Herramientas para mejorar mis relaciones familiares
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1 HABLAR EN POSITIVO:
1.1 ¿PORQUE NUESTRO CEREBRO NO ENTIENDE LA PALABRA "NO"?
Nuestro Cerebro No Entiende La Palabra "No". La explicación es muy
sencilla: nuestro cerebro traduce principalmente en imágenes, es decir, solo
entiende aquellas palabras que tiene una traducción o la puede convertir en
imágenes.
Por lo tanto, no entiende la palabra "no" y tampoco la palabra "si". Nuestro
cerebro entiende lo mismo si le dices, "no comas esa manzana" que si dice
"si, come esa manzana", nuestro cerebro visualiza la imagen de comer una
manzana, independientemente del "si" o el "no".
Cuando te dicen:
"No" te imagines un burro volando.
Lo primero que hace es visualizar un burro volando.
Es una palabra abstracta, difícil de registrar por la mente por lo que la mente
registra lo que se dice a continuación del “no”.
Con los niños podemos observarlo fácilmente ya que con ellos utilizamos
bastante la palabra "No", por ejemplo, cuantas veces decimos a un niño:
"No grites".
"No corras”.
"No cruces la carretera solito", etc.
Y no nos hace caso.
Lo que ocurre es que su celebro no entiende el "No" por lo que siguen
gritando, corriendo, etc...
Para que nos entiendan, tendríamos que hablarle de forma positiva y
enfocándonos en lo que queremos que hagan:
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Por ejemplo:
"Habla más bajo".
"Anda más despacio”.
“Dame la mano para cruzar la carretera”.
Es importante que en nuestra vida diaria olvidemos de nuestro vocabulario
la palabra "No". Porque lo único que lograremos es justamente lo que
queremos evitar:
"No quiero tener más deudas".
“No quiero enfadarme contigo”.
Ya que nuestro cerebro no distingue entre realidad o ficción, todo lo procesa
como real.
Ejemplo:
“Me van a despedir”.
“Lo he hecho fatal”.
“Pasa de mí”.
Este tipo de afirmaciones nuestro cerebro lo grabara en el inconsciente
como verdad, sea verdad o no. Esto es a lo que se le llama “la profecía
auto cumplida”.
Y como ahora sabemos esto, podemos hacer afirmaciones positivas tanto
para nosotros mismo, como para nuestros hijos.
Nuestro cerebro se cree todo aquello que escucha a través de
nuestro dialogo interno, de nuestros pensamientos.
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1.2 COMO HACER AFIRMACIONES POSITIVAS:
1.2.1 Concretando:
Realizar afirmaciones concretando lo que queremos pedir o cambiar.
Ejemplo:
“Quiero progresar en todos los aspectos”. Es demasiado genérico.
Deberíamos decir:
“Quiero gestionar bien mi emoción de enfado o de ir a” o
“Quiero mejorar mi relación con mi hijo”.
1.2.2 Utilizando un vocabulario positivo:
Como ya lo hemos explicado anteriormente el cerebro no entiende el NO,
por lo tanto, hablaremos utilizando todo lo posible un vocabulario positivo y
evitando las palabras que refuerzan una actitud negativa.
Ejemplo:
“Tengo miedo a volar”.
Lo cambiaremos por un vocabulario positivo:
“Tengo confianza en volar”.
Aunque no sea así, hacer afirmaciones en positivo ayudará a tu cerebro a
crear nuevas rutas neurológicas.
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1.2.3 Responsabilizándote de ti mismo:
Las afirmaciones que hagas sobre ti mismo hazlas sin dar la
responsabilidad o el poder a otras personas.
Ejemplo:
“Soy feliz porque la gente me quiere”
Aquí das tu felicidad a que la gente te quiera, la afirmación más correcta
sería:
“Soy feliz porque me quiero o me respeto”.
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1.3 PALABRAS PROHIBIDAS:
Para ayudarnos a hablar en positivo, tenemos que tener en cuenta que
palabras debemos restringir de nuestro vocabulario, además de la palabra
NO, existen muchas otras palabras y expresiones que hemos de omitir:
1.3.1 La palabra “pero”:
Esta palabra la usamos generalmente para unir dos ideas. La primera parte
de la frase puede ser algo agradable, luego viene el “pero” y la segunda
parte de la frase anula la primera.
Ejemplo:
“Tu comida estaba rica, pero picante”, el mensaje que queda es: que la
comida estaba picante.
“Lo has hecho bien, pero tarde”, el mensaje que queda es: que lo ha
hecho tarde.
Para suavizarlo podemos sustituir el “pero” por “sin embargo ”.
Ejemplo:
“Tu comida estaba rica, sin embargo me supo picante”, aquí dices que
esta rica y le supo picante, ambos mensajes.
“Lo has hecho bien, sin embargo , tarde”, das ambos mensajes, lo has
hecho bien y tarde.
O también podemos invertir la frase :
Ejemplo:
“Tu comida me supo picante, pero estaba rica”, el mensaje que queda es
que estaba rica.
“Lo has hecho tarde, pero bien”, el mensaje que queda es que lo has
hecho bien.
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1.3.2 Generalizaciones como “nunca”, “nadie”, “todo s”, “siempre”:
Este tipo de palabras no da cabida a nada más, no da cabida a
excepciones, sino que son palabras determinantes y absolutas, además
generalmente son falsas.
Ejemplo:
“Siempre eres el último en la fila”: Seguro que alguna vez ocupo otro
lugar en la fila.
“Nunca haces nada bien”: habrá algunas cosas que hará bien.
Una forma de desmontar este tipo de afirmaciones es:
1. Concretando: ¿siempre, siempre? ¿Nunca, nunca?
2. Haciendo contra ejemplos:
Ejemplo:
La semana pasada llegue a tiempo y me puse el tercero en la fila.
¿Hacer la cama no está bien?
1.3.3 “Otro día” “la próxima semana”, “un día de es tos”:
Son otra serie de palabras que no te llevan a nada, al no concretizar el día,
no existe un compromiso por el que lo dice y el que lo recibe tampoco recibe
un compromiso.
Realmente este tipo de palabras no llegan a nada y puede aumentar la
irritabilidad o la desconfianza de la persona que lo recibe.
Ejemplo:
Niño: ¿Vamos hoy al parque?
Madre: Hoy no, otro día.
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Es mejor no decir nada:
Ejemplo:
Hoy no.
O decir el día exacto:
Hoy no, iremos el sábado.
1.3.4 “Tengo que”:
Tiene un significado negativo. Asociamos estas palabras con algo
desagradable, que nos cuesta trabajo y que implica un esfuerzo.
Ejemplo:
“Tengo que trabajar”.
“Tengo que estudiar”.
“Tengo que organizarme”.
Denota una obligación. Nunca decimos.
Ejemplo:
“Tengo que ir a la playa y divertirme”.
“Tengo que faltar a la escuela”.
Expresa un esfuerzo y denota que hay una batalla interna para poder
lograrlo. Es más, se siente un peso encima cuando se dice cualquier cosa
con “tengo que”.
Puedes aligerar tus obligaciones engañando a tu mente y cambiar “tengo
que” por “quiero ” y verás que hay ligereza y sentirás que logras las cosas
con mayor facilidad.
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Ejemplo:
“Quiero trabajar”.
“Quiero estudiar”.
No hay lucha y lo podrás lograr mucho más rápido y con menos esfuerzo.
Estas son algunas de las palabras peligrosas a tener presente. Como ya
hemos dicho es importante también cuidar el diálogo interno, lo que te dices
a ti mismo. Y cuidar lo que dices a los demás.