nuestro amigo, durante el tiempo que llevó la reconstrucción del
puzzle y, finalmente, llegó el día "D" : era el 11 de septiembre de 1.977 y salimos, después de
comer, desde casa de mis padres (por mi parte conseguí, de un despacho de una fábrica de
lonas en el que había trabajado, una lona impermeable para cubrir la baca durante el viaje).
Bajamos a la calle todo el equipaje y allí, ante la mirada atónita de la gente que pasaba,
procedimos a la carga de nuestro Land Rover.
Por cierto, había tres asientos delante y nos cambiábamos de conductor en marcha, sin parar
el coche y, para que los dos que les tocara ir por turnos detrás no estuvieran incómodos,
conseguimos un viejo asiento trasero de un Renault 4L, para colocarlo de cara a la marcha y lo
unimos al suelo con una varilla roscada ...
Así emprendimos la marcha, hacia tierras desconocidas esa misma tarde, peeeerooo ... a la
altura de Castellón, a unos 200 km. de casa, ¡¡¡se encendió la luz verde del aceite!!!.
Paramos en una Área de Servicio de la autopista (no circulamos a más de 70 km/h. en todo el
viaje) y vimos la posible fatal avería. Por suerte, la detectamos a tiempo : al montar el motor,
la junta de la culata se había doblado y, por ahí, iba escupiendo aceite. La recolocamos y ...
¡asunto resuelto!.
Una vez solucionado el primer percance (algún otro saldría, en el transcurso del viaje)
proseguimos la marcha hasta Algeciras, donde embarcamos hacia Ceuta y el continente
africano. Todos estábamos con un nerviosismo tal que parecíamos escolares a la espera de las
calificaciones finales de curso.
Realizamos el cambio de moneda en la zona portuaria de Ceuta (una pequeña parte, pues la
mayor parte lo cambiamos en el "mercado negro" que, por no estar sujeto a las comisiones
oficiales, obtuvimos casi el doble del dinero que nos hubiera correspondido con el cambio
oficial. Parecíamos protagonistas de una película de espías. Menos mal que no fuimos
conscientes de lo que nos hubiera podido ocurrir) tras lo cual, nos adentramos en tierras
marroquís.
Siguiendo camino, encontramos un lugar en el que había unos dromedarios y aprovechamos
para hacer un pequeño paseo (yo soy el del "gorrito" blanco!!!)
Siguiendo carretera, llegamos a Rabat y nos quedamos en un camping de allí
aprovechamos para recorrer parte de la ciudad y ver el "relevo de la guardia" del mausoleo
que era la tumba de Mohamed-V (el padre de Hassan-II y abuelo del actual rey Mohamed-VI)
De ahí, seguimos bajando por la costa atlántica y pasamos Casablanca (ciudad eminentemente
industrial) hasta llegar a El Jadida (ciudad, en otro tiempo, de dominación portuguesa y que
posee una fortaleza de aquella época)
De El Jadida, nos dirigimos hacia el interior del país y llegamos a Marrakech, donde dormimos
en su camping (extremadamente duro. Todo era roca. Llevábamos clavos de carpintero de 20
cm. de largos y acabaron todos doblados!!!) En él tuvimos la agradable compañía de otros
seres, ajenos a nuestro grupo (fijaos en los vehículos de la época que se ven)
y, como no podía ser de otro modo, recorrimos sus calles de la ciudad antigua (La Medina). Por
cierto, por lo que se ve (y por los improperios que me lanzó) al caballero de la foto no le gustó
que fotografiara a las mujeres que estaban vendiendo ...
Tras ver Marrakech emprendimos ruta hacia la cordillera de los Atlas, para realizar la ascensión
a su cima culminante : el Toubkal (de 4.167 m.).
Después de una "parada técnica" por el camino nos dirigimos a Imlil, población situada a 1.700
m., que sirve de punto base para acceder a la montaña.
Allí, contratamos las mulas para que, a la mañana siguiente, nos llevaran las mochilas hasta el
refugio del C.A.F. (Club Alpino Francés) situado a 3.207 m. (nosotros realizaríamos la subida
andando, junto a ellas y su porteador). Así mismo, convenimos con una persona del pueblo
que vigilaría nuestro vehículo los tres días que estaríamos ausentes. El trato para tal cometido
fue : un par de paquetes de cigarrillos!!!.
Salimos a las siete de la mañana, con las primeras luces del día, mientras la niebla se iba
quedando a nuestras espaldas y, en el valle sobre el que ascendíamos, jóvenes pastorcitas
cantaban bellas y melódicas canciones (como veis, me quedó grabado este viaje y aún me
parece estar recorriendo estos lugares). Por cierto, el del "gorrito blanco" sigo siendo yo.
Sobre las once de la mañana llegamos a Chamrouche, situado a 2.500 m. y lugar donde, según
nos comentó el dueño del poblado, suben las mujeres de los pueblos del valle para adquirir
fecundidad y fertilidad. Él mismo nos invitó a su casa (la única del pueblo con el marco de las
ventanas pintado). Nos presentó sus mujeres y nos invitó a un bien agradecido té con menta.
Mirando atrás, podíamos ver la senda por la que habíamos hecho nuestra llegada
Una vez repuestos, proseguimos la subida hasta los 3.207 m., donde se encuentra el refugio
Neltner. Mirando por donde hemos venido vemos la niebla que nos ha seguido hasta aquí.
¡Hemos ganado nosotros!. Llegamos a primera hora de la tarde y estaremos aquí viendo la
ruta que mañana tomaremos para hacer la ascensión.
La ruta para la ascensión se iniciaba por la espalda del refugio, a través de una enorme pedrera
(los bloques de piedras eran como coches. Fijaos en nosotros, entre ellos. El sol nos daría la
bienvenida en este tramo) hasta un collado superior que se veía desde allí. Una vez en él
aparecerá, junto a un fuerte viento, frente a nosotros, la cima del Toubkal con su imponente
cara N. de unos 1.000 m. entre medio. Debíamos seguir por la izquierda, como si de una
enorme "C" se tratara. Tras lo cual, ¡la cima sería nuestra!
Absolutamente satisfechos por la ascensión y el fantástico día que hemos tenido, tomamos
ruta hacia las Gargantas del Todra, pasando por El Kella Mgouna
Tras ellas, vamos a conocer el desierto y, en las proximidades de Merzouga vemos unas
mujeres cogiendo agua de un pozo. Ya en la entrada del pueblo-oasis, un control de policía
verifica nuestros pasaportes. Si alguien se perdiera en el desierto, al menos, certificarían que
antes habían pasado por este punto.
Más adelante nos ocurriría algo curioso : acampamos en una zona sin nadie por los
alrededores y, al levantarnos por la mañana siguiente, nos encontramos en medio de un
inmenso gentío.
Una vez al año, los nómadas del desierto se reunían en un lugar concreto para celebrar las
famosas "Bodas de Imilchil". Era como un inmenso mercado al aire libre donde se
intercambiaban productos entre los diferentes asistentes de todos los rincones. Además, se
aprovechaba tal circunstancia para celebrar las bodas entre los jóvenes pretendientes y las
muchachas casaderas, que realizaba el Jefe de la Jurisdicción.
La familia del "novio" entregaba la dote y él los desposaba. Además, si la muchacha casada el
año anterior no estaba conforme con su esposo, podía "devolverlo" (un "divorcio, a la
bereber"). Éramos los únicos occidentales que había y nos permitieron asistir a tales
acontecimientos. Las muchachas esperaban su turno, sentadas en una zona determinada,
hasta que eran llamadas.
Nuestro viaje a Marruecos iba llegando a su fin y nuestra ruta iba tornándose en sentido N.
Esta noche plantamos nuestras tiendas en un oued seco ("oued" significa "río"). Algo muy
inconsciente por nuestra parte, puesto que de forma imprevista puede darse el caso de que
llegue una enorme riada desde las zonas altas, debido a alguna tormenta y, ese cauce seco, se
convierte en un fuerte curso de aguas bravas y violentas, en un instante.
Tras una fugaz visita a Fes, donde vemos su famoso "barrio de los curtidores", llegamos a
Ceuta donde embarcamos y, ya en la Península, solo nos quedan por recorrer los km. restantes
hasta nuestra casa.